ii. aspectos tecnicos y sociologicos de la agricultura familiar en las

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II.
1.
ASPECTOS TECNICOS Y
SOCIOLOGICOS DE LA
AGRICULTURA FAMILIAR EN
LAS COMARCAS DEL ESTUDIO
Demografía
Para intentar una mejor comprensión de las comarcas en
que desarrollan su actividad las explotaciones familiares en
estudio, es necesario atender a los aspectos demográficos,
tanto desde una perspectiva eslática como dinámica, por su
íntima conexión con la propia evolución del sector rural y
agrario. No cabe pensar en una política de planificación de
las explotaciones agrarias que no tenga en cuenta la variable
demográfica, esto es, cuantía y evolución, estructura y actividad de la población de que se trate.
1.1.
Evolución sle ia población
En el cuadro ! se presenta, resumida, la evolución de la
población en tres niveles: provincial, rural y comarcal. Con
el fin de comparar la evolución demográfica de las comarcas
estudiadas, ha parecido conveniente introducir la evolución
de la población del conjunto de la zona rural de cada provincia. De esta manera, se puede observar que la evolución
demográfica de las comarcas palentina y lucense estudiadas
ha sido más favorable que las del conjunto provincial y las
de la^ zonas rurales respectivas. Así, mientras que la pérdida de población en Palencia ha significado una disminución
de 24,1 unidades porcentuales en 1970 con base a 1960 (y
para la zona rural la disminución ha alcanzado las 26 unidades porcentuales), la comarca objeto de estudio tan sólo ha
experimentado una pérdida de 12,9 unidades.
Igual tendencia se observa en la comarca lucense, en la
que la pérdida de población asciende en la última década a
11,6 unidades porcentuales, mientras que para el conjunto
provincial y la zona rural, las pérdidas se han elevado a 18,2
36
y 17,4 unidades, respectivamente. Resulta interesante señalar que en L.ugo la zona rural ha perdido más población que
el conjunto de la provincia: 69,64 contra 55,44 habitantes, lo
que se exptica por la emigración que de las propias zonas
rurales se ha dirigido a la capital provincial y a los municipios de Antas de Ulla, Cervo y S. Vicente de Rabade, que
son los únicos que han manifestado un incremento demográfico en la última década (9).
La comarca ilerdense ha experimentado un aumento de
población casi similar al del conjunto provincial, 4,3 unidades porcentuales en el primer caso y 5,1 en el segundo,
mientras que el conjunto de la zona rural ha experimentado
CUADRO 1
Evolución de ta poblacibn de hecho de las tres comarcas: palentina,
lucense y leridana, y de sus respectivas provincias y zonas rurales
1960
N
1970
%
N
%
Diferencia
/70 - 60J
COMARCA
Patentina
Leridana
Lucense
37.822
100
28.714
87,1
- 9.168
103.081
99.OS4
100
100
109.064
80.378
104,3
88,4
+ 5.983
- 18.676
PROVINCIA
Palencia
I.érida
Lugo
231.379
332.672
478.495
100
100
100
201.529
347.096
423.051
75,9
105,1
81,2
- 29.850
+ 14.424
- 55.444
ZONA RURAL
Palencia
Lérida
129.442
185.357
100
100
95.837
152.742
74,0
82,4
- 33.605
- 32.61 S
400.620
100
330.976
82,6
- 69.644
Lugo
Fuente: Censo de población 1960 y 1970. Elaboración propia.
(9) Consejo Económico Sindical de Galicia, Galicia en cifras, Santiago, 1973, pág. 43.
37
una pérdida de 17,6 unidades, equivalente a 32.615 habitantes. Este diferente comportamiento demográfico se explica
por las características peculiares de la zona estudiada, que
comprende la totalidad de la comarca de Segriá, parte de la
comarca de Garrigas y parte de la comarca de Segarra. Esta
zona es una de las áreas frutícolas más ricas del país, lo que
explica la potencialidad demográfica en contraste con otras
zonas rural+es ilerdenses más limitadas en sus recursos
naturales.
En la comarca lucense, si se exceptúan Lugo capital y
los municipios de S. Vicente de Rábade y Antas de Ulloa,
el resto de los municipios tienen una población regresiva.
Por lo que se refiere a la comarca palentina, todos los
municipios ofrecen una población regresiva, y algunos de
ellos a unos niveles que parecen indicar su próxima desaparición como tales, ya que sus poblacíones no alcanzan los
dos centenares de habitantes, y en algunos casos límites ni
siquiera logran rebasar el centenar de almas.
Panorama distinto presenta, como ya se ha visto anteriormente, la comarca ilerdense. De los 63 municipios que
componen el área estudiada, 28 muestran un incremento de
población en la última década, mientras que los 35 restantes
ofrecen pérdidas demográficas. Sin ernbargo, las disminuciones de población en este caso son menores, en valor absoluto y valor relativo, a las de la mayoría de los municipios
palentinos y lucenses estudiados, lo que indica una vez más
que la emigración es notablemente inferior en Lérida que en
Lugo y Palencia.
1.2.
Estructura de la población por sexo y edad
En los cuadros números 2 y 3 se incluyen las distribuciones porcentuales de la población provincial de Lérida, Lugo
y Palencia para los años 1960 y 1970, respectivamente. El
envejecimiento de la población lucense y palentina es notorio, como lo indica la disminución relativa de la población
joven. Así, por ejemplo, en Palencia, mientras que en 1960
un 39 por 100 de la población tenía menos de veinte años,
tal porcentaje había descendido al 35,6 por 100 en 1970.
Rec:procamente, mientras que la proporción de población
con más de sesenta años representaba el 12,1 por 100 en
38
CUADR02
Composición porcentual de ta población por grupos de edades y
sexo en Ias provincias de Lérida, Lugo y Palencia, 1970
Zona rural de:
LERlDA
GR UPOS
DE EDAD
LUGO
•PALENCIA
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Hasta 9 años
De 10 a 19 años
De 20 a 29 "
De 30 a 39 "
De 40 a 49 "
De 50 a 59 "
De 60 a 69 "
7,9
7,5
6,3
6,2
7,3
5,4
4,5
8,1
8,1
6,4
6,1
7,5
5,6
4,8
6,5
7,4
6,0
6,3
7,1
6,7
5,8
6,7
7,9
6,5
5,9
6,8
5,9
5,5
De 70 a 79 "
7,8
9,4
6,4
5,4
6,9
5,6
5,0
8,6
9,8
7,0
5,4
6,8
4,8
4,4
2,9
2,7
3,6
2,9
2,9
2,0
80 y más años
1,0
0,7
1,4
1,0
1,1
0,6
TOTAL
(173.129)(173.967) ( 215.069)(207.982) (101.935)(99.594)
Fuente.• Censo de pob^ación, 1970. Elaboración propia.
1960, diez años más tarde alcanzaba el 16 por 100. Igualmente ocurre con los estratos intermedios de edad, que representan a la mayor parte de la población activa. Los porcentajes de población comprendida entre los veinte y los cincuenta años son menores en 1970 que en 1960. Todo ello
indica el deterioro demográfico de estas dos provincias de
Lugo y Palencia.
Sin embargo, Lérida mantiene una estructura de edades
en 1970 muy parecida a la de 1960, lo que indica que se trata
de una población menos afectada por la emigración y con
una capacidad de reproducción que se podría catalogar como media.
Las tendencias anteriormente apuntadas se agudizan al
analizar la estructura de la población por sexo y edad en las
respectivas zonas rurales. (Ver anejos.) En efecto, el envejecimiento es notable en las tres provincias estudiadas. La
39
CUADRO 3
Composición porcentual de ta población por grupos de edad
y sexo en las provincias de Lenda, Lugo y Palencia, 1960
Zona rural de:
LER/DA
LUGO
PA LENCIA
GR UPOS
DE EDAD
Mujeres
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
Ifomb^es
Hasta 9 años
De 10 a 19 años
De 20 a 29 "
„
De 30 a 39
De 4(1 a 49 >,
>,
De 50 a 59
De 60 a 69 ^^
^,
De 70 a 79
80 y más años
7,8
7,1
6 ,6
7 ,7
6 ,8
5 ,9
4,5
2,5
0,7
8,1
7,7
? ,1
7 ,9
6 ,6
5 ,8
4 ,3
2,4
0,6
7,3
8,3
7,5
7 ,2
6,5
6 ,0
4,5
2,7
1,1
7,b
8,4
7 ,5
6,8
6 ,0
5 ,9
3 ,7
2,1
0,8
10,1
10,1
9,5
9,3
6 ,4
7 ,0
5 ,9
5 ,2
3 ,9
6,5
7 ,3
5 ,4
5 ,0
3 ,3
TOTAL
(164.782) (167.890) (244.952)(233.543)
2,2
1,7
0,6
0,4
(50,8) (113.826)
Fuente: Censo de pobfación, 1960. Etaboración propia.
proporción de población mayor de sesenta años en 1970 es
superior en más de dos unidades porcentuales a la correspondiente en 1960, y recíprocamente la proporción de niños
menores de diez años en 1970 es inferior en aproximadamente otras dos unidades porcentuales a la correspondiente
población en 1960. Pero más notable y significativa resulta
la pérdida de población comprendida entre los veinte y los
cuarenta años. En Palencia, la proporción de población
comprendida en el anterior grupo de edad ascendía en 1960
al 26,8 por 100, mientras que en 1970 la correspondiente
proporción tan sólo alcanzaba e1 23,2 por 100. Además, las
pérdidas de población se reparten bastante equilibradamente entre hombres y mujeres, lo que indica das cosas: que la
emígración afecta por igual a los jóvenes de ambos sexos y
que las personas casadas emigran en grupos familiares. Los
descensos de población en las zonas rurales de Lugo y
Lérida son similares a los de Palencia.
40
EI carácter regresivo de la población estudiada condiciona indudablemente el comportamiento de los agricultores en
relación a sus explotaciones agrarias y sus actitudes sobre
el trabajo agrario.
1.3.
Poólación activa
Para los efectos de este estudio, se ha considerado la
población activa en sus dos categorías más relevantes, distinguiendo entre la agraria y la no agraria. Sus proporciones
respectivas varían significativamente entre las tres provincias estudiadas, lo que indica el distinto nivel de desarrollo
en que se encuentran.
CUADRO 4
Distribución de la población activa agraria y no agraria en las
provincias de Lérida, Palencia y Lugo. 1970
Población activa:
No agraria
Agraria
N
LERIDA
PALENCIA
LUGO
%
46.841 37,1
20.939 31,5
149.697 68,5
TotaÍ
N
%
N
%
79.614
45.610
68.982
63,9
68,5
31,5
126.455
66.549
218.679
100,0
100,0
100,0
Fuente: Censo de Población, 1970. Elaboración propia.
El carácter atrasado de la provincia lucense queda perfectamente reflejado en el alto porcentaje de población activa agraria que posee, el 68,5 por IUO. Puede resultar interesante el hecho de que la proporción de la población agraria
en Palencia sea menor que para el caso de Lérida, lo que
explica muy probablemente no en función del diferente
desarrollo de ambas provincias, sino por la mayor riqueza
41
agrícola de esta última, con una agricultura intensiva que
requiere abundante mano de obra, y que contrasta con la
agricultura básicamente cerealista de Palencia.
También tiene interés el estudio del envejecimiento de la
población agraria en relación con la población activa en los
otros sectores productivos:
CUADRO 5
Distribución porcentual de la población activa, por grupos de edad,
en la provincia de Lérida, Palencia y Lugo. 1970.
LER/DA
PALE'NCIA
LUGO
Grupos de
edad (añosJ
Pa A
Pa A
Pa A
Pa A
Pa A
Pa A
Menos de 25
De 25 a 49
50 y más años
12,5
49,2
38,3
29,4
50,3
20,3
22,2
46,6
31,2
30,9
49,7
19,4
i7,4
41,4
41,2
23,3
42,0
23,7
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
TOTAL
Pa A :
Pa A.
Población activa.
Población activa no agraria.
Los grupos intermedios de edad, esto es, los comprendidos entre los veinticinco y los cuarenta y nueve años se
reparten aproximadamente igual entre la actividad agraria y
la no agraria, en las tres provincias estudiadas. Las diferencias significativas entre actividad agraria y no agraria aparecen en los grupos extremas de edad, menos de veinticinco
años y más de cincuenta años. En efecto, mientras que la
población activa agraria menor de veinticinco años en la
provincia de Lérida representa el 12,5 por 100, tal propor'ción asciende al 29,4 por 100 para la poblacián activa en los
sectores secundaríos y terciarios. Inversamente ocurre con
la población vieja, que es minoritaria en los" sectores no
agrarios y mayoritaria en la agricultura. Cifras porcentuales
parecidas a las anteriores, aunque con diferencias menos
acusadas, se observan en las provincias de Lugo y Palencia.
42
2.
Mecanización
En la mayor parte de las regiones españolas, el proceso
de desarrollo económico ha impulsado transformaciones entre las cuales la mecanización de las explotaciones merece
un detenido estudio. La mecanización exige como condición
previa un nivel tecnológico que la haga posible. Pero de
mayor importancia pueden ser los condicionamientos de
tipo social y económico que en un momento dado provoca
su introducción más o menos acelerada.
El proceso de emigración campesina que comienza en
los años cincuenta, con incidencia posterior sobre los niveles de salarios y la escasez de mano de obra agrícola,
completa el conjunto de factores que explican el proceso de
mecanización que se inició en las grandes explotaciones, a
lo cual contribuyeron también las normas en la concesión
de tractores, cuya distribución estaba intervenida en aquella
época. El problema es distinto, en algunos aspectos, en las
explotaciones de tipo familiar. Las dificultades de financiación, la menor dimensión de las explotaciones -que compromete a veces la rentabilidad de la compra- y otros
factores ligados a la inercia tradicional son los elementos
que más han dificultado el proceso de mecanización en
estas explotaciones, proceso desarrollado en período posterior que en el latifundio. De cualquier modo, el conjunto de
factores que han actuado impulsando este proceso han poseído la fuerza suficiente para obligar al agricultor familiar a
mecanizarse en el período de mayor desarrollo socioeconómico español.
Los factores económicos que condicionan la mecanización vienen determinados principalmente por variaciones en
los costes de la mano de obra, en el capital, precios de los
productps agrarios y de los factores de producción ligados a
la utilización de la maquinaria, tipo de cultivo y tamaño de
la explotación (10).
Pero es preciso considerar otros factores para explicar la
(10) B. W. Slicher Van Bath: «The influence of economic conditions
on the development of Agricultural tools and machines in History». En
«Mechanization in agriculture». Editor, J. M. Meij. Agricultural University of Wageningen, 1969.
43
mecanización de la empresa familiar, cuyos objetivos no
siempre coinciden con la maximización de la rentabilidad.
Razones de tipo sociológico tienen en este caso una importancia decisiva. Así, el agricultor familiar, sumergido en un
proceso de cambio acelerado que facilita niveles de vida
superiores a amplios sectores del país, no puede permanecer ligado a técnicas de producción que limitan sus íngresos
pero que simultáneamente le oblígan a un trabajo duro, lo
que impulsa a sus fiijos a la emigración. EI conocido efecto
demostración ha podido tener, igualmente, mucha importancia en este proceso.
Existen soluciones alternatívas a la mecanización propia
de la empresa familiar, como es el alquiler de maquinaria.
La agricultura de grupo, en las distintas modalidades que
puede adaptar, constituye otra alternativa a la mecanización
individual, con bastante aceptación en algunas regiones españolas. De cualquier modo, el sistema de crédito agrícola
se ha adaptado en estos años de forma que ha hecho posible
la adquisición de maquinaria por agricultores medianos y
pequeños que, sin este apoyo, habrían tenido que recurrir al
alquiler o a la continuidad de las técnicas tradicionales.
La mecanización de las medianas y pequeñas explotaciones ha constituido un factor clave en la apertura al mercado
de este tipo de empresas familiares. Esto es cierto respecto
a los inputs, al depender el agricultor de la adquisición en el
mercado de un número creciente de factores de producción,
y respecto al output, al incrementarse los rendimientos y el
producto (11). La empresa familiar se hace cada día más
dependiente del mercado, haciéndose evidente su vulnerabilidad. Surge, pues, la necesidad de potenciar estas explotaciones y el agricultor familiar adopta, según zonas, nuevas
actitudes que incrementen o complementen los ingresos de
la explotación. EI aumento de tamaño de explotación por
compra o arrendamiento en muchos casos de las tierras de
los ausentes; (a concentración parcelaria, y la disminución o
supresión de la contratación de mano de obra, son las
(ll) C. Voss. <.Mecanización, Producción y Empleo Agricola». Soletín mensual de Economía y Estadística Agrícola de la F. A.O. Enero
1974.
44
respuestas que más íntimamente se ligan con la mecanización.
La introducción de maquinaria incide igualmente en la
racionalización de la producción al exigir una intensificación
en el cultivo. Desaparecen o disminuyen en gran proporción
las superficies en barbecho, se intensifica el empleo de
fertilizantes y herbicidas, y puede llegar a generarse la
necesidad de utilización de nuevas técnicas de organización:
una elemental contabilidad; una mayor relación con los
servicios de divulgación agraria, así como una tendencia
creciente a la cooperación y asociación con otros agricultores.
La maquinaria, y el tractor principalmente, por su incidencia en el producto de la explotación, por el coste que
supone para la empresa familiar y por motivos de tipo
práctico de raíz muchas veces sociológica, se ha convertido
en un factor de producción imprescindible en el campo.
Pero como factor de producción, la utilización del tractor es
susceptible de un análisis económico que indique su umbral
de rentabilidad para la explotación como empresa. Dado el
encarecimiento progresivo de la mano de obra, la sustitución
de ésta por capital se impone y los umbrales, fijados según
tamaño de las explotaciones, han disminuido rápidamente (12). Pero otros factores, entre los que la estructura de la
empresa es el de mayor importancia, hacen que el aprovechamiento de la maquinaria agrícola no sea siempre el óptimo. Existe en muchos casos exceso de maquinaria. Aunque
es preciso expresar qué se entiende por exceso de maquinaria y cuál es el método adoptado para medirlo.
Hay exceso de maquinaria a nivel comarcal cuando la
estructura de propiedad ha potenciado la adquisición de
tractores u otro tipo de maquinaria, en volumen superior al
que se precisaría para atender las dimensiones físicas de la
zona. Puede, pues en este caso hablarse de que existe un
subempleo de parte de la maquinaria. Pero a nivel de explotación, el subempleo de maquinaria es conceptualmente
más comprometido de establecer. En muchos casos, la alternativa es tractor sí o tractor no, y a la respuesta ahrmativa
(12) José Manuel Naredo, «La Evolución de la Agricultura en España», 1971.
45
empujan multitud de razones. Muchos agricultores tienen
necesidad de comprar un tractor sin poder optimizar su
empleo, debido a deficiencias estructurales.
En principio, puede considerarse como subempleo la
proporción de jornadas (horas) de maquinaria no utilizada,
con respecto al número de jornadas (horas) que debe funcionar esta maquinaria para estar bien empleada. Según esta
definicián, aparece ya un primer elemento de referencia que
no es un dato objetivo; en efecto> el número de jornadas
(horas}, que una máquina debe funcionar para estar bien
empleada, depende de consideraciones acerca de la amortización, obsolescencia, etc., y por tanto es algo variable y
bastante subjetivo. Otro problema es el de contabilizar las
horas que la máquina ha trabajado realmente en la explotación. Muchos agricultores afirman salir a trabajar todos los
días y por tanto no existe subempleo; sin embargo, algunas
tareas de las realizadas se podrían elimínar ya que no sirven
ni directa ni indirectamente para producir. Si se contabilizan
como productivas estas horas de^ trabajo improductivo e
innecesario, entonces hay pocos agricultores con subempleo
de maquinaria. Si no se tienen en cuenta, una mayoría de
los agricultores familiares tienen la maquinaria subempleada.
La eliminación de este subempleo podría efectuarse de
diversas formas. Las más eficaces son:
- Utilizar maquinaria alquilada, en lugar de propía.
- Adquirir la maquinaria en cooperación con otros
agricultores.
- Aumentar el tamaño de la explotación.
Otro tipo distinto de subempleo es el estacional. Puede
ocurrir que en una explotación el tractor funcione las horas
que se considera conveniente al año, pero, en una época
determinada, no sea utilizado. Este tipo de subempleo se
estudiará a nivel comarcal y en forma teórica, analizando la
distribución anual de horas de empleo de la maquinaria en
función de los cultivos y actividades predominantes en cada
comarca.
La determinación cuantitativa del subempleo de maquinaria en una explotación es difícil de establecer. Existe una
vía directa que consistiría en el cronometraje a lo largo de
una campaña de los tiempos de utilización productiva del
tractor y de su comparación, para distintos tipos de cultivo
46
y tamaño de las parcelas, con los teóricos que se deducen
de la vida útil estimada del tractor. Con la aplicación de este
método la realidad queda muy deformada. La elección de
un conjunto de explotaciones y la vigilancia de las labores
realizadas por el agricultor y su calificación en productivas
o no, introduce multitud de desviaciones que dan poco
interés a los resultados; sería necesaria una muestra de una
gran dimensión o un estudio de muchas compañas.
Como ya se ha dicho, el agricultor utiliza el tractor
diariamente y en todo caso concede poca importancia a la
baja utilización productiva de su maquinaria dentro del capítulo de gastos e ingresos de su explotación. Y tiene razones poderosas para actuar de este modo. El deterioro de su
economía familiar viene mucho menos determinado por la
incidencia del mal empleo de su maquinaria que por la de
otros factores frente a los que el agricultor se encuentra
plenamente sensibilizado: precios de sus productos y materias primas empleadas, dificultades para ampliar el tamaño
de su explotación, etc.; cuando además el tractor lo compró
con créditos a cinco o seis años y el carburante está subvencionado. El agricultor no tiene conciencia de que emplea
mal su maquinaria; en unos casos insuficientemente y en
otros, en operaciones no necesarias. No conoce el significado del subempleo, según se ha podido comprobar, y ello
supone un grave inconveniente para determinar directamente este subempleo.
En lo que sigue se han establecido dos niveles de subempleo: el de la explotación y el global. Esta diferenciación se
ha introducido para considerar la posibilidad de que una
explotación familiar tenga la maquinaria subempleada en la
explotación pero que el excedente lo alquile, con lo cual, a
nivel total, no puede considerarse que la maquinaria esté
subempleada. Por otro lado, se ha elaborado un estudio
introductorio que mide el grado de subemplzo teórico de la
maquinaria a nivel comarcal.
2.1. Principales características de la utilización de la
maquinaria
Junto al análisis de resultados de la encuesta efectuada
en las tres comarcas, se considera de interés incluir aquellas
47
características príncipales de la utilización de la maquinaria
que fueron observadas «in situ» por el equipo que realizó
los trabajos de campo.
2.1.1.
Palencia
La comarca palentina del Cerrato es una zona con elevado grado de mecanización. Los tipos de cultivo más extendidos, el tamaño y la parcelación de las explotaciones, la
escasez de mano de obra asalariada y la relativa importancia que tienen en la zona los Grupos Sindicales de Colonización son los factores más destacados que han provocado el
desarrollo de la mecanización en la comarca. EI movimiento
cooperativo está poco extendido y con escaso éxito.
En algunos pueblos, la aparición del prímer tractor se
remonta al año 1947 y, aunque a lo largo de los años 50
crece el parque de tractores y maquinaria agrícola, es preciso esperar a comienzos de los años 60, concretamente 19611962, para observar un incremento importante en el número
de tractores, que ya no se detendrá. Las primeras cosechadoras en la zona fueron adquiridas en 1962.
Los cultivos principales son cereales y remolacha. El
cultivo de los cereales está totalmente mecanizado. La relación CV/Ha es alta.
Los aperos más generalizados en la explotación familiar
tipo son: arados de vertedera, arados de disco, gradas canadienses, sembradoras en línea y abonadoras a voleo.
La recolección de los cereales se hace siempre con
cosechadora, sea ésta propia o alquilada. Puesto que la
dimensión normal de una empresa familiar no justifica '.a
existencía de cosechadora propia en numerosas ocasiones,
se contrata la recolección a cosechadoras procedentes de
otras regiones, cuyo pago se satisface por horas de funcionamiento de la máquina en cada explotación. La empacadora es poco frecuente en la zona. EI cultivo de la remolacha
no está muy mecanizado. EI tractor se utiliza para la preparación del terreno, la recolección y el transporte. La cosechadora de remolacha no es frecuente en la comarca. EI
aclareo y descoronado se hace a mano. En este cultivo son
aún frecuentes las labores con yuntas. Las leguminosas
para grano se recogen con cosechadora y las forrajeras con
48
segadora de forraje acoplada al tractor o, en su caso, a las
mulas. La viña es un cultivo en regresión aunque suele estar
presente en todas las explotaciones con carácter de autoconsumo. No se labra con tractor ya que generalmente el
marco de plantación suele impedírlo.
La dimensión de las explotaciones ha crecido bastante
en esta comarca, con la desaparición de multitud de pequeñas explotaciones que han sido compradas o arrendadas por
los agricultores que han permanecido en la zona. La concentración parceiaria ha sido realizada en muchos municipios y
en los que aún no ha terminado está muy avanzada; estos
factores han fomentado la creación, entre familiares, de la
agricultura asociativa. Todos son factores que han impulsado la mecanización de la zona. Es preciso recordar que en
los casos de pequeños agricultores que no poseen tractor
propio, suelen utilizar la maquinaria de otros empresarios
mayores, para los que trabajan como asalariados.
La extensión en el uso de maquinaria potente, junto con
un abonado más intensivo y la introducción de variedades
de ciclo corto de siembra primaveral, ha eliminado prácticamente el barbecho, tan extendido en la comarca tiempo
atrás.
2.1.2.
Lugo
EI nivel de mecanización en la comarca lucense viene
muy condicionado por las características de la agricultura
en la zona:
- Una parte muy importante de la superficie aprovechable no se labra. Pertenece a la población emigrada, pero no
está en venta. EI mercado de tierras es casi inexistente en la
zona.
- El grado de parcelación condiciona la utilización de
la maquinaria. Existen multítud de parcelas en las que no
puede entrar el tractor ni, por supuesto, la cosechadora.
- Las costumbres y hábitos culturales influyen también
en las técnicas utilizadas por su peculiaridad, con mayor
intensidad posiblemente que en otras regiones.
Podría hablarse de dos típos de explotaciones en cuanto
al grado de mecanización. En uno, existen arados de madera, arados de hierro, grada de madera y hierro y carro para
49
transporte. En otro tipo más mecanizado de explotación
habrá, además de los aperos citados, un tractor normalmente de segunda mano, con arado de vertedera, grada y
remolque.
Las labores están, por lo general, poco rnecanizadas. La
preparación del terreno se realiza con el tractor, o con
vacas en caso de no contarse con aquél, pero la siembra y
el abonado se efectúan a mano, incluso en caso de poseer
tractor. la recolección se hace con guadaña, a veces con
barra de corte aplicada al tractor o a los animales. la siega
de la hierba se efectúa con motosegadora, barra de corte o
guadaña. La recolección de los cereales nunca se hace con
cosechadora. Después de la siega, los agricultores forman
grupos para «mayar» , trillar y limpiar el irigo. Cada día
efectúan esta tarea en la explotación de uno de los miembros
del grupo, ahorrándose con ello la contratación de mano de
obra.
Los prados naturales se riegan «por peso» , corriendo ei
agua por surcos, y se abonan con estiércol no utilizado en
las tierras de labradío o en las praderas artificiales. Estas
últimas no se riegan.
EI monte se utiliza como pasto en determinadas ocasiones, y otras se rotur^a y se siembran praderas artificiales,
aunque el elevado coste de la operación suele ser disuasorio.
2J.3.
Lérida
Lérida es una de las provincias españolas donde el nivel
de mecanización es más elevado.
Los primeros tractores aparecieron hacia 1940, formándose cooperativas como solución a la dificultad de financiación de la gran mayoría de los agricultores. Paulatinamente
fue aumentando el número de agricultores que mecanizaban
las labores, pero el gran salto en la mecanización no se
produjo hasta la década de los 60, hace unos diez aQOS. Las
dificultades para distribuir el trabajo de los [ractores entre
!os cooperativistas, cada vez más numerosos, ]levó a la
adquisición de tractores propios. Sin embargo, todavía, la
maquinaria importante (cosechadoras y empacadoras) permanece en régimen cooperativo, trabajando para los socios
por horas. Es ésta una buena solución para evitar tanto el
50
subempleo de maquinaria como una inversión individual
importante.
En las zonas de frutales, la mecanización se inició en la
mayoría de los casos con motocultores, sufícíentes para las
labores y mucho más asequibles. Todavía existen bastantes
agricu{tores que realizan todas las labores con el motocultor, aunque en los últimos años ha aumentado mucho el
número de tractores de pequeña potencia, de 15 a 35 CV.
Los aperos más corrientes son, aparte de los arados de
vertedera y gradas, el subsolador, que se utiliza mucho, y la
fresadora. Casi todas las explotaciones tienen una sulfatadora para los tratamientos de los frutales, y son ya bastante
corríentes los atomizadores, que suponen otro esfuerzo inversor importante. Las explotaciones exclusivamente frutícolas suelen tener una fresadora, un subsolador y equipos
de tratamíento: sulfatadora, atomizador y desbrozadora de
hierbas para límpiar el terreno en torno a los árboles.
2.2.
Intensídad de mecanización comarcal. Análisis de
regresiones multivariaóles.
Para cada comarca se ha verificado, a partir de los datos
obtenidos en la encuesta, e) estudio de las interrelaciones
entre las distintas componentes que interesa explicar y una
lista de variables estructurales. (Ver modelo utilizado en el
Anejo núm. 5.)
Entre las variables a explicar están: intensidad de mecanización (CV/Ha), intensidad de mano de obra (UTH/Ha),
composición de mano de obra en la explotación (porcentaje
de mano de obra familiar), subempleo de la maquinaria y
subempleo de la mano de obra.
Las principales variables estructurales explicativas son:
porcentaje superFcie regadío sobre superficie total, índice
intesidad de cultivo, índice íntensidad ganadera (cabezas/superficie pastada), intensidad de la explotación (tipo de explotación), superficie total ^de la explotación, número de UTH
en la explotación, número de cabezas de ganado, porcentaje
de superficie en propiedad sobre el total, grado de parcelación y número total de cultivos. Se desarrolla a continuación
la interpretación y análisis de los resultados referentes a
mecanización, individualizados para cada comarca.
51
En la comarca de Palencia, el índice de intensidad de
mecanización presenta coeficientes de correlación R muy
bajos, y escasamente significativos con todas las variables
explicativas (excepto con e{ tipo de explotación). La variable «tipo de explotación» mide la intesidad de aprovechamientos agrícolas y ganaderos de la explotación. En Palencia se han definido los siguientes tipos ordenados de menor
a mayor intensidad (13).
1. Secano 100 por 100. Cereal y leguminosa.
2. Secano. Regadío < 10 por:100. Sólo cereal.
3. Secano. Regadío < 10 por 100. Cereal, remolacha,
soja, alfalfa.
4. Secano. 10 < Regadío < 30 por 100. Cereal, remolacha, alfalfa.
5. Secano. Regadío > 30 por 100. Cereal, remolacha,
alfalfa.
6. Secano y regadío con ganado.
Como consecuencia, las regresiones conjuntas no son
significativas al 5 por 100 y sólo lo es la regresión simple.
CV/Ha = 5,15 + 1,54 x(Inténsidad de aprovechamiento
en la explotación).
Con un F= 12,04 y un coefíciente de determinación
R= 0,10 que puede considerarse poco satisfactorio.
En Lérida, esta variable está correlacionada significativamente con el tipo de explotación (R = 0,42} y con el
porcentaje de supe^cie de frutales (0,41). Sin embargo,
como estas dos variables explicativas están correlacionadas,
sólo tiene interés la regresión simple del índice de CV/Ha
con el tipo de explotación.
Esta regresión simple es altamente signifícativa
(F = 22,5) y explica el 17 por 100 de las variaciones del
índice de mecanización. Igual que en la comarca de Palencia, se demuestra que el grado de mecanización está mucho
menos relacionado con características estructurales de la
explotación que el grado de intensidad de mano de obra,
según se verá más adelante.
En Lugo, el grado de interretación de las variables corres(13) En realidad es una variable cualitativa, pero, a{ existir varios
tipos ordenados de menor a mayor intensidad, puede utilízarse como una
variable de tendencia (cuantitativa).
52
pondientes a mecanización y mano de obra con las variables
explicativas estructurales es muy bajo. No sólo el subempleo no está relacionado, sino que tampoco el resto de las
variables guardan relación: sólo el índice CV/Ha, y en mucha menor medida e) UTH/Ha, están ligados, aunque de
modo poco significativo.
La regresíón simple entre CV/Ha y el tamaño de la
explotación es significativa (F = 18,87) y explica el 13 por
100 de las variaciones. La ecuación es:
CV/Ha = - 14,39 + 0,1641 (Tamaño)
La siguiente variable introducida en la regresión es el
«número de cultivos de la explotación». La regresión conjunta es significativa, F= 14,10 y explica el 19 por 100 de
variaciones. La ecuación es en este caso:
CV/Ha = 23,01 + 0,48 x(n.° cultivos) + 0,152 x(tamaño)
Según el análisis de la varianza, la explicación adicional
de la variable «número de cultivos» es signi^cativa.
La tercera variable introducida es el tipo de explotación;
de ella resulta una regresión múltiple significativa al 5 por
100 y que explica el 25 por 100 de las variaciones del índice.
La ecuación es:
CV/Ha =- 43,9 + 5,34 x(Tipo explotación) + 0,41 x(n.° de cultivos)
CV/Ha =- 43,9 + 5,34 x(Tipo explotación) + 0,41 x(n.° de cultivos)
+ 0,129 x (Tamaño).
La variable tipo de explotación mide la intensidad productiva de la explotación y están ordenados de menor a
mayor intensidad. Los tipos de explotación definidos en la
comarca de Lugo son:
1. Explotación de porcino para autoconsumo.
2. ^xplotación de vácuno para carne, leche y trabajo.
3. Explotación de vacuno para carne, leche y trabajo y
porcino de autoconsumo.
4. Explotación de vacuno para carne, leche y trabajo y
porcino comercializable.
53
S. Explotación de vacuno para carne y leche y porcino
autoconsumo.
6. Explotación de vacuno para carne y leche y porcino
comercializable.
La introducción de esta variable en la regresión conjunta
es significatica al nivel del 0,05.
2.3.
La tracción animal en la actualidad
La importancia de la tracción animal es aún grande en
1as comarcas de Palencia y Lugo y es interesante destacar
que, incluso en aquellas explotaciones que están mecanizadas, la yunta mantiene importancia.
En la comarca de Lérida, tan sólo un 10,9 por 100 de las
explotaciones de la muestra no tienen tractor y a pesar de
ello tan sólo 2,7 por 100 utilizan tracción animal, alquilando
o tomando prestada la maquinaria el resto. Una mayoría
importante, 66,6 por 100, de estos agricultores, no piensa
comprar nunca un tractor.
En Palencia, el 13,6 por 100 de las explotaciones no
tienen tractor, pero además un 35 por 100 de las mecanizadas también emplean la yunta en aquellas labores que no
pueden realizarse con empleo de maquinaria. El motivo
fundamental por el cua{ estos agricultores no se han mecanizado y siguen utilizando yuntas es el tamaño excesivamente pequeño de sus explotaciones y la consecuente imposibilidad de compra. EI 60 por ]00 de estos agricultores sin
tractor no piensan adquirirlo nunca. El resto esperan el
momento en que puedan ampliar el tamaño de su explotación o cuando tengan concentradas sus parcelas.
Lugo es donde mayor importancia tiene la tracción animal. EI 52,7 por 100 de las explotaciones no posee tractor y,
de aquellas que lo poseen, un 45 por 100 tiene, además,
yunta. En este caso el motivo del agricultor lucense es
idéntico al del palentino: la existencia de unas labores que
no pueden efectuar con tractor y, a veces, la muy reducida
dimensión de sus parcelas; las razones que han impedido la
mecanización son similares: tamaño reducido de la explotación e imposibilidad de financiar la compra y el sostenimiento por el incremento en los gastos de fuera del sector que
les supondría el tractor. Igualmente existe un alto porcenta-
54
je de estos agricultores: 40,3 por 100, que no piensa adquirir
nunca un tractor.
2.4.
Motivaciones de la MecaniZación
La compra del tractor parece reforzar la permanencia de
los hijos en el medio rural. Esta consecuencía parece desprenderse de las respuestas a la siguientz pregunta, hecha a
los agricultores que poseen tractor:
^Ha emigrado algtín hijo? ( porcentaje)
Ha emigrado
No ha emigrado
Palencia
Lugo
Lérida
18,94
76,84
13,33
86,66
12,24
80,61
El porcentaje más elevado es el de Palencia, pero de
cualquier modo, en zonas de fuerte emigración, especialmente Palencia y Lugo, estas cifras resultan bajas. Es preciso
señalar, sin embargo, que este reforzamiento de la permanencia de los hijos en el pueblo no es mencionado de forma
consciente por el agricultor como causa de la compra del
tractor.
Motivaciones de la compra del tractor (porcentajes)
Palencia
Lugo
Lérida
Reduc^ mano de obra y hacer frente
a la escasez de obreros.
16,84
36,66
23,46
Reduc^ mano de obra y hacer frente
a los salarios eIevados.
14,73
13,33
13,26
El trabajo se hace más cómodo y en
período oportuno.
17,76
18,33
32,64
Deja más tiempo libre para hacer otras
cosas.
5,26
8,33
7,14
Se hacen mejores labores que con la
yunta. ^
31,57
18,33
18,36
Los motivos de mayor peso parecen ser la obtención de
mejores labores que con la yunta, 31,57 por 100 en Palencia,
y la consecuente reducción de mano de obra, 36,66 por 100
55
en Lugo. En Lérida, el motivo más citado, 32,64 por 100, es
la comodidad y oportunidad de realización de las labores.
En Palencia, la mayoría que se pronunció por la mayor
perfección en las labores reeibe el peso de gran número de
las explotaciones agrupadas, puesto que esta respuesta se
obtiene en un 47 por 100 de las explotaciones agrupadas y
en un 53 por l00 de las empresas familiares. Las agrupaciones se pronuncian también por el ahorro de mano de obra
debido a su encarecimiento.
Relacionando los motívos con el número de años que
han transcurrido desde su adquisición, la estructura de las
respuestas es muy dispersa. Podría esperarse que hubiera
crecido el número de casos de compra por escasez y encarecimiento de la mano de obra. Estas respuestas se dan en
su mayoría entre agricultores que compraron el tractor hace
diez a catorce años en Palencia; cinco a nueve años, en
Lugo, y de diez a catorce años, en Lérida. En Lérida, un 71
por 100 de los agricultores que compraron el tractor por
mayor comodidad y oportunidad en las labores, lo hicieron
hace diez a catorce años. En Lugo, entre los agricultores
que han comprado el tractor en los últimos años tiene
importancia, como causa, el tiempo liberado por la compra
del tractor. EI 55 por 100 de los agricultores lucenses que
citan este motivo como principal han adquirido su tractor
hace de dos a cuatro años. En cuanto a los que consideran
como motivo de la compra la mayor perfección en las
labores, un 40 por 100 compraron el tractor hace cinco a
nueve años en Palencia; un 64 por 100 en el mismo período
en Lugo, y un 60 por 100 hace cinco a nueve años en
Lérida. Por último, una mayoría abrumadora de agricultores
en las tres comarcas no tienen intención de sustituir su
tractor por uno nuevo hasta el momento en que el actual sea
inservible.
^Cuándo piensa Ud. comprar un nuevo tractor? (porcentajes)
Cuándo se rompa el que tiene
Cuando aparezca un nuevo modelo
Otras razones
Palencra
Lugo
Lérida
90,52
2,10
7,36
88,33
5,00
5,00
88,77
3,06
7,14
í6
2.5.
Financiación de la maquinaria
EI primer hecho que es preciso destacar referente a la
forma de financiación de la maquinaria es la conveniencia
de diferenciar en e) análisis la del tractor, máquina más
generalizada y asequible, de la de otro tipo de maquinaria
importante (cosechadora, sembradora...) menos abundante
o de coste superior.
EI grado de financiación propia es elevado; en todos los
casos, más det SO por 100. Existe tendencia además (cuadro 6) a ser superior este tipo de financiación propia en la
adquisición de maquinaria costosa que en la adquisición del
tractor. EI caso extremo es el de Lérida, donde el 85,3 por
100 de esa maquinaria se ha comprado sin crédito alguno.
Los porcentajes de financiación propia están alrededor del
60 por 100 en el resto de los casos.
En cuanto a las fuentes de financiación ajena es interesante destacar la diversa importancia por comarca. Así como en Palencia se suele recurrir a créditos del IRYDA -es
evidente en este caso la huella de la acción de este organismo en la concentración parcelaria del Cerrato-, en Lugo se
recurre normalmente a las Cajas Rurales y de Ahorro y sólo
en la financiación de las grandes máquinas, muy escasas de
cualquier modo, tiene importancia el IRYDA como fuente
de financiación.
En Lérida, las Cajas de Ahorros y, sobre todo, el Banco
de Crédito Agrícola son las instituciones que completan más
frecuentemente la financiación privada.
Los agricultores de los estratos inferiores por dimensión
tienen poca maquinaria y financiada con sus propios medios
en Palencia. Sólo a partir del estrato 11 a SO Ha empiezan a
utilizar financiación ajena, del IRYDA,^ en la compra del
tractor. La financiación propia adquiere los valores máximos
en los estratos intermedios, de 10 a 100 Ha, entre el 50 y el
61 por 100 de explotaciones, tomando como base en esta
ocasión y a partir de ahora el total de las explotaciones
encuestadas. La importancia de la financiación aportada por
el IRYDA en la adquisición de maquinaria crece con la
dimensión y es máxima, -48 por 100 de los casos- en el
estrato superior de más de 100 Ha.
En Lugo, el estrato inferior -0-2 Ha- no está mecani-
57
CUADR06
Financiación del tractor y máquinas más importantes (porcentajes)
Palencia
Lugo
Lérida
Tractor
Mayuin.
lmp.
Tractor
Maquin.
Imp,
Tractor
Maquin,
/mp.
Financiación propia
51,9
60,8
62,5
61,5
59,3
85,3
Crédito Caja Rural
b,8
5,9
14,0
7,7
5,2
-
Crédito Caja Ahorros
2,9
-
9,4
11,5
12,5
2,9
Crédito
Banco
Crédito Agrícola
2,9
3,9
3,1
3,8
12,5
5,9
33,3
27,4
6,2
11,5
1,0
5,9
1,9
1,9
4,7
3,8
9,3
-
Crédito IRYDA
Financiación Banco o Entidad
privada
Base: A^qricultnres con trar.tor y alguna mayuinaria importante.
zado. Entre 3 y 5 Ha las explotaciones están escasamente
mecanizadas siendo de un 50 por 100 la financiación ajena
aportada por las Cajas Rurales y la Banca privada. A partir
de 5 Ha y hasta 10 Ha crece la financiación propia y la ajena
se centra principalmente en las Cajas Rurales. En los estratos superiores crece la mecanización y la financiación própias; un 63 por 100 en el estrato de más de 20 Ha. Es en
este estrato donde tienen importancia la financiación del
Banco de Crédito Agrícola y la del IRYDA.
En Lérida las explotaciones de más de 50 Ha --estrato
superior considerado--- han utilizado únicamente Bnanciacíón propia en la adquisición de maquinaria. En el resto de
los estratas esta aportación propia es alta e independiente
del tamaño. Excepto IRYDA, se utiliza el resto de las
58
fuentes de financiación ajena que, por orden de importancia
en la comarca e independientemente del tamaño de la explotación, son: Banco de Crédito Agrícola y Cajas de Ahorros,
Banca privada y Cajas Rurales.
Para relacionar la financiación de la maquinaria y el
nivel de capitalización de las explotaciones, han sido utilizados cinco niveles de capitalización global.
En Palencia, las explotaciones con un nivel de capitalización máximo no utilizan como fuente de financiación más
importante la privada, sino que recurren principalmente al
IRYDA o a las Cajas Rurales. La financiación propia es alta
en los estratos bajo e intermedio; este último utiliza al
IRYDA como fuente de financiación ajena.
En la comarca de Lugo, las explotaciones más capitalizadas de entre las encuestadas han utilizado las Cajas de
Ahorros como fuente de financiación de la maquinaria. Al
descender el nivel de capitalización, desciende igualmente
el de rnecanización y se incrementa la financiación privada.
La ajena sigue procediendo fundamentalmente de las Cajas
Rurales y de Ahorro.
En Lérida, por el contrario, la financiación propia crece
con el grado de capitalización y las entidades más utilizadas
para obtener financiación ajena son las Cajas de Ahorro. E1
Banco de Crédito Agrícola es utilizado, por el contrario, por
explotaciones de baja capitalización.
Ante la posibilidad de que se concedieran mayores facilidades crediticias, la sensibilidad para el proceso de mecanización es superior en Lugo que en Palencia, y en esta
comarca que en Lérida.
^ Compraría una máquina si tuviera créditos o subvenciones? (porcentajes)
Créditos
Palencia
Sí ..............................
37,3
59,8
24,5
No ..............................
SS,4
32,3
49,0
Sí ..............................
44,0
69,3
S4,S
No ..............................
SS,4
23,6
36,3
Lugo
Lérida
Subvettciones
59
Para el supuesto de que las facilidades se plasmaran en
concesión de mayores subvenciones, la sensibilización crece relativamente en Lugo y Palencia pero la reacción del
agricultor leridano es mucho más espectacular, al multiplicarse por más de dos el número de agricultores que se
mecanizarían. A pesar de ello, y en cualquier caso, la elasticidad-crédito o elasticidad-subvención es muy superior en
la comarca gallega.
2.6.
Repercusiones de la Mecanización en la Empresa
Agraria
La repercusión que a nivel comarcal ha podido ejercer el
proceso de mecanización del campo en cuanto a la expulsión
de mano de obra, parece no confirmarse a nivel de explotación familiar. La posesión de maquinaria, con la mayor
comodidad que se imprime al trabajo dentro de la explvtación, refuerza la permanencia en la empresa de considerable
número de hijos, que estarían abocados a la emigración si la
explotación no se hubiera mecanizado. La relación jerárquica dentro de la explotación parece confirmarse por el hecho
de que sea el padre quien conduce el tractor en la mayoría
de los casos; esto es mucho más patente en Lugo y menos,
en Palencia.
^Quién conduce el tractor en la explotación? (porcentaje)
Padre
............................
Hijo ...............................
Palettcia
Lugo
Lérida
50,52
33,68
61,6
23,3
41,8
26,5
Ambos ...........................
^,36
6,6
30,6
Otro ................................
22,10
18,3
5,1
Con la introducción del tractor u otro tipo de maquinaria, el agricultor y otros miembros de la familia trabajan
menos. Es un hecho indiscutible que las labores mecanizadas exigen menos dedicación, se hacen menos penosas y
pueden efectuarse en los tiempos convenientes, con lo que
disminuye la dependencia respecto a la contratación de
mano de obra o factores climatológicos. La reacción del
60
agricultor familiar frente a este excedente de tiempo parece
diferenciada por comarcas. En Palencia, la tendencia mayor
es a incrementar el tamaño de la explotación. Por el tipo de
agricultura, cerealista en gran proporción, es lógica esta
respuesta del agricultor palentino.
Reacción del agricultor mecanizado ante el excedente de tiempo
resultante (porcentajeJ
Comptar o arrendar más tierras
lntensificar las producciones
Trabajo fuera de la explotación
Ninguna reacción
Palencia
Lugo
Lérida
55,78
17,89
5,26
13,68
13,3
78,3
3,3
1,6
18,3
63,3
8,1
13,2
En Lérida y especialmente en Lugo, la reacción del
agricultor familiar le lleva a intensificar sus producciones, y
dedicar el excedente de mano de obra a labores no mecanizables.
Resaltar, por otra parte, la muy poca incidencia de la
mecanización en el incremento del trabajo a tiempo parcial.
En la comarca palentina, la introducción del tractor ha
impulsado la agricultura de grupo. Un 18,9 por 100 de los
agricultores mecanizados reconocen que la agrupación ha
sido consecuencia de la introducción del tractor. Sólo un 15
por 100 llevaban contabilidad antes de la compra del tractor.
Después de este hecho, un 32,6 por 100 de los agricultores
la han introducido. De mayor importancia parece haber sido
el incremento en el contacto con técnicos que ha fomentado
la mecanización. Un 60 por 100 de los agricultores así lo
han declarado.
En la comarca lucense, la agricultura de grupo ha sido
poco impulsada por la mecanización. La mayor incidencia
parece ser en el contacto con técnicos y en la planificación
del trabajo e introducción de contabilidad. (Cuadro 7.)
Los resultados obtenidos en Lérida a esta pregunta son
poco satisfactorios por el elevado porcentaje de encuestas
sin respuesta. EI nivel general antes de la compra del tractor es evidentemente superior al de las otras dos comarcas.
61
CUADRO 7
i,De qué forma afectó Ia introducción del tractor a las siguientes
actividades de su explotación? (porcentajes)
Antes tractor
Actividad
Sí
No
Uespués tractor
Ha
introducido
Ha
perfeccionado
Sigue
igual
No
contesta
PALENCIA
Contabilidad
Planificación del trabajo
Contactos con técnicos
Cooperativas
Agricultura grupo
15,7
15,7
7,3
3,1
5,2
78,9
43,1
75,7
84,2
85,2
32,6
23,1
60,0
5,2
18,9
11,5
10,5
2,1
1,0
50,5
24,2
31,5
82,1
68,4
5,2
41,0
6,3
I 1,5
9,4
35,0
33,3
23,3
8,3
20,0
61,6
35,0
70,0
86,6
71,6
23,3
28,3
45,0
1,6
3,3
33,3
33,3
11,6
1,6
18,3
40,0
6,6
36,6
88,3
70,0
1,6
30,0
6,6
5,0
8,3
27,5
20,4
17,3
23,4
1,2
56,1
16,3
29,5
41,8
40,8
9,1
1,0
9,1
9,1
3,0
20,4
22,4
6,1
6,1
1,9
50,0
21,4
35,7
52,0
48,9
11,2
53,0
48,9
32,6
45,9
LUGO
Contabilidad
Planificación de trabajo
Contactos con técnicos
Cooperativas
Agricultura de grupo
LERIDA
Contabilidad
Planificación del trabajo
Contactos con técnicos
Cooperativas
Agricultura de grupo
Porcentajes sobre agricultores yue poseen tractor.
2.7.
El subempleo de la maquinaria
Según se ha expuesto anteriormente, el subempleo de la
maquinaria, medido de forma indirecta, ha sido confirmado
con claridad en el análisis de la encuesta. Un agricultor que
afirma poder labrar más tierras con la maquinaria que posee,
es un agricultor que tiene su maquinaria subutilizada. Sin
62
poseer conciencia clara de este fenómeno del subempleo, él
conoce perfectamente las razones por las que no puede
adquirir o labrar mayor superficie. (Cuadro 8.) Tomando
como base de trabajo los agricultores que poseen tractor,
pudo observarse que en las tres comarcas una gran mayoría
afirma poder trabajar más tierras con la maquinaria que
poseen en la actualidad. Destaca la comarca palentina del
Cerrato donde el porcentaje afirmativo fue de un 81 por 100;
en Lérida, un 76,5 por 100, y en Lugo, un 61,6 por 100.
Preguntados estos mismos agricultores por las razones
por la.s cuales no adquieren o arriendan más tierras, las
respuestas se agrupan en dos fundamentales: no es fácil
encontrar tierra; esta tierra tiene precios muy altos, y ellos
no tienen dinero. En la comarca palentina éstas son las
respuestas mayoritarias. En Lugo y Lérida, la dispersión es
mayor y hay porcentajes importantes que apuntan a la necesidad de contratación de una mano de obra cara y escasa,
en el caso de aumentar el tamaño de la explotación.
CUADR08
Motivacíones para no íncrementar et tamaño de la explotación
(porcentajes).
No tiene dinero
No es fácil encontrar tierra
La tierra es cara
Si compra tierra, necesitaría más mano
de obra y no puede encontrarla
Si compra tierra, necesitaría más mano
de obra y no quíere contratarla
Otras razones
Palencia
Lugo
Lérida
9,0
59,7
10^,3
13,5
16,2
13,5
14,6
24,0
12,0
5,3
37,8
22,6
5,2
9,0
8,1
13,5
6,6
21,3
Con el objeto de medir el subempleo de la maquinaria de
forma directa, se introdujeron en el cuestionario un conjunto de preguntas que no han suministrado material fiable. El
agrícultor no sabe cuántas horas utiliza productivamente su
maquinaria. La mayoría piensa que utiliza la maquinaria
63
siempre «todos los días del año» y, en los pocos casos en
que se pueden obtener datos más exactos, no puede aceptarse la representatividad de estas explotaciones por ser las
dirigidas de forma más racional.
En las regresiones multivariables efectuadas no se ha
encontrado ninguna relación significativa entre ias variables
que miden el subempleo y las variables explicativas estructurales, enumeradas en el apartado 2.2. de este capítulo.
Aunque de hecho este resultado podría ser muy ímportante
-piénsese, por ejemplo, el interés de concluir que el subempleo no depende del tamaño de la explotación o del grado
de parcelación, etc.-, no se puede tomar en consideración
sin una crítica objetiva. El hecho de que este resultado se
obtenga para las tres comarcas refuerza más la opinión de
que la no existencia de relación entre el subempleo y una
serie de características estructurales de las explotaciones
familiares se debe más bien a deficiencias en !as respuestas
al cuestionario por desconocimiento del agricultor. Prácticamente todos los agricultores contestan que no existe subempleo de factores de producción en su explotación, independientemente del tamaño, tipo de cultivo, grado de parcelación, etc.
Esta distribución de respuestas tan atípica (casi degenerada, pues prácticamente el 100 por IQO de los puntos están
en el valor cero de los índices de subempleo) invalida el
análisis de las relaciones de esta variable con cualquier tipo
de datos o características. El motivo más evidente, y al
mismo tiempo conclusión de la encuesta, es gue el agricultor familiar no tiene conciencia del subempleo y cn muchos
casos ni sabe interpretar su significado. Por otro lado, hay
que reconocer que el concepto de subempleo es complejo,
relativo y por tanto, muchas veces, subjetivo. En efecto, la
mayoría de los agricultores familiares, sea cual sea el tamaño, parcelación, tenencia, etc., respondían salir a trabajar
todos los días... «pues siempre hay algo que hacer». Sin
embargo, de hecho, muchos de los que contestan que no
tienen subempleo luego manifiestan que con la maquinaria
que posee actualmente podrían labrar más tierras, prueba
inequívoca de que sí existe subempleo.
El problema es que con este tipo de preguntas no se
puede cuantificar el subempleo y relacionarlo con otras
64
variantes cuantítativas mediante el análisis de regresión.
Por todo esto, se efectuó una estimación indirecia del subempleo que se describe a continuación.
2.7.1.
Estudiu del grado de mecanización y subempleo a
nivel comarcal.
Se pretende analizar de forma teórica el grado de subempleo de la maquinaria a nivel comarcal. El ínterés de este
estudio radica en yue mide el subempleo estructural; es
decir, el exceso de maquinaria que existe con respecto a la
que se necesitaría en la comarca con unos cultívos como los
existentes y una distribución de tamaño de las explotaciones
y grado de parcelación como los actuales. Se denomina
subempleo estructural porque está ínfluido por la deficiente
estructura agraria de las explotaciones de la comarca.
El grado de subempleo teórico en la comarca vendrá
medido por la relación:
G=-
cv. h. existentes en la comarca
cv, h. necesarios teóricamente en la comarca
Evidentemente el numerador sería el grado de mecanización comarcaL Para el cálculo de éste, se multiplica la
potencia (CV) de cada máquina por el número de horas
teóricas de utílízacíón (tiempo «standard» de utilización) y
se suman todos los resultados CV/h.; las horas teóricas de
utilización serían las correspondientes al umbral de rentabilidad de cada una de las máquinas. Es evidente que para
estos cálculos es necesario partir del censo comarcal de
maquinaria. El denominador exige un proceso de cálculo
más laborioso y que consta de las siguientes fases:
a) Determinación de los cultivos más representativos
de la comarca.
b) Elaboración de los cuadros de labores de estos cultivos con arreglo al sistema de cultívo de cada comarca
tanto en secano como en regadío.
c) Seiección del equipo más adecuado para la realización de cada una de las labores según el cultivo y la comarca,
d) Cálculo del tiempo teórico necesario para la realiza-
65
ción de cada labor. Este tiempo se compone de los siguientes:
1. Tiempo de lubnr.-Sería el tiempo necesario para la
realización de la labor en la parcela. Este tiempo se compone de un tiempo de ejecución más un tiempn muertn inevitable, medido como un tanto por ciento del tiempo de
ejecu^ión.
2. Tiempo de prepurución.-Incluye el tiempo empleado en trasladar la máquina desde la casa de labor a la
parcela, así como al trasladar la máquina de una parcela a
otra para continuar la labor. También se incluye dentro del
tiempo de traslado el empleado díariamente en la preparación, mantenirniento y puesta a punto de la máquina para su
utilización.
3. Tiempo de transporte.-Se incluye aquí el tiempo
empleado por el tractor con el remolque en e1 transporte de
las semillas, abonos, etc., desde el almacén de la explotacián a la parcela, así como el empleado en el transporte de
la cosechadora desde la parcela a los almacenes. Conviene
señalar que también queda incluido el transporte de cosecha
a los centros de transformación (remolacha, fruta, etc.), así
como el transporte de abonos, semillas, etc., desde el almacén del minorista al almacén de la explotación.
Sumando el tiempo de labor más tiempo de preparación
más tiempo de transporte, se obtiene el tiempo total para la
realización de las labores.
e) Una vez conocido el tiempo total necesario para la
realización de la labor se multiplica por el número de CV
que han sido necesarios y se obtienen los CV/h. por Ha
para cada labor. Sumando los CV/h. de cada labor se obtienen los CV/h. necesarios por Ha para cada cuitivo.
f) Multipticando los CV/h/Ha necesarios para cada cultivo por el número de Ha que del mismo hay en la comarca
y sumándolos, se obtendrán los CV/h. necesarios para la
agricultura de la comarca.
g) A estos CV(h. necesarios para la agricultura hay que
sumar los CV/h. necesarios para la ganadería comarcal.
Para el cálculo de los CV/h. empleados en la ganadería,
se siguió el siguiente proceso:
66
a) Se supone un tamaño tipo de explotación ganadera,
en cuanto al número de cabezas.
b) A través de las estadísticas, se deduce el número de
animales que hay en cada comarca.
c) Se calculan las necesidades en CV/h/año que son
suficientes para esta explotación tipo que se define en el
apartado a).
d) Dividiendo el número de animales de cada especie
entre los que componen una explotación tipo, se deduce el
número de explotaciones que hay en cada comarca.
e) Multiplicando el resultado obtenido según el apartado c) por el obtenido según el apartado d), se obtendrán las
necesidades en CV/h. para la ganadería.
Se considera sólo el ganado vacuno y el porcino ya que
el ganado ovino, que solamente encontramos en Palencia,
está en pastoreo y apenas se emplea maquinaria en este tipo
de explotaciones.
La explotación tipo sería:
Explotación de vacuno: 50 vacas
Explotación de porcino: 300 cerdos
Antes de proceder a la exposición de los resultados
obtenidos tras la aplicación del modelo, es necesario hacer
unas consideraciones:
1. Las particulares características de la agricultura gailega obligan a emplear un modelo algo diferente para el
cálculo de los tiempos en la comarca de Lugo. Estas características se pueden resumir:
a) No existe una diferenciación clara entre la explotación agrícola y ganadera.
b) En la mayor parte de los casos el tractor se emplea
más como medio de transporte que como instrumento de
trabajo.
c} La dimensión media de las parcelas es tan pequeña
que el tractor apenas si tiene posibilidades de utilización, lo
que obliga a la realización de las labores manualmente o con
tracción animal.
d) La orografía de la región hace imposible el empleo
de maquinaria adecuada en un gran número de labores.
2. El tiempo de labor es variable con el tamaño y
forma de la parcela.
3.
El tiempo de preparación es variable con la distancia
67
de la parcela a la casa donde se guarda la maquinaria y con
la distancia de las parcelas entre sí. También se debe tener
en cuenta el número de veces que hay que desplazarse para
la realización de la labor.
4. El tiempo de transporte está en función de las cantidades de abonos, semillas, etc., que se emplean en la parcela y de la producción que se obtenga de ella.
Una vez planteadas las hipótesis agrícolas y ganaderas
para cada una de las comarcas, que están basadas en datos
estructurales obtenidos a partir del censo agrario y de las
encuestas, se aplicaron las fórmulas matemáticas del modelo y se Ilegó a los siguientes resultados (siendo «G» el grado
de subempleo teórico en cada comarca):
Lérida
G = 2,258
Lugo
G = 1,084
Palencia
G = 1,137
Como conclusiones principales se puede resumir:
En la comarca de Lérida existe más de dos veces la
potencia necesaria. Mientras que para las comarcas de Lugo y Palencia el exceso de potencia es moderado.
En general, los resultados obtenidos son bastante coherentes. En Lérida hay un gran exceso de mecanización v
por consiguiente un fuerte subempleo de la maquinaria a
nivel comarcaL Prácticamente todas las explotaciones, incluso las que tienen una extensión muy pequeña, tienen tractor
68
y otra maquinaria. A pesar del grado de intensidad de
cultívo en esta comarca (mayoría de frutales) no se justifica
este elevado índice de mecanización; el importante nivel de
rendimiento económico de estos cultivos ha generado, sobre
todo en la década 1960-70, unas fuertes disponibilidades
financieras, que junto con el indívídualismo y necesidad de
que todo agricultor introdujera en su explotación la mecanización, podría explicar el fuerte exceso de maquinaria en
esta comarca.
En Palencia el índice refleja sólo un 13 por 100 de
exceso de mecanización a nivel comarcal; lo cual no sorprende, ya que los incrementos en la dimensión de las explotaciones de esta comarca en los últimos quince años, así
como la acción de concentración parcelaria, han mejorado
la estructura agraria y ha permitido una mecanización de los
cultivos.
Respecto al resultado obtenido en la comarca de Lugo,
puede extrañar que sólo se haya encontrado un exceso del
8 por 100. Esto puede inducir a error si no se considera que
es un índice a nivel comareal y en esta comarca sólo el
50-60 por 100 de las explotaciones tiene traetor, con lo cual
en unas hay exceso y en otras no existe mecanización.
2.7.2.
Estimación indirecta del subempleo de maquinaria
Debido a las dificultades que, tal como ya se ha explicado, surgieron en la encuesta para medir e( subempteo de
forma directa y considerando que a pesar de estas dificultades puede ser interesante una evaluación del grado de subempleo de la maquinaria a nivel de explotación familiar, se
ha hecho una estimación indirecta mediante el método que
se desarrolla a continuación y que puede ofrecer resultados
aproximados.
El método consiste en medir el subempleo de forma
indirecta calculando el exceso de maquinaria. Este exceso
de maquinaria implica un subempleo en la explotación, aunque mediante el alquiler puede eliminarse. El exceso, defecto o equilibrio se calculan como diferencia entre índices
ideales de intensidad de mecanización y los valores reales
de dichos índices obtenidos en las encuestas. Los índices
ideales se calculan para distintos tipos de explotación, utili-
69
zando criterios que representan variables que influyen en el
grado de mecanización teórico (ideal) necesario. Dichas
variables son grado de parcelación, tamaño y tipo de
cultivos.
Los índices citados son los siguientes:
CV/h/Ha
Pesetas invertidas en aperos/Ha
Pesetas invertidas en maquinaria de recolección/Ha
El primer paso para aplicar la estimación indirecta ha
consistido en clasificar las encuestas en distintos tipos atendiendo a los criterios anteriormente aludidos. Sin embargo,
para evítar una clasificación exhaustiva que hubiera hecho
interminable el cálculo de índices ideales para las tres comarcas, se ha hecho variar sólo el tipo de cultivos y grado
de parcelación manteniendo fijo el tamaño de explotación, y
hecha la hipótesis para el cálculo de valares ideales de un
tamaño medio de la comarca.
Atendiendo al tipo de aprovechamientos agrícolas o ganaderos, se han definido para cada comarca los siguientes
tipos:
Cnmarcu de Lérida
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Frutales regadío
Frutales regadío y herbáceos regadío
Explotación agropecuaria
Herbáceos regadío
Regadío frutales y secano leñosos
Regadío frutales y secano cereales
Comurca de Pulencia
1.
Cereales y leguminosas secano
70
2. Secano cereales y regadío ^ 10 por 100 dedicado a
cereales.
3. Cereales secano y regadío ^ 10 por 100 dedicado a
remolacha
4. Cereal con 10 por 100-20 por 100 de regadío
5. Cereal con l0 por 100-20 por 100 de remolacha
regadío
6.
Secano con ganadería
7. Cereal con 20 por 100-30 por ]00 de regadío
8. Cereal con 20 por 100-30 por 100 de remolacha
regadío
9. Secano y regadío con ganadería
Cornarca de Lugo
1. Explotación con tractor. Más de 10 vacas de carne-leche
2. Expiotación con tractor. Más de 10 vacas de carne-leche
3. Explotación con tractor. Menos de 10 vacas de
T-C-L (14)
Para cada tipo, los cultivos considerados son:
Cereal
Praderas
Forrajes
Maíz - Grano - Judías
Una vez fijadas las alternatívas, se han supuesto los
siguientes grados de parcelación:
Léricla
1.
2.
3.
Tamaño medio de la parcela 1,0 Ha
Tamaño medio de la parcela 2,5 Ha
Tamaño medio de la parcela 5,0 Ha
Palencia
1.
(14)
Tamaño medio de la parcela 0,5 Ha
Vacas de T-C-L = vacas para trabajo, carne y leche.
71
2.
3.
Tamaño medio de la parcela 2,0 Ha
Tamaño medio de la parcela 4,0 Ha
Lugo
Para Lugo sólo se ha supuesto un tamaño medio de
parcela de 0,3 Ha.
Para cada una de las alternativas, haciendo variar el
grado de parcelación y manteniendo fija una supe^cie rnedía de explotación, se han calculado los valores ideales de
los tres índices.
Indice CV/h/Ha
Con el fin de poder comparar este índice con el obtenído
en la encuesta, expresado en CV/Ha, se multiplica éste por
el tiempo «standard» de utilización de un tractor, es decir,
1.500 horas y se obtienen los CV/h/Ha de que dispone la
explotación, que pueden compararse con los CV/h/Ha deducidos teóricamente como necesarios.
Indices pesetas aperoslHa
En función de la alternativa, se obtienen los aperos que
en teoría necesita la explotación para la realización de las
labores de los cultivos que componen la alternativa.
Por otra parte, cada apero necesita ser empleado un
número de horas al año para que sea rentable, de donde se
deduce la superFcie teórica que necesita cada apero.
Dividiendo el valor de compra entre el número de Ha
correspondientes al umbral de rentabilidad, se obtendrá el
índice teórico de pesetas aperos/Ha para cada una de las
alternativas.
Pesetas recolecciónlHa
Los cálculos son semejantes al índice anterior.
La comparación de los índices ideales con los obtenidos
en las encuestas se obtienen dividiendo el valor obtenido en
la encuesta por el valor teórico calculado como se ha explicado anteriormente.
.
Se han elaborado valores teóricos para cada tipo definido de explotación, así como la valoración y umbral de
72
rentabilidad de cada máquina. A continuacíón se presentan
ios resultados obtenidos en la estimación, así como elaboraciones posteriores para cada comarca.
Lérida
En la comarca de Lérida, el 78 por ]00 de las explotaciones representa un exceso de tracción mecánica (CV/Ha);
sólo el 2 por 100 está equilibrado y el 20 por 100 presenta
defecto de tracción. En atgunas explotaciones el exceso de
mecanización llega a ser importante, y san el 30 por 100 las
que tienen más del doble de la necesaria. Estos resultados
se han ligado con los índices de cesión y alquiler de tracción
mecánica; sóio el 20 por 100 de los que presentan exceso de
este índice ceden el tractor. Este resultado puede extrañar,
ya que según él no sólo el subempleo (estimado indirectamente) es importante dentro de las explotaciones, sino también globalmente. Sin embargo, expertos conocedores de la
agricultura de esta comarca manifestaron, en las entrevistas
verificadas en el trabajo de campo, que este resultado puede
deberse a la reserva de muchos agricultores a revelar la
cesión de maquínaria, ya que la Delegación de Hacienda
grava con impuestos altos a estos agricultores, el considerarlos como empresa de prestación de servicio; la mayoría
no declara esta actividad a Hacienda y, de ahí, la reserva
ante el tema.
En cambio, el 90 por 100 de los que tienen déficit de
tracción recibe alquiler de maquinaria.
Respecto a la maquinaria para recolección, el 85 por ]00
de las explotaciones tiene déficit (la mayoría no posee dicha
clase de maquinaria). EI 5 por I00 de las explotaciones tiene
la maquinaria justa y el 10 por 100, exceso. De las explotaciones que carecen de maquinaria de recolección, la mayoría la alquilan; sin embargo, los que tienen exceso no dicen
cederla
Como conclusión parece, pues, que las explotaciones
que tienen dé^cit de mecánización lo cubren alquilando. Se
puede deducir que el mercado de alquiler de maquinaria se
nutre en numerosas ocasiones de obreros sin tierras, que
compran un tractor y trabajan como empresa de servicios.
Ha sido un mecanismo espontáneo muy importante que ha
73
permitido la utilizacicín de la costosa maquinaria de recolección a todas las explotaciones con independencia de su
dimensión.
Respecto al subempleo de aperos, en Lérida este capítulo es importante ya que incluye sembradoras de precisión,
atomizadores, etc. EI 60 por 100 tiene exceso: ei 18 por 100,
equilibrado y el 22 por 100, defecto.
La relación del exceso o defecto en tracción (CV/Ha)
con la superficie se refleja en el cuadro siguiente.
Exceso %
0- 5 Ha
5- 10 Ha
10 - 20 Ha
> 20 Ha
78
83
74
70
Defecto o equilibrio %
21,6
17 ,0
26,0
30,0
Se observa que el mayor porcentaje de explotaciones
con exceso (subempleo) se da en el estrato 5-10 Ha, seguido
por el de 0-5 Ha. A partir del segundo estrato, el porcentaje
de explotaciones con exceso disminuye al aumentar el tamaño. Es necesario observar, sin embargo, que este hecho
puede ser en la realidad menos acusado. Es probable que,
excepto en el estrato mayor, no haya muchas diferencias en
cuanto a horas de funcionamiento de tractor; es decir, tanto
los de 0-5 como 5-10, incluso 10-20, responden que «...salen
todos los días con el tractor...». Lo que ocurre es que al
aumentar el tamaño se racionaliza más el empleo del tractor
y se dejan tareas innecesarias. El cruce del tamaño con el
exceso del índice de maquinaria de recolección no tiene
interés ya que la mayoría de explotaciones menores de
10 Ha no poseen dicha maquinaria y, por tanto, el resultado
es obvio: sólo tienen exceso las explotaciones mayores.
Palencia
En la comarca de Palencia los cálculos arrojan los siguientes resultados acerca del índice CV/h/Ha.
EI 40 por 100 de las explotaciones tienen defectos de
tracción mecánica. E1 12 por 100 están equilibradas y el 48
por ]00 tienen exceso. Por tanto, el porcentaje de agricultores con exceso es mucho menor que en la comarca de
74
Lérida. Por otro lado, los valores son moderados ya que el
92 por 100 de las explotaciones con exceso no tienen más
del 60 por 100 de la maquinaria necesaria.
El 70 por 100 de los que tienen exceso en el índice
CV/Ha ceden tracción y prácticamente la totalidad de las
explotacíones que tienen defecto alquilan maquinaria. Como
consecuencia, puede decirse que a través del mercado de
alquiler de maquinaria se elimina parte del subempleo en las
explotaciones con exceso y las que tienen defecto, lo
compensan.
Respecto a la maquinaria para la recolección, el 90 por
100 carece de ella y únicamente el 4 por 100 que la posee la
tiene en exceso. La gran mayoría de los que no tienen
maquinaria de este tipo recurren al alquíler y, sín embargo,
no todos los que tienen exceso ceden su maquinaria. En
cambio, casi un 90 por 100 de las explotaciones tienden a
poseer menos aperos que Ios teóricamente necesarios, aunque los valores son moderados; es decir, el déficit en aperos
es, en general, pequeño.
Se puede decir que la mecanización en las explotaciones
familiares de la comarca de Palencia es bastante equilibrada
con un ligero exceso de tracción, un déf"icit de aperos y,
lógicamente, una inexistencia de maquinaria para recolección. Dada la dimensión de la mayoría de las explotaciones
familiares, es lógico que alquilen esta última en lugar de
comprarla.
En el siguíente cuadro se aprecia la relación del exceso
. o defecto del índice CV/h/Ha con la supe^cie.
0- 50 Ha
50 - 100 Ha
100 - 200 Ha
>
200 Ha
Exceso %
Defecto o equilibrio %
71
50
44
21
29
50
56
79
En Palencia, puede decirse que al aumentar el tamaño
disminuye el porcentaje de explotaciones con exceso. En
especial hay una gran diferencia entre el estrato más pequeño y el mayor, mientras que para los intermedios, los resultados son parecidos. En los estratos mayores el exceso se
75
da en menos de la mitad de las explotaciones y especialmente, en las explotaciones de más de 200 Ha, sólo el 21 por
100 tienen exceso. Teniendo en cuenta que es en los estratos superiores donde están los grupos sindicales y cooperativas, se deduce, como era de esperar, la influencia positiva
de la agricultura de grupo para eliminar el exceso o subempleo. de maquinaria.
Lugo
Antes de pasar a analizar los resultados obtenidos para
la comarca de Lugo, es necesario recordar una vez más que
aproximadamente la mitad de las explotaciones encuestadas
carecen de tractor. Y que la actividad fundamental es la
ganadería, con lo cual cierta maquinaria como la de recolección tiene poca importancia. Por ello se utiliza exclusivamente el índice CV/h/Ha.
Del 50 por 100 que tienen tractor, el 100 por 100 muestran exceso según el índice cv.h/Ha. Sin embargo, el nivel
de exceso es menor que en Lérida, aunque mayor que el de
Palencia. La razón por la que los excesos de tracción de
Lugo no son fuertes es por la estructura productiva de dicha
comarca. El elevado grado de parcelación y el sistema de
manejo del ganado hacen que el tractor se utilice muchas
horas en desplazamientos o transportes. Se trat'aría, pues,
de un «subempleo estructural». Por ello, en la elaboración
de índices ideales han surgído probiemas derivados de estas
deficientes estructuras de propiedad y parcelación y, fundamentalmente, del predominio de la ganadería. Las hipótesis
establecidas para la estimación de estos valores teóricos
han sido, sin embargo, suficientemente realistas.
EI 81 por 100 de las explotaciones sin tracior lo alquilan,
pero sólo el 41 por 100 de las que tienen lo ceden. Es un
hecho generalizado para estas tres comarcas que la mayoría
de los que tienen defecto de un cierto tipo de maquinaria la
reciben por medio de alquiler, pero no ocurre lo mismo con
los que tienen exceso; en efecto, según los resultados de la
encuesta, pocos de aquellos a los que les sobra maquinaria
la ceden.
En la comarca de Lugo la relación entre el exceso 0
76
defecto en el índice CV/h/Ha y la superficie queda reflejada
en el siguiente cuadro.
Explotación con
exceso %
0- 2Ha
2- 5 Ha
5- 10 Ha
10 - 20 Ha
> 20 Ha
0
16
35
87
82
Explotación cott dejecto
o equi(ibrada %a
.
100
84
65
13
18
La conclusión evidente es que e.l porcentaje de explotaciones con exceso aumenta con el tamaño hasta el estrato
cuarto. Este resultado que, en un principio, puede sorprender, encuentra su justificación en el hecho de que en las
explotaciones pequeñas no hay exceso porque no tienen
tractor, mientras que en las mayores generalmente existe y
la mayoría de ellas tienen exceso de CV/h/Ha.
2.7.3.
Subempleo estacional de !a maquinaria y mano de
obra
La distribución de las labores a lo largo del año determina las necesidades de maquinaria, y lo hace de tal forma
que llega a originar un exceso de maquinaria en determinadas épocas. Ello origina el subempleo estacional. Dado que
este subempleo podría ser suprimido si las alternativas seguidas exigieran una distribución más regular del empleo de
esta maquinaria, se estudiaron los períodos punta en cada
una de las alternativas más frecuentes en las comarcas. Se
estudian conjuntamente el subempleo estacional de la maquinaria y el de la mano de obra. Las necesidades de
maquinaria se miden en las horas de tractor y las de mano
de obra, en horas/hombre a lo largo de los meses del año.
Para cada una de las comarcas se eligen las alternativas
que se indican a continuación:
Lérida
Alternativa 1.
Alternativa 2.
Frutales en regadío.
Frutales en regadío y herbáceos secano.
Lugo
Alternativa l.
Alternativa 2.
Cereal, patata forraje.
Cereal, maíz-grano, nabo forrajero.
Palencia
Alternativa l.
Alternativa 2.
Cereal secano.
Cereales secano, remolacha regadío.
Los resultados obtenidos, tras la investigación para cada
comarca y alternativa de las necesidades por Ha y maquinaria y mano de obra evaluadas mensualmente, fueron los
siguientes:
a)
Maquinaria
En la comarca de Lérida, y para 1a alternativa 1(frutales
en regadío), aparece un fuerte subempleo estacional de la
maquinaria en el período que va desde noviembre a febrero.
En el resto del año es bastante regular, excepto en la época
de recolección en que, debido a la utilizaeión del tractor y
remolque como medio de transporte, se produce una punta
de utilización. En cambio, para la alternativa 2(frutales
regadío, herbáceos regadío) el subempleo estacional es menor ya que sólo hay dos meses en que no se necesita
maquinaria. Es muy importante insistir en el hecho, ya
mencionado, de que el estudio del subempleo que se desarroIla es teórico; es decir, que desde una perspectiva teórica,
en estos meses no es necesario el tractor para labores o
cualquier tipo de operaciones con cultivos; pero en la práctica esto no significa que muchos agricultores utilicen el
tractor en estos meses para algunas operaciones, independientemente de que muchas de ellas sean innecesarias.
En la comarca de Palencia hay un período de julio a
octubre (para la alternativa 1 de cereales secano) que exige
un fuerte empleo de tractor, pero en el resto del año,
excepto un poco en marzo-abril, la utilización es mínima.
Esta alternativa implica, pues, un subempleo estacional elevado y mayor que ias dos alternativas de Lérida. Sin embargo, al estudiar la alternativa 2(cereales secano, regadío
remolacha y alfalfa), se observa una gran regularidad en las
necesidades de tracción y sólo en diciembre no se utiliza.
Esta alternativa es interesante, ya que evita el problema de
la estacionalidad como consecuencia de la combinación de
distintos cultivos. EI subempleo estacional en Palencia con
esta alternativa es mucho menor que en Lérida.
Por último, en la comarca de Lugo y para las dos alternativas de cultivo, las necesidades son irregulares. Sin embargo, es necesario destacar que, debido al peso que en las
explotaciones de esta comarca tiene la ganadería, las necesidades totaies son muy uniformes a lo largo del año. En
efecto, la ganadería exige horas fijas todos los días del año
de manejo, pastoreo, alimentación, etc. y, como consecuencia, se puede asegurar que las explotaciones de la comarca
de Lugo son las que tienen menor subempleo estacional de
entre las tres comarcas.
b)
Mano de obra
En la cornarca de Lérida, la curva de necesidades teóricas es muy irregular para la alternativa 1(sólo frutales); en
la época de recolección hay una enorme punta de trabajo y
luego, otra menor en prímavera. Esta punta en la recolección es la que obliga muchas veces, incluso en explotaciones con mano de obra familiar abundante, a recurrir al
empleo de jornadas eventuales. Para la alternativa 2, las
conclusiones son prácticamente las mismas.
En relación con la comarca de Palencia, las necesidades
son más regulares que para Lérida y especialmente para la
alternativa 2, aunque ésta tiene el problema de aclareo y
recolección de remola^ ha que exige gran cantidad de mano
de obra, Io cual explica la necesidad, en las explotaciones
con esta alternativa, de recurrir al empleo de mano de obra
eventual.
Para Lugo, y teniendo en cuenta que la mayor regularidad que ímplica la ganadería se refleja más en la mano de
obra que en el tractor, puede considerarse que en el empleo
no tiene variaciones fuertes a lo largo del año y que en la
comarca no existe subempleo estacional.
3.
Empleo
El proceso de desarrollo económico está íntimamente
relacionado con todos los aspectos relativos al empleo de
79
mano de obra. El pleno empleo es, en una economía moderna, uno de los objetivos prioritarios de la política económica. Se pretende con su consecución alcanzar cotas de producción óptimas compatibles con un máximo bienestar de la
población, elíminando factores tan desequilibrantes como el
paro o el subempleo de la mano de obra.
La función de la mano de obra del medio rural ha sido
en España y en los países de Europa occidental (15) la de
reserva laboral utilizable en el proceso de crecimiento de
otros sectores de la economía. La agricultura ha sido, de
esta forma, factor desencadenante del desarrollo, al permitir
un proceso de acumulación de capital (16) transferible, junto con la mano de obra que se iba requiriendo en cada
momento, al sector industrial y de servicios. La movilidad
de la mano de obra agrícola, si bien ha sido factor histórícamente transcendental en el proceso de desarrollo general,
ha tenido una repercusión no menor en la estructura de la
agricultura y su transformación ha influido de forma decisíva en la evolución del nivel de ingresos de la población
rural. La evolución de la productividad de la agrícultura
está ligada al ritmo de desarrollo de los otros sectores y,
cuando la tasa de crecimiento e ^ en éstos insuficiente, se
provoca un subempleo de la mano de vbra agrícola. En
otras palabras, la agricultura sostiene una parte importante
del subempleo global con tasas de crecimiento económico
relativamente bajas (17}.
Si se considera la pobiación activa agrícola como la
simple diferencia entre la total y la aprovechable en la
industria y los servicios, queda claro que sólo se producirán
transferencias del sector prímario al secundario y terciario
en aquellos momentos de auge, contando con un subempleo
estructural en la agricultura. Cuando el desarrollo económico general no es satisfactorio, el subempleo de la mano de
(15) L. Malassis: «Adaptation de la main d'oeuvre agricole aux objectifs de la croissance économique». Etudes d'Economie Rurale. Ecole
Nationale Supérieure Agronomique de Rennes, 1973.
(16) «La evolución de la Agricultura en España». Banco Urquijo,
19b9.
(l7) L. Malassís: «Population et emploi en agriculture». Etudes d'Economie Rurale. Ecole Nationale Supérieure Agronomique de Rennes,
1972.
80
obra agrícola encubre, de forma más tolerable políticamente, una situación que degeneraria en paro en otros sectores.
La agricultura exigiría, como actividad económica, la
determinación de unos niveles óptimos de empleo, en forma
de maximizar la productividad de la mano de obra y, con
ella, unos niveles de ingresos adecuados y semejantes a los
de la industria y los servicios. Una intervención política en
este sentido Ilevaría al descubrimiento de unos excedentes
de mano de obra como diferencia entre la población activa
agrícola total y aquel nivel de empleo que, alcanzando los
niveles de producción deseados, tendiera a maximizar la
productívídad del trabajo agricola. En estas condiciones se
justifica una intervención pública que compense, por otra
vía, una transferencia de ingresos al sector agrario que
tienda a amortizar tan desfavorable situación. Alcanzadas
ciertas cotas de desarrollo económíco general, los deseos de
un nivel de vida satisfactorio en las zonas rurales exigen
una cierta paridad equivalente entre ingresos agrícolas y no
agrícolas que estabilicen la situación de la población carnpesina.
Según la O. C. D. E. (18), la capacidad óptima de empleo en la agricultura depende de la importancia del mercado de productos agrícolas, de las técnicas utilizadas y de la
demanda de mano de obra por parte de los sectores no
agrícolas, factores todos ellos de tipo dinámico dentro de
una sociedad en desarrollo que impiden un ajuste definitivo
de las necesidades de mano de obra en la agricultura, lo que
exige aproximaciones sucesivas según las variaciones de
díchos factores. Existe, además, una serie de litnitaciones a
la optimización de la productividad de la mano de obra,
procedentes de la estructura misma de la agricultura (19). El
carácter estacional de muchos de los trabajos es un factor
muy importante que considerar, especialmente en aquellas
regiones de monocultivo en que no se pueda establecer un
escalonamiento adecuadó de cultivos que remedie esta situa(18) O. C. D. E.: «La mobilité geographique et profesionnele de la
main d'oeuvre rurale». Serie Documentation dans I'Agriculture et 1'Alimentatíon, 1971.
(19) O. C. D. E.: «Problemes de la main d'oeuvre agricole». Documentation dans 1'Agriculture et l'Alimentation, 1972.
81
ción generadora de subempleo. Un segundo factor muy
importante que considerar es el tamaño de las explotaciones,
su excesiva parcelación y el régimen de tenencia, elementos
todos ellos que impiden una racionalización de la actividad
agraria, o que dificultan, como en el caso del régimen de
tenencia, el cambio de sector del agricultor, al existir en
numerosas ocasiones una identificación entre la propiedad
de la tierra y la propia historia de la familia. Otros factores,
como la distribución por edades de la población campesina,
la inmovilidad y la imposibilidad de usos alternativos de la
tierra y de otros bienes de capital agrario dificultan, en
muchos casos, la movilidad de la mano de obra agrícola. La
productividad del trabajo en la agricultura viene deteriorada, además, por el espectacular incremento de la productividad de los otros factores de producción.
Todas las innovaciones de tipo biológico, químico, o
económico hacen aumentar la producción. Pero el mercado
de productos agrícolas no es tan fácilmente ampliable, la
demanda es inelástica en muchos casos y, por ello, la adopción de técnicas «sofisticadas» conduce progresivamente a
una reducción en el número total de explotaciones y del
nivel de población activa agrícola. Un factor que incrementa igualmente su productividad es la gestión u organización,
que, al tiempo, exige un perfeccionamiento o sustitución de
mano de obra cada día más cualificada. La progresiva especialización de ésta, así como fenómenos como la integración
vertical, el cultivo por contrato, etc. reducen el número de
decisiones que adoptar a nivel de explotación y perfeccionan el proceso productivo a costa de la dependencia del
agricultor respecto a una organización que cada día les es
más ajena.
Las exigencias de la industria y los servicios en factor
trabajo y la necesidad de elevar la productividad de la
agricultura son fuerzas que operan en la misma dirección de
transferencia de mano de obra del sector prímario al secundaria y terciario. La elevación de salarios agrícolas, consecuencia de la disminución en la oferta de trabajo, es un
factor importante que impulsa al empresario agrícola a la
sustitución del trabajo, ante su escasez, por capital. E1
empresario agrario evita así, en lo posible, el riesgo que le
supone la dependencia respecto de una mano de obra cuya
82
contratacíón Ilega a ser difícil, costosa y no siempre segura
en el momento oportuno. Además, el factor trabajo tiene
unas características que dificultan aun más su utilización.
Es preciso recordar la existencia de salarios mínimos, regímenes de Seguridad Social, etc. y toda una serie de medidas
de tipo laboral que encarecen la utilización de mano de
obra. Si se añade ta corta disponibilidad económica de la
mayoría de los empresarios agrarios, se llega a una situación
de «escasez artificíal de mano de obra en las zonas agrícolas» (20).
Dentro de este contexto general, la explotación de tipo
familiar sufre de forma directa la crisis de la agricultura. El
empresario participa no sólo en la gestión de la empresa,
sino en la actividad laboral diaria. Ayudado o no por otros
miembros de su familia, y con la colaboración o no de
obreros contratados fijos o eventuales, el empresario familiar se enfrenta con la necesidad de adoptar multítud de
decisianes importantes sin la preparación y orientación precisas en muchos casos, dentro de una situación cambiante
que lo desborda y en condiciones muchas veces inferiores a
las de los trabajadores asalariados del campo. EI criterio
que guía al empresario familiar no es siempre la maximización de la rentabilidad de su trabajo o de las inversiones que
hace (21).
Ahora bien, la agricultura de tipo familiar es un concepto no siempre preciso puesto que, según regiones y según
explotaciones, es frecuente hoy día localizar modernas empresas familiares que han sido adaptadas a las necesidades
del mercado y que remuneran el trabajo familiar de forma
altamente satísfactoría.
Paralelamente al estudio realizado con el subempleo de
maquinaria, se ha llevado a cabo una análisis sobre el
(20) Keith Marsden. «Mecanización y empleo en ta agricultura».
O. I. T., 1970.
(21) José Manuel Naredo: «La evolución de la agricultura en 1~spaña», pág. S1. «Este tipo de propiedad ligada directamente al trabajo, a
diferencia de la explotación capitalista, no es considerada por el agricultor familiar b^jo un criterio de rentabilidad, sino como un medio de
ganarse la vida trabajando»... «Las dificultades de incrementar la retribución al trabajo familiar en la medida en que aumentan los salarios hacen
entrar en una crisis irreversible a este tipo de explotaciones.»
83
subempleo de la mano de obra en las explotaciones familiares. La principal diferencia respecto al subempleo de maquinaria, es que en este caso sólo tiene sentido analizar el
subempleo de aquellas personas que trabajan de forma permanente y como actividad principal, en la explotación. No
se considera pues, el subempleo de aquellos miembros de la
familia que trabajan a tiempo parcial u ocasionalmente en la
explotación familiar.
3.1.
EI empleo de !a mano de obra en las explotaciones
familiares estudiadas.
El trabajo agrícola posee características generales detectables en cualquier región, consecuencia de la existencia de
factores que actúan a nivel global, y peculiaridades cuya
causa es preciso buscar en situaciones concretas y en el
conocimiento profundo de la realidad comarcal en que se
desenvuelve la agricultura. Por ello -previa al análisis de
los resultados obtenidos en la encuesta- se incluye a continuación una visión de conjunto referente al trabajo agrícola en las Comarcas de Palencia, Lugo y Lérida, obtenida a
partir de informes elaborados por los equipos que efectuaron el trabajo de campo en cada zona.
3J.1.
Comarca del Cerrato (Palencia)
La evolución de la estructura agraria en la comarca
palentina del Cerrato ha sido importante en el período 19621972. Las características principales de esta evolución han
sido:
- Incremento del tamaño de la empresa agraria, con
disminución, en muchos municipios, de explotaciones menores de 10 Ha.
- Disminución enorme de la mano de obra asalariada
con incremento paralelo del nivel de salarios percibidos,
como consecuencia de la emigración y del trasvase de mano
de obra a otros sectores.
- Importante incremento en los niveles de mecanización.
- Tendencia a la agrupación en Grupos Sindicales de
colonización, pero sin Ilegarse a desarrollar el movimiento
cooperativo como hubiera sido de esperar.
84
- Desaparición o disminución de ciertos cuitivos con
tendencía a la especialización cerealista (trigo y cebada),
remolacha y explotación de ganado ovino.
Considerar estos factores es imprescindible en la comprensión de la situación presente de la explotación familiar
y de la utilización de la mano de obra familiar o contratada
en la zona.
a)
Mano de obra fija.
La utilízación de la mano de obra fija es escasa en el
Cerrato. De cualquier modo es preciso señalar que, de las
tres zonas estudiadas, es la comarca palentina la que presenta una estructura de empleo más diversificado y, por tanto,
mayores exigencias de análisis. EI empresario familiar mantiene por lo genera) una actitud de rechazo frente a la
contratación de mano de obra fija, aunque esto le represente en determinadas épocas enfrentarse con jornadas de trabajo de díez o doce horas. Y más que la escasez, es el
precio de esta mano de obra el que determina esa actítud,
que a la vez tiene una repercusión importante en la disminución del censo de ganado ovino en las explotaciones familiares de la zona.
El pastor es el obrero fijo más utilizado en la región,
junto con el tractorista. Es difícil encontrar un labrador que
maneje personalmente su rebaño. Todos estos factores tienen por consecuencia la agrupación de un solo rebaño bajo
el cuidado de un pastor, de las ovejas de varios agricultores,
si el número de éstas no es suEciente para justificar el gasto
individual. El pastor suele recibir 2 pesetas/oveja y 1 peseta/litro de leche como prima por manejo y ordeño (22).
En los casos de existir obreros fijos, el salario suele
oscilar entre 325 y 400 pesetas/día y asegura, además, casa,
luz, leña, etc., por cuenta del empresario. De cualquier
modo, es muy difícil encontrar obreros fijos en explotaciones menores de 100 Ha.
EI empresario familiar procura enfrentarse él solo, con
la ayuda de algún hijo o agrupándose con algún familiar,
con el trabajo de su explotación. El hijo soltero que trabaja
en la explotación no suele recibir ninguna remuneración,
(22) Debe tenerse en cuenta que todos los datos están referidos a la
época de la realización de la encuesta: otoño de 1974.
85
pero al casarse, si el padre lo necesita y él permanece en la
explotación, sigue trabajando como asalariado cobrando un
sueldo fijo.
Existen además otras dos formas de trabajo agrícola fijo
por cuenta ajena. Una de ellas es la de algunos socios
miembros de Cooperativas o grupos sindicales de Colonización que son contratados como obreros fijos por la cooperativa o el grupo; se convierte así el obrero en su propio
empresario. Otra situación es la que se establece al trabajar
un agricultor pequeño, a tiempo completo, para otro mayor
que le permite libremente realizar las labores de ambas
explotaciones conjuntamente, mediante la utilización del
equipo y maquinaria existentes en la mayor de las explotaciones y reservándose cada agricultor el producto íntegro de
sus tierras.
La figura del obrero agrícola contratado fijo tiene mayor
importancia en explotaciones de gran dimensión, sean éstas
pertenecientes a un solo empresario o hayan surgido de la
unión de varios agricultores. La diferencia entre unas y
otras estriba, por lo general, en que en el primero de los
casos citados ni el empresario ni sus hijos suelen realizar
trabajo alguno en la explotación -salvo el de gestión u
organización- mientras en los grupos sindicales de Colonización o cooperativas, los socios suelen trabajar como un
agricultor más, aunque puedan llegar a contratar mano de
obra fija.
b) Mano de obra eventual
EI agricuttor familiar del Cerrato suele tener necesidad
de recurrir a la contratación de mano de obra eventual en el
aclareo, recolección y limpieza de la remolacha. Algunas
veces utiliza también trabajadores eventuales para despedregar sus tierras.
Existe, sin embargo, una gran escasez de este tipo de
mano de obra en la mayoría de los pueblos, y se tiene que
acudir frecuentemente a una contratación eventual cubierta
normalmente por cuadrillas de andaluces o por grupos de
gitanos a destajo.
En la campaña de 1974, el salario a destajo ascendió a
7.500 pesetaslHa en el primer aclareo de la remolacha y
4.000 pesetas/Ha, en el segundo. En aquellas zonas donde
es posible encontrar aún pequeños agricultores dispuestos a
86
trabajar eventualmente en otras explotaciones, además del
salario acordado o jornal suele concederse la posibilidad de
la utilización de la maquinaria del empresario por parte de1
obrero en su propia tierra.
c) Otras características de las relaciones laborales en
las explotaciones
En una explotación tipo, si el empresario no es demasiado anciano suele llevar él mísmo el tractor. Si el agricultor
es mayor, cuida de la viña, ayuda en !as labores de la
remolacha y, muy frecuentemente, sigue Ilevando la ge^tíón
de la expiotación. Las mujeres no suelen trabajar en el
campo. Algunas veces ayudan en el entresaque de la remolacha o en la descarga del ganado en verano, cuando el
empresario no tiene otra ayuda. En caso de tener cerdos,
gallinas, etc., es ella la que se encarga de cuidarlos y
alimentarlos.
El trabajo del asalariado fijo se contempla, cuando existe, más como una ayuda que como una relación exclusivamente laboral. Normalmente vive en el pueblo; si es forastero, especialmente en el caso de los pastores, el empresario puede proveerle de vivienda, aunque siempre fuera de la
casa familiar. Salvo en el caso del hijo asalaríado o de los
pastores, por su remuneración en el ordeño, el trabajador
fijo no participa en ningún tipo de bene^cios. La jornada
laboral, festivos, vacaciones, etc., es idéntica a la de los
trabajadores familiares. Se trabaja cuando es preciso, las
horas necesarias, todos por igual.
3.1.2.
Comarcu lucense
La actividad de la mano de obra agrícola víene determinada, también en el caso de esta comarca, por las características propias de la agricultura y empresa agraria de la
zona entre ías que, de forma muy sintetizada, es preciso
considerar:
- Característico minifundismo, en el que diferenciar
familia y empresa, hogar y parcelas, es tarea difícil. Prueba
evidente de ello es el abandono del cultivo de las tierras
liberadas por los emigrantes. En estos casos no se recurre al
arrendamiento o la venta. La tierra espera a sus legítimos
propietarios.
87
- Economía basada fundamentalmente en el autoconsumo de productos agrícolas y en el reempleo para la producción ganadera: maíz, centeno, nabos, etc. La producción
comercializable procede principalmente del ganado vacuno.
- Importante incremento en la mecanización, tractores
de segunda mano especialmente, y la interpretación de servicios de familiares y vecinos, dentro de una estructura
poblacional muy dispersa.
a) Mano de obra fija.
Et obrero asalariado fijo no existe prácticamente en las
explotaciones familiares lucenses, y tampoco es fácil encontrarlo en Cooperativas donde los mismos socios suelen efectuar los trabajos precisos. Carencia de mano de obra e
imposibilidad de afrontar el coste que representa su contratación son las razones principales que justifican este hecho.
El trabajo de la explotación se realiza normalmente por
parte de los miembros de la familia, no existiendo casi
diferencia en el trabajo a realizar. La mujer cuida las vacas
o sale al campo a recoger hierbas y hojas de nabo. El
tractor lo conduce el padre o, según la edad de éste, el hijo
o la hija. Si el obrero fijo existe, su trabajo, sueldo, etc.
tampoco está especialmente diferenciado respecto a los demás miembros de la familia. Todos `están bajo la autoridad
del empresario «pater familias».
EI trabajo famiiliar no suele ser remunerado con un sueldo, ni siquiera en el caso de los hijos casados.
b) Mano de obra eventual
Las necesidades punta en la explotación familiar lucense, se cubren generalmente mediante colaboración entre
familiares o vecinos que van realizando las labores cada día
en una de las explotaciones. Esta forma de proceder es
característica en la recolección de cereales. Al no usarse la
cosechadora, precisan «mayar» (trilla de cereales y limpia
de grano) tarea que realizan juntos y alternativamente en
casa de cada uno de los miembros del grupo.
La contratación de mano de obra asalariada suele dirigirse a tareas eventuales como• sacar estiércol y repartirlo por
las tierras, la siega y la recogida de la hierba, etc. Suele
contratarse a partir de la primavera. El pago se verifica con
el jornal, las comidas diarias que suelen ser tres y algo más
88
copíosas de lo normal. Los jornales varían según municipios
entre 25U y 400 pesetas/día.
3.1,3.
Cnmarca de Lérida
Conviene distinguir dos grandes grupos de explotaciones
en el estudio del empleo de mano de obra en Lérida; explotaciones con frutales, localizadas en la comarca de Segria, y
explotaciones con cultivos herbáceos (alfalfa y cereales fundamentalmente) en el Urgell. Existen muchos tipos intermedios, donde coexisten las frutales y los herbáceos, y cuya
utilización de mano de obra es también intermedia entre los
dos extremos.
a) Mano de obra fija.
l. Explotaciones de frutales:
Es prácticamente inexistente la contratación de mano de
obra fija en este tipo de explotaciones. Son generalmente de
pequeña dímensión, típicamente famiiiares. Las labores de
cultivo son realizadas por el jefe de explotación, ayudado a
veces por algún hijo. La mujer sólo interviene en las labores
agrícolas en el momento de la recolección, en la cual participa toda la familia, por tener que ]levarse a cabo en un
plazo de tiempo muy corto.
Z.
Explotaciones del Urgell:
Tampoco es corriente en el Urgell la contratación de
mano de obra fija. Las explotaciones son de tamaño mayor.
Es más corriente el trabajo permanente de dos o más miembros de la familia. Algunas explotaciones mayores, o donde
el agricultor no tiene ayuda de algún hijo o familiar, contratan un tractorista o un peón. También puede trabajar en la
explotaCión como asalariado algún hijo casado.
Por fin, algunas explotacíones agropecuarias de carácter
familiar contratan un vaquero, pero es poco frecuente.
b) Mano de obra eventual.
Prácticamente todo el trabajo asalariado o contratado en
las explotaciones familiares de la zona corresponde a mano
de obra eventual.
1, Explotaciones con frutales:
Existen dos labores muy específicas para las cuales el
empresario familiar acude a la contratación de obreros eventuales: la poda en invierno y la recolección en verano. El
89
tipo de mano de obra a la que se acude es muy diferente en
cada uno de estos casos.
Para la poda se necesita una mano de obra especializada
y, por ello, se acude a unas cuadrillas de jóvenes agricultores que se forman en los pueblos y recorren las explotaciones para efectuar la operación. Casi todos los agricultores
han asistido a cursillo de poda de Extensión Agraria o del
P. P. O. y dirigen a los jóvenes podadores. Estos son hijos
de agricultores que aprovechan un período de poco trabajo
en la explotación para ganar algo de dinero para sus propios
gastos ya que, mientras permanecen en casa de sus padres,
no cobran sueldo alguno por su trabajo en la explotación de
la familia.
Para la recolección, en cambio, no se necesita ningún
tipo de cualificación, y se acude a niños, mujeres y viejos
de la familia. Como la necesidad de mano de obra es muy
grande y está muy concentrada en un período corto de
tiempo, se presenta un grave problema de escasez que
obliga a recurrir a eventuales, trabajo al que usualmente
acuden cuadrillas de andaluces. También se está acudiendo
en los últimos años a estudiantes, aunque en proporción
todavía pequeña.
2. Explotaciones sin frutales:
Las explotaciones sin frutales prácticamente no contratan mano de obra eventual salvo, en algún caso, para la
recolección del maíz o para cargar las pacas de alfalfa o de
paja. Son relativamente poco frecuentes las explotaciones
exclusivamente dedicadas a cultivos herbáceos; más normal
es en esa zona que existan algunos frutales en todas las
explotaciones. En este caso, el agricultor acude también a
la mano de obra eventual para la recolección y la poda.
3.2.
Factores agrícolas que inciden en la utilización de
la mano de obra
Junto a la repercusión del desarrollo general del país en
la emigración y los niveles de población activa agraria es
preciso considerar otro conjunto de factores propios de la
agricultura, y específicos en cada zona, que condicionan el
empleo de mano de obra. Cada día la actitud del agricultor
ante su actividad y su explotación es más de tipo económi-
90
co, y crece la importancia de estos condicionamientos que
se podrían denominar endógenos. Para analizarlos se utilizará, como fuente de información principal, la encuesta verificada en el otoño de 1974 en las tres comarcas estudiadas.
.i.l.l.
El empleo agrrcola, 1a dimensión y el tipo de cultivo
de las explotaciones
El tamaño de una explotación agrícola es un factor difícilmente separable del tipo de aprovechamiento en cuestiones que afectan al ernpleo de la mano de obra en agricultura. En términos absolutos, un incremento del tamaño de las
explotacíones viene acompañado por superior necesidad en
la utilización de mano de obra; pero es preciso completar
esta idea trivial con un conocimiento cierto sobre los cultivos y el tipo de explotación por comarcas, y sus necesidades en mano de obra y maquinaria, ya que una mayor
dimensión no implica directamente una mayor intensidad de
cultivo.
Con este fin, se ha definido en cada una de las comarcas
unos tipos de explotacíones característícas de la agrícultura
de cada región y que se enumeran, de menor a mayor
intensidad de aprovechamiento, en el cuadro.
CUADRO 9
PALENCIA
1.
2.
3.
4.
6.
Secano ]00 por 100. Cereal y leguminosas.
Secano. Regadío < 10 por 100. Sólo cereal.
Secano. Regadío < 10 por 100. Cereal, remolacha,
soja, alfalfa.
Secano. 10 por ]00 < Regadío < 30 por 100. Cereal,
remolacha, alfalfa.
5. Secano. Regadío > 30 por 100. Cereal, remolacha, alfalfa.
Secano. Regadío con ganado.
LUGO
1.
2.
Explotación de porcino para autoconsumo.
Explotación de porcino comercializable.
9l
3.
4.
5.
6.
7.
Explotación de vacuno para carne, leche y trabajo.
Explotación de vacuno para carne, leche y trabajo
y porcino para autoconsumo.
Explotación de vacuno para carne, leche y trabajo
y porcino comercializable.
Explotación de vacuno para carne y leche y porcino para autoconsumo.
Explotación de vacuno para carne y leche y porcino comercializable.
LERIDA
l.
Sólo secano. Herbáceos.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Sólo secano. Herbáceos y leñosos.
Regadío herbáceos y secano leñosos.
Explotación agropecuaria.
Regadío frutales y herbáceos sólo leñosos.
Regadío frutales y secano herbáceos y leñosos.
Sólo Regadío. Herbáceos.
Sálo Regadío. Frutales > 50 por l00 y herbáceos < 50 por 100.
Sólo Regadío. Frutales < SO por 100 y herbáceos o
huerta > 50 por 100.
Sólo Regadío. Frutales.
9.
10.
Las necesidades de mano de obra se han medido en
UTHlHa y las de maquinaria, en CVlHa, luego de haber
establecido cuatro intervalos en cada comarca.
Los intervalos fijados en Palencia son:
1= 0,00 - 0,02 UHT/Ha
2= 0,03 - 0,05
"
3= 0,06 - 0,10
"
4= 0,10 - 0,70
"
1= 0,0 - 0,9 CV/Ha
"
2= 1,0 - 1,5
"
3= 1,6 - 2,0
4= Más de 2,0 CV/Ha
En Lugo:
1= 0,02 - 0,09 UTHJHa
2= 0,10 - 0,20
"
3= 0,21 - 0,50
"
4= 0,51 - 2,50
"
1= 0,0 - 0,5
CV/Ha
"
2= 0,6 - 3,0
"
3= 3,1 - 4,5
4= Más de 4,5 CV%Ha
9?
En Lérida:
1= 0,00
2= 0,08
3= 0,16
4= 0,34
- 0,7
UTH/Ha
"
- 0,15
-- 0,33
"
- 0,84
"
1= 0,0 - 2,0 CV/Ha
2= 2,1 - 3,0
"
"
3= 3,1 - 4,5
4= Más de 4,5 CV/Ha
En Pulenciu la intensídad en la utilización de mano de
obra parece estar íntimamente relacionada con la existencia
de regadío en la explotación y con la diversificación del
cultivo. El tipo número 5 resulta ser el de mayor intensidad
en UTH/Ha; tal intensidad disminuye en el tipo número 4 y
en et número 3.
La utilización de maquinaria, en CV/Ha, es similar, con
la diferencia de que el tipo número 6, explotaciones con
ganadería, ocuparía el segundo lugar en necesidades ínmediatamente detrás de las del tipo número 5, explotaciones
con cultivos diversi6cados y con más del 30 por 100 de
supe^cie en regadío, que vuelven a ser las que utilizan más
CV/Ha: un 50 por 100 tiene más de 2 CV/Ha.
En Lugo, la intensidad de mano de obra es muy superior
a(as otras comarcas, pero así como en la comarca palentina
existía una relación directa entre los tipos de explotación
con mayor intensidad en mano de obra y las que emplean
mayor número de CV/Ha, en la comarca lucense la relación
es inversa.
El tipo número 6, que no utiliza el vacuno para trabajo,
es el que tiene una intensidad de mano de obra mayor. En
un 34 por 100 de los casos se emplea más de 0,5 UTH/Ha y
un 89 por 100, más de 0,2 UTH/Ha. Inmediatamente después
se sitúa el tipo número S, en el cual el vacuno se emplea
ta^nbién para trabajo, pero con comercialización de porcino.
Un 70 por 100 de estas explotaciones emplea más de 0,2
UTH/Ha. Las explotaciones de porcino comercializable,
tipo número 2, siguen en intensidad, y en las más mecanizadas, el tipo número 7, un 63 por 100 utiliza menos de 0,2
UTH/Ha. En este último tipo de explotaciones, con vacuno
de carne y leche y comercialización de porcino, se observa
la máxima mecanización. Un 55 por ] 00 de ellas emplean
más de 3,1 CV/Ha. El tipo número 2, que emplea más de
3,1 CV/Ha en un 59 por 100 de los casos, es, junto con el
anterior, el más mecanízado.
93
EI tipo número 6, que emplea un máximo de mano de
obra, es el menos mecanizado: un 86 por 100 de las explotaciones utiliza menos de 0,5 CV/Ha.
La relación entre número de UTH/Ha y de CV/Ha es, en
cambio, directa en la comarca de Lérida. Las explotaciones
más mecanizadas y con mayor intensidad en el empleo de
mano de obra son las que tienen toda su supe^cie en
regadío y en ambos casos la intensidad proporcional al
porcentaje de frutales. Los tipos 9 y 10 son los más mecanizados y con mayor UTH/Ha. En ambos casos puede afirmarse que en un 10 por 100 emplean más de 0, l6 UTH/Ha.
El número de CV/Ha es muy elevado: en un 75 por 100 de
los casos del tipo número 10 y en un 67 por 100 de los del
tipo número 9 se emplean más de 4,1 CV/Ha.
Siguen en intensidad a los anteriores los tipos 4, 7 y 8.
Las explotaciones agropecuarias tipo número 4 utilizan en
un 50 por 100 de casos más de 0,16 UTH/Ha y 4,1 CVlHa.
3.2.2.
La inten.sidad (UTH/Ha) de ^mpleo agríccrla. Análisis de rc^gresiones.
La intensidad de empleo UTH/Ha se ha sometido a un
análisis de regresión multivariable en cada una de las tres
comarcas.
En la comarca de Palencia, la variable que mide la
intensidad de mano de obra en la explotación (UTHJHa)
presenta un elevado grado de relación con la proporción de
supe^cie en regadío, R= 0,56.
Este resultado es lógico, ya que a una mayor superficíe
de regadío le corresponde una mayor intensidad de cultivo
y lógicamente una mayor intensidad de mano de obra.
El análisis de la varianza indica que la introducción de
cualquiera de las otras variables consideradas (grado de
parcelación, tipo de explotación, porcentaje superficie labrada y tamaño) no es significativo al nivel 5 por 100.
Como conclusión puede decirse que en Palencia la intensidad de mano de obra responde a características estructurales de la explotación familiar.
En Lérida el índice de intensidad de mano de obra
presenta unos coeficientes que son significativos; en efecto,
el coeficiente de correlación de la variable UTH/I-ia con
94
tipo de explotación es R= 0,64, con CV/Ha es 0,55 y con
tamaño, 0,52.
Puede admitirse, pues, que el índice de intensidad de
mano de obra está altamente relacionado, individualmente,
con el grado de intensidad de explotación, con la intensidad
de mecanízación y con el tamaño.
La primera relación es muy lógica, ya que a mayor
intensidad de explotación le corresponde una mayor intensidad en mano de obra.
La relación con el índice CV/Ha es interesante: en un
principio podría parecer que 1a relación, en el caso de
existir, debería ser negativa, es decir, a mayor intensidad de
mano de obra, menor intensidad de maquinaria (ya que son
sustitutivos en general). Sin embargo, en la comarca de
Lérida es normal la correlación positiva, ya que los posibles
cambios de maquinaria por mano de obra ya se han realizado desde hace años y, además, de forma generalizada. Por
otro lado, los cultivos de la comarca, en especial los frutícolas, permiten poca mecanización en labores muy importantes como poda y recolección, lo cual explica que las explotaciones sean intensivas en general, tanto en mano de obra
como en maquinaria.
La relación con el tamaño es significativa y se interpreta
como que las explotaciones mayores son más exigentes en
mano de obra que las pequeñas, lo cual es muy normal y
más en cultivos de regadío intensivo.
Respecto a la comarca de Lugo puede concluirse que el
índice UTH/Ha está correlacionado significativamente con
el tipo de explotación y con el tamaño; sin embargo, los
coeficientes de correlación son bajos, 0,36 para el tipo de
ezplotación y 0,31 para el tamaño. Como consecuencia, la
regresión múltiple es sólo significativa con estas dos variables.
Por tanto, y al contrario que en Lérida y en Palencia, el
índice de intensidad de mecanización está más relacíonado
con las variables estructurales que el índice UTH/Ha. Sin
embargo, tanto en un caso como en otro, el tanto por ciento
de variaciones es muy bajo.
Quizá la conclusión más clara es que cuanto mayor sea
el grado de capitalización y modernidad de la agricultura,.
mayor es la dependencia de las variables de mecanización y
95
mano de obra respecto a las características estructurales de
la explotación familiar. De alguna manera, cuanto más capitalista es una agricultura, más se racionalizan las decisiones
de compra de maquinaria o contratación y empleo de mano
de obra, atendiendo al tamaño, cultivos, ete. En cambio, en
una agricultura casi de subsistencia como la de Lugo, las
decisiones no se producen en función de datos de la explotación, sino de otros aspectos subjefivos y, a veces, aleatorios.
3.2.3.
El emplc^o ugrt^^ulu y la ganuúeríu
La incidencia que la existencia de ganado tiene en la
utilización de mano de obra viene muy condicionada por las
características de la explotación ganadera en cada comarca.
En Palencia, según se ha señalado ya, excepto en casos
de grandes rebaños que precisan el cuidado exclusivo de un
pastor, es frecuente la utilización conjunta de éste por varios propietarios. La incidencia en el empleo es pequeña y
no se aprecian diferencias entre las explotaciones con ganado ovino o sin él. La existencia de ganado porcino tampoco
se refleja en una mayor utilización de mano de obra en esta
comarca.
En Lugo y Lérida, por el contrario, sí existe una relación
directa entre la existencia de ganado, especialmente vacuno,
y la intensidad en el empleo de mano de obra.
En Lugo se han cruzado los resultados de intensidad en
UTH/Ha obtenidos con el número de vacas por superficie
pastada y el número de vacas por superficie agraria útil. En
el estrato superior, con más de 3,5 vacas por hectárea de
superficie pastada, un 82 por 1(^ de las explotaciones emplea más de 0,2 UTH/Ha, y 48 por 100, más de 0,5 UTH/
Ha. En el estrato inferior, entre 0,01 y I,25 vacas por
hectárea, 42 por 100 emplean más de 0,2 UTH1Ha y sólo 10
por 100 de explotaciones más de 0,5 UTH/Ha.
La intensidad de mecanización, en CV/Ha, tiene una
relación inversa con el empleo de mano de obra, muy especialmente en el estrato superior, de más de 3,5 vacas por
hectárea de superficie pastada, donde un 72 por 100 de los
casos utiliza menos de 0,5 CV/Ha. Los estratos más mecanizados son los intermedios, de I,26 a 3,5 vacas por hectárea de superficie pastada. En este caso los resultados son
96
algo disUntos s ^ se ut ^I ^ za la supert ^c ^e agrar^a útil en la
mecanización del estrato superior, en este caso más de 0,8
vacas por hectárea.
Las explotaciones con ganado porcino tienen igualmente
una mayor intensidad de mano de obra que las que no lo
tienen. Un 64 por 100 emplea más de 0,2 UTH/Ha, mientras
que enire las que no tienen esa actividad sólo un 28 por 100
emplea más de 0,2 UTH/Ha.
En Lérida la existencia de ganado vacuno en la explotación implica igualmente una superior intensidad en el empleo
de mano de obra y, en este caso, también de maquinaria.
Las explotaciones con vacas utilizan más de 0,34 UTH/Ha
en un 65 por ]00 de los casos, frente a un 43 por 100 de las
explotaciones que no tienen vacas. Respecto a la intensidad
de mecanización, son el 64 por 100 de las explotaciones con
vacuno las que emplean más de 4,1 CV/Ha, frente a 36 por
100 de las que carecen de este tipo de ganado. Vuelve,
pues, a reflejarse la muy elevada intensidad de mecanización
por hectárea en esta comarca.
Por último, las explotaciones con ^anado porcino no se
diferencian, ni en la intensidad de mano de obra ni de
maquinaria, de las que carecen de esta actividad.
3.3. Estimación indirecta del subempleo de mano de
obra
Este apartado puede justificarse de forma similar que el
correspondiente a subempieo de maquinaria. Como consecuencia de que los datos de subempleo obtenidos en la
encuesta no son suficíentemente fiables, ha sido necesario
recurrir a la estimación indirecta y evaluar el exceso 0
defecto por comparación entre valores reales o ideales de
ciertos índices. El método empleado es e1 mismo que para
la maquinaria. El índice que se ha elegido para calcular el
exceso o defecto de mano de obra en la explotación es el
UTH/Ha familiar. Dada la composición del índice, lo que se
estudía es el subempleo global del trabajo familiar en la
explotación y no el subempleo individual de cada miembro
de la familia que trabaja a tiempo pleno.
También es necesario explicar una elaboración adicional
aplicada en la comarca de Lugo con la finalidad de aportar
97
más datos para dilucidar si la introducción de maquinaria,
fundamentalmente del tractor, ha inducido al subempleo de
la mano de obra familiar. Esta elaboración consiste en utilizar las explotaciones encuestadas que no tienen tractor,
para las que no se habían calculado los excesos de mecanización, puesto que carecen de ella, y obtener el exceso a
defecto de mano de obra. Para ello es necesario definir
nuestros valores ideales del índice UTH/Ha, ya que éstos
no sólo dependen del grado de parcelación, tamaño, tipo de
cultivos, sino también de las técnicas empleadas. Por tanto,
para explotaciones no mecanizadas que no tienen maquinaria ni la alquilan, se calculan los naevos valores teóricos y
así puede analizarse el subempleo de la mano de obra prescindiendo de la existencia de mecanización.
A continuación se analizan los resultados generales
obtenidos:
Léridn
En la comarca de Lérida el 21,69 por 100 de las explotaciones tiene un déficit de mano de obra, el 7,5 por 100 está
en equilibrio y 70,7 por 100 tienen exceso en el índice
UTH/Ha. Dentro de las explotaciones con exceso, el 23,5
por 100 tiene más del doble de la mano de obra necesaria.
La proporción de explotaciones con exceso de mano de
obra es, pues, muy elevada, aunque es menor que la proporción de las que tienen exceso de tracción. En definitiva se
puede deducir que en la comarca de Lérida ha tenido lugar
una auténtica explosión en la compra de maquinaria que ha
provocado un subempleo importante y que éste es superior
al de la mano de obra.
La dependencia del exceso de mano de obra con el
tamaño de la explotación puede deducirse del cuadro siguiente:
CUADRO 10
Rxplot. con exceso
U'/'F//Ha (`^o)
0- 5 Ha
5- 10 Ha
10 - 20 Ha
> 20 Ha
90,0
80,7
86,4
53,3
h.'xplot. con deJecto 0
eguil. UTH/Hu (`Io)
] 0,0
19,3
13,6
46;7
98
Palencia
EI 25 por 100 de las explótaciones de la comarca de
Palencia tiene defecto en el índice UTH/Ha, el 8 por 104
están en equilibrio y el 67 por 100 tiene exceso. EI porcentaje de explotaciones con exceso en mano de obra, así como
los valores que alcanza el exceso, es mayor para la maquinaria. Puede decirse, pues, que en Palencia el subempleo de
la mano de obra es mayor que el de la maquinaria.
CUADRO 11
Explot. con exceso
UTH/Ha
Tamaño
Explot, con defecto
UTH/Ha
0 - 10
10 - 30
30 - 50
7$,0
70,0
85,0
50 - 70
87,5
12,5
70 - 100
100 - I 50
150
>
75,8
61,5
50,0
24,2
38,5
50,0
25,0
30,0
15,0
Los porcent^jes de explotaciones con exceso alcanzan el
valor máximo para los estratos de tipo medio. Esto es
lógico, ya que en las pequeñas a veces no existe plena
dedicación de la mano de obra familiar. En el cuadro siguiente se pormenoriza esta característica.
CUADRO 12
Explot. con exceso
en UTH/Ha (%)
Tamarto
0
2
5
10
>
- 2
- 5
- 10
- 20
20
Ha
Ha
Ha
Ha
Ha
80
88
96
96
75
Explot. con defecto 0
equilib. U'fH/Ha (%)
20
12
4
4
25
Lugo
En la comarca de Lugo sólo el 7,14 por 100 de explotaciones tiene déficit de mano de obra. El 8,3 por 100 está
99
equilibrado y el 80,9 por 100 tiene exceso. El porcentaje de
explotaciones que tienen exceso de mano de obra es mayor
que el de las que tienen exceso de maquinaria. Por tanto, en
Lugo el subempleo teórico estimado de la mano de obra es
mayor que el de la maquinaria. Esto se debe a que el
tamaño de la familia, así como el número de miembros de
ella que trabajan, es mayor en esta comarca. Por ejemplo, la
mujer trabaja a pleno empleo, cosa que no ocurría en las
otras comarcas. Si a esto se añade el pequeño tamaño de la
explotación y la irracional forma de manejo de pastos y
ganado, se comprenderá el alto exceso en el índice UTH/
Ha, prueba evidente del bajo nivel de productividad de la
mano de obra familiar en esta comarca.
En el siguiente cuadro se refleja la relación del exceso 0
defecto del índice UTH/Ha con el tamaño:
CUADRO 13
pejecto UTH/Ha
i%)
Equilibrado UTH/Ha
i%)
Exceso UTHlHo
Í%)
Sin tractor y
menos de 10
vacas.
13,3
8,8
77,7
Con tractor y
menosdel0
vacas.
0
0
0
Con tractor y
más de 10
vacas.
0
23
77
Las conclusiones que se derivan de este cuadro son
interesantes. En condiciones de igual tamaño (estrato 0-10
vacas) el exceso de UTH/Ha es mucho mayor en las explotaciones con tractor que en las que no lo tienen. En las
explotaciones de más de 10 vacas y con tractor, el exceso
de mano de obra es similar al correspondiente a lás de
menos de 10 vacas y sin tractor; sin embargo, el porcentaje
de explotaciones con equilibrio de mano de obra es mayor
que en las explotaciones de menos de 10 vacas.
ioa
4.
Aspectos sociológkos
4.1.
Estructura familiar
Dado que la población ínterrogada era por definición
jefe de la explotación, no es de extrañar la elevada proporción de casados en la muestra, ya que el agricultor familiar
sueie acceder a la dirección de la explotación a una edad
avanzada, cuando se produce un acontecimiento sucesorio
propicio. Por eso, la mayoría de la población tiene una edad
madura o avanzada y escasean los hombres jóvenes, como
se observa a continuación.
CUADRO 14
^Qué edad tiene?
Grupo de edad
(ar7os)
Menos de 3S
De 3S a SS
Más de SS
No contesta
TOTAL
N
Palencia
%
Lérida
Lugo
N
%
N
%
12
61
29
8
10,9
SS,S
26,4
7,0
9
77
39
2
7,1
60,6
30,7
1,6
8
6S
36
1
7,3
59,1
32,6
1,0
( 110)
100,0
(127)
100,0
( 100)
100,0
X= 49,1
XZ = 50,6
X3 = 51,3
Se observa una distribución por edades bastante similar
en las tres provincias, con un elevado grado de madurez,
casi podriamos decir de envejecimiento, de la población
estudiada.
El número de hijos más frecuente oscila entre dos y
cuatro, lo que arroja una media de valor 3,53, netamer.te
superior a la media nacional, que na alcanza 1as dos unidades. La muestra obtenida en la comarca palentina ofrece un
número de hijos y un tamaño de familia mayores que los
respectivos en las comarcas lucense e ilerdense. Si se analíza la distríbución del número de hijos, por edad y sexo, en
Lugo y Lérida, se puede observar su menor potencial demográfíco en relación con el caso anterior.
La comarca ilerdense aparece como la más avanzada en
el proceso de la transición demográfica, como lo muestra
que su media de número de hijos, 2,35, sea la más cercana
a la media nacional y a la tasa mínima de reproducción, esto
es, 2,0. La comarca de Lugo ofrece valores intermedios
entre Palencia y Lérida, valores que, por otra parte, coinciden con bastante aproximación con los datos censales diferenciados provisionalmente.
La familia extensa es característica de las sociedades
campesinas, mientras que la familia nuclear responde estructuralmente a las sociedades más modernas de tipo industrial;
y con el objeto de investigar el carácter de la familia rural se
observó la presencia de otras familias en el hogar.
Lugo aparece, sin lugar a dudas, como el lugar en donde
persisten con mayor fuerza los rasgos de la familia extensa.
Casi un 70 por 100 de los entrevistados declaró tener en sus
casas otras familias aparte de la esposa e hijos; elevado
porcentaje que contrasta con la menor proporción de respuestas en tal sentido obtenidas en la comarca palentina.
Sin embargo, los tamaños medios de familias más elevadas se dan en la comarca palentina e ilerdense, por ese
orden, mientras que son reducidas las familias lucenses. Si
se recuerda que el tamaño medio de la familia española
oscila alrededor de 3,9 miembros, se observa, pues, que las
cifras de Lugo se aproximan más a esta media nacional, y
son superiores a ella los casos de ias otras dos comarcas.
Ahora bien, como se ha visto que es en Lugo donde se ha
encontrado un mayor número de familias extensas, todo
ello quiere decir que la tasa de emigración, de gente joven
sobre todo, debe ser muy elevada para poder dejar reducida
a un tamaño tan pequeño la composición actual de la familia.
4.2.
Trabajo de los miembros de !a familia
En primer lugar hay que señalar que resulta bastante
elevada la proporción de entrevistados con hijos que vivan
fuera del hogar paterno. El número de hijas que viven fuera
de casa es ligeramente mayor que el de hijos varones y ello
es debido probablemente a que, tratándose de explotaciones
102
familiares, ios hijos varones tiendan con mayor frecuencia a
quedarse en la casa paterna como sucesores, mientras que
las hijas salgan para trabajar o casarse fuera del hogar.
Al fijarse en !as actividades que ocupan a estos hijos que
viven fuera de casa se observa que es mayor ei número de
los que trabajan que el de los que estudian. La distribución
aparece bastante equilibrada para ambos sexos en las tres
comarcas, en el sentido de que se mantienen parecidas las
diferencias numéricas por sexo entre los hijos que estudian
y trabajan, lo que parece indicar que en materia de estudios
ya no se discrimina a las hijas con respecto a los varones,
como se había venido haciendo tradicíonalmente.
Se observó que el número de hijos que permanecen
trabajando en la explotación paterna es mínimo; oscila entre
e) 20 y el 30 por ]00 en las tres comarcas y es la comarca
ilerdense, con su agricultura familiar próspera, ia que ofrece
un mayor porcentaje de continuidad familiar. Por el contrario, es la comarca lucense la que ofrece una tasa menor de
hijos trabajando en ta expiotación, lo que pone una vez más
de manifiesto la fuerte crisis que está atravesando la agricultura tradicional familiar gallega. Una muestra muy significativa de esta crisis es la que ofrece la distribución de respuestas a la pregunta que inquiría sobre la sucesión en la dirección de la explotación cuando el agricultor entrev'rstado
dejara de trabajar plenamente.
CUADRO 15
^Quíén le sucederá en la explotacíón?
Palencia
%
- Un hijo
- Otro familiar
- Lo dejará en renta
- L.o venderá
- Otras respuestas
- No sabe
TOTAL
Lugo
%
Lérida
%
36,0
4,4
8,8
6,1
1,0
43,7
33,6
8,6
2,3
1,6
2,3
51,6
65,5
4,5
1,0
29,1
100,0
100,0
100,0
103
Dos categorías de respuestas merecen una atención inmediata. La primera es la que se refiere a los que contestan
que un hijo les sucederá. El porcentaje de respuestas es
francamente bajo, pensando en el futuro de la agricultura
familiar, en Palencia y Lugo, con porcentajes respectivos
del 36 y 33 por 100. Prácticamente el doble de respuestas
favorables se obtuvo en Lérida, en donde parece asegurada
la continuidad en la explotación familiar en unos dos tercios
aproximadamente de los casos. Casi complementando la
anterior discusión se pueden considerar las elevadas proporciones de «no sabe», que en este caso particular tienen un
significado especial, ya que indican la incertidumbre de eara
al futuro de la explotación, puesto que resulta dudoso que
los hijos que viven y trabajan fuera de casa, normalmente
en la gran ciudad, vuelvan al pueblo para hacerse cargo de
la explotación familiar. La emigración rural, por ahora, está
resultando irreversible, en un proceso acelerado de desarrollo tecnológico como es el caso de España. E1 51,6 por 100
en Lugo y el 43,7 por 100 en Palencia de respuestas en la
categoría «no sabe» cabe, pues, interpretarlos como crisis
real de la agricultura familiar, al no quedar apenas jóvenes
que deseen trabajar explotaciones poco rentables. Ese no
parece ser el caso en la comarca ilerdense, en donde el
porcentaje de «no sabe» ni siquiera alcanza a un tercio de
las explotaciones para las que, en su mayoría, está resuelto
el problema de la sucesión familiar.
Las diferencias culturales y de tipos de agricultura se
pone de nuevo de manifiesto al analizar el trabajo de la
mujer. En Lérida tampoco abundan los casos de trabajo
femenino en la explotación, tan sólo un 19,8 por 100, y
también es mínimo el trabajo femenino fuera de la explotación: un 1,9 por 100 en Lugo, 3 por 100 en Lérida y nulo en
Palencia. Inversamente, la dedicación a las tareas domésticas del hogar es mayoritaria para las mujeres palentinas, un
90,2 por 100, y minoritaria en la comarca lucense, con un
35,2 por 100.
También puede resultar interesante analizar el trabajo de
la esposa en función de la edad del agricultor entrevistado.
De nuevo los datos obtenidos diferencian con bastante claridad entre las tres comarcas estudiadas. En las comarcas
de Palencia y Lérida, el trabajo de la esposa es mínimo para
104
los grupos superiores de edad, mientras que tiene cierta
importancia en los grupos íntermedios y jóvenes. En Lugo
el trabajo de la esposa es más frecuente en los grupos
superiores de edad, mientras que disminuye entre los más
jóvenes. Hasta qué punto esta pauta observada obedece a
una tendencia general es algo que no se puede afirmar hasta
tanto no se realicen más investigaciones sobre el tema.
Aunque puede resultar arríesgado formular generalizaciones sobre la relación familia-explotación en las tres comarcas, y en base a la reducida muestra estudiada, cabe apuntar algunas operaciones. En la comarca palentina el peso del
trabajo de la explotación descansa, fundamentalmente, en la
aportación del jefe de la misma, que en muy pocos casos
recibe ayuda de la esposa, de los hijos o de otros familiares.
Existe en ia comarca palentina estudiada un auténtico problema sucesorio que probablemente hará crísis en un plazo
no superior a Ios diez años, a la vista de la edad media de
los agricultores entrevistados.
En la comarca lucense, el trabajo de la explotación se
reparte en una mayoría de los casos entre el jefe de aquella
y su esposa, aunque también es importante la aportación
laboral de otros familiares, normalmente de edad avanzada.
EI trabajo de los hijos en la explotación es minimo por estar
la mayoría trabajando fuera del campo. El problema sucesorío es, en este caso, también agudo y alcanzará un punto
crítico en un plazo de tiempo probablemente no superior a
los diez años.
En la comarca ilerdense, el panorama familiar en relación
con el trabajo en la explotación es diferente de los casos
anteriores. El peso principa) del trabajo en la explotación
descansa en la aportación del jefe de ésta, que se ve ayudado en su tarea con el trabajo de algún hijo, pero es mínima
la aportación laboral de la esposa y otros familiares. Por
ello, ei régimen sucesocio dentro de la familia está asegurado, probablemente por tratarse de explotaciones altamente
rentables que merecen la atracción de la juventud. En este
caso no es probable una crisis inmedíata de la agricultura
familiar.
4.3. Mecanización y estructura familiar
A continuación se van a relacionar algunas de las varia-
bles estudiadas en la sección anterior, dedicada a la estructura familiar, con diversos indicadores de mecanización. El
primer indicador que se anatice va a ser la «posesión del
tractor».
En las comarcas palentina e ilerdense son muy elevados
los porcentajes de agricultores encuestados que poseen tractor, casi el 90 por 100, mientras que en la comarca gallega
no alcanza al 50 por 100 la proporción de agricultores que se
encuentran en tal situación. Por ello, cabe esperar distintos
tipos de relaciones entre posesión de tractor y estructura
familiar en las tres comarcas.
Tanto en Palencia como en Lugo, las explotaciones que
tienen un sucesor es mucho más probable que posean un
tractor que l^s explotaciones que no cuentan con tal expectativa. En Lérida no aparece significativa tal relación, lo
que puede explicarse por las elevadas proporciones existentes en la muestra de explotaciones con tractor y con sucesor, lo que impide que se puedan apreciar tendencias diferenciales. Así pues, se puede concluir que la existencia de
las características estructurales de ésta es un factor positivo
en su mecanización. Asimismo, la presencia de un hijo en la
explotación favorece la posesión de tractor, lo que hasta
cierto punto es tautológico con la existencia de un sucesor,
ya que, normalmente, la presencia de un hijo que trabaja en
la explotación significa que está asegurada la continuidad de
ésta en la mayoría de los casos. Por otro lado, se ha podido
comprobar que los índices más altos de mecanización agraria tienden a darse en aquellas explotaciones que cuentan al
menos con un hijo heredero.
Se analiza a continuación la relación existente entre los
dos índices de mecanización que se vienen utilizando -esto
es, posesión del tractor y el índice de CV/Ha- con otras
variables correspondientes a la estructura familiar que se
consideran relevantes para caracterizar el trabajo de la familia en la explotación agraria. Las variables seleccionadas
han sido las siguientes: trabajo de la esposa en la explotación, trabajo de otros familiares en la explotación, y número
de miembros de la familia del agricultor.
Con estas tres variables se ha intentado un análisis estadístico más complejo que el que se ha verificado hasta
ahora. Concretamente se ha ensayado un modelo de regre-
iob
sión múltiple (srep-wise), que no ha dado resultados excesivamente signihcativos. Ello parece indicar que el fenómeno
de la mecanización de la explotación familiar agraria reviste
características muliidimensionales, por lo que resulta difícil
explicar su variación en función de unas pocas variables
familiares. EI análisis se ha hecho a nivel comarcal, pues,
por lo que se lleva visto hasta ahora, el comportamiento de
la explotación agraria famíliar es sígníficativamente distinto
en cada comarca, ya que en realidad se trata de sistemas
agarios distintos.
En primer lugar se va a esiudiar la relación existente
entre posesión de tractor y las variables familiares antedichas y, para ello, se van a analizar los coeficientes de
correlacíón obtenidos al construir la matriz de correiación
de orden cero entre las cuatro varíables.
Con el fin de obtener una visión más gráfica de la correlación obtenida se ha construido el diagrama l, en el que se
observan los tipos de relaciones obtenidas para la comarca
palentina.
Diagrama 1. Palencia
Trabajo esposa
0,1600
r = 0,1229
r `Q,0246
Posesión de tractor
r ^,2205
^0,0684
núm. miembros familia
Trabajo otros familiares
r = 0,0403
La única variable que muestra una relación significativa
con la posesión del tractor es el número de miembros que
componen la familia del agricultor (r = 0,225, n= 90,
p= 0,5). La relación aparece como positiva, lo que indica
que el tamaño de la familia influye positivamente en la
posesión del tractor. Aunque no significativa la relación
existente entre el trabajo de la esposa en ta explotación y la
posesión del tractor tiene un carácter negativo. Una posible
explicación a este fenómeno es que el trabajo de la esposa
no está culturalmente aceptado en el medio rural castellano,
por lo que sólo se dará en aquellas explotaciones pequeñas
y marginales que, por absoluta necesidad, requieren el trabajo de la mujer. Por el contrario, en las explotaciones más
modernas y rentables, el agricultor que dispone de suficiente maquinaria no permite el trabajo de la esposa.
De las bajas correlaciones obtenidas no puede esperarse
un análisis de regresión altamente significativo, por lo que
la varianza explicada del fenómeno posesión del tractor es
muy baja a través de las variables utilizadas.
EI juego de las tres variables escasamente explica un
poco_ más del 7 por 100 de la varianza de la variable «posesión del tractor», lo que obviamente indica la existencia de
otras variables que intervienen en el problema.
A1 pasar al estudio de lo que ocurre en la comarca
gallega se observan cambios significativos en las correlaciones obtenidas.
En efecto, en este caso aparecen dos varíables correlacionadas significadamente con la posesión del tractor, el
trabajo de la esposa en la explotación (r = 0,2588, n= 100,
p= 0,01) y el número de miembros que compone la familia
(r= 0,2380, n= 100, p= 0,02). En oposición al caso de la
comarca castellana, el trabajo de la esposa en las explotaciones está relacionado positivamente con la posesión del tractor, lo que de nuevo introduce el tema de la diferente
significación cultural que tiene el trabajo de la mujer en los
dos ámbitos rurales que, además, tienen agriculturas distintas.
En Galicia, el trabajo de la mujer en el campo es algo
universalmente aceptado. En la explotación familiar gallega
la mujer realiza un trabajo en muchos sentidos simílares al
del hombre, por lo que cabe suponer que la mecanización
iox
Diagrama 2. Lugo
Trabajo esposa
r= 0,2588
Posesión de tractor
r /0,0318
0,1122
0,1196
r =^0,2380
Trabajo otros familiares
Núm. miemixos familia
• r = 0-2009
de la explotación estará normalmente favorecida por la esposa, interesada en la modernización de la heredad famíliar
al igual que el marido, jefe de la explotación. Además, y en
el ámbito de la agricultura familiar, la falta de trabajo de la
esposa cabe interpretarse en un doble sentido, bien por la
marginalidad de la explotación o bien por el paso a una
agricultura familiar capitalista que permite prescindir del
trabajo de la esposa por disponer de trabajo asalariado.
Como este último caso es el menos frecuente, el trabajo de
la^ esposa en la explotación familiar resulta ser un buen
indicador de posesión del tractor.
Por lo que se refiere a la influencia positiva de la variable «número de miembros de la familia» en la posesión del
tractor se considera que a mayor tamaño de familia, mayor
es la posibilidad de que algún hijo siga trabajando en la
explotación, lo que, como ya se ha vísto anteriormente,
estimula positivamente la mecanización.
Como se han obtenido coeficientes con correlación más
altos cabría esperar que el modelo analítico de multirregresión utilizado ofreciera una mayor riqueza de resultados.
109
Sin embargo, la combinación de las tres variables familiares
explican un poco más del 11 por 100 de la varianza de 1a
posesión del tractor que, aunque se trata de un porcentaje
superior al del caso anterior de la comarca palentina, no es
elevado, lo que confirma la existencia de otras variables
importantes en la posesión del tractor.
Finalmente se pasa a estudiar la comarca leridana.
Diagrama 3. Lérida
Trabajo esposa
r= 0,0950
r/0,2754
^
Posesión de tractor
0,0951
,0672
r ^0,1244
Trabajo otros familiares
Núm. miembros familia
r = 0,0672
Las correlaciones obtenidas no son nada significativas,
lo que puede explicarse en buena medida por la elevada
proporción de agricultores encuestados que poseen tractor,
característica que impide estudíar pautas diferenciales en
relación con la estructura familiar. Consecuentemente, el
modelo analítico de multirregresión utilizado ofrece pobres
resultados, ya que la cambinación de las tres variables
familiares utilizadas tan sólo explica un S por 100 de la
varianza en la posesión del tractor.
Una vez analizada la relación existente entre posesión
de tractor y las tres variables familiares seleccionadas, se
pasa a estudiar la relación entre otro indicador de mecaniza-
iio
ción, el índice de CV/Ha, y las tres variables familiares.
Como se puede observar en el anejo número 5, los coeficientes de correlación obtenidos son muy bajos y tan sólo
aparecen como significativas las correlaciones entre índice
CV/Ha y el número de miembros de la familia en Lugo, y el
mismo índice y el trabajo de la esposa en Lérida. Con el
modelo analítico de correlación múltiple empleado tampoco
se han podido obtener resultados significativos, ya que en
ningún caso se ha conseguido explicar más del 7 por 100 de
la varianza en el índice de CV/Ha.
Por todo ello se considera que la variable de la estructura familiar seleccionada tiene una débil influencia en la
intensidad de la mecanización de la explotación, de la cual
es un indicador el índice de CV/Ha; más importancia tiene
la existencia de un sucesor y el trabajo de algún hijo.
4.4.
Status socioeconómico y mecanización
En la presente sección se va a describir y analizar el
status socioeconómico del agricultor por medio de su relación con algunos de los indicadores que se han venido
utilizando para estudiar el grado de mecanización de la
explotación.
En primer lugar se relaciona el nivel de estudios alcanzado por los agricultores de la muestra con el grado de
mecanización.
Si se considera que el nivel «menos de estudios primarios» equivale a un analfabetismo funcional, se puede aflrmar que el nivel formal de estudios de los agricultores
gallegos es realmente bajo, con casi un 46 por l00 de analfabetos, mientras que entre los agricultores ilerdenses dicho
nivel es más alto, puesto que no Ilega a un 13 por 100. La
comarca palentina ocupa una posición intermedia, aunque
más cercana a la comarca ilerdense en cuanto a nivel de
estudios. En cualquier caso, el nivel medio es muy bajo,
sobre todo por el peso que tienen en ia muestra seleccionada los agricultores mayores, entre los que ciertamente abundan los analfabetos. Aproximadamente unos dos tercios de
los agricultores palentinos y leridanos poseen un nivel de
estudios primarios, mientras que entre los agricultores lucenses tal proporción no llega al SQ por 100.
111
Los porcentajes referentes a los niveles inferiores de
estudios se incrementan para los grupos superiores de edad,
a la vez que disminuyen para estos mismos grupos los
porcent^jes referentes a los niveles superiores de estudio. E
inversamente ocurre con los grupos jóvenes. Así, los porcentajes más elevados de agricultores con estudios secundarios se encuentran entre aquellos que tienen menos de treinta y cinco años de edad. Todo lo anterior prueba que existe
una relación significativa, directa y negativa, entre el nivel
de estudios y edad. De cara al futuro inmediato significa
que las nuevas generaciones de agricultores en las comarcas
que se vienen estudiando estarán mejor preparadas culturalmente que las generaciones más viejas, que siguen siendo
mayoría entre los jefes actuales de explotaciones agrarias.
Una variable cuyo estudio siempre resulta interesante, a
pesar de la posible poca flabilidad de algunos resultados
obtenidos, es la que se refiere a los ingresos percibidos. En
el medio rural éste es un tema cuyo estudio tropieza con
algunas diflcultades. Por una parte, la natural desconfianza
del agricultor a revelar al encuestador algo que considera
perteneciente a la esfera de su intimidad familiar. Por otra
parte, al tratarse sobre todo de explotacíones familiares con
un grado mayor o menor de autoconsumo, e) cálculo de los
ingresos monetarios resulta difícil. En cualquier caso, la
distribución de respuestas obtenidas ofrece cierta coherencia a nivel comarcal y, como reflejo de una pauta general,
se considera que es aceptable.
Las tres comarcas ofrecen distribuciones conjuntas de
ingresos mensuales familiares distintas entre sí. Los valores
medios por un lado agrupan a las comarcas palentina e
ilerdense con i5.166 y 14.410 pesetas, respectivamente, frente a las 8.018 pesetas, alrededor de la mitad de los valores
anteriores, de la comarca lucense. Sin embargo, y aunque el
ingreso medio mensuai en Palencia es ligeramente superior
al correspondiente a Lérida, existe una menor dispersión en
la distribución de ingresos en este último caso; esto es, los
valores están más agrupados alrededor de la media, mientras que en Palencia, aunque existe un 30,9 por 100 de
entrevistas con íngresos superiores a las 70.000 pesetas, hay
un 20 por 100 con ingresos inferiores a$.500 pesetas, cuando en Lérida tal proporción tan sólo alcánza el 4,6 por 100.
112
También conviene destacar que alrededor de la cuarta
parte de !os entrevistados declararon unos ingresos mensuales por todos los conceptos superiores a las 20.000 pesetas,
por lo que cabe inferír que dentro de este grupo privilegiado
tienen que existir agricultores que funcionen más como
empresarios capitalistas que como agricultores familiares.
Al cruzar la distribución de ingresos según la edad del
agricultor no se obtienen resultados sígnificativos, lo que
parece indicar que el nivel de ingresos obtenidos depende
de otros faciores diferentes de la edad.
Del estudio de índicadores objetivos se pasa al estudio
de indicadores subjetivos, como son la clase social subjetiva
y la percepción de movilidad sociaL Por lo que se refiere a
la clase social subjetiva se considera que la propia percepción de la estructura social y de la posición que se ocupa
dentro de ella forma parte de la realidad social, del mísmo
modo que el nivel de estudios o de ingresos alcanzados.
Incluso puede ocurrir, como de hecho ocurre en el mundo
rural, que la percepción de la estratificación social esté en
contradicción con algunos indicadores de ella, como el nivel
de consumo, de educación, etc. Sin embargo, es importante
tener en cuenta esta diferencia entre rea(idad objetiva y
percepción de ésta porque va a tener un efecto indudable en
el desarrollo de opiniones y actítudes. Dicho esto, se analiza la distribución de respuestas provocadas por la pregunta
que hacía referencia a la clase social.
CUADRO 16
^De estas cínco clases socia[es, a cuát diría Vd. que pertenece su familia?
Palencia
N
Alta
Media alta
Media baja
Trabajadora
Pobre
No contesta
TOTAL
Lérida
Lugo
%
N
%
N
%
11
31
60
4
4
10,0
28,3
54,5
3,6
3,6
7
30
67
22
1
5,5
23,6
52,8
17,3
0,8
5
27
77
1
4,5
24,5
70,0
1,0
( 110)
100,0
(127)
100,0
( 110)
100,0;
113
Quizá el resultado más interesante de esta distribución
sean los altos porcentajes de entrevistados que se sítúan a sí
mísmos como pertenecientes a la clase trabajadora, a pesar
de tratarse de agricultores familiares. Desde un 52,8 por 100
en Lugo a un 70 por 100 en Lérida, todo ^ estos agricultores
muestran una percepción bastante aguda de la realidad, ya
que reconocen que, aun tratándose de pequeños y medianos
empresarios agrarios, su capacidad adquisitiva, tipo de trabajo y posibilidades de acceso a bienes sociales limitados,
educación, ocio, etc., son más parecidas a las de los trabajadores que a las de la clase media. También es digno de
señalar el relativamente elevado porcentaje de agricultores
lucenses que se sitúan a sí mismos en la clase pobre. Es una
muestra adicional del bajo nivel de vida de buena parte de
los agricultores de la comarca gallega que se está estudiando.
La edad tampoco parece modificar la percepción de la
clase social con la que se siente identificado el agricultor.
La clase social depende de otros factores, tales como tamaño de la explotación, tipo de trabajo agrario o ingresos
totales netos, que a su vez tampoco se encuentran íntimamente ligados a la edad.
Para acabar esta parte descriptiva de la situación socioeconómica del agricultor se analiza la percepción de mejora
de su propia situación social. En la pregunta formulada a tal
respecto se le pedía al agricultor que comparara su situación
social actual con la que tenía cuando empezó a trabajar y
dijera si había mejorado o empeorado. La mayoría considera que su situación social ha mejorado, como se observa a
continuación.
Su situación
social
Palencia
N
Lugo
Lérida
%
N
%
N
%
Ha mejorado
Haempeorado
Es igual
No sabe
80
7
22
1
72,7
6,4
20,0
0,9
104
8
13
2
81,9
6,3
10,2
1,6
62
31
16
1
Sb,4
28,2
14,5
0,9
TOTAL
( 100)
100,0
(127)
100,0
( 110)
100,0
La percepción de mejora es mayor en Palencia y Lugo
que en Lérida, lugar éste último en donde un 28,2 por 100
114
de los agricultores entrevistados considera que ha empeorado su situación social en los últimos años. A pesar de que
es una mayoría la proporción de agricuitores que consideran
que han mejorado su situación sociai, no es contradictoria
esta percepción con la que les inclina a identificarse mayoritariamente con la clase trabajadora, puesto que en realidad
se trata de dos fenómenos sociales diferentes. La mejoría de
situación social cabe interpretarla en términos de bienestar
económico, que ha crecido coincidiendo con el desarrollo
económico general del país. Pero esta mejora no equivale,
ni mucho menos, a una movilidad social ascendente, pues,
comv se ha visto anteriormente, la tendencía es más bien al
contrario, a identificarse con una clase social inferior. Esto
último hay que entenderio en relación con ei rápido deterioro de la agricultura familiar en relación con otras actividades profesionales, que hace que el agricultor, a pesar de su
mejora absoluta de bíenestar económico, se síenta en términos relativos en peor situación con respecto a la sociedad.
Se trata claramente de un fenómeno de privación relativa
íntimamente relacionado con la tasa decreciente del valor
de intercambio entre el sector agrario y el resto de los
sectores productivos.
Una vez relacionado el anterior análisis descriptivo del
status socío-económíco del agrícultor, se estudía su relación
con los índices de mecanización.
En el anejo número 7 se han incluido las matrices de
correlación de orden cero de tres variables indícadores del
status socio-económico, dos índices de mecanización UTH/
Ha y CV/Ha y una última varíable referente al tipo de
explotación, y todo ello por cada una de las comarcas
estudiadas. De esta manera se puede obtener una visión de
conjunto que permite apteciar el tipo de relación existente
entre las variables señaladas.
Los coeficientes de correlación obtenidos resultan bastante diferentes en las tres comarcas estudiadas. Esto indica
nuevamente que se trata de tres universos diferentes que se
comportan de manera peculiar para cada una de las variables consideradas. Con el fin de poder observar más gráficamente el tipo de relación que se forma en cada comarca se
han confeccionado los siguientes esquemas o gráficos, uno
para cada variable dependiente de mecanización considera-
iIs
da -índice CV/Ha y UTH/Ha- en cada una de las tres
comarcas. Se comienza por considerar el gráfico número 1,
que relaciona las cuatro variables independientes de carácter socio-económico con el índice de CV/Ha para la comarca situada en la provincia de Lugo.
El índice de mecanización CV/Ha muestra una relación
positiva y significativa con las variables «tipo de explotación» y nivel de ingresos. En realidad se trata de un mismo
tipo de correlación, ya que a su vez estas dos últimas
variables están fuertemente relacionadas (r = 0,475, ver
anexo 7). En un lenguaje menos convencional se puede
afirmar, pues, que en Lugo, a mayor tamaño de explotación,
mayor índice CV/Ha. Sin embargo, las variables «nivel de
estudios» y«clase social subjetiva» no muestran estar relacionadas con este índice de mecanización, puesto que los
valores correspondientes del coeficiente de correlación resultan inferiores a 0,1. Si del índice CV/Ha se pasa al índice
UTH/Ha, cambian de alguna manera los resultados obtenidos, como se observa en el gráfico número 2.
Gráf co 1. Lugo
Clase social subjetiva
Tipo de explotación
Indice ITTH/Ha
Nivel estudios
Ingresos
Los coeficientes de correlación obtenidos son significativos estadísticamente y tres de ellos tienen signo negativo.
En efecto, el tipo de explotación, el nivel de estudios y el de
t16
Gr^co 2. Lugo
Tfpo de explotación
r` 0,345
/ r = 0,026
r = 0,307`\
r = 0,230
Indice CV/Ha
t= 0,365
r = 0,211
r = 0,006 /
Nivel estudios
Clase social subjetiva
r = 0,263 -
Ingresos
ingresos, aparecen correlacionados negativamente con el
mdice UTH/Ha, lo que indica que, a medida que se incrementa el tamaño de la explotación (y, por tanto, el nivel de
mecanización), el nivel de estudios y el de ingresos, es
menor la cantidad de horas de trab^jo que se dedica por Ha
labrada. En este sentido se puede interpretar en Lugo el
índice UTH/Ha como un indicador inverso de mecanización,
de tal manera que, a mayor nivel de mecanización, menor
aportación de trabajo hombre por Ha; se observa que en el
anejo 7 ambos índices aparecen correlacionados negativa,
aunque no signíficativamente.
Los resultados obtenidos en la comarca palentina se
resumen en el gráfico número 3.
En este caso se obtíenen resultados similares a los de
Lugo, puesto que las varíables típo de explotación e ingresos aparecen correlacionadas positiva y significativamente
con el índice de intensidad de mecanización de la explotación, lo que muestra la influencia positiva del tamaño creciente de la explotación y del volumen de ingresos en la
mecanízacián de ésta. Por el contrario, la clase social subjetiva y el nivel de estudios no muestran influencia en el nivel
de mecanización de la explotación, lo que indica la natura-
117
Gráfico 3. Palencla
Tipo explotacíón
^ r= 0,057 --^ Claae socxal subjetiva
r = 0,365 \
r= 0,093
/ r = 0,042
r= p,351
Indice GV/Ha
r = 0,07 %
\ r = 0,178
.
Nivel estudios
r = 0,304
Ingresos
i
leza estructural de este último fenómeno y su relativa independencia de ciertos aspectos subjetivos y privados del
agricultor.
EI índice UTH/Ha muestra correlaciones que hasta cierto punto diferen de las obtenidas en el caso anterior, como
se puede observar en el grá^co número 4.
Gráfico 4. Palencia
i is
Quizá el hecho más significativo sea la relación positiva
entre el índice UTH/Ha y el tipo de explotación, lo que
índica que a mayor tamaño de explotación, mayor es la
aportación de trabajo-hombre por hectárea. Esto es precisamente lo contrario de lo que ocurre en Lugo, por lo que,
para poder explicar este comportamiento diferencíal de las
mismas variables hay que acudir de nuevo a las distintas
características de la agricultura en amba ^ comarcas. Una
posible explicación de la relación positiva observada en
Palencia puede ser la siguiente: las explotaciones de mayor
tamaño son las más mecanizadas y tas que tienen, en general, una mayor variedad de cultivos, por lo que cabe pensar
que la introducción de nuevas técnicas y nuevos cultivos
requiere una mayor aportación de trabajo-hombre para poder utilizar adecuadamente la maquinaria y obtener niveles
de productividad más rentables. Esto es, aunque la introducción de más maquinaria puede significar por una parte un
ahorro de mano de obra, si a la vez se cambian los cultivos
y se pretenden obtener niveles de productividad más altos,
se requiere un mayor aporte de mano de obra que contrarresta el efecto económizador inicial de la mecanízacíón.
Ello es lo que ocurre, de acuerdo con este esquema
aclaratorio, en la comarca ilerdense, como se puede observar en el gráfico 5.
Gráfco 5. Lérlda
119
El coeficiente de correlación entre el índice UTHlHa y
el tipo de explotación es altamente significativo (r = 0,632,
n= 90, p= 0,001), lo que parece confirmar lo dicho anteriormente. A medida que se incrementa el tamaño de la explotación y su nivel de mecanización (ambas variables están
igualmente muy condicionadas, r= 0,428, p= 0,001), la nueva maquinaria requiere para su adecuada utilización una
buena cantidad de mano de obra que contrarresta los efectos de ahorro inicial en la mecanización. El resto de las
variables socioeconómicas no muestran relación alguna significativa con el índice UTH/Ha.
Gráfico 6. Lérida
Las dos únicas correlaciones significativas que aparecen
en el gráfico 6 son las existentes entre tipo de explotación y
el índice CV/Ha, y entre la clase social subjetiva y los
ingresos. En esto, la comarca catalana se comporta de igual
manera que las restantes comarcas, confirmando la variación
paralela y positiva que existe entre estos dos pares de
variable s.
En resumen, se puede concluir que el tipo de explotación
y el volumen de ingresos son los mejores indicadores estructurales y socioeconómicos, respectivamente, de la intensi-
120
dad de mecanización de la explotación agraria familiar. Por
lo que se refiere al índice UTH/Ha, la influencia de la
variable tipo de explotación tiene signo distinto según de la
comarca de que se trate. En el contexto de la agricultura
familiar gallega, un mayor tamaño de explotación y un
mayor nivel de mecanización equivalen a un menor empleo
de trabajo-hombre por hectárea, mientras que en el marco
de la agricultura castellana y catalana ocurre justo lo contrario. Las razones que se han dado para explicar estas diferentes pautas ya han sido expuestas anteriormente al relacionar
el tipo de agricultura y la mecanización en el marco regional
considerado.
4.5.
Conducta inreovadora y mecanización
La más mínima experiencia del funcionamiento del mundo agrario indica que no todos los agricultores reaccionan
ante los cambios innovadores, sean de tipo material, mecanización, nuevos cultivos, etc., o inmaterial, gestión empresarial, asociacionismo, etc., al mismo tiempo y de igual
manera. Siempre existe un pequeño grupo de agricultores
en casi todas las comunidades rurales que se adelantan al
resto de sus paisanos en la adopción de nuevas técnicas o
ideas. En contraposición a estos agricultores innovadores,
suelen existir otros agricultores que permanecen anclados a
sistemas agrarios pasadns. Se trata de lo que se llama en el
lenguaje convencional agricultores rezagados. Entre ambos
extremos, los agricultores innovadores y los agricultores
rezagados, se mueve el resto mayoritario de agricultores
que, con distinta intensidad, se van enganchando al tren de
la modernización, esto es, a un estilo de vida más complejo,
cambiante y tecnológicamente avanzado. EI índice de conducta innovadora trata de medír precísamente la distribución
de los agricultores de acuerdo con su capacidad para adoptar nuevas ideas dentro de un determinado sistema social.
Diversos estudios han mostrado que usualmente al distribuir
a los agricultores de acuerdo con su nivel ínnovador apare•
ce una distribución normal en la que es posible distinguir
hasta cinco categorias de adoptantes (23) que se diferencian
(23) E. M. Roger y L. Svenning: «Modernization among Peasants.
The Impact of Communication«, New York, I969.
121
entre sí por sus características socioeconómicas y socio-psicológicas.
En el presente estudio se aspira a estudiar el nivel de
innovación de los agricultores encuestados en las tres camarcas y analizar la posible relación existente entre conducta
innovadora y mecanización de la explotación agraria familiar. En primer lugar, se estudia la distribución de la conducta innovadora en cada comarca elegida. En los Anejos S, 9
y 10 se ha incluido la distribución de la conducta innovadora en las cinco categorías que han aparecido. Conviene
fijarse en que la división del continuo «conducta innovadora» en cinco categorías se ha realizado atendiendo no a
criterios preconcebidos sino a interrupciones o rupturas
naturales. Se observa que e1 valor medio más elevado de
conducta innovadora lo tiene la comarca palentina con
X= 11,34, mientras que el valor medio más bajo lo ofrece la
comarca lucense con X= 10,14. Sin embargo, son los agricultores ilerdenses los que ofrecen un mayor porcentaje de
conducta innovadora alta o muy alta, el 41 por 100, mientras
que en Lugo tan sólo alcanzan esas categorías el 21 por 100,
y en Palencia, el 31 por 100.
Las distribuciones más similares son las de Lérida y
Palencia con un mayor porcentaje de agricultores con valores de conducta innovadora superiores a la media, mientra
que Lugo presenta unas características más retrasadas.
Si del estudio de la distribución de la conducta innovadora, se pasa al análisis de la misma según la edad del
agricultor, se obtienen unos resultados que contradicen en
buena medída las pautas observadas en otros estudios. En
efecto, la edad suele ser un factor positivo en la conducta
innovadora, de tal manera, que existe mayor probabilidad
de encontrar agricultores innovadores entre los más jóvenes.
Sin embargo, los resultados obtenidos a tal respecto en la
presente investigación no ofrecen evidencia en tal sentido,
ya que la edad no parece afectar de ninguna manera, ni
positiva ni negativamente a las distribuciones de categorías
de conducta innovadora. Una posible explicación de esta
falta de correlación podría ser el pequeño número de agricultores de edades inferiores a los cuarenta años en la
muestra, lo que impide saber si las distribuciones obtenidas
son puramente aleatorias o reflejan alguna pauta recurrente.
En cualquier caso la falta dé relación entre edad y conducta
innovadora es evidente en este estudio.
Con el fin de analizar la relación entre la conducta
innovadora y las variables que han parecido más relevantes
dentro del contexto en ei que se viene desarrollando el
estudio, se ha construido, en prímer lugar, el Anejo número
11 en el que se incluyen los coeficientes de correlacíón
obtenidos al relacionar el índice de conducta innovadora
con 20 variables seleccionadas. Se observa en primer térmíno que las únicas variables que ofrecen simultáneamente
coeficientes de correlación significativos con la conducta
ínnovadora en las tres comarcas estudiadas son el estrato al
que pertenece la explotacíón, es decir, su tamaño, y el
volumen de ingresos familiares. Además, y en los tres casos
considerados, las relaciones obtenidas son positivas, lo que
indica que los agricultores más innovadores tienden a encontrarse entre aquellos que tienen tamaños de explotación
superiores y que totalizan los niveles más altos de ingresos
familiares.
Es de destacar que el indicador de mecanízación que
hemos utilizado con mayor frecuencia hasta ahora, el índice
de CV/Ha, no aparece relacionado significativamente con la
conducta innovadora ni en Palencia ni en Lérida, aunque si
lo está en Lugo, Esto indica que la mecanización intensa no
es sinónimo de innovación alta en el marco de la agricultura
castellana y catalana, aunque si lo es dentro de la agricultura gallega. El diferente sígníficado que tiene la mecanización
agraria en las tres zonas estudiadas puede estar en la base
de la posible explicación de estas pautas diferentes. El aún
bájo nivel de mecanización de la agricultura lucense, permite identificar a los agricultores innovadores entre los que
van adquiriendo tractores de mayor potencia. En 1a agricultura castellana y catalana, que cuentan ya con una elevada
mecanización, el agricultor innovador no tiene por qué coincidir con el que tiene más mecanizada su explotación, de
ahí la falta de correlación. En cualquier caso, la distribución
de los coeficientes de correlación significativos en el Anexo
número 11 es diferente para cada comarca. Por eso puede
ayudar a comprender mejor e1 comportamiento innovador
del agricultor el análisis multirregresional que a continuación
se expone.
123
CUADRO 18
Resultados obtenidos en la aplicaci8n del modelo analítico
(step-Wise) al factor dependiente:
(ndice conducta innovadora. (Pakncia)
Step
Variable
seleccionada
Proporción de
variación
reducida
Proporción
reducida
acumulada
Coefrciente
de conelación
múltiple
1
2
3
4
Estrato
Ingresos
Grado parcelación
Conocimiento APA
0,2917
0,1127
0,0604
0,0491
0,2917
0,4044
0,4648
0,5139
0,5401
0,6359
0,6818
0,7169
Con las cuatro variables que aparecen en el cuadro se
logra explicar el 51 por 100 de la varianza del índice de
conducta innovadora, mientras que con el resto de las variables, incluidas las referentes a la mecanización de la explotación, no se consigue explicar más allá del S por 100 de
dicha varianza, lo que indica su poca influencia en el comportamiento innovador.
CUADRO 19
Resultados obtenidos en la apGcación del modelo analítico
(step-Wise) al factor dependiente:
índice conducta innovadora. (Lugo)
Step
Variable
(fa^l
seleccionada
1
Estrato
Proporción de
variación
reducida
Proporción
reducida
acumulada
Coeficiente
correlación
múltiple
0,2963
0,2963
0,5443
2 Tipo explotación
0,0809
0,3872
0,6223
3
0,0370
0,4242
0,6513
0,0352
0,4594
0,6778
P. C. por. tot/sup.
4 Indice CV/Ha
Hay que destacar en primer lugar la elevada influencia
que tiene el estrato al que pertenece la explotación, esto es,
su tamaño, en la conducta innovadora. En los tres casos es
la primera variable relacionada por el modelo analítico utilizado la que explica mayor varianza en la conducta innovadora. Lo que en realidad está signiflcando este detalle estadístico es algo de sobra conocido por todos los estudiosos
de la agricultura familiar, y que no es otra cosa que el
obstáculo que aparece como más destacado en la moderni-
124
CUADRU 2D
Resultados obtenidos en la apócación del modelo anslttico
(step-Wise) al factor dependiente:
fndice conducta innovadora. (Lérida)
Step
^ariaóle
(faseJ
selecciormda
Proporcibn de
variación
reducida
Proporcibn
reducida
acumulada
Coeficiente
conelacibn
múltiple
1
2
Estrato
Indice CV/Ha
0,0971
0,1061
0,0971
0,2034
0,3116
0,4504
3
Ingresos
0,0517
0,2551
0,5051
4 LJTH/Ha
0,0417
0,2968
0,5448
zación de la explotación campesina es el tamaño de la explotación. En efecto, un agricultor familiar no puede superar ciertos niveles de modernización, en otras palabras,
no puede introducir nuevas innovaciones agrarias, por debajo de ciertas dimensiones de la explotacíón. De ahí que una
de las principales medidas políticas agrarias para desarrollar
la agricultura familiar es el tratar de lograr dimensiones
adecuadas.
La segunda variable seleccionada por el modelo analítico en Palencia es ei volumen de ingresos y la tercera variable es el grado de parceiación. El que el grado de parcelación influya tan posítivamente en la conducta innovadora
indica que las parcelas más grandes permiten un mayor
nivel de innovación. Este es otro factor estructural de gran
importancia en la agricultura castellana, ya que una excesiva parcelación impide un elevado comportamiento innovador al agricultor. Por ello, todos los esfuerzos que sean para
lograr una adecuada concentración parcelaria tendrán un
efecto posítivo en la modernización de la agricultura.
En la comarca lucense, aparte de la variable tamaño de
explotación ya comentada, aparecen selecciones como influyentes en la conducta innovadora el tipo de explotación y la
proporción de propiedad sobre el total de supe^cie. Las
tres variables son de tipo estructural y demuestran, una vez
más, que la influencia de las condiciones estructurales de la
agricultura gallega es decisiva en el comportamiento innovador del agricultor.
Finalmente, en la comarca ilerdense. lac variables selec-
125
cionadas explican la menor proporción de variación de la
conducta innovadora de los tres casos estudiados, tan sólo
el 29 por 100, por lo que cabe suponer que aparte de las
variables estrato de la explotación e índice de CV/Ha, existen otras variables aparte de las seleccionadas, que influyen
en la conducta innovadora.
Como resumen, se puede concluir que la relación entre
conducta innovadora y mecanización no es tan evidente
como cabría esperar en una primera aproximación que partiera del punto de vista de que la modernización de la
agricultura equivale casi exclusivamente a su mecanización.
A1 menos, el índice de CV por hectárea no aparece como
variable que influya con tanto peso como el tamaño de la
explotación en la conducta innovadora, lo que señala la
orientación preferente que hay que darle a las políticas
agrarias que se ocupen de la modernización de la agricultura
familiar.
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