boletín oficial de las cortes generales

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BOLETÍN OFICIAL
DE LAS CORTES GENERALES
VII LEGISLATURA
Serie B:
PROPOSICIONES DE LEY
5 de octubre de 2001
Núm. 164-1
PROPOSICIÓN DE LEY
122/000146 Modificación del Código Civil para posibilitar el acceso al procedimiento de
divorcio sin necesidad de un previo proceso judicial de separación.
Presentada por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió).
La Mesa de la Cámara, en su reunión del día de hoy,
ha adoptado el acuerdo que se indica respecto del asunto de referencia:
A la Mesa del Congreso de los Diputados
Don Xavier Trías i Vidal de Llobatera, en su calidad
de Portavoz del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), presenta una Proposición de Ley de
modificación del Código Civil para posibilitar el acceso al procedimiento de divorcio sin necesidad de un
previo proceso judicial de separación.
(122) Proposición de Ley de Grupos Parlamentarios
del Congreso.
122/000146
De acuerdo con lo establecido en los artículos 124 y
siguientes del Reglamento de la Cámara, interesa su
tramitación con arreglo a derecho.
AUTOR: Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i
Unió).
Proposición de Ley de modificación del Código Civil
para posibilitar el acceso al procedimiento de divorcio sin
necesidad de un previo proceso judicial de separación.
Palacio del Congreso de los Diputados, 24 de septiembre de 2001.—Xavier Trías i Vidal de Llobatera,
Portavoz del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió).
Acuerdo:
Admitir a trámite, trasladar al Gobierno a los efectos
del artículo 126 del Reglamento, publicar en el BOLETÍN OFICIAL DE LAS CORTES GENERALES y notificar al
autor de la iniciativa.
PROPOSICIÓN DE LEY DE MODIFICACIÓN DEL
CÓDIGO CIVIL PARA POSIBILITAR EL ACCESO
AL PROCEDIMIENTO DE DIVORCIO SIN NECESIDAD DE UN PREVIO PROCESO JUDICIAL
DE SEPARACIÓN
En ejecución de dicho acuerdo, se ordena la publicación de conformidad con el artículo 97 del Reglamento de la Cámara.
Exposición de motivos
El contexto histórico y político y las tensiones
sociales que precedieron a la implantación del divorcio en España explican en buena parte el modelo
adoptado por nuestro ordenamiento jurídico en el
Palacio del Congreso de los Diputados, 2 de octubre
de 2001.—P. D. La Secretaria General del Congreso de
los Diputados, Piedad García-Escudero Márquez.
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CONGRESO
5 DE OCTUBRE DE 2001.—SERIE B. NÚM. 164-1
Por ello, la inclusión, entre las causas de divorcio, de
la voluntad conforme de los cónyuges, es una modificación que guarda perfecta lógica con la actual situación
del matrimonio en España y con los países de nuestro
entorno. Además, en la actualidad, aunque camuflada,
esta causa ya existe en el fondo. Cualquier pareja que
quiera divorciarse, primero se separa de mutuo acuerdo
y tras un año, si regulan judicialmente su situación, y
dos años, si lo hacen de hecho, acuden a un proceso
judicial de mutuo acuerdo para divorciarse. Lo han
hecho por acuerdo, pero con mayor gasto y más tiempo.
Por todas estas razones, transcurridos veinte años
de la introducción de la figura del divorcio en nuestra
sociedad, se considera necesario introducir en el ordenamiento jurídico español, mediante la correspondiente reforma del Código Civil, la posibilidad de un acceso directo al divorcio, incluyendo además como causa
del mismo, entre otras, la voluntad acorde de los cónyuges de divorciarse sin necesidad de instar un procedimiento previo de separación, pero manteniendo esta
opción para aquellos cónyuges que, por la razón que
sea prefieran acudir a ella.
Es por todo ello que el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) presenta la siguiente
año 1981, mediante la aprobación de la Ley 30/1981,
de 7 de julio, por la que se modifica la regulación del
matrimonio en el Código Civil y se determina el procedimiento a seguir en los casos de nulidad, separación y divorcio.
En aquel contexto, se optó por mantener la figura de
la separación legal, figura por aquel entonces desaparecida en muchos Estados de nuestro entorno, para proporcionar una salida a las crisis matrimoniales de aquellas personas que, por sus creencias religiosas,
rechazaban acceder a la disolución del vínculo matrimonial por el divorcio.
Sin embargo, la Ley española no sólo mantuvo la
separación como una opción sino que la impuso como
un requisito para poder acceder al divorcio, de manera
que en nuestro ordenamiento jurídico todas las causas
de divorcio giran entorno a una separación previa, con
lo que en el sistema actual prácticamente la única causa
de divorcio es una separación previa de hecho, o de
derecho, de mayor o menor duración.
Es cierto que el Código Civil prevé una causa de
divorcio directa, que no exige la previa ruptura de la convivencia, que es la condena penal en sentencia firme por
atentar contra la vida del cónyuge, según se desprende
del artículo 86.5.° de dicho cuerpo legal, pero el número
de procedimientos de divorcio que se tramitan por dicha
causa, muy escaso, no desvirtúa en modo alguno, la aseveración de que, en gran medida, la separación previa es
una exigencia para poder solicitar el divorcio.
Ciertamente, la separación previa no necesariamente
tiene que ser judicial sino que puede ser de hecho: el cese
de la convivencia durante un determinado tiempo, da
derecho a solicitar el divorcio, pero para poder solicitar
el divorcio por el sólo transcurso de tiempo de separación no judicial, los plazos son muy largos y para acortarlos es imperativa la solicitud previa de la separación.
Por otra parte, aunque existe un procedimiento judicial de mutuo acuerdo para solicitar el divorcio, la
voluntad de las partes conformes en ello, no es bastante
como causa del mismo, sino que hay que alegar y probar un cese efectivo de la convivencia, una separación
previa de entre uno a cinco años.
El efecto de esta normativa en la mayoría de los
casos, es la duplicidad de procedimientos judiciales:
uno de separación y otro de divorcio. Las consecuencias
de esta necesaria duplicidad son evidentemente dañinas.
De una parte, partiendo del efecto pernicioso que en
las relaciones de los contendientes, sus hijos, sus otros
parientes y, en general, en sus círculos sociales tiene
cualquier pleito de esta naturaleza, multiplicarlos es
ampliar tales consecuencias perniciosas. Volver a discutir, después de haberlo hecho una vez, la vivencia con
los hijos, el uso del domicilio y las pensiones y otras
cuestiones de índole económica, además de ocasionar
daños, produce cierta inseguridad, con el consiguiente
incremento de los costos de la ruptura para las partes,
ya que éstas deben acudir a dos procesos judiciales.
PROPOSICIÓN DE LEY
Artículo uno.
Se modifica la causa 7.a del artículo 82 del Código
Civil, cuya redacción es la siguiente:
«7.a Cualquiera de las causas de divorcio en los
términos previstos en los números 4.° y 9.° del
artículo 86.»
Artículo dos.
El artículo 86 del Código Civil queda redactado de
la siguiente forma:
«1.
Se decretará judicialmente el divorcio:
1. A petición de ambos cónyuges o de uno con el
consentimiento del otro, una vez transcurrido el primer
año de matrimonio. Deberá necesariamente acompañarse a la demanda la propuesta de convenio regulador
de la separación, conforme a los artículos 90 y 103 de
este Código.
2. A petición de uno de los cónyuges cuando el
otro esté incurso en causa legal de divorcio.
2.
Son causas de divorcio:
1.a El abandono injustificado del hogar, la infidelidad conyugal, la conducta injuriosa o vejatoria y cualquier otra violación grave o reiterada de los deberes
conyugales.
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CONGRESO
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No podrá invocarse como causa la infidelidad conyugal si existe previa separación de derecho o de hecho
libremente consentida por ambos o propuesta por el
que la alegue.
2.a Cualquier violación grave o reiterada de los
deberes respecto de los hijos comunes o respecto de los
de cualquiera de los cónyuges que convivan en el hogar
familiar.
3.a La condena a pena de privación de libertad por
tiempo superior a seis años.
4.a La condena en sentencia firme por atentar contra
la vida del cónyuge, sus ascendientes o descendientes.
5.a El alcoholismo, la toxicomanía o las perturbaciones mentales, siempre que el interés del otro cónyuge o el de la familia exijan la suspensión de la convivencia.
6.a El cese efectivo de la convivencia conyugal
durante seis meses, libremente consentido. Se entenderá libremente prestado este consentimiento cuando un
cónyuge requiriese fehacientemente al otro para prestarlo, apercibiéndole expresamente de las consecuencias de ello, y éste no mostrase su voluntad en contra
por cualquier medio admitido en derecho, o pidiese la
separación o el divorcio o las medidas provisionales a
que se refiere el artículo 103, en el plazo de seis meses
a partir del citado requerimiento.
7.a El cese efectivo de la convivencia conyugal
durante al menos un año ininterrumpido desde la interposición de la demanda de separación formulada por
ambos cónyuges, o por uno de ellos con el consentimiento del otro.
8.a El cese efectivo de la convivencia conyugal
durante al menos un año ininterrumpido desde la
demanda de separación personal, a petición del demandante, o de quien hubiese formulado reconvención conforme a lo establecido en el artículo 82.
9.a El cese efectivo de la convivencia conyugal
durante al menos dos años ininterrumpidos desde que
se consienta libremente por ambos cónyuges la separación de hecho, o desde la declaración de ausencia legal
de alguno de los cónyuges.
10.a El cese efectivo de la convivencia conyugal
durante el transcurso de al menos tres años, a petición
de cualquiera de los cónyuges.»
DISPOSICIÓN TRANSITORIA
Dentro del plazo de un mes, desde la fecha de entrada en vigor de la presente Ley, los cónyuges demandantes o solicitantes de la separación matrimonial iniciada antes de la entrada en vigor de la misma, podrán
comunicar al Juzgado correspondiente su voluntad de
acogerse a lo previsto en la presente Ley.
DISPOSICIÓN DEROGATORIA
Quedan derogadas cuantas disposiciones de igual o
inferior rango se opongan a lo establecido en la presente Ley.
DISPOSICIÓN FINAL
La presente Ley entrará en vigor al día siguiente al
de su publicación en el «Boletín Oficial del Estado».
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Edita: Congreso de los Diputados
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