Responsabilidad por Daños derivados de Accidentes de Trabajo y

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ANUARIO No 30 (2007)
ISSN 1316-5852
RESPONSABILIDAD POR DAÑOS DERIVADOS
DE ACCIDENTES DE TRABAJO Y ENFERMEDAD
OCUPACIONAL EN VENEZUELA
Mariela Yánez Díaz
Universidad de Carabobo
Colaboración Especial
Responsabilidad por Daños Derivados de Accidentes de Trabajo
y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
RESPONSABILIDAD POR DAÑOS DERIVADOS
DE ACCIDENTES DE TRABAJO Y ENFERMEDAD
OCUPACIONAL EN VENEZUELA
RESUMEN
El trabajo como derecho fundamental y esencial, ha sido la base del desarrollo humano, social, tecnológico y de convivencia, productor de bienestar y progreso en la sociedad. El trabajador en el desempeño de sus labores,
posee el derecho a condiciones de equidad, dignidad, seguridad e higiene en
el trabajo, entre otros; de manera que su menoscabo, genera responsabilidad
al empleador o patrono consistente en la reparación de los daños que sufriere
el trabajador con ocasión de su actividad, trátese de accidentes de trabajo o
de enfermedades ocupacionales, propiciando nuestro ordenamiento jurídico
un ámbito favorable para una protección amplia y humanística del ser humano y del trabajo como hecho social; de modo que, basta que se produzca el
daño al trabajador para que éste sea resarcido por el patrono, aun habiendo
mediado la culpa del trabajador y exista o no culpa o negligencia por parte
de la empresa. En este sentido, la doctrina de Casación Social ha acogido
la Teoría de la responsabilidad objetiva o del riesgo profesional en materia
de infortunios de trabajo, sentando el criterio del cúmulo de indemnizaciones que puede demandar el trabajador, previstas en la legislación laboral,
(responsabilidad objetiva); en la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones
y Medio Ambiente de Trabajo, por incumplimiento de la empresa de las disposiciones legales (responsabilidad subjetiva) y las provenientes del hecho
ilícito del patrono, por la culpa o negligencia del empleador ante el daño
material o moral, preceptuado por el Derecho Común; fijando la cuantía
del daño moral, bajo la consideración de elementos, tales como el grado de
educación y cultura del reclamante; su posición social y económica y la participación de la víctima en el acto ilícito que le ocasionó el daño, entre otros
aspectos; siendo que la vigente Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y
Medio Ambiente de Trabajo, establece las prestaciones derivadas de la subrogación por el Sistema de Seguridad Social de la responsabilidad material
y objetiva de los empleadores, atribuyendo la competencia para conocer de
las acciones por accidentes laborales o por enfermedades ocupacionales, a
los tribunales del trabajo.
Palabras clave: Trabajo, seguridad e higiene laboral, responsabilidad objetiva, accidente de trabajo, enfermedad ocupacional, daño moral.
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Mariela Yánez Díaz.
ANUARIO No 30 (2007)
RESPONSIBILITY FOR DAMAGES DERIVED FROM
INDUSTRIAL ACCIDENTS And OCCUPATIONAL
DISEASE IN VENEZUELA
ABSTRACT
The work like fundamental and essential right, has been the base of the
humanity, society and technology development and as well as coexistence,
producer of well-being and progress. The worker while in the performance
of his duties, has the right to be treated with fairness, dignity, security and
hygiene at work, among others; so that, its reduction, generates responsibility over the employer to the repair the damages that could undergo such
person during his duty, either professional disease or industrial accidents.
Providing a propitious environment which will be able to give an ample and
humanistic protection of human being and work as a social fact. Therefore, as soon as the worker is injured the employer or chief refuses most of
the time to take responsibility of the situation even thought it is or not the
worker’s fault or negligence of the company. In this sense the doctrine of
Social Abrogation has welcome the theory of the objective responsibility
or the professional risk in the matter of work’s misfortunes. Having seated
the criterion of the accumulation of indemnifications that can be demanded
for the worker, predicted in the labor legislation (objective responsibility);
in the Statutory law of Prevention, Conditions and Work Environment, by
breach of the company of the legal dispositions (subjective responsibility)
and the originating ones of the illicit fact of the employer before the material
of moral damage followed bye the Common Right; fixing the quantity of the
moral damage, under the consideration of elements, such as the degree of
education and culture of the claimant; its social and economic position and
the participation of the victim in the illicit act that caused the damage to him,
among other aspects; being that the effective Statutory law of Prevention,
Conditions and Work Environment, establishes the benefits derived from the
subrogation by the Social Security system of the material and objective responsibility of the employers, attributing the competition to know the actions
by labor accidents or occupational diseases, to the courts of the work.
Key words: Work, security and labor hygiene, objective responsibility,
industrial accident, occupational disease, moral damage.
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y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
RESPONSABILIDAD POR DAÑOS DERIVADOS
DE ACCIDENTE DE TRABAJO Y ENFERMEDAD
OCUPACIONAL EN VENEZUELA
INTRODUCCIÓN
I. Los derechos de los Trabajadores a condiciones de higiene,
seguridad y hábitat laboral adecuados.
II. La Responsabilidad civil por accidentes de trabajo y enfermedad ocupacional. Antecedentes.
III. Reparación por daños derivados de accidentes de trabajo y enfermedad ocupacional, a la luz de la vigente legislación venezolana.
IV. Tendencias Jurisprudenciales en materia de responsabilidad
objetiva y Daño moral en materia de infortunios de trabajo en
Venezuela.
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA
REFERENCIAS LEGALES
REFERENCIAS ELECTRÓNICAS
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CONSIDERACIONES GENERALES
El trabajo como derecho fundamental y esencial, ha sido la base del desarrollo humano, social, tecnológico y de convivencia, productor de bienestar y progreso en la sociedad. El trabajador en el desempeño de sus labores,
posee el derecho a condiciones de equidad, dignidad, seguridad e higiene en
el trabajo, entre otros; de manera que, su menoscabo, genera responsabilidad al empleador o patrono, consistente en la reparación de los daños que
sufriere el trabajador con ocasión de su actividad, siendo que nuestro ordenamiento jurídico propicia un ámbito favorable para una protección amplia
y humanística del ser humano y del trabajo como hecho social; de modo que,
basta que se produzca el daño al trabajador para que éste sea resarcido por el
patrono, aun habiendo mediado la culpa del trabajador y exista o no culpa o
negligencia por parte de la empresa.
I. Los derechos de los Trabajadores a condiciones de higiene, seguridad y hábitat laboral adecuados.
El maestro venezolano Andrés Bello, citado por Nikken (1988) ha
expresado en numerosos textos, ideas sobre la existencia de derechos innatos al hombre antes que como ciudadano, los cuales se acercan a la base
ideológica y filosófica de las “declaraciones” americanas, como las del
Bill of Rights del Estado de Virginia, adoptadas el 12 de junio de 1776, así
como la Declaración de Independencia del 04 de julio de ese mismo año; y
francesas, como la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, no apartándose del fundamento de las modernas, entre ellas,
la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre
de 1948, en cuya proclama se reconoce la dignidad inherente a todos los
miembros de la familia humana y de sus derechos iguales e inalienables,
que constituyen el fundamento de la libertad, de la justicia y la paz en el
mundo. La Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de
San José, del 22 de noviembre de 1969, reconoce que los derechos esenciales del hombre no nacen por el hecho de ser nacional de un Estado en
particular, sino que tiene como base los atributos de la persona humana.
(pp. 10-16)
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Según Verna (1992) los derechos humanos se transforman en derechos
fundamentales, en la medida en que aquellos se recogen en una legislación
positiva, y se ubican en su programa condicional garantizado por el Estado
en su Constitución.
La mencionada autora, en cita del padre Olaso, refiere al respecto:
(…) el derecho es, como el hombre, cuerpo y espíritu: su cuerpo son las instituciones de derecho positivo. Pero éstas deben
ser animadas por un espíritu, que son los principios del derecho
natural (dignidad de la persona humana, justicia, bien común,
etc.) …el derecho natural no sólo es fundamento sino que, además, ayuda a comprender más lúcidamente el ordenamiento jurídico positivo y la sociedad histórica en la que los individuos y
grupos humanos buscan las mejores condiciones posibles para
su vida. Por eso actúa sobre la conciencia colectiva impulsándola hacia una regulación justa de las relaciones sociales.
Así como también, hace mención al Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, estipulado en el ámbito de las Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1966, suscrito por Venezuela el 24 de
junio de 1969, cuya entrada en vigencia para Estado venezolano se produjo
el 10 de mayo de 1978, según Gaceta Oficial N° 2.146 Extraordinario del
28 de enero de 1976; en el cual se consagra el derecho del trabajo, y en el
artículo 7.b, el derecho de toda persona al goce de condiciones de trabajo
equitativas y satisfactorias, que le aseguren en especial, la seguridad y la
higiene en el trabajo. (pp. 26-27, 64, 121 y 166)
Maldonado (2001) precisa una clasificación de los derechos humanos
-siguiendo el orden previsto en la Declaración Universal de 1948 -denominada de la primera, segunda y tercera generación, compuesta por una lista
no taxativa de derechos civiles y políticos, entre los que menciona dentro
de la primera generación, el derecho a la vida y a la seguridad personal y el
derecho a la dignidad. En los derechos de la segunda generación refiere: el
derecho al trabajo; derecho a condiciones de equidad, dignidad, seguridad e
higiene en el trabajo; derecho a la seguridad social; derecho a la salud, entre
otros. (pp.112-116)
Así pues, los derechos humanos deben ser reconocidos y protegidos
por el ordenamiento jurídico de cada Estado, a fin de mantener la convivencia social, necesaria para la vida comunitaria, con el firme propósito de
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alcanzar la plenitud de los mismos, ya que su violación implica el desprecio
a la dignidad humana.
Saínz (1999) señala que los derechos de carácter laboral son anteriores a los derechos humanos, en virtud que el trabajo como hecho social ha
estado presente en las relaciones sociales, por primitivas que hayan sido,
produciendo per se un conjunto de reglas de comportamiento y convivencia
a veces no definidas, que son tácitas y producen como resultado la creación
de bienes y servicios traducidos en progreso y bienestar social, siempre que
exista equilibrio, entre el legítimo derecho de los empresarios a obtener beneficios económicos por la inversión que hacen y el derecho también legítimo del trabajador a la obtención de condiciones laborales que permitan el
logro de una existencia digna y decorosa. (p.25)
Para González (2002), citando a Domont, 1999; Canelón y García,
2001; Weill-Fassina,1993; Teiger, 1993; es mediante el estudio de la actividad del hombre en situación de trabajo y en interacción con la organización
laboral, que se podrá realizar una verdadera prevención en cualquier actividad de trabajo, lo cual deviene en que históricamente los factores técnicos
han prevalecido en el análisis del trabajo, dejándose al ser humano en las
sombras o en el mejor de los casos, con una representación inadecuada sobre su salud, su entorno y sus comportamientos, por tanto, un trabajo bien
organizado y concebido es beneficioso para la salud individual y colectiva
en los sitios de trabajo, a lo cual pudiera decirse que para prevenir los padecimientos, las enfermedades y los accidentes en el trabajo es necesario que
el trabajo sea “sanado”.(p.58)
A nivel internacional, y en lo atinente a las condiciones de seguridad,
higiene y ambiente de trabajo adecuados, conviene citar los convenios 155
y 121 de la OIT, entre otros. El Convenio N° 155 (1) sobre seguridad y
salud de los trabajadores y medio ambiente de trabajo, adoptado por Venezuela en la Sexagésima Séptima Reunión de la Conferencia Internacional
del Trabajo (OIT), celebrada en Ginebra, el 22 de junio de 1981, con Ley
Aprobatoria del Congreso, publicada en Gaceta Oficial de la República de
Venezuela N° 3.312 de fecha 10-01-84, y la Recomendación N° 164 (2)
establecen que la protección a la seguridad y salud de los trabajadores debe
aplicarse a toda las ramas de la actividad económica y a todas las categorías
de trabajadores.
Asimismo, el Convenio N° 121 de la OIT, sobre las prestaciones en
caso de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, 1964, con en187
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trada en vigor el 28 de julio de 1967, ratificado por Venezuela el 10 de agosto de 1982 (3) según Gaceta Oficial N° 2.849, señala en los puntos 7 y 8, lo
que debe prescribir cada Estado miembro como definición de accidente de
trabajo y enfermedades profesionales, así como la Recomendación 121 (4),
adoptada el 08 de julio de 1964 en la Conferencia 48 de Ginebra, en cuyos
puntos 5 y 6, aluden a lo que todo Estado Miembro debería considerar por
accidente de trabajo y enfermedad profesional.
Cabe destacar, que en el marco comunitario europeo, se han adoptado
directivas relacionadas con la seguridad y salud de los trabajadores, como
lo es la Directiva 89/391/CEE, del 12 de junio de 1989, relativa a la aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y de la salud de
los trabajadores en el trabajo, cuyo artículo 5, apartado 1, establece que “El
empresario deberá garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores
en todos los aspectos relacionados con el trabajo” (5), modificada recientemente -en otros artículos- por la Directiva 2007/30/ del Parlamento Europeo
y del Consejo, de fecha 20 de junio de 2007 (6).
Según Saínz (1999), la Carta Fundamental Venezolana, consagra los
principios esenciales que debe garantizar todo patrono a sus laborantes, consistentes en unas condiciones de seguridad, higiene y ambiente de trabajo
adecuado, con el fin de evitar los flagelos que conocemos como accidentes y
enfermedades profesionales que tanto han lesionado a nuestros trabajadores
(p.230); así, el artículo 94 de la Constitución Nacional del 61, preveía que
“En forma progresiva se desarrollará un sistema de seguridad social tendiente a proteger a todos los habitantes de la República contra infortunios
de trabajo, enfermedad, invalidez, vejez, muerte, desempleo y cualesquiera
otros riesgos que puedan se objeto de previsión social…” (resaltado) hoy
plasmado en los artículos 86 y siguientes de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, respecto a que toda persona tiene derecho
a la seguridad social como servicio público que asegurará protección en
contingencias de enfermedad, discapacidad, riesgos laborales, entre otros,
debiendo el patrono garantizar a sus trabajadores condiciones de seguridad, higiene y ambiente de trabajo adecuados.
Ahora bien, de acuerdo con la legislación laboral venezolana y su Reglamento, tenemos que el artículo 15 de la Ley Orgánica del Trabajo, preceptúa: “Estarán sujetas a las disposiciones de esta Ley, todas las empresas, establecimientos, explotaciones y faenas, sean de carácter público o
privado...y en general, toda prestación de servicios personales donde haya
patronos y trabajadores...” concatenado con el artículo 16 del Reglamento,
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que establece: “...regirá lo relativo a la prestación de servicios sea cual fuere
su fuente...en empresas, establecimientos, explotaciones y faenas...”.
Es de advertir, que el empleador, se obliga mediante diversas disposiciones contenidas en los artículos 236, 239, 240 al 246 y 560 al 585, de la
Ley Orgánica del Trabajo, a proporcionar a los trabajadores -tomando en
cuenta las distintas ramas de actividad y tipos de trabajo- lugares y condiciones apropiados.
Lo anterior, en concordancia con el artículo 17.b del Reglamento de
la Ley Orgánica del Trabajo, que prevé entre los deberes fundamentales
del patrono o empleador, adoptar las medidas adecuadas para evitar que
el trabajador sufra daños en su persona o en sus bienes, con ocasión de la
prestación de sus servicios, adminiculado con el artículo 583 de la LOT,
el cual reza: “El Ejecutivo Nacional en la Reglamentación de esta Ley
o por resoluciones determinará las sustancias que se consideran como
productoras de enfermedades e intoxicaciones profesionales, cuando éstas
hayan sido adquiridas por trabajadores que presten servicio en las cuales
se fabriquen o se empleen dichas sustancias”; así como lo establecido por
el artículo 586 eiusdem, relativo a las funciones del Ministerio del Trabajo,
como son, las de propender al mejoramiento de las condiciones de vida y
trabajo de los trabajadores y de su familia.
En materia sindical, es menester aludir el artículo 408 de la Ley Orgánica del Trabajo, en relación con las atribuciones y finalidades de los sindicatos de trabajadores, en cuanto a la vigilancia en el cumplimiento de las
normas destinadas a proteger a los trabajadores, relativas a al previsión, higiene y seguridad sociales, las de prevención, condiciones y medio ambiente
de trabajo; entre otras.
De igual modo, es aplicable a esta materia lo establecido en el Reglamento de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente
de Trabajo, de reciente data (03-01-2007) y las normas compatibles previstas en el Reglamento de las Condiciones de Higiene y Seguridad en el
Trabajo del 31 de diciembre de 1973.
En este orden de ideas, cabe señalar, que el régimen de prevención y
riesgo del trabajo, como lo señala Saínz (2003), en cita de su obra intitulada
“La Nueva Ley Marco del Sistema de Seguridad Social”, debe garantizar a
los trabajadores beneficiarios, una serie de elementos esenciales e inherentes
a la prestación del servicio que tiene que ver con los elementos siguientes:
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“1. garantizar condiciones de seguridad en el trabajo; 2.garantizar
el bienestar para los trabajadores; 3. garantizar un medio ambiente de trabajo adecuado y propicio para el ejercicio de las
facultades físicas y mentales de los trabajadores; 4. la adopción de métodos, procedimientos y condiciones que tengan
como objeto prevenir a los verdaderos flagelos que atacan inmisericordemente a los trabajadores como son los accidentes y
enfermedades profesionales; 5. la rehabilitación y reinserción
laboral del trabajador que ha sufrido un accidente o enfermedad profesional…” (pp.216-218)
Surge entonces, a decir de Jaime (1999) el deber del empleador de humanizar el trabajo, así, el artículo 185 de la Ley Orgánica del Trabajo exige
que la labor se preste en condiciones tales que permitan el desarrollo físico y
psíquico normal de los trabajadores, y que se mantenga el ambiente en condiciones satisfactorias, conforme lo prevé la Ley Orgánica de Prevención,
Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo. (pp.324-325). La vigente Ley,
tiene como objeto, según el artículo 1°, establecer las instituciones, normas
y lineamientos de las políticas y órganos que permitan garantizar a los trabajadores, condiciones de seguridad, salud y bienestar en un ambiente de trabajo adecuado y propicio para el ejercicio pleno de sus facultades físicas y
mentales, mediante la promoción del trabajo seguro y saludable; prevención
de los accidentes de trabajo y enfermedad ocupacional; reparación integral
del daño sufrido por el trabajador; así como el de normar las prestaciones
derivadas de la subrogación por el Sistema de Seguridad Social, la responsabilidad material y objetiva de los empleadores ante la ocurrencia de un accidente de trabajo o enfermedad ocupacional y regular la responsabilidad del
empleador y sus representantes ante tales acontecimientos, cuando existiere
dolo o negligencia de su parte (arts. 129 al 132). En cuanto a la categoría de
daños y prestaciones dinerarias, ello se encuentra preceptuado en los artículos 78 hasta el 88 de la referida Ley.
II.- La Responsabilidad civil por accidentes de trabajo y
enfermedad ocupacional. Antecedentes.
Antes de entrar al análisis de la responsabilidad civil en la esfera del
trabajo, conviene precisar la noción de culpa, como fundamento de la responsabilidad ordinaria, prevista en el artículo 1.185 del Código Civil venezolano, el cual reza: “El que con intención, o por negligencia, o por
imprudencia, ha causado un daño a otro, está obligado a repararlo…”
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Palacios (1982) cita a Planiol, para quien la culpa va a ser la violación
de una obligación preexistente y en su “Tetrálogo” refiere cuatro obligaciones preexistentes: la primera, el abstenerse de toda violencia sobre personas
o cosas; la segunda, la abstención de todo fraude; la tercera, abstenerse de
toda actividad para la cual no se tenga la competencia, la habilidad necesaria
y la cuarta, ejercer una vigilancia suficiente sobre las personas o cosas que
se tienen bajo guarda, a fin de evitar que éstas causen daño; asimismo, señala el aludido profesor venezolano, que la mayoría de autores coinciden en
apreciar la culpa in abstracto, lo que significa que el Juez va a comparar la
conducta del agente que causó el daño con la conducta de un hombre previsivo, inteligente, prudente, valga decir, del bonus pater familia, tomada esta
figura de Derecho Romano.
Siguiendo a este autor, según Pothier, la culpa puede ser graduada en:
delito y el cuasidelito; el primero, es el daño causado con intención, mientras que el segundo, es causado por imprudencia, negligencia, etc. Existe
una segunda graduación de la culpa, cual es: culpa grave, culpa leve (in
abstracto o in concreto) y la culpa levísima. En la culpa grave, sólo incurriría una persona sumamente torpe; en la culpa leve, si es in concreto, el juez,
va a comparar la conducta del agente del daño con la conducta observada
siempre en su vida habitual, su conducta normal; si es in abstracto, el juez
compara la conducta con un tipo ideal, un ente imaginario; en la culpa levísima, sólo se compara la conducta del agente del daño con la conducta del
más inteligente de los hombres, en la cual, sólo no incurriría un hombre de
gran previsibilidad. Como tercera clasificación de la culpa, señala la culpa
in omittendo, en la cual el agente estaba obligado a hacer y no hizo, valga
decir, se produce en una obligación de hacer; mientras que la culpa in comittendo, consiste en hacer aquello que le estaba prohibido, es la violación de
una obligación de no hacer. (pp.40-43)
Pittier (2007) hace mención que si bien Domat y los demás precursores del Código de Napoleón consideraron a la culpa como único fundamento de la responsabilidad civil, tanto en la responsabilidad por hecho
propio, como por hecho ajeno; sin embargo, a fines del siglo XIX, en el
enunciado del artículo 1.384 del Código Civil francés, se estableció específicamente la responsabilidad por el hecho de las cosas en general, la cual
consagraba una presunción iuris et de iure de culpa en contra del guardián
de la cosa, dando inicio a una corriente doctrinaria contraria a la culpa
como fundamento exclusivo de la responsabilidad civil, y aparece la teoría
de los riesgos; asimismo, señala que en Venezuela, la norma que contempla la responsabilidad especial por guarda de cosas prevé que el guardián
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puede exonerarse sólo demostrando el caso fortuito, fuerza mayor, hecho
de un tercero o culpa de la víctima.
Por otra parte, considera Pittier, que la responsabilidad por el hecho de
las cosas se fundamenta en la culpa in vigilando, consistente en la culpa del
guardián en la vigilancia de la cosa, al no tomar las precauciones para que la
cosa no produjera daños a terceros, admitiendo en principio una presunción
iuris tantum, y por tanto, aceptaba como prueba en contrario, la ausencia de
culpa del guardián; no obstante, desde 1930 la jurisprudencia francesa ha
sostenido la presunción iure et de iure, debilitándose entonces la fundamentación de la responsabilidad por el hecho de las cosas en la culpa, y en consecuencia, se impone la doctrina que la considera como una responsabilidad
objetiva. (pp.1.029,1.253-1.254)
En este orden de ideas, Maduro Luyando (2001) hace mención al contenido del artículo 1.193 del Código Civil Venezolano, el cual reza: “Toda
persona es responsable del daño causado por las cosas que tiene bajo su
guarda, a menos que pruebe que el daño ha sido ocasionado por falta de
la víctima, por hecho de un tercero o por caso fortuito o fuerza mayor” ,
anota, que el concepto de guardián ha planteado en el campo de la doctrina
y en el de la jurisprudencia, una de las polémicas más interesantes, disputándose tradicionalmente el predominio, dos grandes teorías: la de la guarda
jurídica y la de la guarda material.
La teoría de la guarda jurídica, define al guardián de la cosa como
aquel a quien de derecho le corresponde el poder de dirección, de vigilancia
y de control; ejerza ese derecho sea por sí mismo o mediante comisionados
y aun cuando no lo ejerza; mientras que la teoría de la guarda material expresa, que el guardián material es aquel a quien le corresponde el control, la vigilancia o la dirección de la cosa, aunque no tenga un derecho que justifique
ese poder, aunque dicho poder no se derive de un derecho, cuya noción no
tiene como supuesto necesario la detentación directa de la cosa; tesis éstas
que fueron superadas, toda vez que la Corte de Casación francesa, desechó
la idea de guarda como detentación material para admitir la tesis de la dirección en el sentido intelectual. (pp.136-141)
Mélich Orsini (2006) hace referencia al fundamento de la responsabilidad civil, en relación COM la repartición de los daños o pérdidas, bajo
el planteamiento basado en la Teoría de la Culpa; Teoría del Riesgo o de la
Responsabilidad Objetiva y Seguro Social. En lo atinente a la primera teoría
mencionada, refiere que si se produce un daño, la víctima deberá soportarlo,
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a menos que pueda imputárselo a un tercero demostrando que éste incurrió
en culpa, siendo entonces que las pérdidas deberán distribuirse en función
de la idea de culpa; tesis clásica sustentada sobre el “principio“ de la independencia recíproca de los individuos. En cuanto a la Teoría de los Riesgos,
llamada de igual modo, de la Responsabilidad Objetiva, señala este autor,
que se debe tomar en cuenta los provechos que un individuo obtenga de su
actividad y los riesgos de pérdidas resultantes de la misma para los terceros, debiendo decidirse que la misma persona que corre el riesgo con las
expectativas de provecho cargue con los riesgos de pérdidas, por aquello de
que donde está el provecho deben estar las cargas; pretendiendo esta teoría
superar opiniones de carácter subjetivo sobre lo reprochable o no moralmente, para así aspirar colocarse en el terreno positivo de las estadísticas de los
costos de producción. En lo que concierne al régimen del Seguro Social, éste
permite que se mutualicen las pérdidas y se repartan entre los ciudadanos
que participen en la actividad de riesgo, ya que, la aplicación de la teoría
del riesgo puede resultar inequitativa, así como también la distribución de
las pérdidas dejadas al azar o a la fatalidad. (pp.20-21)
Ahora bien, en materia laboral, Villasmil (1993) señala que la prestación del trabajo remunerado se encontraba regulada por el Derecho Civil,
bajo la modalidad de contrato de arrendamiento de servicios, siendo que la
responsabilidad del arrendatario del servicio (patrono o empleador) estaba
sometida bajo las reglas de la culpa aquiliana y por tanto, si el arrendador
del servicio (trabajador) sufría algún daño durante la ejecución del contrato,
tenía la carga de probar la culpa del beneficiario o contratante de su labor;
no obstante, con la consolidación de la Revolución Industrial, produjo durante el siglo XIX una gran polémica, ya que la noción de “culpa” resultaba
insuficiente para satisfacer las exigencias de la justicia social, fue entonces,
como expresan Mazeaud y Tunc, cuando por vez primera se va a discutir la
necesidad de la culpa para poder exigir la responsabilidad civil, naciendo
la Teoría de la responsabilidad objetiva, fundada en la noción de “riesgoprovecho”, defendida por Saleilles y Josserand, cuyo enunciado establece
que quien crea un riesgo para lucrarse a sus expensas debe responder de las
consecuencias dañosas que ese riesgo pueda deparar independientemente
de la concurrencia de la culpa o no, a lo cual Colin y Capitant expresan que
quien hace algo riesgoso, debe soportar los riesgos de sus actos.
Siguiendo a Villasmil, la reforma del Código Civil de 1916, vale decir,
20 años antes de la primera Ley del Trabajo patria, consagró la responsabilidad del empleador o beneficiario del servicio, por los daños sufridos por
el prestador, a menos que probase la culpa de éste; además de que se ha
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impuesto en los últimos tiempos la responsabilidad social o del riesgo social
para la reparación de los daños e incapacidades producto de los infortunios
de trabajo, a través de la creación de un sistema de seguridad social, sostenido por la contribución de empleadores, trabajadores y el Estado, regulado
por una Ley de Seguro Social Obligatorio. (pp. 456-458)
Para De la Cueva (1969) el patrono responde del accidente del trabajador, no porque haya incurrido en culpa, sino porque su cosa (maquinaria)
ha creado el riesgo, basándose dicho autor en la tesis de Saleilles, quien
recurrió al contenido del artículo 1.384 del Código de Napoleón, del tenor
siguiente: “Se es responsable, no solamente del daño causado por hecho
propio, sino, también, del causado por el hecho de las personas por las que
debe responderse, o de las cosas que se tienen bajo su cuidado” (p.50)
Por su parte, Villasmil (2005) cita, como fuentes de responsabilidad
del patrono frente a sus trabajadores: 1.- El Riesgo profesional, que es la
base de la responsabilidad del empleador prevista en el Ley Orgánica del
Trabajo y que lo obliga a responder por el accidente de trabajo o enfermedad
profesional, pagando las indemnizaciones tarifarias previstas en dicha Ley,
aun habiendo mediado la culpa del trabajador y exista o no culpa o negligencia por parte de la empresa. (artículo 560 LOT), quedando sujetos al derecho
común los accidentes y enfermedades profesionales, en los casos previstos
en el artículo 563 eiusdem.(accidente ocasionado intencionalmente por el
trabajador; fuerza mayor extraña al trabajo; trabajos ocasionales ajenos a
la actividad ordinaria de la empresa; trabajos realizados en domicilios particulares y cuando se trate de miembros de la familia del propietario de la
empresa que trabajen exclusivamente por cuenta de aquel y que viven bajo
el mismo techo. 2.- La Responsabilidad Aquiliana: que es la, responsabilidad por hecho ilícito del trabajo que se deriva de la conducta negligente,
imprudente, imperita, etc, del patrono con ocasión del trabajo; en este caso,
el trabajador demandante tiene la carga de la prueba del hecho dañoso, de
la culpa y de la relación de causalidad entre aquél y ésta. Asimismo, alude
el referido laboralista, que en nuestros códigos civiles, desde el Código de
Napoleón, se ha incorporado el llamado daño de la cosa que hace responsable a su guardador del daño causado por aquella, como en el supuesto de la
máquina que causa la amputación o lesión corporal, siendo que el trabajador
demandante que sufrió el daño a consecuencia de la acción de esa máquina,
tiene la carga no sólo de probar el daño sufrido sino también que la empresa
es propietaria o guardadora de la máquina, pudiendo el empleador liberarse
de responsabilidad probando que el daño fue causado por falta de la víctima,
por el hecho de un tercero, que sería por ejemplo, un compañero de trabajo,
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y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
o por caso fortuito o de fuerza mayor, todo lo cual se basa en la Teoría del
Riesgo-provecho desarrollada, como fue señalado ut supra, por Josserand,
que tiene como enunciado: “Quien pone un riesgo en movimiento en provecho propio, debe responder por sus consecuencias dañosas”.
(pp.343-344)
III.-Reparación de los daños en los accidentes de trabajo
y enfermedad ocupacional.
Cabanellas (1979) define al daño en sentido amplio, como “toda suerte
de mal material o moral”. Asimismo, concibe al daño moral, como aquella
“Lesión que sufre una persona en su honor, reputación, efectos o sentimientos por acción culpable o dolosa de otros”.
En cuanto a los daños y perjuicios, señala que ambas voces se complementan, ya que todo daño provoca un perjuicio y todo perjuicio proviene
de un daño, considerando en sentido jurídico el daño como el mal que se
causa a una persona o cosa, como una herida o la rotura de un objeto ajeno;
mientras que perjuicio va a ser la pérdida de utilidad o de ganancia cierta y
positiva, que ha dejado de obtenerse; para lo cual ejemplifica, la situación de
que el herido, ha perdido sueldos u honorarios, o la máquina rota ha dejado
de producir tal artículo. (pp.85-86)
Mille Mille (2003), señala que también se le denomina al daño moral,
“Pretium Dolores”, que se refiere específicamente al precio o monto de la
indemnización acordada a manera de reparación del sufrimiento espiritual
o moral sufrido por la víctima de un hecho o acto culposo o intencional, sea
delictual o no; citando al autor patrio Humberto La Roche, para quien el
daño puede clasificarse de la siguiente manera:
Daño no patrimonial, que puede ser material, strictu sensu; daño emergente, que consiste en la disminución que ocasiona en el patrimonio el daño
material o corporal padecido por la víctima, que acarrea reclamo de las
cantidades invertidas en la reparación de algo. El lucro cesante (lucrum
cessans), el cual se encuentra previsto en el artículo 1.273 del Código Civil,
está representado por la imposibilidad de incrementar el patrimonio (carencia de patrimonio), como consecuencia del daño sufrido; haciendo mención
al caso de un trabajador que sufre un accidente de trabajo que le produce
una incapacidad total y permanente y por ende, lo imposibilita para seguir
trabajando, lo cual le impide seguir obteniendo ingresos monetarios, valga
decir, mejorar o aumentar su patrimonio. (pp.92-94)
195
Mariela Yánez Díaz.
ANUARIO No 30 (2007)
Para Alfonso Guzmán (1995) toda empresa constituye un centro de
riesgos profesionales de variada índole, que ponen en peligro la salud, la
vida y el bienestar de quienes prestan servicios en ella, eximiéndose únicamente la responsabilidad del empleador en caso de culpa intencional (dolo)
del trabajador en la producción del daño. (p.492)
Por su parte, Unsaín, citado por Bernardoni y Otros (2001), alude que
los riesgos laborales son para el trabajador, como lo es “el naufragio para
la navegación”; sin embargo, ni las enfermedades profesionales ni los accidentes de trabajo tienen que ver con la mala o buena fortuna; por lo que, no
debe hablarse de infortunio, sino de situaciones anormales e irregulares que
acaecen en el trabajo, como resultado de la falta de prevención, de higiene y
seguridad laboral, negligencia o imprudencia, bien por parte del empleador
o por el trabajador. (p.581)
Según el catedrático español Bernad (2006) en la responsabilidad civil subjetiva, estructurada en el Derecho Romano, sólo se van a resarcir
los daños que su agente propicie por su propia culpa, de manera que de
no haber incurrido en ella, resultaría exonerado del deber de reparación y
que, frente a tal responsabilidad nos encontramos con la responsabilidad
civil objetiva, sustentada en que todo daño ha de ser reparado, al margen
de la actuación culposa o no del agente del daño, generando un fenómeno
de objetivización de la responsabilidad, que ha sido considerado en los
ordenamientos jurídicos, incluso en Venezuela, en el ámbito contractual,
como es el caso de los accidentes de trabajo, donde el trabajador tiene derecho a ser indemnizado aún cuando el daño se produjera por culpa propia
del trabajador, ello establecido en el artículo 560 de la Ley Orgánica del
Trabajo. (p.179)
Importa mencionar, que la responsabilidad social en materia de riesgos
laborales ha estado preceptuada desde los inicios de la legislación laboral
venezolana; así, el artículo 140 de la Ley del Trabajo de 1936 lo contemplaba, como también, el artículo 560 de la Ley Orgánica del Trabajo de 1990
y de 1997, este último del tenor siguiente: “Los patronos, cuando no estén
en los casos exceptuados por el artículo 563, estarán obligados a pagar
a los trabajadores y aprendices ocupados por ellos, las indemnizaciones
previstas en este Título por los accidentes y por las enfermedades profesionales, ya provengan del servicio mismo o con ocasión directa de él,
exista o no culpa o negligencia por parte de la empresa o por parte de los
trabajadores o aprendices”.(destacado)
196
Responsabilidad por Daños Derivados de Accidentes de Trabajo
y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
Saínz (1991) define -de acuerdo con la legislación del trabajo patriacomo accidentes de trabajo, toda lesión de carácter corporal, permanente o
temporal, inmediatas o posteriores, incluyendo la muerte, producto de una
acción violenta, de una fuerza exterior que pueda ser determinada y que
sobrevenga en el curso de la prestación laboral, por el hecho mismo de este,
o la lesión interna determinada por un esfuerzo violento, sobrevenido en
las mismas circunstancias de la prestación de la relación de trabajo; mientras que la enfermedad profesional, es un estado patológico contraído por
el trabajador con ocasión de la prestación de trabajo o por la exposición al
ambiente en que el laborante se encuentra obligado a realizar la labor para la
cual ha sido contratado, que puede ser consecuencia, bien por la acción de
un agente físico, químico o biológico, por condiciones ergonómicas o metereológicas, por factores psicológicos o de carácter emocional, manifestado
por una lesión orgánica, o por trastornos enzimáticos o bioquímicos que
tengan carácter temporal o permanente. (pp.711-712)
Es menester referir, lo dispuesto en el Artículo 246 de la LOT del
tenor siguiente: “Las condiciones de higiene, seguridad en el trabajo y la
prevención, condiciones y medio ambiente de trabajo se regirá además por
las disposiciones contenidas en la Ley Orgánica que rige la materia”
Las definiciones de accidente de trabajo y enfermedad profesional se
encuentran también establecidas en la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo, así, lo contemplaba la Ley de 1986, en los
artículos 28 y 32, y el artículo 33 atinente a la responsabilidad del patrono, de
carácter subjetivo, cuando éste incumple las disposiciones de dicha Ley, siendo que la última reforma legislativa de reciente data (2005), trae una definición de accidentes de trabajo, en el artículo 69, pero sin considerar el concepto
amplio contenido en la Norma Covenin N° 226088; sin embargo, incluye en
dicho artículo como aspecto novedoso las lesiones sufridas en actos de salvamento, y en el trayecto hacia y desde su centro de trabajo, así como las que
sufra el trabajador con ocasión del desempeño de cargos electivos en organizaciones sindicales o en el trayecto hacia o desde donde se ejerzan funciones
sindicales; y la enfermedad profesional la denomina enfermedad ocupacional,
referida, no sólo a los estados patológicos contraídos con ocasión del trabajo,
sino también los que se hayan agravado con ocasión del mismo, resultando
de suma importancia para el empleador detectar cualquier estado patológico
del trabajador antes de incorporarlo a la plantilla de personal de la empresa,
ya que si se agravaba una condición preexistente, se consideraría enfermedad
ocupacional agravada con ocasión del trabajo actual, recayendo la responsabilidad en el empleador actual, tal como lo preceptúa el artículo 70 eiusdem.
197
Mariela Yánez Díaz.
ANUARIO No 30 (2007)
Lo concerniente a las responsabilidades e indemnizaciones por accidentes de trabajo y enfermedad ocupacional correspondiente al empleador,
como se señaló ut supra, se encuentra establecido en el artículo 129 de la
vigente Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de
Trabajo, el cual prevé la obligación de pagar al trabajador o a sus derechohabientes una indemnización en los términos que contempla la Ley, y
por daño material y moral, conforme al Código Civil venezolano, estando
legitimados para ejercer la demanda civil para reparación de los daños y la
indemnización por perjuicios causados (artículo 132), siendo importante
de destacar que la ley regula la normativa sobre las prestaciones dinerarias
derivadas de la subrogación de la responsabilidad material y objetiva de
los empleadores por el sistema de la seguridad social, ante la ocurrencia de
un accidente de trabajo o de enfermedad ocupacional, además de regular
la responsabilidad del empleador y sus representantes cuando esos eventos
dañosos ocurran existiendo dolo o negligencia de su parte (responsabilidad
subjetiva), respecto a la obligación que tienen al establecimiento de condiciones de trabajo seguras y estables; de igual modo contempla el marco
sancionatorio por incumplimiento de la normativa previendo la reparación
integral del daño sufrido. (Ferrer, Lucy, 2005, p.374)
Importa referir, que existe actualmente una propuesta que hace alusión al “Derecho de Daños” como un género aparte o tercer género (tertius
genus) separado de la rama de la responsabilidad civil por hecho ilícito,
diferenciada de la responsabilidad extracontractual del Derecho Civil. De
cupis (1990) fue el pionero en trabajar este tema con autonomía, e inclusive
ha sido tratado en Argentina y España, cuyo estudio ha avanzado hasta alcanzar la categorización de Derecho de Daños Morales, que logra individualidad, centrándose en lesiones específicas a la personalidad en sus aspectos
inmateriales, internos, psicológicos, morales y teleológicos, con principios,
objeto de estudio y método propios. La solidaridad social, el bien común y
la justicia social, están entre los principios y deberes que vinculan el derecho con una visión de los daños morales; por tanto hay una razón práctica
y objetiva para considerar de “interés social” al daño moral; toda vez que
si una persona ha sido dañada impunemente por otro, expone a ese peligro
potencial al resto de sus semejantes y todos pueden ser susceptibles en un
futuro de ser igualmente perjudicados. (Allegre, Miguel Angel y Mago
Bendahán; Oscar, 2007, pp.128-138)
198
Responsabilidad por Daños Derivados de Accidentes de Trabajo
y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
IV.- Tendencias Jurisprudenciales en materia de responsabilidad objetiva y Daño moral en el ámbito laboral venezolano.
Antes de entrar al análisis de la doctrina de Casación en la esfera del
trabajo, es preciso hacer referencia, a la evolución jurisprudencial en materia de daños; en tal sentido, Mago Bendahán (2007) hace alusión a una
sentencia de instancia del 20 de julio de 1950, en la cual solamente se exigía
probar la causa del daño, valga decir, el hecho ilícito, en cuyo caso sólo
se pidió la prueba de la muerte de la víctima para establecer la presunción
legal de la existencia del dolor. Asimismo, hace mención al fallo del 18 de
noviembre de 1970 (Gaceta Forense N° 70), según el cual “Sólo se prueba
el hecho ilícito. No se prueba el daño moral ni su monto”.
Asimismo, el autor refiriere que hubo otra tendencia judicial que sostenía el carácter potestativo de la indemnización y exigía probar el hecho
ilícito y además el daño, mas no su monto, como el fallo del 01 de junio
de 1955, en el cual el juez sentó que no hay presunción legal de daño sino
una facultad que la ley da al juzgador para acordarla en los supuestos de
hecho allí previstos. Posteriormente, una tesis más avanzada contenida en
sentencia de fecha 26 de febrero de 1976 RG T 66 N° 329, exigió presentar
en juicio una serie de elementos, en estos términos:
(…) Al decidirse una cuestión de daños morales el sentenciador necesariamente ha de sujetarse al proceso lógico de establecer los hechos, de
calificarlos y de llegar a través de este examen a la aplicación del derecho,
analizando…la importancia del daño, el grado de culpabilidad del autor, la
conducta de la víctima y la llamada escala de sufrimientos morales, para llegar a una indemnización equitativa, razonable, humanamente aceptable”.
De igual modo, cita el fragmento del fallo de fecha 11 de mayo de 1990
en el cual se exigió que consten cualidades morales y la reputación de ambas
partes, su condición social, el estado de familia de uno y otro y la causa de
la injuria. (pp.122-123)
En este orden de ideas, conviene referir, que la Sala de Casación Civil
de la Corte Suprema de Justicia (Rectius: Tribunal Supremo de Justicia)
señalaba expresamente la no resarcibilidad del daño moral en materia contractual, así pues, en sentencia de fecha 25 de junio de 1981, dejó sentado
el criterio del siguiente tenor:
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ANUARIO No 30 (2007)
(…) Nótese pues, como en lo contractual los daños y perjuicios tienen una serie de limitaciones, a saber:
a) Los previstos o previsibles,
b) Deben corresponder exactamente a la pérdida sufrida o a una
utilidad de que ha sido privado el reclamante (lo primero se
llama ‘daño emergente’ y lo segundo ‘lucro cesante’ y
c) Los daños derivados son exclusivamente consecuenciales INMEDIATA Y DIRECTAMENTE del incumplimiento.
Las anteriores limitaciones son suficientes, sin duda alguna
para excluir en lo contractual, el ‘daño moral’, porque respecto
de éste se dan todas las limitaciones señaladas…
…En fin, mientras en Venezuela rigen las normas contenidas
en los artículos 1.274 y 1.275 del Código Civil a propósito
de las obligaciones contractuales incumplidas no puede haber
daño moral, el cual está limitado a los actos o hechos ilícitos.
En consecuencia, en el presente caso la reclamación de daños morales
es improcedente por ser contraria a derecho. Así se declara… (Omissis)
Criterio éste que fue ratificado en fallo del máximo Tribunal de la República, de fecha 24 de marzo de 1983, cuyo extracto reza:
(…) Si como dice la recurrida en alguna otra decisión de esta
Corte, en forma incidental, podrá haberse establecido alguna
afirmación con base a la cual el daño moral podría ser admisible en materia contractual, es concluyente que dada la forma
explícita, categórica y definitiva en que se estableció la doctrina del fallo citado de 25 de junio de 1981, debe considerarse que aquella anterior doctrina, admitiendo que hubiese sido
establecida, fue abandonada por la fijada en las varias veces
citada sentencia…
Tal como señala, Mélich-Orsini (2001) con la referida posición doctrinal, nuestra Casación contravino la doctrina consolidada en Francia, que no
distingue a este respecto de la resarcibilidad del daño moral entre responsabilidad contractual y extracontractual, siendo que la doctrina venezolana se
ha orientado a la vieja doctrina francesa, predominante todavía en la mayoría de los Estados latinoamericanos. (pp.85-90)
200
Responsabilidad por Daños Derivados de Accidentes de Trabajo
y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
Así, en sentencia de fecha 03 de junio de 1987, la Corte Suprema de
Justicia, la Sala de Casación Civil (Caso: Isidro Arias Suárez vs. Manufacturas Orgaz, C.A.) en relación con la indemnización de daños materiales por
hecho ilícito del empleador causante del accidente o enfermedad profesional, profirió el siguiente criterio:
“Es criterio de esta Sala que de acuerdo a la acción intentada
por el Trabajador con base en los artículos 1.185 y 1.196 del
Código Civil, el Tribunal Superior ajustó su decisión a los extremos que exige el Código Civil en materia de hecho ilícito
demandado conforme a esas normas, por lo que correspondía a
la parte actora demostrar en la secuela del juicio si el accidente
se produjo por intención, negligencia o imprudencia de la empleadora, extremos que configuran el hecho ilícito que da lugar
a la acción por daños y perjuicios morales o materiales, a tenor
de los citados artículos 1.185 y 1.196 del Código Civil. En lo
que respecta al artículo 1.354 del Código Civil, considera esta
Corte que el Juzgado Superior sí le dio correcta aplicación”.
(Omissis y resaltado)
En lo atinente a la estimación del daño moral derivado de un accidente
o enfermedad profesional, debemos señalar lo que al respecto expresó este
Alto Tribunal, en sentencia de la Sala de Casación Civil de fecha 19 de septiembre de 1996 (Caso: Stergios Zouras Cumpi vs. Pepeganga, C.A.):
“…lo que debe acreditarse plenamente en una reclamación por
daño moral es el llamado ‘hecho generador del daño moral’,
o sea el conjunto de circunstancias de hecho que genera la afiliación cuyo petitum doloris se reclama… Probado que sea el
hecho generador, lo que procede es una estimación, lo cual se
hace al prudente arbitrio del Juez. Ningún auxiliar o medio
probatorio puede determinar cuánto sufrimiento, cuánto dolor,
cuánta molestia, cuánto se mermó un prestigio o el honor de
alguien…
Al decidirse una reclamación por concepto de daños morales, el sentenciador, necesariamente, ha de sujetarse al proceso lógico de establecer
los hechos, de calificarlos y de llegar a través de este examen a la aplicación
de la Ley y la equidad, analizando la importancia del daño, el grado de
culpabilidad del autor, la conducta de la víctima y la llamada escala de los
201
Mariela Yánez Díaz.
ANUARIO No 30 (2007)
sufrimientos morales, valorándolos, pues no todos tienen la misma intensidad, por las distintas razones que puedan influir en ellos, para llegar a una
indemnización razonable...” (Omissis y resaltado)
La Sala Político Administrativa, también profirió, en fallo del 18 de
febrero de 1999 (Caso: Esperanza García vs.C.A. Energía Eléctrica de
Venezuela) lo siguiente:
“Han sido demostrados en este caso, los extremos que hacen
prosperar en derecho la demanda propuesta por la parte actora,
por haberse cumplido los requisitos establecidos en el artículo
1.193 del Código Civil, en cuyo texto se establece la responsabilidad objetiva por los daños ocasionados por las cosas que
se tienen bajo la guarda. Por consiguiente corresponde a esta
Sala, estimar el monto que por concepto de daño moral habrá
de pagar la demandada a la parte actora. Para hacer la fijación
interesa precisar que el daño moral no requiere prueba especial” (Subrayados de la Sala).
En cuanto a la responsabilidad objetiva en materia laboral, la Sala de
Casación Civil en fallo del 22 de mayo de 1974, (Caso Justina Vargas vs.
Industrias Química Charallave C.A.) decidió de esta manera:
(…)Recibe así aplicación en el campo de los accidentes de
trabajo la teoría de la responsabilidad objetiva. Conforme a
ésta, el patrono es responsable exista o no culpa de su parte en
el accidente de que resulta víctima su trabajador, (...). Se trata,
simplemente del riesgo profesional que la legislación laboral
pone a cargo del patrono y a favor del trabajador”…
Asimismo, el Supremo Tribunal de Justicia venezolano se ha pronunciado sobre la responsabilidad objetiva por guarda de cosas, en sentencia de la
Sala Político Administrativa, del 05 de abril de 1994 (Caso: Nemecio Cabeza
vs. C.A. Administración y Fomento Eléctrico (CADAFE) en estos términos:
202
“Del artículo 1.193 del Código Civil (…) se desprenden consecuencias importantes, así en primer término tenemos que el
responsable en tal caso, es la persona que funge como guardián
de la cosa, vale decir, quien tiene a su cargo el poder autónomo
de mando, dirección, control, uso o vigilancia sobre la cosa
que produce el daño.
Responsabilidad por Daños Derivados de Accidentes de Trabajo
y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
Esta norma establece un caso de responsabilidad objetiva, contra la
cual el guardián de la cosa puede defenderse alegando y demostrando que
el daño tuvo su causa en un hecho fortuito, de fuerza mayor, por el hecho de
un tercero o por el hecho de la víctima. Con ello se establece una relación de
causalidad del daño que torna en no responsable al guardián.
Finalmente, debe observarse que, aunque la norma no distinga entre
las cosas por cuya guarda respondería el guardián, la responsabilidad se
hace aún más evidente cuando se trata de cosas que representan un peligro
objetivo del cual ese guardián obtiene un beneficio. Por ejemplo, el caso de
la existencia de un depósito de explosivos en una empresa del ramo, situación que determina la existencia de un riesgo objetivo del cual se beneficia
la citada empresa.
(…) Ahora bien, con vista a todo lo antes expuesto, estima
esta Sala que resulta suficiente, para que pueda ser declarada
la responsabilidad especial por guarda de cosas en el presente
caso, que se pruebe suficientemente la existencia del daño, la
relación de causalidad conforme a la cual pueda afirmarse que
el hecho de la cosa es el que causó el daño, y la condición de
guardián de la demandada. Por su parte, la empresa accionada
dispone de las siguientes defensas frente a la acción por la cual
se le exige la responsabilidad especial que nos ocupa: la demostración de que el hecho previene de un caso fortuito, fuerza mayor, del hecho de un tercero o de culpa de la víctima”.
(resaltado)
Villasmil (2005), haciendo alusión a los fallos de la Sala de Casación
Social, a la luz del nuevo texto Constitucional, señala que “un buen número
de sus decisiones son francamente novedosas y acertadas, y constituyen
indudables pasos de avance en nuestro sistema jurídico laboral, otras son
desconcertantes y algunas francamente inaceptables a la luz de la doctrina, de la Ley y de los Tratados Internacionales suscritos por la República en esta materia..”. De igual modo, el connotado profesor, refiere lo
siguiente:
“En nuestra opinión, la Sala de Casación Social del Tribunal
Supremo de Justicia, ha aplicado incorrectamente nuestra normativa legal sobre responsabilidad derivada de la LOPCYMAT, cuando es manifiesto que esa responsabilidad emana
de un hecho ilícito del trabajo como lo es la creación o man203
Mariela Yánez Díaz.
ANUARIO No 30 (2007)
tenimiento en el centro de trabajo, de condiciones peligrosas
o inseguras, hecho cuya prueba corresponde al trabajador demandante…” (pp.341-344)
En este sentido, importa mencionar, extractos del fallo emblemático N° 116 del 17 de mayo de 2000, emanado de la Sala de Casación Social,
en materia de accidentes de trabajo y enfermedad profesional, (Caso: José
Francisco Tesorero Yánez vs. Hilados Flexilón S.A.) del tenor siguiente:
(…)Ahora bien, con relación a la indemnización por daño moral proveniente de un infortunio laboral, la Sala de Casación
Civil mantuvo el criterio de que esta indemnización le correspondería al trabajador siempre que probara que el accidente
o enfermedad profesional fue ocasionado por el hecho ilícito
del patrón (responsabilidad subjetiva), por cuanto dicha acción
por daño moral no está prevista en la Ley Orgánica del Trabajo, la cual prevé sólo una responsabilidad objetiva producto
del riesgo profesional, para indemnizar los daños materiales,
expresamente tarifados en dicha Ley.
Tanto la doctrina como la Jurisprudencia han sido uniformes
al señalar que en materia de infortunios de trabajo, se aplica
la teoría de la responsabilidad objetiva o del riesgo profesional… la cual hace proceder a favor del trabajador accidentado
el pago de indemnizaciones por daños, independientemente de
la culpa o negligencia del patrono.
204
…De lo anteriormente expuesto, se evidencia que la teoría de
la responsabilidad objetiva nace del supuesto de que el daño
causado por un objeto debe ser reparado por su propietario, no
porque el dueño haya incurrido en culpa, sino porque su cosa,
su maquinaria ha creado un riesgo, sobre el cual debe responder, indemnizando al trabajador tanto por el daño material
como por daño moral.
…En resumen, el trabajador que sufra un accidente o enfermedad profesional, deberá demandar las indemnizaciones que
le correspondan por ante los Tribunales del Trabajo, ya sea
tanto por la responsabilidad objetiva prevista en la Ley Orgánica del Trabajo, por daños materiales tarifados y daño moral,
como por la indemnización establecida en la Ley Orgánica de
Responsabilidad por Daños Derivados de Accidentes de Trabajo
y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
Prevención, Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo, así
como también, si logra probar los extremos que conforman el
hecho ilícito, la indemnización material que supera las indemnizaciones antes mencionadas. Así se declara.
Es decir, de probar el trabajador el hecho ilícito del patrono,
cuya indemnización repara integralmente el daño material producido, el Juez deberá condenar solamente la diferencia entre
la indemnización que procede por daño material tarifado por
las leyes especiales y lo demandado por daño emergente y lucro cesante.
Finalmente, en aras de cumplir con el desideratum de seguridad jurídica ínsito en el propósito ius uniformista que, de
conformidad con lo previsto en el artículo 321 del vigente Código de Procedimiento Civil, le compete a la actividad jurisdiccional encomendada a esta Sala de Casación Social, se deja
constancia que la doctrina formulada en la presente sentencia,
representa en lo sucesivo el precedente jurisprudencial asumido por esta Sala para supuestos análogos al aquí resuelto. Así
se declara… (Omissis y resaltado) (7)
Jaime (2007) señala, que la sentencia in commento, incurre en el error
de aplicar las reglas de la responsabilidad contractual, reguladas en la Ley
Orgánica del Trabajo, a la responsabilidad derivada del hecho ilícito, previstas en el artículo 1.196 del Código Civil, combinando dos fuentes que
contravienen el principio de inescindibilidad de la norma laboral que prevé el artículo 59 de la LOT y el artículo 9 de la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo, incluso hace referencia a fallos emanados de la propia Sala de
Casación Social con posterioridad al de marras, que se han apartado de tal
criterio, acogiendo la doctrina de Casación Civil, en la sentencia de fecha
03 de junio de 1987, (Caso: Isidro Arias Suárez vs. Manufacturas Orgaz,
C.A.) citada ut supra verbigracia, el fallo N° 0110 del 11-03-2005 (Caso:
Bernardo Walter Randich vs. Inversiones Grammiero Murgano C.A.y Diversiones Tolón s.r.l.); sentencia N° 1.037 del 28-08-2005 (Caso: Elena
Lugo vs.Avon Cosmetics de Venezuela C.A); (Caso: Ligia Gutiérrez vs.
Sociedad mercantil Arrendadora de servicios Refrigerados, C.A./ 01-032005); entre otras. (p.232-235)
Por otra parte, conviene mencionar que el fallo que ocupa nuestra atención (16-05-2000) deja sentado el carácter vinculante de la doctrina de Ca205
Mariela Yánez Díaz.
ANUARIO No 30 (2007)
sación Social; lo cual se encuentra preceptuado en el artículo 178 de la Ley
procesal laboral de cuyo contenido se desprende que dicha Sala podrá, a solicitud de parte, conocer de aquellos fallos emanados de los Tribunales Superiores del Trabajo, que aún y cuando no fueran recurribles en casación…
la sentencia recurrida se aparte de la reiterada doctrina jurisprudencial de la
Sala de Casación.
Importa mencionar que en dicha jurisprudencial, también se
fijó posición, en lo relativo a la corrección monetaria o indexación, en estos términos: (...) cuando se declare con lugar la pretensión
de un trabajador por indemnización de daño moral, el Juez podrá de oficio
o a solicitud de parte, ordenar en la dispositiva del fallo la corrección
monetaria del monto condenado a pagar por daño moral, pero sólo desde la fecha en que se publica el fallo, hasta su ejecución…” (Omissis y
resaltado)
En tal virtud, menester es destacar, que el fallo, hizo referencia a la
indexación o corrección monetaria, institución que persigue neutralizar los
efectos que genera en nuestros días, el hecho notorio denominado “inflación”, que a decir de Urquijo (1990) Venezuela, por causas históricas muy
concretas, se encuentra desde hace unos años en esta situación “Hasta el
‘viernes negro’ de 1983, no se conocía la inflación en el país. Durante
décadas su moneda se mantuvo estable en referencia al dólar y se sintió
‘guapa y apoyada’. La inflación llegó sorpresivamente, y llegó en compañía del descenso de los precios del petróleo a nivel mundial” (p.194)
Así pues, la sentencia in commento, expresa que en derecho laboral
ello cobra particular interés por la delicada fuente que representa el trabajo
para el ser humano, influido por factores económicos, teniendo el trabajador
derecho al pago de la prestación no disminuida por la depreciación cambiaria, siendo que la sentencia de Casación Civil de este Alto tribunal, fechada
17-03-1993, declaró la corrección monetaria en los juicios laborales, como
materia de orden público social, ordenada de oficio a partir de la fecha de
publicación del fallo; criterio éste ratificado por la Sala Político Administrativa, en sentencia N° 1.563 del 18-11-1999. No obstante, cabe referir que en
fallo N° 968 del 02-05-2000 (Caso: César Cheremos vs. ELECENTRO),
la misma Sala consideró improcedente la solicitud de indexación en materia
de daño moral, empero, a los pocos días de emitido tal fallo, la Sala de Casación Social en la aludida sentencia del 16-05-2000, se apartó de tal criterio,
estableciendo dicha corrección en estos términos:
206
Responsabilidad por Daños Derivados de Accidentes de Trabajo
y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
(…)En consecuencia, esta Sala de Casación Social ordena
al Juez que deba conocer en reenvío ordene en el dispositivo del fallo por él proferido, la corrección monetaria de los
montos que resultaren condenados a pagar al trabajador, de
la siguiente manera: los correspondientes a las prestaciones
sociales e indemnizaciones por daños materiales, desde la fecha de admisión de la demanda hasta la ejecución del fallo;
y el monto correspondiente al daño moral desde la fecha de
publicación del fallo hasta la ejecución del mismo. Así de
decide… (Omissis y resaltado)
Siguiendo con el análisis jurisprudencial de Casación Social, en sentencia N°- 4 de fecha 16 de enero de 2002 (Caso: Pedro Hurtado y Luisa de
los Remedios Guillén de hurtado vs. A. Arreaza Calatrava Sucesor, C.A).,
dicha Sala se pronunció sobre la fijación de la cuantía del daño moral por
parte del juez, indicando al respecto que ello no puede quedar a su arbitrio,
sino que debe sustentarse en el grado de educación y cultura del reclamante;
su posición social y económica y la participación de la víctima en el acto
ilícito que le ocasionó el daño, a los fines de controlar la legalidad de la
fijación realizada por el juez y que, en el caso de marras, la Alzada al no
expresar cuáles fueron las razones para condenar al pago de daño moral y
fijar la cuantía, hace inmotivada la decisión. (8)
En este orden de ideas, en fallo N°-144 de la misma Sala, de fecha 07
de marzo de 2002, (Caso: José Francisco Tesorero Yánez vs. Hilados Flexilón S.A.) , la Sala llegó al siguiente criterio:
(…)Articulando todo lo antes expuesto, el sentenciador que
conoce de una acción por daño moral debe hacer un examen
del caso en concreto, analizando los siguientes aspectos: a)
la entidad (importancia) del daño, tanto físico como psíquico
(la llamada escala de los sufrimientos morales); b) el grado
de culpabilidad del accionado o su participación en el accidente o acto ilícito que causó el daño (según sea responsabilidad objetiva o subjetiva); c) la conducta de la víctima;
d) grado de educación y cultura del reclamante; e) posición
social y económica del reclamante, f) capacidad económica
de la parte accionada; g) los posibles atenuantes a favor del
responsable; h) el tipo de retribución satisfactoria que necesitaría la víctima para ocupar una situación similar a la anterior
al accidente o enfermedad; y, por último, i) referencias pecu207
Mariela Yánez Díaz.
ANUARIO No 30 (2007)
niarias estimadas por el Juez para tasar la indemnización que
considera equitativa y justa para el caso concreto. (Omissis y
resaltado (9)
Criterio éste que ha sido acogido por las Cortes de lo Contencioso
Administrativo, en el fallo N°- 2007-612 del 14 de marzo de 2007(Caso:
Iraima Michelangelli vs. INSALUD Apure) en relación con la demanda por
daño moral incoada por una funcionaria pública.(10)
Es menester señalar, que en lo atinente a las acciones por indemnización de daños producto de un infortunio laboral, la jurisprudencia de
Casación Social ha sentado el criterio contenido en las sentencias N° 116
y 144 referidas ut supra, en los casos: Guillermo Morón vs. Banco Latino
C.A. (11), Freddy Vargas vs. Industrias Textiles Fénix, C.A. (12) y Juan
F. Hermoso vs. Corporación Venezolana de Televisión, C.A. (Venevisión)
(13), incluyendo los diferentes mecanismos para el reclamo de indemnizaciones laborales:
(…)Del criterio precedentemente expuesto, se destaca que es
posible para un trabajador incoar una acción por indemnización de daños materiales derivado de accidente de trabajo o
enfermedad profesional, en la que pueden concurrir tres pretensiones claramente diferenciadas, a saber: 1) El reclamo de
las indemnizaciones previstas en la Ley Orgánica del Trabajo
en sus artículos 560 y siguientes, que origina una responsabilidad objetiva del patrono, tanto por daños materiales allí
tarifados como por daño moral; 2) Las indemnizaciones establecidas en el artículo 33 de la Ley Orgánica de Prevención,
Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo, que concibe la
responsabilidad subjetiva por incumplimiento de la empresa de su disposiciones legales; y 3) se podrán reclamar las
indemnizaciones provenientes del hecho ilícito del patrono,
la cual supone también una responsabilidad subjetiva por la
culpa o negligencia del empleador ante el daño material o
moral, prevista, no en la normativa específica del derecho del
trabajo, sino en el Derecho Común…” (Omissis y resaltado)
En este orden de ideas, es relevante hacer mención a lo proferido por la
Sala en referencia, contenido en la sentencia N° 1.246 fechada 29-09-2005
que reza:
208
Responsabilidad por Daños Derivados de Accidentes de Trabajo
y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
(…) Por ello, en el caso de autos al haber quedado evidenciada
la enfermedad profesional del trabajador y siendo que la parte
actora no logró demostrar la intencionalidad o culpabilidad de
la demandada, a la empresa accionada no le es imponible la
sanción contemplada en el Parágrafo Tercero, del artículo 33
de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo. Así se decide.
De otra parte, en opinión de la Sala es procedente la reclamación por responsabilidad objetiva, ello, al determinarse la
existencia de una enfermedad de orden profesional, por lo que
en el caso concreto el empleador se subroga en el Sistema de
Seguridad Social, a tenor de lo dispuesto en el artículo 585
de la Ley Orgánica del Trabajo, por encontrarse el trabajador
cubierto por el Seguro Social Obligatorio… (14) (Omissis y
subrayado)
En el caso de marras, en lo atinente al lucro cesante solicitado en la
demanda, en aplicación del artículo 1.354 del Código Civil, correspondía al
actor demostrar el hecho ilícito, valga decir, el hecho dañoso, nexo de causalidad y culpabilidad del patrono, pese a que el demandante logró demostrar
la enfermedad padecida; sin embargo no probó el cumplimento de los extremos del artículo 1.185 eiusdem, relativo a la culpa del patrono. Asimismo,
la Sala fijó de manera equitativa la cantidad de Bs. 10.000.000,oo, por concepto de daño moral derivado de la responsabilidad objetiva.
En el fallo N° 0197 del 07 de febrero de 2006 (Caso: Denis Cedeño vs. Transporte Carantoca, C.A.), que al respecto señala:
(…) En este sentido, el artículo 573 de la Ley Orgánica del Trabajo establece el derecho de la víctima, a la que el accidente o
la enfermedad profesional le haya producido una incapacidad
parcial y permanente, a percibir una indemnización. Asimismo
dispone cuál es el límite máximo de dicha indemnización, fijándole como límite superior el salario de un año, o la cantidad
de quince salarios mínimos.
Ahora bien, el régimen de indemnizaciones por infortunios en
el trabajo previsto por la Ley Orgánica del Trabajo, es supletorio del consagrado en la Ley Orgánica del Seguro Social;
sin embargo en el presente caso, el régimen aplicable es el
209
Mariela Yánez Díaz.
ANUARIO No 30 (2007)
previsto por la Ley Orgánica del Trabajo, pues el trabajador
demandante no se encontraba inscrito en el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales para la fecha de ocurrencia del
accidente… (15) (Omissis y resaltado)
En el aludido fallo, de igual modo acordó por equidad, la indemnización por daño moral en Bs. 10.000.000,oo), ya que, en aplicación de la
“Teoría del Riesgo Profesional” la obligación patronal de reparar el daño es
objetiva, aunque éste no haya tenido culpa en la ocurrencia del infortunio
de trabajo.
Cabe traer a colación sentencia de reciente data N° 0667 de fecha 29
de marzo de 2007 (Caso: indemnización por enfermedad profesional que
sigue el ciudadano MANUEL HERRERA BETERMIN (+), y por sucesión
procesal su cónyuge supérstite ciudadana RUTH MIGDALIS FLORES PITRE DE HERRERA vs. C.V.G., SIDERÚRGICA DEL ORINOCO, C.A.,
(SIDOR), en cuya decisión se evidencia la posición de la Sala para valorar
testimoniales, e indica que si el actor por daño moral fallece en el transcurso
del juicio, lo condenado por el referido concepto pasa a formar patrimonio
de sus herederos. (16)
Asimismo, conviene citar el fallo N° 0716 del 10 de abril de 2007
(Caso: Aura Flores vs. TROPIGAS, C.A.), en el cual se aplica la doctrina
establecida en la referida sentencia N° 116 del 17 de mayo de 2000 (Caso:
Francisco Tesorero Yánez vs. Hilados Flexilón S.A.) relativa a la responsabilidad objetiva que impone al patrono de reparar los daños sufridos por el
trabajador, aunado a lo previsto en el artículo 1.193 del Código Civil, sobre
la responsabilidad por el daño causado por las cosas que tiene bajo su guarda, y que, conforme al artículo 1.196 eiusdem, la reparación de esos daños
se extiende al daño moral que hubiere causado. (17)
En Venezuela, la citada doctrina reciente de Casación Laboral ha proferido el criterio respecto de que el trabajador puede incoar una acción por
infortunios laborales, en la que concurran tres pretensiones diferenciadas;
valga decir, las previstas en la LOT, LOPCYMAT y Código Civil; empero, no ha sido uniforme respecto al tratamiento del daño moral, ya que en
unas decisiones lo concibe como derivado de la responsabilidad objetiva del
patrono, en otras, bajo las reglas del Código Civil, como responsabilidad
extracontractual, lo que sí ha quedado expresamente aclarado mediante Ley,
es que la jurisdicción especial del trabajo conocerá de tales acciones. (art.
129 LOPCYMAT, Zambrano, pp.161-162). Mientras que en España, se pre210
Responsabilidad por Daños Derivados de Accidentes de Trabajo
y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
sentan divergencias en torno a la jurisdicción competente para conocer de
las acciones derivadas de accidentes de trabajo o de enfermedad profesional,
pareciendo existir dos regímenes al respecto, así el artículo 115 de la Ley
General de la Seguridad Social (texto refundido , Real Decreto Legislativo
1/1994, del 20 de junio, define el accidente de trabajo, en estos términos:
“Toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena”. De tales lesiones hace
responsable al empresario para quien trabajaba el lesionado.
Por otra parte, el artículo 1.902 del Código Civil Español, declara la
obligación de indemnizar del que “por acción u omisión, interviniendo culpa o negligencia, cause un daño a otro”. Sin embargo, el legislador no ha
establecido una jurisdicción única competente para conocer de los casos de
responsabilidad por accidente de trabajo, atribuyendo la jurisdicción procesal la competencia a la civil y social, bajo un criterio formal consistente en el
tipo de relación que unía al causante con la víctima, pero sin tomar en cuenta
los sistemas de reparación de los daños, planteándose un conflicto de jurisdicción entre los órdenes civil y social. No obstante, la Sala de Conflictos y
la Sala Cuarta del Tribunal Supremo español, han atribuido a la jurisdicción
social el conocimiento de las reclamaciones de responsabilidad del empresario por los accidentes que sufren los trabajadores.
En cuanto al cúmulo de indemnizaciones, en España, la discusión que
se plantea es “decidir si los beneficios derivados de los sistemas de seguro
de que disponga la víctima pueden constituir derechos independientes de
la indemnización a que ésta tenga derecho conforme a la regulación sobre
responsabilidad civil” (Coderch), tratándose de impedir que la víctima se
enriquezca por los perjuicios sufridos, evitando la infracompensación, que
incentiva la causación de accidentes y los riesgos de la sobrecompensación,
que desincentiva comportamientos diligentes de la víctima, siendo la reparación integral uno de los objetivos del Derecho de daños.
Para Luque, Gómez y Ruíz, pareciera que la solución del problema está
en permitir, mediante una acción directa o por subrogación, que quien haya
pagado la reparación del daño (asegurador-seguridad social) pueda reclamar
al responsable (empresario o tercero) las cantidades pagadas a la víctima,
de tal manera que el trabajador sólo cobrará una vez por la reparación de
los daños sufridos y la Seguridad Social puede reclamar del empresario las
cantidades pagadas al trabajador, por lo que, por una parte hay cobertura del
riesgo y por la otra prevención de daños futuros al no ahorrarse al empresario el pago de las indemnizaciones por daños causados en su actividad; sin
211
Mariela Yánez Díaz.
ANUARIO No 30 (2007)
embargo, si sumadas las cantidades cobradas de la Seguridad Social y el
recargo de prestaciones con el que la administración laboral puede sancionar
al empresario, el trabajador considera que el daño no se ha reparado o quiere reclamar por conceptos no contemplados en las ayudas cobradas, entre
ellos, “daño moral”, excluido de la indemnización laboral; no obsta para que
demande directamente al empresario ante la jurisdicción civil o social para
reclamar la indemnización por los daños sufridos. (18)
Sobre este punto, conviene citar a Mélich-Orsini (2001), quien señala que en Venezuela, existe la posibilidad de violación simultánea de una
obligación contractual y otra extracontractual, con dos daños claramente
discernibles, uno que se vincula causalmente a la violación del contrato y
el otro a la de un deber legal, con sus propias reglas para el resarcimiento;
no obstante, la jurisprudencia de Casación, en algunos fallos rechazaba el
resarcimiento del daño moral en materia contractual; en otros, acogía demandas de indemnización por daños morales; lo cual permitía el cúmulo de
una acción por responsabilidad contractual y extracontractual derivadas o no
de un mismo y único hecho, correspondiendo conocer de ambas acciones a
una misma jurisdicción; empero, al dejar al arbitrio del juzgador resolverlas,
parte del régimen contractual y parte del régimen extracontractual, revela
“un deslizamiento hacia la tesis del cúmulo de las acciones”. (pp.103-104
y 112-114)
De otra parte, en materia de prescripción de las acciones por daño
moral, derivadas de accidentes de trabajo, en fallo del 04 de julio de 2000,
(Caso: Edison Rijo vs. Almivenca), la Sala declaró prescrita la acción por
daño moral, en estos términos:
212
(…) Aplicando las nociones antes determinadas al caso bajo
estudio, observa la Sala que tal como lo aduce la recurrente,
en el caso de autos el ad-quem incurrió en el vicio de errónea
interpretación del artículo 62 de la Ley Orgánica del Trabajo
(artículo 288 de la Ley del Trabajo abrogada), cuando consideró que únicamente es aplicable el lapso de prescripción contemplado en dicha norma a la indemnización por daños materiales ocasionados por accidentes de trabajo, mientras que en
materia de daños morales se debe hacer expresa remisión a las
normas legales de derecho común. Con tal pronunciamiento
el sen-tenciador de la recurrida infringió por falsa aplicación
el artículo 1.977 del Código Civil que establece que todas las
acciones personales prescriben por diez años, por cuanto la
Responsabilidad por Daños Derivados de Accidentes de Trabajo
y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
acción intentada deriva de un accidente laboral y por tanto está
regulada por la norma especial contemplada en la Ley Orgánica del Trabajo, la cual ha debido aplicar por mandato del
artículo 1.629 del Código Civil que establece que los derechos y obligaciones de los patronos y trabajadores con ocasión
del trabajo se regirán por la legislación especial del trabajo,
norma ésta que resultó violentada por falta de aplicación. Por
consiguiente, esta Sala declara que el lapso de prescripción
aplicable al caso sub-examine es el de dos (2) años previsto
tanto en el artículo 62 de la Ley Orgánica del Trabajo vigente
como en el artículo 288 de la Ley del Trabajo derogada y en
consecuencia, que es procedente la denuncia analizada y así
se decide. (Omissis y resaltado) (19)
Cabe destacar, que la vigente Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (art. 9) amplía a 5 años, la prescripción
para reclamar prestaciones por accidentes de trabajo y enfermedad profesional, contados a partir de la terminación de la relación laboral o de la certificación del origen ocupacional.
CONCLUSIONES
El desarrollo del presente trabajo ha permitido revisar aspectos que
atañen al problema de la responsabilidad civil objetiva del empleador o patrono, por los daños sufridos por los trabajadores a consecuencia de accidentes de trabajo o enfermedad ocupacional; en este sentido se concluye que:
•
El trabajo es un derecho fundamental base del desarrollo humano, social, tecnológico y de convivencia, por lo que el trabajador goza de protección, consagrado tanto en normas de
orden nacional como en instrumentos internacionales, que le
garantizan condiciones de seguridad, higiene y ambiente laboral adecuados, con el fin de evitar los flagelos que conocemos
como accidentes de trabajo y enfermedades ocupacionales.
•
Durante el siglo XIX, se produjo una gran discusión, en cuanto
a la idea de culpa como elemento de la responsabilidad civil,
época en que el contrato de trabajo se regía por el Derecho común, bajo las reglas de la “culpa Aquiliana” lo cual resultaba
insuficiente para satisfacer las exigencias de la justicia social,
naciendo la Teoría de la Responsabilidad Civil Objetiva, fun213
Mariela Yánez Díaz.
ANUARIO No 30 (2007)
dada en la noción de “riesgo-provecho”, ya que, quien crea
un riesgo para lucrarse debe responder de las consecuencias
dañosas que ese riesgo pueda deparar.
•
En los últimos tiempos se ha impuesto la responsabilidad social para la reparación de los daños e incapacidades producto
de los infortunios laborables, a través de la creación de un sistema de seguridad social sostenido por la contribución de empleadores, trabajadores y el Estado, regulado mediante Ley.
•
Las normas laborales y las especiales en materia de condiciones, higiene y seguridad en el trabajo, establecen la responsabilidad civil del patrono por el daño sufrido por el trabajador,
con ocasión a sus actividades dentro de la organización; en el
trayecto hacia y desde su centro de trabajo; por lesiones sufridas en actos de salvamento, así como las que sufra el trabajador con ocasión del desempeño de cargos electivos en organizaciones sindicales o en el trayecto hacia o desde donde se
ejerzan funciones sindicales.
•
La legislación laboral patria establece el derecho del trabajador a ser indemnizado en caso de accidentes de trabajo o enfermedad profesional, aún cuando el daño se produjera por culpa
propia de éste.
La jurisprudencia de Casación Social, a la luz de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ha sentado
el criterio de la responsabilidad objetiva del patrono, por los
daños ocasionados por las cosas que tiene bajo su guarda, conforme al contenido del artículo 1.193 del Código Civil, pudiendo demandarse las indemnizaciones que corresponden,
conforme a la Ley Orgánica del Trabajo (responsabilidad objetiva) tanto por daños materiales allí tarifados como por daño
moral; las indemnizaciones previstas en la Ley Orgánica de
Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo, por
incumplimiento por parte de la empresa de sus disposiciones
legales (responsabilidad subjetiva) y podrá reclamarse las indemnizaciones provenientes del hecho ilícito del patrono, por
la culpa o negligencia del empleador ante el daño material o
moral, preceptuado por el Derecho Común, valga decir, acoge
el criterio sobre el cúmulo de indemnizaciones.
La Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Am-
•
•
214
Responsabilidad por Daños Derivados de Accidentes de Trabajo
y Enfermedad Ocupacional en Venezuela.
•
biente de Trabajo, vigente, prevé normar las prestaciones derivadas de la subrogación por el Sistema de Seguridad Social
de la responsabilidad material y objetiva de los empleadores
ante la ocurrencia de un accidente o enfermedad ocupacional;
sin embargo, las disposiciones transitorias establecen que se
mantendrá vigente el Título VIII de la Ley Orgánica del Trabajo, mientras no contravenga las normas previstas en la Ley
especial y en la Ley Orgánica de Seguridad Social; aunado
a que los empleadores continuarán cotizando al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) hasta tanto entre en
pleno funcionamiento la Tesorería de la Seguridad Social; por
lo que se encuentra vigente el artículo 585 de la LOT, en cuanto al carácter supletorio de la Ley laboral respecto de la Ley
especial de la materia.
La doctrina de Casación Social, ha sentado el criterio sobre
la fijación de la cuantía del daño moral, indicando al respecto
que ello no puede quedar al arbitrio del Juez, sino que debe
sustentarse en el grado de educación y cultura del reclamante;
su posición social y económica y la participación de la víctima
en el acto ilícito que le ocasionó el daño; entre otros aspectos.
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(3) Convenio 121 de la OIT, disponible en página Webhttp://www.ilo.org/
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4510&chapter=19&query=C121%40ref&highlight=&querytype=bool
(4) Recomendación 121 OIT, disponible en página Web: http://www.ilo.
org/ilolex/cgi-lex/convds.pl?R121
(5) Directiva del Consejo de 12 de junio de 1989 relativa a la aplicación de
medidas para promover la mejora de la seguridad y de la salud de los
trabajadores en el trabajo (89/391/CEE), Disponible en página Web:
http://eur-lex.europa.eu/smartapi/cgi/sga_doc?smartapi!celexapi!prod!
CELEXnumdoc&lg=es&numdoc=31989L0391&model=guichett
(6) Directiva N° 2007/30 del 20-06-2007, Disponible en página
Web:
http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/site/es/oj/2007/l_165/l_
16520070627es00210024.pdf
(7) Sentencia ( Caso: Tesorero Yánez vs. Hilados Flexilón C.A.) Disponible en página Web: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scs/Mayo/a116170500-99591.htm
(8) Sentencia N°- 04 del 16-01-2002 (Caso: Pedro Hurtado y Luisa de los
Remedios Guillén de hurtado vs. A. Arreaza Calatrava Sucesor, C.A. )
Disponible en página Web: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scs/Enero/
RC04-160102-01419.htm
(9) Sentencia N°- 144 Caso: José Francisco Tesorero Yánez vs. Hilados
Flexilón S.A Disponible en página Web: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scs/Marzo/RC144-070302-01654.htm
(10) Sentencia N° 2007-612 del 14-03-2007, Corte Primera de lo Contencioso Administrativo (Caso: Iraima Michelangelli vs.INSALUD Apure, Disponible en página Web: http://jca.tsj.gov.ve/decisiones/2007/
marzo/1477-14-AP42-R-2005-001765-2007-612.html
(11) Sentencia N° 468 del 09-08-2002 (Caso: Guillermo Morón vs. Banco
Latino) Disponible en página Web: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/
scs/Agosto/RC468-090802-02163.htm
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Mariela Yánez Díaz.
ANUARIO No 30 (2007)
(12) Sentencia N° 480 del 17-07-2003 (Caso: Freddy Vargas vs. Industrias
Textiles Fénix, C.A.) Disponible en página Web: http://www.tsj.gov.ve/
decisiones/scs/Julio/RC480-170703-03203.htm
(13) Sentencia N° 536 del 18-09-2003 (Caso: Juan F.Hermoso vs. Corporación Venezolana de Televisión, C.A. (Venevisión) Disponible en
página Web: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scs/Septiembre/RC536180903-02589.htm
(14) Sentencia N° 1.246 del 29-09-2005 (Caso: Gloria Ybarra vs. C.V.G.
Venezolana de Aluminio, C.A. (VENALUM) Disponible en página Web:
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scs/Septiembre/1246-290905-05363.
htm
(15) Sentencia N° 0197 del 07-02-2006 (Caso: Denis Cedeño vs. Transporte Carantoca, C.A.) Disponible en página Web: http://www.tsj.gov.
ve/decisiones/scs/Febrero/0197-070206-051158.htm
(16) Sentencia N° 0667 del 29-03-2007 (Caso: Manuel Herrera vs. SIDOR), Disponible en página Web: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/
scs/Marzo/0667-290307-061453.htm
(17) Sentencia N° 0716 del 10-04-2007 (Caso: Aura Flores vs. TROPIGAS, C.A.), Disponible en página Web: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scs/Abril/0716-100407-061370.htm
(18) Luque, Manuel; Gómez, Carlos y Ruiz, Juan Antonio; “Accidentes de Trabajo y Responsabilidad Civil”, Disponible en página Web:
http://216.239.51.104/search?q=cache:hZ-zJMEys1MJ:www.indret.
com/code/getPdf.php%3Fid%3D7%26pdf%3D021_es.pdf+espa%C3
%B1a+da%C3%B1o+moral+accidentes+de+trabajo+y+enfermedad+
profesional&hl=es&ct=clnk&cd=4&gl=ve
(19) Sentencia del 04 de julio de 2000, (Caso: Edison Rijo vs. Almivenca),
Disponible en pág. Web: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scs/Julio/
a227-040700-99574.htm
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