Juan XXIII y Juan Pablo II ya están en el Libro de los Santos

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Cáritas Diocesana propone un plan estratégico común
para todas las parroquias de la archidiócesis
página 8
Los jóvenes celebraron su Jornada
Diocesana en la parroquia de Torrijos
página 9
Donativo:
0,30 euros.
AÑO XXXI. NÚMERO 1.311
4 de mayo de 2014
Multitudinaria canonización presidida por el Papa Francisco
Juan XXIII y Juan Pablo II ya
están en el Libro de los Santos
Ochocientas mil personas asistieron el pasado domingo a la canonización de los «dos Papas Santos»: Juan
XXIII y Juan Pablo II. «Sin titubeos –escribe el Sr. Arzobispo, que concelebró en la Santa Misa– afirmo que la acción
del Espíritu Santo sobre la Iglesia fundada por Jesucristo la he constatado en las personas de estos hoy ya santos».
Después de la proclamación del Evangelio, el Santo Padre
pronunció una homilía en la que definió a san Juan XXIII
como «el Papa de la docilidad al Espíritu Santo» y a san Juan
Pablo II como «el Papa de la Familia».
Dijo también que «fueron sacerdotes, obispos y papas del
siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron.
En ellos, Dios fue más fuerte; fue más fuerte la fe en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia; en ellos fue
más fuerte la misericordia de Dios que se manifiesta en estas
cinco llagas; más fuerte la cercanía materna de María».
PÁGINAS 6-7
2 PALABRA DEL SEÑOR TERCER DOMINGO DE PASCUA
 PRIMERA LECTURA: Hechos 2,14-28
El día de Pentecostés, se presentó Pedro con los
Once, levantó la voz y dirigió la palabra: «Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su
medio los milagros, signos y prodigios que conocéis.
Conforme al plan previsto y sancionado por Dios, os
lo entregaron, y vosotros, por mano de paganos, lo
matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la
muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice:
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón,
exulta mi lengua y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu
fiel conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia».
 SEGUNDA LECTURA: 1 Pedro 1,17-21
Queridos hermanos: Si llamáis Padre al que juzga
a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad
en serio vuestro proceder en esta vida. Ya sabéis con
que os rescataron de ese proceder inútil recibido de
vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o
plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero
sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación
del mundo y manifestado al final de los tiempos por
nuestro bien. Por Cristo vosotros creéis en Dios, que
lo resucitó y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios
vuestra fe y vuestra esperanza.
 EVANGELIO: Lucas 24,13-35
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén;
iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se
acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos
no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué
conversación es esa que traéis mientras vais de camino?»
Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos,
que se llamaba Cleofás, le replico: «¿Eres tú el único
forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?» Él les preguntó: «¿Qué?»
Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno,
que fue profeta poderoso en obras y palabras ante
Dios y todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos
sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a
muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que
él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves, hace
dos días que sucedió esto. Entonces Jesús les dijo:
«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías
padeciera esto para entrar en su gloria?» Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas les explicó lo que se refería a él en toda la escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán
de seguir adelante, pero ellos le apremiaron diciendo:
«Quédate con nosotros porque atardece y el día va
de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado
a la mesa con ellos tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los
ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos
hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?»
PADRE NUESTRO / 4 DE MAYO DE 2014
SEÑOR, ME ENSEÑARÁS EL
SENDERO DE LA VIDA
CLEOFÉ SÁNCHEZ MONTEALEGRE
E
l domingo pasado con veneración indisimulada recuerdo sus
palabras con agradecimiento en
su doctrina, permitan una introducción
desacostumbrada. «Nunca vaciles en
tender tu mano; nunca titubees en aceptar la mano que otro te tiende». Vale.
«Este concilio entero se reduce a su definitivo significado religioso, no siendo
otra cosa que una potente y amistosa
invitación a la humanidad de hoy a encontrar de nuevo, por la vía del amor
fraterno, a aquel Dios ‘de quien alejarse
es hacer, a quien dirigirse es levantarse,
en quien permanecer es estar firmes, a
quien volver es renacer, en quien habitar es vivir’» (san Juan XXIII). «No se
trata del hombre ‘abstracto’, sino real,
del hombre concreto, ‘histórico’. Se trata de ‘cada’ hombre, porque cada uno ha
sido comprendido en el misterio de la
Redención y con cada uno se ha unido
Cristo, para siempre, por medio de este
ministerio. La Iglesia reconoce que su
cometido fundamental… es que todo
hombre pueda encontrar a Cristo, para
que Cristo pueda recorrer con cada uno
el camino de la vida… con la potencia
del amor que irradia de la Encarnación
y de la Redención» (san Juan Pablo II).
Dos discípulos iban andando con la
vista en el retrovisor más que su mirada
en la certeza de las palabras de Cristo,
el Mesías, el Señor. El modo habitual de
los humanos siempre para atrás. El pesimismo es notorio tanto que uno a otro
se quitaban la palabra que derivaba en
disensión sin apearse de sus incertidumbres y afincándose en su negativa a aceptar otros criterios. Hay un solo camino:
es el camino experimentado desde hace
siglos y es al mismo tiempo el camino
del futuro: el Hijo de Dios se ha unido
en cierto modo a todo hombre. En este
camino Jesús acorta distancias y se empareja con ellos, que tenían tapados sus
ojos por la pertinacia de la apropiación
de sus ideas.
Comienza el diálogo que será coloquio de amor, nacido de la caridad, de
la bondad divina. ¿Qué conversación
es ésta…? Sobreviene la preocupación
con cantidad de interrogantes interiores
ante la osadía del forastero. ¿Quién será
este caminante inoportuno que ha interrumpido la conversación? ¿Qué le va a
este curioso en nuestros pensamientos?
Con ironía, la respuesta que es pregunta
despectiva. ¿Eres tú el único forastero
en Jerusalén…? Jesús insiste en su acercamiento. ¿Qué? Ellos comienzan la
respuesta más comedida. Parece ser que
cada palabra de rememorar los hechos
es una alabanza del Nazareno, incidiendo en los pasos principales Vida, Pasión,
Resurrección, que ésta les trae de cabeza
y ha hecho que se alejen de la comunidad de Jerusalén y se quieran refugiar en
su tierra de seguridad.
Paciencia intensa de Cristo que es
aleccionadora de cuanto no debía ser olvidado. Debió ser larga la lección y están ya a las puertas de la casa de Emaús.
Quédate con nosotros porque empieza
la noche y nosotros tenemos experiencia de una noche que no queremos que se
repita. Sí que se repite el suceso de otra
noche, la noche de la Cena. Tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo
dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo
reconocieron. En un buen rato han tenido los de Emaús dos grandes experiencias: escucha de la Sagrada Escritura y el
gesto de la Eucaristía.
Preguntas para la vida cristiana.
¿Qué esperamos de la fe? ¿Esperamos
que todo nos lo den hecho? ¿Cómo
salimos de la Eucaristía? ¿Acaso
nuestro corazón arde en la Eucaristía?
¿La celebración nos hace replantear
nuestros senderos y comunicar a los
hermanos el gozo del encuentro con el
Señor? Quédate con
nosotros, la tarde
está cayendo. ¿Cómo
te encontraremos al
declinar el día si tu
camino no es nuestro
camino?
n
LECTURAS DE LA SEMANA: Lunes, 5: Hechos 6,8-15; Juan 6,22-29. Martes, 6: Hechos 7,51-8,1; Juan 6,30-35. Miércoles, 7: Hechos 8,1-8; Juan 6,35-40.
Jueves, 8: Hechos 8,26-40; Juan 6,44-51. Viernes, 9: Hechos 9,1-20; Juan 6,5259. Sábado, 10: San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia. Hechos 9,31-42; Juan
6,60-69. Misa vespertina del cuarto Domingo de Pascua.
TERCERA PÁGINA 3
SR. ARZOBISPO ESCRITO SEMANAL
ALELUYA ES NUESTRO CÁNTICO
«M
anifestemos nuestra
alegría, hermanos,
hoy como ayer. Si las
sombras de la noche han interrumpido nuestras fiestas, el día santo no ha
terminado: la claridad que propaga
la alegría del Señor es eterna. Cristo
nos iluminó ayer, y hoy todavía resplandece su luz. Jesucristo es el mismo ayer y hoy (…). Sí, para nosotros
Cristo ha nacido. Para nosotros ha
nacido hoy, según lo anunciado por
Dios por boca de David (…),. Él es
nuestro hoy; el pasado huyó, se escapó; el futuro desconocido no tiene
secretos para Él. Luz soberana, abraza todo, lo sabe todo, en todo tiempo
está presente y lo posee todo. Hoy
no es sólo el tiempo en que la carne
nació de la Virgen María, ni sólo el
tiempo en que la divinidad sale de la
boca de Dios, su Padre, sino el tiempo el tiempo en que ha resucitado de
entre los muertos: Él ha resucitado
a Jesús, así está escrito: ‘Tú eres mi
Hijo, Yo te he engendrado hoy, dice
el apóstol Pablo» (san Máximo de
Turín, Sermón 36. PL 57, 605).
Éste es el día que hizo el Señor:
la Pascua. Cristo os da la paz, renovados nuestros Bautismo, nuestra
Iniciación Cristiana, y perdonados
nuestros pecados. Alegraos niños
y jóvenes, esposos y sacerdotes,
grandes y pequeños: «Cristo ha resucitado; ha resucitado de verdad».
Aleluya es nuestro cántico. Damos
gracias al Padre de los cielos. Ahora
se cumple aquello que dice: «Mirad
que llegan días –oráculo del Señoren que haré con la casa de Israel y la
casa de Judá una alianza nueva. Pondré mi ley en su pecho, la escribiré
en sus corazones; yo seré su Dios, y
ellos serán mi pueblo. Porque todos
me conocerán, desde el pequeño al
grande» (Jeremías 31,31-34).
S
ería un gran error, pues, que entendiéramos lo que somos (Pueblo de Dios, Iglesia santa) como
algo futuro, lejano a nuestra historia
y sólo plenamente entendido en la
resurrección final. No, hermanos. Es
verdad que la salvación de Dios en
Cristo siempre está en germen, necesitada de crecimiento, consolidación
y apoyo. Pero en Dios lo importante
no es la cantidad, ni siquiera el número, sino el ser. Y nuestro ser es que
somos el Pueblo con el que Cristo
estableció el pacto nuevo, en Nuevo Testamento en su sangre, convocándonos como pueblo de entre los
judíos y los gentiles. Este Pueblo
se condensa en unidad no según la
carne, sino en el Espíritu. Somos el
nuevo Pueblo de Dios.
Los que creemos en Cristo, en
efecto, -renacidos de germen no corruptible, sino incorruptible, por la
palabra del Dios vivo, no de la carne,
sino del agua y del Espíritu Santo-,
somos linaje escogido, sacerdocio
regio, nación santa, pueblo adquirido por Dios. Abundemos, pues, es
explicar quiénes somos, hermanos.
Somos pueblo mesiánico que tiene
por Cabeza a Cristo, que fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra justificación. Este Cristo, Cabeza nuestra,
tiene un nombre sobre todo nombre,
ha triunfado y nos asocia a su triunfo, y reina ya gloriosamente en los
cielos. Poseen los que formamos
este pueblo, esta Iglesia, la dignidad
y libertad de los hijos de Dios, y en
nuestros corazones habita el Espíritu
Santo como en un templo.
T
iene, por último, este pueblo
como fin la dilatación del reino
de Dios, comenzado ya por el mismo Dios en la tierra, hasta que sea
lleva a su fin por Él mismo al fin de
los tiempos, cuando este Cristo, vida
nuestra, se manifieste, y la creación
misma se vea liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la
libertad gloriosa de los hijos de Dios.
«Este pueblo mesiánico, por tanto,
aunque de momento no contenga a
todos los hombres y muchas veces
aparezca como una pequeña grey, es,
sin embargo, el germen firmísimo de
unidad, de esperanza y de salvación
para todo el género humano (…)
Así como el pueblo de Israel según
la carne, cuando peregrinaba por el
desierto, fue llamado ya alguna vez
Iglesia de Dios, así el nuevo Israel,
que va avanzando en este mundo hacia la ciudad futura y permanente, es
llamado también Iglesia de Cristo,
porque Él la adquirió con su sangre,
la llenó de su Espíritu y la proveyó
de medios aptos para una unión visible y social» (LG 9).
Cristo nos ha salvado individualmente; cada uno de nosotros ha sido amado por sí mismo y recibimos
personalmente la vida resucitada de
Cristo en nuestro Bautismo y Confirmación. Pero sería un despropósito desconocer que seguir a Jesús,
estos es, ser cristiano, en nuestra fe
es caminar con Él en la comunión
de la Iglesia. No se puede seguir a
Jesucristo solo, aislado. El que cede a la tentación de caminar «por
su cuenta», o de vivir la fe según la
mentalidad individualista, algo que
predomina en la mentalidad individualista, corre el riesgo de no encontrar nunca más a Jesucristo, o de
acabar siguiendo una imagen falsa
de Él.
L
a Iglesia madre nos acoge en la
Pascua, con ella y en ella recobramos la alegría de Dios; en ella,
como hijos, vivimos y anunciamos
la buena nueva; en ella nos amamos
y servimos mutuamente y nos apoyamos como hermanos, al vivir el
mandamiento nuevo de Cristo. El
Aleluya renovado sólo lo cantamos
bien en sinfonía, no cada uno cantando por su cuenta. María, la Virgen Madre acoge nuestro canto por
el triunfo de la fe y el amor de Cristo
hasta la muerte pero nunca sin resurrección. Feliz Pascua, hermanos.
X Braulio Rodríguez Plaza
Arzobispo de Toledo
Primado de España
«Cristo nos ha salvado individualmente;
cada uno de nosotros ha sido amado por sí
mismo y recibimos personalmente la vida
resucitada de Cristo en nuestro Bautismo y
Confirmación. Pero sería un despropósito
desconocer que seguir a Jesús, esto es, ser
cristiano, en nuestra fe es caminar con Él
en la comunión de la Iglesia.»
4 DE MAYO DE 2014 / PADRE NUESTRO
4 COLABORACIONES
 CONCILIOS de la iglesia
¿FRACASÓ EL
CONCILIO?
José Carlos Vizuete
L
a unificación italiana supuso el fin del
Papa como soberano (Papa-Rey). La
Ley de Garantías de 1871 no reconocía al romano pontífice ninguna soberanía
nacional y sólo le concedía, a título personal, el Vaticano, Letrán y Castelgandolfo.
Pío IX rechazó la Ley y pasó a considerarse «prisionero» en el Vaticano.
La interrupción inesperada del Concilio fue vista por algunos de sus contemporáneos como un fracaso, sobre todo si se
comparaban el proyecto inicial y su realización efectiva. Sin embargo, hoy no se
tiene esa percepción:la constitución «Dei
Filius» tuvo notable influencia en la investigación y la enseñanza de la Teología;la
«Pastor Aeternus» contribuyó a terminar
con los últimos focos del galicanismo y del
conciliarismo;pero no se pudo concluir, ni
aprobar, una segunda constitución sobre
la Iglesia pensada como complemento y
clarificación de la «Pastor Aeternus».
En el orden disciplinar, la declaración
dogmática de la infalibilidad pontificia, no
se tradujo –como algunos temieran– en
un régimen despótico en el gobierno de la
Iglesia; aunque sí se acentuó la tendencia
centralizadora. El material preparatorio no
se perdió, por una parte permitiría acometer la composición del Código de Derecho
Canónico (publicado en 1917) y, por otra,
facilitó la redacción de las encíclicas sociales del papa León XIII. Las decisiones
del Concilio fueron aceptadas rápidamente por los Padres que no habían querido
permanecer en Roma a la hora de la votación de la constitución dogmática sobre
la infalibilidad pontificia. Algunos obispos
alemanes y austro-húngaros tardaron en
reconocerla y lo fueron haciendo entre
abril de 1871 y diciembre de 1872.
Finalmente quedó sólo el sacerdote y
teólogo Ignacio Döllinger (1799-1890) que
se negaba a admitir la constitución alegando que las declaraciones del Concilio «habían hecho otra Iglesia». El 23 de abril de
1871 renovó su negativa y fue excomulgado. Los disidentes, unos 300, se reunieron
en Munich, entre el 22 y el 24 de septiembre, dando lugar a la
aparición de un cisma. Sus bases eran:
la profesión de fe de
Pío IV y el primado
pontificio «como lo
entendían los Padres
de la Iglesia».

PADRE NUESTRO / 4 DE MAYO DE 2014
LA PASCUA TAMBIÉN RETA
A LOS JÓVENES
José Díaz Rincón
L
a juventud debe ser un objetivo
prioritario para toda la Iglesia,
por razones obvias. Es patético,
descorazonador y preocupante comprobar que la juventud es la franja de
edad que más ha desertado de la Iglesia
y la que menos interés tiene por atender
su mensaje.
Les ha faltado el testimonio vivo y
dialogante de los padres y las personas
creyentes cercanas a ellos. La misma
pastoral de la Iglesia en este sector
suele ser muy pobre, exceptuando las
Jornadas Mundiales de la Juventud.
Jesucristo, su atrayente Evangelio y su
gracia cautivadora, suele ser presentado con poca convicción y escaso entusiasmo. El trato, a veces, es paternalista, permisivo, superficial y sin garra.
Les presentamos un cristianismo poco
atrayente, sin exigencias, sin resaltar
su bondad, belleza, grandeza, la misericordia y el perdón, que con su genuino sentido sobrenatural y la promesa de
vida eterna en el Cielo, lo hacen interesante, apasionante, decisivo y esperanzador.
Por otro lado, la cultura sin Dios que
hoy se promueve, el secularismo y relativismo imperantes, al carecer de formación y de defensas, se ceba en este
sector juvenil. Llega a convertir a muchos en piltrafas humanas, facilitando
la manipulación desde cualquier punto
de influencia, sobre todo desde los radicalismos, del sexo y del materialismo.
Resulta aún más doloroso comprobar que las estructuras sociales, económicas, culturales y políticas actuales,
nada les ayudan. ¿Alguien puede comprender que grupos políticos, sindicales o sociales lideren, fomente y promuevan a la juventud más débil para el
radicalismo, la protesta salvaje, el odio
y la sinrazón, como estamos viviendo?
Es obligado y urgente dar respuesta razonable, defendiendo siempre el bien
común con otras formas más educadas
y positivas.
La Resurrección de Jesucristo nos
ofrece a todos una nueva vida y nos llama a seguirle. Da sentido a toda nuestra
existencia, ilumina nuestras tinieblas,
infunde alegría y desecha la tristeza.
Hace superar el pesimismo, ejercita la
razón y nos estimula al bien. Descubre
la verdad, la belleza, el amor y la fraternidad. Nos asegura que la cruz, el
dolor y los problemas son medios para
el triunfo, para fecundar nuestra vida,
merecer por todos y descubrir los valores supremos. ¡Todo esto debemos
anunciar a la juventud y a todos!
¡Cristo ha resucitado! ¡Cristo vive
y está con nosotros! Tenemos certeza
porque nos lo ha revelado y la tradición
viva de la Iglesia nos lo transmite. Jesús nos ama sin límites, se entrega por
nosotros, jamás nos defrauda ni nos
engaña, porque Él es la Verdad. En el
extremo de su amor llega a instituir la
Eucaristía, como sacramento pascual,
para estar con nosotros «hasta el final
de los siglos» como nos ha asegurado.
Por eso instituye este sacramento en
el pórtico de su pasión y muerte, para
sensibilizarnos que su inmenso cariño
es igual que en aquellos momentos dolorosos. Por eso, la Iglesias con acierto,
llama a este gran sacramento «memorial de su pasión»
¿Qué podemos hacer?
Todo lo que hagamos por anunciar a
Cristo a los jóvenes es poco. Algunas
cosas esenciales no podemos eludirlas,
como:
1º. Tener como objetivo prioritario
descubrir a Jesucristo a los jóvenes.
Son múltiples los medios: reuniones,
foros, excursiones, conciertos, presencia en sus centros de interés, utilizar las
nuevas técnicas de comunicación, etc.
2º. Es fundamental organizar entre
ellos grupos apostólicos, que estén homologados en la Iglesia, como la Acción Católica u otros muchos. No es
conveniente «inventar» cosas nuevas
porque ya existen muchas.
3º. Confiar en los jóvenes, responsabilizarles de actividades, acompañarles, darles formación y trabajar con
ellos. ¡La Pascua nos
reta a todos! ¡Ánimo
y hagamos el bien a
prisa, ya que el mal
no pierde momento.

COLABORACIONES 5
 obispos en el cONCILIO Vaticano II
Karol Wojtyla (8)
Juan Carlos Mateos GonzÁlez
E
l arzobispo de Cracovia entiende
que «por medio de la Revelación,
Dios quiso manifestarse a sí mismo y sus planes de salvar al hombre, para
que el hombre se haga partícipe de los
bienes divinos, que superan totalmente
la inteligencia humana» (Dei Verbum 6).
La Revelación que Dios ha hecho de sí
mismo –una Trinidad de Personas– está
relacionada con su voluntad salvífica. La
Lumen gentium (LG) une la salvación
con la Iglesia y sitúa la unidad divina de
los Tres –del Padre (2), del Hijo (3) y del
Espíritu Santo (4)– al comienzo, como
constituyente del misterio de la Iglesia.
Dios viene a salvar al hombre a través de
las Personas Divinas, como señala expresamente Ad Gentes 2, el decreto sobre la
actividad misionera de la Iglesia. Según
Wojtyla, una de las grandes aportaciones del Concilio es «la fe en la Trinidad,
donde las Personas divinas se dirigen al
hombre, conforman la realidad divina de
la Iglesia y le insuflan esa conciencia de
salvación que trae Dios para toda la familia humana… La Iglesia es, en Cristo,
como un sacramento, o sea, signo e instrumento de la unión íntima con Dios y
de la unidad de todo el género humano»
(LG 1). Pero también –nos lo recuerda Wojtyla– la Trinidad es misterio de
‘comunión’, «de modo que la Iglesia se
construye como comunión de personas».
Los textos del Concilio –según Wojtyla– nos hacen recordar que «la obra
de la Redención es la obra de Jesucristo, el Mediador, que se hizo hombre (LG
3), y el Dios creador es el Dios salvador
(Gaudium et spes 41), de modo que la
conciencia de creación va ligada a la conciencia de redención», un aspecto que el
futuro papa Juan Pablo II siempre pensó que estaba más y mejor desarrollado
en la Gaudium et spes que en la Lumen
gentium. La Redención del mundo es la
Redención del hombre, y esta conciencia redentora atraviesa todo el Concilio.
«Para entender la Redención del mundo
–sugiere nuestro obispo– la guía mejor
es Gaudium et spes, pero para ver cómo
la Redención perdura en la Iglesia, hay
que leer la Lumen gentium». La Redención del mundo que ha traído Jesucristo
determina la misión de la Iglesia. «La
constitución Gaudium et spes, referida
a la Iglesia en el mundo, debe empezar
–apunta Wojtyla– por escrutar los signos
de los tiempos e interpretarlos a la luz del
Evangelio (GS 4). A la pregunta: ¿qué es
el hombre? (GS 12), la Iglesia responde
con el misterio de la Redención, poniendo en el centro la obra salvadora de Jesucristo.
Wojtyla, al igual que el Concilio, cree
que la Redención es la respuesta a los interrogantes que se despiertan en el interior de todos los hombres sobre el sentido de su vida: «la Iglesia cree que Cristo,
muerto y resucitado por todos,
da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo, a fin de
que pueda responder a su máxima vocación… no ha sido dado
bajo el cielo a la humanidad otro
nombre en el que pueda ser salvado» (GS 10). La Redención,
es decir el Misterio Pascual, es la realidad central de la fe cristiana, pues –según
Wojtyla– tiene un alcance universal: «todos los hombres han sido injertados en el
misterio pascual de Jesucristo… Cristo
murió por todos y la gracia de Dios actúa
en el corazón de todos los hombres de
buena voluntad. Creemos que el Espíritu
ofrece a todos la posibilidad de que, en la
forma solo de Dios conocida, se asocien
al misterio pascual (GS 22)».
La Gaudium et spes insiste: ‘hay que
salvar la persona humana, que vive en
una sociedad a la que hay que renovar’
(GS 3)». En la afirmación, que algunos
sostienen que se debe al mismo Wojtyla:
«el misterio del hombre sólo se esclarece
a la luz del misterio del Verbo encarnado
[...]. Cristo, el nuevo Adán, en la misma
revelación del misterio del Padre y de su
amor, manifiesta plenamente el hombre
al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación» (GS 22), queda
recogida toda la antropología cristocéntrica de GS.
Wojtyla en su libro «La renovación
en sus fuentes» comentaba: «Creo que
estamos tocando un punto clave del pensamiento conciliar». Luego, Juan Pablo
II ha seguido dando un gran relieve a este
pasaje, colocándolo como el fundamento de su encíclica Redemptor
hominis: «Solo Jesucristo revela al hombre su vocación, su
dignidad como persona, pues la
Encarnación del Verbo supone
una revalorización de todo lo
verdaderamente humano».
n
4 DE MAYO DE 2014 / PADRE NUESTRO
6/7 IGLESIA EN EL MUNDO ACTUALIDAD
San Juan XXIII
y san Juan Pablo II
Ya desde las cinco de la mañana del pasado domingo, hora de la apertura, la
Plaza y sus alrededores estaban repletas de peregrinos procedentes de todo el
mundo. A ellos sumaron las delegaciones oficiales de más de 100 países, más de
veinte Jefes de Estado y numerosas personalidades de todo el mundo.
En la celebración estaban presentes, los Reyes de España,
Don Juan Carlos y Doña Sofía.
Las dos protagonistas de los
milagros de Juan Pablo II, Sor
Adele Labianca y Floribeth
Mora Díaz, también participaron en ella.
Pocos minutos después de
las diez, el Papa Francisco efectuó su ingreso en la Plaza y antes
de proceder al rito de la proclamación de los nuevos santos,
se dirigió al Papa emérito para
abrazarlo.
Tras la proclamación de la
fórmula solemne de la canonización fueron presentados al
Papa los relicarios de los nuevos
santos: el de Juan Pablo II, contiene una ampolla con su sangre
y es el mismo mostrado el 1 de
mayo de 2011, mientras para
Juan XXIII se ha fabricado uno
gemelo ya que durante su beatificación, el 3 de septiembre del
año 2000, su cuerpo todavía no
había sido exhumado.
Después de la proclamación
del Evangelio, el Santo Padre
pronunció una homilía en la que
definió a san Juan XXIII como
«el Papa de la docilidad al Espíritu Santo» y a san Juan Pablo
II como «el Papa de la Familia»,
habiendo recordado antes que
«en el centro de este domingo,
con el que se termina la octava
de pascua, y que Juan Pablo II
quiso dedicar a la Divina Misericordia, están las llagas gloriosas de Cristo resucitado».
«San Juan XXIII y san Juan
Pablo II –recordó– tuvieron el
valor de mirar las heridas de
Jesús, de tocar sus manos llagadas y su costado traspasado.
No se avergonzaron de la carne
de Cristo, no se escandalizaron
de él, de su cruz; no se avergonPADRE NUESTRO / 4 DE MAYO DE 2014
Foribeth Mora, sanada de un aneurisma
cerebral por intercesión de Juan Pablo II,
llevó el relicario con su sangre.
zaron de la carne del hermano,
porque en cada persona que sufría veían a Jesús. Fueron dos
hombres valerosos, llenos de
la parresia del Espíritu Santo, y
dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de
Dios, de su misericordia».
«Fueron sacerdotes, obispos
y papas del siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se
abrumaron. En ellos, Dios fue
más fuerte; fue más fuerte la fe
en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia; en
ellos fue más fuerte la misericordia de Dios que se manifiesta
en estas cinco llagas; más fuerte
la cercanía materna de María».
«En estos dos hombres contemplativos de las llagas de
Cristo y testigos de su misericordia había ‘una esperanza
viva’, junto a un ‘gozo inefable
y radiante’. La esperanza y el
gozo que Cristo resucitado da a
sus discípulos, y de los que nada ni nadie les podrá privar. La
esperanza y el gozo pascual, purificados en el crisol de la humillación, del vaciamiento, de la
cercanía a los pecadores hasta el
extremo, hasta la náusea a causa
de la amargura de aquel cáliz.
Ésta es la esperanza y el gozo
que los dos papas santos recibieron como un don del Señor
resucitado, y que a su vez dieron
abundantemente al Pueblo de
Dios, recibiendo de él un reconocimiento eterno’».
«Esta esperanza y esta alegría se respiraba en la primera
comunidad de los creyentes,
Devotamente honrados
en toda la Iglesia
Al comienzo de la celebración, el cardenal Angelo Amato,
Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos,
acompañado de los postuladores solicitó al Papa Francisco
que inscribiera el nombre de los dos Papas beatos en el Catálogo de los Santos.
Seguidamente, el Santo Padre pronunció la fórmula de
canonización medianta la cual «declaramos y definimos Santos a los Beatos Juan XXIII y Juan Pablo II y los inscribimos
en el Catálogo de los Santos, y establecemos que en toda la
Iglesia sean devotamente honrados entre los Santos. En el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».
El Papa Francisco abraza a su antecesor Benedicto XV
en Jerusalén, como se nos narra
en los Hechos de los Apóstoles,
que hemos escuchado en la segunda lectura. Es una comunidad en la que se vive la esencia
del Evangelio, esto es, el amor,
la misericordia, con simplicidad
y fraternidad».
«Y ésta es –añadió- la imagen de la Iglesia que el Concilio
Vaticano II tuvo ante sí. Juan
XXIII y Juan Pablo II colaboraron con el Espíritu Santo para
restaurar y actualizar la Iglesia
según su fisionomía originaria,
la fisionomía que le dieron los
santos a lo largo de los siglos.
No olvidemos que son precisamente los santos quienes llevan
adelante y hacen crecer la Iglesia. En la convocatoria del Concilio, San Juan XXIII demostró
una delicada docilidad al Espíritu Santo, se dejó conducir y
fue para la Iglesia un pastor, un
Santos que
has conocido
E
VI al comenzar la celebración eucarística.
guía-guiado por el Espíritu Santo. Éste fue su gran servicio a la
Iglesia; por eso a mí me gusta
recordarlo como el Papa de la
docilidad al Espíritu»
«En este servicio al Pueblo
de Dios, Juan Pablo II fue el
Papa de la familia. Él mismo,
una vez, dijo que así le habría
gustado ser recordado, como el
Papa de la familia. Me gusta subrayarlo ahora que estamos viviendo un camino sinodal sobre
la familia y con las familias, un
camino que él, desde el Cielo,
ciertamente acompaña y sostiene».
El Papa Francisco concluyó
su homilía pidiendo «que ambos nos enseñen a no escandalizarnos de las llagas de Cristo,
a adentrarnos en el misterio de
la misericordia divina que siempre espera, siempre perdona,
porque siempre ama».
n la sencillez y sobriedad
de la liturgia romana en la
canonización de Juan XXIII
y de Juan Pablo II, me han sorprendido algunas consideraciones, que en una sencilla reflexión
quiero comunicarles. No se trata
de la celebración en sí misma,
que ha seguido el ritual de otras
canonizaciones; pensaba yo que
esa declaración solemne de la
santidad de los dos Papas por el
actual Pontífice era reconocer la
vida santa de dos discípulos del
Señor contemporáneos míos y
de tantos de los que allí estábamos. Con Juan Pablo II de hecho
he tenido el privilegio incluso
de hablar a solas con él en tres
ocasiones. No sucedió esto con
el Papa Juan. Sucesores ambos
del apóstol san Pedro, han vivido
en la misma época histórica que
yo mismo, pero ellos han hecho
de su vida, con la gracia del Espíritu Santo, una entrega generosa
y alegre en favor no solo de los
católicos: es que han influido en
la humanidad a la que pertenezco.
Los recuerdos que tengo del
Papa Juan XXIII son ciertamente más lejanos, pero vivos, pues
1958 (fecha de su elección como
Sumo Pontífice) eran momentos
para mí de conocimiento apasionado de Cristo cuando estaba
entrando yo en la adolescencia.
Y el inicio del Concilio Vaticano
II están grabados en mi memoria porque además la televisión
acercó mucho a nuestras vidas lo
que sucedía en Roma en aquellos cuatro años. Era seminarista
menor y lógicamente no me percaté entonces de la trascendencia de ese Sínodo universal ni de
sus consecuencias, pero por las
crónicas que a diario nos leían
entendía con mis compañeros
que, cuando fuéramos ordenados sacerdotes una década más
tarde, la Iglesia tendría una tonalidad diferente. No conocíamos
por supuesto tampoco la existencia del que era ya obispo auxiliar
de Cracovia en Polonia y en 1964
arzobispo de aquella Iglesia.
Como sucediera en el año
2005, cuando muere Juan Pablo
II, las horas últimas de la vida de
Juan XXIII las vivimos intensamente. La vida entregada de uno
y otro fueron hitos importantes
de la trascendencia de aquellos
momentos eclesiales. El Papa
Francisco ha subrayado en la
homilía del 27 de abril la docilidad al Espíritu del Papa Juan y
lo adecuado de la denominación
de Juan Pablo II como Papa de
la familia. A ellos nos encomendamos en este proceso sinodal
en que está la Iglesia en los años
venideros sobre la familia y el
servicio pastoral adecuado que
necesita en estos momentos.
Sin titubeos afirmo que la acción del Espíritu Santo sobre la
Iglesia fundada por Jesucristo la
he constatado en las personas
de estos hoy ya santos: san Juan
XXXIII y san Juan Pablo II. También en otros muchos momentos
y en tantos hijos de la Iglesia,
fieles laicos, consagrados, sacerdotes y obispos. Los Papas
de todo este periodo histórico del
pueblo de Dios que yo he vivido:
Pío XII, Pablo VI, Juan Pablo I,
Benedicto XVI y el Papa Francisco actualmente avalan mi afirmación de que merece mucho la
pena ser parte de este Pueblo,
que es Iglesia Santa de Cristo;
lo constato en mi propia persona, pues yo no puedo entender
mi vida sin la Iglesia que me ha
dado a Cristo Resucitado, aún en
medio de los pecados de los que
somos sus miembros.
Mi vida de obispo ha transcurrido casi toda ella, desde 1987
a 2005, siendo Papa Juan Pablo
II. Cuando él decidió que yo fuera obispo de Osma-Soria por los
caminos normales de un nombramiento episcopal, recuerdo
bien que le escribí aceptando su
nombramiento. No fue fácil aquella carta, pero de mi corazón salió
no solo aceptar ser obispo, que
todavía alguno piensa que es un
honor o ascenso, sino ser con él
sucesor de los apóstoles, esto
es, seguir a Jesús sin barreras.
Probablemente he puesto después muchas, pero la confianza
en que el Señor y la santa Iglesia
no te dejan solo nunca ha faltado
en mi animo. Había conocido al
Papa «en vivo» en Valencia en
1982 y días después en Madrid
en aquel memorable viaje apostólico, que le acercó también a
Guadalupe y la ciudad de Toledo.
¿Cómo no sentirse impresionado por su personalidad y a la vez
por su sencillez?
Q
uisiera solo apuntar algo
que expresé cuando murió
el Papa Wojtyla. «Qué destaca
usted de este Pontífice?», me
pregunto alguien. «Muchas cosas, pero ahora pienso en una
concreta: Juan Pablo II nos ha
ayudado a los católicos a librarnos de un cierto complejo de
inferioridad respecto a la cultura
dominante como la única moderna en el mundo contemporáneo». Pienso que Juan Pablo II
no vivió en su vida personal de
creyente en Jesucristo la ruptura entre fe y vida, más típica de
los cristianos occidentales y, por
ello, su fe invadía todas las esferas de su persona, de modo que,
sentía que esa fe ha de tener
consecuencias en la vida de la
sociedad en que vivimos. No es
una fe para la esfera privada. Esa
valentía del Papa Juan Pablo tal
vez nos libró de querer quedarnos «en la sacristía o en los locales parroquiales» aislándonos
así del mundo circundante, en el
mundo «espiritual» del que se
sale a lo mundano. Recuerdo en
Cuatro Vientos en 2003 cuando
afirmaba con la fuerza de un joven de 83 ó 84 años: «Se puede
ser joven católico y moderno»,
cuando nos decía que la fe se
propone, no se impone.
Santos Papa Juan XXIII y
Juan Pablo II, benditos seáis, rogad a Dios por la Iglesia y por el
mundo al que somos enviados.
X Braulio Rodríguez Plaza,
Arzobispo de Toledo
Primado de España
4 DE MAYO DE 2014 / PADRE NUESTRO
8 IGLESIA EN TOLEDO ACTUALIDAD
Un proyecto de
Caritas Diocesana
para poder reciclar
ropa usada
MADRIDEJOS PONENCIA DEL VICARIO EPISCOPAL
Plan Estratégico Diocesano común
para todas las Cáritas Parroquiales
El nuevo Plan Estratégico Diocesano abordará una
formación espiritual actualizada, igual para todas
las Cáritas parroquiales, que quedará definida en un
Simposio a celebrar el próximo 14 de mayo.
Consuelo Sánchez
También se implantará un nuevo programa de recogida y reciclaje del excedente de ropa
usada en la diócesis de Toledo,
en colaboración con Cáritas
diocesana de Albacete
El delegado episcopal de
Cáritas Diocesana de Toledo,
don José María Cabrero Abascal, junto con el nuevo secretario general, se reunieron el
pasado jueves 10 de abril, con
el párroco y los voluntarios de
Cáritas Parroquial de Madridejos, para dar a conocer los
nuevos proyectos de Cáritas
Diocesana en esta nueva etapa
que quieren llevar a cabo.
Diez principios
Los voluntarios fueron informados que dentro del Plan Estratégico de Cáritas Diocesana
se editará una publicación que
recogerá los diez principios
evangélicos
fundamentales
para que todas las Cáritas de la
diócesis trabajen en una misma
dirección.
Estos diez principios evangélicos deberán ser trabajados
Ejercicios espirituales de
el Apostolado de la Oración
Algunos miembros del Apostolado de la Oración realizaron
ejercicios espirituales, del 27 al
30 de marzo en los que participaron fieles de las parroquias de
Calera y Chozas, Burujón, Los
Navalucillos, Toledo, Escalona, Aldeancabo y Pueblanueva.
El lugar elegido para este
año fue la Casa de Espiritualidad del Monasterio Cisterciense de Monte Sión a las afueras
PADRE NUESTRO / 4 DE MAYO DE 2014
de la ciudad de Toledo.
La tanda de fin de semana fue dirigida por don Pedro
Francisco Rodríguez Ramos,
Director Espiritual de nuestros
Seminarios diocesanos.
Los ejercitantes quedaron
muy contentos de los ejercicios
Espirituales que hicieron desde
sus dos realidades: el Espíritu
del Apostolado de la Oración y
desde el misterio del Corazón.
en cada una de las Cáritas parroquiales, a partir de que se
reciba en cada una de ellas la citada publicación, que contiene
los citados principios evangélicos, y cuyo trabajo se remitirá a
Cáritas Diocesana.
El delegado episcopal se
ofreció al voluntariado de
Cáritas de Madridejos para que
este trabajo, que se realizará en
grupos, pueda ser dirigido por
él mismo con el fin de ampliar
el sentido y la esencia de cada
uno de los principios expuestos.
Por su parte el secretario
general, don Javier GarcíaCabañas, habló sobre el nuevo
proyecto diocesano que Cáritas
abordará para dar una salida al
exceso de ropa que se recoge en
las parroquias.
El objetivo de este proyecto es
evitar que esta ropa vaya a ongs
ficticias con el fin de que los beneficios del buen uso de este excedente, redunde en las propias
Cáritas.
Este proyecto consistirá en
que Cáritas Diocesana recogería la ropa que sobra en las
Cáritas Parroquiales para reunirla en un almacén, después se
enviaría a Cáritas de Albacete,
donde se llevaría un exhaustivo
proceso de selección e higienización tras el cual la ropa ya tratada, volvería a Cáritas Diocesana, desde donde se repartiría,
según las necesidades, entre las
Cáritas Parroquiales, o bien se
obtendría un beneficio.
Cáritas Albacete ya posse
la infraestructura para llevarlo
a cabo a través de su proyecto
«Fuera de Serie» con el que
higienizan y tratan toda la ropa donada para posteriormente
venderla a precios simbólicos
en las tiendas de segunda mano.
En las tiendas de Cáritas Albacete sólo trabajan personas que
estan en un proceso de reinserción laboral de máximo 3 años.
Todo lo recaudado se reinvierte
en proyectos de reinserción. Proyectos muy similares de
se llevan acabo en Cáritas Cartagena («Proyecto Óbolo») o en
la de Huesca ( «A todo trapo»)
ACTUALIDAD IGLESIA EN TOLEDO 9
PRESIDIDA POR EL Sr. ARZOBISPO
Jornada Diocesana de
Jóvenes en Torrijos
La Delegación Diocesana de Adolescencia y
Juventud celebró el sábado 12 de abril la Jornada
Diocesana de Jóvenes en la localidad de Torrijos.
Se trató de una jornada para
convivir, orar, comprometerse,
debatir y, sobre todo, despertar
en los jóvenes, desde el servicio, el esfuerzo y el compromiso cristiano, su ser protagonistas en los cambios profundos
y necesarios en la sociedad de
hoy. Por una parte invitando a
los jóvenes a que reflexionen
sobre si han tenido ya un encuentro con el Señor y sobre lo
que eso supone para sus vidas:
ser cristianos no sólo convencionales, sino también consecuentes y coherentes.
Por otro lado, tal y como
proponía el responsable diocesano de Pastoral de Juventud,
don Raul Tinajero, y recogiendo la invitación a reflexionar
que realizaba el Papa Francisco
en su mensaje para la jornada
mundial de este año sobre las
Bienaventuranzas, se trataba
de descubrir que «el Señor nos
llama a un estilo de vida evangélico de sobriedad, a no dejarnos llevar por la cultura del
consumo. Se trata de buscar lo
esencial, de aprender a despojarse de tantas cosas superfluas
que nos ahogan».
«Desprendámonos –decía
el Papa– de la codicia del tener,
del dinero idolatrado y después
derrochado. Pongamos a Jesús
en primer lugar. Él nos puede
liberar de las idolatrías que nos
convierten en esclavos. ¡Fiaros
de Dios, queridos jóvenes! Él
nos conoce, nos ama y jamás se
olvida de nosotros»
La eucaristía fue presidida
por el Sr. Arzobispo, quien comenttó el mensaje del Papa, y
durante la celebración, se dieron a conocer quiénes son los
nuevos integrantes en la Delegación del Secretariado de
la Pastoral Juvenil (Sepaju) de
nuestra archidiócesis.
Entre las numerosas actividades de la jornada destacan el
testimonio y diálogo con María
de los Ángeles Fernández, directora del programa de TVE
«Últimas preguntas» en el Palacio de Pedro I, y los cafés-tertulias convocados en diferentes
Presentación de los nuevos integrantes en la Delegación de la Pastoral Juvenil (Sepaju).
bares del municipio sobre medios de comunicación, bioética,
Iglesia y política, ciencia y fe y
economía.
Los jóvenes asistentes pudieron disfrutar de talleres organizados por las Delegaciones
y Secretariados de Apostolado
Seglar, Vocaciones, Misiones,
Caritas, y Familia que pretencían acercar a los jóvenes a descubrir al Señor en su día a día y
en su compromiso como verdaderos cristianos.
Doña Sofía, en la
Catedral Primada
La Reina Doña Sofía visitó la
Catedral Primadal el pasado
12 de abril para asistir a la interpretación del «Requiem» de
Verdi, dirigida por el director
Ricardo Mutti, con motivo del
IV Centenario de la muerte de
El Greco. En la foto, en la sacristía de, templo primado, la
Reina acompañada del Sr. Presidente del Gobierno y del Sr.
Arzobispo. Junto a ellos, la Presidenta de Castilla-La Mancha,
el ministro de Cultura, el obispo
auxiliar y el deán del cabildo,
acompañado de dos Sres. Capitulares.
4 DE MAYO DE 2014 / PADRE NUESTRO
10 / IGLESIA EN TOLEDO CRÓNICA
TRASLADO DE LOS RESTOS PARA FOMENTAR EL CULTO PRIVADO
El proceso de beatificación de Antonio
Rivera Ramírez recibe un nuevo impulso
El nombramiento de
un nuevo Postulador y
Vicepostulador, junto
al traslado de los restos
mortales, se da en el
curso pastoral que nuestra archidiócesis dedica
a reflexionar sobre la
llamada a la santidad y
la plena vivencia de la
vocación laical
Fernando Redondo Benito
El pasado miércoles, 9 de abril,
los restos mortales del Siervo de
Dios, Antonio Rivera Ramírez,
fueron trasladados de la sepultura del Cementerio Municipal
de Toledo, en la que se encontraban, a la parroquia de San Julián, sede del Centro Diocesano
de Apostolado Seglar, lugar en
el que podrá recibir culto privado al ser Siervo de Dios.
En presencia del Notario
diocesano, de dos jueces del
Tribunal Eclesiástico y del Vicepostulador de su causa de
beatificación, se procedió a la
exhumación del cadáver para,
tras una oración en la capilla del
cementerio, ser conducido a la
iglesia parroquial de San Julián,
donde tuvo lugar la identificación de los restos por parte de
un facultativo especializado y
el depósito de los mismos en
una urna sellada que ha sido situada junto a la pila bautismal
del templo.
«En Dios lo puedo todo»
Antonio Rivera nació en Riaguas de San Bartolomé (Segovia) el 27 de febrero de 1916.
Apenas seis meses después, por
motivos laborales de su padre,
médico de profesión, toda la familia se trasladó a Toledo.
Con apenas 18 años, fue
nombrado Presidente Diocesano de la Juventud Católica,
dedicando los poco más de
dos años que le restaban hasta
su muerte a recorrer la extensa archidiócesis toledana para
impulsar la creación de nuevos
centros parroquiales de Acción
Católica (llegó a organizar más
de 30), a participar activamente
en el impulso de esta asociación
apostólica a nivel nacional y a
animar a los jóvenes católicos a
descubrir y vivir el ideal de la
santidad.
El lema de vida del Siervo
de Dios Antonio Rivera lo dejó
escrito en unas reflexiones durante los últimos ejercicios espirituales en los que participó,
en marzo de 1936: «En Dios lo
puedo todo». Apóstol incansable, simultaneó sus estudios en
Derecho, que concluyó en enero de 1936, con el impulso de la
juventud católica y el ejercicio
de la caridad, llevando a cabo
además diversas iniciativas para la atención de los más necesitados.
El 20 de noviembre de 1936,
como consecuencia de una infección provocada por las heridas sufridas en el Alcázar de
Toledo, murió sin dejar de alentar en la fe a quienes le acompañaban, confiado en la certeza de
la vida eterna.
En el año 1962 se inició su
proceso de beatificación debido
a los datos objetivos de santidad que rodearon la vida de este
joven de nuestra archidiócesis,
así como a la influencia decisiva que tuvo tanto sobre su fami-
lia (su hermano pequeño, don
José Rivera, sacerdote diocesano, también tiene abierto un
proceso de beatificación), como sobre la juventud española
de la época.
La decisión del traslado de
sus restos ha sido adoptada tras
la reapertura del proceso de
beatificación, con el nombramiento de un nuevo Postulador
y Vicepostulador de la causa.
Se ha hecho, además, en el curso pastoral que la Diócesis está
dedicando a reflexionar sobre
la llamada a la santidad y, en
particular, a impulsar la plena
vivencia de la vocación laical.
Juan y la recaudación solidaria
que se obtuvo fue destinada a la
labor que estaba realizando en
la cárcel.
El martes 15 de abril, los
restos mortales del trinitario
toboseño fueron trasladados
hasta su pueblo natal donde se
ha celebrado una misa funeral
por su eterno descanso en el
Convento de las Trinitarias de
Clausura, presidido por el Provincial de padre Luis M. Alaminos Montealegre.
religioso trinitario
El padre Juan Gómez fue
enterrado en El Toboso
Ha fallecido el padre Juan Gómez Sierra, el sacerdote que sus
últimos años de vida se dedicó a
trabajar con los presos de la cárcel San Roque y con las comunidades campesinas de Sucre
(Bolivia) así como en la parroquia de la Santísima Trinidad de
El Tejar los últimos siete años
de su vida, según ha informado
la congregación de los Religiosos Trinitarios.
El padre Juan Gómez Sierra
era natural de la localidad toledana de El Toboso, que visitaba
siempre que podía y disfrutaba
PADRE NUESTRO / 4 DE MAYO DE 2014
sobremanera con sus familiares
y paisanos. Con tan solo once
años y de una familia muy religiosa, ingresó en la Orden de la
Santísima Trinidad. Ordenado
sacerdote en 1964, desempeñó
su ministerio pastoral en Andújar, Algorta y, durante mucho
tiempo, en el colegio que los
Trinitarios tienen en Alcázar de
San Juan. Murió a los 73 años de edad.
En la navidad del año pasado, el
festival benéfico de villancicos
que organiza El Toboso estuvo
dedicado a la labor del padre
CRÓNICA IGLESIA EN TOLEDO 11
con los obispos de segovia y moyobamba
El día 8, homenaje a los
sacerdotes que cumplen
bodas de oro y plata
VILLACAÑAS
Finalizan las obras de
reparación del chapitel
de la torre parroquial
Ángel Novillo Prisuelos
El pasado mes de abril, al presentar las cuentas de la parroquia de Villacañas, el cura párroco, don Luis Lucendo Lara,
informó que ya se ha pagado el
arreglo del chapitel del templo
parroquial (13.500 euros) con
el superávit del ejercicio 2013,
sin necesidad de hacer una colecta especial.
Fue el sábado 4 de enero
cuando un fortísimo viento levantó algunas placas de plomo
del chapitel, desplazándolas de
su lugar. Con la colaboración
del Ayuntamiento se tomaron
las medidas oportunas para evitar posibles riesgos a quienes se
aproximaran al templo e inmediatamente desde la parroquia
se pusieron en marcha las gestiones para su reparación.
Los trabajos concluyeron
durante el pasado mes de febrero. Tuvieron que solventar con
maestría las dificultades técnicas de una obra de estas características sobre una torre de
casi cincuenta metros de altura;
utilizando grúas de gran tonelaje y telescópicas, así como un
andamiaje especial. Con el añadido de que las inclemencias
meteorológicas se acentúan a
tanta altura. Ahora la torre luce su renovada gallardía con el
chapitel en óptimas condiciones, señalándonos que allí está
la casa del Señor y Él nos espera
en ella en todo momento.
El próximo jueves, 8 de mayo,
el presbiterio diocesano celebrará en el Seminario Mayor la
fiesta de san Juan de Ávila, patrón del clero secular español y,
como es habitual todos los años
en esta fiesta, los sacerdotes que
este año cumplen los cincuenta
y los veinticinco años de su ordenación sacerdotal, recibirán
un homenaje de gratitud por
parte de todo el presbiterio.
Todos los sacerdotes de la
archidiócesis están invitados
a participar en la celebración,
que comenzará, a partir de las
10 de la mañana. Media hora
más tarde dará comienzo la celebración eucarística, en la capilla mayor del Seminario, que
presidirá el Sr. Arzobispo y en
la que concelebrarán el Obispo
auxiliar y los sacerdotes que celebran su jubileo.
Finalizada la Santa Misa, el
obispo de la Prelatura de Moyobamba, don Rafael Escudero
López-Brea, que este año celebra los 25 de su ordenación
sacerdotal, pronunciará una
conferencia-testimonio. En el
acto también habrá ocasión para que los sacerdotes asistentes
puedan escuchar el testimonio
sacerdotal de don Ángel Rubio
Castro, obispo de Segovia, que
ha cumplido recientemente 75
años y que celebra los 50 de su
ordenación sacerdotal. Finalizados los dos testimonios, todos los sacerdotes que este año
celebran su jubileo recibirán el
homenaje de gratitud de todo
el presbiterio y que continuará
con una comida fraterna.
Este año son once los sacerdotes que fueron ordenados el
año 1964 y que, por tanto, celebran su 50 aniversario. Otros
dieciséis recibieron la ordenación sacerdotal el año 1989,
entre ellos el obispo de Moyobamba y el Vicario episcopal de
Talavera de la Reina.
4 DE MAYO DE 2014 / PADRE NUESTRO
Director: Juan Díaz-Bernardo Navarro. Adjunto a la dirección: José María Díaz Alejo.
Redacción: Marga G. Heras. Toledo: Jesús Javier Merchán. Talavera de la Reina: Jorge López
Teulón. La Mancha: Juan García Martín. Edita: Secretariado Diocesano de Medios de Comunicación
Social. C/ Trinidad, 12. 45002 Toledo. Teléfono: 925 250012. Fax: 925 253288
e-mail: [email protected]; [email protected]. http: www.architoledo.org
Impresión: Ediciones Toledo S.L. Depósito legal: TO. 1641/1983
NUESTROS MÁRTIRES (202)
Manuel Simón Fernández (1)
Jorge López Teulón
Cuando estalla la persecución religiosa en Villacañas son tres los sacerdotes,
hijos del pueblo, que se refugiaron junto a sus familias: el Beato Perfecto Carrascosa, franciscano; don
Gonzalo Zaragoza Tejero,
ecónomo de Pioz y Pozo
de Guadalajara; días antes
de que el Beato Francisco
Maqueda sufriera el martirio pudo confesarlo en
su propio domicilio. Además, fue el único que consiguió llegar vivo al final
de la contienda. El tercer
sacerdote es el siervo de
Dios Manuel Simón, que era coadjutor en la
cercana parroquia de El Romeral.
Escribe don Juan Francisco Rivera Recio
que «es digna de encomio la vida eucarística
que se vivió en Villacañas durante el período
rojo, irradiada a los pueblos limítrofes. En
muchas casas particulares se conservaba la
Sagrada Eucaristía y se daba la Comunión.
No poco influyó en esto la presencia en el pueblo del mencionado don Gonzalo Zaragoza
que, desde 1937 hasta que terminó la guerra,
celebraba ocultamente la Santa Misa y consagraba las Formas, para ser luego llevadas
a la Villa de Don Fadrique y a otros pueblos
de Cuenca, por personas profundamente católicas, entre las que merece contarse varias
religiosas del convento
toledano de Santa Isabel
de los Reyes y a otras de
la Consolación. También
influyeron, para mantener el espíritu religioso,
las cartas escritas por el
dicho sacerdote que iban
casa por casa y luego
eran remitidas a otras localidades».
Don Gonzalo que
había nacido en 1888 y
recibió la ordenación sacerdotal en 1912, falleció
en Villacañas en 1963.
Manuel Simón Fernández nació en Villacañas
el 9 de septiembre de
1868. Tras estudiar en el
Seminario de Toledo, fue ordenado sacerdote el 2 de abril de 1892, de manos del Obispo
de Ciudad Real, monseñor José María Rances, Prior de las Cuatro Órdenes Militares,
con la autorización del prelado de Toledo,
cardenal Antolín Monescillo.
El siervo de Dios trabajó durante buena
parte de su ministerio en el pueblo toledano de El Romeral. El 19 de febrero de 1930,
«El Castellano» informa de la santa pastoral
visita «que el cardenal Pedro Segura hace a
la parroquia de El Romeral. Allí leemos que
«hecha la presentación de autoridades por el
culto coadjutor de la parroquia, don Manuel
Simón, hizo su entrada en el templo el eminentísimo Prelado».
n Acaba de ser publicada
la tercera edición de «Piedaíta, mártir de la Mancha» escrita hace 32 años por monseñor
Jaime Colomina Torner. Don
Jaime, quien siendo Director de
la Oficina para las Causas de los
Santos de nuestra Archidiócesis
trabajó incansablemente por las
causas de los mártires de la persecución religiosa, afirma que
«en todo Toledo (y Cuenca) no
hay caso más claro y fácil que
el de María de la Piedad Suárez
de Figueroa (Piedaíta); todo lo
hicieron ellos, el crimen, el castigo y la certificación del martirio. La autoridad republicana
la asesinó y la autoridad republicana fusiló a los asesinos en
octubre de 1937». Su proceso
se instruye en nuestra Archidiócesis desde el año 2002. Con
motivo de la fiesta de san Jorge
el libro fue presentado en Villanueva de Alcardete, pueblo natal de Piedaíta.
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