LOS ORÍGENES DEL ARTE A. EL ARTE PREHISTÓRICO La

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LOS ORÍGENES DEL ARTE
A. EL ARTE PREHISTÓRICO
La Prehistoria es un extenso periodo histórico que sólo podemos conocer a través de fuentes
arqueológicas o materiales y que abarca desde la aparición del primer hombre sobre la Tierra (hace
aproximadamente un millón de años) hasta la aparición de los primeros documentos escritos y de las
primeras civilizaciones urbanas en Próximo Oriente (en torno al 3.500 a.C.).
La Prehistoria se subdivide en Edad de Piedra y Edad de los Metales. La Edad de Piedra, la
más puramente "prehistórica", se divide en dos grandes fases (Paleolítico y Neolítico), separadas por
un periodo intermedio de transición llamado Mesolítico. La Edad de los Metales (con el desarrollo
del bronce primero y del hierro después) se adentra, en realidad, en épocas propiamente "históricas",
lejos ya del marco cronológico del tema.
Los primeros intentos de expresión artística humana fueron la música rítmica y la pintura
corporal, aunque hay que tener en cuenta que no se han conservado las primeras obras creadas en
madera, barro o marfil, al tratarse de materiales sumamente perecederos. Del Paleolítico Superior
(hace 35.000 años) datan las primeras manifestaciones artísticas conservadas en el terreno de las
artes plásticas (escultura y pintura) y relacionadas con el deseo del hombre de adornar su entorno, de
expresar su idea del mundo o de complementar algún tipo de ritual mágico.
1. EL ARTE EN EL PALEOLÍTICO
El Paleolítico (hasta el 10.000 a.C) , se caracteriza por el uso de piedras talladas a golpes, por
una economía depredadora (caza y recolección) y por un modo de vida nómada. Hacia el final de
esta época, el hombre comienza a sentir la necesidad de expresarse por medio del arte, y empieza a
pintar o grabar los techos y paredes de las cavernas (arte rupestre) o a modelar figuras en barro o
piedra (arte mobiliar y escultura).
a) Arte rupestre
La gran manifestación artística de este periodo es la pintura rupestre, realizada en paredes y
techos de roca (normalmente en las zonas más escondidas de las cuevas). Los colores se obtenían de
grasas animales, jugos vegetales, tierra y madera quemada y, para lograr un efecto más naturalista,
se aprovechaban los salientes de la roca para crear volúmenes. Se pintan signos abstractos (puntos,
cuadrículas, meandros) o sexuales (vulvas, falos), siluetas de manos (en positivo o negativo) y
huellas de pies y, sobre todo, figuras de animales aislados (bisonte) de las que está casi totalmente
ausente el hombre. El trazado de las figuras es vigoroso, detallista y con diversos colores
(policromía), aunque pese a su naturalismo se emplean algunas convenciones representativas
(ciervos con cuerpo de perfil y cuernos de frente, jabalíes con más de cuatro patas para simular
movimiento).
Las principales pinturas rupestres de este periodo se encuentran en el norte de la Península
ibérica y en el sur de Francia (cuevas de Altamira, El Castillo, Pindal, Cándamo, Lascaux, Font de
Gaume, Trois Frères...), de ahí que para hablar de ellas se emplee el término "escuela francocantábrica". Por último, cabe atribuir a estas pinturas una función estética (para contemplar algo
bello), mágica (para favorecer la caza o acompañar algún rito de iniciación), didáctica (para adiestrar
a los futuros cazadores) o incluso simbólica (sexualidad y fecundidad).
b) Arte mobiliar (o mueble) y escultura
Este tipo de arte incluye todas aquellas manifestaciones que se pueden trasladar de un lado a
otro y cuyo soporte (al menos de las que se han conservado) puede ser piedra, hueso, asta o marfil.
Así, se tallaron figuras de animales, bastones de mando (ornamentos y símbolos de prestigio),
propulsores y útiles de caza cubiertos de signos abstractos y antropomorfos (quizá relacionados con
algún sistema de notación astrológica).
En escultura destacan las "Venus" o figuras de mujeres en relieve o bulto redondo con
grandes vientres, caderas, glúteos y senos, pero con el rostro muy poco definido. Suelen interpretarse
como símbolo de la fertilidad (Laussel, Willendorf). Suelen estar realizadas en marfil de mamut,
piedra o arcilla (mezclada con hueso pulverizado y endurecida al fuego). También en esta época se
realizaron bajorrelieves con escenas de caza u otras figuras femeninas, obtenidas por incisión o
deslaminación de la roca.
2. EL ARTE EN EL NEOLÍTICO
Después del periodo Mesolítico (desde el 10.000 al 7.000 ó 4.000 a.C.), caracterizado por un
gran cambio climático, con un aumento de las temperaturas debido a la retirada de los hielos, se va a
iniciar un periodo revolucionario en la evolución de la humanidad, el Neolítico. Éste (desde el 7.000
a.C. en Próximo Oriente y desde el 4.000 a.C. en el Mediterráneo y Europa) se caracteriza por el uso
de piedras pulimentadas, por una economía productora (agricultura y ganadería) y por un modo de
vida sedentario (poblados fijos). Naturalmente, este enorme cambio trajo consigo una
transformación importante en el campo de las representaciones artísticas, desarrollándose nuevas
formas pictóricas, los primeros diseños arquitectónicos (megalitos) y los primeros modelados
cerámicos.
a) Pintura levantina
La llamada "escuela levantina" neolítica tiene sus mejores ejemplos en la fachada
mediterránea española (abrigos de Cogul, Alpera, Minateda, La Araña...). Fuera ya de las cuevas, en
abrigos naturales protegidos, se pintan escenas de hombres en grupo guerreando, cazando,
recolectando o bailando, siempre de un modo esquemático, estilizado y con un solo color
(monocromía: rojo, negro o blanco) aplicado con tintas planas. Además, las escenas se hacen más
complejas y ganan en dinamismo, pese a la creciente esquematización de las figuras, que acabarán
convertidas en puros signos abstractos (rayas y ángulos). [Manifestaciones pictóricas similares, e
incluso más diversas, con dinámicas figuras antropomorfas y animales, ya pueden encontrarse desde
fechas más tempranas en el arte rupestre sahariano de los abrigos del Tassili].
b) Megalitismo
El hecho artístico más destacado de esta etapa es el nacimiento de la arquitectura. En el
Neolítico, los grupos humanos desarrollan un modo de vida y unas estructuras socio-políticas más
complejas. Los poblados ya son estables y esto permite el desarrollo de las técnicas arquitectónicas.
Es el caso de los megalitos, enormes masas de piedra carentes de adornos y situadas en zonas llanas,
que constituyen un primer intento de resolver problemas constructivos.
Formas características de esta arquitectura megalítica son los menhires (un bloque vertical),
alineamientos (series de menhires), dólmenes (dos bloques verticales y uno horizontal), cromlechs
(combinaciones circulares de menhires y dólmenes) y cámaras mortuorias (dólmenes formando un
corredor o galería que conduce a una cámara circular). En todos ellos se pone de manifiesto su
función funeraria, territorial, mágica o incluso astronómica. Buenos ejemplos de megalitismo hay en
toda la Europa atlántica (cromlech de Stonehenge, Inglaterra), pero también en España (dólmenes y
cámaras en Andalucía, como la cuevas de Menga y del Romeral). Posteriormente, y coincidiendo
con los primeros trabajos metalúrgicos (en bronce), aparecerían en las Islas Baleares otras
modalidades de arquitectura megalítica: las navetas funerarias (edificio con planta rectangular y
alzado trapezoidal -como una nave invertida-, construido con grandes sillares de piedra y con pilares
sujetando el techo de la cámara interior); los talayots (atalayas o torres defensivas de planta circular
y cubiertas con falsa bóveda); finalmente, las taulas (mesas rituales -quizá para descarnar cadáveresformadas por una gran piedra horizontal lisa apoyada en otra vertical).
c) La cerámica
El hombre agricultor y sedentario del Neolítico también precisa de nuevos elementos para su
actividad diaria, recipientes de todo tipo para transportar o almacenar productos. Esto dará impulso a
la cestería (cestos de mimbre) y, sobre todo, a la cerámica (barro cocido) en sus diversas variedades.
Los primeros motivos decorativos (incisos, impresos o pintados) de la cerámica fueron geométricos
y abstractos (lisa, de bandas, cordada), y denotan una preocupación estética sumada a la puramente
funcional o utilitaria. Un tipo de cerámica característico de la Península ibérica (y luego difundido
desde ella) es el llamado vaso campaniforme (con forma de campana), decorado por impresión
mediante peines con motivos dispuestos en bandas horizontales y separados por bandas sin
decoración.
Finalmente, no hay que olvidar que en esta época también se desarrollará el tejido o la
primitiva metalurgia, que abrirá el camino de la Edad de los Metales y, en definitiva de los tiempos
verdaderamente "históricos".
B. EL ARTE EGIPCIO
La historia de Egipto se inicia en el III milenio a.C. y, en su evolución, atraviesa tres etapas,
separadas por periodos intermedios de anarquía o de invasiones exteriores, y precedidas por una
época predinástica (en la que Egipto estaba dividido en varios principados):
1) Imperio Antiguo (2.800-2.200 a.C.), ya unificado (Alto y Bajo Egipto) y con capital primero
en Tinis y luego en Menfis. Es la época de construcción de las grandes pirámides.
2) Imperio Medio (2.000-1.800 a.C.), con capital en Tebas, etapa en la que se crean grandes
canales de riego.
3) Imperio Nuevo (1.600-1.000 a.C), con capital aún en Tebas. De este periodo datan los
grandes templos y las tumbas de los Valles de los Reyes.
4) Posteriormente, "pueblos del mar", asirios, persas, griegos y, finalmente, romanos, ocuparon
sucesivamente Egipto.
La civilización egipcia se fundamentó en varios elementos: a) La importancia del agua
(crecidas del Nilo) y de la agricultura, que dota a los egipcios de un estricto sentido geométrico y un
gusto especial por los motivos vegetales. b) La importancia de la religión y de las creencias de
ultratumba, que se refleja en los tipos de arquitectura, en los símbolos empleados o en la presencia
de dioses antropomorfos. c) La estructura política basada en la monarquía divina (el faraón es
considerado un verdadero dios).
1. ARQUITECTURA
La arquitectura egipcia destaca por su colosalismo, por sus proporciones sobrehumanas. La
piedra, labrada con precisión geométrica (sillar regular), es el elemento constructivo básico y
simboliza la eternidad para la que están proyectadas las obras. Hay una gran desproporción entre las
edificaciones y su función (este rasgo indica tanto el temor y el respeto de los egipcios a lo
sobrenatural como un deseo de exhibición colectiva del poder de toda una sociedad).
Es una arquitectura adintelada o alquitrabada; pese a conocerse la bóveda, su uso se reserva a
zonas secundarias de los edificios. Los muros son gruesos, y para lograr altura se emplean grandes
sillares, líneas diagonales (muros en talud) y sólidas columnas lisas (que, como símbolo vegetal que
son, terminan en capiteles lotiformes, papiriformes o palmiformes). Todos estos elementos se cubren
con motivos vegetales, animales y jeroglíficos de profunda significación. Nos ha llegado el nombre
del arquitecto más revolucionario de este arte, Imhotep.
Los dos tipos principales de construcción son los sepulcros y los templos, pues casas e
incluso palacios solían construirse en adobe y apenas han llegado a nosotros.
a) El origen de las primeras construcciones funerarias hay que buscarlo en las mastabas
(pirámides truncadas), tumbas de reyes, nobles o sacerdotes del Imperio Antiguo que tenían una
capilla con el busto del difunto a ras de suelo y una cámara subterránea para depositar el sarcófago.
Al superponerse varias mastabas, se generaron las primeras pirámides escalonadas (Zóser), que ya
son enterramientos exclusivos para el faraón. Después (aunque en la misma etapa), llegará la época
de las grandes pirámides (Keops, Kefrén y Mikerinos, en Gizeh), plagadas de corredores, trampas y
criptas en el interior, y acompañadas en el exterior de templos y construcciones menores (Gran
Esfinge). Ya en el Imperio Medio aparecerán complejos funerarios con parte inferior en forma de
mastaba y superior a modo de pirámide (sepulcro de Mentuhotep). Posteriormente aparecieron los
hipogeos o tumbas excavadas en la ladera de una montaña, con pasillos laberínticos, cámaras
diversas y paredes ricamente decoradas (Tutankhamón).
b) Los templos estaban precedidos por una avenida escoltada por esfinges y otros animales
divinos, que conducía a una entrada monumental en forma de gran muro trapezoidal en talud
(pilonos), situada tras grandes agujas de piedra cubiertas de inscripciones (obeliscos). Dentro, las
estancias se suceden perdiendo altura y ganando oscuridad y recogimiento. Tras pasar un patio
abierto con columnas (sala hípetra) se llegaba a una sala también columnada, pero cubierta y más
elevada en el centro (sala hipóstila). Al fondo estaban las habitaciones de los sacerdotes y la cámara
del dios (sancta sanctórum). Los templos más destacados son los de Luxor y Karnak, datados ya en
el Imperio Nuevo. Más adelante aparecerían templos excavados total o parcialmente en la montaña
(speos o hemispeos), entre los que destacan los de Deir-el-Bahari (erigido por Haptshepsut) o Abu
Simbel (erigido por Ramsés II).
2. ESCULTURA, PINTURA Y ARTES MENORES
La escultura también tiene una finalidad básicamente funeraria. Las obras se elaboran en
piedra dura (basalto, granito), piedra blanda (caliza), marfil o madera; cuando se trabaja sobre caliza
o madera, la escultura suele policromarse. Las figuras destacan por su hieratismo o solemnidad
extrema, por su inexpresividad y por su estatismo y rigidez. No se busca el realismo ni el detallismo
(excepto quizá en el rostro), sino realizar una representación religiosa, aunque durante ciertas épocas
se vivieron fases de cierta tendencia realista o expresiva. Las figuras -siempre aisladas- son
rigurosamente frontales (sólo son observables desde un punto de vista); su mirada se pierde en el
frente y los brazos se pegan casi siempre al cuerpo.
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En bulto redondo, los temas más abundantes son los dioses mayores con sus símbolos
(Osiris, Isis, Horus, Anubis...), los faraones (a veces colosales, como los Ramésidas) tocados
con las coronas del Alto y/o Bajo Egipto y los animales sagrados. Sin embargo, en ocasiones,
se impondrán tendencias representativas más naturalistas, que han dejado bellas muestras (El
escriba sentado, El alcalde, busto de Nefertiti).
En relieve, se cultiva sobre todo el bajorrelieve. Al no dominarse la perspectiva, las figuras
se representan de perfil (piernas, rostro), aunque con concesiones a la frontalidad (tronco).
Abundan los temas religiosos, las campañas militares, las faenas agrícolas, las escenas de
caza o familiares..., siempre con la figura del faraón más grande que las demás. Estos
relieves, combinados con inscripciones jeroglíficas, se reparten por pilonos, interiores de
templos y sepulcros, columnas y pilastras.
La pintura es al fresco y, debido a la blandura de las paredes, tiende a desplazar al relieve o a
completarlo policromándolo. Los contornos son nítidos y los colores planos, intensos y contrastados,
acompañados de escritura jeroglífica. Hay más movilidad que en la escultura. Al igual que en el
relieve, el punto de vista mezcla el frente y el perfil en las distintas partes del cuerpo, pero no se
consigue profundidad y las figuras se limitan a yuxtaponerse o sucederse en los planos. Los temas
preferidos son los vegetales y animales, de la vida cotidiana, guerreros, festivos, etc., como se puede
apreciar en las tumbas del Valle de los Reyes y de las Reinas. Desde el Imperio Medio también
había alcanzado gran desarrollo la pintura en rollos de papiro y de carácter igualmente funerario.
En artes menores, los egipcios desarrollaron especialmente la orfebería de lujo (coronas,
collares, pectorales...) y la metalurgia del cobre y del bronce. En cerámica trabajaron tanto la de
barro cocido (objetos variados) como la vidriada (vasijas, amuletos). La propia técnica de
elaboración del vidrio era conocida por los egipcios, aunque no la del incoloro, sino la del opaco.
Por otra parte, los ajuares funerarios han desvelado la existencia de un refinado gusto en la
fabricación de muebles (sillas, sillones, taburetes, camas...).
C. MESOPOTAMIA Y PERSIA
a) Culturas mesopotámicas
Mesopotamia se sitúa en un próspero valle entre los ríos Eufrates y Tigris. Allí convivieron
desde el año 3.000 a.C. dos culturas radicalmente opuestas entre sí. Al Sur, sumerios, acadios y
babilonios desarrollaron una civilización de ciudades-templo con compleja estructura burocrática y
sacerdotal que culmina en reyes amantes de las leyes. Al Norte, los asirios generarán una violenta
civilización de reyes-guerreros constructores de palacios-fortalezas.
En arquitectura, los sumerios introducirán como materiales constructivos el ladrillo y el
adobe (al carecer de piedra) y como elementos el arco y la bóveda. Las edificaciones son poco
sólidas, pero ricamente decoradas en sus ladrillos con bajorrelieves o esmaltes (puerta de Ishtar, en
Babilonia). Las construcciones más destacadas son las murallas defensivas, las extensas ciudadestemplo culminadas por una torre escalonada (zigurat) con función religioso-astronómica y los
enormes palacios en torno a grandes patios.
La escultura sumeria creará estatuas votivas (de ofrenda) de canon corto, en posición
recogida y orante (Gudea de Lagash); luego, los acadios y los babilonios tallarán ricas estelas o
bloques de piedra con relieves acompañados de textos (Naram-Sin, Hammurabi). Los asirios, por su
parte, emplearán la escultura como medio de propaganda del poder real; el canon es más alargado y
predomina el aspecto solemne y severo (Asurnasirpal II); destacan de modo especial los relieves
asirios (palacio de Asurbanipal, en Nínive), que combinan con destreza rigidez y movimiento
(escenas guerreras y de caza), realidad y fantasía (leones alados). En pintura destaca la técnica del
esmaltado o de cerámica vidriada.
b) Civilización persa
Esta civilización se desarrolla en las llanuras iranís desde el año 1.500 a.C., a partir del
esquema de ciudades-Estado independientes, aunque luego dará lugar a un poderoso imperio. Se
manifiesta en un arte de corte imperial basado en la construcción de palacios y tumbas. Debido a la
corriente religiosa dominante (zoroastrismo), no se erigen templos, sino sólo pequeñas torres que
guardan el fuego divino. Los palacios se construyen en ladrillo y piedra, sobre grandes plataformas,
y dan lugar a grandes salas columnadas (apadanas) y con cubierta de madera; luego éstas se decoran
con relieves y con cerámica vidriada dispuesta en grandes frisos (Persépolis). Las tumbas pueden
tomar la forma de casas con escaleras de acceso (tumba de Ciro) o de hipogeos (tumba de Darío).
ARTE CLÁSICO (I): GRECIA
1. INTRODUCCIÓN
A la antigua Grecia debemos la creación de los modelos políticos (democracia igualitaria y
participativa), intelectuales (racionalismo, lógica y antropocentrismo) y artísticos (ideal de belleza)
que constituyen la base de nuestra civilización. A partir de las aportaciones cretenses (III milenio
a.C.) y micénicas (II milenio a.C.), la civilización griega inició con los dorios su desarrollo en el I
milenio a.C. a partir de su estructura en polis (ciudades-Estado independientes entre sí, como la
agrícola y aristocrática Esparta o la comercial y democrática Atenas) y de su religiosidad "urbana"
(basada en una relación directa con dioses antropomorfos).
Tras afirmar sus bases socio-políticas y económicas y colonizar el Mediterráneo oriental y
occidental * desde el siglo VIII a.C. (época arcaica), Grecia alcanzó de la mano de Atenas su etapa de
mayor esplendor en el siglo V a.C., entre las Guerras Médicas y la del Peloponeso (época clásica).
La decadencia postclásica de las polis condujo en el siglo IV a.C. a la ocupación macedónica y a la
construcción del gran Imperio de Alejandro Magno, fragmentado a su muerte (época helenística). En
el siglo II a.C., Grecia sería invadida finalmente por Roma.
2. LOS ORÍGENES: CRETA Y MICENAS
a) Por su posición privilegiada para el comercio, la isla de Creta vio florecer una próspera
civilización (minoica), con grandes manifestaciones artísticas:
- La arquitectura cretense era alquitrabada, destacando los palacios construidos a base de
bloques aislados en torno a un patio rectangular y con grandes escaleras de acceso (Knossos,
Faistos, Hagia Triada); los capiteles de las columnas, reducidas hacia su base, presentan
equino y ábaco.
- En escultura destacan las estatuillas de diosas y figuras humanas, elaboradas
"industrialmente" (El acróbata).
- La pintura se manifiesta tanto en la decoración de cerámicas como en los frescos de las
paredes palaciegas (junto a bajorrelieves en estuco), donde abundan los temas cotidianos y
los paisajes, tratados con naturalismo, dinamismo y realismo en el uso del color
(Tauromaquia, La parisina).
b) Posteriormente, en Micenas se desarrolla una civilización más guerrera que comercial, la
de los aqueos:
- Destaca la construcción de murallas ciclópeas con grandes puertas (puerta de los Leones) y
de tumbas de corredor culminadas por falsas bóvedas (tumbas de Agamenón y Atreo);
además, el megaron (palacio) se convertirá en el prototipo del futuro templo griego.
- En los tesoros reales se hallan también muestras de orfebrería de lujo (máscaras como la de
Agamenón, vasos...).
*
En el I milenio a.C., la misma Península Ibérica registró la presencia de pueblos colonizadores del
Mediterráneo como los propios griegos, precedidos por los fenicios (cuya “herencia” mantendrían
luego los cartagineses). De la presencia fenicia (influida por la cultura egipcia y por la griega) nos
han llegado figurillas religiosas del dios Baal o sarcófagos de mármol con forma humana
(antropomorfos) aún presentes durante época púnica. Además, no hay que olvidar la existencia en la
zona sudoccidental de un próspero reino indígena, Tartessos, basado en la explotación de metales y
en el comercio, cuya influencia se extendió notablemente hacia el interior (Tesoro de Aliseda).
3. ARQUITECTURA
Con los dorios, la base ordenadora de la arquitectura griega es la columna (sobre todo al
exterior); de ella nacen los tres órdenes o estilos clásicos: dórico (columna de canon corto, sin basa y
con capitel poco trabajado), jónico (columna de canon alargado, con basa y capitel con volutas) y
corintio (de canon esbelto y con capitel de hojas de acanto). Se trata de una arquitectura alquitrabada
(líneas horizontales y verticales), con gran sensación de serenidad pero escasa altura. El material
constructivo era inicialmente el conglomerado o la arenisca, posteriormente la caliza dura y
finalmente el mármol. Cabe destacar que este material se decoraba luego con colores: azul en los
triglifos, rojo en las metopas y también dorados.
La preocupación esencial era el logro de la armonía, lo que obligaba a veces a saltarse las
leyes matemáticas; no se trataba de modificaciones funcionales ni estructurales, sino juegos ópticos
(como la curvatura del entablamento o la posición, distribución y el grosor de las columnas) para
adaptar las construcciones a la medida humana.
a) Entre las construcciones individuales destacan el templo, el teatro y la casa:
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Templo: No sirve para acoger a los fieles, por lo que importa más el exterior que el interior.
En éste, que puede ser de muchos tipos, se distinguen tres salas (pronaos, naos o cella y
opistodomos con la estatua del dios), rodeadas frecuentemente por un peristilo de columnas.
El edificio se eleva sobre un basamento de gradería y se cubre con un tejado a doble
vertiente. Destacan los templos de Apolo (Corinto), Zeus (Olimpia)... y sobre todo los de
Atenas: el Partenón (prototipo del estilo dórico) y el Erecteión (prototipo del estilo jónico,
con su tribuna de cariátides). Ya en época helenística surgirán otras construcciones religiosas
más espectaculares (si cabe tal expresión), como los altares (de Zeus en Pérgamo) o los
mausoleos (de Halicarnaso).
Teatro: De base semicircular, sus gradas se construían en la falda de una colina, con la
escena y la "orchestra" al pie estaban dotados de una gran visibilidad y acústica: destaca el
teatro de Epidauro. [Además, uniendo aspectos también vinculados con el ocio, la cultura y
el urbanismo, destacan los monumentos públicos (Linterna de Lisícrates)].
Casa: Está construida con materiales no nobles (peor conservados, por lo tanto). Las
habitaciones se ordenaban alrededor de un patio con peristilo columnado, y las paredes se
adornaban con pinturas.
b) Entre las construcciones de conjunto destacan la ciudad, las acrópolis y los santuarios:
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Ciudad: La polis griega (o de las colonias) es un espacio vivo; todas las construcciones
deben tener un enfoque urbanístico, es decir, contemplar su función en el conjunto de la
ciudad: militar-defensiva, económico-comercial, religiosa, estética... En Grecia nace, pues, el
concepto de planificación urbanística, cuyo máximo ejemplo ser el plano hipodámico o en
cuadrícula. El templo, protector y situado en alto (acrópolis), domina la ciudad, en la que
cabe distinguir varias zonas: ágora (plaza para reuniones administrativas, conmemorativas o
comerciales); stoas (pórticos cubiertos para reuniones en las ágoras o en los lugares de
recreo); calles (con columnatas o soportales para proteger del frío y del calor); gimnasio y
palestra (para el ejercicio físico y la lucha); buleuterio y eclesiasterio (para reuniones
políticas); teatro (para espectáculos escénicos). Las proporciones no son colosales, sino que
se ajustan a la proporción humana: los sillares no son excesivamente grandes, el diseño
interior de los edificios no es tan importante como el exterior (sentido de conjunto) y se
busca una relación entre el edificio y la naturaleza (juegos de perspectivas). En suma, el
griego es más un diseñador de espacios en la ciudad (urbanista) que un simple constructor de
edificios (arquitecto).
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Acrópolis: Es específica y literalmente la parte alta de la ciudad. Está fortificada y domina,
protegiéndola, a la polis situada a sus pies. En su interior, una vez superada la escalinata
monumental de acceso o propíleos, albergaba los principales templos y algunos edificios
públicos importantes.
Santuarios: Allí se celebraban los festivales cívicos o religiosos. Tenían también unos
propíleos o grandes pórticos de acceso, un camino para los peregrinos y diversos templos,
altares, tesoros (para ofrendas) y stoas, pudiendo incluir un teatro o un estadio. Destaca el
situado en Delfos (Corinto) en el que estaba el oráculo del dios Apolo.
4. ESCULTURA
La escultura griega tiene raíces orientales e influencia egipcia, pero pronto se independizará.
Su fundamento es la figura humana, en la que se pretende combinar la belleza física (proporcionada,
armónica e ideal) con el equilibrio espiritual (expresividad). También se buscará el movimiento
jugando con la flexibilidad de las figuras y adaptándolas al marco disponible. En cuanto al volumen,
desaparecerán progresivamente las figuras planas y las formas ganarán redondez y
tridimensionalidad.
a) Etapa arcaica (siglos VIII al V a.C.)
La principal manifestación son los kuroi (atletas desnudos) y las korai (sacerdotisas vestidas
con peplo), que destacan por su rigidez orientalizante y sus rasgos arcaicos (ojos almendrados, pelo
geométrico, hieratismo, frontalidad). No obstante, las figuras van siendo algo más naturalistas
(músculos), sonríen y asumen distintas posturas (Caballero Rampín, Moscóforo); además, se observa
cierta evolución hacia la redondez y la transparencia de las superficies.
Ya al filo del siglo V se asiste a una fase de transición hacia las formas clásicas (etapa
preclásica), visible en los frontones de los templos de Egina y Olimpia, que ya recogen expresiones
de alegría, tristeza o dolor; las figuras son más flexibles (adaptadas al marco) y móviles, llegándose
a composiciones más complejas. Estas características también son visibles en el trabajo en bronce
(Auriga de Delfos) y en relieve (Trono Ludovisi).
b) Etapa clásica y postclásica (siglos V a.C. y IV a.C.)
En el siglo V a.C. se asiste al esplendor del clasicismo griego (junto al de la democracia),
dominado por la sensación de equilibrio y serenidad. Los tres escultores más importantes del periodo
son:
- Mirón: Es un iniciador; de hecho, su obra más conocida (Discóbolo) presenta defectos en la
representación del pelo y los músculos, en la expresión y en la creación de volumen, pero
consigue ya una audaz postura de movimiento contenido o fugaz hasta entonces impensable.
- Fidias (y su taller): Es el escultor de los rostros serenos y equilibrados, de las transparencias;
destacan sus estatuas de Atenea o Zeus y, sobre todo, los frontones (Atenea y Poseidón), los
frisos (elegante procesión de las Panateneas) y las metopas (dramáticas luchas de lapitas y
centauros) del Partenón ateniense.
- Policleto: Teórico y práctico del canon o medida ideal del cuerpo humano, basada en
relaciones matemáticas entre las partes y el todo (Doríforo, o lancero con marcados pliegues
musculares y profundidad lograda con la postura de las extremidades; Diadúmeno, o
campeón olímpico que mezcla equilibradamente fuerza y belleza).
El siglo IV (también llamado etapa postclásica) es el del triunfo del sentimiento sobre el
equilibrio (reflejo de la crisis política); los modelos clásicos del siglo anterior se irán deformando
progresivamente. Los escultores más relevantes son:
-
Lisipo: Sus figuras de canon largo, en las que se mezclan fibra y masa muscular
(Apoxiomeno) simbolizan la crisis del ideal de belleza de Polícleto.
Scopas: Sus figuras violentas, contorsionadas, gesticulantes y llenas de pasión (Ménade
furiosa) representan la crisis del ideal de serenidad de Fidias.
Praxíteles: Sus figuras de cuerpo blando y superficies pulimentadas, con cadera curvada y
gesto indolente y nostálgico (Apolos, Hermes de Olimpia) son las más originales del siglo.
c) Etapa helenística (siglos IV al II a.C.)
Con la conquista macedónica y el Imperio alejandrino se pone fin al sistema de polis griego.
Los valores cambian: la armonía y la medida dejan de ser esenciales, predomina el cosmopolitismo
(mezcla de rasgos griegos y orientales) y el afán de grandeza (altar de Pérgamo, coloso de Rodas).
Las esculturas son realistas, pero amargas, y presentan gran desequilibrio corporal, dramatismo
expresivo y fealdad monstruosa. Además, se rompe la unidad estilística de etapas anteriores y surgen
diferentes escuelas, como las de Atenas, Pérgamo, Rodas y Alejandría. Las esculturas optan por
representar grupos dramáticos (Laocoonte), figuras elásticas y tensas (Victoria de Samotracia) o
incluso nostálgicos remedos de los ideales clásicos (Venus de Milo).
5. PINTURA Y CERÁMICA
Decoraba las paredes de los edificios, pero prácticamente está perdida (se conservan algunos
frescos con escenas mitológicas, de la vida cotidiana...). Sólo nos han llegado los nombres de
algunos pintores como Apeles, Polignoto o Syriksos. En gran medida, este vacío de información lo
ha llenado la decoración de la cerámica. Sus formas son graciosas y elegantes (cráteras, ánforas) y
sus colores armónicos (ocres, rojos, negros). Al principio, la decoración era geométrica (líneas sobre
fondos negros o castaños oscuros); luego se incorporó la figura del animal y del hombre, aunque
sólo en siluetas y con formas triangulares. El estilo arcaico (desde el siglo VIII a.C.) agrandó las
figuras (en rojo o negro) y las representó con más detalle. Luego, el estilo clásico (desde el siglo V
a.C.) logró efectos casi pictóricos en la cerámica (escorzos, perspectivas, sombreados, expresión de
emociones); cuando era decorada con motivos mitológicos, militares, cinegéticos... Mucho más
populares son las tanagras de época helenística (estatuillas de cerámica policromada de temas
amables y cotidianos).
ARTE CLÁSICO (II): ROMA
1. INTRODUCCIÓN
La civilización romana tuvo gran influencia en la cultura y el arte occidental, especialmente a
partir del Renacimiento. Tras su fundación (siglo VIII a.C.) y la época de dominio etrusco, Roma se
convirtió en República independiente (desde finales del siglo VI a.C.) y se lanzó a la conquista del
Mediterráneo. * Con su espíritu práctico, edificó un poderoso Imperio (desde el siglo I a.C.) que
abarcaba toda la cuenca europea, africana y asiática del Mare Nostrum y que alcanzó su máxima
extensión en el siglo II d.C., aunque ya en el siglo siguiente se iniciara una decadencia que conducirá
a la caída del Imperio Romano de Occidente y a las invasiones bárbaras en el siglo V d.C.
Orgulloso, práctico y organizado, el romano absorbe todo tipo de novedades al contactar con
Grecia y los pueblos conquistados, desarrollando el derecho, la política (modelo imperial y
republicano) y las obras públicas y de ingeniería; su fe es doméstica (antepasados) y pública (dioses
y emperador) a la vez.
2. ORÍGENES DEL ARTE ROMANO: EL ARTE ETRUSCO
El arte romano es fruto de una triple influencia: itálica (tribus autóctonas del Lacio), etrusca
(toscanos, al Norte del Lacio, desde el siglo VIII a.C.) y griega (sobre todo al Sur, desde el siglo V
a.C.). Los aspectos más influyentes del arte etrusco son:
a) La introducción de la columna toscana y del arco (de origen oriental), aplicados en
arquitectura, así como la propia concepción urbanística y construcciones concretas
(templos, túmulos funerarios).
b) El culto a los muertos se manifiesta en frescos con escenas alegres y en esculturas de
difuntos en canopos (urnas) y sarcófagos (Los esposos); a ello se añade el gusto por el
retrato, realizado con la frescura y gracia de los griegos, pero incluyendo tipos populares
no idealizados.
c) El trabajo en orfebrería y la fundición (Loba capitolina) son el principal legado etrusco en
artes menores, destacando el trabajo en bronce.
*
A su llegada a la Península Ibérica a raíz de la II Guerra Púnica y de su enfrentamiento con
los cartagineses (siglo III a.C), los romanos conviven con una mezcla de influencias de los
colonizadores y de las poblaciones indígenas. Mientras en la zona noroccidental (área celta) había
pueblos guerreros con estructuras preestatales (con poblados y castros) y una economía pastoril y de
pillaje, en la zona suroriental (área ibérica) había pueblos más avanzados y con prósperas economías
agrarias y comerciales.
Los iberos desarrollaron una arquitectura en piedra que dejó notables sepulcros
monumentales (túmulos o montículos con una cámara rectangular para depositar las cenizas del
difunto). Abundan en escultura las divinidades y otras figuras antropomorfas en piedra y bronce:
figuras oferentes, diosas sentadas (Gran Dama Oferente, del Cerro de los Santos), "Damas" que
funden la simbología funeraria y la asociada a la fecundidad (Baza, Elche)...; también se esculpen
figuras de animales reales y protectores (leones, osos) o fantásticos (bicha de Balazote). Los iberos
cultivaron el relieve funerario (Pozo del Moro, en Albacete, u Osuna, en Sevilla) y multitud de
manifestaciones artísticas "menores" (además de la pintura): inscripciones, terracotas, cerámica
pintada (basada en los rojos y amarillos, y con decoración geométrica, vegetal o animal), orfebrería
de lujo (estatuillas de bronce)...
3. CARACTERÍSTICAS PROPIAS DEL ARTE ROMANO
Fruto de la citada fusión de pueblos, el romano es práctico, decidido y organizado; al
principio es más administrador y político que artista, pero el contacto con la Magna Grecia y la
colonización cultural griega tras la conquista (objetos y artistas) le hará abrirse a nuevas
manifestaciones culturales. Las conquistas dan al romano un fuerte sentido de ciudadanía, pero no de
nacionalidad; es un ser urbano y orgulloso de su dominio sobre el mundo, pero no desprecia la
absorción de rasgos culturales y artísticos de los pueblos colonizados.
Ya desde el siglo I a.C., están conformados los rasgos de un arte romano genuino que se
manifiesta antes en arquitectura (por no ser importable y por responder a necesidades exclusivas del
romano) y en pintura (por la intensa vida familiar y casera del romano), que en escultura (donde
dominan los modelos griegos importados para los espacios exteriores), decoración y orfebrería. Hay
que hacer notar una significativa excepción en escultura: el retrato se sale de los patrones ideales
griegos y sigue la línea realista heredada del arte etrusco y de la tradición de guardar mascarillas de
cera de los antepasados.
4. ARQUITECTURA
Mientras el griego construía volúmenes exteriores con una técnica casi escultórica, el romano
mira hacia el interior y diseña espacios ajustados a sus necesidades políticas y a su gusto por la vida
lujosa. Las primeras ciudades romanas se adaptaban simplemente al relieve del terreno, sin
planificación alguna, y tenían una estructura agraria. Después, la riqueza comercial y el espíritu
cosmopolita harían crecer enormemente, pero sin orden, ciudades como Roma, Alejandría,
Antioquía, Éfeso... Ante la necesidad de buscar un plan ordenador de este crecimiento, los romanos
recurrieron al más claro y práctico, el de cuadrícula o hipodámico (inspirado inicialmente en la
estructura de los campamentos). La ciudad, amurallada, se organizaba en dos ejes perpendiculares:
cardo (N-S) y decumano (O-E), que confluían en el foro (sede de edificios públicos, lugares de
reunión, tiendas...); a partir de este esquema, se distribuían templos, basílicas, teatros... Lo más
importante no era crear algo bello, sino resolver problemas y necesidades prácticas (aunque
"escenificando" la idea de una Roma dominadora del mundo).
En suma, el romano es más ingeniero (y urbanista) que arquitecto, de ahí -a partir de variados
aparejos- que introduzca nuevos materiales más flexibles y cómodos de trabajar, como el cemento u
hormigón (cal, arena, cascotes y agua) y recurra frecuentemente a estructuras abovedadas (arco,
bóveda y cúpula), partiendo de adaptaciones de los órdenes clásicos, como el orden toscano (con
basa, sencillo y esbelto) y el compuesto (capitel jónico-corintio y otros añadidos).
Además de la ciudad en sí, de la que ya se ha hablado con anterioridad, los principales tipos
de construcción en arquitectura romana son los siguientes:
a) La casa romana marcará el modelo de la vivienda mediterránea en el futuro. Es más
funcional que estética; la vida y la luz interior interesan más que las fachadas, a menudo
ocupadas por tiendas. Por influencia helenística, después los patios comenzarán a llenarse
de columnas (Pompeya, Herculano, Ostia). Algunas casas de alquiler podían tener hasta
cinco pisos (insulae). Además, en el campo nacerá en la etapa final del Imperio el modelo
de villa rústica que tanto influir en el Renacimiento y en el que se combinan los aspectos
propios de una residencia de recreo y los de una explotación agrícola.
b) Obras públicas: Para satisfacer la necesidad de vías de comunicación, los romanos
construyen calzadas pavimentadas que salvan los obstáculos mediante viaductos y
puentes que usan audaces arcos (puente de Alcántara). Los puertos se organizarán para
atender su incesante actividad. Los acueductos (como el romano de Claudio o los
hispanos de Segovia y de Los Milagros, en Mérida) traerán el agua a las ciudades en
combinación con un complejo sistema de pantanos, presas (Proserpina, en Mérida) y
piscinas de depuración. Finalmente, el sistema de alcantarillado proporcionará una
adecuada red de saneamiento.
c) Entre los edificios públicos, la basílica es el lugar de reunión para las actividades
comerciales o jurídicas y suele tener tres naves abovedadas, de las cuales la central es
más alta y se prolonga con una media cúpula (basílica de Majencio, en Roma); esta
estructura será la que imitarán los primeros templos cristianos. En cuanto a los palacios,
uno de sus grandes prototipos es la Domus Aurea de Nerón, verdadera ciudad-palacio
abierta a un parque en la que se ensayó una cúpula de hormigón sobre un comedor
octogonal. Las termas o baños públicos (termas de Caracalla, en Roma) eran otro
destacado lugar de reunión.
d) Los edificios religiosos están marcados por la fe, más doméstica que pública, del romano;
el culto a los antepasados (que ya se manifestaba en la conservación de las mascarillas) se
funde después con el culto al emperador. Así, los modelos griegos han de ser readaptados
en Roma para la construcción de templos. Los templos romanos, elevados sobre un
podium o pedestal, no serán perípteros, sino próstilos, y tendrán las columnas laterales
adosadas a la pared. La escalera de acceso (cerrada a los lados) sólo será frontal, con lo
que se ganará efecto escenográfico. Destacan los templos de la Fortuna Viril y de Venus
(en Roma) o la Maison Carrée (en Nimes). Además, en el Panteón de Agripa se ensayó
una cúpula de grandes proporciones y decorada con casetones, pero sólo visible desde el
interior. También se edificaron "tholos" o pequeños templos circulares con cubierta de
madera, que reflejan el gusto romano por las formas curvas (templo de Vesta, en Roma).
Por otra parte, los mausoleos son tumbas monumentales dedicadas a una gran
personalidad pública. El del emperador Adriano en Roma, por ejemplo, era circular y se
basaba en la tradición etrusco-itálica; estaba rematado con terrazas ajardinadas y estatuas.
e) Lugares de ocio: El teatro romano es exento y tiene una red de galerías y vomitorios
(cubiertos con bóveda anular) bajo las gradas (cavea). La orquesta es semicircular y más
reducida que la griega, y tras la escena se dispone un magnífico telón de fondo
arquitectónico de tres cuerpos adintelados, con columnas y nichos, en el que se combinan
rectas y curvas (teatro Marcello, de Aspendos o de Mérida). El anfiteatro es resultado de
la unión de dos teatros, y tiene una planta elíptica. Bajo la arena, donde se celebraban
juegos y luchas, había numerosos pasadizos y dependencias (Coliseo, en Roma). El circo
acogía en una gran explanada las carreras de carros y los ejercicios atléticos al modo del
estadio griego (Circo Máximo, en Roma).
f) Las construcciones conmemorativas no tenían función práctica, sino que recordaban
algún acontecimiento destacado (conquistas). El arco del triunfo, con uno o tres arcos y
dos o cuatro fachadas adornadas con relieves, manifiesta el sentido de grandeza
arquitectónica romano en una construcción que combina volúmenes exteriores e
interiores (arcos de Tito, Septimio Severo y Constantino, en Roma). Las columnas,
culminadas con una estatua, recogen relieves que narran en espiral un hecho histórico
(columnas de Trajano y de Marco Aurelio).
5. ARTES PLÁSTICAS
En las artes plásticas romanas (escultura y pintura) conviven dos tendencias que se van a
influir mutuamente a lo largo del tiempo: la vía popular y realista (típica del Mediterráneo), que
encaja tanto con el espíritu práctico romano como con su deseo de dominar la narración (histórica,
por ejemplo); y la vía aristocrática, que asume el gusto helenizante y la tendencia al idealismo
abstracto, así como los temas mitológicos.
a) El retrato es la aportación original romana a la escultura, ya que generalmente los
modelos griegos se copiarán al pie de la letra. El gusto por el retrato, en el que influyeron
tanto la tradición etrusca como la romana (mascarillas de antepasados), enlaza con el
sentido realista romano y se manifiesta (además de en la escultura) en la pintura sobre
tabla (cubierta luego con encáustica) y al fresco (pinturas pompeyanas -El panadero y su
esposa). Se trata de retratos fieles a los modelos en sus rasgos físicos y psicológicos, lo
que trasluce un deseo de trascendencia histórica (estatua Barberini); sólo la influencia
helenística trastocará estos patrones.
•
Evolución. Durante la época republicana se realizan retratos de trazos duros y
expresivos como los de Pompeyo, Cicerón o César. Desde finales de la República
e inicios del Imperio, los retratos se "helenizan" y los modelos se "divinizan": el
propio César, Octavio Augusto (Augusto togado del Vaticano, Augusto con
coraza de París...), Claudio (con símbolos divinos como la corona de laurel o el
águila de Júpiter)...; igualmente, reciben especial atención los retratos femeninos
(Livia, Dama de la permanente...). Aparece también en la época imperial el
modelo de retrato ecuestre con las estatuas de Marco Aurelio y Caracalla, y
tampoco se olvidan los guiños al gusto popular o al pasado histórico. El retrato de
finales del Imperio tenderá ya a la simplificación y el esquematismo,
acentuándose los rasgos más expresivos y solemnes (retratos de Constantino); a
partir de esta base evolucionar después el retrato en época bizantina.
b) Pero al romano también le gusta contar historias, y a este fin se ajusta mejor el relieve
que la escultura de bulto redondo. El relieve romano es realista y domina plenamente los
efectos pictóricos (es capaz de crear perspectiva y profundidad); se distribuye por altares,
arcos, columnas y sarcófagos. Así, el Ara Pacis es una pequeña construcción abierta para
ser empleada como altar en el exterior de un templo; sus paredes se decoran con escenas
en las que la familia imperial (reflejada con tanta majestuosidad como realismo) hace sus
ofrendas a la paz. En el arco de Tito los relieves conmemoran la victoria romana sobre
los judíos, mientras en la columna de Trajano relatan en una cinta helicoidal (lo que
denota un sentido cronológico de la narración) las luchas contra los dacios (recurriendo a
tipos reales y populares trabajados con técnica casi impresionista). Finalmente, en los
sarcófagos se incluían, junto al retrato de los difuntos (tradición etrusca), diversos
relieves con temas de ultratumba en escenas enmarcadas por columnas; este esquema
influir decisivamente en los primeros sarcófagos cristianos.
c) La pintura predomina desde los comienzos de la civilización romana en las paredes de las
casas y desde el siglo III d.C. también en las de templos y palacios. Se caracteriza por su
realismo y su capacidad de crear atmósferas, espacios y paisajes. Está realizada sobre
todo al fresco (con una capa posterior de cera para dar brillo). Se usa la llamada "técnica
compendiaria", de pincelada suelta, expresiva y exacta. Los motivos decorativos son
variados: imitaciones de placas de mármol o de relieves; simples ornamentos finos y
lineales sobre un fondo de color; imitación de arquitecturas (con lo que se logra una
sensación de espacios más amplios, llegándose a veces a un estilo verdaderamente
ilusionista); paisajes y figuras.
•
Ejemplos. Podemos encontrar ejemplos en la casa de Salustio, en la de Augusto y
Livia en el Palatino, en la Villa Farnesina romana o en la pompeyana Villa de los
Misterios. Pero además del fresco, en Roma se trabaja el mosaico, sobre todo para
los suelos. Combinando teselas o pequeñas piedras coloreadas hasta formar un
dibujo o una escena se lograba un gran efecto decorativo. El mosaico es más
resistente que el fresco, pero exige un tratamiento mucho más sintético de las
formas (cabezas sin detalles). Las pruebas del dominio romano de esta técnica
(tanto en opus tesellatum como en opus sectile) son infinitas; baste citar los
espléndidos ejemplares del Museo de Arte Romano de Mérida.
Opus tesellatum
ARTE PALEOCRISTIANO Y BIZANTINO
1. ARTE PALEOCRISTIANO
a) Orígenes y rasgos
El cristianismo se expande en los últimos siglos del Imperio romano, contribuyendo a su
transformación y decadencia. Por ello, las manifestaciones artísticas de los primeros cristianos
(paleocristianas) serán el puente que lleve del arte clásico grecorromano al arte cristiano medieval.
El arte paleocristiano utiliza las técnicas romanas, aunque el espíritu religioso reemplaza el realismo
exterior por la expresividad interior. Las figuras se hacen planas y sin fondo, porque lo más
importante pasa a ser la búsqueda de la verdad espiritual. Esto se debe tanto al origen oriental de la
nueva religión (tendencia a lo simbólico y expresivo) como a su difusión inicial entre las capas
sociales más bajas (que exigen un lenguaje visual claro, comprensible y con capacidad narrativa).
Este modelo artístico dominará en Europa hasta el renacer del naturalismo con el gótico, ya en el
siglo XIII.
b) Evolución
Inicialmente los cristianos se reunían en casas privadas y en las catacumbas, galerías
subterráneas de enterramiento que formaban una verdadera ciudad con calles laberínticas y nichos,
arcosolios o cubículos donde se colocaban altares y/o reliquias de mártires (catacumbas de San
Sebastián, San Calixto y Santa Priscila, en Roma). Primero se adoptaron -con otro significado- los
mitos romanos, pero poco a poco tomó rasgos propios la iconografía cristiana en las pinturas al
fresco (crismón, tema del "Buen Pastor", escenas del Antiguo Testamento).
Desde el siglo IV d.C., el cristianismo es oficialmente tolerado por Constantino tras la época de
las grandes persecuciones. Entonces, se va a adoptar el modelo de basílica romana para edificar los
primeros templos cristianos, luminosos (para simbolizar el triunfo de la Iglesia) y con capacidad
para gran número de fieles (Santa María la Mayor, Santa Sabina o San Juan de Letrán, en Roma).
También se construyen mausoleos o tumbas memoriales (Santa Constanza, en Roma) y baptisterios
de base circular o poligonal.
c) Relieves y mosaicos
Hasta este mismo siglo IV no habían aparecido estatuas cristianas de bulto redondo (siguiendo la
tradición hebrea), aunque sí relieves en los sarcófagos (el cuerpo se inhuma, no se incinera). La
estructura de estos sarcófagos es puramente romana, pero los relieves están en un plano único y se
basan en la línea y en los juegos de claroscuro. Los temas favoritos serán las escenas bíblicas o el
motivo iconográfico del "Buen Pastor" (Cristo-pastor que guía a sus fieles-ovejas).
Finalmente, los primeros cristianos también emplearán el mosaico como lenguaje expresivo,
reproduciendo escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento y haciendo cada vez más evidente la
influencia bizantina: en los mosaicos de Santa Constanza (siglo IV) aún domina el modelado
volumétrico y el naturalismo, pero en los de San Cosme y San Damián (siglo VI) predominan ya las
formas y colores planos y la fuerte expresividad.
2. ARTE BIZANTINO
a) Marco histórico
Desde el siglo III d.C., el Imperio romano está en crisis; el poder político se fragmenta y la zona
oriental, en torno a Constantinopla, se enriquece cada vez más. Al morir el emperador Teodosio
(finales siglo IV), el Imperio queda definitivamente dividido: el Imperio de Occidente acabará
invadido por los bárbaros (siglo V); el de Oriente pasará a denominarse Imperio bizantino (nombre
griego de Constantinopla) y sobrevivirá casi mil años más hasta la invasión de los turcos (siglo XV).
Políticamente, Bizancio se basa en el cesaropapismo, esto es, en el poder absoluto del emperador en
temas políticos y también religiosos.
Económicamente, la situación de Bizancio en el eje de las grandes rutas comerciales (EuropaAsia y Mediterráneo-Negro) mantendrá vivo el Imperio. Culturalmente, Bizancio funde el derecho y
la administración romanas, el idioma y la civilizaciones griegas y las costumbres cristianas. Sobre
estas bases, el Imperio bizantino abordará el reto de reconstruir el viejo Imperio romano en torno al
Mediterráneo, pero el progresivo fortalecimiento de los reinos occidentales y, sobre todo, la
expansión musulmana lo harán imposible.
b) Evolución histórico-artística
El arte bizantino atraviesa varias etapas, que se ajustan a los principales acontecimientos sociopolíticos del momento.
•
Primera fase (siglos V-VII). En esta etapa es especialmente relevante el reinado de Justiniano
(mediados del siglo VI), momento en el que se pudo rozar el ideal de reconstrucción del
Imperio romano. De esta época de esplendor datarán las principales manifestaciones de este
arte, sobre todo en el terreno de la arquitectura.
•
Fase iconoclasta (siglos VII-VIII). El avance musulmán y las pérdidas territoriales del
Imperio darán lugar a un periodo de crisis y "orientalización" de éste, que se asociará con el
movimiento iconoclasta, que prohibirá la exhibición y reproducción de imágenes religiosas
tanto para defender la pureza de la fe frente a la idolatría como para reducir el poder de los
conventos. Esto afectará tanto a la escultura como a la pintura.
•
Segunda fase (siglos IX-XI). El Imperio recibe un nuevo impulso y extiende su influencia
hacia el Danubio y el Adriático. El arte asiste también a este renacer, aunque al final se asiste
a una diferenciación de estilos entre las escuelas provinciales.
•
Tercera fase (siglos XI-XV). Poco a poco, y pese a la independización de la Iglesia de
Oriente (cristianismo ortodoxo), el Imperio bizantino va reduciéndose al marco de la vieja
Constantinopla. Llega la decadencia de esta civilización y de su arte: el poder político se
debilita, la vida se feudaliza, el territorio se fragmenta y los enemigos se multiplican (turcos,
cruzados, normandos y venecianos). En líneas generales, se puede apreciar que en los siglos
finales el lujo ornamental se apodera de todos los ámbitos artísticos en un intento agónico de
sostener un esplendor perdido.
c) Arquitectura
La aportación artística principal de Bizancio se da en el terreno de la arquitectura, que tiende a la
dilatación de espacios. Así, se solucionó el problema de los empujes de las cubiertas abovedadas
utilizando medias cúpulas, contrafuertes o gruesos muros; también se introdujo la cúpula sobre
pechinas. Piedra y ladrillo se combinan como materiales constructivos, cubiertos luego (sobre todo
en el interior) por diversos elementos decorativos (mosaicos, dorados).
•
En la primera fase, la antigua Constantinopla necesitaba edificios que se correspondieran con
su capitalidad política, económica y religiosa. Así, en ella se construyeron avenidas, foros, un
hipódromo, un palacio imperial y sobre todo iglesias.
o La Basílica de Santa Sofía de Constantinopla resume las herencias helenísticas,
romanas, paleocristianas y orientales, sintetizando todos los principios del arte
bizantino: espacios amplios y abovedados, juego de volúmenes y equilibrio de
empujes. A partir de una planta basilical de tres naves, la gran cúpula sobre pechinas
es contrarrestada con dos medias cúpulas, a su vez apoyadas en otras menores. Así,
muros y cúpulas pueden llenarse de vanos y aprovechar los efectos lumínicos,
combinados con ricos mosaicos dorados al interior. [Otros ejemplos: iglesias de San
Sergio y Baco, de base octogonal, y de los Santos Apóstoles].
o La expansión mediterránea del Imperio también dejó notables obras en Italia, en
concreto en Rávena. La Basílica de San Vital tiene base octogonal y una gran cúpula
central apoyada en pequeñas capillas semicirculares, alrededor de las cuales se
desarrolla un deambulatorio. Las columnas presentan capiteles de mármol trabajados
con trépano, sobre los que se disponen cimacios en forma de pirámide truncada e
invertida. Al exterior son apreciables poderosas pilastras adosadas, con grandes vanos
entre ellas. [Otros ejemplos: San Apolinar del Puerto y San Apolinar Nuevo, de
planta basilical].
•
En la segunda fase, y tras un predominio de formas macizas y cúbicas en los siglos VII-VIII,
éstas se funden con la tradición justinianea y dan lugar en el siglo IX al modelo de iglesia de
cúpula de crucero en torno a la que se ordenan otros recintos cupulados (todo ello combinado
con ricos mosaicos que "desmaterializan" la arquitectura). Ya en el siglo X aparece una cierta
tendencia a la verticalidad, con recintos altos elevados sobre una planta estrecha (sobre todo
en la zona rusa).
•
En la 3ª fase, la arquitectura estará dominada por una sensación de ligereza. Los pilares y
columnas cada vez son más estilizados (San Lucas, Fócida) y los muros cada vez más
coloristas. El modelo arquitectónico bizantino fue adoptado fielmente por los rusos (Santa
Sofía de Kiev), e influyó en las manifestaciones artísticas de venecianos (San Marcos de
Venecia) e incluso normandos (instalados en Sicilia). San Marcos de Venecia, ricamente
decorada y basada en una planta de cruz griega con cinco cúpulas y varios ábsides, estaba
inspirada en la perdida iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla y ofrece un punto
de contacto entre los rasgos bizantinos y los románicos occidentales.
d) Escultura
La escultura tiene escaso desarrollo ya desde el siglo IV, debido al avance del cristianismo frente
al paganismo antiguo; así, el cultivo del desnudo es abandonado.
•
En la primera fase, las primeras muestras escultóricas bizantinas son relieves en sarcófagos y
otros pequeños relieves tallados en ricos materiales como el marfil (Cátedra del obispo
Maximiliano, en Rávena) y de temática fundamentalmente religiosa y conmemorativa.
•
La época iconoclasta dejará restos muy escasos y sobre todo de carácter ornamental, pero
sobre todo dejará una notable huella en los artistas de la segunda y de la tercera fase que,
recelosos ante una nueva "moda" iconoclasta, tenderán a "deshumanizar" sus figuras,
ocultando los cuerpos bajo los ropajes y repitiendo una y otra vez temas y motivos: la Virgen
Theótocos (Virgen entronizada con el Niño en el regazo), la Virgen orante, el Salvador, la
Déesis (la Virgen y San Juan intercediendo por los hombres)... Hay que hacer nota que se
seguirán realizando obras de marfil de carácter religioso o cortesano.
d) Pintura
A diferencia de la escultura, la pintura sí adquiere un papel destacado en las artes figurativas
desde la primera fase.
•
En esta primera fase, la pintura evoluciona en íntimo contacto con el pensamiento religioso y
los rituales litúrgicos, así como con la línea política justinianea (estilo imperial).
Encontramos manifestaciones pictóricas bizantinas sobre tabla (iconos), en muros, en libros
y fundidas con la técnica del mosaico:
o Los iconos son cuadros religiosos sobre tabla que inicialmente representaban a los
santos mártires y luego a Cristo y la Virgen. Presentan rostros rígidos y frontales,
pretendiendo manifestar una profunda espiritualidad. Tal importancia adquirieron los
iconos que, como sabemos, acabaron desencadenando una reacción contraria, el
movimiento iconoclasta, de gran trascendencia en las artes plásticas bizantinas.
o También destaca la decoración de iglesias por medio de paneles murales, que siguen
un esquema teológico en la composición y el orden de las figuras: arriba, el
Pantocrátor (Cristo-juez) dominando el cielo y rodeado de ángeles; abajo, y cada vez
más próximos a la tierra, la Virgen y luego los santos.
o De época paleocristiana llega a Bizancio la costumbre de "iluminar" o ilustrar los
textos sagrados con imágenes cíclicas que a veces reflejan paso a paso los hechos
descritos en la narración. A veces, la riqueza decorativa era impresionante (Génesis
de Viena, coloreado en púrpura y escrito en plata).
o Finalmente, el arte bizantino de la primera fase, en su deseo de riqueza decorativa,
recubrió muros y bóvedas (no sólo suelos) con mosaicos llenos de colorido. Las
figuras se muestran hieráticas, rígidas, simétricas, inmateriales, trascendentes y
luminosas (mosaicos del presbiterio de San Vital de Rávena representando al
emperador Justiniano, a la emperatriz Teodora y a sus respectivos séquitos, llevando
ofrendas al templo).
•
La fase iconoclasta marcó profundamente esta evolución pictórica. En estos siglos, muchas
pinturas anteriores fueron blanqueadas o destruidas y las representaciones quedaron limitadas
a cruces, ornamentos y temas de culto al emperador, todo ello con marcada tendencia a los
motivos abstractos. Curiosamente, es en esta etapa cuando en mosaico bizantino será
adoptado (con motivos vegetales) por el Islam para decorar las mezquitas.
.
•
Superada la fase iconoclasta (y al igual que en escultura), sus secuelas se siguen apreciando
en la segunda fase en una clara inseguridad estilística y en la búsqueda de una nueva
concepción pictórica. La ilustración de libros (más rica o más sencilla, según los
destinatarios) alcanzará, sin embargo, notable desarrollo, tanto en obras de carácter religioso,
como científico o literario.
•
Por último, en la tercera fase, la pintura bizantina se difundirá (como los modelos
arquitectónicos) por diversas zonas de influencia: en Rusia, la importancia del icono se verá
potenciada por el desarrollo desde el siglo XII de las iconostasis (muros repletos de iconos
que separaban el presbiterio del lugar ocupado por los fieles). Venecia (San Marcos) y Sicilia
(iglesia monástica de Monreale) también emplearán el estilo de mosaicos de la última época
bizantina. Además, no se abandonará el cultivo de las miniaturas en libros (con temas cada
vez más variados), ni el de la orfebrería (como muestra la Pala de Oro, riquísimo retablo con
esmaltes de diferentes épocas y orígenes).
EL ARTE ISLÁMICO
A. ARTE ISLÁMICO
1. EL ISLAM: ORÍGENES Y EXPANSIÓN
El Islam es una religión surgida en Arabia en el siglo VII a raíz de las predicaciones de
Mahoma, que le costaron la huida de La Meca a Medina (Héjira, 622). Esta religión mezcla
elementos del cristianismo, del judaísmo, del zoroastrismo y de la cultura autóctona árabe, y se
opone a los cultos animistas y fetichistas originarios de la zona (Kaaba). Como regla fundamental,
todo musulmán (creyente) debe mostrar obediencia o sumisión (Islam) al único Dios (Alá), del que
Mahoma es profeta y cuya palabra se recoge en el Corán. Además, los musulmanes deben orar cinco
veces al día en dirección a La Meca, peregrinar allí al menos una vez en la vida, ayunar en el mes de
Ramadán, dar limosna y ser hospitalarios (luego se añadirá la Guerra Santa al infiel).
La religión islámica se expandirá desde Arabia por Asia Occidental (Siria, Palestina, Persia y
hasta el Indo), Norte de Africa (de Egipto a Marruecos) y hasta la Península Ibérica (Al-Ándalus).
Esa expansión política irá unida a una mezcla cultural muy intensa, bien visible en el arte, que
recogerá influencias tanto orientales como occidentales al tiempo que se adapta a las necesidades
religiosas.
2. EVOLUCIÓN HISTÓRICO-ARTÍSTICA DEL ISLAM *
*
a)
Califato perfecto (hasta mediados del s.VII): Los descendientes de Mahoma asientan la
nueva religión y se crean las primeras comunidades islámicas (ummas), que se reúnen
en explanadas cercadas con tapial y cubiertas con palma y barro (origen de las
mezquitas urbanas posteriores).
b)
Califato Omeya (mediados s.VII-mediados s.VIII): Se verifica la gran expansión
territorial del Islam que, al exigir más lugares de oración, adaptará para ello cobertizos,
iglesias o apadanas de los lugares ocupados. La capital se establece en Damasco (Siria).
El arte recibe influencia bizantina y destacan obras como las mezquitas de Damasco y
de la Roca (Jerusalem) y los palacios de Mischatta y Qusayr Amra (ricamente
decorados con escenas militares y de ocio).
En resumen, después de que los "califas perfectos", descendientes de Mahoma, asentasen la nueva religión
(s.VII), el Califato Omeya (ss.VII-VIII, capital Damasco) llevó a cabo la gran expansión territorial del Islam
(influencias artísticas bizantinas). Luego, derrocados los Omeyas, en el Califato Abbasí y con las dinastías
iraníes (ss.VIII-XI, capital Bagdad), el arte se "orientaliza" al recibir influencias mesopotámicas y persas. El
debilitamiento del poder central y la llegada hasta el Indo de las dinastías iraníes aporta después nuevos
elementos artísticos hindús y orientales. Finalmente, disgregado el Imperio islámico (desde el s.XI) las
dinastías turcas heredan su esplendor, pero orientado hacia el Mediterráneo (adopción de elementos artísticos
helenísticos y bizantinos).
c)
Califato Abbasí y dinastías iraníes (mediados s.VIII-mediados siglo XI): Tras la
"revolución abbasí", los Omeyas se refugian en Al-Ándalus y la capital se desplaza al
Este, a Bagdad. De hecho, todo el arte se "orientaliza", recibiendo influencias
mesopotámicas y persas. Destaca la asiática mezquita de Samarra (con minarete con
rampa helicoidal) y la norteafricana de Kairuán (con planta en forma de T y minarete
con cuadrados decrecientes). Desde el s.IX y X, el poder central tiende a debilitarse y
fragmentarse, al tiempo que con la llegada hasta el Indo de las dinastías iraníes se
incorporarán nuevos elementos culturales y artísticos hindús y orientales.
d)
Dinastías turcas (selyúcidas, desde s.XI): Es la etapa de disgregación del Imperio
Islámico, continuado y reemplazado a la vez por el esplendor turco (luego otomano),
localizado en la cuenca mediterránea, lo que aportará nuevos elementos artísticos
helenísticos y bizantinos. Se desarrollan los modelos de madraza o escuela coránica
(mezquita de Isfahan, con cúpula bulbosa decorada con mosaicos con escrituras) y de
tumba monumental (tumba de Tamerlán, en Samarcanda, en el s.XV; es un cuadrado
cubierto con cúpula bulbosa y decorada con esmaltes). La influencia bizantina es visible
en mezquitas como la de Solimán el Magnífico en Estambul (s,XVI) o la Azul (s.XVII),
acompañada al exterior de minaretes afilados como los añadidos a la vieja Basílica de
santa Sofía de Constantinopla (reconvertida en mezquita).
3. RASGOS GENERALES DEL ARTE ISLÁMICO
a)
Arquitectura
Si la pintura y la escultura no alcanzan un desarrollo notable en el arte islámico, sí lo hace la
arquitectura. Los edificios islámicos suelen ser bajos y se diseñan en armonía con el entorno natural.
Entre sus rasgos destacan:
Sus trazados, muy geométricos, se basan en un esquema sencillo (cubo con cúpula); al
núcleo inicial se yuxtaponen espacios hasta generar el edificio completo. Así, los interiores
se convierten en espacios individualizados y poco articulados, llenos de recodos, cambios
de escala y decoración (sensación de riqueza, sorpresa y misterio, gracias a efectos de color
y juegos de luces filtradas).
Los materiales son variados, pero no muy ricos (al revés): tapial, adobe, ladrillo,
mampuesto, yeso (la piedra escasea); la cal se usa como aglutinante, la madera en las
cubiertas y el azulejo para la decoración.
Como elementos sustentantes, se confía más en los muros y soportes sólidos que en la
distribución de pesos: se usan pilares de base circular, poligonal, en cruz o en H, y
columnas con basa decorada, fuste estriado o anillado y capitel romano o bizantino
(también de pencas cordobés o compuesto, de avispero o al trépano, con mocárabes y con
orejetas o grandes volutas).
Como elementos sustentados, aparecen arcos (de medio punto, peraltado, de herradura
normal o apuntado, mixtilíneo, polilobulado...) rodeados por un marco o alfiz, con dovelas
coloreadas o decoradas y sujetos con tirantes, estribos o dobles arquerías; las bóvedas y
cúpulas frecuentemente son falsas (sin sillares) y a veces caladas o con mocárabes, pero
muy variadas (cúpulas de crucería califal con nervios no se cruzan, bulbosas y gallonadas o
de gajos de naranja); los techos suelen ser ligeros, con artesonados o cubiertas en yeso o
madera decoradas con motivos geométricos (cuadrados o polígonos) y sujetos con tirantes
autónomos del resto de la cubierta.
-
Como elementos decorativos, abundan mocárabes, azulejos, voladizos y salientes,
modillones o ménsulas lobulados, merlones o almenas...; todo ello porque el yeso, la
cerámica vidriada o la madera permiten realizar trabajos vistosos, rápidos y baratos (=
fresco, mosaico o mármol), como se aprecia en las grandes fachadas o estandartes murales
(pistaq) de algunos edificios, con dos plantas y azulejos.
En lo que respecta a la tipología de edificios, destacan los palacios y las mezquizas (aparte
de la propia ciudad en sí):
La ciudad musulmana (medina) es un laberinto de calles, a veces sin salida (adarves), y de
casas que demuestran el gusto por la vida interior. La vida se organiza en torno al lugar de
oración (mezquita y madraza), al palacio y al mercado (zoco). Las murallas y la fortaleza
(alcazaba) con sus torres avanzadas (albarranas) protegen la ciudad y la separan de tierras y
campos del entorno (arrabales), en los que puede haber alguna residencia o palacio.
Los palacios (qasr) están formados por numerosos vestíbulos, estancias y salas de
recepción ordenadas en habitaciones rectangulares (bayt); suelen tener una pequeña
mezquita, jardines con fuentes y alojamientos para las tropas. A veces son casi castillos de
planta cuadrada y rodeados de torres, con huertas alrededor. Inicialmente, su esquema era
muy simple, con las estancias en torno a dos patios, pero después se multiplicaron los
sectores, creando un laberinto de habitaciones jerarquizadas que forman grupos en torno a
patios. Además, cuando se dispone de un más espacio, los patios son reemplazados por
jardines con paseos, terrazas y pabellones que unen arquitectura y naturaleza (agua y
vegetación).
o Hay dos modalidades de palacio: la ciudad-palacio (Samarra, Medina Azahara) con
viviendas, edificios administrativos y calles; y el palacio-villa (Quas al-Hayr, Jirbat
al-Maschar) o residencia de campo para potentados con salas, baños y jardines.
La mezquita es un recinto cubierto para el rezo, en la que tras el sermón (jutba), el imán
dirige la oración (salat) en árabe. Las primeras comunidades islámicas (ummas) se reunían
en explanadas cercadas con tapial y cubiertas con palma y barro; luego, al crecer el número
de fieles, se emplearon cobertizos, iglesias o apadanas de los lugares ocupados. La
mezquita, normalmente, tiene planta rectangular y dispone de una gran sala de oración
(haram) en naves perpendiculares al muro orientado hacia La Meca (qibla), decorado con
un nicho u hornacina abovedado (mihrab). La antecede un patio columnado (sahn) con una
fuente para abluciones (sabil) cubierta con un templete en el centro y con una torre
cuadrada, cilíndrica o en espiral en una de sus esquinas (alminar o minarete, desde el que el
muecín convoca a los fieles a la oración). Luego, en el interior, se añadió un recinto
cercado situado frente al mihrab y destinado a alojar y proteger al califa (maqsura) y un
púlpito de madera o yeso para el imán (mimbar). También se añadieron salas abovedadas y
cerradas en los laterales, construidas a modo de grandes hornacinas (iwanes). A veces
aparecen mezquitas que también albergan una escuela coránica (madraza) con bibliotecas,
celdas y dependencias diversas.
o Hay varios tipos de mezquita: la hipóstila, de naves u omeya es rectangular, con fácil
acceso y gran visibilidad (Damasco, Kairuán, Córdoba); la de planta central se
organiza en torno a un círculo o polígono (Cúpula de la Roca en Jerusalén); la de
iwanes presenta un patio y cuatro lados cerrados por exedras u hornacinas
abovedadas (Isfahán); la de cúpula o moderna es menor, pero más elevada y tiene
clara influencia bizantina (Solimán el Magnífico o Sultán Ahmed, en Estambul).
b)
Artes plásticas y decorativas
Como artes independientes, escultura y pintura tienen poco desarrollo en el arte islámico
debido a la iconofobia (prohibición religiosa de representar imágenes de seres animados). En
realidad, Mahoma había prohibido los ídolos, pero no las imágenes; por ello, hasta el s.IX, se pintan
y esculpen símbolos, motivos vegetales, joyas, edificios, paisajes y también escenas de caza,
militares, de música, desnudos... Sin embargo, en el s.IX aparece una corriente coránica radical que
considera representar figuras animadas como un intento de imitar a Alá y como un signo propio de
otras culturas. Comienza así un "desierto iconográfico" (ausencia total de figuración), sobre todo
hasta el s.XI, que impone -de modo irregular- una tendencia a la abstracción y al geometrismo
(aunque la aplicación de estas normas fue irregular, y alternaron épocas muy severas con otras más
permisivas).
La iconofobia obligó a utilizar el color (sin sombras) como medio expresivo (verdes, azules,
dorados bizantinos), al igual que la geometría (variada, abstracta, regular y entrelazada a partir de
bandas y polígonos repartidos por todas las superficies). A veces, el rechazo a la imagen provoca un
terror al vacío (horror vacui), por lo que manuscritos, objetos y arquitecturas forman laberintos
sobrecargados de decoración y sin espacios huecos entre medias.
Por todo lo anterior, la decoración (sobre todo de interiores y en yeso o madera) es la
auténtica reina de las artes plásticas islámicas: mocárabes (prismas yuxtapuestos y superpuestos en
vertical); arabescos (ornamentos lineales de formas geométricas a veces entrecruzados); lacería
(líneas cruzadas constantemente a partir de un polígono regular); paños de sebka (redes de rombos
mixtilíneos almohades); atauriques (temas vegetales cordobeses con plantas algo simétricas, pero
naturales). Gran valor decorativo tendrá también la cerámica de barro cocido vitrificado, el azulejo o
loza esmaltada, combinada formando ricos mosaicos alicatados (formados por aliceres o piezas de
azulejo de diferentes formas y tamaños). Incluso la escritura se emplea como motivo decorativo,
tanto en su versión recta (cúfica) como cursiva (nasjí).
B. EL ARTE HISPANO-MUSULMÁN
1. EVOLUCIÓN HISTÓRICO-ARTÍSTICA DE AL-ÁNDALUS
Desde su conquista a comienzos del s.VIII, la Península vivió los vaivenes del Imperio
Islámico, cuya influencia le llegaba a través del contacto con el Norte de Africa. Se distinguen
cuatro fases en su evolución:
a) Emirato cordobés (ss.VIII-IX): Como provincia del Imperio, Al-Ándalus está regida por un
emir o gobernador que primero depende de los califas de Damasco (hasta mediados del
VIII), pero que después se declara independiente de los de Bagdad. En esta etapa del emirato
independiente nace el arte islámico en España: los elementos hispano-romanos (aparejos a
soga y tizón) y visigodos (arco de herradura) son absorbidos y adaptados a las nuevas
necesidades (palacios y mezquitas, con cúpulas gallonadas y bóvedas de crucería califal). En
el solar de una iglesia, Abd Al-Rahmán I inició (s.VIII) la construcción de la mezquita de
Córdoba, en piedra y con un esquema de 11 naves perpendiculares a la qibla; para sostener la
cubierta se diseñó un sistema que superponía columnas, pilares rectangulares, arcos de
herradura y arcos de medio punto (con dovelas bicolores). Abd Al-Rahmán II ampliaría las
naves hacia el Sur, donde -excepcionalmente- estaría situada la qibla.
b) Califato cordobés (s.X): Es la época más espléndida de un Al-Ándalus ya completamente
autónomo. Abd Al-Rahmán III prosigue con las obras de la mezquita con la ampliación del
patio y construcción del minarete. Al-Hakam II amplía de nuevo las naves, construye la
maqsura y, sobre todo, embellece el mihrab con mosaicos y con un arco de herradura en la
entrada (plagado de motivos decorativos en el alfiz). Finalmente, Al-Mansur construye más
naves al Este (rompiendo la simetría). Así se llega hasta las 19 naves finales de un edificio
que en el exterior presenta un muro de sillería con contrafuertes y puertas con arcos de
herradura y polilobulados. Con esto había concluido (s.X) una obra de notable influencia en
el resto de Al-Ándalus, como se ve en la pequeña mezquita de Bib-Mardum, en Toledo
(luego iglesia del Cristo de la Luz), de ladrillo, planta de cruz griega y nueve tramos
cubiertos con diferentes bóvedas de crucería cordobesa. Además, en época califal se
construyen palacios espléndidos como el de Medina Azahara (por Abd Al-Rahmán III), en
las afueras de Córdoba, una ciudad-palacio en la que destaca su espléndido "Salón Rico".
c) Reinos Taifas e invasiones (ss.XI-XIII): La desaparición del Califato provocó una
fragmentación territorial de Al-Ándalus (Reinos Taifas) que facilitó el avance cristiano
(Reconquista). Cada rey local quiso hacer de su corte una "pequeña Córdoba" lujosa (baños)
y ricamente decorada (arcos recargados y variados de la Aljafería de Zaragoza). También se
construyen alcazabas (fortalezas con la vivienda del gobernador y un cuartel militar, como en
Málaga, Almería o Granada) ).
• Ante la debilidad de estos reinos, se produjo en el s.XI la invasión de los
almorávides, bereberes norteafricanos defensores de un islamismo más ortodoxo. En
arquitectura emplean ladrillo y mampostería, más pilares que columnas, arcos
polilobulados y mixtilíneos, bóvedas esquifadas y decoración geométrica (paños de
sebka), aunque acabarán entregándose al lujo andalusí, dejando ricos mocárabes,
arcos de cortina, y bóvedas de nervios finos. Muestras de arte almorávide
norteafricano son las mezquitas de Tremecén (Argelia), Fez y Marrakech
(Marruecos); en España sólo quedan ejemplos en el mihrab de la mezquita de
Almería y en las fortificaciones de Castillejo de Monteagudo, en Murcia.
• Tras la derrota almorávide y una nueva fragmentación, se produce una segunda
invasión norteafricana en el s.XII, la de los almohades, religiosamente más rigurosos
y austeros. Su arquitectura se basa en el uso de ladrillo y mampostería, arcos de
herradura apuntados, y en la decoración a base de paños de sebka (rombos),
mocárabes y colgantes en los arcos y cerámica vidriada. Las mezquitas resaltan la
nave central y la paralela a la qibla, dando lugar a una planta en forma de T. Destacan
las norteafricanas de Kutubiya (Marrakech) y Hassán (Rabat), y la andalusí de
Sevilla. De ésta sólo se conserva el patio y -muy remodelado- el minarete, la Giralda
(s.XII), decorada con paneles de paños de sebka. También nos han llegado torres
defensivas y de observación de origen almohade (albarranas), como la sevillana Torre
del Oro (s.XIII), de doce lados, con dos cuerpos (piedra y ladrillo) y rica decoración
de azulejos de brillo metálico.
d) Reino nazarí de Granada (ss.XIII-XV): Tras la derrota de los almohades a comienzos del
siglo XIII se inicia un nuevo periodo de Reinos de Taifas. El de Granada, gobernado por la
dinastía nazarí, es el más destacado y duradero (gracias al pago de parias). Los edificios
nazaríes son descuidados en el exterior, pero ricos en el interior. Los materiales pobres
(mampuesto y tapial) se recubren con alicatados y azulejos en zócalos y paredes, y hasta
columnas y arcos tienen más función ornamental que constructiva.
•
•
A partir de la antigua fortaleza existente en las colinas granadinas, los reyes nazaríes
(sobre todo Yusuf I y Mohammed V, en el s.XIV) decidieron construir un gran
palacio, la Alhambra, para el que incluso se desviaron las aguas del Darro. De hecho,
la Alhambra ("la roja", por su ladrillo), era toda una medina, mezcla de fortaleza
(alcazaba, torres, murallas), ciudad (mezquita, escuelas) y palacio (habitaciones y
salas de audiencia), de la que sólo se conserva la parte del palacio y los jardines. La
Alhambra no tiene fachada ni eje principal que organice las dependencias; los cuartos
se arraciman en torno a patios de diferente planta: cuadrangulares y porticados (Patio
de los Leones, en el harén) o rectangulares y con estanque (Patio de los Arrayanes).
Destacan en el interior el Salón del Trono o de los Embajadores (en la Torre de
Comares) y las Salas de los Abencerrajes y de las Dos Hermanas (con rica bóveda de
mocárabes). Frente a la Alhambra se construye el Generalife ("jardín del arquitecto"),
residencia de verano plagada de decoración de arabescos y rodeada de sedantes y
luminosos jardines, estanques y huertas. Con la Alhambra y el Generalife culmina la
perfecta integración de los elementos arquitectónicos y naturales (luces filtradas y
reflejadas que crean ambientes; reflejos y rumores del agua; salas abiertas a patios,
jardines o excelentes vistas).
Otros ejemplos de arte nazarí son las mezquitas del Albaicín o de Ronda (aunque este
estilo también influye en Marruecos -mezquita de los Kairuaníes, en Fez).
2. DIÁLOGO ENTRE DOS CULTURAS: EL ARTE MOZÁRABE
Al principio, los reinos cristianos del Norte de la Península Ibérica siguieron los esquemas
artísticos visigodos y carolingios, pero el avance de la Reconquista desde el s.X permitió un
contacto cada vez más intenso entre cristianos y musulmanes. Fruto de este contacto será el arte
mozárabe (aquí analizado) y el mudéjar (ver tema dedicado al arte gótico).
Los mozárabes o cristianos que residen o han residido en territorio musulmán difundirán
(sobre todo entre los ss.VIII y XII) una arquitectura con tipología cristiana y elementos materiales y
constructivos islámicos. Destacan iglesias pequeñas como San Miguel de la Escalada (con pórtico
exterior, amplias arquerías, artesonado interior y tejado a dos aguas) o la San Baudilio de Berlanga
(cubierta con una bóveda sostenida por arcos radiales nacidos de un pilar palmiforme). Importante
desarrollo alcanzarán también las miniaturas o ilustraciones de libros litúrgicos o beatos (Beato de
Liébana), en los que la iconografía cristiana se funde con colores, líneas y composiciones islámicas.
ARTE MEDIEVAL CRISTIANO (I): ROMÁNICO
A. INTRODUCCIÓN: EL ARTE PRERROMÁNICO
Recibe este nombre el arte posterior a la caída de Roma y anterior a la difusión del Románico
(ss.V-XI). Incluye, en primer lugar, las realizaciones de los pueblos germánicos o bárbaros
(extranjeros) que fueron adentrándose en el Imperio Romano de Occidente desde el s.IV (visigodos
en Hispania, francos en la Galia, ostrogodos y lombardos en Italia, anglos y sajones en Britania...). y
en cuyo arte se mezclan rasgos propios (utensilios, joyas, armas...) con otros de origen
grecorromano, cristiano y oriental (a través de Bizancio). En segundo lugar, se refiere al arte de los
reinos cristianos surgidos en Europa occidental a partir de esta semilla germánica, entre los que
destacan, por diferentes razones, el carolingio y el asturiano.
a) Arte visigodo
Los visigodos eran el pueblo germano más romanizado de Europa. Su arte dejó grandes
muestras (sobre todo en torno a Toledo y el Tajo), fundamentalmente desde la unificación territorial
de Leovigildo y religiosa de Recaredo (s.VI) y hasta la invasión árabe y el fin del reino visigodo
(s.VIII). En arquitectura destacan pequeñas iglesias, de aparejo bien tallado en piedra, con planta
basilical (San Juan de Baños, Palencia) o cruciforme (San Pedro de la Nave, Zamora); dentro,
capiteles corintios y bizantinos (decorados con temas animales, frutales y bíblicos) dan paso a arcos
de herradura y bóvedas de cañón, mientras en el muro hay pocos vanos (= oscuridad). La escultura o
la pintura visigodas no dejaron grandes restos, pero sí el trabajo del metal dio lugar a ricas obras de
orfebrería (tesoros reales de Guarrazar, Toledo, y de Torredonjimeno, Jaén).
b) Arte carolingio
De los reinos bárbaros, en el siglo VIII sólo pervive el reino franco, que aspirará a unificar
los territorios circundantes bajo Carlomagno (hasta el s.IX). El carolingio es un arte cortesano y
eclesiástico, que absorbe influencias de su entorno (bóvedas y arcos ciegos lombardos). En
arquitectura se emplea la planta basilical en los templos (con crucero destacado) y se remarca el
deambulatorio y el ábside Destacan la capilla del Palacio de Carlomagno, en Aquisgrán, y la iglesia
de Corvey).
c) Arte asturiano
Al Norte de la Península había tardado en llegar la romanización, pero la llegada de
cristianos (de hispano-romana y visigoda) buscando refugio ante la invasión musulmana iniciará la
cristianización de los astures. Desde el s.VIII, edificios religiosos y residenciales se erigirán con
rapidez (tras una fase inicial) bajo Ramiro I y Alfonso III (ss.IX-X). La arquitectura es su aportación
fundamental. Los edificios, de materiales pobres (sillarejo y mampostería), tienen planta basilical y
son de tamaño reducido, pero bastante elevados; se abandona el arco de herradura (sustituido por el
de medio punto y el peraltado) y se usa la bóveda de cañón (aunque no la cúpula), en tanto que los
capiteles son corintios, orientales y/o bizantinos. Destacan la iglesia de Santiañes de Pravia, San
Julián de Prados y la Cámara Santa de Oviedo y, sobre todo, Santa María del Naranco, San Miguel
de Lillo y Santa Cristina de Lena (de estilo ramirense).
B. ARTE ROMÁNICO
1. Contexto histórico general y español
El arte románico se enmarca en la época feudal en Europa Occidental. Es el arte de los
pueblos cristianos que ya hablan romance y que toman algunos elementos (bóveda y arco) del arte
romano, de ahí su nombre. Los monjes de Cluny lo difundieron por Europa desde Francia y su
mayor auge correspondió a los siglos XI y XII. Tres hechos históricos enmarcan el nacimiento de
este arte:
• El terror del año mil. Las invasiones de normandos, musulmanes y húngaros crean un
desasosiego que se une a la llegada del año 1000, intensificando la piedad popular.
• Las peregrinaciones. Crece la importancia de los monasterios (en el campo y controlados por
abades y obispos) y otros centros religiosos (reliquias), sobresaliendo la peregrinación a las
ciudades santas (Jerusalén, Roma, Santiago).
• El feudalismo. El castillo (emblema de la nobleza guerrera) es otro centro de poder; en esta
sociedad feudo-vasallática, estamental y de economía rural y autosuficiente, los caballeros
asumen los símbolos cristianos: la cruz, la Virgen entronizada...
En esta época (año 1000), la situación de España es compleja mientras el límite de la
Reconquista avanza desde el Duero hacia el Tajo. Al Sur, el califato cordobés se desintegra y AlAndalus padece una crisis cultural. Al Norte, los reinos cristianos se articulan en torno al Camino de
Santiago, por el que penetra el arte románico (iglesia de peregrinación sobre el supuesto sepulcro del
apóstol, más hospederías, templos y monasterios del Camino). Esta diversidad ibérica conlleva
ciertas peculiaridades artísticas en el románico español: 1) sólo se da en la zona cristiana, al Norte,
pero aún así mezcla algunos elementos árabes e hispano-cristianos; 2) aunque es un estilo
importado, también enlaza con la tradición visigótica y asturiana; y 3) la dirección de penetración de
este arte va de este a oeste (como el Camino).
2. Arquitectura románica
a) Características
Se manifiestan plenamente en iglesias y monasterios, en los que se impone el muro de sillería
como unión simbólica de la geometría y la piedra. La planta de las iglesias suele ser de cruz latina y
a veces las naves laterales están unidas en la cabecera por una nave curva (girola o deambulatorio)
que facilita el paso de los peregrinos durante la misa. Para ellos aparecen también espacios nuevos
en la parte superior de las naves laterales (tribunas o balcones y triforios o galerías); mientras, las
capillas (en ábsides) tienen planta semicircular. Como elementos constructivos destacan el arco de
medio punto y la bóveda de cañón (y a veces la de arista). El peso de la bóveda está soportado por
sólidos pilares interiores y gruesos contrafuertes o refuerzos exteriores al muro, además de los arcos
fajones o de refuerzo que la dividen en tramos. Así, el aspecto del edificio es pesado y macizo, con
poca luz interior por la escasez de vanos. La decoración escultórica y pictórica (en portadas y
capiteles) siempre depende de la arquitectura. En los monasterios, aparte de la iglesia, las celdas para
los monjes y otras salas diversas (biblioteca, sala capitular, establos...), destaca el claustro, gran
patio cuadrado y rodeado por un ancho pasillo porticado y columnado.
b) Peculiaridades europeas
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•
•
•
Francia. En los ss.XI-XII, la arquitectura francesa no tiene unidad de estilo, sino diversas
escuelas regionales. En Borgoña sobresale la iglesia de la Magdalena de Vézelay, con altas
bóvedas que permiten entrar más luz. En Normandía los edificios se cubren con techos de
madera y la fachada se enmarca entre dos torres (catedral de Caen). En las comarcas del
Loira y del Garona, la influencia bizantina se ve en las torres de remate cónico con escamas,
el exceso de esculturas en la fachada o las cúpulas con pechinas (iglesia de Nuestra Señora
de Poitiers y catedral de Angulema). Provenza, más influida por el estilo romano, aporta
edificios de gran simpleza, con una sola nave o la central destacada (San Trófimo de Arlés).
Italia. Aquí, la presencia de elementos clásicos antiguos aporta una nota original pese a las
diferencias regionales (influencia normanda y bizantina al Sur; al Norte, importancia del
color, las columnas y las hileras decorativas de pequeños arcos ciegos (arquillos lombardos).
Las obras más destacadas son las del conjunto de Pisa (baptisterio, catedral y campanile o
torre inclinada) y la iglesia florentina de San Miniato al Monte.
Alemania. Cuando los reyes germánicos logran el título imperial, la arquitectura reacciona
con un estilo monumental que desplaza la cubiertas planas locales y las sustituye por
bóvedas, mientras usa ábsides dobles. Destacan las catedrales de Spira y Worms y las
iglesias de Knechtsteden y Eberbach.
Inglaterra. Con el conquistador Guillermo de Normandía, llega a la Isla el estilo normando
francés, de naves largas, enormes cimborrios y a veces doble triforio. Destacan las catedrales
de Durham (bóveda de crucería), Winchester y Gloucester.
c) Escuelas españolas
•
•
•
Cataluña. El románico catalán está condicionado por la doble influencia francesa y
lombarda. La primera (pese a la desaparición la Marca Hispánica o confederación de
condados tutelados por Francia), se ve en San Juan de las Abadesas (con deambulatorio y
capillas radiales) y en otros ejemplos de línea más ornamental (San Cugat del Vallés, San
Pablo del Campo). La segunda (de origen italiano), se aprecia en los arquillos lombardos
apoyados en franjas verticales y en la introducción de una gran torre en las iglesias,
sobresaliendo la austeridad del monasterio de Ripoll (con inmensa torre y cinco naves) y las
dos iglesias de Tahull (San Clemente y Santa María). Caso diferente son las catedrales de
Tarragona y Lérida, ya de transición al gótico.
Aragón y Navarra. En Aragón destaca la importancia de la catedral de Jaca (que alterna
columnas y pilares), la iglesia y el castillo de Loarre y el monasterio de San Juan de la Peña.
En Navarra, además de los edificios civiles (palacio de los duques de Granada), destacan los
de tipo religioso, como la iglesia del monasterio de Eunate y San Miguel de Estella.
León y Castilla. En León, destaca la iglesia de San Isidoro, con gran pórtico, tres naves con
arcos algo peraltados (casi de herradura) y tres ábsides. Mayor perfección se observa en el
caso de San Martín de Frómista (Palencia), con sillares bien cortados. En la región del
Duero, cerca de Portugal, prevalece la influencia francesa, como en la catedral de Zamora y
en la vieja catedral de Salamanca (también con influencia franco-bizantina –torrecillas
cubiertas por escamas). En Segovia las iglesias de San Millán, San Esteban y San Martín se
caracterizan por sus torres solemnes. En Soria se pueden apreciar muestras del románico
puro (San Juan de Rabanera), del de influencia francesa (Santo Domingo) e incluso del que
recoge mezclas de elementos cristianos y árabes (San Juan de Duero). En arquitectura civil
resaltan el alcázar de Segovia, los castillos de Pedraza y Sepúlveda y las murallas de Ávila.
•
Santiago de Compostela. Al final del largo camino que, desde los Pirineos, atravesaba los
reinos de Navarra, Aragón, Castilla y León, estaba uno de los emblemas de la cristiandad
occidental, la catedral de Santiago. Cuando Alfonso VI impulsó la Reconquista, el obispo de
esta ciudad, Diego Peláez, hizo demoler varias iglesias para crear allí un gran santuario,
iniciado en 1075 y consagrado en 1105. La catedral santiaguesa tiene gran altura enormes
proporciones (casi 100 m de longitud, 5 de ancho en las naves laterales y 10 en la central).
Sigue la estructura de las iglesias de peregrinación: planta de cruz latina, gran girola con
capillas radiales, ábsides colaterales, tres naves, triforio capaz de acoger peregrinos...; sin
embargo, la dimensión del crucero, con seis tramos en cada brazo, es excepcional. Como
influencias, la catedral toma elementos prerrománicos (contrafuertes exteriores asturianos),
de otros románicos españoles (cabecera como en Jaca; nave central de cañón y laterales de
arista como en San Isidoro), del románico francés (girola, triforio y prolongación de las
naves en el crucero), e incluso del mundo musulmán (lóbulos decorativos en la capilla mayor
y en la fachada de las Platerías, tendencia a la herradura de muchos arcos).
3. Artes figurativas románicas
a) Rasgos generales
La escultura y la pintura en el románico están supeditadas a la arquitectura. Como
característica general cabe reseñar la rigidez, simetría y falta de volumen y movimiento en rostros,
músculos y figuras en general; la perspectiva se basa en el predominio del "primer término" y en la
jerarquización de las figuras. Este antinaturalismo (desconexión de lo real heredada de Bizancio)
dota a las obras de una extraña espiritualidad, casi hierática. Los temas iconográficos más repetidos
son: Dios como creador; Cristo crucificado o juez (Pantocrátor); la Virgen con el Niño (Teothocos);
santos y símbolos de los cuatro evangelistas (Tetramorfos); temas bíblicos, fabulosos e incluso
profanos...
• La escultura aparece en forma de relieves monumentales decorando las portadas de los
templos (tímpanos, hastiales y arquivoltas de las iglesias francesas) y los capiteles de las
columnas, donde las figuras se retuercen para adaptarse al marco (capiteles del monasterio de
Silos). Además, se aprecia una evolución estilística: en el primer románico (s.XI), los frisos
son copia de obras de marfil, metal y telas, con figuras enmarcadas en un rectángulo; luego
(s.XII), la figura ya tiene un lugar determinado y un marco arquitectónico; al final, pliegues y
volúmenes buscan crear efectos pictóricos. Finalmente, también se cultiva una corriente de
escultura exenta en la que destacan las serias vírgenes que sirven de trono a un Niño con el
que no mantienen contacto natural y los rígidos crucificados de ojos abiertos y pies
separados.
• La pintura decora los interiores de las naves y de los ábsides y en ella se hace notar la
influencia inicial bizantina (y, en el caso español, mozárabe -miniaturas). Se utiliza como
base la técnica de pintura al fresco sobre el muro, aunque también se realizan trabajos sobre
tabla y en miniaturas. Las figuras, con dibujo muy perfilado, son el único elemento de
referencia y creador de espacio (no hay profundidad), mientras los colores (planos, sin
claroscuro ni luz) adquieren valores simbólicos.
b) España
La escultura románica española es eminentemente religiosa (monumental o exenta), y posee
gran dramatismo y expresividad. Como obras exentas destacan el crucifijo de marfil de D.Fernando
y D° Sancha de León o los descendimientos en madera de Tahull y de San Juan de las Abadesas.
Como obras monumentales destacan los hastiales de San Isidoro de León, la fachada de las Platerías
de Santiago y el burgalés claustro de Silos. En Cataluña impresiona la portada de Ripoll y en
Navarra la de Sangüesa (de influencia francesa, con cierto alargamiento de las figuras). A partir del
s.XII tres obras hacen visible ya la transición al gótico:
• La Cámara Santa de la catedral de Oviedo, donde los fustes de las columnas presentan
figuras emparejadas que establecen un vínculo mediante la torsión del cuerpo y los gestos de
las manos.
• San Vicente de Avila, en la que, desde el parteluz, el Salvador preside a los apóstoles que,
adosados a los fustes de las jambas, conversan entre ellos.
• El Pórtico de la Gloria de Santiago donde, en los tres arcos que corresponden con las naves
del templo, sobre tímpanos y jambas, hay más de doscientas figuras (del maestro Mateo)
mucho más expresivas y sonrientes, con ricos pliegues y detalles.
•
•
En cuanto a pintura, se diferencian dos grandes escuelas, la catalana y la castellana:
La primera, la catalana, en la que se ve mejor la rica influencia bizantina (maestro de Pedret),
usa una técnica que se basa en frescos retocados con temple y una solución grasa (más brillo
y color). Se suele representar en el ábside al solemne Pantocrátor, rodeado de evangelistas o
de sus símbolos (Tetramorfos); otros temas son las escenas de la vida de Jesús o de la
Virgen, pasajes del Antiguo Testamento, símbolos de la corte celestial y a veces incluso
temas funerarios paganos. Hay bellos ejemplos de pintura catalana en las dos iglesias de
Tahull (San Clemente y Santa María): en la primera, Cristo-juez, envuelto en una mandorla,
expresa su poder con unos ojos penetrantes y terribles. La pintura sobre tabla para frontales
de altar (maestro de Aviá) no alcanzó la fuerza expresiva de los murales.
Por su parte, el origen de la pintura románica castellana está más ligado a la miniatura
mozárabe. El pintor castellano tiene gran capacidad narrativa, acompañando con toques de
paisaje. En San Baudilio de Berlanga, la temática empleada es peculiar (escenas de caza); en
la Vera Cruz de Maderuelo, el arte es más espontáneo. Pero será San Isidoro de León, con su
pórtico y los frescos de las bóvedas del Panteón Real, la representación máxima del vitalismo
castellano (Anuncio del Angel a los pastores), que desbordará el frío simbolismo de
influencia bizantina.
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