PERSPECTIVAS Y FUTURO EN LA EDUCACIÓN DE POSGRADO Rafael Portaencasa Baeza* Quiero en primer lugar expresar mi satisfacción que por estar con ustedes en la inauguración del Congreso Nacional de Posgrado, que supone un importantísimo evento en las actividades culturales y educativas mexicanas. IX Creo que, tanto ustedes como yo, estamos aquí reunidos porque consideramos de primordial importancia todo lo referente a las actividades de posgrado, bajo todos los diferentes aspectos con el que deben contemplarse, como es el caso de la Formación Profesional Continua, la Formación Ocupacional, la Formación Permanente o cualquier otro aspecto orientado a mejorar la competitividad de los profesionales y orientarles hacia el mundo del trabajo. Así es como lo contemplamos en la Asociación Universitaria Iberoamericana de Posgrado (AUIP) que presido, y que agrupa a más de cien importantes instituciones de Latinoamérica y España, preocupadas por estos temas. Así también lo entendemos en la Universidad Politécnica de Madrid, de la que soy rector, y en casi todas las universidades españolas y europeas. Así también se le da la debida importancia dentro de la Unión Europea y dentro de las principales universidades de todo el mundo, siendo tema de verdadera importancia para todos los gobiernos. Este evento es muy ambicioso por los cuatro grandes temas que se contemplan en él, como son: el de la Normatividad, la Gestión y Administración, el Financiamiento y la Evaluación de Posgrado, así como por las personalidades de gran relieve que pronunciarán conferencias y presentarán ponencias, a lo largo de estos días, y la gran experiencia y conocimiento de todos los asistentes. No nos cabe a ninguno dudas, de que una de las acciones fundamentales del posgrado está destinada a mejorar el funcionamiento de las empresas y a potenciar a la sociedad. Con este propósito se han desarrollado a lo largo de muchos años importantísimos esfuerzos, desde el ya clásico trabajo de Thomas Peters, "En busca de la excelencia”, hasta los más recientes estudios de Doming y de Peter Brooker, "Innovation and Entrepreneurship”, pasando por los de Akio Morila, "Made in Japan" y Michael E. Porter "La ventaja competitiva de las naciones”. Quedaron atrás los tiempos, nada desdeñables por lo demás, del taylorismo mecanicista, del fordismo que era su exaltación en la cadena de montaje, o de los sistemas de primas a la productividad, “a palo seco”. Ya hoy, cada vez se tiene más en cuenta el conjunto de los entornos educativos, sociológicos, e incluso no pocos aspectos de psicología y de inquietud antropológica. En una sociedad en que la población activa en los servicios es cada vez más amplia (del orden del 80% en USA y del 65% en España), la atención se polariza, más que en tiempo, movimiento y líneas de ensamblaje, en ver cómo se incorpora al proceso innovador a todos los que trabajan en la empresa, a fin de que haya conciencia de que con su ingenio, creatividad y entrega están laborando no solamente por y para ella, sino también para su propio porvenir y prosperidad. Este proceso innovador genera unas importantes necesidades de formación continua, imprescindibles para cumplir los fines anteriormente citados. Recojo así también, las ideas al respecto del profesor Ramón Tamames sobre la empresa que viene, que está y debe estar interesada en todos los procesos de Formación de Posgrado a cualquier nivel. Sin ningún género de dudas la formación de capital humano, con su consecuencia de investigación y desarrollo, es la forma de inversión más rentable a medio y largo plazo, siempre que exista una meta que permita transformar los esfuerzos en nuevos métodos de producción de bienes y de servicios que tengan una demanda latente previamente auscultada. La ignorancia es la principal raíz del atraso, y la educación, la forma esencial de impulsar la creación de capital humano, a través de los diferentes programas de las escuelas, institutos, universidades y centros especializados, sin olvidar también la importancia que tiene la propia empresa como escenario del aprendizaje continuo. La educación, en cuanto a aprendizaje continuo en la empresa, no debe tener otros límites que las mismas capacidades de inteligencia de cada persona. Una educación elitista en las alturas, y limitada en las "bajuras" a formar "buenos obreros y buenos administrativos", significa encadenarles a un puesto de trabajo de por vida, y supone que en la empresa se perderán grandes posibilidades de movilidad. Justo en un mundo altamente competitivo, la calidad es el objetivo principal. Se requiere una configuración de componentes pensando en el máximo de productividad, ahorro de energía, de utilización de las materias, y una calidad del producto final, que permita disminuir los servicios de posventa de cualquier producto y asegurar la durabilidad del mismo en buenas condiciones. El éxito de las empresas más destacadas se basa en el óptimo aprovechamiento de sus recursos materiales, financieros y, sobre todo, humanos, en donde se requieren los fundamentales esfuerzos de la educación de posgrado. El aprovechamiento de las propias capacidades en una línea ascendente, es el reto que cada día debemos fijarnos. No para convertirnos en superhombres o supermujeres, sino para apreciar mejor las posibilidades existentes y progresar culturalmente. La cultura, se dice, no da la felicidad, pero si que contribuye a hacernos libres, podemos elegir mejor, y también deleitarnos más en la vida, al distinguir sus matices y la complejidad impresionante de cualquier realidad. De ahí la importante labor que la AUIP está tratando de desarrollar a lo largo de estos años, en todas las instituciones asociadas a la misma, conscientes de la importancia de todos los programas de posgrado, y de mejorar la calidad de los mismos a través de diferentes programas de evaluación. En Europa, la Comunidad Económica Europea está dando una importancia primordial a todo lo referente a la formación de posgrado, sobre todo desde el punto de vista de la formación profesional, analizando los desafíos y el alcance de las políticas de formación profesional en los Estados miembros y en la propia Comunidad Europea. Sobre estos temas se han generado amplios debates y se han tomado diferentes posiciones, a veces contradictorias. La diversidad de las tomas de posición representa en sí misma un resultado interesante que, además de reflejar las posiciones nacionales, pone de manifiesto la riqueza de las expectativas y de los puntos de vista de los agentes frente a la formación profesional y frente al papel de la Comunidad Europea en este ámbito. Se ha considerado la petición de muchos países europeos de que se tengan en cuenta las dimensiones culturales, lo que debe asimismo enriquecer el enfoque. Por una parte, en cuanto a la cualificación y el contenido de los empleos, las llamadas dimensiones metodológicas, relacionales o sociales incitan a resituar los objetivos y los métodos de la formación profesional y sus vinculaciones con las posibles transformaciones de las formas de organizar el trabajo. Por otra parte, la perspectiva de un proceso educativo que se desarrolla a lo largo de toda la vida de los individuos, y no solamente en la fase de formación inicial, plantea la cuestión de un acceso al saber y de una relación con él que permitan adquirir las competencias profesionales necesarias para responsabilizarse en el trabajo, y también las competencias sociales que permitan una participación activa y una integración en la sociedad civil, en torno a la construcción de la ciudadanía. Por último, es sin duda preciso dar más importancia a la idea de que las cualificaciones y las competencias, es decir, el capital humano de cada individuo en sus relaciones con la sociedad y con la economía, se convierten en los medios indispensables de su integración social y de su desarrollo personal. Hay sin duda sitio para el desarrollo de un nuevo ámbito de reflexión y de acción sobre la educación permanente de los adultos, como una de las dimensiones necesarias del proceso de aprendizaje a lo largo de toda la vida. Creo que es pues un sentimiento universal el que nos inspira a dar una importancia primordial a todos los temas referentes a la educación de posgrado. Pero no nos basta una formación de cualquier naturaleza. Nuestra sociedad exige cada vez más que todos los programas educativos tengan procedimientos de medición de sus resultados y de evaluación de la calidad de los mismos. Decía Pitágoras, en el año cuatrocientos y pico antes de Cristo, que el hombre es la medida de todas las cosas. Uno de los problemas más difíciles con los que se encuentran quienes desean tener una idea de cómo evoluciona la ciencia, la tecnología o un programa de posgrado es el de medirla. Obtener indicadores de lo acertado o erróneo de los caminos tomados y de si sus progresiones son satisfactorias o no, es motivo constante de seminarios y estudios. La política de formación en un estado o en una empresa, así como la política científica o tecnológica, no es nada más que el resultado alcanzado después de haber realizado una serie de experiencias y estadísticas con datos tomados de ciertas áreas. De lo acertado o desacertado de las variables consideradas y de su incidencia real sobre el entorno considerado, depende el éxito o el fracaso de las decisiones que se adopten. Hay veces en las que algunos indicadores pueden señalar que el planteamiento adoptado no es el que aparentemente va a dar los resultados más favorables. De la evolución de los parámetros que se analizan puede inferirse una tendencia incorrecta; en consecuencia, habría que emprender camino diferente del que se había abordado. Si no se hace lo que el análisis parece indicar, esto es, abandonar y tomar una nueva orientación, puede ocurrir que al cabo de algún tiempo aparezca el resultado opuesto. El problema fundamental es que es difícil evaluar, ya que en ocasiones desconocemos que es esencial medir. Se sabe, y en esto hay acuerdo, que es preciso tener algún patrón con el que hacerlo. El hombre, además de ser la medida de todas las cosas, como decía Pitágoras, debe ser medido también por los resultados que obtiene, Uno de ellos es su capacidad de formar y de educar en las técnicas y los conocimientos que precisa a la sociedad. La calidad de la educación es sin duda la base de la calidad de un país y sólo se consigue mediante procesos de evaluación. La calidad de la formación de cualquier programa no es una cualidad que pueda separarse de otros aspectos de las instituciones educativas. Más bien constituye el reflejo y producto de la variedad de componentes y características que definen a cada institución específica. Los determinantes de la calidad incluyen la normativa, los conocimientos previos de los estudiantes, los programas de estudio y las técnicas y métodos de enseñanza, las bibliotecas y otros servicios, así como la relación de ese programa educativo con el sector productivo y las organizaciones e instituciones educativas. A fin de mejorar la calidad se requiere estrategia adaptable, pensada para fortalecer e integrar todos los componentes y características que la determinan. El proyecto de la estrategia requiere un diagnóstico y evaluación iniciales de cada uno de estos poderosos factores, componentes y características, con lo que es posible formula y entrelazar una serie de objetivos y acciones específicas que alcancen las metas de calidad deseadas. Quisiera ahora entrar en lo que puede suponer para todo esta temática la introducción de las nuevas tecnologías de la información. En los últimos años la demanda de educación continua, no sólo ha experimentado un notable crecimiento, sino que, progresivamente, la Universidad se ha ido comprometiendo más y más en su impartición. Este hecho está contribuyendo a que esta modalidad de enseñanza adquiera una seriedad y un nivel de los que carecía durante los años en que este tipo de formación estaba exclusivamente en manos de empresas comerciales. En el caso europeo, uno de los factores que han influido en ello ha sido la aparición de programas de investigación promovidos por la CE, que han potenciado la participación de universidades y empresas en consorcios internacionales. Esto ha hecho cada vez más patente la importancia de la actualización de profesionales para asegurar la competitividad propia de una sociedad moderna y la necesidad de mecanismos más flexibles, más cercanos al mundo del trabajo, y adaptados a los cambios tecnológicos, para dar respuesta a esta nueva demanda de formación continuada. El conjunto de los profesionales de empresas, sean de carácter científico o se trate de gestores, requiere, como valor medio, una puesta al día de sus conocimientos cada seis o siete años y en el momento más conveniente para su trabajo. Conseguir la actualización de este colectivo, inevitablemente dispersos, sin ayuda de las telecomunicaciones y de la informática no parece posible. Por otra parte, empieza a existir una cierta sensación generalizada entre expertos, profesores y gestores, de que no se está prestando suficiente atención a las posibilidades de dichas tecnologías para mejorar la enseñanza y ampliar la capacidad de los sistemas educativos. Como consecuencia de todo ello, se inician programas para investigar la aplicación de tecnologías en aspectos como: - El diseño y producción de materiales didácticos. - El almacenamiento electrónico de los materiales producidos y su distribución por las redes de comunicaciones. - La posibilidad de crear "aulas virtuales" entre sitios remotos, por medio de la telemática. En este tipo de programas, se fomenta la realización de experiencias piloto, que permitan la impartición de cursos con ayuda de tecnologías ya establecidas, como los ordenadores personales, las líneas telefónicas o los satélites. Estas experiencias si bien no necesitan de grandes desarrollos tecnológicos, resultan imprescindibles para evaluar las implicaciones y problemas, antes de pensar en aplicaciones a gran escala. No hay que olvidar, por otra parte, el valor demostrativo de este tipo de experiencias para facilitar la difusión de las tecnologías entre el sector educativo que, en general, está bastante ajeno a su desarrollo y, en no pocas ocasiones reacio a ellas. Dentro del escenario de educación continua caben dos modalidades especialmente diferenciadas y toda una gama de situaciones intermedias. Nos referimos a la educación independiente del tiempo y de la distancia y a la educación presencial a distancia. En la primera modalidad, las tecnologías permiten que los alumnos participantes organicen su actividad formativa al ritmo más conveniente para ellos, con independencia del lugar donde lleven a cabo el aprendizaje. Las tecnologías facilitan la distribución del material didáctico a todos los participantes y una interacción entre profesor y alumno, así como entre los propios estudiantes, desde el lugar y en el momento más conveniente para cada uno de ellos (interacción asíncrona). Otro caso diferente es el de la educación presencial a distancia. En este caso se requiere la reunión, en uno o varios sitios, de todos los participantes, en un tiempo establecido de antemano. Las tecnologías con predominio creciente de la imagen, permiten la interacción entre el profesor y los alumnos en tiempo real. Entre estos dos casos, que podríamos calificar de extremos, tiene cabida una serie de situaciones intermedias que utilizan ambos tipos de tecnologías, según la actividad concreta que quieran desarrollar, y según lo permita la citación de la infraestructura de comunicaciones y los precios de los servicios en cada país. Dentro de este campo de la Educación Continua podemos citar algunas aplicaciones, que nos parecen especialmente significativas, apoyadas por la telemática, los satélites y la videoconferencia, a través de la red telefónica digital. Aunque gran parte de ellas corresponden a lo que hemos denominado situaciones intermedias, mantenemos la clasificación anterior en función de la modalidad predominante. Para la educación independiente del tiempo y la distancia, las tecnologías fundamentales son la telemática y los satélites. En relación con la telemática, la institución pionera en su aplicación en Europa ha sido la Open University británica que en 1988 realizó la primera experiencia piloto con un reducido número de estudiantes en uno de sus cursos. Hoy en día, están inscritos más de dos mil alumnos de todo el Reino Unido. Aunque la Open University inició sus experiencias para cursos regulares, las experiencias realizadas han servido de punto de referencia para su aplicación a escenarios de educación continua a distancia. Los primeros análisis realizados indican que, uno de los factores que explican este espectacular crecimiento, es la eliminación del sentimiento de aislamiento tan habitual en el alumno que estudia a distancia. Gracias a la telemática, el estudiante siempre puede dejar un mensaje a su tutor y mantener un contacto permanente con sus compañeros de curso, creándose lo que se denomina un “aula virtual”. El sistema de conferencia electrónica permite combinar la interactividad profesor-alumno y alumno-alumno con total flexibilidad de adaptación a las condiciones personales de lugar y tiempo de cada uno de los participantes. Dentro de la UPM, el Centro de Estudios de Posgrado de Administración de Empresas (CEPADE) ha comenzado durante el presente año la impartición de dos de sus cursos a distancia, utilizando un sistema de Conferencia Electrónica para el intercambio de materiales y comunicación entre los alumnos y tutores. En Estados Unidos la Universidad de Phoenix ha organizado un programa de posgrado on line sobre Gestión y Administración de Empresas, que sin duda alguna es, según mi opinión, el de más éxito en Estados Unidos, en esta modalidad. Actualmente unos setecientos profesionales de empresas siguen el programa a través de su PC conectado a la línea telefónica mediante un módem. Por parte de la Comunidad Europea, la iniciativa más importante en este campo de la telemática, generalmente combinada con otras tecnologías, es el programa DELTA ( Telematics Systems for Flexible and Distance Learning), que trata de fomentar la aplicación social de resultados de otros programas, propiamente tecnológicos, como pueden ser ESPRIT y RACE. Un ejemplo del tipo de experiencias que se están llevando a cabo, dentro del DELTA, es el proyecto denominado Multimedia Teleschool. Su objetivo es impartir cursos de formación a distancia, tratando de cambiar drásticamente el escenario tradicional para este tipo de enseñanza: ahora el alumno, además de documentación, tiene el ordenador de su puesto de trabajo, conectado a un ordenador central en Europa y recibe materiales complementarios del curso directamente en su ordenador y, lo que es más importante, puede establecer comunicación con el profesor o sus "compañeros de clase" que se encuentran en otros países, por medio de mensajes electrónicos que envía por la red de ordenadores. Como experiencia de tipo intermedio, el proyecto integra en los cursos la transmisión periódica, vía satélite, de sesiones en las que el alumno ve al profesor, escucha a destacados expertos hablar sobre los temas tratados en el curso, y puede preguntarles en directo, a través del teléfono, fax, conferencia electrónica y videoteléfono, las dudas que le surjan. Dentro del campo de la Telemática, la red Internet está cobrando cada vez más importancia a nivel internacional. Las crecientes funcionalidades de la red, así como su amplia extensión y número de usuarios, están dando lugar a un gran número de aplicaciones, tanto para el intercambio de materiales multimedia (imágenes de alta calidad, audio y video) como para la comunicación en tiempo real entre grupos distantes geográficamente. En el campo de la tecnología de saté1ites, existen otras iniciativas internacionales, como es el caso del Programa EuroPACE que, en su fase actual, pretende convertirse en un canal educativo europeo para la formación académica y profesional. El canal tiene previsto comenzar en breve la distribución de cursos en video producidos por las entidades participantes, a los que tendrán acceso los alumnos y profesionales que se inscriban en ellos. Los cursos constan de las cintas, la documentación, la posibilidad de hacer preguntas a los profesores a través de un sistema de correo electrónico y algunas actividades en directo. La más reciente iniciativa internacional de este tipo ha sido promovida en el marco de las actividades que pueden apoyarse en el sistema de saté1ites Hispasat. A tal efecto se constituyó la Asociación de Televisión Educativa Iberoamericana que, hoy en día integra cerca de doscientas instituciones y entidades asociadas. Los objetivos de la Asociación son la producción, la difusión, el uso y la evaluación de materiales educativos para ser transmitidos a través del satélite. Una de sus franjas de programación esta dedicada a cursos de formación continua. Otro caso importante es el de la educación presencial a distancia. El origen del programa EuroPACE, que citábamos antes, hay que buscarlo en la National Technological University (NTU) de los EEUU. La NTU, cuyo objetivo es atender las necesidades de formación avanzada de ingenieros de empresa, científicos y gestores técnicos, ofrece un amplio catálogo de cursos impartidos por profesores y expertos de reconocido prestigio del mundo empresarial norteamericano. Agrupa a más de cincuenta universidades y actualmente distribuye vía saté1ite más de veinte mil horas de clase, en directo o grabadas a más de doscientas empresas e instituciones, a través de doce canales digitales. Los cursos de la NTU están fundamentalmente dirigidos a profesionales de las empresas que están autorizadas a seguir los cursos en directo, en el momento en que estos se emiten, y que pueden interactuar en el curso de las clases emitidas por medio del correo electrónico, fax y teléfono. Además la NTU ofrece la posibilidad del visionado de sus cursos en forma diferida, situación que corresponde a la modalidad de enseñanza independiente del tiempo y del lugar. Uno de los ejemplos más conocidos de clase presencial a distancia lo constituye el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. El Instituto, de forma regular y consolidada desde 1989, enlaza sus 26 campus mediante una red de telecomunicaciones que permite la transmisión de imagen, voz y datos, permitiendo la interacción simultánea entre profesores y estudiantes de sus campus. Las clases se imparten vía satélite y la interacción se realiza a través de un sistema de correo electrónico, tanto durante el desarrollo de las clases, como posteriormente para facilitar la labor de seguimiento y la tutoría entre el profesor y los estudiantes. Uno de los proyectos más recientes apoyados en la tecnología de los saté1ites y, posiblemente, el pionero en Europa en su modalidad, es el Proyecto ETSIT de teleenseñanza desarrollado por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid. El proyecto ETSIT interconecta las redes de área local de los centros de enseñanza que participan en la experiencia, mediante una red de VSAT y permite transmitir voz, imagen y datos en aplicaciones multimedia. El soporte de comunicaciones es la red VSAT, desarrollada por la Agencia Espacial Europea, como parte del Programa Olympus, adaptada a las exigencias multimedia de la enseñanza y el sistema de satélites Hispasat ofrece el segmento espacial necesario. El proyecto permite enlazar, en estos momentos iniciales, un aula presencial central con ocho aulas remotas con conexión a 2Mbps y a 64 Kbps para recibir la retroalimentación desde las aulas remotas. Esto permite una alta calidad de imagen del profesor, audio abierto entre todas las aulas, posibilidad de seguir las clases con textos, gráficos, video e imagen fija desde todas las aulas, envío de imagen por medio de scanner y uso compartido de la pantalla desde cualquier aula. La implantación de la Red Digital de Servicios Integrados, que permite la transmisión a través de la línea telefónica de sonido, imagen y datos, en todos los países, ofrece nuevas posibilidades en el campo de la enseñanza y de la formación. Su reciente lanzamiento comercial en España por parte de Telefónica, hace aproximadamente un año, ha permitido empezar en nuestro país las primeras aplicaciones de esta tecnología, siendo las experiencias iniciales las realizadas por la UPM y por la UNED. De hecho España ha participado, a través de la UPM, en las dos primeras experiencias piloto internacionales de videoconferencia interactiva sobre RDSI en educación desarrolladas por la Unión Europea, en el marco del DELTA. La primera de ellas fue un curso experimental sobre “Multimedia Communications and Networks”, coordinado por France Telecom dentro del proyecto ACT (Advanced Communications for Training), y puso de manifiesto la posibilidad de crear un aula virtual por medio de videoconferencia, entre los ponentes y alumnos situados en distintas ciudades europeas (Madrid, Paris, Londres, Berlín, Oslo y Estocolmo). La segunda experiencia consistió en la celebración de un Congreso sobre Telecomunicación para la Formación (Telecommunications Based Training) que se celebraba simultáneamente en seis ciudades europeas. El sistema de multivideoconferencia permitió que se pudieran plantear cuestiones y celebrar debates entre las sedes del Congreso, dando una idea de las posibilidades de esta tecnología para congresos científicos y técnicos. Es de destacar en esta línea de ejemplo el curso que acaba de inaugurarse la semana pasada en Madrid, organizada por la AUIP, en colaboración con la OEA y con la Televisión Educativa Hispanoamericana con un curso que se desarrolla en Madrid y transmitimos, a través del Satélite Hispasat a toda Latinoamérica, estableciéndose también comunicación telefónica para preguntas al Profesor en diversas sedes de Iberoamérica. Esta experiencia ha sido muy bien acogida por todas las Universidades participantes y esperamos ayude a mejorar estos sistemas. La sociedad norteamericana ha reaccionado con enorme prontitud a esta tecnología. Enfrentada con el cambio tecnológico y la competitividad intensa que caracteriza dicha sociedad, la industria norteamericana tiene una urgente necesidad de revitalizar continuamente a sus profesionales, especialmente los técnicos, con "inyecciones" de nuevo capital intelectual y la videoconferencia interactiva ofrece una forma eficiente y, económicamente viable, de atender estas necesidades desde fuera del campus. La amplia disponibilidad en USA de líneas digitales a un costo reducido y la alta calidad de imagen y sonido del servicio en los encuentros "cara a cara", con los profesores le da un nuevo valor y dimensión a la enseñanza impartida a distancia. Un conjunto de universidades americanas entre las cuales están Stanford y MIT, junto con algunas empresas, como AT&T han creado un consorcio para este tipo de enseñanza, llamado CIVDL (Collaboration for Interactiva Visual Distance Learning). Los ejemplos pueden multiplicarse, pero las ideas expuestas y la creciente demanda de formación por parte de las empresas permiten hacerse una idea acerca de la importancia de mejorar la calidad del proceso educativo en todos sus niveles y de las ventajas de una integración cada vez mayor de la informática y las telecomunicaciones. En todas las experiencias citadas, podemos observar cómo la tendencia es acercar la formación al puesto de trabajo o al domicilio del alumno, al mismo tiempo que se flexibiliza el proceso educativo con la posibilidad de elegir los contenidos según las necesidades individuales y la no dependencia del factor tiempo, tanto para matricularse en un curso, como para seguirlo. Estamos seguros, como señalábamos al principio, y algunos indicios así lo señalan, que la Educación Continua de técnicos y profesionales constituye el escenario educativo en el que se dan los resultados más significativos. El pragmatismo de las empresas, la movilidad de los técnicos, potenciada en el caso de Europa por la libre circulación de profesionales entre todos los países y la motivación de los profesionales por ascender en su carrera son razones que pueden facilitar la acción decidida en este campo. La formación continua y más específicamente la formación de posgrado constituye, hoy por hoy, el instrumento más válido (me atrevería a decir el único) para responder a las mutaciones que producen los avances tecnológicos. Los cambios que producen estos avances en los perfiles ocupacionales que demanda la sociedad, deben tener una rapidez de respuesta tan grande, que sólo es posible resolver mediante la aplicación de una formación flexible y especifica, características entre otras de la formación de posgrado. Vivimos en un mundo sin fronteras en el que los conocimientos se pueden impartir y difundir de manera globalizada. Debemos de aprovechar congresos como el que hoy nos convoca para intercambiar nuestras experiencias y dar a conocer todas las acciones que en la temática de posgrado se están desarrollado por las diversas instituciones involucradas en este proceso. Conozcamos los éxitos de los programas y de las instituciones que los imparten. Conozcamos los fracasos que hayan surgido en este camino. Nos debemos enriquecer con las experiencias de las otras instituciones evitando sus fracasos y emulando sus éxitos. Deseo finalmente a todos ustedes que este Congreso permita mejorar la perspectiva de la formación de posgrado en todos sus aspectos, porque ese es también el objetivo primordial de la Asociación Universitaria Iberoamericana de Posgrado. * Presidente de la AUIP. Rector de la Universidad Politécnica de Madrid.