Tutores e internet

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SECRETARÍA GENERAL
DE EDUCACIÓN
Y FORMACIÓN PROFESIONAL
MINISTERIO
DE EDUCACIÓN
Y CIENCIA
DIRECCIÓN GENERAL
DE EDUCACIÓN,
FORMACIÓN PROFESIONAL
E INNOVACIÓN EDUCATIVA
CENTRO NACIONAL
DE INFORMACIÓN Y
COMUNICACIÓN EDUCATIVA
Tutores e internet
Formación en red
C/ TORRELAGUNA, 58
28027 - MADRID
Índice de contenido
La formación en red: situación actual......................................................... 3
¿Qué es la educación en línea?..................................................................3
Evolución de la formación en red.............................................................4
Primera generación: la enseñanza por correspondencia................................ 4
Segunda generación: instrucción a distancia .............................................. 5
Tercera generación: formación a distancia cara a cara..................................8
Formación en red y de tipo tradicional........................................................8
Comunicación sincrónica y asincrónica. Aprendizaje colaborativo................. 10
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La formación en red: Situación actual
La difusión de las tecnologías de la información ha creado nuevas formas de comunicación a
través de una tupida estructura de redes interconectadas. Esto nos ha permitido ver cómo se
extiende en todo el mundo un formidable potencial de recursos humanos e informativos. Las
redes telemáticas han puesto en marcha un proceso de desarrollo irreversible, que trae
consigo profundos cambios y que implica a todos los sectores de la producción humana, entre
ellos el de la formación.
La formación a distancia ciertamente ha estado entre los primeros sectores en asumir el
potencial comunicativo e informativo de las redes, comprendiendo desde el principio las
ventajas que se podían extraer de su aplicación en el terreno de la didáctica. La formación a
distancia se ha caracterizado en su historia por el inmediato aprovechamiento del progresivo
desarrollo de las tecnologías de la comunicación (medios de transporte terrestre, marítimo y
aéreo, inicialmente, y radio, televisión y telecomunicaciones más tarde) que condicionaron
constantemente la igualmente progresiva evolución de los sistemas para la formación a
distancia.
¿Qué es la educación en línea?
Esta denominación indica que la mayor parte del proceso formativo tiene lugar mediante una
red telemática, a través de la cual se realiza la interacción de los participantes en una
verdadera y propia comunidad de aprendizaje. Es decir, además de promover la superación del
aislamiento de la persona singular, aprovecha sus relaciones con el grupo. No es correcto
pensar que las ventajas provenientes de la utilización del sistema telemático en la formación a
distancia estén representadas por la simple sustitución del teléfono, del fax o del servicio
postal por un nuevo sistema eficiente de distribución masiva. Los mayores beneficios se
derivan de la capacidad de realizar nuevas formas de interacción, más dinámicas y flexibles.
Estas últimas crean las condiciones favorables y necesarias para un aprendizaje colaborativo
donde todos los actores del proceso formativo (docentes, tutor y participantes), tienen la
posibilidad de poner en común argumentos previstos por el curso, en una lógica de compartir y
de re-evaluar las experiencias de cada participante, en favor de la adquisición de nuevos
conocimientos sobre el contenido particular del curso. Los estudiantes y los profesores que en
un curso a distancia tradicional operan aisladamente unos de otros, tienen que aprender a
cooperar (Riel, 1993) dentro de un grupo de proyecto y aprender las técnicas base de la
comunicación telemática. La telemática amplía las posibilidades de comunicación eliminando
las rémoras espaciales y temporales. Esto es posible gracias a la flexibilidad de las
modalidades de interacción que pueden realizarse en tiempo real o diferido (comunicación
sincrónica y asincrónica). Este hecho puramente tecnológico tiene un enorme impacto sobre
las mismas modalidades de comunicación. Si bien no existen estudios profundos al respecto,
es indudable que el tener que comunicar, por ejemplo por vía textual, en tiempos diferidos
dentro de un grupo de trabajo, implica un esfuerzo de síntesis y de clarificación mayor que en
una comunicación oral y presencial. En una situación tradicional de formación a distancia, el
aislamiento de los estudiantes se manifiesta también en la dificultad de acceso a las fuentes de
información y a los lugares designados para la producción del saber. La formación en red
puede desarrollar la conciencia de las posibilidades de acceso a las competencias (expertos,
profesionales...) y a la información disponible (bancos de datos). También, después de que el
curso ha terminado, el estudiante puede mantener abierto un canal de comunicación con el
tutor y los otros participantes, reforzando la voluntad de seguir aprendiendo que contribuye a
romper el sentido de abandono típico de los cursos de formación tradicional.
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Evolución de la formación en red
El antecesor de la formación en red es la enseñanza a distancia tradicional. Tal ha sido la
evolución hasta hoy de la formación telemática que el componente a distancia es tan solo uno
de los elementos que caracterizan la fortaleza de la enseñanza en red actual. No es sencillo
hacer un seguimiento evolutivo de la enseñanza a distancia, principalmente debido a que se ha
utilizado en entornos tan variopintos (públicos y privados, universitarios, técnicos y
secundarios, organizaciones empresariales, ministerios y departamentos variados) y a que los
estudios realizados sobre el tema son fragmentarios y poco sistematizados. En lo que sí están
todos los autores de acuerdo es en que podemos hablar de tres generaciones de enseñanza a
distancia:
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Primera generación: La enseñanza por correspondencia
Las primeras aplicaciones de una cierta entidad de las metodologías de formación a distancia
(FaD) se tuvieron a fines del siglo XIX, cuando las nuevas técnicas avanzadas de imprenta y el
fuerte desarrollo de las comunicaciones ferroviarias hicieron posible la producción y la
distribución extensa del material educativo a grupos de estudiantes distribuidos en vastas
áreas geográficas. Esta primera generación tuvo una gran expansión en la mayor parte de los
países industrializados de Occidente, sobre todo en Inglaterra, Suiza y los Estados Unidos, y
más tarde en Australia y Canadá. El sistema de comunicación entre el profesor y el estudiante
era muy simple: los medios utilizados se limitaban al texto manuscrito o impreso, distribuidos
por medio de los servicios postales que eran baratos y eficientes. La metodología consistía en
reproducir por escrito la enseñanza catedrática tradicional. Este sistema presentaba una
dinámica de enseñanza muy rígida y lenta, y se encontraba con la incapacidad de promover
actividades complementarias, una mayor interacción entre los estudiantes y la institución, así
como de guiar mejor el estudio individual. De esta primera generación nos quedan pocos
testimonios. Hay un consenso unánime entre los expertos acerca de que tales iniciativas
pioneras no seguían líneas de investigación precisas, debido a su carácter espontáneo y no
organizado. Las primeras escuelas primarias y secundarias por correspondencia financiadas
por el estado aparecieron en 1914 en Melbourne (Australia), en 1919 Vancouver (Canadá) y en
1922 en Nueva Zelanda. En este período y en los años sucesivos, hasta la segunda guerra
mundial, algunos gobiernos ofrecieron la oportunidad de seguir cursos de instrucción primaria
y secundaria por correspondencia para remediar la falta de recursos humanos, para hacer
frente a distintos problemas de naturaleza logística y organizativa y, en algunos países
europeos, también para remediar procesos de clausura de las escuelas. Más tarde la
enseñanza por correspondencia, sostenida por la tecnología de la imprenta, se transforma con
la utilización de la radio en los años 20. Durante la segunda guerra mundial, por ejemplo,
Francia, para contener la dispersión escolar de la población urbana y del campo, organizó un
servicio de escolaridad primaria y secundaria, convertido en el Centro Nacional de Enseñanza
por Correspondencia (hoy conocido como Centre National d' Einsegnement a Distance - CNED),
acompañado por transmisiones radiofónicas con funciones de apoyo.
Segunda generación: Instrucción a distancia
Tras la segunda guerra mundial, el sector sufrió profundas transformaciones sociales, políticas
y económicas. El mercado de trabajo, caracterizado por una constante evolución, acelerada
también por la reestructuración del capital a nivel mundial y por los avances tecnológicos,
favoreció el desarrollo de la instrucción a distancia para la formación y la puesta al día
profesional de los trabajadores en servicio; y se utilizó también en los procesos de
reconversión laboral: seguramente son dos sectores donde la FaD podía sustituir eficazmente a
la enseñanza tradicional. A partir de los años 50 y 60 del siglo XX, la FaD adquirió un sólido
estatus, de manera particular en la formación de los adultos. En los años 60 se afirman los así
llamados sistemas FaD multimedia o de segunda generación, caracterizados por un uso
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integrado de materiales de imprenta, trasmisiones televisivas, grabaciones sonoras y en
algunos casos de software didáctico (también llamado courseware) y de líneas programáticas
organizadas. Esta segunda generación se caracteriza por una rapidísima evolución que en el
transcurso de pocos decenios produjo notables cambios de métodos, de materiales, de medios,
y de la estructura, que no se pueden comparar con el sistema educativo tradicional que, por lo
contrario, está marcado por cambios lentos. Los elementos destacados de la instrucción a
distancia son:
Separación alumno-docente.
En la instrucción a distancia el aprendizaje se basa en el estudio independiente por parte del
alumno de materiales producidos específicamente con tal fin.
Utilización de medios técnicos y
enfoque tecnológico.
Uno de los impulsos más importantes en el desarrollo de los sistemas de educación a distancia
de segunda generación está dado por el desarrollo y por los progresos de las tecnologías de
comunicación, que redujeron obstáculos de carácter geográfico, económico o de otro tipo. Al
estudiante se le ofrece la posibilidad de interactuar con los propios docentes por medio de fax,
teléfono, correo, radio, televisión, video-texto, etc. Aunque el material impreso sigue siendo en
estos sistemas todavía el medio más difundido, solo el 9 % de las instituciones a distancia lo
utiliza como recurso exclusivo. El restante 91 % se sirve también de recursos multimedia.
Organización de apoyo.
En el estudio a distancia se alienta principalmente el aprendizaje individual, por lo cual el
estudiante se encuentra solo y no en grupo, y es precisamente por este motivo que la
organización institucional tiene la tarea de proporcionar a sus discentes ayuda, motivación,
facilidades y control del aprendizaje.
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Aprendizaje individual.
A diferencia de la generación precedente, se investigan métodos y estrategias de enseñanza;
se trata de un intento decidido de utilizar una aproximación más centrada en el alumno, más
adecuada a la diversificación de las necesidades educativas de los alumnos, tanto en términos
de contenido como de apoyo didáctico.
Comunicación bidireccional.
Se hacía posible finalmente la interacción entre docente y discente. Se pasa de la autoinstrucción a distancia que considera al alumno como un simple destinatario de mensajes
educativos, producidos y distribuidos o emitidos por la fuente o institución, sin ninguna
posibilidad de aclaración, a una forma de instrucción a distancia que considera que la
educación presupone como fundamental la comunicación plena, es decir, de doble vía, con una
apropiada retroalimentación entre docente y alumno. Sin embargo, la comunicación que se
instaura es de tipo bilateral (comunicación uno-a-uno), donde se establece una relación
exclusiva entre estudiante y docente. En este tipo de organización, el aspecto social resulta ser
seguramente el más sacrificado por cuanto el contacto entre los estudiantes está casi
totalmente ausente, o relegado a pocos encuentros presenciales.
Modalidad de comunicación de
masas.
Los medios de comunicación de masas se revelaron como canales privilegiados en la
instrucción a distancia en cuanto representaron un medio eficaz para sustituir la presencia del
docente y sobre todo para distribuir material didáctico. Tales características facilitan economías
de escala, dado que el mismo mensaje - cuya elaboración y producción implicó un determinado
costo - puede ser recibido por un amplio público.
Procedimientos industriales.
Se aplican procedimientos de ingenierización como la racionalización de los procesos, la
división del trabajo, la mecanización, la cadena de montaje, la producción masiva, la
planificación y la preparación, la estandarización, los cambios funcionales, la objetivización y el
monopolio. Estas son características que reflejan procesos industriales de economía de escala.
Ciertamente un sistema educativo sumamente industrializado en el cual los alumnos no
pueden realizar elecciones o tomar decisiones sobre la forma o sobre el contenido de la
enseñanza incluye un alto riesgo potencial de alienación.
Tanto en la primera como en la segunda generación FaD permanece constante el hecho de que
se basan principalmente en la producción y distribución de materiales didácticos hacia la
población que hay que formar y en general parece que están más preocupadas en cubrir las
distancias geográficas que las socio-cognitivas. La limitación más evidente de estos sistemas
consiste en que instauran una interacción débil entre los actores del proceso formativo, ya que
la comunicación entre el docente y el estudiante es todavía marginal y episódica, mientras que
entre los estudiantes es casi del todo inexistente. Esto, inevitablemente, tiene repercusiones
sobre el aprendizaje, que resulta pobre en su componente social y cognitiva, y es reducido a
un hecho exclusivamente individual.
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Tercera generación: Formación a distancia cara a cara
El salto cualitativo de los sistemas de tercera generación consiste en proponer un ambicioso
proyecto formativo a distancia que hasta ahora no tiene precedentes en su historia: el
aprendizaje como proceso social gracias a la mediación de las redes telemáticas. La
tercera fase comenzó alrededor de 1985, cuando los extraordinarios desarrollos tecnológicos,
sobre todo en el campo de las telecomunicaciones, hicieron posible reproducir la práctica de la
enseñanza "a distancia" y "cara a cara", diferenciándose tanto de la tradicional como de la
enseñanza a distancia. Keegan (en Foundations of Distance Education), que compara los
efectos de la revolución electrónica con la revolución industrial de 1850, identifica tres causas
del desarrollo tecnológico: "una decisión política, atribuible a los gobiernos Thatcher y Reagan,
de liberalizar la industria de las comunicaciones, […] el aumento de la velocidad de los chips, y
la introducción de las tecnologías de banda ancha". Subraya el papel importante de estos
sistemas de primera generación en los programas de formación dirigidos por agencias
gubernamentales e intergubernamentales.
Ya antes de los años noventa este autor había anticipado con gran visión que, entre 1995 y
2000, habría desarrollos decisivos en las aplicaciones telemáticas, especialmente en la
formación a distancia, que la habrían convertido con pleno derecho en una de las áreas de
enseñanza más interesantes y significativas. Hoy son muchos los que creen que estos
desarrollos fueron más allá de las expectativas pronosticadas por Keegan, ya que actualmente
se está experimentando la formación en red no sólo para adultos sino también en aquellas
áreas consideradas tradicionales, como la universidad y la escuela.
Formación en red y formación de tipo tradicional
En la formación a distancia se relacionan los usuarios y las recursos técnicos interactuando
entre sí: los productores de recursos, los tutores, los alumnos, los administradores y los
mismos recursos materiales. La telemática permite la interacción de todos ellos de manera
comprensible y ordenada, salvando obstáculos de espacio y tiempo.
El uso intensivo de la comunicación telemática o del computer conferencing reduce y en ciertos
casos anula esta distancia permitiendo, entre otras cosas, aumentar notablemente el grado de
flexibilidad de la intervención formativa. La flexibilidad en un curso a distancia de tipo
tradicional es sensiblemente inferior a causa del papel clave que juegan los materiales
didácticos, estudiados y estructurados para ser utilizados individualmente según precisas
pautas temporales.
El salto cualitativo de la formación en red está no sólo en la flexibilidad en la conducción de un
curso, sino también en la posibilidad de instaurar una eficaz comunicación a más niveles. La
interacción ofrece a los tutores la oportunidad de monitorizar, casi en tiempo real, tanto el
estado de progreso de todo el curso, como el proceso de adquisición de los conocimientos por
parte de cada participante. Esto permite una especie de evaluación sobre la marcha (procesal)
tanto del curso como de los participantes, permitiendo a los tutores modificar, reforzar y, en
definitiva, amoldar la intervención formativa a las exigencias de tipo didáctico-cognoscitivo de
cada participante.
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Otro elemento peculiar de la formación en red, es la posibilidad de crear aulas virtuales donde
un grupo de participantes puede encontrarse para profundizar argumentos específicos del
curso. En cada caso, la comunicación entre los estudiantes es importante para compartir las
experiencias y para encontrar la respuesta a dudas y preguntas también sin la intervención del
docente. Esto por otra parte puede permitir el trabajo de más grupos paralelamente o el
desarrollo de una discusión sobre módulos anteriores del curso (ya concluidos) sin interferir
sobre la programación de las actividades previstas por los tutores.
Harasim ilustró una interesante interpretación de la formación en red que la permite ser
considerada un “dominio nuevo y único”. Según esta autora, se pueden reconocer
características que la diferencian tanto de los enfoques de la formación a distancia tradicional
como de los cursos presenciales convencionales, manteniendo sin embargo con ellos
elementos en común. Veamos ahora cómo ilustra este concepto la autora.
"Los atributos clave que caracterizan este nuevo dominio son la asincronicidad (independencia
del tiempo), la independencia espacial y un canal de comunicación interactiva del tipo muchosa-muchos. Esta combinación de factores contribuye a hacer de la formación en red un nuevo y
único dominio, distinto tanto de la enseñanza cara-a-cara como de la formación a distancia de
tipo convencional. Como queda ilustrado en el diagrama, el enfoque presencial facilita la
interacción de muchos-a-muchos pero es independiente tanto del espacio como del tiempo y
requiere la presencia simultánea de todos los participantes. Por otra parte, la formación a
distancia de tipo tradicional, aunque supere las barreras espacio-temporales y sea
suficientemente flexible, tiende a privilegiar un modelo de interacción del tipo uno-a-muchos
(docente-estudiantes) o bien uno-a-uno (estudiante-docente). De hecho, los modelos teóricos
o prácticos que se inspiran en uno u otro dominio, si son tomados singularmente, no son
suficientes para cubrir las exigencias informativas y de comunicación interpersonal típicas de la
formación en red" (Harasim, 1989).
La característica que hace de la formación en red un dominio único y nuevo es sin duda, para
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Harasim, la comunicación asincrónica (o mediana), que no está presente ni en la FaD ni en la
formación presencial. La formación en red logra realizar una rica e intensa comunicación como
para ser comparada a la presencial; pero mantiene en sí las modalidades intrínsecas propias
de una formación a distancia. Los sistemas tecnológicos de comunicación bidireccional usados
por la FaD tradicional no son sino el teléfono, el fax y el correo, y estos no han logrado nunca
alcanzar resultados satisfactorios, en cuanto que no poseen las potencialidades para propiciar
una fuerte interactividad como sucede en la formación en red o en la presencial. Por
consiguiente, el radio de acción de estos soportes tecnológicos, en el ámbito de la organización
de un proyecto formativo, es limitado, dejando abiertos aún muchos problemas. La conclusión
de Harasim parece sostener que no sólo la educación on-line es una nueva disciplina de igual
dignidad e importancia que la formación presencial y la FaD, sino que recoge en sí los mejores
aspectos de éstas.
Comunicación sincrónica y asincrónica. Aprendizaje
colaborativo
La tecnología necesaria para la gestión de las actividades de formación en red está desde hace
tiempo disponible y se basa en la posibilidad de actuar a distancia de manera organizada. Los
sistemas utilizados son llamados computer conferencing y permiten crear verdaderos
ambientes de aprendizaje distribuidos que tienden a anular las barreras de espacio y de
tiempo.
La anulación de las limitaciones de espacio y tiempo es evidente: los participantes pueden
seguir el curso de formación desde la propia casa o desde el propio puesto de trabajo
reduciendo a lo esencial la interacción presencial con el tutor, los expertos y otros
participantes. La eliminación de las limitaciones de espacio y de tiempo está vinculada también
a la posibilidad de elegir los tiempos de comunicación. Esta puede llevarse a cabo, por
ejemplo, en diferido (de forma asíncrona), sin que los interlocutores estén, en un cierto día o
una cierta hora, simultáneamente conectados en red: esto es posible gracias a los servicios de
correo electrónico y a los foros electrónicos. Cada participante puede decidir autónomamente
cuándo estudiar el material didáctico, efectuar las conexiones para obtener, despachar, leer o
componer mensajes; el alumno puede elegir los períodos más adecuados para conciliar sus
propios compromisos personales y profesionales con el tiempo para dedicar a las actividades
previstas por el curso.
Pero puede también darse interacción en tiempo real. En general, la comunicación sincrónica
es utilizada para hacer posible el desarrollo a distancia de actividades que tradicionalmente
requieren presencia.
El gran interés actual por el aprendizaje colaborativo, que prevé la construcción activa de
nuevos conocimientos mediante la interacción de grupos de discusión inter pares, depende de
distintos factores. Por una parte, puede ser representado como una reacción a la visión
conductista, en la que el aprendizaje es visto como una actividad puramente individual.
Justamente, los efectos que prevé la interacción inter pares son adoptables tanto a los
contextos escolares como base de actividades grupales estructuradas, como a otros ámbitos
de educación de adultos y formación permanente.
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