DERRAME DE PETROLEO EN MAGDALENA

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Análisis de las estrategias frente al derrame de petróleo en Magdalena
Acerbi, Marcelo y Julieta Barrenechea
PIRNA-Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente, Facultad de Filosofía y Letras-UBA
ANALISIS DE LAS ESTRATEGIAS FRENTE AL
DERRAME DE PETROLEO EN MAGDALENA
(Provincia de Buenos Aires, Argentina):
Lic. Marcelo Acerbi y Lic. Julieta Barrenechea – UBA/ CONICET - Buenos Aires, Argentina
Referencia: Acerbi, M. y Barrenechea, J. (1999) “Análisis de las estrategias frente al derrame de
petróleo en Magdalena (Provincia de Buenos Aires, Argentina)” Trabajo presentado en el: Vº
Congreso Internacional sobre Desastres. Palacio de las Convenciones, La Habana, Cuba - 7 al 10 de
septiembre.
RESUMEN
Se analizan las estrategias de respuesta frente al derrame de hidrocarburo que afectó la franja
costera del partido de Magdalena (provincia de Buenos Aires, Argentina) en enero de 1999 como
consecuencia del choque de dos buques en el Río de la Plata. Se trata de una zona rica en humedales
con importancia ecológica y económica y en la que existe un uso recreativo junto a otras actividades
productivas. Parte del territorio afectado pertenece a la Reserva de Biosfera “Parque Costero del
Sur” (Programa MAB/UNESCO).
Como marco de análisis se utiliza la perspectiva de la teoría social del riesgo, considerando
principalmente la estrategia frente al derrame de la empresa Shell CAPSA, la Secretaría de Política
Ambiental de la provincia de Buenos Aires, Prefectura Naval y la Municipalidad de Magdalena.
Se tienen en cuenta aspectos como: los horizontes temporales (corto o largo plazo), su alcance
territorial (franja o línea de costa, local o regional), así como aspectos técnicos (limpieza o
remediación) y sociopolíticos (estrategia participativa o excluyente, coordinación interinstitucional).
Si bien el accidente puso de manifiesto vulnerabilidades, al mismo tiempo generó un caudal de
recursos (información científica, vínculos institucionales, etc.) que pueden ser aprovechados en un
futuro plan de gestión ambiental .
El trabajo ha sido realizado a partir de observaciones y seguimiento del proceso en campo y en base
a la recopilación de información secundaria.
INDICE
INTRODUCCION
I. MARCO CONCEPTUAL
II. EL ACCIDENTE
III. EL CONTEXTO AMBIENTAL
III.1. Características ecológicas
III.2. Características socioeconómicas.
III.3. Areas naturales protegidas: el Parque Costero del Sur
III. 4 La peligrosidad: la operación del Canal de Navegación
IV. LA ESTRATEGIA FRENTE AL DERRAME
IV.1. Descripción de la estrategia
IV.2. Análisis de la estrategia
VI. BIBLIOGRAFÍA
Análisis de las estrategias frente al derrame de petróleo en Magdalena
Acerbi, Marcelo y Julieta Barrenechea
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Acerbi, Marcelo y Julieta Barrenechea
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DERRAME DE PETROLEO EN MAGDALENA
(Provincia de Buenos Aires, Argentina):
ANALISIS DE LAS ESTRATEGIAS DE RESPUESTA
Por: Lic. Julieta Barrenechea*y Lic. Marcelo Acerbi** (Argentina)
INTRODUCCION
Este artículo trata sobre el proceso inicial de respuesta al accidente químico ocasionado por el
derrame de petróleo de un buque de la empresa Shell CAPSA que afectó la costa del partido de
Magdalena (provincia de Buenos Aires, Argentina) en el mes de enero de 1999. Surge como una
reflexión de sus autores a partir de su participación profesional en el mencionado proceso, resultado
de una solicitud de asistencia técnica elevada a investigadores del lnstituto de Geografía de la
Universidad de Buenos Aires (ProMAB, PIRNA) por la Secretaría de Producción y Planeamiento
de la Municipalidad de Magdalena. Esta participación constituyó un aporte para la toma de
decisiones por parte del Municipio
A la luz de la teoría social del riesgo, se describen y analizan algunas de las intervenciones y
acciones de los actores involucrados en el derrame. En el proceso pueden diferenciarse tres etapas:
la ocurrencia del derrame con la consecuente respuesta operativa, un momento de acercamiento
entre instituciones con la intención de tratar conjuntamente el problema, un último momento de
deterioro de las relaciones institucionales en las que se pasa a instancias judiciales.
En primer lugar, se presenta una caracterización general del accidente y una breve descripción de la
situación ambiental de la franja costera (aspectos ecológicos y socioeconómicos) antes de ser
impactada por el derrame. En este esquema, se lograron reunir algunos antecedentes generales
referidos a la peligrosidad asociada al Canal de Acceso al Puerto de Buenos Aires donde tuvo lugar
el derrame.
En un segundo momento, se describe el proceso inicial de respuesta al accidente en el que se basa el
análisis crítico posterior.
I. MARCO CONCEPTUAL
Nuestro análisis de la estrategia frente al derrame de hidrocarburo, asume como perspectiva que el
accidente ocurrido se inscribe en la categoría de accidente químico ampliado (Firpo, et al 1996), y
que los desastres no son hechos “anormales” que irrumpen en una sociedad ajustada y equilibrada,
sino que son el momento de actualización de procesos y condiciones ya dadas (Lavell, 1996). De
esta manera, cobra relevancia la noción de continuo del desastre que explica los accidentes en el
marco de los procesos que contextualizan y conforman las situaciones de riesgo.
La noción de “accidentes ampliados” recupera la centralidad del componente de vulnerabilidad de
los riesgos, poniendo de relevancia la posibilidad de ampliación en el espacio y en el tiempo de sus
consecuencias, a partir de las condiciones de las poblaciones y el medio ambiente expuesto. Esta
*
Lic. en Sociólogia de la Universidad de Buenos Aires. Doctoranda de la Facultad de Filosofía y Letras –
FFyL- UBA. Becaria de Perfeccionamiento CONICET. Miembro de Programa de Investigaciones en
Recursos Naturales y Ambiente – PIRNA – Instituto de Geografía, FFyL, UBA. Email: [email protected]
Web: http// www.filo.uba.ar/Institutos/Geografía/pirna/home.htm
**
Lic. en Geografía de la Universidad de Buenos Aires. Becario de Posgrado CONICET. Programa de
Inversión y Desarrollo en Reservas de Biosfera. Pro-MAB UNESCO. Email: [email protected]
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noción, toma en cuenta la forma en la que las estructuras sociales y políticas antecedentes,
contribuyen o no a la ampliación de las consecuencias de un desastre.
En este marco, reconocemos 4 componentes del riesgo que nos permiten visualizar tanto sus
componentes intrínsecos, la peligrosidad, como el escenario en el cual se inscriben los desastres, la
exposición, la vulnerabilidad y la incertidumbre. (Gonzales, et al 1998)
En relación a la peligrosidad, es que cobra sentido la caracterización del tráfico marítimo en el canal;
se trata de una actividad que funciona normalmente y que tiene un potencial peligroso tanto para el
medio natural como para la población e infraestructura expuesta. Las capacidades diferenciales que
tenga una determinada sociedad de hacerle frente a un desastre, la vulnerabilidad, tendrá
consecuencias directas en la gravedad y características de su impacto. En esta categoría se inscriben
tanto las condiciones socioeconómicas como las capacidades institucionales y culturales antecedentes.
En cuanto al medio natural, también es importante lograr una caracterización de su dinámica para
reconocer impactos visibles y no visibles y de largo y corto plazo.
Frente a todo desastre, tanto en relación a sus causas como a su impacto, existen aspectos desconocidos
o que no es posible evaluar en lo inmediato. Solamente reconociendo esta componente de
incertidumbre, se tendrá en claro que las decisiones que se toman no son, ni pueden ser meramente
técnicas, sino que incluyen indefectiblemente valoraciones sobre el fenómeno.
Tener en cuenta el proceso que lleva a configurar situaciones de riesgo, continuo del desastre, nos
permite una visión más compleja y que reconoce distintos momentos que deben ser tomados en cuenta
para su gestión. No se trata de asumir el accidente como una fatalidad frente a la que hay que
responder operativamente; al mismo tiempo, la atención no puede limitarse a lo inmediato ni al área
de impacto específicamente. En cambio, la gestión de riesgos debería tomar en cuenta y responder a
los distintos momentos de este continuo, es decir: prevención, preparación, respuesta, recuperación,
rehabilitación, reconstrucción.
Por otra parte, si consideramos que las condiciones antecedentes inciden en la magnitud y
consecuencias del impacto, la rehabilitación y reconstrucción no debe entenderse como una vuelta
a la situación previa al desastre, sino que se deben potenciar las medidas que respeten y se inscriban
en los criterios de desarrollo y sustentabilidad del área y de la comunidad involucrada. En este
sentido, debería tenerse en cuenta la “oportunidad” que brinda un accidente en tanto exponente de
una situación de desajuste sobre la mera “remediación”.
II. EL ACCIDENTE
El 15 de enero de 1999, el buque tanque Estrella Pampeana de la empresa Shell CAPSA,
proveniente del sur argentino, ingresaba por uno de los canales de acceso del Río de la Plata con
buenas condiciones meteorológicas en dirección a la ciudad de Buenos Aires. Al navegar a la altura
del kilómetro 93 del canal, el buque portacontenedores Sea Paraná que se acercaba navegando en
dirección contraria, se desvió en dirección al Estrella Pampeana como consecuencia de un
desperfecto técnico,. Luego de una serie de maniobras, no se pudo evitar la colisión entre ambas
embarcaciones, produciendo una abertura en el tanque del buque de Shell por la cual fluyó
hidrocarburo tipo “Hydra”. Parte del crudo que se transportaba, logró trasvasarse a los tanques de
emergencia. El volumen derramado se estimó en 4.600 m3 según información de Prefectura Naval
Argentina – PNA -1 .
1
Expediente de la Municipalidad de Magdalena (1999). Folio 176.
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Inmediatamente después del accidente, se alistaron los equipos de respuesta y contención de
derrames2 que normalmente se encuentran en el Puerto de Dock Sud, cercano a la Ciudad de
Buenos Aires.
En función de la localización del accidente (Rio de la Plata) que realizó Shell, se estableció que el
método más adecuado para la contención y recolección del hidrocarburo se basaría en el uso de
barreras flotantes y equipos succionadores, apoyados por barcazas de recolección. Se descartó la
utilización de dispersantes químicos, teniendo en cuenta que la escasa profundidad de las aguas
impediría su asimilación por los ecosistemas (Shell CAPSA, 1999).
Luego de 10 hs de navegación, el día 16 de enero, se inició la tarea de recolección. Parte del
volumen derramado se evaporó y una proporción fue recuperada. Esa misma noche, las tareas de
recolección se vieron afectadas por una situación meteorológica de mal tiempo (Sudestada). El gran
oleaje provocó que el petróleo remanente fuera arrastrado alcanzando la costa del Partido de
Magdalena. La mancha de petróleo impactó sobre 23 km de humedales y en dos áreas de
recreación: Playa Nueva y Balneario Magdalena.
Una vez depositado el petróleo sobre los humedales, y ante la imposibilidad de intervenir en el área
con equipos y maquinaria pesada, la empresa Shell decidió optar por otra estrategia para la
“recuperación ambiental”. Para ello convocó a científicos nacionales y a profesionales ingleses,
norteamericanos. Este equipo tuvo a su cargo la redacción y supervisión posterior del “Plan de
Tratamiento y Recuperación de la Línea Costera” (Moore et al.,1999a) que, en líneas generales,
pautó un trabajo con equipos pequeños de alta potencia e intervenciones manuales.
III. EL CONTEXTO AMBIENTAL
III.1. Características ecológicas
La zona afectada por el derrame de petróleo se caracteriza por la dominancia de humedales
costeros.
Canevari et al. (1998), indica que los humedales son extensiones de marismas, pantanos, turberas o
aguas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces,
salobres o saladas, incluyendo las extensiones de aguas marinas cuya profundidad en marea baja no
exceda de seis metros. La definición incluye a las aguas interiores y la franja costera a la que se
refiere este artículo.
La Clasificación de Humedales de la República Argentina (Canevari et al., op. cit.), señala que en
la zona existen hábitats únicos, entre los que se identifican los “Arroyos y Bañados de Magdalena”
que desaguan en el Río de la Plata. En los bañados se registran importantes poblaciones de aves
acuáticas como fenómeno biológico destacado. Los arroyos del partido de Magdalena son los que
presentan el menor nivel de alteración y aún mantienen una diversidad íctica considerable y
representativa de la zona.
En términos de valor biológico, poseen:
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Estos equipos son propiedad común de Shell CAPSA, YPF S.A, ESSO SAPA, en virtud de un Convenio de
Cooperación Interempresaria entre estas firmas y la Prefectura Naval Argentina.
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Poblaciones significativas que dependen de los humedales: en general no existen buenas
estimaciones para vertebrados, pero una de las zonas de mayor diversidad y abundancia
correspondería al partido de Magdalena.
Especies endémicas, raras o amenazadas a escala regional.
Especies de importancia económica como el carpincho (Hydrocaeris hydrocaeris) o la nutria
criolla (Myocastor coypus).
Especies carismáticas como la cigüeña común (Ciconia maguari), la espátula rosada (Ajaia
ajaja) y el flamenco (Phoenicopterus chilensis).
Por otra parte, estos humedales son fuente de recursos: vegetación, agua y fauna silvestre
(mamíferos).
III.2. Características socioeconómicas.
El Partido de Magdalena tiene una superficie total de 1.818,79 km2 y cuenta con un total de
habitantes de 13.570, de los cuales 7.888 se asientan en la ciudad cabecera. (Municipalidad de
Magdalena, 1998)
La actividad productiva se basa en el sector primario, especialmente en la ganadería con una fuerte
tradición tambera. (Daniele et al, 1989) indican que la estructura agropecuaria de este partido,
presenta formas de distribución de la tierra que se basan en la relación pequeña-gran explotación.
La primeras son básicamente agropecuarias y las últimas solamente ganaderas. Si bien estas
explotaciones cuentan con una buena aptitud ecológica, no tienen la escala de superficie
económicamente adecuada, lo que genera bajos rendimientos. (Acerbi, 1997) Articuladas a esta
actividad se asientan unas pocas industrias alimenticias.
Otra actividad de cierta importancia es la minera, la explotación de conchilla presenta un margen de
rentabilidad económica mayor que el de la agricultura y la ganadería. También se desarrolla
actividad forestal aunque según Daniele y Pahn (op. cit), no ha habido un aprovechamiento
productivo en forma sistemática y organizada de este recurso. En el caso de la pesca continental,
tiene más relevancia como actividad deportiva que económica, mientras que la zona del Parque
Costero Sur, coincide con algunas pesquerías en las que abunda la corvina rubia de importancia
comercial. (Acerbi, op.cit)
Sin embargo, las actividades mencionadas tienen relativa importancia económica para el partido. En
cambio, en relación al derrame y sus efectos en el ambiente, cobra especial importancia la relación
existente entre el espacio costero de Magdalena y el turismo, ya que dicho ambiente es tanto objeto
de consumo turístico como soporte físico de esta actividad.
En este sentido, en los últimos 20 años, el municipio ha encarado estrategias para la valorización
turística de su costa3 lo cual ha constituido y tiene expectativas de continuar siendo, un aspecto
importante de su desarrollo socioeconómico sobre el cual se apoyan otras actividades productivas
como la elaboración de productos tradicionales.
Históricamente, la oferta turística de Magdalena ha apuntado al miniturismo, ocasional y zonal y
está construida sobre la base del patrimonio cultural, la costa y los productos regionales. Así, en los
últimos años, se ha puesto énfasis en la articulación y promoción de sus tres circuitos turísticos: el
histórico, el ecológico y el de productos regionales.
3
Como antecedente, puede citarse el Plan de Desarrollo y Mejoramiento Ambiental de Magdalena (1977 –
1799) en el cual se insertó un Programa de Desarrollo Turístico.
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La articulación intencional de estos circuitos busca potenciar la atracción que cada una de estas
alternativas pueda generar por sí misma, poniendo énfasis en los aspectos que contrastan con la vida
urbana de las grandes metrópolis aledañas de donde proviene el mayor número de turistas efectivos,
y la mayor demanda potencial de espacios de recreación y deportes: área metropolitana de Buenos
Aires con 13.000.000 habitantes y La Plata con 541.905 habitantes. (INDEC, 1992)
En cuanto a los sectores socioeconómicos directamente vinculados al área costera y al turismo, se
encuentran los recolectores de juncos y los dueños o concesionarios de campings, restaurantes,
almacenes de ramos generales y clubes situados en las playas.
III.3. Areas naturales protegidas: el Parque Costero del Sur
Si bien el impacto visible del derrame se concentró sobre una porción del territorio que no es área
natural protegida, el extremo sur de la franja alcanzada por el hidrocarburo, corresponde al Parque
Costero del Sur. Este sitio ha sido reconocido en 1985 como Reserva Mundial de la Biosfera por el
Programa MAB (Man and Biosphere) de la UNESCO. Presenta una configuración espacial alargada
de 23.500 has, que acompaña la interfase entre el Río de la Plata y el Mar Argentino. Está integrada
por seis zonas intagibles de bosques xerófilos y pastizales, un área con amplios bajos costeros,
representativos de la biogeografía afectada por el derrame, y una zona de transición que se extiende
hacia el continente.
Se trata de una reserva expuesta a procesos costeros de todo tipo que la hacen vulnerable a
diferentes peligrosidades. Sin embargo, si bien hasta el momento se han desarrollado algunos de los
mecanismos necesarios para manejar una reserva de estas características, su ordenamiento espacial
inicial ha ignorado la interfase costera propiamente dicha al excluir al sector acuático de lo que se
considera parte de la reserva. (Acerbi, 1997) Esto ha limitado la conservación y manejo de los
recursos naturales en esta franja, incrementando su vulnerabilidad.
III. 4 La peligrosidad: la operación del Canal de Navegación
El Canal de Acceso al Puerto de Buenos Aires, donde ha ocurrido el accidente, cuenta con un
intenso tránsito de navegación comercial, que comprende tanto tráfico de comercio exterior como
de cabotaje. La flota de buques que lo navega abarca un enorme rango de tipo y envergadura.
Según datos de 1996, en este canal se movilizan alrededor de 60 millones de toneladas por año de
diversas mercaderías, que representan poco menos que el 80 % del transporte por agua total de
Argentina y coinciden con el acceso a la Hidrovía Paraguay-Paraná.
Los productos de mayor importancia que se transportan son: Productos agroindustriales, Petróleo y
derivados, Materias primas y productos siderúrgicos, Cargas generales.
En el caso del transporte de petróleo crudo y derivados se trata principalmente de un tráfico de
cabotaje. El volumen anual es de aproxidamente unos 20 millones de toneladas (lo que representa
1/3 del total transportado en el canal). La flota de buques para el transporte de cabotaje comprende
buques tanque de tamaño mediano a pequeño. En cambio, en el caso del tráfico de ultramar se
emplean generalmente embarcaciones de gran porte.
Los accidentes en este canal por lo general tienen incidencia ambiental, variando la gravedad de sus
consecuencias. Las varaduras, colisiones y hundimientos, incrementan significativamente los
riesgos de contaminación cuando se trata de buques cisterna que transportan petróleo, derivados,
productos químicos o cualquier otra sustancia peligrosa.
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El grado de seguridad de la navegación se encuentra íntimamente relacionado a la eficiencia del
sistema de ayudas a la navegación, como la señalización. En caso de producirse un accidente de
navegación, existe un Plan de Contingencia que es implementado por la Prefectura Naval
Argentina a través de sus dependencias especializadas en la seguridad de la navegación.
A continuación se inserta una estadística de la PNA de accidentes acaecidos en los canales del Río
de la Plata:
Canales del Río de la Plata
Número de Accidentes de Navegación
Año
1991
1992
1993
1994
Hasta Octubre de 1995
Fuente: Prefectura Naval Argentina, 1995.
IV.
Varaduras
25
80
68
76
70
Otro Tipo de
Accidentes
32
58
48
LA ESTRATEGIA FRENTE AL DERRAME
IV.1. Descripción de la estrategia
La respuesta al accidente comenzó con el desplazamiento del equipo de emergencia de Shell y con
el seguimiento de la Prefectura Naval (en su calidad de organismo de aplicación de la Ley 22.190)
tanto en agua como en la zona terrestre impactada. Estos procedimientos se centraron en la
contención de la emergencia y la recuperación del hidrocarburo derramado. Producto de las
dificultades en la contención y agravado por condiciones meteorológicas desfavorables, la mancha
de petróleo alcanzó la costa del Partido de Magdalena. El accionar de la PNA (Destacamento Punta
Atalaya, Provincia de Buenos Aires), se apoyó en su Servicio de Salvamento, Incendio y
Contaminación y proporcionó embarcaciones, pontones, lanchas a motor, buques tanque,
remolcadores y barreras de contención
Desde el inicio, la PNA realizó sobrevuelos diarios sobre el área y acompañó las tareas de limpieza
y recuperación de hidrocarburo encaradas por Shell. Para esto, mantuvo una presencia diaria y
envió informes periódicos de tales actividades tanto a la Secretaria de Politica Ambiental provincial
-SPA- (con quien tiene un Convenio de Cooperación4) como al Municipio de Magdalena. Dichos
informes tuvieron el cariz de “estado de situación” dando cuenta de las actividades desarrolladas,
cantidad de personal afectado, cantidad de hidrocarburo recuperado por día, evolución de la
mancha, tamaño, posición y estimación de afectación sobre la costa. De acuerdo a estos
relevamientos se calculó que hasta el 7 de febrero inclusive, se lograron recolectar 1.979 m3 del
petróleo derramado.
Durante este periodo, la PNA puso a disposición su equipamiento para realizar reconocimientos
terrestres y aéreos por parte de políticos, funcionarios judiciales, técnicos, etc. de distintos niveles
así como para muestreos en sitios puntuales realizados por la SPA y la Fiscalía de Cámaras del
Departamento Judicial de la Provincia de Buenos Aires.
4
Acta Complementaria al Convenio de Cooperación entre la Secretaria de Politica Ambiental y la Prefectura
Naval Argentina. Provincia de Buenos Aires, Poder Ejecutivo, 4 de junio de 1998.
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Desde que la mancha de petróleo alcanzó la costa, el Municipio de Magdalena (MM) se
constituyó en afectado directo. Sus acciones inmediatas fueron: solicitar a la empresa Shell CAPSA
urgencia y apoyo en la contigencia, y documentar la situación confeccionando un expediente y
recopilando todo tipo de material periodístico, fotográfico, etc. Posteriormente, se manifestó la
necesidad de evaluar los daños. Dentro de la Municipalidad, fue la Secretaría de Producción y
Planeamiento la que asumió un rol protagónico, estableciendo desde el inicio una estrategia de
vínculos institucionales en busca de apoyo técnico, económico y político de parte de la Gobernación
de la Provincia de Buenos Aires, el Instituto de Geografía de la Universidad de Buenos Aires, la
Oficina Regional de Ciencia y Tecnología de la UNESCO, organizaciones no gubernamentales (Ala
Plástica, y Fundación Vida Silvestre), la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires y la
Armada Argentina entre otros.
Otro de los organismos intervinientes fue la ya mencionada Secretaria de Politica Ambiental
(SPA), en su calidad de organismo con competencias en la provincia de Buenos Aires, de acuerdo a
la Ley 11.723. Su rol fue coordinar la vigilancia sobre el derrame a través de su Dirección de
Operaciones, la asistencia de la Dirección General de Defensa Civil y la Secretaría de Seguridad
provinciales. Inicialmente, intervino efectuando reconocimientos de la zona afectada, exigiendo
información y la definición de las metodologías de respuesta que estaba implementando la empresa
Shell.
Producto del pedido explícito de la PNA, doce dias después del derrame se presentó el documento
Plan de Tratamiento (PT) (Moore et al., 1999a) elaborado por expertos extranjeros y nacionales
para Shell CAPSA. El objetivo general de este documento, fue plantear las prioridades, las
estrategias y los métodos de tratamiento “... a emplear en la línea costera5 de la región de
Magdalena afectada por el derrame de petróleo...” (Ibíd.)
En este Plan se consideró que si bien el petróleo alcanzó la región costera de Magdalena, las altas
concentraciones se restringían a unos pocos kilómetros. Se planteó como necesario ejecutar
operaciones por secciones teniendo en cuenta los diferentes tipos de costa identificados.
La apreciación de los expertos fue que las primeras acciones habían logrado eliminar una parte
importante del petróleo, principalmente en aguas abiertas. Asimismo, consideraron que el
remanente se degradaría de manera natural en un período de entre seis meses y un año. Mientras
que la degradación natural del petróleo que afectó arroyos y canales se extendería por dos a tres
años.
A partir del trabajo in situ, el grupo de expertos concluyó que “...hasta el momento, no se evidencia
un daño ecológico serio que resulte permanente o irreversible6. Existe mayor posibilidad de
provocar más daño al ecosistema aplicando, bienintencionadamente, intensas y diversificadas
acciones de limpieza y recuperación, que el ocasionado por el petróleo.” (Moore et al., 1999a)
Si bien en un primer momento hubo una respuesta espontánea de todos estos actores, identificamos
un segundo momento en el que se intentó coordinar una respuesta conjunta y establecer un espacio
de intercambio y seguimiento del accidente. Ello se cristalizó en la supervisión de la
implementación del PT a través de la conformación de un Comité de Crisis integrado por la MM,
la SPA, la PNA y Shell CAPSA. En este ámbito solamente se priorizó asegurar el cumplimiento
del PT, establecer criterios de finalización de tareas de limpieza y elaborar un programa de
monitoreo ambiental, si bien este último punto no llegó a concretarse en esta etapa.
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6
El subrayado es nuestro.
El subrayado es nuestro
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Interesa destacar que las organizaciones de la sociedad civil no fueron incorporadas oficialmente a
este comité. Sin embargo, desde la ocurrencia del derrame se autoinvolucraron activamente
realizando salidas de campo, relevamientos fotográficos y produciendo informes sobre la situación.
En los mismos se incluyeron críticas a los procedimientos de limpieza implementados por Shell
CAPSA proponiendo otras alternativas. Este sector también generó situaciones de acercamiento a
otros actores comunitarios intentando involucrarlos.
Una vez que el derrame afectó la costa del partido de Magdalena, se vieron directamente
damnificados un conjunto de actores socioeconómicos (recolectores de juncos, pescadores, dueños
de campings y provedurías), y la economía del municipio por no poder contar con los ingresos
provenientes de la explotación de los balnearios. En esta instancia, la MM convocó a estos actores
con la finalidad de analizar sus situaciones particulares y encarar soluciones paliativas a corto plazo.
En el caso de los junqueros, el municipio permitió que se realicen extracciones en zonas antes
prohibidas para evitar el parate de la actividad que compromete a familias recolectoras,
intermediarios acopiadores y artesanos de la cestería.
Si bien el PT fue implementado y contó con la aprobación parcial de la MM, ésta, en base al
asesoramiento técnico, se negó a aprobarlo como única respuesta, fudamentando que la
responsabilidad de Shell CAPSA y del resto de las instituciones no podía acotarse a esta etapa ni
a estas acciones particulares. (Daniele et al, 1999b)
Como consecuencia de esta posición, la MM dejó de participar en el Comité de Crisis y direccionó
sus reclamos a instancias judiciales. Con este fin, ha encarado una Evaluación Económica de Daños
sustentada en que la marcada valorización social de los componentes ambientales y la
interdependencia de los distintos circuitos turísticos, hacen que la afectación del derrame en la costa
produzca un impacto no sólo ecológico, sino también socioeconómico de gran envergadura.
IV.2. Análisis de la estrategia
a) En cuanto a la respuesta operativa y el plan de tratamiento implementado, encontramos que:
En el inicio, el derrame fue abordado con una respuesta operativa emprendida conjuntamente por
Shell CAPSA y la PNA que se centró exclusivamente en la contención de la emergencia. En una
etapa posterior, estos mismos actores implementaron tareas de limpieza de la costa, orientadas por
el Plan de Respuesta y Tratamiento de la Línea de Costa (PT) elaborado para Shell.
En la implementación del PT, los esfuerzos se centraron en la línea de costa del Partido de
Magdalena, y específicamente en aquellos sectores visiblemente más afectados, priorizándose las
zonas de uso recreativo (playas) y humedales (juncales).
En base a las características ecológicas de la zona, y teniendo en cuenta posibles impactos
ambientales, consideramos que esta intervención contó con un alcance territorial limitado.
Mientras que en este tipo de accidentes es central conocer el alcance espacial de las zonas afectadas,
en este caso, tal espacialización (la única disponible durante la etapa que considera este artículo) se
limitó a la selección y mapeo de las zonas de “mayor impacto”. Este criterio impidió conocer la
continuidad de los sectores no afectados por fracciones visibles de petróleo y que deberían haber
sido considerados. Por otro lado; el concepto de “línea de costa”, circunscribe el problema,
excluyendo otras áreas de aptitud hídrica adyacentes (sistemas de arroyos, bañados y canales)
contenidas en la franja costera, y que guardan un importante significado ecológico en la región.
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Si bien el PT alude al tratamiento de la línea costera, se ha podido constatar que solamente estuvo
acotado a la limpieza asistida de playas y humedales a través de la eliminación del petróleo
sobrenadante en el agua y la limpieza de la vegetación.
Esta acción pudo ser adecuada en el corto plazo, aunque insuficiente por su carácter de estrategia
aislada. Al mismo tiempo plantea una serie de interrogantes en relación a las recuperación del
ambiente, al desconocer cual ha sido su respuesta. Además, el “tratamiento” debería hacer
referencia a un conjunto más amplio de acciones que incluyen la recuperación y la remediación y
que poseen un alcance temporal diferente.
En definitiva, tanto el concepto de linea de costa, como el criterio de limpieza empleado, excluyen,
al menos implícitamente, los impactos indirectos del derrame que rebasan el límite estricto de
esta línea.
Por otra parte, la necesidad de responder en forma inmediata a la emergencia, contribuye a que se
tomen decisiones sin disponer de la totalidad de la información idealmente necesaria. La utilización
de referencias respecto de otros contextos ambientales en los que ha habido accidentes de este tipo,
no siempre resultan apropiadas para el caso específico.
A su vez, si tenemos en cuenta el poco tiempo transcurrido desde la ocurrencia del derrame, y que
no se implementaron acciones de monitoreo ni diagnósticos que permitieran generar
información; queda planteado un escenario lleno de interrogantes en términos de impacto,
evolución de los sistemas ambientales y efectividad de las acciones implementadas. Esta
situación pone en cuestión algunas afirmaciones que se han hecho en el PT y que tienden a negar
impactos de magnitud o irremediables.
b) En cuanto a los alcances de la estrategia:
En el conjunto de la documentación consultada, se hace referencia al accidente como
“desastre ecológico”, es en estos términos en que se encara tanto la respuesta, como la estrategia de
búsqueda de apoyos institucionales. Desde nuestro punto de vista, esto dió lugar a un sesgo que ha
tenido dos efectos inmediatos: que el plan presentado y ejecutado por la empresa Shell, se concentre
en la etapa de respuesta y en algunos lineamientos de recuperación sin abarcar el fenómeno
ocurrido en todas las dimensiones que lo componen; que la estrategia se focalice en los efectos del
desastre en el medio natural sin tomar en cuenta el conjunto de efectos que ha sufrido la
comunidad de Magdalena como un todo, es decir, perjuicios socioeconómicos, sociopolíticos,
psicológicos, culturales,etc.
El mismo sesgo, pudo haber llevado a que no se encarara por parte de los actores públicos ni
privados, el involucramiento de la comunidad tanto en la comprensión del fenómeno ocurrido,
como en el acceso a la información sobre las medidas y decisiones técnicas que se fueron tomando
y que tendrán consecuencias directas en el futuro uso y percepción del espacio. En un primer
momento, el acercamiento del municipio a los actores socioeconómicos damnificados se limitó a
buscar soluciones inmediatas al cese de actividades. Posteriormente, en miras a una demanda
judicial, se convocó a estos mismos actores para implementar una evaluación económica de los
daños.
En cuando a los aspectos comunicativos, se emitieron por parte del municipio gacetillas de prensa
diarias con informes de situación. En el Plan presentado por la empresa, sólo se mencionó que se
pondrían carteles explicativos en las zonas vedadas al acceso del público por encontrarse en proceso
de recuperación. En ninguno de los dos casos puede hablarse de una estrategia comunicativa, sino
solamente de actos informativos.
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Acerbi, Marcelo y Julieta Barrenechea
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La existencia de distintos intereses en juego respecto de la costa, así como la influencia que esta
zona tiene en el resto de los circuitos turísticos y productivos, hacen que la no incorporación de
otros actores sociales resulte una clara falencia o limitación del proceso de toma de decisiones.
Merece destacarse el rol que ha jugado la Reserva de la Biosfera Parque Costero del Sur como
patrimonio natural afectado por el derrame. Este espacio ha recibido escasa atención en el PT. Si
bien su imagen fue reforzada desde la Municipalidad de Magdalena y algunos medios de
comunicación locales, no tuvo el efecto esperado en cuanto a la “internacionalización” del
accidente.
En este resultado pudieron haber confluido ciertas cuestiones preexistentes. Como hemos
mencionado, la reserva ha sido valorizada formalmente, pero no cuenta con medidas de protección
específicas y un ordenamiento territorial reglamentado. En este sentido, creemos que el problema
hubiera tomado otras dimensiones de haber existido, por ejemplo, una zonificación que avance
sobre la porción acuática de la franja costera . A su vez, esta reserva no cuenta con las bellezas
escénicas o especies carismáticas que suelen presentarse en otras áreas protegidas y tal vez esta sea
la razón por la que no logró captar una mayor atención e intervención de ONGs ambientalistas.
c) En cuanto a las capacidades institucionales:
Este tipo de capacidades se mide por la existencia de recursos humanos, financieros y
equipamiento, así como por la implementación de políticas, estructuras organizativas y normativas
específicas.
En el nivel local, la MM se encontró frente al desafío de responder al accidente sin contar con ese
tipo de estructura ni planes de emergencia costera que la involucren en un nivel regional. Estas
carencias tienen su origen y se traducen en una falta de articulación tanto en el nivel local como
regional para gestionar cuestiones ambientales y desarrollar planes preventivos frente al tipo de
peligrosidades a las que está expuesta el área.
Esta situación responde en parte a limitaciones económicas. Sin embargo, un factor influyente, fue
la falta de percepción generalizada por parte de los partidos costeros respecto de la peligrosidad
que supone por sus características y magnitudes, el tráfico en el canal.
En este contexto, si bien focaliza en la fase de respuesta, resultó una fortaleza la preexistencia del
Convenio de Cooperación entre la PNA y el Comité Interempresario, así como la existencia de
equipamientos y personal preparado para su utilización. De todas maneras, con el accidente, se pone
de manifiesto la necesidad de disponer de un Plan de Emergencias Costeras que distribuya
funciones concatenadas entre los distintos actores institucionales con competencia y que tome en
cuenta la totalidad de las fases que conforman el continuo del desastre.
En cuanto al Comité de Crisis, fue un espacio que no se potenció en su carácter de
interinstitucional. Sólo centró su atención en el cumplimiento del plan de tratamiento durante su
implementación. Por otra parte, durante el período en que se mantuvieron reuniones ordinarias, la
empresa Shell insistió en conseguir la aprobación del PT por parte de los otros miembros, como
forma de legitimar la metodología de trabajo propuesta alli y de definir los alcances de su
responsabilidad frente al derrame. Sin embargo, únicamente el MM y como consecuencia del
asesoramiento recibido, planteó la necesidad de enmarcar estas acciones en un Plan de Gestión
Ambiental y nunca aceptó definitivamente el PT.
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