Zambullirse en la vida de investigación es fascinante porque

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Andrea
Encalada
Ecuador
Entrevista realizada por
Oswaldo Báez Tobar*
Zambullirse en la vida de investigación es fascinante
porque el aprendizaje es continuo y sostenido; no hay
nada más bonito que tener una profesión que siempre
permite aprender algo nuevo
Andrea C. Encalada se tituló de licenciada en Biología en la Pontificia
Universidad Católica del Ecuador en 1997, y obtuvo el doctorado en
el Departamento de Entomología de la Universidad de Cornell (EUA)
en 2005.
Especialista en Ecología de ecosistemas de agua dulce, se desempeña
como profesora y directora del Laboratorio de Ecología Acuática de
la Universidad de San Francisco de Quito. Es investigadora adjunta
de IMAR-CMA, Departamento de Ciencias de la Vida, de la Universidad de Coimbra, Portugal.
Sus áreas de interés son la Ecología de ecosistemas de agua dulce, riberas y ríos de montaña; la Hidrobiología; los invertebrados acuáticos;
la Entomología acuática; el biomonitoreo acuático; la restauración de
cursos de agua; y el cambio climático en ecosistemas de agua dulce.
Andrea en su laboratorio.
* Oswaldo Báez Tobar es biólogo y divulgador científico; fue profesor principal de la Universidad Central y Universidad Católica del Ecuador, PUCE; miembro fundador de la Sociedad
Ecuatoriana de Biología; miembro de la Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos.
Autor y coautor de varios libros y artículos en el área de ciencias biológicas. Miembro del consejo editorial y editor de la página de Ciencia del Quincenario Opción; colaborador de varios
medios impresos y digitales del Ecuador y América Latina.
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Andrea Encalada, quien ha desarrollado una brillante carrera en la investigación y en la
docencia universitaria, ha publicado 24 artículos científicos en revistas especializadas
de ecología, conservación y agua dulce. Es autora y coautora de tres capítulos de libros y
varios reportes científicos para instituciones del Estado ecuatoriano y gobiernos seccionales. Ha sido acreedora de becas para investigación, distinciones y premios de instituciones nacionales e internacionales. Ha participado en la coordinación del Programa de
Ecología para el nivel de pregrado de la USFQ, en la organización de cursos y talleres. Ha
sido ponente en numerosos congresos y reuniones científicas internacionales. Es asesora y supervisora de estudiantes de pregrado y posgrado.
Forma parte de equipos nacionales e internacionales de investigación básica y aplicada a
la conservación de ecosistemas dulceacuícolas. Algunos de los temas revelan por sí solos
la trascendencia de tu trabajo para la ciencia y la sociedad: evaluación de la calidad ecológica de ríos andinos; biodiversidad en ecosistemas acuáticos en Andes tropicales; vegetación de páramo y capacidad de infiltración del agua; entomología acuática en ríos de
altura; ensamblaje de macro invertebrados en los torrentes de los altos Andes tropicales.
Luego de leer su extensa hoja de vida, y con objeto de configurar un perfil más completo
de su persona, le solicito una entrevista. Esta tuvo lugar en el Laboratorio de Ecología
Acuática de la Universidad San Francisco de Quito. En ella afloran múltiples aspectos de
su trayectoria en la investigación biológica, de su vida personal y familiar, todo lo cual es
el testimonio de su vida y un estímulo para las jóvenes estudiantes.
Interés por la ciencia
¿Qué deseaba ser cuando cursaba el colegio?
En el colegio me gustaba la Astronomía, pero no estaba segura de qué carrera quería
seguir, entonces tomé la especialización de físico-matemáticas. Durante mi último año
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de colegio fui voluntaria, durante los fines de semana, en la Reserva de Vida Silvestre
Pasochoa. Luego, mis padres me regalaron un viaje a las Islas Galápagos a la edad de
17 años; al regreso estaba segura de que quería aprender sobre el funcionamiento de la
naturaleza, quería estudiar Biología.
¿Cuáles eran sus objetivos favoritos en su adolescencia?
Al igual que a otros adolescentes, me gustaban las fiestas, la música y los amigos. Además, estudiaba música todas las tardes en el Instituto de Música Sacra. El piano era una
de mis pasiones, pero también practicaba atletismo en el club del colegio; me gustaba
escribir y estar en el campo.
¿Cómo nace su interés por la ciencia?
Siempre fui muy curiosa. En casa, mis hermanas y yo siempre estuvimos rodeadas de
libros; mi padre es muy académico y mi madre muy social y trabajadora… una chévere
combinación. En ese tiempo, estábamos haciendo tantas cosas que no nos dimos cuenta
de que vivíamos en un hogar muy intelectual y siempre fuimos estimuladas para aprender más, para descubrir. Sin embargo, tal vez uno de los momentos clave que definieron
mi interés en la Biología fue mi viaje a Galápagos. Después de oír de Darwin, de su viaje
en el Beagle, de sus descripciones de especies y sus investigaciones, quería entender
sobre la evolución y la vida.
¿Qué le motivó a entrar a una carrera científica?
Interesante pregunta, porque no es lo mismo ir a la carrera universitaria que hacer una
carrera científica. Hacer una carrera científica es embarcarse en un proceso muy propio
de satisfacer la curiosidad y generar conocimiento. Un proceso constante de plantearse
preguntas que sean relevantes y buscar las mejores formas de responderlas. La carrera
de Biología me abrió una puerta fascinante para
conocer lo que han hecho y hacen los biólogos;
aprendí mucho de mis maestros. Sin embargo, fue
la tesis de licenciatura lo que realmente cambió mi
visión de cómo hacer investigación, cómo seguir
el método científico, cómo salir al campo y tomar
datos. Mi tesis fue en ecología de ríos del páramo.
Aún recuerdo la primera vez que levanté una roca
del río y vi muchos insectos caminando encima
de la piedra; no podía creer tanta maravilla. ¿Qué
adaptaciones tenían esos bichos para vivir en ese
ambiente acuático y torrentoso? Durante mi tesis
aprendí sobre estos ecosistemas especiales que
son los ríos, de los cuales aún se sabe muy poco.
Después de la tesis estaba segura de que quería hacer un posgrado en Ecología de ríos para entender
cómo funcionan estos ecosistemas y para intentar
protegerlos de todas las amenazas que tienen.
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En su familia, ¿alguien le estimuló para que entrara a una carrera de ciencias
en la universidad?
¡Claro! No había presión, pero sí mucho estímulo para preguntar, leer, descubrir. Mi padre, mi madre y mi hermana mayor siempre me inspiraron mucho.
¿Alguno de sus profesores fue crucial en la decisión?
Sí, mi profesor de licenciatura, el Dr. Dean Jacobsen, me enseñó sobre investigación de
ríos y siempre le voy a agradecer por abrirme esa puerta. Por otro lado, mi profesora de
doctorado, la Dra. Bobbi Peckarsky, me estimuló con su ejemplo a continuar en la investigación durante el PhD. Hacer el doctorado es difícil, y observar cómo Bobbi combinaba
exitosamente su vida familiar con su vida científica y académica, fue muy vigorizante y
me dio muchas energías para continuar mi investigación.
La mujer en la actividad científica
¿Cómo aprecia la participación de la mujer en la actividad científica?
Indispensable. Las mujeres representan una gran parte de los recursos humanos de
cualquier país y, por lo tanto, proporcionan suministro potencial muy importante de
científicas e innovadoras. A pesar de que se han dado pasos importantes en el mundo
y muchas mujeres ya tienen acceso a la educación, aún es raro encontrar mujeres trabajando en el campo científico, y las investigadoras, aquellas que siguen en la actividad
científica después de haber obtenido sus grados en educación superior, siguen estando
sub-representadas, incluso en países desarrollados.
¿Por qué es importante que la
mujer ingrese a la investigación
científica?
Las mujeres pensamos diferente
y vemos los problemas científicos
desde otros y/o varios ángulos.
Históricamente ha habido poca
participación “formal” de la mujer
en la búsqueda del conocimiento,
aunque posiblemente estaba presente de alguna forma subliminal
o indirecta con las enseñanzas y
sabiduría de las abuelas y las madres. Pensemos, por ejemplo, en la
Antigüedad o en el Renacimiento.
¿Cuántas mujeres tienen plasmado su pensamiento o conocimiento
en escritos o son recordadas por
la ciencia?… Muy pocas, claro. Es
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muy importante que más mujeres aporten desde
su realidad y con su propia visión a la búsqueda
del conocimiento y a la investigación científica.
La investigación realizada por las mujeres no es
intrínsecamente ni mejor ni peor que la realizada por los hombres. Pero nuestras sociedades
deberían ser naturalmente más compartidas,
más equitativas y reflejar esa equidad en la ciencia, seguro que la haría más rica, más completa.
¿Su condición de mujer le facilitado o dificultado su quehacer como bióloga, o ha sido indiferente?
Aún ahora y en países desarrollados hay preconcepciones del rol de la mujer en la ciencia. Sí,
como mujer, como madre, como latinoamericana y en ciertos círculos he sentido algún tipo de
discriminación. Esto, además de ser una incomodidad, seguramente me cerró algunas puertas,
pero supongo que nada tan grave como para que
lo mantenga en mi memoria inmediata. Sin embargo, esta discriminación antes de ser limitante,
más bien reivindica la importancia de que más
Encalada realizando muestreo de invertebrados acuáticos
mujeres participemos en las ciencias, porque
en un río de la serranía ecuatoriana.
solo eso permitirá que se reduzcan esas brechas
profesionales que aún existen. Por otro lado, mi
condición de madre y mujer quizás me ha ayudado en mi trabajo, porque las madres
estamos acostumbradas a ocuparnos de muchas cosas a la vez y a prestar atención a los
detalles… Esas son cualidades que a veces ayudan mucho al hacer ciencia. Es evidente
que los científicos de las nuevas generaciones tenemos que hacer un mejor trabajo para
facilitar la participación de las mujeres en espacios y trabajos científicos.
¿Cómo resumiría los aspectos más importantes que ha aprendido a
través de la ciencia?
Tradicionalmente las sociedades se han asentado, crecido y desarrollado cerca de ríos,
porque el agua es un recurso vital. Sin embargo, los ríos no solo son esenciales para nosotros los humanos, sino para un sinnúmero de organismos que habitan en ellos, como
algas, hongos, bacterias, invertebrados, peces, mamíferos, reptiles y aves –muchos de
estos aún desconocidos por la ciencia. En otras palabras, los ríos no solo son una fuente
de agua, sino que son ecosistemas complejos y funcionalmente transcendentales para el
planeta. Su unidireccionalidad (río arriba-río abajo) hace que los ríos transporten y procesen, desde la cabecera en las montañas hasta su desembocadura en el mar, un conjunto de sedimentos, nutrientes y materia orgánica, que esencialmente mantienen los
ciclos biogeoquímicos, de agua y de nutrientes del planeta. El agua de los ríos, que viene
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principalmente de precipitación y escorrentía, lava
extensiones enormes de terreno, arrastrando material, químicos y nutrientes a su paso. Pero son los
organismos acuáticos los que procesan este material y cambian su composición. Algunos organismos descomponen la materia orgánica, mientras
otros son autótrofos, “pastan” en camas de algas,
filtran partículas y depredan a otros organismos.
Al igual que en otros ecosistemas, en los ríos tenemos redes tróficas muy complejas y son estos organismos los que están mediando procesos claves
en estos ecosistemas, como la producción primaria,
la descomposición de materia orgánica, el ciclaje y
reciclaje de elementos, entre otros.
En sistemas tropicales andinos sabemos muy poco
de la hidrología, biología y ecología de ríos. Mi investigación se ha centrado en entender los diferentes tipos de ríos que existen en un gradiente
altitudinal tropical y la biodiversidad de estos ecosistemas, especialmente la de los invertebrados acuáticos. Por otro lado, hemos hecho
experimentos a nivel de microcosmos y de ecosistemas para entender cómo los invertebrados pueden mediar procesos ecosistémicos claves como la descomposición de
materia orgánica en ríos y entender las tasas de estos procesos con diferentes tipos de
sustrato (hojarasca de diferente calidad) y en diferentes condiciones ambientales (temperatura, caudal, entre otros).
Finalmente, una de mis principales áreas de investigación es la contaminación de los
ríos. Las ciudades y los campos agrícolas están rodeados por una matriz de ríos y riachuelos, los cuales los seres humanos utilizamos para una serie de actividades industriales y domésticas. Muchas ciudades en el Ecuador y en Latinoamérica no depuran
el agua después de utilizarla en procesos domésticos, agrícolas e industriales, por lo
que las aguas contaminadas van directamente a los ríos. Esta contaminación trae consecuencias nefastas a los organismos que habitan los ríos y, por lo tanto, a su funcionamiento. Igual de importante es que el agua contaminada trae consecuencias graves
para la salud humana. La mortalidad infantil por ingesta de agua contaminada sigue
siendo uno de los principales problemas sanitarios en el Ecuador. La descontaminación,
recuperación, restauración de los ríos y sus riberas es un desafío muy grande y es indispensable que se trabaje multidisciplinariamente para superarlo. El rol que cumplimos
los científicos es esencial para crear las bases técnicas para una buena restauración y
manejo de ecosistemas de ríos. Es obligación de todos recuperar los ríos que ya hemos
dañado; sin embargo, aún tenemos muchos ríos en excelentes condiciones y es nuestro
deber conocer sus especies, entender su funcionamiento y generar información para
poder cuidarlos.
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En referencia a sus condiciones de trabajo, ¿cómo es su espacio, tiene facilidades,
hay limitaciones…? ¿Qué obstáculos ha tenido?
Mis condiciones de trabajo actuales son excelentes. Tengo la suerte de estar en la USFQ,
que es una universidad liberal que incentiva la investigación, el crecimiento, la equidad y el pensamiento crítico. En este sentido, y dentro de las limitaciones, siempre me
he sentido apoyada por las autoridades y colegas, pero, claro, todavía nos falta crecer.
Tengo un laboratorio que empezó como un pequeño cuartito vacío y ahora tiene algunos equipos sofisticados para nuestras investigaciones. Cada uno de estos equipos ha
representado un esfuerzo grande, ya que viene de proyectos concursables en el exterior
en los cuales nos ha tocado competir, y en los que a veces hemos ganado y otras veces
perdido. Como cualquier otro laboratorio, todavía podemos crecer y tenemos mucho
que aprender. Hay áreas, como ecotoxicología y otras, para las que por falta de financiamiento todavía requerimos de equipo y personal más especializado. Las limitaciones
más grandes son obviamente el financiamiento para realizar más proyectos. El Gobierno
ecuatoriano debería no solo permitir sino estimular que científicos de universidades privadas también puedan concursar en convocatorias nacionales de investigación. Somos
parte de los recursos humanos de este país maravilloso y pienso que los reglamentos
actuales limitan y discriminan la actividad de científicos en el país y se debería promover
la equidad de género, raza, nacionalidad y condición laboral.
¿Algún consejo a las jóvenes estudiantes y profesionales que inician su
carrera científica?
A las mujeres estudiantes en particular les recomiendo tener coraje para superar las
limitaciones que aún existen para nuestro desarrollo profesional. Los obstáculos están
allí, pero con creatividad y un esfuerzo extra es posible cultivar una carrera científica
al más alto nivel, sin tener que necesariamente sacrificar nuestra vida social o familiar.
Más allá de eso, mi recomendación para las mujeres es la misma que para cualquier persona que quiera hacer una carrera científica: los que estamos en las ciencias sabemos
que la curiosidad es una fuerza poderosa para la búsqueda del conocimiento. Donde vayamos tenemos que seguir cultivando esa curiosidad: con nuestros hijos, con alumnos,
con colegas, con nosotros mismos. En este sentido, no hay pregunta tonta, solo más o
menos informada. Una forma de incrementar esta curiosidad es leer lo que otros descubren, observar, explorar, preguntar, criticar, escribir.
Es cierto que en países como el nuestro, que está en desarrollo, hay muchas limitaciones
para hacer ciencia. Es imposible ignorar que hay desigualdades para el acceso a la información, pocos recursos logísticos, escasez de equipo especializado, acceso limitado a
bibliografía y más. Sin embargo, para hacer buena ciencia no se necesitan millones, sino
se necesita curiosidad, creatividad, perseverancia, disciplina, ética de trabajo y organización. Hay proyectos gigantes que han producido pocos resultados y hay proyectos
con poco financiamiento que ofrecen nuevos descubrimientos y proponen soluciones e
ideas novedosas para la humanidad. Entonces, a pesar de las limitaciones o la discriminación que aún podría existir, creo que las mujeres en Latinoamérica tienen un rol muy
importante en investigación científica y también en la organización y comunicación de
los hallazgos científicos.
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Entorno familiar
Permítame entrar en temas personales. ¿Está casada? ¿Tiene niños?
Mi compañero de vida es Esteban Suárez y tenemos un hijo de 21 años llamado Juan
Esteban. Mi esposo es también biólogo, ecólogo de ecosistemas terrestres, y su investigación y pasión por la naturaleza, por las montañas y por la conservación siempre me
han inspirado mucho. Mi hijo estudia artes liberales, filosofía y cine… Él es un ejemplo de
creatividad y una mente curiosa e inquisitiva. He aprendido mucho de ellos y estoy muy
orgullosa ser parte de esta familia. Somos una familia joven, entonces me gusta pensar
que hemos crecido juntos, con altibajos como todas las familias, pero siempre nos hemos apoyado. Esteban y yo hicimos la carrera de Biología juntos en la Universidad Católica de Quito, luego los tres hicimos el Ph.D. en la Cornell University. Digo los tres porque
nuestro hijo siempre estuvo con nosotros, vino al laboratorio y al campo; vivíamos cada
verano en una cabañita en el Rocky Mountain Biological Lab y esta experiencia cambió
nuestras interacciones y nuestra forma de ver la vida.
¿Cómo combina su tiempo entre su familia y su vida científica? ¿Ha tenido que sacrificar su actividad científica por su familia?
Lo combino, siempre lo he combinado, pero eso no significa que lo haya hecho bien. De
hecho creo que esto es un desafío grande y no hay una receta o fórmula mágica. Es un
proceso que lo hemos vivido en casa y seguro hemos renunciado a cosas de ambos lados.
En el proceso hemos aprendido y siento que ahora sabemos manejar mejor estos “trade
offs”. Siempre estoy pensando en mejores formas de manejar mi trabajo para respetar el
tiempo de calidad que merece mi familia.
¿Tener familia ha limitado su carrera como científica?
Mi familia, lejos de ser un limitante, siempre ha sido un apoyo y un estímulo para mi
trabajo científico. Mi familia siempre ha sido una inspiración para seguir luchando y
sacar la investigación para adelante. Cuando he tenido dudas están siempre ahí para
apoyarme y darme ideas.
En la foto superior, la familia Suárez-Encalada:
Esteban Suárez, Juan Esteban SuárezEncalada y Andrea C. Encalada subiendo a una
montaña en Ecuador.
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¿Qué les recomendaría a las científicas jóvenes?
A las científicas jóvenes les recomendaría que se
cuestionen desde temprano si quieren formar una
familia. Eso obviamente es una decisión importante en la vida y si quieren seguir ambos caminos, la
ciencia y la familia no son excluyentes, sino más
bien complementarios. Como seres sociales que
somos, estar con nuestros seres queridos es importante y pienso que desde muchos ángulos diferentes nos inspira y estimula para hacer ciencia
de una forma creativa y diferente. Además, las mujeres podemos contribuir y pasar nuestro conocimiento de varias formas y, a través de la familia,
es una de las mejores formas. Obviamente hay que
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trabajar y organizarse como en todo, pero en el camino se aprende y hay que disfrutar
del proceso y no solo de lo que creemos que es la meta.
Perspectiva futura
¿Cuáles son sus mayores realizaciones y cuáles son las metas que se ha planteado?
En el plano científico el concluir mi investigación de Ph.D. fue obviamente un logro
grande en mi vida. Aprendí muchísimo de mi profesora de doctorado y de su grupo de
trabajo. En ese contexto, quizás uno de los logros que me ha dado más satisfacción es
haber podido contribuir al conocimiento de los ríos mediante mi investigación y mis
publicaciones. ¡Eso es lo que significa ser científica: contribuir al conocimiento! Por otro
lado, formar un laboratorio de Ecología Acuática para aprender sobre la ecología y el
manejo de ríos en regiones tropicales es un gran sueño hecho realidad. Como dije antes,
el laboratorio todavía está en proceso de crecimiento, pero pienso que los proyectos que
tenemos actualmente nos proveen información crucial de cómo funcionan estos ecosistemas y nos permiten dar recomendaciones para manejar de manera más integral los
diferentes ecosistemas de agua dulce. Por otro lado, nos permiten valorar los servicios
ecológicos que proveen estos ecosistemas frágiles y evaluar los impactos en ecosistemas que están alterados.
¿Qué piensa hacer los próximos años?
Actualmente tenemos algunos proyectos en el laboratorio. Uno de los más grandes analiza los posibles efectos del cambio climático, lo desarrollamos en colaboración con un
grupo de científicos internacionales y nacionales. En el proyecto estamos estudiando
cómo el aumento de temperatura en los ríos podría afectar la vulnerabilidad de especies
acuáticas (invertebrados, peces, anfibios). El proyecto por su naturaleza multidisciplinaria y multicultural ha sido un reto administrativo, pero al mismo tiempo muy estimulante porque todos hemos aprendido mucho de los científicos y estudiantes involucrados
en esta iniciativa. Un reto para los próximos años es publicar los resultados interesantes
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que estamos encontrando en artículos de divulgación científica, pero aún más importante en revistas y reportes nacionales, para que estos conocimientos puedan ser utilizados en la toma de decisiones para el manejo de ríos en el país.
¿Cuál es su meta a largo plazo?
Mi meta es entender profundamente la biología y la ecología de los ecosistemas lóticos
del país. Aún sabemos muy poco y hay mucho por descubrir e investigar. Hay muchos
grupos acuáticos de flora y fauna todavía desconocidos para la ciencia y es importante
entender el rol de esos organismos en los ecosistemas. Además, no sabemos virtualmente nada de los procesos ecológicos en estos ecosistemas: ¿Qué pasa con la producción
primaria y secundaría? ¿Qué pasa con la descomposición de materia orgánica? ¿Qué
pasa con todos estos procesos ahora que las temperaturas de la Tierra están cambiando?
¿Qué relación tienen estos ecosistemas con la vegetación ribereña y con la cuenca hi-
Encalada con un grupo de estudiantes enseñando sobre la contaminación de los ríos.
drográfica? Además, ¿cómo están nuestros ríos? ¿Todos están con baja calidad o todavía
tenemos ríos en buen estado? De todos los ríos que han sido maltratados y que están
casi muertos, la pregunta es ¿podemos recuperarlos? ¿Qué actividades de restauración
podemos implementar para recuperar estos ríos y sus funciones ecosistémicas?
Para hacer buenos programas de prevención, manejo y recuperación de ecosistemas
lóticos debemos entenderlos mejor para poder también medir su recuperación. Sería
una meta extraordinaria que podamos recuperar los ríos de Quito y del Ecuador; para
ir de paseo a las orillas del río y bañarnos como lo hacían nuestros abuelos o tatarabuelos. Alrededor del mundo se están realizando proyectos grandes de restauración de
ríos para recuperar estos ecosistemas que algún rato se pensó eran caños de agua para
desperdicios, pero ahora se sabe que son ecosistemas clave para el planeta. ¡Si Europa
puede recuperar los ríos putrefactos que ha tenido, nosotros también podemos hacerlo!
¿Cómo estudiamos y entendemos todo esto? ¿Cómo recuperamos estos ecosistemas?
Mi grupo de trabajo es aún pequeño y quisiera consolidar su existencia. Me gustaría
integrar profesionales de otras áreas en las que tengo menos experiencia para colaborar y responder preguntas integrales, regionales y globales dentro de la ecología de
agua dulce. Desde esta perspectiva, mi meta a largo plazo es crear un instituto adjunto
a la universidad que se especialice en los estudios de ecosistemas de agua dulce, donde
estemos investigadores y estudiantes de varias disciplinas como ictiólogos, taxónomos,
entomólogos, químicos de agua, hidrólogos, ecotoxicólogos, ingenieros ambientales,
biólogos de la conservación, sociólogos y otros más, para colaborar e investigar en conjunto, entender mejor y proponer soluciones para la recuperación y funcionamiento de
los diversos ecosistemas de agua dulce en el país.
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Háblenos de su disciplina científica, su trayectoria en la investigación y en la enseñanza universitaria. ¿Le gusta enseñar?
La ecología de aguas dulce es una disciplina muy joven en el Ecuador y somos un grupo
de personas pequeño haciendo investigación en este campo en el país. Sin embargo,
hay mucho interés y mucho por hacer. En este sentido enseñar y tener alumnos de tesis
que se involucren con este tema es la mejor manera de incrementar el conocimiento de
esta área en el país. Entonces, para responder la pregunta, sí me encanta enseñar, sobre
todo en el campo y en el laboratorio. Esos son momentos especiales, porque siempre hay
alumnos interesados y brillantes que nos contagian energía y que nos hacen pensar la
ciencia de diferentes maneras.
¿Quisiera hablar de sus estudiantes?
¡Cada uno de ellos es un mundo! He tenido la suerte de tener estudiantes muy brillantes
y algunos ya están en puestos de profesores universitarios, otros en su posgrado y otros
recién terminando su pregrado universitario. De todos ellos aprendo mucho, porque
cada uno tiene una forma distinta de pensar y ve las preguntas y los problemas de forma diferente. Me encanta eso, esas diferencias, esa lluvia de ideas son parte de hacer
ciencia. La ciencia sigue el método científico, es creativa y no dogmática. Es maravilloso
tener estudiantes con quienes hablar, razonar y exponer por qué queremos hacer de una
u otra manera un experimento. Eso es parte del aprendizaje de ellos y mío también. Yo
miro a mis alumnos como colegas, colegas con menos experiencia, pero colegas, por lo
tanto, los respeto profundamente y creo que siempre tienen algo que aportar. Es más,
como tienen la mente con menos información, sus ideas son frescas y renovadoras…
esto lo aprendí de mi profesora Bobbi Peckarsky, y ella de su profesor Stanley Dobson, y
él de su profesora Evelyn Hutchinson, todos ecólogos y limnólogos famosos.
Como mujer que ha descollado en la ciencia en Ecuador y en el exterior, dígnese dirigir un mensaje a las mujeres que inician la carrera científica.
Bueno, quisiera dejarles un mensaje a dos escalas: personal y global.
En lo personal, quisiera decirles que ser científica es una excelente opción de vida. Zambullirse en la vida de investigación es fascinante porque el aprendizaje es continuo y sostenido; no hay nada más bonito que tener una profesión que siempre permite aprender
algo nuevo. Por otro lado, debemos erradicar el mito de que ser científicas o profesionales en otras áreas es incompatible con tener una familia. Puede ser difícil y puede tomar
más tiempo, pero es muy factible y puede ser muy satisfactorio.
A escala global (the big picture), hay tanto por descubrir, hay tanto por investigar, que
en ciertos campos de la ciencia estamos recién dando los primeros pasos. Se necesita investigadoras/res nuevas/os, creativas, apasionadas que hagan investigación ética,
objetiva, útil, para que los tomadores de decisión puedan utilizar esa información para
el beneficio de la humanidad. En Latinoamérica, el crecimiento poblacional sigue siendo
muy alto y necesitamos visiones nuevas de mujeres trabajadoras y educadas que aporten para la investigación y la búsqueda del conocimiento en nuestros países.
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