A D I N E G AVA Z Z I arquiteCTura anDINa Formas e historia de los espacios sagrados arquiteCtura anDINa FORMAS E HiSTORIA DE LoS ESPAcioS SAgrados A Maretta Campi A D I N E G AVA Z Z I Créditos Edición y Dirección General Apus Graph Ediciones / Anel Pancorvo Pasara Editoriale Jaca Book SpA / Joshua Volpara Autoría Adine Gavazzi Diseño y Diagramación Apus Graph Ediciones / Mario Antonio Vargas Castro Edición Fotográfica Adine Gavazzi, Beatrice Velarde, Anel Pancorvo Pasara Fotografía Carátula: Machu Picchu, Mausoleo: Beatrice Velarde. Contracarátula: Alejandro Balaguer. Retrato de la autora: José Carlos Orrillo Beatrice Velarde: 10-11, 12-13, 16-17, 22-23, 24-25, 28-29, 31, 32-33, 36a, 36b, 40-41, 47, 48-49, 50-51, 54b, 55, 59a, 59b, 60-61, 69a, 69b, 70-71, 73a, 73b, 75, 78-79, 108-109, 122, 152-153, 166-167, 171, 173, 175, 176-177, 178-179, 189, 194-195, 199, 204-205, 216-217, 220-221, 225, 230-231, 236-237, 254-255, 256-257, 265, 267, 278-279 Ignacio Alva Meneses: 86, 118 Alejandro Balaguer: 76-77, 124-125, 136-137, 147, 154, 156, 161, 162-163, , 240, 242-243, 247a José Canziani: 103 Mylene D’Auriol: 45, 88-89, 94-95, 97, 106-107, 112-113, 121, 130-131, 132-133, 214-215, 251 Gino Fazzi Canard: 44 Finn Fischer/Diomedia: 213 Peter Fuchs: 105 Christian Handl/Diomedia: 210 Santiago Giraldo: 262-263 Gustavo Herrera: 98 Heduardo Herran: 37, 93, 151, 201, 228, 233, 235, 247b Mariano Juddson: 253 Diego Lezama Orezzoli: 182-183 Wilfredo Loayza: 190 Wilfried Louvet/Diomedia: 210-211 José Carlos Orrillo: : 21, 82-83, 85, 127, 129, 139, 272-273, 274a, 274b Heinz Plenge: 239 Walter Silvera Prado: 206, 277 Proyecto Arqueológico El Brujo, Fundación Wiese: 54a, 140, 142-143 Cecilia Puebla: 186 Lizardo Tavera: 115 Fritz Trupp: 269 William Zanatta: 185 Levantamiento y Dibujo digital Cahuachi: Kaleidos / © Adine Gavazzi - Digital: Miriam Belmonte, Vera Mauri, Federica Albe; Caral: Proyecto especial arqueológico Caral - Supe; Chanquillo: Slavomir Swieciochowski; Kuntur Wasi: Kinya Inokuchi; Pachacamac: Peter Eeckhout; Ollantaytambo: Adine Gavazzi, Michele Gamboló; Ventarrón: © Proyecto Ventarrón Collud / Adine Gavazzi - Ignacio Alva Meneses, Fernando Guamán, César Piscoya Todos los otros 3D © Lizardo Tavera / Todos los otros dibujos con crédito en la leyenda Traducción al español: Blanca Liy Traducción al francés: Nathalie Sholz Redacción: Giuseppe Bolognesi, Lucia Maretti Asistencia de Producción: Apus Graph Ediciones / Doris Mandujano Orna Impreso en Italia por Grafiche Flaminia Via Delle Industrie 10 - 06034 Foligno - Pg - Italia. Primera edición, Agosto de 2010 © 2010 - Apus Graph Ediciones Emilio Cavenecia 225 Of. 419 - San Isidro, Lima, Perú © 2010 - Editoriale Jaca Book SpA, Milano Via Frua 11, 20146, Milano Tiraje: 6,000 unidades Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2010-08919 ISBN N. 978-612-45824-0-0 Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio – salvo pasajes breves para reseña o cita – de los textos, gráficos o fotografías de este libro sin la autorización expresa de los autores o de los editores. Cualquier acto ilícito cometido contra los derechos de la Propiedad Intelectual correspondiente a está publicación sere denunciado de acuerdo al Decreto Legislativo 822 (Ley sobre Derechos de Autor) y a las leyes internacionales que protegen la propiedad intelectual. Agradecimientos Proyecto editorial: Sante Bagnoli, Anel Pancorvo, Joshua Volpara Producción: Francesca Belloni, Giuseppe Bolognesi, Doris Mandujano, Guido Orsi Fotografía: Beatrice Velarde Layout y gráfica: Mario A. Vargas Castro Estilo italiano: Lucia Moretti Traducción francesa: Nathalie Sholz Traducción española: Blanca Liy Asistencia a la producción e investigación foto-iconográfica: José Carlos Orrillo, Miguel Fohn, Pilar Verástegui Asistencia a la redacción: Francesca Cerbini, Ruth Mauri, Sig Premoli, Petra Rondoni Preprensa: Jorge Morales Sede en Lima: Anel María Lopez de Romaña, Jaime Daniel Sabat, Mia Casi Salicetti, Humberto Salicetti, Felicia Fernández Perez, Irma Uma Ari Ari Sede en Milán: Kaleidos: Franco Dazzi, Vanna Dini D’Arezzo Morone, Carlo Morone, Federica Morone, Paola Morone; Miki Merlo, Regione Veneto; Fatine: Federica Albé, Myriam Belmonte, Morena Caputo, Vera Mauri, Chiara Ferrari, Maurizio Pelosi López, Carlo Dazzi Logística: Luisella e Cecilia Borgonovo Salerni Instituciones: Centro Italiano Studi e Ricerche Archelologiche Precolombiane, Brescia y Nasca – Proyecto Nasca; Instituto Aerofotográfico Nacional Lima, Mayantuyacu, Centro Estudios Plantas Medicinales, Pucallpa, Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú, Museo del Castello Sforzesco di Milano – Proyecto Antonio Raimondi, Museo Tumbas Reales de Sipan – Proyecto Ventarrón, Lambayeque, Proyecto Especial Arqueológico Caral Supe, Università degli Studi di Bergamo - Cattedra Unesco, Pontificia Universidad Católica de Peru, Lima Interlocutores y lectores: Herlinda Agustin, Alicia Alonso Sagaseta, Walter Alva, Ignacio Alva Meneses, Fabio Amaya, Gabriella e Giorgio Antonini, Henning Bishof, Giovanni Bottiroli, Richard Burger, José Canziani, Maurizio Cabras, Giancarlo Consonni, Erminio Corti, Pierluigi Cuzzolin, Peter Eeckhout, Pilar Del Río, Davide Domenici, Andrea Drusini, Gerry Ebner, José Antonio Espada Belmonte, Pablo Armando Fernández, Mary Frame, Regulo Franco Jordán, Peter Fuchs, Marisa Galbiati, Santiago Giraldo, Libi Gnecchi Ruscone, Sebastiano Grasso, Anna Gruszinska, Agustin Guzmán, Eduardo Herrán, Kinya Inokuchi, Felix Jiménez Villalba, Federico Kauffmann Doig, Josué Lancho Rojas, Carlos Leyva, George Lau, Corrado Levi, Elisabetta Longari, Krzysztof Makowski, Paola Mattioli, Mariela Perez Gutierrez, Nicola Masini, Enzo Mendez, Vladimir Mikes, Maria Grazia Meriggi, Alfredo Narvaez, David Novoa, Luciano Patetta, Luigi Piacenza, Elvina Pieri, Telmo Pievani, Carmela Puga Mendoza, Lionello Puppi, Carolina Orsini, Luis Enrique Sánchez Gavidia, José Saramago, Margarita Serje, Slawomir Swieciochowski, Ben Spencer, Graziella Tonon, Ugo Ugolotti, Maritza Villavicencio, Janusz Woloszyn, Mariusz Ziolkowski Agradecimientos especiales: Suzanne Acklin, Andrés, Lucia, Matias, Rumi Alva Peres, Andrés Barreto, Umberto Beccaria, Rodolfo e Sophie Borney, Nacho Cano, Ady, Biru, Linda, Livia Lucia, Charman, André Clement, Beatrice Corio, Sandra Encalada Guerra, Odette Empereur, Alexandra Flores Encalada, Enrico Fletzer, Chicca, Livia e Michele Gamboló, Giuseppe GIroletti, Daniela e Alberto Ghezzi Morganti, Nely García Huamán, Brunswick Guerra Barrera, Juan Jauregui, Josiah Leet, Dino Masili, Violeta Carola Moraga, Nicoletta Notarianni, Angel Olea, Graziano Padovan, Anita Pedroso, Len Peterson, Silva Premoli, Jim Sanders, Fred Shirzadi, Jennifer e Will Spencer, Paola, Piero, Silvia Roullet, Paolo e Chloe Trento, Bacilio Zea Mentores: Jeremy Narby, Giuseppe Orefici Maestros: Juan Flores Salazar, Lama Gangchen Rimpoche Agradezco mi familia y mi querida hija Costanza para ofrecerme un tiempo en su vida. ArQUiteCTura Andina Índice Prefacio 14 Prólogo 18 Introducción Capítulo I De la naturaleza a las huacas 26 1.1 Biodiversidad y etnodiversidad: morfología del paisaje andino 27 1.2 El paisaje real y el visible 34 1.3 El paisaje como texto y tejido 38 1.4 La cosmovisión en la arquitectura 42 1.5 La arquitectura en el cronotopo Capítulo II Elementos y tipologías de la arquitectura ceremonial 52 2.1 Cuerpos elementales del espacio sagrado 58 2.2 Tipologías de la arquitectura ceremonial 67 2.3 Morfología y sintaxis de los sistemas espaciales Capítulo III La arquitectura de los orígenes en la costa 80 3.1 El territorio transeúnte 84 3.2 La tradición del Norte: desde Ventarrón hasta Sechín 96 3.3 Las tipologías en U y las plazas hundidas en la costa central 101 3.4 La autonomía evolutiva de la costa meridional Capítulo IV La arquitectura de los orígenes en la sierra 110 4.1 La tipología de los altares al fuego 117 4.2 La sierra de Cajamarca y la relación con la costa 120 4.3 El espacio anatrópico de Chavín de Huántar Capítulo V De los centros ceremoniales a las capitales teocráticas en la costa 134 5.1 El policentrismo teocrático Moche 146 5.2 De Lambayeque a Chan Chan: la secularización del espacio 155 5.3 De Lima a Yschma: la proyección urbana de las prácticas ceremoniales 165 5.4 La geometría meandriforme de Cahuachi y la arquitectura meridional Capítulo VI De las capitales teocráticas a las fundaciones urbanas en la sierra 180 6.1 La arquitectura funeraria y las tolas de los Andes septentrionales 187 6.2 Los conglomerados urbanos Recuay en los Andes centrales 188 6.3 Las tipologías ceremoniales del altiplano del Titicaca 192 6.4 La geometría cosmográfica de Tiahuanaco 200 6.5 La planificación urbana Wari 207 6.6 Las tipologías residenciales de los Andes meridionales Capítulo VII La arquitectura del Tahuantinsuyo 218 7.1 Del centro del mundo a la cuatripartición del territorio 226 7.2 Del recinto urbano a la red territorial 227 7.3 La red integrada en la sierra 238 7.4 Machu Picchu y el paisaje vertical 246 7.5 La difusión en la costa 248 7.6 La arquitectura como emblema de expansión Capítulo VIII Las arquitecturas ceremoniales de la selva 258 8.1 De los petroglifos animados a las tipologías ceremoniales 259 8.2 Las geometrías biomórficas de las tierras altas y bajas 268 8.3 Cosmologías de la maloca 280 Conclusiones 283 Aparatos 285 Regesto de los sitios 301 Glosario 313 Notas 314 Bibliografía 316 Índice de nombres y lugares 6 E n un provocador y estimulante ensayo intitulado “conrudianamente” Nel “cuore di tenebra”, y publicado, ahora, hace menos de un lustro en el volumen colecticio Società africane en el ámbito de las iniciativas del CERFE, Olu Oguibe, funambulesco artista e historiador del arte nigeriano, se preguntaba, sin medias tintas, sobre la “colonización”, perpetrada desde Occidente, de los conceptos fundamentales de tiempo y de historia, y sobre el rol que esta última por tanto venía a ejercer, concentraba su propia crítica radical. Si la historia resulta de hecho “colonia cuyos confines, las convalidaciones, las estructuras, las configuraciones y la permanencia en vida son exclusivamente y completamente decididos desde Occidente”, ella no puede más que funcionar en obediencia a una lógica que, desde el exterior, ha predispuesto “secciones, naciones, momentos, debates, culturas, fenómenos, realidades y pueblos” y preestablecido calidad de valores y de dignidad cultural, homologándolo en un destino que, desembocando en la civilización del libre mercado anunciada por la caída del Muro, habría encontrado, según Fukuyama, su propio fin en su misma finalidad, que Arnold Ghelen cogía en el triunfo de las democracias liberales sobre el fascismo y en el advenimiento de la Posthistoire y Lyotard en la muerte de la ideología. No es aquí el caso de controlar cuánto – y es mucho – el razonamiento de Olu Oguibe deba a las reflexiones dedicadas por Edgard W. Said, en Culture and Imperialism, al pensamiento de Franz Fanon: lo que interesa, en efecto, es su esfuerzo de demoler la centralidad de la Historia, colonia del Occidente, no ya a través de un contraste de su centralidad (“contrastar constantemente un centro quiere decir admitirlo”), sino al frente del reconocimiento de una pluralidad de centros y la identificación de multiplicidad y especificidad culturales, es decir, en última instancia de historias. Se trata de un proceso complicado y sin ninguna duda como nunca insidioso ya que, si, por un motivo, corre el riesgo de empantanarse en los * deprimentes de lo “políticamente correcto”, por otro motivo y en el momento en que liquida el concepto de “primitivismo” con sus connotaciones obligadas de atemporalidad y anonimato, obliga a revisar, como constataba Federico Zeri presentando al lector italiano el agudísimo ensayo de Sally Price sobre Primitive art in civilised place (1989 y 1992), “nuestros habituales metros de lectura e interpretación incluso de productos” concernientes a la misma pretendida centralidad de la Historia “desde el mundo antiguo del Mediterráneo […] hasta el Alto Medioevo”, sus “siglos oscuros”, invitándonos perentoriamente a ese necesario compromiso de “decolonising the Middle Ages” experimentado, con resultados estimulantes, por la Special Issue de “The Journal of Medieval and Early Modern Studies” de otoño del 2000 (vol.30) sobre la presuposición, según los curadores John Dagenais y Margaret R. Guez, por medio de la cual “the Middle Ages is Europe’s Dark Continent of History, even as Africa is its Dark Ages of Geography”. Ahora bien, una semejante, sugestiva metáfora nos recuerda que estamos en presencia de una problemática donde el tiempo, en cuanto historia, actúa sobre realidades espaciales, geográficas: pero si la Historia es colonia de Occidente, también esas realidades serán colonizadas; su centralidad las reducirá a periferia. Y para un intelectual emblemático de la vocación occidental del carácter de Kenneth Clark – oportunamente convocado en tal rol por Enrico Castelnuovo y Carlo Ginzburg – la centralidad occidental de la “Civilisation” incluye también el destino de lugar de la “creación artística” que desentraña entorno a sí periferias como “derivas del retraso”, y anula, en virtud del “literal advantage” que, con tiempo, mucho reivindica de por sí la colonización occidental de la Historia, la pertenencia a esta última de esas “culturas humanas, sean ellas nacionales o imperiales, sean de larga duración o inmediatamente aniquiladas” “que nunca han escrito su historia del arte” (S. Price), y corresponderían, precisamente, a la esfera, carente de autoconciencia, del “primitivismo”. No hay duda de que la actitud traducida en la declaración explícita de un Clark, sea tácitamente, y objetivamente, compartido casi por la unanimidad de los estudiosos occidentales de los fenómenos artísticos en cuanto la legitimidad de la colonización de la Historia efectuada y gobernada por la “Civilisation” a la que pertenecen, no es puesta en duda y permanece sustancialmente granítica la centralidad y tanto más en cuanto para contestarla puedan levantarse voces periféricas incapaces de superar la invectiva al “código occidental” y la invocación abolicionista en la proposición de valores alternativos. Suena, en efecto, todavía demasiado sometida la exhortación de Walter Benjamín a “cepillar la Historia a contrapelo” (“Geschichte gegen den Strich busten”), ni suficientemente perentoria, y clara, emerge la interrogante – formulada por Hans Medick (en “Comparative Studies in Society and History”, 29, 1987) – si finalmente no sea el caso “to bring history to an exploration by the anthropological experience of culture” con el fin, ante todo, di identificar Ungleichzeittigkeiten (diacronías), de arrojar luz sobre todo lo que la colonización de la Historia ha dejado en la sombra y de no perder nada de cuanto ha sucedido, de acuerdo con las firmes conclusiones de Hans-Jürgen Puhle (del que he tomado la cita de Medick: en Problemi e metodi della storiografia tedesca contemporanea, Torino 1994). No podría lograr el descubrimiento – para utilizar el amplio debate que exponentes del universo latinoamericano de la talla de José Enrique Rodó, José Martí, Roberto Fernández Rétamar, Aimé Cesaire han dedicado al mito shakespeariano de Calibano – que también Calibano, el excluido por excelencia, tiene una identidad, y por tanto ¿una historia que puede ser contada? Y no tanto como símbolo del mestizaje por la variopinta e imprevisible mezcolanza de atributos que le son asignados (y sobre el cual se explaya Said) cuanto como quien, desembarazándose de cohibiciones y deformaciones, descubre y reivindica su propia centralidad. Quedémonos en el Nuevo Mundo y: atención. Entre las innumerables manifestaciones organizadas “por la celebraciones del V Centenario del descubrimiento de América” la muestra boloñesa “Prima dell’America: 4000 anni di arte precolombiana” (1992) constituyó, por la cantidad y 7 ArQUiteCTura Andina 12 13 ArQUiteCTura Andina - Cientos de hectáreas ocupados por aparentes ciudades en las cuales es difícil encontrar áreas residenciales y en cambio predominan extensas plazas amuralladas, plataformas y pirámides con rampas, mausoleos, así como zonas de producción de parafernalia de culto: vg. Chan Chan, Pacatnamú, Pachacamac, Cajamarquilla, Huari. - Palacios campestres del Inca deificado que parecen ciudades o templos, construidos a manera de nido de cóndores en la cima de imponentes cerros, como Machu Picchu, y ciudades-capitales con muy poca población permanente puesto que fueron construidas en medio del altiplano (puna) sobre la altura mayor de 3,500 m s.n.m. para albergar temporalmente a campesinos y pastores cuando estos pagaban tributos en productos y trabajo (mita), y también como el lugar del culto imperial, véase Huánuco Pampa o Pumpu. - Paisajes modificados esculpiendo rocas monolíticas como en Cuzco o dibujando líneas y diseños conocidos de textiles y cerámica sobre las superficies de pampas desérticas entre las oasis habitadas como en Nazca y toda la costa centro-sur y sur del Perú y norte de Chile. - Templos y zonas ceremoniales poderosamente fortificadas en la cima de cerros de difícil acceso y en cierta distancia de área cultivables y fuentes de agua potable, como Chanquillo y Cerro Baúl en la costa y en la sierra la mayoría de sitios monumentales Recuay. - Valles fértiles y con abundante agua, verdaderos paraísos terrenales en medio de desierto más seca del planeta cuyo paisaje carece de vestigios monumentales de gran envergadura, como los valles de Cañete o Tumbes, y en cambio impresionantes complejos urbanos en lugares completamente inhóspitos desde la perspectiva del observador actual como Cahuachi, Tiahuanaco o ya mencionado Pumpu. Resulta más fácil para el número apreciable de guías de turismo, periodistas y escritores rendirse frente a la avalancha de preguntas sin respuesta y recurrir a la acción de un extraterrestre o de una remota civilización perdida cuya inteligencia y destreza parecen explicar todo, a pesar que de hecho carecen de sustento y no explican nada. Prólogo S alvo el legado inca, la larga historia de la arquitectura prehispánica de los Andes Centrales no ha logrado aún encontrar un sitial merecido a lado de la arquitectura maya, del México prehispánico, egipcia, mesopotámica, griega, romana, india o de sud-este asiático. Hay que decir además que la popularidad de la arquitectura inca se debe más a la impresionante belleza de Machu Picchu y de Cuzco y los alrededores que a la difusión del conocimiento sobre sus antecedentes, orígenes y desarrollo. Los términos inca y pre-inca en uso frecuente expresan de manera contundente este estado de perpetua ignorancia puesto que oponen de manera absurda un breve episodio de 60 a 80 años de existencia de un imperio prehispánico, a fines del siglo XV e inicios del XVI, con la larga secuencia de desarrollo de sociedades sedentarias de cierta complejidad en los Andes que se inicia con las primeras expresiones de la arquitectura monumental en la primera mitad del IV-o milenio a.C., documentadas en el valle de alto Zaña y muy recientemente en el valle de Casma. Por esta razón, en la conciencia compartida por los turistas y también muchos estudiosos se rompe el vínculo entre un breve episodio y la historia de 5,000 años de la que forma parte. Es importante además recordar que las lecturas del legado inca con sus antecedentes inmediatos en el Periodo Intermedio Tardío (aproximadamente 900/1100-1470 d.C.) se hicieron desde las posiciones epistemológicas de la etnohistoria y de la historia comparada de arquitectura. En cambio, por razones obvias, los periodos anteriores fueron tratados casi exclusivamente por arqueólogos (salvo excepciones, como Williams) en base a las fuentes materiales, metodologías y paradigmas que son propios a esta disciplina. Adine Gavazzi propone una explicación coherente y convincente de las dificultades y barreras de entendimiento arriba mencionadas desde la perspectiva de antropología e historia de arquitectura comparadas. Su principal herramienta es el análisis semiótico y estructural de volúmenes arquitectónicos siempre contextualizados dentro del paisaje que los rodea. El autor de estar líneas comparte plenamente la idea de Gavazzi que las civilizaciones andinas son comparables con otras sociedades de la antigüedad pero muy distantes del modo como se organiza la sociedad, la ciudad y el campo, la cosmovisión, lo sagrado y lo profano en el mundo occidental de la época de la conquista. A decir de Gavazzi “...las sociedades americanas y en particular las andinas, nacen y permanecen cosmocéntricas1 por un largo tiempo. La idea del cosmos en el centro y del hombre como uno de los personajes no protagonistas está tan arraigada que aún hoy es visible en más de un pueblo”... “Las sociedades cosmocéntricas se constituyen en torno a una lectura del cosmos, que se reproduce en miniatura en la organización del territorio. La cartografía terrestre es una cartografía celeste proyectada, en la que del mapa de la tierra, se lee el mapa del cielo.” “Ya sea como texto que como tejido el paisaje es reconocido y mapeado componiendo muchos elementos: la orografía animada de los apus, los progenitores ancestrales, la presencia de huacas, lugares sagrados, y la de las comunidades, o ayllu. Cada uno de estos elementos se estructura en un sistema generalmente dual, tripartito entre ambientes físicos y cuatripartito entre las direcciones.” Los primeros abordaban el tema desde el punto de vista de análisis tipológico-formal y las supuestas funciones políticas y eventualmente religiosas de la arquitectura. Sus interpretaciones dependían en alto grado de la relativamente escueta información contenida en las fuentes coloniales del siglo XVI y XVII, escritas en su mayoría por los españoles. En la últimas décadas quedó en claro que la información contenida en estas fuentes tiene que someterse a una crítica interna muy rigurosa. Quedó en claro que las crónicas e incluso documentos judiciales informan en mayor grado sobre los intereses e utopías políticas de los autores y de sus informantes, y sobre la manera de entender por estos primeros el sorprendente mundo andino a partir de los criterios europeos que sobre la realidad de tiempos pasados. Hay que recordar que un siglo o más distancia el relato y el acontecimiento que está descrito en él y concerne a la época anterior a la llegada de las huestes de Pizarro. Los arqueólogos, en cambio, utilizaban la arquitectura de manera instrumental como componente de modelos generales de sistemas de asentamiento con las cuales se caracterizaba supuestos estadios de evolución social o identidades culturales de carácter étnico o regional. La existencia de dos enfoques, dos maneras de entender el lugar de arquitectura como fuente de información y como fenómeno socio-cultural, y de dos tipos de narrativas no ayudaba para que se logre una visión integral del desarrollo de la arquitectura andina en toda su diversidad y originalidad. Tenemos la impresión que con su libro Adine Gavazzi marca el punto de quiebre y anuncia un nuevo periodo en los estudios sobre el tema tan importante para el debate sobre la prehistoria e historia comparadas de las civilizaciones. La autora aborda el tema desde una perspectiva epistemológica novedosa en el contexto de estudios sobre el urbanismo y arquitectura en los Andes Centrales. Su objetivo es intentar de explicar en qué consiste originalidad de las creaciones arquitectónicas que percibe cada visitante de Perú, Bolivia, Colombia, o Ecuador. Las diferencias entre la manera de concebir el espacio construido de un área residencial, de un área sagrada (templo, adoratorio), o el espacio donde se manifiesta y materializa el poder coercitivo (palacio, castillo) o difuso (ágora, fórum, plaza mayor) propias a la cultura compartida del Occidente, y las que observamos a partir de los vestigios conservados en los Andes, son grandes y parecen obvias pero resultan difíciles de explicar y entender. Son difíciles también para los especialistas porque cuesta aún aceptar la existencia de la alteridad, de las vías paralelas y exitosas de desarrollo, de mundos con desarrollos complejos y originales que se dan en relativo aislamiento del Mediterráneo, de Europa, del centro de origen de la civilización global de nuestros días, como el mundo andino. Los turistas y también los investigadores quedan a veces atónitos frente a los hechos que les rompen por completo esquemas preestablecidos: - Complejos arquitectónicos con imponentes pirámides, interpretados por algunos estudiosos como urbanos a pesar de que fueron construidos antes de que se conozca la cerámica, se cultive el maíz, domestique camélidos y tenga algún medio de transporte: vg. Caral-Chupacigarro, Paraíso (Periodo Precerámico Tardío comparable con el Neolítico Precerámico). 14 Página anterior: La progresión escalonada de los andenes de Ollantaytambo es encapsulada por la orografía. Páginas siguientes: El paisaje es percibido como entidad viviente y animada. En cambio las sociedades europeas del capitalismo mercantil de los XIV, XV y XVI compartían con la antiguedad clásica, en particular a partir del periodo romano, una visión antropocéntrica, y conforme con ella construían y transformaban el paisaje. Este está dominado y organizado a partir de entonces por la ciudad que primero se opone al universo rural, feudal, para luego someterlo e integrarlo en la época de la revolución industrial a decir de Southall. El paisaje natural no transformado queda relegado a las periferias de lo no civilizado. Los conceptos claves para la historia de la arquitectura del Occidente como la ciudad, el palacio y el templo pierden sentido y en todo caso el valor operativo cuando se intenta aplicarlos para interpretar los vestigios prehispánicos de los Andes. En este contexto el libro de Gavazzi es una contribución al encendido debate sobre las características del urbanismo andino. Desde los años 50 del siglo pasado se enfrentan en él cuatro diferentes aproximaciones: la comparativa, la axiomática, la pragmática y la funcional. Las primeras dos inspirados respectivamente por los enfoques neoevolucionista (vg. Collier, Schaedel, Shimada) y neomarxista (vg. Lumbreras y Canziani) se desarrollaron a partir de la comparación con los desarrollos urbanos en Mesopotamia y concebían las relaciones entre la arquitectura, la ciudad y el paisaje desde la perspectiva de cosmovisión antropocéntrica. En el tercero (vg. Rowe) se extendía la comparación hacia el mundo mediterráneo clásico y se iniciaba la reflexión sobre la particularidad del urbanismo andino. Recién el cuarto y el más reciente funcional (vg. Morris, Silverman, Kolata, Janusek, Makowski) intenta interpretar las evidencias cada vez más abundantes provenientes de excavaciones sistemáticas en su propio contexto cultural. Esta entrega de Adine Gavazzi es un importante paso en este camino. Krzysztof Makowski 15 ArQUiteCTura Andina Introducción InTRODUccIóN El análisis morfológico tradicional puede explicar sólo en parte este fenómeno, que con un análisis más cuidadoso caracteriza no sólo la pared urbana inca, sino también el trazado del paisaje, la forma de un templo, la de un espacio abierto, o de un montículo escalonado. Bien mirado, además, estas expresiones no pertenecen a tipologías arquitectónicas conocidas. Si se considera el patrimonio arquitectónico y urbanístico andino en su conjunto esta inadecuación se vuelve aún más evidente: en 5000 años de actividad habitacional y constructiva en la cordillera andina no se ven volúmenes, formas, caracteres tipológicos que fácilmente reconducen a una gramática conocida. Más se indaga el fenómeno más se hace evidente que estas arquitecturas escapan a las delimitaciones tradicionales. Formas difíciles de comparar con entidades geométricas exactas, desarrollos urbanos escasamente similares a fenómenos conocidos, elementos arquitectónicos no correspondientes a caracteres normados: a toda escala dimensional la arquitectura andina no se presta al análisis histórico conocido, ni morfológico, ni espacial. Este patrimonio estético parece eludir la historiografía. La historia de los procesos arquitectónicos y urbanos en los Andes ha seguido un camino independiente y diverso de la mayor parte de los fenómenos territoriales analizados en otras regiones del mundo. Este recorrido ha desarrollado más centros ceremoniales que planificaciones urbanas, más santuarios, lugares sagrados, oráculos, capitales teocráticas y necrópolis que residencias o centros administrativos. Mirando este tratamiento no secular del territorio, activo por milenios durante una constante evolución social viene el impulso de preguntarse ¿dónde están las ciudades? ¿Por cuál motivo los pueblos andinos han generado y habitado un paisaje no secular por un tiempo tan largo? ¿Qué relación con los elementos de la naturaleza ha sugerido esta elección? Q uien sale, poco antes del alba, de la Plaza de Armas de Cusco para dirigirse al noreste a la calle Triunfo, encuentra una vía poco iluminada en subida y progresivamente estrecha en la calle Hatunrumiyoc. El camino está flanqueado por una pared compacta e incrustada de monolitos en diorita, cada uno con una forma diferente del vecino, pero todos perfectamente unidos según un diseño. La escasa visibilidad, la ausencia de transeúntes y la lluvia nocturna a 3400 metros hacen acelerar el paso, revelando así una sorpresa del recorrido: a ambos lados de la calle la línea quebrada de las junturas entre piedras parece animarse en la penumbra, mostrando un movimiento fluctuante en perspectiva, capaz de alterar la percepción de la profundidad. El diseño de las fugas, abandonando la tranquilizadora convergencia fija, toma vida, dejando ver una forma fluida y un movimiento serpentiforme, mucho más parecido a una corriente de agua que a una calle. Ninguna abertura en el recorrido interrumpe este efecto, que se proyecta hasta el final del ex-palacio de Inca Roca y rodea toda una manzana. A una cierta velocidad la calle literalmente se mueve junto a quien la recorre, configurando un flujo espacial dinámico que recuerda la navegación. Observando este movimiento, se tiene la impresión de que la piedra expresa una naturaleza dúplice: de un lado como elemento estructural de la pared, por el otro como sistema vertebral de un movimiento animado. Quien ha construido un espacio similar en la traza urbana inca ha tratado de superar las posibilidades expresivas de la piedra para revelar otro aspecto, menos visible pero igualmente importante: la idea de un recorrido compuesto por piedras animadas. El escritor peruano José María Arguedas ve precisamente este fenómeno cuando describe ese lugar, denominando a la piedra “sangre profunda” y comparando sus junturas con ríos tormentosos, similares a los que atraviesan las venas de los pueblos indígenas. La idea de que una roca pueda vivir o expresar una intención es noción común en el mundo andino. Según este punto de vista un muro puede caminar, elevarse al cielo, alcanzar el fin del mundo y regresar a su lugar de origen. Las piedras hablan, enseñan y se desplazan, habitando junto al hombre y a otras formas de vida, un paisaje armónicamente compartido. Pero la historiografía occidental tradicional no está preparada para aceptar un fenómeno semejante. Por muchos lados es un problema comprensible: considerar un mineral dotado de conciencia y memoria es un desafío científico hasta ahora insuperable. Sin embargo esta convicción no sólo se halla arraigada durante la estación cultural inca y aquella colonial, sino que sobrevive hoy, en cada región de la cordillera; las evidencias arqueológicas además muestran su proyección en el pasado, hasta el origen de los asentamientos y dondequiera en la sierra, en la costa y en la selva. La percepción de un espacio depende ante todo de las formas que se presentan a los ojos de un observador. Pero ¿cómo logra la forma de una fila de piedras alterar la materia, al punto de generar una imagen tan diferente de aquella materialmente mesurable? ¿Cómo puede una calle, cuando se recorre, transformarse en un río? 18 Las respuestas estéticas andinas a tales interrogantes pasan necesariamente por una investigación geográfica, que a su vez debe afrontar la escala dimensional de la biodiversidad tropical, en estas regiones dotadas de una variedad desconocida en otra parte. Más colores, más formas, más materias, más minerales, más seres vivientes, todos en un ordenamiento climático muy variable, generan una variedad de soluciones formales casi inagotable. ¿Cómo leerla? ¿Qué pensamiento geométrico se cela detrás de esta multiplicidad de formas? Enfocando la mirada en el centro de la cordillera, el contexto natural indica tres grandes ambientes: la costa desértica, surcada de este a oeste por un peine de ríos dirigidos al Océano Pacífico, la sierra propiamente, con picos y valles caracterizados por muchos microclimas y la selva, con la mayor biodiversidad del planeta. Hacia el norte, la cordillera se divide en varios ramales que alternan valles de selva, en cambio hacia el sur la aridez del clima y la proximidad al océano restringen las regiones habitables. En este inmenso territorio, desde las sociedades de cazadores y recolectores que se remontan a la primera ocupación del subcontinente, ha sido necesario definir una mediación con las manifestaciones climáticas y ambientales para poder sobrevivir. Las fuerzas en juego en los Andes son tales que causan desde las primeras manifestaciones de la expresión humana un sentido de respeto y atención hacia los procesos bioclimáticos, que desarrolla en el tiempo un culto extendido a las diferentes manifestaciones de la vida. Comprendiendo que el ser humano no es un dominador de la naturaleza sino sólo un elemento de un mecanismo mucho más vasto e inteligente, los pueblos andinos han dado vida a sociedades cosmocéntricas, concentradas en torno a centros ceremoniales y conectadas en el paisaje a través de sistemas reticulares, que han permitido a una población reducida, el control de territorios incluso muy extensos. En costa, sierra y selva la época arcaica ha desarrollado y mantenido con éxito y longevidad este modelo habitacional, dando vida y desarrollando un pensamiento estético. Sin embargo la mirada analítica occidental, acostumbrada a separar una obra de su contexto y a analizar las dos entidades separadamente, se ha encontrado en gran dificultad frente al imaginario expresivo andino. Si a ello se agregan la naturaleza ágrafa de las culturas pasadas y un sentido del espacio basado en principios geométricos no euclidianos, se entiende cómo la investigación se haya mantenido casi siempre en un plano estrictamente arqueológico. Pero los edificios, como las actividades cultuales, están hechos también de su historia y no todos forman parte de un patrimonio sepultado; las malocas funcionan como centros ceremoniales ininterrumpidamente desde hace miles de años en la selva; las canchas de la sierra continúan constituyendo el más eficaz sistema de agregación espacial y los peregrinajes a las montañas sagradas, que reúnen anualmente decenas de millares de personas, no han cesado nunca de repetirse; la misma calle Hatunrumiyoc en Cusco forma parte de una trama urbana recorrida diariamente por millares de pasantes. Aunque muchas diferentes experiencias sociales y políticas se han alternado en el territorio andino antes del impacto español, existe una memoria histórica, aún hoy visible y mesurable, cuyos orígenes prehispánicos se pueden reconstruir. Es una memoria fragmentada, parcial y generalmente inaccesible, ya que está codificada 19 ArQUiteCTura Andina en un lenguaje distante de aquel occidental, en el tiempo, en el espacio y en las intenciones. Pero es una memoria material e inmaterial coherente, capaz de proponer ideas y soluciones traducibles. La historia de la arquitectura andina se presta a un estudio analítico y a una traducción por al menos tres motivos principales. Ante todo se trata de un proceso del subcontinente independiente de otros contactos o influyentes por varios milenios y esta característica permite observar cómo las nociones de territorio, paisaje y arquitectura se han afirmado de manera autónoma y cómo solas se han transformado. En segundo lugar la evolución entre épocas presenta una complejidad social y económica de amplio horizonte, desde las primeras sociedades agrícolas de época arcaica hasta aquellas teocráticas en época formativa, a las estructuras estatales wari o inca, se manifiesta una vastísima gama de soluciones intermedias, cada una de éstas hace propio un modelo arquitectónico para manifestar un tipo de poder, de forma agregativa, de cohesión cultural. De ello deriva un panorama extremadamente variado en las formas y en los lenguajes, que hasta ahora no han recibido una verdadera ubicación. El tercer motivo sugiere un desafío conceptual, útil no sólo para la comprensión del mundo andino, sino también para ampliar el conocimiento a la pluralidad del saber estético. ¿De dónde viene el patrimonio volumétrico, tipológico y arquitectónico de este mundo? ¿Qué parte de su lenguaje está viva hoy? ¿De dónde viene la forma? InTRODUZIONE Las malocas amazónicas presentan centros ceremoniales aún completamente íntegros. Observando el territorio andino a partir de la mirada de sus habitantes, este trabajo investiga y trata de traducir las formas naturales, para aprender a leer las señales visuales que van más allá de aquellas conocidas e inmediatamente perceptibles y traducirlas a un sistema morfológico comprensible. La definición de caracteres tipológicos y elementos de la arquitectura, junto a una taxonomía, provee entonces instrumentos de análisis morfológico propios de los contextos constructivos locales y no importados de gramáticas ajenas. El análisis tiene origen en la costa central peruana en el 3000 a.C. donde una tradición arquitectónica monumental ha expresado una vasta proliferación de modelos ceremoniales en el norte, centro y sur. El mismo fenómeno es analizado seguidamente en la sierra, considerando cómo algunas soluciones llegan a ser con el tiempo, una tradición compartida. La costa tardía, con las grandes expresiones teocráticas de Moche, Nasca, Chimor y Pachacamac es sucesivamente tomada en consideración, hasta regresar a la sierra ampliando la mirada a las regiones septentrionales y meridionales e identificando en aquellas centrales las estaciones constructivas de Recuay, Tiahuanaco y Wari. En fin, una investigación territorial general observa el fenómeno constructivo expansivo inca y una observación puntiforme, la arquitectura ceremonial histórica y contemporánea del área de la selva. Proporcionar un mapa exhaustivo de los territorios andinos no es la finalidad de este trabajo, que se plantea en cambio cómo leer algunos modelos, cómo reconocer su trayectoria formal, cómo identificar las tipologías ceremoniales y cómo observar el espacio a partir de la mirada de quien lo ha pensado y construido. ¿Cómo puede un pequeño centro ceremonial controlar un territorio vastísimo? ¿Cómo puede la idea de un binomio entre espacio sagrado y profano durar por milenios? ¿Cómo puede una calle, cuando se recorre, transformarse en un río? No se encuentra una solución unívoca a estas interrogantes, pero existe un modo eficaz de acercarse a las respuestas si se recurre a los fenómenos naturales como a una fuente de formas, conocimientos e informaciones significativas. La capacidad de traducir la morfología de la naturaleza en un sistema coherente de ideas es el primer paso para conocer el universo andino y para traducirlo en un mundo comprensible. Un buen proceso de traducción, como un puente, acerca mundos incluso muy lejanos, buscando elementos en común para construir un diálogo. Por más que la naturaleza se manifieste con extrema diversidad entre dimensiones y continentes, existen siempre rasgos similares, como entre un puente, un arco iris, un arco. En el fondo, para quien trata de comunicar, ninguna distancia es demasiado grande para encontrarse. Si para traducir la forma de un arco iris en la sierra de Cusco es necesario saberlo ver con la misma mirada entre las montañas del Jura, quizás no sirve ir demasiado lejos: basta ir a su encuentro en un tren, después de una lluvia en primavera. Páginas siguientes: Al Coricancha de Cusco, templo central de la capital inca, se le ha superpuesto la iglesia colonial de Santo Domingo. 20 21 ArQUiteCTura Andina 22 23 CAPÍTULO I ArQUiteCtura Andina De la naturaleza a las huacas 24 25 ArQuiteCtura Andina capÍtUlo VIII de medicina tradicional asháninca dirigido por Juan Flores Salazar69 en la selva primaria del río Pachitea es una ulterior evidencia de la materialización de una cosmología a través de la arquitectura. Es también la demostración de cómo las formas tradicionales pueden incorporar la eficacia expresiva de su memoria para transmitirla al mundo contemporáneo sin perder su esencia. La práctica médica sheripiari70 de Juan Flores ocurre en el contexto ceremonial de una maloca y su eficacia depende del equilibrio de dos componentes: aquel del compuesto orgánico suministrado y aquel del cronotopo – musical y arquitectónico – en el que la sanación se manifiesta. La transformación de la enfermedad al interno de un espacio ceremonial es literalmente orquestada por el médico, que induce una metamorfosis del espacio arquitectónico en espacio cosmológico, reproduce una armonía local y la propaga entre los pacientes. ¿Cuáles son las formas de esta maloca? Una vez más aquellas del cosmos, indicadas por las plantas al sheripiari en el proceso de la visión. La práctica ceremonial en la maloca extiende los confines del mundo real para incluir aquello visionario delimitando un terreno compartido, compuesto por lo visible y por lo perceptible. Este terreno común, que permite el encuentro y el comercio71 entre sheripiari y espíritus, liga las formas de la visión a las formas de la materia materializando literalmente la cosmovisión, que en última instancia da origen al edificio. Situado en una área originariamente habitada por Kashibos, Ashánincas y Amueshas y precedentemente utilizado como huaca72 cerca a un manantial de agua geotérmica con las propiedades termales del río Pachitea73, Mayantuyacu74 ha sido recientemente reocupado como núcleo habitacional en torno a una maloca ceremonial, edificada junto al río de agua hirviendo. También en este caso el origen mítico del sitio, indicado según Juan Flores por un arco iris, define el sentido del asentamiento. La maloca, que corresponde a una combinación de elementos tipológicos Shipibo y Asháninca, es definida por una estructura ovaloide concebida por una edificación permanente75 y proviene de una visión del sheripiari76 que articula tres estructuras: una ceremonial, una para el sheripiari, una para los pacientes. La forma de la maloca ceremonial es descrita como una barca capaz de albergar el encuentro entre personas, plantas y animales, gobernada por un yacuruna77. Orientada hacia el oeste y en dirección del río, la edificación es empalizada y verticalmente cuatripartita entre palos, plano, rejilla y cubierta78. El ambiente interno presenta un solo ingreso y una subdivisión en dos partes, una diurna y social, una nocturna y ceremonial, separadas longitudinalmente por una línea central de palos. La parte meridional con vista al río tiene un cercado que permite el ingreso del vapor y del sonido del agua: a ésta se dirige el oficiante de una ceremonia, sentado en la parte septentrional, cerrada por paneles en madera, decorados externamente e internamente por algunos icaros79 de la cercana tradición Shipibo80. La cubierta, tipológicamente comparable a las estructuras Witoto, está realizada con dos paneles circulares y dos planos: los palos de soporte internos indican los rayos del movimiento horario heliaco, el mismo movimiento que sucede en el espacio ceremonial. Entre la cubierta y la base existe un plano intermedio definido por una rejilla blanca: su forma permite a los espíritus encontrar su lugar durante la ceremonia. La percepción de estas criaturas durante la ceremonia es directamente proporcional al grado de depuración de quien asiste: para definir una relación con el mundo de los espíritus es necesario curarse y literalmente depurarse. Esta tipología, que asocia un núcleo asháninca a elementos shipibo y de otras tradiciones, se encuentra en más de una región del río Ucayali. En San Francisco de Yarinacocha, cerca a Pucallpa, por ejemplo, es posible reconocer la misma tipología empalizada, pero de planta poligonal en el centro de curas de Herlinda Agustín81. La familia Agustín difunde la medicina tradicional a través de icaros compuestos sobre telas, estudiados por más de un autor82. La maloca de origen Shipibo de Guillermo Arévalo en Iquitos, en cambio, no surge sobre una empalizada y concentra en una cobertura radial ramificada hacia el exterior y prismática hacia el centro la estructura general de su morfología poligonal83. La cubierta utiliza los palos de apoyo para representar la corona de rayos del movimiento heliaco. Los paneles están decorados en el interior y en el exterior por kene shipibo, notaciones musicales de ícaros. 274 La aparente fragilidad material de las malocas induciría a clasificar este fenómeno constructivo como precario y estructuralmente poco durable. Haciendo así se olvida que sólo en la continua regeneración se verifica la auténtica permanencia de las formas y de sus expresiones tipológicas. El análisis tradicional, en cambio, tiende a separar el mundo de las formas de aquel materialmente manifiesto y visible, imaginando que con la desaparición material del edificio se pierda también su patrimonio formal84. En cambio se puede reconocer esta permanencia tan extendida en el tiempo y en el espacio incluso a falta de ejemplos permanentes, capaces de proveer un modelo de continuidad formal. A distancia de milenios y a pesar del urbanismo occidental actual, que se expande sobre el territorio con la velocidad y los caracteres de una metástasis, las malocas continúan renaciendo en los territorios protegidos. ¿Cómo es posible? Es suficiente observar con otros ojos para comprender este fenómeno, superando la dicotomía entre mundo real y visionario: ambos pertenecen a un unicum extendido que envuelve todo lo perceptible, accesible a diversos niveles de 275 ArQuiteCtura Andina consciencia y con diversos niveles de comprensión. Las malocas, ya sea como estructuras perecederas que como centros ceremoniales estables son renovadas periódicamente – o a veces erradicadas por el impacto occidental – pero las formas que las generan no desaparecen: se reforman en la perpetua renovación biótica, en la visión fitomorfa del sheripiari y en la observación morfológica indígena, históricamente acumulada. Los ejemplos que sobreviven son aún capaces de transmitir y traducir nociones médicas, biológicas, musicales de una riqueza utilísima para el conocimiento científico e histórico contemporáneo. La única mitología se presenta con una exhuberancia y una libertad expresiva y narrativa comprensible sólo a la luz de la variedad de la vida natural. capÍtUlo VIII Personajes sobrenaturales antropomorfos y fitomorfos circundan las estructuras de Pajatén, reconocibles bajo el manto vegetal. El mismo paisaje y su noción de kamavéni contienen este principio: un territorio viviente, continuamente plasmado y animado por los espíritus de las plantas y de los grandes depredadores aliados de la comunidad. El jaguar en la tierra y la serpiente en el agua dominan la cadena alimenticia, y al mismo tiempo mantienen un diálogo con los seres humanos, se alían con sus representantes y transfieren a la sociedad nociones esenciales para el progreso del conocimiento. El tema arquetípico de la serpiente, omnipresente en las tradiciones amazónicas como axis mundi y origen de la vida es una evidencia de esta implicación ambivalente con la naturaleza. Por tal razón aparece con tanta frecuencia en las cosmovisiones que estructuran las malocas. La serpiente es un depredador triturador e implacable, cuyo encuentro significa para la presa la muerte. Pero durante la narración mítica revelada en el espacio ceremonial, su danza musical en el agua o en el cielo, y su canto al principio del universo llevan consigo la regeneración perpetua de la vida y de su secreto. La espiral de la anaconda es mortal, pero también verde y luminosa, resplandeciente y musical, animada por una geometría sonora continuamente mutante. Su vida, como aquella de la selva, se alimenta constantemente de lo que muere. El reconocimiento de este proceso, depredador y feroz, pero al mismo tiempo luminoso y multiforme anima el cronotopo ceremonial con diversas enseñanzas: el respeto hacia los recursos y los alimentos, la negociación de una cantidad de estos recursos con las fuerzas de la naturaleza y el reconocimiento a través de la presa en la misma forma que origina la vida. Pero para reconocer sus muchas dimensiones es necesario aceptar también su lógica y la realidad visionaria. La forma que anima una serpiente es deducible en su comportamiento solitario y ambivalente: por un lado espíritu donador de vida en la danza y por el otro señal de muerte en la caza, en una espiral eternamente regeneradora, de la que desciende todo un patrimonio mítico. La serpiente de la visión ceremonial no es matada, sino enfrentada: quien vence el miedo de danzar con el depredador aprende también a morir cabalgándolo. La serpiente a su vez mira al hombre valiente que la desafía y le devuelve la vida con el canto. Cabalga la serpiente. Páginas siguientes: El ingreso cuneiforme de Cuelap constituye un recorrido en subida que llega al centro del área edificada. 276 277 CONCLUSIONES Conclusiones E l análisis morfológico de las expresiones arquitectónicas y urbanísticas del mundo andino, en la vastedad del cuadro cronológico plurimilenario existente y de un contexto geográfico de varios millones de km2, no se presta a síntesis unitaria alguna. En el curso de la historia, la diversificación expresiva testimonia una inagotable proliferación de lenguajes, formas, y soluciones al tema del espacio construido y habitado. Sin embargo, este inmenso patrimonio, observado en su conjunto y a una cierta distancia, permite reconocer la historia compartida de una red muy bien conectada en el tiempo y en el espacio. Tal red, basada en el intercambio capilar de bienes de la sierra, de la costa y de la selva no ha cesado nunca de funcionar, ha difundido y constantemente ha reinterpretado modelos estéticos reconocibles, de los que es posible obtener algunas consideraciones. La arquitectura andina, manipulando conscientemente la forma y sus referencias simbólicas, ha construido un mundo en constante evolución a partir de algunos principios comunes, compartidos por las sociedades cosmocéntricas: el dualismo, la tripartición, la cuatridimensionalidad. Junto a estas coordenadas se ha subseguido la aplicación de algunos modelos, como la chakana, o la consolidación de los volúmenes, con el uso cíclicamente reconstructivo de los montículos escalonados, o la definición de altares en torno a los lugares de hierofanías. Más que una evolución se puede pensar en una coevolución de formas, en la que el carácter ceremonial de la arquitectura se ha ido consolidando hasta adquirir tipologías longevas. La sociedad ha mantenido estructuras reconocibles, que la investigación arqueológica hoy puede comparar entre épocas y regiones: el mapeado de la historia social andina diseña un territorio compuesto, en que la confrontación entre condiciones bioclimáticas determina ordenamientos repetibles: sociedades igualitarias, jerarquizadas, complejas, teocéntricas, teocráticas, estatales. Al interior de estas estructuras se pueden reconocer modelos estéticos unitarios, que a su vez se remiten a principios panandinos. Sin embargo en este contexto el proceso de transformación de las formas visuales es perennemente mutable: los temas iconográficos multizoomorfos, por ejemplo, se remiten a los mismos progenitores ancestrales, pero no se repiten jamás del mismo modo; todos pueden reconocer su contenido, pero el lenguaje que los expresa posee una identidad local siempre muy relevante. Así sucede con la arquitectura: el templo entendido como montaña diferida, asume continuamente la forma de un montículo escalonado por miles de años, pero no se encuentran dos ejemplos iguales. La plaza hundida, la tipología en U, o incluso la pirámide con rampa indican una morfología comprensible por todas las etnias, pero cada vez solidamente anclada a un contexto local. Esta perpetua variación en el proceso evolutivo se puede reconocer, cuando se focaliza la atención en la vida de las formas. Ya desde el periodo arcaico y formativo se advierte un proceso de constante experimentación formal, que en la costa se vuelve un verdadero laboratorio de modelos, tecnología y tipos arquitectónicos: desde las plataformas con contrafuertes de Ventarrón hasta las grandes proyecciones longitudinales de Moxeque en que la dimensión del recorrido laberíntico en el espacio sagrado, asume los rasgos de una tradición consolidada. La costa central desarrolla en este periodo tipologías en U alrededor de un espacio abierto, desde centros monumentales como Caral hasta sitios localizados en cadena entre valles, consolidándose como territorio policéntrico. En la costa sur en cambio un principio de autonomía constructiva y organizativa del territorio permite la consolidación de polos cultuales definidos por montículos artificiales animados por una red dinámica de recorridos y paradas. La sierra arcaica a su vez afirma una tipología independiente de altares de fuego, a través de las formas en sumidad protegidas por la tradición Mito: los templos con aposento definen una monumentalidad microdimensional, en que el fuego, como en la costa, cumple un rol ritual unificador. Más al norte, en la sierra de Cajamarca la constante relación de intercambio con la costa se hace más explícita, no sólo por la presencia consolidada de Huacaloma o Kuntur Wasi, sino también por la administración de los recursos, ya desde una época arcaica, a través de la canalización de Cumbemayo. La presencia de una infraestructura hidráulica tan extendida y elaborada en una época que precede a las grandes estructuras estatales arroja una luz central en el conocimiento y el uso del territorio: la creación de una infraestructura productiva y de intercambio de base reticular es posible también en ausencia de un único sistema normativo unificante y demuestra la atención de las sociedades andinas hacia las reglas bióticas, que son repetidas por la planificación. La visión de la naturaleza y de la complejidad de sus reglas se manifiesta también en el espacio anatrópico de Chavín, en el que la presencia simultánea de vistas, recorridos y escenarios constituye una imagen plural. Un tema constante de la arquitectura andina es aquel de la mirada común en un espacio unánime, comprensible simultáneamente desde posiciones diferentes. En la arquitectura no se reproduce una forma, sino su multiplicidad, inmediatamente perceptible como más vasta que la mirada de un solo individuo. La fuerza simbólica de esta idea genera una sólida función agregante en torno a los centros ceremoniales por mucho tiempo. La sociedad Moche interpreta este principio al interior de una estructura jerárquica, que identifica en el centro un tipo de agregación seleccionable, evidenciada , por arquitecturas como la Huaca de la Luna o El Brujo. La 280 estructura escalonada de los montículos en este caso, identifica un progresivo proceso de transformación visual y conceptual de los ambientes elevados, a los que sólo la elite sacerdotal accede. También la arquitectura funeraria refleja esta selección social e indica un uso teocrático del espacio ceremonial, donde caracteres antropocéntricos comienzan a adueñarse de la función escénica y pública del sitio. La región de la costa Norte presenta con continuidad un fenómeno urbano alrededor de las huacas, ya sea en época Moche, como con Lambayeque y Chan Chan. Esta es una evolución social importante, que se manifiesta a través de una proliferación constructiva en diversos sitios, indicando un proceso de aglutinación, productivo, administrativo y residencial, en torno a las huacas. Se trata de un proceso de secularización del espacio, en el que todavía no se observa una ciudad en el sentido estricto: la predominancia de la dimensión ceremonial o de los macrorecintos, la ausencia de una malla vial y sobre todo de una forma urbis, no permiten llegar a esta definición. En la costa central en cambio, las prácticas ceremoniales mantienen un predominio constructivo y aunque se extiendan hasta la dimensión de una capital teocrática como Pachacamac, usan el espacio público y político al interior de una tradición ritual. Al sur este fenómeno está aún más difundido: el sitio de Cahuachi se extiende por 24 km2 de edificaciones no seculares, generando una geometría meandriforme íntimamente conexa con los recorridos ceremoniales de los geoglifos en la pampa. Mientras las capitales teocráticas y los centros ceremoniales gobiernan un tejido conectivo cohesionado en el territorio costero, en la sierra la proliferación formal de modelos está más difundida e identifica soluciones que abarcan desde la arquitectura funeraria hipogea de Tierradentro en Colombia hasta las tipologías urbanas residenciales de los Andes meridionales. En el norte el uso de los monolitos se refleja en la estatuaria funeraria de San Agustín, que constituye para los vivos la memoria vernácula del espacio de los antepasados: la presencia misma de monolitos o huancas garantiza un nexo con los ancestros y los hace volver al presente. En los Andes centrales en cambio, los asentamientos residenciales Recuay alrededor de un espacio público ceremonial alteran la mirada sobre el territorio, distanciándose de la tradición de Chavín y comenzando a constituir nuevas formas de agregación y de organización entre los valles. Pero no se trata de un fenómeno compartido por doquier: en los altiplanos meridionales la relación centrípeta con un lugar sagrado da vida a la capital de Tiahuanaco, que junto con Cahuachi, Pachacamac y quizás también Chavín, configura una geometría originaria, en este caso directamente cosmográfica, para mantener un equilibrio entre las diversas tradiciones culturales que atañen al centro. De un lado entonces las capitales teocráticas mantienen viva una tendencia plurimilenaria, por el otro las cambiantes condiciones de vida del periodo intermedio antiguo, el aumento de la población, de los intercambios con la respectiva infraestructura de transportes produce ya sea la planificación urbana Wari como las tipologías residenciales de Chile y Argentina, en que el espacio se seculariza. Estas diversas tendencias son asimiladas y reinterpretadas por el advenimiento de la sociedad inca, que hace de su arquitectura un emblema de expansión. Fundando de nuevo la capital del Cusco como centro del mundo, los planificadores del territorio definen una cuatripartición del mismo que en última instancia corresponde a la definición tradicional de una geografía sagrada, difundida en todo el territorio andino. Desde la definición de un recinto cuatripartito como la cancha, este principio panandino se extiende a una red territorial que ocupa, con las especificidades de cada contexto costa y sierra, acercándose a la ceja de selva. La red es integrada por una infraestructura de recorridos capaces de conectar regiones y pueblos incluso muy distantes. Precisamente la conexión de un sistema de comunicaciones extendido y veloz permite por primera vez observar la presencia simultánea de paisajes y asentamientos radicalmente distantes y diversos, que hacen suyo un nuevo lenguaje, basado en la combinación de pocos elementos como la cancha, el ushnu y la kallanka. La cantidad de intervenciones en menos de un siglo de expansión sobre más de 3 millones de km2 muestra un panorama compuesto, en el que coexisten fundaciones urbanas ex novo, como Huánuco Viejo, intervenciones sobre específicas áreas ceremoniales como Pachacamac, inclusiones de tradiciones locales como Ingapirca o paisajes completamente plasmantes como Machu Picchu. El éxito de este modelo está precisamente en su extremada adaptabilidad y en la capacidad de presentar a toda escala de intervención la identidad y la fuerza expresiva de un nuevo lenguaje estético: el reconocimiento inmediato de este modelo transforma la construcción en un emblema y en un vehículo de persuasión casi ubicuo. Los pueblos de la montaña desarrollan históricamente una espiritualidad que se expresa también a través de la arquitectura ceremonial y los espacios sagrados. Pero escasamente el patrimonio iconográfico y el imaginario expresado por estas creencias tiene origen sólo en la montaña o en el desierto, porque las condiciones geográficas de estas regiones no observan directamente la máxima manifestación de la vida. En cambio las sociedades de cazadores y recolectores de la selva, identifican en la expresión visual de la misma ese universo formal necesario para construir una cosmovisión compleja. Ello alcanza una forma visible en las manufacturas y en la arquitectura mayormente donde la selva deja de existir y necesita una referencia sustitutiva, tangible y permanente. Son la sierra o la costa en efecto, los lugares en que se desarrollan las grandes arquitecturas monumentales. Es la selva 281 Capítulo 3 Regesto de sitios Cuadros de elementos y caracteres espaciales MAPA DE UBICACIóN DE SITIOS Elementos Cubiertas Horizontales Planos Suelos Elementos Fachada Umbral Bastidores-tabiques Verticales Columnas Filtros Ingresos-Salidas Aperturas Descanso Parada Ventanas Hornacinas Salientes Recorrido Escaleras Conexiones Rampas Corredores Nudos-Centros Plataformas Ascenso Descenso Espacios abiertos Recintos Anterior Posterior Frente Detrás Advertencia fonética El quechua, el aymara y los otros idiomas indígenas de los de los Andes son orales. Consiguientemente su transcripción fonética es sujeta a numerosas variaciones, no agrupables bajo un solo criterio. Aquí ha sido utilizada la fonética por sitios y nombres propios mayormente adoptada por las publicaciones científicas de los últimos vente años, que no han todavía encontrado una solución univoca. Advertencia cronológica La ubicación cronológica de los sitios más antiguos en los Andes no ha todavía alcanzado un estado definitivo, sea porque la investigación científica continuamente pone los datos al día, sea porque el patrimonio conocido es muy superior al censado. Aquí no se pretende entrar en un debate estrictamente arqueológico sino más sencillamente proporcionar al lector una referencia histórica de los lugares de los que se habla. Lat facies 1. Lat luminaris 2. Gr λιμην 3. Lat solea 1. Lat de-campsare Gr καμπτω Scr qamp 2. Lat sub stare 1. Lat re-currere 2. currus 3. Scr c’ar Lat ad/de scandere scala Scr skand Lat ante Gr αντι Itt Cara Lat post 1 Lat Frons 2 Sscr bhru Gr οφρυς 3 Gr οιδα 1. Lat vertere Ind vred 2. Ind Tem Ingreso Puorta Hornacina Ventana Finestra Limite Jamba Columna Columnata Pilastra Cobertura Piso Suelo 284 Étimo 1Lat intra gradior Ind antar 2Gr πυλη, πελος Lat portus 3Gr πειρω πορος Sscr par Lat nidus Ang nest 1Lat ventus 2Lat finestra Gr φωτος φανοπτης, φαινω 3Sscr Bhan Lat Limitellus Gr λιμην Lat Stipes 1. Lat culmen, Scr C’al 2. Lat celsus cello Gr κελλω Lat pila Lat cum ope-rire Gr επι Scr api Lat pavimentum, pavio Lat solum Ind Sod – sed Gr υδος, εδαφος σεδαφος Sscr sad Definición Lado del edificio orientado hacia el exterior 1. Apertura 2. Puerto, recepción 3. Marco 1.Girar, plegar terminar 2. Ser latente rígido, muerto Revestimiento de un edificio Quinta, Bastidor Espacio enmarcado de pasaje y transformación 1.Regresar periódicamente 2. Carro 3. Correr Escalera Subir saltar afuera, caer, precipitar Ante – Post Lugar dinámico de movimiento rítmico Espacio de aceleración Corredor, Rampa Lugar dinámico vertical Aparición - desaparición Escalera Rampa Saliente – entrante Delante -Detrás A. espacial B. temporal Lugar estático en ausencia de movimiento Límite 1 Pensamiento 2 Cornisa 3 Apariencia “ he visto entonces sé” 1. girar tiempo lo que regresa 2. cortar Ocasión Lugar frontal y alto Elevación Esquema verticalizante Lugar posterior o más antiguo 1. En medio a Pasaje, lo que se atraviesa Destino 2. Puerta, Puerto Devenir, moverse 3. Pasaje, puente, tránsito Establecer concha 1. Viento 2. Luz 3. Manifestar, recibir luz 4. iluminar Cuadro Cronológico Detrás Antes 3000 2700 2000 1800 Cronología procesual Arcaico medio Arcaico superior Cronologia estilística Precerámico medio Precerámico tardío Estadio Neoliticización 1000 Formativo inferior 500 Formativo medio Periodo inicial Ventarrón Collud Salinas de Chao Superposición estructural 1. Poner encima 2. Adaptar, defender Formativo superior Zarpan Purulen Punkuri Sechín Bajo Sechín COSTA NORTE Umbral Apoyo Interrupción elevación Espacio filtro Estructura vertical portante Extremo superior de la construcción 0 Horizonte antiguo Sechín Alto Las Haldas Moxeque: P. Llamas Cerro Blanco 400 m Límite Fuste 1. Moverse hacia lo alto 2. Sobresalir, resaltar, alto a.C. Etapa formativa Huaca Prieta Cavidad Alveolo - entrante Luz, pasaje iluminado o enmarcado 22. Piedra Parada 23. Aspero 24. Caral 25. Bandurria 26. El Paraiso 27. La Florida 28. Garagay 29. Cardal 30. Mina Perdida 31. Chococota 32. La Cumbe 33. Tambo de Mora 34. Huaca Alvarado 35. Soto 36. Chongo 37. Karwa 38. Animas Altas 39. Huaca de Los Reyes 40. San Pablo 41. Huaca Limay 42. Cerrillos 43. Chuchio 1. Huaca Lucía 2. Ventarrón 3. Purulen 4. Huaca Prieta 5. Caballo Muerto 6. Huaca de los Chinos 7. Alto Salaverry 8. Huaca de la Cruz 9. Salinas de Chao 10. Tizal 11. Cayhuamarka 12. Punkurí 13. Sechín, Sechín Alto, Sechín Bajo. 14. Huerequeque 15. Huaynuná 16. Las Haldas 17. Moxeque 18. Pallka 19. Cerrilllos 20. Chanquillo 21. Los Gavilanes Ámbito espacial Pallka Huaca de los Reyes Chanquillo Aspero Caral COSTA CENTRAL Bandurria El Paraíso Garagay La Florida Cardal Transitado, apisonado Ir, entrar, limitar, umbral Establecer, tener lugar Lo que está Extremo inferior de la construcción La parte más baja Marco de la base Soto San Pablo Alvarado COSTA SUR Cerrillos Karwa 285 ArchiteTtura 1 Andina 2 Capítulo 3 3 Plataforma 40 0m 400 m 400 m Plataforma 400 m 400 m 4 400 m 5 14 12 400 m 13 400 m 0 40 15 16 m 400 m 17 7 400 m 6 400 m 19 9 8 12. Garagay, (Servicio Aerofotográfico Nacional) 1. Sechin Alto (Pozorski y Pozorski, 1987). 400 m 2. Las Haldas (Pozorski y Pozorski, 1987). 3. Sechin Bajo (Fuchs, 2006). 400 m 4. Sechin (Maldonado, 1992). 5. Moxeque (Pozorski y Pozorski, 1994). 11 10 6. Pallka, pianta (Pozorski, 1987). 7. Pallka, 3D (Chávez). 8. Caral, pirámide mayor 3D (Tavera). 9. Aspero, 3D (Tavera). 10. Pirámide La Huanca, 3D (Proyecto Especial Arqueológico Caral). 11. Caral (Shady, 2003). 286 20 18 13. Huaca La Florida, (Servicio Aerofotográfico Nacional) 14. Huaca El Paraíso (Engel, 1967). 400 m 15. Garagay (Ravines e Isbell, 1975). 400 m 21 16. Huaca La Florida (Patterson, 1985). 17,18. Cardal, (Burger, gen, 1992). 22 400 m 19. Complejo Soto, Huacas 26 y 25 (Canziani, 1992, gen, 2009). 20. Secuencia constructiva de Cerrillos (Canziani, gen, 2009). 400 m 21. Complejo San Pablo (Canziani, gen, 2009). 22. Secuencia constructiva de la Huaca 25 (Canziani, gen, 2009). 400 m 400 m 400 m 287 400 m Capítulo 4 Capítulo 4 23 24 MAPA DE UBICACIóN DE SITIOS SIERRA TEMPRANA 1. Pacopampa 2. Poro Poro 3. Kuntur Wasi 4. Layzón 5. Huaca Loma 6. Cumbemayo, La Copa 7. La Galgada 8. Tumshukaico 9. Cerro Blanco 10. Huaricoto 11. Chavín de Huántar 12. Piruru 13. Shillacoto 14. Kotosh 25 400 m 400 m 26 Cuadro Cronológico 3000 2700 2000 1800 Cronología procesual Arcaico medio Arcaico superior Cronologia estilística Precerámico medio Precerámico tardío Estadio 1000 Formativo inferior Formativo medio Periodo inicial Neoliticización 500 a.C. 0 Formativo superior Horizonte antiguo Etapa formativa Pacopampa Poro Poro Kunturwasi Layzón SIERRA NOR-CENTRAL Huacaloma Cumbemayo La Galgada 400 m Tumshukaico Huaricoto Chavín Piruru Kotosh 27 23. Piruru (Bonnier, 2007). Fases constructivas. 24. Huaricoto (Burger y Burger, 1986). 25. Pacopampa (Morales, 2008). 26. Tumshukaico (Servicio Aerofotográfico Nacional). 27. Poro Poro (Alva, 1986). 288 289 Capítulo 5 Capítulo 5 28 MAPA DE UBICACIóN DE SITIOS COSTA TARDíA 1. Batán Grande 2. Túcume 3. Pampa Grande 4. Huaca Rajada 5. Huaca Chotuna 6. Dos Cabezas 7. San José de Moro 8. Pacatnamú 9. Huaca Pucllana 10. Farfán 11. Mocollope 12. El Brujo, Huaca Cortada, Huaca Cao 13. Cerro Mayal 14. Galindo 15. Huaca del Sol y de la Luna 16. Chan Chan 17. Chayhuac 18. La Muña 19. Huaca del Dragón 20. Huancaco 21. Gallinazo 22. Pampa de los Incas 23. Huaca China 24. Pañamarca 25. Manchán 26. Paramonga 27. Cerro Trinidad 28. Pisquillo 29. Pampa de las Flores 30. Chontay 31. Cuyo 32. Pancha la Huaca 33. Cerro Culebra 34. Playa Grande 35. La Uva 36. Copacabana 37. Maranga 38. Cajamarquilla 39. Mateo Salado 40. Puruchuco 41. Armatambo 42. Pachacamac 43. Huaca Estrella, Huaca Santa Inés 44. La Centinela, Tambo de Mora, La Cumbe 45. Litardo, Las Huacas, San Pedro 46. Dos Palmas 47. Ranchería 48. Ventilla 49. Los Molinos, La Muña 50. Huayurí 51. Cahuachi 52. Huaca Maranga 29 30 31 28. Gallinazo (Canziani, gen, 2009). 32 33 29. Huaca de la Luna (3D Tavera). 30. Huaca de Luna (Proyecto Arqueológico de las Huacas del Sol y La Luna). Cuadro Cronológico 0 a.C. Formativo Cronología procesual 500 d.C. 1000 Desarrollos regionales 1470 Wari Intermedio antiguo Cronologia estilística 700 Estados regionales Horizonte Medio Intermedio tardío Inca Horizonte tardío Reinos combatientes Desarrollos regionales Estadio 1533 Batán Grande Huaca Chotuna Sipán Dos Cabezas 35. Huaca Cao (Proyecto Arqueológico el Brujo, Fundación Wiese). Farfán Dos Cabezas San José de Moro San José de Moro Pacatnamú Pacatnamú Mocollope Mocollope COSTA NORTE Huaca del Sol y de la Luna Chan Chan Huaca del Sol y de la Luna 37. Pampa de los Incas (Canziani, gen, 2009). Huaca Dragón Complejo Gallinazo Huancaco Huancaco Pampa de los Incas 400 m Pampa de los Incas Huaca China Huaca China Pañamarca Pañamarca 35 Manchán 36 Paramonga 37 COSTA CENTRAL Cerro Trinidad Maranga Lima Maranga Ychsma Pucllana Lima Pucllana Ychsma Cajamarquilla Cajamarquilla Ychsma Mateo Salado Armatambo Pachacámac Lima Cahuachi 3 COSTA SUR 290 34 36. Huancaco (Bourget, 2003). Complejo El Brujo Galindo 32. Huaca del Sol y de Luna, (Proyecto Arqueológico de las Huacas del Sol y La Luna). 33,34. Huaca Cao, planta y 3D (Proyecto Arqueológico el Brujo, Fundación Wiese). Tucume Pampa Grande 31. Huaca del Sol (Canziani, gen, 2009). Pachacámac Ychsma Cahuachi 5 Pachacámac Inca La Muña Huayuri La Centinela 291 Capítulo 8 Sitios arqueológicos 1. Buritaca-Kogi 2. Huapula 3. Kuelap 4. Gran Pajaten 5. Revash 6. Moxos 1 16 11 13 12 14 2 15 3 9 7 10 8 45 17 18 19 Grupos étnicos 7. Boras 8. Ocaina 9. Yanomamo 10. Pira-Parana 11. Cubeo 12. Tukano 13. Makuna 14. Ashuar 15. Shuar 16. Kogi 17. Yekuana 18. Ashaninka 19. Shipibo-Conibo 6 96 97 99 98 101 102 100 96. Buritaca, Teyuna (Giraldo, 2009). 97. Saminashi (Duque, Salazar, Castaño, 2004). 98. Revash (Kauffmann, gen, 1993). 103 99. Huapula (Rostain, 2006) 100. Moxos (Barba, 2003). 101. Malocas Bora, Ocaina y Witoto, (Marussi, 2004). 102. Maloca Bora (El Ojo Verde, 2000). 103. Cosmovisión de la maloca de Mayantuyacu, (Flores, 2009). 300 Glosario Adobe: Ladrillo crudo compuesto de arcilla, agua y materiales vegetales, dejado secar al sol y luego empleado en la edilicia. ción y conciliación de elementos correspondientes y opuestos. Eje central del que tiene origen la organización del espacio. Altar al fuego: Espacio destinado al culto, caracterizado por hogares semienterrados en ambientes cerrados y de acceso muy limitado. Chullpa: Estructura funeraria de sección cilíndrica o cuadrilateral, generalmente en piedra, en la que el cadáver inhumado es puesto en posición fetal. Andenes: Terrazas útiles para crear áreas cultivables sobre las pendientes de las montañas. Corriente de Humbolt: Corriente oceánica que desde Chile se dirige hacia el norte, enfría las aguas tropicales, manteniendo el océano extremadamente pescoso. Antara: Instrumento musical de viento compuesto por una única fila de cilindros de cerámica. De forma esencialmente triangular con dimensiones muy variables. Apu, o Achachila: En lengua aymara, designa el “espíritu de la montaña”, el antepasado fundador de la comunidad transformado en piedra e identificado con la principal formación rocosa del territorio. Audiencias: Estructuras en U interiores a recintos con una secuencia regular de vanos, utilizables para diversas funciones públicas. Ayllu: Unidad política, social y administrativa que identifica el territorio de pertenencia de una comunidad. Cancha: Unidad constructiva cercada en torno a un espacio abierto central, con edificios dirigidos hacia el interior e interpuestos por pequeñas cortes. Dotada de un solo ingreso, compone hacia el exterior un recorrido murado y sin vistas. Cangahua: A menudo estrato de tierra utilizado para consolidar estructuras. Ceques: Sistema de alineamientos visuales que se difunden desde el templo central de Cusco hacia las cuatro provincias del imperio inca en modo de definir regiones radiales con los relativos lugares sagrados de los que forma parte (huacas) administrados por grupos familiares de descendencia real (panaqas). Camellones: Sistema agrícola difundido en el área del lago Titicaca dirigido a hacer cultivables las áreas inundadas estacionalmente por las aguas lacustres. Qhapac Ñan: Red principal de la infraestructura vial incaica. Chakana: Símbolo cuatripartito y escalonado, también llamado cruz andina o cruz cuadrada, compuesto por las palabras chaka (puente, unión) y hanan. Chala: Región costera que se extiende desde le nivel del mar hasta los 500 m. de altitud. Caracterizada por un clima desértico subtropical por lo que se alternan inviernos soleados y secos con veranos húmedos con escasas lluvias torrenciales. Champa: Terrón de tierra que contiene raíces de ichu, escuadrado y desecado al sol para ser empleado como material de construcción. Chasqui: Mensajero al servicio del inca, que recorría largas distancias en poco tiempo gracias a un sistema de relevos. Chasquihuasi: Estación de correo situada en el recorrido vial de los chasquis. Chaupin: “Centro”, punto de articula- Cronotopo: En la arquitectura ceremonial, lugar en el que el espacio y el tiempo se encuentran para manifestar una realidad sagrada. La arquitectura y la música en este contexto proveen los parámetros espacio temporales necesarios para volver a evocar una cosmovisión. Cusco: Capital del imperio inca, en quechua “ombligo” y centro del territorio. Geoglifo: Depresión figurativa trazada en el terreno, generalmente de grandes dimensiones, tanto como para poder ser visibles desde lo alto. Hanan: En quechua “alto”, define junto con hurin, “bajo”, un binomio espacial inseparable que indica dos dimensiones en perpetua correspondencia (día/noche, luna/sol, masculino/femenino, etc.). Hanan Pacha: “Mundo de arriba” uno de los tres planos en que se articula el cosmos. Kai Pacha indica el “mundo de aquí y de ahora” y Uku Pacha el “mundo de abajo y de adentro”. Huaca: Manifestación de lo sagrado o hierofanía materializada en un lugar, un objeto o un ser animado. Huanca: “Piedra” que, empleada en contextos ceremoniales, manifiesta un espíritu capaz de comunicar con la comunidad. Huayno: Canto popular andino. Hurin: Parte “baja” en correspondencia con la parte “alta”. Véase hanan. Icaro: Canto ceremonial que permite establecer una relación con los espíritus de la selva. Transmitida de maestro a alumno, cada tradición conserva un patrimonio de icaros originariamente dictados por la polifonía de los sonidos de la selva. Ichu: Hierba de pacedura para los camélidos usada como espesativo en el material de construcción y para la realización de cubiertas. Janca: Cordillera, región geográfica que se extiende por encima de los 4800 m.s.n.m., compuesta por zonas nevadas y glaciares perennes. Kai Pacha: El “mundo de aquí y ahora”. Lugar en que los emisarios de Hanan y Uku Pacha se encuentran para fertilizar la tierra y desarrollar la vida. Kallanka: Aula abierta longitudinalmente y con vista sobre un espacio abierto. Usada para la ocupación temporánea de tropas, barrio de semirresidencia o para hospedar ceremonias bajo techo. Llacta: Fundación urbana inca, principalmente utilizada como centro administrativo del estado. Loma: Vegetación que se desarrolla gracias a la formación de bancos húmedos (neblinas) que penetran el terreno sobre los cerros costeros dispuestos hacia el oeste. Putuco: Tipología habitacional de época Tiahuanaco que ha llegado hasta hoy en forma vernacular y caracterizada por estructuras circulares. Maloca: Casa común, eje y centro de una comunidad establecidada por un fundador. Nudo principal de un retículo de asentamiento y estructura polifuncional: social, productiva y ceremonial. Quechua: Región geográfica comprendida entre los 2300 y 3500 m.s.n.m. típica de los Andes centrales. Presenta un clima templado, adecuado para la agricultura, con una humedad estacional concentrada entre febrero y marzo. Quechua denota también una lengua y un pueblo. Mayu-: En quechua río y galaxia. Mitimae: En quechua mitmac – “esparcir”. Sistema de intercambio interétnico con finalidades productivas y demográficas aplicado por la administración inca para optimizar los recursos y gobernar el territorio. Montículo: Zona sobreelevada del terreno, similar a un cerrito, de carácter natural o anatrópico. Montículo escalonado: Superposición de plataformas progresivamente decrecientes hacia lo alto. Niño: Corriente cálida que, corriendo desde el norte, afecta periódicamente la costa central del Océano Pacífico, provoca inundaciones o sequías. Oasis fluvial: Islas lineales verdes en el paisaje costero, que de otro modo es desértico, que se desarrollan en las proximidades de los cursos de agua. Quincha: Tecnología constructiva formada por cañas recubiertas con un estrato de arcilla, utilizada en la costa para realizar techos y cubiertas. Qollqa: Depósito en piedra y adobe. Recinto esquinero: Edificación aislada en los extremos de los espacios abiertos públicos, de las estructuras ceremoniales escalonadas moche, como Huaca de la Luna y El Brujo. Rupa Rupa: Región de la selva comprendida entre los 400 y los 1000 m.s.n.m., de clima cálido y húmedo. Suni: Región geográfica situada entre los 3500 y los 4000 m.s.n.m., muestra un ecosistema caracterizado por las bajas temperaturas. Suyu: “región” y “cuarto”. Designa una de las cuatro porciones en que está subdividido el territorio inca. Omagua: Región de la selva que se extiende por debajo de los 400 m.s.n.m. Caracterizada por grandes ríos, lagunas forestales y por un clima tropical con elevadas precipitaciones. Tambo: Lugar de descanso a lo largo de la infraestructura vial inca. Los tambos pueden variar por dimensiones e importancia, desde el pequeño asentamiento hasta la fundación urbana. Pacha: “Todo”, el cosmos o “la suma de cada cosa diversa”. Pacha expresa la sucesión cíclica y repetitiva de los procesos temporales. Tapial: Técnica constructiva basada en la compactación de macro bloques de tierra arcillosa empastada con vegetales u otro material. Pampa: Superficie llana, altiplano y superficie desértica. Tahuantisuyu: Territorio de los incas, literalmente “cuatro regiones unidas entre ellas”. Véase suyu. Panaqa: Estirpe o descendencia noble de un inca difunto y venerado como fundador del clan. Pirca: Técnica constructiva andina basada en el empleo de arcilla y grava para la construcción de muros. Templo en U: Tipología arquitectónica de época arcaica y formativa de la costa compuesta por tres montículos escalonados en torno a un espacio abierto central, destinado a acoger público para eventos de tipo ceremonial. Pirámide con Rampa (PCR): Tipología de arquitectura ceremonial compuesta por macrorecintos, plataformas, vanos y ambientes accesibles a través de recorridos preestablecidos y en torno a una rampa central. Terrón: Fragmento de adobe Plaza hundida: Tipología arquitectónica ceremonial dedicada a un número limitado de personas, que define un espacio abierto semihipogeo de dimensiones variables, accesible por dos o más escalinatas. Uku Pacha: “Mundo de abajo” o “de adentro”. Indica el mundo acuático y mineral del subsuelo. Véase Hanan y Pacha. Pukara: Montículos superados por una estructura central y circundados por anillos de murallas. Puna o Jalca: Zona geográfica comprendida entre los 4100 y los 4800 m.s.n.m., con altiplanos semiáridos destinados a la pacedura de los camélidos. Puquio: Depósito subterráneo de agua que diseña una estructura espiraliforme, construida en piedra. Tolas: Montículos superpuesto por plataformas ceremoniales en el área andina septentrional. Ushnu: Plataforma sobreelevada de época inca para permitir al soberano oficiar ritos y celebraciones en los espacios abiertos centrales. Yunga: Región geográfica que se extiende desde los 500 hasta los 2300 m.s.n.m., con un clima subtropical. Puede desarrollarse sobre una vertiente montañosa o costera: el área costera está ventilada y seca, aquella de montaña en cambio, es muy húmeda. 301 Notas ArQUiteCtura Andina 107 Farfán (1995) 108 Nuñez (2009). 109 Llagostera, Baron, Leandro Bravo (1984), Adan (2007). 110 Los 22 recintos circulares relevados circundados por un sistema de murallas están conectados entre ellos por una red de recorridos internos, que define un asentamiento meandriforme, pero a partir de la repetición del mismo carácter tipológico en cúpula. La presencia interna de palos de soporte centrales para la cubierta u hogueras en algunos recintos permite imaginar el uso de la semibóveda o falsa bóveda. 111 Junto con Kella Koku, Pakasa, Kelkaña y Uspa Uspa. Baron Parra (1986), Llagostera, Baron, Leandro Bravo (1984). 112 Durante la primera, correspondiente al primer periodo intermedio, Tulor es construido en las cercanías del río San Pedro y se vuelve meta de poblaciones lejanas, ya sea del norte como del sur, como evidencia la pluralidad de cerámica en el sitio. En un segundo momento, con el retroceso de las aguas del río, es necesario abandonar las actividades en el sitio. 113 Acuto (2008: 850). 114 Rivera (2008: 972). 115 García Azcárate (1998: 159-174). 116 Rivolta Salazar (2007: 123). 117 Leoni y Acuto (2008: 594-598). 118 Leoni y Acuto, ibídem. 119 Pellissero (1985). 120 Leibowicz (2007). 121 Rivolta (2007), Zabrulin (2009). 122 La cronología arqueológica del Cono Sur usa indicar con “Desarrollos Regionales” el periodo que precede a la colonización. 123 Albeck y Zaburlin (2007: 163). 124 Los edificios circulares tienen un f de 4-5 m. 125 Dos áreas separadas, Loma Alta y Loma Baja configuran el área residencial y productiva enucleada a través del cercado y la reagrupación de las estructuras circulares según un criterio no modular. 126 Adan, Urbina (2007: 183). 127 De Feo, Fernández, Raviña (2007: 135-149). 128 También conocidos como Comechingones. Pierini (2004: 277). CapítUlo 7 1 Tahuantinsuyu significa en quechua “cuatro regiones unidas entre ellas”. Cuando trata la historia inca, Rostworowski evita el término “imperio”, ya que “el significado cultural de esta palabra no interpreta ni corresponde a la realidad andina, sino a situaciones relativas a otros continentes” (cap. 1, 1985: 16). 2 Rowe (1963), Hardoy (gen, 1964), Zuidema (1978), Alcina (1988), Bouchard (1976) y Williams (gen, 1980) frente a la vastedad y a la variedad de ejemplos visibles en cada región del territorio inca han indagado en los orígenes de este fenómeno, interrogándose sobre los modelos sociales y urbanísticos, necesarios para generar en tan poco tiempo en un territorio tan vasto un patrimonio arquitectónico y urbanístico similar. 3 Véase el capítulo precedente, en particular Wiracochapampa y Pikillacta. 4 Betanzos (1968 [1551]); Sarmiento (1969 [1572]). 5 “ El Cusco en el ámbito de su Imperio 310 fue cual una Roma en el dominio de esta, así que es lícito comparar una con la otra, asemejándose por magnificencia […]. La cudad estaba dividida en dos partes Hanan Cozco, o sea el Cozco alto, y Hurin Cozco, que quiere decir el Cozco bajo” Garcilaso (gen, 1969 [1609]:7,VIII). La comparación del estado inca con el estado romano tiene origen con Garcilaso de la Vega, que a menudo formula esta comparación para subrayar el aspecto noble y civilizador del estado derrotado por los españoles. 6 La forma de ceques, investigada por Tom Zuidema, tiene origen en el alineamiento determinado por una estela u otra referencia visual, omnipresente en la arquitectura ceremonial precedente. Pero aquí tal función tiene el fin de generar un calendario estatal tendiente a controlar una organización tributaria. 7 De la raíz pata, en quechua “lugar de llanto” y “lugar de alegría”, en referencia a la alternancia de ritos estacionales inca. 8 Además de la cuatripartición existe en las panaqas una tripartición entre tipologías, collana, payan y callao, que es utilizada para definir las áreas suburbanas y las regiones de competencia a partir de la proyección de ceques (cap. 1, Zuidema, 1964). 9 El término plaza viene del griego, lugar plano, amplio y vasto e indica un elemento de la ciudad originado por el ensanchamiento de una vía con función de nudo en una red vial. La diversidad de concepción de la calle, como ocurre también en época Wari, tiene un efecto también en la plaza, cuyo sentido urbano varía. Véase también el capítulo 2. 10 En particular alrededor de Huacaypata y Cusipata surgen los dos complejos de Amarucancha y el acllahuasi de Hatun Cancha, los complejos de Qasana y Cora Cora que albergan kallankas, probablemente utilizadas en ceremonias bajo techo para reunir un gran número de personas. 11 La comparación entre concepciones urbanas en este caso es necesaria, porque la ciudad española se ha superpuesto a la capital inca. 12 La sección transversal de las calles mide de 5.60 a 4.40 m. para las más grandes y de 2.40 a 1.60 m. para las más estrechas (Agurto 1980:96). En ninguna de estas calles es posible abrir un mercado o realizar un desfile público. 13 Rowe (1963), Gasparini (gen, 1980). 14 Otra interpretación reconoce la forma de una ameba con un núcleo central de cincuenta hectáreas, un área de expansión de otros cincuenta y un cinturón externo de casi cien hectáreas, para una población estimada en torno a los doscientos mil habitantes. Agurto Calvo (1987). 15 Zuidema (cap. 1, 1964) y Sherbondy (1987). 16 En quechua, recinto de oro. 17 “las maravillas de esa casa eran tan increíbles que no tendría el coraje de hablar de ello si todos los historiadores españoles no lo hubieran hecho ya” Garcilaso (gen, 1969 [1609]: 3, XX). 18 “El Coricancha era el más grande, riquísimo y muy renombrado templo que fue el más grande de todos estos reinos [...] En toda España no he visto cosa comparable a estas paredes y posicionamiento de la piedra” Cieza de León (gen, 1984 [1553] XXVII). 19 “El edificio de este gran templo era de la mejor fábrica que se hizo en estas Indias; todo dentro y fuera con extrañas piedras labradas, puestas con gran cuidado, sin argamasa y tan unidas que no podían estarlo más” Bernabé Cobo (gen, 1956 [1653]: XII). 20 El terremoto ha permitido sacar a la luz porciones de muros inca celados por los dominicanos. El sucesivo trabajo de restauración, que tiene libre una parte de las estructuras escondidas, devuelve la imagen actual del templo. Ladrón de Guevara (1967), Béjar Navarro (1990), Harvey Valencia (1994). 21 Rowe (1967), Gasparini (gen, 1980). 22 Protzen (1983), Lee (1990). Si se hipotetiza la idea de la forma de un puma de la estructura urbana, Saqsahuamán se convierte en su cabeza. Gasparini (gen, 1980). 23 La guerra ritual está presente en Moche y en diversas sociedades que usan el espacio público ceremonial para sancionar simbólicamente el dominio sobre los adversarios confinantes. Esta práctica demostrativa se adapta a espacios públicos vastos, como Saqsahuamán. Rostworowski (cap. 5, 1989) 24 Se evidencia aquí una comparación formal con las estructuras de Yayno y en Ñawinpuquio en la sierra meridional de tradición Huarpa. Es significativo que este modelo, típicamente serrano y quizás originario de la selva, se vuelva a presentar con persistencia en el curso de los siglos, identificando los mismos elementos tipológicos. Véase el capítulo 2. 25 Se hace referencia a los monolitos de una altura de hasta 9 m. Chávez Ballón (1970). 26 Según Bernabé Cobo, (gen, [1653] 1956: 20-22) se trata de la sexta huaca del cuarto ceque del Chinchaysuyu. Socualaya Dávila (cap 5, 2005 y com. per.). 27 Carrión Cachot es el primero que lo ha indicado (1955, 1955: 44-45). 28 A distancia de siglos desde su construcción, el solsticio invernal, o intiraymi, es aún celebrado en este sitio, que reúne para la ocasión a centenares de millares de peregrinos. Aunque las celebraciones solsticiales sean reconocidas y respetadas por las comunidades andinas, la celebración contemporánea del Intiraymi no corresponde exactamente a aquella antigua y se superpone a una práctica más reciente. 29 Carré y Pozzi Escot (2002: 79-105). 30 Hyslop (1990: 75-97) 31 Gasparini (gen, 1980: 119). 32 Lara (1967). 33 Hyslop (1984). 34 La documentación de esta empresa restablece la idea de red biológica integrada a través de un recorrido que corresponde a aquel original y que logra anotar el proceso de gradual y constante cambio del paisaje en estas regiones. Este tipo de conciencia ha animado a los constructores del pasado y anima todavía a las comunidades montañesas. Espinosa (2004). 35 Guamán Poma de Ayala refiere una jerarquía de tambo: ciudad y residencia real, pueblo y tambo real, poblado y tambo real, donde la población es estable. Mientras tambo real y tambillo cuando nos encontramos delante de estructuras sin residentes fijos y con funciones de descanso y aprovisionamiento. Cada diez tambos se encuentra una ciudad principal, como una capital, y cada dos o cuatro está situada una morada real, así que cada aproximadamente veinte kilómetros es posible detenerse o reemplazar mercancías o mensajeros y cada cuarenta o cincuenta kilómetros llegar a poblados o residencias reales. Desde Cusco, por ejemplo, siguiendo los caminos en las direcciones Collasuyu, hacia el sur y Cuntisuyu, hacia el oeste, a aproximadamente cincuenta kilómetros se encuentran respectivamente Urcos y Limatambo. Guamán Poma de Ayala (gen, 1987 [1613-1615]). 36 Williams distingue tres categorías de centros urbanos además de las infraestructuras estatales como tambos y guarniciones: la primera comprende las grandes capitales provinciales con orígenes también preinca, entre las cuales: Tomebamba, Cajamarca, Huánuco Viejo, Pumpu, Vilcashuamán; la segunda considera las fundaciones verdaderas, como Ollantaytambo, Balconcillo de Aviyay y Patallacta; a la tercera pertenecen todas las demás ciudades, desde Machu Picchu hasta Pisac, Williams (gen, 1980: 547). 37 El censo completo fue iniciado por Hyslop (1990) y continuado en Perú por el Instituto Nacional de Cultura del Perú, que ha puesto en marcha el primer catastro completo de estas tipologías. Aquí se presenta una reseña de fundaciones características en el plano regional, tipológico, urbanístico y cultural, para proveer una imagen actualizada de la variedad de las soluciones arquitectónicas de la expansión inca. 38 De esta fundación quedan algunos fragmentos y un estudio de Ravines (1986). 39 El espacio abierto central mide 550 x 340 m. Harth Terré (1964), Thompson (1969), Morris (1970) y Canziani (gen, 2009: 469-477). 40 En el barrio al norte es reconocible un sector de acllahuasi, o casa de las vírgenes, destinado a la producción de textiles. En el lado sur surgen una serie de depósitos dispuestos en filas regulares utilizados para el almacenamiento de materias primas. 41 Ibídem. 42 También conocido como skyline, véase el capítulo 2. 43 Hyslop (1990: 139, 207). 44 El espacio abierto central mide 480 m. al sur, 285 al este, 425 al norte y 395 sobre el frente inconcluso. Matos Mendieta (1994). 45 Esta fundación es atribuida por Cieza (1553, 1984: 252) a la expansión del Inca Túpac Yupanqui. 46 Angles Vargas (1970). 47 En quechua “lugar donde se funde el sol”, Intihuatana toma el nombre de un complejo de monolitos en piedra, esculpidos en modo que proyectan las sombras de los rayos solares que golpean las piedras en diversas horas del día y en diversas estaciones. 48 Voz arcaica de Pisaq que designa un pájaro de altura. 49 Los veintitrés edificios que componen el sector residencial responden a una lógica interna distributiva que mezcla la regularidad de los conjuntos cercados con la curva del espacio disponible. 50 El área mide trescientos treinta por ochenta metros. Kendall (1974) 51 El espacio mide 820 m2. 52 Los edificios a doble altura están sostenidos por una pared central sin aberturas, que divide en dos partes simétricas ya sea la habitación con tres ingresos sobre cada fachada como el recinto de cuatro edificios de un piso y cuatro pequeños recintos articulados en torno a un espacio abierto. El lado al este de los dos recintos comprende dieciséis amplias ventanas, mientras los otros tres están dirigidos hacia el espacio central, el resto del edificio y el exterior son ciegos, como si el recinto envolviese la arquitectura interna. Esta solución de cancha se encuentra en muchísimos ejemplos de fundación inca. Su regularidad entonces depende de un principio constructivo que se vuelve la unidad celular que compone el tejido urbano. 53 Gasparini (gen, 1980), Kendall (1984), Hyslop (1990: 136, 193, 279), Protzen (1993), Gavazzi (1996). 54 La elevación está comprendida entre los 2570 y los 2790 m.s.n.m. 55 Esto ha permitido un análisis también basado en fuentes etnográficas, capaz de proveer informaciones sobre la morfología del sitio, sobre su significado actual y sobre todo sobre el uso andino tradicional de un espacio inca. 56 Diversamente de Cusco, donde la ciudad española ha superpuesto un dominio también en la articulación del espacio, aquí los elementos cohesivos del habitar se han mantenido, gracias a las reducidas dimensiones y a las reducidas representaciones institucionales. Por tal razón el sitio se presta todavía a un análisis comparativo entre percepción y construcción del espacio andino en relación al espacio inca. 57 El cerro Bandolista, que domina las terrazas sobre las cuales surge la ciudad, alberga una cuenca artificial para la recolección de las aguas, la Yanacocha, laguna negra, que alimenta los canales de la zona sagrada de la ciudad. En la vertiente sur, opuesta al Bandolista, surge sobre el Kachiq’ata Yanacaca, la cantera negra, grupo de pórfido que ha provisto las piedras para la construcción de la ciudad. A su lado surge Huacay Willki, el llanto del glaciar, del que desciende el agua a una parte de la ciudad. El cerro Pinculluna, opuesto al Bandolista en el valle del Patacancha, tiene como étimo P’inkullu, animal sonoro, y alude a un recorrido ritual en ascenso hacia la montaña acompañado por el sonido de instrumentos musicales. 58 La muralla está compuesta por 6 monolitos de más de 3 m. de alto y muestra una porción inconclusa de la obra, en construcción a la llegada de los españoles. 59 En quechua “lugar donde se pone el sol”. 60 Angles Vargas (1988). 61 Una parte de la producción agrícola se vuelve tributo para el estado, pero otra es dedicada directamente al culto solar o al inca, como posiblemente en este caso. 62 Earls y Silverblatt (1981). 63 Wright (2006) ha dedicado una monografía a la hidrología y a la ingeniería de Tipón. 64 El relieve de las canalizaciones entre el río Pukara y el río Coyawarkuna. 65 El célebre trabajo de Alcina (1976) ha formulado las premisas para conocer la arquitectura inca además del contexto arqueológico. Hyslop (1990: 194). 66 Maysundo (1983). 67 Al sur aparecen los restos de más de cuarenta edificios circulares dispuestos en varias filas, al centro del complejo surge una serie de seis canchas, compuestas por dos edificios sobre tres lados de cada espacio central y en el extremo oriental del complejo de canchas, el templo principal. 68 El sitio fue saqueado por los conquistadores españoles inmediatamente después de la conquista y seguidamente destruido por los inquisidores españoles para impedir a la población rendir culto a esta divinidad. La estructura mide 90 x 25 m. x 12 h. 69 Así sucede también con el edificio que alberga las fuentes en Ollantaytambo, pero a escala superior. 70 “… entrando por la puerta del templo se tomaba a la mano derecha a lo largo del primer corredor hasta alcanzar el muro derecho del templo; entonces se giraba a la izquierda, embocando (…) un corredor por medio del otro hasta el último que era el doceavo, donde se encontraba una escalera que daba acceso al piso superior” (gen, Garcilaso, 1969 [1609]; 5, XXII). 71 Ibídem. 72 Los edificios que lo circundan se abren en un patio hacia el interior y cierran el espacio con una pared de cuatro puertas y cuatro hornacinas sobre cada lado. El recinto al sur está cerrado por dos edificios con hornacinas conectados por una terraza angular. Al este y al oeste del conjunto dos terrazas dobles son limitadas por grupos simétricos de fuentes litúrgicas que indican un uso privilegiado, sagrado y ciertamente ligado al culto del agua. 73 En quechua “lugar donde se saca oro”. 74 En el sector este, un complejo escalonado a varios niveles se flanquea a una fila de cinco edificios que corresponden a otros tantos niveles de andenes. Su correspondiente en la zona hanan, oeste, muestra una análoga solución pertinente al desnivel: terrazas con escalinatas. Dos grupos de andenes descienden hacia el norte y nor/este. En el sector hanan los andenes son interrumpidos por un grupo de canchas distribuidas en dos niveles. 75 Aprovechando de la verticalidad del terreno para producir vistas privilegiadas en el territorio circunstante, se realizan aquí dieciocho niveles diferentes de terrazas. 76 En quechua “pueblo empinado”. 77 En quechua “lugar más allá de las nubes”. 78 En quechua “siempre joven”. 79 El gobierno colonial español incluye el área en la encomienda tributaria de Ollantaytambo, pero no considerando el área productiva, subestima su potencial urbano Glave y Remy (1983) 80 Por último, el revival new age que ha asaltado el lugar, originariamente sagrado, como meta de turismo paraespiritual occidental, alejando aún más la huaca originaria de un uso auténtico ceremonial. La misma progresiva desaparición de paccos en el valle alto y bajo del Urubamba en la primera década del 2000 es un índice significativo de la destrucción de las prácticas indígenas. 81 En quechua la “cima antigua”. Según Espinoza Galarza (gen, 1975:279) “la mayor de las eminencias del cerro”. Angles (1988:III 49) al contrario propone el étimo tradicional de “cima vieja” . El sitio ha sido tratado principalmente por Bingham (1930), Valcárcel (1964), Pardo (1957), Chávez Ballón (1971), Bouchard (1983), Angles Vargas (1988), Wright e Zegarra (2000), Ziegler (2003), Burger (2004), Lumbreras (2006) e Kauffman Doig (2005). 82 Burger y Salazar (2004: 22). 83 Se encuentra entre las regiones de Ruparrupa y Quechua, en una zona conocida como Ceja de selva, donde el clima es templado pero muy húmedo y se caracteriza por una consistente pluviometría que supera los 2 m. anuales; la alta humedad genera los conocidos efectos neblinosos que hacen espectacular el complejo. Bouchard (1992: 905-927). 84 Williams (gen, 1980: 559). 85 Se trata de 129 canales de drenaje extendidos sobre todo el desarrollo urbano que se conectan a una acequia colectora que separa el área urbana de aquella agrícola. Wright y Valencia (1999). 86 Como señala Bouchard (1992: 913) el deteriorarse de los andenes depende de la cultivación actual «este pasto actual absorbe las aguas de lluvia en cantidad muy inferior en comparación con otros cultivos. Como las lluvias no siempre se evacuan bien por gravedad, los suelos de las terrazas se saturan de agua: se crean fuertes tensiones sobre la mampostería de los andenes a causa de esa falta de mantenimiento de los drenajes». 87 La terminología utilizada para definir las áreas y los edificios es del todo convencional y deriva de las primeras atribuciones de Bingham. No existe acuerdo además, en la denominación convencional de los últimos dos sectores entre Angles Vargas (1988: 115) y Protzen (1993: 213): el primero atribuye al sector localizable en el extremo S/E la denominación de cárceles siguiendo las subdivisiones propuestas por el descubridor Bingham; el segundo, en cambio, coloca las llamadas cárceles más al norte, entre el sector de los morteros y aquel del extremo S/E. 88 Para el análisis del umbral véase el capítulo 2. 89 Dearborn y White (1983: 37-49). 90 La piedra mide 1.2 x 2.7 m. 91 Dearborn y White han estudiado la correspondencia entre el solsticio invernal, señalado por la observación de las pléyades y la posición de la ventana orientada según el azimut de 65° y denominada “A”: “de febrero a octubre los primeros rayos del sol naciente penetran la ventana A. Luego, de octubre a febrero, iluminan el interior del Torreón a través de la ventana B [orientada según el azimut 132°] [...] la simple observación de la iluminación del Torreón, entonces, define claramente un periodo centrado en las fechas de paso del cenit. (1983: 49). Esta hipótesis, no verificable también en Pisac, ya que la sumidad destruida del edificio circular en torno al Intihuatana no permite distinguir la posición de las ventanas, sin embargo permite asociar la función de estructuras curvas a aquella de observatorios, como en el caso del Coricancha en Cusco. 92 Conocido como Templo de la Luna, según la tradición local se trata de un espacio cóncavo femenino, correspondiente a aquel convexo masculino (Angles Vargas 1988: III, 91-97); la tipología de la unión de formas correspondientes cóncavas y convexas es típica de los ritos prenupciales para las hijas de los apus, evocada por la danza “vocar en plano”, testar muchos huecos. (P. Silva, 1995: 18). 93 En quechua “lugar en el que se funde el sol”. 94 En particular, durante la observación nocturna del solsticio de junio sobre la cúspide del Intihuatana, alineada a la del Huayna Picchu y del glaciar Salqantay, se posa sobre el brazo menor de la Cruz del Sur, este dato indica que la observación celeste asociada a los Intihuatana no es sólo de una relación a las sombras, como generalmente se cree. 95 Burger y Salazar (2004: 88). 96 Makowski (2002: 137-165). 97 En quechua “la casa del Inca”. 98 González y Cavotto (1977). 99 Cieza (gen, 1553, 1984: 217). 100 Hyslop indica como arquitectura militar no sólo asentamientos como Incahuasi sino pucaras como Paramonga, Ungara, Oroconta, Pambamarca, Incallacta y Andalgala en Argentina (Hyslop 1990: 156181). 101 Se pueden definir cuatro o cinco sectores: la residencia del inca a suroeste – cuatripartita en torno a un espacio abierto formalmente comparable a la tradición del altiplano aunque de desarrollo radial (Hyslop 1990: 211) – un colcahuasi, área de depósito y estiba de los productos al sureste, los barrios de los habitantes a noreste, un observatorio militar en el promontorio a noroeste del asentamiento y un probable grupo ceremonial en el centro de la ciudad que acogía un acllahuasi. 102 El edificio mide 13100 m2. 103 Se trata de 40 estructuras y 200 silos. 104 Hyslop (1990: 160). 105 Franco (cap 5, 1996). 106 Hyslop (1990: 284). 107 Engel (1957), Ristevski, Protzen, Addison (2002). 108 Rossel Castro (1977). 109 Protzen (2004, 2005). 110 El área de residencia ocupa una superficie de casi 2500 m2. Construidas en adobe como todo el asentamiento, estas estructuras habitacionales se articulan en una serie de espacios abiertos centrales circundados por habitaciones de diferentes amplitudes con muros con hornacinas trapezoidales. Las hornacinas muestran signos de enlucido coloreado en rojo, amarillo y blanco, señalando un legado del estilo constructivo de la costa. 111 Urton y Aveni (1983). 112 En otros términos el patrimonio de conocimientos astronómicos de origen inca procede de la sierra y no coincide necesariamente con aquel costero de legado Moche o Nasca, basados en otros tipos de observación con otro horizonte y una visibilidad diversa. 113 La impresión de una forma insólita depende de la mirada occidental que observa la planificación tratando de aplicar una geometría que en los Andes siga reglas diferentes. 114 Hyslop señala Rumichuco, Pambamarca, Callo, Riobamba, Pomallacta y Tomebamba. Hyslop (1990: 97, 166, 261-264, 296), Canziani indica al norte de Quito Pasto, Huaca y Cayambe y entre Quito y Huancabamba Mulahalo, La Tacunga, Ambato, Mocha y Loja. El infor- 311 Notas ArQUiteCtura Andina mador principal de esta región es Cieza. Canziani (gen, 2009: 463). 115 Véase el capítulo 6. 116 Alcina (1978), Fresco (1984). 117 Idrovo (2000), Jamieson (2003). 118 El primero, conocido como Castillo, repropone la forma de la arquitectura tradicional Cañari, y es construido con planta ovaloide en torno a un afloramiento de roca natural considerado sagrado por las poblaciones locales. Frente al Castillo se encuentra una cancha múltiple, Pilaloma. 119 Hyslop identifica directamente 18 sitios en Argentina sólo en el área de Santa María, dejando suponer una presencia capilar inca donde es posible establecer un dominio económicamente significativo. 120 Ziolkowski y Belan (2001), Sobczyk (2000), Espada Belmonte (2001: 77-78). El análisis de Espada revela el aporte inca como esencialmente urbanístico. 121 Esta hipótesis maestra cómo la persistencia de un culto panandino impregne la región y venga en parte asimilada también por el pensamiento inca (Ziolkowski y Sobczyk, 2009: 689) que mantiene el uso de los oráculos. 122 El cercado de un espacio común alrededor de estructuras que se abren en la misma dirección es el primer paso hacia la organización y después hacia el diseño de un espacio urbano. 123 Hyslop (1984: 128-130). 124 Stanish (2003: 238-250). 125 Gasparini (gen, 1980: 152), Bauer (2008). 126 Gasparini (gen, 1980: 259-264). 127 Squier deja los primeros levantamientos, ortogonalizados, de Pilco Kayma y del complejo de Coati del sitio, que se ha conservado sólo en parte (Squier, [1877] 1974: sección Libresca en Flanco) 128 El edificio comprende seis ingresos, trece espacios internos regulares, con bóvedas en ménsula, hornacinas y 8 puertas internas que forman una red compleja de recorridos. 129 En quechua “fundación del Inca” Hyslop (1984, 1990: 176-179), Coben (2006) su fundamentos tambinen conocidos como Piso Pegón Plebe. 130 Similares estructuras están presentes en toda la región, en más de cien diversos asentamientos tienen la primaria función de estibar los bienes producidos en la rica provincia de Qollasuyu, cuarto meridional del Tahuantinsuyu. 131 El aula mide veintiséis por setenta y ocho metros, cuyo frente principal abre doce estrechas aberturas intercaladas de trece ventanas. La pared trasera, más alta, alberga cuarenta y cuatro hornacinas semitrapezoidales. De la cima de la pared dirigida al sureste, con cuatro grandes ventanas sobre diez hornacinas, vestigios de adobe indican señalan que la masa lítica no superaba en altura los diez metros. 132 La dificultad el colocar Incallacta en una categoría depende quizás del hecho que las fundaciones inca en el proceso expansivo han afrontado las realidades locales con estrategias siempre diversas y a veces combinadas: en algunos casos la fundación es principalmente administrativa, en otros es también residencial, en otros militar, en otros un emblema político y religioso, en otros un neosantuario. 133 Hyslop (1990: 121-125). 312 134 Meyers (2007), Muñoz (2007: 255261). 135 El monolito se extiende por 200 m. en dirección este oeste. 136 Acuto censa diversos asentamientos inca en Argentina y Chile: Shincal, Hualfin, Watungasta, Potrero Chaquiago, Potrero de Payogasta y Cortadera en el noroeste de Argentina, Catarpe en el área de Atacama y Omaporco y Chuiago en el altiplano de Potosí. Acuto (cap. 6, 2008: 852-855). 137 Ibídem. 138 Véase el capítulo precedente 139 Ibídem. CapítUlo 8 1 La paleoclimatología referida a datos palinológicos indica que en la Amazonía la última glaciación no ha transformado el ecosistema de la selva en sabana, sino que lo ha mantenido casi invariado, creando las condiciones para la biodiversidad actual (Colinvaux, De Oliveira, Moreno Patiño, 1999 y Narby, com. per.) 2 La región aloja al menos 2.5 millones de especies de insectos, centenares de millares de plantas, de las cuales están clasificadas casi 40,000. Las otras clasificaciones comprenden 3000 peces, 1300 pájaros, casi 500 mamíferos y otros tantos anfibios y casi 400 reptiles. Se estima que 1 km2 puede contener 75,000 tipos de árboles y 150,000 especies de plantas superiores (Lewinsohn y Prado, 1999; Morley, 2005) 3 La cuenca amazónica actual cuenta con más de 300 lenguas pertenecientes a 20 familias diversas: se trata de la región más compleja del mundo actual (Dixon y Aikhenwald, 1999). 4 Flórez Páez (2009). 5 Hostnig y Carreño Collatupa (2006). 6 Ruiz Estrada (2009). 7 Flórez Páez (2009). 8 Las cosmovisones varían muchísimo según la región e identifican espacios y mundos en diversos niveles, con diversos habitantes, desde los Shawi o los Kogi que identifican 9 mundos hasta los shipibos que ven en el cielo una tierra superior, los Kukama con cinco órdenes de cielos o los Kichwa de Pastaza que indican 5 planos celestes. Véase el análisis comparativo de El Ojo Verde (2000). 9 La mitología amazónica del mundo acuático es riquísima: sirenas, yacurunas, chullachaquis, pero también animales más fácilmente reconocibles como delfines, cangrejos, peces y sobretodo la anaconda, o yacumama, el depredador fluvial conocido por su función creadora, destructora y regenerativa, protagonista de casi toda cosmogonía amazónica. A menudo la confrontación entre animales del reino acuático con aquel de la selva se resuelve a desventaja de este último (Descola, 1994: 94-95). 10 La simplicidad formal de muchas expresiones de la cultura material cela una concepción muy estructurada de la realidad, al punto de no encontrar un reflejo significativo en el plano representativo. Reichel Dolmatoff la evidencia en los Kogi (1978: 8-10) pero se trata de una característica común a muchos pueblos, en algunos casos la riqueza de lo invisible es tal que no es fácilmente representable. 11 La tradición amazónica reconoce en la serpiente la simbología del origen de la vida. Su forma indica un eje cosmogónico y su representación una dúplice escalera helicoidal ascendente, típica de las escaleras chamánicas, de las lianas de las plantas psicotrópicas y del lenguaje codificado del ADN. Narby (gen, 1998) ha demostrado y documentado el vínculo formal existente que permite una comunicación entre conciencia individual, celular e interespecies, ligada por la común simbología de la serpiente cósmica. 12 Desde el nivel del mar hasta 900 m.s.n.m. comprende una franja costera árida, una zona semiárida y llanuras con vegetación xerofítica. Entre los 900 y los 2000 aparece el bosque húmedo tropical, con elevada pluviometría y vegetación que alcanza los 30-40 m. Entre los 2000 y los 3000 el clima se vuelve templado, con vegetación montañesa. Superados los 3000 m. hasta el límite de las nieves, a 4500 m. el clima es del páramo, con vegetación baja adaptada a las temperaturas más rígidas. Maíz, ahuyama, frijoles, batata, banana y yuca se cultivan en los valles bajos; arracacha, malanga, cañukia en los valles intermedios; cebolla, ajos y papas en las partes altas. No sólo varían los productos cultivados a alturas diferentes, sino varían también los ciclos de siembra y cosecha, además de la rotación de los cultivos, reglamento de todos estos parámetros define un equilibrio dinámico en el ecosistema administrado por las comunidades indígenas, hoy los Arhuaco (Wintukwa), los Kogi (Kagaba) y los Wiwa (Arzario). El cuarto grupo, Kamokuanos, que junto con los demás formaba una cuatripartición en la visión indígena del territorio, ha perdido gran parte de su propia identidad cultural a causa del contacto con Occidente. 13 Giraldo Peláez (2009). 14 Aunque la sociedad Kogi esté bajo la protección del Tairona Heritage Trust y se haya federado como Organización Indígena Gonawindúa Tayrona, reuniendo las comunidades de Arhuaco y Wiwa, las áreas deforestadas del río Don Diego están próximas a los asentamientos existentes y las tierras por recuperar necesarias para la supervivencia de este pueblo aún son muy extensas. Desde la llegada de la colonización sólo el 12% de los 21,000 km2. de la Sierra Nevada se ha conservado como selva primaria y a causa de la intervención occidental está en curso un proceso de “sabanización” del paisaje. Si a ello se agregan cinco siglos de invasión, guerra, colonia y saqueo junto con recientes fenómenos de guerrilla y narcotráfico, es difícil comprender con qué tenacidad la sociedad Tairona-Kogi haya logrado defender su propia identidad cultural. Cavelier et al (1998). 15 Cavidad Camargo y Groot de Mahecha (1987), Lleras (1987), Serje (1985) han realizado excavaciones y restauración del área. Giraldo Peláez (2009) ha investigado el sitio en el 2006, reconstruyendo una secuencia de la planificación arquitectónica y parte del desarrollo urbano. 16 Reichel Dolmatoff (1978b). 17 La Sierra Nevada comprende hasta 35 cuencas hidrográficas diversas que se ramifican en tres vertientes. 18 Giraldo Peláez (2009). 19 Lleras (1987). 20 En particular los sitios de las zonas altas comprenden Chuquibamba, Atuen, Uchumarca, Bolívar, Pirca Pirca, Vira Vira y Pakariska; los sitios del área oriental comprenden las zonas de Chilcos y del río Huaybaycu; el parque de Abiseo comprende Pajatén y Los Pinchudos. González, León y Esquiroz (2002). 21 Kauffman Doig (1993, 2003). 22 Church y Von Hagen (2008). Para Caserones véase Schjellerup (1997), para Purunllaqta de Cheto Ruiz Barcelos (2004), para La Jalca Lerche (1986). 23 Kauffman (gen, 2003), Narváez (1988, 1996a, 1996b) y Bradley (2008). 24 La plataforma mide aproximadamente 500 x 60 m. y la muralla perimetral se eleva hasta 20 m. 25 El lugar es explorado por Nieto en 1843 y después por Raimondi, Bandelier en 1907, hasta Wiener (1884), Middendorf (1892), y Langeloy (1930), que consolidan el uso como fortaleza. Bradley (2008) reconsidera la función de la muralla, en favor de una reconstitución artificial del volumen de las colinas. 26 Church define las tierras bajas como una fuente fundamental no sólo de recursos naturales sino también de la farmacopea de origen chamánico, valoradas como capital económico en época inca, al punto de explicar la insistencia inca por la expansión hacia la selva (Church y Von Hagen, 2008: 917). 27 Church, (1994, 2008), Pimentel (1998). 28 Se trata de 26 edificios, de diámetro variable desde los 3 hasta los 14 m. 29 Kauffman Doig (gen, 1993: 488-503). 30 Kauffman (gen, 1993) indica Ucaso, Solomal, Chipuric, Liej, Ulasa y Utibamba. 31 Almeida (cap. 6, 2004). 32 El área de Napo ha mantenido contactos con San Gabriel en Carchi, con Cumbayá y Guápulo en Pichincha; con Pimampiro en Imbabura y con Pillaro en la provincia del Tungurahua. 33 Rostain (2006). 34 La secuencia habitacional de Huápula ocurre en cuatro fases, desde el 700 a.C. hasta el 1200 d.C. y desde el 700 d.C. aproximadamente se realizan los primeros montículos. 35 Salazar (1998a) ha analizado el primer levantamiento de Huápula de Porras (1987) y mapeado los diferentes asentamientos en torno al río Upano, que indican una sedimentada y densa actividad humana en el valle. 36 Véase el capítulo 6: Tulipe y la Emerenciana. 37 Bouchard, Fuentes y López (2006: 242256) ha identificado en Japoto, en la costa central de la provincia de Manabí una serie de tolas que demuestran el uso invasivo de esta tipología en un periodo intermedio tardío, hasta la conquista inca. 38 Rostain (2006: 337-346). 39 Moxos o Tierra baja de Mojos, Erickson (2000), Calandra y Salceda (2004: 155-163), Barba (2003). 40 Los Moxo, los Bauré, los Cayuvava y Chapacura (Calandra y Salceda 2004: 156). 41 Aproximadamente 2-300 lomas grandes ocupan varias hectáreas y se levantan hasta 8 m. de altura y son ubicadas a lo largo del curso de los ríos como el río Mamoré; aquellas medianas ocupan 1.2 Ha. por 1-3 m. de altura y se encuentran en el área forestal, produciendo islas de bosque; aquellas pequeñas, inferiores a 1 Ha. Por 1 m. de altura son las más abundantes y probablemente hospedaban edificaciones (Eriksson, 2000: 210) 42 Barba (2003). 43 Pärssinen, Schaan, Ranzi (2009: 10841095). 44 Marusi Castellan identifica hasta 25 grupos que siguen utilizando las malocas como casa común multifuncional, no sólo residenciales: Achual, Bora, Mayoruna, Omagua, Orejón, Pioje, Sharanahua, Urarina, Tikuna e Kugapakori con grupos familiares extendidos, Amarakaeri, Huitoto, Iquito e Huachipaire con grupos patrilineales, Bora dividida en clanes exogámicos, Cashibo Cacataibo en clanes patrilineales, Cashinahua y Yaminahua con una estructura familiar dual, Cocama – Cocamilla y Culina con familias nucleares (Marussi Castellan: 45-50). La colonización y el más reciente asedio occidental han tenido más efecto en el cambio de las estructuras residenciales que sobre aquel de las casas comunes. Sin embargo, en los casos en los que las malocas son reconocidas como centros cultuales y ceremoniales pueden ser intencionalmente extirpadas (Buchillet, 2008). 45 Santos Granero describe la noción asháninca del paisaje e identifica al menos dos lugares, Cerro de la Sal – Pareni y Palmaso como centros ceremoniales: el primero corresponde a un depósito de sal, usado como mercancía de intercambio entre diversos grupos indígenas y el segundo un templo que hospedaba cuatro estelas y un espacio abierto circular. (2004: 100110). 46 Serje (2003: 564) y Jacopin (1991) reconocen la concepción multifuncional de la maloca de los Yukuna como Hugh Jones (1985) con los Tukano. 47 Marussi Castellan (2004: 183) ha analizado y registrado 11 malocas entre Boras, Ocainas y Witotos del río Ampiyacu y Momón. 48 Hugh Jones (1985: 78-93). 49 Área de hamacas, cocina, zonas familiares. 50 En este caso los maguaré, tambores de aviso. 51 Chagnon (1977: 18-34). 52 Arhem (2001: 123-153) nota que esta articulación social es diversa de aquella del pueblo que se desarrolla sólo sucesivamente en la organización del espacio. 53 Goldman (1979). 54 Franky (2006: 202), Mora Camargo (2006). 55 Tres parejas de palos son identificadas como jaguares rojos que desarrollan la función de guardianes del sitio. Estos son superados por una doble viga con travesaños, como una escalera horizontal, concebida para formar un eje cósmico (Reichel Dolmatoff, 1971: 106). 56 Reichel Dolmatoff identifica también el simbolismo de la tortuga, de las águilas externas al edificio y de espíritus protectores de todo el sistema (Reichel Dolmatoff, 1996: 45-58). 57 Trupp (1984: 126-127). 58 Descola reconoce una topografía simbólica de la maloca residencial Ashuar (1986: 118-125). 59 El pueblo Ashuar, con aquel Shuar ha conocido de cerca el proceso de reciente destrucción del territorio. La Federación de Comunidades Nativas del río Corrientes, FECONACO, desarrolla un servicio de vigilancia territorial señalando periódicamente los efectos producidos por la extracción petrolífera y las consecuencias en el paisaje. El impacto ambiental de esta actividad se extiende a todas las áreas de extracción desde mediados de los años ’60 en toda la región andina amazónica, pero sólo ahora comienza a ser documentado. El Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana ha publicado la primera diagnosis en 1995 (Gómez, 1998), 60 Además de estos la punta de la cubierta muestra la cabeza de un caimán o de una tortuga, las vigas los huevos de pez, los palos internos un tipo de vegetación (Descola 1986: 119). 61 Wilbert (1981: 37-65). 62 Esta comparación tiene la finalidad de verificar la difusión de tipologías y modelos cosmológicos al interior de un territorio amazónico mucho más vasto que la dorsal oriental andina. 63 Duque, Salazar y Castaño (2006) han analizado la comunidad de Saminashi, de lo que han deducido los principios constructivos de tres tipos en los caracteres tipológicos de la tipología Kogi: Juzhi, la residencia, Kankurua, el espacio ceremonial colectivo y Nuhué, el templo de los mamo, los sacerdotes de la comunidad. Cada una de estas edificaciones posee una simbología diferente y reproduce una parte de la cosmología Kogi. 64 Reichel Dolmatoff nota el simbolismo de la cuatripartición de los telares Kogi que identifica no sólo las cuatro direcciones, sino también cuatro etnias que pueblan la sierra (1978: 8). 65 Véase nota 12. 66 Wilbert (1981: 37-70) analiza el simbolismo de la maloca Yekuana, que a distancia de millares de kilómetros es fácilmente comparable con aquel Kuna en Colombia, o a aquel Shipibo en Perú. 67 Esta imagen se puede leer también como aquella de cuatro serpientes masculinas en torno a la anaconda femenina, como sucede en el acoplamiento de la especie amazónica Eunectes Murinus (Rivas, 2005). 68 La escalera central está también en la cosmología Shipibo Conibo y está circundada por el círculo sonoro de una serpiente generadora del mundo; el mundo acuático en torno a al anaconda cósmica es el elemento central de los mitos de origen en la amazonía. Los asháninca, por ejemplo, lo identifican en la serpiente de agua “Nija rety chey bey maranki”; los Shipibo lo ven vibrar en círculo alrededor de la tierra, generando la armonía originaria del mundo. (Roe, 1982, 1985; Bertrand Ricoveri, 2005). Véase también la nota 11. 69 Las informaciones relativas a la malora son extraídas de dos entrevistas con Juan Flores Salazar (2008, 2009) y por dos relieves en el sitio de Mayantuyacu. 70 Este término asháninca indica las actividades médicas y de cura realizadas a través del suministro de plantas, la comunicación con los espíritus de la selva y la progresiva adquisición de una visión de la realidad más profunda y vasta a un tiempo, capaz de coligar causas y efectos no perceptibles por otros. Tal capacidad es adquirida lentamente en el curso de toda una vida profesional y permite identificar el origen de una enfermedad o de un problema y su respectiva solución, hecha evidente por la bioquímica de las plantas y por la respectiva armonías musicales expresadas a través de sus compuestos. En ese sentido, el compuesto fitoquímico es inseparable de su expresión musical y así es farmacológicamente entendido. 71 Comercio aquí es entendido en la acepción de Metraux, que define al chamán “cualquier individuo que profesionalmente y en el interés de la comunidad mantiene un comercio con los espíritus, o es poseído por ellos” (Narby y Huxley, 2001: 4). 72 El sitio originario tiene una conformación cárstica muy similar a aquella de los cenotes mesoamericanos. 73 La parte alta del río Pachitea y aquella del río Ucayali en las proximidades de Yarinacocha han sido investigadas por Lathrap, que ha encontrado ocupaciones de época arcaica y formativa y ha sugerido un modelo habitacional de la sierra a partir de la selva (Lathrap, 1968 y Santos Granero, 2004: 178). La parte baja en cambio aún no ha sido investigada. 74 En asháninca “Mayantu”, espíritu del monte y del quechua “Yacu”, espíritu del agua. 75 El edificio realizado sobre una abundante empalizada en madera de shiwawaco y aguanomasha puede durar hasta 70 años; la cubierta en palma, en cambio, debe ser renovada cada 4 años. 76 En la visión el edificio aparece en un paisaje verde perteneciente a una dimensión celeste, donde tres individuos indican todas las malocas del pasado. 77 En quechua “hombre del agua”, es un delfín con atributos humanos que habita el mundo acuático junto con las sirenas. 78 Se puede observar una progresión vertical en la estructura del edificio: la empalizada inferior termina con un plano, coronado por otra empalizada más rala, a su vez rematada por una rejilla blanca, a su vez rematada por la cubierta. 79 Icaro, del quechua icaray, “sanar con el humo” indica el canto polifónico ceremonial que permite establecer una relación con los espíritus de las plantas y de la selva más en general. Cada tradición tiene su patrimonio, que es transmitido de maestro a discípulo y originariamente dictado por la polifonía misma de la selva. 80 A diferencia de la tradición asháninca del río Ucayali, aquella shipibo transforma las melodías en un vasto repertorio iconográfico, registrado como una escritura musical sobre telas, paneles y otras superficies. Esta técnica, declaradamente asociada a las visiones de las plantas ceremoniales, es conocida como Kené. Los icaros pintados de Mayantuyacu han sido realizados por la familia shipibo de Jobita Urquía. 81 Las informaciones sobre la maloca son extraídas de una entrevista con Herlinda Agustín (2009) en San Francisco de Yarinacocha. 82 Además de Belaúnde (2009), que ha estudiado a los Kene, Anne Sanders ha realizado el documental “The woven songs of the Amazon” (2006). 83 Esta tipología ha tenido suerte en la construcción de malocas en el área andina, en la sierra, por parte de alumnos de la familia Arévalo, como Alonso del Río, que ha adaptado en Taray, en el valle de Cusco, esta tipología en estructuras circulares en adobe con una cubierta de 22 palos radiales espiraliformes. 313 Índice de nombres y lugares Aconcagua 30, 302 Aconquija 65, 226, 249, 250 Acuchimay 200 Agua Tapada 117 Aguada, cultura de 209 Aja 165, 306 Alberti, Leon Battista 72, 304 Alto del Molino 165 Alto Salaverry (285) Amarullu 232 Andenes 224, 227, 229, 232, (233), 234, 238, (239), 241, 245, 252, 301, 311 Ánimas Altas (285) αντι, 56, 283 Antisuyu 227 Azangaro (295) Aqo Wayqo 203 Arak’ama 234 Arenal 304 Arguedas, José Maria, 18, 52, 303 Armatambo 158, (290) Aspero 81, 87, 96, 101, (285), (286), 304 Astomarca 207 Aucapata 200 Aveni, Anthony 38, 248, 302, 307, 312 Ayacucho 128, 170, 200, 202, 229 Ayllu 35, 191, 209, 212, 219, 301 Aymara 58, 67, 198, 249, 301, 302, 303 Azuay 128 Bachtin, Mickail 43, 302 Balcon de Judas 188 Bandolista 234, 311 Bandurrias 96 Batán Grande 146, (151), (290) Batanes 249 Benitez, Leonardo 196, (295), 309 Bilcapara 209 Bingham, Hiram 232, 241, 311 Bonnier, Elizabeth 114, (289), 306 Bora 268, 270, (300), 313 Bray 184, 187, 309 Buenavista, rio 184 Burger, Richard 114, 123, (287), (289), (291), 302, 303, 304, 305, 306, 311 Buritaca 259, (260), (261), 262, (300) Caballo Muerto 145, (285), 305 Cabreria 209 Caceda Guillen, Daniel 96 Cahuachi 15, 42, 67, 123, 165, (166-169), 170, (171), 172, 173, (173), (175), 198, 281, (290), (293), 303, 306, 307 Escalonado (171), (173) Gran Piramide 170, 172 Gran Templo 170, 172, 308 Cajamarca 117, 119, 150, 207, 227, 280, 307, 310 Cajamarquilla 15, 155, 157, 158, (290), (293), 308 Callejon de Huaylas 114, 188 Cañari 184, 248, 252, 308, 312 Cancha 62, 63, 65, 66, (66), 68, 150, 155, 164, 173, 188, 191, 200, 202, 203, 207, 219, 224, 226, 229, 232, 234, 238, 245, 246, (247), 248, 249, 250, 281, 301, 308, 309, 310, 311, 312 Cañete 165, 246 Canta 207 Cantamarca 207, (294) Cantayoc 308 Canziani, José 15, (91), 102, (103), 134, 135, 138, 149, 150, 165, (201), (219), (287), (291), 326 (292), (295), (296), 302, 306, 307, 308, 309, 310, 311, 312 Qhapac Ñan 226, 227,( 297), 301 Carajia 264 Caral 14, 58, 62, 63, 81, 92, (93), 96, (97), 99, 100, 101, 111, 114, 280, (285), (286), 303, Caranqui 184, 187, (294) Caraz 117 Cardal 42, (64),81, 96, 100, 101, (285),( 287), 303, 305, 306, 307 Cardones 207 Caringa de Huarochiri 246 Carmen, época 165, 308 Carrion Cachot, Rebecca 119, (297), 306, 310 Casa Vieja 266 Caserón 188,263, 312 Casma 14, 86, 92, 96, 87,92, 96, 101, 123, 155, 304, 305 Castilla 100 Catamarca 209, 249 Catarpe 312 Cauca, valle del 180 Cavinahua 266 Ceques 38, (39), 42, 219, 222, 224, 226, 241,249, 252, 301,310 Cerrillos 102, (285), (287) Cerro Azul 246 Cerro Baul 15, 203, 263, (294), (296), 309 Cerro Blanco, sierra 119, 120, 138, (285), (288) Cerro Blanco, moche 135, 138 Cerro Chena 249 Cerro Culebra 155, (159), (290), 308, Cerro de la Sal 268, 313 Cerro Gentil 102, 306 Cerro Mayal 141, (290) Cerro Obrero 92 Cerro Trinidad 155, (290), 308, Ch’isi 192 Chachabamba, 238, (297) Chachapoya , (65), 263, 264 Chachapoyas 63, 263, 264 Chagua 252 Chan Chan 63, 81, 146, 150, (151), (154), 155, (156), 158, 160, (175), 281, (290) Bandelier 150, 308 Gran Chimu 308 Tschudi (156) Uhle 150,159 Velarde 150, 308 Chancay (64), 96, 120, 134, 146, 155, 157, 158, (290), 305, 307, 308 Chanquillo (91), (93), 96, 144,187, (285) Chavín de Huantar (54), 62, 67, 92, 101, 110, 117, 120, (122), (288), 304 El Castillo (122) ,123, 126 Galería Hipogeas 123, 126 Laberinto 126, 159, 308 Lanzón 123, 126, 128 Chavin, cultura 86, 90, 258 Chayhuac 150, (290), 308 Chakana, 58, (59), 119, 128,197, 234, 250, 280, 301,303, 306 Chen Chen 198 Cheqo Wasi 202 Chillón (64), 100, 155, 157, 305, 308 Chimor 20, 149, 248, 307 Chimu (45), 81, 145, 146, 149, 150, 155, 187, 200 Chincha, 102, 165, 173, 246, 306 Chincha, cultura 81, 173 Chinchawas 188, (294), (295) Índice de nombres y lugares Chinchaysuyu 227, 310 Chinchero 26, 27, 66, 226, 249, (297), 302 Chiripa (190), 191-192, 196, (294), 309 Chiu Chiu 207 Chococota 102, (285), 306 Chontay 165, (290) Chopijirca 188 Choquesuysuy 238, (297), (298) Choro, Camino del 30 Chuchio 102, (285) Chucura 30 Chupacigarro 14, 96, 305 Chupaychu 35 Churquihuasi 209 Cieza de Leon, Pedro 160, 193, 306, 308, 309, 310 Coati 250, (251), 312 Cobo, Bernabé 160, 193, 222, 308, 309, 310 Collasuyu 227, 310, Collata 203 Collipuemo 249 Collud 84, 92, 145, (285), 304, 307 Conchucos 123, 188 Condorcerro 92 Consonni, Giancarlo 4, 34, 72, 302, 304, 314 Copacabana 155, 192, 250, (290), 309 Corderas Alto e Bajo 252 Corisolgona 117 Cosanga Pillaro 184, 264, (294), Cotawasi, valle di 203 Cruzpata 111 Cuelap, 259, 263, (265) Cuenca 42, 207, Cuenca del Rio Salado 207, 250 Cumbemayo, 58, 117, (118), 119, 280, (288) Cuntisuyu 227,310 Cupisnique 84, 100, 128, 146, 306, 307 Curahuasi 224 Cusco 18, 19, 20, (36), 38, (39), 42, 66, 202, 218, 219 (219), 222, 224, 226, 227, 229, 232, 241, , 248, 249, 281, 301, 302, 308, 310, 313 Huacaypata 222, 310 Coricancha (21-23), 219, 222, (223), 224, 226, 252, 310, 311 Cusipata 222, 310 Saqsahuaman 63, (223) Cusichaca 232 Cuyo 158, (290), 306 Dos Cabezas 144, 145, (290) Dos Palmas 165, (290) Echenique 198 El Brujo 46, 63, 81, 86, 134, 135, 138, 144, 145,146, 280, (290), (291), 301, 307 El Chiaro 30 El Niño, corrente 80, 101, 145, 158, 304, 307 El Oro 184 El Paraiso 63, (98), 99, 100,101, (285), (287), 305, 306 Eliade, Mircea 43, 302, 303 epi, επι (284) Era de Pando 96 Espinosa, Riccardo 226, 310 Estete, Miguel de 159, 308 Farfán 63, 150, (290), (292), 308, 310 Flores Salazar, Juan 4, 275, 313 Focillon, Henry 72, 303, 304 fotos φοτος (284) Franco Jordan, Regulo 4, 302 frons (etimo 284), 303 Fuerte Quemado 249 Galiman 187 Galindo 134, 144, 145, 158, (290), (292), 305, 307 Gallinazo, grupo 134, 135, 138, (290), (291) Garagay 62, (64), 81, 96, 100, (285), (287), 305, 306 Garcilaso de La Vega, el Inca 193, 219, 222, 238, 303, 309, 310 Gartner, William 35, 302 Gasparini, Graziano 66, (219), (223), 224, (228), (250), (298), (299), 302, 303, 310, 311, 312 Gran Chimu 150, 308 Hanan 52, 58, 63, 99, 101, 111, 219, 222, 226, 227, 232, 238, 241, 245, 249, 250, 301, 303, 310, 311 Hatun Cañar 248 Hatunrumiyoc 18, 19 Honcopampa 188, 203, (294), (295) Huaca Alvarado 102, 165, (285) Huaca Cao 42, (54), 63, 138, 141, 170, (290), (291), 307 Huaca China 144, (290) Huaca Chotuna 150, (290), Huaca Concha 157 Huaca Cortada 86, 138, 146, (290) Huaca Corte 146 Huaca de la Cruz 87, 96, (285), Huaca de la Luna 46, 58, 81, 134, 135,138, 141, 144, 145, 146, 280, (291), 301, 307 Huaca de los Chinos 96, (285) Huaca de los Idolos 96, 305 Huaca de los Reyes 57, 62, 81, (91), 92, 101, 117, 119, (285) Huaca de los Sacrificios 96 Huaca del Dragón (47), 150, 156, (290) Huaca del Sol 135, 138, 141, 145, 187, (290), (291), 307 Huaca el Higo 150 Huaca Estrella 165, (290) Huaca Guavalito 96 Huaca La Palma 157, Huaca las Conchas 150 Huaca Limay 102, (285) Huaca Loma 110, (288), 306 Huaca Lucía (91), 92, (285), 305 Huaca Oro 146 Huaca Partida 102 Huaca Prieta 81, 84, 86, 138, (285), 304, 307 Huaca Pucllana 155, 157, (159), (290) Huaca Rajada 134, 144, (290) Huaca Rodillona 146 Huaca San Marcos 157 Huaca Santa Inés 165, (290) Huaca Santa Rosa 102 Huaca Tambo de Mora 102 Huaca Toledo 150 Huaca Tres Palos 157 Huacaloma 280, (288) Huacramarca 188 Hualfìn 250, 312 Huallanga 114 Huamachuco 202, 203, 310 Huamanga 202 Huancaco 141, (290), (291), 307 Huancayo 203 Huantar (55), 62, 67, 92, 101, 110, 117, 120, (122), (288), 304 Huanuco 66, 111, 226, 227, (228), 241, 249, 281, 310 Huánuco Pampa 15, (66), 227, 248 Huápula 259, 264, 266, 270, (300), 312 Huaraz 187 203 Huari 15, 42, 202, 203, 209, (295) Huaricoto 114,(115), (288), (289) Huaros 207 Huarpa 63, 200, 202 Huarpa, cultura 200, 202, 310 Huatanay 202, 219, 222 Huaura (64), 96, 123, 305 Huayna Picchu (242-243), 245, 311 Huaynuná 87, 114, (285), 304 Huaytará 248 Huayurí (290), 308 Huchuy Balcón 202 Huerequeque (285) Huila 180 Humbolt, corriente de 27, 80, 301 hurin 52, 63, 99, 101, 111, 219, 222, 224, 226, 227, 232, 238, 241, 245, 249, 250, 301, 303, 310 Ica 306 Ica Chincha 200, 306 Inca Roca 18 inca Tupac Yupanqui 308, 311 Inca Yupanqui 246 Incallacta (66), 226, 248, 249, (251) Incahuasi 246, 248, 249, (297), (299) Ingapirca 248, 281, (297), (299) Intihuatana 229, 241, 245, 250, 311, 312 Iquitos 275 Iskanwaya 200, (294) Izumi 111 Jacobs 101, 306 Janca (31), 301 Jatungaga 188, (295) Jequetepeque 92, 101, 119, 145, 146, 150, 305, 307 Jincamocco 203 Jujuy 209, (294) Jumana 308 Junin 229 Kallanka 62, 66, (66), 68, 200, 203, 209, 226, 227, 248, 249, 250, 281, 309 Kallankas 66, 203, 226, 227, 248, 252, 301, 310 Kamiare 212 Kampto, kamptw 53, 284 Karajia 263 Karwa 102, (285) Kauffmann Doig, Federico, 123 Kelkaña 191 Kello, kellw 57, (284) Kembel 123, 307 Kenko 224, 250, 252 Keta-Kara 209 Khonkho Wankane 192, (295) Killke 218 Kogi 35, 42, 259, 262, 263, 270, 271, (300), 302, 312, 313 Kolguitín 117 Kotosh 58, 63, 110, 111, (112), (113), 114, (115), (288) Kubler, George 72 Kuniare 207 Kuntur wasi 62, 110, 119, 120, (120), (121), 191, 258, (288), 305 La Barca 191 La Centinela 173, 174, 246, (290), (293), (297) La colina de la Capilla 188 La Copa 119, (288) La Cumbe, Chincha 102, 173, 174, (285), (290), 308 La Cumbre, canale 150 La Emerenciana 184 La Florida 63, (64), 81, 96, 100, 101, (285), (287), 305 La Fortaleza 145, 308 La Galgada 63, 110, 114, (115), (288) La Gallera 263 La Huerta 209, (296) La Joya 191 La Merced 146 La Muña 172, (290), (293) La Muralla 249 La Raya 146 La Rinconada 207, (294), (296) La Tolita 184, (294), (295) La Uva 155, (290), 308 Lambayeque, sociedad 57, 67, 81, 145, 146, 149, 150, 174, 187, 281, 307, 308 Lambayeque, valle di 81, 84, 120, 145, (147), 203, 304, 308 Lancho Rojas, Josué 165, 306 Las Haldas 62, 87, 90, (285), (286), 303, 304 Las Huacas 174, (290) Las Trancas 165, 306 Lasana 248 Lavapatas 181, (185), 224, (294) Layzón 110, (116), 117, 119, (288) Lévi-Strauss 30, 302, 303 Lima 120, 155, 157, 158, 159, (161-164), 307, 308 Lima, cultura 155, 157, 158, 159, 174, (290), 304, 308 Limen, limhn 53, (284) Litardo 174, (290) Llactas 219, 227, 238, 301 Llika, valle di 200 Loa 207 Loma dans le Chaco 264 Loma Rica de Shiquimil 207 Los Gavilanes 86, (285), 304 Los Molinos (290), 308 Los Pinchudos 264, 312 Lucre 202 Lumbreras, Luis Guillermo 123, 126, 305, 307, 309, 311 luminaris 53, (284) Lurihuasi 96 Lurín (64), 100, 157, 165, 304, 308 Macará 188 Machu Picchu 9, (10), (11), 14, 15, 53, (60-61),(69), 123, 229, 232, 234, 238, (239) , (240), 241, (244), 246, 252, 281, (297), 302, 310 Aposento de la Nusta 245 Huayna Picchu 241, (240), 245 Intihuatana 229, 241, 245, 246, 252, 310 Mausoleo 15, 245, 246, 259 Temple du Prêtre 327 !!!245 Temple Principal 327 !!!245 Temple des trois Fenêtres 327 !!!245 Torréon 238, 245, 263, 302, 311 Mackey, Carol 307 Magdalena Alto de, Magdalena rio 180, 181 Mayta Capac (cuarto Inca) 193 Makowski, Kryzstof 68, 302, 304, 306, 309 Mallku Pukara 192 Manchán 155, (291) Manchay (64), 96,100,305 Manco Capac 222 Manzano 100 Marabamba 111 Maranga 155, 157, 158, 160, (290), (293), 308 Marañon 35, 111, 123, 306 Maras 35, (36),111, 234 Marcahuamachuco 203 Mariscal 209 Mateo Salado 158, (290), 308 Maucallacta 249, (297), (299) Mikeš, Vladimir 34 Milagro di San José 50 Milagro Quevedo 184, 327 Mina Perdida (64), 100, (285), 305, 306 Minchancaman 308 Miraya 96 Misimay 38, (39) ,42 Mito, tradizione 58, 63, 111, 114 Moche, cultura, 20, (44), 57, 58, 62, 63, 67, 81, 84, 90, 92, 96, 134135, 138, 141, 144, 145, 146, 149, 150, 155, 160, 174, 187, 280, 281, 301, 303, 304, 307, 309, 310, 311 Moche, región de, 92, 135, 141, 146,150, 307 Mocollope 141, (290), 307 Monjachayoc 202 Moquegua 198, 203 Moraduchayuc 202 Moray (232), 234 Morrope 144 Moxeque 63, 81, 87, (88-89), 90, 92, 280, (285), (286) Moxos 259, 266, (300), 312 Muyucmarca 224 Narby, Jeremy 43, 302, 312, 313 Nasca 20, 39, (39), 42, (44), 56, 58, 62, 67, 81, 99, 102, 104, 145, 165, 170, 172, 173, 174, 200, 248, 302, 303, 304, 305, 306, 308, 309, 311 Ñawinpuquio 63, 200, (294), 310 Naylamp 149 Nevado de Aconquija 249, 250 Ocaina 268, (300), 313 ofruV (284) oida (284) Olan 8, 30, 84, 263, 264 Ollantaytambo (12-13), 14, 58, (59), (66), 74, (75), 229, (230-231), 232, (233), 234, 246, 249, 250, 252, (297), 302, 310, 311 Omo 198, 203 Onuki, Yosho 119, 120 Orefici, Giuseppe 170, 302, 308, 309 Oroncota 249 Otavalo 187 Pacatnamú 15,145, 149, (290), 307 Pachacamac 15, 20, 57, (65), 67, 81, 87, 100, 123, 155, 157, 158, 159, 160, (161-164), 164, 170, 173, 174,187, 193, 241, 246, 248, 281, (290), (293), (297), 303, 304, 308 -Acllahuasi 160, 165, 249, 308, 310, 311 -Adobitos 159, 308 -Plaza de los Peregrinos 159, 164 -Templo del Sol 159, 160, 164, 245, 248, (293), 308 -Templo Pintado 159 -Templo Viejo 159, 307, 308 -Urpi Wachac 159 Pachacutec 38, 218, 219, 222, 224, 226, 248, 302 Pacopampa (116), 117, (288), (289) Pajaten 259, 263, 264, (265), 276, (277-79), (300), 312 Pallka (93), 92, (285), (286) Palmaso 268, 313 Palpa 39, 172, 173, 302, 308 Pambamarca 248, 311, 312 Pampa de Caña 92 Pampa de Las Flores 165, (290), 308 Pampa de Las Llamas -Moxeque 90 Pampa de los Incas 141, 144, (290), (291), 307 Pampa del Gentil 165 Pampa del Ingenio 170 Pampa Grande 134, 144, 145, (149), (290), 307 Pampa Rosario 96 Pañamarca 144, (290), (292), 307 Panaqas 219, 222, 301 Pancha la Huaca 158, (290) Paracas 39, 81, 101, 102, 165, 173, 174, 302, 306, 308 Paramonga 160, 246, 248, (247), (290), (297), 311 Paredones 248, (297) Pareni 268, 313 Pasaka 191 Pashash 188, (294) Patacancha 232, 311 Patahuasi 111 Patallacta 229, 232, (297), (298), 310 Pativilca 101, 248 Paucamarca 224 Paucartambo 35 Pavimentum 56, (284) Pelos peloV (284) Peña 266 Phuyupatamarca 238, (297), (298) Pica de Tarapacá 209 Piedra Parada 101, (285) Pilco Kayma 249, (250), 312 Piruru 63, 111, 114, (288), (289) Pisac (228), 229, 232, 245, 252, (297), 310, 311 Pisaqui 187 Pisco 102, 165, 248 Pisquillo 158, 165, (290) Pikillacta 188, 200, 202, 203, 246, (294) Piuray 26 Pizarro, Hernando 159 Playa Grande 155, (290), 308 Playa Santa Rosa 155 Ponce Sangines, Carlos 196, (295), 309 Poro Poro 120, (288), (289) Portachuelo 102 Potremo de Payogasta 66, 226 Pucallpa 52, 275, 304 Pucara 128,(190), 191, 192, 196, 209, 248, (297), 311 Pucara Rumicucho (297) Pucara de Tilkara 209, (294) Pueblito 262, 263 Pueblo Viejo de Lurin 100, (297), 306 Pueblo Viejo de Tucute 209, (294), Pukara 42, 62, 187, 192, 209, (294), 309, 311 Pukara de Turi (294) Pukaras 187, 248, 252 Pule, pulh (284) Pulpituchayoc, tempio di 232 Pumacoto 207 Pumpu 15, 66, 229, 248, (297), 310 Punkurí (91), 92, (285) Puno 191, 258 Puppi, Lionello 9, 72, 304 puquio 165, 308 Puquio 170, 301 Puruchuco 155, 158, 160, (290), 160, (290), (292) Purulen (91), 92, 110, 117, (286), 305 Purús 266 Qalasaya 192 Qaluyu, cultura 192 Q’eros 35, 302 Quebrada de Huamanca 209 Queyash 188 Quimsachata 192, 196, 198 Quito 42, 184, 226, 248, 312 Raimondi, Antonio 120, 306,312 Ranchería 174, (290) Raqchi 164, 234, (236 - 237), (297), (298) Recuay, época 15, 20, 63, 67, 187-188, (189), 200, 203, 212, 258, 281, 306, 310 Reichel Dolmatoff, Gerardo 270, 302, 303, 308, 312, 313 Reindel, Markus 144, (293),307 Reque, rio 84 Revash 259, 263, 264, 266, (267), (300) Rick, John 123, (122), 126, 307 Rimac (64), 96, 100, 155, 157, 158, 308 Rincon Rio 207 Rinconada 207, (294), (296) Rio Grande 81, 102, 165, 170, 209 Rio Muerto 198 Rodadero 224 Rostworowski De Diez Canseco, Maria 159, 302, 308, 309, 310 Rowe, John 15, 224, 306, 307, 309, 310 Rumichuco 66, 226, 312 Rumicolca 224 Rykwert, Josef 72, 304 S. Domingo, templo católico de (22-23) 224 Sahuite, piedra de 232, 250 (297) Salar de Atacama 207 Salinas de Chao 62, 63, 81, (86), 87, 101, (285), 303, 304 Salta 207, 209 Samaipata 249, 252, (297) San Agustín 62, 180, 181, 184, (185) 212, 224, 258, 281, (294) -Alto de Los Idolos 181, (294) -Mesitas 181 Sancho de la Hoz, Pedro 219 San Francisco de Yarinacocha 275, 313 San Jose de Moro 134, 144,145, (290), 307 San Luis 212 San Pablo 102, (285), (287) San Pedro 174, 207, (290), 310 San Pedro, altiplano de 207 Santa Ana La Florida 184 Santa Apolonia 117 Santa Delia 207 Santa Rosa 102 (huaca), 155 (playa), 266 Santos Granero, Fernando 34, 302, 313 Sayacmarca 238, (298) Schneider, Marius 46, 303 Schreiber, Katharina 165, 306, 308, 309 Sechín 46, 62, 81, 84, (86), 87, 90, 92, 96, 104, (285), (286), 303, 304, 307 Sechín Alto 62, 87, 90, 96, (285), (286) Sechín Bajo 62, (86), 90, (105107), (285), (286), 303 Seki, Yuji (116), 117, 306 Shady, Ruth 96, 99, (286), 305 Shillacoto 111, 114, (288) Shimada, Izumi 15, (91), (149), (151), (292), 305, 307, 308 Shincal 66, 226, 249, 250, (297), (299), 312 Shipibo 35, (36), 46, (269), (274), 275, (300), 312, 313 Sierra Nevada de Santa Marta 30, 35, 42, 259, 270, 308 Sillustani 249, (297) Sipán 144, 145, (290), (292), 307 Sipán, Seigneur de 144 Snodgrass, Adrian 43, 302 Socapampa 187 solea 53, (284), 301 solum (284), 303 Soqos 128 Soto 102, (103), 165, (285), (287), 306 Suchuna 224, 250 Supe (64), 96, (97), 99, 305 Suyu 222, 301 Tacaynamo 150 Tafi 62, 207, 208, (210 - 211), (294) Tafuri, Manfredo 72, 303 Tahuantinsuyu (216-217), 218, 219, 224, 226, 227, 230, 252, 310, 312 Tairona 35, 259, 262, 271, 312 Tambo Colorado 65-66, 175, 226, 246, (247), 248, (297), (298) Tambo de Mora 102, 173, 174, (285), (290) Tambotoco 241 Tastil 62, 207, (294), (296) Tauri Chumbi 165 Tawantinsuyu 66 Tayapucru 188 Tello, Julio 87, 90, 111, 123, 165, 304-308 Teyuna (260), (261), 262, (300) Tiahuanaco 15, 20, 42, (54), 58, (59), 62, 67, 100, 120, 123, 191, 192, 193, (193), 196, 197, 198, 200, 203, 207, 212, 218, 241, 249, 250, 281, (294), (295), 301, 304, 306, 309 - Akapana 193, (193), 196, 197, 198, 250 - Bennett, monolithe 196, 198, (199), 307, 309 - Kalasasaya 120, 196, 197, 198, 306, 309 - Kantatallita 196, 198, 309 - Puma Punku 196, 198, (295), 309 - Putuni 196, 197, 198 -Templete Semisubterráneo 192, (193), 196, 197, (295), 309 Tiayiui 229 Tierradentro, 180, 181, 184. (182183), 184, (185), 258, 281, (294) Tierras Blancas 165, 306 Tilocalar 207 Tinyash 188, (294) Tipón 234, (235), 311 Titicaca 35, 67, 188, 191, 192, 203, 207, 209, 212, 249, 250, 252, 301 Titicaca Desaguadero 191, 192 Tizal 87, (285) Toconce - Mallku 207 Tomebamba 66, 226, 248, (297), 310, 312 Torata Alta 249 Tucuman 207, 209 Túcume (75), 146, 149, 150, (151), 170, (290) -Huaca Balsa 146 -Huaca Larga 146, -Templo de la Piedra sagrada 146 Tucute du Rio Negro 209 Tulan 207, (294), (296) Tulipe (186), (294), 312 Tulor 63, 207, (208), 209, (294), 310 Tumshukaico 117, (288), (289) Tunanmarca 207 Turi 207, (208), 249, 252, (297) (299) Udima,Ver Poro Poro Ungará 246, 311 Urcuqui 187 Urton, Gary 38, (39), 42, 248, 302, 303, 307, 311 327 Urubamba (39), 42, 229, 232, 238, 311 ushnu 58, 62, 65, (66), 66, 159, 164, 219, 226, 227, 229, 246, 248, 249, 250, 252, 281, 301 Ushnujirca 188 Valdivia, epoque 184 Valle Sagrado 229, 252 Vegachayoq 202, (296) Ventana o Puerta de las Sierpes 245 Ventarrón 42, 58, 81, (82-83), 84, 86, 145, 280, (285), 304, 306, 307 Ventilla (290), 308 ventus 57, (284) vertere 56, (284), 303 Vía Rea 226 Vilcamayu o Vilcanota, valle de 202, 232, 234, 238 Vilcanota 232 Vilcashuamán 66, 226, (299), 252, (297), 310 Villanueva , Juan (116), 117 Vira Vira 263, 312 Vitcos 241 Vranich, Alexei (193), 196, 197, 309 Walum 188 Wankane 192, (295) Wankarani, época 191, 192, 207, (294), (295) Wari, culture 20, 68, 81, 135, 155, 157, 158, 188, 198, 200, 202, 203, (206), 207, 209, 212, 218, 226, 246, 281, (290), (294), 308, 309, 310 Wari, sitio: ver Huari Wariwillka 203, (206), 207 Willkawain 203, (204-206) Wiñaywaina 238 Wiracocha 164, (298), 309, 310 Wiracocha Raqchi, ver Raqchi Wiracochapampa 42, 188, 202, 203, 246, (294), (295), (297), 309, 310 Yacha 35 Yalape 263 Yanacaca 232, 311 Yayamama, época 191, 192, 196, 258 Yayno 188, (189), (294), 310 Ychsma (161-163) Yocavil 207 Yuquipa 266 Zaña 14, 92, 305 Zarpán 86, (285), 304 Ziolkowski, Mariusz (299), 302, 303, 304, 307, 309, 312 Zuidema, Tom 38, (39), 302, 303, 310 Zuleta 184, 309 328