XI Congreso Argentino de Antropología Social Rosario, 23 al 26 de Julio de 2014 GRUPO DE TRABAJO GT 54 “Antropología de y desde los cuerpos: etnografías en perspectiva intercultural” TÍTULO DE TRABAJO “Trabajo de campo y Embodiment: Corporalidades, Etnografía y Yoga en una institución de encierro”. 1 Nombre y apellido. Institución de pertenencia. María Marcela Tomas.- UNRNIIDyPCa – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina El paraíso, la ciudad y el laberinto Mañana de Agosto en Bariloche. Lunes. Mi despertador sonó una hora y media antes del amanecer. Hago una serie de ejercicios antes de levantarme, cepillarme los dientes, ducharme con agua fría y vestirme: ropa interior, calzas, babuchas de bambula, musculosa, blusa, buzo de algodón –todo blanco-. Rutina diaria antes de salir: poner el auto en marcha -al abrir la puerta el aire frío contrasta notablemente con la temperatura de la casa- para calefaccionarlo mientras tomo un chai. Desde la ventana de la cocina el brillo del ripio me decide a rociar las cubiertas delanteras con cadena líquida. Preparo la mochila y controlo cargar los elementos necesarios: mat, equipo de música, Cd's, sahumerio, ficha con la práctica del día, manual de formación de profesores de Yoga.. 2 La distancia a recorrer es de 16 km. que, dependiendo de las condiciones del camino más que del tránsito realizo en aproximadamente 20 minutos. Los primeros cinco minutos transito por el barrio: ripio, casas dispersas, bungalows para alquiler turístico, terrenos baldíos con vegetación que mixtura flora nativa y exótica -sorbus, cipreses, coihues, radales, cerezos, rosa mosqueta- luego el pavimento de la ruta en una planicie desde la que se pueden ver las pistas de esquí del Catedral a mano izquierda, y a la derecha, el Cerro Otto. Voy en dirección al Nahuel, que avisto luego de unos 10 minutos de trayecto. A partir de allí, la urbanización se incrementa en directa relación con el tráfico: casas, algunos almacenes, bungalows, escuelas que obligan detener el auto para que los estudiantes puedan cruzar. Dejo de ver el lago, estoy en la Avenida de los Pioneros. El único semáforo en el trayecto hace que decida desviarme para seguir avanzando en vez de esperar que cambie al menos tres veces antes de proseguir. Unas pocas cuadras en la ciudad y estaciono frente al “Penal”. El edificio de la Alcaidía se distingue de las construcciones aledañas, y su forma –si bien lejos del panóptico de Foucault- transmite claramente su función de control social: Muros, rejas, – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina candados, alambre de púas por sobre los muros, puestos de vigilancia vuelven “legible” o cuando menos “imaginable” su función. La materialidad permite una atribución de significados que hacen al lugar: la cárcel representa aquel sitio donde se aloja a person@s considerad@s al menos peligros@s por haber cometido -o ser sospechos@s de- algún delito. La puerta de acceso al jardín está sin candado. Ingreso y me dirijo a una antesala, donde saludo a una joven con un bebé que, sentada en un banco de madera, espera le permitan ingresar. Toco timbre, quien se encuentra en la recepción abre una ventanilla con vidrio espejado me saluda y pregunta “¿Yoga?”. Abren la puerta de acceso, alineada con la primera reja que conduce a los pabellones. El ambiente está calefaccionado y huele de una forma particular, en la que distingo cigarrillo, óxido y rancho1. A partir de allí la distribución es difícil de memorizar aun habiendo ingresado varias veces. Un laberinto compuesto de pasillos, rejas, celdas, patios… 3 El espacio entre el mostrador y la pared define un pasillo angosto en una zona de circulación por momentos intensa (sobre todo en la mañana, cuando internos van y vienen a los juzgados por ejemplo, se realizan traslados y diversos trámites. La penitenciaria, de pie detrás del mostrador elevado, me pregunta si tengo llaves o celular, le doy las llaves del auto (donde dejé el celular) que coloca en un casillero numerado a sus espaldas, me entrega entonces un pequeño cuadrado de madera, con el nº escrito en fibra, que guardo en un bolsillo de la mochila. No me requisan2 ni revisan la mochila en la que llevo un manual de formación de Yoga Terapéutico con teoría y prácticas, sahumerios y palo santo, cd´s, almohadillas para cubrir los ojos durante la relajación, mi mat, un termo con té y galletas de avena y jengibre para 1 Rancho es un término que designa tanto la comida que se hace en el penal como la celda compartida. “hacer rancho” refiere a quienes comparten la celda, implica en este caso relaciones de lealtad y compromiso que muchas veces son referenciadas en términparentesco “somos familia”. 2 Otro término polisémico, la requisa refiere en este caso a la práctica que realizan policías a quienes no forman parte del personal y –en este caso- trasponen la primera reja, que marca el límite entre el adentro y afuera de la cárcel. Es interesante ´mencionar que la misma no siempre se encuentra cerrada con candado. El candado es la forma de cerrar las diversas rejas y celdas en este establecimiento. – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina compartir luego de la práctica. Me pregunta a qué pabellón daré la práctica y los apellidos de los internos que van a “subir”3, para avisarle a los celadores encargados de trasladarlos desde los pabellones hasta el locutorio4. Lunes: Pabellón 1.5 Después de unos quince minutos y luego de atender el teléfono interno, quien está detrás del mostrador me indica que puedo pasar al locutorio, atravieso la primera reja y a la derecha se encuentra la segunda, nuevamente el sonido de metal friccionando cuando el celador abre el pasador luego de quitar el candado. Escucho voces, un interno llama reiteradamente al celador, que no hace ningún gesto indicador de haber escuchado. Le solicito que traiga los mats para los internos. Al ingresar percibo olor a cloacas. Preparo el equipo de música y enciendo en una hornalla de la antesala un sahumerio que coloco en el centro del salón. Mientras tanto observo los indicios de actividades previas: colillas de cigarrillo, paquetes vacíos y restos de galletitas en el piso, el tacho de basura –un tambor de aceite de 50 l. cortado por la mitad- con yerba 4 húmeda, los pizarrones escritos con tiza. Pupitres y sillas dispersos en el espacio de modo desordenado. Voy reubicando los diversos muebles contra las paredes para dejar despejado el centro del salón. Comienzan a llegar los practicantes con sus mats, hoy “subieron” cinco -el mayor de ellos, Axel, tiene 33 años; el más chico, Leonardo, 18acompañados por el celador -a quien pido una escoba-. Me saludan de a uno con un beso y un “Buenos días señora”. Uno de ellos se ofrece a barrer, mientras el resto colabora terminando de acomodar sillas, mesas y pupitres. Finalmente colocamos los mats: el mío perpendicular al resto. Me descalzo y saco las medias. 3 La topografía compartida por personal e internos considera “abajo” a los pabellones, y “arriba” cuando refiere al “locutorio”. La diferencia entre “arriba” y “abajo” es de 3 escalones. 4 El locutorio es un salón que funge para diversas actividades, como visitas de familiares, clases de escuela primaria y diversos talleres, entre los que se encuentra el de Yogaterapia. Durante 2013 fue utilizado como celda, debido a la remodelación de uno de los pabellones. Esta redistribución del espacio incidió de modo directo en las prácticas: Desde las visitas a los talleres se realizaron durante muchos meses directamente en los pabellones. 5 Idealmente –y jurídicamente- los pabellones constituyen espacios diferenciales para los internos. La separación establecida por la ley separa a condenados de procesados y prefaz. Esto no es respetado: los internos circulan por diferentes pabellones independientemente de su condición, siendo el criterio de agrupamiento los conflictos entre internos o el tipo de delito –“refugiados”, por ejemplo, es un pabellón en el que conviven quienes están acusados de abuso sexual o violación. – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina La descripción previa está impregnada de la propuesta fenomenológica en dos sentidos: por una parte en lo concerniente al cuerpo como sujeto activo de conocimiento por otra –y en concordancia- también en los desarrollos de Cassey referidos a la relación espacio y tiempo pone en tensión tales nociones. El planteo inicial es una pregunta ¿no son tiempo y espacio categorías de alcance universal? Es casi irresistible pensar que la experiencia humana inicia con el tiempo y el espacio, y luego procede al lugar. ¿Puede el lugar hacer otra cosa que no sea especificar lo que es el caso en tiempo y espacio? Así, hablar de “cárcel” de modo genérico no tiene sentido. Tod@s ignoramos qué es una cárcel hasta que transitamos por alguna. Y aun así, la experiencia de quien ingresa y sale voluntariamente implica un conocimiento parcial. Dejo a la imaginación etnográfica el suponer cómo es una cárcel de noche. La Práctica 5 Antes de comenzar conversamos brevemente. Cada uno se va ubicando en un mat. Ángel me pregunta cómo estoy y cuando le digo que tuve algunos problemas con el auto me responde en un tono que indica complicidad que podría dejarlo en algún lugar para que “desaparezca” y cobrar el seguro. Me río y no sigo la conversación. Pregunto en general cómo estuvo todo y me dicen que “tranquilo”. Ángel observa que un guardia se acerca a una de las ventanas que da al techo y le increpa en un volumen de voz que no llega a ser lo suficientemente elevado como para que lo escuche y un tono grave: “qué mirás”, con sus ojos fijos y frunciendo levemente el ceño. Les digo que se sienten en “postura fácil” para comenzar la práctica. Ésta asana6 consiste en sentarse en el suelo cruzando las piernas delante, la columna recta. Noto la diferencia respecto de las primeras prácticas, cuando el nombre de la postura era absolutamente contrario a lo que experimentaban: las rodillas permanecían muy 6 Término sánscrito, traducido como asiento, postura, posición. Tercero de los ocho aspectos del Ashtanga Yoga. – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina levantadas, arqueaban la columna, intentaban sostenerse haciendo fuerza, y las expresiones de sus caras (ceños fruncidos) e inquietud denotaban incomodidad. De hecho, Ángel se sentaba sobre los talones colocando un buzo debajo de los empeines. Desde mis primeras concurrencias había enfatizado que uno de los principios del espacio del taller era “ahimsa7”: No Violencia hacia ellos mismos, explicando que si bien la práctica implica esfuerzo, si sentían dolor en la columna, rodillas, cadera o cualquier otra articulación debían desarmar la postura y avisarme. Indico que cierren los ojos y comiencen a conectarse con su respiración, realizándola de manera larga y profunda: Inhalando expandiendo el abdomen, luego abriendo las costillas y finalmente elevando la parte superior del pecho; exhalando hundiendo el pecho (sin arquear la columna), cerrando costillas y contrayendo el abdomen. A esta altura casi todos cierran los ojos, menos Joshua, que por momentos los abre y me observa. Luego de medio minuto que controlo con el reloj que me prestara Ricardo 6 indico que froten las manos delante del pecho, unan luego las palmas y coloquen delante del esternón, apoyando la base de los pulgares en el hueco que se forma en medio del pecho. Indico que quienes quieren hagan dos inhalaciones profundas y luego una más antes de entonar el mantra8 OM9 tres veces. También aquí noto la diferencia respecto de las primeras prácticas, en las que no cerraban los ojos y se reían pidiendo disculpas. Si bien Joshua no entona el mantra, une sus palmas frente al pecho y por momentos cierra los ojos. Al finalizar, Ricardo comenta que logró escuchar los armónicos10. 7 Una de las disciplinas éticas del yoga, traducible como no violencia, inocuidad, no hiriente; comprendida dentro de yama, uno de los ocho miembros del Ashtanga Yoga. 8 Del Sánscrito Man= mente y Trang= onda o proyección. La ciencia del mantra se basa en el conocimiento de que el sonido es una forma de energía que tiene estructura, poder y un efecto predecible en la psique humana, en tanto son fórmulas que alteran los patrones de la mente y la química del cerebro. El poder de un mantra está en la vibración de su sonido, en tal sentido no es relevante comprender su significado. Cantar mantras es un método conciente para controlar y dirigir la mente. 9 Sílaba Sánscrita de carácter performativo, que contiene todos los sonidos de lo existente. 10 Sonido agudo producido naturalmente por la resonancia de otro fundamental. Suena una octava más alta de la que en realidad se canta o toca. – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina Luego del mantra, indico una serie de movimientos que constituyen la entrada en calor: aun sentados, que extiendan las piernas hacia adelante (no logran extenderlas completamente, y se encorvan), moviendo alternativamente los pies empujando con la punta y el talón, luego movimientos circulares. Apoyan las manos al costado de la cadera para poder sostener la postura. Luego de pie, indico que levanten una pierna, flexionen la rodilla y extiendan, les cuesta mantener el equilibrio y se ríen y hacen comentarios burlones respecto de su capacidad y elongación. Ángel manifiesta su frustración escupiendo a un costado y diciendo e voz baja “Ah, esta huevada!” No reacciono, y continúo indicando diferentes movimientos de las articulaciones hasta llegar al cuello. Ángel lleva el cuello siempre hacia atrás, Joshua no practica todo el tiempo y deduzco que tiene que ver con una lesión antigua que le dificulta la movilidad (una fractura hace que su postura habitual sea con la cabeza inclinada lateralmente). Comienzo a indicar realizar “Surya Namaskar”11, a medida que lo hacen voy 7 corrigiendo Al llegar a Ángel, que estaba en la postura denominada “perro boca abajo”, consistente en apoyar manos abiertas y pies flexionando el tronco desde cadera, de manera que tanto tronco como piernas quedan rectos, le pido permiso y apoyo mi palma abierta sobre sus lumbares para corregir, dado que las está curvando. Me dice riendo “usted me toca y me pone nervioso”, le digo que puedo indicar que lo corrija un compañero y responde que no. Axel le dice “es la profe”, y él retruca en voz apenas audible “Y bueno…”. Cambio entonces la forma de apoyar mi mano: cierro en puño, con pulgar apretado por los dedos, y apoyo nudillos. Observo a Ricardo, le comento que continúa con la postura cifótica indicando que abra sus axilas, me responde “todavía no puedo profe”. Van realizando los saludos a su propio ritmo, el trabajo es aeróbico y lo experimentan, las respiraciones se hacen más intensas, emiten algunos sonidos por el esfuerzo, Leonardo se destaca por la fluidez en los movimientos y la flexibilidad (“afuera” practicaba un arte marcial: Tae Kwon Do), transpiran. Axel se saca la 11 Saludo al Sol, una práctica de Yoga que consiste en una secuencia de asanas, realizadas de modo coordinado con la respiración. – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina musculosa y le comento que preferiría no lo haga, vuelve a ponérsela. Transcurridos veinte minutos indico que se detengan de pie, cierren los ojos y en la “postura de la montaña” (brazos al costado del cuerpo, extendidos en tensión hacia abajo, piernas en tensión, glúteos contraídos, hombros atrás y abajo, mentón hacia adentro formando papada sin flexionar las cervicales, columna extendida) observen las sensaciones. Luego les sugiero imaginen qué montaña sería. Finalmente llega el momento de la relajación. Ricardo dice: “Por fin!” . Mientras se preparan, Ángel dice “yo no flasheé nada” y Ricardo “Yo la montaña donde jugaba cuando era chico”. El resto escucha sin acotar. Se acuestan boca arriba sobre las colchonetas. Cambio la música: Sonido de Gongs. Les comento que voy a pasar a colocarles una almohadilla sobre los ojos. Apenas termino de colocarla sobre sus párpados, Joshua se incorpora tomándola con las dos manos y me pregunta “¿qué tiene esto adentro?”. Le respondo “Lavanda y arroz”, La 8 acerca entonces a su nariz e inhala profundo, luego vuelve a acostarse, la coloca sobre sus ojos, cruza sus piernas a la altura de sus tobillos y dice “Está piola esto”. El resto de sus compañeros no reacciona, simplemente descansa. Entra un celador, Ricardo pregunta “¿qué pasa?” En tono molesto, le explico que viene a avisarme que es la hora de finalización del taller. Continúo guiando: les digo que contraigan diferentes partes del cuerpo sin flexionarlas (contracción isométrica) tres veces por cada área que menciono. No todos lo hacen, Joshua tensiona nada, y quienes sí no lo hacen de la misma forma. Finalmente indico que contraigan todo el cuerpo tres veces con diferente nivel de intensidad y tiempo: la primera con una tensión leve durante 20 segundos, la segunda con tensión media 10 segundos y finalmente con la mayor tensión posible, sosteniendo el aire dentro durante 2 segundos y exhalando fuertemente por boca. La respuesta a las diferentes consignas no es homogénea. Axel permanece quieto, sin tensionar, Leonardo responde del modo esperado en una clase, Ricardo actúa desde el esfuerzo (no contrae las manos de modo isométrico, sino que cierra los puños), Ángel – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina Frunce el ceño indicando concentración. Dejo que permanezcan en la postura unos minutos, en los que prendo otro sahumerio, elevo un poco el volumen de la música y preparo en el centro del salón unos vasos y el termo junto con unas galletas. Luego les digo que comiencen a mover las articulaciones de tobillos y muñecas, que giren la cabeza hacia uno y otro lado, se coloquen de costado para incorporarse dejando que la cabeza cuelgue, hasta sentarse y nuevamente colocarse en postura fácil. No todos lo hacen al mismo tiempo. Joshua continúa con piernas y brazos cruzados, Axel tampoco se quita las almohadillas. Ricardo y Leandro se sientan… Finalmente acercan los mats para compartir el té y las galletas. Comienzo a servir el chai, me preguntan qué tiene. Les comento, Axel dice “Está riquísimo”. Iniciamos la conversación, comentando sobre la relajación, Leonardo visualizó colores. Axel dijo que tuvo un déjà vu, Leonardo y Ángel coinciden en que sintieron dolor en los “riñones”, Ricardo me dice que le duele la espalda. Axel que le 9 durante la práctica le dolieron “los pulmones”, -cuando le pregunto si fuma me responde que aspiró mucho poxi ran-. Re pregunto: ¿Los pulmones o la musculatura?, insiste en que son los pulmones. Busco en el manual y le muestro las páginas de sistema respiratorio. Le hago un comentario a Ricardo sobre su postura sifótica y me responde que todavía “no puede”, y que los ejercicios que le di para su espalda le alivian el dolor. Comenzamos a despedirnos, mientras guardo tazas y termo en la mochila, me ayudan con el equipo de música. Joshua me pregunta si puede llevarse el sahumerio para el rancho, le digo que sí, y Axel si tengo otro. Era el último, pero le ofrezco la cajita, que acepta. Me comenta que empezó a soñar otra vez. Nos acercamos a la puerta y Ángel, con una voz totalmente diferente a la que escucho durante las prácticas- y sobre la que bromeamos más de una vez- , llama: “Celadooor! – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina Se va la Profe de Yoga”. Mientras esperamos que venga a abrir, los saludo y agradezco. Me dicen “Gracias a usted por venir, maestra”. El celador abre y salgo hacia la izquierda, los practicantes, custodiados, van hacia la derecha para ir “abajo”. Pasillo, intercambio el número de madera por las llaves de mi auto con la penitenciaria que está detrás del mostrador, me pregunta cómo estuvo todo. Le digo que muy bien y la saludo con un “Nos vemos”. Abro la puerta. La joven con el bebé ya no está esperando en el banco de la antesala. Afuera el cielo está gris, inhalo profundo el aire frío, exhalo y me dirijo hacia el auto. El tiempo espacio que generamos durante la práctica de Yoga no es siempre tan fluido como la descripción previa transmite. El Penal 3 es un sitio donde lo constante es la ocurrencia de “cosas”, no solamente dentro de los pabellones, sino en lo referido al 10 personal que trabaja y al edificio mismo. Varias veces debí suspender la clase por la existencia de conflictos, otras porque los celadores no les avisaban que había llegado, alguna porque el espacio destinado para la práctica había sido ocupado con “visitas”. Subir, bajar, salir. Reflexiones desde y sobre las corporalidades La descripción anterior atendió a dos intereses. Por una parte, dar cuenta de mi posicionamiento en lo que hace al modo en que realizo la investigación, el cual sigue la línea propuesta por autores como Bourdieu, Csordas, Jackson, Citro, Lambek y, conjuntamente, a lograr una comunicación que avanzando un paso más de la reflexión y comprensión racional transmita, desde la lectura el texto, sensaciones en algún sentido similares a las de quien ha vivido la experiencia de transitar el interior de un establecimiento carcelario. – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina El texto constituye una instancia en la que la experiencia vivida y la reflexión – de mis interlocutores y la mía propia- sobre la misma aportan a la comprensión de las corporalidades en tanto producto de relaciones del “mundo” como un lugar fragmentado en compartimentos cuyos límites son vividos como más o menos porosos de acuerdo a las representaciones sociales o –más específicamente– jurídicas que definen categorías de personas. Como señalara anteriormente, mi reflexión está enraizada en mi propia experiencia perceptual. De ahí que la descripción minuciosa del camino que realizo desde mi casa al Penal no sea un dato anecdótico. Por eso, doy cuenta de mi experiencia corporizada que en la que las rutinas relatan una trayectoria que “habla” de mí en tanto persona que se sitúa en cierto lugar de la estructura. Lo que aparece como individual, con alguna que otra variación, es compartido por muchos de los que decidimos evitar el semáforo de Boock –y de los que deciden no hacerlo: Cerca de las 8 de la mañana, el tráfico es 11 notablemente más intenso en la dirección a la ciudad, donde trabaja gran parte de la población. En invierno también se intensifica un poco en el sentido contrario: la temporada ocupa a parte de la población que trabaja “en el Cerro”12 Están también los estudiantes de primaria y secundaria, que bajan de muchos de los automóviles o de los colectivos. En el relato hay toda una serie de acciones que realizamos sin reflexionar, patrones de uso del cuerpo que se han ido fijando a través de interacciones reiteradas con objetos o han sido condicionadas por relaciones con otros, como trasladarnos libremente de un sitio a otro. Al ingresar al Penal, experimenté una serie de situaciones que implicaron tomar conciencia desde mi corporalidad desde diferentes sentidos y movimientos. Actos tan sencillos como abrir una puerta implican un patrón distinto para quienes trabajan o 12 Así se refiere localmente al Cerro Catedral, destino turístico internacional y centro de actividades de deportes invernales. – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina están recluidos: Internos y “visita” hemos de esperar que los celadores abran tanto para entrar como para salir de los espacios. Guiar prácticas de Yoga me permitió establecer un vínculo cuya calidad es diferente de la que surge de la realización de entrevistas. El taller implica compartir un espacio realizando una actividad que involucra los cuerpos de tod@s desde un lugar diferente al menos en un sentido: Si bien el taller de Yoga es para todos, no están obligados a venir, y de hecho ha habido ocasiones en las que no “subió” nadie. Esto implica la posibilidad de decidir para personas que no solamente no pueden salir del establecimiento –obviedad que menciono para no naturalizar lo que esto implica a nivel de sensación- sino que tampoco pueden circular por cualquier parte del edificio, no eligen con quién comparten el “rancho”, ni qué comen, ni a qué hora abren la puerta, salen al patio, se bañan. En esta “libertad de elección”, sin embargo, hay al menos tres cuestiones que quienes vienen consideran al momento de decidir 12 participar. Por una parte, constituye una ocasión para “subir”, esto es salir de los pabellones. Por otra, “hacer conducta” lo que implica que en los informes trimestrales que realizan en el establecimiento haya una evaluación favorable que incide en lo que llaman “beneficios” (por ejemplo hablar por teléfono o concurrir a otros talleres), y además interactuar con gente “de afuera”. Un segundo nivel de elección es durante el momento mismo de la práctica. En las mismas, el planteo es que la intensidad y ritmo con que realizan las actividades propuestas tiene una finalidad terapéutica, por lo que deben hacer las mismas tomando conciencia de las limitaciones a partir del registro y la atención a sensaciones que van desde el dolor a la incomodidad y, en un nivel más profundo, al vínculo entre la sensación “física” y una emoción asociada. La experiencia corporizada compartida por quienes se encuentran en este particular ambiente social que constituye una institución de encierro genera ciertos patrones y – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina prácticas de uso del cuerpo que incluyen la forma de moverse, hablar, mirar, que entran en la categoría nativa de “tumberos”13. De ellas, me interesa destacar una en particular, que no es realizada por todos y que de un tiempo a esta parte ha trascendido los límites de los establecimientos carcelarios. Me refiero a “cortarse”. Algunos de los practicantes exhiben en la cara interna de sus antebrazos cicatrices. Otro lugar del cuerpo donde los realizan son las piernas. Hay dos maneras de practicar las incisiones: transversal o longitudinalmente. En conversaciones que sostuve, la interpretación sobre los motivos que conducen a cortarse son diversas, si bien tienen en común el intentar llamar la atención: Desde un gesto de cobardía, que desplaza el enojo hacia el propio cuerpo en vez de dirigirlo a un celador; pasando por la depresión debido a cuestiones familiares, protestar por la negativa a entregarles psicofármacos, o el intento de ser trasladado al hospital para, desde allí, fugarse. Hay también una historización de las prácticas vinculada a 13 cuestiones valorativas: Antes los cortes se realizaban por cuestiones importantes (por ejemplo, durante las fechas cercanas a Navidad o Año Nuevo, manifestando la tristeza o depresión por estar lejos de la familia), hoy se cortan “por una pastilla”. Los cortes horizontales son considerados menos graves, los longitudinales son más peligrosos, ya que al ir en el sentido de las fibras musculares es más fácil que sean profundos, a la vez que complejizan la cicatrización. Los cortes expresan un conocimiento del propio cuerpo y una intervención que desafía las condiciones del encierro, constituyen una intervención sobre sí en la que el cuerpo se abre al mundo. Si –siguiendo a Foucault- el castigo consiste en una apropiación del cuerpo del interno, de su tiempo y actividades, cortarse es –entiendo- algo más que mera resistencia. Implica decidir accionar con independencia de la autoridad. Desde el comienzo la práctica implica acciones que se oponen a la reglamentación, ya que los 13 Adjetivo calificativo que se aplica a diversas prácticas, al mismo lenguaje y aun hasta a estilos de tatuajes. – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina instrumentos utilizados deben o bien obtenerse a escondidas o bien fabricarse de modo clandestino. Si el tiempo transcurre expandiendo la nada, los cortes constituyen un evento producido sobre la propia persona que da cuenta de su devenir. Frente a esto, la otra forma de contraer la temporalidad es consumir alcohol o psicofármacos, sustancias que alteran la percepción o inducen el sueño –entre otras cosas-, y que a la vez constituyen estrategias de resistencia al poder hegemónico, exhibiendo la potencia de actuar. El momento de compartir el té genera una instancia para hablar desde lo sensible. Sin embargo, es necesario aclarar que lo que se dice en este contexto implica una elaboración de acuerdo a las posiciones de quienes concurren. En una ocasión en que la práctica era para “desintoxicar”, Ricardo y un compañero (que no concurría habitualmente) se retiraron. Otro de los practicantes dijo que lo había hecho porque “[a Ricardo] Le importa lo que piensen”. Sin importar la correspondencia con la realidad de 14 esta afirmación con respecto a los motivos que consideró para preferir volver “abajo”, el comentario constituye un dato de la forma en que se establecen relaciones. Pero volvamos a la práctica de yoga y las experiencias que posibilita el prestar atención “con” y “a” el cuerpo. Entendiendo con Schutz que atender es volverse hacia algo de manera conciente, hacerlo con el propio cuerpo implica atender a una sensación del cuerpo en el mundo, simultáneamente, prestamos atención con el propio cuerpo. Esto es lo que sucedió cuando relaté lo acontecido al corregir la postura de Ángel: De su parte hubo una alusión a que una mujer coloque su mano sobre su espalda, que me condujo a cambiar la manera en que coloqué mi mano. Esto da cuenta de que la atención y la percepción están culturalmente elaboradas. La situación condujo a una objetivación de nuestros cuerpos en términos de género que desplazó el sentido con que realizaba el gesto de una actividad docente a una situación vivida como erótica. – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina Otro ejemplo lo constituye la actitud de Joshua al percibir el perfume de las almohadillas durante la relajación. La pregunta de Leonardo cuando escuchó que alguien ingresaba al salón y finalmente, pero no menos importante, la dificultad generalizada de cerrar los ojos y permanecer quietos -hayan o no ruidos- sugieren la posibilidad de un modo somático de atención tumbero. Un entorno donde la atención a y con el cuerpo es objetivada casi constantemente en un lenguaje corporal cuyos gestos y movimientos son percibidos–para quien no vive en ese contexto- como acciones que denotan una hipervigilancia. Los relatos de las “requisas” realizadas durante horas de la madrugada, cuando de modo imprevisto un grupo de policías ingresan con bastones ordenando que se levanten y se coloquen contra la pared rápidamente, o el ataque Ricardo sufrió cuando dormía ayudan a comprender el tipo de experiencias que incidirían en la producción de este modo somático de atención. En este entorno, la práctica de Yoga planteada constituye además una disrupción – 15 frágil y efímera, pero positivamente valorada- que contrasta con los modos somáticos de atención requeridos para la vida cotidiana en la cárcel no solamente por su calidad de actividad terapéutica en relación con los beneficios relativos a elasticidad, tonicidad muscular etc. El hecho de cerrar los ojos constituye un gesto cuyo sentido pude apreciar luego de dos años de concurrencia, cuando durante la realización de una práctica ingresaron dos internos que agredieron a uno de los participantes del taller. Cerrar los ojos constituye un esfuerzo que atenta de modo directo con la actitud de hipervigilancia. Implica cerrarse al mundo desde uno de los sentidos privilegiados para proteger el cuerpo, dejar de ejercer control y delegar la seguridad de la persona en quien está a cargo del espacio. La práctica continua de Yoga posibilitó generar una atención conciente al propio cuerpo desde el propio cuerpo. En los sucesivos encuentros, hubo un cambio progresivo – no necesariamente idéntico para quienes concurrían- visible en la realización de las asanas, en el caso de Joshua, una notable mejora en la postura de su cuello, en el de – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina Ricardo la disminución de dolor en sus lumbares. Y si bien estamos lejos de afirmar que se generan cambios a largo plazo en la disposición corporal y mental, sí hace posible la incorporación de conductas diferentes que no necesariamente fueron pensadas. Hasta que salió Ángel, él y Joshua realizaban por su cuenta el Saludos al Sol en las duchas. Posteriormente, Ángel se comunicó conmigo para continuar practicando (Si bien nunca logramos coordinar el encuentro). Conclusiones Comprender la corporalidad en una institución de encierro requiere -para no caer en un análisis que metodológicamente reproduzca el dualismo cartesiano- su abordaje desde la perspectiva que proponen autores como Jackson, Csordas y Citro: considerando el cuerpo humano como sujeto activo de conocimiento. La experiencia del cuerpo entonces es el punto de partida antes que objeto de estudio tanto para el investigador como en relación con los sujetos con quienes se está trabajando. 16 En este sentido, los condicionamientos a que son sometidos quienes están recluidos generan formas específicas y compartidas de percibir, pensar y actuar que está inscriptos en el cuerpo, organizando las prácticas y representaciones. Es éste carácter estructurado/ estructurante el que impide pensarlos como producto sin más de la obediencia a reglas. Los cuerpos entonces no son objetos de simbolismo o medios de expresión: constituyen el locus de la práctica social. Compartir una tecnología corporal como el Yoga hace posible la percepción del propio cuerpo en una forma que contrasta con la imperante en la cárcel, promoviendo formas de subjetivación alternativas que evidencian la tensión normalización- personalización. – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS - Casey, Edward S. (1996) “How to Get from to Place in a Fairly Short Stretch of Time. Phenomennological Prolegomena”, en Steven Feld y Keith Basso, eds. Senses of Place. Santa Fe, N.M.: School of American Research Press, pp. 1352. - Citro, Silvia (2010) Cuerpos Plurales. Antropología de y desde los cuerpos. Buenos Aires. Editorial Biblos. Culturalia. - Csordas, Thomas J. (2010) “Modos somáticos de atención”. En: Citro, Silvia. (Coord.)Cuerpos plurales. Antropología de y desde los cuerpos. Buenos Aires. Editorial Biblos. Culturalia. - Foucault, Michel (1991) Vigilar y Castigar. Nacimiento de la Prisión. Buenos Aires. Siglo XXI Editores. - Jackson, Michael (2010) “Conocimiento del cuerpo” En: Citro, Silvia. (Coord.)Cuerpos plurales. Antropología de y desde los cuerpos. Buenos Aires. 17 Editorial Biblos. Culturalia. - Iyengar, B.K.S. (2007) Luz sobre los Yoga Sutras de Patañjali. Barcelona. Kairós. - Kundalini Research Institute (2006). El Maestro de la Era de Acuario. Capacitación Internacional de Maestros de Kundalini Yoga como enseñó Yogi Bhajan. Primer Nivel Instructor Manual de Yoga. Santa Cruz. Kundalini Research Institute. – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina Anexo 18 – XI Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Humanidades y Artes – UNR – Rosario, Argentina