LA SELECCIÓN DE TAREAS MOTRICES EN LA CLASE DE EDUCACIÓN FÍSICA. Autor: Rafael Ruiz Ruiz Introducción Fuera de las clases de Educación Físicas los niños y niñas se ejercitan a través de sus juegos con un solo objetivo, el disfrute que la propia actividad física les supone. Como señala Domingo Blázquez (1986) “El juego es el resorte que posee el niño para impulsar por sí mismo su desarrollo y crecimiento, independientemente de estímulos externos. Por ese motivo, y por ser una actividad generadora de placer, el juego es enormemente motivador, logrando que el niño se entregue plenamente y sin reservas a la acción que entraña el propio juego”. En nuestras clases debemos contribuir a mantener ese interés por la práctica física al tiempo que la complementamos y enriquecemos de forma sistemática y planificada. La Educación Física resulta especialmente importante para aquellos alumnos y alumnas que tienden al sedentarismo y que no realizan ninguna actividad física habitualmente salvo la escolar. Desafortunadamente para la salud de nuestros alumnos y alumnas en los últimos años el horario de Educación Física de los más pequeños ha sido reducido. Los juegos y la práctica deportiva ocupan un lugar muy destacado dentro de nuestra materia. Son un contenido que resulta muy atractivo para la mayor parte del alumnado. La variedad de juegos y disciplinas deportivas que utilice el profesorado en sus clases dependerá de múltiples aspectos: - objetivos que se desean alcanzar, disponibilidad de instalaciones y materiales, grado de capacitación y conocimiento del profesorado de los distintos deportes, intereses del alumnado, posibilidad de continuidad de la actividad en terceros tiempos pedagógicos, etc. 1 Al hablar de los deportes, las denominaciones que se utilizan para referirse a unos y otros nos darán pistas sobre las características de los mismos. En ocasiones mostrando matices que inciden en diferencias interesantes entre ellos, pero que no van a ser objeto del presente artículo. Así pues, en la literatura específica de nuestra materia podremos encontrar referencias a deportes individuales, colectivos, de equipo, de colaboración-oposición, etc. En aquellos deportes en los que el sujeto actúa en solitario, la complejidad la encontraremos principalmente en el mecanismo de ejecución y en ocasiones implicará el hábil manejo de un determinado implemento. En cambio en aquellos otros donde existe la posibilidad de interactuar con otros sujetos, será el tipo de relaciones posibles con los demás lo que determine el nivel de complejidad. Este elemento, la interacción con otros o su ausencia, resulta especialmente interesante en el ámbito deportivo en general y en el escolar en particular, permitiendo al profesorado abarcar una gama amplia de actividades que facilite la adecuación de tareas a la heterogeneidad del alumnado con que nos encontramos (no sólo por su nivel de competencia motriz, sino también en relación a sus gustos e intereses). La presencia/ausencia de oposición y/o colaboración como elemento de clasificación de las tareas motrices Riera (1989) señala que todas las tareas pueden clasificarse en función de la presencia o ausencia de oposición y/o colaboración de otros participantes. Para este autor las tareas de oposición son aquellas en las que dos o más contrincantes o equipos intentan influir en sus oponentes de forma deliberada. También indica que en las tareas de colaboración, un equipo integrado por dos o más deportistas tiene un objetivo común que sólo puede conseguirse mediante la participación conjunta y coordinada de todo el equipo. Como nos indica este autor, todas las tareas motrices que se realizan en el entrenamiento y la competición deportiva pueden agruparse en cuatro grandes grupos. 2 Tareas sin oposición ni colaboración. Tareas con oposición y con colaboración. Tareas sin oposición pero con colaboración. Tareas con oposición y sin colaboración. Lo que aquí indicamos refiriéndonos al ámbito del entrenamiento y la competición, es totalmente equiparable al contexto educativo. Pero ante todo, no debemos confundir las características del deporte concreto con el tipo de tareas que requiere para su desarrollo. Así por ejemplo, si pensamos en el balonmano, u otro deporte con rasgos similares, debemos tener muy claro que dos equipos se enfrentan, se oponen, cada uno de ellos con el objetivo de superar al contrario, para lo cual será imprescindible que los componentes de cada uno de los equipos colaboren entre sí. Sin embargo las tareas que se utilizarán para el aprendizaje y perfeccionamiento de los jugadores o jugadoras de esta misma disciplina deportiva no pertenecerán sólo al cuarto grupo sino también a los tres restantes. En la planificación de las clases de Educación Física será necesaria la presencia de tareas pertenecientes a los cuatro grupos mencionados. La variedad de tareas permitirá enriquecer la competencia motriz del alumnado. El nivel de dificultad de la atarea podrá ser modificado en función de las características y experiencia previa del alumnado. Se puede incluso introducir distintos niveles de dificultad con un mismo objetivo y tareas similares. En el caso de las tareas en las que existe oposición, el propio elemento “oposición” puede ser manipulado por el profesor o profesora, cuando sea necesario, para facilitar el trabajo que se plantea. No sólo se realizará creando situaciones de superioridad o inferioridad numérica, que son en sí una realidad en el proceso de enseñanza y aprendizaje de los deportes de colaboración-oposición, sino también modificando la intensidad en el desempeño del rol de atacante o especialmente de defensor. Algunos ejemplos de estas tareas pertenecientes a los cuatro grupos podrían ser: 3 1. Tareas sin oposición ni colaboración: lanzamientos sin oposición sobre una meta vertical (portería, etc.) u horizontal (zona del campo previamente establecida) variando distancia, ángulo, técnica de ejecución, etc. 2.- Tareas sin oposición pero con colaboración: pases y recepciones sin oposición, modificando las demás variable como son la actividad previa al pase, la actividad posterior a la recepción, la altura, la velocidad, etc. 3.- Tareas con oposición y sin colaboración: lanzamientos de penaltis, situaciones de igualdad numérica 1x1, situaciones de inferioridad numérica 1x2, etc 4.- Tareas con oposición y con colaboración: todas aquellas en las que la colaboración de un equipo permite oponerse a la colaboración del equipo contrario, por ejemplo una jugada de ataque colectivo. Riera (1989) señala como ventajas de este criterio de clasificación las siguientes: - Esclarece los conceptos de técnica y táctica señalando que cuando nos referimos al aprendizaje del primero solemos considerar a las tareas sin oposición, mientras que hablamos de la táctica en aquellos deportes y tareas con oposición, dónde ésta condiciona la actuación del deportista o deportistas. - Separa las distintas tareas que se practican en un mismo deporte, disciplina o prueba. Como ya hemos visto aunque un deporte esté definido por la colaboración y la oposición, dentro del mismo encontramos tareas en las que no está presente la colaboración, la oposición o ambas. Son situaciones totalmente identificables y que también forman parte de la esencia de ese deporte en concreto. - Centra el interés en la función de los deportistas y no tanto en el número de los que intervienen, siendo lo más importante el tipo de relación que establecen con su entorno, sus compañeros y contrincantes. - Delimita los procesos de enseñanza y aprendizaje, ya que hay una gran similitud entre los procedimientos de enseñanza de todas las tareas de un mismo tipo. - Sugiere todo el abanico de tareas que el niño ha de aprender y que la programación escolar ha de prever para facilitar una adecuada transferencia. - Separa las diferencias técnicas y tácticas deportivas según implique o no colaboración en la estrategia para alcanzar un mismo objetivo. 4 - Permite analizar y descomponer las tareas deportivas en función de las específicas relaciones que contienen. LA RELACIÓN DE LOS JUEGOS HABITUALES DE LOS NIÑOS Y NIÑAS CON LOS CUATRO GRUPOS DE TAREAS MOTRICES MENCIONADOS. J. L. Antón (1990) señala, en relación a los conceptos de escuela deportiva e iniciación (en su caso referida al balonmano), que “la mayoría de autores admiten la edad de 9-10 años, con muy ligeras variaciones, como aquella en la que los deportes pueden ser abordados con éxito, señalando los 10-12 años como “la edad de oro de la iniciación deportiva”.” Previamente a la categoría de benjamines (8 a 10 años) donde se iniciaría el aprendizaje global básico, estaríamos en la etapa general de formación que J. L. Antón (1990) denomina de “actividad física general” que tendría como objetivo general “la creación de un acervo motor rico”. Si observamos los juegos con los que se suelen ejercitar los niños y de forma voluntaria en estas edades (antes de los 8 años), también después, podremos establecer la relación con los cuatro grupos de tareas motrices señalados por Riera. Recordemos su importancia en la formación del niño y en la propia programación escolar que este autor señala entre las ventajas de establecer estos grupos. Algunos ejemplos de actividades, realizadas por los niños y niñas de estas edades, pertenecientes a los distintos grupos podrían ser los siguientes: • Tareas sin oposición ni colaboración. En este tipo de tareas el niño o la niña se ejercita sin necesidad de la presencia de otros niños/as aunque encuentra un aliciente en hacerlo junto a los demás y comparar sus resultados. Algunas de las actividades más corrientes van a ser: - Botar el balón, con una mano, con la otra, con giro, elevando una pierna para dejar pasar el balón tras el bote, con y sin desplazamiento, superando obstáculos, contra la pared, etc. - Autopases (lanzamientos y recepciones realizados por uno mismo) con todo tipo de objetos, combinando altura de lanzamiento y recepción, acciones diferentes previas y posteriores al lanzamiento y a la recepción, etc. - Juegos de puntería sobre metas fijas o móviles, con balones o pelotas de distintos deportes y tamaños u otro tipo de móviles, con las manos, con los pies, con la cabeza, etc. - Saltar a la comba con distintas variantes, en los apoyos, en el sentido del giro de la cuerda, con y sin desplazamiento, cantando canciones que cuya letra condiciona la acción, etc. - Etc. • - Tareas sin oposición pero con colaboración. Algunas de las anteriores y sus combinaciones contando ahora con la colaboración de otros niños y niñas estarían en este grupo: juegos de pases, recepciones y lanzamientos, saltos a la comba en grupo, etc. 5 - - Otras frecuentes como los transportes de compañeros en distintas posiciones (la más habitual “a caballo”). Y ocupando un papel destacado los juegos de coordinación mediante palmeo por parejas enfrentadas o en grupos de mayor tamaño, siempre con canciones que dirigen la acción e introduce movimientos distintos al propio palmeo aumentando significativamente su complejidad. Etc. • Tareas con oposición y sin colaboración. - El juego de persecución nos puede servir de ejemplo. El que se la queda tiene en los demás los oponentes y no cuenta con la colaboración de nadie. Igualmente los que son perseguidos si no se establece lo contrario al principio tampoco contaran con la colaboración de los demás. • Tareas con oposición y con colaboración. - Nuevamente los juegos de persecución, en este caso por grupos, suelen ser los de mayor aceptación. Un grupo persigue a otro y el que es “capturado” puede o no ser liberado (según las normas establecidas al comienzo) por los demás compañeros o compañeras de su grupo. Cuando todos son capturados los grupos cambian de rol. Detengámonos por unos momentos en estos juegos, en los de persecución. Contienen una riqueza extraordinaria, que merece ser destacada. En este tipo de juegos en los que los niños y niñas se ejercitan de forma espontánea (y también como propuesta del profesor o profesora en el centro escolar o en otros contextos), aún desde muy pequeños reconocen como su expresividad corporal, estática o en movimiento puede llegar a ser más que suficiente para confundir al contrario. Cuando el nivel de los que se enfrentan es similar, el que toma la iniciativa en el engaño no necesariamente sale victorioso, pues el adversario aprende de su experiencia y, a veces logra anticiparse, no llegando a ser realmente engañado. La observación y la práctica desarrollan en el niño y la niña esa capacidad táctica de anticipación, de creación de falsos indicios, etc. tan necesaria en la práctica posterior de distintos deportes. CONCLUSIÓN. Estas prácticas junto con otros muchos juegos estimulan aspectos tan importantes como la percepción, la atención, la coordinación,… El juego tanto espontáneo como dirigido contribuye de forma decisiva al desarrollo motriz del individuo, pero éste último debe suplir las deficiencias que se puedan hallar en el primero. Por lo tanto a toda la actividad física espontánea, debemos añadirle la adecuada orientación y tratamiento que desde los centros educativos se le debe dar al aprendizaje motriz. Mantenemos la necesidad señalada por Riera (1989) de que el niño o la niña, se ejercite a través de tareas pertenecientes a los cuatro grupos ya mencionados. Una gama amplia de tareas que no excluya ninguno de los grupos permitirá crear una amplia base motriz adecuada para la transferencia que podrá ser adecuadamente aprovechada en su formación posterior. BIBLIOGRAFÍA. 6 Antón, J.L.(1990). Balonmano. Fundamentos y etapas del aprendizaje. Madrid: Gymnos, Blázquez, D. (1986). Iniciación a los deportes de equipo. Barcelona: Martínez Roca. Riera, J. (1989). Fundamentos del aprendizaje de la técnica y la táctica deportivas. Barcelona: Inde. 7