0201-57-2005 TRIBUNAL PRIMERO DE SENTENCIA: Santa Ana, a las dieciséis horas del veintiséis de septiembre del dos mil cinco. El presente proceso penal clasificado bajo el número 73-2005, seguido en contra del imputado RICARDO DE JESÚS ELÍAS DELGADO, mencionado en autos como Ricardo de Jesús Delgado Linares, de veintitrés años de edad, soltero, zapatero, de este domicilio, residente antes de su detención en pasaje Monserrat, polígono C, casa número doce, barrio El Ángel de esta ciudad, nacido el veintitrés de septiembre de mil novecientos ochenta y uno, hijo de padres cuyos nombres desconoce; datos que no fueron confrontados con documento de identidad alguno; por el delito de HOMICIDIO SIMPLE, tipificado en el Art. 128 CP., en la vida del señor WILLIAM ALEXÁNDER ROMERO. Hecho sucedido el ocho de agosto del dos mil cuatro, en calle principal de la colonia Santa Claudia, frente a la cancha de fútbol del cantón Primavera de esta ciudad. El Tribunal de Sentencia está integrado por los Honorables Jueces Aura Armida Solano Cáceres, Wilson Edgardo Sagastume Galán y Raymundo Alirio Carballo Mejía, quienes conocieron colegiadamente en la Vista Pública, presidiendo y redactando la presente la Honorable Jueza Solano Cáceres; figurando los abogados Henry Antonio Padilla Cámbara y Douglas Orlando Velásquez Duarte, el primero en representación del Fiscal General de la República y el último como defensor público del acusado. La representación fiscal acusó al señor Elías Delgado por medio de escrito agregado de fs. 33 a 36, en el que constan los hechos que han sido objeto de los debates; y, que en lo pertinente dice: """(...) RELACIÓN CIRCUNSTANCIADA DE "LOS HECHOS" (sic) ------- "Los hechos sucedieron" (sic) el día ocho de agosto del año recién pasado en la calle principal de la colonia Santa Claudia frente a la cancha de "futbol" (sic) del cantón "primavera" (sic) de la ciudad de Santa Ana en momentos que la víctima "WILLIAN ALEXANDER" (sic) ROMERO se encontraba sentado a la orilla observando un partido de "futbol" (sic) (...) cuando llegó el ahora imputado "MARVIN FRANCISCO TRINIDAD LÓPEZ" (sic), y se ubicó a unos pocos metros (...) y con un arma de fuego comienza a dispararle en varias ocasiones por la espalda causándole la muerte instantáneamente (...) es por ello que posteriormente "son detenidos" (sic) por medio de orden de detención administrativa----- II. FUNDAMENTO DE LA IMPUTACIÓN FISCAL: ---------- (...) se han logrado obtener preliminarmente los suficientes elementos de convicción, para poderle acreditar al "referido" (sic) imputado la comisión directa y material del hecho que se le imputa, el cual es de HOMICIDIO SIMPLE (...)""". Es necesario hacer la aclaración que dicha acusación fue corregida en cuanto al nombre del procesado, tal y como consta a folios treinta y siete vuelto, siendo el nombre correcto Ricardo de Jesús Elías Delgado. En vista de la anterior acusación fiscal, el Juez Segundo de Instrucción de este distrito judicial, por medio de auto agregado de fs. 39 a 42, admitió parcialmente la acusación y ordenó la apertura a juicio en contra del procesado por el referido delito; por lo que la Jueza Presidenta de este Tribunal fijó las ocho horas treinta minutos del dieciséis del presente mes y año para la celebración de la respectiva Vista Pública, la que no se llevó a cabo por el motivo que consta en el auto de fecha nueve del mes y año en curso y que se encuentra agregada a fs 45; por lo que se señaló nuevamente las ocho horas treinta minutos de este día, la que previas las formalidades de ley, comenzó a la hora señalada; precisándose aclarar que durante los procedimientos se han observado las prescripciones y términos de ley; y, CONSIDERANDO: I.- Durante el desarrollo de la Vista Pública no se suscitaron incidentes que resolver. El imputado se abstuvo de rendir su declaración sobre los hechos, por lo que únicamente fue interrogado en cuanto a sus datos generales de identificación, los que constan en el sistema de grabación magnetofónica de este Tribunal, de conformidad al Art. 261 Inc. 5 CPP. Este Tribunal resolvió por unanimidad de votos todos los puntos sometidos a su conocimiento, contemplados en el inciso segundo del Art. 356 CPP; y, siendo colegiadamente este Tribunal el competente para el juzgamiento del caso en examen y ante la procedencia de la acción penal, se inmedió la prueba ofertada por la representación fiscal y defensa que a continuación se detalla: a) Prueba testimonial, consistente en la declaración de testigo bajo referencia 2348-UVDA-15-T-04; b) Prueba documental, la que fue introducida a los debates por medio de su lectura, conformada por: Acta de inspección ocular, de fecha ocho de agosto del año recién pasado, a fs 5 y 6; croquis de ubicación y álbum fotográfico, de fecha ocho de agosto del dos mil cuatro, a fs 12 y de 13 a 27, respectivamente; reconocimiento en rueda de personas, de fecha seis de junio del presente año, a fs 32; y, c) Prueba Pericial conformada por: Autopsia practicada en el cadáver, de fecha nueve de agosto del dos mil cuatro, de fs 7 a 9; intervención del doctor Agustín Alfredo Campos Díaz citado como Agustín Alfredo Campos. Nótese que la prueba pericial consistente en el reporte del laboratorio forense, de fecha doce de agosto del dos mil cuatro, a fs 10; y el resultado de informe respecto a la evidencia encontrada en la escena, de fecha veinte de agosto del dos mil cuatro, a fs 11, no fue introducida a la inmediación de los Suscritos por haber prescindido de su desfile la parte que la ofertó, con el acuerdo de la contraparte y la anuencia de este Tribunal. CONSIDERANDO: II.- Al realizar un análisis ponderado y objetivo en cuanto a la valoración del abanico de probanzas mencionadas anteriormente, ajustado a las reglas de la sana crítica, este Tribunal estima que el acta de inspección del cadáver y el croquis de ubicación del lugar de los hechos con su respectivo álbum fotográfico, son diligencias practicadas como actos de suma o extrema urgencia para asegurar el resultado que se espera de ellos; llevada a cabo por las personas facultadas por la ley para su concreción y cumpliéndose con las formalidades de ley en su elaboración. En el acta contentiva de la inspección ocular, en lo pertinente se lee: Que fue llevada a cabo a las diecisiete horas del ocho de agosto del dos mil cuatro, en la calle principal de la colonia Santa Claudia, frente a la cancha de fútbol del cantón Primavera de este departamento; que fue realizada por el investigador Wálter Sifontes Medina, quien fue acompañado del investigador Oscar Pineda Guevara; asimismo personal de la Policía Técnica y Científica del Delito, David Ernesto Fajardo como planimetrista y Saúl Iván Garay García en calidad de fotógrafo y recolector; además el licenciado Henry Antonio Padilla Cámbara en su calidad de Agente Auxiliar del Fiscal General de la República, el doctor Roberto Choto Miranda del Instituto de Medicina Legal; en un escena tipo abierta la cual estaba custodiada por el agente José Alfredo Martínez Molina y fue fijada por medio de fotografía y croquis planimétrico; que se procedió a la búsqueda de evidencia encontrándola y clasificándola, realizando además el frotado de palma y dorso de ambas manos y la toma de impresiones necrodactilares de los dedos de ambas manos; que todas las evidencias fueron fijadas mediante fotografía y croquis planimétrico, embalándolas para ser enviadas al Laboratorio Técnico y Científico del Delito para realizarles el respectivo análisis; que la víctima respondía al nombre de William Alexánder Romero, según Documento Único de Identidad número cero dos millones ciento ochenta y un mil cuarenta y seis; que el cuerpo se encontraba en posición decúbito ventral con cabeza al nororiente y "pie" (sic) al sur poniente; que presentaba flacidez y no livideces, con un lapso de dos a tres horas de haber fallecido; que éste presentaba lesiones entre las que se encontraban seis heridas ovaladas con anillo de contusión de bordes regulares, localizadas sobre región dorso lumbar, herida de bordes regulares localizada en cara anterior de brazo derecho, en muslo derecho herida de tres centímetros por dos centímetros, en tercio anterior herida de bordes regulares de uno punto cinco centímetros por un centímetro localizada en cara externa del tercio distal del muslo derecho; que el cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de esta ciudad para su respectiva autopsia. Siguiendo con el estudio de los medios probatorios es menester decir, que en relación al croquis y consecuentemente su respectivo álbum fotográfico, no tienen alguna irregularidad que amerite su cuestionamiento, por haber sido practicado por personas idóneas, como una actividad de suma o extrema urgencia y, por ende, como acto definitivo e irreproducible, permitidos a la institución policial, documentándose y cumpliéndose los requisitos de forma y legales, coligiéndose de ambos procedimientos que el lugar donde sucedieron los hechos no es producto de la imaginación, ni del testigo ni de las partes, y que consecuentemente tiene existencia real. En el acta contentiva del reconocimiento en rueda de personas realizada el seis de junio del presente año, ésta estuvo revestida de las formalidades requeridas para su práctica, ya que se realizó como prueba anticipada, la cual fue llevada a cabo por un funcionario judicial, quien controló los intereses de la persona a reconocer; de la que se obtiene que en el Centro Preventivo y de Cumplimiento de Penas Ciudad Barrios, departamento de San Miguel, a las diez horas treinta minutos de esa fecha, el testigo bajo régimen de protección clasificado bajo el código "2348-UDVA-15T-04" (sic), en una rueda compuesta por cinco personas, reconoció en sentido positivo al imputado Ricardo de Jesús Elías Delgado, con lo cual quedó identificado física y nominalmente. Con relación a la autopsia ha de decirse, que aunque en nuestra legislación procesal penal existe un "aparente" vacío en cuanto a su incorporación a la vista pública por no constituir genuinamente una pericia, no debemos soslayar que en virtud de la literalidad del Art. 162 Inc. 2° del Código Procesal Penal, estas probanzas se han de introducir en la audiencia de la manera que está prevista la incorporación de las pruebas similares; y, siendo la pericia la prueba más afín que existe para estas experticias, de esa manera, es decir, como peritaje, es que será valorada la autopsia por los suscritos juzgadores. Además, esa necropsia fue practicada como uno de los actos considerados como definitivos e irreproducibles, llevada a cabo por persona idónea y documentada de la forma prescrita por la ley. En lo pertinente de la referida autopsia se lee: Que fue practicada a las siete horas cuarenta y cinco minutos del nueve de agosto del dos mil cuatro, por el médico forense "Agustín Alfredo Campos" (sic); que el cadáver examinado correspondía al de William Alexánder Romero; que la hora y día del pronunciamiento de la muerte fue a las dieciocho horas del ocho de agosto del dos mil cuatro; que el tanatocronodiagnóstico correspondía de catorce a dieciséis horas de fallecido; que externamente presentó múltiples lesiones producidas por proyectil disparado por arma de fuego cuya distribución anatómica es la siguiente: a) a nivel dorsal cinco orificios de entrada, b) a nivel lumbar dos orificios de entrada y uno de salida, c) en cuello izquierdo un orificio de salida, d) en tórax anterior cinco orificios de salida; en todos no se recupera proyectil; e) en brazo derecho un orificio de entrada sin orificio de salida de donde se recupera el proyectil a nivel de codo de brazo derecho, f) en muslo de pierna derecha presenta un orificio de entrada y uno de salida, no recuperando proyectil; que la causa directa de muerte fue la herida perforante del corazón producida por proyectil disparado por arma de fuego; quien para constancia firmó. CONSIDERANDO: III.- En lo que respecta a la prueba testimonial ha de expresarse, que los declarantes manifestaron no tener ningún vínculo con el imputado y no habiendo prueba que le contradiga así ha de presumirse. El testigo y perito fueron sometidos al interrogatorio que ordena el Art. 348 del Código Procesal Penal, manteniendo los Suscritos la inmediación y el celo adecuado en lo pertinente al método, técnica y calidad de interrogatorio utilizado por las partes; cumpliéndose así, inobjetablemente, con el principio de la contradicción. Por ello ha dársele credibilidad a lo afirmado por éstos, por cuanto los elementos de prueba que se han obtenido con sus deposiciones, y sobre los cuales la representación fiscal fundamentó la actividad probatoria de cargo, resultaron tener coherencia, porque en lo relativo a los sujetos activo y pasivo del caso en examen y lo que se predica de éstos hay identidad, así como en lo concerniente a tiempo, lugar, modo, así como en cuanto a circunstancias anteriores y concomitantes al hecho. No adolece de discrepancias, diferencias o contradicciones relevantes en cuanto a lo principal ni en lo relacionado con el núcleo histórico que ha sido acusado. Al ser interrogado el doctor Agustín Alfredo Campos Díaz en su calidad de médico forense, a su peritaje agregó: Que las lesiones cuando presentan anillo de ahumamiento se dice que son producidas de una distancia corta, sea de contacto o de dos a cincuenta centímetros de distancia; que no encontró tatuaje ni anillo de ahumamiento en el cuerpo; que las lesiones que le provocaron la muerte fueron tres, específicamente las que perforaron los ventrículos derecho e izquierdo y la aorta. La representación de la Defensa no hizo uso de su derecho a contrainterrogar. El testigo bajo referencia 2348-UVDA-15-T-04 al ser interrogado, manifestó: Que fue citado para declarar como testigo sobre un homicidio que sucedió en una cancha de fútbol, un día domingo ocho de agosto del año pasado; que la cancha se encuentra en cantón Primavera de este departamento; que eran aproximadamente como a las tres y treinta de la tarde; que mataron al "Gato" cuyo nombre es William; que a éste lo conocía desde hacía dos años aproximadamente, tiene entendido que era miembro de la mara dieciocho; que él llegó a la cancha a presenciar el partido como a las tres y cuarto; que ese día jugaba un equipo de esa colonia y de otra vecina; que cuando llegó a la cancha logró observar que habían miembros de mara a un costado de la cancha, entre los que estaba el "Scrapy"; que éste estaba a un costado en forma dudosa, de quien estaba pendiente porque es miembro de mara, tiene entendido que de la MS; que estaba observando el encuentro cuando escuchó unos disparos, como tres seguidos; que cuando los escuchó observó que mucha gente comenzó a correr a los costados; que cuando la gente iba corriendo observó que un sujeto le estaba disparando a otro; que observó que el "Scrapy" le siguió disparando al miembro de mara que acabada de terminar el partido de fútbol; que al que le disparaba estaba sentado; que él estaba aproximadamente a veinticinco metros de distancia del lugar; que cuando le empezó a disparar no lo observó, sino que después de los primeros disparos, quien estaba a una distancia de un metro y medio mientras le seguía disparando al que estaba sobre un tronco; que le disparó unas cuatro a cinco veces más; que le disparaba con una pistola y después se cruzó la cancha corriendo, mientras al otro lado estaban otros miembros de mara, quienes salieron corriendo atrás de él por una vereda; que "Scrapy" salió corriendo rápido después que disparó; que en el lugar habían muchas personas por ser día domingo; que el lugar en donde estaba el occiso era al costado de la cancha, la que tiene una especie de bordo y muro de tierra, lugar donde también hay un palo de mango donde se sientan las personas; que él sólo observó cuando se daba a la fuga, mientras al que le había disparado, sólo se dobló y no dijo nada; que cuando él volvió a ver observó que le caían los disparos en la espalda y después cuando éste cae le sigue disparando; que quien disparó se fue y luego llamaron a la policía. Al ser interrogado por la representación de la Defensa, manifestó: Que no pertenece a ninguna mara; que ese día andaba solo; que él estaba aproximadamente a una distancia de veinticinco metros del lugar en donde sucedió el hecho; que estaba al costado izquierdo de donde el sujeto disparaba; que "Scrapy" se cruzó la cancha y pasó; que la cancha está de norte a sur, y "Scrapy" pasó al oriente; que él estaba al costado norte del sujeto que estaba disparando; que inició disparándole por la espalda y cuando cae de lado la víctima, le sigue disparando; que cuando realizó los últimos disparos la víctima siempre estaba cerca, lo más, dos metros; que él no estaba frente al acusado sino al costado; que el "Scrapy" portaba un arma de fuego, una pistola; que sabe que es una arma de fuego con la que se dispara; que sabe que un revolver tiene un tambor y la pistola no; que el sujeto le disparaba con una pistola, con las que no tienen tambor, la que era negra; que no padece de la vista ni usa lentes; que el sujeto "Scrapy" es de aproximadamente uno setenta; que éste es de mara y lo ha visto "rondiniando" en el cantón donde sucedieron los hechos; que el pelo de "Scrapy" es liso y cuando sucedieron los hechos lo tenía cortado; que "Scrapy" tiene tatuajes en los brazos; que posterior del hecho no le fueron presentadas fotografías; que no le han dicho la forma en que tiene que declarar, solo la señora Juez, quien le explicó como era la forma de declarar en la vista pública. Respecto a los testimonios examinados en esta Audiencia hemos de ser enfáticos en el hecho que éstos al desfilar en la Audiencia Pública, en todo momento fueron inmediatizados por los infrascritos Juzgadores, y no presentaron signos de animosidad, afectación o de premeditación idéntica; en contraposición a ello, de la intervención de éstos en la Audiencia Pública se denota que actuaron con imparcialidad, naturaleza y falta de premeditación en sus expresiones. Ha de agregarse también que el dicho de estas personas resultan ser verdaderos. Este razonamiento retoma claridad al fundamentarse que los juicios por ellos emitidos tienen su asidero en las inferencias probatorias razonables que se deducen de las probanzas documentales y en la sucesión de conclusiones que, en base a sus deposiciones, se fueron obteniendo; tomando en cuenta además que no adolecen de causal que les prohíba o impida declarar como tales. Como corolario de lo expuesto ha de afirmarse que no existe razón de peso para que haya exclusión de algún medio de prueba, siendo por tanto y como ya se expuso, merecedores de entera fe para este Tribunal, pues los contenidos y afirmaciones de éstos se amoldan a los acontecimientos fáctico-jurídicos y son de absoluta credibilidad para establecer la verdad real del caso "sub exámine". CONSIDERANDO: IV.- Con base en la certeza que nos genera la prueba incorporada a la Vista Pública, puede afirmarse que los hechos que los que suscriben esta sentencia tienen por acreditados, mantienen una relación directa con la hipótesis acusatoria expuesta por la representación fiscal; y esos hechos consisten en los que a continuación se detallan: Con el contenido del acta de inspección ocular, el álbum fotográfico y el respectivo croquis de ubicación, se acredita: Que a las diecisiete horas del ocho de agosto del dos mil cuatro, en la calle principal de la colonia Santa Claudia, frente a la cancha de fútbol del cantón Primavera de este departamento, el investigador Wálter Sifontes Medina acompañado del investigador Oscar Pineda Guevara, de David Ernesto Fajardo como planimetrista, de Saúl Iván Garay García en calidad de fotógrafo y recolector, además del licenciado Henry Antonio Padilla Cámbara en su calidad de Agente Auxiliar del Fiscal General de la República y del doctor Roberto Choto Miranda del Instituto de Medicina Legal, procedieron a realizar dicha inspección; que la escena era tipo abierta la cual estaba custodiada por el agente José Alfredo Martínez Molina, siendo fijada todo por medio de fotografía y croquis planimétrico; que se procedió a la búsqueda, recolección y clasificación de evidencia, además de realizar frotado de palma y dorso de ambas manos y la toma de impresiones necrodactilares de los dedos de las manos de la víctima; que posteriormente de ser fijadas mediante fotografía y croquis planimétrico las evidencias encontradas, fueron embaladas para ser enviadas al Laboratorio Técnico y Científico del Delito para realizarles el respectivo análisis; que la víctima respondía al nombre de William Alexánder Romero, según Documento Único de Identidad número cero dos millones ciento ochenta y un mil cuarenta y seis; que el cuerpo se encontraba en posición decúbito ventral con cabeza al nororiente y "pie" (sic) al sur poniente; que presentaba flacidez y no livideces, con un lapso de dos a tres horas de haber fallecido; que éste presentaba lesiones entre las que se encontraban seis heridas ovaladas con anillo de contusión de bordes regulares, localizadas sobre región dorso lumbar, herida de bordes regulares localizada en cara anterior de brazo derecho, en muslo derecho herida de tres centímetros por dos centímetros, en tercio anterior herida de bordes regulares de uno punto cinco centímetros por un centímetro localizada en cara externa del tercio distal del muslo derecho; que el cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de esta ciudad para su respectiva autopsia. Con el contenido del acta del reconocimiento en rueda de personas, se acredita: Que fue realizada a las diez horas treinta minutos del seis de junio del presente año, en el Centro Preventivo y de Cumplimiento de Penas Ciudad Barrios, departamento de San Miguel; que el testigo bajo régimen de protección clasificado bajo el código "2348- UDVA-15T-04" (sic), en una rueda compuesta por cinco personas, reconoció en sentido positivo al imputado Ricardo de Jesús Elías Delgado, con lo cual quedó identificado física y nominalmente. Con el contenido de la autopsia y la ampliación hecha por el doctor Agustín Alfredo Campos Díaz, se acredita: Que fue practicada a las siete horas cuarenta y cinco minutos del nueve de agosto del dos mil cuatro, por dicho profesional; que el cadáver examinado correspondía al de William Alexánder Romero; que la hora y día del pronunciamiento de la muerte fue a las dieciocho horas del ocho de agosto del dos mil cuatro; que según el tanatocronodiagnóstico la víctima había fallecido entre las quince horas cuarenta y cinco minutos y las diecisiete horas cuarenta y cinco minutos del ocho de agosto del dos mil cuatro; que las múltiples lesiones externas que presentó fueron producidas por proyectil disparado por arma de fuego, cuya distribución anatómica es la siguiente: a) a nivel dorsal cinco orificios de entrada, b) a nivel lumbar dos orificios de entrada y uno de salida, c) en cuello izquierdo un orificio de salida, d) en tórax anterior cinco orificios de salida; e) en brazo derecho un orificio de entrada sin orificio de salida de donde se recupera el proyectil a nivel de codo de brazo derecho, f) en muslo de pierna derecha presenta un orificio de entrada y uno de salida; que la causa directa de muerte fue la herida perforante del corazón producida por proyectil disparado por arma de fuego. Con lo agregado por el doctor Agustín Alfredo Campos Díaz: Que las lesiones cuando presentan anillo de ahumamiento es porque fueron producidas de contacto o de una distancia de dos a cincuenta centímetros; que en el cuerpo no encontró tatuaje ni anillo de ahumamiento; que las lesiones que le provocaron la muerte fueron tres, específicamente las que perforaron los ventrículos derecho e izquierdo y la arteria aorta. Con el dicho del testigo bajo referencia 2348-UVDA-15-T-04, se acredita: Que es testigo del homicidio de una persona de nombre William, a quien conocía como "Gato" desde hacía dos años, hecho sucedido aproximadamente a las quince horas treinta minutos del ocho de agosto del dos mil cuatro en una cancha de fútbol que se encuentra ubicada en cantón Primavera de este departamento; que estaba observando un partido de fútbol cuando escuchó aproximadamente tres disparos, por lo que al volver a ver observó que un sujeto a quien conoce como "Scrapy", quien es miembro de la mara MS, le disparó entre cuatro a cinco veces más a William por la espalda mientras caía; que cuando éste le disparaba a la víctima estaban entre ellos a una distancia de aproximadamente un metro y medio, mientras él observaba los hechos aproximadamente a veinticinco metros; que el arma de fuego utilizada era una pistola sin tambor color negra; que dicho sujeto inmediatamente se dio a la fuga por una vereda en compañía de otros sujetos más; que "Scrapy" es de aproximadamente un metro setenta centímetros de altura, pelo liso y con tatuajes en los brazos; y que las características físicas descritas por el testigo podemos acreditar que corresponden con la persona que este día se está juzgando. CONSIDERANDO: V.- Tomando en cuenta todos los hechos que se han establecido a partir de los elementos de prueba que se han obtenido de los medios correspondientes y que se han relacionado con anterioridad, este Tribunal mediante un proceso mental razonado y acorde con las reglas del criterio humano que le han guiado para la valoración de las distintas probanzas, ha arribado a la siguiente conclusión: Si el testigo bajo referencia 2348-UVDA-15-T-04, es claro en afirmar que aproximadamente a las quince horas treinta minutos del ocho de agosto del dos mil cuatro, en una cancha de fútbol que se encuentra ubicada en cantón Primavera de este departamento, posteriormente de haber escuchado tres disparos y vuelto a ver, observa que un sujeto a quien conoce como "Scrapy", le dispara por la espalda entre cuatro a cinco veces con una arma de fuego tipo pistola color negra a otro de nombre William; si el hecho lo observa a una distancia aproximada de veinticinco metros; si describe al sujeto alias "Scrapy" como de aproximadamente un metro setenta centímetros de altura, pelo liso y con tatuajes en los brazos; si en reconocimiento de rueda de personas dicho testigo reconoce al procesado Ricardo de Jesús Elías Delgado alías "Scrapy" como el sujeto que realizaba los disparos en la humanidad de William Alexánder Romero; y si éste último murió a causa de herida perforante del corazón producida por proyectil disparado por arma de fuego; entonces es lógico concluir, que el acusado Elías Delgado es la persona que le ocasionó la muerte a William Alexánder Romero. CONSIDERANDO: VI.- Los hechos que se han logrado establecer con las probanzas desfiladas guardan una íntima relación con la hipótesis acusatoria fiscal; asimismo, con esos hechos y la conclusión que a partir de éstos se ha determinado y que se ha expuesto "ut supra", se adecuan semánticamente a la descripción objetiva de la acción prohibida por el legislador bajo el epígrafe de "Homicidio Simple", clasificado en el Art. 128 del Código Penal; y al realizar un ejercicio mental y subsumir la conducta exteriorizada por el encausado en el tipo penal referido, resulta que su comportamiento es evidentemente típico y se adapta a lo que nuestro legislador prevé como el presupuesto de una sanción. Por tratarse este delito de un tipo eminentemente doloso, el ejercicio de la adecuación típica debe de realizarse desde dos niveles distintos: primero, el del tipo penal objetivo; y, segundo, el del tipo penal subjetivo. El caso del homicidio simple está clasificado dentro de los llamados "delitos de lesión". En esta clase de delitos, la adecuación típica del tipo objetivo precisa de un esquema básico que está compuesto por tres elementos que son: la acción, el resultado y la imputación objetiva. En cuanto a la acción, puede definirse como un comportamiento de la voluntad humana. Como es obvio, la voluntad implica siempre una finalidad; es decir, busca "algo" que alcanzar; por ello "toda acción humana regida por la voluntad es teleológica". Si la acción lleva invívita la voluntad, entonces es asequible afirmar que aquella pudiera ser en un momento dado un comportamiento exterior evitable; en otras palabras, puede decirse que todo imputado pudiera evitar incurrir en acciones que son presupuestos de pena, si tuviera alguna motivación para hacerlo. Se afirma que siempre que se realiza una acción ésta conlleva como efecto la producción de una alteración en el mundo exterior; y, por ende, "no hay conducta alguna que no produzca un resultado"; en otras palabras, "todo resultado implica necesariamente la existencia de una acción". Al aplicar esta fórmula conclusiva al caso que nos ocupa, es lógico decir que la muerte del señor Romero fue producida por una acción finalista homicida, pues así lo confirman las probanzas examinadas. Es innegable que con la acción atribuida al señor Elías Delgado se obtuvo un resultado homicida, el cual se encuentra ampliamente documentado, siendo las principales probanzas: El acta de inspección del cadáver, la autopsia practicada por un médico forense del mismo, el testimonio del testigo bajo régimen de protección y el acta de reconocimiento en rueda de personas; y es indubitable también que este nefasto acontecimiento fue el desenlace de una acción producida por otra persona, ya que no hay ni siquiera indicios de que las lesiones que le produjo la muerte al señor Romero hayan sido auto infligidas o que sean el producto de un hecho fortuito; por el contrario, lo que se ha comprobado con prueba testimonial y documental directa es que el señor Elías Delgado fue la persona que con un arma de fuego le produjo al menos cuatro o cinco disparos; y, con prueba científica se ha establecido que la causa directa e inmediata de la muerte del señor Romero fue herida perforante del corazón producida por proyectil disparado por arma de fuego; lo que nos proporciona la prueba directa, clara y suficiente para establecer certeramente que la muerte del señor Romero fue producida por haber accionado en reiteradas veces una arma de fuego el acusado Elías Delgado en contra del ahora occiso. Por lo antes expresado y en vista de no existir probanza que excluya la voluntad de la acción del imputado, ha de afirmarse que la acción de éste estuvo revestida de una voluntad de incurrir en la conducta prohibida, consistente en privar de la vida a otro ser humano. En los delitos de homicidio establecer la imputación objetiva no resulta muy dificultoso, mucho menos en este caso en que se ha establecido la relación de causalidad necesaria de manera naturalística-pericial, a través de un curso causal inmediato entre acción y resultado; pero, también, porque con la prueba recabada es evidente que con la conducta exteriorizada por el encausado, se creó un peligro jurídicamente desaprobado, puesto que éste tuvo el control del nexo causal especialmente porque la lesión principal fue producida en una zona corporal considerada como vital; además, el resultado obtenido -y que ya hemos apuntado- fue la materialización de ese peligro que antes había sido creado con la conducta de éste; y, ese resultado se encuentra bajo el ámbito de protección de la norma penal apuntada. En lo relativo a la adecuación típica del tipo subjetivo ha de expresarse que este elemento ha quedado evidenciado en la conducta del enjuiciado por cuanto para cometer el homicidio, por su cultura, edad, experiencia, clase de objeto que usó, lugares del cuerpo escogidos para producir la lesión, actitud pasiva y evasiva posterior al hecho al darse a la fuga, etc.- debió de conocer que su acción consistiría en privar de la vida a otra persona; y, no obstante, decidió continuar volitivamente con su conducta ilícita; razón suficiente para concluir que la acción del imputado fue hecha con dolo directo y es típica para el ilícito que examinamos. Todo lo expuesto denota con claridad meridiana, que la subsunción de la conducta del encausado se amolda al tipo penal del homicidio simple y, por ende, la tipicidad para el caso "sub júdice" ha quedado establecida. Hecho el análisis sobre la tipicidad ha de determinarse si el comportamiento del aprisionado estuvo o no apegado a Derecho; debido a que, aunque con muy poca frecuencia, pueden presentarse situaciones fácticas que excluyen lo ilícito del actuar de una persona; estas situaciones fácticas son llamadas por la ley como "causas de justificación". Por lo anterior es que legalmente se afirma que hay presencia de antijuridicidad cuando se ha comprobado que el hecho es típico y no existen causas que justifiquen la ilegalidad de ese hecho. En el caso que se estudia, no existen elementos de prueba que hagan presumir al menos que el indiciado estaba autorizado por la ley para exteriorizar una conducta prohibida por la norma penal. En consecuencia, al negarse la existencia de causas de justificación que obren a favor del implicado, debe afirmarse que su acción, además de ser típica, es antijurídica; y su conducta se amolda al injusto penal de homicidio simple. CONSIDERANDO: VII.- En el análisis de la culpabilidad han de establecerse las condiciones para poder emitir un juicio de reproche, esas condiciones son: la imputabilidad, el conocimiento de la antijuridicidad y la exigibilidad de otra conducta. La imputabilidad consiste en la capacidad del sujeto de motivarse por los mandatos normativos; por esto, solamente le es reprochable a alguien su conducta en razón de su motivabilidad; siendo así, hay que averiguar primero si el sujeto activo tenía capacidad suficiente para motivarse en el momento en que cometió el hecho. Sabemos que la finalidad preventiva de las normas penales se materializa en una función motivadora, individual y general; entonces, es posible afirmar que a alguien le es reprochable su conducta, "cuando pudiendo hacerlo, no se ha motivado ni por el deber impuesto por la norma ni por la amenaza penal dirigida contra la infracción de la misma". Se dice que una persona no tiene la capacidad de motivación cuando existe alguna causal que la excluye; éstas pueden consistir en un determinado estado psicológicopsiquiátrico, las que producen como inmediato efecto la imposibilidad de comprender y de dirigirse. Entonces, en virtud de la existencia de estas causales se afirma, que en la medida en que esa capacidad de motivación no haya llegado a desarrollarse en un sujeto ya sea por su falta de madurez, por defectos síquicos de cualquier origen o por trastornos transitorios, en esa medida, no podrá hablarse de culpabilidad. En nuestro Derecho Penal vigente son tres las causas de exclusión de la responsabilidad penal, por las cuales es menester la declaratoria de inimputabilidad; y se encuentran mencionadas en el Art. 27 número 4 CP. Cabe aclarar que en el caso en examen, no existe prueba directa ni presuncional que arroje algún ápice probatorio de que el procesado, concomitante al hecho que se está juzgando se haya encontrado en un estado de enajenación mental, o haya actuado bajo una grave perturbación de la conciencia o que adoleciera de algún grado de desarrollo psíquico retardado o incompleto; por eso es que, en razón de este juicio negativo es que se concluye que el señor Elías Delgado es una persona imputable, pues ha tenido la capacidad para motivarse de acuerdo a la normativa penal y volitivamente lo omitió. Siguiendo con el análisis de la culpabilidad ha de expresarse, que para poder emitir un juicio de imputación subjetiva y de reprochabilidad del autor habrá que preguntarse si éste pudo haber tenido un conocimiento actual de la antijuridicidad del hecho o, al menos, un conocimiento potencial. No es exigible que ese conocimiento sea absoluto, pues basta para ello con que el autor tenga motivos suficientes para saber que el hecho cometido está jurídicamente prohibido. Entonces, es posible tener por comprobado el conocimiento de la antijuridicidad en la medida en que los mandatos normativos sean cognoscitivos para el sujeto activo y que su proceso de socialización no se encuentre alterado, ya sea por el analfabetismo, la subcultura, etc.. En la práctica es suficiente para el establecimiento de esta situación con que, -de acuerdo con su formación cultural aunque sea mínima, experiencia de la vida, etc.- el actor se represente dicha ilicitud como posible y, a pesar de ello, actúe contrario a la norma; ya que quien realiza dolosamente un tipo penal actúa, por regla general, con conocimiento de la ilicitud de su hacer; y ese conocimiento es directamente proporcional a que el bien jurídico protegido en el tipo sea uno de los fundamentales para la convivencia social y esté tutelado por la norma. En el caso "sub iudice" se ha de concluir que por su grado de cultura, edad y experiencia adquirida durante la vida del encausado, forma de perpetrar el hecho, tipo de medio que utilizó, forma evasiva posterior al hecho, que el bien jurídico a lesionar era de los principales como lo es la vida humana, etc.; es indudable que el imputado tuvo los motivos suficientes para conocer que su conducta estaba jurídicamente desaprobada y que era contraria a las más elementales normas de convivencia social. La doctrina del derecho penal ha creado también como otro elemento de la culpabilidad: La exigibilidad de otra conducta; es decir, que se torna de obligatoria comprobación si el sujeto, al momento de su actuar, se encontraba en una situación tan extrema que no sea aconsejable, desde el punto de vista de los fines de la pena, imponerle una sanción. Nuestro Código Penal vigente recoge ese elemento en el Art. 27 N° 5, en el cual se deja abierto el catálogo de situaciones que pueden dar lugar a la inculpabilidad; sin embargo, la doctrina especializada cierra esas posibilidades infinitas estableciendo ciertos supuestos necesarios para la comprobación de esta circunstancia, ellos son: miedo insuperable, coacción o peligro y estado de necesidad exculpante o disculpante. Dentro del proceso, ni durante el desarrollo de la audiencia pública, no se han podido visualizar ni siquiera de manera indiciaria la existencia de alguna de las circunstancias antes apuntadas; como efecto ha de concluirse además, que en la conducta del enjuiciado al momento de delinquir no concurrieron circunstancias por las que pueda decirse que haya sido racionalmente imposible exigirle la exteriorización de una conducta diversa a la que realizó. En consecuencia de lo expuesto se afirma, que al no existir ninguna causa de exclusión de la responsabilidad penal del incusado, ha de declarársele culpable y, por tanto, responsable penalmente del delito por el que se le ha juzgado. CONSIDERANDO: VIII.- Si la conducta del imputado es típica; y, deduciéndose además de los hechos que este Tribunal tiene por comprobados, que éste tuvo en sus manos el dominio del hecho a través de la conducta evidenciada, es decir sobre el control total de la acción y su consecuente resultado homicida, entonces es sencillo afirmar la reunión en éste de los requisitos necesarios para el autor directo; en consecuencia, conforme a lo dispuesto en el Art. 33 CP, el procesado es responsable penalmente como autor directo del delito de homicidio simple, comprendido en el Art. 128 ídem.; que lo sanciona con una pena principal que oscila entre diez a veinte años de prisión. Para la fijación de la pena en este caso, los Suscritos han de tomar en cuenta lo previsto por los Arts. 62, 63 y 64 del referido cuerpo legal; en tal sentido, para determinar la pena a imponer es preciso, pertinente y legal traer a colación las siguientes valoraciones: En cuanto a la existencia y extensión del daño causado, se ha determinado que el delito que se ha juzgado es de homicidio simple y que en su perpetración no hubo mayor daño del que normalmente se le atribuye a esta clase de hechos; el medio empleado para cometerlo es idóneo para quitarle la vida a otro. No se ha logrado establecer cuál fue el motivo que impulsó al procesado para cometer el delito. Se puede afirmar que el imputado sí conocía la ilicitud de sus actos; esta afirmación es deducida por el lugar y momento así como de la misma naturaleza del medio empleado para ejecutarlo; además, por la edad con que cuenta, se le puede atribuir que comprende la diferencia entre lo lícito y lo ilícito y las consecuencias negativas del ilegal proceder. Por otro lado, de los datos obtenidos en su declaración de identidad es posible ubicarle como una persona de bajos ingresos económicos. No evidenciándose agravantes genéricas ni especiales; por lo que este Tribunal considera que es procedente imponerle al procesado RICARDO DE JESÚS ELÍAS DELGADO, la sanción de DIECISÉIS años de prisión como pena principal por el delito de homicidio simple en la vida del señor WILLIAM ALEXÁNDER ROMERO. CONSIDERANDO: IX.- En cuanto a la acción civil resarcitoria, es de hacer notar que al no constituirse como querellante ninguna de las personas que pueden tener la calidad de víctima, esta fue iniciada por la representación fiscal conforme a la facultad que le otorga el Art. 43 inc. 2° CPP; empero, es improcedente imponerle al imputado el resarcimiento producto de la responsabilidad derivada del daño ocasionado por la comisión del ilícito de mérito, en vista que la pretensión punitiva que monopoliza la Fiscalía y que concomitantemente a la acción resarcitoria civil en este caso la inició en representación directa de la víctima, no se diligenció conforme a un juicio con arreglo a las leyes, Art. 11 Inc. 1° Cn., entre otras razones porque en su intervención ante este Tribunal hizo alusión a que la víctima no participó activamente proporcionándole información alguna para determinarla; tornándose imposible damnar al incoado en alguno de sus derechos sin haber sido previamente oído y vencido en el juicio con arreglo a las leyes; y, si tomamos en cuenta también que de la lectura del Art. 116 CP. se deduce el principio de accesoriedad de la acción civil en relación con la acción penal, lógico es concluir que la imposición de una carga en carácter de "responsabilidad civil" ha de surgir de manera legítima toda vez que se haya declarado con certeza la existencia de una responsabilidad penal y que la prueba de dicha responsabilidad civil haya sido ofrecida, controvertida, inmediatizada y comprobada en forma legal; por ende, y ya que lo único que se comprobó dentro de la audiencia fue la responsabilidad penal del incoado, únicamente se verá afectado en su derecho a la libertad ambulatoria y a las penas accesorias correspondientes. Por tanto, los suscritos Jueces han de absolver al imputado de esta responsabilidad. No hay especial condena en costas procesales por haber corrido los gastos de la acusación y los de la defensa técnica a cargo del Estado al estar representadas las partes procesales por el Ministerio Público. POR TANTO, sobre la base de las razones expuestas, disposiciones legales citadas y de conformidad a lo que ordenan los Arts. 11, 12 Cn.; 114 y 115 CP., 357 al 359 y 361 CPP, este Tribunal a nombre de la República de El Salvador FALLA: a) CONDÉNASE al imputado RICARDO DE JESÚS ELÍAS DELGADO, de generales apuntadas en el preámbulo de la presente, a cumplir la pena principal de DIECISÉIS años de prisión, por el delito de HOMICIDIO SIMPLE, tipificado en el Art. 128 CP. en la vida de WILLIAM ALEXÁNDER ROMERO; sanción que deberán cumplir conforme lo establece la Ley Penitenciaria; por lo que encontrándose privado de su libertad ambulatoria guardando detención provisional por el delito de mérito, continúe en la misma y verificada que sea, pase al cumplimiento de la pena impuesta; por lo que remítase al Centro Penal correspondiente. Se abstiene este Tribunal de practicar cómputo de inicio y finalización de la pena antes impuesta por estar regulado esto en una Ley Especial como atribución del Juez de Vigilancia Penitenciaria y Ejecución de la Pena, de acuerdo a lo regulado en el Art. 37 Ord. 5° en relación con el Art. 44 ambos de la Ley Penitenciaria; b) CONDÉNASELE a las penas accesorias contempladas en los números 1 y 3 del Art. 58 CP, que establecen la pérdida de los derechos de ciudadano y la incapacidad para obtener toda clase de cargos o empleos públicos durante el tiempo de la condena; y, c) estése a lo ordenado en los considerandos respectivos, en cuanto a la responsabilidad civil y costas procesales. Una vez transcurra el término para recurrir de la presente sentencia, sin que las partes hagan uso del mismo, declarase firme y líbrense las certificaciones a que se refiere el Art. 43 de la Ley Penitenciaria. Archívese este expediente. Mediante lectura integral, notifíquese esta sentencia. ///// AuraSolano ///// WeSagastumeg ///// Ilegible ///// Antemí ///// AOQuinteValle ///// Srio. ///// Rubricadas.