TRIBUNAL PRIMERO DE SENTENCIA: Santa Ana, a las doce horas

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0201-57-2005
TRIBUNAL PRIMERO DE SENTENCIA: Santa Ana, a las dieciséis horas del veintiséis
de septiembre del dos mil cinco.
El presente proceso penal clasificado bajo el número 73-2005, seguido en
contra del imputado RICARDO DE JESÚS ELÍAS DELGADO, mencionado en autos
como Ricardo de Jesús Delgado Linares, de veintitrés años de edad, soltero, zapatero, de
este domicilio, residente antes de su detención en pasaje Monserrat, polígono C, casa
número doce, barrio El Ángel de esta ciudad, nacido el veintitrés de septiembre de mil
novecientos ochenta y uno, hijo de padres cuyos nombres desconoce; datos que no fueron
confrontados con documento de identidad alguno; por el delito de HOMICIDIO SIMPLE,
tipificado en el Art. 128 CP., en la vida del señor WILLIAM ALEXÁNDER ROMERO.
Hecho sucedido el ocho de agosto del dos mil cuatro, en calle principal de la colonia Santa
Claudia, frente a la cancha de fútbol del cantón Primavera de esta ciudad.
El Tribunal de Sentencia está integrado por los Honorables Jueces Aura
Armida Solano Cáceres, Wilson Edgardo Sagastume Galán y Raymundo Alirio Carballo
Mejía, quienes conocieron colegiadamente en la Vista Pública, presidiendo y redactando la
presente la Honorable Jueza Solano Cáceres; figurando los abogados Henry Antonio
Padilla Cámbara y Douglas Orlando Velásquez Duarte, el primero en representación del
Fiscal General de la República y el último como defensor público del acusado.
La representación fiscal acusó al señor Elías Delgado por medio de escrito
agregado de fs. 33 a 36, en el que constan los hechos que han sido objeto de los debates; y,
que en lo pertinente dice: """(...) RELACIÓN CIRCUNSTANCIADA DE "LOS
HECHOS" (sic) ------- "Los hechos sucedieron" (sic) el día ocho de agosto del año recién
pasado en la calle principal de la colonia Santa Claudia frente a la cancha de "futbol" (sic)
del cantón "primavera" (sic) de la ciudad de Santa Ana en momentos que la víctima
"WILLIAN ALEXANDER" (sic) ROMERO se encontraba sentado a la orilla observando
un partido de "futbol" (sic) (...) cuando llegó el ahora imputado "MARVIN FRANCISCO
TRINIDAD LÓPEZ" (sic), y se ubicó a unos pocos metros (...) y con un arma de fuego
comienza a dispararle en varias ocasiones por la espalda causándole la muerte
instantáneamente (...) es por ello que posteriormente "son detenidos" (sic) por medio de
orden de detención administrativa----- II. FUNDAMENTO DE LA IMPUTACIÓN
FISCAL: ---------- (...) se han logrado obtener preliminarmente los suficientes elementos
de convicción, para poderle acreditar al "referido" (sic) imputado la comisión directa y
material del hecho que se le imputa, el cual es de HOMICIDIO SIMPLE (...)""". Es
necesario hacer la aclaración que dicha acusación fue corregida en cuanto al nombre del
procesado, tal y como consta a folios treinta y siete vuelto, siendo el nombre correcto
Ricardo de Jesús Elías Delgado.
En vista de la anterior acusación fiscal, el Juez Segundo de Instrucción de
este distrito judicial, por medio de auto agregado de fs. 39 a 42, admitió parcialmente la
acusación y ordenó la apertura a juicio en contra del procesado por el referido delito; por lo
que la Jueza Presidenta de este Tribunal fijó las ocho horas treinta minutos del dieciséis del
presente mes y año para la celebración de la respectiva Vista Pública, la que no se llevó a
cabo por el motivo que consta en el auto de fecha nueve del mes y año en curso y que se
encuentra agregada a fs 45; por lo que se señaló nuevamente las ocho horas treinta minutos
de este día, la que previas las formalidades de ley, comenzó a la hora señalada;
precisándose aclarar que durante los procedimientos se han observado las prescripciones y
términos de ley; y,
CONSIDERANDO: I.- Durante el desarrollo de la Vista Pública no se
suscitaron incidentes que resolver. El imputado se abstuvo de rendir su declaración sobre
los hechos, por lo que únicamente fue interrogado en cuanto a sus datos generales de
identificación, los que constan en el sistema de grabación magnetofónica de este Tribunal,
de conformidad al Art. 261 Inc. 5 CPP.
Este Tribunal resolvió por unanimidad de votos todos los puntos sometidos a
su conocimiento, contemplados en el inciso segundo del Art. 356 CPP; y, siendo
colegiadamente este Tribunal el competente para el juzgamiento del caso en examen y ante
la procedencia de la acción penal, se inmedió la prueba ofertada por la representación fiscal
y defensa que a continuación se detalla: a) Prueba testimonial, consistente en la
declaración de testigo bajo referencia 2348-UVDA-15-T-04; b) Prueba documental, la
que fue introducida a los debates por medio de su lectura, conformada por: Acta de
inspección ocular, de fecha ocho de agosto del año recién pasado, a fs 5 y 6; croquis de
ubicación y álbum fotográfico, de fecha ocho de agosto del dos mil cuatro, a fs 12 y de 13 a
27, respectivamente; reconocimiento en rueda de personas, de fecha seis de junio del
presente año, a fs 32; y, c) Prueba Pericial conformada por: Autopsia practicada en el
cadáver, de fecha nueve de agosto del dos mil cuatro, de fs 7 a 9; intervención del doctor
Agustín Alfredo Campos Díaz citado como Agustín Alfredo Campos. Nótese que la prueba
pericial consistente en el reporte del laboratorio forense, de fecha doce de agosto del dos
mil cuatro, a fs 10; y el resultado de informe respecto a la evidencia encontrada en la
escena, de fecha veinte de agosto del dos mil cuatro, a fs 11, no fue introducida a la
inmediación de los Suscritos por haber prescindido de su desfile la parte que la ofertó, con
el acuerdo de la contraparte y la anuencia de este Tribunal.
CONSIDERANDO: II.- Al realizar un análisis ponderado y objetivo en
cuanto a la valoración del abanico de probanzas mencionadas anteriormente, ajustado a las
reglas de la sana crítica, este Tribunal estima que el acta de inspección del cadáver y el
croquis de ubicación del lugar de los hechos con su respectivo álbum fotográfico, son
diligencias practicadas como actos de suma o extrema urgencia para asegurar el resultado
que se espera de ellos; llevada a cabo por las personas facultadas por la ley para su
concreción y cumpliéndose con las formalidades de ley en su elaboración. En el acta
contentiva de la inspección ocular, en lo pertinente se lee: Que fue llevada a cabo a las
diecisiete horas del ocho de agosto del dos mil cuatro, en la calle principal de la colonia
Santa Claudia, frente a la cancha de fútbol del cantón Primavera de este departamento; que
fue realizada por el investigador Wálter Sifontes Medina, quien fue acompañado del
investigador Oscar Pineda Guevara; asimismo personal de la Policía Técnica y Científica
del Delito, David Ernesto Fajardo como planimetrista y Saúl Iván Garay García en calidad
de fotógrafo y recolector; además el licenciado Henry Antonio Padilla Cámbara en su
calidad de Agente Auxiliar del Fiscal General de la República, el doctor Roberto Choto
Miranda del Instituto de Medicina Legal; en un escena tipo abierta la cual estaba custodiada
por el agente José Alfredo Martínez Molina y fue fijada por medio de fotografía y croquis
planimétrico; que se procedió a la búsqueda de evidencia encontrándola y clasificándola,
realizando además el frotado de palma y dorso de ambas manos y la toma de impresiones
necrodactilares de los dedos de ambas manos; que todas las evidencias fueron fijadas
mediante fotografía y croquis planimétrico, embalándolas para ser enviadas al Laboratorio
Técnico y Científico del Delito para realizarles el respectivo análisis; que la víctima
respondía al nombre de William Alexánder Romero, según Documento Único de Identidad
número cero dos millones ciento ochenta y un mil cuarenta y seis; que el cuerpo se
encontraba en posición decúbito ventral con cabeza al nororiente y "pie" (sic) al sur
poniente; que presentaba flacidez y no livideces, con un lapso de dos a tres horas de haber
fallecido; que éste presentaba lesiones entre las que se encontraban seis heridas ovaladas
con anillo de contusión de bordes regulares, localizadas sobre región dorso lumbar, herida
de bordes regulares localizada en cara anterior de brazo derecho, en muslo derecho herida
de tres centímetros por dos centímetros, en tercio anterior herida de bordes regulares de uno
punto cinco centímetros por un centímetro localizada en cara externa del tercio distal del
muslo derecho; que el cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de esta ciudad
para su respectiva autopsia.
Siguiendo con el estudio de los medios probatorios es menester decir, que en
relación al croquis y consecuentemente su respectivo álbum fotográfico, no tienen alguna
irregularidad que amerite su cuestionamiento, por haber sido practicado por personas
idóneas, como una actividad de suma o extrema urgencia y, por ende, como acto definitivo
e irreproducible, permitidos a la institución policial, documentándose y cumpliéndose los
requisitos de forma y legales, coligiéndose de ambos procedimientos que el lugar donde
sucedieron los hechos no es producto de la imaginación, ni del testigo ni de las partes, y
que consecuentemente tiene existencia real.
En el acta contentiva del reconocimiento en rueda de personas realizada el
seis de junio del presente año, ésta estuvo revestida de las formalidades requeridas para su
práctica, ya que se realizó como prueba anticipada, la cual fue llevada a cabo por un
funcionario judicial, quien controló los intereses de la persona a reconocer; de la que se
obtiene que en el Centro Preventivo y de Cumplimiento de Penas Ciudad Barrios,
departamento de San Miguel, a las diez horas treinta minutos de esa fecha, el testigo bajo
régimen de protección clasificado bajo el código "2348-UDVA-15T-04" (sic), en una rueda
compuesta por cinco personas, reconoció en sentido positivo al imputado Ricardo de Jesús
Elías Delgado, con lo cual quedó identificado física y nominalmente.
Con relación a la autopsia ha de decirse, que aunque en nuestra legislación
procesal penal existe un "aparente" vacío en cuanto a su incorporación a la vista pública por
no constituir genuinamente una pericia, no debemos soslayar que en virtud de la literalidad
del Art. 162 Inc. 2° del Código Procesal Penal, estas probanzas se han de introducir en la
audiencia de la manera que está prevista la incorporación de las pruebas similares; y, siendo
la pericia la prueba más afín que existe para estas experticias, de esa manera, es decir, como
peritaje, es que será valorada la autopsia por los suscritos juzgadores. Además, esa
necropsia fue practicada como uno de los actos considerados como definitivos e
irreproducibles, llevada a cabo por persona idónea y documentada de la forma prescrita por
la ley. En lo pertinente de la referida autopsia se lee: Que fue practicada a las siete horas
cuarenta y cinco minutos del nueve de agosto del dos mil cuatro, por el médico forense
"Agustín Alfredo Campos" (sic); que el cadáver examinado correspondía al de William
Alexánder Romero; que la hora y día del pronunciamiento de la muerte fue a las dieciocho
horas del ocho de agosto del dos mil cuatro; que el tanatocronodiagnóstico correspondía de
catorce a dieciséis horas de fallecido; que externamente presentó múltiples lesiones
producidas por proyectil disparado por arma de fuego cuya distribución anatómica es la
siguiente: a) a nivel dorsal cinco orificios de entrada, b) a nivel lumbar dos orificios de
entrada y uno de salida, c) en cuello izquierdo un orificio de salida, d) en tórax anterior
cinco orificios de salida; en todos no se recupera proyectil; e) en brazo derecho un orificio
de entrada sin orificio de salida de donde se recupera el proyectil a nivel de codo de brazo
derecho, f) en muslo de pierna derecha presenta un orificio de entrada y uno de salida, no
recuperando proyectil; que la causa directa de muerte fue la herida perforante del corazón
producida por proyectil disparado por arma de fuego; quien para constancia firmó.
CONSIDERANDO: III.- En lo que respecta a la prueba testimonial ha de
expresarse, que los declarantes manifestaron no tener ningún vínculo con el imputado y no
habiendo prueba que le contradiga así ha de presumirse. El testigo y perito fueron
sometidos al interrogatorio que ordena el Art. 348 del Código Procesal Penal, manteniendo
los Suscritos la inmediación y el celo adecuado en lo pertinente al método, técnica y calidad
de interrogatorio utilizado por las partes; cumpliéndose así, inobjetablemente, con el
principio de la contradicción. Por ello ha dársele credibilidad a lo afirmado por éstos, por
cuanto los elementos de prueba que se han obtenido con sus deposiciones, y sobre los
cuales la representación fiscal fundamentó la actividad probatoria de cargo, resultaron tener
coherencia, porque en lo relativo a los sujetos activo y pasivo del caso en examen y lo que
se predica de éstos hay identidad, así como en lo concerniente a tiempo, lugar, modo, así
como en cuanto a circunstancias anteriores y concomitantes al hecho. No adolece de
discrepancias, diferencias o contradicciones relevantes en cuanto a lo principal ni en lo
relacionado con el núcleo histórico que ha sido acusado.
Al ser interrogado el doctor Agustín Alfredo Campos Díaz en su calidad de médico forense,
a su peritaje agregó: Que las lesiones cuando presentan anillo de ahumamiento se dice que
son producidas de una distancia corta, sea de contacto o de dos a cincuenta centímetros de
distancia; que no encontró tatuaje ni anillo de ahumamiento en el cuerpo; que las lesiones
que le provocaron la muerte fueron tres, específicamente las que perforaron los ventrículos
derecho e izquierdo y la aorta. La representación de la Defensa no hizo uso de su derecho a
contrainterrogar.
El testigo bajo referencia 2348-UVDA-15-T-04 al ser interrogado, manifestó: Que fue
citado para declarar como testigo sobre un homicidio que sucedió en una cancha de fútbol,
un día domingo ocho de agosto del año pasado; que la cancha se encuentra en cantón
Primavera de este departamento; que eran aproximadamente como a las tres y treinta de la
tarde; que mataron al "Gato" cuyo nombre es William; que a éste lo conocía desde hacía
dos años aproximadamente, tiene entendido que era miembro de la mara dieciocho; que él
llegó a la cancha a presenciar el partido como a las tres y cuarto; que ese día jugaba un
equipo de esa colonia y de otra vecina; que cuando llegó a la cancha logró observar que
habían miembros de mara a un costado de la cancha, entre los que estaba el "Scrapy"; que
éste estaba a un costado en forma dudosa, de quien estaba pendiente porque es miembro de
mara, tiene entendido que de la MS; que estaba observando el encuentro cuando escuchó
unos disparos, como tres seguidos; que cuando los escuchó observó que mucha gente
comenzó a correr a los costados; que cuando la gente iba corriendo observó que un sujeto le
estaba disparando a otro; que observó que el "Scrapy" le siguió disparando al miembro de
mara que acabada de terminar el partido de fútbol; que al que le disparaba estaba sentado;
que él estaba aproximadamente a veinticinco metros de distancia del lugar; que cuando le
empezó a disparar no lo observó, sino que después de los primeros disparos, quien estaba a
una distancia de un metro y medio mientras le seguía disparando al que estaba sobre un
tronco; que le disparó unas cuatro a cinco veces más; que le disparaba con una pistola y
después se cruzó la cancha corriendo, mientras al otro lado estaban otros miembros de
mara, quienes salieron corriendo atrás de él por una vereda; que "Scrapy" salió corriendo
rápido después que disparó; que en el lugar habían muchas personas por ser día domingo;
que el lugar en donde estaba el occiso era al costado de la cancha, la que tiene una especie
de bordo y muro de tierra, lugar donde también hay un palo de mango donde se sientan las
personas; que él sólo observó cuando se daba a la fuga, mientras al que le había disparado,
sólo se dobló y no dijo nada; que cuando él volvió a ver observó que le caían los disparos
en la espalda y después cuando éste cae le sigue disparando; que quien disparó se fue y
luego llamaron a la policía. Al ser interrogado por la representación de la Defensa,
manifestó: Que no pertenece a ninguna mara; que ese día andaba solo; que él estaba
aproximadamente a una distancia de veinticinco metros del lugar en donde sucedió el
hecho; que estaba al costado izquierdo de donde el sujeto disparaba; que "Scrapy" se cruzó
la cancha y pasó; que la cancha está de norte a sur, y "Scrapy" pasó al oriente; que él estaba
al costado norte del sujeto que estaba disparando; que inició disparándole por la espalda y
cuando cae de lado la víctima, le sigue disparando; que cuando realizó los últimos disparos
la víctima siempre estaba cerca, lo más, dos metros; que él no estaba frente al acusado sino
al costado; que el "Scrapy" portaba un arma de fuego, una pistola; que sabe que es una
arma de fuego con la que se dispara; que sabe que un revolver tiene un tambor y la pistola
no; que el sujeto le disparaba con una pistola, con las que no tienen tambor, la que era
negra; que no padece de la vista ni usa lentes; que el sujeto "Scrapy" es de
aproximadamente uno setenta; que éste es de mara y lo ha visto "rondiniando" en el cantón
donde sucedieron los hechos; que el pelo de "Scrapy" es liso y cuando sucedieron los
hechos lo tenía cortado; que "Scrapy" tiene tatuajes en los brazos; que posterior del hecho
no le fueron presentadas fotografías; que no le han dicho la forma en que tiene que declarar,
solo la señora Juez, quien le explicó como era la forma de declarar en la vista pública.
Respecto a los testimonios examinados en esta Audiencia hemos de ser
enfáticos en el hecho que éstos al desfilar en la Audiencia Pública, en todo momento fueron
inmediatizados por los infrascritos Juzgadores, y no presentaron signos de animosidad,
afectación o de premeditación idéntica; en contraposición a ello, de la intervención de éstos
en la Audiencia Pública se denota que actuaron con imparcialidad, naturaleza y falta de
premeditación en sus expresiones.
Ha de agregarse también que el dicho de estas personas resultan ser verdaderos.
Este razonamiento retoma claridad al fundamentarse que los juicios por ellos emitidos
tienen su asidero en las inferencias probatorias razonables que se deducen de las probanzas
documentales y en la sucesión de conclusiones que, en base a sus deposiciones, se fueron
obteniendo; tomando en cuenta además que no adolecen de causal que les prohíba o impida
declarar como tales.
Como corolario de lo expuesto ha de afirmarse que no existe razón de peso
para que haya exclusión de algún medio de prueba, siendo por tanto y como ya se expuso,
merecedores de entera fe para este Tribunal, pues los contenidos y afirmaciones de éstos se
amoldan a los acontecimientos fáctico-jurídicos y son de absoluta credibilidad para
establecer la verdad real del caso "sub exámine".
CONSIDERANDO: IV.- Con base en la certeza que nos genera la prueba
incorporada a la Vista Pública, puede afirmarse que los hechos que los que suscriben esta
sentencia tienen por acreditados, mantienen una relación directa con la hipótesis acusatoria
expuesta por la representación fiscal; y esos hechos consisten en los que a continuación se
detallan:
Con el contenido del acta de inspección ocular, el álbum fotográfico y el respectivo croquis
de ubicación, se acredita: Que a las diecisiete horas del ocho de agosto del dos mil cuatro,
en la calle principal de la colonia Santa Claudia, frente a la cancha de fútbol del cantón
Primavera de este departamento, el investigador Wálter Sifontes Medina acompañado del
investigador Oscar Pineda Guevara, de David Ernesto Fajardo como planimetrista, de Saúl
Iván Garay García en calidad de fotógrafo y recolector, además del licenciado Henry
Antonio Padilla Cámbara en su calidad de Agente Auxiliar del Fiscal General de la
República y del doctor Roberto Choto Miranda del Instituto de Medicina Legal,
procedieron a realizar dicha inspección; que la escena era tipo abierta la cual estaba
custodiada por el agente José Alfredo Martínez Molina, siendo fijada todo por medio de
fotografía y croquis planimétrico; que se procedió a la búsqueda, recolección y
clasificación de evidencia, además de realizar frotado de palma y dorso de ambas manos y
la toma de impresiones necrodactilares de los dedos de las manos de la víctima; que
posteriormente de ser fijadas mediante fotografía y croquis planimétrico las evidencias
encontradas, fueron embaladas para ser enviadas al Laboratorio Técnico y Científico del
Delito para realizarles el respectivo análisis; que la víctima respondía al nombre de William
Alexánder Romero, según Documento Único de Identidad número cero dos millones ciento
ochenta y un mil cuarenta y seis; que el cuerpo se encontraba en posición decúbito ventral
con cabeza al nororiente y "pie" (sic) al sur poniente; que presentaba flacidez y no
livideces, con un lapso de dos a tres horas de haber fallecido; que éste presentaba lesiones
entre las que se encontraban seis heridas ovaladas con anillo de contusión de bordes
regulares, localizadas sobre región dorso lumbar, herida de bordes regulares localizada en
cara anterior de brazo derecho, en muslo derecho herida de tres centímetros por dos
centímetros, en tercio anterior herida de bordes regulares de uno punto cinco centímetros
por un centímetro localizada en cara externa del tercio distal del muslo derecho; que el
cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de esta ciudad para su respectiva
autopsia.
Con el contenido del acta del reconocimiento en rueda de personas, se
acredita: Que fue realizada a las diez horas treinta minutos del seis de junio del presente
año, en el Centro Preventivo y de Cumplimiento de Penas Ciudad Barrios, departamento de
San Miguel; que el testigo bajo régimen de protección clasificado bajo el código "2348-
UDVA-15T-04" (sic), en una rueda compuesta por cinco personas, reconoció en sentido
positivo al imputado Ricardo de Jesús Elías Delgado, con lo cual quedó identificado física
y nominalmente.
Con el contenido de la autopsia y la ampliación hecha por el doctor Agustín Alfredo
Campos Díaz, se acredita: Que fue practicada a las siete horas cuarenta y cinco minutos del
nueve de agosto del dos mil cuatro, por dicho profesional; que el cadáver examinado
correspondía al de William Alexánder Romero; que la hora y día del pronunciamiento de la
muerte fue a las dieciocho horas del ocho de agosto del dos mil cuatro; que según el
tanatocronodiagnóstico la víctima había fallecido entre las quince horas cuarenta y cinco
minutos y las diecisiete horas cuarenta y cinco minutos del ocho de agosto del dos mil
cuatro; que las múltiples lesiones externas que presentó fueron producidas por proyectil
disparado por arma de fuego, cuya distribución anatómica es la siguiente: a) a nivel dorsal
cinco orificios de entrada, b) a nivel lumbar dos orificios de entrada y uno de salida, c) en
cuello izquierdo un orificio de salida, d) en tórax anterior cinco orificios de salida; e) en
brazo derecho un orificio de entrada sin orificio de salida de donde se recupera el proyectil
a nivel de codo de brazo derecho, f) en muslo de pierna derecha presenta un orificio de
entrada y uno de salida; que la causa directa de muerte fue la herida perforante del corazón
producida por proyectil disparado por arma de fuego. Con lo agregado por el doctor
Agustín Alfredo Campos Díaz: Que las lesiones cuando presentan anillo de ahumamiento
es porque fueron producidas de contacto o de una distancia de dos a cincuenta centímetros;
que en el cuerpo no encontró tatuaje ni anillo de ahumamiento; que las lesiones que le
provocaron la muerte fueron tres, específicamente las que perforaron los ventrículos
derecho e izquierdo y la arteria aorta.
Con el dicho del testigo bajo referencia 2348-UVDA-15-T-04, se acredita: Que es testigo
del homicidio de una persona de nombre William, a quien conocía como "Gato" desde
hacía dos años, hecho sucedido aproximadamente a las quince horas treinta minutos del
ocho de agosto del dos mil cuatro en una cancha de fútbol que se encuentra ubicada en
cantón Primavera de este departamento; que estaba observando un partido de fútbol cuando
escuchó aproximadamente tres disparos, por lo que al volver a ver observó que un sujeto a
quien conoce como "Scrapy", quien es miembro de la mara MS, le disparó entre cuatro a
cinco veces más a William por la espalda mientras caía; que cuando éste le disparaba a la
víctima estaban entre ellos a una distancia de aproximadamente un metro y medio, mientras
él observaba los hechos aproximadamente a veinticinco metros; que el arma de fuego
utilizada era una pistola sin tambor color negra; que dicho sujeto inmediatamente se dio a la
fuga por una vereda en compañía de otros sujetos más; que "Scrapy" es de
aproximadamente un metro setenta centímetros de altura, pelo liso y con tatuajes en los
brazos; y que las características físicas descritas por el testigo podemos acreditar que
corresponden con la persona que este día se está juzgando.
CONSIDERANDO: V.- Tomando en cuenta todos los hechos que se han
establecido a partir de los elementos de prueba que se han obtenido de los medios
correspondientes y que se han relacionado con anterioridad, este Tribunal mediante un
proceso mental razonado y acorde con las reglas del criterio humano que le han guiado para
la valoración de las distintas probanzas, ha arribado a la siguiente conclusión:
Si el testigo bajo referencia 2348-UVDA-15-T-04, es claro en afirmar que
aproximadamente a las quince horas treinta minutos del ocho de agosto del dos mil cuatro,
en una cancha de fútbol que se encuentra ubicada en cantón Primavera de este
departamento, posteriormente de haber escuchado tres disparos y vuelto a ver, observa que
un sujeto a quien conoce como "Scrapy", le dispara por la espalda entre cuatro a cinco
veces con una arma de fuego tipo pistola color negra a otro de nombre William; si el hecho
lo observa a una distancia aproximada de veinticinco metros; si describe al sujeto alias
"Scrapy" como de aproximadamente un metro setenta centímetros de altura, pelo liso y con
tatuajes en los brazos; si en reconocimiento de rueda de personas dicho testigo reconoce al
procesado Ricardo de Jesús Elías Delgado alías "Scrapy" como el sujeto que realizaba los
disparos en la humanidad de William Alexánder Romero; y si éste último murió a causa de
herida perforante del corazón producida por proyectil disparado por arma de fuego;
entonces es lógico concluir, que el acusado Elías Delgado es la persona que le ocasionó la
muerte a William Alexánder Romero.
CONSIDERANDO: VI.- Los hechos que se han logrado establecer con las
probanzas desfiladas guardan una íntima relación con la hipótesis acusatoria fiscal;
asimismo, con esos hechos y la conclusión que a partir de éstos se ha determinado y que se
ha expuesto "ut supra", se adecuan semánticamente a la descripción objetiva de la acción
prohibida por el legislador bajo el epígrafe de "Homicidio Simple", clasificado en el Art.
128 del Código Penal; y al realizar un ejercicio mental y subsumir la conducta exteriorizada
por el encausado en el tipo penal referido, resulta que su comportamiento es evidentemente
típico y se adapta a lo que nuestro legislador prevé como el presupuesto de una sanción. Por
tratarse este delito de un tipo eminentemente doloso, el ejercicio de la adecuación típica
debe de realizarse desde dos niveles distintos: primero, el del tipo penal objetivo; y,
segundo, el del tipo penal subjetivo.
El caso del homicidio simple está clasificado dentro de los llamados "delitos
de lesión". En esta clase de delitos, la adecuación típica del tipo objetivo precisa de un
esquema básico que está compuesto por tres elementos que son: la acción, el resultado y la
imputación objetiva.
En cuanto a la acción, puede definirse como un comportamiento de la
voluntad humana. Como es obvio, la voluntad implica siempre una finalidad; es decir,
busca "algo" que alcanzar; por ello "toda acción humana regida por la voluntad es
teleológica". Si la acción lleva invívita la voluntad, entonces es asequible afirmar que
aquella pudiera ser en un momento dado un comportamiento exterior evitable; en otras
palabras, puede decirse que todo imputado pudiera evitar incurrir en acciones que son
presupuestos de pena, si tuviera alguna motivación para hacerlo.
Se afirma que siempre que se realiza una acción ésta conlleva como efecto la
producción de una alteración en el mundo exterior; y, por ende, "no hay conducta alguna
que no produzca un resultado"; en otras palabras, "todo resultado implica necesariamente la
existencia de una acción". Al aplicar esta fórmula conclusiva al caso que nos ocupa, es
lógico decir que la muerte del señor Romero fue producida por una acción finalista
homicida, pues así lo confirman las probanzas examinadas.
Es innegable que con la acción atribuida al señor Elías Delgado se obtuvo un
resultado homicida, el cual se encuentra ampliamente documentado, siendo las principales
probanzas: El acta de inspección del cadáver, la autopsia practicada por un médico forense
del mismo, el testimonio del testigo bajo régimen de protección y el acta de reconocimiento
en rueda de personas; y es indubitable también que este nefasto acontecimiento fue el
desenlace de una acción producida por otra persona, ya que no hay ni siquiera indicios de
que las lesiones que le produjo la muerte al señor Romero hayan sido auto infligidas o que
sean el producto de un hecho fortuito; por el contrario, lo que se ha comprobado con prueba
testimonial y documental directa es que el señor Elías Delgado fue la persona que con un
arma de fuego le produjo al menos cuatro o cinco disparos; y, con prueba científica se ha
establecido que la causa directa e inmediata de la muerte del señor Romero fue herida
perforante del corazón producida por proyectil disparado por arma de fuego; lo que nos
proporciona la prueba directa, clara y suficiente para establecer certeramente que la muerte
del señor Romero fue producida por haber accionado en reiteradas veces una arma de fuego
el acusado Elías Delgado en contra del ahora occiso. Por lo antes expresado y en vista de no
existir probanza que excluya la voluntad de la acción del imputado, ha de afirmarse que la
acción de éste estuvo revestida de una voluntad de incurrir en la conducta prohibida,
consistente en privar de la vida a otro ser humano.
En los delitos de homicidio establecer la imputación objetiva no resulta muy
dificultoso, mucho menos en este caso en que se ha establecido la relación de causalidad
necesaria de manera naturalística-pericial, a través de un curso causal inmediato entre
acción y resultado; pero, también, porque con la prueba recabada es evidente que con la
conducta exteriorizada por el encausado, se creó un peligro jurídicamente desaprobado,
puesto que éste tuvo el control del nexo causal especialmente porque la lesión principal fue
producida en una zona corporal considerada como vital; además, el resultado obtenido -y
que ya hemos apuntado- fue la materialización de ese peligro que antes había sido creado
con la conducta de éste; y, ese resultado se encuentra bajo el ámbito de protección de la
norma penal apuntada.
En lo relativo a la adecuación típica del tipo subjetivo ha de expresarse que
este elemento ha quedado evidenciado en la conducta del enjuiciado por cuanto para
cometer el homicidio, por su cultura, edad, experiencia, clase de objeto que usó, lugares del
cuerpo escogidos para producir la lesión, actitud pasiva y evasiva posterior al hecho al
darse a la fuga, etc.- debió de conocer que su acción consistiría en privar de la vida a otra
persona; y, no obstante, decidió continuar volitivamente con su conducta ilícita; razón
suficiente para concluir que la acción del imputado fue hecha con dolo directo y es típica
para el ilícito que examinamos. Todo lo expuesto denota con claridad meridiana, que la
subsunción de la conducta del encausado se amolda al tipo penal del homicidio simple y,
por ende, la tipicidad para el caso "sub júdice" ha quedado establecida.
Hecho el análisis sobre la tipicidad ha de determinarse si el comportamiento
del aprisionado estuvo o no apegado a Derecho; debido a que, aunque con muy poca
frecuencia, pueden presentarse situaciones fácticas que excluyen lo ilícito del actuar de una
persona; estas situaciones fácticas son llamadas por la ley como "causas de justificación".
Por lo anterior es que legalmente se afirma que hay presencia de antijuridicidad cuando se
ha comprobado que el hecho es típico y no existen causas que justifiquen la ilegalidad de
ese hecho. En el caso que se estudia, no existen elementos de prueba que hagan presumir al
menos que el indiciado estaba autorizado por la ley para exteriorizar una conducta
prohibida por la norma penal. En consecuencia, al negarse la existencia de causas de
justificación que obren a favor del implicado, debe afirmarse que su acción, además de ser
típica, es antijurídica; y su conducta se amolda al injusto penal de homicidio simple.
CONSIDERANDO: VII.- En el análisis de la culpabilidad han de
establecerse las condiciones para poder emitir un juicio de reproche, esas condiciones son:
la imputabilidad, el conocimiento de la antijuridicidad y la exigibilidad de otra conducta.
La imputabilidad consiste en la capacidad del sujeto de motivarse por los
mandatos normativos; por esto, solamente le es reprochable a alguien su conducta en razón
de su motivabilidad; siendo así, hay que averiguar primero si el sujeto activo tenía
capacidad suficiente para motivarse en el momento en que cometió el hecho. Sabemos que
la finalidad preventiva de las normas penales se materializa en una función motivadora,
individual y general; entonces, es posible afirmar que a alguien le es reprochable su
conducta, "cuando pudiendo hacerlo, no se ha motivado ni por el deber impuesto por la
norma ni por la amenaza penal dirigida contra la infracción de la misma".
Se dice que una persona no tiene la capacidad de motivación cuando existe
alguna causal que la excluye; éstas pueden consistir en un determinado estado psicológicopsiquiátrico, las que producen como inmediato efecto la imposibilidad de comprender y de
dirigirse. Entonces, en virtud de la existencia de estas causales se afirma, que en la medida
en que esa capacidad de motivación no haya llegado a desarrollarse en un sujeto ya sea por
su falta de madurez, por defectos síquicos de cualquier origen o por trastornos transitorios,
en esa medida, no podrá hablarse de culpabilidad.
En nuestro Derecho Penal vigente son tres las causas de exclusión de la
responsabilidad penal, por las cuales es menester la declaratoria de inimputabilidad; y se
encuentran mencionadas en el Art. 27 número 4 CP. Cabe aclarar que en el caso en
examen, no existe prueba directa ni presuncional que arroje algún ápice probatorio de que
el procesado, concomitante al hecho que se está juzgando se haya encontrado en un estado
de enajenación mental, o haya actuado bajo una grave perturbación de la conciencia o que
adoleciera de algún grado de desarrollo psíquico retardado o incompleto; por eso es que, en
razón de este juicio negativo es que se concluye que el señor Elías Delgado es una persona
imputable, pues ha tenido la capacidad para motivarse de acuerdo a la normativa penal y
volitivamente lo omitió.
Siguiendo con el análisis de la culpabilidad ha de expresarse, que para poder
emitir un juicio de imputación subjetiva y de reprochabilidad del autor habrá que
preguntarse si éste pudo haber tenido un conocimiento actual de la antijuridicidad del hecho
o, al menos, un conocimiento potencial. No es exigible que ese conocimiento sea absoluto,
pues basta para ello con que el autor tenga motivos suficientes para saber que el hecho
cometido está jurídicamente prohibido. Entonces, es posible tener por comprobado el
conocimiento de la antijuridicidad en la medida en que los mandatos normativos sean
cognoscitivos para el sujeto activo y que su proceso de socialización no se encuentre
alterado, ya sea por el analfabetismo, la subcultura, etc.. En la práctica es suficiente para el
establecimiento de esta situación con que, -de acuerdo con su formación cultural aunque
sea mínima, experiencia de la vida, etc.- el actor se represente dicha ilicitud como posible
y, a pesar de ello, actúe contrario a la norma; ya que quien realiza dolosamente un tipo
penal actúa, por regla general, con conocimiento de la ilicitud de su hacer; y ese
conocimiento es directamente proporcional a que el bien jurídico protegido en el tipo sea
uno de los fundamentales para la convivencia social y esté tutelado por la norma. En el caso
"sub iudice" se ha de concluir que por su grado de cultura, edad y experiencia adquirida
durante la vida del encausado, forma de perpetrar el hecho, tipo de medio que utilizó, forma
evasiva posterior al hecho, que el bien jurídico a lesionar era de los principales como lo es
la vida humana, etc.; es indudable que el imputado tuvo los motivos suficientes para
conocer que su conducta estaba jurídicamente desaprobada y que era contraria a las más
elementales normas de convivencia social.
La doctrina del derecho penal ha creado también como otro elemento de la
culpabilidad: La exigibilidad de otra conducta; es decir, que se torna de obligatoria
comprobación si el sujeto, al momento de su actuar, se encontraba en una situación tan
extrema que no sea aconsejable, desde el punto de vista de los fines de la pena, imponerle
una sanción. Nuestro Código Penal vigente recoge ese elemento en el Art. 27 N° 5, en el
cual se deja abierto el catálogo de situaciones que pueden dar lugar a la inculpabilidad; sin
embargo, la doctrina especializada cierra esas posibilidades infinitas estableciendo ciertos
supuestos necesarios para la comprobación de esta circunstancia, ellos son: miedo
insuperable, coacción o peligro y estado de necesidad exculpante o disculpante. Dentro del
proceso, ni durante el desarrollo de la audiencia pública, no se han podido visualizar ni
siquiera de manera indiciaria la existencia de alguna de las circunstancias antes apuntadas;
como efecto ha de concluirse además, que en la conducta del enjuiciado al momento de
delinquir no concurrieron circunstancias por las que pueda decirse que haya sido
racionalmente imposible exigirle la exteriorización de una conducta diversa a la que
realizó.
En consecuencia de lo expuesto se afirma, que al no existir ninguna causa de
exclusión de la responsabilidad penal del incusado, ha de declarársele culpable y, por tanto,
responsable penalmente del delito por el que se le ha juzgado.
CONSIDERANDO: VIII.- Si la conducta del imputado es típica; y,
deduciéndose además de los hechos que este Tribunal tiene por comprobados, que éste tuvo
en sus manos el dominio del hecho a través de la conducta evidenciada, es decir sobre el
control total de la acción y su consecuente resultado homicida, entonces es sencillo afirmar
la reunión en éste de los requisitos necesarios para el autor directo; en consecuencia,
conforme a lo dispuesto en el Art. 33 CP, el procesado es responsable penalmente como
autor directo del delito de homicidio simple, comprendido en el Art. 128 ídem.; que lo
sanciona con una pena principal que oscila entre diez a veinte años de prisión.
Para la fijación de la pena en este caso, los Suscritos han de tomar en cuenta
lo previsto por los Arts. 62, 63 y 64 del referido cuerpo legal; en tal sentido, para
determinar la pena a imponer es preciso, pertinente y legal traer a colación las siguientes
valoraciones:
En cuanto a la existencia y extensión del daño causado, se ha determinado
que el delito que se ha juzgado es de homicidio simple y que en su perpetración no hubo
mayor daño del que normalmente se le atribuye a esta clase de hechos; el medio empleado
para cometerlo es idóneo para quitarle la vida a otro. No se ha logrado establecer cuál fue el
motivo que impulsó al procesado para cometer el delito. Se puede afirmar que el imputado
sí conocía la ilicitud de sus actos; esta afirmación es deducida por el lugar y momento así
como de la misma naturaleza del medio empleado para ejecutarlo; además, por la edad con
que cuenta, se le puede atribuir que comprende la diferencia entre lo lícito y lo ilícito y las
consecuencias negativas del ilegal proceder. Por otro lado, de los datos obtenidos en su
declaración de identidad es posible ubicarle como una persona de bajos ingresos
económicos. No evidenciándose agravantes genéricas ni especiales; por lo que este
Tribunal considera que es procedente imponerle al procesado RICARDO DE JESÚS
ELÍAS DELGADO, la sanción de DIECISÉIS años de prisión como pena principal por
el delito de homicidio simple en la vida del señor WILLIAM ALEXÁNDER ROMERO.
CONSIDERANDO: IX.- En cuanto a la acción civil resarcitoria, es de
hacer notar que al no constituirse como querellante ninguna de las personas que pueden
tener la calidad de víctima, esta fue iniciada por la representación fiscal conforme a la
facultad que le otorga el Art. 43 inc. 2° CPP; empero, es improcedente imponerle al
imputado el resarcimiento producto de la responsabilidad derivada del daño ocasionado por
la comisión del ilícito de mérito, en vista que la pretensión punitiva que monopoliza la
Fiscalía y que concomitantemente a la acción resarcitoria civil en este caso la inició en
representación directa de la víctima, no se diligenció conforme a un juicio con arreglo a las
leyes, Art. 11 Inc. 1° Cn., entre otras razones porque en su intervención ante este Tribunal
hizo alusión a que la víctima no participó activamente proporcionándole información
alguna para determinarla; tornándose imposible damnar al incoado en alguno de sus
derechos sin haber sido previamente oído y vencido en el juicio con arreglo a las leyes; y, si
tomamos en cuenta también que de la lectura del Art. 116 CP. se deduce el principio de
accesoriedad de la acción civil en relación con la acción penal, lógico es concluir que la
imposición de una carga en carácter de "responsabilidad civil" ha de surgir de manera
legítima toda vez que se haya declarado con certeza la existencia de una responsabilidad
penal y que la prueba de dicha responsabilidad civil haya sido ofrecida, controvertida,
inmediatizada y comprobada en forma legal; por ende, y ya que lo único que se comprobó
dentro de la audiencia fue la responsabilidad penal del incoado, únicamente se verá
afectado en su derecho a la libertad ambulatoria y a las penas accesorias correspondientes.
Por tanto, los suscritos Jueces han de absolver al imputado de esta responsabilidad.
No hay especial condena en costas procesales por haber corrido los gastos de la acusación y
los de la defensa técnica a cargo del Estado al estar representadas las partes procesales por
el Ministerio Público.
POR TANTO, sobre la base de las razones expuestas, disposiciones legales
citadas y de conformidad a lo que ordenan los Arts. 11, 12 Cn.; 114 y 115 CP., 357 al 359 y
361 CPP, este Tribunal a nombre de la República de El Salvador FALLA: a)
CONDÉNASE al imputado RICARDO DE JESÚS ELÍAS DELGADO, de generales
apuntadas en el preámbulo de la presente, a cumplir la pena principal de DIECISÉIS años
de prisión, por el delito de HOMICIDIO SIMPLE, tipificado en el Art. 128 CP. en la
vida de WILLIAM ALEXÁNDER ROMERO; sanción que deberán cumplir conforme lo
establece la Ley Penitenciaria; por lo que encontrándose privado de su libertad ambulatoria
guardando detención provisional por el delito de mérito, continúe en la misma y verificada
que sea, pase al cumplimiento de la pena impuesta; por lo que remítase al Centro Penal
correspondiente. Se abstiene este Tribunal de practicar cómputo de inicio y finalización de
la pena antes impuesta por estar regulado esto en una Ley Especial como atribución del
Juez de Vigilancia Penitenciaria y Ejecución de la Pena, de acuerdo a lo regulado en el Art.
37 Ord. 5° en relación con el Art. 44 ambos de la Ley Penitenciaria; b) CONDÉNASELE
a las penas accesorias contempladas en los números 1 y 3 del Art. 58 CP, que establecen la
pérdida de los derechos de ciudadano y la incapacidad para obtener toda clase de cargos o
empleos públicos durante el tiempo de la condena; y, c) estése a lo ordenado en los
considerandos respectivos, en cuanto a la responsabilidad civil y costas procesales. Una vez
transcurra el término para recurrir de la presente sentencia, sin que las partes hagan uso del
mismo, declarase firme y líbrense las certificaciones a que se refiere el Art. 43 de la Ley
Penitenciaria. Archívese este expediente. Mediante lectura integral, notifíquese esta
sentencia. ///// AuraSolano ///// WeSagastumeg ///// Ilegible ///// Antemí ///// AOQuinteValle
///// Srio. ///// Rubricadas.
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