T.S.J.CAST.LA MANCHA CON/AD SEC.2 ALBACETE not. 14/5/15 SENTENCIA: 10023/2015 Recurso Apelación núm. 282/14 Toledo SENTENCIA Nº 23 SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. SECCIÓN 2ª. Iltmos. Sres.: Presidenta: Dª Raquel Iranzo Prades Magistrados: D. Jaime Lozano Ibáñez D. Miguel Ángel Pérez Yuste D. Miguel Ángel Narváez Bermejo D. Ricardo Estévez Goytre En Albacete, a nueve de febrero de dos mil quince. Vistos por la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, los presentes autos número 282/14 del recurso de Apelación seguido a instancia de la EXCMA. DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE TOLEDO representado por la Procuradora Sra. Cuartero Rodríguez y dirigida por la Letrada Dª. Elena Castelló Burguete, contra CC.OO. DE CASTILLA LA MANCHA, que ha estado representada por el Procurador Sr. López Ruiz y dirigida por el Letrado D. Juan José Muñoz Gómez, sobre BASES PARA PROVISIÓN DE PUESTOS DE TRABAJO; siendo Ponente la Iltma. Sra. Magistrada Dña. Raquel Iranzo Prades. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO.- Por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 3 de Toledo se dictó auto en fecha 11 de julio de 2.014 en autos P.A. 248/2014 cuya parte dispositiva literalmente era la siguiente: “Debo disponer y dispongo mantener la suspensión de la ejecución del Decreto de la Excma. Diputación Provincial de Toledo de fecha 2 de junio de 2.014 de Convocatoria y Bases para la Cobertura de Puestos de Trabajo del Proyecto “De la Mano Contigo II”. Todo ello sin hacer pronunciamiento alguno en materia de costas.” SEGUNDO.- Contra la anterior resolución se interpuso recurso de apelación por la Excma. Diputación Provincial de Toledo a cuya estimación se opuso CC.OO. de Castilla La Mancha. TERCERO.- El recurso de apelación fue admitido a trámite y sustanciado por sus prescripciones legales en el Juzgado, que llevó en su momento las actuaciones a la Sala, que sin necesidad de práctica de prueba ni vista ni de conclusiones, señaló para votación y fallo del recurso el día 3-2-2015, fecha en que tuvo lugar. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO.- En primer lugar ha de ser rechazada la solicitud de práctica de prueba y de conclusiones que se hace en el escrito de apelación con remisión expresa al art. 85.3 de la Ley Jurisdiccional, pero sin que se den los presupuestos que el mismo contempla. En efecto, en fase de apelación el citado precepto delimita claramente el contenido y alcance de la posibilidad de solicitar prueba en la segunda instancia, reduciéndola a los casos en los que, o hubieran sido pedidas y denegadas, o no hubieran sido debidamente practicadas por causas que no le sean imputables a la parte, todo ello en primera instancia. Nada de esto sucede en el presente caso. La parte hoy apelante no solicitó el recibimiento a prueba de la pieza de medidas cautelares según se aprecia literalmente de su escrito fechado el 16 de julio de 2.014 y, en consecuencia, resulta improcedente su solicitud en segunda instancia que tiene siempre los límites previstos en el art. 85.3 Ley 29/1998. SEGUNDO.- Se recurre por la Diputación Provincial de Toeldo el auto que acuerda la medida de suspensión de la convocatoria y Bases para la cobertura de puestos de trabajo del proyecto “De la mano contigo II” por el sistema de “provisión de conocimientos”. En total serían 134 puestos de trabajo de carácter temporal durante tres meses. El auto recurrido parte de que la no suspensión supondría la imposibilidad de ejecutar la sentencia en caso de que esta fuera estimatoria y, aún sin prejuzgar el hecho definitivo, entiende que las Bases de la convocatoria vulneran los principios de mérito y capacidad con exposición de las razones que avalan esa conclusión, lo que determina la suspensión de la convocatoria. TERCERO.- Inicialmente considera el Letrado de la Excma. Diputación Provincial de Toledo que el sindicato recurrente carece de legitimación para formular el presente recurso contencioso-administrativo ya que no es titular de ningún derecho o interés legítimo que derive de dicho acto y sin que sea posible, en este ámbito, el ejercicio de la acción pública, de modo que la mayoría de las alegaciones se basarían en una defensa de la legalidad, sin que afecte directa o indirectamente a ningún derecho de dicho Sindicato. En punto a la legitimación de los Sindicatos, el Tribunal Constitucionesl, en sentencia 24/01, de 29 de enero de 2.001, donde se recoge la jurisprudencia anterior sobre esta materia, principalmente la nº 7/01, de fecha 15 de enero de 2.001, así como las nº 210/94 y 191/96, ha declarado que: “Queda pues clara la relevancia constitucional de los sindicatos para la protección y defensa, incluso jurisdiccional, de los derechos e intereses de los trabajadores”. Pero a renglón seguido, como segundo dato esencial, en la misma STX 101/1996, de 11 de junio, FJ 2, se afirma la necesidad de que la legitimación otorgada por el art. 32 LJCA de 1956 (referida, como es evidente, a sindicatos de naturaleza bien distinta a los actuales), y reconducible a la relevancia constitucional de los sindicatos, se proyecte de un modo particular sobre el objeto de los recurso que éstos entablen ante los Tribunales: “Esa capacidad abstracta del sindicato tiene que concretarse, en cada caso, mediante un vínculo o conexión entre la organización que acciona y la pretensión ejercitada. La función constitucionalmente atribuida a los sindicatos no alcanza a transformarlos en guardianes abstractos de de la legalidad, cualesquiera que sean las circunstancias en que ésta pretenda hacerse valer”, dijimos también en la STC 210/1994, FJ 4: “Se trata, en definitiva, de aplicar a estar personas jurídicas particulares la misma regla que se aplica a cualquier otra persona física o jurídica para reconocerle la posibilidad de actuar en un proceso: tener interés legítimo en él”. Por tanto, continuaba la STC 101/1996 de 11 de junio, “su legitimación en el ámbito de lo contencioso-administrativo, en cuanto aptitud para ser parte en un proceso concreto, o “legitimatio ad causam”, ha de localizarse en la noción de interés profesional o económico; interés que ha de entenderse referido en todo caso a un interés en sentido propio, cualificado o específico (STC 97/1991 FJ 2, con cita de la STC 257/1988” (esta última cita la retomó la STC 252/2000, de 30 de octubre, FJ 5)… debe existir un vínculo especial y concreto entre dicho sindicato (sus fines, su actividad, etc.) y el objeto del debate en el pleito de que se trate, vínculo o nexo que habrá de calibrarse en cada caso, y que se plasma en la noción de interés profesional o económico, traducible en una ventaja o beneficio cierto, cualificado y específico derivado de la eventual estimación del recurso entablado”. Y añade que “En el caso de dicha Sentencia la conexión entre el interés profesional o económico del sindicato entonces recurrente y el objeto del proceso en que se suscitó la cuestión se explicó (FJ 6) en razón de que “la ventaja o utilidad que se obtendría en caso de prosperar el recurso contencioso-administrativo… posibilitaría… que todas aquellas personas que cumpliesen unos mínimos requisitos tuviesen por lo menos una expectativa de participar en el proceso selectivo”. En el caso actual, en que la proyección general del acto recurrido y la índole de la vulneración constitucional que se le imputa resultan más claras, unido a la notoria condición de sindicato más representativo del recurrente (art. 6.1 y 7.1 de la Ley Orgánica de Libertad Sindical) permite incluir la impugnación de dicho acto, sin violencia interpretativa alguna, en el ámbito de derecho a la actividad sindical del Sindicato –art. 2.1.d) y 2.d) LOLS-, y por ello como parte del interés profesional o económico cuya defensa tiene institucionalmente confiada, por cuanto lo que está realmente en juego en el proceso “a quo” es un indudable interés colectivo. No ya el art. 32 de la Ley de la Jurisdicción ContenciosoAdministrativa de 1956 (norma rectora del proceso “a quo”), interpretado en el marco de la Constitución –art. 19.1.b) LJCA de 1998, Ley 21/1998, sino el art. 7.3 LOPJ, otorga al Sindicato recurrente la legitimación negada en la Sentencia recurrida”. De acuerdo con lo expuesto, no puede dejar de reconocérsele ab initio legitimación a un sindicato que nace el amparo del derecho constitucional a la libertad sindical, con el objeto de promocionar, representar y defender los intereses profesionales, económicos, sociales y laborales y cualquiera otros que pudiera afectarles, entre sus afiliados y no afiliados para cuestionar la adecuación a derecho de un acto que tiene por objeto precisamente el acceso al empleo público. En consecuencia, y con independencia de que las aludidas cuestiones deban o no ser objeto de negociación colectiva, lo que se analizará en el Fundamento siguiente, es lo cierto que, el sindicato recurrente ostenta legitimación para ser parte demandante en este recurso, por lo que, en coincidencia con las alegaciones del sindicato recurrente, entendemos que esta causa de inadmisibilidad debe ser también desestimada. CUARTO.- En relación con la adopción de la medida cautelar de suspensión de la ejecutividad del acto administrativo existe una doctrina jurisprudencial reiterada y constante del Tribunal Supremo (por todas, las sentencias de 7 de noviembre de 2.007 – recurso de casación nº 577/06- y de 25 de febrero de 2.010, recurso de casación 2089/2009), donde se señala que la vigente regulación de las medidas cautelares en el proceso Contencioso-Administraitvo de la Ley 29/1998, de 13 de julio (Capítulo II del Título VI) se integra por un sistema general (artículos 129 a 134) y dos supuestos especiales (artículos 135 y 136). El sistema general se caracteriza por las siguientes notas: a) Constituye un sistema de amplio ámbito, por cuando resulta de aplicación al procedimiento ordinario, al abreviado (artículo 78 LRJCA), así como al de protección de los derechos fundamentales (artículos 114 y siguientes); y las medidas pueden adoptarse tanto respeto de actos administrativos como de disposiciones generales, si bien respecto de estas sólo es posible la clásica medida de suspensión y cuenta con algunas especialidades procesales (artíciulos 129.2 y 134.2 LRJCA). b) Se fundamenta en la existencia del periculum in mora. En el artículo 130.1, inciso segundo, se señala que “la medida cautelar podrá acordarse únicamente cuando la ejecución del acto o la aplicación de la disposición pudieran hacer perder su finalidad legítima al recurso” y el nuevo sistema exige, al mismo tiempo, una detallada valoración o ponderación del interés general o de tercero. En concreto, en el artículo 130.2 se señala que, no osbstante la concurrencia del periculum in mora, “la medida cautelar podrá denegarse cuando de ésta pudiera seguirse perturbación grave de los intereses generales o de tercero”. c) La jurisprudencia (por todas, la STS de 21 de marzo de 2006 –rec 2872/2004-) ha subrayado: 1º) La conjugación de los dos criterios legales de precedente cita (perículum in mora y ponderación de intereses) debe llevarse a cabo sin prejuzgar el fondo del litigio, ya que, por lo general, en la pieza separada de medidas cautelares se carece todavía de los elementos bastantes para llevar a cabo esa clase de enjuiciamiento, y se vulneraría otro derecho fundamental recogido en el artículo 24 de la Constitución, cual es el derecho al proceso con las garantías debidas de contradicción y prueba. 2º) Singular relevancia es la doctrina de la apariencia de buen derecho (fumus boni iuris), que permite en un marco de provisionalidad, dentro del limitado ámbito de la pieza de medidas cautelares, y sin prejuzgar lo que en su día declare la sentencia definitiva, proceder a valorar la solidez de los fundamentos jurídicos de la pretensión a los fines de la tutela cautelar. d) Finalmente, el examen de la normativa aplicable permite constatar: 1º) La motivación de la medida cautelar, consecuencia de la previa ponderación de los intereses en conflicto y así en el artículo 130.1.1º exige para su adaptación la “previa valoración circunstanciada de todos los intereses en conflicto” ; expresión que reitera en el artículo 130.2 in fine, al exigir también una ponderación “en forma circunstanciada” de los citados intereses generales o de tercero. 2º) Un sistema de “númerus apertus”, entre las que se encuentran las de carácter positivo y así, el artículo 120.1 se remite a “cuantas medidas aseguren la efectividad de la sentencia”, permitiéndose, sin límite alguno, que puedan acordarse “las medidas que sean adecuadas” para evitar o paliar “los perjuicios de cualquier naturaleza” que pudieran derivarse de la medida cautelar que se adopte (133.1); añadiéndose además que la misma “podrá constituirse en cualquiera de las formas admitidas en derecho(133.3). 3º) La concreción del ámbito temporal de las medidas: “en cualquier estado del proceso” (129.1, con la excepción del núm. 2 para las disposiciones generales), extendiéndose, en cuanto a su duración, “hasta que recaiga sentencia firma que ponga fin al procedimiento en que se hayan acordado, o hasta que este finalice por cualquiera de las causas previstas en esta Ley” (132.1), contemplándose, no obstante, su modificación por cambio de circunstancias (132.1 y 2). QUINTO.- Sentado lo anterior, entendemos que el auto recurrido, después de recoger una cita jurisprudencial del Tribunal Supremo que viene a delimitar el examen cautelar de la medida de suspensión, sí da respuesta a las exigencias expuestas. Con mayor o menor profusión y extensión en sus razonamientos, en el auto se parte de que la no suspensión determinaría la pérdida del interés legítimo del recurso que el art. 130.1 Ley 2)71998 establece como presupuesto para la adopción de la medida. La Sala entiende que ésta es una realidad notoria pues si la relación de trabajo había tenido una duración de tres meses conforme a la convocatoria recurrida, irremediablemente una futura e hipotética sentencia estimatoria del recurso no podría ser ejecutada en sus términos pues la prestación del trabajo se habría consumado tiempo atrás. Ha de añadirse que el interés general no se aprecia comprometido en este caso hasta el extremo de hacer decaer la medida de suspensión. El art. 130.2 de la Ley Jurisdiccional contempla como límite a la suspensión del acto una vez apreciada la posible pérdida de la finalidad legítima del recurso, que pudiera seguirse de ello una grave perturbación de los intereses generales o de terceros. Ciertamente el interés general siempre está detrás y respalda un acto administrativo para la cobertura de determinadas plazas de empleo público, pero en este caso no hay que olvidar que la propia administración convocante delimita el alcance temporal a tres meses, de modo que los intereses generales que invoca también quedarían sin cubrir antes y después de la prestación temporal del empleo que convocan las bases, de modo que es la propia administración la que atenúa y debilita el argumento de la necesidad de prestación de los servicios convocados. En esta ponderación de los intereses en juego, la Sala entiende adecuada la conclusión a la que se llega en el auto impugnado, encontrándonos ante una posible, clara y evidente pérdida de la finalidad del recurso si finalmente fuera estimado, frente a unos intereses generales que, importantes, quedan devaluados por la propia temporalidad de los empleos convocados, cuya duración sería sólo de tres meses. Todo ello además de los razonamientos contenidos en el auto apelado acerca de la posible vulneración de los principios de mérito y capacidad a la hora de la selección de los aspirantes a las plazas convocadas en unas Bases donde se describen como exigibles conocimientos genéricos sin especificar qué criterios o baremos habrán de regir su valoración, que sólo se realizará mediante una entrevista. La simple indicación del sistema de provisión como de “exposición de conocimientos” pone de manifiesto que las Bases no se adecuan a los sistemas de oposición o concurso que prevee la normativa aplicable, incluso cuando de personal laboral temporal se trate (art. 48.5º Ley 4/2011). SEXTO.- Por lo expuesto procede desestimar el recurso de apelación con imposición de las costas de la segunda instancia a la parte apelante conforme a lo dispuesto en el art. 139.2 Ley 29/1998. Vistos los artículos citados y demás de general y común aplicación, FALLAMOS Que desestimamos el recurso de apelación interpuesto por la EXCMA. DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE TOLEDO contra el auto del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 3 de Toledo de 11 de julio de 2.014, con imposición de las costas a la parte apelante. Notifíquese, con indicación de que contra la presente sentencia no procede la interposición de recurso ordinario alguno. Así, por esta nuestra Sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos. PUBLICACIÓN.- Leída y publicada ha sido la anterior Sentencia por la Ilma. Sra. Magistrada Dña. Raquel Iranzo Prades, estando celebrando audiencia en el día de su fecha la Sala de lo Contencioso Administrativo que la firma, y de lo que como Secretario, certifico en Albacete, a nueve de febrero de dos mil quince.