Evolución, innovación y resocialización

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La innovación vista desde todos
los sentidos: el cruce de caminos
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Evolución, innovación
y resocialización
Eudald Carbonell Roura
Universidad Rovira i Virgili de Tarragona
Institut Catalá de Paleoecología Humana i Evolució Social (IPHES)
resumen
abstract
Nuestra propuesta es que la innovación solamente exis-
We propose that innovation only exists if it is sociali-
te como tal si está bien socializada. Estamos seguros
zed. We believe that a relevant quantity of inventions,
que una gran cantidad de inventos, al no ser sociali-
because of not being socialized, have not had the oppor-
zados, no han tenido oportunidad de ser disfrutados
tunity of being applied and therefore have not contri-
y no han contribuido específicamente a la evolución
buted to the evolution of humans. It must then exist
humana; debe existir por lo tanto una coevolución entre
a co-evolution between innovation and socialization if
la innovación y la socialización si queremos que se pro-
changes of social scope are to occurred.
duzcan cambios de gran alcance social.
palabras clave
key words
Antropología
Anthropology
Innovación
Innovation
Evolución
Evolution
Socialización
Socialization
Adaptación
Adaptation
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1. Introducción
Los humanos actuales, es decir, la especie Homo sapiens, somos
una singularidad animal. Aunque formemos parte de la biodiversidad planetaria, y de ella seamos uno más, es la única especie
consciente de la existencia de la diversidad que además ha indagado en el proceso evolutivo con mayor o menor éxito. La teoría
de la evolución -o evolución por selección natural- y su aplicación a los procesos biológicos nos han permitido entender la evolución social dentro de un proceso dinámico e integrado que nos
acerca a una antropología de lo humano desde su interior. Por ahora, únicamente el método científico, con su método riguroso y la
contrastación empírica, a través del registro histórico y de experimentación puede acercarnos al proceso evolutivo que ha construido nuestra realidad como humanos de una forma objetiva.
Entender como se ha producido la evolución de les especies y nuestra diferenciación específica forma parte de muchas de las estrategias de los investigadores que trabajamos en las ciencias de la
vida y de la tierra. Así, físicos, químicos, botánicos, paleontólogos,
antropólogos y arqueólogos, trabajando de forma interdisciplinar
con un mismo objetivo, hemos establecido las bases de la comprensión de la condición humana a partir de la rigurosidad conceptual y empírica.
La pregunta seminal que nos hacemos para desarrollar una investigación cinética en profundidad es porqué si todos los mamíferos compartimos unos códigos genéticos parecidos nuestro género, el género Homo, se ha adaptado de una forma tan singular.
Responder a esta pregunta forma parte de mi estrategia investigadora y me permite indagar con rigurosidad conceptual en el pasado de nuestro género. El objeto final es el de construir una teoría
que, al igual que el darwinismo, explique la evolución de los organismos biológicos en el planeta y, además, la evolución social y
cultural de nuestro género.
Quienes lean este apartado se preguntarán qué tiene que ver la
innovación con la evolución. Quiero tranquilizarlos y demostrar
que, por supuesto, sin evolución biológica y social no hay innovación o emergencia, y que sin emergencia o innovación socializada no hay evolución humana. Estas son las tesis que mantengo
con la perspectiva de contribuir a la explicación causal de nuestro proceso evolutivo singular y único hasta ahora.
En el marco de esta proposición, desarrollaré conceptos explicativos que nos acerquen al conocimiento del proceso de hominización
(evolución morfológica), pero sobretodo al de humanización (evolución social, técnica y cultural), claves para comprender el proceso evolutivo de nuestro género, el Homo, a través de todas sus
especies. Para poder indagar en el pasado evolutivo, debemos
formular las claves que hagan que sea posible la evolución en el
futuro, de esta manera, podremos leer el pasado en clave de especie. Seguramente, asimismo encontraremos la manera de reconocer cuáles han sido las estrategias que nuestro género ha desarrollado para adaptarse a su entorno y cómo dicha adaptación
ha ido modificando nuestro comportamiento hasta llegar a la actual
emergencia de la conciencia crítica de especie.
2. El inicio
Hace unos 2,5 millones de años, los homínidos del Plioceno final
recorrían las sabanas africanas a pie. Utilizaban herramientas líticas obtenidas al golpear una piedra contra otra, así producían un
filo con geometría diédrica que era susceptible de ser usado para
cortar. Con este tipo de herramientas, en primer lugar pudieron acceder a la carne de animales y, más tarde, les pudieron matar. Al socializar esta conducta, es decir, al socializar la producción de herramientas de forma extrasomática obtuvieron unas ventajas adaptativas
únicas en comparación con los demás primates que no innovaron.
El aprovechamiento que de estas ventajas adaptativas hicieron los
homínidos se halla en la base del hecho diferencial en la forma como
actúa la selección natural sobre los grupos humanos.
Era inimaginable, puesto que los homínidos no habían alcanzado
una fase consciente, que un tipo así de emergencia o innovación
iba a hacer posible el cambio progresivo del azar, que durante toda
la evolución de los organismos vivos del planeta que había estructurado los procesos evolutivos se diera paso a la lógica en la evolución. Repetimos que las primeras especies de nuestro género no
eran conscientes de esta emergencia. No eran conscientes que estaban entrando en el camino que les conduciría a la sociedad de la
información y del conocimiento.
La construcción de códigos morfológicos o herramientas por parte de Homo rudolfensis y Homo habilis fue una ruptura en el proceso de obtención de energía del medio. La socialización de la inteligencia operativa iba a significar una revolución en la forma de
adaptación de los primates. Gracias a la innovación, nuestro género pudo aumentar el tamaño y calidad intelectual de su cerebro,
crecer demográficamente y, muy pronto, al socializar las herramientas, pudo ocupar otros continentes, en primer lugar, Euroasia (2,5 millones de años) y ya nuestra especie, Homo sapiens, Australasia (60.000 años) y América (30.000 años), hasta que en el
siglo XX llegamos a los confines continentales de nuestro planeta
y a la Luna, desafiando la fuerza de la gravedad gracias a los conocimientos científicos.
El primer simio que construyo un cuchillo, y después enseño a hacerlo a los demás miembros de su grupo, debió ser un innovador pre-
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coz y genial que integró la información de su entorno y fue capaz
de asociar un material a una necesidad básica facilitando la obtención de la comida. La capacidad de generar una catástrofe en la
envoltura de un mamífero y de poder acceder a sus tejidos y vísceras significó una revolución en los hábitos cinegéticos y nutricionales de nuestros antepasados, una innovación técnica que puso
a su alcance la exploración de unas nuevas fuentes de proteína
inconmensurables hasta entonces.
Desconocemos cuánto tiempo tardó en generalizarse este comportamiento entre los homínidos de finales del Plioceno, pero suponemos que fue bastante. Entender como se produce la innovación
o la emergencia, y generalizarla o socializarla, es uno de los desafíos más importantes para el conocimiento antropológico del género Homo y de su evolución genérica.
Ahora, que se discute la fabricación y el uso de instrumentos por
aves y mamíferos, sabemos que el género Homo ha sido el único
en que todas sus especies han manipulado y configurado herramientas. Al hacerlo, de forma inconsciente los humanos estábamos generando códigos informativos, grabando circuitos de memoria somática sobre las piedras, contribuyendo así a la memoria
físico-mecánica, social e intelectual del planeta Tierra, un fenómeno
que los científicos ahora hemos empezado a interpretar.
Hasta que se produce este fenómeno en la evolución, la única
información que existía es la que nos proporciona nuestro código genético, el ADN. Por primera vez en todo el proceso de construcción de la vida en el planeta, la selección natural generaba una forma de adaptación que nos permitiría el reconocernos
a nosotros mismos. La innovación que significa la producción
extrasomática es inconmensurable. Por lo tanto, la humanidad
se construye sobre la emergencia, la innovación, sin ella no existíria transformación ni cambio posible, solamente parsimonia
evolutiva.
3. El código socializador
Tras la producción de codigos extrasomáticos -o herramientas- la
evolución continua; la hominización, una vez las herramientas
son de uso común, ocasiona una aceleración, la humanización.
La segunda innovación extrasomática que acelera nuestra inteligencia operativa y sociabilidad es la capacidad de producir el fuego y de conservarlo de manera sistemática.
Como podemos ver, siempre es en los sistemas de producción donde nuestro género encuentra la forma de progreso social. La invención, la innovación, una vez socializada, genera un sustrato sobre
el que se pueden estructurar nuevas relaciones sociales. La retro-
alimetación que existe en la dinámica técnica y la sociabilidad primate caracteriza el proceso humanizador.
La capacidad de producir fuego revoluciona la sociabilidad de los
homínidos y, como ya hemos dicho, acelera exponencialmente su
proceso evolutivo. El fuego, utilizado de forma social, aumenta la
cohesión y la potencialidad estratégica del grupo. El fuego y la
capacidad de producirlo con normalidad aumentan la capacidad
de acción del homínido sobre el medio rompiendo las restricciones que supone para un primate acomodarse a los ambientes hostiles porque le permite superar factores hasta el momento limitantes.
El fuego permite introducir la luz fuera de las horas naturales, por
lo tanto, continuar actividades de relación e interrelación antes
impensables dado que somos primates visuales y necesitamos de
la luz para podernos comunicar. Así, el uso del elemento estimula
la capacidad de recogimiento y el paso de información intergeneracional, y el aprendizaje se convierte en un eje cohesivo e informativo de la máxima importancia para la conservación y formación
del grupo a través del lenguaje. Posiblemente, la innovación que
introduce la producción de la ignición condicionó severamente la
capacidad comunicativa a través del lenguaje articulado por parte de especies humanas hace más de medio millón de años
El fuego centra la atención de los homínidos y los organiza de manera radial facilitando la comunicación; en consecuencia, el lenguaje articulado progresa en ámbitos circulares donde la relación entre
los miembros en el espacio es horizontal y espacialmente no jerárquica. Esta igualdad espacial permite establecer vínculos interpersonales básicos para la continuidad del aprendizaje entre progenitores y crías y, como resultado, la reproducción de la memoria
social del grupo.
Los homínidos de la banda con mayor capacidad para pasar información serían seleccionados positivamente y, por lo tanto, se reproducirían más, favoreciendo la socialización del lenguaje y de otros
mecanismos adaptados a la información básica para la supervivencia. Veremos así como la selección natural actuaría de forma
favorable en los grupos más innovadores y con más capacidad de
transmitir información y tener un uso del fuego más diverso.
El fuego, descubrimiento e innovación nodular, posee una amplia
gama de aplicaciones que deben ser halladas y aplicadas; es aquí
donde los innovadores encuentran la materia primera para sus
ideas y experimentos que van de su uso para protegerse de los animales, a la cocina, el calentamiento de piedras para tallar, el endurecimiento de las lanzas, el aumento del calor corporal, la conservación de alimentos, etc…
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Esta emergencia o innovación hace que quienes la poseen tengan
unas ventajas enormes sobre los demás, y se da por descontado que
los grupos de homínidos con esta capacidad fueron los que pudieron reproducirse más rápidamente y desarrollar geométricamente
su inteligencia operativa.
Es interesante ver como la innovación tarda más de 400.000 años
en socializarse. Se descubre el fuego como elemento socializador
hace unos 800.000 mil años, al final del Pleistoceno Inferior, pero
hemos podido comprobar científicamente que hasta los 400.000
años, hasta la mitad del Pleistoceno Medio de nuestra era, no es
un hallazgo frecuente en los yacimientos arqueológicos que trabajamos.
Sabemos pues que el tiempo que transcurrió hasta la socialización de las innovaciones en otras especies distintas del Homo sapiens
era largo. Por este motivo, cuando estudiamos la técnica y la estructura social de los homínidos no encontramos cambios significativos hasta que se socializa la capacidad de producir fuego de forma artificial.
Las innovaciones generalizadas permitían una transformación profunda de los grupos que las ponían en práctica, y cuando llegaban a toda la especie, se producía un salto cualitativo, un cambio de fase, una resocialización, tal y como yo propongo conceptuar.
4. Emergencia de la conciencia
Todas las adquisiciones de tipo biológico y las emergencias socializadas por coevolución nos sitúan en grandes umbrales de cambio y de transformación. Es posible que en Atapuerca hayamos documentado la práctica más antigua de un ritual funerario llevado a
cabo por una banda de homínidos que pertenecían a la especie
Homo heildebergensis. En la Sima de los Huesos, ubicada en el conjunto de cavidades denominadas Cueva mayor-Cueva del Silo, hemos
descubierto una acumulación de restos de homínidos de al menos
29 especimenes.
Los estudios taxonómicos que ha llevado a cabo el equipo que dirigimos parecen indicar que en el fondo del pozo de aproximadamente 14 metros de profundidad que se halla actualmente cerca de
medio kilómetro de la entrada de Cueva Mayor, hace medio millón
de años fueron acumulados 29 cadáveres humanos asociados a una
hacha de piedra tallada en cuarcita.
La interpretación de la acumulación de humanos en el Pleistoceno Medio ha sido interpretada como la de una acumulación intencional efectuada por los propios homínidos. De poderse confirmar
esta hipótesis en el futuro, se trataría de la acumulación de cadá-
veres intencional más antigua que se conoce en el registro de la
evolución humana.
La inferencia que nosotros hacemos es que esta especie tenía un
sentido del ritual como forma de cohesión del grupo. En otras palabras, es posible que poseyeran ya una forma de conciencia sobre
la vida y la muerte que solamente se puede dar en estructuras sociales complejas y bien diseñadas. Podríamos fechar en torno al medio
millón de años la emergencia de la conciencia, y posiblemente el
registro arqueopaleontológico que hemos exhumado en la Sima
de los Huesos sea la primera prueba empírica que tiene la humanidad de dicho tipo de comportamiento.
Es una auténtica emergencia lo que se puede interpretar de este
registro. Se trata de una innovación social que tiene una alta factualidad explicativa, la capacidad de los humanos de comprender
el tiempo y la cohesión social se muestran asociadas en la Sima
de los Huesos. Seguramente, el grupo de Homo heildebergensis, al
mantenerse tan cohesionado, garantizaría una buena socialización
de sus relaciones y aptitudes. Los estudios que hemos realizado
sobre el oído medio de un ejemplar de la Sima nos indican que oían
con una frecuencia parecida a la nuestra, de lo que podemos deducir que tenían algún tipo de lenguaje para comunicarse.
Por todo lo que venimos explicando, podemos deducir que con fuego, lenguaje y acumulación intencional de los muertos, los homínidos de nuestro género habían alcanzado ya importantes cotas de
complejidad gracias a las innovaciones y a su socialización. De
todas formas, los rituales funerarios no se socializan hasta que otra
especie, la del Homo neanderthalesis, entra en acción en el Pleistoceno Superior, hace más de 100.000 años, y los primeros enterramientos no los encontramos hasta los 60.000 años. Transcurrieron más de 400.000 años para la socialización del ritual funerario,
igual que para la socialización del fuego.
Han pasado dos millones de años entre la emergencia de la inteligencia operativa y la emergencia de la conciencia, posiblemente
las dos adquisiciones más importantes que se hayan producido
jamás en la evolución de nuestro género.
5. Es este proceso, una ley
Podríamos continuar ilustrando en la evolución cómo las innovaciones y su socialización son los mecanismos que cambian nuestras relaciones sociales y nos hacen progresar, pero pienso que no
tiene sentido continuar, con el arte, la escritura etc... Pero sí
quiero introducir la forma en que el teléfono móvil se ha socializado solamente a los 30 años de su invención; un tiempo de socialización ridículo si lo comparamos con el que necesitó el fuego para
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convertirse en algo cotidiano para las especies de nuestro género: casi medio millón de años, al igual que lo que tardaron en socializarse el arte o los rituales funerarios.
Nuestra propuesta es que la innovación solamente existe como
tal si está bien socializada. Estamos seguros que una gran cantidad de inventos, al no ser socializados, no han tenido oportunidad de ser disfrutados y no han contribuido específicamente a la
evolución humana; debe existir por lo tanto una coevolución entre
la innovación y la socialización si queremos que se produzcan cambios de gran alcance social.
La emergencia o nueva disponibilidad de información socializable
es el fundamento del crecimiento puntuacionista. Estamos de acuerdo con Darwin en que la evolución es progresiva y no se produce
por catástrofes, pero también lo estamos con Gould en el sentido
en que, por lo que se refiere al desarrollo social de las especies,
si que intervienen los saltos. Los saltos se dan cuando existe una
socialización de una innovación nodular.
Lo cualitativo debe se cuantitativo. Esta es la manera en que se
debe de retroalimentar la información para la evolución y progreso de la especie. Sin esta ecuación, no es factible la explicación
de la evolución singular de nuestro género en la Tierra, ni lo es
su repercusión trófica.
Posiblemente el tiempo de socialización sea el que explique la capacidad humana de acelerar nuestra evolución en unos parámetros
exponenciales. En la medida que se acorta el tiempo entre la innovación y la socialización, nos damos cuenta de la aceleración que
existe en la actualidad en la adaptación-desadaptación del Homo
sapiens.
Es en este contexto, donde puede entrar en contradicción lo que
es primate de nuestro comportamiento con lo que es humano en
el sentido intelectual y consciente, es cuando se puede producir un
gran desaguisado en nuestras estrategias adaptativas que nos lleven a un colapso.
El concepto que he establecido para poder describir cómo se ha
producido la evolución social de nuestro género es el de resocialización. Sin innovación no hay socialización, sin socialización
no hay innovación, pero la resocialización necesita de la innovación socializada para poder extenderse en el seno de las poblaciones humanas.
Desconozco si se podría formular en forma de ley, pero desde luego hemos podido seguir esta secuencia desde el inicio de los saltos que tienen lugar en los procesos de humanización. En este sentido, los grupos humanos generan unidades de sociabilidad que
ofrecen estabilidad y cohesión a la estructura; los especimenes que
allí se hallan tienen tácticas adaptativas diversas dependiendo
de factores biológicos, etológicos y culturales. El grupo social les
permite emitir diferentes tipos de señales.
Los precursores e innovadores asocian la realidad de forma distinta a los demás, tienen, en este sentido, distintas capacidades que
han desarrollado a través de la cohesión del grupo. Lo distinto es
lo que les atrae y les convierte en mentes diferenciadas y como consecuencia en especimenes distintos a los demás por sus aptitudes.
La parsimonia es lo que permite la acumulación de información y
sostiene estratégicamente a las poblaciones, pero si no hay innovación, las sociedades terminan por no ser competentes a nivel
interno o con sus relaciones con el medio. Los grupos que innovan, que cambian a través de diseños emergentes, avanzan rápidamente desplazando la energía hacia nuevos comportamientos;
de esta manera avanza la humanización. Se avanza por ensayo y
error, lo que significa que las innovaciones que no tienen utilidad, cuando son socializadas pueden contribuir al colapso del sistema, a una pérdida de tiempo. Todo lo contrario, cuando una emergencia o innovación es socialmente positiva está contribuye al
rediseño de las poblaciones y de sus grupos
Ahora bien, como ya hemos comentado, la socialización de las emergencias son la base estructural del proceso humano.
6. Evolución responsable
Entender los mecanismos fundamentales del proceso de aumento
de complejidad en la evolución humana no es posible sin identificar cuales son y que rol juegan en la reestructuración de los
propios procesos. Nosotros hemos propuesto que innovación o emergencia-socialización-resocialización forman la tríada que explica la
fenomenología evolutiva de nuestro género.
Estos conceptos cualitativos pueden ser cuantificados para disponer de mecanismos que identifiquen los modelos que expliquen
procesos experimentales que podemos poner a funcionar en el
planeta de forma científica y holística.
Si conceptualmente entendemos cómo se produce este proceso,
podemos establecer el marco lógico para actuar sobre él. Esta es
mi proposición fáctica. La autointervención, una vez disponemos
ya de suficiente información sobre los procesos de constitución
de nuestra estirpe.
Ahora se habla mucho del desarrollo sostenible, enclave hacia el
que debe dirigirse la innovación. Nosotros proponemos el concepto
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“evolución responsable” desde la perspectiva que la lógica ha de
guiar los procesos antrópicos dado que la selección natural está
siendo matizada severamente por la selección cultural y técnica.
permitido llegar a esta conciencia, la de la necesidad de un progreso consciente regulado científicamente por el pensamiento
que organiza el conocimiento.
El rol de la conciencia humana en los procesos de organización
de los recursos del planeta y la organización social y de producción
de nuestra especie están dialécticamente relacionados en el umbral
que hemos alcanzado como especie inteligente que quiere ser protagonista de su propio proceso.
Los descubrimientos científicos, especialmente el genoma humano
y la generalización de su conocimiento, son datos objetivos para
estudiar como la variabilidad básica es mínima y cómo solo las condiciones cambiantes del medio son las que han generado esta diversidad e heterogeneidad que estamos viviendo.
Proponemos, por lo tanto, una alternativa que pudiera ser una innovación epistemológica de gran alcance si logramos socializarla. Proponemos evolución responsable como alternativa a desarrollo sostenible. Pensamos que la revolución científica y técnica ha puesto
en nuestras manos herramientas de valor incalculable a través de
las cuales los especimenes y equipos de investigación pueden garantizar un empleo racional de los recursos así como una gran eficiencia energética, técnicamente posible y socialmente necesaria, que por
intereses primates no se pone en funcionamiento y no se socializa.
Con esta información, podemos trabajar a favor de la construcción de una lógica que se basa en la dialéctica de la realidad y
del conocimiento pudiendo aplicar el protocolo a cualquiera de
las actividades humanas, independientemente de la escala en que
se aplique.
Proponemos, por lo tanto, la aceleración del tiempo de socialización de las energías alternativas. Para evitar males mayores desde
la perspectiva de una evolución responsable en el camino de una
autoconciencia critica, ésta es la actitud que debemos defender.
Estamos asistiendo a un proceso exponencial de emergencias y a
una celebración de la socialización de dichas emergencias en campos que muchas veces no son fundamentales. Pero en los fundamentales, aún notamos una baja velocidad de socialización, sobretodo por lo que respecta a las inversiones en investigación que hay
en el mundo, limitadas únicamente a un bajísimo 1 %.
La construcción de una nueva conciencia es imposible sin un proceso de evolución responsable. La construcción de una nueva conciencia solamente será factible cuando se alcance un nivel de complejidad suficiente para pensar de forma holística, pero no sobre
una base especulativa sino sobre un sustrato científico.
La conciencia de especie, concepto con el que acabaremos este
apartado, es la capacidad de mitigar el orden natural y de cambiarlo por la organización humana y su lógica histórica; no se
basa en entender la humanidad como una construcción especial,
sino al contrario, se basa en establecer las reglas y los protocolos
de un proceso autocrítico donde la evolución responsable permita el progreso consciente. La conciencia crítica de la especie se
mueve en unas coordenadas lógicas y que deben ser compatibles.
Es posible que esta innovación conceptual y teórica pueda ser socializada antes del colapso de nuestra especie, o sea de la población
de Homo sapiens.
7. Progreso consciente
Ser conscientes del bucle humanizador nos abre los ojos a la prospección de especie de manera que ahora disponemos de los conceptos y los principios teóricos que lo sustentan y, por lo tanto,
es posible poner en práctica de forma crítica e informada una teoría humanizadora.
Conocer que nuestra especie, el Homo sapiens, es la misma con muy
poca variabilidad en los distintos continentes gracias a la información y a los medios debidos a la revolución científico-técnica,
nos acerca acelerada y consistentemente a una nueva comprensión
del ser humano y su condición, como unidad biológica y como diversidad social y cultural.
Las adquisiciones sistematizadas que se han socializado a lo largo de la evolución producto de nuestra sociabilidad atávica han
La socialización consciente y crítica de esta propuesta es un desafío a lo cotidiano para convertirlo en eje estratégico de la sociedad del pensamiento. Se trata de desafiar la complejidad que nosotros mismo hemos generado impulsados primero por la selección
natural y más tarde por la selección técnica y cultural.
Posiblemente la evolución responsable nos haga avanzar hacia la
última y gran resocialización del primate humano, antes del proceso de deshumanización.
8. Conciencia crítica de especie
Las capacidades humanas para retroalimentar el bucle innovación-socialización-resocialización son infinitas. El tiempo entre
emergencia y resocialización se ha laminado de tal forma que las
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contradicciones están surgiendo con una gran fuerza empezando
a plantear problemas de cierta gravedad que nos pueden llevar al
colapso de la especie si no las solucionamos con mayor celeridad.
contradicción con las relaciones de producción ocurrían los grandes cambios en la historia y aseguraba que el capitalismo como formación social generaría las fuerzas que lo destruirían.
La tensión entre nuestra etología primate más conservadora y la
actitud innovadora como especie inteligente y consciente se acelera y los mecanismos extrasomáticos de control no están aún
bien controlados. La conciencia de especie no está socializada y
la velocidad de socialización, si bien es rápida, puede que no lo
sea lo suficientemente para poder controlar las contradicciones que
genera.
Me parece una construcción propia de un genio, pero ahora, en el
siglo XXI, la celebración que se ha producido ha puesto en contradicción el carácter primate de nuestra especie con la evolución
tecnológica propia de la humanización. El futuro esta por decidir,
pero nunca antes había sucedido algo parecido, nunca se había
acortado tanto el tiempo entre innovación y socialización, y nunca se habían producido tantas resocializaciones. Está por ver cómo
reaccionaremos y si seremos capaces de socializar la conciencia crítica de especie como mecanismo de adaptación-desadaptación de
la especie en el planeta.
Cuando los procesos emergentes no son somatizados, existe una
situación latente difícil de controlar. Decía Marx, un gran pensador del siglo XIX, que cuando las fuerzas productivas entraban en
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