La perseverancia de los santos, 2ª Parte

Anuncio
Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
La perseverancia de los santos, 2ª Parte
Escritura: Escrituras Seleccionadas
Código: 90-271
John MacArthur
Estamos en un estudio breve acerca de la doctrina de la perseverancia de los santos. Y, en
cierta manera, empezamos a estudiar esta doctrina, debido al estudio en la epístola
maravillosa de Judas. Y, en esta pequeña epístola, como ustedes recordarán que hemos
estado estudiando los domingos por la noche, termina con ésta gran bendición. “Y a aquel que
es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con
gran alegría”. Esa es una declaración, una afirmación de la seguridad de nuestra salvación.
Nuestro Señor puede guardarnos y presentarnos. Esto fue tan importante para nosotros,
conforme lo estábamos estudiando, que quise enriquecer nuestro estudio de ese pasaje. Y
entonces, la semana pasada y de nuevo esta semana, y quizás una sesión más la próxima
semana, veremos esta doctrina tan, tan importante.
Ahora, si hay estado con nosotros en las últimas dos semanas, en cierta manera hemos
establecido muchos principios de introducción, y no voy a repasar eso. Le recomiendo la serie
entera, como verdades que son de las más alentadoras, las de – que proveen la mayor
certeza, mayor consuelo, que producen la mayor esperanza de toda la verdad bíblica. La
garantía de las Escrituras, y por lo tanto la promesa de Dios, es que la salvación es para
siempre. Y, ésta es una doctrina que no permanece por sí sola. Ésta no es una que puede
usted creer o no creer sin ningún efecto importante en otras doctrinas. De hecho, lo opuesto
es el caso.
Entender esta doctrina de la perseverancia de los santos o la eternalidad de la salvación,
entenderla mal, es producir caos con respecto a la doctrina de la predestinación, la doctrina
de la elección, la doctrina de la justificación, la doctrina de la santificación, y la doctrina de la
glorificación. Es, por así decirlo, deshacer todos los hilos en la cuerda de la salvación. Esa es
la razón por la que dije al principio que éste es el elemento más importante en todo el rango
1
de doctrinas de la salvación, y es este asunto de la perseverancia de los santos. Es finalmente
lo que hace que la salvación sea la salvación, porque es para siempre.
Y, yo sé como usted también, que ha sido debatido como si fuera, me imagino, una doctrina
difícil de entender, como si las Escrituras adoptaran ambas posiciones, si no fuera algo claro.
Como si en cierta manera fuera un asunto de preferencia personal. Pero, la realidad del
asunto, es que es un componente absolutamente crítico en el entendimiento entero de la
salvación. Y, hay tantos pasajes de las Escrituras, que se relacionan con esto, que podríamos
extender este estudio aun quizás más de lo que necesitamos hacer. Pero, suficiente decir que
en unas cuantas semanas puedo anclarlo, creo, de una manera tan fuerte, que conforme
usted estudie la Biblia en el futuro, usted va a ver cómo esos pasajes se relacionan con esto.
Y, va a poder quizás responder esos pasajes que quizás le causaron algo de preguntas o
turbación con respecto a este asunto.
Y, estaba pensando conforme me comencé a preparar para esta noche, en Mateo di…
Capítulo 18. En Mateo capítulo 18. Simplemente uno de muchos textos que habla de este
asunto. En Mateo 18:12, Jesús dice: “¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se
descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se
había desviado? Y si la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por ella, que por las
noventa y nueve que no se desviaron. Por esto, no es la voluntad de vuestro Padre que está
en los cielos, que uno de estos pequeños perezca”. Y, los “pequeños” en este capítulo, se
refiere a los creyentes. De regreso ahí al versículo 6: “Estos pequeños son los que creen en
mí, no es la voluntad de vuestro Padre, que uno de estos pequeños que cree en Él, que un
creyente perezca, o se pierda”.
Ahora, nuestro Señor afirmó esa promesa en otro texto importante, Juan capítulo 10. Y,
simplemente le voy a mostrar dos textos en el evangelio de Juan, a manera de cimiento aquí.
En Juan 10 versículo 27, Jesús dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco”. Y, la palabra
“conocer” tiene que significar, más que tan solo “sé quiénes son, porque eso sería el caso de
cualquier persona, y de toda persona. “Conocer” entonces, “conocerlas” significa tener una
relación personal e íntima con ellas. Las conozco y me siguen, y les doy vida eterna, y nunca
perecerán”.
2
Jesús dijo: “No es la voluntad de mi Padre que ninguno de estos pequeños se pierdan”. Y,
aquí Él dice que nunca perecerán. “Nunca se perderán, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi
Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi
Padre. Yo y el Padre uno somos”. Somos sostenidos en las manos seguras del Padre y del
Hijo.
En el capítulo 17 de Juan, en esa maravillosa oración Sumo Sacerdotal, a la cual nos
referimos en estudios previos, en el versículo 11, Jesús dice: “Yo ya no estoy en el mundo”. Él
sabe que va a la cruz y su ministerio aquí se acabó. Sin embargo, ellos están en el mundo,
refiriéndose a los que le pertenecen. “Y yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre. El
nombre que tú me has dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno”.
Padre, yo voy a ir a la cruz. Yo voy a llevar el pecado. Guárdalos y tráelos a esa unidad eterna
que tú has preparado para ellos. Versículo 12: “Mientras que yo estuve con ellos, yo los
estaba guardando en tu nombre, que tú me has dado. Y yo los guardé y ninguno de ellos se
perdió, solo el hijo de perdición, Judas, par que la Escritura se cumpliese”. Y claro, él fue un
diablo desde el principio y nunca un creyente verdadero.
No es la voluntad del Padre que perezcan o que se pierdan. Jesús sigue eso diciendo: “Y
ninguno de ellos perecerá”. Y, Él dice: “Yo los he guardado para asegurarme de que no se
pierdan. Y ahora Padre, te los entrego a ti. Guárdalos tú para que ninguno de ellos se pierda”.
En el versiculo15, Él dice: “No te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del
maligno”. El que quiere robar sus almas, robar su fe, robar su salvación, si fuera posible.
Con declaraciones como esas y muchas, muchas más, debemos encontrar la confianza de
que aquellos que de manera genuina son hijos de Dios, a través de la fe en Cristo, están
seguros en esa relación para siempre, y nunca perecerán. Si usted cree en el Señor
Jesucristo, usted nunca se perderá, nunca perecerá. La salvación es el regalo de la vida
eterna. Y, aquellos que la reciben, nunca la pierden.
Y, eso es tan esencial para entender la salvación, que realmente nos sorprende que muchos
lleguen a estar abiertos a la pregunta. Y, sin embargo hay muchos, muchos cristianos,
3
muchos de ustedes que han negado la dulzura de esa confianza, que han negado el gozo de
esa confianza, que han negado la paz de esa confianza, la esperanza de esa confianza, la
certeza de esa confianza, el descanso, la tranquilidad que esa confianza trae.
A tantos se les ha dicho que va a perderse, a menos de que se aferren a su confesión. A
menos de que se aferren a su fe. A menos de que se aferren y continúen creyendo por sí
mismos. Y, le dije en nuestro primer mensaje hace dos semanas atrás, que si yo pudiera
perder mi salvación, la perdería. Si yo estuviera a cargo de ella y tuviera que aferrarme, no lo
haría, porque no puedo. No puedo producir mi salvación por un acto de mi propia fe. Tampoco
puedo sustentarla de esa manera.
Es algo terrible decirle a la gente: “Tienes que aferrarte”. Bueno, ¿qué tan fuerte te tienes que
aferrar, sostener? Bueno, tienes que vivir de manera justa. Bueno, ¿qué tan justa? Bueno,
¿qué tan justo tienes que vivir? Y entonces, la gente está en medio, atrapada en esta idea de
duda, de temor, y ansiedad innecesaria preguntándose qué tan lejos pueden ir en el pecado, y
no perderla. O, cuánto pueden dudar y no tener una fe que no sea salvadora.
Este es un rechazo de la naturaleza tan clara misma de la salvación, de la promesa tan clara
de Dios. Entonces, es un pecado en el sentido que subestima lo que Dios ha hecho,
disminuye la gratitud, porque disminuye el entendimiento. Y, al disminuir en gratitud,
disminuye en adoración.
Y, me parece interesante que en las iglesias que históricamente son pentecostales
carismáticas, hay una negación de la eternalidad de la salvación. Hay una negación de la
perseverancia de los santos. Hay una negación de la doctrina de la seguridad. Lo cual tiene
que disminuir su entendimiento de la salvación. Lo cual entonces tiene que disminuir su
entendimiento de la justificación, santificación, elección. Por lo tanto, disminuye a Dios,
disminuye su gratitud hacia Dios, el gozo que deberían tener. Sin embargo, me parece tan
interesante, que su nivel de emoción trasciende el nivel de emoción de la gente que entiende
esa doctrina. Lo cual lo hace sentir a uno, como si estuvieran tratando de convencerse a sí
mismos de que todo está bien, aunque van en contra de su instinto real.
Porque debemos recibir con gozo pleno, con gratitud plena todo lo que Dios nos ha dado. Y,
4
debido a que debemos responder con alabanza plena y adoración plena todas las promesas
de Dios, y darle gloria a Él por todas ellas, debemos estar claros en esto, la promesa de
mayor gracia en la doctrina de la salvación.
Ahora, entiendo que la doctrina de la justificación es en cierta manera la cabeza noble de
todas las doctrinas de la salvación, y entiendo la maravilla de la doctrina de la reconciliación, y
la redención, y el rescate, y la adopción, y la conversión, y la regeneración. Entiendo todos
esos términos y en todo eso. Pero, al final lo que hace que todas estas tengan un valor tan
infinito, y produzcan un gozo tan duradero, es que todas son para siempre. Tan pronto como
usted saca eso, usted ha disminuido todo. Y, como dije la semana pasada, cualquier idea de
la salvación que deja fuera la seguridad, es una distorsión de la verdad. Y, cualquier idea de la
seguridad que deja fuera la perseverancia, es una distorsión de la verdad.
Entonces, si usted ha llegado a ser salvo, usted nunca puede perderse. Pero, si usted ha sido
salvo, usted no va a vivir una vida que presume de eso. Con tanta frecuencia, la gente supone
que entra y sale del pecado como quiere, porque usted no puede perder su salvación. Porque
si usted verdaderamente se ha convertido, usted ama la Ley de Dios, usted anhela obedecer
a Cristo. Y, así es como usted va a vivir. Y, como consecuencia su fe, es una fe perseverante.
Estamos seguros en la salvación por el regalo de Dios, de una fe que persevera. Él no solo
nos da la fe para salvarnos, como un regalo sobrenatural y después la quita. Entonces, y
ahora estamos atorados al tratar de generar nuestra propia fe para aferrarnos a nuestra
salvación por nosotros mismos. Él nos da una fe como un regalo permanente que persevera.
Esa es la razón por la que en lugar de hablar de seguridad eterna, la cual afirma una verdad,
pero, no nos dice cómo, más bien hablamos acerca de la doctrina de la perseverancia de los
santos, queriendo decir que tenemos una fe que nunca se convierte en duda, llegando a un
punto tan severo, como para convertirse en incredulidad.
Tenemos nuestros momentos de duda, tenemos nuestras luchas, pero, nunca nuestra fe se
convierte en duda final, en duda completa y negación. Estamos seguros por la misma fe
sobrenatural que nos fue dada, para que pudiéramos creer salvíficamente, y somos
sustentados por el regalo de esa misma fe sobrenatural. La salvación no puede fracasar,
5
porque la fe no puede fracasar. La fe que ha llegado a nosotros, viene de Dios.
Ahora, en esta noche, para que veamos esto, quiero que pase a 1 Pedro capítulo 1. En cierta
manera introducimos eso la última vez. Y, quiero que avancemos a lo largo de esto en esta
noche. 1 Pedro 1 versículos 3 al 9. Y, espero que podamos avanzar a lo largo de todos estos
versículos. Ahora, ésta epístola maravillosa comienza con la doctrina de la elección, en el
versículo 1, somos elegidos. Y, después pasa a la obra santificadora del Espíritu, obediencia a
Cristo siendo rociados con su sangre.
Y entonces, de manera evidente, es una epístola dirigida a los elegidos, a aquellos que han
sido santificados por el Espíritu, a través de la justificación, para glorificación. Y, él llega al
versículo 3 y comienza a desarrollar la bendición de esta salvación. La cual comenzó en la
eternidad pasada con la elección, y fue cumplida en el tiempo, a través de la obra
santificadora del Espíritu en nuestras vidas, para producir sumisión al Señorío de Cristo. Y,
quiero que observe dónde comienza. Es como si Pedro dijera: “Yo reconozco que son los
elegidos, reconozco que son aquellos a quienes Dios ha escogido, y a quienes el Espíritu ha
apartado del pecado a Dios. Reconozco que son aquellos que obedecen a Jesucristo.
Reconozco que han recibido la gracia y la paz, en la medida más plena”.
Inmediatamente él dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Y, él pudo
haber dicho: “Por la doctrina de la elección, por la verdad de la justificación, por la verdad de
la santificación, por la verdad de la glorificación, por nuestra redención, por nuestra
regeneración”. Cualquiera de esos términos gloriosos. Pero, observe lo que dice; “Bendito el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Esto es una doxología. Esta es una bendición en
respuesta a nuestra salvación.
“Que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros”. Y, aquí llega a la declaración clave: “Que
sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está
preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis”. ¿En
qué se alegran? Se alegran en el hecho de que tienen una esperanza viva, que tienen una
6
herencia que no puede perecer, que no puede ser contaminada, que es inmarcesible, que
ahora está reservada en los cielos para ustedes, y que ustedes son guardados por el poder e
Dios mediante la fe.
“En esto que se alegran, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que
ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más
preciosa que el oro, la cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza,
gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien
creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin
de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas”.
Pedro dice: “Miren, lo que produce el gozo, lo que – aquello en lo cual se alegran
grandemente, lo que hace que alabe y glorifiquen, y honren a Dios, lo que los llena con gozo
inefable y lleno de gloria, es que el resultado final de su fe, es la salvación plena y final
reservada para ustedes en la venida de Jesucristo, en la revelación de Jesucristo”. Este es el
punto entero. Este es el punto completo. Este es el pasaje. Como cualquier otro en las
Escrituras, que me dice cómo en el corazón de todos los asuntos de la salvación, se
encuentra este asunto de la perseverancia. La frase clave que usted debe subrayar sería –
estaría en el versículo 5: “Que sois guardados o protegidos por el poder de Dios”.
Ahora, el versículo 1 nos dice que Pedro le estaba escribiendo a extranjeros. Esto quiere decir
cristianos viviendo en el mundo y son extranjeros, como somos en este mundo. Cristianos,
creyentes que son elegidos, que han sido santificados por el Espíritu. Eso incluye su salvación
y santificación continua. Aquellos que están obedeciendo a Cristo, habiendo sido rociados con
su sangre. Eso es un sentido, habiendo hecho una obediencia de pacto con Él.
Y, él escribe a estos creyentes que están esparcidos en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y
Bitinia. Todas esas son partes gentiles del mundo. Y, él le está escribiendo a creyentes que
no solo están esparcidos, dispersos, si no que están sintiendo persecución seria. En el
capítulo 2, en el capítulo 3, en el capítulo 4, e inclusive hasta cierto punto, en el capítulo 5, se
hacen referencias a que están sufriendo. Entonces, Pedro le está escribiendo a creyentes que
están dispersos en Asia menor, la cual es la Turquía moderna. Están enfrentando persecución
7
severa, en algunos casos están enfrentando la muerte, el martirio. Y, estos creyentes tienen
un temor natural por sus propias vidas, y un temor su propia fidelidad.
Ahora, recuerden que no tienen una Biblia, no tienen las Escrituras. No necesariamente
conocen la doctrina de la perseverancia de los santos. Entonces, tienen que ser instruidos.
Colóquese en su lugar. Usted ha venido a Cristo, usted está en un mundo gentil, usted solo
conoce el evangelio que ha oído, y lo demás en lo que se le ha instruido. En el mejor de los
casos es usted un neófito, usted es nuevo. Y, siente el calor del mundo a su alrededor y la
presión del mundo a su alrededor. Y, ahora también siente la hostilidad que se está
incrementando hacia la fe. Y, usted ve que otros están siendo perseguidos, y quizás algunos
están siendo martirizados. Y, usted se pregunta, si su fe va a poder aprobar, si su fe va a
poder enfrentar la prueba.
Eso no es demasiado exagerado, ¿verdad? Supongo que usted se ha hecho esa pregunta, yo
me he hecho esa pregunta a lo largo de mi vida. ¿Qué haría si estuviera yo aquí de pie ante la
estaca, o si estuviera ahí ante la guillotina listo para colocar mi cabeza para que me
decapitaran? ¿Qué haría? ¿Qué haría si fuera torturado de una manera horrenda? Con todo
lo que sé, creo que en este punto en particular, el Espíritu de Dios llevaría a cabo su obra en
mí, y enfrentaría la prueba, y pasaría la prueba. Pero, si no tuviera lo que la Palabra de Dios
tiene que decir acerca de eso, y en cierta manera dependiera de mi propia capacidad para
enfrentar esa prueba severa, podría comenzar a preguntarme, si podría llegar a probarla.
Y entonces, aquí tiene usted estos creyentes nuevos, y es muy normal para ellos el no confiar
en su propia fe, y no confiar en su propia fuerza. Y, son extranjeros en el mundo, son
ciudadanos del cielo. Pedro los llama un real sacerdocio, piedras vivas en el templo de Dios,
un pueblo que son posición de Dios, le pertenecen a Él. Y, algo que es seguro, es que no
necesitan temer. No necesitan sentirse intimidados. No necesitan turbarse por la persecución.
Nunca necesitan temer que su fe va a fallar cuando enfrenten la prueba.
De hecho, en el versículo 7 dice: “Cuando vengan diferentes pruebas”. Versículo 6: “Se vuelve
la prueba de fe, la cual más preciada que el oro, aunque perecedero se prueba con fuego, sea
hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”. En otras palabras, él
8
dice – lo que les dice ellos, es cuando lleguen a la prueba y lleguen al fuego, su fe verdadera
se va a manifestar. Es realmente lo opuesto de lo que creen. Se les ha dado un tipo de fe que
brilla en el fuego. En el versículo 5: “Son guardados por el poder de Dios mediante la fe”. En el
versículo 8: “No importa lo que esté pasando, ustedes creen en él”. Versículo 9: “El fin de su
fe es la salvación de sus almas”.
De eso estamos hablando. Es la doctrina de la perseverancia de los santos. U otra manera de
decirlo, es la fe perseverante, fe que persevera. Eran guardados por el poder de Dios,
mediante la fe que Él les dio. Usted no tiene que decirle a la gente: “Bueno, si usted puede
continuar creyendo, puede mantenerse salvo”. Yo no puedo ser salvo por mi propia fe. Yo no
puedo ser guardado por mi propia fe. Esa es la razón por la que dije que si pudiera fallar,
fallaría. Pero, no puedo fallar, porque tengo una fe que es un regalo de Dios.
El punto es muy parecido al de Judas, y estoy seguro que la enseñanza de Judas está vívida
en su mente. “Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados
en Dios Padre, y guardados, guardados para Jesucristo, por Jesucristo”.
Ahora, estas personas a quienes Judas les escribió, tenían mucho que temer, porque estaban
en un mundo de enseñanza falsa. Y, se les estaba diciendo que fueran y alcanzaran a
aquellos que estaban en sistemas, en sistemas religiosos falsos. Y, era un trabajo peligroso,
como dice en el versículo 23: “Porque están ustedes arrebatando a gente del fuego”. Y, tienen
que hacer esto con temor, odiando aun la prenda de ropa contaminada por la carne. Se
acerca usted a la doctrina falsa y puede ser contaminado por ella. Quizás se estaban
preguntando: “¿Podemos entrar a ese mundo de doctrina falsa y salir sin ser contaminados?”
Y, esa es la razón por la que les dice al final de Judas: “Aquel que es poderoso para
guardarlos sin caída. Ustedes son los escogidos, son los guardados, y ustedes no van a
fallar”.
Si Pedro creyera y si fuera verdad que los creyentes pudieran perder su salvación, él hubiera
tenido que decir algo muy diferente que esto. Si los creyentes ahí hubieran estado
preocupados acerca de que si sobrevivirían la persecución, preocupados si iban a sobrevivir o
no al martirio. Preocupados si su fe se iba a mantener fuerte, si realmente dependía de ellos,
9
Pedro habría escrito esta carta de manera muy diferente. “Aguanten, aguanten. No
abandonen la fe. Sean fieles, sean verdaderos”. En lugar de esto él dice: “Bendito sea el Dios
y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Todo está en sus manos. El que los escogió, el que los
conoció de antemano, que los santificó, el que les dio la gracia y paz en la medida más plena,
todo está en sus manos. Y, según su grande misericordia, Él los ha regenerado, para que
tengan una esperanza que vive para siempre, para una herencia que nunca puede
desvanecerse. Ustedes son protegidos por el poder de Dios, mediante la fe, etcétera,
etcétera.
Si esto dependiera de ellos, él no pudo haber dicho todo eso. Pero, Pedro no les da dosis de
empatía, de compasión. “Oh, yo entiendo. Bueno, aférrense, aguanten”. Él no indica que sus
temores son legítimos, si no que él más bien señala a su seguridad absoluta. Ellos podrían
perder todas sus posesiones terrenales y sus vidas, pero, nunca su salvación, su herencia
celestial es fija, y está garantizada por Dios. Y, su fe soportará y perseverará en medio de
todo y de cualquier cosa, debido a que esa fe no es una fe natural, es un regalo de Dios, es
sobrenatural. Y, su amor hacia Cristo va a permanecer en contra de todos los ataques, y
nunca va a fallar.
Observe la palabra “guardados”, por un momento en el versículo 5. Es una palabra fuerte,
phrouroumenous. Es un término milita. Indica el ser guardado por soldados. Tiempo presente,
constantemente bajo la guardia de una fuerza protectora poderosa. Aquellos que le
pertenecen a Dios, son guardados perpetuamente de todo enemigo, hasta que la guerra se
acabe, y la victoria sea alcanzada. “Guardados”, de regreso al versículo 5: “Por el poder de
Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada”.
Con frecuencia decimos: “Bueno, yo fui salvado hace 20 años atrás. Fui salvado hace 2 años
atrás. Fui salvado hace 3 meses atrás”. Eso es verdad y sería igual de apropiado el decir:
“Estoy más cerca de mi salvación, de lo que jamás he estado”. Es verdad. Fui salvado de la
paga del pecado en el pasado, cuando creí la justicia de Cristo, me fue imputada, y mi pecado
le fue imputado a Él. Yo he sido salvado, también es verdad decir: “Estoy siendo salvado. Fui
salvado de la paga del pecado. Estoy siendo salvado en la actualidad del poder del pecado, el
cual ya no tiene dominio sobre mí. Pero, hay un elemento de mi salvación que todavía no se
10
ha llevado a cabo. Y entonces, estoy más cerca de mi salvación, de lo que jamás he estado.
Seré salvado de la presencia misma del pecado”.
La salvación que el Señor determinó desde antes de la fundación del mundo darme, no está
completa, si no hasta que ese elemento final sea cumplido. Él no comienza, Él comienza a
salvar a personas y después se detiene. Pablo dice: “Estando persuadido de esto, que el que
comenzó en vosotros la buena obra, ¿qué? La perfeccionará o la completará”. Hemos estado
y estamos siendo protegidos para una salvación que está por ser revelada. No conozco otra
manera más fuerte en la que usted pueda decir eso. Protegido, ¿por qué? Por el poder de
Dios. Guardado, ¿por qué? Por el poder de Dios. Mediante, ¿qué? Mediante la fe para esa
salvación, que es nuestra gloria final.
Permítame en cierta manera desmenuzarle este pasaje. Y, no le voy a dar muchos detalles,
pero, quiero que lo entienda, porque es tan maravilloso. Le voy a mostrar seis maneras en las
que somos guardados. Seis maneras. Y, ya básicamente las he resumido, se las he resumido,
pero, lo voy a analizar un poco. Seis maneras en las que somos protegidos.
Número uno. Somos protegidos o guardados mediante una esperanza viva. Seis maneras en
las que sabemos que somos guardados, a través de ella. Una, es una esperanza viva.
Versículo 3: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande
misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de
los muertos”.
Ahora, hemos sido renacidos. Hemos renacido. Hemos sido regenerados. Se nos ha dado
una vida nueva. Es la vida de Dios. Es la vida eterna, la cual no es duración de vida, si no tipo
de vida. Es la vida de Dios en nosotros. Hemos sido regenerados en esta nueva vida. Y, en
esta nueva vida, experimentamos como parte de esa vida, una esperanza viva. Toda nuestra
nueva vida está vivo de manera sobrenatural y espiritual. Nuestro gozo es un gozo vivo.
Nuestra paz es una paz viva. Y, nuestra esperanza es una esperanza viva. ¿Qué significa
eso? Es lo opuesto de una que muere. No puede morir. No tenemos una esperanza que
muere, si no una esperanza que vive.
11
En el versículo 13 del mismo capítulo: “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento,
sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea
manifestado”. Dejen de preocuparse, porque si van a sobrevivir o no el sufrimiento. Dejen de
preocuparse porque si van a poderse poner de pie ante el tribunal de los hombres, y mantener
su fe y su testimonio, para Jesucristo en esa hora. Dejen de temer eso y comiencen a fijar su
esperanza en la gracia que les será traída en la revelación de Jesucristo. Vivan en esperanza.
Esta es una esperanza que no puede morir, porque esta es una vida que no puede morir.
En 2 Tesalonicenses 2 versículo 16, 2:16: “Y el mismo Jesucristo nuestro, y Dios nuestro
Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza para por gracia,
conforte vuestros corazones”. Cuando usted vive en este mundo, no debe vivir con temor,
ansiedad, pánico, preocupación porque el diablo le va a quitar su salvación, o de alguna
manera la va a perder. Dios no quiere que viva así. Él lo ama. Y, Él le ha dado consuelo
eterno y esperanza buena por gracia. Así que conforte y fortalezca su corazón con eso.
En Romanos capítulo 5, los versículos de apertura de ese capítulo, celebran esta esperanza.
“Hemos sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia, en la cual estamos
firmes y – dice él – nos gloriamos en la esperanza”. Y, en el versículo 5: “Y la esperanza no
avergüenza”. El Señor no le dio una esperanza que puede avergonzar o morir. Él le dio una
esperanza viva.
Colosenses 1:3, Pablo dice: “Siempre orando por vosotros, damos siempre gracias a Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor
que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que está guardada en los cielos”.
Damos gracias a Dios por ustedes, porque tienen una esperanza eterna, una esperanza que
siempre vive y nunca muere.
Tito capítulo 1 versículo. Esto es tan maravilloso. “Pablo, siervo de Dios y apóstol de
Jesucristo, por la fe de aquellos elegidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según
la piedad”. Escuche esto: “En la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no puede
mentir, prometió – en la siguiente frase – antes de que el tiempo comenzara”. Antes de que
12
usted llegara a vivir. Antes de que llegara a haber una creación, Dios prometió vida eterna, y
Él no puede mentir. En Tito capítulo 2 versículo 13: “Estamos esperando la esperanza
bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús”.
Estamos protegidos por esa esperanza viva. En contraste con las esperanzas humanas, que
se desvanecen y mueren. Esta esperanza no puede desvanecerse, no puede morir, no puede
decepcionar. Hebreos 6:19 dice: “Tenemos esta esperanza como segura y firme ancla del
alma”. Nuestra esperanza no puede morir, debido a que nuestra fe no puede fallar. Nuestra
esperanza no puede morir, porque nuestra fe no puede morir.
Ahora, observe de nuevo, de regreso a lo que Pedro dice. Versículo 3: “Tenemos una
esperanza viva, segura mediante la resurrección de Jesucristo de los muertos”. Toda nuestra
vida eterna está segura, por el hecho de que Él conquistó la muerte. Pero, observe el
versículo 4: “Para obtener” – para una herencia – “esta es nuestra esperanza. Una herencia
incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros”.
Simplemente me encanta el hecho de que el escritor no va a hacer solo una declaración, sino
quiere hacer cuatro para esos que están dudando allá afuera. Será suficiente decir: “Tienen
una esperanza viva a través de la resurrección de Jesucristo de los muertos, para obtener una
herencia”. ¿Muy bien? Pero, si voy a recibir una herencia, eso es suficiente para mí. Pero, él
añade: La cual es “incorruptible”, en caso de que duden. Y, si todavía están dudando,
“incontaminada”. Y, si todavía están dudando, “inmarcesible”. Y, si todavía están dudando,
“reservada” en los cielos para vosotros.
Digo, ya se acabó el pero, pero, pero, pero, pero. Se nos garantiza una herencia incorruptible,
aphthartos, no susceptible a la corrupción. No susceptible a que se desvanezca. Y, la palabra
puede significar, “no puede ser robada por un enemigo”. “Nadie puede robarlos de mi mano”.
Es ese pasaje de Juan 10, o es ese pasaje de Romanos 8: “¿Quién acusará a los escogidos
de Dios?” Y, trae una acusación que sea válida. Dios ya nos justificó.
Nuestra herencia no puede ser robada, no puede ser robada por ningún enemigo, por
Satanás, los demonios. Es eterna, es indestructible, está protegida por Dios. Y, después
13
añade la palabra, “incontaminada”, amiantos, no manchada, no sujeta de efecto, no capaz de
fallar. Y, después él añade amarantos, inmarcesible. No se va a desvanecer, no puede
disminuir. En toda manera en la que puede decirlo, él lo dice.
Todos hemos sido expuestos a Grecia últimamente con los Juegos Olímpicos allá, y una
mirada fascinante a la vida humana, claro. En una de las islas de Grecia, hace algunos años
atrás, algunas personas y algunos hombres que estaban trabajando, estaban haciendo
excavaciones en una – en un área subterránea de tumbas antiguas. Y, llegaron a encontrar un
sarcófago de mármol magnífico, el cual era donde colocaban a los cuerpos muertos en las
épocas antiguas. Una inscripción en griego, de acuerdo con un historiador, le informó al que
estaba trabajando, que ahí estaba enterrado el cuerpo de Chrysohoe, la única hija del cabello
dorado de Sopyrus, el Rey de Milo.
Y, cuando se quitó la tapa y los rayos de luz brillaron y entraron, se abrió un panorama que
emocionó a los espectadores con sorpresa y maravilla. Ahí en ese sarcófago sellado, ahora
abierto, se encontraba la princesa embalsamada, vestida con túnicas maravillosas, y
adornada de joyas antiguas. Se reportó que ella tenía un cabello largo y lujoso, peinado con
un círculo dorado, que formaba un marco para su rostro y su costado.
Después de un sueño de casi 3000 años, ella se veía tan fresca y hermosa como si hubiera
sido sepultada tan solo unos días antes. Pero, el escritor dice y cito: “Mientras que los
espectadores cautivados observaban y disfrutaban de esa vista exquisita, aire fresco entró en
el sarcófago. Y, de pronto la visión hermosa se colapsó y se desmoronó, y se desmoronó en
cenizas. Nada permaneció en la tumba fría de mármol, más que un puñado de cenizas
mezclado con joyas”, fin de la cita.
Así es con la belleza terrenal y el gozo terrenal. Todo se desmorona. Pero, no con nuestra
herencia celestial. Todo en esta vida está sujeto a corrupción. Todo en esta vida está sujeto a
la putrefacción. Todo está sujeto a desvanecerse, pero, nuestra salvación es incorruptible,
incontaminada, inmarcesible, ¿por qué? Porque no es parte de este mundo, no es humana. Y,
él dice eso. Regresen. “Reservada en los cielos para vosotros”.
Y, debido a que está ahí, no es corruptible, está más allá de la corrupción. Está afuera de la
14
capacidad de la corrupción. Está reservada en el cielo para vosotros. Y, en el cielo no hay
corrupción, ¿verdad?
Y, ese verbo “reservada”, perfecto pasivo participio de tēreō, de guardar o de proteger.
Perfecto pasivo significa que ha estado y continúa siendo protegida ahí, en el lugar más
seguro en el universo, el cielo. Y, ¿se acuerda usted de las palabras de Jesús que citamos
esta mañana? “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde
ladrones minan y hurtan. Sino haceos tesoros en el cielo, donde la polilla y el orín no
corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan”. El lugar más seguro en el universo es el
cielo, ¿verdad? Ahí es en donde su herencia eterna está reservada.
Y, está protegida ahí, para ser revelada en el tiempo final. Observe el versículo 5: “Para la
salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”. Una salvación que
está preparada, hetoimos, quiere decir presente, preparada, lista. 2 Corintios 10:16, es
traducido, “aquello que ha sido logrado. Ya está hecho. Ya está hecho”. Cuando Jesús dijo en
Juan 14: “Voy pues a preparar lugar para vosotros”, ¿qué estaba diciendo? Espero que se
aparezcan, o voy a tener que rentárselo a alguien más. Si Él va a preparar un lugar para
ustedes, Él dice: “Voy a regresar y voy a venir por ustedes. Y, no va a haber nadie más en su
lugar, más que ustedes”.
Estamos protegidos, hasta que la salvación que está por ser manifestada en el tiempo
postrero, cuando lleguemos cara a cara con el Señor, sea a través de la muerte o su venida,
para recibir la herencia que ahora en este momento ya está en su lugar, ya preparada,
esperando nuestra llegada. Y, no van a ver muchas habitaciones vacantes en la casa del
Padre, porque las personas para quienes fueron preparadas, no se aparecieron.
“Guardados”, es un término militar. Y, el tiempo del verbo habla de acción continua. Siempre
está siendo protegida. Siempre está siendo protegida. Y, protegida mediante la fe. Subraye
eso. Esa es la clave, esta es la razón por la que hablamos de la perseverancia de los santos.
Porque si usted es verdaderamente salvo, usted tiene una fe que dura. Eso lo lleva de regreso
a 1 Juan 2:19: “Salieron de nosotros, porque no eran de nosotros; porque si hubieran sido de
nosotros; habrían permanecido con nosotros; pero salieron de nosotros para que se
15
manifestase que no todos son de nosotros”.
El punto es este. Dice usted: “Bueno, ¿qué hay acerca de la persona que cree por un tiempo y
se aparta?” Esa fue fe humana, no fue el regalo de Dios. Ellos nunca fueron genuinamente
salvos, si de manera genuina hubieran venido a Cristo. Si de manera genuina se hubieran
arrepentido y creído. Si de manera genuina hubieran recibido ese regalo de fe salvadora. Si
verdaderamente y de manera honesta hubieran abierto su corazón a ese regalo por parte del
Señor, ese regalo habría estado ahí hasta el final. Nuestra fe continua en Jesucristo, es el
instrumento mediante el cual Dios nos protege.
Entonces, conforme usted ve esta idea de protección, somos protegidos mediante una
esperanza viva, o experimentamos esa protección, la realidad de esa protección a través de
nuestra esperanza viva. Y, en segundo lugar, como señalamos en el versículo 5, somos
protegidos por el poder mismo de Dios. Somos protegidos por una esperanza que no puede
morir, y somos protegidos por un poder que no puede fallar. Un poder que no puede fallar.
El poder de Dios es ilimitado. El poder de Dios es soberano. El poder de Dios es supremo. El
poder de Dios nunca, nunca puede fallar. Usted podría revisar escritura tras escritura – no voy
a tomar el tiempo de hacer eso. Ustedes siempre son tan pacientes conmigo. Y, el domingo
pasado por la noche me tardé tanto, que voy a, voy a terminar antes hoy, para tratar de
compensar por ese tiempo ocasionalmente, por esa vez. Pero, la Biblia es bastante clara
acerca del poder de Dios. Pero, si usted está dudando del poder de Dios, podría recordar
simplemente que Él creó el universo. Eso de cierta manera sería suficiente para cubrir la
discusión. Y, si usted todavía está dudando, el creó el universo de la nada. Y, si usted todavía
duda de cuánto poder tiene Él, Él creó el universo al hablar, e hizo que existiera de manera
totalmente madura. Y, si usted todavía está dudando, Él hizo que existiera y que fuera
plenamente maduro en seis días, y Él pudo haberlo hecho en seis milisegundos, pero, Él
estableció un patrón de vida para nosotros, con la idea de una semana.
Este es nuestro gran Dios poderoso. No solo creó el universo, si no que Él sustenta el
universo, Él lo mantiene existiendo. Cuando Einstein llega al final de su vida y dice: “Después
de todos mis estudios y todos mis descubrimientos”, él dijo. De hecho, él dijo, no en estas
16
palabras exactas: “Muero desilusionado, incompleto, porque nunca pude descubrir el poder
que hace que todo se mantenga existiendo”. Está bien entender el átomo. Está bien entender
cuáles son los componentes del átomo, qué hacen. Está bien llegar a los elementos más
minúsculos de la existencia de la materia y la energía, pero, al final él no pudo descubrir qué
fue. Y, debido a eso, hubo un gran desánimo, una gran decepción, una gran desilusión.
Lo que es simplemente, es el poder de Dios, el poder de Dios. Y, es ese mismo poder que nos
guarda. Y, el medio que Él usa para guardarnos, es al darnos una fe que no muere. Y, si hubo
un momento en el que usted creyó y ahora no cree, si hubo un momento en el que usted tuvo
un interés en Cristo y ahora no lo tiene, si usted es indiferente hacia el Señor y no tiene un
hambre y una sed hacia Él, si usted no tiene deseo por su Palabra, si usted no lo ama y
anhela servirlo, si usted no quiere conocerlo, si usted no tiene una confianza continua en Él, si
usted no vive su vida en la esperanza de la gloria eterna, entonces lo que usted haya o no
haya hecho en el pasado, usted no es cristiano. Usted no es cristiano.
Porque los cristianos viven por fe, una fe perseverante sustentada. No es de manera
independiente de nuestra voluntad. Es en armonía perfecta con nuestra voluntad.
Permanecemos firmes, pero no pasivos. Estamos activos en perseverar. Estamos buscando a
Cristo con todas nuestras fuerzas. Estamos buscando la obediencia. Estamos anhelándola,
deseándola. Odiamos el pecado, amamos la justicia. Estamos activos en este proceso de
perseverar. Esta es la razón por la que podemos llamarla perseverar.
Es un tipo de fe que cautiva nuestra mente y cautiva nuestras almas, y las hace que se
enamoren de Cristo, y se enamoren de su Palabra, y se enamoren de su ley, y que deseen
servirlo. Todo nuestro ser, todos nosotros busca honrar a Cristo, y vivimos en un tipo de
estado de tristeza, porque no hacemos lo que queremos hacer, y no hacemos lo que debemos
hacer. Y, nos encontramos en Romanos 7, cansados del pecado que todavía permanece en
nosotros.
Entonces, Pedro dice: “¿Están preocupados porque si su fe va a soportar estas pruebas
terribles severas? No se preocupen. No se preocupen”. Y, Jesús dijo y estudiamos esto
apenas la semana pasada: “Cuando los lleven ante la sinagoga y ante las autoridades y los
17
reyes, no se preocupen. No se afanen, el Espíritu Santo les va a mostrar lo que deben decir”.
Y entonces, dicen lo que deben decir, y dirán lo que deben decir. Permanecerán fieles y darán
su testimonio de Jesucristo, en la peor situación posible, porque ese es el regalo de la fe que
han recibido por parte de Dios, sustentado por el Espíritu Santo.
Entonces, somos protegidos, protegidos por una esperanza viva. Somos guardados,
guardados por una esperanza viva. Guardados por un poder divino, una fe que es un regalo
de Dios. Pero, es una fe viva, no pasiva. Es una fe con iniciativa, no una débil. Es una fe que
busca, no una que huye. Y, anhelamos la salvación que está lista para nosotros, para que sea
revelada en el tiempo postrero. Hay cuatro más de estos medios o experiencias mediante las
cuales conocemos la protección divina. Cubriremos esas cuatro el próximo domingo. Oremos.
Señor, hay tanto aquí y es tan increíblemente rico, tan alentador para nosotros, que sentimos
que si pudiéramos hacer algo, queremos reducir la velocidad y saborear todo pensamiento.
No somos dignos de ser salvos. No somos dignos de ser guardados. No somos dignos de
nada. Y pedimos, oh Dios, que nos hagas agradecidos. Perdónanos por llegar a dudar de tu
regalo eterno. Perdónanos por cualquier tipo de adoración disminuida que ha emanado de un
mal entendimiento de eso. Perdónanos por no honrarte como debes ser honrado. Por un
regalo tan inmenso de misericordia perseverante y de gracia hacia nosotros.
Y, te adoramos, te amamos, te honramos, y esto por nuestra salvación. Y, sabemos que
conforme vivimos nuestras vidas en este mundo, constantemente estamos deseando
honrarte. Y, sin embargo, estamos constantemente conscientes de que es gracia lo que nos
guarda, porque somos tan indignos. Te damos gracias por esta gran gracia. Y, esperamos la
salvación que será revelada en el tiempo postrero. Te damos gracias por la fe perseverante y
que perseveremos con toda nuestra fuerza y devoción, y compromiso. Y, como Pablo lo
expresó, prosiguiendo a la meta de la semejanza a Cristo, porque esto demuestra nuestro
amor hacia aquel que dio su vida por nosotros. Y, oramos en su nombre. Amén.
18
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR © 2014 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo
con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.
19
Descargar