Acuerdo n° 177 T. IV f. 349 - Poder Judicial de la Provincia de Santa

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Sala Primera
ACUERDO N° 177
T° IV
- Cámara de Apelación Penal F° 349 En la ciudad de Rosario, a los 01 días del mes de Junio de dos mil
siete, se reúnen en Acuerdo los Señores Jueces de la Sala Primera de la Excma. Cámara de Apelación en
lo Penal, a fin de dictar sentencia definitiva en la causa seguida a B., U. H., argentino, mayor de edad, con
instrucción, estado civil casado, titular del DNI nº..., jubilado, hijo de Angel y de Enriqueta Greco, nacido en
La Plata, Pcia. de Buenos Aires el 16 de mayo de 1930, con domicilio en calle ...de esta Ciudad y Prio. nº
1.164.709 IG de la URII y a S., I. M., argentina, mayor de edad, con instrucción, estado civil casada, titular
del DNI nº, jubilada, hija de Pablo Luis y de Isabel Eliza, nacida en Rosario, Pcia. de Santa Fe, el 23 de julio
de 1934, con domicilio en calle ..., Dpto. F de esta ciudad, y Prio. nº 799.537 IG de la URII; por la presunta
comisión del delito de Calumnias e Injurias; -expte. n° 2928/04 del Juzgado de origen, registrado bajo el
n° 194/07 en la Mesa General de Entradas y Movimiento de la Excma. Cámara de Apelación en lo Penal,
en trámite por ante esta Sala Primera-.
Practicado el sorteo dispuesto por la ley, resultó el siguiente orden de
votación: Jueces de Cámara, Dres. Ernesto A. Pangia, Alberto P. Bernardini y Eduardo D. Sorrentino.
VOTO DEL DOCTOR PANGIA.I.- La sentencia n° 3192 del 17 de Noviembre de 2006, dictada por la
Señora Juez en lo Penal Correccional n° 1 de Rosario, absuelve de culpa y cargo a U. H. B. e I. M. S. en
función de la imputación que se le efectuara por la comisión de los delitos de calumnias (art. 109 CP) e
injurias (art. 110 CP).
Dicho pronunciamiento es recurrido por la defensa técnica de la parte
querellante y, concedida que fuera la apelación, se abre la instancia de alzada y se expresan agravios.
II.- Se reprocha penalmente a B. U. H. y a I. M. S. haber denunciado
falsamente a Guillermo Andrés Dos Santos Pereyra por la comisión de ruidos molestos en fecha 13 de
febrero de 2004 por ante el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo penal de Faltas de la 1º
Nominación de Rosario, lo que originó el sumario nº 105/04 y a S. haber denunciado falsamente el día 21
de abril de 2004, al mencionado Dos Santos en la seccional 1º de la Policía de Rosario, dando origen a la
causa 1688/04 que tramitara ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal de Faltas de la 2º
Nominación de Rosario.
III.- En la expresión de agravios, el defensor de la parte querellante
manifiesta -contrariamente a lo sostenido por el a-quo en su sentencia- que los querellados divulgaron los
hechos calumniantes e injuriantes a vigiladores, porteros y administrador del edificio y a toda otra persona
que se arrimara al edificio y a las cuales los querellados tuvieran acceso. Que la injuria es un delito de
carácter formal y se tipifica con independencia del resultado, y aunque no haya disminuido efectivamente la
reputación, honra, crédito o fama del agraviado, ya que se basa en la posibilidad concreta de perjuicio,
bastando que la ofensa llegue al conocimiento del tercero, aunque en ese momento los ignore todavía el
injuriado. Que sorprende que el A-quo en la primera porción de sus considerandos haya razonado
linealmente hacia una sentencia condenatoria, para al final concluir que ...sus expresiones fueron vertidas
en un àmbito recoleto y distinguido para luego dictar un sobreseimiento. Que contrarìa con su decisorio, lo
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- Cámara de Apelación Penal que sostuvo a foja 147 in fine que es ni más ni menos que la conducta atrapada por la figura de injuria.
Continúa diciendo que existió dolo, pues, en las dos causa tramitadas ante los Juzgados Penales de Faltas
de Rosario el hoy querellante fue sobreseído porque no se pudieron acreditar los extremos de las
denuncias incoadas por inexistencia de los hechos denunciados, lo que pone de manifiesto la intención
dolosas de desacreditar por parte de los querellados. Que de toda la prueba colegida, surge
contundentemente que los querellados han imputado hechos falsos, pues el ejercicio del derecho ejercitado
por ellos lo ha sido abusivamente. En aval de su postura cita jurisprudencia.
Solicita en consecuencia, se revoque el fallo impugnado y, en su lugar,
se condene a U. H. B. y a I. M. S. como autor penalmente responsable de los delitos de calumnias e
injurias, acogiendo además, la pretensión resarcitoria esgrimida, con expresa imposición de costas.
IV.- Seguidamente, la defensa de U. H. B. y de I. M. S. contesta los
agravios vertidos por el querellante, argumentando en cuanto a la acusación por calumnias, que cabe hacer
lugar a la postulación absolutoria de la defensa en cuanto a la atribución que por la comisión de este delito
se le hiciera B. y a S. en los presentes. Ello es así, porque es evidente que tales hechos no reúnen los
requisitos del tipo objetivo endilgado. No hay ninguna duda que la ley exige a los fines de la tipicidad
objetiva, que para que exista calumnia debe efectuarse la imputación de un delito, y que además dé lugar a
la acción pública, y es indiscutido normativamente, como en doctrina y jurisprudencia, que las faltas o
contravenciones no son tales, cualquiera sea el fundamento de la distinción entre ellos. En cuanto a la
acusación por injurias, manifiesta que el querellante no expresa cuál es la conducta injuriante, ni tampoco
contradice la circunstancia de que denunciar es una conducta ajustada a derecho. Con la expresión de
agravio, la apelante pretende suplir la omisión en que incurriera al proponer la querella, queriendo introducir
intempestivamente en la cuestión penal hechos nuevos que no fueron invocados oportunamente en la
formulación de la querella. Respecto a la cuestión civil, expresa que debe rechazarse el resarcimiento por
la inexistencia del hecho generador, pero aún cuando hubiera existido, la actora no ha acreditado la
producción de ninguno de los perjuicios que invoca.
Concluye esta parte procesal postulando se confirme la sentencia
recurrida, con costas a la apelante.
V.- Expuestos los agravios contra el fallo y el responde del querellado,
entiendo que aquellos no logran conmover los fundamentos y conclusión del pronunciamiento.
En lo atinente a la cuestión penal, el hecho de que los imputados
hayan denunciado ante los Juzgados de Faltas al querellante y éste resultara sobreseído, no conforma los
elementos típicos -objetivos y subjetivos- de los delitos de injurias y calumnias, ya que la notitia fue
expuesta en el ámbito del derecho, sin ninguna connotación mayor que recurrir al auxilio lógico y apropiado
para hacer valer lo que consideraban un derecho perturbado.
Tal actitud, sin ninguna difusión distinta al juicio, con la sola pretensión
de que se les reconozca derechos, al recurrir a un ámbito propio y natural de una comunidad civilizada,
independientemente que la prueba fue insuficiente para verificar lo anoticiado, no alcanza para la tipicidad
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- Cámara de Apelación Penal criminosa que se pretende.
La mera absolución de un ilícito -menos aún de una contravención- no
conforma, per se, lesividad criminosa a la denuncia del mismo, por cuanto la instancia judicial no ha
mancillado la dignidad, ni el decoro, ni la reputación del querellante, independientemente del resultado
favorable al querellante en aquella sede.
No existe entidad injuriante y menos calumniosa, respecto de
conceptos vertidos para calificar la conducta de quien fuera llevado a juicio en medio de una diferencia que
se pretende dilucidar judicialmente, cuando no se advierte la entidad lesiva al honor, ni el dolo genérico,
consistente en el conocimiento e intención de ofender la honra de la persona a quien va dirigida la denuncia
que se judicializa.
La denuncia efectuada -mas allá de que hayan tenido que deponer
vecinos, personas vinculadas al consorcio y administrador— no excedió el ámbito del juicio, y ello no
revela actitud ofensiva alguna revestida de dolo escindida de la finalidad que tiene toda persona que el
órgano jurisdiccional decida si tiene o no razón ante un conflicto. En ese contexto, ante la ausencia de dolo
en el accionar de los querellados debe confirmarse la absolución decidida, aún la duda lo beneficia por
imperio del art. 5 de la ley adjetiva. Repárese que la absolución o sobreseimiento al que hace referencia el
apelante, no se funda en la inexistencia de hechos contravencionales, sino en la falta de pruebas que
acrediten su andar ilegal.
En cuanto a la cuestión civil, si bien la absolución en sede penal no
impide per se una eventual condena civil por reparación del daño causado, dada la mayor amplitud del
fundamento de la responsabilidad civil en relación a aquella, como surge de los autos agregados por
cuerda, en sede contravencional no se concluyó en la inexistencia del hecho.
No obstante, las constancias arrimadas
en este juicio contra el
demandado, no permiten una conclusión de culpabilidad que viabilice la indemnización pretendida.
Vale decir, la atribución de reparación pecuniaria por un delito, supone
la existencia de un acto u omisión por parte del demandado o imputado penal y la debida relación causal
con las consecuencias lesivas. Y al no surgir tal extremo, la pretensión del actor aparece huérfana de
sustento, por lo que comulgo en que debe rechazarse la acción civil interpuesta, tal como lo decidió la
sentenciante.
En cuanto a las costas, a mi criterio, existió razón plausible para litigar,
ello en virtud de que aún excepcionalmente, pero no siempre es el vencido quien debe soportarlas, cuando
existen circunstancias objetivas y plausibles para demandar. Y tal el caso del actor, que demostró
convicción fundada acerca de la existencia del derecho invocado, su pretensión no tiene viso alguno de
aventura jurídica, a lo que se une la seriedad del planteo y los argumentos sustentados para requerir la
decisión jurisdiccional. En consecuencia, voto para que se exima al perdido de la imposición causídica al
existir razón plausible para litigar (art. 168 in fine del Cód. Proc. Penal).
Por todo lo expuesto, voto por la confirmación del fallo en las
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- Cámara de Apelación Penal cuestiones penal y civil, aunque revocándolo respecto de las costas, que deben ser soportadas en el orden
causado (art. 168 in fine del Cód. Proc. Penal).
VOTO DEL DOCTOR BERNARDINI.Comparto el voto del Dr. Pangia, por cuanto además de la atipicidad
del tipo objetivo de la calumnia, la injuria imputada no se acredita en su objetividad y subjetividad típica
dolosa por el sólo hecho de denuncias de ruidos molestos desestimadas por insuficiencia probatoria, sin
otro ingrediente que permita reconstruir fehacientemente un exceso en el acto de denunciar que evidencia
dirección lesiva al honor de las personas. También, las particularidades del caso autorizan a estimar que
las costas es justo distribuirlas en el orden causado.
VOTO DEL DOCTOR SORRENTINO.Comparto la conclusión de los Colegas preopinantes y, por iguales
fundamentos y a fin de evitar inútiles repeticiones, voto en el mismo sentido.
Por lo expuesto, la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo
Penal, dicta el siguiente
F A L L O: Confirmando la sentencia apelada en lo atinente a las
cuestiones penal y civil.
Costas por su orden en razón de existir razón plausible para litigar
(art. 168 in fine del Cód. Proc. Penal).
Regulando los honorarios de los profesionales intervinientes en el
50% de lo que se disponga oportunamente en primera instancia.
Insértese, sáquese copia, hágase saber y bajen.-
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