A LA ADMINISTRACION le corresponden muchas funciones y potestades, pero al legislador se le ha olvidado completamente regular un régimen de responsabilidad para ésta. familiares o herederos, a costa de un bien jurídico tan importante como es la presunción de inocencia de los demás, incluido naturalmente el personal técnico. A veces, alterando la presunción de inocencia para convertirla en su contrario; en una especie de presunción de responsabilidad, en una alteración de la carga de la prueba, imponiendo al técnico que demuestre que no es responsable. El Código Penal (Cp), naturalmente, contiene una serie de preceptos que tipifican, responsabilidades penales específicas, aparte de los delitos genéricos en que pueden incurrir los infractores. Nos encontramos, por ejemplo, con los llamados delitos de creación de riesgos, ubicados en los arts. 316 a 318 del Cp, con un tipo cualificado en el art. 350 del mismo Código. El art. 316, que es el prototipo de los primeros, responsabiliza a cuántos no faciliten (con infracción de las normas de prevención de riesgos laborales y estando obligados a ello legalmente), los medios necesarios para que los trabajadores desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuadas, de forma que pongan así en peligro, en peligro grave, su vida, salud o integridad física. De esta manera el tipo del delito no consiste en la producción de un daño concreto, sino que se incurre en responsabilidad penal simplemente por crear un riesgo, un riesgo cualificado, que tiene que ser grave para la vida, la salud o la integridad física. Si no fuera grave el riesgo, pero existiera, estaríamos ante una infracción administrativa, y en ese caso ya hemos dicho que el técnico no tiene ninguna responsabilidad. Si se comete este delito por imprudencia grave, será castigado con la pena inferior en grado. Y el art. 318 previene el supuesto de que el imputado sea una persona jurídica, en cuyo caso, naturalmente, la pena se impone a los administradores o encargados del servicio, que ha- yan sido responsables del mismo, pero también a quienes conociéndolo y pudiendo remediarlo no hubieran adoptado medidas para ello. Y, por último, el art. 350 establece un tipo específico para los supuestos de aperturas de pozos, excavaciones en la construcción o demolición de edificios, presas, canalizaciónes u obras análogas o en su conversión, acondicionamiento o mantenimiento. Pues bien , cuando con ocasión de una de esas obras se infrinjan las normas de seguridad establecidas y el resultado de ello sea un riesgo catastrófico, un resultado catastrófico, poniendo en ese caso "en concreto peligro la vida, la integridad física de las personas o el medio ambiente", nos encontraremos con un tipo cualificado y más grave de delito. En definitiva, aquí, a diferencia de lo que sucede con las infracciones administrativas, todos son responsables, nadie se libra, y los sujetos preferidos por ese desplazamiento de la técnica del seguro, terminan siendo el Arquitecto y el Arquitecto técnico. Entre las responsabilidades penales a las que nos estamos refiriendo, y la responsabilidad administrativa de la que hablábamos antes, rige como regla general el principio de que nadie puede ser condenado dos veces por los mismos hechos,. cuando se está tutelando el mismo bien jurídico protegido. Este principio tiene muchísimas matizaciones, tantas que han conducido a una ruptura parcial del mismo, permitiendo, en suma, que en determinados casos sean compatibles las sanciones administrativas con las penales, de modo que, unos mismos hechos, pueden generar una doble responsabilidad. b) Civil derivada de la penal Hasta ahora estamos hablando de supuestos de responsabilidad en los cuáles lo tutelado es un interés público, ahora vamos a los supuestos que llamamos responsabilidades civiles, El art. 316 del Codigo Penal responsabiliza a cuántos, estando obligados a ello, no faciliten los medios necesarios para que los trabajadores desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuadas. De esta manera el tipo del delito no consiste en la producción de un daño concreto, sino que se incurre en responsabilidad penal simplemente por crear un riesgo. en los que se tutelan intereses privados, intereses de las victimas, sus familiares, sus herederos o de terceros. Pues bien, hablo en plural de responsabilidades civiles y no de responsabilidad civil, porque, efectivamente, hay que distinguir en función del origen de esas responsabilidades entre responsabilidad por delitos o faltas, responsabilidad derivada del incumplimiento de los contratos y responsabilidad extracontractual o por negligencias ajenas, en definitiva, al contrato y la responsabilidad penal. Las tres clases de responsabilidad tienen un lugar, sin duda, en nuestro Derecho y concretamente en el esquema de responsabilidad de la edificación al que nos estamos refiriendo. De la primera, la responsabilidad nacida de delito o falta, ya hemos dicho algo antes al referirnos a la responsabilidad penal ; conviene simplemente añadir que, todo responsable de un delito o de una falta, es, al mismo tiempo, responsable civilmente, de modo que viene obligado a la reparación de los daños y perjuicios que haya podido causar con ocasión de este delito o de esa falta (art. 109 del Cp). En el ámbito de la prevención laboral, determinadas conductas y omisiones, ya hemos visto que constituyen delito; pues bien, en todos estos casos (arts. 316 a 318 y 350 del Cp) no solamente se va a determinar la existencia de un delito, sino, normalmente también, la obligación de indemnizar cuando se haya producido un daño, de manera que, no es que en todos los casos surja la responsabilidad civil, pero surgirá siempre con ocasión o por consecuencia de ese acto delictivo o tipificado como tal , porque muchas veces, no es el problema si lo es o no lo es, sino si el Juez así lo considera. Si ha existido, normalmente se opera al revés, pues, el presupuesto lógico debiera ser "existe delito, luego si, además, se comprueba que hay un daño, vamos