Universidad de Magallanes Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud Departamento de Educación y Humanidades EL RETORNO AL AZUL Y EL MAPUCHE URBANO: DOS IDENTIDADES MAPUCHE DESDE LA POESÍA Análisis de las obras “De sueños azules y contrasueños” de Elicura Chihuailaf y “Mapurbe venganza a raíz” de David Añiñir Tesis para optar al grado de Profesor de Castellano y Comunicación Autora: Paula Chiguay Carrillanca Director de Seminario: Óscar Barrientos Bradasic Punta Arenas, Enero de 2012 2 INDICE I. Introducción ……………………………………………..….. 5 II. Marco Teórico …………………..…………………………. 9 1. Primer acercamiento a la literatura y poesía mapuche ……. 9 2. El “Sueño Azul” de Elicura Chihuailaf: los tópicos que dominan su obra ………………………………………….. 14 2.2. El contrasueño: la ciudad …………..……………. 18 2.3. El recuerdo y lo onírico ……………………….…. 19 2.4. La poesía como la voz de un pueblo ………….…. 21 3. El mapuche de hormigón de “Mapurbe venganza a raíz” de David Añiñir ……………………………………….…. 22 3.1. Poesía venganza ....……………………………..... 24 3.2. Dualidad en la identidad ……………………….... 25 3.3. El werken –mensajero- de la urbe ……….………. 26 3.4. Imaginario de la vida en la urbe ………….……… 27 3.5. El lenguaje y su cercanía a la oralidad ………..… 30 3.6. La intertextualidad ………………………….……. 31 4. La poesía mapuche como productora de identidad cultural 32 III. Desarrollo ………………………………………………..... 39 1. Análisis comparativo de la identidad mapuche proyectada 39 1.1. El valor de la tierra y la comunidad …………...… 39 1.2. El modo de ser: la representación de la figura del mapuche ……………………………….…..... 42 1.3. Vinculación con el pasado y la memoria ………... 43 1.4. La importancia del lenguaje como un sello de identidad ……………………………………….. 45 1.5. La función de la poesía y la misión del poeta …... 47 1.6. La poética ……………………………………….. 48 IV. Conclusiones …………………………………………….. 50 Bibliografía …………………………………………………... 53 Bibliografía digital …………………………………………… 54 3 “Las palabras son como el sonido del Kultrun me están diciendo mis Antepasados pues se sujetan en el misterio de la sabiduría” Elicura Chuhuailaf 4 I. Introducción Innegable es la capacidad de las obras literarias de conservar en ellas una parte del mundo al que pertenecen y en el que fueron creadas. De este modo, cada vez que nos adentramos en la lectura de un libro descubrimos lugares, personajes y culturas que más allá de la ficcionalidad que las sustenta, algo tienen de realidad, cualquiera sea su forma, su género y su estilo. La poesía por ejemplo, aun bajo su característico poder de síntesis es capaz de generar visiones de mundo completas y complejas. Justamente de esta posibilidad que existe en la poesía nos queremos servir para acercarnos al movimiento poético mapuche, que se ha ocupado y centrado en la configuración de su mundo, ya sea mostrando su historia, cosmovisión, tradiciones y costumbres, o abordando un conjunto de problemas que dan cuenta de lo que ha debido superar y padecer este pueblo como consecuencia primero de la colonización y segundo de la subordinación de éste a un Estado chileno, entre las que contamos el etnocidio, la aculturación, el arreduccionalismo, el empobrecimiento, la discriminación y la injusticia social Desde este punto de vista, el valor que cobra la línea poética mapuche traspasa los ámbitos estéticos literarios, para convertirse en un discurso de denuncia y reivindicación, con ribetes sociales y políticos –por qué no decirlo-, pero por sobre todo en un discurso que constituye un imaginario mapuche y es capaz de abrirse un espacio en la escena literaria nacional. Abordada en innumerables estudios, mucho se ha dicho de su origen, de su evolución, de su relación con la literatura occidental, de los proyectos poéticos de un gran número de autores de origen mapuche que escriben por estos días y por supuesto de su función discursiva y testimonial, cada una de estas aristas de gran valor. Sin embargo, dentro de esta línea poética han surgido un par de proyectos que a pesar de estar conectados por la idea de arraigarse en una raíz mapuche, se encaminaron por senderos divergentes, dando cuenta de dos identidades mapuches posibles. Para muchos, ambas obras coinciden y de hecho son enmarcadas en un mismo espectro poético, para nosotros es necesario centrar el interés en profundizar dicha divergencia como una forma de ampliar y dar nuevos matices a este movimiento. En el siguiente estudio básicamente analizaremos dos obras. La primera es “De sueños azules y contrasueños” de uno de los poetas más destacados y validados por sus pares: Elicura 5 Chihuailaf. Este poeta nació en la comunidad de Quechurewe, una reducción mapuche a sesenta y cinco kilómetros al sur oriente de Temuco, allá por 1952. Permaneció allí durante su infancia, por tanto es testigo privilegiado de las tradiciones y la cultura mapuche en su estado más puro. Más tarde se trasladó a la ciudad como consecuencia de sus necesidades educacionales. Ya en la ciudad de Temuco, recibió una educación altamente occidentalizada, sin embargo y como menciona el mismo en su obra “Recado confidencial a los chilenos” (1999), nunca se sintió completamente cómodo en la ciudad, sentía en su interior el llamado de la tierra. Chihuailaf es uno de los poetas más antologados de la poesía mapuche y es un referente para muchos de sus pares por la constancia de su trabajo en pro de un discurso reinvidiccatorio de su pueblo. Su obra se caracteriza por llegar a la esencia de la cultura mapuche, además de incorporar de lleno en ella el mapudungun. Otras de sus obras son: “El invierno y su imagen” (1977), “En el país de la memoria” (1988), “El invierno su imagen y otros poemas azules” (1991), “A orillas de un sueño azul” (1991), “Todos los cantos” (antología poética de Pablo Neruda traducida al mapudungun), y “Recado confidencial a los chilenos” (1999). Chihuailaf obtuvo en dos ocasiones el premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura; en 1997 recibe el Premio Municipal de Literatura, de la municipalidad de Santiago y su obra se ha traducido a diversas lenguas en Europa. La segunda obra analizada será “Mapurbe venganza a raíz” de David Añiñir. Este poeta nació en Santiago en la comuna de Cerro Navia en 1971. Desde pequeño presenció la situación del mapuche mestizo desamparado y desprotegido, viviendo en la pobreza y en la vulnerabilidad. Es más bien hijo de la sociedad neoliberal tan marcada en la capital de nuestro país. Su primera obra “Mapurbe venganza a raíz” circuló por años como una serie de poemas sueltos hasta que en 2003 los recopiló y editó su libro. Aparte de éste, ha publicado sólo un libro más: “Haykuche”, en 2008. A pesar del escaso volumen de ediciones, Añiñir ocupa un importante lugar dentro de la literatura mapuche porque su obra representa el anticanon dentro del movimiento poético mapuche al que se inscribe. El estudio que realizaremos es de carácter comparativo, y a través de él pretendemos profundizar en las obras con el fin de demostrar como ambas producen una identidad cultural mapuche que a pesar de tener la misma raíz, se vuelven divergentes por factores históricos y 6 sociales que influyen en el contexto de producción y por tanto en el imaginario mapuche que sostienen. Identidad que podríamos sintetizar como el retorno al sueño azul –a la comunidad rural y la pureza cultural- en el caso de Chihuailaf y el mapuche – urbano en el caso de Añiñir. Con respecto a la correspondencia de la poesía mapuche con la identidad y sus aspectos expuestos, es decir, en qué modo la poesía puede llegar a configurar una identidad, debemos mencionar en primer lugar que todo texto tiene una suerte de carácter pragmático, es un acto comunicativo que se articula para que otros se apropien de él. Podríamos decir entonces que la poesía mapuche espera que haya un lector que por medio de su discurso se reconozca e identifique, como se explica a continuación: “La palabra tiene, en los textos mapuches una función comunicadora que privilegia la memoria como resguardo de la identidad y recupera, además, otras funciones ya que hay en ellos una función teleológica (se narra para unir y fortalecer a un pueblo); una función referencial (existe un mundo que se necesita re-memorar); y hay, también, una función poética ya que se elige un lenguaje metafórico en el que predominan las imágenes.” (Casini, 2000) De esta manera podemos aventurarnos a adelantar que si bien en ambas obras se aprecia claramente la necesidad de resguardar una identidad cultural, esta identidad está sujeta a variantes ligadas a la aceptación o no de una nueva cultura –occidental- con la que deben coexistir. Por parte de Elicura Chihuailaf y su obra “De sueños azules y contrasueños”, esta identidad está dada por la relación mapuche – comunidad, es decir, plantea que el ser mapuche sólo se completa con el regreso del hombre a su raíz y a sus tradiciones. Por el contrario, David Añiñir en “Mapurbe venganza a raíz” deja de manifiesto que el mapuche puede habitar en la urbe, en donde ambas culturas integradas se hacen parte del poeta y de una generación que producto de la emigración del campo a la ciudad, habita en condiciones poco favorables pero que al fin y al cabo aceptan como su realidad, en donde las costumbres y tradiciones mezcladas con las occidentales propician el nacimiento de una nueva identidad, no sin la necesidad de reivindicar la memoria de su pueblo. 7 Iniciaremos nuestro trabajo analizando ambas obras por separado para entender las características principales de cada poemario. El asunto de la poesía como productora de identidad estará anclado a un estudio del escritor y académico de la Universidad de Los Lagos, Sergio Mansilla Torres, para realizar en análisis comparativo fijándonos en cada uno de los tópicos dentro de las obras que están vinculados en la producción de identidad. Esperamos con este trabajo hacer eco del valor que puede alcanzar la poesía cuando tras ella existen intenciones tan importantes como velar por la identidad y destino de un pueblo. 8 II. Marco Teórico 1. Primer acercamiento a la literatura y poesía mapuche El movimiento de literatura mapuche, especialmente la poesía mapuche, se inicia para muchos con la obra del poeta Sebastián Queupul: “Poemas mapuches en castellano” allá por 1966. Pero no es hasta finales de la década de los ochenta y principio de los noventa cuando ésta asume con más fuerza un rol dentro de la literatura nacional, alentada por un fenómeno social ligado a la reivindicación cultural y social del pueblo Mapuche con respecto a la situación que les aqueja. Dicha situación está definida por factores históricos y políticos: conquista y dominación española y su consecuente mestizaje y emigración de las comunidades, abandono y perjuicio por parte de las políticas públicas del gobierno chileno hacia el pueblo mapuche y situación de segregación y discriminación del mapuche en una sociedad mestiza y altamente occidentalizada. Sin embargo, este fenómeno de la poesía mapuche tal como lo conocemos nos es una creación propia de los poetas mapuches, sino que está mediatizada por una cultura colonizadora. Recordemos que inicialmente y hasta antes de la llegada de los españoles, el pueblo mapuche tenía ya un sistema literario basado en la oralidad y en la intraculturalidad –desde y para el pueblo-. Sin embargo, con la invasión española y el sometimiento del pueblo mapuche, el mestizaje cultural influyó en sus concepciones literarias, y el canon europeo penetró generando una suerte de evolución literaria que puede resumirse básicamente en el paso de una literatura oral a una escrita. Iván Carrasco, académico de la Universidad de la Frontera, esboza en su trabajo “Etnoliteratura mapuche y literatura chilena: relaciones” de 1990, el proceso que ha afectado a la literatura puramente mapuche –oral- hasta la constitución de un movimiento escrito y occidentalizado: “La etnoliteratura de los mapuche se ha conservado hasta el día de hoy con distintos grados de videncia y transformación, según la mayor o menor cercanía a la escritura y a la cultura occidentales y a la mantención de la lengua y la tradición de las comunidades indígenas, presentando algunas categorías mixtas o híbridas que remiten simultáneamente a las dos culturas en contacto o a zonas 9 sincréticas, limítrofes o de hibridismo, intercaladas en la base mapuche permanente y dominante.” (Carrasco I. 2000) Este proceso es recogido más tarde por Hugo Carrasco en su trabajo “Rasgos identitarios de la poesía mapuche actual” (2002), trabajo en el que define claramente tres etapas: 1. Oralidad absoluta: esta etapa se extiende a toda la época prehispánica, y está determinada por el carácter ágrafo de su lengua Mapudungun. El mismo Iván Carrasco acuña el concepto de “intracultural” para referirse al discurso literario mapuche de entonces, debido a que éste se centra en actividades y códigos propios de la cultura mapuche y muchas veces están cargados de un carácter pragmático que les permite transmitir conocimiento y tradiciones ancestrales. Como una especie de género se pueden mencionar los cantos “ül” y las narraciones “epeu” y “nütram”. 2. Oralidad inscrita: en esta etapa se evidencia el contacto entre la cultura mapuche y española, lo que se evidencia cuando algunos textos mapuches comienzan a ser transcritos al mapudungun y posteriormente traducidos al castellano. De acuerdo al propio Hugo Carrasco: “(…)el cambio fundamental producido es en la recepción, ya que la transcodificación de los textos los hace accesibles a un público mixto más amplio que la comunidad mapuche, de manera que la etnoliteratura mapuche sobrepasa sus límites culturales y prepara su incorporación al contexto de la literatura chilena y universal, aunque su contenido sigue siendo intracultural(…)” Se reconoce además en esta época el nacimiento del interés por el tema indígena en la literatura en lengua castellana. 3. Escritura propia: esta etapa corresponde a la escritura literaria por partes de escritores mapuches. Aquí la codificación del texto se genera de manera independiente del canto o la narración oral. Agrega Carrasco que para entonces el autor es “(…) un creador consciente de su arte y que, independiente de un público en el momento de la producción textual, escribe de acuerdo con su particular concepto de literatura (…)”. Importante es mencionar que en esta etapa la literatura mapuche se abre a una serie de géneros antes no abordados como el ensayo y el poema. 10 Quizás uno de los aspectos más relevantes de esta etapa es que como consecuencia del contacto entre la cultura mapuche y española, propiciado además por el intercambio comunicacional que significó el uso de ambas lenguas, la poesía termina por focalizarse en la problemática de la “interculturalidad”, entendida como la relación entre ambos mundos. Entonces para Iván Carrasco, es en esta etapa en la que “la literatura mapuche moderna ha dejado de ser intracultural, para ser intercultural” De esto mismo deviene lo que podría terminar siendo una cuarta etapa denominada Poesía Etnocultural. 4. Poesía etnocultural: denomina así a una poesía centrada en el tratamiento de la interacción de dos grupos étnicos y culturales distintos: “La poesía etnocultural ha explicitado la problemática del contacto interétnico e intercultural, mediante el tratamiento de los temas de la discriminación, el etnocidio, la aculturación forzada y unilateral, la injusticia social, educacional y religiosa, la desigualdad socioétnica, entre otros, poniendo en crisis las perspectivas etnocentristas predominantes(…)” (Carrasco, I. 2000) En la actualidad la poesía mapuche no ha superado completamente está característica del mestizaje cultural, sin embargo ha ido innovando en su producción y es reconocida como una categoría válida, como una especie de microsistema dentro de un macrosistema que es la poesía chilena. Esta relación mapuche-chilena conlleva una serie de situaciones que se producen dentro del universo que constituye la poesía mapuche. La primera de ella es que muchos de los escritores son bilingües y utilizan la estrategia de la codificación dual –mapudungun y castellanoy de alguna forma reconocen que su obra funciona en el marco de un macrosistema. Ellos hablan desde dentro de las comunidades pero no quieren limitar la capacidad de llegada de su obra, pues muchos de sus lectores no tienen por lengua madre el mapudungun. Finalmente nos encontramos con que algunos autores son mestizos y ya ni siquiera hablan la lengua de la tierra, hablan desde fuera de las comunidades, pero identificándose con ellas. Mucho se ha cuestionado la importancia que tiene para la poesía mapuche el tratamiento de su contenido en dos lenguas –mapudungun, español- , considerando aun que algunas obras de poetas mapuches han sido editadas con cuatro versiones idiomáticas a la vez, como lo es la versión de “Sueño Azul” de Elicura Chihuailaf. Sin embargo no podemos dejar pasar el gesto que 11 aquí subyace, y es que las traducciones simultáneas en distintos idiomas significan simplemente ampliar el escenario de recepción de una obra. Pero en el caso de la codificación dual se esconde un gesto político y social: la apertura de una cultura que inevitablemente tuvo que ceder, pero que también tiene la necesidad de generar un espacio para mostrarse, pero sobre todo, generar un espacio en donde puedan erigir un discurso de reivindicación. De acuerdo con lo anterior y situándonos ya en el escenario actual de la poesía mapuche y volviendo la mirada sobre aquellos conflictos interculturales que se hacen parte, es que se nos hace necesario explicitar aquellos núcleos temáticos que confluyen en su discurso: De acuerdo con esto partiremos por indicar dos orientaciones básicas que asume la lírica mapuche según la académica Verónica Contreras: 1.” Un discurso que tiende a un efectivo mantenimiento y resguardo de una Tradición” y 2 ”un discurso interpelativo –de impacto- de claro reclamo, que tiende a una edificación social y cultural, de corte más deliberativo, donde se pide el reconocimiento de su historia, de la validez de los valores y saberes tradicionales y, en general, desde la consciencia de un espacio de doble pertenecía, reclamar el auténtico arraigo, la superación de la marginalidad y así superar un presente fragmentado.” (Contreras, 1996) Por lo demás, la integración del pueblo mapuche a la sociedad chilena –constituida sobre cimientos europeos- sigue siendo conflictiva, es por eso que aún en la actualidad la poesía mapuche se ha ocupado de explicitar este conflicto, abordando en su temática la discriminación, el etnocidio, la aculturación, la injusticia social entre otros. En síntesis, y aunque esta poesía hable siempre desde el referente mapuche –sus puntos de vista, sus experiencias, sus apreciaciones- se ha convertido en una especie de dialogo de culturas, en que podemos apreciar dos claras líneas: la segregación o la integración de ambas culturas. Entre las voces más reconocidas de la poesía mapuche podemos mencionar a: Lorenzo Aillapán, César Cabello, Bernardo Colipán, Jaime Huenún, Graciela Huinao, Paulo Huirimilla, María Isabel Lara Maripillán, Leonel Lienlaf, Ricardo Loncón, Roxana Miranda Rupailaf, 12 Maribel Mora Curriao, María Teresa Panchillo, y por supuesto David Añiñir y Elicura Chihuilaf, éste último quizás es la voz más reconocida nacional e internacionalmente. En términos más bien generales, el conflicto que aquí planteamos encuentra su origen primero en la invasión y conquista española, en donde los conquistadores intentaron someter a los pueblos indígenas de Chile tal como lo hicieran en el resto de Latinoamerica. Sin embargo no contaban con la fuerza guerrera del pueblo Araucano que les impidió la dominación absoluta, pero que no pudo evitar la mestización de la población. Más tarde, estando ya establecido el Reino español en el territorio, comienza una carrera por apropiarse de muchas de las tierras habitadas por el pueblo mapuche. Suceso que se repite más tarde cuando ya existía un Gobierno propiamente chileno con la denominada Pacificación de la Araucanía, en donde terratenientes obtuvieron grandes porciones de tierras provocando que las comunidades pasaran a ser reducciones en donde se concentraban gran número de mapuche, lo que terminó por empobrecerlos y desatar la migración de estos a los centros urbanos, en donde definitivamente el mestizaje alcanzó su grado máximo. La vida en la ciudad no fue más fácil, en clara desventaja educacional y laboral, la pobreza los concentró en sectores marginales y la discriminación e injusticia eran pan de cada día. En la actualidad, la situación del mapuche en la ciudad no ha variado positivamente y su presencia por razones obvias de ha masificado. Es por ello que por estos días su lucha social y política tiene más fuerza que nunca, lo que se refleja en todas las ramas de la cultura, y la poesía no es la excepción. Configurado este escenario en que concebimos a la poesía mapuche como un sistema en el que habitan dos mundos –occidental y mapuche-, y considerando la primera línea, en que estos dos mundos se presentan dominados por el conflicto que significa su encuentro, es que pretendemos centrarnos en una de las temáticas que surge desde del mismo: la configuración de la identidad mapuche en obras que oscilan entre ambos mundos. 13 2. El “Sueño Azul” de Elicura Chihuailaf: los tópicos que dominan su obra “De sueños azules y contrasueños” fue publicado en diciembre de 1995 y reúne 30 poemas. Algunos salen por primera vez a la luz y algunos son poemas de libros anteriores en versiones levemente modificadas. La obra de Chihuailaf está fuertemente arraigada en la necesidad de regresar a las raíces, esto por medio del reposicionamiento de la cultura y cosmovisión de su pueblo. En términos generales podríamos decir que esta obra describe una suerte de viaje de retorno del hablante lírico, ejecutado desde la memoria. La posición que se vislumbra en “De sueños azules y contrasueños” y que plantea Elicura, es que el mapuche completa su identidad sólo dentro de la comunidad, siendo participe de una cultura y tradición viva que él repasa en una especie de re-memorización onírica. Su discurso tiene por finalidad mostrar esa comunidad porque su sentido de pertenecía lo conduce a ser portavoz de este mundo. Una de las características principales de este libro es que no podemos disociar al poeta del hablante lírico: el hablante se reconoce en la figura de Chihuailaf y a partir de su figura construye todo el poemario, por tanto los rasgos autobiográficos son explícitos y abundan. En la primera parte, el hablante recuerda su infancia en la comunidad de su pueblo, allí la vida transcurre entre las costumbres y tradiciones propias de la cultura mapuche. Más tarde el hablante sale de la comunidad para adentrarse en la cuidad y el mundo, lo que él denomina “contrasueño”, esto por ser precisamente la antítesis a su lugar natal. El hablante sale a encontrarse con una cultura occidental con la que convive pero en la que además debe cumplir una función, la de llevar la palabra de su pueblo. Finalmente se plantea el retorno al Azul (su lugar) en donde saciará sus inquietudes y completará su ciclo: “Ebrio de azul voy/ entre el follaje/de la taberna sagrada.” En suma, Chihuailaf intenta trazar una línea entre su Sueño Azul –la comunidad- y el contrasueño –la cuidad- donde por medio de la exaltación de la primera en comparación con la segunda, busca reedificar su identidad. 14 En la obra además existen algunos tópicos impuestos por el poeta de manera estratégica para construir ese imaginario mapuche que desea traspasar al lector. A continuación analizaremos cada uno de ellos: 2.1. Idealización de la comunidad: “Sueño Azul” El lugar en el que el hablante pasó su infancia es el punto central de la obra. No sólo por lo que para él significa, sino que representa la historia y origen de su pueblo. La comunidad es símbolo de pertenecía y allí radica su identidad. Es quizá por lo mismo que la mirada del poeta sobre la comunidad mapuche está cargada de nostalgia y sobre todo idealizada. Evidentemente el lugar descrito por Chihuailaf se sitúa en un espacio rural campesino, en donde predomina una vida natural y la conexión entre sus habitantes y la naturaleza es el punto axial de su cosmovisión. El estilo de vida es precisamente lo que añora Chihuailaf, lo que lo obliga a regresar. Este lugar es descrito largamente en el poema “Sueño Azul”. En que la memoria conduce al hablante en el tiempo y espacio hasta su infancia. En “Sueño Azul” se sintetizan una serie de elementos que conducen al lector a recrear no sólo el lugar de la infancia del poeta, sino también su cultura, tradiciones y ritos, e incluso es capaz de formarse una idea con respecto a cómo se siente este hablante frente a dicho escenario. A continuación intentaremos desglosar estos elementos: a. La conexión entre la comunidad, sus habitantes y la naturaleza es esencial para entender que es lo que hace a este sitio tan especial, más allá de saber que el hablante allí se encontrará con sus consanguíneos y hermanos. Ésta es además la marca diferenciadora entre el sueño que representa la comunidad y el contrasueño que es la ciudad, lugar donde evidentemente se ausenta dicha conexión. El poema refuerza la idea de que toda actividad mapuche gira en torno esta conexión: “La casa Azul en que nací está/ situada en una colina/ rodeada de hualles, un sauce/ nogales, castaños/ un aromo primaveral en invierno/-un sol con dulzor a miel de ulmos chilcos/ rodeados a su vez de picaflores/ que no sabíamos si eran realidad/ o visión: ¡tan efímeros!”/ En invierno sentimos caer los robles/ partidos por los rayos/ En los atardeceres salimos, bajo la lluvia/ o los arreboles/ a buscar 15 las ovejas/ -a veces tuvimos que llorar/ la muerte de algunas de ellas” (Sueño Azul) El azul representa justamente la figura de la comunidad, haciendo alusión además al lugar sagrado en el que habitan los espíritus ancestrales. Por ello es que el valor simbólico del color azul cobra relevancia justamente en contraste con la ciudad. Así lo explica también Hugo Carrasco (2002): “(…) en esta obra se muestra el paso de la sombra al azul, mediante un trayecto a través de la memoria cultural, por medio del peuma, el kuifike dungu y otros discursos de la tradición cultural mapuche. Es la escritura de un sueño, de un kalfü peuma, de una realidad que sólo existe plenamente en la interioridad/exterioridad de la conciencia mítico-histórica mapuche, que sólo la memoria puede retrotraer al presente (…) el azul se construye en oposición a un símbolo distinto, en este caso, al negro, a la oscuridad, a la sombra. Esta primera oposición se extiende hacia otra: ciudad/mundo natural.” b. La oralidad igualmente surge como símbolo importante en el poema puesto que lo es también para la cultura y tradición mapuche. Ya anteriormente comentamos como esta cultura había fundado un sistema literario en la oralidad y ésta se convertía en la gran herramienta para resguardar todo el conocimiento ancestral, transmitido de generación en generación en el relato de los mayores de la comunidad y la familia. Es por ello que intencionadamente Chihuailaf destaca su presencia, pues no omitirá ningún elemento que represente un pilar para el resguardo de su cultura: “(…)Sentado en las rodillas de mi/ abuela oí las primeras/ historias de árboles/ y piedras que dialogan entre sí/ con los animales y con la gente/ nada más, me decía, hay que aprender a interpretar/ sus signos/ y a percibir sus sonidos/ que suelen esconderse en el viento(…)” (Sueño Azul) “(…)También con mi abuelo/ compartimos muchas noches/ a la intemperie/ Largos silencios, largos relatos/ que nos hablaban del origen/ de la gente nuestra/ del Primer Espíritu/ mapuche/ arrojado desde el Azul/ De las almas que colgaban/ en el infinito/ como estrellas/ Nos enseñaba los caminos del/ cielo, sus ríos, sus señales (…)”(Sueño Azul) 16 c. Parte de la cosmovisión del pueblo también se deja entrever en este poema, entendiéndola como: la forma en que el pueblo por transmisión cultural e histórica comprende, aprehende y organiza el mundo. Esta cosmovisión se sustenta precisamente con aquella conexión entre el hombre y la naturaleza que ya mencionamos: “(…)Vagando entre riachuelos/ bosques y nubes, veo pasar/ las estaciones:/ Brotes de Luna fría (invierno)/ Lunadel verdor (primavera)/ Luna de los primeros frutos/ (fin de la primavera/ y comienzo del verano)/ Luna de los frutos abundantes/ (verano)/ y Luna de los brotes cenicientos/ (otoño)(…)” (Sueño Azul) “(…)Aprendo entonces los nombres de/ las flores y de las plantas/ Los insectos cumplen su función/ Nada está de más en este mundo/ El universo es una dualidad/ lo bueno no existe sin lo malo/ La Tierra no pertenece a la gente/ Mapuche significa Gente de la/ Tierra -me iban diciendo (…)”(Sueño Azul) “(…)A veces los guairaos pasaban/ anunciándonos la enfermedad/ o la muerte/ Sufría yo pensando que alguno/ de los Mayores que amaba/tendría que encaminarse hacia las/ orillas del Río de las Lágrimas/ a llamar al balsero de la muerte/ para ir a encontrarse con los/ Antepasados/ y alegrarse en el País Azul (…)”(Sueño Azul) d. Finalmente el hablante se sitúa fuera de la comunidad, y estando lejos de ella realiza este viaje al Sueño Azul como un contraste que reafirma la idealización del la misma. Aún en esos lugares que el anticipa “desconocidos” a los que se aventura -con el fin de perseguir sus sueños-, manifiesta la necesidad de reconocer y dar a conocer sus raíces, misión que igualmente revisaremos más adelante. “(…)Y a Gonza, Gabi, Caui, Malen/ y Beti, les voy diciendo:/ Ahora estoy en el Valle de la Luna, en Italia/ junto al poeta Gabriele Milli/ Ahora estoy en Francia/ junto a mi hermano Arauco […] Llueve, llovizna, amarillea/ el viento en Amsterdam/ Brillan los canales/ en las antiguas lámparas/ de hierro/ y en los puentes levadizos/ Creo ver un tulipán azul/ un molino cuyas aspas giran/ y despegan/ Tenemos deseos de volar:/ ¡Vamos!, que nada turbe/ mis sueños -me digo/ Y me dejo llevar por las nubes/ hacia lugares desconocidos/ por mi corazón.” (Sueño Azul) 17 2.2. El contrasueño: la ciudad Ya esbozamos algunas características especiales de la comunidad -Sueño Azul- que son precisamente las que hacen aparecer al escenario de la ciudad como el contrasueño, la antítesis y el parámetro a utilizar para medir las bondades de la primera. Uno de los conflictos que se evidencian en este estar en el contrasueño es la constante del retorno a la comunidad. El hablante manifiesta tener conciencia del por qué está fuera de su lugar pero a la vez se siente llamado a regresar, tensionando su posición, lo que evidencia de la siguiente manera: “En el humo veo irse los susurros /de las calles lejanas/ confundidas en el misterio/ de la neblina/ Me parece un contrasueño/ la ciudad/ mas, nada hay esta mañana/ que pueda hacerme olvidar/ tus palabras/ pues mi memoria, al recordarte/ es el mal augurio del pájaro/ chukao/ que me ha pedido regresar/ ¿Qué hacer?, me digo/ ¿eras nada más la sombra/ el vuelo perceptible de/ la muerte?/ Las flores ficticias de tu amor/ me hicieron pensar en el tiempo/ de la quietud/ Ayvn, ayvn, voy gritando/ amor, Amor ¿alguien conoce/ tu vertiente?/ Nadie, nada hay en esta Tierra/ que pueda darme una respuesta/ La serpiente Kaykay me acerca/ al sol/ ¿Es tan breve la vida?, le digo/ Entrando va mi espíritu/ en la blancura del volcán/ pero, ay Genechen/ en este Sueño amargo/ mi corazón elige perderse/ entre las nubes.” (Parece un contrasueño la ciudad) A su vez, es tal la conexión que el poeta siente con su tierra, que su alejamiento provoca en él una suerte de culpabilidad, pues su salida constituye una suerte de abandono hacia su pueblo. Probablemente por la situación política-social a la que quedó expuesto su pueblo es que además el hablante reconoce la inoportunidad de su alejamiento: “Podría ser inmensamente feliz/ me digo/ Pero cómo, si tú -lejana- estás/ llorando” (Podría ser inmensamente feliz) “Para sanarte vine, me habló/ el Árbol sagrado/ Vé y recoge mis hojas, mis/ semillas, me está diciendo/ De todas partes vinieron/ tus buenas Machi/ mis buenos Machi/ desde las cuatro Tierras,/ desde las cuatro aguas/ mediaremos, me están diciendo/ sus poderes/ en tus nervios, en tus huesos/ en tus venas/ ¿O deseas acaso abandonar/ a nuestra gente?”(Para sanarte vine, me dijo el Canelo) 18 En definitiva, lo que hace Elicura en este libro es proyectarse por medio de la memoria al mundo ancestral, y esta proyección en la que escapa de lo urbano y regresa a la comunidad determina la identidad mapuche, tanto para él como para su obra en general. El expone en su discurso la idea de que fuera de la comunidad no está en armonía con su identidad, como lo expresa en “Gran tigre Nahuelbuta”: “Me encuentro lejos de mis/ padres y de mis hijas/ y no sé aún cuando volveré/ por eso mis pensamientos/ hacia ellos van/ tristes, pero claros como/ rayos de Luna nueva/ De mis ojos ya brotaron/ lágrimas abundantes/ y cordilleras y cantos vienen/ al horizonte de mi memoria/ Por nuestra gente estás ahí/ hablando en esa tierra lejana/ En el lago del Sueño, me/ está diciendo /el resollar del Tigre Azul.” 2.3. El recuerdo y lo onírico Chihuailaf establece dos formas claras para acceder a ese lugar: el recuerdo y el sueño. Ambas fórmulas no son meras elecciones del autor, sino que reafirman tradiciones de su misma cultura. La evocación de recuerdos es una especie de técnica que el pueblo mapuche utilizaba de manera consciente, lo que claramente unido a una fuerte tradición de transmisión oral es lo que les ha permitido conservar su historia y cultura. La memoria se convierte en el canal para llegar hasta la comunidad, allí descubre y se reencuentra con elementos culturales e históricos que configuran su identidad latente. El mismo hablante reconoce la importancia de la memoria para su pueblo y por tanto para su poesía: es la fórmula para mantener viva su sangre. “En la energía de la memoria/ la tierra vive/ y en ella la sangre de los/ Antepasados” (Aún deseo soñar en este valle) El mismo poema “Sueño Azul” cumple muy bien la función que Chihuailaf descansa sobre el recuerdo, y así como los ancianos mapuches relatan desde sus recuerdos la historia y tradición de su pueblo a las nuevas generaciones, así mismo Chihuailaf sintetiza y relata desde su memoria lo esencial de su cultura para llevarlo hasta el lector. 19 Por otra parte, la importancia del sueño es la misma que la del recuerdo, puesto que constituye un signo más de la tradición de su pueblo, para quienes es abiertamente un canal de revelaciones de futuro individual y colectivo. Por tanto, cuando Chihuailaf utiliza lo onírico, le está otorgando cierta ritualidad a su palabra, ritualidad propia de su identidad. Esto está claramente representado en su poema “Iniciación”: “Mi Sueño se ha convertido/ en la energía que vive y abre/ las puertas de mi alma/ Su aire estas palabras/ el Azul que su canto sostiene.” Los sueños son especialmente reveladores para el poeta, por medio de ellos le son revelados significados que lo ayudan a construir su propia identidad, entre ellos el ser poeta: “(…)Llueve, afuera seguramente llueve/ pero es otro el invierno que/ en mis ojos llora/ Hacia los días venideros vuelvo/ entonces la mirada/ Veo a mis hijas, a mis hijos/ que abrazarme vienen/ Y es el otoño o el primer día/ de octubre/ mi madre que me dice: Despierta/ hijo, despierta/ eres el viejo el niño que escribe/ su primer poema/ bajo el primer ciruelo plantado/ por tu padre(…)”(Es otro el invierno que en mis ojos llora) Este fenómeno es advertido además por Verónica Contreras (1996) como una constante en toda la obra del poeta: “(…)este conjunto textual poético, en el cual se advierte el hablante lírico inmerso en un proceso de semiosis al proyectarse en un continuo y dinámico desplazamiento mental hacia el mundo ancestral, constituyendo –su desplazamiento- en un verdadero viaje a la memoria que marcará toda su producción poética(…)” En este caso, ambos elementos tienen una especie de doble significación dentro del libro de Chihuailaf: son primero, acontecimientos explícitos dentro de la poética que el autor utiliza para trasladar al lector justo al lugar o al momento que él desea recrear y así mostrarlos desde el imaginario de la tradición mapuche, y son el segundo lugar tradición en sí mismos, constituyéndose finalmente en una especie de metapoemas. 20 2.4. La poesía como la voz de un pueblo Recientemente mencionamos como por medio de los sueños le es revelado a Chihuailaf su condición de poeta. Cuestión que por lo demás es común dentro de su cultura, el que por medio de los sueños les sea reveladas verdades con respecto de la identidad de los sujetos. En el caso de Chihuilaf, esta revelación va más allá, y el mismo asume en sus poemas superando las limitaciones propias entre el poeta y el hablante lírico- como ha sido elegido por sus antepasados para ser portavoz de su pueblo, y como ellos mismos le han otorgado este don de la palabra: “(…)Oo! Genechen, envíame tu aliento/ tu resollar de aire poderoso/ Éste va a ser cantor, dijiste/ entregándome el caballo Azul/ de la palabra/ Hasta la Tierra de Arriba llegará/ en sus Sueños/ confundiendo al mensajero de/ sus enemigos/ Me oirá cuando hable desde/ la savia de las plantas/ y de las flores. Así dijiste(…)” (Para sanarte vine, me habló el Canelo) Desde este rol de mensajero que asume el escritor, con conciencia plena de su calidad de poeta, intenta además no sólo llevar la voz de su pueblo hacia una cultura dominante, sino que interceder ante ellos generando el dialogo cultural. “Las palabras son como el sonido/ del Kultrun/ me están diciendo mis Antepasados/ pues se sujetan en el misterio/ de la sabiduría/ Por eso con tu lenguaje florido/ conversarás con los amigos/ e irás a parlamentar con los winka/ Montado sobre un arcoiris viajo/ por el mundo/ los cuatro dueños del viento/ me acompañan/ Tal vez en las nubes deba combatir/ contra nuestros enemigos/ -voy pensando/ tal vez un día con sangre pintaré/ los caminos de mi Pueblo.” (Así transcurren mis sueños, mis visiones) Esto le otorga un nuevo valor a su poesía –lenguaje florido- pues este diálogo no es un hecho de facto, sino que se da por medio de su obra –emisor- y el lector – receptor- quien retribuye a la vez dejando entrar en la conciencia del pueblo huinca las proclamas del pueblo mapuche en la voz de Chihuailaf. En este diálogo además se halla la esperanza de devolver a su pueblo la dignidad arrebatada. 21 3. El mapuche de hormigón de “Mapurbe venganza a raíz” de David Añiñir “Mapurbe venganza a raíz” sale a la luz por primera vez el 2005 en los talleres de Odiokracia Autoediciones, en una edición más breve y “repartida a mano”, así lo indica su primera edición oficial de octubre de 2009 por Puehén Editores, publicación que responde a “la consolidación producida por la actitud de mi poétika en los espacios literarios y el movimiento mapuche” como el mismo Añiñir lo indica en la autobiografía que acompaña esta edición. “Mapurbe” es un libro de 29 poemas y un glosario muy particular de términos en mapudungun y “flaitedungun” –término acuñado por el mismo autor- que intentan traducir y ampliar el significado de sus poemas. El proyecto de Añiñir básicamente propone la configuración de un mapuche urbano, es decir, un mapuche –descendiente, mestizo y no por ello menos mapuche- que habita en las ciudades y que a pesar de estar lejos de las comunidades mapuches no pierde su identidad, sólo que su conformación es más bien heterogénea. La particularidad de este mapuche urbano es que da cuenta de una situación a la que es sometido por el simple hecho de pertenecer a la etnia mapuche. Una situación definida por las condiciones políticas, sociales y económicas que vienen a ser una suerte de destino que arrastra al mapuche que ha emigrado de su comunidad y que hereda a sus hijos de manera ineludible. Podríamos decir entonces que esta condición constituye el motor que mueve la poética de Añiñir: denunciar el estado del mapuche que vive en la urbe, bajo un sistema neoliberal en el que difícilmente se abre un espacio digno para su pueblo, lo que dejará en evidencia a lo largo de su obra. Además se puede notar en sus versos una fuerte carga anarquista que igualmente marca y determina el ánimo del hablante y de los poemas. Esta situación de denuncia e inconformidad con el sistema en el que se desenvuelven encuentra explicación en la marginalidad y ajenidad cultural a la que se someten: “La situación del mapuche migrante a Santiago, su experiencia urbana y la localización espacial se su “transito” por el mundo de los huincas (chilenos) es 22 una realidad apenas percibida y la doble discriminación que sufren, por ser indígenas y pobres, los sitúa en una precariedad laboral y social.” (Montecino, 1990) Una de las características más relevantes de la obra de Añiñir y que ha propiciado su aparición en gran parte de las antologías de poesía indígena latinoamericana, es que su poética marca una nueva tendencia y abre un espacio en la literatura centrada en el mundo mapuche, tanto a nivel temático como estilístico, lo que lo distancia del canon tradicional instalado por Elicura Chihuilaf, Leonel Lienlaf, entre otros, quienes levantaron a través de su poesía el imaginario del mapuche en su escenario natural, imaginario que se ha convertido casi en un estereotipo. Añiñir instala a sus personajes –mapuches- en Santiago de Chile, bajo las condiciones y actividades propias de la urbe como andar en micro o navegar en internet. El poema que define a toda la obra es “Mapurbe”, nombre que además fue acuñado para denominar a todo un movimiento de mapuches citadinos tanto en Chile como en Argentina. “Somos mapuche de hormigón/ debajo del asfalto duerme nuestra madre/ explotada por un cabrón./ Nacimos en la mierdopolis por culpa del buitre cantor /nacimos en panaderías para que nos coma la maldición/ Somos hijos de lavanderas, panaderos, feriantes y ambulantes/ somos de los que quedamos en pocas partes./ El mercado de la mano de obra/ obra nuestras vidas/ y nos cobra/ Madre, vieja mapuche, exiliada de la historia/ hija de mi pueblo amable/ desde el sur llegaste a parirnos/ un circuito eléctrico rajó tu vientre/ y así nacimos gritándoles a los miserables/ marri chi weu !!!!/ en lenguaje lactante./ Padre, escondiendo tu pena de tierra tras el licor/ caminaste las mañanas heladas enfriándote el sudor/ Somos hijos de los hijos de los hijos/ Somos los nietos de Lautaro tomando la micro/ para servirle a los ricos/ somos parientes del sol y del trueno/ lloviendo sobre la tierra apuñalada/ La lágrima negra del Mapocho/ nos acompañó por siempre/ en este santiagoniko wekufe maloliente.” En este poema se conjugan todos los elementos de su poética: su condición de mapuche nacido en la ciudad (hormigón), de explotado, de hijos del proletariado, de obreros, de emigrantes de sur y descendientes del mítico pueblo mapuche prehispánico. Mapuches que además viven bajo un sistema neoliberal y competitivo con claras desventajas por una marginalidad social y económica cíclica, que es causa y consecuencia a la vez. 23 A continuación revisaremos y ampliaremos los tópicos desarrollados en “Mapurbe”: 3.1. Poesía venganza Uno de los pilares que sustenta la obra de Añiñir es justamente un discurso claro, directo y apasionado en pro de la reivindicación del pueblo mapuche en manos de las generaciones que nacieron en la urbe y que viven bajo la predominante dominación de la cultura occidental. La publicación “El pan mapuche. Un acercamiento a la migración mapuche en la ciudad de Santiago” de la Revista Austral de Ciencias Sociales (2008) explica este fenómeno de la situación de los mapuches en la cuidad: “(… proceso que adquiere una dimensión masiva en la segunda mitad del Siglo pasado y que ha sido decisiva en la transformación de la fisonomía de la sociedad mapuche contemporánea. Los actuales -cerca de ciento ochenta mil mapuche- que habitan en Santiago han sido en su mayoría parte de los migrantes que arribaron en los últimos cincuenta años a la ciudad. Si bien un segmento de la población desarrolló oficios calificados que le permitieron acceder a mejores condiciones de integración a la ciudad, la mayoría de los migrantes ocuparon trabajos mal remunerados, de alta explotación y bajo prestigio social. Expulsados por el empobrecimiento de la vida en la comunidad se integraron a la población pobre y marginada de la capital.” (Imilan y Álvarez, 2008) A la poesía de Añiñir no le basta con explicar la situación que afecta a los mapuches urbanos, sino que plantea además la necesidad de reposicionarlos dentro de una sociedad que los ha marginado. Esto es lo que él denomina una suerte de “venganza”. En su poema “Hacerla cortita” el poeta define en alguna forma el estilo y la finalidad de sus versos. “Ir al hueso/ hacerla cortita /sin asco, con ajo/ puñalada certera/ a la médula/ a la hiel /con verso punzante /a la tráquea/a la yugular/bajo la piel/ con certeza/ con dolor/ sin tristeza/ con amor y odio/ con ternura/ sin vergüenza/ con verdad/ con templanza/ con la esperanza de la venganza /ir, hacer y decir./ acción directa/ recuperando memoria/ levantando la vista(…)” 24 Se expresa en este poema la necesidad de que su poesía sea una suerte de voz en busca de una reacción, de causar dolor, de herir a un sector, a quienes los someten a tales vejaciones. Desde este punto de vista su poesía se vuelve contestataria, y no se ocupa sólo en describir un estado, sino en levantar desde ese estado una especie de lucha, un llamado a la no pasividad. En el caso de “Hacerla cortita” podríamos decir que constituye una especie de arenga al mapuche que vive en las ciudades. 3.2. Dualidad en la identidad Ya hemos esbozado ligeramente la construcción dual de la identidad de este mapucheurbano, emigrante, hijo o nieto de emigrantes de las comunidades mapuches del sur de Chile. Las causas de esta migración radican en la reducción de las tierras ocupadas por las comunidades durante la Pacificación de la Araucanía y el empobrecimiento de sus habitantes, lo que los obliga a abandonar las comunidades en busca de un mejor pasar en las capitales regionales, principalmente en la ciudad de Santiago. Allí deben enfrentarse a un nuevo estilo de vida en la que no tienen cabida sus tradiciones. Por tanto se integran a una cultura que los hace parte, pero no los considera. Los símbolos sobre los que descansa esta identidad mapuche-urbana gravitan básicamente entre los dos escenarios más representativos de cada cultura: la naturaleza -como símbolo de lo mapuche-, y la ciudad. a) Fundamental para reconocer y comprender esta identidad en el hablante y en los personajes que aparecen en el libro es destacar una serie de antítesis que dan cuanta de este conflicto de la doble identidad: “(…)Mis problemas vienen de nativos/ Árboles de cemento/ Confusión tierra asfalto(…)” (Temporada Apológika)} “Somos mapuche de hormigón/ debajo del asfalto duerme nuestra madre/ explotada por un cabrón […]Somos hijos de los hijos de los hijos/ somos los nietos de Lautaro tomando la micro/(…)(Mapurbe) 25 b) Otro elemento capaz de demostrar cómo se conjugan ambos mundos, es la incorporación de elementos propios de la modernidad –de la urbe- con elementos propios de la cultura mapuche. En esto quizá uno de los poemas más representativos es “Lautaro”: “Eres caballo galopando sobre el mar/subiendo y bajando ventisqueros/ en esta época del mal/ Galopas, brincas y relinchas sin apero/ solo,/ a pelo,/ contemplativo/ reflexivo/ cicatrizando la costra diaria del vuelo./ Ciberlautaro cabalgas en este tiempo Tecno-Metal/ tu caballo trota en la red/ las riendas son un cable a tierra/ que te permiten avanzar/ como un werkén electróniko/ de corazón e-lek –tri-za-do/ Lautaro/ montado sobre este peludo sistema/ cabalgando en la noche/ pirateando sin miedo el medio/ chateando cerebros y conciencias/ pasando piola en la red/ Neo Lautaro/ peñi pasajero de este viaje/ cachaste que hay vida después de la muerte/ y muerte después de la vida/ como lo decían aquellas mariposas/ con el zumbido de sus alas aceradas/ escuchando IRON MAIDEN” Barros (2009) explica que Añiñir toma la figura del mítico Lautaro y lo transfigura, convirtiéndolo en un mapuche habitante de la ciudad global, “nuevo espacio para la batalla épica”. Básicamente es un mensajero clandestino del internet que emprende desde este espacio una lucha, tal como lo hiciera Lautaro en el campo de batalla. Este Neo Lautaro representa la fusión de dos mundos: uno histórico, mítico y ancestral, y uno reconfigurado, moderno, y contingente. 3.3. El werken –mensajero- de la urbe El hablante lírico se asume a sí mismo como el elegido por sus antepasados mapuches, designado para ser portavoz de la memoria de su pueblo en la urbe, pero sobre todo elegido como aquel que por medio de la palabra y la poesía hará saber el descontento que existe en su gente y alentará a estos últimos a reivindicar a su pueblo: “Lo digo, lo escribo y lo repito/ esto es encargo de otros tiempos/ legado por la naturaleza de la vida/ y los designios cósmicos de mis antepasados mapuches/ este desusado oficio/ sin más herramienta que la ira/ y algo parecido a lo que en las telenovelas llaman amor/ (en estos días neoliberales)/ este rayón de hojas y reflexiones de piedras en el pecho/ lo ofrezco con mis manos mohosas y el alma turbia/ de tanto enfrentarme a mi propia sombra […]es la poesía que viene hacia 26 mí/ balbuceando bellos sarcasmos/ de mapuche muertos que quieren reír/ y llorar por mí en el verso(…)”(Poesía a lo que escribo) Debemos mencionar que esta idea que plantea Añiñir no es azarosa, ya habíamos visto anteriormente como algo similar sucedía con Chihuilaf. Esto porque de acuerdo a la cosmovisión mapuche, cada sujeto cumplirá una rol en el funcionamiento armónico de la comunidad, como por ejemplo ser portavoz y mensajero de los ancestros. Esta característica es reforzada por Añiñir, extrapolándola al escenario en que a él le toca habitar. La labor de Añiñir como mensajero –werken en Mapudugun – contempla, además de traer a la cultura occidental la voz de sus antepasados, ser una especie de vocero para los mapuches mismos. Esto porque –como vimos al inicio- él insta al mapuche urbano a tomar una actitud activa frente a su situación. Por lo mismo utiliza su posición privilegiada de mensajero para hacer llegar su discurso a su pueblo: “(…)Auspiciado por mí mismo/ traído desde el periférico cordón umbilical, que da vida a los cabros que escuchan mis poemas,/ levanto este universo poético/ desde el río mapocho hacia abajo(…)”(Poesía a lo que escribo) La poesía es concebida por Añiñir no sólo como arte, sino como herramienta discursiva. Justamente por eso es que recalca su valor ideológico y la distancia de otros movimientos que para él son forma y carecen de fondo: “(…)Poeta hilachento degollando la glosa/ decoro de pasquín, poeta sin fin ni origen/ poeta nostálgico llorón y masoquista/ alquimista(…)”. Considerando su labor de mensajero, quizá aventura su poesía como un espacio de reflexión. 3.4. Imaginario de la vida en la urbe Anteriormente mencionamos como la obra de Añiñir expone el conflicto que se genera cuando los mapuches emigrantes se integran a una nueva cultura occidental. Esto supondría una nueva configuración de la sociedad citadina marcada por la heterogeneidad. Sin embargo y como igualmente expusimos anteriormente, la sociedad en vez de lucir su conformación heterogénea – tanto por la llegada de los mapuches como la de otras culturas- tiende más a la homogeneización –esto potenciado sustancialmente por la acelerada globalización cultural- , y todas aquellos 27 elementos o tradiciones que pudieran marcar la diferencia son desvalorizados y como consecuencia caen en una especie de ocultismo: “Desde la perspectiva construida por los estudios urbanos podemos decir que el factor étnico o, más bien, las diferencias culturales han sido ignoradas para comprender la formación de la sociedad urbana de Santiago y los procesos de diferenciación social de sus colectivos. En estos procesos, la variable socioeconómica ha sido hegemónica por sobre consideraciones de tipo culturales.” (Imilan y Álvarez, 2008) Sumado a esto, los altos niveles de analfabetismo, los bajos niveles de escolaridad y de ocupación laboral y los bajos salarios conducen de manera unívoca a la precariedad económica y a la discriminación y segregación social. Una de las primeras intenciones del poeta es dejar al descubierto dicha situación. Y para que Añiñir pueda levantar este imaginario o “universo poético” como el mismo lo denomina, tiene la necesidad de construir dentro de su poesía una imagen que proyecte el estado del mapuche-urbano, para desde ahí levantar un discurso reivindicatorio, de “venganza”. En torno a esto, una de las imágenes más potentes que logra es la de “María Juana, la Mapunky de La Pintana”, poema en donde sintetiza muy bien todo el conflicto mapuche histórico y su enfrentamiento actual con la cultura occidental y neoliberal: “Gastarás el dinero/del antiquísimo vinagre burgués/ para recuperar lo que de él no es./ Volarás sobre la nube de plata/ arrojarás bolas y lanzas de nieve/ hacia sus grandes fogatas. /Eres tierra y barro/ mapuche sangre roja como la del apuñalado/ eres mapuche en F. M. (o sea, Fuera del Mundo)/ eres la mapuche "girl" de marca no registrada/ de la esquina fría y solitaria… Las mentiras acuchillaron los papeles/ y se infectaron las heridas de la historia./ Un tibio viento de cementerio te refresca/ mientras de la nube de plata estallan explosiones elektricas/ llueven indios en lanza/ lluvia negra color venganza(…)” Para María José Barros (2009) en su análisis de los Mapuches desde la ciudad global, María Juana sufre la marginación al menos desde dos sentidos: “En primer lugar, la experimenta a nivel geográfico: ella debe habitar la periferia santiaguina porque los mapuches, al ser despojados violentamente de sus 28 territorios desde la conquista, han debido migrar a la urbe en busca de mejores posibilidades. Por cierto, el lugar del migrante rural y de sus descendientes son los sectores periféricos la ciudad: “Oscura negrura of Mapulandia street/ si, es triste no tener tierra/ loca del barrio La Pintana/ el imperio se apodera de tu cama”. En segundo lugar, la marginación se relaciona con los actos de violencia efectuados en la urbe en contra de María Juana, legitimados por el discurso del orden –inevitablemente teñido por la discriminación étnica– encarnado en la policía. Esto último se configura en torno a la isotopía del cuerpo agredido: “Eres tierra y barro/ mapuche sangre roja como la del apuñalado”, “Mapuchita kumey kuri Malén/ vomitas a la tifa que el paco Lucia/ y al sistema que en el calabozo crucificó tu vida”, “Lolindia, un xenofóbico Paco de la Santa Orden/ engrilla tus pies para siempre.” La heterogeneidad en la identidad de María Juana se vislumbra aquí no sólo por ser mapuche y chilena a la vez, sino porque ella asume además una condición de “Punky”, lo que realza su actitud contestataria y anti-sistémica o anarquista, lo que es una característica constante de la poesía de Añiñir y define ciertamente la línea ideológica de su discurso. Para Barros, María Juana es símbolo de resistencia: “María Juana, a pesar de todo, es una mujer que encarna la resistencia mapuche: “tus pewmas conducen tus pasos disidentes”. Su disidencia la marca en su cuerpo a través del estilo punk, elemento de la cultura mundializada que ella incorpora desde su marginalidad urbana y étnica.” a) Lo que hace Añiñir con el personaje de María Juana, e igualmente con el de Lautaro es una reactualización de personajes. Toma sujetos que perfectamente formaban parte de las comunidades y los traslada de época y espacio, mediatizados por la cultura predominante, situándolos en el escenario que ahora les corresponde. Es claramente una ventana para mostrar esa nueva identidad que asume. En términos estilísticos también se establecen algunas particularidades en comparación al estilo de poesía mapuche tradicional. Particularidades que revisaremos a continuación: 29 3.5. El lenguaje y su cercanía a la oralidad Si existe alguna característica de “Mapurbe” que pueda de manera efectiva demostrar la heterogeneidad de la nueva identidad mapuche que plantea Añiñir, es precisamente el lenguaje que utiliza. Su poemario inicia con “Yeyipun” especie de arenga del pueblo mapuche y es el único poema escrito solamente en mapudungun. De ahí en adelante, y en cuanto a lenguas, podríamos afirmar que sus poemas son “collages lingüísticos” término utilizado por Iván Carrasco para definir el uso de varias lenguas mescladas. Claro que la definición de Carrasco se queda sólo en la utilización del castellano y el mapudungun. Lo que se advierte en Añiñir es la utilización a lo menos del castellano, inglés y mapudungun además del COA –lo que el pasa a denominar “flaitedungun”-, como la incorporación de neologismos. “María Juana, la Mapunky de La Pintana” es también representativo en este aspecto, por el nivel de mixtura textual que presenta: “(…)Oscura negrura of Mapulandìa street/ si, es triste no tener tierra/ loca del barrio La Pintana/ el imperio se apodera de tu cama./ Mapuchita kumey kuri Malén/ vomitas a la tifa que el paco Lucia/ y el sistema que en el calabozo crucificó tu vida/ In the name of father/ of the son/ and the saint spirit/ AMÈN/ y no estás ni ahí con ÉL./ Lolindia, un xenòfobico Paco de la Santa Orden/ engrilla tus pies para siempre/ sin embargo,/ tus pewmas conducen tus pasos disidentes/ Mapulinda, las estrellas de la tierra de arriba son tus liendres/ los ríos tu pelo negro de deltikas corrientes/ kumey kuri Malèn/ loca mapunky pos-tierra/ entera chora y peluda/ pelando cables pa` alterar la intoxicada neuro(…)” Esta mixtura de lenguas utilizadas por Añiñir de forma absolutamente consiente, refuerzan esa identidad heterogénea que desea proyectar. Esto apoyado por una cercanía con la oralidad en sus versos, que lo distancia del leguaje poético tradicional culto o del “lenguaje florido” de Chihuailaf, para parecerse más lenguaje hablado informal, que igualmente remiten a una poética producida en la marginalidad. 30 3.6. La intertextualidad El diálogo con la cultura occidental no sólo está marcado por los símbolos, lugares o lenguaje utilizado, sino que es más explicito en la incorporación de textos de origen occidental a su poética, textos que asumen dos posibilidades: apoyar su discurso, como es el caso de los poemas “Acullá nieva pus” y “Estando en ti sin ti” que inician con canciones de Fiskales Ad Hoc y Joaquín Sabina respectivamente, y así con otros similares. O bien, estos textos pueden ser discursos símbolos de la cultura occidental que el poeta toma, transforma, parafrasea y sobre todo ironiza. El caso más representativo de esta segunda arista es “Salmo 1997”, en que remite a la oración del “Padre Nuestro”, reformulando el texto como un modo de mofarse de la sacralidad del discurso, lo que lo acerca también a la versión que hiciera el antipoeta Nicanor Parra con similares intenciones: “Padre nuestro que estás en el suelo/ putificado sea tu nombre/ vénganos de los que viven en los faldeos de La Reina/ y en Las Condes/ hágase señor tu unánime voluntad/ así como lo hacen los fascistas en la tierra/ -nuestra tierra -/ Y los pacos en la comisaria/ Danos hoy nuestro pan que nos quitan día a día/ perdona nuestras verdades/ así como nosotros condenamos/ a quien no las entiende/ no nos dejes caer en esta invasión/ y más líbranos del explotador./ Maaaaaaaaaaaammeeeeeéén/ En el nombre del padre soltero/ del hijo huérfano/ and the saint spirit. / (Q.E.P.D.)” (Salmo 1997) 31 4. La poesía mapuche como productora de identidad cultural A nuestro parecer y como pudimos constatar anteriormente en las descripción de las obras que aquí estamos estudiando, éstas poseen un rasgo en común que las singulariza dentro del espectro poético en el que circulan, y es que tienen mucho de la historia, lugar, cultura y personas en las que se gestan. Ambas se han propuesto la empresa de configurar todo un mundo, eso que denominamos imaginario, y sus expectativas van más allá de la perfección que puedan alcanzar en la configuración de ese mundo, más bien se centran en la sintonía que haya entre el lector y la obra, depositando en la última una suerte de poder performativo, vinculado a los conflictos y al destino de su pueblo mapuche. Para lograr esta tarea, una obra poética debe dejar de ser vista como una mera obra poética, para convertirse en un discurso capaz de empatizar ideológicamente con los lectores, principalmente con aquellos que tienen lazos con el mundo que intentan exponer, de modo de poder lograr un hecho concreto: crear cultura e identidad mapuche para unificar y reivindicar a su pueblo. Hasta aquí hemos revisado como ambas obras, -la de Chihuilaf y la Añiñir- están construidas en torno a un imaginario que buscan proyectar como identidad mapuche latente. Nos queda entonces determinar de qué manera la obra de estos poetas produce efectivamente una identidad más allá de lo netamente literario, sino como portadoras de un discurso social efectivo en pro de esta empresa que se han propuesto. Para ello nos centraremos el algunas ideas del trabajo “Literatura e identidad” de Sergio Mansilla (2006), quien plantea que una obra literaria puede perfectamente volcarse en una obra productora de cierta identidad cultural. Partamos por la idea de que toda obra está inscrita dentro de un periodo y un lugar determinado, lo que hace casi imposible que en ella no estén impresos explícita o implícitamente algunos rasgos del contexto de producción. Pero más allá de que el lector pueda reconocer en una obra rasgos de un tiempo y un lugar, y por tanto de una cultura, esta obra podría estar produciendo identidad en cuanto está pensada para llegar a un lector que encuentre en ella un sentido de pertenecía. Esto es lo que intenta explicar Mansilla en el estudio mencionado: “(…)la literatura no sólo representa la identidad cultural de la comunidad o colectividad desde donde emerge como escritura artística institucionalmente 32 aceptada y legitimada en cuanto tal, sino que produce identidad; incluso más: ella misma, en algún sentido sería identidad(…)” Para poder adentrarnos más en esta teoría es necesario revisar que es lo que entendemos específicamente por identidad cultural. De acuerdo con Mansilla esto se daría cuando: “(…)una comunidad de individuos comparte un determinado conjunto de condiciones de vida que posibilitan una constelación común de significados, asumidos éstos como patrimonio digno de defenderse y preservarse y que, en todo caso, proveen patrones, sustentables en el tiempo, de funcionamiento y de comprensión intersubjetiva de la realidad(…)” Es necesario agregar a esto que una identidad cultural determinada se proyecta más claramente cuando ésta logra distinguirse de otra. Desde este punto de vista, cuando desde la literatura surge un proyecto que intenta delimitar una identidad, ésta debe comenzar por establecer aquellas características propias en oposición con otra identidad cultural. En el caso de las obras analizadas, ambas se ocupan de dejar en manifiesto elementos, actividades o tradiciones propias del mundo mapuche que constituyen parte de su patrimonio cultural. Ahora bien, a la hora de completar la construcción de esta identidad los dos autores la contraponen con la cultura “huinca” (chilena) heredera primero de una cultura colonizadora mayoritariamente española y segundo, del fenómeno de la globalización a nivel internacional. Luego cada una de ellas da un tratamiento distinto a dicha delimitación, marcada por la ajenidad en el caso de “Sueños Azules…” y por la coexistencia en el caso de “Mapurbe”. Para adentrarnos más en esta premisa, Castellón y Araos (en Mansilla 2006) reconocen tres condiciones claves para la construcción y sustentabilidad de una determinada identidad cultural: la primera está vinculada al lenguaje y a las discursividades constituyentes de lo real, lo imaginario y lo simbólico, que existen en un lenguaje (idioma) compartido; la segunda es el territorio, en cuanto determina “modos de habitar, de ser y de mirarse” como un método de adaptación; y finalmente la tercera condición sería la religión, pero más allá de la religión, apunta hacia la cosmovisión de los pueblos y su forma de comprender el origen y sentido último de lo real, incluyendo, por cierto, la realidad personal de cada individuo. Es esta primera condición la más relevante cuando intentamos demostrar como las obras son productoras de identidad: el lenguaje como herramienta basal de discursos recibe una fuerte 33 carga ideológica que justamente funciona como un nexo entre quien emite y quien recibe. Sucede con las cosmovisiones de los pueblos, que según Mansilla: “para que tengan valor social, han de tornarse discurso comunicable, ideológicamente integrador e identificatorio”. Esto es lo que hace la obra literaria, que nace y se desarrolla en el lenguaje, es soporte de un discurso y propicia el encuentro entre una identidad proyectada y un identificado, en tanto la obra despierte en el lector un sentido de pertenecía. El discurso de ambas poéticas en un sentido pragmático, tiene dos potenciales lectores ideales. El primero: un lector cuya raíz está en la cultura occidental y ante el cual es necesario levantar un discurso reivindicatorio para adentrarlo en su retina social, dejando constancia de la situación del mapuche en la sociedad actual. El segundo y él más importante es el propio mapuche, emigrante y descendiente, que habita fuera de su comunidad y cuya forma de vida ha sido permeada por la cultura occidental, por lo que la posibilidad de hallar en él la pureza de la cultura mapuche es casi nula. Cuando este último se encuentre con el hablante lírico de las obras, se provocará un efecto espejo, efecto fundamental para la proyección de identidad de la que hablamos. En suma, el lector asume esta lectura y el objeto poético desde dos perspectivas; se lee desde fuera como sujeto observador, o se es parte del objeto –pueblo mapuche- y se lee desde dentro una vez que el lector se reconozca en la obra. Sin duda, cuando Añiñir y Chihuailaf hacen en su poesía referencia a los lazos sanguíneos que unen a un número importante de sujetos con una cultura ancestral indígena como lo es la mapuche, por medio de versos como: “…Madre, vieja mapuche, exiliada de la historia/ hija de mi pueblo amable/ desde el sur llegase a parirnos…” en Mapurbe o “Me encuentro lejos de mis/ padres y de mis hijas/ y no sé aún cuando volveré/ por eso mis pensamientos/ hacia ellos van/ tristes, pero claros como/ rayos de Luna nueva/ De mis ojos ya brotaron/ lágrimas abundantes/ y cordilleras y cantos vienen/ al horizonte de mi memoria” en Gran tigre Nahuelbuta, lo que intentan los poetas es anclar al sujeto al referente u objeto poético, dejando al descubierto una suerte de cordón umbilical que conducirá la lectura y construcción de significado del lector. Para ello, las tres condiciones básicas de identidad cultural de Castellón y Araos lenguaje/discurso, lugar y cosmovisión-, son imprescindibles. Tanto en Chihuailaf y Añiñir son fácilmente identificables y en comunión apuntan en una sola dirección. En el caso de “De sueños azules…”, cada poema aparece tanto en mapudungun y castellano, este “doble registro” o “doble 34 codificación” (Carrasco I., 2000) es absolutamente necesario considerando que el lector ideal de la obra –mapuche fuera de la comunidad- generalmente ya no habla la lengua materna. Luego sitúa a este sujeto en la ciudad y al tiempo se ocupa de retrotraerlo a la comunidad, lugar al que pertenecería por herencia ancestral. Su forma de comprender y aprehender el mundo y su sentido de religiosidad están descrita con detalle en poemas como “Sueño Azul” o “Los poderes del agua me llevan”. La dirección que toma este poeta es la del retorno a lo que alguna vez fue su pueblo y para ello trata de representar el imaginario mapuche en su sentido más puro. “Mapurbe” en cambio toma una nueva dirección. El imaginario de esta obra apunta al mapuche instalado en la ciudad, luchando por generar un espacio en este lugar que desde su llegada lo ha relegado a la marginalidad. Este imaginario por lo tanto apunta hacia la coexistencia de dos culturas. Dan cuenta de ello en primero lugar la lengua, utilizando el castellano y el mapudungun intercalados y siempre en contacto, estratégicamente posicionados. Aquí las lenguas funcionan juntas, completan significados, jamás traducen, lo que ya genera en el lector la idea de coexistencia de culturas. En cuanto al lugar, Añiñir habla desde la ciudad de Santiago, desde comunas como La Pintana, reconocida por su nivel de pobreza y marginalidad. Estos lugares son desde su punto de vista donde habrían ido a parar los emigrantes mapuches y toda su descendencia. Se ocupa especialmente de generar pequeños nexos hacia las comunidades o reducciones precisamente para tensionar el sentido de pertenencia del mapuche a la ciudad, mas la internación del mapuche en la ciudad no es su conflicto principal, sino las condiciones en las que habita. Finalmente su religiosidad y cosmovisión se ven casi anuladas por tensiones propias del mundo en que les toca habitar, como el sistema político y económico imperante o la represión y la segregación social, temas que para una comunidad mapuche por ejemplo son inexistentes y que para una ciudad moderna son comunes. El alivio a los conflicto del hablante de “Mapurbe” – reiteramos- no está en el regreso, sino en la apertura de un espacio digno en la ciudad y en la sociedad moderna. Ambas propuestas capturan por medio de los elementos recién vistos lo que ellos creen – cada uno desde su punto de vista- la esencia de la identidad mapuche, la que pretenden proyectar incorporándola y haciéndola circular en el ámbito literario, lo que obedece a un deseo preservación que descansa en el valor testimonial y masificador de la literatura. Esto se condice con la idea de Mansilla, para quien hablar de la identidad cultural de una comunidad equivale a 35 sostener tres cosas con respecto de ella: en primer lugar se determinará una esencia “de sí y para sí”; en segundo lugar existirá voluntad de preservar dicha esencia (“maneras de ser, de sentir, de pensar”) consideradas valiosas para la comunidad; y en tercer lugar la necesidad de mantener esa esencia como marca diferenciadora, sin que sea absorbida en el contacto con otras culturas. Esto a su vez pasaría a denominarse una “identidad cultural afirmativa”: “aquélla que se construye a partir del reconocimiento de la presencia, real o imaginaria, de prácticas culturales dignas de ser defendidas, preservadas y reivindicadas en un eventual escenario de conflictos culturales.” (Mansilla, 2006). El conflicto cultural en el que aparecen ambas obras se ve respaldado además por una serie de movimientos de carácter político y social de gran revuelo por lo menos en las últimas dos décadas. Por lo tanto no es extraño adjudicar dichas intenciones a las obras tratadas, considerando que dichos movimientos se transforman en “discursos comunicables” y buscarán espacio en todas las ramas culturales posibles, incluyendo la literatura. Igualmente Mansilla respalda que la afirmación de una identidad cultural se entiende como “(…)una forma de praxis política que se manifiesta por la afirmación y reivindicación de una cierta sustancialidad esencial que, afincada en la memoria y en la práctica de la vida social, opera como un dispositivo ideológico de resistencia (si se trata de culturas subalternas) o de control imperialista (si se trata de culturas dominantes)(…)” En nuestro caso, claramente estaríamos en la presencia de dos obras literarias que producen identidad no sólo para reafirmarla, proyectarla en otros sujetos y preservarla, sino que funcionan como dispositivo de resistencia: a una forma de vida en que la esencia de la cultura mapuche se verá absorbida en el caso de Chihuilaf, y a la marginación que impone el sistema neoliberal a los mapuches de la urbe en el caso de Añiñir. Ahora bien, la eficacia de la identidad cultural producida según Mansilla, cobraría significado cuando ésta opera como un elemento unificador de la cultura en cuestión, asentando además “representaciones identificatorias” que delimiten “lo propio y lo ajeno”. En este caso, “De sueños azules…” es más explícito y determinante, la identidad mapuche se concentra en la comunidad, en lo campesino y la visión negativa de su contraparte –la ciudad- le ayuda a 36 reafirmar su posición. En cuanto a su capacidad unificadora la podríamos cuestionar, pudiera funcionar con aquellos que viven dentro de las mismas comunidades e incluso podríamos decir que obedece a un deseo de generaciones más antiguas que conocieron en la infancia dichas comunidades, pero desatiende a un número importante de descendientes mapuches que nacen y viven en las ciudades y que no permutarán dicho estilo de vida, lo contrario justamente a “Mapurbe”, cuyo discurso apunta a estos últimos sin dejar de considerar las bondades de la comunidad, y a pesar de plantear la coexistencia de dos culturas, las delimita, pues su integración no significa la desaparición de una. En cuanto a los efectos identitarios que provocaría una obra literaria para Mansilla, el primero sería: “la visibilización, a través del texto literario, de gentes, paisajes, modos de vida, simbolizaciones autóctonas, miserias, sueños, etc. de una determinada comunidad humana en un territorio concreto”. Dicho efecto se puede apreciar claramente en ambas obras, cada una desde el imaginario que desea levantar como ya vimos anteriormente. Pero es justamente en el segundo efecto en el que nos queremos detener. Según Mansilla: “(…)un efecto identitario, tal vez mucho más potente que el anterior, que producen sobre todo las literaturas de los grupos subalternos, radica en el hecho de que éstas, justamente por su origen subalterno, devienen "anticanon" en relación con el canon literario dominante (que es, hay que decirlo, el canon de los grupos socioculturales dominantes)(…).” Este efecto fue recogido, podríamos decir casi de manera consiente por Añiñir, quien no sólo representa un “anticanon” para la poesía chilena que es el movimiento en el que finalmente se inscribe, sino que incluso para la poesía mapuche –podríamos denominarla así por su eje temático- que lo antecedía, y esto a su vez lo podríamos atribuir a la divergencia que existe entre el proyecto de Añiñir en comparación a la línea de los proyectos anteriores entre los que se encuentra –y podríamos decir lidera- Chihuailaf. Esta línea de proyectos anteriores a las que nos referimos está marcada por la exaltación de la vida en la comunidad, lo rural y la vida natural, el resguardo de la memoria ancestral y el testimonio histórico del pueblo mapuche, es por decirlo, una mirada más romántica. Esto no quiere decir que Añiñir desconozca todo lo anterior, como el mismo Mansilla dice: “La memoria, desde luego, es un componente decisivo de las literaturas que tematizan problemas de identidad cultural (y sus alcances identitarios en los mundos 37 personales). Y es porque la identidad no puede representarse sin un origen” , sino que simplemente lo supera, apostando a un nuevo estado del mapuche, actualizando el conflicto, por lo que integra en su libro todos aquellos elementos a los que verdaderamente se enfrenta la mayoría de los sujetos que llevan sangre mapuche y que no están precisamente en las comunidades. El anticanon de “Mapurbe” está determinado en primer lugar por el lenguaje: uso del castellano, español, inglés, mapudungun y jergas como el COA; la no utilización de traducciones (codificación dual); la incorporación de juegos en el lenguaje (separación de palabras, uso de mayúsculas, disposición de las palabras en el espacio casi al punto del caligrama, cambio de letras por coincidencia fonética, uso de neologismos); y juegos semánticos. Pero más potente que el lenguaje es el cambio del escenario –comunidad/cuidad- con sus íconos –la micro, el internet, los pacos, los bares, etc.- y la carga irónica y contestataria de su poesía que a ratos lo acercan a la llamada antipoesía. Lo que hace básicamente Añiñir es alejarse de esa imagen casi estereotípica del mapuche en su ruralidad y dejar al descubierto los nuevos nudos que aquejan a sus consanguíneos. Chihuailaf en cambio si oscila entre dicha imagen y la de la ciudad –contrasueño-. En todo caso ambas obras están cargadas de un discurso reivindicatorio y de resistencia y no se quedan en la representación simplista de su mundo convirtiéndose en una postal, sino que buscan con su poesía abrir caminos que van más allá de lo literario. 38 III. Desarrollo 1. Análisis comparativo de la identidad mapuche proyectada Hasta aquí hemos hecho una revisión de cada una de las obras e identificando en ellas cada uno de los elementos que les sirven para levantar el imaginario mapuche que desean. Luego, apoyados en el estudio de Sergio Mansilla, nos ocupamos de demostrar como desde una mirada más bien funcional, las obras “Mapurbe venganza a raíz” y “De sueños azules y contrasueños” logran capturar la esencia de la cultura mapuche y construir un imaginario que termina por tornarse discurso social de reivindicación y resistencia. A la vez pudimos constatar como efectivamente y por medio de lo recién mencionado estas obras literarias serían productoras de identidad cultural, en cuanto despiertan en un lector determinado un sentido de pertenecía, propiciando la unificación de sus miembros en el sentido ideológico. Teniendo claro lo anterior y considerando que nuestro fin último es demostrar la divergencia que existe en la identidad mapuche que ambos autores desean proyectar, nos detendremos en la comparación de los diferentes rasgos constituyentes de la obra y que determinan la identidad proyectada en cada caso, dejando al descubierto la orientación que asume cada proyecto: 1.1. El valor de la tierra y la comunidad El asentamiento territorial y su grado de pertenecía a ella es una de las características fundamentales a la hora de delimitar la identidad de una comunidad, esto porque mucho de lo que es el lugar mismo, se proyectará en sus habitantes. Por lo demás, es casi imposible no asociar una cultura a un lugar determinado. El territorio para el pueblo mapuche es de vital importancia, porque éste marcó y determinó lo que son ellos hoy en día. Por causas políticas como la “Pacificación de la Araucanía” los mapuches fueron despojados de las tierras que pertenecieron a sus ancestros por orden natural, y fueron relegados a reducciones indígenas, afectando directamente a su 39 organización económica sustentada en la agronomía, situación que terminó por empobrecerlos. Esto, sumado a la creciente dominación por parte de la cultura occidental los obligó a emigrar de aquellas tierras por necesidades mayoritariamente económicas y educacionales, detonando aun más el mestizaje iniciado con la llegada de los colonizadores extranjeros. El alejamiento de las comunidades debilitó su cultura, pues fuera de ellas las tradiciones y costumbres no encuentran un espacio para desarrollarse. Más aun, el simple alejamiento en sí mismo significó el quiebre en la relación hombre –naturaleza, uno de los pilares de la cultura mapuche. Finalmente, en la actualidad la mayoría de los descendientes del pueblo mapuche vive en las ciudades y su cultura ha sido casi anulada por la cultura occidental. Todo lo anterior significó que muchos de los proyectos literarios que nacieron desde la vertiente mapuche asumieran el conflicto de “arreduccionalismo” (despojo de tierras) como línea vertical de sus obras, principalmente porque ello los condujo a adentrarse en la cultura “huinca” en la que se sienten ajenos y la que además les niega toda posibilidad de ser como su esencia les dicta. Ni Añiñir ni Chihuilaf son la excepción en este sentido. En las obras que estudiamos, los escritores hacen eco de este conflicto territorial desde su perspectiva, como revisaremos a continuación: Cuadro N°1: el tópico de la tierra: desde y donde se escribe a) En la obra de Chihuilaf el hablante se sitúa a) En la obra de Añiñir el hablante se sitúa en en la ciudad, espacio al que adjudica una la ciudad (Santiago), específicamente en los valoración negativa en comparación con la sectores marginales de la urbe. comunidad –espacio rural-, que simboliza el encuentro y la conexión con la naturaleza, Este espacio cobra valor simbólico porque esencia del mapuche. representa justamente la situación de marginalidad que pesa sobre los mapuches que “En el humo veo irse los susurros/ de las viven en la ciudad. La marginalidad es signo calles lejanas/ confundidas en el misterio/ de de pobreza, discriminación y dominación. la neblina/ Me parece un contrasueño/ la 40 ciudad/ mas, nada hay esta mañana/ que pueda hacerme olvidar/ tus palabras/ pues mi memoria, al recordarte/ es el mal augurio del pájaro/ chukao/ que me ha pedido regresar”(Parece un contrasueño la ciudad) b) La comunidad es el espacio territorial en donde reposa su identidad, gran parte de la cosmovisión mapuche encuentra asidero en su relación con la naturaleza. Existe cierto equilibrio entre ambos, tomando “Nacimos en la mierdopolis por culpa del buitre cantor/ Nacimos en panaderías para que nos coma la maldición/ Somos hijos de lavanderas, panaderos, feriantes y ambulantes/ Somos de los que quedamos en pocas partes/ El mercado de la mano de obra/ obra nuestras vidas/ y nos cobra” (María Juana la Mapunky de La Pintana) b) Mapurbe nunca se aleja del escenario de la ciudad, sin embargo si presenta referencias a ese territorio en el que habitaron sus ancestros de la y que les fue arrebatado. naturaleza sólo lo necesario, cada ser viviente tiene una función, etc. En fin, la cultura “Oscura negrura of Mapulandìa street/ si, es mapuche sólo será integra en la ruralidad de la triste no tener tierra/ loca del barrio La Pintana/ el imperio se apodera de tu comunidad. cama”(María Juana la Mapunky de La Pintana) c) La comunidad también representa el resguardo de la historia de su pueblo. c) Lo que plantea Añiñir es que la ciudad y todo el sistema que conlleva habitar en ella, los d) La obra en sí persigue el ideal de retorno del coloca en una situación de marginación y de mapuche que se encuentra en la cuidad a la anulación cultural. Su búsqueda se acerca a la comunidad, perseguido por el sentido de conservación de su cultura, pero no al ajenidad que siente en medio de la cultura abandono de la ciudad, sino que dentro de ella huinca, y porque en su regreso se esconde un misma. intento por preservar la identidad mapuche en su estado más puro. 41 1.2. El modo de ser: la representación de la figura del mapuche La identidad de cierta comunidad podría definirse tras conocer cómo operan ciertas tradiciones, costumbres, o bien adentrándonos en la cosmovisión del pueblo. Sin embargo estas no bastan para formarse una idea general que responda al cómo es esa cultura. Aquí un importante papel juega la representación que se haga de los sujetos que forman parte de la comunidad porque ellos dejarán al descubierto la configuración social y los conflictos de su entorno. Cuadro N°2: el tópico de la figura del mapuche a) La imagen del mapuche que proyecta “De a) Añiñir incorpora personajes que sostienen el sueños azules…” corresponde más bien a una imaginario imagen casi estereotípica del que intenta levantar y que mapuche, justamente proponen esta nueva figura, que principalmente aquella del poema “Sueño como comentamos anteriormente, se aleja de la Azul”, en que se muestra cercano a la imagen estereotípica del mapuche. naturaleza, a los trabajos domésticos con los animales o a la ritualidad del fogón. La figura de Añiñir es la de un sujeto que desciende de dicha cultura, que habita en la A pesar de que el hablante en ningún momento capital, que incorpora en su vida y por tanto en se detiene en la descripción –por decirlo así- su cultura elementos propios de la modernidad de algún personaje, la imagen que el lector se y de un mundo cada vez más globalizado, y forma emerge desde la conjugación de todos que al mismo tiempo - como también los aspectos identitarios vertidos en el texto. anticipamos- gravita entre la marginalidad y Incluso el mismo hablante funciona como una fuerza de aculturación constante, como representación de la figura del mapuche: también lo ve María José Barros (2009): “En los atardeceres salimos, bajo la lluvia o los arreboles/ a buscar las ovejas/ -a veces tuvimos que llorar/ la muerte de algunas de ellas/ navegando sobre las aguas-/ Por las noches oímos los cantos/ cuentos y adivinanzas/ a orillas del fogón/ respirando el aroma del pan/ horneado por mi abuela/ mi “Mapurbe… no se limita a rescatar elementos como la oralidad, los sueños, los ancestros, la naturaleza, el fogón, el azul. Todo este espesor cultural (valioso e innegable) es incorporado de forma problemática por los mapuches urbanos, quienes se debaten entre las dinámicas heterogeneizadoras y las dinámicas 42 madre o la tía María/ mientras mi padre y mi homogeneizadoras, la localidad y la abuelo/ -Lonko de la comunidad/ observaban globalización, la reterritorialización y la con atención y respeto” (Sueño Azul) desterritorialización. Desde esta perspectiva, Aniñir produce un quiebre en el marco de la b) En el sentir de este mapuche se advierte la poesía mapuche, puesto que reivindica la identidad cultural de esta etnia desde las nostalgia por la comunidad, único lugar al que calles santiaguinas del siglo XXI, para cree pertenecer. mostrarnos a personajes como María Juana o Ciberlautaro, quienes no nacieron en las tierras ancestrales del pueblo mapuche sino en la ciudad.” 1.3. Vinculación con el pasado y la memoria Si bien ambas obras están enmarcadas en la actualidad del pueblo mapuche, ambas hacen una revisión del pasado como una forma de configurar lo que ellos son, estableciendo una relación de causa –consecuencia. La identidad mapuche es resguardada por ambos poetas por medio de la memoria, herramienta que les permite testimoniar sucesos históricos, políticos y sociales que han afectado a su pueblo. Es su manera de erigir un discurso reivindicatorio como parte de una responsabilidad histórica. Cuadro N°3: el tópico de la memoria cultural a) En el caso de Chihuilaf la memoria y el a) La obra de Añiñir por el contrario se pasado son ejes temáticos y estructurales de su estructura poniendo en escena lo que sucede en obra. Esto porque el libro se articula en torno a la actualidad al mundo mapuche. El recuerdo los recuerdos que guarda de su vida en la aparece a ratos para apoyar el discurso y el comunidad. El recuerdo es el medio para hacer imaginario que desea levantar, pero más bien visible su mundo, es la manera de retornar a de ese mundo. manera general, comprensible su situación. 43 para hacer más b) La memoria igualmente es destacada por el b) La trascendencia de la memoria no deja de hablante como una práctica de su pueblo para ser elemental, pensando en que una de las mantener viva su historia y cultura. Por lo que partes de este discurso busca realzar la historia asumimos que si el autor construye su obra en del pueblo y como ella ha sido manipulada o torno a la memoria, es una forma de reafirmar “apuñalada” como lo dice el mismo. el valor que ésta tiene en su cultura. “(…)Pero guardé en mi memoria el/ contenido de los dibujos/ que hablaban de la creación/ y resurgimiento del mundo mapuche/ de fuerzas protectoras, de/ volcanes, de flores y aves(…)”(Sueño Azul) “(…)Las mentiras acuchillaron los papeles/ y se infectaron las heridas de la historia. / Un tibio viento de cementerio te refresca/ mientras de la nube de plata estallan explosiones elektricas/ llueven indios en lanza/ Lluvia negra color venganza(…)” (María Juana la Mapunky de La Pintana) Para Verónica Contreras (1996), la intención que hay detrás de este recurso tiene implicancias directas con la identidad mapuche que proyecta: “1. Con la reconstrucción de su espacio intracultural, como un modo de realimentar, pero también expandir su núcleo identitario en un proceso individual/colectivo y 2. Con tener clara conciencia de su ubicación en un determinado espacio y tiempo histórico, de su ubicación en un aquí y un ahora, que lo hace remover y reactualizar lo sustantivo de su “ser mapuche” asumiendo como tal la dinámica histórico-cultural; pero, también ubicándose en forma proyectiva: el destino de su pueblo.” c) Lo onírico también juega un rol importante en este libro. El sueño es un canal por el que el hablante accede a revelaciones y a la sabiduría de su pueblo. 44 1.4. La importancia del lenguaje como un sello de identidad El aspecto estilístico es quizá uno de lo más trascendentales a la hora de configurar una identidad sobre todo como elemento diferenciador de otra. La diferencia idiomática de ambos pueblos en contacto –español/mapudungun- contribuye de manera efectiva a construir una identidad. Cuadro N°4: la lengua y la identidad a) Chihuilaf incorpora en su libro una versión a) Añiñir utiliza al menos 3 lenguas, el en español y una en mapudungun de cada español, el mapudungun y el inglés, todas poema. Este paralelismo representa bien el fin mezcladas e intercalas. Esta unificación de último de la poesía de este libro, la idea de que lenguas puede ser igualmente significativa que el mapuche debe retornar o permanecer en su la Chihuilaf, pues representa como para él la comunidad alejado de cultura huinca. Por ello cultura mapuche y la huinca se han integrado, utiliza dos lenguas por separadas, pues la o al menos el mapuche que él busca unificación no es su opción. Carrasco I. representar es parte de ambas culturas. El uso (2000) agrega además que este paralelismo del Inglés marca a su vez la incorporación de representa cierta equiparación cultural una cultura globalizada. anhelada por el poeta: “Colocar dos versiones de un mismo texto frente a frente en el espacio de una misma página, es un acto muy simbólico si lo realiza un poeta perteneciente a un grupo étnico marginado, porque representa lo que es y lo que espera. Al poner la versión en mapudungun y en español en un mismo nivel, sugiere la igualdad de ambos, lo que permite el diálogo intercultural. Pero también connota el paralelismo entre las dos sociedades, que están en contacto pero no integradas. El desarraigo de su tierra, la ajenidad frente a la sociedad winka y el anhelo de recuperar su identidad originaria, que son los sentimientos poetizados, remarcan esta sensación.” “Oscura negrura of Mapulandìa street / si, es triste no tener tierra/ loca del barrio La Pintana/ el imperio se apodera de tu cama/ Mapuchita kumey kuri Malén/ vomitas a la tifa que el paco Lucia/ y el sistema que en el calabozo crucificó tu vida.” (María Juana la Mapunky de La Pintana) b) Utiliza un registro informal, marcado por la jerga (COA) y el uso de neologismos, lo que le permite destacar aún más su carácter marginal. “Quizá me prive/ de futuros ata´os con los 45 pacos/ y de que tengamos que refugiarnos / b) Utiliza un lenguaje que lo acerca más bien a pa´ fumarnos el paraguayo prensa´o piola/ voy al UNI-VERSO de los pipazos y la vola´ la poesía culta. eterna” (Pewkayeal podrido dinero) c) Su poesía está cargada de metáfora y simbolismo, lo que da cuenta además de una c) El uso de metáfora es reducido, casi nulo. característica de la cultura de la que proviene. Aparecen una serie de objetos o elementos simbólicos que lo ayudan a configurar el “Ebrio de Azul voy/ entre el follaje/ de la taberna sagrada”(Caminata en el bosque) espacio que desea. d) La poesía de Añiñir juega mucho con la descripción. Podríamos decir que el libro es una sucesión de imágenes en las que transita el mapuche urbano. Es una descripción cruda que produce un efecto de realidad. e) La manera en que dispone los versos, sumado a la informalidad de su lengua lo acercan mucho a la oralidad. Incluso podríamos decir que busca constituir una suerte de dialecto mapurbe. d) La suma de todos estos elementos le imprimen a su poesía un carácter popular. 46 1.5. La función de la poesía y la misión del poeta Si en algo coinciden Chihuilaf y Añiñir, es que ambos ven en su oficio de poetas el llamado de su pueblo y de sus antepasados. La historia, la cultura y los reclamos del pueblo mapuche son canalizados en la voz de ambos, porque ellos son los elegidos para hacer de mensajeros entre los mapuche y los huinca. Desde este punto de vista a su poesía también le adjudican cierto valor pragmático que tiene que ver con la conservación y reivindicación de su pueblo, y es en este aspecto donde justamente nos basamos para afirmar que se trata de un discurso productor de identidad. Cuadro N°5: el tópico del poeta como el elegido a) Para Chihuilaf, su calidad de poeta ha sido a) Añiñir también postula que su calidad de otorgada como un don por sus antepasados, poeta ha sido un don que le han otorgado sus convirtiéndolo en un interlocutor que llevará la antepasados, puesto que ello le permitirá voz de su pueblo y los dará a conocer en el iniciar la venganza y obrar por un mejor mundo fuera de la comunidad, como una destino para el mapuche marginado en la forma de reafirmar su valor. ciudad. “(…)Oo! Genechen, envíame tu aliento/ tu resollar de aire poderoso/ Éste va a ser cantor, dijiste/ entregándome el caballo Azul/ de la palabra/ Hasta la Tierra de Arriba llegará/ en sus Sueños/ confundiendo al mensajero de/ sus enemigos/ Me oirá cuando hable desde/ la savia de las plantas/ y de las flores. Así dijiste.(…)” (Para sanarte vine, me habló el Canelo) “Lo digo, lo escribo y lo repito/ esto es un encargo de otros tiempos/ legado por la naturaleza de la vida/ y los designios cósmicos de mis antepasados mapuche/ este desusado oficio/ sin más herramienta que la ira/ y algo parecido a lo que en las telenovelas llaman amor/ (en estos días neoliberales),/ este rayón de hojas y reflexiones de piedras en el pecho/ lo ofrezco son mis manos mohosas y el alma turbia/ de tanto enfrentarme a mi propia b) Al mismo tiempo se advierte en el poeta un sombra.(…)” (Poesía a lo que escribo) aire de liderazgo, cuando expresa que él irá a entablar diálogo con la cultura chilena, atribuyéndose una responsabilidad casi b) Su poesía irónica halla su origen en la historia de su pueblo, por lo tanto es un medio para dejar testimonio de todo aquellos que han 47 política. “Las palabras son como el sonido/ del Kultrun/ me están diciendo mis Antepasados/ pues se sujetan en el misterio/ de la sabiduría/ Por eso con tu lenguaje florido/ conversarás con los amigos/ e irás a parlamentar con los winka/ Montado sobre un arcoiris viajo/ por el mundo/ los cuatro dueños del viento/ me acompañan/ Tal vez en las nubes deba combatir/ contra nuestros enemigos/ -voy pensando/ tal vez un día con sangre pintaré/ los caminos de mi Pueblo.”(Así transcurren mis sueños, mis visiones) tenido que sortear. “Mis mapuchemas no entienden nada/ extienden el descontento de los muertos/ Y su futura compañía,/ Mis mapuchemas son elásticos quemados/ Cenizas/ Rimas de vientos ancestrales(…)”(Temporada Apológika) “(…)es la poesía que viene hacia mi/ balbuceando bellos sarcasmos/ de mapuche muertos que quieren reír y llorar por mí en el verso(…)” (Poesía a lo que escribo) 1.6. La poética Uno de los puntos que más tensiona el gesto de enmarcar dentro de un movimiento denominado literatura mapuche las obras que aquí estamos estudiando, es que ambas aparecen bajo el alero de una concepción occidental de la poesía, y en este aspecto se alejan del sistema literario propio de su cultura fundado en la oralidad. Convengamos –y de acuerdo a lo planteado inicialmente en cuanto a las etapas de la literatura de raíz mapuche- que era imposible mantener dicho sistema literario limpio de la influencia cultural occidental más aun considerando como se gestó todo el proceso de colonización . Por tanto la etapa de “escritura propia” en la que se enmarcan estas obras y el apego de muchos poetas mapuches a este canon occidental habla también de la necesidad del pueblo mapuche de establecer un sistema discursivo intercultural que lo ayude en la tarea de mostrarse como un pueblo con historia y cultura propia para reafirmar su espacio frente a una cultura dominante en un código que ambos grupos compartan. Es inevitable entonces notar la cercanía de ambas obras a corrientes de la poesía chilena, como es el caso de “De sueños azules…” cuya nostalgia e idealización de la infancia, el pasado y 48 la comunidad en la que nació el poeta tienen mucho del “Larismo” de Rolando Cárdenas. Por su lado, “Mapurbe” por lo irónico que lo caracteriza, tiene ciertos aires de la “Antipoesía Parriana”. Finamente, aunque suele cuestionarse entonces que tan mapuche pueden ser estas obras, si ambas pertenecen más bien a un sistema literario chileno o latinoamericano. Una respuesta sería que la “mapuchicidad” de estas obras no se encuentra en las formas literarias que asumen o sistema en el que circulan, sino en el discurso que contienen. En este sentido, nuevamente la identidad mapuche que sostienen cobra sentido. 49 IV. Conclusiones 1. Todo el movimiento literario de raíz mapuche hasta la fecha, ha girado en torno al encuentro con la cultura occidental y el proceso de interacción de ambas. Aunque hoy podamos reconocer la existencia de un movimiento de “poesía mapuche”, dicho movimiento está basado en una concepción occidental de la literatura y de la poesía y es resultado de relaciones interculturales ineludibles para ambas partes. 2. La poesía tanto de Añiñir como Chihuailaf, surge y cobra fuerza al alero de un movimiento social y político que mantiene el pueblo mapuche y cuyas causas tienen que ver con la desterritorialización de las comunidades y la marginalidad en la que viven los mapuches que emigraron a los centros urbanos. Ambos escritores pretenden dejar testimonio de dichos conflictos y a la vez, propiciar la toma de conciencia de esta situación por parte de los involucrados. 3. Ambas obras poéticas se tornan discursos y allí radica el valor de su obra. Superan el componente estético –y no por ello carecen de cualidades estéticas- para centrarse en el contenido ideológico que imprimen los autores en sus poemas. Tanto “De sueños azules y contrasueños” como “Mapurbe venganza a raíz” se han propuesto recrear un imaginario mapuche desde su propia percepción de “ser mapuche”, incluso desde su propia experiencia, como un proyecto que busca definir la identidad cultural de su pueblo, exponer los conflictos que los aquejan producto de la interacción con la cultura “huinca”, plantear la idea de conservación de la memoria de su pueblo y ser esa memoria a la vez, reivindicar la historia y situación de su pueblo y cultura como causa de la subordinación al colonialismo occidental dominante, etc. Por todo lo anterior el componente social y político de ambas obras es innegable. 4. A pesar de que ambas obras coinciden en el punto anterior, se puede advertir la divergencia que existe en la configuración de la identidad mapuche que buscan proyectar: 4.1. Para Elicura Chihuailaf y “De sueños azules…” la identidad mapuche está definida por la pureza cultural, es decir, por el mapuche habitando en la ruralidad de la comunidad, integrado y conectado con la naturaleza y perpetuando las tradiciones ancestrales, principalmente la 50 ritualidad tan característica de su pueblo. La idea de Chihuailaf es el retorno a lo que alguna vez fue su pueblo mapuche antes de la penetración occidental y todos los cambios que ello les trajo. Por ello hicimos mención a la cercanía de este mapuche a su imagen estereotípica. David Añiñir y “Mapurbe” en cambio, presentan una identidad mapuche renovada y actualizada, definida por los acontecimientos históricos, políticos y sociales que llevaron a su pueblo a emigrar a los centros urbanos, especialmente a la ciudad de Santiago. Allí su cultura pierde la pureza que pretende Chuhuailaf, y está mediatizada y sometida a la cultura occidental o huinca. El mapuche urbano de Añiñir vive en los sectores marginales, bajo la explotación obrera, con escasos recursos económicos, y completamente alejado del poder. Forman parte de la identidad de este mapuche todos los íconos de la modernidad, además de los efectos de una acelerada globalización mundial. Este mapuche anda en micro, navega en internet y se rige por las normas de un sistema económico capitalista y además emprende una lucha que tiene matices anarquistas. 4.2 A la hora de revisar cómo estas obras buscan configurar la identidad de la que hablamos, entra a jugar un importante papel el aspecto estilístico. Mientras Chihuailaf construye su obra en una suerte de paralelismo de lenguas (castellano y mapudungun) y de espacios (la ciudad y la comunidad) lo que manifiesta la existencia de ambas culturas como caminos independientes y en un mismo nivel, Añiñir integra todos estos elementos, confluyendo en su obra una serie de lenguas y jergas que forman parte del único espacio en que habita el sujeto de su poética: la urbe. Deja así en manifiesto la heterogeneidad de su identidad mapuche urbana. En síntesis, la obra de Chihuailaf aspira a una cultura pura e independiente y su significado se construye entonces en una suerte de dualidad y oposición a la vez: azul –oscuridad, comunidad – ciudad, sueño – contrasueño, mientras que Añiñir muestra lo que simplemente es, hijo del mestizaje cultural y el significado de su obra está en la integración de los mundos. 4.3 La idea última que subyace tras la obra en el caso de Chihuailaf es que la identidad mapuche debe conservarse en su estado más puro para que sea verdadera. Para ello se apoya en la idea de la poesía –más genéricamente la literatura- como productora de identidad cultural, en donde no sólo podrá construir y mostrar este mundo, sino que podrá propiciarlo. Según Carrasco I. (2000): (…)su proyecto de escritura tiende a revitalizar, reconstruir o gestar un modo de ser 51 genuinamente mapuche, porque piensa que la poesía como manifestación artística no sólo resguarda los elementos de la identidad cultural de un pueblo, sino también los genera.(…)” En el caso de Añiñir, es evidente una rearticulación del significado de imágenes, símbolos y estados del sujeto de su poesía que surge de la negociación de ambas culturas. La venganza o fin último de “Mapurbe” no tiene que ver con recuperar la tierra, sino con encontrar un espacio y dignificar su estadía en la ciudad. Para Mabel García (2008): “Mapurbe construye el espacio para visibilizar el anverso del ethos tradicional, donde el “yo soy” es el “indio” desarticulado, desarraigado y despojado de su ser cultural (tierra-territorio, comunidad cultural), constituyendo un sujeto agónico, que lucha por recuperar y sostener su identidad cultural”. Para nosotros en cambio este “despojo de su ser cultural” apunta nuevamente al purismo cultural de Chihuailaf, purismo que hoy por hoy está en una clara crisis, lo que nos lleva a pensar que más que el anverso del “ethos mapuche”, el mapuche-urbano es el nuevo ethos del pueblo mapuche, porque convengamos que aunque aún existen comunidades, ninguna de ella conseguirá ser impermeable ante la cultura huinca, incluso muchos de ellos toman elementos occidentales que les son útiles en su lucha y que además les son necesarios. 5. Siguiendo la línea de la poesía mapuche, “De sueños azules…” continúa la idea que ya otros poetas como Leonel Lienlaf, Jaime Huenún o el mismo Sebastián Queupul tocaron. Aunque evidentemente Chihuailaf coquetea peligrosamente con el Larismo, volviéndose a ratos una poesía más bien universal. Añiñir en cambio y por todas las diferencias que revisamos, se vuelve anticanon, marcando además la conjugación total de ambas culturas -mapuche y occidental- relación que como dijimos al principio ha sido eje la evolución de la literatura de raíz mapuche. 6. Para terminar, haremos hincapié –y de alguna forma es lo que intentamos probar en este trabajo- que ambas obras intentan proyectar una identidad mapuche que se vuelve disímil, pero que más allá de la pureza o heterogeneidad que cada una representa, ambas sustentan un discurso que estaría produciendo identidad en tanto moviliza ideológicamente a un grupo de personas y efectivamente podrían generar un cambio que supere los ámbitos literarios. 52 BIBLIOGRAFÍA - Añiñir, D., (2009), Mapurbe venganza a raíz, Santiago de Chile, Puhuén Editores. - Barrera, A., (1999), El grito mapuche, una historia inconclusa, Santiago de Chile, Editorial Grijalbo. - Barros, M., (2009), La(s) identidad(es) mapuche(s) desde la ciudad global en Mapurbe venganza a raíz de David Añiñir, Revista Chilena de Literatura, N°75: 29-46. - Carrasco, H., (2002), Rasgos identitarios de la poesía mapuche actual, Revista Chilena de Literatura, N°61: 83-110. - Carrasco, I., (1994), Aportes de la textualidad mapuche a la literatura, Lengua y Literatura Mapuche, N°6: 83-90. - Carrasco, I., (1996), Tensiones entre la intra y la interculturalidad en la poesía de E. 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