LANACION.com · Entretenimientos Notas y críticas Publicado en la ed. impresa: Espectáculos Martes 28 de noviembre de 2006 Noticias | Entretenimientos | Notas y críticas | Nota Virtualidad teatral: arriba el telón Tiempos modernos Quizá como lógico avance de la tecnología electrónica y digital, las artes escénicas se nutren cada vez más del video, de la propuesta multimedia y de las proyecciones Sea por la evolución tecnológica y/o por búsquedas en el orden del lenguaje, cada vez más el arte digital, el video y las proyecciones tienen un lugar más destacado entre las artes escénicas. La tecnología no sólo alimentó la imaginación del artista, sino que además penetró en el corazón de la obra de arte en sí misma. Y si la fotografía y el cine son claros ejemplos de esta tendencia, "la aparición de las nuevas tecnologías electrónicas y digitales en la segunda mitad del siglo XX iba a profundizar algunos de estos aspectos e incluso superarlos, con la introducción de nuevos desafíos a las concepciones de objeto artístico forjadas durante la modernidad", apunta el docente y curador Rodrigo Alonso en el libro dedicado al Premio Mamba/Fundación Telefónica Arte y Nuevas Tecnologías del año pasado. Las consecuencias de ese cruce están a la vista. Sin ir más lejos, la programación de este año del Centro de Experimentación del Teatro Colón estuvo compuesta por el ciclo Monólogos tecnológicos . Un año atrás, una sección de la edición del Festival Internacional de Buenos Aires estuvo dedicada a indagar ese vínculo. En esa franja, por ejemplo, se presentó érection , un trabajo del bailarín francés Pierre Rigal en el cual el video, la iluminación y su propuesta escénica conformaban una cautivante unidad de formas y texturas. O el grupo canadiense que montó Los ciegos , que enojó a algunos espectadores que, al final de la obra, se daban cuenta de que esas caras que habían estado mirando durante toda la función no eran intérpretes actuando en vivo, sino que eran simples (y no tanto) videos. Algo similar al juego entre el espacio virtual, generado a partir de proyección, y el espacio escénico real que La Fura dels Baus investigó en algunos montajes para sintetizar la raíz esquizofrénica de los medios de comunicación y la sociedad actual en su conjunto. En otro campo, el recital del dúo robótico de Daft Punk de hace unas semanas aportó lo mejor de la música electrónica y mucho, muchísimo, de una concepción de puesta con elementos de una megavideoinstalación. Sigamos. El viernes pasado, en la Fundación Telefónica, búnker de este tipo de propuestas, Derrick De Kerchove, doctorado en teatro y sonido generado por computadora, dio una conferencia titulada justamente "La mente es la pantalla: Oda a la electricidad". Allí, hasta enero, se está presentando La mirada indiscreta , una exposición de Robert Cohen y Marcel Odenhach, dos representantes del videoarte europeo. U hoy, a las 19.30, en el Centro Cultural San Martín, comienza la octava edición del Festival Internacional de Videodanza de Buenos Aires, que incluye proyecciones, videodanza experimental, videoarte e instalaciones. Mientras esto sucede, la edición de Ciudad Abierta que tiene lugar en el edificio del Correo en casi la totalidad del tercer piso está dedicada a videoinstalaciones. En el pasillo de la planta baja, el artista Augusto Zanella plantea una instalación que, como hizo La Fura, juega con lo real y lo virtual. En otro tercer piso, pero del Malba, tiene lugar la muestra (imperdible, por cierto) Fluxus, una larga historia con muchos ruidos . Uno de los ideólogos de ese movimiento artístico fue Nam June Paik, quien es considerado el padre del videoarte. "Creo en la reencarnación. Quiero ser una rana en mi nueva vida", se llama la instalación de Paik, en la que una rana de plástico mira una tele en la que aparecen otras ranas. Wagner & Bill Viola Un poco más lejos, el año pasado, Bill Viola, quizás el artista de video de mayor proyección actual, era convocado para trabajar la imagen de Tristán e Isolda , en París. Así contaba la experiencia el diario La Vanguardia , de España: "Una pantalla monumental, de catorce por siete metros, a veces vertical y otras horizontal, y cuatro horas de imágenes. Pero no es un cine sino la Opera Bastilla. El fundido encadenado del videoartista Bill Viola pretende integrarse en la ópera más legendaria del siglo XIX, Tristán e Isolda . Gérard Mortier, director de la Opera Nacional de París, ha pretendido «satisfacer el sueño wagneriano de un arte total»". En la videoinstalación realizada para el montaje, Viola mezclaba, entre otras imágenes, un trabajo sobre los espejismos con secuencias filmadas en el desierto de Mojave en California (curiosamente, la iluminadora Eli Sirlin usó imágenes de otro desierto californiano para "vestir" un montaje escénico de Ciro Zorzoli que se presentó en el Instituto Goethe). Si de espejos y espejismo se trata, el artista visual Leandro Erlich sabe bastante del tema (si la siguiente afirmación genera alguna duda, consultar la página www.l eandroerlich.com.ar y pispiar su instalación llamada Bátiment ). En reconocimiento de esa línea de trabajo, el régisseur Horacio Pigozzi lo convocó para el reciente montaje de La flauta mágica, de Mozart, que presentó en el teatro Avenida. En la puesta de Pigozzi -elaborada visualmente sobre la base de bocetos de Erlich y trabajada digitalmente por Christian Parson y Paula Spagnoletti- se proyectaban con un megacañón imágenes sobre diversos volúmenes ubicados en el escenario. De algún modo, así se reemplaza al viejo y entrañable telón pintado por imágenes trabajadas digitalmente, ampliando así el margen de resolución estético y, por otra parte, sintetizando cuestiones de producción (con "apenas" un proyector evitaba infinidad de telas pintadas, trastos y la variedad de elementos escenográficos). "Había visto muchos espectáculos con proyección, sobre todo de danza, pero la danza con el video es algo que dialoga muy bien. La ópera es algo más estática y era todo un riesgo jugarse por esa línea. Por otra parte, la ópera siempre tiende a algo más tradicional y de mayor resistencia a la tecnología. De hecho, me acuerdo de que cuando Jaime Kogan presentó Mahagonny, en el Teatro Colón, fue un trabajo muy resistido. Eso fue toda una innovación." Prephotoshop Aquella puesta que recuerda Pigozzi fue de 1987. La resolución de esa megapropuesta multimedia estuvo en manos del iluminador Tito Egurza. "Cabe recordar que todavía no se había inventado el videowall y que los proyectores existentes tenían un máximo aprovechable de cuatro por tres metros de pantalla. Que todavía el mundo digital y los ordenadores estaban en pañales. Que no existían el Photoshop y Windows 1 recién asomaba. Es decir, mirando hacia atrás, todavía me parece increíble todo lo que hicimos y los resultados obtenidos", reflexiona Egurza en su página de Internet (para los interesados, es indispensable visitar su página - www.titoegurza.com.ar -, en la cual cuenta con suma precisión y generosidad cada una de sus innumerables puestas). Su trabajo en esa línea continuó con Lady Macbeth , con puesta de Sergio Renán y la dirección musical de Rostropovich, y El hombre de la corbata roja , con Julio Bocca y coreografía de Ana María Stekelman. En estos tres trabajos Egurza fue sumando los avances digitales de la época siempre entablando puentes con la producción de diversos artistas plásticos (Otto Diz, René Magritte y Antonio Seguí, entre otros). Como decía Pigozzi, el cruce entre el video y la danza tiene más historia que con la ópera. En ese sentido, Margarita Balli es la más clara representante entre el uso de nuevas tecnologías y la danza. "Yo empecé con el video y la danza, luego incorporé el video al espectáculo, más tarde inventé un espectáculo para el video y terminé haciendo cosas pensando tanto en un lenguaje como en el otro", reconoce. El cruce dio sus frutos. De hecho, Balli, junto a Franciso Colasanto, fue la ganadora de la primera edición del Premio Mamba-Fundación Telefónica por un trabajo en el cual proyectaba videos sobre superficies tridimensionales que se transformaban ante la presencia del espectador. Pizzurno pixelado , que montó el año pasado en el Festival Internacional de Buenos Aires, fue su propuesta más ambiciosa. En aquella oportunidad, junto a varios artistas, proyectaba imágenes digitales, gráficas y de video sobre la estructura de la fachada mientras varios bailarines copaban las ventanas o el balcón central. "La videodanza está conectada con el cine, con el videoarte", reconoce. Y como aquella experiencia sobre la fachada le quedó dando vueltas, hoy presentará, en el marco del Festival de Videodanza, Pizzurno revisitado , un "teatro de marionetas virtual". Una de sus discípulas es Gabriela Prado. Justamente ella y la artista plástica Silvia Rivas se asociaron para varios trabajos de una fuerte riqueza plástica que presentaron en el CETC y en el circuito de las artes plásticas. Así es que asociándose con otros y subvirtiendo el uso estandarizado de la tecnología los artistas escénicos prenden sus propios chips para desafiar los mismos límites de sus obsesiones. Por Alejandro Cruz De la Redacción de LA NACION Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/862666