Mummies: New Secrets from the Tombs (Momias: Nuevos Secretos

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Mummies:
New Secrets from the Tombs
(Momias: Nuevos Secretos desde
las Tumbas)
Analizando a los muertos para aprender de sus vidas
La historia de la momificación empieza con la muerte de una
persona. Mientras padres o hijas, amigos o sirvientes lloraban
la pérdida, el cuerpo era preparado para la vida después de la
muerte. Una vez cerrada la tumba, los restos momificados
permanecían bajo tierra, ocultos mientras el tiempo se
encargaba de ir borrando los rastros de vida de esa persona.
Miles de años después, cuando los científicos descubrieron
una tumba o abrieron un sarcófago, fue como volver al pasado
- al momento de la sepultura. Poder analizar los restos de una
persona puede ser uno de los mejores métodos para entender
quién fue y aprender más sobre su cultura.
Aprende cuándo, cómo y por qué los egipcios y los peruanos
de la antigüedad fueron momificados al morir y descubre
quiénes fueron en vida.
En alguna época fue común desenvolver a las momias, a veces frente a
una multitud de espectadores. Sin embargo, los egipcios de la
antigüedad lo habrían considerado como una profanación pero para los
investigadores esta ha sido la única manera de analizar restos
ancestrales. Mientras la ciencia y las costumbres sociales iban
cambiando, las personas empezaron a considerar innecesario el
desenvolver a las momias en público.
Escaneo computarizado: examinando sin dañar
Una tomografía computarizada (o CT scanner) permite a los médicos
examinar dentro del cuerpo del paciente sin tener que realizar una
cirugía. Un aro giratorio dentro del escáner requiere de cientos de
imágenes en rayos X con cada rotación. En 1977, sólo cuatro años
después de que esta tecnología fuera presentada, investigadores
realizaron una tomografía en una momia por primera vez. Todas las
momias que verás hoy fueron escaneadas en la última década.
MOMIAS PERUANAS
En el Perú antiguo, la momificación permitía a los vivos poder seguir
conectados con los muertos y recordarlos. Algunas personas
mantenían a las momias en sus casas o las llevaban a festejos. Otras
llevaban comida y bebidas como ofrendas a las tumbas de sus seres
queridos, las cuales permanecieron intactas hasta que siglos
después llegaron a ser descubiertas por los arqueólogos.
Siete mil años atrás, el pueblo de los chinchorro (5,000-2,000 AC),
en la costa de Chile y Perú, utilizaban herramientas de piedra como
estas para preparar a las momias- unos 2,000 años antes de que lo
hicieran los egipcios de la antigüedad.
Los chinchorros retiraban la piel del fallecido y la curtían; le
quitaban los órganos y removían la carne de los huesos. Después
rellenaban el esqueleto con carrizo y arcilla, entonces volvían a
colocarle la piel. La momia luego era pintada de color negro o rojo,
le colocaban una peluca y su rostro era cubierto con una máscara
de barro.
Dando un rostro a los muertos
Los expertos creen que los chinchorros preparaban ellos mismo los
cuerpos de sus seres queridos. Uno de los últimos pasos de ese
proceso habría sido el elaborar una máscara como esta. El escultor
cubría el cráneo del muerto con barro, le moldeaba una nariz, ojos
y boca y entonces lo dejaba secar. Las máscaras raramente se
mantenían intactas, debido a la fragilidad del barro no horneado—
un escultor moderno elaboró esta máscara usando materiales y
métodos ancestrales.
Dentro de la cubierta de una momia
Dentro de esta envoltura, se halla el cuerpo de un infante del cual
se desconoce la causa de su muerte. El cuerpo estaba encorvado,
con las rodillas recogidas: una posición muy común entre las
momias peruanas. La civilización del infante, los chancay, habitaron
el área desértica cercana a la costa del Pacífico. Ellos no
embalsamaban a sus muertos o les removían los órganos, sino que
sabían que el clima secaría y preservaría el cuerpo. El infante está
envuelto en una manta que absorbía la humedad y protegía los
restos.
Las escaneos computarizados revelaron que el esqueleto era muy
joven, ya que aún conservaba su dentadura de leche. Las
tomografías computarizadas no muestran cómo murió el infante
(no hay lesiones en los huesos) o si era niño o niña (los huesos no
constatan el género sino hasta la adolescencia). Se colocaron
ofrendas dentro de sus envolturas- la figura verde es un guaje y las
de color café claro son estatuillas.
Los científicos usaron los escaneos computarizados y una impresora
de tercera dimensión para hacer duplicados de dichas estatuillas.
Las tres estatuillas tienen apariencia femenina. Algunos expertos
especulan que los muertos eran enterrados con figurillas afines a su
género, lo que implicaría que estos podrían ser los restos
momificados de una niña.
En algunas comunidades ancestrales del Perú, las momias eran
consideradas como antepasados que debían venerarse. La mayoría
eran sepultadas con comida, estatuillas, alfarería y otros artículos
que usaron o vistieron en su vida cotidiana. La mayoría de las veces
los objetos más pequeños eran colocados dentro de la envoltura de
la momia.
Piezas en la envoltura de una momia
Este cuerpo envuelto y las pertenencias han de haber tenido
un aspecto diferente cuando esta mujer fue sepultada. Las
envolturas simples han de haber estado cubiertas con telas
coloridas o cubierta con ropas como esta túnica (derecha). Al
cuerpo envuelto se le han de haber colocado unas “cabezas
falsas” (como las cuatro que ves aquí) con adornos en el
cabello. La envoltura completa de la momia generalmente era
colocada sobre la tumba, en la posición de una persona
sentada.
Colocar una cabeza falsa, ropa y otros accesorios al cuerpo
envuelto de la momia pudo haber sido para ejemplificar a la
persona y poder mantener viva su memoria, como un retrato.
Pedazos de tela fueron hallados ocultos dentro de un sepulcro
en Perú, escondidos en la envoltura del cuerpo de una momia.
Los cuerpos eran vestidos antes de ser momificados; esta
túnica debió haber sido usada sobre los hombros de un
hombre o una mujer. A fines del siglo 19, los coleccionistas a
veces destapaban los cuerpos envueltos de las momias para
ver lo que había adentro, a veces separando la momia de sus
ropas y envolturas.
Fosa de Restos Peruana
El territorio costero del Perú: una zona árida y de vientos
arrasadores. Hace mil años, el pueblo chancay vivía en
asentamientos a lo largo de esta costa, pescando, cultivando e
hilando. Cerca de ahí, por generaciones sus ancestros habían
sido sepultados en fosas como estas, justo bajo el suelo
pedregoso y rodeado de ollas de barro, comida y otro tipo de
ofrendas.
En el Perú antiguo, los vivos ofrecían a los muertos ofrendas de
comida y bebida. Enterraban a las momias con ollas de barro
llenas de chicha (cerveza de maíz) y platillos repletos de maíz,
frijoles, especias y pescado. En algunas comunidades era
común visitar las tumbas de los muertos y reemplazar dichas
ofrendas con otras frescas.
Retratos de una Momia
En el Perú antiguo, la gente generalmente era enterrada con
objetos ligados a su oficio y a su género: las mujeres con husos
de hilar y los hombres con conchas de mar o redes de pescar.
Los chancay vivieron a lo largo de la costa peruana, donde
abundaban los peces y los moluscos. Quizás el tener acceso a
esta fuente de alimentación, les permitió el poder
experimentar prácticas de sepultar más complejas, como la
momificación.
Distinto al pueblo costero de chancay, donde se dedicaban
principalmente a la pesca; la gente de Nazca, una región más
céntrica, eran en su mayoría pastores y comúnmente se les
enterraba con lanzas. La gente probablemente las usaba para
proteger a sus animales de depredadores grandes. Colocaban
una piedra en el centro de la liga, jalaban las dos orillas, la
giraban sobre su cabeza y la soltaban de una orilla para lanzar
la roca al aire.
Objetos como este— alguna vez enterrado en la tumba de una
persona– permiten que los arqueólogos conozcan el modo de
vida de los peruanos de la antigüedad.
MOMIAS EGIPCIAS
En el Egipto antiguo, los espíritus continuaban viviendo en el
siguiente mundo. Pero ese espíritu necesitaba ser alojado en
un hogar físico, preferentemente dentro del mismo cuerpo, lo
cual hacía esencial mantener el cadáver lo más intacto posible.
Los egipcios utilizaron la momificación para detener el proceso
natural de descomposición del cuerpo—a veces preservando el
cuerpo de una persona por miles de años después de su
muerte.
La gente que vivió a lo largo del río Nilo en Egipto, comenzó a
momificar a sus muertos hace más de 5,500 años.
Momia del periodo predinástico
La momificación puede ocurrir naturalmente. Esta mujer fue
sepultada bajo arena seca y caliente hace unos 5,500 años. La
arena logró evaporar el agua de su cuerpo. Las bacterias no
pueden sobrevivir sin agua, por lo que el cuerpo no alcanza el
proceso natural de descomposición. Varios expertos creen que
este tipo de momificación natural les dio a los egipcios la idea
de realizar momificaciones artificiales.
Las primeras momias egipcias no fueron enterradas en
elaboradas pirámides llenas de oro, sino que fueron sepultadas
en tumbas bajo tierra, con algunas piezas de joyería o con
objetos de alfarería. Estos jarrones pueden parecer simples,
sin embargo cada uno fue moldeado a mano con barro o en
piedra—un proceso elaborado que lleva mucho tiempo. Los
antiguos egipcios enterraban estas piezas con alguien como
una muestra de veneración pero también porque creían que
los muertos necesitarían objetos como estos en la otra vida.
Momificación: un proceso complejo
A través de los siglos, la momificación se convirtió en un
proceso complejo. Los órganos humanos que se degradan más
rápidamente—hígado, pulmones, intestinos y estómago—eran
sacados del cuerpo. El corazón— la fuente de las emociones y
la inteligencia—comúnmente se quedaban en su lugar, ya que
les harían falta en la vida en el más allá. El cerebro se partía y
se retiraba a través de la nariz, porque los egipcios creían que
no era útil. Cuarenta días en natrón, una sal secante, disecaba
el cuerpo y evitaba su putrefacción. Los embalsamadores
usaban resinas, aceites y relleno para restaurar la apariencia
del cuerpo antes de envolverlo con sábanas.
Los egipcios creían que el hígado, los pulmones, el estómago y
los intestinos deberían ser conservados porque la persona
necesitaría todas sus partes del cuerpo en la vida en el más
allá. Dichos órganos eran colocados en una pequeña piedra o
en un baúl de madera dividido en cuatro compartimentos o
dentro de jarrones con tapas como estos. Las figuras en las
tapas de los jarrones representan a cada uno de los cuatro
Hijos de Horus: deidades que protegían a los órganos del
cuerpo y servían a los muertos.
Ofrendas animales para un dios
Arqueólogos han descubierto cementerios con millones de
animales momificados. Estos no eran mascotas, sino que eran
animales criados en grandes cantidades para ser momificados
y después venderse como ofrendas religiosas. La mayoría de
los dioses egipcios estaban asociados con animales: la diosa
Bastet tomó la forma de una felina o leona y los gatos debajo
aparentemente eran ofrendas para ella. Varios animales,
particularmente babuinos, chacales, halcones y vacas, eran
enterrados en tumbas especiales en honor a los dioses
relacionados con ellos.
Cocodrilo
Dentro de esta envoltura, se encuentra el cuerpo de un
cocodrilo bebé, consagrado al dios egipcio Sobek. Los antiguos
egipcios también momificaban cocodrilos adultos.
Entierro egipcio
Un sepulcro para frustrar a los ladrones de tumbas
Durante la dinastía 26ta (664–525 AC) los egipcios se
mostraron muy interesados en su propio pasado ancestral: el
estado egipcio ya había sido establecido por más de 2,000
años. Ese interés estimuló el resurgimiento de tradiciones
ancestrales sobre el arte, la arquitectura y el diseño de las
tumbas. La gente con buena posición social o riqueza tenían
tumbas subterráneas construidas en base a esa era milenaria,
eran diseños antiguos que protegían los sepulcros de los
ladrones de tumbas. Esos diseños inspiraron la simulación de
esta tumba.
Estás parado bajo 90 pies de cimiento en el conducto principal
de una cámara funeraria. Apenas hay espacio para pararse
porque el lugar está ocupado por un sarcófago de piedra lisa.
Adentro se esconde otro sarcófago de piedra más pequeño,
que contiene una persona momificada en un ataúd de madera
decorado. Ahora que la momia está en su lugar, los conductos
y las cámaras funerarias serán rellenadas con arena, para que
sea imposible que los ladrones de tumbas lleguen hasta ellas.
Sepultados con cientos de sirvientes
En Egipto la gente creía que los muertos continuarían viviendo
en la vida en el más allá y necesitarían provisiones para poder
vivir cómodamente. Estas estatuillas, llamadas shabti, fueron
consideradas por casi 2,000 años como objetos esenciales
para la sepultura. Anteriormente, la gente era enterrada con
ellos para que tomaran su lugar e hicieran por ellos los
quehaceres en la otra vida. Pero conforme pasó el tiempo, los
shabti fueron percibidos como esos sirvientes que harían
cualquier cosa que su dueño muerto les ordenara—así las
personas comenzaron a enterrar a sus muertos con baúles
llenos de cientos de estatuillas pequeñas.
Jeroglíficos de pies a cabeza
Las paredes de las antiguas tumbas egipcias estaban cubiertas
de jeroglíficos. Las tumbas en las dinastías siguientes (664–332
AC) generalmente eran planas pero los ataúdes, como este,
estaban decorados de pies a cabeza. Las imágenes en este
ataúd están inspiradas en escenas del Libro de los Muertos:
una colección de textos fúnebres, que se creía servían a la
persona en su viaje al mundo de ultratumba y hacia la otra
vida.
Un capa adicional de seguridad
Estos bustos de piedra caliza son fragmentos de un tipo de
ataúd más grande, conocido como sarcófago, diseñado para
alojar una momia en un ataúd de madera. La mayoría de la
gente no podría comprar uno, pero los egipcios adinerados a
veces pagaban incluso por seguridad adicional. El robo en
tumbas era un problema del Egipto ancestral y un ataúd de
piedra caliza habría sido difícil de abrir o dañar. Estos ya
estaban rotos cuando fueron comprados y se pueden haber
dañado hace siglos por ladrones experimentados.
La Dorada
Esta máscara bañada en oro no fue diseñada para ilustrar cómo
habría sido en vida esta mujer; es un retrato idealizado que tenía un
propósito. Los antiguos egipcios creían que en la otra vida los
muertos necesitarían sus sentidos—la vista, el oído, el gusto y el
olfato— y que las máscaras les permitirían conservar dichos
sentidos. La piel dorada tenía el objetivo de mostrar divinidad:
después de la muerte las personas serían transformados en el dios
Osiris, quien como casi todos los dioses, tenía piel de oro.
La imagen escaneada que se muestra aquí arriba nos da algunas
pistas sobre el trabajo del embalsamador. El objeto de color blanco
debajo de la barbilla de esta mujer parece ser un pedazo de resina,
probablemente usado para desprender un olor dulce. El área gris en
la parte trasera de su cráneo es la resina colocada después de que
le fue retirado el cerebro, mientras el cuerpo estaba boca arriba.
La imagen al fondo, nos da una idea de cómo luciría esta mujer: en
su cuero cabelludo hay rastros de que tenía el cabello rizado.
Esta imagen muestra lesiones en parte de la columna vertebral de
esta momia. Este tipo de lesión muy probablemente se debía a su
avanzada edad pero en ocasiones es causada por tuberculosis. La
tuberculosis es una enfermedad infecciosa que afecta los
pulmones. Si no se trata a tiempo, puede invadir a los huesos y
eventualmente provoca la muerte de más de la mitad de los que la
padecen. Este padecimiento era muy común en la antigüedad.
Reconstrucción del cráneo de La Dorada
Usando los escaneaos computarizados de la momia a tu
izquierda, los científicos de The Field Museum pudieron
generar esta reconstrucción virtual del cráneo. Después, una
compañía especializada en impresiones en tercera dimensión,
pudo crear una réplica exacta del cráneo en la momia.
Analizando el cráneo, construyendo capas de todos los
músculos faciales y eligiendo un tono de piel basado en una
prueba forense, Elisabeth Daynès creó el retrato de esta mujer
del Egipto antiguo.
Reconstruyendo un rostro
Estas imágenes muestran cómo un rostro puede ser
reconstruido a partir del cráneo. Señales en el cráneo le
indican al artista qué tan profundas y cuántas capas de tejido
muscular tendría, basado en el promedio de medidas que han
sido descubiertas por los científicos a través de los años. Capa
por capa, el tejido blando es rellenado con barro alrededor de
los ojos y la boca. Los rasgos que definen la apariencia de la
persona son una suposición congruente del propio artista.
Joven sepultado en el ataúd de otra persona
Este joven fue momificado y puesto en un ataúd alrededor del
año 250 AC—pero que fuera hecho unos doscientos años
antes, y marcado con el nombre de Minirdis. Los científicos no
saben qué paso con Minirdis, ya que los ataúdes en el antiguo
Egipto casi nunca eran rehusados. Los arqueólogos también
han encontrado que los antiguos egipcios en ocasiones
cavaban y trasladaban algunos viejos cementerios a otro lugar;
puede que entonces hayan aprovechado la oportunidad de
vender algunos ataúdes usados.
Las imágenes escaneadas nos dan una idea de la historia de
este joven. La primera imagen nos muestra que el ataúd era
muy grande para esta momia; la segunda imagen muestra que
sus huesos aún no estaban fusionados en su esqueleto, por lo
que se trataba de un adolescente. La examinación de ambas
imágenes muestra que son de diferentes épocas. El ataúd no
fue hecho para este joven, sino que siglos antes fue de otra
persona con mayor estatura.
Los muertos tienen más que decirnos
—estamos encontrando nuevas maneras de escuchar.
Esta es una reconstrucción en tercera dimensión del cráneo
de un hombre que vivió en el Perú antiguo. Sus huesos han
estado en el museo por más de un siglo, pero en décadas
recientes los científicos realizaron una prueba de ADN y un
análisis isotópico de su dentadura. Los exámenes revelaron
que habría vivido en el desierto de la costa de Perú, como en
la región del valle de Nazca, y se alimentaba principalmente
de maíz. El cráneo original ha sido devuelto a la colección del
museo, en donde permanecerá hasta que los científicos del
futuro descubran una nueva técnica para aprender de sus
restos.
Momias: Nuevos Secretos desde las Tumbas fue desarrollada
por The Field Museum, Chicago
©2015 The Field Museum, Katarina Kaspari.
©2015 The Field Mus, A115214d_030B,
fotógrafo John Weinstein
© 2015 The Field Museum, A115210d_029D,
fotógrafo John Weinstein
© 2015 The Field Museum, A115218d_027A,
fotógrafo John Weinstein
© 2015 The Field Museum, A115240d_001B,
fotógrafo John Weinstein
© 2015 The Field Museum, A115211d_015D,
fotógrafo John Weinstein
© 2015 The Field Museum, A115213d_017A,
fotógrafo John Weinstein
© 2015 The Field Museum, A115214d_016A,
fotógrafo John Weinstein
Additional Images: © 2015 The Field Museum
E. Chamorro, NHMLAC
E. Daynes, © 2012. – Compuesto tomografía computarizada
Elisabeth Daynes Paris
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