Investigación Operativa Sobre la Promoción de La Vasectomía en

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Investigación Operativa Sobre la Promoción de
La Vasectomía en Tres Países de América Latina
Por Ricardo Vernon
Datos recabados en seis proyectos de investigación operativa realizados en Brasil, Colombia
y México sugieren que los clientes potenciales de la vasectomía son un segmento de la población bien definido—son hombres relativamente jóvenes, con un buen nivel educativo, cuyas familias son poco numerosas y que ya practican la anticoncepción. Sus cónyuges y otros hombres que ya se han sometido a esta intervención, influyen particularmente en la toma de decisión
de esterilizarse. La promoción de la vasectomía a través de campañas publicitarias puede resultar particularmente eficaz en los centros urbanos donde hay acceso a servicios de alta calidad. Las campañas de promoción pueden utilizar las razones expuestas por los hombres en
estos países para la elección de este método, especialmente sus ventajas con respecto a la
esterilización femenina y los métodos temporales, la preocupación del hombre por la salud de
su mujer y el deseo de compartir la responsabilidad de planificar la familia y la libertad que les
confiere la vasectomía con respecto a los embarazos no deseados.
(Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar, número especial de 1996, págs. 12–17 & 33)
L
a vasectomía es uno de los métodos
anticonceptivos menos conocidos y
utilizados en América Latina y el Caribe. Si bien la vasectomía es un método
más simple y generalmente menos costoso que la esterilización femenina, en 1991,
solamente el 0,7% de las parejas latinoamericanas unidas en edad reproductiva estaban protegidas por la vasectomía, y esta
proporción llegó al 1% en solamente tres
países (Brasil, Guatemala y México).1
Sin embargo, el éxito obtenido recientemente por algunos programas en la promoción de la vasectomía, sugiere que la baja
prevalencia de este procedimiento se debe
más a la oferta inapropiada de este servicio que la falta de demanda del método. En
Colombia, por ejemplo, aumentó el número de vasectomías realizadas por Profamilia—la principal organización de servicios
de planificación familiar del país—de 92
procedimientos realizados en 1970 (cuando recién se había introducido este método) a 1.064 en 1973; sin embargo, después
que Profamilia comenzó a ofrecer la esterilización femenina, disminuyó en forma
sostenida el número de vasectomías realiRicardo Vernon es asociado principal de programa y subdirector de los Proyectos de Investigación Operativa para
América Latina (INOPAL III) de The Population Council, Ciudad de México. El autor agradece las sugerencias
realizadas por Jim Foreit. Los proyectos de investigación
en que se basa este artículo fueron financiados por
INOPAL I e INOPAL II, mediante los contratos
DPE–3030–C–00–4074–00 y DPE–3030–Z–009019–00, de
la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos.
12
zadas por año, a 480 procedimientos en
1981. Esta cifra no aumentó significativamente hasta 1985, cuando Profamilia abrió
sus dos primeras clínicas para hombres; en
ese año se realizaron 1.241 vasectomías. El
número de procedimientos continuó aumentando en los siguientes años hasta llegar a una cifra anual de 5.872 en 1992.2
La situación fue similar en México. De
1980 a 1988, el Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS) realizó menos de 5.000
vasectomías por año. En 1989, el IMSS
lanzó un programa de promoción para
abrir por lo menos un centro de capacitación para realizar vasectomías sin bisturí, en cada estado del país. Para septiembre de 1994, se habían establecido 44
centros, y se contaba con 116 médicos capacitados en esta técnica y 93 clínicas ambulatorias que ofrecían la intervención. En
consecuencia, el número de vasectomías
realizadas por el IMSS aumentó de 6.283
en 1989 a 16.882 en 1993. Al mismo tiempo, la relación del número de esterilizaciones femeninas respecto al número de
vasectomías disminuyó de 21:1 en 1989 a
10:1 en 1993.3 Así pues, las experiencias
obtenidas en Colombia y México sugieren
que los hombres responden favorablemente cuando se hacen accesibles servicios apropiados de vasectomía.
Este artículo ofrece información recopilada en seis proyectos de investigación
operativa realizados en Brasil, Colombia
y México:
•El organismo brasileño, Promoção de Pa-
ternidade Responsável (PROPATER), evaluó una campaña publicitaria de vasectomía llevada a cabo en una de sus clínicas
ubicada en São Paulo, en 1985.4
•El organismo colombiano de planificación familiar, Profamilia, evaluó clínicas
para hombres y campañas de promoción
realizadas en seis clínicas ubicadas en ciudades de tamaño medio, en 1988–1989.5
•El Centro de Investigación Sobre Fertilidad y Esterilidad (CIFE), evaluó los efectos
de charlas y distribución de folletos en oficinas y centros de trabajo, sobre el número
de vasectomías realizadas por una clínica
de la Ciudad de México, en 1988–1989.6
•El IMSS, que suministra servicios médicos a los empleados y sus familiares, examinó la eficacia de vídeos informativos y
de promotores masculinos en seis de sus
clínicas (cuatro en la Ciudad de México y
dos en ciudades de provincia), en 1994.7
•El afiliado mexicano de la Federación Internacional de Paternidad Planeada en México, MEXFAM, condujo una pequeña encuesta de seguimiento de los aceptantes de
la vasectomía en una clínica de la Ciudad
de México, en 1988.8
•La organización mexicana Mercadotécnica Social Aplicada (MSA), evaluó el impacto de una campaña de promoción en la
aceptación de la vasectomía en una clínica
ubicada en la Ciudad de México, en 1988.9
Las principales características de los proyectos se presentan en el Cuadro 1. Estos
proyectos probaron varias estrategias de
promoción de vasectomía, recopilaron estadísticas de servicio, e hicieron estudios
de seguimiento de los aceptantes mediante técnicas cuantitativas y cualitativas. Los
datos recabados pueden resultar útiles
para el diseño y promoción de los servicios de vasectomía en estos y otros países
latinoamericanos, especialmente al identificar el segmento de la población que son
clientes potenciales de la vasectomía, al
describir el proceso de la toma de decisión
de vasectomizarse y al evaluar la eficacia
de varias estrategias para la promoción y
prestación de servicios.
Características de los aceptantes
La identificación de las características de los
clientes potenciales dispuestos a someterse a la vasectomía es el primer paso indis-
Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar
Cuadro 1. Caracteristicas seleccionadas de seis proyectos de investigación operativa sobre la promoción de la vasectomía, realizados en Brasil,
Colombia y México, 1985–1994
País y organismo
Brasil
PROPATER
(véase referencia 4)
Colombia
PROFAMILIA
(véase referencia 5)
Actividades estudiadas
Lugar de servicio
Fuente de datos
4 anuncios publicados en revistas mensuales con una audiencia
1 clínica en São Paulo
estimada de 4,4 millones de hombres >30 años de edad. Se realizó
una pre-campaña (utilizando noticieros y entrevistas radiales, televisión,
diarios, y semanarios publicitarios) de manera de coincidir con una
conferencia internacional sobre consejería en materia de esterilización.
Formularios de ingreso a la clínica de 10.266
clientes; historias clínicas de 7.403 aceptantes de la vasectomía y documentación de
4.393 llamadas telefónicas y 386 cartas.
Se ofrecieron servicios para hombres (urología, vasectomía,
tratamiento de enfermedades transmitidas por vía sexual) en dos
lugares atendidos por personal especializado—en un contexto
exclusivo para hombres (una clínica para hombres y una clínica con
un programa dirigido únicamente para hombres, con programación
separada) y un contexto tradicional, orientado a la mujer (2 clínicas).
Cada una realizó una campaña de promoción por medio de radio y
diarios, y un promotor realizó actividades de información, educacíon y
comunicación. Se designaron dos clínicas como controles.
1 clínica en cada una de
Historias clínicas de 628 aceptantes de
estas ciudades de
vasectomía; encuesta de seguimiento de
población media: Manizales, aceptantes de vasectomía (N=306); 3 grupos
Ibague, Pasto, Pereira,
focales (1 grupo en cada una de 3 clínicas);
Neiva y Bucaramanga
encuesta sobre nivel de satisfacción de los
clientes en las seis clínicas (N=736); registro
de contabilidad de las clínicas.
Charlas en el lugar de trabajo y distribución de folletos por 8
promotores para difundir los servicios de vasectomía ofrecidos
por un médico privado.
1 clínica en Ciudad de
México
Encuesta a personas que asistieron a las
charlas o recibieron folletos (N=3.589); encuesta de seguimiento a los aceptantes de
la vasectomía (N=50).
IMSS
(véase referencia 7)
En las salas de espera de 2 clínicas, se pasaron vídeos informativos
sobre la vasectomía. En 2 otras clínicas se adiestró a los aceptantes
en actividades de promoción de la vasectomía y de referencia a los
amigos sobre este servicio; el personal de estas dos clínicas y de las
otras clínicas cercanas recibieron una charla y se les entregó un
manual en encuestas sobre vasectomía, y se les solicitó que refirieran
clientes potenciales. Se utilizaron dos clínicas como controles. (Las
seis clínicas utilizaron afiches y folletos de promoción.)
4 clínicas en Ciudad de
México, 1 clínica en
Pachuca y 1 en Ciudad
Juárez
Encuesta de seguimiento a aceptantes de la
vasectomía (N=444); encuesta a clientes
varones casados de 18–55 años en las 6
clínicas (N=421); encuesta a mujeres clientes
casadas de 18–49 años en las 6 clínicas
(N=524).
MEXFAM
(véase referencia 8)
Ninguna.
1 clínica en Ciudad de
México
Encuesta de seguimiento a aceptantes de la
vasectomía (N=37).
MSA
(véase referencia 9)
Publicidad en carteles publicitarios de la ciudad y en los diarios de la
comunidad; un promotor masculino para los servicios de la clínica
para hombres y para la vasectomía en particular.
1 clínica en Ciudad de
México
Historias clínicas de 259 aceptantes de la
vasectomía; 3 sesiones de grupos focales
realizadas con parejas de clase media no
protegidas por la esterilización; encuesta de
hombres que habían solicitado información
sobre la vasectomía (N=25) y de aceptantes
una hora antes de someterse a la operación
(N=25); encuesta de seguimiento a hombres
que se habían sometido a una vasectomía
durante un período comprendido entre 1 mes
y un año antes (N=50).
México
CIFE
(véase referencia 6)
pensable en el diseño de las campañas de
promoción y de estrategias apropiadas para
el suministro del servicio. Para descubrir
quiénes podrán ser los aceptantes potenciales, basta con observar a los usuarios actuales. Las estadísticas del servicio y los estudios de seguimiento realizados en los seis
proyectos de investigación indican que los
aceptantes tienen una edad promedio de
32–35 años, y más del 70% tienen entre 28
y 40 años de edad. Los hombres que escogen la vasectomía tienen un nivel educativo relativamente elevado (por lo menos estudios secundarios parciales), familias
relativamente poco numerosas (de menos
de tres hijos), y el hijo menor tiene entre los
dos y los cinco años (es decir, ha sobrepasado la edad crítica de la mortalidad infantil). En general, los aceptantes de vasectomía
viven en ciudades grandes. Casi todos los
hombres que se han sometido a la vasectomía son casados o viven en unión y sus cónNúmero especial de 1996
yuges son, en promedio, cinco años más jóvenes que ellos.
Una elevada proporción de las personas que se someten a la vasectomía o sus
cónyuges practicaban la anticoncepción
en el momento en que se decidieron someterse a la intervención (entre 56% y 98%),
y del 18% al 39%, según el proyecto, utilizaban métodos que requerían la participación del hombre—es decir, el condón,
el retiro o la abstinencia periódica. Además, estos hombres se sentían cómodos
hablando con sus cónyuges acerca de la
anticoncepción y demostraban un alto
sentido de responsabilidad familiar y una
gran preocupación por el bienestar y la
salud de sus esposas.
Este perfil de los aceptantes actuales de
la vasectomía muestra que los que eligen
esta intervención, son por lo general más
jóvenes y tienen menos hijos que los hombres que se sometieron a la vasectomía
hace una década.10 Aun más, los aceptantes anteriores de la vasectomía tenían niveles socioeconómicos y educativos más
elevados, y un mayor uso de métodos anticonceptivos modernos en el momento en
que se sometieron a esta operación que el
promedio de los hombres en sus respectivas sociedades. Probablemente, a medida que se ha difundido el conocimiento y
uso de la vasectomía en América Latina,
las características de los aceptantes se han
acercado más al promedio.
El proceso de toma de decisión
Según se observa en las encuestas, en los
estudios de seguimiento y en los resultados recogidos de los grupos focales que se
realizaron como parte de los seis proyectos, el proceso de la toma de decisión para
someterse a la vasectomía sigue las cuatro
etapas de cualquier proceso de adopción
de innovaciones: toma de conciencia, bús13
Investigación operativa sobre vasectomía
queda de información, evaluación de la innovación y finalmente, su adopción.*11
Entre los primeros eventos en la etapa
de toma de conciencia se incluye el reconocimiento de que se ha obtenido o superado el número de hijos deseado y que no
es conveniente continuar utilizando métodos anticonceptivos temporales. Otro
paso clave es obtener información sobre
la vasectomía. La mayoría de los aceptantes identificados en los seis proyectos de
investigación, tuvieron conocimiento de
este método por primera vez a través de
amigos o parientes, sus cónyuges, el personal de salud, la radio o la televisión.
Durante las etapas de búsqueda de información y evaluación, la mayoría de los
hombres consultaron a sus cónyuges
(74–88% de los hombres de cuatro proyectos); en segundo lugar se informaron a través del personal de salud (más del 40% en
dos proyectos) y por medio de familiares y
amigos (más del 20% en cuatro proyectos).
Además, por lo menos el 11% de los aceptantes de cuatro proyectos indicaron que en
ese momento del proceso habían hablado
sobre el tema con un amigo que se había sometido a esta intervención, y del 26% al 66%
de los hombres de cuatro proyectos dijeron
que conocían a otros hombres vasectomizados. Esta proporción, elevada dada la baja
prevalencia de la vasectomía en estos países, confirma la importancia que tiene la información que ofrecen los hombres vasectomizados en el proceso de la toma de
decisión entre los interesados. De hecho, algunos de los participantes de los grupos focales en Colombia mencionaron que la información que les suministraron los amigos
vasectomizados había sido un factor decisivo en su elección del método.
Si bien los interesados en la vasectomía
también procuran información en los medios de difusión durante el proceso de la
toma de decisión, no es fácil predecir
cuándo los medios masivos van a suministrar información sobre la vasectomía.
En consecuencia, durante esa etapa es importante disponer de material informativo sobre la vasectomía, preparado por los
proveedores de este servicio. Por ejemplo,
en el proyecto del IMSS en México, el 62%
*Según un investigador de los Estados Unidos, casi todos
los aceptantes de la vasectomía pasan por seis etapas significativas durante el proceso de la toma de decisión—
enterarse sobre la existencia de la vasectomía, hablar con
un hombre vasectomizado, decidir no tener más hijos,
considerar seriamente a la posibilidad de someterse a una
vasectomía, decidir que los métodos temporales ya no
son aceptables, y considerar a la vasectomía como el
mejor método. Además, más de la mitad de los hombres
que eligen la vasectomía, lo hacen luego de pasar un momento de temor de haber provocado un embarazo (véase
la referencia 12).
14
de los aceptantes leyeron los folletos que
se les suministró antes de tomar la decisión final; dicha proporción fue más del
doble de los que obtuvieron información
a través de los medios de difusión. Finalmente, el 44–51% de los hombres en los
seis proyectos indicaron que la persona
que más influyó en la decisión adoptada
fue su cónyuge, seguido por el personal
que prestó el servicio. Parece que otras
personas influyeron poco en la decisión
final de someterse a la operación.
En los proyectos de Profamilia, MSA y
CIFE, se les preguntó a los participantes
por cuánto tiempo habían pensado en una
vasectomía antes de tomar la decisión
final. Un tercio de los hombres del estudio de MSA y dos tercios de los del proyecto de Profamilia decidieron en un período de cuatro meses; menos del 20% de
los participantes en ambos estudios dijeron que les había tomado más de un año
decidirse. Así pues, el proceso de la toma
de decisión parece ser relativamente
breve, especialmente si se lo compara con
el tiempo promedio que se registra en los
Estados Unidos (aproximadamente 20
meses), según un estudio.12
Dado que los proyectos utilizaron una
variedad de técnicas y cuestionarios para
examinar las razones que condujeron a los
hombres a someterse a la vasectomía, sus
resultados no son estrictamente comparables. Sin embargo, los resultados sugieren varias razones importantes. Cuando
se les pidió que indicaran las ventajas que
ofrecía la vasectomía, el 40–90% de los
aceptantes de los proyectos de CIFE, MSA
y MEXFAM mencionaron la permanencia
y eficacia de este método, dado que ya habían tenido el número de hijos deseado.
De hecho, un poco menos de la mitad de
los participantes en estos tres proyectos
citó la permanencia del método como la
principal razón para someterse a la vasectomía. Además, el 21–57% de los aceptantes mencionaron la salud de la mujer como
la razón principal para hacerlo.
En cuatro proyectos, la proporción de
quienes dijeron que habían considerado la
esterilización femenina varió del 51% (en
el proyecto de Profamilia) al 81% (en el proyecto del IMSS). Sin embargo, para estos
hombres, la vasectomía fue la alternativa
más atractiva. Las razones más comúnmente mencionadas para seleccionar la vasectomía en vez de la ligadura de trompas
fueron que la vasectomía era más simple,
más fácil, más rápida y más cómoda (mencionadas por el 39–60% de quienes habían
considerado la esterilización femenina).
Además, el 39% de los aceptantes del IMSS
indicaron que la razón más importante
para seleccionarla era que la vasectomía era
más segura que la esterilización femenina.
La segunda razón más comúnmente
mencionada para preferir la vasectomía
fue la preocupación por la salud de la
mujer, expresado por entre el 20% (CIFE)
y el 44% (MSA) de los aceptantes. Finalmente, aproximadamente el 10% de los entrevistados también mencionaron su deseo
de colaborar con su cónyuge y compartir
la responsabilidad de planificar su familia. Los participantes de los grupos focales hablaron sobre la salud de su pareja, su
amor por su mujer y la comodidad de la
vasectomía en relación con la esterilización
femenina u otros métodos temporales.
Otro factor que influyó en la toma de
decisión fue la técnica quirúrgica utilizada. El 39% de los aceptantes del grupo del
IMSS indicaron que la técnica sin bisturí
les facilitó tomar la decisión porque temían a la cirugía en general. En las sesiones
de los grupos focales organizadas por el
MSA con parejas no esterilizadas, y en las
sesiones del MEXFAM con hombres que
se habían sometido a la vasectomía, también se reveló que tenían temor con respecto a la cirugía; por lo tanto, la técnica
quirúrgica sin bisturí puede ser un elemento importante para promocionar el
método entre los interesados.
Si bien el 10–20% de los aceptantes en los
seis proyectos indicaron que sufrieron efectos secundarios, tales como hinchazón y
dolor, casi todos los hombres se mostraron
satisfechos con los servicios y con el método mismo. En los tres proyectos en los
que se les preguntó acerca de la calidad de
las relaciones sexuales después de la intervención, del 35% al 52% indicaron que sus
relaciones sexuales habían mejorado. A la
inversa, solamente una pequeña proporción dijo que la calidad de su actividad sexual había empeorado; esto se confirmó en
las sesiones de los grupos focales realizadas por Profamilia y MEXFAM.
Solamente el 1% de los hombres del proyecto de Profamilia y el 2% de los aceptantes del proyecto de MSA se arrepintieron
de haberse sometido a la vasectomía.
Aproximadamente el 75% de los participantes de cinco proyectos hablaron sobre
la vasectomía con otros hombres o se la recomendaron a otros, y el 82–96% dijeron
que lo harían en el futuro. Esto sugiere que
se podría reclutar a los aceptantes de la vasectomía para alentarlos a realizar actividades de promoción de este método.
En los Estados Unidos, los hombres que
se han sometido a la vasectomía son un
componente clave de la red de información
y difusión de la vasectomía;13 en los tres países latinoamericanos objeto de estudio, sin
Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar
embargo, los miembros de la familia parecen influir en mayor medida. En la mayoría de los países del mundo, se esgrimen
como las razones principales para someterse a la vasectomía lograr el número deseado de hijos, razones financieras y el rechazo de otros métodos.14 La preocupación
por la salud de la pareja, el amor a la mujer
y el deseo de ejercer una mayor responsabilidad en la planificación de la familia parecen ser de particular importancia en los
tres países latinoamericanos estudiados. Finalmente, estudios previos realizados en
países en desarrollo (Bangladesh, Colombia, Corea, Guatemala, India y Malasia) y
desarrollados (Australia, los Estados Unidos, incluido Puerto Rico, y el Reino Unido)
han demostrado que después de someterse a la vasectomía se sienten los mismos
efectos positivos o neutrales con respecto
a la libido y a la calidad de las relaciones
sexuales, y que la proporción de hombres
que se han arrepentido de haberse sometido a esta intervención también es baja.15
Eficacia de las estrategias
Por varias razones no se puede realizar una
comparación estricta entre los resultados
de las diversas estrategias de promoción
examinadas en los proyectos de investigación. En primer lugar, los proyectos pusieron a prueba diferentes estrategias de promoción, y algunos no trataron de evaluar
el aporte relativo de cada una de esas estrategias ni utilizaron un diseño experimental sólido que les hubiera permitido hacerlo. Segundo, si bien en la mayoría de los
proyectos que utilizaron un diseño experimental se preguntó a los aceptantes cómo
habían tenido conocimiento sobre la vasectomía, cada proyecto utilizó diferentes instrumentos para recopilar datos, los cuales
no utilizaron una lista sistemática de las
mismas fuentes de información, de manera que a algunos hombres se les ofreció
menos opciones que a otros. Por lo tanto,
el porcentaje de hombres que utilizaron las
fuentes que no se presentaban en la lista
podía haber sido subestimado. Por estas razones, los resultados que se presentan en
esta sección deberán considerarse únicamente como ilustrativos.
Los proyectos que utilizaron por lo menos
un diseño cuasi experimental para evaluar
los efectos de las estrategias de promoción
concluyeron que las campañas resultaron
efectivas. PROPATER, en São Paulo, realizó una campaña publicitaria de 10 semanas
de duración, en semanarios y revistas mensuales para hombres, utilizando cuatro tipos
de anuncios diferentes. Durante el año previo a la campaña, PROPATER realizaba 11
vasectomías por día; durante la campaña,
Número especial de 1996
este promedio aumentó en un 76%, a aproximadamente 20 intervenciones diarias. Al
año siguiente, esta cifra se estabilizó en aproximadamente 17 intervenciones diarias, un
nivel que superó en un 54% al número alcanzado antes de la campaña.
Al examinar las fuentes de información
sobre la vasectomía, se observó que durante la campaña de 10 semanas, el 18%
de los nuevos aceptantes habían visto un
anuncio en una revista, en comparación
con el 4% que habían visto dicha publicidad un año después de la realización de
la campaña. En forma inversa, durante la
campaña, el 74% de los nuevos aceptantes indicaron que habían hablado con un
cliente de la clínica, en comparación con
el 88% que lo habían hecho durante el período posterior a la campaña, y una menor
proporción de nuevos aceptantes habían
hablado con las fuentes tradicionales de
información (parientes y amigos) durante la campaña que después de ella.
En el proyecto realizado en Colombia,
Profamilia realizó una campaña por la prensa radial y escrita, de cinco meses de duración, para promocionar los servicios para
hombres (incluida la vasectomía), ofrecidos
en cuatro clínicas ubicadas en cuatro ciudades; cada clínica contrató además a un
promotor para ofrecer charlas en las clínicas y en las comunidades. Para fines de
comparar las técnicas de promoción, dos clínicas que utilizaron únicamente la promoción interpersonal de costumbre, fueron
nombradas como controles. El número promedio de vasectomías realizadas en las cuatro clínicas experimentales aumentó en un
120% en comparación con el año anterior
(promedios de 57 y 125 intervenciones, respectivamente), en tanto el número de intervenciones realizadas en las dos clínicas de
control aumentó solamente en un 59% (de
40 a 63 intervenciones por clínica).
Las historias clínicas de los clientes indicaron que si bien fue mayor el número
de hombres de las clínicas experimentales que de las clínicas de control que mencionaron la radio como la fuente de información sobre la vasectomía (22% contra
5%), esta situación resultó a la inversa con
relación a otras fuentes de información:
personal de la clínica (23% contra 27%), periódicos (3% contra 9%) y el letrero de la
clínica (3% contra 5%). Prácticamente no
hubo diferencia, sin embargo, en la proporción de los que mencionaron como su
fuente de información a los parientes y
amigos (39% en las clínicas experimentales y 40% en las de control).
En el proyecto del IMSS, dos clínicas
analizaron una intervención de un año de
duración en la que se participaron hom-
bres que se habían sometido a la vasectomía como promotores voluntarios y estableció un sistema de referencia entre las
clínicas de la red más amplia del IMSS.
Esta intervención aumentó el número de
vasectomías en un 25% (de 375 a 470 operaciones), mientras que la técnica de comparación realizada en dos clínicas—el uso
de un vídeo informativo colocado en las
salas de espera—aumentó el número de
vasectomías en un 8% (de 495 a 534 procedimientos). Además, durante ese mismo
período, aumentó el número de vasectomías en un 6% en dos clínicas de control
(de 694 a 738 intervenciones).
Otras campañas de promoción realizadas en América Latina también han aumentado la demanda de servicios de vasectomía. Por ejemplo, la organización de
planificación familiar de Guatemala,
APROFAM, comparó tres enfoques de promoción en 1983–1984—la radio sola, la
radio y un promotor, y únicamente un promotor. En los tres casos, aumentó el número de vasectomías realizadas en casi tres
veces más de lo esperado si no se hubieran
realizado las promociones.16 Además, al
evaluarse una campaña de promoción de
seis semanas realizada en diversos medios
de difusión por PROPATER, se observó
que aumentó el número de vasectomías realizadas en un 80% durante la campaña, y
este nivel permaneció en un 55% por encima del número de intervenciones realizadas antes de la campaña, durante el semestre posterior a la realización de la misma.17
La mayor parte de la experiencia acumulada en América Latina indica que las
fuentes de información tradicionales (parientes, amigos y personal de servicio) generalmente son responsables por la mayor
proporción de los recomendados para la
vasectomía. Una forma de determinar la
eficacia de las campañas de promoción, especialmente cuando se abren nuevas clínicas, es examinar la proporción de clientes que mencionan a la campaña como su
fuente de referencia. En el proyecto MSA,
se lanzó una clínica de la Ciudad de México con una campaña de promoción que
incluyó anuncios en los periódicos comunitarios y en los carteles publicitarios de
la ciudad, y los servicios de promoción de
un promotor masculino. Fue mayor el número de aceptantes de la vasectomía que
indicaron que se habían enterado de la
existencia de la clínica a través de los carteles publicitarios (44%) que a través del
letrero de la clínica (22%), por los avisos
de los periódicos (21%), por el promotor
y personal de la clínica (15%) o a través de
amigos y parientes (15%).
¿Cómo se logra el éxito de una campaña
15
Investigación operativa sobre vasectomía
de promoción y de un programa de vasectomía? La experiencia de la región indica
que para lograr el éxito, es esencial contar
con un liderazgo sólido del programa. Con
frecuencia se consolida este liderazgo estableciendo un equipo para difundir los servicios de vasectomía y de anticoncepción
para el hombre. Este equipo realiza actividades que destacan la importancia que la
institución le asigna a la vasectomía como
método anticonceptivo, tales como establecer clínicas o horarios destinados exclusivamente a los hombres, iniciar un programa sólido de capacitación en materia de
vasectomías, ampliar los servicios dirigidos
al hombre, y realizar campañas de información, educación y comunicación. Aun en los
programas grandes frecuentemente se
puede notar el efecto que produce una sola
persona entusiasta sobre el número de vasectomías realizadas.
Las experiencias recogidas en estos seis
proyectos sugieren que el aumento del número de vasectomías con frecuencia refleja la capacidad que tiene una campaña para
llegar a un elevado número de personas
que pueden tener interés en someterse a
esta intervención. Los proyectos de PROPATER y de Profamilia indicaban que las
características sociales y demográficas de
los hombres que respondieron a las campañas no diferían sustancialmente de las
de aquellos que acudieron a las clínicas en
busca de servicios antes de realizarse las
campañas. Los hombres que se enteraron
de la vasectomía a través de la campaña
también eran muy similares a los que se informaron a través de una fuente tradicional. Esto sugiere que, por lo menos en las
etapas iniciales de la difusión de la vasectomía, las campañas tienden a atraer a personas interesadas cuyas características son
similares a las de los clientes que ya se habían sometido a esta intervención, más que
a un tipo de gente nuevo y diferente.
Tal vez la mejor forma de demostrar la
importancia de enfocar una campaña en el
sector de la población adecuado, se haga en
observar los proyectos que no lo hicieron
en forma acertada. Desafortunadamente,
son pocos los casos de fracasos de campañas de promoción que se han sido documentado en forma adecuada, y aún menor
es el número de aquellos que han intentado explicar las razones de su fracaso. Sin
embargo, el proyecto de CIFE es una excepción. Se contrató los servicios de ocho promotores para dar publicidad a los servicios
de vasectomía ofrecidos por un médico privado. Los promotores ofrecieron charlas y
distribuyeron panfletos entre grupos mixtos en fábricas y oficinas. Solamente 55
hombres se sometieron a la vasectomía du16
rante la duración del proyecto, y de ese
grupo, solamente dos mencionaron a los
promotores como su fuente de información.
Al probar la hipótesis de que la campaña fracasó debido a una estrategia equivocada de enfoque del “público objetivo”,
los investigadores compararon las características sociales y demográficas de la audiencia objeto de estudio con los aceptantes de la vasectomía en los proyectos de
MEXFAM, Profamilia, PROPATER y
MSA; según la definición de los investigadores, los hombres que reunían por lo
menos una de las características que no era
compartida por el 80% de los aceptantes
en los cuatro proyectos, no deberían haber
sido considerados como objetivo de los
mensajes de los promotores.
Más de las dos terceras partes (69%) de
los 3.589 individuos que asistieron a las
charlas de los promotores o recibieron folletos tenían por lo menos una característica que los descalificaron del grupo objeto de estudio y no debería haber sido objeto
de la campaña—es decir, eran menores de
24 años de edad o mayores de 52 años, tenían menos de dos hijos, su hijo menor
tenía más de 19 años, tenían menos de cuatro años de escolaridad, no estaban casados o no se encontraban en una unión consensual, o ya se protegían por medio de una
esterilización (masculina o femenina).
De esta manera, la ineficacia de esta estrategia de promoción interpersonal parecería que se debía, en gran parte, a un error
de enfoque del grupo blanco. Esta conclusión se refuerza cuando se considera que
la ley mexicana requiere que todos los empleados estén afiliados al IMSS, y este organismo ofrece servicios de vasectomía en
forma gratuita a los socios del seguro social. Este segmento de la población formado por empleados de oficinas y obreros no
parece ser el más apropiado para recibir
los servicios de un médico privado.
La eficiencia de las estrategias de promoción generalmente se calcula en función del costo total por vasectomía o por
año protección-pareja (tomando en cuenta que cada vasectomía ofrece un promedio de 12,5 años protección-pareja). Por
ejemplo, al analizar el costo-efectividad
del proyecto de PROPATER, los investigadores supusieron en primer lugar que
el número de vasectomías permanecería
al mismo nivel sin contar con una campaña de promoción; luego atribuyeron el aumento del 54% a la campaña publicitaria.
Dividieron el costo total de la campaña de
promoción entre el número adicional de
vasectomías realizadas, y estimaron el
costo de cada nuevo aceptante adicional
que resultó gracias a la campaña de pu-
blicidad de la revista, cuyo resultado ascendió a US $39 (o sea US $3,12 por cada
año protección-pareja adicional).
El proyecto de Profamilia ofrece otro
ejemplo. Mediante el uso de la misma metodología, los investigadores estimaron el
costo-efectividad de la campaña, la cual incluyó el uso de radio, periódicos y promotores, y resultó en US $7,50 por cada año
protección-pareja adicional. Sin embargo,
estos son los rendimientos de un solo año.
Los investigadores señalaron que es necesario que el costo-efectividad sea estimado en base a períodos más prolongados,
debido a los efectos cumulativos a través
de los años de las referencias realizadas
por los aceptantes satisfechos, y los efectos de la capacitación del personal.
Demanda potencial
¿Cuál es la demanda potencial futura de
servicios de vasectomía en estas áreas de
América Latina? El IMSS trató de responder a esta interrogante al realizar una encuesta entre 421 hombres y 624 mujeres,
todos clientes que se encontraban en las
salas de espera de seis clínicas. Todas las
personas entrevistadas estaban casadas o
vivían en unión; las mujeres tenían 15–49
años de edad y los hombres 20–59. Sólo el
15% de los hombres y el 19% de las mujeres contaban con menos de seis años de escolaridad; aproximadamente el 50% y el
61%, respectivamente, tenían dos hijos o
menos. En general, más del 80% de los entrevistados tenían conocimiento de la vasectomía y aproximadamente el 20% conocían el método de vasectomía sin bisturí.
Con respecto al uso de anticonceptivos
entre las mujeres, el 31% se encontraban protegidas por la esterilización femenina, el 2%
por la vasectomía de su cónyuge y el 42%
por un método temporal; el 25% no utilizaban ningún método anticonceptivo. Entre
los hombres, el 33% estaban protegidos por
la esterilización de su pareja, el 4% por su
vasectomía y el 37% por métodos anticonceptivos temporales; el 26% no utilizaban
ningún método. Entre los entrevistados protegidos por la esterilización femenina, más
del 11% dijeron que durante el proceso de
la toma de decisión, habían considerado a
la vasectomía como una alternativa.
Para evaluar la demanda potencial de
vasectomía, se les preguntó a los entrevistados no protegidos por un método permanente si habían considerado para el futuro la esterilización para ellos o sus
cónyuges. Fue mayor el porcentaje de mujeres que de hombres (73% y 52%, respectivamente) que respondió afirmativamente. Cuando se les preguntó si escogerían
la vasectomía en lugar de la esterilización
Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar
femenina, el 31% de los hombres dijeron
que sí, pero solamente el 22% de las mujeres respondieron que era probable que
sus cónyuges adoptarían la vasectomía.
Sin embargo, apenas el 30% de los hombres y el 55% de las mujeres respondieron
que habían discutido sobre el tema de la
vasectomía con su pareja, y el 21% del total
dijeron que conocían un hombre que se
había sometido a esta intervención.
Al profundizar el análisis se reveló que
los hombres eran más proclives a decir que
se someterían a una vasectomía en el futuro que las mujeres a afirmar que sus cónyuges adoptarían esta medida. La demanda potencial de vasectomías es más
elevado entre los hombres que son comparativamente jóvenes, que tienen un
mejor nivel educativo y un número menor
de hijos. También es un poco más elevado
entre quienes actualmente utilizan métodos anticonceptivos temporales que entre
quienes no practican la anticoncepción.
Conclusiones
Los datos recabados en estos seis proyectos
de investigación operativa sugieren algunas de las siguientes conclusiones e implicaciones de la promoción de la vasectomía
en ciudades de América Latina.
•Los clientes potenciales constituyen un segmento de la población bien definido. Son hombres que por lo general son relativamente jóvenes y comparativamente bien
educados, tienen familias poco numerosas, trabajos seguros y una vida familiar
estable. La mayoría ya practica la anticoncepción, y muchos usan los métodos que
requieren de su participación activa, tales
como el condón y la planificación familiar
natural. En consecuencia, los programas
de vasectomía deberán diseñar un tipo de
prestación de servicios y estrategias de
promoción que atienda y satisfaga las necesidades de este grupo.
•Las fuentes de información informales, especialmente las esposas y los hombres que se han
sometido a la vasectomía, influyen en gran medida durante el proceso de la toma de decisión.
Las actividades de promoción de la vasectomía, en consecuencia, deberán contar con
la participación más efectiva de las esposas
y de otros hombres que ya se han sometido a esta intervención. Por ejemplo, se le
puede presentar la vasectomía a las mujeres como una alternativa a la esterilización
femenina—especialmente en los momentos en que estarían más receptivas a este tipo
de información, tales como en el período del
puerperio. A su vez, deberá invitarse a
todos los aceptantes de la vasectomía a colaborar en las actividades de promoción, enseñárseles a identificar amigos que podríNúmero especial de 1996
an tener interés en la vasectomía y suministrarles material de promoción para que lo
distribuyan entre sus colegas que muestran
interés. Deben desarrollarse mecanismos
para mantener contacto y un sistema de referencia entre dichos aceptantes-promotores de la vasectomía.
•El personal de los servicios de salud es una
de las fuentes más consultadas durante la etapa
de la evaluación y proceso de toma de decisión.
El personal deberá estar bien capacitado
en técnicas de consejería y más involucrado en la promoción de la vasectomía y en
actividades de referencia de clientes potenciales. Según parece, cuando se capacita mínimamente a todo el personal de
una clínica se logra una mayor eficacia que
si se adiestra únicamente a aquellos que
prestan el servicio de vasectomía; la red
de referencias también parece ser más eficaz en unas clínicas que en otras.18
•Las estrategias de promoción en los medios
de difusión tienden a ser eficaces, particularmente en las grandes ciudades, donde se dispone de clínicas con servicios de alta calidad.
Como la vasectomía aún se encuentra en
las primeras etapas de difusión en América Latina, es preciso contar con los medios masivos de mayor alcance para llegar
al más amplio número de aceptantes potenciales. Entre los medios de información
que han probado ser eficaces se encuentran
las revistas para hombres, los programas
nocturnos de televisión y los informativos
radiales; parece que resultan menos eficaces los medios de difusión dirigidos a una
audiencia más pequeña y aquellos destinados a una audiencia más diversificada,
tales como los anuncios en los periódicos.
El fracaso de las estrategias de promoción
parece deberse en mayor medida a la consecuencia de no seleccionar un medio de
difusión adecuado, y no a la falta de una
respuesta del público masculino. Es necesario identificar y probar otros medios de
difusión y formatos adecuados.
•Las razones expuestas por los hombres que
adoptan la vasectomía sugieren una serie de
temas bien definidos para ser utilizados en las
campañas de promoción. Entre dichos temas
se encuentran: las múltiples ventajas de
la vasectomía—y la vasectomía sin bisturí en particular—en relación con la esterilización femenina; la elección de la vasectomía por el amor a la mujer y la
preocupación por su salud, así como por
un deseo de asumir la responsabilidad y
colaborar en la planificación de su familia; y que la vasectomía confiere una cierta tranquilidad en eliminar la ansiedad
con respecto a los embarazos no deseados.
•Algunas parejas que actualmente no se protegen mediante una vasectomía consideraría la
posibilidad de hacerlo cuando ya hayan tenido
todos los hijos que quieren. Si bien esta conclusión se basa en un estudio relativamente pequeño realizado por el IMSS en seis clínicas ubicadas en tres ciudades, la sólida
demanda potencial de servicios de vasectomía en América Latina se señala por el
rápido aumento en los servicios en las
pocas instituciones de la región que han realizado un gran esfuerzo para popularizar
el método (incluidos el IMSS y el Ministerio de Salud Pública de México, Profamilia en Colombia y PROPATER en Brasil).
Aunque estos tres países presentan tasas
entre moderadas y altas de prevalencia de
uso anticonceptivo e indicadores socioeconómicos relativamente altos, el hecho de
que dichos países difieren tanto culturalmente sugiere que semejante demanda
puede existir en todas las grandes ciudades de América Latina. Es necesario realizar un mayor número de estudios para evaluar esta demanda potencial.
Referencias
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15. R. Santiso, J. T. Bertrand y M. A. Pineda, 1983, op. cit.
(véase referencia 10); S. D. Mumford, 1983, op. cit. (véase
referencia 12); S. G. Philliber y W. W. Philliber, 1985, op.
cit. (véase referencia 10); M. P. P. de Castro et al., 1985, op.
cit. (véase referencia 10); y K. Ringheim, “Factors that Determine Prevalence of Use of Contraceptive Methods for
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17. L. Liskin, E. Benoit y R. Blackburn, 1992, op. cit. (véase
referencia 1).
18. A. Estrada, asesor médico principal, AVSC Internacional, comunicación personal, junio de 1994.
12. S. D. Mumford, “The Vasectomy Decision-Making
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13. Ibid.
Número especial de 1996
33
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