Año: 31, 1989 No. 690 La Privatización: Una Oportunidad Por Juan F. Bendfeldt La privatización es la reversión de la política que alguna vez se llamó de «nacionalización» de los servicios públicos. La nacionalización se presentó como patriotismo a nuestros incautos pueblos, en lugar de llamar a las cosas por su nombre: estatización; la burocratización del mercado. Si a esto le sumamos las caducas ideas de Raúl Prebisch y su CEPAL el fomento a la industrialización forzada por el estado para romper las «estructuras», y el fomento a la expansión del sector público provocado por los programas de ayuda internacional, tenemos la figura completa. Algunos datos de esta moda de las últimas cuatro décadas son necesarios. En 1970, 13 de los 90 países que supervisaba el FMI gastaban 30% o más del PIB en el sector público. Para 1980 se habían incrementado a 40 países, es decir, el triple. Ese crecimiento es medible también en la cantidad de empresas estatales. México, por ejemplo, tenía 150 empresas estatales en 1960; ya para 1980 eran 400, y como resultado de la estatización de la banca llegó a 600. Brasil tenía 150 en 1960 y para 1980 tenía más de 700. Tanzania tenía 50 en 1965 y en 1980 llegaron a 400. El presupuesto de las paraestatales de Guatemala apenas llegaba a ser el 5% del presupuesto total de gastos del estado en 1962; en 1982 llegó a ser de igual tamaño que el gobierno central, y continúa igual. Tras una década de experimentación mundial es posible observar los éxitos de las políticas de privatización efectiva en muchas partes del mundo, y compararlos con la retórica, que aún no se concreta en resultados, prevaleciente en América Latina. La privatización se está considerando en los más diversos países. Desde China roja, que ha privatizado los excedentes agrícolas logrando aumentos espectaculares en la producción alimentaria, hasta Gran Bretaña, que está sistemáticamente desmantelando las fantasías estatales que durante cuarenta años han sobrecargado al estado entrometiéndolo en todos los aspectos de la vida económica. Hay, no obstante, una situación paradójica. Son más los países que tenían sus economías centralizadas como Hungría y Polonia y más los países desarrollados como AlemaniaFederal y Francia los que han impulsado vigorosos esfuerzos privatizadores. Son solamente dos los casos que se pueden señalar como ejemplo entre los países en desarrollo: Chile y Bangladesh. En los demás solamente se habla de privatizar, o se hacen los esfuerzos mínimos suficientes para complacer a los organismos Internacionales. Al respecto cabe recordar que cuando un político latinoamericano se expresa sobre la privatización no necesariamente lo hace con la convicción y claridad necesaria sobre los principios y objetivos de tal política.Existen muchas razones que han hecho popular que se discuta la privatización, y tantas más para evitar que los esfuerzos fructifiquen. Hay ocho razones que explican por qué la privatización en América Latina no se ha considerado con la atención que merece. 1. El principal error es, sin duda, plantear la privatización exclusivamente dentro del marco del saneamiento de las finanzas públicas. Una cosa son los problemas del Ministro de Finanzas y otra los problemas de la Nación. 2. Se compara el costo «político» de llevarla a cabo con los beneficios que produciría la reducción de los costos contables que representa el sector paraestatal. Nuncase toma en cuenta el verdadero costo de las oportunidades perdidas, cuya identificación sería la base más amplia de apoyo político. 3. Se asegura que la privatización lesiona los «intereses nacionales», confundiendo nacionalización con estatización. Los bienes del estado son de la nación, y la nación somos todos, no solamente un grupito de políticos y funcionarios estatales. 4. Se plantea la privatización como algo nuevo y experimental, que por lo tanto conlleva riesgos de incertidumbre. Seolvidaquela mayoría de las empresas estatales nacieron como empresas privadas, y que todas las funciones económicas en las que el estado se ha entrometido pre-existen a los designios de la burocracia. 5. Se trata la privatización como un fenómeno de naturaleza económica, fiscal, financiera, o técnica, cuando en realidad es un fenómeno político. Sin voluntad política, ni apoyo político entre la población, ningún esfuerzo será efectivo y perdurable. 6. Se presenta la privatización como algo temporal, que en cuanto las circunstancias económicas del estado agotado lo vuelvan a permitir, será revertido. Se mantiene la amenaza de la soberanía de la burocracia que puede deshacer todo el proceso en la siguiente elección. 7. Se presenta la privatización como la simple transferencia de activos públicos a manos privadas. Y mejor si son privadas «nacionales». La privatización lo que persigue en última instancia no es quién es el dueño de las empresas, sino que los mecanismos de un mercado no intervenido sean los que asignen los recursos. Privatizar sin eliminar los privilegios de las empresas privatizadas es quedar igual. La liberación de los mercados es el objetivo final, no la discusión sobre la propiedad. 8. El mayor peligro resulta ser la solución más fácil y obvia: la empresa mixta. En el caso de Guatemala, las más onerosas empresas del estado son precisamente esos casos: CORFINA, EEGSA y FLOMERCA. El mal sabor que ha quedado tras el negocio privado de AVIATECA, es un ejemplo de cómo NO SE DEBE PRIVATIZAR. En tanto no se derriben estas barreras será imposible llevar a cabo un proceso efectivo y serio de privatización. Quienes se van a oponer se organizarán siempre con mayor efectividad que lo pueden llegar a hacer los consumidores. Estas barreras impiden que se entere y pueda juzgar por sí mismo, y decidir. Si no se limitan y aclaran las funciones del sector público, el aparato estatal seguirá creciendo por medio de su interferencia en los mercados, fuera del control político democrático, corrupto y asegurando una agudización de los problemas del estado agotado. Toda la crisis, que ya llega a una década, apunta a un estado exhausto y sin recursos, que cada día gobierna peor, y que requiere una dramática reorientación en sus funciones y un mucho más dramático redimensionamiento. La privatización de las funciones económicas en las que el estado se ha involucrado es una política que puede contribuir a resolver este problema. Los ejemplos pueden ilustrar la oportunidad que representaría para Guatemala la adopción de una política firme de privatización de las empresas y servicios del estado. No es ningún secreto que todo lo que se ha dado en llamar el FOMENTO A LAS EXPORTACIONES es un indudable fracaso. Todos los esfuerzos se han topado con una triste realidad que no ha sido denunciada lo suficiente: EL PROCESO FINAL DE EXPORTACIONES SE TIENE QUE HACER TODO A TRAVES DE EMPRESAS O AGENCIAS DEL ESTADO QUE PROVEEN SERVICIOS EN EL MERCADO. TODAS SON OBSTACULOS AL DESPEGUE DE GUATEMALA. Todas las TELECOMUNICACIONES con el exterior están en manos del estado. Todos los PUERTOS marítimos, aéreos y terrestres son del estado. La única ZONA LIBRE que el estado he permitida es de su propiedad. Todas las ADUANAS son del estado. Todas las operaciones de navegación marítima son entorpecidas por la mera existencia de FLOMERCA, la empresa mixta cuyo accionista principal es el estado. Todas las operaciones aéreas y sus tarifas, así como el manejo del único aeropuerto estatal internacional que está autorizado por el estado, opera bajo la influencia de AVIATECA, hasta hace poco la aerolínea estatal que ahora es pseudoestatal, no privada. Podemos visualizar las oportunidades para librar de obstáculos a quienes se esfuerzan por exportar. No importa cuánto nos cuesten en subsidios y pérdidas, o qué tan chicas nos parezcan las empresas del estado. Si todas estas funciones fueran privatizadas, ¿no puede suponerse un inmediato impulso a las exportaciones? En tanto no haya una política de cielos abiertos y de eliminación de privilegios no puede hablarme de la privatización de AVIATECA. En tanto no se cierre FLOMERCA y se privaticen los puertos, definitivamente no se puede hablar de cambios para mejorar la competencia del sector privado exportador. Otro ejemplo del impacto posible de un proceso de privatización que no se detenga en la venta de las empresas del estado» puede ser en el campo de la educación básica. Recién pasamos por una calamitosa huelga de maestros de las escuelas estatales. El estado cada vez consume más recursos con menos resultados en el campo de la educación.¿Por qué no PRIVATIZAR LOS FONDOS PUBLICOS PARA EDUCACION? Para ello se propuso el sistema de VALES ESCOLARES que permitiría una política de transición del monopolio estatal a un mercado de servicios educativos, del centralismo hegemónico a la descentralización y des-politización, de un sistema estancado y sin variedad a uno de motores oportunidades para los maestros y los alumnos, ¿Por qué oponerse a mejorar el sistema nacional de educación por medio de la privatización? Otro ejemplo es la situación eléctrica. El país se enfrenta, a nuevas alzas que harán que el casto de la energía llegue a ser uno de los más caros del mundo, como lo fue hasta que la devaluación hizo el ajuste. Muchos hablan de privatizar el INDE o la Empresa Eléctrica de Guatemala. Yo creo que bastaría como primer paso una política de desmonopolizar inmediatamente la producción y el transporte de electricidad para ver resultados favorables. Si a eso le sumamos la liberación de todos los recursos hidráulicos del país ríos, caídas, cascadas, etc. muy pronto habrían nuevas plantas minihidroeléctricas, aumentando la capacidad de generación total. Una de las barreras principales que impiden un proceso de privatización firme es la ausencia de garantías efectivas contra el abuso del aparato estatal. ¿Cómo erradicar la amenaza de la re-confiscación de las empresas privatizadas? Algunos creen que lo que se necesita es un precepto constitucional que garantice lo irreversible del proceso privatizador. Eso es una quimera. En Latino América nos hemos cambiado de constitución como nos cambiamos de calcetines. Llevamos ya 265 constituciones nuevas desde la independencia. Basta hacer un recuento de cuáles son las empresas del estado y los servicios que se plantean como sujetos a la privatización para darnos cuenta que la mayor parte de ellos fueron propiedad privada alguna vez. Una forma de garantizar que el proceso de privatización no sea destruido por las ambiciones políticas es precisamente convirtiendo la reestatización en un lío político. Eso es lo que ha hecho Chile bajo el proceso de creación de lo que han llamado EL CAPITALISMO POPULAR. Si las acciones de una Empresa Eléctrica privatizada fueran colocadas entre el público, en paquetes pequeños, muy pronto habrían miles de accionistas interesados en varias cosas. La primera seria el interés en que la empresa privatizada tuviera éxito; para lograr esto tendría que ser más eficiente y productiva, mejorar sus servicios, hacerlos más baratos y aumentar la disponibilidad de electricidad ¿Quiénes sino los propias empleados de la EEGSA para Invertir en ella? Para empezar un proceso de CAPITALISMO POPULAR por medio de la privatización de la EEGSA lo único que se necesita es tener la voluntad política para hacerlo . No costaría nada al estado. Bastaría con que el presidente Cerezo decidiera darle la opción a los trabajadores de la propia empresa los miembros del sindicato Luz y Fuerza de cambiar su pasivo laboral por acciones preferentes al portador con un rendimiento garantizado. Podría además estimular el ahorro de los trabajadores ofreciendo un plan de compra mensual de derechos sobre acciones. Si esto resulta atractivo para los trabajadores, ¿por qué no ofrecerle lo mismo a todos los trabajadores del estado? En la coyuntura actual, en la que se han anunciado medidas de austeridad para reducir la crítica situación de las finanzas públicas que se avizoran para 1990, y pende la amenaza de cesantía sobre unos 3,000 empleados del sector eléctrico, puede hacerse una combinación de ambas políticas. Es decir, desparramar el capital de la EEGSA sobre todos los despedidos, a cambio de su pasivo laboral, y ofreciéndoles un bono adicional para mantenerlos en lo que se reubican en el sistema económico. A la larga eso representaría menos desembolsos de recursos líquidos, que el Ministerio de Finanzas no tiene ahora, ni puede conseguir. Al garantizar un rendimiento sobre la inversión, la EEGSA tendría que limpiar su casa y ponerla en orden. Si los trabajadores no estuvieran contentos con pasar de proletarios a capitalistas, podrían ir a las empresas de corretaje de la bolsa y vender allí sus acciones. Si ellos no las quieren, alguien más podría desearlas. Todos los trabajadores del estado podrían pasar a ser accionistas; de la FEGSA, o del INDE o de partes del INDE, o de FEGUA, o de GUATEL, o de cualquiera de todas las empresas estatales del estado que serían privatizadas. ¿Cómo podrían extenderse estos beneficios a todos los trabajadores de la empresa privada, y de las municipalidades? Bastaría con un pequeño cambio en las leves del IGSS. Se obligaría a que la administración del FONDO IVS, que son los fondos de pensiones que, todos los cotizantes al IGSS han pagado a través de los años, fueran invertidos en acciones de las empresas privatizadas. Eso corregiría una grosera injusticia que el actual gobierno ha cometido. El estado se apropió de las reservas del IVS, por medio del banco central, y LAS ESTA DESTRUYENDO. Al seguro social le está pagando entre el 10% y el 13% de rendimiento sobre los más de 400 millones de quetzales del fondo de pensiones de los trabajadores. Ese dinero, bien invertido, estaría produciendo mucho más. Al pagar menos que la tasa de inflación, lo que hace el Banco Central es destruir el capital popular que urge devolver a los trabajadores. La privatización de los fondos de pensiones del IVS, sumado a la opción de que los trabajadores del estado reciben su pasivo laboral en acciones de las empresas privatizadas con un rendimiento garantizado a su inversión, tendría el efecto de DEMOCRATIZAR EL CAPITAL NACIONAL. La democratización de las empresas del estado, si es que no se desea usar la palabra privatización, es la mejor garantía para lograr apoyo político para dar este gran paso, para asegurar la rentabilidad futura de esas inversiones, y para impedir que los políticos cometan de nuevo la torpeza de estatizarlas en el futuro. Algo parecido se puede hacer con la deuda externa . Este gobierno, teniendo todas las posibilidades para reducir la carga que los anteriores legaron a las futuras generaciones, opta por incrementarla. Al finalizar su período, el Presidente Cerezo deja a cada niño que nació una deuda a algún extranjero que ya llega a los Q.1,400 y sube todos los días. ¿Es eso justicia social? ¿Es así como pagan su deuda social? EI «swap» (permuta) de las acciones de una GUATEL privatizada podría reducir esa deuda en por lo menos la mitad. Con alguna otra paraestatal podría llenar A PAGAR LA TOTALIDAD DE LA DEUDA EXTERNA. ¿Qué otro Presidente latinoamericano tiene esa posibilidad? Ninguno, solamente el presidente Cerezo. Y eso se debe precisamente a que la deuda externa de Guatemala todavía no es una carga grave. Eso, no obstante, no es razón para elevarla. Para lograr la captación de recursos nuevos, las acciones pueden también ser ofrecidas en el mercado abierto. Sin embargo, en lugar de buscar cómo reorientar las funciones públicas del estado agotado se insiste en la inflación, en los aumentos tributarios, en la denuncia de la carga de la deuda externa, en la mendicidad internacional, y en la demagogia. La conversión de los pasivos laborales, de los fondos de inversión de pensiones, y de la deuda pública, a acciones no produciría un flujo de ingresos al estado. Solamente le estaría resolviendo muchos problemas. Un programa bastante más agresivo e intenso de privatización sí lograría ese beneficio adicional. Esto permitiríaBAJAR LAS TASAS DE LOS IMPUESTOS. Aún no se ha tomado conciencia que la opción de la privatización produciría un gobierno más efectivo para ejecutar su función pública privativa. Aún no se ha tomado conciencia que la privatización produciría un aumento a la base tributaria el crecimiento económico. Aún no se ha observado con detenimiento el hecho que la venta de los activos estatales de carácter mercantil son suficientes para cancelar las deudas públicas, interna y externa. Las posibilidades son muy numerosas. Desde la privatización del sistema de seguridad social, todo o por partes, hasta la privatización del servicio de inseminación artificial de ganado. Desde la privatización de FEGUA hasta el zoológico. La imaginación es el límite. Solamente la imaginación puede ponerle límite a las posibilidades de beneficios de una política de privatización de los activos nacionales que han estado en manos del aparato estatal. La privatización de las empresas del estado lograría resolver, no solamente el problema fiscal del estado agotado, sino también la eliminación de las barreras y obstáculos que han impedido el progreso y la incorporación de nuestra economía al gran mercado mundial. El verdadero costo del sector paraestatal no es el coste contable que registra las pérdidas, las transferencias, el despilfarro, la corrupción, las altas tarifas, y la ineficiencia crónica. Su costo son las oportunidades perdidas, el progreso que no ha llegado, lo que podríamos ser y no somos. La privatización debe ser iniciada.El pueblo merece la oportunidad. LA PRIVATIZACIÓN «Desligar al estado de funciones inapropiadas en el campo de las actividades productivas y encauzar debidamente su acción hacia los inmensos y complejos sectores que efectivamente le corresponden, no es en modo alguno menoscabar las funciones que le competen en la satisfacción de las actividades colectivas, en la ordenación de la economía y en la defensa del interés general. Es, por el contrario, asegurar en beneficio de todos la productividad de la economía y el bienestar de los pueblos. Y es, a la vez, rescatar en su más alto sentido la verdadera dignidad de las funciones del estado». JOAQUIN SANCHEZ-COVISA, Orientación Económica. 1967. El Centro de Estudios Económico-Sociales, CEES, fue fundado en 1959. Es una entidad privada, cultural y académica , cuyos fines son sin afan de lucro, apoliticos y no religiosos. Con sus publicaciones contribuye al estudio de los problemas económicosociales y de sus soluciones, y a difundir la filosofia de la libertad. Apto. Postal 652, Guatemala, Guatemala correo electrónico: [email protected] http://www.cees.org.gt Permitida su Reproducción educativos y citando la fuente. con fines