TRIBUNAL CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DEL HUILA Magistrado: Dr. Enrique Dussán Cabrera

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REPÚBLICA DE COLOMBIA
RAMA JUDICIAL
TRIBUNAL CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DEL HUILA
SALA TERCERA DE DECISIÓN
Magistrado: Dr. Enrique Dussán Cabrera
SEGUNDA INSTANCIA
Neiva, mayo doce (12) de dos mil nueve (2009)
ACCION
: DE CUMPLIMIENTO
ACTOR
: ALIRIO ROJAS FALLA Y OTROS
DEMANDADO : MUNICIPIO DE GIGANTE.
PROVIDENCIA
: SENTENCIA SEGUNDA INSTANCIA.
RADICACION : 41 001 33 31 004 2008 00287 - 01
RAD. INTERNA
: 2009-030
Aprobada en la fecha. Acta No. 051
1. ANTECEDENTES.
Decide la Sala la impugnación interpuesta por la demandante,
contra la sentencia de fecha 27 de febrero de 2009 proferida
por el Juzgado Cuarto Administrativo del Circuito de Neiva,
mediante la cual negó las pretensiones de la demanda.
2. DE LA DEMANDA.
Pretende la accionante que el municipio de Gigante cumpla y
aplique lo estipulado en el Decreto 172 de 2001, artículos 61, 92 y
1
ARTÍCULO 6o. SERVICIO PÚBLICO DE TRANSPORTE TERRESTRE
AUTOMOTOR EN VEHÍCULOS TAXI. El Transporte Público Terrestre Automotor
Individual de Pasajeros en vehículos taxi es aquel que se presta bajo la responsabilidad de una
empresa de transporte legalmente constituida y debidamente habilitada en esta modalidad, en
forma individual, sin sujeción a rutas ni horarios, donde el usuario fija el lugar o sitio de
destino. El recorrido será establecido libremente por las partes contratantes.
23 parágrafo3 y el Decreto 176 de 2001, artículo 2 numeral 204
proferidos por el Ministerio de Transporte.
Expone la parte demandante que en el municipio de Gigante-Huila
viene funcionando la empresa COOTRANSGIGANTE LTDA., la
cual tiene afiliados aproximadamente 16 taxis, quienes han venido
prestando el servicio de taxi colectivo para el sector rural, cuyos
paraderos están ubicados en el casco urbano del municipio,
específicamente en el costado sur de la galería principal, con la
aquiescencia de las autoridades municipales, pese a que se
encuentre prohibido por la normatividad vigente.
Indica que con el actuar de la empresa COOTRANSGIGANTE
LTDA., se está infringiendo la normatividad en cuestión, pese a
los constantes esfuerzos de la empresa COOTRANSGAR LTDA.
para que se garantice, tutele y proteja la legalidad del
transporte, ya que el Alcalde se niega a proteger los derechos
con evasivas y promesas, frente a las reiteradas solicitudes
verbales y derechos de petición efectuados, evidenciando así la
renuencia del señor alcalde en dar cumplimiento a los Decretos
172 y 176 de 2001.
Exponen que con las actuaciones realizadas por el Alcalde
Municipal de Gigante, se evidencia la negligencia y la omisión para
dar cumplimiento a los decretos con fuerza de ley emitidos por el
Ministerio de Transporte.
3. LA SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA.
2
ARTÍCULO 9o. CONTROL Y VIGILANCIA. La inspección, vigilancia y control de la
prestación del Servicio Público Terrestre Automotor Individual de Pasajeros en Vehículos Taxi,
estará a cargo de los Alcaldes o las autoridades municipales que tengan asignada la función.
3 ARTICULO 23 RADIO DE ACCION. (…)
PARÁGRAFO. En ningún caso el Servicio Público de Transporte en Vehículos Taxi, podrá
prestarse como servicio colectivo, so pena de incurrir en las sanciones previstas para este efecto.
4 “ARTÍCULO 2. OBLIGACIONES. Son obligaciones generales de las empresas de transporte
público terrestre automotor de pasajeros, las siguientes:
“(…)
“20. Prestar únicamente el servicio de transporte que tenga legalmente autorizado.”
El Juzgado Cuarto Administrativo del Circuito de Neiva, decidió
denegar las pretensiones de la demanda, al encontrar probada la
excepción de inexistencia de causa para demandar e
improcedencia de las pretensiones.
Al respecto manifiesta que el Decreto 176 de 2001 fue derogado
expresamente por el Decreto 3366 de 2001 como lo establece su
artículo 59.
En cuanto al decreto 172 de 2001, argumenta que este contiene
normas que se caracterizan por tener obligaciones generales y
abstractas que tornan improcedente la acción de cumplimiento,
por cuanto la norma de la cual se predica el incumplimiento tiene
que partir de una obligación o de un mandato de carácter
imperativo que surge de manera directa, es decir, imponer un
deber a la autoridad pública o al particular que ejerza funciones
públicas, por lo tanto se niega la presente acción de
cumplimiento.
4. LA IMPUGNACIÓN.
El accionante, centra los motivos de la impugnación en que el Aquo al afirmar que “las disposiciones legales acusadas, contienen
normas que se caracterizan por contener obligaciones generales y
abstractas que tornan improcedente la acción de cumplimiento,
tal como lo ha señalado el Consejo de Estado” ha sido tomado de
jurisprudencia con hechos totalmente diferentes al presente
caso.
Que de conformidad con el desarrollo jurisprudencial del
Honorable Consejo de Estado (expediente ACU-0352) en cuanto
a los requisitos mínimos exigidos para que una acción de
cumplimiento salga adelante, se observa que el Decreto 172 de
2001, art. 6, 9 y parágrafo del 23 son normas con fuerza material
de ley, que en su contenido expresan un mandato claro, expreso e
imperativo, a cargo de una autoridad pública (Alcalde) y se
demuestran los presupuestos fácticos.
Al proceder la Acción de Cumplimiento contra la autoridad a la
que le corresponde el cumplimiento de la norma con fuerza
material de ley o del acto administrativo, se tiene que para el
presente caso se trata de alcalde del municipio de Gigante, Huila.
Que se presentaron en forma adecuada los derechos de petición,
en el que se reclamaba a la autoridad correspondiente (Alcalde),
el acatamiento de la ley, sin embargo, fueron contestados con
evasivas, promesas, dejando vencer los términos, sin demostrar
ninguna acción, constituyéndose en renuencia, requisito previo,
para poder acudir ante la justicia administrativa.
Indica que en la sentencia donde se niegan sus pretensiones, el
juez no tuvo en cuenta el acerbo probatorio, y testimonial
recaudado y aportado oportunamente, que ratifica y confirma el
ejercicio ilegal de los taxis colectivos, sino que se limita a decir
que no es una obligación o mandato de carácter imperativo que
surja directamente de la norma.
Que inexplicablemente el fallador de primera instancia solicita
allegar pruebas documentales de la Resolución 09 de 2006,
emanado de la Alcaldía Municipal de Gigante, respecto a la
habilitación de la modalidad de camperos afiliados a la empresa
COOTRANSGIGANTE LTDA., prueba que nada le aporta al
proceso, por cuanto la omisión estriba en que el alcalde no ha
aplicado la prohibición para los taxis colectivos, sin hacer
referencia a camperos, camionetas y mixtos, ocasionando así
confusión.
Finalmente, reitera que la omisión está dirigida exclusivamente
sobre los taxis colectivos ilegales que prestan servicios en los
lugares prohibidos por el parágrafo del artículo 23 del Decreto
172 de 2001 emanado del Ministerio de vías, disposición concreta
e imperativa.
5. CONSIDERACIONES DE LA SALA.
5.1. Asunto jurídico a resolver:
Corresponde determinar si el Municipio de Gigante ha incumplido con lo
estipulado en los artículos 6, 9 y 23 parágrafo del Decreto 172 de
2001 ”Por el cual se reglamenta el servicio público de transporte terrestre automotor
individual de pasajeros en vehículos taxi” y artículo 2 numeral 20 del Decreto 176 de 2001
“Por el cual se establecen las obligaciones de las empresas de transporte público terrestre
automotor y se determina el régimen de sanciones y se dictan otras disposiciones”.
5.2. Generalidades sobre la Acción de Cumplimiento.
La Acción de Cumplimiento, mecanismo constitucional consagrado
en el artículo 87 de la Carta Política y desarrollado por la Ley
393 de 1997, tiene por finalidad hacer efectivo el derecho que
goza toda persona natural o jurídica, pública o privada como
titular de intereses jurídicos de acudir ante a autoridad judicial
para exigir tanto a las autoridades públicas como a los
particulares que ejerzan funciones públicas, el cumplimiento de
normas con fuerza de ley o de actos administrativos que haya
impuesto ciertos deberes u obligaciones a tal autoridad, la cual
se muestra renuente a cumplirlos, y de tal forma, hacer efectiva
la observancia del ordenamiento jurídico existente.
En efecto, la ley 393 de 1997 determina que es procedente la
acción de cumplimiento contra toda acción u omisión de la
autoridad que incumpla o ejecute actos o hechos que permitan
deducir inminente incumplimiento de normas con fuerza de ley o
actos administrativos (Art. 8).
Igualmente, la mencionada acción es subsidiaria o residual; no
alternativa, por lo tanto la acción de cumplimiento resulta
improcedente cuando la protección del derecho puede ser
garantizado por vía de tutela, o, el interesado tiene o tenía, a su
disposición otros mecanismos de defensa judicial para hacer
cumplir la disposición que menciona incumplida (art. 9 ley 393
1997), aunado a que no se puede por vía de acción de
cumplimiento requerir o perseguir el cumplimiento de normas que
contemplan o establezcan gastos
En consecuencia, sólo tiene cabida ante la falta de existencia de
otro mecanismo judicial que permita hacer cumplir la
normatividad, salvo que de no proceder el juez, se siga un
perjuicio grave e inminente para el actor (artículos 8 y 9).
De otra parte, es necesario, como requisito para instaurar la
demanda, que se le acompañe la prueba de la renuencia de la
autoridad incumplida (salvo cuando se alegue un perjuicio
irremediable)
La prueba de la renuencia es un requisito formal que el
interesado debe acreditar al momento de la presentación de la
demanda; permite, de entrada, establecer el cumplimiento de uno
de los requisitos de procedibilidad, la renuencia de la Autoridad
al requerimiento del demandante (artículos 8 y 10).
Esa renuencia puede ser expresa o tácita; por la primera se
entiende cuando la Administración se ratifica explícitamente en
la abstención de cumplir la norma; por la renuencia tácita se
entiende, por presunción legal, cuando han pasado más de diez
días del requerimiento hecho por el administrado, y la Autoridad
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no responde .
Según se colige del contenido de la Ley 393 de 1997, los
requisitos mínimos exigidos para que la acción de cumplimiento
prospere, son los siguientes:
1. Que el deber jurídico que se pide hacer cumplir se encuentre
consignado en normas aplicables con fuerza material de ley o
actos administrativos vigentes (art. 1º).
2. Que el mandato sea imperativo e inobjetable y que esté
radicado en cabeza de aquella autoridad pública o de un
particular en ejercicio de funciones públicas, frente a los
cuales se reclama su cumplimiento (arts. 5º y 6º). (Negrillas
de la sala)
5 Cfr. Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso. Sección Tercera. Sentencia del 31 de Agosto
de 2000. Expediente ACU–1608. Consejera Ponente: Dra. María Helena Giraldo Gómez.
3. Que se pruebe la renuencia al cumplimiento del deber, ocurrida
ya sea por acción u omisión del exigido a cumplir, o por la
ejecución de actos o hechos que permitan deducir su inminente
incumplimiento (art. 8º).
4. No procederá la acción cuando el afectado tenga o haya tenido
otro instrumento judicial para lograr el efectivo cumplimiento del
deber jurídico, salvo el caso que, de no proceder el juez
administrativo, se produzca un perjuicio grave e inminente para
quien ejerció la acción.
Aunado a lo anterior, el Consejo de Estado ha dicho:
“En efecto, conforme al fundamento legal inicialmente transcrito (art. 9° ley 393 de
1997), tres son, en sentir de la Sala, los requisitos mínimos exigidos para que salga avante
una acción de cumplimiento: a) Que la obligación que se pida hacer cumplir esté consignada
en ley o en acto administrativo, lo cual excluye de su fundamento las normas de la
Constitución Política, que por lo general consagran principios y directrices; b) Que el
mandato sea imperativo, inobjetable, y que esté radicado en cabeza de aquella autoridad
frente a la cual se aboga por el cumplimiento; y, c) Que se pruebe la renuencia del exigido
a cumplir, o se pruebe que el cumplimiento se ha pedido directamente a la autoridad de que
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se trate” .
5.3. Del caso concreto.
5.3.1. Frente a la prueba de la renuencia como requisito de
procedibilidad, encuentra la sala que conforme la solicitud de
cumplimiento efectuada por la accionante a la presunta autoridad
renuente el 7 de julio de 2008 (Fl.11), se requirió al Alcalde del
Municipio de Gigante – Huila para que diera cumplimiento a los
Decretos en cuestión. Así mismo, mediante oficio SG-290 de
fecha 29 de julio de 2008 expedido por la Secretaria General del
Municipio de Gigante-Huila se dio respuesta. (FL.12)
De tal manera que obra prueba de la renuencia en cabeza del
representante (alcalde) del Municipio de Gigante, a quien se le
reclamó a través de un escrito el cumplimiento de una
6 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso. Sección Tercera. Sentencia del 6 de
noviembre de 1997, expediente ACU-032. Consejera Ponente: Dra. Clara Forero de
Castro.
determinada norma, petición que no fue contestada dentro de los
10 días siguientes, por lo que, los aquí demandantes quedaron
habilitados para activar la jurisdicción administrativa, tendiente
a obtener la orden judicial que obligue a la autoridad renuente a
cumplir los decretos 172 y 176 de 2001.
5.3.2. En cuanto al incumplimiento por parte del Alcalde de
Gigante del artículo 6 del Decreto 172 de 2001, al establecer
ésta norma la definición del servicio público de transporte
terrestre automotor en vehículos taxi no impone un deber a
dicha autoridad, luego no encuentra la Sala que la mencionada
autoridad lo esté incumpliendo.
5.3.3. En relación al artículo 9 del Decreto 172 de 2001 le
impone al Alcalde la inspección, vigilancia y control de la
prestación del servicio público terrestre automotor individual de
pasajeros en vehículos Taxi.
En consecuencia ante denuncias de cualquier persona le compete
al
Alcalde
adelantar
el
procedimiento
administrativo
correspondiente en aras de verificar la existencia de la violación
de la normativa que enuncie el querellante. Igualmente de oficio
puede proceder a tal finalidad.
En el presente caso no se demuestra que los demandantes o
cualquier otra persona haya denunciado la violación de la
normatividad que reglamenta el servicio público terrestre
automotor individual de pasajeros en vehículos Taxi, pues los
documentos allegados con la demanda aluden al derecho de
petición de información y no a la instauración de una queja.
5.3.4. En relación al Parágrafo del artículo 23 del Decreto 172
de 2001 establece una prohibición que de no respetarse genera
las sanciones previstas y para su imposición debe adelantarse el
procedimiento administrativo respectivo.
Luego no se infiere que el Alcalde esté incumpliendo dicho
parágrafo pues no existe procedimiento administrativo
adelantado donde se haya demostrado el incumplimiento de la
prohibición.
5.3.5. En cuanto al Decreto 176 de 2001, se tiene que fue
derogado expresamente por el Decreto 3366 de 2001 que en su
artículo 59° estableció:
“El
presente decreto rige a partir de la fecha de su publicación y deroga todas aquellas
disposiciones que le sean contrarias, en especial los Decretos 176 de 2001 y 651 de 1998.”
En consecuencia no es posible exigir su cumplimiento, pues es
condición necesaria de las normas con fuerza material de ley o de
los actos administrativos que se pidan hacer cumplir, que se
encuentren vigentes, ya que de lo contrario no son obligatorios o
no tienen fuerza ejecutoria7.
5.3.6. Ahora bien, como de los testimonios recibidos en el
presente trámite, se puede estar vulnerando alguna de las
disposiciones del Decreto 172 de 2001 por parte de quienes
prestan el servicio público de transporte terrestre automotor
individual de pasajeros tipo Taxi, según se infiere
meridianamente de los testimonios de Gerardo Pedroza Peña
(f.171-173), Edgar Montealegre Quintero (173,174), Jorge
Eliecer Peña Mejía (f.176, 177), Carlos Julio Romero Martínez
(f.177-178) y Ramiro Losada Torres (fs.184-186) se compulsará
copia de los mismos con destino al Alcalde municipal para que
inicie el procedimiento administrativo respectivo y adopte la
decisión a que haya lugar, pero no como orden de cumplimiento
derivada de la presente demanda, sino como deber oficioso ante
hechos que pueden motivar el inicio de actuaciones en desarrollo
7 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección primera. Sentencia del 4 de julio de
2003. Exp. (ACU-00123). Consejero ponente: Manuel Santiago Urueta Ayola
de la competencia de control y vigilancia y que en ésta actuación
se conocen.
5.3.7. Por las razones expuestas, la Sala confirmará la decisión
proferida por el Juez de instancia.
6. Decisión.
En mérito de lo expuesto, la Sala Tercera de Decisión del
Tribunal Contencioso Administrativo del Huila, administrando
Justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,
F A L L A:
PRIMERO: CONFIRMAR la decisión proferida el 27 de Febrero
de 2009 por el Juzgado Cuarto Administrativo del Circuito de
Neiva, por las razones aquí motivadas.
SEGUNDO: Compúlsese copia de los testimonios recibidos en la
presente actuación, con destino al Alcalde de Gigante Huila para
que inicie la actuación administrativa que le corresponda,
conforme lo motivado.
Notifíquese a las partes en la forma indicada en el artículo 22 de
la Ley 393 de 1997.
Notifíquese y cúmplase
ENRIQUE DUSSÁN CABRERA
Magistrado
GERARDO IVÁN MUÑOZ HERMIDA
Magistrado
JOSÉ MARCELINO TRIANA PERDOMO.
Magistrado
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