Dinámica

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Dinámica
reciente de la confrontación
armada en la Sierra
Nevada de Santa Marta
Vicepresidencia
de la República
Observatorio del
Programa Presidencial
de Derechos Humanos
y DIH
Índice
Pág.
Introducción
5
Los Señores de la Sierra Nevada de Santa Marta
7
Alianzas y disputas de los grupos de autodefensas en la
Sierra Nevada de Santa Marta
13
La entropía de las autodefensas en la zona: una
aproximación teórica al proceso de consolidación del
bloque Norte
24
Grupos de autodefensas: organizaciones políticas,
militares y empresariales
27
Organización política
27
Organización empresarial
31
La dinámica de la violencia instrumental contra los
civiles
40
Presencia estatal en la Sierra Nevada de Santa Marta:
Un balance estratégico
55
Conclusiones
63
3
Introducción
E
n los últimos cinco años, la presencia de las Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC), específicamente del bloque Norte, ha venido tomando fuerza ubicándose
en las áreas planas, así como las estribaciones de la Sierra, ganando terreno en
las zonas intermedias. Luego de un proceso de consolidación, bajo el cual se dieron
alianzas y disputas con los grupos de autodefensas local, las AUC, lideradas por
Jorge 40 entraron en un proceso de disputa con los grupos subversivos, afectando a
las comunidades por medio de la aplicación de la violencia instrumental contra los
civiles. En medio de este panorama, el Estado ha venido aumentando su presencia,
ofreciendo protección a la infraestructura económica de la región, aumentando las
operaciones contra los grupos armados irregulares e incrementando la inversión
social en determinadas zonas críticas. Como resultado de este proceso, la guerrilla
se ha replegado en las zonas más altas de la Sierra, conservando aún capacidad
para realizar ataques contra la Fuerza Pública y para poner en marcha acciones de
sabotaje.
Estas distintas dinámicas son abordadas en este documento, que sin perder de vista el
desarrollo histórico de los procesos regionales, pretende dar una visión actual de la
confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta. Para esto, se hace énfasis
en lo ocurrido en los últimos cinco años, retomando algunos de los planteamientos
del documento publicado en septiembre de 2001 por el Observatorio de DDHH y
DIH de la Vicepresidencia, cuyo título es “Panorama actual de la Sierra Nevada de
Santa Marta”.
En una primera parte, se aborda la dinámica de consolidación y expansión del bloque
Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia, desde un enfoque estratégico que
aborda no sólo las alianzas y las disputas en su interior, sino también los constantes
enfrentamientos con los grupos subversivos, en una región que dispone de importantes
recursos legales e ilegales. Además de su dimensión militar, se abordan los grupos
armados irregulares desde su dimensión política y empresarial, analizando el impacto
de los intereses privados sobre los públicos, así como la competencia por economías
que como el narcotráfico, la venta ilegal de gasolina, el contrabando, la apropiación
de tierras y la extorsión, proporcionan amplios recursos.
En una segunda parte, se analiza la dinámica del homicidio, considerando el período
de 2000 a mayo de 2005, haciendo énfasis en los últimos cuatro años. Tomando
algunos planteamientos teóricos se aborda el uso de la violencia instrumental contra
los civiles, señalando las principales áreas de disputa, los grupos sociales más
afectados, así como los intereses estratégicos que subyacen a su aplicación. Se da
cuenta de la aplicación de la violencia tanto de los grupos de autodefensas como de
las guerrillas como el principal medio para acceder al control territorial.
5
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
En una tercera parte, se hace un balance estratégico de la presencia estatal en la Sierra
Nevada de Santa Marta; entiendo a ésta desde dos puntos de vista: por un lado, el
esfuerzo por alcanzar el monopolio legítimo de la fuerza –en una visión claramente
weberiana–, específicamente con el combate a los grupos armados irregulares; por
el otro, asumiendo al Estado con una visión más amplia –es decir, desde el Estado
Social de Derecho– como garante de la seguridad social, individual y colectiva, que
procura satisfacer las necesidades vitales básicas de los individuos –sobre todo de
los más débiles–. Sobre este último aspecto, más que considerar una cuantificación
de esta presencia, el análisis se dirige a las inversiones realizadas y a los planes
implementados en los últimos años en la Sierra Nevada de Santa Marta.
6
Los Señores de la Sierra
Nevada de Santa Marta
E
n el departamento del Magdalena, en las estribaciones de
la Sierra Nevada de Santa Marta, es frecuente encontrarse
con que las personas se refieran a los comandantes y
líderes de las organizaciones de autodefensa como los “Señores”
–la expresión “Los Señores de Santa Marta” es utilizada para
referirse a las personas relacionadas con el narcotráfico y los
cabecillas de las autodefensas en esta ciudad1–. Al indagar por el
significado de esta palabra para los habitantes de esta región, se
encuentra una serie de relaciones con el concepto postulado por
William Reno en el libro Warlords Politics and African States, al
hablar de los denominados Warlords o Señores de la Guerra en
África; lo cual incluso ha hecho que algunos analistas pretendan
implementar este concepto para el caso colombiano. Reno habla
de la existencia de hombres fuertes que regulan la seguridad, los
derechos de propiedad y la dinámica política de las comunidades,
aspectos que pueden ser atribuibles parcialmente a los principales
cabecillas que ejercen dominio en la Sierra Nevada de Santa Marta
y sus alrededores.
Esta noción ha sido frecuentemente utilizada para referirse a los
conflictos armados que han tenido lugar en África, específicamente
haciendo referencia al control que han llegado a ejercer algunos
líderes militares de oposición sobre algunos territorios y recursos
–especialmente los diamantes–. Teóricos como Reno y el Mayor
T.P Robinson2 ponen de presente un conjunto de características
propias del contexto y las motivaciones que rodean a los líderes de
los grupos armados irregulares (guerrillas o agrupaciones de autodefensa), dentro de las que se encuentran su actividad en estados
colapsados, la explotación de ganancias para beneficio propio, la
existencia de ejércitos privados –bajo su mando–, el desprecio por
el derecho internacional (DDHH y DIH), así como su personalidad
dictatorial –no rinden cuentas a los habitantes de las poblaciones
que controlan–.
Para el caso de la Sierra Nevada de Santa Marta, esta noción puede
llegar a tener alguna utilidad, ya que entiende a los líderes de las
organizaciones de autodefensas no sólo como cabezas de un grupo
armado sino también como actores con capacidad de influir en lo
social, lo político y lo económico. Son personajes con aspiraciones
de detentar un poder en todas las esferas, aprovechando los vacíos
de presencia estatal, tanto en lo referente a la gobernabilidad
1
2
El periódico El
Tiempo, el 19 de
octubre de 2003
publicó un artículo
que tenía como título “El Magdalena,
Bajo el dominio de
los ‘señores’”, el
cual exponía el fenómeno de las autodefensas en este
departamento.
Major T.P. Robinson. 2001. “Twenty-First
Century
Warlords:
Diagnosis and Treatment?”. En Defense
Studies, Vol. 1 No.
1, Spring.
7
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
como a la seguridad. Para esto, como lo menciona Georg Elwert:
“Los señores de la guerra destruyen la espina dorsal del Estado: el
monopolio de la violencia”.3
Sin embargo, como lo ha expresado Éric Lair, el uso del término
de los Señores de la Guerra debe tomarse con precaución, por las
siguientes razones: 1) Esta noción remite a un período particular
de China con la caída del Imperio y el derrumbe de la autoridad
central; 2) Desde el planteamiento anterior, en el caso colombiano
no se está en frente de lo que se ha denominado un Estado
“colapsado” o derrumbado, ya que la presencia de actores armados
irregulares se da en coexistencia con lo estatal; 3) La noción
tiende a tener una connotación peyorativa que ve a los Señores
de la Guerra”como actores armados que viven únicamente por la
confrontación, ignorando la complejidad de sus imaginarios; 4) Es
una categoría muy genérica que simplifica mucho la diversidad de
los grupos armados, generando confusión entre sus motivaciones
y sus estructuras.
Desde estas aclaraciones se puede decir entonces que en la
Sierra Nevada de Santa Marta más que “destruir” el monopolio
de la fuerza, lo que hicieron estas agrupaciones fue construir un
sistema paralelo, que les permitiera por un lado, desarrollar una
“ofensiva” contrainsurgente y por el otro lado, establecer un
dominio económico, político y social de la región. Para establecer
este dominio, han usado la violencia no sólo como una manera
de enfrentársele a la insurgencia sino también como la principal
herramienta para resolver disputas internas, ganar control territorial
y establecer jerarquías; aunque en este marco, no hay que ignorar
la existencia de acuerdos, de apoyos voluntarios y de otro tipo
de incentivos –materiales y no materiales– que han logrado la
generación de lealtades dentro de la población no combatiente.
3
8
Elwert,
Georg.
2003. “Mercados
de violencia y política de ayuda e
intervención”. En
Kalulambi, Martín
(Ed.), 2003, Perspectivas Comparadas de Mercados de
Violencia, Bogotá:
IEPRI-Alfaomega,
pág. 1.
La incursión de los grupos de autodefensa se remonta a principios
de la década de los ochenta con la aparición de las denominadas
Autodefensas del Mamey. Esta estructura surgió en la escena
regional en estrecha relación con el narcotráfico, sometiendo
a otras agrupaciones mafiosas y de delincuencia común que
actuaban en la zona comprendida entre los ríos Guachaca y
Buritaca, en la vertiente norte de la Sierra Nevada de Santa
Marta. Estas autodefensas lideradas por Hernán Giraldo Serna,
más conocido como “Don Hernán” o el “Patrón”, el primer gran
“Señor” de esta zona del país, nacieron entonces en primer lugar
para proteger los cultivos de marihuana y posteriormente de coca
que había en la zona. El despliegue de este grupo parte desde la
Sierra, extendiéndose a las orillas del río Manzanares, río Piedras y
desde allí hacia la Guajira.
Como lo muestra el informe Panorama Actual de la Sierra Nevada de
Santa Marta, publicado en septiembre de 2001 por el Observatorio
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
del Programa Presidencial de DDHH y DIH,4 esta organización
logró transformarse en una poderosa estructura de autodefensa
y resistir a una intensa presión de las Farc, que en un lapso de
quince años llevaron a cabo al menos cuatro incursiones armadas
de envergadura, que tenían como propósito quitarle a Giraldo
el control sobre la vertiente norte, estratégica por constituirse en
una salida al mar. A pesar de llegar a controlar la totalidad de los
cultivos de coca en la zona, así como los corredores de embarque
de la droga, esta agrupación se caracterizó por mantener un bajo
perfil como organización dedicada al narcotráfico, proyectando
más bien un papel de defensa contra las presiones de las Farc,
ganando de esta manera legitimidad y apoyo de muy variados
sectores sociales y políticos.
Paralelamente a esta estructura, en el corregimiento de Palmor, en
el municipio de Ciénaga (Magdalena), surgieron las denominadas
Autodefensas de Palmor (ADP), las cuales desde su nacimiento
estuvieron ligadas a una organización delincuencial de carácter
nacional, como lo fue el Cartel de Cali. Algunas versiones señalan
que esta estructura nació cuando algunos mafiosos del Valle, que
habían adquirido tierras en el departamento del Magdalena, le
pidieron a Hernán Giraldo la organización de un grupo en la zona
donde tenían sus inversiones, a lo cual Giraldo se negó y propuso
a la familia Rojas para que estructurara y manejara el grupo de
autodefensas. Surgen de esta manera las denominadas Autodefensas
del Palmor, adquiriendo un gran poder en la zona en la década
de los ochenta, al mando de otro de los señores con el nombre
de Adán Rojas. Para este entonces, este grupo estaba relacionado
4
Observatorio
de
DDHH y DIH, Vicepresidencia
de
la República. 2001.
“Panorama Actual
de la Sierra Nevada
de Santa Marta”.
Bogotá.
h t t p : / / w w w . d erechoshumanos.
gov.co/observatorio/04_publicaciones/04_03_regiones/
sierra_nevada/panoramaactualdelasierranevada.pdf
9
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
también con el movimiento Muerte a Secuestradores (MAS) –
organización armada creada por agrupaciones de narcotraficantes
en diciembre de 1981 para castigar a los responsables del secuestro
de sus miembros, familiares o allegados–. El posicionamiento de
las ADP estuvo marcado por una serie de asesinatos que tuvieron
lugar principalmente en Ciénaga, lográndose expandir gracias a los
recursos derivados de la prestación de “seguridad” a ganaderos y
bananeros en la zona plana del departamento de Magdalena.
Esta agrupación llegó a consolidar un poder muy importante en
esta región que sin embargo no fue suficiente para contrarrestar la
ofensiva de las Farc, especialmente del frente 19, hacia mediados
de los años noventa. Para mediados de los ochenta, las Farc habían
logrado establecer núcleos importantes en diferentes cuencas
hidrográficas, como los ríos Guatapurí y Seco, insinuando de esta
manera un cordón que rodeaba prácticamente la totalidad de la
Sierra Nevada de Santa Marta, consolidando a esta región como
una retaguardia estratégica principal en el norte del país, desde
donde se emprendían acciones hacia las zonas planas. Siguiendo
de sur a norte por la vertiente occidental, el frente 19 también buscó
asentarse en las cuencas de los ríos Sevilla y Frío, en jurisdicción
de Ciénaga, encontrándose con las ADP que fueron temporalmente
desarticuladas. La familia Rojas, y especialmente su líder, tuvo que
buscar refugio en la zona que dominaba Giraldo, según lo dicho
por algunos habitantes de la región.
Adán Rojas se estableció entonces en la zona de Giraldo con
algunos de sus hombres. Sin embargo, cometió algunos abusos
contra los habitantes de la región, que incluyeron desde extorsiones
hasta una serie de homicidios que terminaron por enfrentarlo con
“El Patrón”, quien lo expulsó de la zona. A raíz de lo anterior,
Rojas tomó contacto con los jefes de las Autodefensas de Córdoba
y Urabá quienes le ofrecieron protección. Como se verá más
adelante, el conocimiento que tenía Rojas de la región fue luego
utilizado por las Autodefensas Unidas de Colombia en desarrollo
de su ofensiva y en el posicionamiento del bloque Norte al mando
de Salvatore Mancuso hasta el momento de su desmovilización y
actualmente bajo la comandancia de Jorge 40.
El otro señor que se debe considerar en esta zona es Chepe
Barrera que encabeza las denominadas Autodefensas del Sur del
Magdalena. Este grupo se asentó en los municipios de El Plato,
Pedraza, Chivolo, Pivijay, Ariguaní, El Difícil y las Sabanas de San
Ángel en el departamento del Magdalena. Aunque no se ubica
precisamente en la Sierra Nevada de Santa Marta, es importante
incluirlo en el análisis por la incidencia estratégica que tuvo esta
estructura en esta región y en las serranías de San Lucas y del
Perijá. La naturaleza de esta organización es más local y responde
a las necesidades de seguridad de los ganaderos y bananeros de
esta región, quienes ante la ausencia estatal, optaron por respaldar
10
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
la formación de cuerpos privados de vigilancia que intentaban
repeler las acciones de la guerrilla.
En lo que respecta al departamento del Cesar, las autodefensas se
ubicaron principalmente en el sur de este departamento, brindando
protección a ganaderos y palmicultores en municipios como
Aguachica y San Alberto. Desde allí, buscaron expandirse hacia las
zonas planas del centro y norte del departamento, llegando hasta
Valledupar. Como se expondrá más adelante, estas autodefensas
tradicionalmente actuaron autónomamente como estructuras
cerradas, relacionadas con los intereses de los ganaderos y algunos
sectores de los agricultores, los empresarios del campo y los
comerciantes, pero en el período reciente fueron cooptadas por
las denominadas Autodefensas Unidas de Colombia, al mando de
Jorge 40.
Rodrigo Tovar, más conocido con el alias de Jorge 40, o Pupo
se presenta como el principal líder de las autodefensas en este
momento. Tovar, nativo del Cesar, miembro de una familia de
la región, graduado como oficial del Ejército, ocupó cargos en
la administración de Valledupar –entre éstos fue Secretario de
Hacienda de este municipio–, antes de llegar a ser el principal
comandante del bloque Norte, cuyo anterior cabecilla era Salvatore
Mancuso. Jorge 40 apareció en la escena como el líder del proyecto
de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) que
buscaba aglutinar a diversas estructuras de autodefensas locales
–por medio de acuerdos negociados o impuestos– y extender el
dominio de esta organización en el norte del país, apoyados en
una serie de economías ilegales como el narcotráfico, el hurto de
combustible y el contrabando, entre otros.
Es importante decir que las relaciones de Jorge 40 con las
Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), son
anteriores a su comandancia en el bloque Norte. Jorge 40 entra
en el esquema de las ACCU por medio de Salvatore Mancuso,
quien lo conoció en el departamento del Cesar cuando hizo una
visita a esta zona con el objetivo de valorar las condiciones de
implantación de una estructura paramilitar. A partir de ahí, Jorge 40
comenzó a operar como patrullero5 de Mancuso, en acciones que
tuvieron lugar en el sur del departamento de Bolívar. La incursión
en esta zona se produce en 1997, propiciando fuertes golpes a la
subversión; en 1998, en medio de un acuerdo, se le dio la orden a
Jorge 40 de entregar las zonas del sur de Bolívar al bloque Central
Bolívar, bajo la comandancia de Julián Bolívar. Luego de esta
experiencia y mostrando una capacidad para liderar “ofensivas”,
se le dio la misión de ingresar al departamento del Cesar, con el
propósito de desplazar a la guerrilla de las zonas planas.
Hay que recordar que la consigna de los Castaño –especialmente
de Carlos– desde el año 1996, fue crear una federación de autode-
5
Éste es un rango utilizado por los grupos de autodefensa
para referirse a los
subalternos.
11
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
fensas bajo la denominación de las AUC, bajo el paraguas de la lucha contrainsurgente. En este proceso, las organizaciones grandes
comenzaron a apropiarse de las más pequeñas, sometiéndolas a su
dominio y liderazgo, logrando cuadruplicar en un período corto de
tiempo sus integrantes. Según los datos del Ministerio de Defensa
de tener 3.000 hombres en armas en 1995 pasaron a 10.520 en
2001.
Lo anteriormente dicho fue precisamente lo que ocurrió en los
departamentos de Magdalena, Cesar y Guajira, donde las AUC
desafiaron los dominios establecidos, es decir, aquellos que
detentaban los Señores de la Sierra –tanto Chepe Barrera, como
Giraldo y los Rojas–. Cada organización asumió de manera
distinta esta ofensiva –los Rojas colaboraron y asumieron un
papel activo; Barrera negoció y Giraldo fue sometido y obligado
a hacer un acuerdo–. Del orden establecido en la región, es decir,
del establecido por las Autodefensas del Mamey, las del Palmor,
así como las del sur del Magdalena y del Cesar, surgió un nuevo
escenario en donde aparentemente existe una cohesión bajo el
dominio del bloque Norte.
12
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
Alianzas y disputas de los
grupos de autodefensas
en la Sierra
Nevada de Santa Marta
L
a incursión de las AUC en la Sierra Nevada de Santa Marta y
sus estribaciones estuvo claramente ligada a consideraciones
estratégicas, dentro de las más relevantes interrumpir la
movilidad que la insurgencia tenía entre la Serranía del Perijá, la
Sierra Nevada de Santa Marta y la Ciénaga grande del Magdalena;
apropiarse de recursos, dentro de los cuales se encuentra el
narcotráfico, la protección a ganaderos, bananeros, palmicultores,
así como la industria de explotación del carbón, el contrabando
y la venta ilegal de gasolina; y dominar toda la costa caribeña,
partiendo desde el golfo de Urabá hasta la Guajira.
Respecto del primer punto, hay que decir que desde mediados
de los ochenta, las Farc lograron un crecimiento que se basó en
el desdoblamiento del frente 19. El fortalecimiento financiero
y militar de la insurgencia se tradujo en la creación del frente
41 en la Serranía del Perijá, que es de la mayor importancia en
su propósito de consolidar la cordillera oriental como centro
de despliegue estratégico y posteriormente para establecer un
puente entre la frontera con Venezuela y la Sierra Nevada de
Santa Marta. Este puente hace las veces de un corredor para el
tráfico ilegal de armas y el suministro de logística, así como para
el cultivo de coca y para el tráfico de narcóticos. Los frentes 19
y 41 conformaron el 59 en el año 1994, consolidando su zona
de expansión en la vertiente suroriental, ubicándose finalmente
entre los ríos Guatapurí y Seco, en puntos como Atánquez y
Patillal, en el municipio de Valledupar, así como en el sector de
Marocaso, en el municipio de San Juan del Cesar.
El ELN, por su parte, hizo su aparición en la vertiente suroriental
de la Sierra Nevada de Santa Marta en la segunda mitad de los
ochenta, con el propósito de fortalecerse financieramente. El
frente 6 de Diciembre, llegó al centro y norte del departamento
del Cesar con el objetivo de comenzar a depredar los recursos
provenientes de la extracción de materia prima, como el carbón en
la Jagua de Ibirico. Esta estructura comenzó a ejercer protagonismo
13
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
en la vertiente suroccidental en los años noventa, en Puerto Bello y
Atánquez, extendiendo su radio de acción, específicamente en lo
que se refiere a las extorsiones y secuestros, hacia Mariangola, en
el municipio de Valledupar, y en las zonas planas que circundan la
Sierra. Por otro lado, el frente Manuel Martínez Quiroz se asentó en la
Serranía del Perijá, mientras que el Francisco Javier Castaño, copó la
zona bananera, ubicándose en Ciénaga y Santa Marta, desde donde
incidió en la zona plana, afectando las vías de Ciénaga-Fundación-El
Copey y Valledupar-Bosconia.
Corredores de las guerrillas entre
los dos principales sistemas montañosos
Tomado de Google Earth y modificado por el autor.
Corredores de las guerrillas desde la Sierra Nevada hacia el
departamento del Magdalena
Tomado de Google Earth y modificado por el autor.
14
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
De esta manera, la insurgencia llegó a establecer corredores de
movilidad que le permitían transitar desde el departamento del
Atlántico al Magdalena, ocupando también zonas en el Cesar.
En este sentido, la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del
Perijá se conformaron en zonas de retaguardia desde donde la
guerrilla emprendía sus acciones sobre las zonas planas. Como se
mencionó anteriormente, tanto las familias más pudientes, así como
los distintos sectores de la economía fueron víctimas del cobro de
extorsiones, la amenaza de parientes y trabajadores, así como de
acciones de sabotaje que tuvieron como propósito mantener el
dominio sobre esta zona del país. El sector bananero fue uno de
los más afectados, especialmente en los municipios de Ciénaga y
la Zona Bananera; de acuerdo con un estudio realizado por Priscila
Zúñiga6, en la década de los ochenta se registró el asesinato de 74
administradores de finca a manos de la insurgencia y el incendio
de por lo menos 250 propiedades, sin contar la afectación a los
pequeños productores o parceleros.
En este contexto, los grupos de autodefensas respondieron en parte
al vacío existente en materia de seguridad en esta región. Personas
ligadas a la explotación del banano, de la palma y la ganadería, así
como narcotraficantes que necesitaban de protección acudieron a
los Señores de Santa Marta en búsqueda de garantías. Sin embargo,
al ser organizaciones desarticuladas entre sí, con un dispositivo
armado relativamente pequeño, en varias ocasiones fueron
incapaces de responder a las ofensivas de la insurgencia, como
ocurrió con el grupo manejado por la familia Rojas. En este sentido,
como proyecto contrainsurgente, las autodefensas experimentaron
varias dificultades, lo que le permitió a la subversión expandirse y
mantener sus actividades.
En medio de este panorama y coincidiendo con la firme intención
de crecer y dominar más territorios, las AUC, en ese momento al
mando de Carlos Castaño, tomaron la decisión de incursionar en la
zona. Esta determinación no sólo estaba ligada a la confrontación
de la subversión, se encontraba también relacionada con el
narcotráfico y desacuerdos con las agrupaciones que hacían
presencia en la zona, específicamente con las autodefensas al
mando de Hernán Giraldo. De acuerdo con algunas versiones,
el hecho que desencadenó la ofensiva contra esta estructura fue
el asesinato en 2001 de dos miembros de la DEA por parte del
Pacho Musso, uno de los comandantes de Giraldo, en el sector
de Mendihuaca, que ciertamente influyó en el endurecimiento
de la perspectiva y el discurso de los Estados Unidos hacia estas
organizaciones.
Por otro lado, se debe tener en cuenta la presencia que logró tener
el ELN en el departamento del Magdalena y la afectación que ésta
produjo para algunas poblaciones del Atlántico, especialmente
Barranquilla. Un momento crítico fue el secuestro masivo en la
6
Zúñiga,
Priscila.
2004. “Una reconstrucción
del
fenómeno del paramilitarismo en el
departamento del
Magdalena”. Monografía para optar
al título de politóloga, Bogotá: Universidad Javeriana.
Pág. 31.
15
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
Ciénaga del Magdalena de un grupo de socios de un club de pesca
del Torno el 6 de junio de 1999 por parte del ELN, dentro de los
cuales se encontraba un concejal de la capital departamental, y
su hijo. Este hecho propició una alianza entre los sectores más
pudientes de Barranquilla, con grupos de autodefensas de la
región del Magdalena, que eran apoyados por familias prestantes,
bajo la dirección de la AUC, propiciando las condiciones para el
establecimiento de una red compleja de apoyos. A partir de este
evento, se da uno de los procesos de expansión en el que tuvo
un papel muy activo Adán Rojas7, quien luego de ser “exiliado”
de la zona por Hernán Giraldo, tomó contacto con Castaño y
Mancuso, quienes lo utilizaron para poner en marcha la ofensiva
en el departamento del Magdalena y generar alianzas con líderes
locales y potenciales financiadores. Un hecho muy diciente es la
captura de Adán Rojas en febrero de 2000, la cual precisamente
se da en una casa del barrio Los Nogales, al norte de Barranquilla,
donde se encontraba recuperándose de unas heridas de bala en
su brazo izquierdo, que habría sufrido en combates en la Sierra
Nevada de Santa Marta, según lo informó el general Héctor Darío
Castro, comandante de la Policía del Atlántico en ese entonces.
7
Según la Policía
Nacional, Adán Rojas es uno de los lugartenientes de los
hermanos Castaño
Gil y sindicado de
estar al frente de las
matanzas de campesinos en las fincas La Hondura, La
Negra, San Jorge y
Las Vegas en Currulao (Urabá Antioqueño), en marzo y
abril de 1998.
8 http://www.cidh.
oas.org/annualrep/
2000sp/cap.4aa.
htm
9 Alias Esteban estuvo detenido en Barranquilla, pero se
fugó cuando iba a
ser conducido para
ser escuchado en
indagatoria.
10 Algunas versiones
señalan que Edelmira Esther Méndez, alias La Mona,
también
habría
participado en esta
masacre.
16
En este marco, el 22 de noviembre de 2000 se da una masacre
de más de 60 personas en el corregimiento de Nueva Venecia,
municipio de Sitionuevo (Magdalena), a partir de la cual alrededor
de 4.000 habitantes del corregimiento y las veredas circundantes
se desplazaron hacia la cabecera municipal y hacia los municipios
de Puebloviejo, Palmira, Tasajera y Ciénaga (Magdalena); Soledad,
Barranquilla, Malambo, Ponedera y Sabanagrande (Atlántico),
según lo reportado por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, en su informe anual del año 20008. En esta ocasión, el
grupo de autodefensas reunió a un grupo de pescadores en la Iglesia
y con lista en mano empezó a llamar a las personas que figuraban en
la misma, acusándolas de ser colaboradores del ELN –igualmente
señalaron a delincuentes comunes reconocidos en la zona–. Según
algunas versiones de la región, esta acción fue liderada por Tomás
Gregorio Freyle, alias Esteban o Augusto, oriundo de la ciudad de
Montería9. El grupo de autodefensas llegó desde el municipio de
Pivijay, de la finca llamada La Cumbia, pero su base central se
ubicaba en el municipio de San Ángel (Magdalena), desde donde
se desplegó a los municipios de Pivijay, Salamina, Remolino, Sitio
Nuevo, Cerro de San Antonio, Piñón y Pedraza10.
Se debe señalar que ésta fue la acción que tuvo más trascendencia
dentro de un conjunto de homicidios realizados por las
autodefensas como la masacre llevada a cabo en las cabañas de
la Unidad de Parques Nacionales Naturales, en Trojas de Cataca
(inmediaciones de la Ciénaga Grande de Santa Marta), donde
asesinaron a 14 personas en noviembre de 1999; así como la
masacre de 12 personas realizada presuntamente por integrantes
de las autodefensas de Giraldo, en el caserío Parranda Seca en las
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta en el mismo año
–la cual produjo el abandono total del asentamiento–.
En la medida en que las Autodefensas Unidas de Colombia fueron
copando territorios y avanzando en su objetivo de dominar las
zonas planas que rodeaban la Sierra Nevada de Santa Marta, fueron
rompiendo los dominios establecidos por Los Señores de la Sierra y
se apropiaron de las estructuras locales. En el sur de Magdalena, se
encontraron con Chepe Barrera, con quien llegaron a un acuerdo
que le permitió permanecer en la zona, pero con un poder muy
limitado. Para ilustrar este pacto, resulta útil tomar el testimonio de
un ex colaborador de Barrera:
“… Como para finales de 1999 hubo una fuerte presencia de
las ACCU que comandaba Mancuso, quien exigió a Chepe
que le entregara el territorio, Chepe no quería problemas
con nadie, aunque las cosas no fueron tan fáciles tampoco…
Mancuso quería las cosas así por él era el chacho y había
que dárselo ya, pero luego vino el comandante Castaño y se
reunió con nosotros, él sí es un hombre que sabe negociar,
él le dijo a Chepe que firmaran una alianza que no era que
nosotros íbamos a dejar de mandar o de tener libertad en
la zona, sino que ahora éramos parte de las AUC… claro
que ahora ellos son los que mandan, tienen la base en San
Ángel y Chepe se quedó con un grupo para su protección
privada en un pueblo que se llama Los Andes, pertenece al
Difícil, la gente a veces nos dice que tan distinto que eran los
tiempos antes, la gente tiene miedo, está aterrorizada…”.11
Al parecer en las negociaciones, se le dio la oportunidad a
Chepe Barrera de elegir el territorio donde deseaba permanecer.
A diferencia de lo que ocurrió con Giraldo, como se verá más
adelante, la utilización de la violencia contra los Cheperos no fue
tan frecuente. Esto se evidencia en una de las entrevistas a uno de
los miembros de esta organización:
“… No hubo una mala relación entre Chepe y las AUC…
Chepe tomó una parte de la región y ‘Cuarenta’ tomó la
otra… Hay desplazamientos de la población civil con la
llegada de alias ‘Cuarenta’ a la región, es que ellos son
terroristas, ahora hay muchas muertes, sobre todo los
fines de semana encuentras tres y cuatro cadáveres en las
esquinas…”.12
Lo cierto es que si bien Chepe Barrera logró un acuerdo con las
AUC, la incursión de éstas a la zona tuvo un impacto directo
en el alza de las tasas de homicidio en algunos municipios del
Magdalena. En el municipio de Ciénaga, la tasa por cada cien mil
habitantes ascendió de 60 en 1999 a 147 en 2000 –aunque se
debe aclarar que las víctimas de la masacre de Sitio Nuevo, fueron
contabilizadas en Ciénaga–; en el municipio de El Retén, la tasa
11 Testimonio tomado
por Zúñiga, Priscila, Op. Cit.
12 Testimonio tomado
por Zúñiga, Priscila, Op. Cit.
17
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
pasó de 21 a 53, en Fundación de 67 a 87 y en Remolino de 6 a 64.
La tasa departamental también subió, pasando de 38 homicidios
por cien mil habitantes en 1999 a 52 en 2000.
13 El 12 de mayo de
2004 fue capturado
Juan Francio Prada
Mosquera,integrante
del Estado Mayor de
las AUC; Prada fue
detenido en compañía de dos de sus
escoltas, a quienes
se les confiscaron
armas y equipos de
comunicaciones.
14 La primera vez
que los medios de
comunicación nacionales registraron
el nombre de Jairo
Antonio Musso Torres fue en enero
de 1989, cuando el
DAS capturó en Bogotá a seis personas
que integraban una
banda de sicarios
y piratas terrestres
que venían, supuestamente, a ejecutar
un magnicidio en
la capital. Entre los
capturados estaba
Musso. En estos
tiempos era llamado “El Mono” y
según las autoridades era el jefe de la
banda “Los Tesos”,
que actuaba en la
Costa Atlántica y
frecuentemente
hacía trabajos de
sicariato en Cali y
Bogotá. Después de
varios años y tras
salir de la cárcel,
Musso regresó a
la Costa Atlántica,
donde extendió su
participación en el
negocio del narcotráfico, hasta el
punto de ser uno de
los mayores capos.
Musso fue capturado y afronta cargos
por homicidio, concierto para delinquir y narcotráfico.
18
Por otra parte, con el grupo de autodefensas que hacía presencia en el
sur del Cesar también se llegó a un acuerdo. En esta zona, desde 1988
se implantó una estructura dirigida por el ganadero Roberto Prada, y
uno de sus sobrinos, Juan Tito Prada, conocido como Juancho, quienes
conformaron las Autodefensas del Sur del Cesar (Ausac), las cuales
tienen presencia sobre todo en las zonas ganaderas y palmicultoras de
Aguachica y San Alberto, desde donde extendieron su dominio a las
zonas planas del centro y parte del norte. Esta organización controla
buena parte del piedemonte de la serranía del Perijá y algunos de
los cultivos de coca que se encuentran en esta región. Según algunas
versiones locales, las Ausac y especialmente los Prada, tuvieron
participación en los hechos ocurridos en la Hacienda Bellacruz, en
febrero de 1996. El grupo de los Prada sigue “operando” de manera
autónoma en una alianza con las AUC, unión de carácter asociativo
que busca recibir los beneficios del actual proceso de paz con el
Gobierno Nacional13.
Por el contrario, con las Autodefensas del Mamey, dirigidas por
Hernán Giraldo, se presentó un enfrentamiento directo. El punto de
ruptura con las AUC, dirigidas en ese entonces por Carlos Castaño,
fueron los hechos acaecidos en el 11 de noviembre 2001 en
Mendihuaca, en la vía entre Santa Marta y Riohacha, donde el grupo
comandado por Jairo Pacho Musso – lugarteniente de Giraldo–
asesinó a los hermanos Edgar y José Lara García, miembros de la DEA,
a los agentes Edilberto Cordero Girón, Álex Torrealba Vásquez y José
García, y al civil Teódulo De León. El 12 de noviembre de ese año,
Carlos Castaño le advirtió en un comunicado público a Giraldo que
debía entregar a Musso a la justicia colombiana para que respondiera
por los delitos en los que incurrió utilizando el nombre de las AUC
–declarándolo objetivo militar–14. La advertencia de Castaño no
fue atendida por Giraldo, lo que desató una confrontación directa
entre los dos grupos de autodefensas. Las AUC, al mando de Adán
Rojas y Jorge 40, buscaron quebrar el liderazgo de Giraldo sobre
su organización, su dominio sobre la zona, sus apoyos sociales y
económicos, así como interrumpir las actividades de esta estructura,
su cohesión y capacidad de respuesta.
Resulta útil analizar este proceso dentro de esta organización, a la
luz de los planteamientos de Mark Herman, partiendo del artículo
“Entropy-Based Warfare: Modeling the Revolutionin Military
Affairs”15. Aplicando la idea de entropía de Herman –la cual es
ilustrada en la nota al pie en la siguiente página–, las AUC en su
ofensiva buscaron minar tanto las “actividades” y las “conductas”
de las organizaciones de autodefensa local, así como su poder de
fuego –la letalidad–, de tal manera que consiguieran doblegar a su
adversario y someterlo. El primer objetivo fue atacar a los apoyos
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
y generar un clima de inseguridad en la zona, de tal modo que se
pusiera en duda la capacidad de las autodefensas locales de ofrecer
protección. El dominio y control que Hernán Giraldo detentaba fue
desafiado mediante una ofensiva que se dirigió a las clases dirigentes
regionales, a los sectores productivos y a los habitantes de la zona.
Dentro de esta dinámica, entrarían algunos homicidios de alcaldes
y ex-alcaldes: Manuel Álvarez Caballero (Cerro de San Antonio)
en 1999, Octavio Ropaín Lobo (El Banco) en el 2000, en el 2003
el alcalde del Retén y en 2004, Jesús Avendaño (Zona Bananera).
De esta manera, cortaron las relaciones que la clase política y
empresarial había formado con las autodefensas locales, dando
paso a un nuevo ordenamiento político que favoreciera y protegiera
sus intereses. Lo que se dio en este momento fue un cambio de
lealtades, propiciado por la incapacidad de Los Señores de Santa
Marta de ofrecer seguridad a sus apoyos y la necesidad de las AUC
de formar un entorno propicio para sus actividades.
Es relevante decir que las autodefensas de Giraldo desarrollaron
vínculos con la clase política y los gremios agrícolas en la región,
en una relación mediada por el intercambio de protección por
dinero. Así lo revela el testimonio de uno de los miembros de esta
organización, quien aspiró en dos ocasiones al Concejo Distrital:
“… En el inicio sólo nos interesaba o estábamos pendientes del
sector donde se cultivaba y procesaba la coca, así mismo de
15
Desorganización
FRICCIÓN
TRANSTORNO
Máxima
Entropía
Manobrías
de desgaste
Distribución
de funciones
críticas
LETALIDAD
Herman asume la
entropía como el
resultado de la
mezcla de la fricción, el trastorno
(disruption) y la
letalidad (lethality),
dentro de un grupo
armado. La fricción
compromete a las
“actividades”
de
la organización, el
trastorno compromete la “conducta”
de los integrantes del
grupo, y la letalidad
hace referencia a la
reducción del poder
de fuego. La conjunción de estos tres
elementos da como
resultado la máxima
entropía, como se
puede apreciar en
el gráfico.
Herman,
Mark.
“Entropy-Based
Warfare: Modeling
the
Revolutionin
Military Affairs”. Invierno 1998-1999.
http://www.dtic.
mil/doctrine/jel/jfq_
pubs/1620.pdf
19
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
los puertos naturales por donde sacábamos el alcaloide, pero la
forma de actuar en dichas áreas nos llevó a adquirir fama, que
se extendió por todo el territorio, lo que nos supuso establecer
relaciones con sectores económicos, quienes deciden adquirir
nuestros servicios para proteger su propiedad, sobre todo las
haciendas y las plantaciones de banano…”16.
El pago de protección no siempre fue voluntario, los “aportes”
en reiteradas ocasiones fueron impuestos tanto a bananeros,
como a cafeteros y ganaderos. Estas personas fueron las primeras
afectadas por la incursión de las AUC, agrupación que buscó
apropiarse del monopolio de la seguridad, con el objetivo de
percibir recursos que le permitiera crecer y permanecer en la
zona.
La ofensiva directa de las autodefensas contra el grupo de Giraldo
se dio a finales de 2001 con la llegada de alrededor de 200
hombres de las AUC liderados por alias 5-5 a la vertiente norte
de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde se dieron una serie
de enfrentamientos. La confrontación entre estas dos facciones
provocó que el 23 de enero de 2002 nueve mil personas,
entre ellas tres mil niños y niñas –según el censo del Comité
Internacional de la Cruz Roja–, se desplazaran hacia la vereda El
Calabazo, jurisdicción del municipio de Guachaca, ubicado sobre
la troncal del Caribe, vía que fue bloqueada bajo la petición por
parte de los habitantes de expulsar a los grupos de autodefensas
que ingresaron a la zona –es decir a las AUC–. Semanas después
de lo ocurrido, el Comando Urbano de Paracos de Santa Marta,
de Giraldo, puso a circular panfletos de amenaza contra los
habitantes de los barrios Ciudadela 29 de Julio, El Pando y otros
del sur17. Como resultado de esta disputa, los hombres al mando
de alias 5-5 – quien dirigió parte de las acciones de las AUC
en esta zona– lograron controlar buena parte del área urbana de
Santa Marta, entre Bonda y Mina, región que estaba bajo dominio
de Giraldo. Éste por su parte se atrincheró en la Troncal del Caribe
desde Bonda hasta los límites con La Guajira, incluido el Parque
Tayrona, desde donde pretendió desplegar una contraofensiva
contra los hombres de las AUC.
16 Testimonio tomado
por Zúñiga, Priscila, Op. Cit.
17 El Espectador, “Turismo a prueba de
fuego”, 8 de febrero
de 2004.
20
Al finalizar la disputa, en el mes de julio de 2002, Giraldo fue
obligado a aceptar las condiciones de las AUC, luego de las
acciones dirigidas contra sus apoyos, el ataque a sus redes, la serie
de enfrentamientos que provocaron su repliegue y la necesidad
de buscar la permanencia o supervivencia de su agrupación.
Bajo este acuerdo, Giraldo perdió la autonomía en el manejo
del negocio del narcotráfico, el cual pasó a ser compartido con
las AUC. Por otra parte, se le restó al grupo de Giraldo poder
militar, teniendo lugar un relevo de mando en la zona, el cual fue
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
entregado por Castaño a Jorge 40. Hoy
en día, el grupo de Giraldo se mantiene,
actuando con relativa independencia
en la zona que va desde Bonda hasta
los límites con el departamento de La
Guajira. En este sector cuenta aún con
un amplio apoyo social y la permanencia
de cultivos de coca, lo cual le garantiza
de cierta manera su existencia.
En la actualidad, la presencia de los
grupos de autodefensas tiende una
especie de cordón alrededor de la Sierra
Nevada de Santa Marta, ubicándose
principalmente en las zonas planas,
interrumpiendo el tránsito de los grupos
insurgentes desde la serranía del Perijá
hasta el Atlántico. El número 1 del mapa
adjunto indica la presencia del frente
Jhon Jairo López el cual está directamente al mando de Rodrigo
Tovar Pupo –Jorge 40. Está compuesto por el grupo Walter Usaga
cuyo líder es alias Carlos Tijera, cuya área de influencia son los
municipios de la Zona Bananera, Ciénaga y Fundación. El grupo
Chivilo, que tiene como comandante a alias Codazzi, en Ciénaga
Grande, El Difícil, Nueva Granada, Plato y Pueblo Viejo. El
grupo Pivijay, cuya líder es alias Doña Sonia en los municipios
de Salamina, Concordia, Pedraza y Cerro San Antonio. El grupo
Sierra Nevada, conducido por alias Cantinflas, en Algarrobo y
el corregimiento de Bella Vista, además del grupo Ariguaní, al
mando de alias Rocoso, en Difícil, Nueva Granada, El Plato y
Pueblo Nuevo.
El número 2 hace referencia al frente Mártires del Valle de Upar,
también al mando de Jorge 40. Este grupo ocupa la parte norte del
departamento del Cesar y ha pretendido extender su dominio sobre
la costa atlántica de La Guajira; además tiene presencia en Maicao.
El cabecilla de este frente en Cesar, David Hernández Rojas,
conocido con el alias de 39, fue muerto en combate por tropas de
la Décima Brigada del Ejército en operaciones desarrolladas en la
vereda El Mamón, en jurisdicción de Valledupar. Semanas antes
de la muerte de 39 en la región, se rumoraba la intención por parte
de Jorge 40 de hacer una “limpieza” dentro de su organización,
tras algunos abusos cometidos por parte de sus comandantes, los
cuales habían sido denunciados por algunos sectores que estaban
inconformes con esta situación.
21
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
La presencia de este frente en La Guajira es más difusa. A raíz
del asesinato de 4 indígenas Wayuú y la desaparición de otros
12, en Bahía Portete en abril de 2004 se hizo manifiesta la
intención de las AUC de apropiarse de parte de los puertos en
este departamento. Aprovechando un conflicto entre castas de la
etnia Wayuú, Jorge 40 se alió con algunos miembros de la familia
Ipuana, encabezados por José María Barros Ipuana y José María
Gómez, alias Chemabalas, configurando el denominado frente
Contrainsurgencia Wayuú. Se debe aclarar que la presencia de la
insurgencia en la Alta y Media Guajira ha sido casi nula, bloqueada
por una fuerte resistencia por parte de los indígenas Wayuú,
que en algunas ocasiones ha sido armada. Este grupo indígena
tradicionalmente ha participado en el negocio del contrabando,
portando armas cortas para la protección de sus mercancías; sin
embargo, en los últimos años, según versiones de las autoridades
locales y de la misma Fuerza Pública, han adquirido armas de
largo alcance, entre las cuales se encuentran algunos fusiles
AK-47. A raíz de los hechos ocurridos en Bahía Portete, hubo
un rechazo de los Wayuú a la presencia de las autodefensas,
justificado principalmente por la afectación de niños, ancianos y
mujeres durante esta incursión. En la actualidad, habitantes de la
zona indican que Jorge 40 aún mantiene el objetivo de formar una
alianza con miembros de esta etnia con el objetivo de consolidar
la salida al mar, sin embargo no existe claridad sobre la presencia
de esta agrupación en la zona.
22
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
Hay que recordar que tanto José María Barrios Ipuana como
alias Chemabalas fueron capturados por la Policía Nacional en
el mes de octubre de 2004, lo que evidentemente debilitó el
dominio de Jorge 40 en la zona. Sin embargo, el control sobre
parte importante del contrabando y el comercio ilegal de la
gasolina –la cual es traída en su mayoría de Venezuela– persiste,
teniendo una fuerte presencia en Maicao y con la intención
de ampliar su dominio hacia el Atlántico, donde se ubica una
amplia costa con una reducida presencia estatal.
El número 3 señala la presencia del frente Resistencia
Tayrona, estructura ligada directamente con las denominadas
Autodefensas del Mamey. Esta organización es liderada por
Hernán Giraldo y se compone de los siguientes grupos: el
grupo Guachaca cuyo líder es alias 25 con presencia en
Santa Marta, en los corregimientos de Guachaca, Buritaca,
Mendiguaca, Don Diego, Palomino y Mingueo; el grupo La
Tagua, comandado por Veto Quiroz, alias 5-5, con radio de
acción en los corregimientos de Bonda, Minca y El Campano;
el grupo Parranda Seca, dirigido por alias 80, en el municipio
de Ciénaga, en el sitio Parranda Seca, Secreta, Liberia y el
Chimborazo.
Esta estructura ha sido duramente golpeada por la acción
de la Fuerza Pública, sobre todo en el primer semestre de
2005, destacándose la operación Sierra Nevada en la cual
fue capturado Freddy Castillo, alias Pinocho, señalado de ser
hombre de confianza de Giraldo y testaferro clave18. Además,
la Fiscalía ocupó e inició la extinción de dominio de más de 50
propiedades de Giraldo, avaluadas en más de 30.000 millones
de pesos, entre ellas sus principales oficinas en Santa Marta.
Esta situación y la sombra de extradición que acosa al líder de
las autodefensas –considerado incluso como el segundo en la
estructura del extinto Cartel de Medellín de Pablo Escobar–,
llevaron a Giraldo a ofrecer la desmovilización de su estructura,
la cual estaría conformada por alrededor de 400 hombres.
El número 4 indica la zona de dominio de las Autodefensas
Campesinas del Sur del Cesar, las cuales son dirigidas por los
Prada. Se rumora acerca del relevo de algunos de los comandantes
que actúan en esta zona y la intención de esta agrupación de
comenzar a ocupar cada vez más territorios en la Provincia
de Ocaña en Norte de Santander, tras la desmovilización del
bloque Catatumbo. Por último, está el número 5, con el frente
conocido con el nombre de Los Cheperos. Esta estructura se
desmovilizó el 4 de diciembre de 2004, con un total de 47
miembros, en el corregimiento de Santa Rosa, municipio de
Santa Ana, sur del Magdalena.
18 Las investigaciones
señalan que, al parecer, Castillo Carrillo era el encargado de realizar en
gran parte el lavado
de dineros ilícitos,
pertenecientes
a
este grupo armado
ilegal,
utilizando
como
fachadas
varias empresas y
bienes raíces que
figuraban
a
su
nombre. Además,
alias
“Pinocho”,
presuntamente es
propietario de varios
laboratorios
utilizados para el
procesamiento de
clorhidrato de cocaína, ubicados en
distintas zonas de
la Sierra Nevada
de Santa Marta e
igualmente considerado como uno
de los más grandes
proveedores
de
alcaloides de ese
grupo ilegal, pues
los informes de inteligencia señalan
que la mayoría de
la droga enviada
hacia los mercados
internacionales por
esta zona del país es
vendida por Freddy
Castillo, como medida impuesta por
Hernán
Giraldo.
Ver informe de la
Policía Nacional,
publicado en la
Web. http://www.
policia.gov.co/inicio/portal/portal.
nsf/0/86fffe 82681
4e6ba0525702300
6cda66? Open Document
23
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
La entropía de las
autodefensas
en la zona:
una aproximación
teórica al proceso de
consolidación
del bloque Norte
G
eneralmente, los estudios alrededor de los grupos armados
irregulares asumen a estas estructuras dentro de un
marco lógico que propende a interpretarlos como una
organización. Sin embargo, aunque las autodefensas pretenden
mostrarse como una agrupación ordenada, en la realidad su
disposición es bastante caótica. Es precisamente aquí cuando tiene
sentido hablar de entropía, como una forma de interpretar este
desorden –esta noción parte de la física y se define como la medida
del desorden de un sistema–.
Para acercarse al concepto de entropía, se propone utilizar un
ejemplo básico. Se tiene una caja con tres divisiones, dentro de las
cuales se encuentran tres tipos diferentes de esferas: azules, amarillas
y verdes, respectivamente. Las divisiones son móviles, por lo que
puede suprimirse la primera de ellas, es decir, la que separa las esferas
amarillas de las azules. Lo que se está haciendo desde el punto de
vista de la entropía es eliminar un grado o índice de restricción al
sistema planteado. Antes de que se quitara la primera división, las
esferas se encontraban separadas y ordenadas por colores: en la
primera división las azules, en la segunda las amarillas y en la tercera
las verdes, es decir, que estaban restringidas a un cierto orden.
Al quitar la segunda división, se está suprimiendo también otro
grado de restricción. Las esferas se mezclaron unas con otras de tal
manera que no se pueden tener ordenadas, pues las barreras que
las restringían han sido quitadas. La entropía del sistema aumentó
al ir quitando las restricciones pues inicialmente había un orden
24
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
establecido y al final del proceso –es decir, de la supresión de las
divisiones de la caja– no existe orden alguno dentro de la caja. La
entropía en este caso es una medida del orden –o desorden– de un
sistema o de la falta de grados de restricción; la manera de utilizarla
es medirla en el sistema inicial, es decir, antes de remover alguna
restricción, y volverla a medir al final del proceso que sufrió el sistema.
Es importante señalar que la entropía no está definida como una
cantidad absoluta S –símbolo de la entropía–, sino lo que se puede
medir es la diferencia entre la entropía inicial Si y la entropía final
del mismo, Sf. Es así como no tiene sentido hablar
de entropía sino en términos de un cambio en las
condiciones de un sistema.
Restricción
Es precisamente este cambio el que se va a
intentar explicar. En principio (en Si), se tenían
agrupaciones ordenadas, es decir, con determinadas
restricciones. Como se mostró, estaban el grupo
de la familia Rojas, el de Chepe Barrera y el de
Mayor
Hernán Giraldo –sin contar las Autodefensas del
entropía
Sur del Cesar–, con barreras más o menos definidas,
tanto organizacionales como territoriales. Cuando
se da la “ofensiva” de las AUC, con el propósito
Si
de consolidar su presencia y dominio en el norte
del país, este orden se rompe, disminuyendo las
restricciones con el objetivo de configurar un nuevo sistema. Es en este
momento cuando se alcanza la mayor entropía.
Este proceso da lugar a una nueva configuración que comienza a
ser manejada por un agente central, en este caso Jorge 40, quien
tiene la misión de la unificación y la imposición de un nuevo
orden. Como resultado final (Sf), se tiene lo que se ha denominado
el bloque Norte –o por lo menos parte de él–, el cual ha dictado
una serie de restricciones propias que pretenden mostrar a las
autodefensas como una estructura ordenada, con nuevas reglas y
bajo una nueva comandancia. En medio del momento (Si) inicial y
del momento final (Sf), se da el mayor nivel de entropía puesto que
en el momento de la disputa entre los grupos dominantes y el grupo
desafiante, existe una especie de zona gris, donde las restricciones
se rompen y por lo tanto el desorden es mayor. Se obtiene de este
modo una función parabólica expresada en el gráfico.
Sf
Este proceso también puede ser observado de manera esquemática
de la siguiente manera:
D
C
C
D
D
D
c
D
A
B
Si
A
b
a
D D
Zona gris
B
Sf
25
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
En el momento Si, se tienen los grupos A, B y C19 con límites
organizacionales y espaciales específicos, es decir, con restricciones.
En la denominada zona gris, se tienen los mismos grupos (A, B y C)
bajo la ofensiva del actor D20. Como se puede observar, se evidencia
un desdibujamiento de los límites, es decir, las restricciones
anteriores son destruidas –momento de mayor entropía–. En Sf , la
organización D, logra someter a los grupos A, B y C, imponiendo
nuevas restricciones y generando un nuevo orden.
El punto más relevante de este análisis es la denominada zona
gris, puesto que es el estado en el cual la probabilidad de que los
niveles de violencia asciendan es mayor, dado que las restricciones
impuestas por el actor dominante en el escenario Si son puestas en
juego por el actor desafiante, el cual pretende imponer un nuevo
orden (nuevas restricciones) que dará como resultado el escenario
Sf. Lo ocurrido con el grupo de Hernán Giraldo ilustra lo anterior.
En el contexto de la disputa de las AUC con esta organización,
se da una desorganización que implica ruptura de lealtades,
deserciones, cambios de bando, dinámicas que son mediadas por
la necesidad de sobrevivencia en un panorama de inseguridad y
disputa. Giraldo pierde entonces capacidad de control sobre las
poblaciones, las cuales al observar el arribo de un nuevo agente
dominante se desplazan o aceptan el nuevo dominio, que como se
verá más adelante va a imponer una serie de nuevas restricciones,
en las cuales no sólo intervienen las disposiciones de las AUC,
sino también conflictos locales, disputas por el poder regional y
la competencia por los recursos legales e ilegales. En este sentido,
no sólo se va a alterar una organización “militar”, la cual es
relativamente débil, sino también todo un andamiaje social, político
y económico que va a verse impactado por la confrontación entre
los grupos armados irregulares.
Lo anterior demuestra que lo que aparentemente se presenta
de manera caótica, en realidad es la construcción de un orden
determinado dirigido a favorecer los objetivos estratégicos del
actor armado desafiante. La violencia entonces se constituye como
la herramienta principal para instaurar un “orden” ilegal, que
desafía al Estado y mina sus estructuras, imponiendo una nueva
organización que no es solamente militar, sino también social,
política y económica.
19 En este caso A, B y
C, hacen las veces
de los grupos de
Giraldo, Barrera y
los Rojas.
20 En este caso el grupo D es la nueva
organización,
es
decir, el bloque
Norte de las AUC,
bajo la comandancia de Jorge 40.
26
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
Grupos
de autodefensas:
organizaciones
políticas, militares
y empresariales
E
n un Research Report del Banco Mundial titulado “Guerra Civil
y Políticas de Desarrollo”, respondiendo a la pregunta de cómo
entender la rebelión, se propone la siguiente idea: “…además
de ser una organización política, una organización militar privada
es un ejército y un negocio. Quienes estudian a los grupos rebeldes
siempre deben tener presente esta triada: organización política,
organización militar y organización de negocios. Las rebeliones
ocurren primordialmente en países donde las circunstancias son
propicias a todos estos tres rangos peculiares”21. En el caso de las
autodefensas, si bien no se enmarcan en una organización rebelde
clásica, puesto que no buscan subvertir el orden establecido,
sino más bien preservarlo o aprovecharlo, se pueden ubicar en la
definición de una organización militar privada, con una postura
política determinada y con una estructura financiera establecida. En
esta medida, guerrilla y autodefensas, a pesar de ser agrupaciones
opuestas, entran en una misma categoría de análisis, que desde el
DIH se podrían nombrar como grupos armados irregulares.
Organización política
Observando la dinámica de la Sierra Nevada de Santa Marta, es
posible llegar a la conclusión de que las autodefensas actúan en esta
zona no solamente como una estructura militar, sino que también
lo hacen como una organización que impacta en la política local,
realizando acciones que van desde la presión sobre quién puede
aspirar a un cargo público hacia la aprobación de proyectos de
inversión en las localidades, entre otros. En esta medida, sin entrar
a especificar posturas y partiendo de la real politik, las autodefensas
ejercen un poder local –al igual que la guerrilla–, que impacta a las
administraciones municipales y departamentales. Desde el discurso,
el líder de esta organización, Jorge 40, se presenta a sí mismo como
21 World Bank. 2003.
“Guerra Civil y Políticas de Desarrollo”. A World Bank
Policy
Research
Project.
Bogotá:
Banco
Mundial,
Omega, pág. 46.
27
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
la cabeza de un pensamiento regional, que dice representar a los
ganaderos, bananeros y palmicultores de la región, los cuales
buscan la defensa de la propiedad privada y el desarrollo de la
libre empresa. Esto se vio reflejado en el proceso de negociación
de las autodefensas con el Gobierno Nacional, en el cual éstas
pretendieron adelantar un proceso regional, que incluyese a los
principales sectores de la vida política y económica.
De acuerdo con información del diario El Tiempo22, la cual fue
contrastada con testimonios recolectados en la región, varios procesos
electorales sufrieron irregularidades, sobre los cuales se sospecha una
activa intromisión de las autodefensas. En las pasadas elecciones
para alcaldías, en el departamento de Magdalena, se presentaron
varias situaciones atípicas. En los municipios de Pijiño, San Sebastián,
Zapayán, San Ángel, Retén, Zona Bananera, Concordia, Salamina, El
Difícil, El Banco y El Plato, se presentaron candidatos únicos, y aunque
en los tarjetones aparecieron dos o tres candidatos, las elecciones
se hicieron bajo presiones y amenazas encaminadas a forzar a las
personas a votar por el mismo candidato. Lo anterior fue denunciado
por algunos de los afectados, ante el Comité de Seguimiento Electoral23,
para que se aceptara su renuncia y el retiro de la contienda política.
No obstante, al no ser posible dicha petición debido al vencimiento
de términos, los candidatos realizaron campañas en los municipios
para que no votaran por ellos. En otros municipios como el Cerro de
San Antonio y El Difícil, se presentó un candidato único a la alcaldía
y una lista única al concejo. Además, según algunos funcionarios
de la Registraduría, en los corregimientos ubicados a lo largo de la
carretera Santa Marta-Riohacha, por presiones externas se suspendió
el transporte, por lo cual los jurados no pudieron llegar a las mesas.
Debido a estas circunstancias, se realizaron nuevas resoluciones para
que personas de la zona ocuparan el cargo; es relevante mencionar
que no se anuló ningún voto y que todos los habitantes de esta región
votaron –con la misma X en los tarjetones, como si hubieran sido
marcados por una misma persona–.
22 El Tiempo, “El mapa
de la influencia
‘para’”, 26 de septiembre de 2004.
23 Datos suministrados
por la Registraduría
Nacional Seccional del Magdalena
y reportados por
Zúñiga,
Priscila,
Op. Cit.
28
Además de influir en la contienda electoral, las autodefensas
también ejercen un control sobre la administración local. Cuando lo
consideran necesario, les piden cuentas a los funcionarios públicos
de los distintos municipios de los departamentos de Magdalena
y Cesar acerca de su gestión, así como influyen en la asignación
de recursos. Así sucedió con el director del Hospital de la Zona
Bananera, asesinado el jueves 3 de junio de 2004 en la ciudad de
Santa Marta, al parecer por negarse a rendir cuentas a los grupos
de autodefensas. Precisamente, el sector de la salud ha sido uno
de los más afectados o por lo menos uno sobre los cuales se ha
hecho más evidente la intervención de los grupos de autodefensas.
Basta recordar el escándalo alrededor de las Administradoras del
Régimen Subsidiado, ARS, en el departamento de La Guajira.
En este sentido, en el mes de abril de 2004, en un Consejo
Comunitario, los indígenas Wayuú le hicieron saber al presidente
Álvaro Uribe Vélez que en este departamento los grupos de
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
autodefensas estaban desviando hacia sus arcas los dineros que el
Estado gira a las ARS, encargadas de prestar el servicio de salud a
los estratos más pobres. La Fiscalía General de la Nación investigó
el caso, interceptó varios teléfonos, comprobó las denuncias y
el 2 de septiembre de 2004 capturó al alcalde de Riohacha y a
once funcionarios más, por presuntamente permitirle a este grupo
armado irregular apropiarse de los dineros del municipio. Según
las denuncias recibidas, para que las ARS pudieran entrar a operar
en los municipios bajo el dominio de estos grupos, cobraban
entre 6 mil y 10 mil pesos por afiliado mensualmente, además de
una cuota de entrada a la zona de hasta $148 millones. La figura
utilizada fue la de los denominados testaferros, los cuales estarían
bajo las órdenes de Jorge 40.
Los anteriores casos son una muestra de la afectación de la
gobernabilidad democrática por parte de los grupos de autodefensas
que hacen presencia en la zona, en una estrategia que pretende,
antes de atacar directamente al Estado –y proponerse acabarlo–,
servirse de su infraestructura tanto para fortalecer sus dominios
sociales así como aprovecharse de sus recursos. De esta manera,
el denominado sistema democrático “opera”, pero bajo el dominio
de una organización armada irregular que lo pone a su servicio.
De la misma forma como procede la insurgencia, en cuanto a su
intervención en la administración local, las autodefensas imitan
el comportamiento y hábitos de su enemigo, en una labor de
aprendizaje que fácilmente tiende hacia la depredación.
Resulta paradójico entonces observar cómo las apreciaciones
que algunos analistas hacían respecto de la guerrilla, se ajustan
29
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
a la actual situación de las autodefensas. Hace un par de años,
Alfredo Rangel se refería de esta manera a las Farc: “En lo
político, la estrategia de la guerrilla se ha centrado en copar el
poder local. De esta forma, concentrándose en el dominio de los
pequeños poderes municipales, las guerrillas han resuelto la gran
contradicción en que se debaten actualmente y que consiste en
poseer una gran solidez económica y una indiscutible y creciente
capacidad militar, pero, al mismo tiempo, una inmensa debilidad
en su capacidad de convocatoria política nacional…”24. Este
planteamiento es también válido para los grupos de autodefensas;
de la misma manera sucede con Daniel Pécaut, quien propone
que “las guerrillas actúan regionalmente como redes de poder, en
el sentido de actores organizados que manejan instrumentos de
fuerza y que son capaces de imponer estrategias de control sobre
la población y de alcanzar metas de dominio a través del uso de
dosis más o menos considerables de coacción y de la referencia a
una racionalidad instrumental”25.
24 Rangel,
Alfredo.
1999. “Las FARCEP: Una mirada actual” en Reconocer
la guerra para construir la paz, M. Deas
y M. V. Llorente
(comps.), Bogotá:
CEREC, Uniandes.
Norma. Pág. 35.
25 Pécaut,
Daniel.
1994. ¿Es posible
aún una interpretación global de los
fenómenos recientes de violencia en
Colombia? En Boletín Socioeconómico No. 27, Universidad del Valle,
junio de 1997.
26 World Bank, Op.
Cit. Pág. 11.
27 h t t p : / / w w w . d n p.
gov.co/ArchivosWeb/Direccion_
Desarrollo_Territorial/
Indicadores_departamentales/Magdalena.pdf
28 El Índice de Calidad de Vida (ICV),
se presenta como
un instrumento destinado a facilitar la
identificación
de
necesidades
fundamentales de una
región.
29 El Índice de Pobreza Humana se
concentra en tres
elementos
esenciales: longevidad,
conocimientos
y
estándares de vida
decente.
30
Por otro lado, las autodefensas también actúan por medio de
un clientelismo armado, que muchas veces se construye sobre
alianzas con agrupaciones políticas tradicionales, en una serie
de acuerdos que buscan preservar un orden establecido, incluso
dejando intactas algunas prácticas propias del gamonalismo. En este
sentido, la corrupción encuentra un lugar propicio para asentarse,
siendo difícil establecer cuánto dinero es arrebatado al Estado y
va directamente a la organización armada irregular y cuánto más
es apropiado por las clases dirigentes locales, las cuales actúan en
una zona donde la presencia estatal es percibida como débil.
Desde esta perspectiva, se tiene que analizar de manera cuidadosa
esta dinámica, preguntándose por los verdaderos protagonistas,
sin ignorar que la organización irregular tiene un gran peso en
la apropiación privada de los recursos públicos. Con respecto a
lo anterior, en el ya citado Research Report del Banco Mundial,
haciendo referencia a la pérdida del capital social como
consecuencia de las acciones de los grupos armados señala como
efecto: “… modificar el comportamiento desde un equilibrio en
el cual existe una expectativa de honradez a un equilibrio en el
cual existe una expectativa de corrupción. Una vez se ha perdido
una reputación de honradez, el incentivo de un comportamiento
honrado en el futuro se debilita enormemente”26.
De acuerdo con una serie de documentos publicados por la
Dirección de Desarrollo Territorial del DANE que contiene
la información básica departamental27, la situación social del
Magdalena, Cesar y La Guajira no es nada alentadora. En el
Magdalena, las condiciones de vida, medidas por el Índice de
Calidad de Vida (ICV)28, se deterioraron entre 1997 y 2000, pasando
de 62,7 a 69,9; de acuerdo con los datos que se disponen, para
el año 1999, el Índice de Pobreza Humana (IPH)29 departamental
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
(14,78) se encontraba por encima del promedio nacional (10,57);
la tasa de analfabetismo para este departamento, considerando la
población de 15 o más años, es de 10,6, situada por encima del
promedio nacional que es de 8,1; además cerca del 32% de la
población en edad escolar no tiene acceso al servicio educativo.
En La Guajira, la población por debajo de la línea de pobreza pasó
de 49.3% en 1996 a 56.6% en el año 2000; de igual forma la
población en condiciones de indigencia pasó de 15,3 a 26,6%;
en 2000 la tasa de analfabetismo departamental superaba por 3.2
puntos porcentuales a la nacional. Adicionalmente, en lo relativo
al déficit de vivienda, según datos del año 2000 este departamento
presenta un déficit total del 41,7% con respecto al 26,5% del total
nacional; además las condiciones de prestación de servicios de
acueducto y alcantarillado son deficientes, presentando indicadores
de cobertura y calidad inferiores a la media nacional.
Desde esta perspectiva, la afectación producida por parte de los
grupos armados al margen de la ley sobre la población no sólo
se ve evidenciada en las acciones violentas, sino también en el
manejo de lo público en beneficio propio. Ahora bien, no todos
los recursos son apropiados, parte de los mismos son destinados a
favorecer a comunidades bajo la protección del protagonista armado
dominante, con el fin de generar lealtades que les favorezcan no
sólo en el plano político, sino también en el militar. Desde una
visión maquiavélica, los grupos armados no sólo imparten temor,
sino que procuran un equilibrio que les permita sostenerse como
agentes dominantes, por medio del otorgamiento de beneficios a la
comunidad que buscan dominar.
Organización empresarial
Citando nuevamente al Research Report del Banco Mundial
antes mencionado, se describe a los grupos rebeldes como
organizaciones empresariales de la siguiente manera: “La rebelión
es costosa. Habitualmente, varios miles de personas serán
trabajadoras de tiempo completo de la organización durante varios
años. Es necesario, alimentar, vestir y albergar a estas personas y a
sus dependientes; también es necesario equiparlos. Dependiendo
de su complejidad, el equipo militar y los pertrechos pueden ser
supremamente costosos y se deben reemplazar con frecuencia
en situaciones de combate. Si bien la organización rebelde tiene
que hacer frente a todos estos costos, sus actividades militares no
generan directamente ningún tipo de rentas. Como organización
empresarial, en consecuencia, una rebelión confronta un serio
problema de financiación, y si no puede superarlo, entonces el
grupo rebelde no será viable”30.
En general, los grupos armados irregulares en la medida en
que intensifican sus acciones bélicas tienen que transformarse
también en organizaciones empresariales. Aquí desde luego se
30 World Bank, Op.
Cit. Pág. 64.
31
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
entra en la discusión planteada por Paul Collier, en torno a la
pregunta: ¿Avaricia o Agravio? (Greed or Grievance?), cuál es la
motivación. El hecho de nombrar a las facciones irregulares como
organizaciones empresariales, no implica en modo alguno que la
riqueza personal o alguna otra ambición económica sea el móvil
de sus acciones, sino más bien que los grupos armados tienen que
ser empresas en la medida en que deben cubrir costos –aunque la
rentabilidad no sea siempre su principal motivación–. La cuestión
es en qué tipo de actividades comerciales tienen la posibilidad
de ser competitivas estas organizaciones; la respuesta parece ser
obvia: “…los grupos tienen sólo una ventaja competitiva, a saber,
su posesión de una capacidad generalmente enorme para la
violencia”31. Desde esta perspectiva, las actividades comerciales
con las cuales son más compatibles son diversas formas de
extorsión o actividades que solamente requieren un control
“militar” sobre un territorio limitado.
Se genera entonces lo que Georg Elwert denomina un mercado
de violencia32, entendido éste como zonas económicas dominadas
por disputas entre actores armados irregulares, en las cuales surge
un sistema que se perpetúa a sí mismo y que vincula los mercados
no violentos de productos con la adquisición violenta de bienes.
En este marco, cobra todo su sentido el denominado teorema de
Maquiavelo33 de Hirshleifer, según el cual, no se desperdiciará
ninguna oportunidad ventajosa de explotar a alguien; siendo
los grupos armados irregulares empresarios, quienes usan una
violencia deliberada como herramienta eficiente para lograr
objetivos económicos.
31 Ibídem, pág. 65.
32 Elwert, Georg. Op.
Cit. Pág. 4.
33 Hirshleifer, J. 2001.
“The Dark Side of
the Force. Economic Foundations of
Conflict Theory”,
Cambridge: Cambridge University
Press.
34 Ver Elwert, Georg.
Op. Cit. Pág. 21.
32
Elwert enumera una serie de condiciones que brindan el ambiente
propicio para la aparición de este tipo de mercados34. Como factor
central, se encuentra la situación real del monopolio de la violencia,
el cual en la región estudiada está fragmentado, lo que se puede
ver reflejado no sólo en la presencia de guerrilla y autodefensas,
sino incluso en la presencia de bandas y grupos de delincuencia
organizada, los cuales hacen uso de la violencia en determinadas
regiones. Una segunda condición es el desarrollo de capacidades
autónomas de sanción dentro de subgrupos, como condición
necesaria para su transformación en actores colectivos violentos.
Una vez el grupo local de autodefensas establece este tipo de
capacidad, se puede decir que está “maduro” para la confrontación
armada. De esta manera, sucedió en la Sierra Nevada de Santa
Marta con la disputa anteriormente descrita entre las denominadas
Autodefensas del Mamey y las AUC, donde la última impuso una
“sanción” que le permitió establecer un dominio sobre la zona.
Un tercer factor, que se presenta de manera interesante, es el grado
de violencia que induce a la desinformación. La desinformación
puede motivar a la violencia en razón del temor. La desinformación
es útil particularmente para la movilización estratégica, es decir, una
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
movilización según la cual los futuros líderes declaran la necesidad
de defender a su grupo contra enemigos opuestos. Como lo muestra
Elwert, la competencia por los recursos requiere esfuerzos en el
ámbito simbólico-ideológico: “La autorrepresentación ideológica,
que lleva a la violencia por la fuerza hasta la vanguardia, tiene
como finalidad estabilizar la posición del mercado de violencia.
Facilita, entre otras cosas, la venta de ‘protección’ y la afluencia
de donaciones”. Mantener a la población en un grado de
incertidumbre puede generar incentivos para buscar alternativas de
seguridad, bajo la expectativa de una amenaza latente, que puede
ser real o irreal. Se trata entonces no sólo de ofrecer protección de
las acciones del enemigo sino de las propias.
Una cuarta condición es la existencia de bienes económicos
factibles de movilización. Una variable importante a considerar
33
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
es la cantidad de bienes que se pueden depredar, el dinero que
se puede conseguir por medio del pago de rescates, la extorsión
o la toma de rehenes, o aquel que se puede obtener a través del
comercio ilegal; la disponibilidad de este tipo de bienes abre el
paso a los denominados mercados de violencia. Como quinto
patrón, se encuentra el poder laboral, entendido como el número
y la calidad de las personas que podrían ser movilizadas como
voluntarios, soldados y mercenarios. El desempleo, la existencia
de una economía informal, la crisis de los sectores productivos
y el bajo ingreso, brindan a los actores armados irregulares una
oportunidad para el reclutamiento y la formación más o menos
rápida de escuadras y frentes. Como sexto y último factor, cabe
señalar las oportunidades de transferencia de recursos. Los artículos
robados tienen que ser vendidos, las recompensas se tienen que
percibir. Las utilidades se deben guardar, ahorrar o reinvertir.
Todo esto exige estructuras seguras para el lavado, transferencia
e inversión de dinero. En una región como la Sierra Nevada de
Santa Marta y sus alrededores, existe una especie de tradición de la
ilegalidad, con el temprano desarrollo de una economía en torno a
la producción y exportación de marihuana y cocaína, así como la
proliferación del contrabando tanto por la frontera con Venezuela,
como a través de la costa Caribe, que ha permitido a los actores
armados la captación de esta experiencia y la construcción de
redes ilegales para el manejo de sus finanzas.
De acuerdo con los planteamientos de Elwert, la Sierra Nevada de
Santa Marta y su entorno, constituye un espacio propicio para la
formación de mercados de violencia, que obedecen a estrategias
y agendas de acción, interactuando en función de oportunidades
económicas y políticas precisas y dependientes de la activación de
lo local. En este sentido, los actores armados irregulares no sólo
establecen una confrontación en el plano militar, sino también
lo hacen en el económico, configurándose una disputa por los
recursos.
Los grupos armados irregulares vacilan en un péndulo cuyos
extremos son la oferta de seguridad y la existencia de una amenaza
–la amenaza de ejercer violencia–. Lo que se da entonces es un
intercambio de “recursos” por protección o por la contención de
un ataque. La insurgencia actúa bajo la lógica de la contención en
la medida que establece tributos para su financiación a cambio de
no llevar a cabo acciones en contra de quién paga. El propietario
de una finca, el dueño de un negocio, el transportador debe pagar
o de lo contrario sus bienes e incluso su vida estarán en riesgo.
Los grupos de autodefensas en cambio, parecen actuar bajo la
lógica de la protección de la amenaza insurgente, ofreciendo
seguridad a sus “financiadores”. Sin embargo, al igual que la
guerrilla, ofrecen contención para sus mismas acciones, bajo la
amenaza de una retaliación si no se colabora. En este sentido, se
34
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
ha construido un lugar común que percibe a la insurgencia como
la responsable del estancamiento de algunas economías regionales
y las autodefensas como dinamizadoras del desarrollo económico.
Sin embargo, el asunto es más complejo, puesto que unos y otros,
interrumpen el normal desarrollo de la economía al ponerla a favor
de la confrontación armada. Durante ésta, la sociedad desvía hacia
la destrucción parte de sus recursos provenientes de actividades
productivas. Este hecho causa una pérdida doble: la pérdida a
partir de lo que estos recursos aportaban anteriormente y la pérdida
a partir del daño que esos recursos inflingen ahora35.
Uno de los costos más considerables surge del temor que
inevitablemente genera la violencia. Los pobladores huyen de
sus hogares y tienden a perder los pocos bienes que tienen. Una
encuesta de hogares en Uganda realizada por Matovu y Stewart36,
determinaron que dos terceras partes de los entrevistados habían
perdido todos sus bienes. En Mozambique en 1992, existía menos de
la quinta parte del número de cabezas de ganado registrado en 1980
–el ganado se perdió debido a la actividad rebelde directa, es decir,
los rebeldes lo robaban para alimentar a sus tropas y lo sacrificaban
para sembrar el terror; y también por causa de efectos indirectos
de la guerra, como la falta de alimentos y de atención veterinaria
durante la guerra–. Pero además, los trastornos que provoca una
confrontación armada recortan los horizontes temporales y debilita
las restricciones a comportamientos criminales y oportunistas. Por
ejemplo, durante la guerra civil de 1920 en Rusia, el pueblo de
Nikolaev quedó desprotegido durante dos días entre la ocupación
de los Blancos y de los Rojos. Durante esos días, algunos ladrones
de la localidad talaron todos los árboles que bordeaban la avenida
principal y robaron la madera37. Durante el genocidio de 1994 en
Rwanda, quienes poseían bienes enfrentaron un mayor riesgo de
ser asesinados38. Con base en cuatro estudios de caso, Camboya,
Guatemala, Rwanda y Somalia, Colletta y Cullen39 analizan la relación
entre conflicto violento y la transformación del capital social. Como
respuesta a un recrudecimiento del oportunismo y la incertidumbre,
la gente invierte menos, replegándose hacia aquellas actividades de
subsistencia que son menos vulnerables. Por ejemplo, en Uganda,
durante el prolongado período de caos social, la participación del
sector de subsistencia aumentó de 20 a 36% del PIB.
Sin embargo, hacer este tipo de estimaciones en la región estudiada
es muy difícil, debido a la escasez de información disponible y
la dificultad de hacer visitas en el terreno. La opción escogida
entonces es tomar la afectación sobre algunos sectores, el modo
en que los actores armados extraen recursos y las repercusiones
sobre las economías locales. Se tiene que partir del hecho de que la
confrontación armada es costosa. De acuerdo a lo manifestado por
Jorge 40, en 2004 el costo del mantenimiento de sus estructuras y el
despliegue de operaciones, sin contar las Autodefensas del Sur del
35 Word Bank, Op.
Cit., Pág 3.
36 Matovu, J.M, &
Stewart, F. 2001.
“Uganda: The Social and Economic
Cost of Conflict”.
En Stewart, F & Fizgerald, V. (Comp.).
War and Underdevelopment, Oxford:
Oxford University
Press. Vol. 2.
37 Figes, O. 1996. “A
People’s Tragedy:
The Russian Revolution 1891-1924”.
Londres: Pimlico.
38 Andre, C. & Platteau, J.P. 1998. «
Land Relation under
Unbearable Stress:
Rwanda Caught in
the Malthusian Trap
». En Journal of
Economic Behavior
and Organization
34 (1). Pág. 1-47.
39 Colletta, Nat J, &
Cullen, Michelle,
L. 2000. « Violent
Conflict and the
Transformation of
Social
Capital”.
Washington:World
Bank.
35
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
Cesar, sería de alrededor de $46.700 millones anuales. Es decir que
en promedio cada día las autodefensas gastan aproximadamente
$128 millones. La pregunta es de dónde extraen tal cantidad de
recursos. Una de las principales fuentes de recursos en la región
es el narcotráfico, el cual tiene su desarrollo en la vertiente
noroccidental de la Sierra Nevada de Santa Marta, en el territorio
donde se ubica Hernán Giraldo. Según el Informe Defensorial
“Situación de Orden Público en la Vertiente Norte de la Sierra
Nevada de Santa Marta”, publicado el 13 de febrero de 2002, se
calcula que este negocio deja una utilidad de US$1.200 millones
anuales40 por exportaciones desde esta zona. De acuerdo con el
informe de la oficina contra la droga y el delito de las Naciones
Unidas (ODC) “Colombia, censo de cultivos de coca”, el cual hace
referencia al año 2004, se registraron 1.262 hectáreas de coca
en la Sierra Nevada de Santa Marta; 706 en el departamento de
Magdalena y 556 en la Guajira. Lo anterior representa un aumento
del 66% con relación a lo registrado en 2003. De acuerdo con la
ODC, la cantidad media de cocaína pura obtenida a partir de una
hectárea de cultivo de arbusto de coca es de 4.7 kg de cocaína; es
decir que la producción en la Sierra Nevada de Santa Marta estaría
en el orden de 5.931 kg de cocaína –sin perder de vista que este
cálculo puede cambiar al considerar que los cultivos de coca se
pueden cosechar más de una vez por año y que las actividades
de erradicación se extienden por varios meses–. Según la ODC,
en promedio un kilogramo de base de coca alcanzó en 2004 los
$2.121.000 (US$807); usando este promedio y asumiendo una tasa
de conversión de 1:1 entre base de coca y cocaína, el valor total en
el sitio de producción de las casi cuatro toneladas métricas de base
de coca producidas en la Sierra Nevada de Santa Marta deberían
sumar cerca de $12.579 millones, lo que de cierta manera pone en
duda el cálculo hecho por la Defensoría.
40 La revista Newsweek
a comienzos de
2004, informó que
la policía colombiana calcula que
su próspero clan de
la droga envía cargamentos a Estados
Unidos por un valor anual de 1.200
millones de dólares,
lo que lo sitúa entre
los primeros cinco
narcotraficantes del
país.
36
Si se toma la cifra de lo que gastan los grupos de autodefensas en
la confrontación armada y se contrasta con los recursos disponibles
por concepto de narcotráfico, se obtiene que la producción de
coca equivale al 27% del sostenimiento del aparato militar, lo que
en principio haría necesaria la diversificación de recursos por parte
de la organización armada ilegal. Sin embargo, es posible que la
estimación de las ganancias por concepto del narcotráfico sea
mucho más elevada, si se considera la repatriación del valor que
los consumidores pagan por la cocaína en el exterior.
De acuerdo con Ricardo Rocha, sólo una mínima parte de este
valor es repatriado a Colombia, o sea que casi la totalidad de las
utilidades siempre se han quedado en el exterior. Para tener una
idea de la magnitud, Rocha señala que el mercado de las drogas
ilegales no representa más del 0.8% del PNB de los Estados Unidos,
del cual la mitad corresponde al gasto en cocaína (US$37 mil
millones), que representa la mayor parte de las exportaciones de
drogas ilegales originadas en Colombia. Además, si se considera el
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
valor de la cocaína en el mercado detallista de los Estados Unidos,
las utilidades repatriadas por las mafias colombianas representan
sólo el 5% de su valor41.
En una ciudad como Los Ángeles en Estados Unidos, un kilo de
coca puede llegar a los US$30 mil. Es decir que las cuatro toneladas
de coca producidas en la Sierra Nevada de Santa Marta, pueden
equivaler a US$120 millones. Si como dice Rocha, se repatrían el
5% de su valor, en teoría la ganancia sería de US$6 millones o casi
$16 mil millones, es decir el 34% del sostenimiento del aparato
militar de las autodefensas.
Además del narcotráfico, se tiene que considerar el contrabando
de gasolina por la frontera con Venezuela, por la cual según
Ecopetrol, ingresan alrededor de 9 mil barriles por día. La crisis
con el país vecino, a partir del caso Rodrigo Granda, el cual tuvo
lugar al final del mes de diciembre de 2004, provocó el cierre de la
frontera entre los dos países, impidiendo entre otros el comercio del
combustible, lo que puso en evidencia el enorme tráfico ilegal de
gasolina que mensualmente mueve cerca de 40 millones de galones.
Considerando la totalidad de la frontera con Venezuela –Guajira,
Norte de Santander y Arauca–, cada día entrarían al país un millón
de galones, a un precio de $600 por unidad, contra los $4.100 que
cuesta la gasolina colombiana, según datos suministrados por el
presidente de la Federación de Distribuidores, Fendipetróleo, Jorge
Cañizares. De acuerdo con estas cifras, si en Colombia la gasolina
traficada desde Venezuela se vendiera a la mitad del costo nacional,
es decir a $2.000, la ganancia por galón sería de $1.400 pesos y por
barril de $56.000. Es decir que diariamente, si se vende todo lo que
se importa de manera ilegal, las ganancias serían del orden de $504
millones y al año de $179.400 millones. Si esta cifra se dividiera
en partes iguales para los tres departamentos antes nombrados, se
tendría que por concepto de contrabando de gasolina entrarían a la
Guajira $59.800 millones, de los cuales un porcentaje mayoritario
es manejado por las autodefensas, disponiendo de una importante
fuente de recursos ilegal.
Es relevante mencionar que en la región de la Sierra Nevada de
Santa Marta y especialmente en la Guajira, el contrabando ha
sido una práctica recurrente –desde el siglo XVIII, se tiene noticias
de este fenómeno, con el intercambio que hacían los indígenas
Wayuú de productos como ganado, perlas, sal y el palo de tinte con
extranjeros que visitaban las costas y con los mismos españoles–.
Sólo el departamento de la Guajira, según un informe publicado
por el DNP en el año 2002, entre enero y junio de 2002 reportó
exportaciones hacia Venezuela de US$616 millones FOB42,
mientras que las importaciones en este mismo período fueron de
US$5.069 millones CIF43, solo considerando la economía legal.
Habría que preguntarse qué porcentaje de estos recursos cae en las
arcas de los actores armados irregulares y qué volumen de finanzas
41 Rocha,
Ricardo,
2000,
“Algunos
mitos y datos de
la economía de la
droga”.
Bogota:
Revista del Rosario.
semana2.terra.com.
co/opencms/ opencms/Semana/documentos.html?id=6
42 Free on Board.
43 Cost, Insurance and
Freight.
37
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
puede llegar a manejar el contrabando. En una confrontación
armada, el control físico de una frontera es muy valioso. Un aforismo
postsoviético afirma que el control sobre un kilómetro de la frontera
rusa era suficiente para volverse millonario44, aunque se tiene que
decir que el potencial de explotación de una frontera depende de las
políticas que hayan adoptado el país y sus vecinos.
Narcotráfico y contrabando serían entonces las principales fuentes
de recursos, sin embargo se debe considerar también otro tipo de
financiación. Una de ellas es la apropiación de tierras; tema tratado
por la Revista Semana en el mes de julio de 2004, en un artículo que
llevaba como título precisamente “Los Señores de las Tierras”45, donde
se denunciaba la adquisición de predios por parte de las autodefensas,
bajo amenaza de muerte. Está documentado el caso de 961 familias a
las que el Instituto Colombiano de Reforma Agraria (INCORA) asignó
fincas de 40 hectáreas en promedio que fueron cedidas o vendidas
bajo presión. Sólo en Cesar, se calcula que alrededor de 38.000
hectáreas cambiaron de manos de forma dudosa.
44 Zürcher,
C.,
Koehler, J. & Baev,
p. 2002. “Civil
wars in the Caucasus”. Documento
preparado para el
Proyecto de estudio
de caso “La Economía Política de las
Guerras
Civiles”,
del Banco Mundial
y Yale University.
45 Revista
Semana,
“Los Señores de las
Tierras”. Junio de
2004.
h t t p : / / s e m a n a 2.
terra.com.co/opencms/opencms/Semana/articulo.
html?id=79095
46 Elwert, Georg, Op.
Cit., pág. 13.
47 Delito contra el patrimonio económico, establecido en
el Código Penal de
la siguiente manera
“El que constriña a
otro a hacer, tolerar u omitir alguna
cosa, con el propósito de obtener provecho ilícito para sí
o para un tercero…
Si el propósito o fin
perseguido por el
agente es facilitar
actos
terroristas
constriñendo a otro
mediante amenazas
a hacer, suministrar, tolerar u omitir
alguna cosa…”.
38
Hasta ahora, los grupos de autodefensas habían desplazado a
campesinos y pequeños propietarios, estableciendo personas que
fueran apoyos de su organización. Esta estrategia les permitió crear
cordones de seguridad, así como retaguardias. Sin embargo, cada
vez más los grandes hacendados y latifundistas, quienes hasta ahora
no sólo habían aceptado sino que en varias ocasiones respaldaban
esta especie de contrarreforma agraria, se han convertido en
víctimas porque sus propiedades pueden ser objeto de depredación.
Además, no se puede dejar de considerar la codicia y el interés
personal de algunos de los cabecillas como principal móvil para
apropiarse de estas tierras.
La elección de las víctimas se basa en cálculos sumamente
complejos; no todo el que tenga posesiones está expuesto al robo.
Como lo muestra Elwert, los grupos armados irregulares también
necesitan socios comerciales y simpatizantes. En este sentido,
resulta útil permitir que la violencia siga líneas simbólicas claras para
permitirles sentirse seguros. “Sin embargo, ningún socio comercial o
asociado puede estar seguro de que no se convertirá en víctima de la
codicia del aliado de ayer. Teniendo en cuenta el alto riesgo que los
soldados traicionen a sus líderes, los comandantes tratan de revivir
patrones comprobados de autoridad”46.
Un último aspecto que habría que considerar es el fenómeno de la
extorsión, o lo que los grupos de autodefensas denominan “costos
de protección”. En las zonas en las cuales estas organizaciones
actúan, se establecen cuotas fijas de colaboración, las cuales
deben ser canceladas mensual o anualmente. En las visitas que se
hicieron en el terreno, se observó que aunque buena parte de los
habitantes de esta región ya se “acostumbraron” al pago de una
cuota para su protección, este intercambio está mediado por la
violencia y la amenaza, enmarcándose claramente dentro de la
tipificación del delito de extorsión47.
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
La extorsión se aplica de manera estratificada y por sectores,
tanto en las zonas rurales como en las urbanas. En el campo, los
principales afectados son los ganaderos, bananeros, palmicultores
e incluso los caficultores, quienes en su mayoría asumen la entrega
de dinero a los grupos armados irregulares como un costo más de
seguridad. Generalmente, se cobra por hectárea, aunque también
se tiene en cuenta el número de cabezas de ganado y el nivel
de producción. Independiente del nombre que se le dé, “cuota
de seguridad” o “impuesto revolucionario”, los grupos armados
irregulares establecen una competencia por el dinero que puedan
extraer de los habitantes de las regiones. Generalmente, el grupo
de autodefensa comienza cobrando una cuota más baja que la
insurgencia, ofreciendo una “mejor tarifa”; sin embargo, cuando
ya tienen un cierto dominio de la zona, las cuotas igualan e incluso
superan a las que antes cobraban los grupos guerrilleros.
En los cascos urbanos, la apropiación de los mercados por parte
de las agrupaciones de autodefensa es un asunto principal. Al
ser un espacio en el cual confluyen las actividades productivas
rurales con el comercio de la ciudad, pueden tener el control de
la oferta y la demanda, así como de quién puede comercializar y
bajo qué condiciones. Bajo este marco, favorecen a sus principales
financiadores, propiciando condiciones de desigualdad que en la
mayoría de los casos van a afectar a los agricultores de pequeña
escala. En Valledupar, en entrevistas con funcionarios de la
Defensoría del Pueblo, de la Procuraduría e incluso de la Fiscalía,
existe un consenso sobre la enorme dimensión que ha tomado la
extorsión; desde los expendedores de tintos hasta los propietarios
de cadenas de supermercados deben pagar una cuota a los grupos
de autodefensas. La frase “Aquí todo el mundo tiene que pagar”
parece ser una premisa de supervivencia.
En Santa Marta, la situación no es distinta. En esta ciudad, se
ofrece un servicio de celaduría por cuadras que está manejado
por estructuras privadas, las cuales son denominadas como los
“piticos”48. Este servicio es impuesto y se cobra mensualmente
casa por casa, local por local. La ciudad entonces se sectoriza,
siendo dividida entre las distintas organizaciones de “piticos”,
las cuales compiten por los dominios de los distintos barrios, que
en varias ocasiones ha derivado en disputas resueltas por medios
violentos. No se sabe con certeza cuántas de estas estructuras están
operando actualmente, sin embargo sus jefes son conocidos por
los pobladores, aunque las denuncias por este delito, al igual que
para los anteriores, son escasas debido al temor de ser víctima de
represalias. De esta manera, la seguridad, que debería ser un bien
público queda en manos de particulares, los cuales si bien regulan
de cierta manera los comportamientos criminales, lo hacen bajo la
obtención de un beneficio privado.
48 Este nombre tiene
su explicación en
que los “celadores”
portan pitos que
utilizan como una
manera de alerta.
39
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
La dinámica de la
violencia
instrumental
contra los civiles
49 Hultman, Lisa. 2004.
“Civilians as pawns
in the game of civil
war?”. Documento
preparado para el
grupo de trabajo
Techniques of Violence in Civil War,
Oslo: Internacional
Peace Research Institute 20-21 de agosto. http://www.pcr.
uu.se/publications/
other_pub/hultman_
civilians_040829.pdf
50 Cairns,
Edmund.
1997. “A Safer Future: Reducing the Human Cost of War”.
Oxford: Oxfam Publications.
51 Valentino, Benjamin, Paul Huth &
Dylan Balch-Lindsay. 2002. “Draining
the Sea: Mass Killing, Genocide and
Guerrilla Warfare”.
Documento presentado en la Conferencia Military Conflict
and Public Health,
Harvard University.
www.iq.harvard.
edu/NewsEvents/
Past/PHS/papers/
draining.pdf
52 Kalyvas,
Stathis.
1999. “Wanton and
Senseless? The Logic of Massacres in
Algeria”. En Rationality and Society
11 (3): 243-285.
53 Downes, Alexander.
2003. “Targeting Civilians in Wartime,”
En Centerpiece (Publicación del Weatherhead Center for
International Affairs
at Harvard University) 17, no. 2 (Spring
2003): 6-7, 11.
40
C
omo lo demuestra Lisa Hultman, en su escrito “Civilians
as pawns in the game of civil war?”49, varios estudios
explican los ataques contra la población civil como actos
instrumentales por parte de los perpetradores. Se ha sugerido que
los civiles constituyen una parte primordial de la confrontación y
que por lo tanto los grupos armados irregulares apuntan a los no
combatientes como manera de minar los apoyos del adversario.
Edmund Cairns, en el documento “A Safer Future: Reducing the
Human Cost of War”50, sugiere que el capital “social” del enemigo
es objeto de ataques, en ocasiones por medio del homicidio
y la implementación del terror como manera de producir
desplazamientos. Benjamín Valentino, en el estudio “The Causes
of Mass Killing and genocide”51, presenta una teoría de “coercive
mass killings” (masacres coercitivas), en la que propone que cuando
los grupos armados son incapaces de derrotar a sus opositores con
métodos militares convencionales, pueden elegir apuntar a civiles
sospechosos de apoyar a su contrario. Otros teóricos como Statis
Kalyvas52, son más enfáticos al decir que la clave para derrotar a
un opositor... es controlar el acceso a la población. Esto puede
hacerse “proporcionando incentivos (tales con la distribución de la
tierra) y sanciones (tales como represalias para las deserciones y el
apoyo al adversario)”.
Una perspectiva muy interesante es la que aporta Alexander
Downes53, para quien la violencia contra los civiles debe ser
entendida en términos de utilidad militar. Con un estudio
sistemático de confrontaciones interestatales, concluye que los
conflictos costosos tienen más probabilidades de producir ataques
contra los civiles –entiendo al costo en términos de la cantidad de
muertos en el campo de batalla, así como la prolongación de la
confrontación–. Aunque no haya sido comprobado, afirma que el
mismo planteamiento podría aplicarse a confrontaciones armadas
internas. Es precisamente desde esta perspectiva que Hultman
propone que la afectación de los civiles puede ser entendida
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
de manera más óptima, mirando los resultados en el campo de
batalla, de tal modo que se considere la interacción estratégica
entre los actores armados irregulares. Partiendo de esta posición, la
decisión de atacar a los civiles pasa por la consideración de si se
está ganando o perdiendo en la confrontación y bajo este supuesto
el actor armado dominante tenderá a utilizar de manera menos
frecuente la violencia, mientras que el actor armado replegado
o “dominado” dirigirá sus acciones contra los civiles como una
manera extrema de defender su territorio y negarse a perder
la disputa. De esta manera, la violencia se aplicaría de manera
instrumental.
Huth plantea la siguiente hipótesis para explicar la violencia aplicada
contra los civiles: “La asimetría en el campo de batalla incrementa
las probabilidades de que los civiles sean objeto de ataques por
parte de los grupos armados”. Cuando un actor armado se ve en
desventaja entonces recurrirá a minar los “apoyos” del adversario.
Esto evidentemente no es ninguna novedad si la interpretación se
41
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
hace desde una confrontación armada de carácter irregular; sin
embargo, ayuda a entender las razones por las cuales el recurso a
la violencia contra los no combatientes es implementado.
A partir de estos planteamientos, se proponen las siguientes
hipótesis alrededor de la implementación de la violencia en la
Sierra Nevada de Santa Marta:
1. Los grupos de autodefensas utilizaron los homicidios como una
manera de compensar su inferioridad militar ante la insurgencia
y de minar los supuestos apoyos de su adversario.
2. Una vez equilibrada la relación de fuerzas entre los dos grupos
armados irregulares, las autodefensas implementan la violencia
como manera de crear lealtades y producir una ventaja.
3. Una vez comprometido el dominio y el control por parte de
la insurgencia en algunas zonas, ésta implementa la violencia
contra los civiles como una manera de “castigar” el cambio de
lealtades y de compensar las desventajas en el plano militar.
En realidad, el proceso de generación de violencia es mucho
más complejo, teniendo diversas aristas que hacen más difícil
su predicción. Desde esta perspectiva, aunque las hipótesis en
principio son excluyentes, no implica que no sean dinámicas, es
decir que se pase de manera más o menos rápida de una a otra.
Para poner a prueba estas hipótesis en el marco regional, se tomará
el período de 2000 a 2004, haciendo énfasis en lo sucedido en los
tres últimos años. Como se puede observar en la siguiente curva,
la tasa de homicidio regional54 tuvo un alza entre los años 2001 y
2002, al pasar de una tasa de 68.5 por cada cien mil habitantes a
una de 80, la cual se volvió a incrementar en 2003 con una tasa de
81.6. Estos registros se encuentran muy por encima de la tasa de
homicidio nacional, la cual desciende en 2003, contrariamente a
lo que sucede en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Tasa de homicidios de la Sierra Nevada
de Santa Marta y la nacional de 2000 a 2004
90
80
70
60
50
40
54 La tasa de homicidio regional es
el resultado de la
sumatoria de los
homicidios
de
cada uno de los
municipios sobre
la sumatoria de la
población de cada
uno de los municipios, multiplicado
por cien mil.
42
30
20
10
0
Tasa 00
Tasa 01
Tasa regional
Tasa 02
Tasa 03
Tasa nacional
Fuente: CIC Policía Nacional.
Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH.
Vicepresidencia de la República.
Tasa 04
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
Estimar el porcentaje de los homicidios que corresponden estrictamente
a la confrontación armada es un ejercicio complejo y arriesgado con
la información de que se dispone. Si se recurre a las bases de datos
existentes, la mayoría de los asesinatos tienen como responsables a
grupos sin identificar. Sin embargo, se tiene que tomar en cuenta varias
variables: la primera de ellas es la fuerte relación que hay entre los
niveles de disputa entre las organizaciones armadas irregulares y los
niveles de violencia, ya que generalmente la confrontación estimula
el homicidio; la segunda es que una de las características de las
confrontaciones armadas al interior de los Estados es que la mayoría
de los ataques se hacen de manera anónima. Sobre este punto, habría
que resaltar que son anónimos en la medida en que no se establece
el autor responsable ante la justicia, puesto que en buena parte de
los casos, las comunidades presumen o tienen la seguridad de quién
realizó las acciones, sin embargo guardan silencio debido al temor
a represalias. Desde esta perspectiva, lejos de ignorar la violencia
ejercida por parte de la delincuencia común, la que se produce
por riñas, la relacionada con el narcotráfico e incluso la familiar,
el comportamiento del homicidio en medio de una disputa es un
indicador primordial para descifrar el estado de la confrontación –es
posible que por ejemplo la baja en el número de personas asesinadas
pueda ser un buen indicador del grado de control y dominio por parte
de la Fuerza Pública, pero también de un actor armado irregular–.
En este sentido, como se señaló anteriormente, la incursión más
fuerte de los grupos de autodefensas en la Sierra Nevada de Santa
Marta se da a finales de 2001 y tiene su mayor intensidad durante
los años 2002 y 2003, lo que se puede apreciar en la curva de la tasa
de homicidio regional. Como se evidencia en la siguiente tabla en el
año 2002, 11 de los 17 municipios que componen la Sierra Nevada
y su entorno presentaron ascensos en su tasa de homicidio.
Municipios que registraron un ascenso en la tasa de homicidios
DEPARTAMENTO
GUAJIRA
CESAR
MAGDALENA
Tasa 01
Tasa 02
Tasa 03
Tasa 04
RIOHACHA
MUNICIPIO
108.17
167.86
129.17
104.14
HATONUEVO
138.68
134.91
12.78
186.59
BARRANCAS
97.96
41.93
96.42
61.35
FONSECA
45.85
64.67
56.82
101.86
DISTRACCIÓN
69.20
137.80
96.05
27.33
SAN JUAN DEL CESAR
77.51
96.65
60.61
195.22
DIBULLA
0.00
0.00
89.66
61.27
VALLEDUPAR
57.03
98.01
85.72
62.41
BOSCONIA
145.41
226.45
151.62
73.70
EL COPEY
94.36
105.38
120.14
48.71
FUNDACIÓN
44.06
67.81
99.04
81.64
ARACATACA
53.58
84.01
92.35
66.32
CIÉNAGA
89.52
64.14
113.46
68.38
EL RETÉN
8.10
27.90
3.92
11.60
PIVIJAY
12.12
9.31
6.56
5.19
SANTA MARTA
67.27
64.59
63.44
41.16
PUEBLOVIEJO
17.43
4.29
0.00
0.00
Fuente: CIC Policía Nacional.
Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH.
Vicepresidencia de la República.
43
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
Se debe señalar también que entre 2000 y 2002, el número de
municipios que superaron la tasa regional aumentó. En la siguiente
serie de mapas, se advierte que mientras en 2000 y 2001, las tasas
más altas de homicidio se dieron alrededor de la Sierra, teniendo
especial énfasis en sus vértices, en 2002 las tasas más elevadas se
registran sobre todo en el costado oriental –departamento de Cesar y
Guajira–. En el departamento de Magdalena, ya se había presentado
un alza en la tasa de homicidio por cada cien mil habitantes en el año
2001: en Fundación pasó de 67 a 87, en Ciénaga de 60 a 147, en El
Retén de 20 a 53; en Pivijay de 13 a 24.5, en Santa Marta de 60 a 69.
Lo anterior permite pensar que la incursión de las autodefensas en
la región tuvo dos etapas que fueron relativamente independientes.
Por un lado la consolidación de su presencia en el Magdalena y por
otra la expansión hacia los departamentos de Cesar y Guajira. Es
posible que lo anterior tenga que ver con el siguiente planteamiento
estratégico: consolidar primero el corredor que comunicaba a la
Sierra Nevada de Santa Marta con Barranquilla, para luego dominar
el corredor que comunica a la Sierra Nevada con la Serranía del
Perijá, de tal manera que las estructuras insurgentes se vieran
obligadas a replegarse hacia lo más alto de la Sierra.
Fuente: CIC Policía Nacional.
Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH.
Vicepresidencia de la República.
44
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
En el año 2002, los grupos de autodefensas incursionaron con
especial fuerza en algunos de los municipios de los departamentos
de la Guajira y Cesar, en los cuales llevaron a cabo algunas
masacres, asesinaron a agricultores, comerciantes y ganaderos;
además de realizar algunas acciones de “limpieza social”. Esta
situación fue respondida por la insurgencia con una serie de
homicidios que buscaron no perder algunos de los territorios que
tenían bajo su dominio, imponiendo “castigos” a aquellas personas
que apoyaban a las autodefensas. La aplicación de la violencia
fue compleja y se ejerció sobre distintos sectores sociales que los
grupos armados irregulares pretendían someter a su dominio. El
6 de abril en el departamento de la Guajira, en el municipio de
San Juan del Cesar, en el corregimiento Los Áticos se presentó
una masacre por parte de las autodefensas y el 30 de julio, en
el corregimiento La Peña en un retén ilegal, miembros de esta
organización retuvieron momentáneamente a 150 personas –
asesinando a dos de ellas–, advirtiendo de esta manera la presencia
del “nuevo” actor armado. La insurgencia respondió con una serie
de asesinatos, como ocurrió en el corregimiento Villa del Río
donde guerrilleros de las Farc dieron muerte a tres personas. En
Riohacha, se presentaron tres masacres en 2002; aunque no se logró
identificar el actor responsable, la forma como acaecieron muestra
la intención de llevar a cabo acciones ejemplarizantes por medio
de la implementación del terror como recurso estratégico. De esta
manera ocurrió el 8 de abril, en el corregimiento Cotoprix, sitio
Pozo Redondo, donde desconocidos asesinaron a tres personas,
mutilaron sus extremidades y las enterraron en fosas comunes. En
el municipio de Dibulla, el centro de la disputa fue el corregimiento
de Mingueo, donde miembros de las autodefensas asesinaron a
varios agricultores, en el periodo de julio a noviembre.
Fuente: CIC Policía Nacional.
Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH.
Vicepresidencia de la República.
45
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
En el departamento de Cesar, uno de los municipios más afectados
fue La Jagua de Ibirico, donde en el mes de julio, en la vereda
Sororia, miembros de las AUC incursionaron y asesinaron a 17
personas, así como en la vereda Manizales donde miembros de esta
organización dieron muerte a tres víctimas más. A lo anterior, las
Farc respondieron con una serie de homicidios en el casco urbano
del mismo municipio. En Pueblo Bello, las muertes estuvieron
mediadas por acusaciones de parte y parte a la población,
tildándola de ser colaboradora de su adversario. En Aguachica, en
el año 2002 se registraron dos masacres de las autodefensas, una
en la vereda Las Margaritas el 2 de marzo y otra en el corregimiento
Puerto Mosquito, el 20 de octubre.
En la capital del departamento, la situación se volvió preocupante.
Se presentaron una serie de masacres, cuyos responsables
fueron las autodefensas, y que tuvieron lugar en la zona rural,
en los corregimientos de Patillal y Mariangola. Esta organización
irregular dirigió buena parte de sus acciones contra comerciantes
y vendedores ambulantes, en una dinámica relacionada con la
extorsión y la construcción de redes de apoyo; además se registraron
hechos de “limpieza social” en algunos barrios. Por otra parte,
llama la atención el ataque directo por parte de las autodefensas,
hacia un sector de la clase política de algunos de los municipios
del Cesar. En Becerril, fueron asesinados dos concejales y en La Paz
fue asesinado un concejal liberal. Pero tal vez, el hecho que ilustra
mejor esta situación ocurrió en el mes de septiembre de 2002 en
el corregimiento de Valencia de Jesús, en zona rural de Valledupar
donde, en momentos en que les cumplía una cita en compañía
de otros políticos, miembros de las autodefensas asesinaron a un
concejal de Pueblo Bello.
Ante la ofensiva de las autodefensas y bajo la consideración de un
balance estratégico desfavorable, que daba cuenta de la pérdida del
dominio sobre algunas zonas planas, la insurgencia realizó una serie
de asesinatos, dentro de los cuales se encuentran: el 5 de febrero,
en la vía a Bosconia en el municipio de San Diego, subversivos del
frente José Martínez Quiroz del ELN llevaron a cabo una masacre
tras acusar a las víctimas de colaborar con las autodefensas; el
1º de abril, en el sitio Ariguaní en Copey, guerrilleros de las Farc
asesinaron a un conductor y a su ayudante; el 6 de mayo, en la
vereda Los Bolsillos, en el municipio de Curumaní, insurgentes del
frente José Martínez Quiroz del ELN asesinaron a un conductor;
el 15 de mayo, en la finca Delicias en Pailitas, guerrilleros del
ELN dieron muerte a dos agricultores; el 7 de agosto, en la vereda
Berlín, en Pueblo Bello, subversivos de las Farc asesinaron a cinco
personas, por su presunta colaboración con las autodefensas.
Para el 2003, las autodefensas habían logrado avances notables
en las estribaciones de la Sierra Nevada, cortando algunos
corredores de la insurgencia y dominando zonas planas del Cesar
y del Magdalena. Sin embargo, su propósito de desarticular las
46
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
redes insurgentes se siguió cumpliendo por medio del asesinato
de quienes presuntamente las integraban. En ese año, la disputa
fue más fuerte por la vertiente del Magdalena, especialmente en
el municipio de Fundación en donde el 12 de abril en el caserío
Sacramento, miembros de las autodefensas sacaron de sus
viviendas y posteriormente asesinaron a tres personas, registrándose
además una serie de homicidios de agricultores por parte de esta
organización armada irregular. En Ciénaga, las acciones estuvieron
dirigidas contra vendedores ambulantes, destacándose además los
homicidios del rector del Instituto Departamental Rodrigo Vives y
de un miembro del Sindicato Nacional de Salud y Seguridad Social
(Sindess), el 11 de noviembre.
Es relevante llamar la atención sobre este último hecho, puesto
que el sector de la salud fue muy afectado por el accionar de las
autodefensas, en su búsqueda por controlar los recursos y ejercer
un dominio sobre la administración local. Un caso que ilustra esta
dinámica es el homicidio del gerente de Salud Total, Juan Carlos
Serge, cuya presunta responsabilidad recae en las autodefensas.
En este escenario, ellas buscaron también ejercer presión sobre el
aparato judicial, amenazando a fiscales y jueces, de tal manera
que se influyera sobre algunos procesos que había en contra de
miembros de las autodefensas. Prueba de lo anterior es el asesinato
de la Juez de Becerril el 27 de enero de 2003, que ocurrió en la vía
que de Valledupar conduce a Agustín Codazzi.
Paralelamente, en Valledupar las autodefensas desarrollaron una
ofensiva encaminada a apropiarse de la Central de Abastos de
47
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
Valledupar (Mercabastos). En este marco, varios comerciantes
–de verduras y carnes– que se opusieron a pagar extorsiones y a
abandonar sus locales, fueron asesinados. Se debe resaltar que
en la actualidad las autodefensas ejercen un fuerte control sobre
en el comercio de alimentos en la capital del Cesar, imponiendo
restricciones a vendedores y compradores, cobrando cuotas de
“seguridad” y regulando el acceso de víveres hacia las partes
altas de la Sierra Nevada de Santa Marta –como una manera de
desabastecer a las estructuras de la insurgencia y a sus supuestos
apoyos–. De la misma manera, se presentaron homicidios de
vendedores ambulantes y tenderos, que estuvieron relacionados con
dos dinámicas: la primera, el no pago de las cuotas de “seguridad”
impuestas por las autodefensas, que deben ser canceladas diaria
o semanalmente; la segunda, el denominado “paga diario”. De
acuerdo con varios testimonios que se recogieron en la región, las
autodefensas han implementando un sistema de préstamos que
denominan “paga diario”. Éste consiste en que la organización
armada irregular presta una determinada suma a intereses más
altos que los que manejan los bancos; la persona que recibe el
dinero debe dar un pago diario determinado por las autodefensas.
Cuando la persona incumple con los pagos es sancionada –incluso
con la muerte–.
En el año 2004, los municipios que presentaron variaciones
destacadas en sus tasas de homicidio fueron Hatonuevo (Guajira),
que de una tasa por cien mil habitantes de 12,7 en 2003 pasó a una
de 186,5; Fonseca (Guajira) que de 56,8 pasó a 101,8; San Juan del
Cesar que de 60,6 subió a 196,2. Con lo anterior, se evidencia que
las principales variaciones se presentaron en el departamento de
la Guajira, durante una ofensiva de las autodefensas encaminada
a consolidar su presencia en esta región, con el objetivo de tener
acceso a las costas del océano Atlántico, así como con la frontera
con Venezuela. En Riohacha, las autodefensas realizaron una
serie de masacres en pleno casco urbano, en lo que se interpreta
como un ajuste de cuentas con contrabandistas y miembros de
bandas locales. En Fonseca, las acciones fueron dirigidas contra
algunos líderes como el ex-concejal Calixto Gómez, quien llegó
a desempeñarse como segundo vicepresidente del Concejo
–asesinado el 31 de enero–, y contra el vicepresidente de
la Junta de Acción Comunal del barrio 12 de Octubre, Juan
Carlos Barros –asesinado el 30 de abril–. En San Juan del Cesar,
algunas masacres y homicidios selectivos estuvieron dirigidos a la
apropiación de tierras y de ganado; así lo demuestra el homicidio
de Álvaro de Jesús Bermúdez, acaecido el 1º de agosto, el cual fue
seguido del hurto de 100 ejemplares vacunos. En esta población,
se presentaron además varias acciones ejecutadas por sicarios.
Por otra parte, haciendo una revisión de los homicidios sobre los
cuales se tuvo acceso a la descripción de los hechos, aunque las
48
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
autodefensas ganaron cada vez más territorios y la subversión se
fue replegando a las zonas más altas de la Sierra Nevada de Santa
Marta, la guerrilla siguió desarrollando acciones encaminadas a
poner en duda el dominio que comenzaron a tener las autodefensas
y sembrar una sensación de inseguridad, como manera de
compensar su desventaja en el nuevo escenario local. En Dibulla,
donde los grupos de autodefensas entraron progresivamente,
intentando llegar a las zonas más altas de este municipio, el 2 de
mayo de 2004 subversivos del frente 59 de las Farc incursionaron
en la finca La Campana, retuvieron a 20 personas y asesinaron a
cuatro.
En lo corrido del año 2005, es decir hasta el mes de mayo, se han
presentado 306 homicidios en la zona de la Sierra Nevada de Santa
Marta y sus estribaciones. De mantenerse la tendencia registrada
en los primeros cinco meses del año, se tendría un total de 734
homicidios y una tasa regional de 47 homicidios por cada cien mil
habitantes, la cual se encuentra por debajo de lo registrado en los
cuatro años anteriores, aunque se mantendría por encima de la tasa
nacional, que para 2005 sería de 37 por cada cien mil habitantes.
A diferencia de lo ocurrido en 2004, hasta mayo de 2005 no se han
presentado homicidios en los municipios de Hatonuevo (Guajira)
y El Retén (Magdalena), lo que de cierta manera hace que la tasa
regional descienda. De los catorce municipios que componen la
Sierra Nevada de Santa Marta, nueve se encuentran por encima de
la tasa regional, presentándose un descenso relevante en la capital
del departamento del Cesar, la cual pasó de una tasa de 62 a 47
–la caída de Santa Marta es menor, puesto que disminuyó de 41 a
38–. Los municipios que registran ascensos son: Distracción en la
Guajira –con dos homicidios que pesaron mucho en la tasa debido
al tamaño de esta población que es de 7.345 habitantes–; Pivijay
en el Magdalena que pasaría de una tasa de 5 en 2004 a una de 21
en 2005 –la cual sigue siendo baja–; Dibulla en el Cesar, con una
tasa de 146 por cada cien mil habitantes, más del doble de la tasa
de 2004, que fue de 61.
Este último municipio se presenta en lo corrido de 2005 como
el centro de la disputa, con una gran importancia estratégica
por la presencia de cultivos ilícitos y corredores que comunican
con el océano Atlántico y la Alta Guajira. Tanto guerrillas como
autodefensas han realizado acciones encaminadas a mantener su
presencia y a responder a las operaciones de la Fuerza Pública,
la cual adelanta acciones contra el narcotráfico en esta región.
El frente 59 de las Farc ha realizado algunas acciones tales como
emboscadas al Ejército Nacional, como el ocurrido en la vereda
Sabana Culebras; realización de retenes ilegales y quema de
vehículos; así como el homicidio de pobladores de la región,
especialmente en el corregimiento Palomino. Por otro lado, son
frecuentes las denuncias por parte de los habitantes acerca de los
49
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
llamamientos realizados por las autodefensas, con el objetivo de
rendir cuentas por su supuesta colaboración con la insurgencia. Éste
es el caso del corregimiento de Mingueo, donde dos comerciantes
fueron asesinados por no cumplir la cita impuesta por el grupo
armado irregular. En otros casos, han obligado a la gente a salir de
sus casas para llevarlas a una serie de interrogatorios, que tienen
como propósito obtener información de su enemigo, intimidar a la
población y castigar a los presuntos colaboradores de la subversión.
Por otro lado, a pesar de que el número de secuestros en la región
haya descendido como se puede apreciar en la siguiente curva,
aún inquieta la situación de Santa Marta –teniendo en cuenta su
condición de destino turístico–. La capital del departamento del
Magdalena, pasó de 12 plagios en 2000 a 56 en 2004, lo que
representa un aumento del 367%. Lo anterior obedece a varias
dinámicas: 1) Dinámica de control: las víctimas son retenidas,
interrogadas y amenazadas en algunos casos, cuando se sospecha
que están colaborando con el adversario; 2) Dinámica de sanción:
las víctimas son retenidas como un “castigo” por el no pago de
extorsiones, deudas o tributos impuestos por los actores armados
irregulares –generalmente son liberadas cuando saldan la deuda–55;
3) Dinámica de extorsión: es el típico plagio planeado para el cobro
de una recompensa por la liberación de la víctima; 4) Dinámica de
desaparición: en buena parte de los casos, no se sabe con certeza
cuál es la situación de la víctima retenida porque no se tiene noticia
alguna de su paradero (tampoco se encuentra el cuerpo). De acuerdo
con la Defensora del Pueblo del departamento del Magdalena, son
frecuentes las denuncias por desaparición forzada. Una práctica
implementada por los grupos armados ilegales que operan en la
Sierra Nevada de Santa Marta es enterrar los cuerpos de sus víctimas
en fosas comunes ubicadas en zonas montañosas y de difícil acceso,
de tal manera que no quede evidencia del crimen.
Número de secuestros en la región y Santa Marta
350
50
300
55 Un caso destacado
250
dentro de esta dinámica en el año
200
2005 es el secues150
tro del comerciante Fernando José
100
Campo Vives, plagiado en el sector
50
Paso del Mango
0
(zona rural de San2001
2002
2003
ta Marta), quien
según información
Secuestro Regional
Santa Marta
del DAS habría sido
plagiado por miembros de las autodefensas para definir Fuente: Fondelibertad.
un pago pendiente Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH,
Vicepresidencia de la República.
con este grupo.
50
60
40
30
20
10
0
2004
Secu estr o s San ta Mar ta
Secu estr o s en l a r eg i ó n
400
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
Para tener un panorama más amplio de la disputa sostenida entre
guerrilla y autodefensas, habría que considerar los enfrentamientos
entre estas organizaciones armadas irregulares. Aunque la
información disponible es escasa, los registros que se tienen dan
cuenta de choques en los municipios de Gamarra, La Gloria, Pailitas,
Pueblo Bello, Agustín Codazzi y Valledupar en el departamento
de Cesar. Por otro lado, los habitantes de la región dan cuenta de
enfrentamientos en una amplia extensión de la Sierra Nevada que
abarca desde San Pedro de la Sierra hasta el propio Valledupar –
incluyendo los caseríos de Palmor, San Javier, Liberia, Santa Clara,
El 50 y Sacramento–. A pesar de que sea muy difícil establecer un
balance de esta disputa en el campo de batalla, según los registros y
algunas versiones de pobladores que suben y bajan de la Sierra, la
guerrilla habría causado más bajas en las estructuras de su adversario
que las autodefensas. Sin embargo, esto no ha impedido que la
guerrilla se haya visto obligada a replegarse en las zonas más altas,
mientras que las autodefensas ocupan las zonas intermedias. Una
táctica implementada por las autodefensas, que ha tenido impacto
sobre la subversión, son los permanentes bloqueos de alimentos,
aceite y otros productos de difícil extracción en la Sierra. De esta
manera, resulta cada vez más difícil para la insurgencia abastecerse
y mantener a sus combatientes. Lo anterior ha provocado una
situación muy difícil para los habitantes de estas zonas, puesto que
en ocasiones se presenta escasez de algunos productos, además de
ser víctimas de la sustracción de alimentos, animales, grasa y sal por
parte de los grupos subversivos.
Teniendo en cuenta el panorama anterior, se puede decir que
la violencia instrumental contra los civiles está directamente
relacionada con el estado de la confrontación y sus asimetrías.
Las autodefensas recurrieron constantemente al homicidio como
una manera de compensar su desventaja en el plano militar; la
insurgencia también lo hizo, en la medida que vio amenazadas sus
zonas y alteradas las lealtades de los pobladores bajo su dominio.
Desde esta perspectiva, la merma en el homicidio regional da
cuenta del dominio de los grupos de autodefensas en las zonas
planas y medias, así como de la menor necesidad de recurrir a la
violencia en el marco de un balance estratégico que se inclina a
su favor. Por otro lado, no se puede perder de vista la recurrencia
al asesinato por parte de la insurgencia, quien al ver el terreno
perdido, asume como alternativa el homicidio de oportunidad
en poblaciones donde se presume que existe un dominio de las
autodefensas. En este contexto, los pueblos indígenas, quienes se
encuentran ubicados principalmente en las zonas medias y altas,
han sido muy afectados por la confrontación armada entre los dos
actores irregulares.
Son varios los informes que han señalado la grave situación de las
comunidades indígenas, dentro de lo que se destaca el “Informe de
51
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
la Comisión de Observación de la Crisis Humanitaria de la Sierra
Nevada de Santa Marta” cuyos principales hallazgos señalan:
- La destrucción, el irrespeto y las limitaciones al acceso de sus
sitios sagrados como cerros y lagunas.
- Ocupación de sus territorios por parte de los actores armados,
quienes vulneran sus derechos y provocan su desplazamiento.
- Los asesinatos, la desaparición y el desplazamiento forzado de
muchos de sus líderes y autoridades, así como de sus miembros. Tal
es el caso del homicidio de algunos mamos por parte de las Farc.
El informe además presenta las difíciles condiciones que afrontan
los indígenas en esta región, las cuales son relatadas en una
entrevista con dirigentes Arhuaco del cabildo, integrantes de la
Confederación Indígena Tayrona:
56 Secretariado Nacional de Pastoral Social. 2003. “Informe
de la Comisión de
Observación de la
Crisis Humanitaria
de la Sierra Nevada
de Santa Marta”.
52
“El conflicto está generalizado. Se refleja en distintas
maneras y los pueblos indígenas lo vivimos con procesos
distintos… las autodefensas se han ubicado y toman
control de las estribaciones y del entorno de la Sierra y
poco a poco ascienden. Por eso restringen los vehículos,
los alimentos, las medicinas, es decir, todo. Y producen
ataques y desplazamiento al interior de las comunidades…
dentro de los actos cometidos están los asesinatos… a las
víctimas las tildan de colaborar con la guerrilla. Los grupos
armados también buscan incidir paulatinamente en los
temas indígenas. Reclutan jóvenes indígenas…”56.
Dentro de las comunidades afectadas por las acciones de los grupos
armados irregulares se encuentran los pueblos Arhuaco, Kogui,
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
Wiwa y Kankuamo en la Sierra Nevada de Santa Marta y Yukpa en la
Serranía del Perijá, los cuales se ubican desde las zonas planas hasta
los puntos más altos, teniendo un nivel de afectación distinto, que
depende no sólo de su ubicación sino también de su nivel de cohesión
y organización interna. Se debe añadir que la afectación de los grupos
indígenas –al igual que sucedió con los colonos– cambió de manera
determinante en la medida en que la confrontación entre los grupos
armados ilegales se fue intensificando. Al encontrarse en zonas de
paso y avituallamiento de la insurgencia, los indígenas fueron vistos
por los grupos de autodefensas como poblaciones que mantenían
relaciones con la guerrilla, impresión que se vio reforzada por el
reclutamiento de algunos de sus miembros por parte de la subversión
–aunque hay que decir que fueron casos aislados que no tenían
aprobación de las comunidades–. De esta manera, comenzaron a ser
víctimas de homicidios selectivos, masacres, torturas, desapariciones
forzadas, bloqueos y hurtos de alimentos. De la misma manera, la
guerrilla comenzó a ver a los indígenas con desconfianza y en medio
del cerco de las autodefensas no dudaron en imponer “castigos” que
buscaban preservar su control sobre esta zona. En varias ocasiones,
la comunidad respondió a estas acciones violentas con actos de
resistencia pacífica que no fueron respetados por los grupos armados
irregulares, quienes no han aceptado la neutralidad de los grupos
indígenas, ni han permitido una acción conjunta.
De acuerdo con el sistema de información del Observatorio
del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH de la
Vicepresidencia de la República, entre 2000 y junio de 2005, fueron
asesinados 253 indígenas en la Sierra Nevada y sus estribaciones;
de éstos el 68% eran Kankuamo, el 11% Wayuú, el 10% Wiwa,
el 4% Arhuaco, el 2% Arzario –además se registró el homicidio de
dos indígenas Kogi y en el 5% de los casos no se tiene información
sobre la comunidad a la cual pertenecía la víctima–. Respecto de la
responsabilidad de estas acciones, las autodefensas concentran el
42% de los homicidios, las Farc el 10% y el ELN el 6%; en el 40%
de los casos, se desconoce el autor de los hechos.
Homicidios de indígenas por comunidades
120
100
80
60
40
20
0
2000
ARHUACO
KOGI
WIWA
2001
2002
2003
ARZARIO O WIWA
NO PRECISA
2004
KANKUAMO
WAYUU
Fuente: Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH.
Vicepresidencia de la República.
53
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
Como se puede observar en el gráfico anterior, durante los años
2002 y 2003 se dio un ascenso en el homicidio de miembros de
la comunidad Kankuamo, en medio de la ofensiva de los grupos
de autodefensas en la Sierra Nevada de Santa Marta y los intentos
por seguir controlando esta zona por parte de las Farc y el ELN. El
82% de estas acciones sucedieron en Valledupar y fueron en su
mayoría responsabilidad del frente Mártires del Valle de Upar de
las autodefensas. Esta tendencia corresponde con la tendencia de
los homicidios en el nivel regional e impacta de manera especial a
las comunidades indígenas por varios factores, dentro de los cuales
se encuentran:
- Al considerar al territorio como ancestral y tener una jurisdicción
especial, para las comunidades indígenas es más difícil
desplazarse, teniendo un sentido de arraigo a la tierra más fuerte
que otras comunidades como los colonos o los campesinos. En
esta medida, es más difícil para los actores armados irregulares
apropiarse o tener presencia en las zonas donde estas etnias
habitan.
- Al ser comunidades cohesionadas tienen una capacidad de
respuesta mayor que hace que los grupos armados irregulares las
vean como un obstáculo para el cumplimiento de sus objetivos
y tomen la opción armada como única respuesta.
- Los territorios indígenas tienen una valoración estratégica
alta para los grupos armados irregulares, lo cual aumenta su
vulnerabilidad.
Sin embargo, se tiene que señalar que la situación de los grupos
indígenas en la Sierra Nevada ha tenido una notable mejoría,
reflejada en la baja notable del homicidio de sus miembros. Las
operaciones realizadas por las Fuerzas Armadas, las cuales han
sido respaldadas por la instalación de un Batallón de Alta Montaña,
una mayor presencia del Estado en las zonas medias y altas de la
Sierra, así como medidas de protección especial para sus líderes
por parte del Gobierno Nacional, han disminuido la vulnerabilidad
de los grupos indígenas. No obstante, la presión sobre los grupos
armados irregulares ha recaído en algunas de estas comunidades;
ante la dificultad de conseguir alimentos y debido a los controles,
la subversión ha optado por sustraer víveres de estas comunidades.
Irremediablemente, los territorios indígenas se han convertido en
el centro de la disputa, con poblaciones interpuestas a las cuales
el Estado busca proteger de las arremetidas de las organizaciones
armadas al margen de la ley.
54
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
Presencia Estatal
en la Sierra Nevada
de Santa Marta:
Un balance estratégico
M
edir la presencia estatal no es asunto fácil. Dependiendo
del enfoque que se asuma y las metodologías que se
apliquen, los resultados serán diversos. En este caso, la
presencia estatal hará referencia por un lado, al esfuerzo por alcanzar
el monopolio legítimo de la fuerza –en una visión claramente
weberiana–, específicamente con el combate a los grupos armados
irregulares. Por el otro, se aprehenderá al Estado en una visión más
amplia –es decir, desde el Estado Social de Derecho– como garante
de la seguridad social, individual y colectiva, que procura satisfacer
las necesidades vitales básicas de los individuos –sobre todo de
los más débiles–. Sobre este último aspecto, más que considerar
una cuantificación de esta presencia, el análisis se dirigirá a las
inversiones realizadas y los planes implementados en los últimos
años en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Respecto del primer punto, es decir, el esfuerzo por alcanzar el
monopolio legítimo de la fuerza, la Fuerza Pública ha venido
aumentando no sólo su presencia en la Sierra Nevada y su
entorno, sino también las operaciones dirigidas a combatir a
los grupos armados irregulares. Como se puede observar en el
siguiente gráfico, los enfrentamientos han registrado un aumento
en los últimos tres años, de 36 en 2001 se pasó a 92 en 2004, para
un alza del 156%. De los 271 combates llevados a cabo entre
2001 y 2004, el 85% fue dirigido contra las guerrillas –el 56%
se dirigieron contra las Farc y el 37% contra el ELN– y el 15%
contra las autodefensas. Lo anterior corresponde más o menos a la
tendencia nacional, puesto que considerando el mismo período,
de acuerdo con la Fundación Seguridad y Democracia, de los
6.310 combates registrados en el nivel nacional, el 13.5% ha
sido contra las autodefensas57. Esta disparidad en los porcentajes
responde a la valoración de la insurgencia como una amenaza
mayor, así como a las características propias del enemigo –es
decir las diferencias en la manera de operar de los grupos de
autodefensas y la guerrilla–.
57 Fundación Seguridad y Democracia,
“Colombia: Balance
de Seguridad: 2001
– 2004”. Informe
especial, Bogotá,
enero de 2005.
55
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
Combates contra grupos armados irregulares
92
100
69
80
67
59
74
74
60
30
40
36
18
20
10
6
7
0
2001
2002
Contra grupos de autodefensa
2003
Contra guerrilla
2004
Total
Fuente: Boletines diarios del DAS.
Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH.
Vicepresidencia de la República.
En los combates registrados fueron muertos en combate 408
guerrilleros y 44 miembros de las autodefensas. Esto sin duda
ha impactado las estructuras de los grupos armados irregulares,
especialmente de la insurgencia, que se ha visto obligada a
replegarse a las zonas más altas de la Sierra Nevada de Santa Marta y
a trasladarse a la Serranía del Perijá –lugar de retaguardia que permite
a los subversivos traspasar la frontera y refugiarse en Venezuela–.
Desde esta perspectiva, más allá de valorar la labor de la Fuerza
Pública, tomando como referente el número de irregulares muertos
en combate, resulta principal valorar el impacto estratégico –y dentro
de éste el impacto territorial– de las operaciones militares.
El escenario para las guerrillas en la Sierra Nevada y sus estribaciones
ha tenido un cambio notable, haciendo más difícil su despliegue e
incluso comprometiendo su permanencia en esta zona. En esto, la
Fuerza Pública ha tenido un papel preponderante, aunque hay que
tener en cuenta también los espacios dominados por los grupos de
autodefensas. En cuanto al ELN, se puede decir que es un grupo muy
disminuido en comparación con la fuerza que tenía hace cinco o diez
años y las Farc, aunque se mantienen en permanente confrontación,
han visto reducida su capacidad de realizar acciones de sabotaje, así
como acciones de piratería terrestre y secuestros. En este sentido, una
mayor presencia estatal se ve reflejada en una mayor protección de la
infraestructura energética, carbonífera, vial y productiva de la Sierra
Nevada y de los territorios periféricos. Un caso que ilustra este avance
es lo que ha sucedido con las empresas que extraen carbón.
En 1995, comenzó la explotación del proyecto carbonífero La
Loma, ubicado en jurisdicción de los municipios de Chiriguaná,
El Paso y La Jagua de Ibirico, distante de 192 kilómetros del Puerto
de Ciénaga (Magdalena) y de 300 de Barranquilla, y sobre el cual
se calcula una producción anual de 10 millones de toneladas –en
el año 1995, se logró exportar 900.000 toneladas de carbón y
para 2003, la meta fue de 16 millones de toneladas–. A partir de
56
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
este momento, el blanco de los ataques de la insurgencia fue el
ferrocarril, mediante el cual se traslada el carbón desde la zona de
explotación hacia la costa –generalmente se dinamitaba un tramo,
provocando la colisión de los vagones que transportaban el carbón–.
De acuerdo con versiones locales, para evitar que esto sucediera,
la multinacional pagaba extorsiones al frente 6 de Diciembre del
ELN, uno de los frentes que logró mayor crecimiento.
En el año 2000, se comenzó a generar una competencia por los
recursos derivados de las extorsiones a las industrias carboníferas,
cuando frentes de las Farc que operaban en la región se dispusieron
a dar cumplimiento a la denominada “Ley 002” o de tributación58,
bajo la cual la Drummond59 comenzó a ser extorsionada, según
denuncias que la empresa hizo públicamente. En septiembre de 2000,
dos trenes de esta multinacional fueron dinamitados por las Farc, lo
que obligó a la firma a suspender transitoriamente sus exportaciones.
A partir de ese año, los atentados al tren y al ferrocarril aumentaron;
sin embargo, durante el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez,
los ataques han sido cada vez menos frecuentes, puesto que se ha
diseñado el plan “Oro Negro”, que busca garantizar las condiciones
de seguridad para la explotación y transporte de las alrededor de 16
millones de toneladas de carbón60.
De la misma manera, se puede señalar la recuperación de la seguridad
en las carreteras que conducen y circundan a la Sierra Nevada. En
enero de 2003, la Comisión Intersectorial para la Seguridad de las
Carreteras61 diseñó “la Estrategia Integral de Seguridad en Carreteras”
con el fin de establecer la seguridad vial con recursos humanos,
financieros y logísticos articulados con una activa participación
ciudadana. Dentro de esta estrategia, se encuentra el “Plan Meteoro”,
consistente en la disposición de compañías de reacción conformadas
con personal del Ejército y la Infantería de Marina, dotadas con alta
capacidad bélica y de reacción –además de los carabineros de la
Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación–. Estas unidades
han sido muy importantes en el mejoramiento de la seguridad vial,
lo que se puede ver reflejado en la disminución en el número de
retenes ilegales realizados por los grupos armados irregulares,
expresado en el siguiente gráfico.
Retenes ilegales de los grupos armados irregulares
30
30
25
20
20
18
15
13
10
5
2
0
2000
2001
2002
2003
2004
Fuente: Boletines diarios del DAS.
Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH.
Vicepresidencia de la República.
58 De acuerdo con esta
“ley” las FARC resolvieron: «1) Cobrar el
impuesto para la paz
a aquellas personas
naturales o jurídicas,
cuyo patrimonio sea
superior al millón de
dólares USA; 2) A
partir de la fecha –
marzo de 2000–, los
cobijados por esta
ley deben presentarse para cumplir
esta obligación. Un
segundo
llamado
aumentará el monto
del tributo; 3) Quienes no atiendan este
requerimiento serán
retenidos. Su liberación dependerá del
pago que se determine.»
59 En 1987, Drummond se constituyó en Colombia,
iniciando en 1988
la exploración de
nuevas zonas mineras en el departamento del Cesar.
60 Espejo, Germán &
Garzón, Juan Carlos. “La Encrucijada
del ELN”. En Boletín Coyuntura de
Seguridad No. 8,
Bogotá: Fundación
Seguridad y Democracia, mayo de
2005.
61 Creado mediante el
Decreto No. 29 de
2002.
57
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
Esta disminución en el accionar de los grupos armados irregulares,
también se evidencia en la disminución de los ataques contra la
infraestructura en general, los cuales son realizados en un 85%
por los grupos subversivos –43% por las Farc. A juzgar entonces
por su actividad, y si ésta se puede equipar a presencia, es posible
decir que las organizaciones insurgentes han perdido capacidad de
acción y despliegue territorial en la Sierra Nevada de Santa Marta
y sus estribaciones.
Ataques contra la infraestructura por parte de los
grupos armados irregulares
2004
2003
2002
2001
0
2
4
6
8
10
12
ATAQUE CONTRA LA INFRAESTRUCTURA VIAL
ATAQUE CONTRA LA INFRAESTRUCTURA CARBONÍFERA
ATAQUE CONTRA LA INFRAESTRUCTURA ENERGÉTICA
Fuente: Boletines diarios del DAS.
Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH.
Vicepresidencia de la República.
Con lo anterior, se puede concluir que los grupos insurgentes en
la Sierra Nevada de Santa Marta se encuentran debilitados. En
la parte más alta de esta región, aún se encuentran los frentes
19 y 59 de las Farc, los cuales han resistido a las ofensivas del
Ejército Nacional y las embestidas de los grupos de autodefensas.
Sin embargo, cada vez les resulta más difícil acceder a las zonas
planas y de piedemonte. No obstante, siguen conservando cierta
capacidad para realizar acciones de sabotaje, con células de
no más de cuatro insurgentes, que tienen como principal tarea
la instalación de artefactos explosivos sobre distintos objetivos
como puentes, torres de energía y edificaciones gubernamentales.
Es de resaltar que las estructuras de las Farc se encuentran
aisladas de los frentes más cercanos y tienen un grave problema
de abastecimiento –que es menos grave que en otras regiones,
puesto que pueden subsistir con lo que se produce en la Sierra,
aunque no pueden remplazar productos primarios como la sal y
el aceite–. A pesar de estas dificultades, las Farc no han sufrido
un golpe definitivo de su estructura, debido principalmente a la
inaccesibilidad de algunas zonas y la dificultad para operar en el
terreno. Al ubicarse en las zonas más altas, tienen ventajas en el
58
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
combate, puesto que divisan con facilidad el arribo de las tropas,
siendo éstas blanco del fuego insurgente. El apoyo aéreo, debido
a las condiciones climáticas y de visibilidad, es casi imposible de
brindar en las zonas más altas y las líneas de suministro deben
extenderse desde la zona plana, siendo muy vulnerables. Bajo
este marco, las Fuerzas Militares han obligado el repliegue de las
estructuras guerrilleras y provocado la escasez de sus suministros;
de esta manera, se espera que ante la escasez de alimento y
munición, la guerrilla se vea en la necesidad de acceder a las
zonas planas donde se hacen más vulnerables.
Bajo el anterior escenario, la opción para buena parte de los frentes
guerrilleros, como es el caso del ELN, ha sido trasladarse a la
Serranía del Perijá, la cual tiene la ventaja estratégica de la frontera
con Venezuela. Se calcula que después de haber tenido más de
800 hombres en armas en la Sierra Nevada y sus estribaciones,
este grupo subversivo no supera ahora los 250 –incluyendo su
escasa presencia armada en las capitales–. La mayoría de los
insurgentes elenos se habrían traslado a la Serranía del Perijá y Los
Motilones donde en la actualidad tendría el siguiente dispositivo:
el frente Luciano Ariza con 50 hombres, el José Manuel Martínez
Quiroz con 80 hombres, el 6 de diciembre con no más de 40
hombres, el Camilo Torres con alrededor de 120. De acuerdo
con algunas versiones, esta última estructura pasó a ser cordón de
seguridad del Comando Central (Coce) mientras estuvo Nicolás
Rodríguez, alias “Gabino” en el campamento La Bogotana. Hoy
en día permanece en contacto con el frente Armando Cacua
Guerrero, con quien ha formado un solo frente que tiene como
misión defender la zona de retaguardia táctica donde al parecer
permanecen “Gabino” y Pablo Beltrán, con 400 hombres, los
cuales reciben constante apoyo del frente 33 de las Farc. Por otro
lado, los frentes Luciano Ariza, José Manuel Martínez Quiroz y
Camilo Torres tienen el corredor hacia Venezuela, el cual utilizan
como corredor de movilidad cuando se ven amenazados por las
acciones de la Fuerza Pública y los grupos de autodefensas; esta
zona de retaguardia y avituallamiento les permite recuperarse,
abastecerse y reaprovisionarse. El frente Armando Cacua Guerrero
es el que menos sale hacia Venezuela, sin embargo mantiene el
corredor de salida que utilizan los miembros del Coce, de ser
necesaria su evacuación. Esta situación se presentó a finales del
mes de diciembre de 2004, según algunos reportes dados por el
comandante del bloque Norte de las AUC62.
Siguiendo lo anterior, el dispositivo de los grupos insurgentes en
la Sierra Nevada y sus estribaciones es el mostrado en el siguiente
mapa. Es necesario aclarar que las estructuras insurgentes son
muy móviles; lo que se señala en el mapa básicamente son sus
zonas de retaguardia.
62 Espejo, Germán &
Garzón, Juan Carlos, Op. Cit.
59
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
Dispositivo de la guerrilla en la Sierra Nevada de Santa Marta
y sus estribaciones
Frentes de las FARC
Frentes del ELN
6D: 6 de diciembre
LA: Luciano Ariza
JM: José Manuel
Martínez Quiroz
CG: Carlos Armando
Cauca Guerrero
CT: Camilo Torres
Zona de retaguardia
del COCE
Corredores a Venezuela
En cuanto a los grupos de autodefensas, la labor de la Fuerza Pública
ha sido menor en términos de número de combates y operaciones,
sin embargo sus estructuras también han sido impactadas. Dentro
de las acciones más importantes se encuentran hechos ya citados
en el presente documento como las capturas de Pacho Musso,
Adán Rojas –y sus hijos–, Juancho Prada, Chema Balas y alias
“Pinocho”, así como la muerte de alias “39”, entre otros. Es muy
diciente al respecto, el ofrecimiento por parte de Hernán Giraldo
de desmovilizar a 400 de sus hombres, lo que es el resultado en
buena medida de la presión que viene ejerciendo la Fuerza Pública
contra sus estructuras, no sólo desde el punto de vista militar, sino
también atacando sus finanzas.
Parte de este proceso, consiste en aumentar la presencia estatal en
esta región del país, como de hecho se está haciendo. Además de
las operaciones realizadas por la Segunda y Décima Brigadas del
Ejército, en diciembre de 2004 empezó a operar el Batallón de
Alta Montaña en el corregimiento de Santa Clara, en Fundación
(Magdalena), el cual tiene como misión cortar el paso de los grupos
armados irregulares en esta zona, así como ofrecer protección a
los habitantes de este sector. Paralelamente a este fortalecimiento
en materia de seguridad, el Estado viene aumentando su presencia
con inversiones que están programadas por cerca de 30 mil
millones de pesos, las cuales están siendo dirigidas por el Centro
60
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
de Acción Integral de la Presidencia de la República liderado por
la Alta Consejería para la Acción Social, que ha contado con
el apoyo y participación de la comunidad internacional y los
entes departamentales y municipales. Las acciones que vienen
siendo implementadas cubren en su gran mayoría corregimientos
de difícil acceso, donde el Estado hace algunos años no hacía
presencia o nunca había penetrado. Los municipios beneficiados
por esta labor interinstitucional son Santa Marta, Fundación,
Ciénaga y Aracataca en el departamento de Magdalena; Pueblo
Bello, El Copey y Valledupar en el Cesar; San Juan del Cesar y
Dibulla en La Guajira.
Sólo para la ampliación y saneamiento del resguardo indígena de
Nabusimake, el Gobierno asignó recursos por $5.000 millones,
en respuesta a la solicitud formulada por la comunidad Arhuaco
al presidente Álvaro Uribe Vélez, durante el consejo comunal
realizado en esa localidad en junio de 2003. De igual manera,
se han realizado jornadas de salud y se tienen comprometidos
recursos para obras por valor de $1.600 millones. En relación con
las vías para estas poblaciones marginadas, se han comprometido
recursos por más de $2.000 millones. Esta inversión incluye el
mejoramiento del tramo Santa Rosa de Lima –Santa Clara– El 50,
por valor de $717.8 millones, en el municipio de Fundación.
También la construcción de dos puentes vehiculares y el
mejoramiento de la vía Palmor – Uranio 1, del municipio de
Ciénaga, por valor de $106.9 millones. En Pueblo Bello y Nuevo
Colón, municipio de Dibulla, se tienen previstos diversos trabajos
de mejoramiento vial por un costo de $554 millones.
Las acciones del Gobierno en esta zona contemplan igualmente
componentes de educación, con una inversión de $3.776
millones, seguridad alimentaria por $7.979 millones, atención
humanitaria de emergencia por $1.281 millones, atención a
las víctimas de la violencia por $84.743 millones. Así mismo,
se ha invertido en la construcción de la casa indígena Wiwa y
el Hogar Múltiple para los niños Kankuamo por $396 millones,
electrificación por $472 millones, saneamiento básico por $391
millones, comunicaciones por $526 millones y documentación
por $30 millones.
A partir de estos elementos, es posible decir entonces que la
presencia estatal desde los dos marcos plantados –monopolio de la
fuerza y Estado Social de Derecho– se ha venido incrementando,
lo que se refleja en la mejoría de la mayoría de los indicadores
de seguridad. Este planteamiento, cuestiona la aplicación de la
noción de “Señores de la Guerra” en esta zona del país, puesto
que el Estado, lejos de colapsarse, coexiste con los grupos
armados irregulares, proponiéndose imponer su presencia. El reto
en estas circunstancias es que los grupos armados irregulares, y en
61
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
este caso las autodefensas, lejos de impedir la presencia estatal,
buscan sacarle ventaja, ya sea por medio de la infiltración en las
inversiones, la recepción de recursos en las zonas que considera
como de su dominio u ofreciéndose como “garante” de la seguridad
en la región. Para lo anterior, los grupos de autodefensas se sirven
de su organización “política” y su organización “empresarial” que
en últimas van a repercutir en la organización “social” de la región
en donde operan.
63 Tilly,
Charles.
2004. “Organizaciones violentas”.
En Sociedad y Economía, revista de la
facultad de ciencias
sociales y económicas de la Universidad del Valle.
Octubre, No. 7.
62
Bajo este marco, vale la pena decir que se han dado importantes
pasos en el plano militar que deben repercutir no sólo en una mayor
presencia estatal sino también en la recuperación de la vida política,
económica y social de la región. Hasta ahora se ha impactado la
parte más visible de las organizaciones armadas irregulares –su
parte armada–, pero es necesario también comenzar a impactar
sus cimientos, de tal manera que los pobladores comiencen a
vislumbrar un panorama de seguridad estable. Esto es una tarea
a largo plazo que demanda un gran esfuerzo del Estado. En este
sentido, hay que recordar las palabras de Charles Tilly cuando
menciona que “… la violencia colectiva crece en la medida en
que los especialistas (en ejercerla) escapan al control democrático
civil”63; para esto, el objetivo va más allá de una disputa territorial
y se centra en el nivel de independencia que puedan alcanzar las
comunidades de los actores armados irregulares que hasta ahora
las dominaban.
Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
Conclusión
A
partir de mediados de la década de los ochenta, las
guerrillas comenzaron a establecerse en la Sierra Nevada
de Santa Marta, conformándose esta región como zona
de retaguardia desde donde emprendían sus acciones sobre
las zonas planas de los departamentos de Magdalena, Cesar y
Guajira. En este marco, tanto las familias más pudientes, así como
los distintos sectores de la economía fueron víctimas del cobro de
extorsiones, la amenaza de parientes y trabajadores, así como de
acciones de sabotaje que tuvieron como propósito mantener su
dominio sobre esta zona del país.
Paralelamente a este proceso, diferentes grupos de autodefensas
hicieron su aparición, bajo la bandera de la protección de la
población; sin embargo, desde sus comienzos estas agrupaciones
estuvieron ligadas al narcotráfico y a diversas actividades ilegales.
Se encontraban en este entonces en la Sierra las Autodefensas
del Mamey, lideradas por Hernán Giraldo, las Autodefensas del
Palmor, al mando de la familia Rojas, así como las Autodefensas
del Sur del Cesar, manejadas por los Prada.
A finales de los noventa, estas estructuras, fueron absorbidas
por el proyecto “federalista” de las Autodefensas Campesinas de
Córdoba y Urabá, dirigidas por los Castaño y Salvatore Mancuso.
En este contexto, Jorge 40 apareció como uno de los líderes del
proyecto denominado Autodefensas Unidas de Colombia (AUC),
que buscaba aglutinar a diversas estructuras de autodefensas
locales –por medio de acuerdos negociados o impuestos– y
extender el dominio de esta organización en el norte del país,
apoyados en una serie de economías ilegales como el narcotráfico,
el hurto de combustible y el contrabando, entre otros.
La incursión de las AUC en la Sierra Nevada de Santa Marta y sus
estribaciones estuvo claramente relacionada con consideraciones
estratégicas, dentro de las más relevantes: interrumpir la movilidad
que la guerrilla tenía entre la Serranía del Perijá, la Sierra Nevada
de Santa Marta y la Ciénaga Grande del Magdalena; la apropiación
de recursos, dentro de los cuales, los provenientes del narcotráfico,
la “protección” a ganaderos, bananeros, palmicultores, así como
de la industria de la explotación del carbón, el contrabando y la
venta ilegal de gasolina; y el dominio de toda la costa caribeña,
partiendo desde el golfo de Urabá hasta la Guajira.
La incursión de las AUC en la región tuvo dos etapas que fueron
relativamente independientes. Por un lado, la consolidación de
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Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
su presencia en el Magdalena y por el otro, su expansión hacia los
departamentos de Cesar y Guajira, bajo el siguiente planteamiento
estratégico: consolidar primero el corredor que comunicaba a
la Sierra Nevada de Santa Marta con Barranquilla, para luego
dominar el corredor que comunica a la Sierra Nevada con la
Serranía del Perijá, de tal manera que las estructuras insurgentes
se vieran obligadas a replegarse hacia lo más alto de la Sierra. La
incursión más fuerte de los grupos de autodefensas en la Sierra
Nevada de Santa Marta se dio a finales de 2001 y tuvo su mayor
intensidad durante los años 2002 y 2003. Mientras que en 2000
y 2001, las tasas más altas de homicidio se dieron alrededor de
la Sierra, teniendo especial énfasis en sus vértices, en 2002 las
tasas más elevadas se registran sobre todo en el costado oriental
–departamento de Cesar y Guajira–. En el departamento de
Magdalena, se había presentado un alza en la tasa de homicidio
por cada cien mil habitantes en el año 2001: en Fundación pasó
de 67 a 87, en Ciénaga de 60 a 147, en El Retén de 20 a 53, en
Pivijay de 13 a 24.5 y en Santa Marta de 60 a 69.
En el año 2002, los grupos de autodefensas incursionaron con
especial fuerza en algunos de los municipios de los departamentos
de la Guajira y Cesar, en los cuales llevaron a cabo algunas
masacres, asesinaron a agricultores, comerciantes y ganaderos;
además de realizar algunas acciones de “limpieza social”. Esta
situación fue respondida por la insurgencia con una serie de
homicidios que buscaron mantener algunos de los territorios
que tenían bajo su dominio, imponiendo “castigos” a aquellas
personas que apoyaban a las autodefensas. La aplicación de
la violencia fue compleja y se ejerció sobre distintos sectores
sociales que los grupos armados irregulares pretendían someter
a su dominio.
Para 2003, las autodefensas habían logrado avances notables en las
estribaciones de la Sierra Nevada, cortando algunos corredores de
la guerrilla y dominando zonas planas del Cesar y del Magdalena.
Su propósito de desarticular las redes insurgentes se siguió
cumpliendo por medio del asesinato de quienes presuntamente las
integraban. En ese año, la disputa fue más fuerte por la vertiente del
Magdalena, especialmente en el municipio de Fundación. En el
año 2004, los municipios que presentaron variaciones destacadas
en sus tasas de homicidio fueron Hatonuevo (Guajira), que de una
tasa por cien mil habitantes de 12,7 en 2003 pasó a una de 186,5;
Fonseca (Guajira) que de 56,8 pasó a 101,8; San Juan del Cesar
que de 60,6 subió a 196,2. Con lo anterior, se evidencia que las
principales variaciones se presentaron en el departamento de la
Guajira durante una ofensiva de las autodefensas, encaminada a
consolidar su presencia en esta región, con el objetivo de tener
acceso a las costas del océano Atlántico, así como a la frontera
con Venezuela.
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Dinámica reciente de la confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta
En la actualidad, la presencia de los grupos de autodefensas
tiende una especie de cordón alrededor de la Sierra Nevada de
Santa Marta, ubicándose principalmente en las zonas planas,
interrumpiendo el tránsito de los grupos insurgentes desde la
Serranía del Perijá hasta el Atlántico, donde no solamente tienen
una presencia armada sino también donde pretenden tener un
dominio de la vida política, así como de las economías legales
e ilegales.
Frente a este panorama, el Estado ha venido aumentado su
presencia, no sólo en su papel de detentar el monopolio de
la fuerza sino también como garante de la seguridad social,
individual y colectiva, que procura satisfacer las necesidades
vitales básicas de sus ciudadanos –el Estado tiene programado en
esta región inversiones por cerca de $30 mil millones–. La acción
de la Fuerza Pública se ha visto reflejada en una mayor protección
a la infraestructura energética, carbonífera, vial y productiva de
la Sierra Nevada y de los territorios periféricos, así como en la
mejoría de los indicadores sobre violaciones a derechos humanos
tales como el homicidio y el secuestro. Además, el conjunto de
operaciones militares adelantadas ha debilitado notablemente a
las guerrillas y en menor medida a los grupos de autodefensas –
aunque se tiene que señalar que las acciones en su contra vienen
en aumento–. Las Fuerzas Militares han obligado el repliegue de
las estructuras guerrilleras a las zonas más altas de la Sierra y
provocado la escasez de sus suministros; de esta manera se espera
que ante la escasez de alimento y munición, la guerrilla se vea
en la necesidad de acceder a las zonas planas donde presentan
más vulnerabilidad. Bajo el anterior escenario, buena parte de
los frentes guerrilleros, en particular de las estructuras del ELN,
no han tenido otra opción que trasladarse a la Serranía del Perijá,
posición estratégica por su cercanía con la frontera venezolana.
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Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
En el momento actual, con una guerrilla replegada, el dominio que
las autodefensas ejercen en la región, y que se ha visto reflejado,
entre otros, en su intromisión en algunas administraciones
locales, su intervención en la dinámica política, el manejo
del narcotráfico, el comercio ilegal de gasolina importada de
Venezuela, la apropiación bajo presión y amenazas de tierras,
la extorsión como práctica extendida y la apropiación de dineros
del Estado, en el marco de la corrupción, constituye el principal
desafío que tiene que enfrentar el Estado. Todo esto, sin perder
de vista que la amenaza de la guerrilla está latente, afectando
a las comunidades indígenas, realizando acciones de sabotaje y
atacando a la Fuerza Pública.
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