CAPÍTULO 1 LA COPLA EL SENTIMIENTO RACIAL La copla es el género musical que más y mejor (y más y peor) ha tratado el asunto del desamor en los confines del solar patrio. Y de una manera brutal y desgarradora. No podía esperarse otra cosa de una cultura entre cuyos puntales se cuentan la fiesta de los toros y personajes como Don Quijote, loco de amor y de historias fantásticas, y Carmen, la cigarrera lianta con una preocupante tendencia a provocar dramones sangrientos. Bien es verdad que la pena de amores no ha sido su único tema. La copla ha tratado todos los tópicos de la españolidad más tópica: ha cantado a los toreros, a las vírgenes y los santos, a los reyes y las taberneras, a las señoronas que se enamoran de efebos juncales, a las flores reventonas y a ciudades ilustres, a casi todo lo que pudiera quedar bonito o conmovedor en una postal turística. No hay que olvidar que la copla es especialmente protegida y promocionada durante los años del franquismo en que todos los valores tradicionales de este género musical coinciden con los que defiende el régimen de Franco. Hasta tal punto que lo que debiera haber sido la copla andaluza se define como canción española, o copla española, identificando la totalidad de España con lo andaluz y sus clichés. Pero cuando alcanza su máxima expresión es cuando relata los amores contrariados. En el arte meridional español y, por consiguiente en la copla, se mezclan con gran acierto (o al menos con gran efecto) la imaginería religiosa (invocaciones a Dios, a una variedad de vírgenes, a Jesucristo y a todos los santos son frecuentes en las letras), la pasión descontrolada («Yo te mato, ¡te mato!» exclama la andaluza con sangre en las venas a poquito que le hagas. Por ejemplo, perderle un dedal), la exhuberancia natural (flores de aroma embriagador, frutas aromáticas, noches sofocantes, lunas plateadas…) y la magia heredada de los antepasados (los símbolos, el paganismo, el sacrificio cruento de la venganza…) Con todos estos ingredientes es inevitable que la sangre sea un elemento básico. Sangre que se derrama (verbalmente, claro) en diferentes formas de agresión justiciera y, sobre todo, de autolesión en las más diversas formas como acto desesperado para llamar la atención o hacer gala de un amor que no conoce límites a la hora de demostrar que va más allá de la estima a la propia vida. Los ojos son, junto con el aparato circulatorio, la región corporal en la que pone el énfasis la copla. Ojos testigos de actos inconfesables, irresistibles ojos verdes, ojos enmarcados en ojeras violáceas y pestañas de azabache, ojos que no se pueden retirar del objeto de amor, ojos que se ofrecen en sacrificio o se ponen como garantes del amor… La copla centra su atención en los ojos porque son el espejo del alma y cree que la mirada no miente, que siempre desvela los sentimientos más íntimos. La copla, de la que se ha repetido tanto que es una ópera de tres minutos que ya no sabemos si lo dijo Plácido Domingo, Menéndez Pidal o Violeta la Burra, exige que sus intérpretes sean una magníficas actrices. La cantante de copla tiene que ser una gran histriona para contar esas historias. A la habilidad para cantar, con todo lo que supone de técnica de respiración y emisión, la cantante de copla tiene que añadirle quiebros, gemidos, jipidos y quejas que subrayan con cejas fruncidas, miradas extraviadas, manos engarfiadas y otros recursos de expresión corporal según requiera la historia. Se puede decir sin temor a error que todas y todos los cantantes que aparecen en la siguiente selección pertenecen a esta categoría de artistas tan versátiles que son capaces de pasar de la comedia a la tragedia en cuestión de minutos. Este género se ha curtido en una trayectoria accidentada. Surgió durante la república en los cafés cantantes tan de moda en la época y de allí pasó a los teatros de variedades de donde salta a la cultura popular a través de la radio. Decae en los años sesenta y setenta, con la llegada del pop y la canción comprometida. Los progres reniegan de ella por lo que se consideraba que tenía de símbolo franquista y reaccionario. Se la tacha de apolillada, de frívola, de innecesaria… Durante unos años se refugia en los ambientes clandestinos gays, en los bares de travestís 20 que las eligen como sus canciones favoritas, y en la memoria de las marías que siguen tarareándolas en voz baja mientras hacen las camas y sacuden las alfombras. Una nueva hornada de artistas jóvenes y progresistas la rescatan y le dan vida nueva restituyéndole su auténtico valor. Hoy es respetada por una gran parte de los profesionales de la canción y se hacen versiones nuevas constantemente. Es inevitable que algunos nombres se repitan en esta selección, tanto de autores como de intérpretes. El trío formado por León, Quintero y Quiroga forma el olimpo de los compositores de copla, y como tal, la mayor parte de las canciones seleccionadas son suyas. Hay un estilo de canción española que sin ajustarse a los cánones ortodoxos de la copla, continúa su tradición. Por eso he dejado en este apartado las canciones de Manuel Alejandro que son una especie de copla moderna. Lo cierto es que también lo son canciones consideradas del pop, como Penélope de Serrat y Algueró o Tómame o déjame de Juan Carlos Calderón, pero por su entorno he preferido mantenerlas en el apartado de música pop. 21 AY, PENA, PENITA, PENA Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga Si en el firmamento poder yo tuviera, Esta noche negra lo mismo que un pozo, Con un cuchillito de luna lunera, Cortaría los hierros de tu calabozo Si yo fuera reina de la luz del día, Del viento y del mar, Cordeles de esclava yo me ceñiría Por tu libertad ¡Ay, pena, penita, pena, pena, Pena de mi corazón, Que me corre por las venas, pena, Con la fuerza de un ciclón! Es lo mismo que un nublado De tiniebla y pedernal Es un potro desbocado Que no sabe dónde va Es un desierto de arena, pena, Es mi gloria en un pená. ¡Ay, pená! ¡Ay, pená! ¡Ay, pena, penita, pena! Yo no quiero flores, dinero, ni palmas, Quiero que me dejen llorar tus pesares Y estar a tu vera, cariño del alma, Bebiéndome el llanto de tus soleares Me duelen los ojos de mirar sin verte, Reniego de mí, Que tienen la culpa de tu mala suerte Mis rosas de abril. PRINCIPIOS ACTIVOS Esta canción es a la copla lo que el ácido acetilsalicílico a la Aspirina: un genérico. No hay en el título ni símiles, ni tropos, ni paños calientes. Dice lo que tiene que decir a saco. Una de las coplas más tristes y directas. Su título lo dice todo, y por triplicado. Está claro que el oyente no va a encontrar alegría entre sus versos. Encontramos componentes poéticos como la mención a las tinieblas como metáfora frecuente de la soledad, que veremos en muchas otras composiciones. A tener en cuenta la figura lorquiana del cuchillito de luna lunera. Por cosas como ésta (más concretamente por “Ojos Verdes”) Rafael de León tuvo que defender su derecho a la poesía ante Federico García Lorca, al que recordó que no tenía el monopolio del verde, ni de los cuchillos, ni de la luna. En esta canción es definitivo el sutil elemento carcelario, las referencias a la privación de libertad y a la oferta que hace el amante libre de 22 canjearse por el amante reo, lo que nos llevaría a la paradoja de volver a encontrar a los amantes nuevamente separados en la situación inversa. Pero el amor es así: irreflexivo. La copla, que como ya hemos dicho se ha atrevido con todo, elige en algunos casos una temática de bajos fondos que podríamos calificar de “copla carcelera” apropiándonos del término del flamenco. Así como antes decíamos que el título es pura prosa directa, en la letra abunda la figura poética, aparte de las ya mencionadas alegorías lorquianas (¡perdón maestro!, es para entendernos) y el símil carcelario. En el estribillo se desata un torrente de símiles para expresar la pena: desde una impagable metáfora meteorológica-vascular que continúa haciéndose más meteorológica-catastrófica, hasta la comparación equina, de gran efecto y fortuna. La segunda estrofa rebosa de imágenes extraordinarias de la pena, pero contiene el verso de oro: “bebiéndome el llanto de tus soleares”. Qué barbaridad, qué belleza. Si es que le dan a uno ganas de ponerse una copa… de lágrimas. INDICACIONES A pesar del elemento penitenciario ya mencionado, no es necesario tener al ser amado en la cárcel para disfrutar de los beneficios de este tema. Cualquier situación similar es válida: separaciones a larga distancia, prohibiciones familiares, engaños maritales, votos de castidad…. Todas aquellas que se puedan comparar a una cárcel, sea físico o anímico, pueden expresarse con esta copla. CONTRAINDICACIONES No conviene abusar, pero tampoco es de las que más daño hacen, si se contrarrestan sus efectos con una correcta administración. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Consumir con una o dos botellas de manzanilla y unos tacos de jamón a la vieja usanza, que consuelan mucho. La navaja en la liga es opcional. La mantilla negra, larga y densa como la pena no es de obligado cumplimiento pero ayuda mucho. INFORMACIÓN ADICIONAL Escrita a principios de la década de 1950 para que la estrenara Luisa Ortega, quién la paseó en un espectáculo teatral, en 1953 se incluye en 23 la película que lleva el mismo título que la canción, protagonizada por Lola Flores, que lanza a “La Faraona” a la popularidad. Sin quitar mérito a la versión de su intérprete original, que lo tiene, sobre todo por su sobriedad exquisita, la versión que hizo Lola para la película de Miguel Morayta le aporta el valor añadido de una interpretación atormentada. Sólo la banda sonora es desgarradora, pero es aconsejable ver la secuencia que juega con un clásico del drama con canciones: el personaje tiene que salir a cantar en una situación de derrumbe emocional y vuelca todo su sentimiento en la interpretación de la canción. Más adelante lo veremos en todos los demás géneros, desde el tango a la chanson y en películas como Funny Girl o Love or Leave Me. Lola interpreta esta canción en el papel de Carmela, una gitana que canta en un cafetín (vamos de clásico en clásico) y viaja a México para reunirse con su novio torero (¡el que faltaba!) donde éste le da la consabida patada. Con el corazón hecho trizas, sale al escenario del café español en el que trabaja y canta esta maravillosa copla salpicada de lamentos y gemíos, y aderezada con una expresión corporal dolorida entre la desmesura y la contención que es gloria pura. Sin necesidad de imágenes, la interpretación de Lola es inmejorable y de efectos contundentes. Joan Manuel Serrat la recuperó para rendir homenaje a la Flores en los años noventa en un programa de televisión [“Homenaje a Lola Flores”, Antena 3, 1994], donde hizo mención a las sempiternas imágenes de las radios sonando por los patios de las casas de vecinos y las señoras haciendo las camas mientras la cantaban. Su versión es muy sencilla de orquestación, con el único acompañamiento de un piano, emotiva y muy lenta. Indicada para los pacientes de reacción lenta. Además, al ser un buque insignia de la copla, tanto las intérpretes clásicas como los nuevos coplistas han hecho sus versiones: Carlos Cano, Lolita, Isabel Pantoja, Antonio Vega, La Shica… A pesar de que el objetivo de este libro son las canciones por sus letras particularmente desgarradoras, y no tanto por sus músicas (básicamente por los límites auditivos de los libros), hay una versión del violinista multiuso Ara Malikian que no podía quedarse fuera. Es tremebunda. Es tremecedora. Es peluznante. 24 CINCO FAROLAS Letra: José Antonio Ochaíta, Xandro Valerio. Música: Juan Solano Yo no escucho lo que dicen Las lenguas de vecindonas Porque de sobra ya sé Por quién está su persona Yo no quiero ni saberlo vecina, Cierre la boca Y no me venga a decir Que él va a casarse con otra Cinco luceros azules Alumbran cinco farolas Desde su casa a mi casa, Desde su boca a mi boca Los cinco añitos cabales Queriéndole hora tras hora, Son un cordel en mi cuello Que la garganta me ahoga Cinco añitos que le quiero, Cinco añitos que me adora, ¡La mala gente qué sabe! Qué sabe de nuestras cosas Con carbones encendidos Que le quemen esa boca Al que juró tantas veces Que estaba por mi persona Si yo sé que me quiere, como le quiero A qué darle tres cuartos al pregonero Desde su puerta misma hasta mi puerta La vereíta verde, madre, no cría yerba No cría yerba. Se apagaron las cinco, cinco farolas Pa que nadie me vea llorando a solas. ¡Ay que penita madre! madre que pena La vereíta verde, cuajá de yerba Cuajá de yerba. PRINCIPIOS ACTIVOS Maledicencia, tienes nombre de purga. ¡Y cuánto daño has hecho! No hay nada peor que las vecinas aburridas apalancadas detrás de los visillos y con ganas de cotilleo. Y lo malo es que, claro, con ese exceso de información, acaban por acertar. Y al final, lo que debería permanecer en el ámbito de lo privado o, en el mejor de los casos (para el que se lo embolsa), a buen precio en un programa de Tele 5, lo comenta todo el pueblo, como muy bien dice la canción, sin ni siquiera darle tres cuartos al pregonero, que es la versión rural y decimonónica de Jorge Javier Vázquez. 25 Si bien es cierto que León, Quintero y Quiroga eran los maestros de la copla poética, el trío de autores que firman este clásico no se quedaba muy atrás. Además veremos que hubo trasvases de talentos, cambios de pareja y amancebamientos autoriles entre ellos con resultados más que interesantes. En esta canción los maestros Ochaíta, Valerio y Solano echan el resto en letra y música. A destacar el contraste de la gran orquestación dramática abundante en metales y cuerdas con tempo marcado de la introducción que da paso a un violín solitario que da repelucos. Qué bonita la metáfora de los cinco farolas, esos cinco luceros azules (indudablemente eran farolas de gas), comparados con los cinco años de amor correspondido. Y sobre todo, la referencia a la hierba del camino que durante cinco años no ha crecido del trajín que llevaban de acá para allá. Y qué horror al descubrir que no lo era tanto, qué sólo era una diversión mientras encontraba a la chica adecuada, que seguramente será más fina, más rica y de mejor familia. Y hasta más rubia. Es importante señalar en esta canción que sí existe la referencia a la mutilación, a la tortura, con esos carbones encendidos que han de quemarle la boca, ello no la hace victimista ni masoca. No. Es revanchista. Que le quemen esa boca al cabrón falsario, pide ya desquiciada la pobre víctima del engaño. Que una ya tiene bastante con que la hayan tenido en la inopia cinco añazos que podía haber aprovechado hasta para estudiar derecho y meterle en el trullo por incumplimiento de contrato verbal. INDICACIONES Compromisos rotos unilateralmente, mejor entre vecinos de chalets con parcela o casas en el campo. Si el espacio que le separa a uno del ser amado está cubierto de asfalto o de adoquines no produce el mismo efecto. También la barbacoa del jardín viene bien a la hora de echar mano de los carbones encendidos. CONTRAINDICACIONES Periodistas del corazón. Jardineros de urbanizaciones descuidados en sus obligaciones. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Neutralizar el amargo trago con un trago dulce. Un anisado (anisete 26 francés para las más finas y recio chinchón seco para las más duras) une a la dulzura y el alcohol el efecto carminativo. Oye, que las rupturas tienen muchos efectos psicosomáticos y los gases no es el menos importante de ellos. INFORMACIÓN ADICIONAL La versión más conocida es la de Concha Piquer, con toda la presencia orquestal que exigía la copla en sus días de esplendor. Dramatismo en el arreglo y garra en la interpretación vocal. La Piquer alterna tonos pianísimos de íntima tristeza con frases fortísimas de desesperación desgarrada. Todo un recital de la valenciana que cumple con la misión de hacer de una sencilla copla toda una ópera de cuatro minutos. Un clásico. La rivalidad (digamos que deportiva y amistosa) entre Rocío Jurado e Isabel Pantoja tiene en este tema una muestra interesante. La versión de Pantoja es profunda, de tonos graves, de cuerdas densas, y un tempo ralentizado, deliberadamente premioso. Los jipíos de la mejor calidad, las aceleraciones y los trémolos de un gran efecto. La última estrofa cantada a media voz, con esa flauta que suena solitaria subrayando los versos más tristes… y el final contundente. Toda una interpretación que mantiene el espíritu clásico de la copla. ¡Qué distinta la de la Jurado! Mucho más moderna, con un piano que flirtea con el jazz. Los tonos altos, la guitarra sola y los redobles de caja. Los rompimientos de la voz son menos académicos, más arriesgados y suenan más auténticos. Ojito a la versión de Miguel de los Reyes y su Ballet de Arte Español, que a pesar de ser un ballet tiene una presencia sonora que pasma. Los componentes del mencionado ballet sustituyen con palmas y sus propias voces a la rica orquestación que acompañaba la versión original de doña Concha. Tiene además una autenticidad racial muy recomendable (por ejemplo el verso que se convierte en “que la garganta me ajoga” le da un toque de canción verité inconmensurable. Imprescindible. 27 CUCHILLITO DE AGONÍA Letra: José Antonio Ochaíta, Xandro Valerio. Música: Juan Solano Te di mi rosa primera, Y tú, ¿qué me diste a mí? La flor que está en mis ojeras De hacerme tanto sufrir De mi parte los cuidados De quien estaba tan ciega De la tuya el vino aguao Que le sobró a tu bodega Cuchillo, cuchillito de agonía Por Cristo, no me avasalles Cuando este llanto derramo Acuérdate de aquel día En que te encontré en la calle Igual que un perro sin amo Cómo puede ser que olvides Lo que te di a manos llenas, Moriré, si me lo pides Como una rosa de pena Cuchillo, cuchillito pa mi muerte No pidas, tormento mío, Que deje yo de quererte Diciendo a los cuatro vientos Que a mí no me debes nada Las luces del firmamento Se apagan con tu maldad Con tu ensarta (sic) de mentiras Ni a dar la cara te atreves Si hasta el aire que respiras A esta mujer se lo debes. PRINCIPIOS ACTIVOS Drama atroz en su forma y en su contenido cuyo título anticipa el dolor que en ella se va a expresar. Una vez más nos encontramos, y en esta ocasión como tema central, con el cuchillo lorquiano y leonino (de Rafael de León, claro), símbolo de los dolores del amor maltrecho. En la primera estrofa hay un metafórico y emotivo intercambio floral en el que la protagonista entrega esa flor primera (que no hay que ser un Roland Barthes para entender a que se refiere) y el facineroso en cuestión que se ha beneficiado de la fresca exhuberancia de la moza le da a cambio esos lirios cárdenos que le circundan los ojos de tanto sufrir, como a la inmortal “María de la O”. Tampoco es moco de pavo la metáfora enológica de la segunda estrofa. Calificar de “vino aguado que sobró a tu bodega” al amor que se entrega a ratos perdidos es gráfico y lapidario. 28 Tal vez la clave de los males de la atribulada mujer que protagoniza esta copla se encuentre en los versos «Acuérdate de aquel día/ en que te encontré en la calle/ como un perro sin amo». Es de todos sabido que, como muy bien dice el refranero, “quién da pan a perro ajeno, pierde pan y pierde perro”. Si es que no se puede ir recogiendo por la calle cualquier cosa que una se encuentre, por muy mona y graciosa que nos parezca. Que luego dan muy mal resultado. Y hasta trasmiten enfermedades. Musicalmente, es potente en toda su concepción, pero los compases que preceden al estribillo ponen los pelos de punta. Oscuros y casi ominosos, parecen predecir una gran tragedia que nunca se cuenta, pero tal vez se adivine una vez acabada la canción. Claro que los versos de resignación en los que la engañada se ofrece a seguir amando más allá de lo comprensible le quitan toda la carga amenazadora. Los versos «cuchillito pa mi muerte, no pidas, tormento mío, que deje yo de quererte» seguramente la colocan entre los primeros puestos de la clasificación de las coplas de víctima. INDICACIONES Casos de ingratitud y desvergüenza, sobre todo si el desfachatado es albaceteño, toledano, eibarrés o de alguna otra procedencia de reconocido prestigio cuchillero. Hasta para suizos puede valer… CONTRAINDICACIONES Floristas aficionadas a los dramones televisivos y expertas en el lenguaje de las flores. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Se recomienda acompañar de una tabla de quesos o embutidos para dar usos mejores al cuchillo en cuestión. Conviene tener preparadas unas tiritas y un desinfectante por si se nos va la mano. Huir del vino aguado como de la peste, que no va con nada. INFORMACIÓN ADICIONAL Marifé de Triana la estrenó en 1964 y su versión es inmejorable. Correcta pero intensa, la voz apenas se quiebra sin dejar de trasmitir dolor y angustia. 29 Curiosamente, no es una de las coplas más versionadas y la original sigue siendo la más convincente. Más recientemente han proliferado las versiones de concursantes de televisión que, hasta el momento, no han dado a la historia de la copla nada excesivamente memorable. 30 DIME QUE ME QUIERES Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga Si tú me pidieras que fuera descalza Pidiendo limosna, descalza yo iría Si tú me dijeras que abriese mis venas, Un río de sangre me salpicaría Si tú me pidieras que al fuego me echase, Igual que madera me consumiría, Que yo soy tu esclava Y tú el absoluto señor de mi cuerpo, Mi sangre y mi vida Y a cambio de esto, que bien poco es, Oye lo que quiero pedirte a mi vez: Dime que me quieres, ¡dímelo por Dios! Aunque no lo sientas, aunque sea mentira, Pero dímelo Dímelo bajito, Te será más fácil decírmelo así, Y el “te quiero” tuyo será pa mis penas Lo mismo que lluvia de mayo y abril Ten misericordia de mi corazón, Dime que me quieres, dime que me quieres, ¡Dímelo por Dios! Si no me mirasen tus ojos de almendra, El pulso en las sienes se me pararía; Si no me besaran tus labios de trigo, La flor de mi boca se deshojaría Si no me abrazaran tus brazos morenos, Por siempre los míos en cruz quedarían, Y si me dijeras que ya no me quieres... ¡No sé la locura que cometería! Y es que únicamente yo vivo por ti, que me das la muerte o me haces vivir. PRINCIPIOS ACTIVOS La mendicidad de amores es el ingrediente básico de esta canción. Un ingrediente que aparece con cierta regularidad en las letras de Rafael de León y encontramos en altas dosis en Limosna de amores, una gran canción que combina la mendicidad amorosa con otros elementos poderosos de la copla, como los cortes de venas y las carnes morenas. También merecería estar aquí, pero he elegido Dime que me quieres por trasmitir un sentimiento de súplica más elevado, más espiritual, más como de orden mendicante. La primera estrofa es un despliegue de ese tremendismo cruento que le ha dado a la copla su leyenda y su colorido (un colorido básicamen31 te rojo sangre). El masoquismo elevado a la categoría de santidad. Cualquiera de los poetas místicos habría firmado muy a gusto estas líneas en las que el/la protagonista se ofrece sin reservas a ser sometido a todo tipo de vejaciones y torturas por el amor del otro. Tampoco anda mal de hiperbolismo andaluz, porque se promete ni más ni menos que un río de sangre, no cualquier cosita. También es verdad que cuando uno está en el pozo negro del desamor todo lo ve a lo grande. INDICACIONES Casos de amor no correspondido en los que no se ve la luz al final del túnel. Cuando ya no queda más remedio se impone recurrir a la lástima. No es una postura que destaque por su dignidad, pero si se obtienen resultados positivos, se da por buena. CONTRAINDICACIONES Sólo da buenos resultados en pacientes con una capacidad de renuncia fuera de lo común y cierta inclinación a la santidad. En caso contrario, se puede generar una respuesta paradójica y acabar partido de risa ante semejante falta de autoestima. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Si se puede contar con ello, un atrezzo sadomasoquista clásico ayuda a la ambientación. Una bata de cola de cuero con remaches y la peineta clavada en la cabeza podrían venir muy a cuento. INFORMACIÓN ADICIONAL Concha Piquer: demasiado nonchalante; con un falso acento andaluz muy gracioso. Domina con maestría los cambios de tempo: hay urgencia en algunos versos, alternando con otros muy lentos. Un tono agudo y nasal que recuerda algunas interpretaciones de Celia Gámez. Una forma de cantar que hoy no funciona, al ser poco creíble. La niña Márquez hace una versión demasiado correcta. La versión de Miguel Poveda en su “mezcla” Coplas del Querer (Dime que me quieres, Y sin embargo te quiero, Vino amargo y Esta pena mía) te deja con unas desazonadoras ganas de más. Acompañado sólo de guitarra y aflamencado en el cante, es de una belleza innegable. Recomendable para amigos de la pureza y la sencillez. Diana Navarro en otro medley de coplas del querer se centra en una 32 exagerada ostentación de técnica. Demasiado adorno, demasiado trémolo… Poco sentimiento. Carlos Vargas da en el clavo con una producción espectacular de Javier Limón en el musical Enamorados Anónimos. 33 EL AMOR ACABA Letra: Manuel Alejandro, Ana Magdalena. Música: Manuel Alejandro Porque el alma se vacía Como el cántaro y la nube, El amor acaba Porque llega a ser rutina La caricia más divina, El amor acaba Porque suave se desliza Como sombra la caricia, El amor acaba Porque somos como ríos Cada instante nueva el agua, El amor acaba Porque el sentimiento es humo Y ceniza la palabra, El amor acaba Porque mueren los deseos Por la carne y por el beso, el amor acaba Porque el corazón de darse llega Un día que se parte, El amor acaba Porque el tiempo tiene grietas Porque grietas tiene el alma Porque nada es para siempre Y hasta la belleza cansa, El amor acaba ala suerte Mis rosas de abril. Porque se vuelven cadenas Lo que fueron cintas blancas, El amor acaba PRINCIPIOS ACTIVOS Una lúcida y madura reflexión sobre algo que todos sospechamos: nada dura eternamente, y el amor, menos que nada. En forma de lista repetitiva, casi un mantra con el que el autor nos quiere convencer (o se quiere convencer) de que, nos guste o no, ni siquiera ese amor que parece berroqueño y a prueba de bomba va a durar para siempre. Estrofa tras estrofa, nos recuerda la fragilidad de todo lo humano, y más concretamente lo intangible y efímero del deseo. No hay reproches a amantes ingratos, ni rabia por un desengaño. Hay una profunda tristeza en esa aceptación de algo que sabemos inevitable pero en realidad preferiríamos que no fuera así. La tristeza del 34 filósofo, porque hay mucho de filosofía en esta canción. «Porque somos como ríos, cada instante nueva el agua» es una clara referencia a Heráclito que nos recordaba con su panta rei (“todo fluye”) que no es posible bañarse dos veces en el mismo río. Cuánto más difícil no será reavivar la misma llama que nos consumió de amor. Y en el verso del cántaro no menos filosófica, si bien más popular, es la sutil alusión al famoso cántaro que, de tanto ir a la fuente, acaba hecho trizas. Son especialmente efectivos los versos que hacen referencia a la volatilidad del deseo, que no tiene nada que ver con la inconstancia de aquél que ama, sino con la misma naturaleza inestable del amor: la rutina, la muerte del deseo físico, un tema recurrente en las canciones de sus autores. El remate con la estrofa de las grietas en el tiempo y en el alma es el perfecto colofón a esta sabia advertencia sobre el desgaste emocional. No puede adscribirse en el grupo de las canciones de despecho ni de desamor, sino más bien en la categoría poco transitada del escepticismo amoroso. INDICACIONES Muy efectivo en individuos que han “corrido mucho” y en inestables emocionales. En casos de donjuanismo (tanto masculino como femenino) funciona muy bien como coartada ante la persona abandonada. Da buenos resultados tanto por activa como por pasiva. Para quien abandona es una forma de justificación; para quien es abandonado es un modo de consuelo. CONTRAINDICACIONES Relaciones ocasionales, aventuras de una noche, ratitos en el cuarto oscuro. ¿Cuántas veces os tengo que decir que eso no es amor… casi nunca? CORRECTA ADMINISTRACIÓN Para las presentaciones más clásicas, de tempo lento y orquestación profusa, acompañar de alguna bebida amarga a base de hierbas y raíces, como el Campari o el Bitter, que encajan a la perfección con el tono de la canción. Para las presentaciones más rítmicas, en las que los intérpretes parecen haber superado el impacto de esta revelación y 35 estar muy dispuestos a celebrarlo, limitar el amargor a un golpe de Angostura en el Martini o a la tónica con la que se mezclen la ginebra o el vodka favoritos. INFORMACIÓN ADICIONAL Compuesta en 1983, el mexicano José José, ídolo de la canción romántica, hizo de ésta una de sus canciones emblemáticas. Con todos los atributos que le corresponden: orquestación con abundantes, tempo reposado, fraseo meloso y voz acariciadora. Un clásico. La versión de Rocío Jurado mantiene todo este espíritu y le añade carne, mucha carne, como ella sabía hacer. Ésta versión puede que sea la más melancólica, la más dramática. Un must de audición obligada para oyentes melomasocas. Dyango la grabó con tintes de jazz y el resultado es muy interesante. Elegante y triste. Como alternativa rítmica el combo mejicano Miguel, Óscar y la Fantasía le ponen, además, salsa. Una versión que ayuda a pensar que si bien es verdad que el amor acaba, el ritmo no. Y la vida sigue. 36 LO SIENTO MI AMOR Letra: : Manuel Alejandro, Ana Magdalena. Música: Manuel Alejandro Lo siento, mi amor, Pero hoy te lo voy a decir Aunque pueda faltarme el valor Al hablarte a la cara Lo siento, mi amor, Pero ya me cansé de fingir Y pretendo acabar de una vez Para siempre esta farsa Lo siento, mi amor, Lo siento, mi amor, Lo siento, mi amor Hace tiempo que no siento nada Al hacerlo contigo, Que mi cuerpo no tiembla de ganas Al verte encendido, Y tu cara y tu pecho y tus manos Parecen de escarcha, Y tus besos, que ayer me excitaban, No me dicen nada Y es que existe otro amor Que lo tengo callado, callado; Escondido y vibrando en mi alma, Queriendo gritarlo, Ya no puedo ocultarlo, no puedo callarlo, No puedo Y prefiero decirlo y gritarlo A seguirte fingiendo. PRINCIPIOS ACTIVOS Ataque de honestidad. Manuel Alejandro, nacido Manuel ÁlvarezBeigbeder en 1933, es el más importante compositor de lo que podría considerarse una nueva copla. Con los mismos mimbres que la copla tradicional (historias dramáticas de amores y desamores, una música con raíces pero con orquestaciones más sencillas y más modernas) teje una música que continúa la tradición de la copla con un aire renovado. El tándem que forma con su mujer, Purificación Casas,que firma con el pseudónimo de Ana Magdalena, ha dado a la historia de la música popular en España algunos temas insuperables por su sencillez y su contundencia en el terreno del canto de amores desventurados. Ésta es una de las más representativas. En su momento fue un bombazo, posiblemente porque es una de esas canciones con la que todos 37 podemos sentirnos identificados. Dentro del grupo de canciones de “aburrimiento pertinaz”, como El amor acaba o Se nos rompió el amor, lo que parece constituir un tema recurrente en el corpus del autor, ésta es la más desnuda y directa. Estructurada como un monólogo de la persona que ha dejado de querer (supuestamente es un diálogo con la otra parte contratante, pero del que no escuchamos la respuesta, seguramente porque está mirándole muda de espanto o maquinando ya una canción de respuesta, indecisa entre el victimismo, la desesperación y la venganza), se limita a declarar lisa y llanamente su situación. Sin apenas adornos poéticos, sólo una ligera comparación de los labios y miembros del amante con la escarcha, lo que tampoco es de floral poética precisamente, para volver de inmediato al lenguaje más comprensible; que le quede clarito. Este uso de un lenguaje más cotidiano y sencillo favorece la verosimilitud del temaB. Es más fácil sentirse implicado en esta historia que en esas en las que se blanden cuchillos de luna y las sienes se tiñen de lirios moraítos. En la primera estrofa podemos creer que la protagonista de la historia sencillamente he perdido la pasión, algo que le puede pasar a cualquiera cuando los cimientos de una relación no son bastante sólidos. Pero en la segunda descubrimos que, ¡ah, la perra!, ya hay otra persona, lo que la convierte definitivamente en candidata a receptora de todas esas coplas que hemos visto de reproche y maldiciones. Ahora, que le quemen esa boca con carbones encendidos y todo lo demás. INDICACIONES Anorgasmia recidivante (o retención de orgasmo prolongada) inducida por falta de interés en el otro. Especialmente indicado en estados de hartazgo de largo plazo con necesidad de confesión. Si falta valor para decirlo, se puede utilizar para dar una pista a la pareja saliente: pones el disco y lo tarareas por la casa mientras haces tus cosas. A ver si pilla el mensaje. CONTRAINDICACIONES Puede provocar una reacción violenta en la pareja que se manifiesta con exabruptos incontenibles en forma de referencias a la habilidad sexual del sujeto, en plan «¡Si es que eres una frígida!» o «¡Impotente! ¡Baldragas! ¡Calzonazos!» según sea el caso. Afortunadamente en la segunda parte de la canción se aclara esta situación. 38 CORRECTA ADMINISTRACIÓN Pelotazo para animarse. Puede ser de orujo o de agua del Carmen, según la costumbre de cada cual. INFORMACIÓN ADICIONAL Para mí la versión de Rocío Jurado es con diferencia la más efectiva, la que da una interpretación más dramatizada. Este tema apareció en el LP De ahora en adelante en 1978. Tras una introducción de voces femeninas jadeadas (es el período sexy de la Jurado y todo sonaba como si lo cantara en la cama) entona la primera estrofa como si estuviera intentando reunir el coraje suficiente para decir lo que tiene que decir. Y menos mal que avisa de que tal vez le falte el valor para hablarle a la cara, porque cuando se calienta no se corta un pelo y uno empieza a sospechar que le va a decir hasta de qué va a morir. La India y Moncho “el Gitano del Bolero” tienen sendas versiones rítmicas, magníficas cada una en su estilo, pero animan más a mover el esqueleto que al llorar desesperado. Cada una tiene su momento. Estas dos son para un nivel de desamor en que ya te lo pasas todo por la caja de ritmos. 39 MI AMIGO Letra: Rafael de León. Música: Juan Solano ¿Por qué tienes ojeras esta tarde? ¿Dónde estabas, amor, de madrugada? Cuando busqué tu palidez cobarde, En la nieve sin sol de mi almohada Tienes la línea de los labios fría, Fría por algún beso de pecado, Beso que yo no sé quién te daría, Pero que estoy segura que te han dado. Qué terciopelo negro te amorena, El perfil de tus ojos de buen trigo, Qué azul de vena o mapa te condena, Al látigo de miel de mi castigo Y por qué me causaste esta pena, Si sabes, ¡ay, amor!, tu bien lo sabes, Que eres mi amigo. PRINCIPIOS ACTIVOS León se deja llevar por un éxtasis de la metáfora y poesía arrebatada, tal vez porque Solano se lo permitía más que en sus colaboraciones con Quintero y Quiroga. No hay una sola línea que no contenga algún motivo para sentir un escalofrío. Encuentro muy inquietante esta insistencia en asegurar que “eres mi amigo”. Aquí hay algo más que amistad. Desde luego hay un profundo deseo y celos dolorosos, lo que normalmente no se siente por un amigo. ¿Tal vez hablamos de una amistad más complicada? ¿Un sí es, no es? ¿O la amistad que queda (rara vez, la verdad) después de terminar un amor? ¿O un amor que sólo conoce uno de los implicados (evidentemente el que canta)? Lo que queda claro es que comparten la almohada. ¿Amigos? ¡Y una mierda! Lo que pasa es que, como tantas veces vemos en la copla y en la vida real, uno de ellos está totalmente colgado y el otro pasa mucho y le gusta una fiesta más que a un mono una banana (y no es una alusión de ningún tipo). Y entre fiesta y festejo le da un poquito de matarile al colgao para que siga así. INDICACIONES Reservada a sufridores de primera línea con una fuerte vena poética. 40 CONTRAINDICACIONES Adictos a Facebook con más de 500 amigos. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Sustituir el metafórico látigo de miel por uno más real de piel y fustigarse bien fuerte mientras se escucha. Esta canción es de vino. De vino bueno, de crianza, pero a palo seco y que se agarre bien a la garganta. INFORMACIÓN ADICIONAL 1967. Debo confesar que siento una especial debilidad por esta copla. La primera vez que la oí era un adolescente y estaba viendo una actuación de Rocío Dúrcal en uno de aquellos programas en blanco y negro de la mejor televisión de España. Aquella chica que explotaba la vena de jovencita pizpireta modelo de adolescentes que solía coquetear con la música pop sin demasiada convicción, de pronto era una mujer que pronunciaba frases de un altísimo octanaje erótico. Me recorrieron escalofríos por la espina dorsal. Creo que desde los primeros compases de introducción del maestro Solano sentí que iba a pasar algo. Pero luego esos primeros versos, esas preguntas, las referencias a la frialdad de la almohada vacía, al pecado inconfesable, las metáforas del terciopelo y el trigo y, por fin, esa mención del látigo de miel… Todo incidía en lo que los curas del cole definían ambiguamente como “turbación”. Para mí fue mucho más de 3R (calificación religiosa de las películas “gravemente peligrosas”) que el guante de Gilda. Tardé mucho tiempo en saber que era una copla de Rafael de León, cómo no, y hoy, después de haberla oído de muchas maneras, me sigue pareciendo una canción tremedamente turbadora. Mucho después he sabido que formaba parte de la película Amor en el aire de Luis César Amadori y que fue censurada antes de su estreno, aunque se llegan a escuchar las primeras notas. León y Solano la compusieron especialmente para Rocío Dúrcal que, todavía en el interregno entre el pop y las rancheras, hacía sus pinitos en la copla con este magnífico resultado. Ella la incorporó a su repertorio habitual y hay múltiples versiones grabadas en concierto o televisión, normalmente con el acompañamiento original de gran orquesta. 41 La Jurado la grabó en 1969 para su primer disco. También su versión se atiene a las normas de la copla clásica. Después la versionaría, entre otras muchas ocasiones, para televisión acompañada tan solo de un piano y una flauta travesera, estremecedora. Ambas artistas hacen un stacato en el verso «al lá-tigo de miel… de mi castigo» que casi puede uno sentir los latigazos. Gloria pura para el masoca melo-emocional. Dos versiones muy distintas son las de Bambino, que convertida en rumba con palmas y unos metales dignos de la mejor feria, no pierde ni un ápice de desgarro; y la de Maruja Garrido, también en rumba, con palmas, guitarras, metales taurinos y toda la guarnición. A pesar del ritmo y el jaleo que les acompaña, ambos saben mantener el tono desesperado de la canción. 42 NO ME QUIERAS TANTO Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga Yo tenía veinte años Y él me doblaba la edad En mis sienes había noche Y en las suyas madrugás Antes que yo lo pensara Mi gusto estaba cumplido; Na me faltaba con él, Me quería con locura, Con todos sus cinco sentidos Yo me dejaba querer Amor me pedía, como un pordiosero, Y yo le clavaba, Sin ver que sufría, Cuchillos de acero No me quieras tanto, Ni llores por mí No vale la pena Que por mi cariño Te pongas así Yo no se quererte lo mismo que tú, Ni pasar la vida pendiente y esclava De esa esclavitud No te pongas triste, Sécate ese llanto Hay que estar alegre Mírame y aprende No me quieras tanto Con los años y la vida Ha cambiado mi querer, Y ahora busco de sus labios Lo que entonces desprecié Cegadita de cariño Yo le ruego que me ampare, Que me tenga caridad; Se lo pido de rodillas, Por la gloria de su madre Y no me sirve de nada Como una mendiga estoy a su puerta Y con mis palabras mi pena castiga Dejándome muerta De todo lo del mundo sería capaz Con tal que el cariño que tú me tuviste Volviera a empezar Por lo que más quieras, Sécame este llanto Maldigo la hora que yo a ti te dije: ¡No me quieras tanto! PRINCIPIOS ACTIVOS Otra vez el trío más prolífico y admirado de la copla acierta de pleno con esta fórmula magistral que con los años se ha convertido dentro de la cultura popular en un referente de mención ineludible cuando se habla de amores desincronizados; cantada en público y en privado, y 43 citada o espetada (al menos el título) en cuanto la ocasión lo propicia, que no son pocas veces. Además ha inspirado otras cuantas canciones con el mismo título, entre las que recomiendo la de Malevaje, por su sentido del humor y su positividad ante el mismo asunto. El relato es conmovedor y hace justicia a esa idea de que la copla es toda una pieza dramática de brevísima duración. La eterna historia del amor tirano con el que los jóvenes manejan y zahieren a los amantes maduros que ha inspirado obras inmortales de la literatura como “La mujer y el pelele” de Pierre Louis y sus adaptaciones al cine como The Devil is a Woman de Joseph Von Stemberg y Ese obscuro objeto de deseo de Luis Buñuel. Pero, ¡ay!, el tiempo pasa, la belleza juvenil se marchita y ¿qué queda? Pues, si has tenido buena cabeza, una cuenta corriente saneada y un chalet en la costa. El problema surge cuando, bajo esa fantasía común de que la belleza y la juventud son eternas, los bellos desdeñosos viven la vida sin pensar en el futuro. La joven amante se deja querer y agasajar, porque parece que el otro tiene posibles y no le falta de ná. Sí, en estas situaciones, el amante maduro y maltratado suele estar en una posición acomodada y se puede permitir agasajar con toda clase de lujo a la hermosa y díscola criatura.Llena de bellas imágenes muy en la línea de Rafael de León, como la metáfora meteorológica en las sienes de los personajes, lo que más destaca son los cuatro últimos versos de la primera estrofa, un canto arrogante al sadismo juvenil: el pobre hombre pidiendo amor como un pordiosero y la otra le mete una caña cruel que, encima, se permite comparar tan ufana con cuchilladas traperas múltiples. Hay que ver… Se dice que el tiempo todo lo cura. Y que la juventud es la enfermedad que mejor cura. Ahí llega la gran tragedia de los amores desincronizados: cuando tú me querías no te quería yo; y ahora que yo te quiero, tú pasas de mí. A ver, después de años y años de desplantes y de tarjetas de crédito deshidratadas, el pobre tiene que estar más que hartito. En el aspecto melódico, los compases de introducción que se repiten después de la primera estrofa son de gran intensidad dramática. Es fácil imaginar a las cantantes de la época recorriendo el escenario con paso lento, la mirada baja, o tal vez en el cielo, retorciéndose las manos. INDICACIONES Parejas con diferencias de edad, evidentemente. Y diferencias en el nivel de amor. De gran efecto en amantes rencorosos con sed de venganza. 44 CONTRAINDICACIONES No sirve de gran cosa si la parte más añosa de la pareja se empeña en mentir sobre su edad, teñirse, operarse y vestirse como un adolescente. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Al oyente con el corazón destrozado, los compases de introducción antes mencionados le conceden unos instantes para entrar en situación, lo que se puede conseguir rasgando cartas de amor, estrellando algún regalo frágil contra la pared (que no sea de gran valor, que vamos a necesitar recursos) o sollozando apoyada en el quicio de una puerta, que siempre compone una figura bonita. Otra posibilidad es prepararse el tinte para cubrir las “madrugás” que ya despuntan en las sienes propias, antes de lanzarse a la caza de una nueva pieza. INFORMACIÓN ADICIONAL Esta sentida zambra se ofrece para su consumo en diferentes grados de modernidad, de manera que el oyente tiene la opción de adaptar el tema a su nivel: Concha Piquer: versión clásica, acento impostado y su tradicional voz aguda y nasal. Intensidad interpretativa notable. Orquestación al uso para los gustos de la época. Tiene el valor añadido de un sonido vintage que tiñe de un tono sepia la tristeza de la historia, muy favorecedor. Isabel Pantoja: una interpretación que acerca la canción a un público más moderno. Cuando canta «y yo le clavaba sin ver que sufría cuchillos de acero» lo hace con tal saña que uno no puede evitar pensar en quién será el destinatario. Gran orquestación. La voz, más natural, facilita la identificación al oyente más actual. Martirio: en el CD Coplas de Madrugá con el que Martirio ponía su granito de arena a la recuperación de la copla por parte de los intérpretes más modernos, hace una versión de este tema con aire de jazz (como en todo el disco, acompañada de Chano Domínguez). Muy indicada para posmodernos, si aún quedan. Como plato exótico Amalia Rodrigues, la reina del fado, la canta en la película Fado, historia duma cantadeira (Perdigao Queiroga, 1946) con acento andaluz y trémolos de fado. Muy bonita. Además la han cantado Gracia Montes, Pasión Vega y un sinfín de aspirantes a artistas de la copla que aún están por asentarse y de los que surgirán las futuras estrellas. 45 SE NOS ROMPIÓ EL AMOR Letra: Manuel Alejandro, Ana Magdalena. Música: Manuel Alejandro Se nos rompió el amor De tanto usarlo De tanto loco abrazo Sin medida De darnos por completo a cada paso, Se nos quedó en las manos un buen día Se nos rompió el amor De tan grandioso Jamás pudo existir Tanta belleza Las cosas tan hermosas duran poco Jamás duró una flor dos primaveras Me alimenté de ti Por mucho tiempo, Nos devoramos vivos Como fieras Jamás pensamos nunca En el invierno, Pero el invierno llega, Aunque no quieras Y una mañana gris Al abrazarnos, Sentimos un crujido Frío y seco, Cerramos nuestros ojos Y pensamos: Se nos rompió el amor De tanto usarlo. PRINCIPIOS ACTIVOS La pareja de renovadores de la copla formada por Manuel Alejandro y Ana Magdalena vuelven sobre el tema de la fragilidad del amor, uno de sus favoritos. Y en este caso de una manera muy gráfica, sin pararse como en otras ocasiones en alegorías sobre el desgaste y el aburrimiento, sino recurriendo a la imagen traumática de una fractura física. De pronto, una mañana, al parecer sin otro motivo que el exceso de amor, ¡crack!, el amor casca. Tal vez los autores nos quieren hacer pensar que en cuestión de amores son aconsejables la morigeración y la mesura. Lo que sería una dosificación y una posología adecuada. El refranero, tan sabio como oportuno (siempre hay un refrán para cada cosa y, curiosamente, para su contraria) ya lo dice de varias formas diferentes, de las que la más acertada para aplicar en este caso quizá sea “Mucha gallina harta la 46 cocina”. Tampoco le va mal el “Días de mucho, vísperas de nada”. Si es que hay que medirse. ¿Quién no ha vivido esa experiencia de atracarse de su plato favorito y acaba por odiarlo para el resto de su vida? Sin duda el verdadero problema es la falta de previsión, la incapacidad para admitir las limitaciones del propio deseo, que no hay que confundir con amor eterno. En esta canción hay algunas frases de altísimo octanaje emocional. «Las cosas tan hermosas duran poco,/ jamás duró una flor dos primaveras» es una bella manera de reflejar esa fugacidad del amor que con tanta frecuencia aparece en las Canciones Para Cortarse las Venas (CPCLV). Por otro lado, es conveniente llegado este punto recordar que algunas cosas bellas pueden durar algo más. Sin ir más lejos, todos sabemos que un diamante es para siempre. Pero se necesita algo más que puro desenfreno para que el amor dure. La estrofa final es de lo más descriptiva. Ese «chasquido frío y seco» le encoge a uno el corazón y hace que apriete las piernas. Se siente en toda la bragadura. Pero la clave está en «jamás pensamos nunca en el invierno», esa redundancia en la negación adverbial que habitualmente se utiliza en el orden inverso, “nunca jamás”, tiene en el desorden una fuerza tremenda. Vamos, que ni se les pasó por la cabeza mientras estaban dale que te pego que aquello iba a cansarles. Claro, el ejercicio físico obnubila la mente. Y “ese” ejercicio físico, más. INDICACIONES Desgarros, esguinces y fracturas de amor por sobrecarga acompañados de ataques repentinos de lucidez. CONTRAINDICACIONES Personas con conflictos interiores que se debaten entre el deseo de un amor estable y furores incontenibles. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Como este tipo de lesión no admite escayola, férula ni cabestrillo, y como no es una herida exterior que se pueda desinfectar con un algodón empapado en alcohol de 96º, empaparse por dentro con el alcohol de la graduación que cada uno necesite. De acuerdo con la experiencia personal, la ginebra y el vodka son los que mejor desinfectan el alma. 47 INFORMACIÓN ADICIONAL Este tema le encajaba a Rocío Jurado como el célebre vestido de la sábana. Algo asfixiada entre los pliegues de una orquestación que la arropaba demasiado en su primera versión discográfica, defiende la sensualidad y el desgarro de la canción con toda su carne. Algunas versiones posteriores en directo, más oscuras y dramáticas, transmiten mejor su espíritu. Pero la joya, la versión que parte hasta los corazones más encallecidos es la de Fernanda de Utrera, por bulerías y con voz de pedernal, capaz de poner los pelos de punta y conseguir que nunca más se vuelvan a quedar lisos. Atención a la frase «las cosas tan hermosas» que convierte en «las cosas tan gitanas». Grande. Y en «jamás pensamos nunca en el ivienno» la erección capilar cronificada es inevitable. Paquito Guzmán lo convierte en salsa. ¡Hala!, a bailar para quitar las penas. Miguel Poveda y Concha Buika hicieron una bellísima versión en directo en septiembre de 2008 dentro de la Noche en Blanco de Madrid.Muchos cantantes de los llamados románticos, hombres y mujeres, han hecho versiones intentando convertirla en una baladita suave al uso, pero esta canción tiene que ser desgarradora o no es nada. Recomiendo huir de las versiones blandas que ni curan la pena ni matan de dolor. Como curiosidad: versión punkarra de la banda A Palo Seko, acompañada de percusión de máquina de escribir. Insoportable. 48 TATUAJE Letra: Xandro Valerio, Rafael de León. Música: Manuel Quiroga Él vino en un barco, de nombre extranjero Lo encontré en el puerto un anochecer, Cuando el blanco faro sobre los veleros Su beso de plata dejaba caer El beso de amante que yo le pedí Errante lo busco por todos los puertos, A los marineros pregunto por él, Y nadie me dice, si esta vivo o muerto Y sigo en mi duda buscándolo fiel Era hermoso y rubio como la cerveza, El pecho tatuado con un corazón, En su voz amarga, había la tristeza Doliente y cansada del acordeón Y voy sangrando lentamente De mostrador en mostrador, Ante una copa de aguardiente Donde se ahoga su dolor Y ante dos copas de aguardiente Sobre el manchado mostrador, Él fue contándome entre dientes La vieja historia de su amor Mira tu nombre tatuado En la caricia de mi piel, A fuego lento lo he marcado Y para siempre iré con él Mira mi brazo tatuado Con este nombre de mujer, Es el recuerdo del pasado Que nunca más ha de volver Quizá ya tú me has olvidado En cambio yo no te olvidé, Y hasta que no te haya encontrado Sin descansar te buscaré Ella me quiso y me ha olvidado, En cambio yo no la olvidé Y para siempre voy marcado Con este nombre de mujer Escúchame, marinero Y dime que sabes de él Era gallardo y altanero Y era más rubio que la miel Él se fue una tarde, con rumbo ignorado, En el mismo barco que lo trajo a mí Pero entre mis labios se dejó olvidado, Mira su nombre de extranjero Escrito aquí sobre mi piel Si te lo encuentras, marinero, Dile que yo muero por él. PRINCIPIOS ACTIVOS Marcas, cicatrices y otros arañazos en el alma. 49 Hasta tal punto este tema ha dejado su huella en la memoria colectiva y se identifica con determinado tipo de copla, o de cierto registro de Rafael de León, que cuando una discográfica se planteó en 1999 hacer un disco de homenaje a la copla cantada por una serie de artistas más relacionados con el pop y el rock, decidió adoptar este nombre como título: Tatuaje. Y curiosamente, tal vez es la canción menos identificable con el ambiente andaluz habitual de la copla. Aquí no hay ni rejas, ni cuchillos, ni lunas, ni velas a los santos, ni tinieblas, ni carbones ni cadenas. De hecho, en su versión original, los primeros compases están tomados de la java francesa, una danza de moda en el primer tercio del siglo XX en los barrios bajos de París que bailaban los apaches, es decir, prostitutas y chulos. Por otro lado, la historia que cuenta y el ambiente que describe casi recuerda a “Querelle de Brest” de Jean Genet, con sus tugurios portuarios que uno imagina sórdidos y poco higiénicos, y exudando alcohol y aire viciado. Debió de suponer un gran esfuerzo de interpretación para doña Concha Piquer, con lo fina que era ella. También tuvo que ser difícil para Rafael de León decir sin decir todo lo que queda implícito en la historia, porque en ningún momento se dice nada, pero uno sospecha que el beso de amante debió estar aderezado con alguna otra práctica más íntima. Y que, luego, la buena mujer no va de taberna en taberna vendiendo suscripciones a una revista de yates precisamente. Dos detalles de la letra me hacen pensar. Uno, que el tatuaje se lo haya hecho a fuego lento. Pero ¿es un tatuaje o un flan de huevo? En todo caso, un tatuaje hecho a fuego, sea lento o rápido, se llama branding y tiene la característica de no ser muy claro ni muy definido. A lo mejor por eso no lo encuentra, porque todos los demás marineros no saben si el nombre que les enseña es Manolo o Manfred, lo que acrecentaría las tribulaciones de la buena mujer. Por otro lado, cuenta que desde la aciaga noche «errante lo busco por todos los puertos». Seguramente así se dio inicio a la leyenda del baúl de la Piquer, porque todos los puertos son muchos puertos. En fin, dejando de lado estos nimios detalles, la canción permite concentrarse en el dolor que destila (que no solo iba a destilar cerveza y aguardiente) y sufrir solidariamente con la pobre mujer atribulada. 50 INDICACIONES Produce un efecto contundente en las prostitutas portuarias. Como no es un colectivo excesivamente numeroso, es conveniente, en caso de pertenecer a cualquier otro grupo social, hacer un ejercicio de empatía e intentar extrapolar la triste historia de esta mujer a cualquier situación de amor fugaz y casos de “aquí te pillo aquí te mato” y “si te he visto no me acuerdo”. Pertenece al grupo de amores transeúntes, como el viajante de Penélope y otros. CONTRAINDICACIONES Temor a las agujas, dermatitis, alergia a la tinta y, en general, pereza ante la idea de mancillar la propia piel con diseños gráficos más adecuados para tarjetas de visita. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Acompañar de cerveza y miel para evocar al marinero, aguardiente para recrear la atmósfera de los tugurios y un plato de sardinas arenques de barrica para ayudar el ambiente portuario. INFORMACIÓN ADICIONAL A elegir entre la interpretación original de doña Concha de 1941 que tiene un sabor muy genuino; la de una Pantoja de juventud excesivamente entusiasta, con lo que pierde dramatismo, o la magnífica del artífice de la recuperación de la copla, Carlos Cano, que la convierte por arte de magia en un tango y transforma el acordeón en bandoneón. 51 TE LO JURO YO Letra: Rafael de León. Música: Manuel Quiroga Yo no me di cuenta de que te tenía Hasta el mismo día en que te perdí Y vi claramente lo que te quería Cuando ya no había remedio pa' mi... Llévame por calles de hiel y amargura, Ponme ligaduras y hasta escúpeme, Échame en los ojos un puñao de arena, Mátame de pena pero quiéreme Mira que te llevo dentro de mi corazón, Por la salucita de la mare mía te lo juro yo Mira que pa' mi en el mundo no hay na más que tú Y que mis sacais si digo mentiras se queden sin luz Por ti contaría la arena del mar, Por ti yo seria capaz de matar Y que si te miento me castigue Dios, Eso con la mano sobre el evangelio Te lo juro yo Ya no eres el mismo que yo conocía El que no veía na más que por mí. Ahora vas con una distinta ca' dia Y en cambio yo muero de celos por ti Claro que la culpa de que esto pasara No la tuvo nadie, nadie mas que yo Yo que me reía de que esto acabara Y ahora sufro y lloro porque se acabó. PRINCIPIOS ACTIVOS Un clásico del amor de ida y vuelta. El descubrimiento tardío del amor que uno se creía incapaz de sentir lleva al sujeto a terrenos inexplorados de desesperación y súplica. Materia de la que está hecha la copla en toda su esencia. Y en manos de León y Quiroga, una mina de sentimiento desgarrador. La segunda estrofa de la canción es oro puro. Siempre me ha parecido una canción rara por el cambio que hay de una sección a otra, no sólo de ritmo, sino también de intención en la letra. El estribillo cobra un sorprendente ritmo bailable al tiempo que la letra se dulcifica con diminutivos y referencias a la madre. Y eso después de una de las estrofas más brutalmente crudas y sadomasocas de la copla. 52 INDICACIONES Incondicionales de la poesía tremendista de la copla que conocen el placer del dolor. CONTRAINDICACIONES Personas de visión limitada. Parece feo estar ofreciendo la luz de los propios ojos (porque eso es lo que significa sacais en caló) cuando ya apenas queda luz que ofrecer. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Toda la parafernalia de un calabozo de dominación contribuye a crear la atmósfera adecuada para este tema. Potros, slings, cadenas, correajes… Como precaución, no administrar en la playa, donde el puñado de arena cae seguro y se puede tomar al pie de la letra el verso de contar la arena del mar. INFORMACIÓN ADICIONAL La versión original de Miguel de Molina es una zambra bastante alegre y bailable que parece querer quitarle hierro a lo que cuenta, como si esos versos tremendos fueran en realidad más irónicos que reales. Vamos que no tiene la menor intención de dejarse arrastrar por el fango de esa manera. También hay un verso que suaviza la oferta de sevicias y sólo propone quebrarle la cintura y pegarle, frente a las ligaduras y los escupitajos de versiones posteriores. Ahora, que del puñao de arena no se libra nadie. No debía pensar lo mismo Lola Flores que en la película Morena Clara (Luis Lucía, 1954) la canta con el único acompañamiento de una guitarra flamenca y un pellizco en las tripas que pone el vello como tachuelas de tapicero. Hasta consigue que el cambio del estribillo suene apocalípticamente dramático. Cambia el verso de «no hay na más que tú» por «no hay más hombre que tú». En esta versión, posiblemente para encajar en la trama judicial de la película, se añaden dos estrofas que no estaban en versiones anteriores: Fuiste una piedra silbando en mi frente, Fuiste un torrente que me despertó Un caballo negro que, al aire las crines, Corrió mis jardines y los destrozó. 53 Llévame delante de los tribunales, Largas memoriales de condenación, Que aunque me pidieras la pena de muerte Tengo que quererte sin apelación. Mucho tiempo después Rosario, hija de la Faraona, hace una versión más light eliminando los versos más dolorosos, tal vez con la idea de anular lo políticamente incorrecto y mantener sólo el elemento lírico. Pero, claro, no se sufre ni la mitad. Y la imagen de las calles de hiel y amargura es posiblemente de las más acertadas y bellas del desamor cantado. Rocío Jurado la cantó en la película Proceso a una estrella (Rafael J. Salvia, 1966). Gracias al valor de Jaime Chávarri, que se atrevió a hacer una película sorprendente sobre la copla en un momento en que era un género bastante olvidado (Las Cosas del Querer, 1989), esta canción adquirió renovada popularidad en ambientes que hasta entonces desconocían a León y Quiroga. Bueno, gracias al valor de Chávarri y a un Manuel Bandera que no podía estar más guapo y más sexy y poner más emoción en este tema. De la colaboración entre ambos surgió una preciosa versión que marcó a muchos espectadores más interesados a la sazón por la decadencia de la posmodernidad y la ascensión de la música house. A tener también en cuenta las de Pedro Guerra, Miguel Poveda y Martirio con Chano Domínguez. 54 TORRE DE ARENA Letra: Llabrés, Sarmiento. Música: Manuel Gordillo Como un lamento del alma mía Son mis suspiros, válgame Dios, Fieles testigos de la agonía Que va quemando mi corazón Noche sin luna, Río sin agua, flor sin olor... Todo es mentira, todo es quimera, Todo es delirio de mi dolor No hay en la noche de mi desventura, Ni una estrellita que venga a alumbrar Esta senda de eterna amargura Que, triste y oscura, No sé dónde va... Esta senda de eterna amargura Que, triste y oscura, No sé donde va... Como una flor que deshoja el viento Se va muriendo mi corazón, Y, poco a poco, mi sufrimiento Se va llevando todo mi amor Torre de arena Que mi cariño supo labrar Torre de arena Donde mi vida quise encerrar Como una fuente callada y sin vida Como el barquito que pierde el timón Como flor del rosal desprendida Está dolorida Mi pobre ilusión... Como flor del rosal desprendida Está dolorida Mi pobre ilusión... PRINCIPIOS ACTIVOS Ilusiones que se derrumban con el oleaje de la realidad. Esto sí que es una noche oscura del alma. Digna sucesora de la poesía de San Juan de la Cruz, esta copla desciende a las simas más profundas de la melancolía. En ella la metáfora de las tinieblas como vehículo de la tristeza de amor alcanza su máxima expresión. Y por si esto fuera poco, ahonda en otra de las figuras que ya hemos encontrado, la arena, la aridez de la soledad. ¡Ay, qué congoja! ¡Y qué sed! En el estribillo encontramos una relación de parejas descabaladas: noche sin luna, río sin agua, flor sin olor… Solo le faltan el proverbial huevo sin sal y el más aggiornato beso sin bigote para completar la lista de los colmos de la disparidad. 55 Para terminar, los dos últimos versos dan la puntilla a lo que ya no es sólo dolor de desamor, sino enajenación y descreimiento sin retorno. La protagonista descubre enloquecida que todo es falso y, para colmo, producto de su mente enferma. Para ponerle fin a esto va a ser necesario un poco de psicoterapia. O muchos macarrones con chorizo, que también son un buen principio de realidad. INDICACIONES Ingenuas criaturas con las ilusiones intactas. Así sabrán lo que se les viene encima. Albañiles y arquitectos del amor. Si quieres una sólida construcción pon tu mejor material. Al amor le hace falta una de cal y una de arena, pero ahorra en la arena. CONTRAINDICACIONES Afectados por la burbuja inmobiliaria y tasadores de la propiedad. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Con casco y casquete. Más vale prevenir que curar. INFORMACIÓN ADICIONAL Escrita para Marifé de Triana en 1956, la versión original va aderezada con unos coros sobrecogedores que no presagian nada bueno. Pocos se han atrevido a versionarla porque hay que ser muy atrevido para hincarle el diente a esta historia descarnada. Martirio se acompaña de Chano Domínguez en una versión con cuerdas, metales y batería acariciada, muy jazzy. 56 TRES VECES LOCA Letra: Rafael de León. Música: Juan Solano Por tu culpa yo he perdido, Compañero, la razón Y en mi cara te has reído Sin tenerme compasión Me has dejado con el llanto, Dueño mío, por riquezas Por quererte tanto y tanto Yo he perdido la cabeza Por tu culpa en mi garganta Se me ha muerto el ruiseñor Y en mi boca solo canta La locura de tu amor Loca, loca, loca Por ti estoy tres veces loca Loca, loca, loca Yo me arranco sin un grito Estos ojos para no verte Y a bofetadas yo me quito La locura de quererte Ay, ay, ay, loca, loca, loca Por ti estoy tres veces loca Loca, loca, loca Por tres veces mes has negado Y de pena enloquecí Compañero, qué me has dado Que en tus ojos me perdí Por mis venas va la hiedra Negra azul de la locura Y me estoy volviendo piedra Calcinada de amargura De tu boca hasta mi boca Hay el ancho de la mar Y por eso vivo loca Sin poderlo remediar. PRINCIPIOS ACTIVOS La locura de amor, tan traída y llevada en nuestra pasional cultura del sur, en esta ocasión adquiere tintes pitagóricos. La magia del número tres lleva a la divinidad o la locura. Si le hubiera negado dos o cuatro veces a lo mejor habría salvado la cordura. Una vez más, Rafael de León entra en arrebato de inspiración para soltarse la melena y crear algunas figuras irresistibles. Atención a los versos «Por mis venas va la hiedra negra azul de la locura…» y siguientes. Por no mencionar ese ruiseñor muerto en la garganta, que da mucho miedo. El maestro, además, parece que acababa de leerse una enciclopedia de los mitos clásicos, porque no pueden ser casuales las refe57 rencia edípicas a la mutilación de los ojos y la conversión en piedra que nos lleva a la figura de la Medusa. INDICACIONES Si Freud la hubiera oído, los principios del psicoanálisis habrían empezado de otra manera. De especial interés para psiquiatras, terapeutas y loqueros en general. Para entender a los usuarios hay que escuchar mucha copla. CONTRAINDICACIONES Personalidades rayanas, o rayadas, en el desequilibrio. Sobre todo si están al borde del precipicio. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Se recomienda camisa de fuerza o, en su defecto, bata blanca de institución mental, si puede ser con volantes, mejor. Se puede acompañar de tres tomas diarias de Valium 100, tres duchas de agua fría o tres verdades bien dichas, que no se puede estar tan colgada, hija. INFORMACIÓN ADICIONAL Marifé de Triana (espectacular de interpretación, las bofetadas las canta subrayadas con unos golpes de cabeza que parecería que se las está dando). Bambino la canta en su peculiar estilo medio desgarrado medio de juerga, que no deja de ser un recurso contra el dolor. Érika Leiva le añade una risa de chaladita al final que resulta muy efectiva. 58 TÚ ERES MI MARÍO Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga ¿Por qué inclinas la cabesa? ¿Por qué llegas a la mesa Sin mirarme cara a cara? ¿Qué cavilas? ¿Dónde estás? Como si un remordimiento Te amargara el pensamiento Y un delito me ocurtaras Que no puedes confesá. ¿Qué te pasa a ti, arma mía, Que despresias la comía, Que te está asomando er llanto Sin motivo ni rasón Y te pones amarillo Cuando miras er cuchillo Como si te diera espanto De una mala tentasión? Toma tu copita, Tu sigarro puro, Y anda y que te miren las niñas bonitas. ¡Te tengo seguro! Que si ayer viniste Casi amanesiendo Fue por los amigos... Que te entretuviste... ¡Yo to lo comprendo! Yo soy mu dichosa, Yo no desconfío... Por más que le gustes a las buenas mosas... ¡Tú eres mi marío! ¿Por qué duermes intranquilo? ¿Por qué vives siempre en vilo Si yo no te pido cuentas De ande vienes y ande vas? ¡Si es por mí por quien suspiras! Lo demás sé que es mentira... Ni le pasas una renta, Ni es tu amó, ni lo será. Ni mereses un castigo Porque hablando tú conmigo Te equivoques y me suertes Otro nombre de mujé... Son cosillas pasajeras Que, si yo me las creyera, Meresiera hasta la muerte Por dudá de tu queré Ese oló que llevas A mí no me asusta... Tú te has perfumado por hasé la prueba... Pa ve si me gusta Toma, este pañuelo... ¿Quién te lo ha prestao? No me gastes bromas para darme selos... ¡Qué susto m'has dao! Vete a da una güerta, Tráeme argún regalo, Que yo no m'acuesto... Yo estaré en la puerta Por si vienes malo No vivas pendiente Del murmullo ajeno, Ni de que me venga contando la gente... ¡Yo sé que eres bueno! ¡Yo soy mu dichosa! ¡Yo no desconfío!... Son criticasiones de cuatro envidiosas... ¡Yo sé que eres mío! 59 PRINCIPIOS ACTIVOS Ceguera total voluntaria. Acompañada de unas tragaderas como los belfos de Pantagruel. Si hubiera un premio a la canción de víctima, la protagonista de ésta sería la presidenta del jurado. ¿Pero quién es la víctima? Ella, que no quiere enterarse de nada y vive más contenta que unas pascuas en su mundo de fantasía, o él que no sabe cómo deshacerse de ella y cada vez que la mira se pone amarillo y mira el cuchillo… Este drama cotidiano anticipa la telenovela y recoge la tradición costumbrista del folletín de principios del siglo XX, pero podría atravesar la historia hogareña de la mujer sacrificada, desde las paredes encaladas y el fogón hasta la mesa camilla con brasero y mantel de hule. La sombra de los hermanos Álvarez Quintero, de Blasco Ibáñez y hasta de Pérez Galdós flota sobre estas líneas de una atmósfera enrarecida, a lo mejor a causa del humo del puro y ese oló que él trae, que se adivina poco fresco. Un guión en toda regla, digno de Guillermo Sautier Casaseca, que cuenta en pocas palabras la historia de una vida sacrificada en aras de la felicidad conyugal aparente. INDICACIONES Muy de la Sección Femenina. Mujeres con espíritu de sacrificio, de esas del “todo por mi marido” con lemas del tipo “Las guarrerías que las haga con otra”. CONTRAINDICACIONES Feministas, sufragistas, mujeres liberadas y cualquiera que tenga un poco de dignidad. Aunque a lo mejor es más lista de lo que nos pensamos y vive feliz sin que su marido le dé la tabarra. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Adormecer previamente con altas dosis de aguantoformo. INFORMACIÓN ADICIONAL Juana Reina, creadora original, se deja llevar por el barroquismo de la época. Un arreglo orquestal rico y el derroche vocal distancian algo al oyente. 60 Rosita Ferrer la canta sin perder la esencia de la copla. El arreglo musical es más limpio y lleva el dramatismo de la interpretación a su justo punto. Martirio la recupera mucho tiempo después con su habitual toque de modernidad deconstruída. 61 Y SIN EMBARGO TE QUIERO Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga Me lo dijeron mil veces Mas yo nunca quise poner atención, Cuando vinieron los llantos Ya estaba muy cerca de mi corazón. Te esperaba hasta muy tarde Ningún reproche te hacía Lo más que te preguntaba Era que si me querías Y bajo tus besos, en la madrugá Sin que tú notaras la cruz de mi angustia Solía cantar: Te quiero más que a mis ojos, Te quiero más que a mi vida Más que al aire que respiro, Y más que a la mare mía. Que se me salten los pulsos Si te dejo de querer Que las campanas me doblen Si te falto alguna vez Eres mi vida y mi muerte Te lo juro compañero No debía de quererte No debía de quererte Y sin embargo te quiero Vives con unas y otras Y ná se te importa de mi soledad Sabes que tienes un hijo Y ni el apellido le vienes a dar Llorando junto a la cuna Me dan las claras del día, Mi niño no tiene pare Qué pena de suerte mía Anda, rey de España, vamos a dormir Y sin darme cuenta en vez de la nana Yo le canto así. PRINCIPIOS ACTIVOS Amancebamiento, maternidad soltera y aceptación de su propia insensatez. Una vez más nos encontramos la recurrente ceguera de amor, inexplicable afección cardio-oftalmológica casi pandémica en zonas de amores pasionales, que también encontramos en otros temas como Eres mi marío, por ejemplo. La eterna historia de “la última en enterarse es la cornuda”. La protagonista lo tiene muy claro desde el primer verso: mira que se lo dijeron mil veces, si es que por lo visto lo 62 sabía todo el mundo menos ella… Si la que no quiere saber… Y eso nos pasa con mucha frecuencia. Hay que fijarse en la segunda estrofa para percatarse de toda su profundidad y sacar las conclusiones pertinentes. Él llegaba a cualquier hora y ella ni pío. A ver, ¿qué se creía? ¿Qué estaba haciendo horas extras? ¿Y el sobre? Como ella sólo le preguntaba que si le quería… Pues se hacía el longuis. Tenía que haberle hecho un interrogatorio en toda regla. La moraleja es clara: no te calles, protesta desde el minuto cero. El estribillo es uno de los más repetidos del género. Esa declaración de amor incondicional en la que hasta lo más básico como son la vida y el aire, están por debajo del amor que se siente no tiene parangón. Haría que se quebrara las piedras más duras y los corazones más insensibles. Menos el del sujeto en cuestión, parece ser, que no contento con dar mala vida a la pareja, en la segunda parte descubrimos que pasa olímpicamente del retoño fruto de los amores malhadados. ¡Hay que tener mala entraña! Esa segunda parte maternal es un poco fuerte. Le da a la historia un giro que la acerca a los folletones radiofónicos. Esto hace que la posible empatía con la protagonista pase una criba que elimina a todos aquellos que no han pasado por la experiencia o cuyo instinto parental sea limitado. Queda reservada para madres abandonadas. De todas maneras, el estribillo sigue siendo aplicable a toda historia de amor. INDICACIONES Partidarias de la maternidad solteril y defensores de todo tipo de familia monoparental. Madres abnegadas hasta la muerte y amantes sacrificados hasta el no va más. CONTRAINDICACIONES Sienta bastante mal a todo aquel que tenga pendiente una prueba de ADN o una demanda de reconocimiento de paternidad. CORRECTA ADMINISTRACIÓN Con cuentagotas, que es muy fuerte. Diluido en un vino reconstituyente del tipo Quina Santa Catalina, que es medicina y es golosina. De otra forma es difícil de tragar. 63 INFORMACIÓN ADICIONAL Al ser uno de los temas más conocidos y admirados de su categoría, existen innumerables versiones, pero la de Concha Piquer es la más sentida y más clásica. Además de estar llena de sentimiento, la Piquer, esa Meryl Streep de la copla, hace un notable despliegue de técnica interpretativa y, a pesar de ser una valenciana de pro, adopta un acento andaluz convirtiendo “salten” en “sarten”, “pulsos” en “pursos” y “falto” en “farto”, en todo un ejercicio de andalucismos impostados. Arrastrando las palabras entra la Piquer en la segunda parte del estribillo, con un paso lento y doloroso: «Er… es… mi… vidaaaaaa… y mi…». Y ahí un trémolo de nudo en la garganta y labios temblorosos que vale un potosí: «mue-be-be-berte». ¡Emoción desgranada! Vamos, que a quién no se le encoja el ombligo con esta canción, que se lo haga mirar. A no echar en el olvido las versiones de Juanita Reina, Rocio Jurado, Toña La Negra (hecha bolero), Pantoja (espectacular versión a tutta l’orchestra;), Pasión Vega. Marta Sánchez hace una versión de aires jazzísticos en el CD Tatuaje con muy poca chicha. Y además Olga Román con Joaquín Sabina. Y Amalia Rodrigues. 64