MAQ 101 canciones 8.0:Maq Carrasco

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CAPÍTULO 1
LA COPLA
EL SENTIMIENTO RACIAL
La copla es el género musical que más y mejor (y más y peor) ha tratado el asunto del desamor en los confines del solar patrio. Y de una manera brutal y desgarradora. No podía esperarse otra cosa de una cultura entre cuyos puntales se cuentan la fiesta de los toros y personajes como Don Quijote, loco de amor y de historias fantásticas, y Carmen, la
cigarrera lianta con una preocupante tendencia a provocar dramones
sangrientos.
Bien es verdad que la pena de amores no ha sido su único tema. La
copla ha tratado todos los tópicos de la españolidad más tópica: ha cantado a los toreros, a las vírgenes y los santos, a los reyes y las taberneras, a las señoronas que se enamoran de efebos juncales, a las flores reventonas y a ciudades ilustres, a casi todo lo que pudiera quedar bonito o conmovedor en una postal turística. No hay que olvidar que la copla es especialmente protegida y promocionada durante los años del
franquismo en que todos los valores tradicionales de este género musical coinciden con los que defiende el régimen de Franco. Hasta tal
punto que lo que debiera haber sido la copla andaluza se define como
canción española, o copla española, identificando la totalidad de España con lo andaluz y sus clichés. Pero cuando alcanza su máxima expresión es cuando relata los amores contrariados.
En el arte meridional español y, por consiguiente en la copla, se mezclan con gran acierto (o al menos con gran efecto) la imaginería religiosa (invocaciones a Dios, a una variedad de vírgenes, a Jesucristo y a
todos los santos son frecuentes en las letras), la pasión descontrolada
(«Yo te mato, ¡te mato!» exclama la andaluza con sangre en las venas a
poquito que le hagas. Por ejemplo, perderle un dedal), la exhuberancia
natural (flores de aroma embriagador, frutas aromáticas, noches sofocantes, lunas plateadas…) y la magia heredada de los antepasados (los
símbolos, el paganismo, el sacrificio cruento de la venganza…)
Con todos estos ingredientes es inevitable que la sangre sea un elemento básico. Sangre que se derrama (verbalmente, claro) en diferentes formas de agresión justiciera y, sobre todo, de autolesión en las más
diversas formas como acto desesperado para llamar la atención o hacer
gala de un amor que no conoce límites a la hora de demostrar que va
más allá de la estima a la propia vida.
Los ojos son, junto con el aparato circulatorio, la región corporal en la
que pone el énfasis la copla. Ojos testigos de actos inconfesables, irresistibles ojos verdes, ojos enmarcados en ojeras violáceas y pestañas de
azabache, ojos que no se pueden retirar del objeto de amor, ojos que se
ofrecen en sacrificio o se ponen como garantes del amor… La copla
centra su atención en los ojos porque son el espejo del alma y cree que
la mirada no miente, que siempre desvela los sentimientos más íntimos.
La copla, de la que se ha repetido tanto que es una ópera de tres
minutos que ya no sabemos si lo dijo Plácido Domingo, Menéndez
Pidal o Violeta la Burra, exige que sus intérpretes sean una magníficas
actrices. La cantante de copla tiene que ser una gran histriona para
contar esas historias. A la habilidad para cantar, con todo lo que supone de técnica de respiración y emisión, la cantante de copla tiene que
añadirle quiebros, gemidos, jipidos y quejas que subrayan con cejas
fruncidas, miradas extraviadas, manos engarfiadas y otros recursos de
expresión corporal según requiera la historia. Se puede decir sin temor
a error que todas y todos los cantantes que aparecen en la siguiente
selección pertenecen a esta categoría de artistas tan versátiles que son
capaces de pasar de la comedia a la tragedia en cuestión de minutos.
Este género se ha curtido en una trayectoria accidentada. Surgió durante la república en los cafés cantantes tan de moda en la época y de
allí pasó a los teatros de variedades de donde salta a la cultura popular
a través de la radio. Decae en los años sesenta y setenta, con la llegada
del pop y la canción comprometida. Los progres reniegan de ella por lo
que se consideraba que tenía de símbolo franquista y reaccionario. Se
la tacha de apolillada, de frívola, de innecesaria… Durante unos años
se refugia en los ambientes clandestinos gays, en los bares de travestís
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que las eligen como sus canciones favoritas, y en la memoria de las
marías que siguen tarareándolas en voz baja mientras hacen las camas
y sacuden las alfombras. Una nueva hornada de artistas jóvenes y progresistas la rescatan y le dan vida nueva restituyéndole su auténtico
valor. Hoy es respetada por una gran parte de los profesionales de la
canción y se hacen versiones nuevas constantemente.
Es inevitable que algunos nombres se repitan en esta selección, tanto
de autores como de intérpretes. El trío formado por León, Quintero y
Quiroga forma el olimpo de los compositores de copla, y como tal, la
mayor parte de las canciones seleccionadas son suyas.
Hay un estilo de canción española que sin ajustarse a los cánones
ortodoxos de la copla, continúa su tradición. Por eso he dejado en este
apartado las canciones de Manuel Alejandro que son una especie de
copla moderna. Lo cierto es que también lo son canciones consideradas del pop, como Penélope de Serrat y Algueró o Tómame o déjame de
Juan Carlos Calderón, pero por su entorno he preferido mantenerlas
en el apartado de música pop.
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AY, PENA, PENITA, PENA
Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga
Si en el firmamento poder yo tuviera,
Esta noche negra lo mismo que un pozo,
Con un cuchillito de luna lunera,
Cortaría los hierros de tu calabozo
Si yo fuera reina de la luz del día,
Del viento y del mar,
Cordeles de esclava yo me ceñiría
Por tu libertad
¡Ay, pena, penita, pena, pena,
Pena de mi corazón,
Que me corre por las venas, pena,
Con la fuerza de un ciclón!
Es lo mismo que un nublado
De tiniebla y pedernal
Es un potro desbocado
Que no sabe dónde va
Es un desierto de arena, pena,
Es mi gloria en un pená.
¡Ay, pená! ¡Ay, pená!
¡Ay, pena, penita, pena!
Yo no quiero flores, dinero, ni palmas,
Quiero que me dejen llorar tus pesares
Y estar a tu vera, cariño del alma,
Bebiéndome el llanto de tus soleares
Me duelen los ojos de mirar sin verte,
Reniego de mí,
Que tienen la culpa de tu mala suerte
Mis rosas de abril.
PRINCIPIOS ACTIVOS
Esta canción es a la copla lo que el ácido acetilsalicílico a la Aspirina:
un genérico. No hay en el título ni símiles, ni tropos, ni paños calientes. Dice lo que tiene que decir a saco.
Una de las coplas más tristes y directas. Su título lo dice todo, y por
triplicado. Está claro que el oyente no va a encontrar alegría entre sus
versos.
Encontramos componentes poéticos como la mención a las tinieblas
como metáfora frecuente de la soledad, que veremos en muchas otras
composiciones. A tener en cuenta la figura lorquiana del cuchillito de
luna lunera. Por cosas como ésta (más concretamente por “Ojos Verdes”) Rafael de León tuvo que defender su derecho a la poesía ante
Federico García Lorca, al que recordó que no tenía el monopolio del
verde, ni de los cuchillos, ni de la luna.
En esta canción es definitivo el sutil elemento carcelario, las referencias a la privación de libertad y a la oferta que hace el amante libre de
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canjearse por el amante reo, lo que nos llevaría a la paradoja de volver
a encontrar a los amantes nuevamente separados en la situación inversa. Pero el amor es así: irreflexivo. La copla, que como ya hemos dicho
se ha atrevido con todo, elige en algunos casos una temática de bajos
fondos que podríamos calificar de “copla carcelera” apropiándonos
del término del flamenco.
Así como antes decíamos que el título es pura prosa directa, en la
letra abunda la figura poética, aparte de las ya mencionadas alegorías
lorquianas (¡perdón maestro!, es para entendernos) y el símil carcelario. En el estribillo se desata un torrente de símiles para expresar la
pena: desde una impagable metáfora meteorológica-vascular que continúa haciéndose más meteorológica-catastrófica, hasta la comparación equina, de gran efecto y fortuna. La segunda estrofa rebosa de
imágenes extraordinarias de la pena, pero contiene el verso de oro:
“bebiéndome el llanto de tus soleares”. Qué barbaridad, qué belleza.
Si es que le dan a uno ganas de ponerse una copa… de lágrimas.
INDICACIONES
A pesar del elemento penitenciario ya mencionado, no es necesario
tener al ser amado en la cárcel para disfrutar de los beneficios de este
tema. Cualquier situación similar es válida: separaciones a larga distancia, prohibiciones familiares, engaños maritales, votos de castidad…. Todas aquellas que se puedan comparar a una cárcel, sea físico
o anímico, pueden expresarse con esta copla.
CONTRAINDICACIONES
No conviene abusar, pero tampoco es de las que más daño hacen, si se
contrarrestan sus efectos con una correcta administración.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Consumir con una o dos botellas de manzanilla y unos tacos de jamón
a la vieja usanza, que consuelan mucho. La navaja en la liga es opcional. La mantilla negra, larga y densa como la pena no es de obligado
cumplimiento pero ayuda mucho.
INFORMACIÓN ADICIONAL
Escrita a principios de la década de 1950 para que la estrenara Luisa
Ortega, quién la paseó en un espectáculo teatral, en 1953 se incluye en
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la película que lleva el mismo título que la canción, protagonizada por
Lola Flores, que lanza a “La Faraona” a la popularidad. Sin quitar
mérito a la versión de su intérprete original, que lo tiene, sobre todo
por su sobriedad exquisita, la versión que hizo Lola para la película de
Miguel Morayta le aporta el valor añadido de una interpretación atormentada. Sólo la banda sonora es desgarradora, pero es aconsejable ver
la secuencia que juega con un clásico del drama con canciones: el personaje tiene que salir a cantar en una situación de derrumbe emocional
y vuelca todo su sentimiento en la interpretación de la canción. Más
adelante lo veremos en todos los demás géneros, desde el tango a la
chanson y en películas como Funny Girl o Love or Leave Me.
Lola interpreta esta canción en el papel de Carmela, una gitana que
canta en un cafetín (vamos de clásico en clásico) y viaja a México para
reunirse con su novio torero (¡el que faltaba!) donde éste le da la consabida patada. Con el corazón hecho trizas, sale al escenario del café
español en el que trabaja y canta esta maravillosa copla salpicada de lamentos y gemíos, y aderezada con una expresión corporal dolorida
entre la desmesura y la contención que es gloria pura.
Sin necesidad de imágenes, la interpretación de Lola es inmejorable
y de efectos contundentes.
Joan Manuel Serrat la recuperó para rendir homenaje a la Flores en
los años noventa en un programa de televisión [“Homenaje a Lola Flores”, Antena 3, 1994], donde hizo mención a las sempiternas imágenes
de las radios sonando por los patios de las casas de vecinos y las señoras haciendo las camas mientras la cantaban. Su versión es muy sencilla de orquestación, con el único acompañamiento de un piano, emotiva y muy lenta. Indicada para los pacientes de reacción lenta.
Además, al ser un buque insignia de la copla, tanto las intérpretes
clásicas como los nuevos coplistas han hecho sus versiones: Carlos
Cano, Lolita, Isabel Pantoja, Antonio Vega, La Shica…
A pesar de que el objetivo de este libro son las canciones por sus letras particularmente desgarradoras, y no tanto por sus músicas (básicamente por los límites auditivos de los libros), hay una versión del
violinista multiuso Ara Malikian que no podía quedarse fuera. Es tremebunda. Es tremecedora. Es peluznante.
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CINCO FAROLAS
Letra: José Antonio Ochaíta, Xandro Valerio. Música: Juan Solano
Yo no escucho lo que dicen
Las lenguas de vecindonas
Porque de sobra ya sé
Por quién está su persona
Yo no quiero ni saberlo vecina,
Cierre la boca
Y no me venga a decir
Que él va a casarse con otra
Cinco luceros azules
Alumbran cinco farolas
Desde su casa a mi casa,
Desde su boca a mi boca
Los cinco añitos cabales
Queriéndole hora tras hora,
Son un cordel en mi cuello
Que la garganta me ahoga
Cinco añitos que le quiero,
Cinco añitos que me adora,
¡La mala gente qué sabe!
Qué sabe de nuestras cosas
Con carbones encendidos
Que le quemen esa boca
Al que juró tantas veces
Que estaba por mi persona
Si yo sé que me quiere, como le quiero
A qué darle tres cuartos al pregonero
Desde su puerta misma hasta mi puerta
La vereíta verde, madre, no cría yerba
No cría yerba.
Se apagaron las cinco, cinco farolas
Pa que nadie me vea llorando a solas.
¡Ay que penita madre! madre que pena
La vereíta verde, cuajá de yerba
Cuajá de yerba.
PRINCIPIOS ACTIVOS
Maledicencia, tienes nombre de purga. ¡Y cuánto daño has hecho!
No hay nada peor que las vecinas aburridas apalancadas detrás de
los visillos y con ganas de cotilleo. Y lo malo es que, claro, con ese exceso de información, acaban por acertar. Y al final, lo que debería permanecer en el ámbito de lo privado o, en el mejor de los casos (para el
que se lo embolsa), a buen precio en un programa de Tele 5, lo comenta todo el pueblo, como muy bien dice la canción, sin ni siquiera darle
tres cuartos al pregonero, que es la versión rural y decimonónica de
Jorge Javier Vázquez.
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Si bien es cierto que León, Quintero y Quiroga eran los maestros de
la copla poética, el trío de autores que firman este clásico no se quedaba muy atrás. Además veremos que hubo trasvases de talentos, cambios de pareja y amancebamientos autoriles entre ellos con resultados
más que interesantes.
En esta canción los maestros Ochaíta, Valerio y Solano echan el resto
en letra y música. A destacar el contraste de la gran orquestación dramática abundante en metales y cuerdas con tempo marcado de la introducción que da paso a un violín solitario que da repelucos.
Qué bonita la metáfora de los cinco farolas, esos cinco luceros azules
(indudablemente eran farolas de gas), comparados con los cinco años
de amor correspondido. Y sobre todo, la referencia a la hierba del camino que durante cinco años no ha crecido del trajín que llevaban de
acá para allá. Y qué horror al descubrir que no lo era tanto, qué sólo era
una diversión mientras encontraba a la chica adecuada, que seguramente será más fina, más rica y de mejor familia. Y hasta más rubia.
Es importante señalar en esta canción que sí existe la referencia a la
mutilación, a la tortura, con esos carbones encendidos que han de quemarle la boca, ello no la hace victimista ni masoca. No. Es revanchista.
Que le quemen esa boca al cabrón falsario, pide ya desquiciada la
pobre víctima del engaño. Que una ya tiene bastante con que la hayan
tenido en la inopia cinco añazos que podía haber aprovechado hasta
para estudiar derecho y meterle en el trullo por incumplimiento de
contrato verbal.
INDICACIONES
Compromisos rotos unilateralmente, mejor entre vecinos de chalets
con parcela o casas en el campo. Si el espacio que le separa a uno del ser
amado está cubierto de asfalto o de adoquines no produce el mismo
efecto. También la barbacoa del jardín viene bien a la hora de echar
mano de los carbones encendidos.
CONTRAINDICACIONES
Periodistas del corazón. Jardineros de urbanizaciones descuidados en
sus obligaciones.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Neutralizar el amargo trago con un trago dulce. Un anisado (anisete
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francés para las más finas y recio chinchón seco para las más duras)
une a la dulzura y el alcohol el efecto carminativo. Oye, que las rupturas tienen muchos efectos psicosomáticos y los gases no es el menos
importante de ellos.
INFORMACIÓN ADICIONAL
La versión más conocida es la de Concha Piquer, con toda la presencia
orquestal que exigía la copla en sus días de esplendor. Dramatismo en
el arreglo y garra en la interpretación vocal. La Piquer alterna tonos
pianísimos de íntima tristeza con frases fortísimas de desesperación
desgarrada. Todo un recital de la valenciana que cumple con la misión
de hacer de una sencilla copla toda una ópera de cuatro minutos. Un
clásico.
La rivalidad (digamos que deportiva y amistosa) entre Rocío Jurado
e Isabel Pantoja tiene en este tema una muestra interesante. La versión
de Pantoja es profunda, de tonos graves, de cuerdas densas, y un
tempo ralentizado, deliberadamente premioso. Los jipíos de la mejor
calidad, las aceleraciones y los trémolos de un gran efecto. La última
estrofa cantada a media voz, con esa flauta que suena solitaria subrayando los versos más tristes… y el final contundente. Toda una interpretación que mantiene el espíritu clásico de la copla.
¡Qué distinta la de la Jurado! Mucho más moderna, con un piano
que flirtea con el jazz. Los tonos altos, la guitarra sola y los redobles de
caja. Los rompimientos de la voz son menos académicos, más arriesgados y suenan más auténticos.
Ojito a la versión de Miguel de los Reyes y su Ballet de Arte Español, que a pesar de ser un ballet tiene una presencia sonora que pasma.
Los componentes del mencionado ballet sustituyen con palmas y sus
propias voces a la rica orquestación que acompañaba la versión original de doña Concha. Tiene además una autenticidad racial muy recomendable (por ejemplo el verso que se convierte en “que la garganta
me ajoga” le da un toque de canción verité inconmensurable. Imprescindible.
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CUCHILLITO DE AGONÍA
Letra: José Antonio Ochaíta, Xandro Valerio. Música: Juan Solano
Te di mi rosa primera,
Y tú, ¿qué me diste a mí?
La flor que está en mis ojeras
De hacerme tanto sufrir
De mi parte los cuidados
De quien estaba tan ciega
De la tuya el vino aguao
Que le sobró a tu bodega
Cuchillo, cuchillito de agonía
Por Cristo, no me avasalles
Cuando este llanto derramo
Acuérdate de aquel día
En que te encontré en la calle
Igual que un perro sin amo
Cómo puede ser que olvides
Lo que te di a manos llenas,
Moriré, si me lo pides
Como una rosa de pena
Cuchillo, cuchillito pa mi muerte
No pidas, tormento mío,
Que deje yo de quererte
Diciendo a los cuatro vientos
Que a mí no me debes nada
Las luces del firmamento
Se apagan con tu maldad
Con tu ensarta (sic) de mentiras
Ni a dar la cara te atreves
Si hasta el aire que respiras
A esta mujer se lo debes.
PRINCIPIOS ACTIVOS
Drama atroz en su forma y en su contenido cuyo título anticipa el dolor que en ella se va a expresar. Una vez más nos encontramos, y en esta ocasión como tema central, con el cuchillo lorquiano y leonino (de
Rafael de León, claro), símbolo de los dolores del amor maltrecho.
En la primera estrofa hay un metafórico y emotivo intercambio floral en el que la protagonista entrega esa flor primera (que no hay que
ser un Roland Barthes para entender a que se refiere) y el facineroso en
cuestión que se ha beneficiado de la fresca exhuberancia de la moza le
da a cambio esos lirios cárdenos que le circundan los ojos de tanto
sufrir, como a la inmortal “María de la O”.
Tampoco es moco de pavo la metáfora enológica de la segunda estrofa. Calificar de “vino aguado que sobró a tu bodega” al amor que se
entrega a ratos perdidos es gráfico y lapidario.
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Tal vez la clave de los males de la atribulada mujer que protagoniza
esta copla se encuentre en los versos «Acuérdate de aquel día/ en que
te encontré en la calle/ como un perro sin amo». Es de todos sabido
que, como muy bien dice el refranero, “quién da pan a perro ajeno,
pierde pan y pierde perro”. Si es que no se puede ir recogiendo por la
calle cualquier cosa que una se encuentre, por muy mona y graciosa
que nos parezca. Que luego dan muy mal resultado. Y hasta trasmiten
enfermedades.
Musicalmente, es potente en toda su concepción, pero los compases
que preceden al estribillo ponen los pelos de punta. Oscuros y casi
ominosos, parecen predecir una gran tragedia que nunca se cuenta,
pero tal vez se adivine una vez acabada la canción. Claro que los versos de resignación en los que la engañada se ofrece a seguir amando
más allá de lo comprensible le quitan toda la carga amenazadora. Los
versos «cuchillito pa mi muerte, no pidas, tormento mío, que deje yo
de quererte» seguramente la colocan entre los primeros puestos de la
clasificación de las coplas de víctima.
INDICACIONES
Casos de ingratitud y desvergüenza, sobre todo si el desfachatado es
albaceteño, toledano, eibarrés o de alguna otra procedencia de reconocido prestigio cuchillero. Hasta para suizos puede valer…
CONTRAINDICACIONES
Floristas aficionadas a los dramones televisivos y expertas en el lenguaje de las flores.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Se recomienda acompañar de una tabla de quesos o embutidos para
dar usos mejores al cuchillo en cuestión.
Conviene tener preparadas unas tiritas y un desinfectante por si se
nos va la mano.
Huir del vino aguado como de la peste, que no va con nada.
INFORMACIÓN ADICIONAL
Marifé de Triana la estrenó en 1964 y su versión es inmejorable.
Correcta pero intensa, la voz apenas se quiebra sin dejar de trasmitir
dolor y angustia.
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Curiosamente, no es una de las coplas más versionadas y la original
sigue siendo la más convincente.
Más recientemente han proliferado las versiones de concursantes de
televisión que, hasta el momento, no han dado a la historia de la copla
nada excesivamente memorable.
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DIME QUE ME QUIERES
Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga
Si tú me pidieras que fuera descalza
Pidiendo limosna, descalza yo iría
Si tú me dijeras que abriese mis venas,
Un río de sangre me salpicaría
Si tú me pidieras que al fuego me
echase,
Igual que madera me consumiría,
Que yo soy tu esclava
Y tú el absoluto señor de mi cuerpo,
Mi sangre y mi vida
Y a cambio de esto, que bien poco es,
Oye lo que quiero pedirte a mi vez:
Dime que me quieres, ¡dímelo por Dios!
Aunque no lo sientas, aunque sea
mentira,
Pero dímelo
Dímelo bajito,
Te será más fácil decírmelo así,
Y el “te quiero” tuyo será pa mis penas
Lo mismo que lluvia de mayo y abril
Ten misericordia de mi corazón,
Dime que me quieres, dime que me
quieres,
¡Dímelo por Dios!
Si no me mirasen tus ojos de almendra,
El pulso en las sienes se me pararía;
Si no me besaran tus labios de trigo,
La flor de mi boca se deshojaría
Si no me abrazaran tus brazos
morenos,
Por siempre los míos en cruz
quedarían,
Y si me dijeras que ya no me quieres...
¡No sé la locura que cometería!
Y es que únicamente yo vivo por ti,
que me das la muerte o me haces vivir.
PRINCIPIOS ACTIVOS
La mendicidad de amores es el ingrediente básico de esta canción. Un
ingrediente que aparece con cierta regularidad en las letras de Rafael
de León y encontramos en altas dosis en Limosna de amores, una gran
canción que combina la mendicidad amorosa con otros elementos
poderosos de la copla, como los cortes de venas y las carnes morenas.
También merecería estar aquí, pero he elegido Dime que me quieres por
trasmitir un sentimiento de súplica más elevado, más espiritual, más
como de orden mendicante.
La primera estrofa es un despliegue de ese tremendismo cruento que
le ha dado a la copla su leyenda y su colorido (un colorido básicamen31
te rojo sangre). El masoquismo elevado a la categoría de santidad.
Cualquiera de los poetas místicos habría firmado muy a gusto estas líneas en las que el/la protagonista se ofrece sin reservas a ser sometido
a todo tipo de vejaciones y torturas por el amor del otro. Tampoco anda
mal de hiperbolismo andaluz, porque se promete ni más ni menos que
un río de sangre, no cualquier cosita. También es verdad que cuando
uno está en el pozo negro del desamor todo lo ve a lo grande.
INDICACIONES
Casos de amor no correspondido en los que no se ve la luz al final del
túnel. Cuando ya no queda más remedio se impone recurrir a la lástima. No es una postura que destaque por su dignidad, pero si se obtienen resultados positivos, se da por buena.
CONTRAINDICACIONES
Sólo da buenos resultados en pacientes con una capacidad de renuncia
fuera de lo común y cierta inclinación a la santidad. En caso contrario,
se puede generar una respuesta paradójica y acabar partido de risa ante
semejante falta de autoestima.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Si se puede contar con ello, un atrezzo sadomasoquista clásico ayuda a
la ambientación. Una bata de cola de cuero con remaches y la peineta
clavada en la cabeza podrían venir muy a cuento.
INFORMACIÓN ADICIONAL
Concha Piquer: demasiado nonchalante; con un falso acento andaluz
muy gracioso. Domina con maestría los cambios de tempo: hay urgencia en algunos versos, alternando con otros muy lentos. Un tono
agudo y nasal que recuerda algunas interpretaciones de Celia Gámez.
Una forma de cantar que hoy no funciona, al ser poco creíble.
La niña Márquez hace una versión demasiado correcta.
La versión de Miguel Poveda en su “mezcla” Coplas del Querer
(Dime que me quieres, Y sin embargo te quiero, Vino amargo y Esta pena
mía) te deja con unas desazonadoras ganas de más. Acompañado sólo
de guitarra y aflamencado en el cante, es de una belleza innegable.
Recomendable para amigos de la pureza y la sencillez.
Diana Navarro en otro medley de coplas del querer se centra en una
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exagerada ostentación de técnica. Demasiado adorno, demasiado trémolo… Poco sentimiento.
Carlos Vargas da en el clavo con una producción espectacular de Javier Limón en el musical Enamorados Anónimos.
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EL AMOR ACABA
Letra: Manuel Alejandro, Ana Magdalena. Música: Manuel Alejandro
Porque el alma se vacía
Como el cántaro y la nube,
El amor acaba
Porque llega a ser rutina
La caricia más divina,
El amor acaba
Porque suave se desliza
Como sombra la caricia,
El amor acaba
Porque somos como ríos
Cada instante nueva el agua,
El amor acaba
Porque el sentimiento es humo
Y ceniza la palabra,
El amor acaba
Porque mueren los deseos
Por la carne y por el beso,
el amor acaba
Porque el corazón de darse llega
Un día que se parte,
El amor acaba
Porque el tiempo tiene grietas
Porque grietas tiene el alma
Porque nada es para siempre
Y hasta la belleza cansa,
El amor acaba
ala suerte
Mis rosas de abril.
Porque se vuelven cadenas
Lo que fueron cintas blancas,
El amor acaba
PRINCIPIOS ACTIVOS
Una lúcida y madura reflexión sobre algo que todos sospechamos:
nada dura eternamente, y el amor, menos que nada. En forma de lista
repetitiva, casi un mantra con el que el autor nos quiere convencer (o
se quiere convencer) de que, nos guste o no, ni siquiera ese amor que
parece berroqueño y a prueba de bomba va a durar para siempre. Estrofa tras estrofa, nos recuerda la fragilidad de todo lo humano, y más
concretamente lo intangible y efímero del deseo.
No hay reproches a amantes ingratos, ni rabia por un desengaño.
Hay una profunda tristeza en esa aceptación de algo que sabemos inevitable pero en realidad preferiríamos que no fuera así. La tristeza del
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filósofo, porque hay mucho de filosofía en esta canción. «Porque somos como ríos, cada instante nueva el agua» es una clara referencia a
Heráclito que nos recordaba con su panta rei (“todo fluye”) que no es
posible bañarse dos veces en el mismo río. Cuánto más difícil no será
reavivar la misma llama que nos consumió de amor.
Y en el verso del cántaro no menos filosófica, si bien más popular, es
la sutil alusión al famoso cántaro que, de tanto ir a la fuente, acaba hecho trizas.
Son especialmente efectivos los versos que hacen referencia a la volatilidad del deseo, que no tiene nada que ver con la inconstancia de
aquél que ama, sino con la misma naturaleza inestable del amor: la rutina, la muerte del deseo físico, un tema recurrente en las canciones de
sus autores.
El remate con la estrofa de las grietas en el tiempo y en el alma es el
perfecto colofón a esta sabia advertencia sobre el desgaste emocional.
No puede adscribirse en el grupo de las canciones de despecho ni de
desamor, sino más bien en la categoría poco transitada del escepticismo amoroso.
INDICACIONES
Muy efectivo en individuos que han “corrido mucho” y en inestables
emocionales. En casos de donjuanismo (tanto masculino como femenino) funciona muy bien como coartada ante la persona abandonada.
Da buenos resultados tanto por activa como por pasiva. Para quien
abandona es una forma de justificación; para quien es abandonado es
un modo de consuelo.
CONTRAINDICACIONES
Relaciones ocasionales, aventuras de una noche, ratitos en el cuarto
oscuro. ¿Cuántas veces os tengo que decir que eso no es amor… casi
nunca?
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Para las presentaciones más clásicas, de tempo lento y orquestación
profusa, acompañar de alguna bebida amarga a base de hierbas y raíces, como el Campari o el Bitter, que encajan a la perfección con el
tono de la canción. Para las presentaciones más rítmicas, en las que los
intérpretes parecen haber superado el impacto de esta revelación y
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estar muy dispuestos a celebrarlo, limitar el amargor a un golpe de
Angostura en el Martini o a la tónica con la que se mezclen la ginebra
o el vodka favoritos.
INFORMACIÓN ADICIONAL
Compuesta en 1983, el mexicano José José, ídolo de la canción romántica, hizo de ésta una de sus canciones emblemáticas. Con todos los
atributos que le corresponden: orquestación con abundantes, tempo
reposado, fraseo meloso y voz acariciadora. Un clásico.
La versión de Rocío Jurado mantiene todo este espíritu y le añade
carne, mucha carne, como ella sabía hacer. Ésta versión puede que sea
la más melancólica, la más dramática.
Un must de audición obligada para oyentes melomasocas.
Dyango la grabó con tintes de jazz y el resultado es muy interesante.
Elegante y triste.
Como alternativa rítmica el combo mejicano Miguel, Óscar y la Fantasía le ponen, además, salsa. Una versión que ayuda a pensar que si
bien es verdad que el amor acaba, el ritmo no. Y la vida sigue.
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LO SIENTO MI AMOR
Letra: : Manuel Alejandro, Ana Magdalena. Música: Manuel Alejandro
Lo siento, mi amor,
Pero hoy te lo voy a decir
Aunque pueda faltarme el valor
Al hablarte a la cara
Lo siento, mi amor,
Pero ya me cansé de fingir
Y pretendo acabar de una vez
Para siempre esta farsa
Lo siento, mi amor,
Lo siento, mi amor,
Lo siento, mi amor
Hace tiempo que no siento nada
Al hacerlo contigo,
Que mi cuerpo no tiembla de ganas
Al verte encendido,
Y tu cara y tu pecho y tus manos
Parecen de escarcha,
Y tus besos, que ayer me excitaban,
No me dicen nada
Y es que existe otro amor
Que lo tengo callado, callado;
Escondido y vibrando en mi alma,
Queriendo gritarlo,
Ya no puedo ocultarlo, no puedo callarlo,
No puedo
Y prefiero decirlo y gritarlo
A seguirte fingiendo.
PRINCIPIOS ACTIVOS
Ataque de honestidad. Manuel Alejandro, nacido Manuel ÁlvarezBeigbeder en 1933, es el más importante compositor de lo que podría
considerarse una nueva copla. Con los mismos mimbres que la copla
tradicional (historias dramáticas de amores y desamores, una música
con raíces pero con orquestaciones más sencillas y más modernas) teje
una música que continúa la tradición de la copla con un aire renovado.
El tándem que forma con su mujer, Purificación Casas,que firma con
el pseudónimo de Ana Magdalena, ha dado a la historia de la música
popular en España algunos temas insuperables por su sencillez y su
contundencia en el terreno del canto de amores desventurados.
Ésta es una de las más representativas. En su momento fue un bombazo, posiblemente porque es una de esas canciones con la que todos
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podemos sentirnos identificados. Dentro del grupo de canciones de
“aburrimiento pertinaz”, como El amor acaba o Se nos rompió el amor,
lo que parece constituir un tema recurrente en el corpus del autor, ésta
es la más desnuda y directa. Estructurada como un monólogo de la
persona que ha dejado de querer (supuestamente es un diálogo con la
otra parte contratante, pero del que no escuchamos la respuesta, seguramente porque está mirándole muda de espanto o maquinando ya una
canción de respuesta, indecisa entre el victimismo, la desesperación y
la venganza), se limita a declarar lisa y llanamente su situación. Sin
apenas adornos poéticos, sólo una ligera comparación de los labios y
miembros del amante con la escarcha, lo que tampoco es de floral poética precisamente, para volver de inmediato al lenguaje más comprensible; que le quede clarito. Este uso de un lenguaje más cotidiano y
sencillo favorece la verosimilitud del temaB. Es más fácil sentirse
implicado en esta historia que en esas en las que se blanden cuchillos
de luna y las sienes se tiñen de lirios moraítos.
En la primera estrofa podemos creer que la protagonista de la historia sencillamente he perdido la pasión, algo que le puede pasar a cualquiera cuando los cimientos de una relación no son bastante sólidos.
Pero en la segunda descubrimos que, ¡ah, la perra!, ya hay otra persona, lo que la convierte definitivamente en candidata a receptora de todas esas coplas que hemos visto de reproche y maldiciones. Ahora, que
le quemen esa boca con carbones encendidos y todo lo demás.
INDICACIONES
Anorgasmia recidivante (o retención de orgasmo prolongada) inducida por falta de interés en el otro. Especialmente indicado en estados de
hartazgo de largo plazo con necesidad de confesión. Si falta valor para
decirlo, se puede utilizar para dar una pista a la pareja saliente: pones
el disco y lo tarareas por la casa mientras haces tus cosas. A ver si pilla
el mensaje.
CONTRAINDICACIONES
Puede provocar una reacción violenta en la pareja que se manifiesta
con exabruptos incontenibles en forma de referencias a la habilidad
sexual del sujeto, en plan «¡Si es que eres una frígida!» o «¡Impotente!
¡Baldragas! ¡Calzonazos!» según sea el caso. Afortunadamente en la
segunda parte de la canción se aclara esta situación.
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CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Pelotazo para animarse. Puede ser de orujo o de agua del Carmen,
según la costumbre de cada cual.
INFORMACIÓN ADICIONAL
Para mí la versión de Rocío Jurado es con diferencia la más efectiva, la
que da una interpretación más dramatizada. Este tema apareció en el
LP De ahora en adelante en 1978. Tras una introducción de voces femeninas jadeadas (es el período sexy de la Jurado y todo sonaba como
si lo cantara en la cama) entona la primera estrofa como si estuviera
intentando reunir el coraje suficiente para decir lo que tiene que decir.
Y menos mal que avisa de que tal vez le falte el valor para hablarle a la
cara, porque cuando se calienta no se corta un pelo y uno empieza a
sospechar que le va a decir hasta de qué va a morir.
La India y Moncho “el Gitano del Bolero” tienen sendas versiones
rítmicas, magníficas cada una en su estilo, pero animan más a mover
el esqueleto que al llorar desesperado. Cada una tiene su momento.
Estas dos son para un nivel de desamor en que ya te lo pasas todo por
la caja de ritmos.
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MI AMIGO
Letra: Rafael de León. Música: Juan Solano
¿Por qué tienes ojeras esta tarde?
¿Dónde estabas, amor, de madrugada?
Cuando busqué tu palidez cobarde,
En la nieve sin sol de mi almohada
Tienes la línea de los labios fría,
Fría por algún beso de pecado,
Beso que yo no sé quién te daría,
Pero que estoy segura que te han dado.
Qué terciopelo negro te amorena,
El perfil de tus ojos de buen trigo,
Qué azul de vena o mapa te condena,
Al látigo de miel de mi castigo
Y por qué me causaste esta pena,
Si sabes, ¡ay, amor!, tu bien lo sabes,
Que eres mi amigo.
PRINCIPIOS ACTIVOS
León se deja llevar por un éxtasis de la metáfora y poesía arrebatada,
tal vez porque Solano se lo permitía más que en sus colaboraciones con
Quintero y Quiroga. No hay una sola línea que no contenga algún
motivo para sentir un escalofrío.
Encuentro muy inquietante esta insistencia en asegurar que “eres mi
amigo”. Aquí hay algo más que amistad. Desde luego hay un profundo deseo y celos dolorosos, lo que normalmente no se siente por un
amigo. ¿Tal vez hablamos de una amistad más complicada? ¿Un sí es,
no es? ¿O la amistad que queda (rara vez, la verdad) después de terminar un amor? ¿O un amor que sólo conoce uno de los implicados (evidentemente el que canta)? Lo que queda claro es que comparten la
almohada. ¿Amigos? ¡Y una mierda! Lo que pasa es que, como tantas
veces vemos en la copla y en la vida real, uno de ellos está totalmente
colgado y el otro pasa mucho y le gusta una fiesta más que a un mono
una banana (y no es una alusión de ningún tipo).
Y entre fiesta y festejo le da un poquito de matarile al colgao para que
siga así.
INDICACIONES
Reservada a sufridores de primera línea con una fuerte vena poética.
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CONTRAINDICACIONES
Adictos a Facebook con más de 500 amigos.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Sustituir el metafórico látigo de miel por uno más real de piel y fustigarse bien fuerte mientras se escucha.
Esta canción es de vino. De vino bueno, de crianza, pero a palo seco
y que se agarre bien a la garganta.
INFORMACIÓN ADICIONAL
1967.
Debo confesar que siento una especial debilidad por esta copla. La
primera vez que la oí era un adolescente y estaba viendo una actuación
de Rocío Dúrcal en uno de aquellos programas en blanco y negro de la
mejor televisión de España. Aquella chica que explotaba la vena de
jovencita pizpireta modelo de adolescentes que solía coquetear con la
música pop sin demasiada convicción, de pronto era una mujer que
pronunciaba frases de un altísimo octanaje erótico. Me recorrieron
escalofríos por la espina dorsal. Creo que desde los primeros compases
de introducción del maestro Solano sentí que iba a pasar algo. Pero
luego esos primeros versos, esas preguntas, las referencias a la frialdad
de la almohada vacía, al pecado inconfesable, las metáforas del terciopelo y el trigo y, por fin, esa mención del látigo de miel… Todo incidía
en lo que los curas del cole definían ambiguamente como “turbación”.
Para mí fue mucho más de 3R (calificación religiosa de las películas
“gravemente peligrosas”) que el guante de Gilda. Tardé mucho tiempo en saber que era una copla de Rafael de León, cómo no, y hoy, después de haberla oído de muchas maneras, me sigue pareciendo una
canción tremedamente turbadora. Mucho después he sabido que formaba parte de la película Amor en el aire de Luis César Amadori y que
fue censurada antes de su estreno, aunque se llegan a escuchar las primeras notas.
León y Solano la compusieron especialmente para Rocío Dúrcal
que, todavía en el interregno entre el pop y las rancheras, hacía sus
pinitos en la copla con este magnífico resultado. Ella la incorporó a su
repertorio habitual y hay múltiples versiones grabadas en concierto o
televisión, normalmente con el acompañamiento original de gran orquesta.
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La Jurado la grabó en 1969 para su primer disco. También su versión
se atiene a las normas de la copla clásica. Después la versionaría, entre
otras muchas ocasiones, para televisión acompañada tan solo de un
piano y una flauta travesera, estremecedora.
Ambas artistas hacen un stacato en el verso «al lá-tigo de miel… de
mi castigo» que casi puede uno sentir los latigazos. Gloria pura para el
masoca melo-emocional.
Dos versiones muy distintas son las de Bambino, que convertida en
rumba con palmas y unos metales dignos de la mejor feria, no pierde
ni un ápice de desgarro; y la de Maruja Garrido, también en rumba,
con palmas, guitarras, metales taurinos y toda la guarnición. A pesar
del ritmo y el jaleo que les acompaña, ambos saben mantener el tono
desesperado de la canción.
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NO ME QUIERAS TANTO
Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga
Yo tenía veinte años
Y él me doblaba la edad
En mis sienes había noche
Y en las suyas madrugás
Antes que yo lo pensara
Mi gusto estaba cumplido;
Na me faltaba con él,
Me quería con locura,
Con todos sus cinco sentidos
Yo me dejaba querer
Amor me pedía, como un pordiosero,
Y yo le clavaba,
Sin ver que sufría,
Cuchillos de acero
No me quieras tanto,
Ni llores por mí
No vale la pena
Que por mi cariño
Te pongas así
Yo no se quererte lo mismo que tú,
Ni pasar la vida pendiente y esclava
De esa esclavitud
No te pongas triste,
Sécate ese llanto
Hay que estar alegre
Mírame y aprende
No me quieras tanto
Con los años y la vida
Ha cambiado mi querer,
Y ahora busco de sus labios
Lo que entonces desprecié
Cegadita de cariño
Yo le ruego que me ampare,
Que me tenga caridad;
Se lo pido de rodillas,
Por la gloria de su madre
Y no me sirve de nada
Como una mendiga estoy a su puerta
Y con mis palabras mi pena castiga
Dejándome muerta
De todo lo del mundo sería capaz
Con tal que el cariño que tú me tuviste
Volviera a empezar
Por lo que más quieras,
Sécame este llanto
Maldigo la hora que yo a ti te dije:
¡No me quieras tanto!
PRINCIPIOS ACTIVOS
Otra vez el trío más prolífico y admirado de la copla acierta de pleno
con esta fórmula magistral que con los años se ha convertido dentro de
la cultura popular en un referente de mención ineludible cuando se
habla de amores desincronizados; cantada en público y en privado, y
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citada o espetada (al menos el título) en cuanto la ocasión lo propicia,
que no son pocas veces. Además ha inspirado otras cuantas canciones
con el mismo título, entre las que recomiendo la de Malevaje, por su
sentido del humor y su positividad ante el mismo asunto.
El relato es conmovedor y hace justicia a esa idea de que la copla es
toda una pieza dramática de brevísima duración. La eterna historia del
amor tirano con el que los jóvenes manejan y zahieren a los amantes
maduros que ha inspirado obras inmortales de la literatura como “La
mujer y el pelele” de Pierre Louis y sus adaptaciones al cine como The
Devil is a Woman de Joseph Von Stemberg y Ese obscuro objeto de deseo
de Luis Buñuel. Pero, ¡ay!, el tiempo pasa, la belleza juvenil se marchita y ¿qué queda? Pues, si has tenido buena cabeza, una cuenta corriente saneada y un chalet en la costa. El problema surge cuando, bajo
esa fantasía común de que la belleza y la juventud son eternas, los bellos desdeñosos viven la vida sin pensar en el futuro.
La joven amante se deja querer y agasajar, porque parece que el otro
tiene posibles y no le falta de ná. Sí, en estas situaciones, el amante maduro y maltratado suele estar en una posición acomodada y se puede
permitir agasajar con toda clase de lujo a la hermosa y díscola criatura.Llena de bellas imágenes muy en la línea de Rafael de León, como
la metáfora meteorológica en las sienes de los personajes, lo que más
destaca son los cuatro últimos versos de la primera estrofa, un canto
arrogante al sadismo juvenil: el pobre hombre pidiendo amor como un
pordiosero y la otra le mete una caña cruel que, encima, se permite
comparar tan ufana con cuchilladas traperas múltiples. Hay que ver…
Se dice que el tiempo todo lo cura. Y que la juventud es la enfermedad
que mejor cura. Ahí llega la gran tragedia de los amores desincronizados: cuando tú me querías no te quería yo; y ahora que yo te quiero, tú
pasas de mí. A ver, después de años y años de desplantes y de tarjetas
de crédito deshidratadas, el pobre tiene que estar más que hartito.
En el aspecto melódico, los compases de introducción que se repiten
después de la primera estrofa son de gran intensidad dramática. Es
fácil imaginar a las cantantes de la época recorriendo el escenario con
paso lento, la mirada baja, o tal vez en el cielo, retorciéndose las manos.
INDICACIONES
Parejas con diferencias de edad, evidentemente. Y diferencias en el nivel
de amor. De gran efecto en amantes rencorosos con sed de venganza.
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CONTRAINDICACIONES
No sirve de gran cosa si la parte más añosa de la pareja se empeña en
mentir sobre su edad, teñirse, operarse y vestirse como un adolescente.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Al oyente con el corazón destrozado, los compases de introducción
antes mencionados le conceden unos instantes para entrar en situación, lo que se puede conseguir rasgando cartas de amor, estrellando
algún regalo frágil contra la pared (que no sea de gran valor, que vamos
a necesitar recursos) o sollozando apoyada en el quicio de una puerta,
que siempre compone una figura bonita. Otra posibilidad es prepararse el tinte para cubrir las “madrugás” que ya despuntan en las sienes
propias, antes de lanzarse a la caza de una nueva pieza.
INFORMACIÓN ADICIONAL
Esta sentida zambra se ofrece para su consumo en diferentes grados de
modernidad, de manera que el oyente tiene la opción de adaptar el
tema a su nivel:
Concha Piquer: versión clásica, acento impostado y su tradicional
voz aguda y nasal. Intensidad interpretativa notable. Orquestación al
uso para los gustos de la época. Tiene el valor añadido de un sonido vintage que tiñe de un tono sepia la tristeza de la historia, muy favorecedor.
Isabel Pantoja: una interpretación que acerca la canción a un público más moderno. Cuando canta «y yo le clavaba sin ver que sufría
cuchillos de acero» lo hace con tal saña que uno no puede evitar pensar
en quién será el destinatario. Gran orquestación. La voz, más natural,
facilita la identificación al oyente más actual.
Martirio: en el CD Coplas de Madrugá con el que Martirio ponía su
granito de arena a la recuperación de la copla por parte de los intérpretes más modernos, hace una versión de este tema con aire de jazz (como en todo el disco, acompañada de Chano Domínguez). Muy indicada para posmodernos, si aún quedan.
Como plato exótico Amalia Rodrigues, la reina del fado, la canta en
la película Fado, historia duma cantadeira (Perdigao Queiroga, 1946)
con acento andaluz y trémolos de fado. Muy bonita.
Además la han cantado Gracia Montes, Pasión Vega y un sinfín de
aspirantes a artistas de la copla que aún están por asentarse y de los que
surgirán las futuras estrellas.
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SE NOS ROMPIÓ EL AMOR
Letra: Manuel Alejandro, Ana Magdalena. Música: Manuel Alejandro
Se nos rompió el amor
De tanto usarlo
De tanto loco abrazo
Sin medida
De darnos por completo a cada paso,
Se nos quedó en las manos un buen día
Se nos rompió el amor
De tan grandioso
Jamás pudo existir
Tanta belleza
Las cosas tan hermosas duran poco
Jamás duró una flor dos primaveras
Me alimenté de ti
Por mucho tiempo,
Nos devoramos vivos
Como fieras
Jamás pensamos nunca
En el invierno,
Pero el invierno llega,
Aunque no quieras
Y una mañana gris
Al abrazarnos,
Sentimos un crujido
Frío y seco,
Cerramos nuestros ojos
Y pensamos:
Se nos rompió el amor
De tanto usarlo.
PRINCIPIOS ACTIVOS
La pareja de renovadores de la copla formada por Manuel Alejandro y
Ana Magdalena vuelven sobre el tema de la fragilidad del amor, uno
de sus favoritos. Y en este caso de una manera muy gráfica, sin pararse como en otras ocasiones en alegorías sobre el desgaste y el aburrimiento, sino recurriendo a la imagen traumática de una fractura física.
De pronto, una mañana, al parecer sin otro motivo que el exceso de
amor, ¡crack!, el amor casca.
Tal vez los autores nos quieren hacer pensar que en cuestión de amores son aconsejables la morigeración y la mesura. Lo que sería una dosificación y una posología adecuada. El refranero, tan sabio como
oportuno (siempre hay un refrán para cada cosa y, curiosamente, para
su contraria) ya lo dice de varias formas diferentes, de las que la más
acertada para aplicar en este caso quizá sea “Mucha gallina harta la
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cocina”. Tampoco le va mal el “Días de mucho, vísperas de nada”. Si
es que hay que medirse. ¿Quién no ha vivido esa experiencia de atracarse de su plato favorito y acaba por odiarlo para el resto de su vida?
Sin duda el verdadero problema es la falta de previsión, la incapacidad para admitir las limitaciones del propio deseo, que no hay que
confundir con amor eterno.
En esta canción hay algunas frases de altísimo octanaje emocional.
«Las cosas tan hermosas duran poco,/ jamás duró una flor dos primaveras» es una bella manera de reflejar esa fugacidad del amor que con
tanta frecuencia aparece en las Canciones Para Cortarse las Venas
(CPCLV). Por otro lado, es conveniente llegado este punto recordar
que algunas cosas bellas pueden durar algo más. Sin ir más lejos, todos
sabemos que un diamante es para siempre. Pero se necesita algo más
que puro desenfreno para que el amor dure.
La estrofa final es de lo más descriptiva. Ese «chasquido frío y seco»
le encoge a uno el corazón y hace que apriete las piernas. Se siente en
toda la bragadura.
Pero la clave está en «jamás pensamos nunca en el invierno», esa
redundancia en la negación adverbial que habitualmente se utiliza en
el orden inverso, “nunca jamás”, tiene en el desorden una fuerza tremenda. Vamos, que ni se les pasó por la cabeza mientras estaban dale
que te pego que aquello iba a cansarles. Claro, el ejercicio físico obnubila la mente. Y “ese” ejercicio físico, más.
INDICACIONES
Desgarros, esguinces y fracturas de amor por sobrecarga acompañados
de ataques repentinos de lucidez.
CONTRAINDICACIONES
Personas con conflictos interiores que se debaten entre el deseo de un
amor estable y furores incontenibles.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Como este tipo de lesión no admite escayola, férula ni cabestrillo, y
como no es una herida exterior que se pueda desinfectar con un algodón empapado en alcohol de 96º, empaparse por dentro con el alcohol
de la graduación que cada uno necesite. De acuerdo con la experiencia
personal, la ginebra y el vodka son los que mejor desinfectan el alma.
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INFORMACIÓN ADICIONAL
Este tema le encajaba a Rocío Jurado como el célebre vestido de la sábana. Algo asfixiada entre los pliegues de una orquestación que la
arropaba demasiado en su primera versión discográfica, defiende la
sensualidad y el desgarro de la canción con toda su carne. Algunas versiones posteriores en directo, más oscuras y dramáticas, transmiten
mejor su espíritu.
Pero la joya, la versión que parte hasta los corazones más encallecidos es la de Fernanda de Utrera, por bulerías y con voz de pedernal,
capaz de poner los pelos de punta y conseguir que nunca más se vuelvan a quedar lisos. Atención a la frase «las cosas tan hermosas» que
convierte en «las cosas tan gitanas». Grande. Y en «jamás pensamos
nunca en el ivienno» la erección capilar cronificada es inevitable.
Paquito Guzmán lo convierte en salsa. ¡Hala!, a bailar para quitar las
penas.
Miguel Poveda y Concha Buika hicieron una bellísima versión en
directo en septiembre de 2008 dentro de la Noche en Blanco de Madrid.Muchos cantantes de los llamados románticos, hombres y mujeres, han hecho versiones intentando convertirla en una baladita suave
al uso, pero esta canción tiene que ser desgarradora o no es nada. Recomiendo huir de las versiones blandas que ni curan la pena ni matan de
dolor.
Como curiosidad: versión punkarra de la banda A Palo Seko, acompañada de percusión de máquina de escribir. Insoportable.
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TATUAJE
Letra: Xandro Valerio, Rafael de León. Música: Manuel Quiroga
Él vino en un barco, de nombre
extranjero
Lo encontré en el puerto un anochecer,
Cuando el blanco faro sobre los veleros
Su beso de plata dejaba caer
El beso de amante que yo le pedí
Errante lo busco por todos los puertos,
A los marineros pregunto por él,
Y nadie me dice, si esta vivo o muerto
Y sigo en mi duda buscándolo fiel
Era hermoso y rubio como la cerveza,
El pecho tatuado con un corazón,
En su voz amarga, había la tristeza
Doliente y cansada del acordeón
Y voy sangrando lentamente
De mostrador en mostrador,
Ante una copa de aguardiente
Donde se ahoga su dolor
Y ante dos copas de aguardiente
Sobre el manchado mostrador,
Él fue contándome entre dientes
La vieja historia de su amor
Mira tu nombre tatuado
En la caricia de mi piel,
A fuego lento lo he marcado
Y para siempre iré con él
Mira mi brazo tatuado
Con este nombre de mujer,
Es el recuerdo del pasado
Que nunca más ha de volver
Quizá ya tú me has olvidado
En cambio yo no te olvidé,
Y hasta que no te haya encontrado
Sin descansar te buscaré
Ella me quiso y me ha olvidado,
En cambio yo no la olvidé
Y para siempre voy marcado
Con este nombre de mujer
Escúchame, marinero
Y dime que sabes de él
Era gallardo y altanero
Y era más rubio que la miel
Él se fue una tarde, con rumbo
ignorado,
En el mismo barco que lo trajo a mí
Pero entre mis labios se dejó olvidado,
Mira su nombre de extranjero
Escrito aquí sobre mi piel
Si te lo encuentras, marinero,
Dile que yo muero por él.
PRINCIPIOS ACTIVOS
Marcas, cicatrices y otros arañazos en el alma.
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Hasta tal punto este tema ha dejado su huella en la memoria colectiva y se identifica con determinado tipo de copla, o de cierto registro de
Rafael de León, que cuando una discográfica se planteó en 1999 hacer
un disco de homenaje a la copla cantada por una serie de artistas más
relacionados con el pop y el rock, decidió adoptar este nombre como
título: Tatuaje.
Y curiosamente, tal vez es la canción menos identificable con el
ambiente andaluz habitual de la copla. Aquí no hay ni rejas, ni cuchillos, ni lunas, ni velas a los santos, ni tinieblas, ni carbones ni cadenas.
De hecho, en su versión original, los primeros compases están tomados
de la java francesa, una danza de moda en el primer tercio del siglo XX
en los barrios bajos de París que bailaban los apaches, es decir, prostitutas y chulos.
Por otro lado, la historia que cuenta y el ambiente que describe casi
recuerda a “Querelle de Brest” de Jean Genet, con sus tugurios portuarios que uno imagina sórdidos y poco higiénicos, y exudando alcohol y aire viciado. Debió de suponer un gran esfuerzo de interpretación
para doña Concha Piquer, con lo fina que era ella.
También tuvo que ser difícil para Rafael de León decir sin decir todo
lo que queda implícito en la historia, porque en ningún momento se
dice nada, pero uno sospecha que el beso de amante debió estar aderezado con alguna otra práctica más íntima. Y que, luego, la buena mujer
no va de taberna en taberna vendiendo suscripciones a una revista de
yates precisamente.
Dos detalles de la letra me hacen pensar. Uno, que el tatuaje se lo
haya hecho a fuego lento. Pero ¿es un tatuaje o un flan de huevo? En
todo caso, un tatuaje hecho a fuego, sea lento o rápido, se llama branding y tiene la característica de no ser muy claro ni muy definido. A lo
mejor por eso no lo encuentra, porque todos los demás marineros no
saben si el nombre que les enseña es Manolo o Manfred, lo que acrecentaría las tribulaciones de la buena mujer.
Por otro lado, cuenta que desde la aciaga noche «errante lo busco por
todos los puertos». Seguramente así se dio inicio a la leyenda del baúl
de la Piquer, porque todos los puertos son muchos puertos.
En fin, dejando de lado estos nimios detalles, la canción permite concentrarse en el dolor que destila (que no solo iba a destilar cerveza y
aguardiente) y sufrir solidariamente con la pobre mujer atribulada.
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INDICACIONES
Produce un efecto contundente en las prostitutas portuarias. Como no
es un colectivo excesivamente numeroso, es conveniente, en caso de
pertenecer a cualquier otro grupo social, hacer un ejercicio de empatía
e intentar extrapolar la triste historia de esta mujer a cualquier situación de amor fugaz y casos de “aquí te pillo aquí te mato” y “si te he
visto no me acuerdo”. Pertenece al grupo de amores transeúntes, como
el viajante de Penélope y otros.
CONTRAINDICACIONES
Temor a las agujas, dermatitis, alergia a la tinta y, en general, pereza
ante la idea de mancillar la propia piel con diseños gráficos más adecuados para tarjetas de visita.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Acompañar de cerveza y miel para evocar al marinero, aguardiente
para recrear la atmósfera de los tugurios y un plato de sardinas arenques de barrica para ayudar el ambiente portuario.
INFORMACIÓN ADICIONAL
A elegir entre la interpretación original de doña Concha de 1941 que
tiene un sabor muy genuino; la de una Pantoja de juventud excesivamente entusiasta, con lo que pierde dramatismo, o la magnífica del artífice de la recuperación de la copla, Carlos Cano, que la convierte por
arte de magia en un tango y transforma el acordeón en bandoneón.
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TE LO JURO YO
Letra: Rafael de León. Música: Manuel Quiroga
Yo no me di cuenta de que te tenía
Hasta el mismo día en que te perdí
Y vi claramente lo que te quería
Cuando ya no había remedio pa' mi...
Llévame por calles de hiel y amargura,
Ponme ligaduras y hasta escúpeme,
Échame en los ojos un puñao de arena,
Mátame de pena pero quiéreme
Mira que te llevo dentro de mi corazón,
Por la salucita de la mare mía te lo juro
yo
Mira que pa' mi en el mundo no hay na
más que tú
Y que mis sacais si digo mentiras se
queden sin luz
Por ti contaría la arena del mar,
Por ti yo seria capaz de matar
Y que si te miento me castigue Dios,
Eso con la mano sobre el evangelio
Te lo juro yo
Ya no eres el mismo que yo conocía
El que no veía na más que por mí.
Ahora vas con una distinta ca' dia
Y en cambio yo muero de celos por ti
Claro que la culpa de que esto pasara
No la tuvo nadie, nadie mas que yo
Yo que me reía de que esto acabara
Y ahora sufro y lloro porque se acabó.
PRINCIPIOS ACTIVOS
Un clásico del amor de ida y vuelta. El descubrimiento tardío del amor
que uno se creía incapaz de sentir lleva al sujeto a terrenos inexplorados de desesperación y súplica. Materia de la que está hecha la copla
en toda su esencia. Y en manos de León y Quiroga, una mina de sentimiento desgarrador. La segunda estrofa de la canción es oro puro.
Siempre me ha parecido una canción rara por el cambio que hay de
una sección a otra, no sólo de ritmo, sino también de intención en la letra. El estribillo cobra un sorprendente ritmo bailable al tiempo que la
letra se dulcifica con diminutivos y referencias a la madre. Y eso después de una de las estrofas más brutalmente crudas y sadomasocas de
la copla.
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INDICACIONES
Incondicionales de la poesía tremendista de la copla que conocen el
placer del dolor.
CONTRAINDICACIONES
Personas de visión limitada. Parece feo estar ofreciendo la luz de los
propios ojos (porque eso es lo que significa sacais en caló) cuando ya
apenas queda luz que ofrecer.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Toda la parafernalia de un calabozo de dominación contribuye a crear la
atmósfera adecuada para este tema. Potros, slings, cadenas, correajes…
Como precaución, no administrar en la playa, donde el puñado de
arena cae seguro y se puede tomar al pie de la letra el verso de contar la
arena del mar.
INFORMACIÓN ADICIONAL
La versión original de Miguel de Molina es una zambra bastante alegre y bailable que parece querer quitarle hierro a lo que cuenta, como
si esos versos tremendos fueran en realidad más irónicos que reales.
Vamos que no tiene la menor intención de dejarse arrastrar por el
fango de esa manera. También hay un verso que suaviza la oferta de sevicias y sólo propone quebrarle la cintura y pegarle, frente a las ligaduras y los escupitajos de versiones posteriores. Ahora, que del puñao
de arena no se libra nadie.
No debía pensar lo mismo Lola Flores que en la película Morena
Clara (Luis Lucía, 1954) la canta con el único acompañamiento de una
guitarra flamenca y un pellizco en las tripas que pone el vello como tachuelas de tapicero. Hasta consigue que el cambio del estribillo suene
apocalípticamente dramático. Cambia el verso de «no hay na más que
tú» por «no hay más hombre que tú». En esta versión, posiblemente
para encajar en la trama judicial de la película, se añaden dos estrofas
que no estaban en versiones anteriores:
Fuiste una piedra silbando en mi frente,
Fuiste un torrente que me despertó
Un caballo negro que, al aire las crines,
Corrió mis jardines y los destrozó.
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Llévame delante de los tribunales,
Largas memoriales de condenación,
Que aunque me pidieras la pena de muerte
Tengo que quererte sin apelación.
Mucho tiempo después Rosario, hija de la Faraona, hace una versión
más light eliminando los versos más dolorosos, tal vez con la idea de
anular lo políticamente incorrecto y mantener sólo el elemento lírico.
Pero, claro, no se sufre ni la mitad. Y la imagen de las calles de hiel y
amargura es posiblemente de las más acertadas y bellas del desamor
cantado.
Rocío Jurado la cantó en la película Proceso a una estrella (Rafael J.
Salvia, 1966).
Gracias al valor de Jaime Chávarri, que se atrevió a hacer una película sorprendente sobre la copla en un momento en que era un género
bastante olvidado (Las Cosas del Querer, 1989), esta canción adquirió
renovada popularidad en ambientes que hasta entonces desconocían a
León y Quiroga. Bueno, gracias al valor de Chávarri y a un Manuel
Bandera que no podía estar más guapo y más sexy y poner más emoción
en este tema. De la colaboración entre ambos surgió una preciosa versión que marcó a muchos espectadores más interesados a la sazón por la
decadencia de la posmodernidad y la ascensión de la música house.
A tener también en cuenta las de Pedro Guerra, Miguel Poveda y
Martirio con Chano Domínguez.
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TORRE DE ARENA
Letra: Llabrés, Sarmiento. Música: Manuel Gordillo
Como un lamento del alma mía
Son mis suspiros, válgame Dios,
Fieles testigos de la agonía
Que va quemando mi corazón
Noche sin luna,
Río sin agua, flor sin olor...
Todo es mentira, todo es quimera,
Todo es delirio de mi dolor
No hay en la noche de mi desventura,
Ni una estrellita que venga a alumbrar
Esta senda de eterna amargura
Que, triste y oscura,
No sé dónde va...
Esta senda de eterna amargura
Que, triste y oscura,
No sé donde va...
Como una flor que deshoja el viento
Se va muriendo mi corazón,
Y, poco a poco, mi sufrimiento
Se va llevando todo mi amor
Torre de arena
Que mi cariño supo labrar
Torre de arena
Donde mi vida quise encerrar
Como una fuente callada y sin vida
Como el barquito que pierde el timón
Como flor del rosal desprendida
Está dolorida
Mi pobre ilusión...
Como flor del rosal desprendida
Está dolorida
Mi pobre ilusión...
PRINCIPIOS ACTIVOS
Ilusiones que se derrumban con el oleaje de la realidad.
Esto sí que es una noche oscura del alma. Digna sucesora de la poesía
de San Juan de la Cruz, esta copla desciende a las simas más profundas
de la melancolía. En ella la metáfora de las tinieblas como vehículo de
la tristeza de amor alcanza su máxima expresión. Y por si esto fuera
poco, ahonda en otra de las figuras que ya hemos encontrado, la arena,
la aridez de la soledad. ¡Ay, qué congoja! ¡Y qué sed!
En el estribillo encontramos una relación de parejas descabaladas:
noche sin luna, río sin agua, flor sin olor… Solo le faltan el proverbial
huevo sin sal y el más aggiornato beso sin bigote para completar la lista
de los colmos de la disparidad.
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Para terminar, los dos últimos versos dan la puntilla a lo que ya no es
sólo dolor de desamor, sino enajenación y descreimiento sin retorno.
La protagonista descubre enloquecida que todo es falso y, para colmo,
producto de su mente enferma. Para ponerle fin a esto va a ser necesario un poco de psicoterapia. O muchos macarrones con chorizo, que
también son un buen principio de realidad.
INDICACIONES
Ingenuas criaturas con las ilusiones intactas. Así sabrán lo que se les
viene encima. Albañiles y arquitectos del amor. Si quieres una sólida
construcción pon tu mejor material. Al amor le hace falta una de cal y
una de arena, pero ahorra en la arena.
CONTRAINDICACIONES
Afectados por la burbuja inmobiliaria y tasadores de la propiedad.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Con casco y casquete. Más vale prevenir que curar.
INFORMACIÓN ADICIONAL
Escrita para Marifé de Triana en 1956, la versión original va aderezada con unos coros sobrecogedores que no presagian nada bueno.
Pocos se han atrevido a versionarla porque hay que ser muy atrevido
para hincarle el diente a esta historia descarnada.
Martirio se acompaña de Chano Domínguez en una versión con
cuerdas, metales y batería acariciada, muy jazzy.
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TRES VECES LOCA
Letra: Rafael de León. Música: Juan Solano
Por tu culpa yo he perdido,
Compañero, la razón
Y en mi cara te has reído
Sin tenerme compasión
Me has dejado con el llanto,
Dueño mío, por riquezas
Por quererte tanto y tanto
Yo he perdido la cabeza
Por tu culpa en mi garganta
Se me ha muerto el ruiseñor
Y en mi boca solo canta
La locura de tu amor
Loca, loca, loca
Por ti estoy tres veces loca
Loca, loca, loca
Yo me arranco sin un grito
Estos ojos para no verte
Y a bofetadas yo me quito
La locura de quererte
Ay, ay, ay, loca, loca, loca
Por ti estoy tres veces loca
Loca, loca, loca
Por tres veces mes has negado
Y de pena enloquecí
Compañero, qué me has dado
Que en tus ojos me perdí
Por mis venas va la hiedra
Negra azul de la locura
Y me estoy volviendo piedra
Calcinada de amargura
De tu boca hasta mi boca
Hay el ancho de la mar
Y por eso vivo loca
Sin poderlo remediar.
PRINCIPIOS ACTIVOS
La locura de amor, tan traída y llevada en nuestra pasional cultura del
sur, en esta ocasión adquiere tintes pitagóricos. La magia del número
tres lleva a la divinidad o la locura. Si le hubiera negado dos o cuatro
veces a lo mejor habría salvado la cordura.
Una vez más, Rafael de León entra en arrebato de inspiración para
soltarse la melena y crear algunas figuras irresistibles. Atención a los
versos «Por mis venas va la hiedra negra azul de la locura…» y siguientes. Por no mencionar ese ruiseñor muerto en la garganta, que da mucho miedo. El maestro, además, parece que acababa de leerse una enciclopedia de los mitos clásicos, porque no pueden ser casuales las refe57
rencia edípicas a la mutilación de los ojos y la conversión en piedra que
nos lleva a la figura de la Medusa.
INDICACIONES
Si Freud la hubiera oído, los principios del psicoanálisis habrían empezado de otra manera. De especial interés para psiquiatras, terapeutas y
loqueros en general. Para entender a los usuarios hay que escuchar
mucha copla.
CONTRAINDICACIONES
Personalidades rayanas, o rayadas, en el desequilibrio. Sobre todo si
están al borde del precipicio.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Se recomienda camisa de fuerza o, en su defecto, bata blanca de institución mental, si puede ser con volantes, mejor.
Se puede acompañar de tres tomas diarias de Valium 100, tres duchas
de agua fría o tres verdades bien dichas, que no se puede estar tan colgada, hija.
INFORMACIÓN ADICIONAL
Marifé de Triana (espectacular de interpretación, las bofetadas las canta subrayadas con unos golpes de cabeza que parecería que se las está
dando).
Bambino la canta en su peculiar estilo medio desgarrado medio de
juerga, que no deja de ser un recurso contra el dolor.
Érika Leiva le añade una risa de chaladita al final que resulta muy
efectiva.
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TÚ ERES MI MARÍO
Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga
¿Por qué inclinas la cabesa?
¿Por qué llegas a la mesa
Sin mirarme cara a cara?
¿Qué cavilas? ¿Dónde estás?
Como si un remordimiento
Te amargara el pensamiento
Y un delito me ocurtaras
Que no puedes confesá.
¿Qué te pasa a ti, arma mía,
Que despresias la comía,
Que te está asomando er llanto
Sin motivo ni rasón
Y te pones amarillo
Cuando miras er cuchillo
Como si te diera espanto
De una mala tentasión?
Toma tu copita,
Tu sigarro puro,
Y anda y que te miren las niñas bonitas.
¡Te tengo seguro!
Que si ayer viniste
Casi amanesiendo
Fue por los amigos... Que te entretuviste...
¡Yo to lo comprendo!
Yo soy mu dichosa,
Yo no desconfío...
Por más que le gustes a las buenas
mosas...
¡Tú eres mi marío!
¿Por qué duermes intranquilo?
¿Por qué vives siempre en vilo
Si yo no te pido cuentas
De ande vienes y ande vas?
¡Si es por mí por quien suspiras!
Lo demás sé que es mentira...
Ni le pasas una renta,
Ni es tu amó, ni lo será.
Ni mereses un castigo
Porque hablando tú conmigo
Te equivoques y me suertes
Otro nombre de mujé...
Son cosillas pasajeras
Que, si yo me las creyera,
Meresiera hasta la muerte
Por dudá de tu queré
Ese oló que llevas
A mí no me asusta...
Tú te has perfumado por hasé la prueba...
Pa ve si me gusta
Toma, este pañuelo...
¿Quién te lo ha prestao?
No me gastes bromas para darme selos...
¡Qué susto m'has dao!
Vete a da una güerta,
Tráeme argún regalo,
Que yo no m'acuesto...
Yo estaré en la puerta
Por si vienes malo
No vivas pendiente
Del murmullo ajeno,
Ni de que me venga contando la gente...
¡Yo sé que eres bueno!
¡Yo soy mu dichosa!
¡Yo no desconfío!...
Son criticasiones de cuatro envidiosas...
¡Yo sé que eres mío!
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PRINCIPIOS ACTIVOS
Ceguera total voluntaria. Acompañada de unas tragaderas como los
belfos de Pantagruel.
Si hubiera un premio a la canción de víctima, la protagonista de ésta
sería la presidenta del jurado.
¿Pero quién es la víctima? Ella, que no quiere enterarse de nada y
vive más contenta que unas pascuas en su mundo de fantasía, o él que
no sabe cómo deshacerse de ella y cada vez que la mira se pone amarillo y mira el cuchillo…
Este drama cotidiano anticipa la telenovela y recoge la tradición costumbrista del folletín de principios del siglo XX, pero podría atravesar
la historia hogareña de la mujer sacrificada, desde las paredes encaladas y el fogón hasta la mesa camilla con brasero y mantel de hule. La
sombra de los hermanos Álvarez Quintero, de Blasco Ibáñez y hasta
de Pérez Galdós flota sobre estas líneas de una atmósfera enrarecida, a
lo mejor a causa del humo del puro y ese oló que él trae, que se adivina
poco fresco.
Un guión en toda regla, digno de Guillermo Sautier Casaseca, que
cuenta en pocas palabras la historia de una vida sacrificada en aras de
la felicidad conyugal aparente.
INDICACIONES
Muy de la Sección Femenina. Mujeres con espíritu de sacrificio, de
esas del “todo por mi marido” con lemas del tipo “Las guarrerías que
las haga con otra”.
CONTRAINDICACIONES
Feministas, sufragistas, mujeres liberadas y cualquiera que tenga un
poco de dignidad. Aunque a lo mejor es más lista de lo que nos pensamos y vive feliz sin que su marido le dé la tabarra.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Adormecer previamente con altas dosis de aguantoformo.
INFORMACIÓN ADICIONAL
Juana Reina, creadora original, se deja llevar por el barroquismo de la
época. Un arreglo orquestal rico y el derroche vocal distancian algo al
oyente.
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Rosita Ferrer la canta sin perder la esencia de la copla. El arreglo
musical es más limpio y lleva el dramatismo de la interpretación a su
justo punto.
Martirio la recupera mucho tiempo después con su habitual toque
de modernidad deconstruída.
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Y SIN EMBARGO TE QUIERO
Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga
Me lo dijeron mil veces
Mas yo nunca quise poner atención,
Cuando vinieron los llantos
Ya estaba muy cerca de mi corazón.
Te esperaba hasta muy tarde
Ningún reproche te hacía
Lo más que te preguntaba
Era que si me querías
Y bajo tus besos, en la madrugá
Sin que tú notaras la cruz de mi
angustia
Solía cantar:
Te quiero más que a mis ojos,
Te quiero más que a mi vida
Más que al aire que respiro,
Y más que a la mare mía.
Que se me salten los pulsos
Si te dejo de querer
Que las campanas me doblen
Si te falto alguna vez
Eres mi vida y mi muerte
Te lo juro compañero
No debía de quererte
No debía de quererte
Y sin embargo te quiero
Vives con unas y otras
Y ná se te importa de mi soledad
Sabes que tienes un hijo
Y ni el apellido le vienes a dar
Llorando junto a la cuna
Me dan las claras del día,
Mi niño no tiene pare
Qué pena de suerte mía
Anda, rey de España, vamos a dormir
Y sin darme cuenta en vez de la nana
Yo le canto así.
PRINCIPIOS ACTIVOS
Amancebamiento, maternidad soltera y aceptación de su propia insensatez.
Una vez más nos encontramos la recurrente ceguera de amor, inexplicable afección cardio-oftalmológica casi pandémica en zonas de
amores pasionales, que también encontramos en otros temas como
Eres mi marío, por ejemplo. La eterna historia de “la última en enterarse es la cornuda”. La protagonista lo tiene muy claro desde el primer verso: mira que se lo dijeron mil veces, si es que por lo visto lo
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sabía todo el mundo menos ella… Si la que no quiere saber… Y eso nos
pasa con mucha frecuencia.
Hay que fijarse en la segunda estrofa para percatarse de toda su profundidad y sacar las conclusiones pertinentes. Él llegaba a cualquier
hora y ella ni pío. A ver, ¿qué se creía? ¿Qué estaba haciendo horas
extras? ¿Y el sobre? Como ella sólo le preguntaba que si le quería…
Pues se hacía el longuis. Tenía que haberle hecho un interrogatorio en
toda regla. La moraleja es clara: no te calles, protesta desde el minuto
cero.
El estribillo es uno de los más repetidos del género. Esa declaración
de amor incondicional en la que hasta lo más básico como son la vida
y el aire, están por debajo del amor que se siente no tiene parangón.
Haría que se quebrara las piedras más duras y los corazones más insensibles. Menos el del sujeto en cuestión, parece ser, que no contento
con dar mala vida a la pareja, en la segunda parte descubrimos que pasa olímpicamente del retoño fruto de los amores malhadados. ¡Hay
que tener mala entraña!
Esa segunda parte maternal es un poco fuerte. Le da a la historia un
giro que la acerca a los folletones radiofónicos. Esto hace que la posible empatía con la protagonista pase una criba que elimina a todos
aquellos que no han pasado por la experiencia o cuyo instinto parental
sea limitado. Queda reservada para madres abandonadas. De todas
maneras, el estribillo sigue siendo aplicable a toda historia de amor.
INDICACIONES
Partidarias de la maternidad solteril y defensores de todo tipo de familia monoparental.
Madres abnegadas hasta la muerte y amantes sacrificados hasta el no
va más.
CONTRAINDICACIONES
Sienta bastante mal a todo aquel que tenga pendiente una prueba de
ADN o una demanda de reconocimiento de paternidad.
CORRECTA ADMINISTRACIÓN
Con cuentagotas, que es muy fuerte. Diluido en un vino reconstituyente del tipo Quina Santa Catalina, que es medicina y es golosina. De
otra forma es difícil de tragar.
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INFORMACIÓN ADICIONAL
Al ser uno de los temas más conocidos y admirados de su categoría,
existen innumerables versiones, pero la de Concha Piquer es la más
sentida y más clásica.
Además de estar llena de sentimiento, la Piquer, esa Meryl Streep de
la copla, hace un notable despliegue de técnica interpretativa y, a pesar
de ser una valenciana de pro, adopta un acento andaluz convirtiendo
“salten” en “sarten”, “pulsos” en “pursos” y “falto” en “farto”, en todo
un ejercicio de andalucismos impostados.
Arrastrando las palabras entra la Piquer en la segunda parte del estribillo, con un paso lento y doloroso: «Er… es… mi… vidaaaaaa… y
mi…». Y ahí un trémolo de nudo en la garganta y labios temblorosos
que vale un potosí: «mue-be-be-berte». ¡Emoción desgranada! Vamos,
que a quién no se le encoja el ombligo con esta canción, que se lo haga
mirar.
A no echar en el olvido las versiones de Juanita Reina, Rocio Jurado,
Toña La Negra (hecha bolero), Pantoja (espectacular versión a tutta
l’orchestra;), Pasión Vega.
Marta Sánchez hace una versión de aires jazzísticos en el CD Tatuaje con muy poca chicha.
Y además Olga Román con Joaquín Sabina. Y Amalia Rodrigues.
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