Antiario de Psicologia 1992, no 53, 137-148 O 1992, Facultat de Psicologia Universitat de Barcelona Los malos tratos infantiles como problema comunitario* James Garbarino Katheleen Kostelny Erikson Institute for Advanced Study in Child Development Chicago, Illinois Este estudio forma parte de un programa de investigación que trufa la ecologia humana de 10s malos tratos infantiles. El informe presenta una serie de estudios de casos que tuvieron lugar en Chicago, esto es, ofrece el resultado de nuestros esfuerzos por identificar tendencias en 10s malss tratss a niños y niñas que fueron informados en unas Úreas comunitarias seleccionadas de Chicago durante el periodo 1980-1986. Estos estudios de casos incluyen el relacionar las tendencias de la comunidad en 10s rnalos tratos infantiles con factores econórnicos, sociales y demogrúficos de esas comunidades. Los resultados de 10s anúlisis revelan las formus en las que 10s rnalos tratos infantiles y 10s consiguientes esfuerzos profesionales que les hacen frente arraigan en la perdurable ecologia social de la cornztrzidad. Además se sugiere la necesidad de investigacion, tanto a gran escala como microscopica, sobre las influencias de la comunidad que favorecen y exacerban 10s factores de riesgo familiar. Palabras clave: Infancia, malos tratos, abuso, abandono, negligerzcia, comunidad. The present study is part of a prograrn of research dealing with the humun ecology of child maltreatment. This report presents a series of case studies in Chicago, the results of our efforts to identify trends in reported child maltreatment in selected community areas in Chicago during theperiod 1980-1986. These case studies include relating commztnity trends in child maltreatment to economic, demographic, and social factors in those cornmunities. Results of the analysesfurther illuminate the ways in tvhich child rnaltreatment and professional efforts to dea1 with it are embedded in the enduring social ecology of the community. Theyfurther suggest tke need for large scale and microscopic research on the community influences that ameliorate and exacerbate family risk factors. Key words: Child, Maltreatment, Abus, Neglect, Community. Direccidn de 10s autores: James Garbarino. Erikson Institute, 25 West Chicago Avenue, Chicago, Illinois 60610. USA. * La investigacion en la que se basa este informe se desarroll6 con el apoyo del Departamento de Servicios para la Infancia y la Esmilia de Illinois (DCFS). Ademk conto con la ayuda de Jane Gmdy. Traducci6n autorizada por 10s autores a cargo del CEM. Revisi611 y adaptaci6n de la traduccion: Ferran Casas. 138 L Carbarino y K. Kostelny Antecedentes Los malos tratos infantiles tienen lugar en un contexto tanto social como psicológico y cultural. Prevención, tratamiento e investigación deberian incorporar esta orientación contextual (Garbarino, Stoking y cols. 1980). Para muchos fines esto significa un examen de 10s barrios de alto riesgo así como de las familias en alto riesgo como contexto para 10s malos tratos infantiles (Garbarino y Gilliam, 1980). Nuestras investigaciones anteriores han pretendido examinar el concepto de ttempobrecimiento social)>como una característica de 10s ambientes familiares en alto riesgo. El punto de partida era identificar las correlaciones arnbientales de 10s malos tratos infantiles (Garbarino, 1976; Garbarino y Crouter, 1978). Esto proporciono una base empírica para t<cribar))10s vecindarios a fin de identificar las zonas en alto y bajo riesgo. El fundamento de esta aproximación cs el vinculo bien documentado que existe entre ingresos bajos y malos tratos infantiles: la pobreza se relaciona con un riesgo significativamente elevado de malos tratos a niños y niñas (NCCAN, 1981; Pelton, 1978). La técnica estadística del analisis de regresion múltiple se utilizo para aclarar dos significados de alto riesgo (Garbarino y Crouter, 1978). El primer significado de alto riesgo se refiere a areas con una elevada tasa absoluta de malos tratos infantiles (basada en casos por unidad de población). En este sentido, las concentraciones de familias en aprietos socioeconomicos tienen mayor probabilidad de encontrarse en alto riesgo de malos tratos infantiles. En la primera ciudad estudiada (Omaha, Nebraska), la posición socioeconomica representaba el 48 % de la varianza entre 10s barrios, de las tasas registradas de maltrato infantil. Debemos observar que la magnitud de esta correlacion puede reflejar un efecto de 10s programas sociales. Hipotetizamos que en una sociedad en la que unos ingresos bajos no tengan correlación con el acceso a 10s servicios personales basicos (por ejemplo, la asistencia materno-infantil) esta correlacion seria menor. En una sociedad totalmente desprovista de programas para mejorar el impaeto de las diferencias de clase social a nivel familiar, seria incluso mayor. Esta hipótesis merece un examen empirico, pero es consistente con la observación de que la posición socioeconómica es un predictor mas potente del desarrollo de 10s niños en 10s Estados Unidos que en algunas sociedades europeas (Bronfenbrenner, 1979). Esto resulta evidente en las tasas de mortalidad infantil en algunos paises europeos que son inferiores en relación con la prosperidad de 10s Estados Unidos, por ejemplo, Irlanda y España (Miller, 1987). Sin embargo, es el segundo significado del alto riesgo el que tiene mayor relevancia aquí. El alto riesgo también puede significar que un irea tiene una tasa mayor de malos tratos infantiles de 10 que se podria predecir conociendo su caracter sociecondmico. De esta forma, dos zonas con perfiles socioeconómicos similares pueden tener tasas de malos tratos infantiles muy distintas. En este sentido, una es de ttalto riesgo))mientras que la otra es de ttbajo riesgo)), aunque las dos puedan tener indices de malos tratos mayores que otras zonas mas ricas. La Figura 1 10 demuestra. Los malos tratos infantiles como problema comunitario 139 (X) 60 50 Riesgo ccAlto)) 40 30 20 D Riesgo ccBajo)) 10 O 10 20 30 40 50 60 (y) (X) lhsa observada por maios tratos a menores, por 1000. (Y) %sa predicha por maios tratos a menores, por 1000. Figura 1. Dos significados de ccRiesgo)) ai evaiuar areas comunitarias. En la Figura 1, las zonas A y B tienen tasas reales altas de malos tratos infantiles (36 por 1000 y 34 por 1000 respectivamente). Las zonas C y D tienen tasas reales mas bajas (16 por 1000 y 14 por 1000). Sin embargo, las zonas A y C tienen tasas reales observadas mas altas de 10 que se habría predicho (10 por 1000 predicho para A; 7 por 1000 para C), mientras que las zonas B y D tienen tasas reales observadas mas bajas que las predichas (55 por 1000 para B y 54 por 1000 para D). En este sentido, A y C estan en alto riesgo mientras que B y D estan en bajo riesgo. Las areas E y F evidencian una estrecha aproximación entre las tasas predichas y las reales. Como veremos mas adelante, este sistema de clasificaci611 puede proporcionar la base para identificar ambientes sociales contrapuestos. 140 1 Gurburino y K. Kosteltly ¿Como son 10s ambientes sociales en alto y bajo riesgo? Abordar esta cuestión supone el examen de un par de barrios reales, con iguales tasas predichas pero distintas tasas de malos tratos infantiles observadas (por ejemplo: como A y C o B y D), uno en alto riesgo y otro en bajo riesgo de malos tratos a niños y niñas). Esto posibilita una prueba de la hipótesis de que dos barrios dados presentan ambientes contrapuestos para la educación de 10s hijos. Un estudio anterior ya habia apoyado esta hipótesis: en relacibn con una zona en bajo riesgo, e incluso aunque era socioeconómicamente equivalente, resultó que la zona en alto riesgo representaba una ecologia humana socialmentc empobrecida (Garbarino y Sherman, 1980). Tenia una vecindad menos positiva y unas interacciones cotidianas de mayor tensión para las familias. El proyecto actual implica una serie de estudios de casos, con cuatro comunidades de Chicago como objetivos. El gobierno municipal utiliza cstas ~ 6 r e a s comunitarias)) como la base para organizar y distribuir servicios personales, asi como para algunos fines de recopilacion de datos. Tienen cierta significación histórica, y sus nombres son, por regla general, bien conocidos dentro de la comunidad como conjunto. Se examinaron estas áreas para elegir dos pares, uno que contuviera zonas predominantemente áfrico-americanas, y el otro que tuviera dos zonas con numerosa población hispana. Un segundo objetivo del proceso de selecciun fue ideatificar zonas socioeconómica y demográficamente similares en cada par. Un tercer criterio fue que las zonas emparejadas no fueran contiguas, de forma que al evaluarlas, el analisis no se confundiera por su proximidad gesgrifica. Un cuarto objeto fue identificar zonas que contuvieran suficientes unidades censales (un minimo de 20) para que se pudieran hacer comparaciones estadísticamente significativas de las relaciones entre 10s factores, dentro de cada zona comunitaria. Un quinto criterio fue que en las zonas elegidas funcionasen programas corrientes de prevención y apoyo a las familias. Por último, e1 Departamento de Servicios para la Infancia y la Familia de Illinois (DCFS), tenia especial interés en una de las áreas comunitarias (la cua1 se presentaba como el objetivo para una iniciativa de prevención ya proyectada). Se incluia esta zona comunitaria en el estudio por el especial interés del Organismo, y la selección de las otras tres se acomodaba a esta disposición especial. Con estos criterios de selección en mente, revisamos las restantes 76 zonas comunitarias de Chicago buscando pareja para la zona ctNorte)) predominantcmente áfrico-americana (27 unidades censales). La eleccion definitiva recaq.6 en la zona comunitaria ctSur)) predominantemente áfrico-americana (20 unidades censales). Las dos han recibido atención profesional y pública extensiva, como <<puntossociales candentes)). El proceso de seleccion de un par de áreas comunitarias predominantemente hispanas resulto difícil por razones que tienen que ver con la demografia y la geografia. Nuestra resolución definitiva fue elegir la zona (toeste)) (57 % liispinica) como uno de 10s miembros del segundo par (36 unidades censales). Pero resulto imposible elegir un unico segundo miembro de este par. Ningún Brea cumplia todos nuestros requisitos de seleccion. Por eso resolvimos el problema tratando dos zonas contiguas como si fueran una sola (y de esta forma podiamos 141 Los malos tratos infantiles como problema comunitario cumplir el criteri0 de suficientes unidades censales que permitiesen analisis estadisticos de subunidades dentro del area comunitaria). Asi, combinamos dos zonas comunitarias contiguas para que sirvieran como nuestra segunda area objetivo (75 % hispanica). Todas estas zonas juntas contienen 35 unidades censales, y se llaman ((Esten en el analisis. Con el fin de dirigir 10s análisis deseados, fue necesario codificar individualmente mas de 60.000 casos verificados de malos tratos infantiles y señalar su localización (basada en la residencia del menor). A este fin se pusieron a disposición 10s archivos de datos del Departamento de Illinois. El resultado fue un mapa de casos de malos tratos infantiles presentados durante distintos periodos anuales entre 1980 y 1986. (x) Riesgo ctAlton 15 12 9 6 3 O Riesgo ctBajov 3 6 9 12 15 (y) (X) Tasas observada de malos tratos, por 1000. (Y) Tasas predichas de malos tratos, por 1000. Figura 2. Tasas reales y predichas de malos tratos para cuatro areas comunitarias. 1 ~ ~ 142 J Garbarino y K. Kostelny Resultados Nuestro analisis inicial busco replicar la investigacion anterior docurnentando el papel de 10s factores socioeconomicos y demograficos al diferenciar entre 10s barrios. Los resultados se aproximan a 10s estudios anteriores (Garbarino y Crouter, 1978). Buena parte de la variabilidad entre las tasas comunitarias de malos tratos infantiles esta relacionada con variaciones en nueve caracteristicas socioeconomicas y demograficas (con la correlación múltiple de 39, dando cuenta asi del 79 % de la varianza). Las nueve variables incluidas en el analisis fucron: porcentaje de 10s que viven en pobreza, de desempleados, de familias encabezadas por mujeres, de 10s que viven en hogares hacinados, de africo-americanos, de hispanos, de ricos (codificados negativamente), de logros educativos medios, y de residentes de hace menos de cinco años. La Figura 2 presenta 10s rcsultados del analisis de regresion múltiple señalizando las tasas reales y predichas de ma10s tratos infantiles. El Este es el area l; el Oeste la 2; el Norte la 3; y el Sur, la 4. También dirigimos este analisis para 113 unidades censales que se encontraban dentro de nuestras cuatro areas comunitarias. Hay 118 unidades censales entre las cuatro áreas, pero cinco estan vacias y por eso no se incluyen en el anilisis. La correlacion múltiple en este analisis es r = .52, con una proporción rcgistrada de varianza del 27 %. La discrepancia entre la magnitud de la correlacion para las areas comunitarias y las unidades censales deriva de varios factores que tienen que ver con 10s procedimientos estadisticos utilizados y con algunas diferencias sistematicas que existen entre las cuatro areas comunitarias en la direccion y magnitud de algunas correlaciones. Por ejemplo, la correlación entre las tasas de malos tratos infantiles y el porcentaje de familias encabezadas por mujeres es negativa en las dos zonas africo-americanas (r = .33 y r = .07) y positiva en las dos zonas hispanas (r = .38 y r = .36), diferencia que estadisticamente es significativa. Be igual manera, la correlacion entre 10s malos tratos y 10s hogares muy hacinados cs de .45 en una zona hispana y de .24 en la otra (esta diferencia es tambiCn estadisticamente significativa). La mayor proporción de varianza registrada en las ireas comunitarias refleja mayor número de unidades de analisis utilizadas y la naturaleza aparentemente idiosincratica de las cuatro areas como ambientes sociales. Ya que las hreas comunitarias abarcan un número de individuos mayor que el del analisis de las unidades censales, resultan mas fiables las estimaciones de 10s predictores (es decir: pobreza, desempleo, hogares encabezados por mujeres) y las medidas de la tasa de malos tratos infantiles y, de esta manera, es mas probable que produzcan una correlacion mayor. En la investigacion anterior (Garbarino y Crouter, 1978) se observó un resultado similar. En ese estudio de Omaha, Nebraska, la correlacibn múltiple para 20 ctsubareas comunitarias)>fue r = .90 (explicando el 81 Olu de la variariza) mientras que para las 94 unidades censales fue r = .69 (explicando el 48 Vo de la varianza). Ademas, la variación o alcance de las cifras socioeconómicas, demogrificas y de malos tratos infantiles es mucho mayor si se csntrastan las 77 áreas comunitarias que si se comparan las 113 unidades censales de las cuatro ireas 133 Los malos tratos infantiles como problema cornunitario objeto de estudio, todas las cuales tienen otras dificultades mas importantes. Por ejemplo, dentro de las dos áreas predominantemente áfrico-americanas, la unidad censal con el indice de pobreza más bajo todavia tiene al 27 % viviendo en la miseria, en contraste con las 77 áreas comunitarias, en las que 33 tienen indices de pobreza de menos del 10 % y otras siete de mas del 40 %. Hicimos un grafico de las tasas de malos tratos infantiles en las cuatro areas comunitarias para 10s años 1980, 1983 y 1986, a fin de observar las tendencias con el paso del tiempo. Como indica la Figura 3, existen diferencias tanto en las tasas, como en las tendencias. En el Este y el Oeste, las tasas de malos tratos infantiles han permanecido estables a 10 largo de tres años. El Este ha estado de forma constante por debajo de la media de la ciudad mientras que el Oeste se ha quedado cerca de la media. En contraste, en el Norte y el Sur, las tasas de malos tratos infantiles han ido aumentando (y se quedaron por encima de la media de la ciudad). (X) 25 20 15 # 10 (toeste)) # I / C _ # C C # C , C # /I I Media de la ciudad 5 ((Esten o 1980 1983 1986 (X) Tasas observada de malos tratos infantiles, por 1000. Figura 3. Tasas de malos tratos infantiles en cuatro Areas comunitarias. 144 J. Garbarit~oy K. Kostelny Para nosotros fueron de especial interés las distintas tendencias observadas para el Norte en contraste con el Oeste. En 1980 estas dos áreas tenian tasas reales de malos tratos infantiles muy similares. Sin embargo, la tasa real del Norte del 9.1 estaba por debajo de su tasa prevista del 11.1 haciendo que Csta fuera una zona de bajo riesgo (en relación a su perfil socioeconomico). La tasa real del Oeste del 8.4 estaba ligeramentepor encima de su tasa prevista de 7.8, 10 que la convertia de alguna manera en una zona de alto riesgo. Sin embargo, hacia 1986, las dos zonas habian cambiado sustancialmente en relaci6n con la otra: la tasa real de malos tratos del Norte se habia elevado a 21.8 (con una tasa pronosticada de 14.7 para 1986) mientras que la tasa real del Oeste habia subido tan solo a 10.9 (pero habia descendido por debajo de su tasa prevista de 12.4 para 1986). La tasa de malos tratos en toda la ciudad fue 6.9 en 1980, 7.8 en 1983, y 10.6 en 1986. En términos de la proporcion entre las tasas reales y las previstas, el Norte se ha hecho una zona de muy alto riesgo mientras que el Oeste se ha hecho una zona de bajo riesgo. Estas observaciones nos llevan a plantearnos la siguiente cuestión: ¿Por qué se deterioraba el Norte como ambiente para niños y familias mientras que el Oeste no? Para encontrar las respuestas a esta cuestión llevamos a cabo unas encuestas para aclarar la discrepancia importante pero esquiva del ((clima comunitsrio)). Este estudio de casos supuso entrevistar a siete dirigentes comunitarios con base en organismos de servicios personales en el Norte como comunidad con mis abusos de 10s predichos y a otros siete del Oeste como comunidad cor1 menos abusos de 10s previstos. Utilizamos un cuestionario de 12 puntos basado en una investigación anterior (Garbarino y Sherman, 1980). Este cuestionario incluia cuestiones acerca de la percepción del área como ambiente social, de las caracteristicas del vecindario y de la moral. Nuestra hipótesis era que en la comunidad de alto riesgo observariamos evidencias de empobrecimiento social en la comunidad a ojos de 10s dirigentes comunitarios, que reflejaria asi la imagen que se obtiene a travCs del ancilisis de 10s datos socioeconómicos y demograficos. A la inversa, esperábamos descubrir evidencia de una mayor integración comunitaria, mas moral, y de manera general mejor calidad de vida en la zona de bajo riesgo. Los resultados de las 14 encuestas apoyaban esta hipótesis. Asi se evidencia en un analisis pregunta por pregunta de las entrevistas, como se presenta en la Tabla 1. Los resultados de estas entrevistas indican que existe una clara diferencia en el clima de estas dos comunidades según se representa en las perccpcioncs y el analisis de 10s dirigentes comunitarios. El tono general de las visitas del Norte fue pesimista; a la gente le resulto difícil pensar en algo bueno que decir de la situación. Los espacios fisicos donde se desarrollaban 10s propios programas resultaban tristes y deprimentes, y al observador ocasional se le ofrecia Wcilmente a la vista su actividad delincuencial. En el Oeste, la gente estaba entusiasmada de hablar de su comunidad. Mientras que nombraban serios problemas, la mayoria de ellos sentia que sus comunidades eran lugares para vivir, pobres pero decentes. ((Pobres pero no sin esperanzas)) era como lo describia un entrevistado. L,os rnalos tratos infantiles corno problema comtmitario TABLA1. ENTREVISTA A LÍDERES DE LA COMUNIDAD iCómo ve su área la gente de la conzunidad y la de alrededor de la mama? Norte Oeste Muy negativa 6 2 &'tia1 es la aparienc~aflsicn del area? Muy negativa Norte 7 Oeste 3 Indiferente 1 3 Muy positiva Indiferente Mug positiba 3 1 Indiferente 4 4 hluy positiva O 3 iCdmo es la gente qtie vive en el area? Muy negativa 3 Norte Oeste O 2 ¿Iliria usted que el area es estable o cambiarlte? Estable Cambiante Norte 5 2 Oeste 1 6 iCdmo rlescrrbrría la calidad de vrda en el área? Muy negativa Indiferente O Norte 7 2 Oeste 3 Muy positiba O 2 iCtian problematicos son 10s malos tratos y el abuso rrfarztrles? Mucho Indiferente 2 4 Norte 4 Oeste O No mucho O 3 ¿Participa activamerzte la gerrte de la zona en las actividades co~ztinrtarras? No activamente Indiferente Muy activamente O 2 5 Norte 3 2 Oeste 2 iPartrcrga usted en actividades comunitarias? Si Norte 5 Oeste 6 ¿Cucinto trato hay en el vecindarlo? No mucho 4 Norte Oeste O No 2 1 hlucho 1 3 Regular 2 4 ,Vonrbre fos otros organrsrnos que funcionen en la zona. Norte Numero medio nombrado: 4.5 Oeste Número medio nombrado: 11.5 ~Qurénestrabajarr en estos otros organrsmos? Pueden dar nombres Norte 5 Oeste O No pueden dar nombres 2 7 iCtíále~son 10s princrpales groblemas de la comunidad? Norte: Desempleo Oeste: Pandillas Drogas Drogas Falta de vivienda adecuada Falta de vivienda adecuada 145 146 J; Garbarino y K. Kostelny Salvo una excepción, 10s individuos del Norte sabian menos sobre qu3 stros servicios y organismos comunitarios eran accesibles, y mostraban poca conocimiento de una red o sistema de apoyo, ya fuera formal o informal. En el Oeste, habia mas servicios disponibles, 10s individuos conocian mejor 10 que tenian y habia fuertes redes de apoyo social formales o informales. La gente del Oeste también informo acerca de un fuerte liderazgo politico por parte de un dirigentc politico del lugar. Los del Norte no informaron sentimientos positivos hacia sus dirigentes politicos. Por 10 menos en términos de este estudio a pequeña escala, es justo decir que 10s dirigentes comunitarios que trabajan fuera de 10s organismos de servicios sociales de la comunidad reflejan 10s problemas de cara a la comunidad. En el Norte, 10s dirigentes entrevistados describieron una situacicin en la que sus organismos reflejaban el aislamiento y la depresión de su comunidad. En el Oeste, 10s organismos reflejaban la fuerte red de apoyo informal que existe entre las familias de su comunidad. Para aclarar mas la situación del Norte, consideraremos 10s resultados de 16 entrevistas suplementarias a clientes de uno de 10s principales organisrnos de servicios familiares que funcionan en la comunidad. Todos eran padres jcivcnes no casados. Lo que resultaba sorprendente de estos jóvenes residentes comunitarios era su sentido de disociación de la comunidad. Salvo un participante que se trasladó al Norte por un proyecto de viviendas hacia nueve meses, todos 10s demas o bien habian nacido allí o se habian trasladado cuando eran pequeños con sus padres. Los participantes llevaban viviendo en el Norte entre nueve meses y veintiún años, con una media de trecc años. Y sin embargo, esta muestra de participantes no tenia un fuerte sentimiento de pertenencia a la comunidad del Norte. Cuando se les pregunto: ~Tienenombre su vecindario? Siete (el 44 %) contesto que no, o que no sabian cu51 era. Solo dos (el 12 %) contesto que su comunidad se llamaba Norte. Dos dieron 10s nombres de la calle en la que vivian. Otros dieron respuestas no específicas tales como <<laealle)) y cczona oeste)). Otras respuestas reflejaban una experiencia todavia mas personal del lugar donde vivian: ((10 duro que es llevarse bien con el vecindario)), y <celvecindario olvidado)). Otros dieron la propiedad del vecindario a una destacada pandilla local. Bstas entrevistas proporcionaron mas señales de las serias dificultades a las que se enfrenta el Norte como sistema social. Lo extremo de 10s rasgos negativos del ambiente (la pobreza, la violencia, la inadecuación de las viviendas) parece que va unido al clima negativo de la comunidad y a la falta de identidad comunitaria. La evidencia definitiva de que disponemos en nuestro análisis implica la muerte de niños debido a malos tratos. Estas muertes son un indicador particularmente expresivo de la linea base de una comunidad. En las cuatro zonas comunitarias que estudiamos durante el periodo de 1984 a 1987 tuvieron lugar 19 muertes de menores por malos tratos. Ocho de estas muertes ocurrieron en el Norte, esto es, una tasa de 1 muerte por cada 2.541 niños. En el Oeste la tasa fue de 1 muerte por cada 5.571 niños. El hecho de que las muertes por malos tratos fueran en el Norte el doble que en el Sur parece consistente con 10s resultados globa- Los malos tratos infantiles como probletna comunitario 147 les de nuestros análisis estadisticos y las entrevistas. Éste es un ambiente en el que verdaderamente existe una conspiracion ecológica contra 10s niños (Garbarino y cols., 1992). Discusion El Comité Consultivo sobre Abusos y Negligencia Infantil ha llegado a la conclusión de que nuestra nación se enfrenta a una ccemergencia)) en 10 que se refiere a 10s malos tratos infantiles. Las tasas de malos tratos siguen aumentando en muchas zonas y a 10s organismos publicos se les constriñe mas alla de su capacidad de respuesta. El nexo de union entre la pobreza y el mal trato infantil sigue siendo una fuerte característica del problema. En el clima socioeconómico actual, en el que ha aumentado la pobreza en las familias, no es sorprendente que el problema de 10s malos tratos infantiles empeore en las zonas urbanas de concentracion de pobreza, como las que se han incluido en nuestro estudio. Nuestros resultados sugieren una realidad importante sobre la vida vecinal: el impulso social es una fuerza muy poderosa. Cuando las cosas van mal, la tendencia para todos 10s sistemas sociales es hundirse todos juntos. Resistir un impulso social tan negativo supone extraordinaria energia y esfuerzo (por ejemplo, un dirigente politico con un talento, entrega y recursos especiales; un fuerte programa social que crea su propio impulso positivo en el vecindario). El mal trato infantil es un sintoma de dificultades, no so10 individuales o familiares, sino también de comunidad y vecindario. Es un indicador social a la vez que psicológico. Lo bueno que se puede sacar de esto es que, como indicadores sociales, las tasas de malos tratos infantiles pueden ser sensibles al cambio social (esto es, el efecto energetizante de la movilización comunitaria). Nuestra serie de estudios a pequeña escala es sugerente, pero no muy definitiva; 10s limites de nuestra metodologia en términos de tamaño, alcance y profundidad son significativos. Sin embargo, si dan fe de la importancia que tiene una perspectiva ecológica sobre malos tratos infantiles. El terreno necesita un amplio apoyo para 10s estudios de evaluación estratégica que traten de identificar y explorar 10s elementos criticos del desarrollo comunitario que tengan una recompensa en la disminucion de 10s malos tratos infantiles. Necesitamos investitgación microscópica basica sobre las dinamicas de la vida comunitaria que son mas protectoras y mas perniciosas para la vida de 10s niños y las familias. Y necesitamos ademas investigación microscópica aplicada sobre como cambiar estos factores. Cuando planificamos y ponemos en marcha iniciativas para ctla prevención de abusos a nifios)>,debemos reconocer que la tarea no es facil. De hecho, si esperamos tener un efecto significativo cuando nos dirigimos a 10s vecindarios de pobreza concentrada y desorganización social, debemos introducir esfuerzos poderosos para cambiar el impulso social negativo. Y también 10 debemos hacer con un vecindario o foc0 comunitario mas fuerte, como 10 ratifico el Comité Consultivo de 10s EEUU sobre 10s abusos y negligencias a niños. 148 L Garbarino y K. Kostelt~y Éste es el difícil camino que debemos seguir. Traducir esta amplia conclusion a políticas y programaciones específicas, es un reto. Una aproximacion atrayente consiste en identificar las monas de prevencion)) que puedan ser el objetivo de una intervencion comprensiva y sostenible por parte de un amplio abanico de organismos públicos y privados. Solo de esta manera, al parecer, podemos esperar invertir la presión destructora del impulso social negativo observado en este estudio en algunos vecindarios, y sustituirlo por el impulso positivo observado en otros. Esto supondra una voluntad de ir mas alla de las relaciones públicas eosméticas, en la linea de la inversion de mayores recursos para crear una comunidad mejor para 10s niños. Tenemos razones para esperar que menos malos tratos a niños y niñas sea uno de 10s resultados. Bronfenbrcnner, U. (1979). The ecology of hrtnzan development: experiments by natura and design. Cambridge, MA: Harvard University Press. Ciarbarino, J. (1976). A preliminar study o f some ecological correlates o f child abuse: the impact o f socioeconomic stress on mothers. Chrld Development, 47, 178-185. Cjarbarino, J. et al. (1992). Children and families in the social environment. New York: Aldine. Garbarino, J. & Crouter, A. (1978). Defining the communitary context o f parent-child relations. 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