Boletín Octavio Paz Una publicación de la ANLE Editor, Luis Ríos Punto de Partida Nota del editor Reseñas Encuentros Agenda paciana En el nombre de Paz Normas editoriales © Gerardo Piña-Rosales, El sueño ISSN 1947-7961 Volumen II Número I Abril-Mayo 2013 Director de la ANLE Gerardo Piña-Rosales Director del Boletín Octavio Paz Luis Ríos Consejo editorial Gerardo Piña-Rosales Víctor Fuentes Francisco Laguna Correa Mariela A. Gutiérrez M.R. Oviedo Nuria Morgado Carlos Paldao Carmen Tarrab Nota del Editor El Boletín Octavio Paz (BOP), publicación de la Academia Norteamericana de la Lengua (ANLE), está dirigido ante todo a la comunidad interesada en los estudios pacianos y la literatura mexicana en general. El BOP se proyecta sobre todo como un órgano informativo para los lectores y estudiosos de nuestro poeta. —Luis Ríos El Boletín Octavio Paz (BOP) es una publicación de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). Correo electrónico [email protected] © Aurelio Asiain www.anle.us Boletín Octavio Paz, Revista electrónica de estudios pacianos, ISSN 1947–7961 abril—mayo 2013 BOP—1 © Cortesía de Letras Libres Reseña de Octavio Paz. El poeta y la revolución* ▫ Francisco Laguna Correa Octavio Paz es un referente literario indispensable en el ámbito hispanoamericano y su extensa obra lo avala como uno de los forjadores del siglo XX mexicano. Así es como Enrique Krauze enmarca al Nobel mexicano en el capítulo que le dedica en Redentores: Ideas y poder en América Latina, un volumen de ensayos que sin duda será señero dentro de la corriente de estudios de historia de las ideas hispanoamericanas. En Redentores es visible el afán de comprender el siglo XX hispanoamericano como un “largo siglo XX” a la Hobsbawm, puesto que Krauze parte de la exposición de la vida de José Martí y desembarca en la contemporaneidad y trascendencia de Hugo Chávez. Asimismo, es claro el afán de Krauze por articular una historia intelectual que más que responder a una demanda de partido o a un imperativo político, sitúa a los intelectuales y líderes políticos que examina en sus ensayos en las riberas de la vocación y el compromiso revolucionarios. Más allá de enclavar sus meditaciones en el pensamiento político reducido al orden izquierdasderechas, liberal-conservador, Krauze enfoca su mira crítica en el poder e influencia revolucionarios que, a su parecer, han tenido una trascendencia innegable en nuestra América. Así, a José Martí, Octavio Paz y Hugo Chávez, se unen José Enrique Rodó, José Vasconcelos, José Carlos Mariátegui, Eva Perón, Che Guevara, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Samuel Ruiz y el Subcomandante Marcos. Todos, de alguna manera, redentores intelectuales que han marcado un hito en el devenir de las sociedades hispanoamericanas. Redentores está conformado por seis capítulos, un prefacio y un epílogo. El primer capítulo, titulado “Cuatro profetas”, estudia a Martí, Rodó, Vasconcelos y Mariátegui; el segundo capítulo, que es el más extenso, titulado “Hombre en su siglo”, se centra exclusivamente en el estudio de Paz; el tercer capítulo se titula “Iconos revolucionarios” y se enfoca en Eva Perón y Che Guevara; el cuarto lleva el título “La novela y la política” y presenta a García Márquez y Vargas Llosa; el quinto capítulo se titula “Religión y rebelión” y es un estudio sobre la influencia social de Samuel Ruiz y el Subcomandante Marcos; y el sexto y último capítulo, titulado “El caudillo posmoderno”, es una reflexión en torno al recién fallecido Hugo Chávez. No es extraño que Krauze dedique su capítulo más extenso, y quizás también el más entrañable, a Octavio Paz: Enrique Krauze fue sin duda el discípulo más cercano al Nobel mexicano, tanto en el ámbito personal como en el ideológico. Krauze no sólo rinde homenaje a la vida y obra de Paz, sino que construye un puente de correspondencias e intimidad entre maestro y discípulo, tanto que a lo largo de las páginas que el historiador mexicano le dedica a su maestro, el signo de la amistad está presente de manera constante. Enrique Krauze conoce a Octavio Paz más allá de las apariencias, de los datos y las cronologías, y este capítulo lo hace patente. “Hombre en su siglo” es el título que elige Krauze para introducir el ensayo titulado “Octavio Paz: El poeta y la Revolución”. La primera referencia que posiblemente viene a la mente de los lectores *Enrique Krauze, Rendentores: Ideas y poder en América Latina. Nueva York, Vintage, 2012. Véanse páginas 137-295. Abril—Mayo 2013 BOP-2 cuando escuchan hablar de Paz es El laberinto de la soledad (1950). Krauze comienza, precisamente, aludiendo a la obra más difundida y conocida del poeta y pensador mexicano. Se ha escrito y hablado profusamente en torno a El laberinto de la soledad; sin embargo, es relevante destacar que para Krauze: “Nadie en México, salvo Octavio Paz, había visto en la palabra soledad un rasgo constitutivo, esencial digamos, del país y sus hombres, de su cultura y su historia. México su historia, su identidad, su papel en el mundo, su destino había sido, desde la Revolución, una idea fija para los mexicanos” (136). © Cortesía de Letras Libres Antes que la soledad, la muerte en su forma abstracta y física había sido el rasgo constitutivo del México posrevolucionario, como lo sugiere las obras Muerte sin fin de José Gorostiza, Nostalgia de la muerte de Javier Villaurrutia, toda la obra de Juan Rulfo y aunque relegada y hasta cierto punto desterrada del canon literario mexicano hasta fechas recientes Cartucho de Nellie Campobello. En la transición de la muerte hacia la soledad puede hallarse la inflexión mexicana hacia la modernidad, hacia el triunfo del sujeto como objeto de la historia. A este respecto, Krauze menciona que Octavio Paz “es el secreto personaje de El laberinto de la soledad, autobiografía tácita, laberinto de su soledad” (137). El reconocido historiador mexicano continúa su estudio sobre Paz con una microhistoria de la “v o c a c i ó n r e v o l u c i o n a r i a ” e x a m i n a n d o la genealogía del Nobel mexicano. Es indispensable, en esta línea, aludir al abuelo paterno del autor de Piedra de sol: Ireneo Paz, oriundo de Jalisco, quien, además de combatir del lado liberal contra la Intervención francesa, fue un activo periodista y literato opositor del conservadurismo durante la segunda mitad del siglo XIX. El abuelo de Paz fundó varios periódicos de corte liberal, entre los que destaca El Payaso, “diario mordaz contra el Imperio cuyo ingenio divierte al mismísimo Maximiliano” (138) y el periódico El Padre Cobos, desde donde don Ireneo “escribe sus jocosos y envenenados textos y ‘prepara a los amigos en el terreno de la Revolución’. Porque ésa era la palabra mágica utilizada en México por todo movimiento político que recurría a las armas contra un gobierno que consideraba autoritario o ilegítimo. No revuelta, no rebelión: Revolución” (139). Este precedente familiar permite a Krauze rendir breve homenaje a la obra y vida de Ireneo Paz, quien, dicho sea de paso, ha desaparecido bajo la ingente sombra de su inolvidable nieto. Asimismo, el antecedente del liberalismo y el hálito revolucionario redentor de Ireneo Paz es el eslabón con el que Krauze justifica, históricamente, la esencia literaria y revolucionaria que brota de la obra paciana. Del abuelo Krauze se desplaza hacia el padre homónimo de Paz: Octavio Paz Solórzano, quien siguiendo los pasos revolucionarios de su padre militó durante seis años con el Ejército Libertador del Sur comandado por el general Emiliano Zapata. A pesar de la aparente continuidad redentora de los referentes masculinos de Octavio Paz, Krauze hace explícito que “Octavio Paz Solórzano se quejaba de que su padre Ireneo Paz ‘no entendía a la Revolución’. Y es que para él la Revolución no era un asunto meramente político o una inocente reivindicación de la libertad. La Revolución era otra cosa: una expresión festiva y violenta del subsuelo de México, una exigencia armada de justicia e igualdad” (147). Paz Solórzano, a pesar de las diferencias ideológicas que sostenía con su padre, también escribió y continuó con la tradición Abril—Mayo2013 BOP-3 Igual que su padre y abuelo, Octavio Paz iba a tener su oportunidad de hacer efectiva su vocación redentora familiar. A partir de la masacre de Tlatelolco de 1968, Paz, que a la sazón era embajador de México en la India, rompió relaciones con el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y abandonó su cargo como embajador en la India. Para Krauze la actuación de Paz con respecto a la Masacre de Tlatelolco es crucial para comprender el espíritu redentor del Nobel mexicano. No sólo su obra poética y ensayística iba a comprometerse con la causa redentora mexicana durante el gobierno autoritario de Díaz Ordaz, sino que durante esos años iba a alimentar una entrañable amistad de palabra con otro redentor mexicano: José Revueltas, quien fue encarcelado en el llamado Palacio Negro de Lecumberri por participar en los movimientos estudiantiles del 68. En esta relación epistolar entre Paz y Revueltas, Krauze halla los motivos suficientes para justificar la trascendencia que el Nobel mexicano tuvo a partir de los movimientos sociales de juventud que explotaron en 1968. Prueba de esto son las palabras que José Revueltas dedica, desde Lecumberri, al autor de El laberinto de la soledad: “Martín Dozal lee tus poemas, Octavio, tus ensayos, los lee, los repasa y luego medita largamente, te ama largamente, te reflexiona, aquí en la cárcel todos reflexionamos a Octavio Paz, todos estos jóvenes de México te piensan, Octavio, y repiten los mismos sueños de tu vigilia” (231). Enrique Krauze enclava, a partir de esto, la obra y la figura misma de Octavio Paz © Gerardo Piña-Rosales, Envés revolucionaria familiar; redactó un Álbum de Juárez (emulando al que Ireneo Paz escribió sobre Hidalgo) e igual que su padre escribió una historia del periodismo mexicano. A este respecto, Krauze tiene la pericia crítica e historiográfica para alinear la vocación revolucionaria de los tres Paz desde Ireneo hasta Octavio hijo, narrando a través de este linaje revolucionario el asentamiento de la Modernidad en el México del siglo XX. Octavio Paz Lozano, hijo y nieto de literatos y revolucionarios, experimentará en lo más íntimo algo que ni su padre ni su abuelo presintieron ni padecieron: la soledad. A lo largo de todo el capítulo, Krauze desliza alusiones constantes a la soledad que el Nobel mexicano vivió y articuló a través de la palabra desde su infancia hasta sus últimos días. como el referente más trascendente de las “juventudes revolucionarias” mexicanas post-68. Krauze perfila el final de su ensayo apuntando hacia las publicaciones que Paz sembró igual que su abuelo en el terreno cultural mexicano. La revista Plural, según Krauze, “tuvo el mérito de romper una larga tradición de unanimidad cultural de México” (237). A Plural siguieron la editorial y la revista Vuelta, ambas bastiones desde donde surgiría una nueva generación intelectual mexicana, como es el caso del mismo Enrique Krauze y el crítico literario Christopher Domínguez Michael. Krauze hace hincapié, de manera velada, que estas publicaciones y proyectos literarios no sólo fueron vehículos culturales e ideológicos, sino vehículos de amistad, donde convergieron escritores e intelectuales de la talla de José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes, Elena Poniatowska, Luis Villoro, Julieta Campos, entre muchos y muchas otras más. Abril—Mayo 2013 © Aurelio Asiain BOP-4 En suma, “Octavio Paz: El poeta y la Revolución” es un ensayo cronológico sobre la vida de Octavio Paz que no se reduce a fechas y nombres desprovistos de una dimensión íntima y personal. A lo largo de estas páginas, Enrique Krauze confirma por qué Octavio Paz es un redentor a nivel continental, cuyas aportaciones al pensamiento y la literatura en lengua española y universal, como diría Goethe sugieren que el poeta Nobel fue, y sigue siendo, un intelectual revolucionario en el sentido más amplio de la expresión. Poeta y revolucionario, el Octavio Paz de Krauze es patriarca cultural y clarividente de su tiempo. Hombre comprometido con un sentido humanista de la historia, Krauze lo recuerda deseando que: “Ojalá y hubiese un Sócrates que apartara a sus conciudadanos del demonio, de su cara oscura, de la reyerta entre hombres de la misma raza, de las pasiones destructoras y les mostrara el camino recto. Un Sócrates que protegiera a los hombres y mujeres de ‘nuestro México’ convenciéndolos de no perder la vida por nada, de ganar la vida con sus compatriotas, sus amigos, sus vecinos” (295). El anterior es un llamado, como tantos que formuló Octavio Paz en vida, a apelar a la concordia y no perder de vista nuestro pasado. Un llamado es también Redentores: Ideas y poder en América Latina. Abril—Mayo 2013 BOP—5 Encuentros pacianos: Enrico Mario Santí y Luis Ríos En el jardín de Santí, dos amigos se entrevistan para ponerse al tanto de la obra de Octavio Paz en California. Enrico Mario Santí, el crítico más importante en los estudios pacianos, hoy día, compartió con el editor del BOP, Luis Ríos, momentos muy gratos que vivió con el poeta. Ríos fundó el Boletín Octavio Paz en 2008 y es Director del Proyecto Octavio Paz, una iniciativa para avanzar la obra del poeta en los Estados Unidos. Abril—Mayo 2013 BOP-6 © Gerardo Piña-Rosales, Homenaje a Tristán Tzara Reseña de Octavio Paz, una mirada al nuevo milenio* ▫ Luis Ríos Octavio Paz, una mirada al nuevo milenio, de Diana Valencia, es una aportación considerable y valiosa, puesto que la crítica no ha dedicado a Octavio Paz el lugar de honor que merece en los ámbitos del siglo XXI. La profesora Valencia, estudiosa de la poesía mexicana, presenta su obra sobre Paz, revelando y enfatizando varios aspectos de la modernidad paciana. Bien dice Valencia que su libro, "parte de una idea recurrente en su prosa a partir de Los signos en rotación, Corriente alterna y otros escritos de la década de los sesenta: rescatar la poesía como la otra voz capaz de resarcir la destrucción del hombre y su hábitat, paralela al avance tecnológico contemporáneo" (20). En la primera parte del libro, "Octavio Paz ante sus lectores", Valencia alude a la problemática de encasillarlo fuera o dentro de la posmodernidad, época que el propio Paz cuestiona. Citando a varios críticos como Homi K. Bhabha, Habermas, Kolakowski, Calinescu, Daniell Bell, entre otros, la autora se concentra en las ideas de Paz en torno a la modernidad y la posmodernidad. Nos recuerda Valencia la periodización de la modernidad según Paz: Galileo y Descartes inician los rastros de la modernidad: "progreso, evolución, ciencia, y técnica" (62). En la segunda parte, "México, Estados Unidos, y el otro", Valencia —al hilo de los estudios de Román de la Campa, Enrico Mario Santí y Guillermo Sheridan— examina El laberinto de la soledad, donde Paz explora la identidad y la vida del mexicano en los Estados Unidos. De mayor interés para el lector hispano en los Estados Unidos es el concepto que tenía el joven Paz de la otredad, influencia evidente de Antonio Machado. Para Paz, la otredad es lo otro, lo desconocido, lo marginado, fuera de la sociedad central, sobre todo, los elementos subalternos de resistencia, como los pachucos que conoció en Los Ángeles. En la tercera parte del libro, “Manifiestos poéticos de juventud", Valencia nos habla de Paz como un *Diana Valencia, Octavio Paz, una mirada al nuevo milenio: Ensayos en torno a la modernidad. México, Gobierno del Estado de México, 2010. Abril—Mayo 2013 BOP-7 poeta de temple filosófico. "Razón de ser", escrito en 1939, es su primer manifiesto poético. Paz publica en revistas de la época como Taller de la cual es cofundador, y pronto se convertirá en portavoz de su generación ante otros grupos mayores como el de los Contemporáneos. En la cuarta parte del libro, "La revuelta de las realidades suprimidas", Valencia analiza tres ensayos: Corriente alterna, La nueva analogía: Poesía y tecnología y Los hijos del limo. La autora considera el fracaso de ideologías, el progreso, el futuro, el consumismo, y otros elementos fallidos en el mundo moderno, tomando a Paz como interlocutor y crítico social. En la sección final del libro, "Poesía y sociedad de consumo", Valencia nos presenta a un Paz profundo conocedor de la historia del pensamiento moderno y, como en tantas otras instancias, crítico visionario adelantado a su época. La autora señala, como Paz nos previno, con lustros de antelación, acerca de la enajenación y el aislamiento del hombre que habita el siglo XXI, debido, en gran parte, al uso tecnológico desmedido del consumo elevado a instancias de sofisticación extrema. Octavio Paz, una mirada al nuevo milenio, de Diana Valencia, es, sin duda, un estudio serio y perspicaz, que deberían conocer todos aquellos que se interesan por la ensayística del poeta y pensador mexicano. © Gerardo Piña-Rosales, Vade Retro Abril—Mayo 2013 BOP-8 PAZ 1914-2014 Proyecto Octavio Paz Presenta Octavio Paz Vive: Celebración de centenario Se presentará un coloquio internacional bajo la dirección de Luis Ríos, Director del Proyecto Octavio Paz Fecha: 31 de marzo, 2014 www.octaviopaz.org © Aurelio Asiain Abril—Mayo 2013 BOP-9 Agenda paciana Olivia Maciel, Instituto Cervantes, dictó una conferencia, “¿Octavio Paz. Accesible, o enigmático?” el 14 de mayo de 2012 en la ciudad de Chicago. Marie José Tramini escribe libro de memorias sobre su vida con Octavio Paz. Aurelio Asiain, impartió una conferencia magistral sobre Octavio Paz y Japón en el Palacio de Bellas Artes, invitado por la INBA de México, el 12 de agosto de 2012. Enrico Mario Santí prepara una biografía intelectual de Paz. Hugo J. Verani prepara un libro sobre Paz y la segunda edición de la bibliografía crítica. El Instituto Nacional de Bellas Artes, (INBA) organizó un recorrido literario para recordar a Paz, el 20 de enero, 2013. El INBA llevó al público por los lugares donde Paz deambuló durante su niñez y juventud. En Cuba, el 22 de abril de 2013, se conmemoró el 15 aniversario de la muerte del poeta. En la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez, el Panel Reencuentro con Octavio Paz fue compuesto por el Dr. Rafael Acosta de Arriba, Enrique Sainz de la Torriente y el licenciado Ernesto Sosa Gallegos, ministro jefe de la cancilleria mexicana en Cuba. En la Casa de América de Madrid, Marco Antonio Campos se encargó de homenajear al poeta con la ponencia “Octavio Paz y el poema extensor”, el 19 de abril de 2013. © Gerardo Piña-Rosales, Manhattan Bridge Abril—Mayo2013 BOP-10 EN EL NOMBRE DE PAZ Brígido Redondo presentó Claves en la poética de Octavio Paz, en el Centro de Fomento a la Lectura “Casa Colón”, en Mérida, Yucatán, el 26 de septiembre, de 2011. Bobby Sanabria estrenó nueva grabación llamada “Multiverse,” un estilo de jazz, rap y bomba, y de influencia paciana. Manuvo de México ha creado una aplicación para el iPad, del poema “Blanco”. Fernando Savater ganó el Premio Internacional Octavio Paz 2012. RECORDATIO El sitio web de la extinta Fundación Octavio Paz sigue vacante. Marco Antonio Campos dictó una conferencia sobre Paz y Jaime Sabines en la Catédra de Literatura Agustín Yáñez, en la Casa de la Cultura Jalisciense en 2009. En 1998, el presidente Clinton leyó en la Biblioteca del Congreso, en Washington, los versos de “Ars Poetica”: “Between what I see and what I say/ Between what I say and what I keep silent”. © Aurelio Asiain En 1988, Paz es invitado a leer en el Dodge Poetry Festival de New Jersey. Abril—Mayo 2013 Publicación de la Academia Norteamericana de la Lengua Española NORMAS EDITORIALES PARA EL BOLETÍN OCTAVIO PAZ Formato de los artículos: Los artículos propuestos, originales e inéditos, deben estar escritos en español y no superar las 25 páginas a doble espacio. El tipo de letra utilizado será Times New Roman, Arial o Verdana en cuerpo 11. El texto no debe presentar variaciones en el tamaño de letras, sangrados innecesarios, cuadros, cajas o numeración de páginas. En vez de subrayados se utilizarán cursivas y se evitará, en la medida de lo posible, el uso de negritas y de abreviaturas. Es importante mantener el anonimato en el cuerpo del texto, por lo que las referencias a otras obras del mismo autor deberán aparecer en tercera persona. Título: El título del artículo deberá ir en mayúsculas (tamaño de letra 11). Seguidamente debe figurar el nombre y apellidos del autor y debajo la institución a la que pertenece en cursiva (tamaño de letra 11). El título, el nombre y apellidos del autor, y la institución de procedencia deben ir alienados al margen derecho. Citas: Las citas que tengan una extensión menor a 4 líneas, aparecerán entre comillas en el cuerpo del texto, y se emplearán comillas (““), no paréntesis angulares («»). Los signos de puntuación van después de las comillas, paréntesis o llamadas a nota. En las citas con una extensión mayor se utilizará el sangrado, con dos retornos antes y después de la cita. Si se omite parte de una cita, deberá marcarse la elipsis con […]. Cuando se precisen comillas dentro de una cita entrecomillada, se utilizarán comillas sencillas ('). Para indicar la procedencia de una cita en el texto, en el caso de que en la sección REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS aparezca solo una obra de ese autor, se señalará entre paréntesis el apellido y, con un espacio de separación y sin coma, el número de la página correspondiente. En caso de que en la sección REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS aparezca más de una obra del autor citado, se señalará entre paréntesis el apellido y, separado con una coma, el inicio del título de la obra citada seguido de puntos suspensivos. El inicio del título irá en cursiva (si es un libro) o entre comillas (si es un artículo). Le seguirá el número de página con solo un espacio de separación y sin coma. Notas: En caso de que haya una sección de Notas, ésta aparecerá después del texto con el encabezamiento NOTAS (tamaño de letra 10). 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Después del número 100, poner guión y los dos últimos números. Por ejemplo, 120-34. Las referencias de artículos o capítulos de libros deberán seguir el formato siguiente: Apellidos [coma], Nombre [punto]. [comillas] “Título del artículo [comillas y punto]”. Título del libro en cursiva [punto]. Función del encargado de la edición (Ed. en caso de que sea editor, Coord, si es coordinador, Selec. si es el encargado de la selección) Nombre y Apellidos del encargado de la edición [punto]. Lugar de publicación [dos puntos]: Editorial [coma], fecha [punto]. Número de página donde comienza el artículo [guión]número de página donde termina [punto]. Después del número 100, poner guión y los dos últimos números. Por ejemplo, 120-34. Si una obra tiene más de un autor, se utilizará el siguiente formato: Apellidos del primer autor [coma], Nombre del primer autor y Nombre y Apellidos del segundo autor. 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