DICTAMEN Nº 298/2006 de 29 de junio de 2006 Responsabilidad patrimonial. Accidente escolar Expediente sobre Responsabilidad Patrimonial de la Administración Pública derivada de accidente escolar de la alumna X acaecido en el C.P “X” de X (X). Ha sido ponente la Consejera del Consejo Consultivo Doña Rosario Macías Martín, asistido por la Letrada de dicho Consejo, Doña Fátima Corchero Alves, acordándose el dictamen por unanimidad, y resultando los siguientes, I. ANTECEDENTES PRIMERO .- Con fecha de 29 de marzo de 2006 tuvo entrada en la Secretaría del Consejo Consultivo solicitud de dictamen remitido por la Presidencia de la Junta de Extremadura, de acuerdo con lo establecido en los artículos 12.1 de la Ley 16/2001, del Consejo Consultivo de Extremadura, y 14.c) de la Ley 1/2002, de 28 de febrero, del Gobierno y de la Administración de la Comunidad Autónoma de Extremadura, en virtud de los cuales el Consejo Consultivo emitirá dictamen en cuantos asuntos someta a su consulta el Presidente de la Comunidad Autónoma, a iniciativa propia o a solicitud del Consejo de Gobierno o de cualquiera de sus miembros. Se cursa solicitud de dictamen a iniciativa de la Excma. Sra. Consejera de Educación de la Junta de Extremadura, en relación con el expediente de responsabilidad patrimonial de la Administración Pública tramitado a instancia de Don X, por los daños y perjuicios sufridos por su hija X como consecuencia de un accidente escolar padecido por la menor en el C.P. “X” en X (X), el día 24 de enero de 2005. No se solicita la evacuación de la consulta por el procedimiento de urgencia. 1 SEGUNDO.- Se acompaña el expediente administrativo tramitado como consecuencia de la indicada reclamación de responsabilidad patrimonial, incluyendo propuesta de resolución, del que resulta lo siguiente: 1º) Mediante escrito de fecha 27 de junio de 2005 dirigido a la Secretaría General de la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura (Registro de entrada de 19 de julio de 2005), Don X, padre de la menor, X, formula reclamación por responsabilidad patrimonial de la Administración de la Comunidad Autónoma de Extremadura solicitando el abono de la cantidad de seiscientos euros (600 €), en concepto de indemnización por los daños y perjuicios sufridos por su hija como consecuencia de un accidente escolar padecido por la menor, el día 24 de enero de 2005 en el C.P. “X” de X (X), centro educativo del que es alumna. En el referido escrito por responsabilidad patrimonial de la Administración, explicita el reclamante que en la pista del colegio, en el tiempo escolar de actividades formativas complementarias, concretamente, durante la clase de Educación Física, estando presente la docente responsable de la materia, la menor “se cae corriendo haciendo la actividad que la monitora le propone. Se rompe los dientes delanteros superiores sin sufrir otro daño”. A dicha solicitud, se acompaña un presupuesto médico odontológico por importe de trescientos sesenta euros (360 €) expedido por clínica dental, así como, dos facturas por importes cien euros (100 €) y ciento veinte euros (120€), ambas relativas al tratamiento odontológico dispensado a la accidentada. Por su parte, la Dirección del centro educativo en su Comunicación de accidente escolar, de fecha 24 de enero de 2004, relata los hechos y circunstancias que provocan el accidente escolar en idénticos términos. 2º) En fecha 18 de agosto de 2005, la Administración actuante dirigió escrito al reclamante solicitando, al objeto de poder tramitar adecuadamente la solicitud formulada, remitiese la documentación interesada (Fotocopia compulsada del Documento Nacional de Identidad y del Libro de Familia), a tal fin, se concede al interesado un plazo de diez días hábiles para proceder al cumplimiento de este trámite. Aportada la documentación requerida, la Dirección Provincial de Educación de X, mediante resolución de fecha 31 de agosto de 2005, acuerda iniciar el expediente de responsabilidad patrimonial por accidente escolar, nombrándose instructora del mismo, indicándose, además, el plazo máximo para resolver de seis meses y los efectos desestimatorios del silencio administrativo. En comunicación de fecha 1 de septiembre de 2005 la Administración actuante, dirigió a la parte reclamante escrito notificándole la iniciación del correspondiente expediente. 2 3º) Mediante escrito de fecha 15 de noviembre de 2005, el órgano instructor del procedimiento comunica al reclamante que concluida la fase de instrucción del expediente, se acuerda la apertura del trámite de audiencia, concediéndole un plazo de quince días hábiles para que formule alegaciones y presente los documentos y justificaciones que estime procedentes, a tales efectos, se le facilita relación de los documentos que obran en el expediente para que pueda obtener copia de los que estime pertinentes. La parte interesada, a la vista de los documentos que constan en el expediente, no llegó a presentar escrito de alegaciones. 4º) En fecha 21 de diciembre de 2005, la Instructora del expediente emite propuesta de resolución, en sentido desestimatorio, no reconociendo la responsabilidad de la Administración por los daños producidos, por no haber “quedado acreditado el nexo causal entre el daño ocasionado y la prestación del servicio educativo, habida cuenta que el accidente fue consecuencia de una caída al suelo que provoca la fractura de dos dientes en aquella ocasión, durante la actividad formativa complementaria de educación física, sin que a los Profesores y demás responsables del centro docente, atendidas las circunstancias, les fuera razonablemente exigible una conducta positiva que evitase el daño sufrido”. Por su parte, el Gabinete Jurídico de la Junta de Extremadura, en su informe emitido el día 22 de febrero de 2006 se muestra conforme con la propuesta de resolución, y en tal sentido, informa favorablemente sobre la misma. TERCERO.- Por resolución de la Presidencia de este Consejo de la fecha de su registro la consulta fue admitida definitivamente, sin perjuicio de lo que resultara de la instrucción, se ordenó continuar la evacuación de la consulta por el procedimiento ordinario y se turnó ponencia según orden preestablecido, correspondiendo como queda indicado en el encabezamiento dando cuenta al Pleno de tales determinaciones. CUARTO.- Instruido el expediente y no habiéndose considerado necesaria la práctica de diligencias probatorias adicionales quedó conclusa esta fase del procedimiento de la consulta con la documentación obrante en el expediente, elevándose por la ponente propuesta de dictamen que fue incluida en el orden del día de la sesión plenaria que figura en el encabezamiento. 3 QUINTO.- En la referida sesión plenaria la Ponente informó del contenido del proyecto de dictamen y sometido a deliberación del Pleno, el Consejo estimó, por unanimidad, la suficiencia de dicho informe y su conformidad con la propuesta, por lo que se acordó aprobar el proyecto de dictamen sin necesidad debate en ulterior sesión. II. OBJETO Y ALCANCE DE LA CONSULTA PRIMERO.- Se somete a la consideración de este Consejo Consultivo una consulta en un expediente de responsabilidad patrimonial de la Administración Pública, regulada en los artículos 139 a 144 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común; en los artículos 133 a 135 de la Ley 1/2002, de 28 de febrero, del Gobierno y Administración de la Comunidad Autónoma de Extremadura, y en el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones Públicas en materia de responsabilidad patrimonial. SEGUNDO.- Se requiere dictamen ordinario en derecho, sin extenderse a cuestiones o consideraciones de oportunidad, de conformidad con lo prevenido en el artículo 2.2 de la Ley de creación de esta instancia consultiva. En particular, dado el tipo de expediente sobre el que versa la consulta el contenido del dictamen debe atemperarse a lo prevenido en el artículo 12, apartado 2, del anteriormente citado Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones Públicas en materia de responsabilidad patrimonial que establece que “se solicitará que el dictamen se pronuncie sobre la existencia o no de la relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio público y la lesión producida y, en su caso, sobre la valoración del daño causado y la cuantía y modo de la indemnización, considerando los criterios previstos en la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común”. 4 III. COMPETENCIA Y CARÁCTER DEL DICTAMEN PRIMERO.- El artículo 13.1.i) de la Ley 16/2001 de 14 de diciembre, del Consejo Consultivo de Extremadura establece el carácter preceptivo de la consulta en los expedientes tramitados por la Administración Autonómica, y en su caso, por las Administraciones Locales de su territorio, relativo a las reclamaciones de indemnización de daños y perjuicios. Por su parte, el artículo 12.1 del Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones Públicas en Materia de Responsabilidad Patrimonial dispone que, cuando sea preceptivo a tenor de lo establecido en la Ley Orgánica del Consejo de Estado, se recabe el dictamen de este órgano consultivo o, en su caso, del órgano consultivo de la Comunidad Autónoma, remitiéndole todo lo actuado en el procedimiento, así como una propuesta de resolución. SEGUNDO.- Por todo ello, el Consejo Consultivo de Extremadura emite este dictamen con carácter preceptivo, y, además, de modo no vinculante a tenor de lo dispuesto en el artículo 3, apartado 2, de la citada Ley 16/2001. En el análisis del caso concreto, se han de considerar los factores a que alude el referido artículo 12.2 del Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones Públicas en Materia de Responsabilidad Patrimonial. III. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO.La responsabilidad patrimonial Administraciones Públicas: régimen jurídico. de las El artículo 9.3 de la CE garantiza la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos. Por su parte, el artículo 106.2 de la CE, enuncia los presupuestos básicos al establecer que “los particulares, en los términos establecidos por la Ley, tendrán derecho a ser indemnizados por toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos”. La regulación de las previsiones constitucionales se contienen en los artículos 139 a 146 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, que han sido parcialmente modificadas por la Ley 4/1999, de 13 de enero, y en Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, que aprueba el Reglamento de los Procedimientos en materia de Responsabilidad 5 Patrimonial. Y esta normativa estatal sobre responsabilidad patrimonial resulta de aplicación a la Comunidad Autónoma de Extremadura de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 133 a 135 de la Ley 1/2002, de 28 de febrero, del Gobierno y Administración de la Comunidad Autónoma. Las principales características de nuestro sistema de responsabilidad patrimonial, tal y como aparece configurado en los preceptos constitucionales y legales citados, pueden sintetizarse así: “(...) es un sistema unitario en cuanto rige para todas las Administraciones; general en la medida en que se refiere a toda la actividad administrativa, sea de carácter jurídico o puramente fáctico, y tanto por acción como por omisión; de responsabilidad directa de modo que la Administración cubre directamente, y no sólo de forma subsidiaria, la actividad dañosa de sus autoridades, funcionarios y personal laboral, sin perjuicio de la posibilidad de ejercitar luego la acción de regreso cuando aquellos hubieran incurrido en dolo, culpa o negligencias graves; pretende lograr una reparación integral; y, finalmente es, sobre todo, un régimen de carácter objetivo que, por tanto, prescinde de la idea de culpa, por lo que el problema de la causalidad adquiere aquí la máxima relevancia (...)” (Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, Sala de lo Contencioso-Administrativo, de 10 de abril de 2003). La responsabilidad patrimonial de la Administración, de naturaleza directa y objetiva, exige, conforme a la doctrina y reiterada jurisprudencia, los siguientes presupuestos: A) La existencia de un daño o perjuicio en la doble modalidad de daño emergente o lucro cesante. El daño ha de ser efectivo y cierto, nunca contingente o futuro, evaluable económicamente e individualizado en relación a una persona o grupo de personas. B) El daño se define como antijurídico, toda vez que la persona que lo sufre no tiene el deber jurídico de soportarlo de acuerdo con la Ley. C) La imputación a la Administración de la actividad dañosa como consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos, por lo que tan indemnizables son los daños que procedan de uno como de otro, en tanto esta responsabilidad patrimonial se configura como una responsabilidad objetiva o por el resultado. D) La relación de causalidad entre la actuación administrativa y el daño ocasionado o producido. Este necesario e imprescindible nexo causal ha de ser directo, inmediato y exclusivo. Esta exclusividad del nexo causal ha sido matizada por la doctrina jurisprudencial que sostiene la exoneración de responsabilidad para la Administración, a pesar del carácter objetivo de la misma, cuando es la conducta del propio perjudicado o la de un tercero la única determinante del daño producido aunque hubiese sido incorrecto el funcionamiento del servicio público. Dicha exoneración de responsabilidad 6 patrimonial puede ser también, obviamente, parcial, lo que se producirá en el supuesto de que el daño ocasionado haya sido debido tanto a la conducta de la Administración como a la del propio afectado, esto es, la concurrencia de causas (concausas) puede dar lugar a la graduación del quantum indemnizatorio que, en su caso, deba abonar la Administración. E) Ausencia de fuerza mayor. F) El derecho a reclamar prescribe al año de producido el hecho o acto que motive la indemnización o de manifestarse su efecto lesivo. En todo caso, debe abordarse el examen puntual y particular de cada petición concreta de responsabilidad patrimonial de la Administración, analizando las circunstancias específicas y peculiares de las mismas hasta llegar a determinar si en ellas concurren, o no, todos los requisitos exigibles, en particular el nexo causal, para poder declarar tal responsabilidad, pues de concitarse todos los anteriores requisitos surge la obligación de reparación que deje a la víctima indemne del daño pues la indemnización por este título jurídico debe cubrir los daños y perjuicios hasta conseguir la reparación integral de los mismos. SEGUNDO.- Consideraciones sobre el procedimiento administrativo tramitado. Corresponde analizar la adecuación de los trámites realizados por la Administración instructora a las disposiciones aplicables a los procedimientos para exigir responsabilidad patrimonial ante las Administraciones Públicas, en el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones Públicas en Materia de Responsabilidad Patrimonial. Hay que resaltar aquí que el procedimiento de responsabilidad patrimonial, según se expone en el artículo 4 del R.D. 429/93, de 26 de marzo, “...se iniciará de oficio o por reclamación de los interesados.” En el caso que nos ocupa se ha iniciado a instancias del interesado, en fecha 19 de julio de 2005, cuando tuvo entrada su solicitud en el registro del órgano competente para resolver y, por lo tanto, no es de recibo que se declare oficialmente el inicio del expediente el día 31 de agosto de 2005, o sea, casi mes y medio después de presentar el interesado su reclamación. Además, con anterioridad a que se acuerde formalmente el “inicio”, a saber, el día 18 de agosto de 2005, se requiere al solicitante para que subsane la solicitud, iniciándose posteriormente el expediente. En este sentido es importante tener en cuenta que, si bien, la Administración puede adelantar todo el trabajo que tenga por conveniente, o que sus posibilidades le permitan, porque debe impulsar de oficio todos los trámites, el escrito en donde se requiere al solicitante para que 7 subsane la reclamación presentada, es, a juicio de este Consejo, un verdadero acto de trámite del expediente que debiera haberse iniciado con la presentación de la solicitud ya que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 42.3 de la Ley 30/92, de 26 de noviembre, el plazo de seis meses para tramitar el procedimiento establecido en el artículo 13.3 del R.D. 429/1993, de 26 de marzo, comenzó a correr desde el día 19 de julio de 2005, fecha de presentación de la solicitud. Es decir que, cuando el expediente ha llegado a este Consejo, el 29 de marzo de 2006, ya se había sobrepasado el plazo para resolverlo. También cabe recordar aquí que la instrucción de un procedimiento, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 78.1 de la LRJPAC, en relación con el artículo 7 de R.D. 429/93, de 26 de marzo: “Los actos de instrucción necesarios para la determinación, conocimiento y comprobación de los datos en virtud de los cuáles deba pronunciarse la resolución, se realizarán de oficio por el órgano que tramite el procedimiento, sin perjuicio del derecho de los interesados...” Es decir, a la Instructora del procedimiento le corresponde hacer algo más que elaborar la Propuesta de Resolución y dar audiencia a los interesados. No obstante lo anterior, ha de señalarse que el expediente de responsabilidad patrimonial de la Administración Pública se ha instruido cumpliendo, esencialmente, las formalidades y requisitos normativamente exigidos, especialmente los que garantizan la defensa del reclamante. TERCERO.- Análisis del caso concreto sometido a consulta de este Órgano. Se ha de partir de los hechos que han quedado acreditados en la instrucción, a saber, la alumna referida, se lesionó en un accidente que tuvo lugar en la pista del colegio, en el transcurso del tiempo de las actividades formativas complementarias, concretamente, durante la clase de Educación Física. La menor cayó cuando corría realizando el ejercicio físico propuesto por la monitora, fracturándose los dientes incisivos superiores. La actividad física se desarrollaba en presencia de la docente responsable. Se reclama el importe del tratamiento médico odontológico dispensado a la accidentada. Ante todo, procede señalar que el reclamante ha ejercido su derecho en tiempo hábil, de acuerdo con lo establecido en el artículo 142.5 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre. De otro lado, ha de señalarse que consta, suficientemente acreditado, la legitimación activa de quien ejercita la acción de indemnización de daños y perjuicios, como resultado de la relación de parentesco existente entre la accidentada y quien presenta el escrito de reclamación, el padre de la menor 8 que ostenta la representación legal de la alumna perjudicada. Por su parte, la legitimación pasiva corresponde a la Administración Educativa por ser la titular del centro docente en el que sucedieron los hechos. Además, cierto es que se ha probado la veracidad del evento lesivo, así como la efectividad y realidad de los daños personales alegados por el reclamante, a través de los distintos documentos e informes que obran en el expediente. Así pues, hechas las anteriores consideraciones, procede examinar el fondo del asunto a fin de comprobar si concurren los elementos determinantes de la responsabilidad patrimonial de la Administración. En este orden de cosas, puede afirmarse que el reclamante ha sufrido un daño efectivo, individualizado y económicamente evaluable. Por lo que constatada la concurrencia de los requisitos de la responsabilidad patrimonial antes referidos, es preciso analizar sí, del mismo modo, concurre la necesaria relación de causalidad entre el resultado dañoso sufrido por la alumna y el funcionamiento normal o anormal del servicio público educativo, o lo que es lo mismo, habrá de determinarse si, realmente, el daño sufrido por la menor es consecuencia del funcionamiento normal o anormal del servicio público educativo, en una relación directa de causa a efecto, sin intervención extraña que pudiera influir en dicha relación, en definitiva, es imprescindible la existencia de nexo causal entre la actuación de la Administración, en este caso, educativa y el resultado dañoso o lesivo producido. Pues bien, hechos similares, accidentes en el curso de ejercicios de educación física o en juegos en periodos de recreo cuando los mismos, en uno y otro caso, están vigilados y no son violentos o graves han merecido pronunciamientos anteriores de este Consejo declarando la inviabilidad de la reclamación ejercitada por cuanto no se puede hacer recaer sobre el instituto jurídico de la responsabilidad patrimonial toda lesión que se produce dentro de recintos públicos, en particular en los recintos educativos. Es de interés traer a colación la doctrina sentada en unificación de doctrina por la Sentencia de 13 de septiembre de 2002 del Tribunal Supremo que declara, con citas de otras sentencias anteriores, que: “«La prestación por la Administración de un determinado servicio público y la titularidad por parte de aquélla de la infraestructura material para su prestación no implica que el vigente sistema de responsabilidad patrimonial objetiva de las Administraciones Públicas convierta a éstas en aseguradoras universales de todos los riesgos con el fin de prevenir cualquier eventualidad desfavorable o dañosa para los administrados que pueda producirse con independencia del actuar administrativo, porque de lo contrario, como pretende el recurrente, se transformaría aquél en un sistema providencialista no contemplado en nuestro ordenamiento jurídico»”. 9 “ Y la Sentencia de 13 de noviembre de 1997 (RJ 1997, 7952) (recurso 4451/1993) también afirmamos que : «Aun cuando la responsabilidad de la Administración ha sido calificada por la jurisprudencia de esta Sala como un supuesto de responsabilidad objetiva, no lo es menos que ello no convierte a la Administración en un responsable de todos los resultados lesivos que puedan producirse por el simple uso de instalaciones públicas, sino que, como antes señalamos, es necesario que esos daños sean consecuencia directa e inmediata del funcionamiento normal o anormal de aquélla»”. Más en concreto, y referido a un supuesto análogo al que ahora se enjuicia, la Sentencia de 24 de julio de 2001 (RJ 2001, 5410) (recurso 5384/1997) declara que: “ «no cabe, por tanto, imputar la lesión a la Administración docente, habida cuenta que la lesión causada, exclusivamente deriva y trae causa directa e inmediata del golpe fortuito -patada involuntariarecibido de un compañero del juego en un lance del mismo, sin que, por ende, pueda, desde luego, afirmarse que la lesión fue consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos docentes, so pretexto de encontrarse los alumnos en el recreo, en el interior del patio, dedicados a la práctica de los habituales juegos, pues tales circunstancias, sobre no denotar falta del debido control por el profesorado del Colegio, ya que la lesión se habría producido, cualquiera que hubiera sido la vigilancia, es de tener en cuenta además que la forma en que se causó la lesión producida, repetimos, en un lance del juego, sólo es demostrativa de que en el Colegio se desarrollaba una actividad física, integrante de la completa educación, en sí misma insuficiente para anudar el daño a la gestión pública, la prestación del servicio público docente, ajeno desde luego a la causación de aquél». Y añade dicha Sentencia que en el concreto supuesto enjuiciado no concurre el imprescindible nexo causal, que rechaza por derivar el daño de un mero lance de juego practicado por los niños, que debe ser considerado como ajeno a las prestaciones exigibles al servicio público docente.” Por su parte, el Consejo de Estado en su Memoria Anual del año 1998 señala que “no es posible considerar que el servicio público de educación pueda concebirse como un centro de imputación automática de cualesquiera hechos que acaecen en el área material de aquel, y rechaza que la debida diligencia de los servidores públicos incluya un cuidado total sobre las personas que se encuentren en el servicio y las conductas, del tipo que sea, que se desarrollen dentro de él”. En consecuencia, no se consideran indemnizables todos los daños acaecidos en los centros escolares, sino aquellos que sean consecuencia del funcionamiento del servicio público, no todos los producidos con ocasión de su prestación. Además, la doctrina legal del Consejo de Estado ha negado que generen responsabilidad para la Administración las actividades normales u ordinarias, cual es el caso de la práctica de deportes que no entrañen especial peligrosidad, aunque tales actividades o deportes hubieran sido impuestos por 10 el profesor de Educación Física (cfr, en este sentido los Dictámenes del Consejo de Estado núm. 433/1996, de 7 de marzo; 440/1996, de 21 de marzo; 811/1996, de 30 de abril, 999/1996, de 25 de abril, entre otros.) De la misma forma, en el caso de los daños derivados de accidentes acaecidos en el curso de las clases de Educación Física, los pronunciamientos adoptados por los diferentes órganos consultivos han tomado en consideración a menudo factores tales como la liviandad o peligrosidad de los ejercicios, la diligencia del profesor en el control de las actividades o el carácter fortuito de lo acontecido - como sucede en este supuesto- para ponderar la juridicidad de los daños soportados o admitir la concurrencia del vínculo causal en la producción de los efectos lesivos (Dictámenes del Consejo de Estado núm. 1008/96, de 9 de mayo; 440/1996, de 30 de abril; 404/1996, de 7 de marzo; 999/1996, de 25 de abril). Este Consejo Consultivo, entiende, por tanto, que estamos ante un hecho meramente accidental, ocurrido durante una mala caída producida en las actividades extraescolares, en un colegio dependiente de la Administración Pública, lo que no implica per se, la existencia de nexo causal entre la caída sufrida por la alumna y la actividad realizada que origine el derecho a ser indemnizado patrimonialmente. De hecho, en ningún momento se cuestiona por parte del reclamante que el ejercicio no fuera adecuado a la edad o condiciones físicas de su hija, ni que las instalaciones en las que se desarrollaba éste tuvieran alguna deficiencia. Simplemente el reclamante entiende que por el hecho de haberse producido la caída en un Centro Público, la Administración debe hacerse responsable de todo lo que acontezca bajo sus muros. Sin embargo, tanto la Jurisprudencia expuesta más arriba, como la doctrina del Consejo de Estado citada exigen, como hemos visto la existencia del nexo causal que anude el funcionamiento (normal o anormal) de la Administración con el resultado lesivo. Resultado lesivo que, en este caso, se produce accidentalmente y, probablemente, por una mala ejecución del ejercicio por la alumna, cuyo resultado tiene el deber jurídico de soportar y, que nos lleva, a dictaminar que no hay lugar a declarar la responsabilidad patrimonial de la Administración. En el presente asunto, de la documentación obrante en el expediente no se desprende indicio alguno de que la actividad impuesta por la monitora y desarrollada por la lesionada revestía una peligrosidad especial que, resultando inapropiada para el alumnado, no debió haber sido ordenada; tampoco se advierte la ausencia de medida paliativa que de haberse puesto en práctica hubiera evitado el percance. En definitiva, en el supuesto que se examina, no procede apreciar la concurrencia del requisito del nexo causal entre el funcionamiento del servicio público educativo y el resultado lesivo padecido por la alumna accidentada con la consecuencia de que tampoco existe un título de imputación del mismo a la 11 Administración educativa competente, debiendo valorarse que no todos los daños que pueden tener lugar en el ámbito del servicio público educativo permiten exigir responsabilidad administrativa, por más que ésta se configure como objetiva, así en el caso que nos ocupa, no se aprecia lesión en el sentido de daño antijurídico, pues el daño sufrido por la menor, se ocasionó de forma completamente accidental, sin que a la monitora, dadas las características y circunstancias del suceso, le fuera razonablemente exigible una conducta que hubiese evitado el perjuicio sufrido. Por todo lo expuesto, a juicio de este Consejo Consultivo, por evidente falta de nexo causal, no hay lugar, en este caso, a declarar la responsabilidad patrimonial de la Administración por lo cual resulta innecesario entrar en la determinación del quantum indemnizatorio. CONCLUSIÓN En mérito de lo expuesto, el Consejo Consultivo de Extremadura dictamina, “Que teniendo presentes las consideraciones contenidas en el cuerpo del presente dictamen no resulta procedente declarar en este supuesto la responsabilidad patrimonial de la Administración de la Comunidad Autónoma de Extremadura”. 12