1 DICTAMEN Nº 298/2006 de 29 de junio de 2006 Expediente

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DICTAMEN Nº 298/2006 de 29 de junio de 2006
Responsabilidad patrimonial. Accidente escolar
Expediente sobre Responsabilidad Patrimonial de la Administración
Pública derivada de accidente escolar de la alumna X acaecido en el C.P
“X” de X (X).
Ha sido ponente la Consejera del Consejo Consultivo Doña Rosario
Macías Martín, asistido por la Letrada de dicho Consejo, Doña Fátima
Corchero Alves, acordándose el dictamen por unanimidad, y resultando los
siguientes,
I.
ANTECEDENTES
PRIMERO .- Con fecha de 29 de marzo de 2006 tuvo entrada en la
Secretaría del Consejo Consultivo solicitud de dictamen remitido por la
Presidencia de la Junta de Extremadura, de acuerdo con lo establecido en los
artículos 12.1 de la Ley 16/2001, del Consejo Consultivo de Extremadura, y
14.c) de la Ley 1/2002, de 28 de febrero, del Gobierno y de la Administración
de la Comunidad Autónoma de Extremadura, en virtud de los cuales el Consejo
Consultivo emitirá dictamen en cuantos asuntos someta a su consulta el
Presidente de la Comunidad Autónoma, a iniciativa propia o a solicitud del
Consejo de Gobierno o de cualquiera de sus miembros.
Se cursa solicitud de dictamen a iniciativa de la Excma. Sra. Consejera
de Educación de la Junta de Extremadura, en relación con el expediente de
responsabilidad patrimonial de la Administración Pública tramitado a instancia
de Don X, por los daños y perjuicios sufridos por su hija X como consecuencia
de un accidente escolar padecido por la menor en el C.P. “X” en X (X), el día 24
de enero de 2005.
No se solicita la evacuación de la consulta por el procedimiento de
urgencia.
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SEGUNDO.- Se acompaña el expediente administrativo tramitado como
consecuencia de la indicada reclamación de responsabilidad patrimonial,
incluyendo propuesta de resolución, del que resulta lo siguiente:
1º) Mediante escrito de fecha 27 de junio de 2005 dirigido a la Secretaría
General de la Consejería de Educación
de la Junta de Extremadura (Registro de entrada de 19 de julio de
2005), Don X, padre de la menor, X, formula reclamación por responsabilidad
patrimonial de la Administración de la Comunidad Autónoma de Extremadura
solicitando el abono de la cantidad de seiscientos euros (600 €), en concepto de
indemnización por los daños y perjuicios sufridos por su hija como
consecuencia de un accidente escolar padecido por la menor, el día 24 de enero
de 2005 en el C.P. “X” de X (X), centro educativo del que es alumna.
En el referido escrito por responsabilidad patrimonial de la
Administración, explicita el reclamante que en la pista del colegio, en el tiempo
escolar de actividades formativas complementarias, concretamente, durante la
clase de Educación Física, estando presente la docente responsable de la
materia, la menor “se cae corriendo haciendo la actividad que la monitora le
propone. Se rompe los dientes delanteros superiores sin sufrir otro daño”.
A dicha solicitud, se acompaña un presupuesto médico odontológico por
importe de trescientos sesenta euros (360 €) expedido por clínica dental, así
como, dos facturas por importes cien euros (100 €) y ciento veinte euros
(120€), ambas relativas al tratamiento odontológico dispensado a la
accidentada.
Por su parte, la Dirección del centro educativo en su Comunicación de
accidente escolar, de fecha 24 de enero de 2004, relata los hechos y
circunstancias que provocan el accidente escolar en idénticos términos.
2º) En fecha 18 de agosto de 2005, la Administración actuante dirigió
escrito al reclamante solicitando, al objeto de poder tramitar adecuadamente la
solicitud formulada, remitiese la documentación interesada (Fotocopia
compulsada del Documento Nacional de Identidad y del Libro de Familia), a tal
fin, se concede al interesado un plazo de diez días hábiles para proceder al
cumplimiento de este trámite.
Aportada la documentación requerida, la Dirección Provincial de
Educación de X, mediante resolución de fecha 31 de agosto de 2005, acuerda
iniciar el expediente de responsabilidad patrimonial por accidente escolar,
nombrándose instructora del mismo, indicándose, además, el plazo máximo
para resolver de seis meses y los efectos desestimatorios del silencio
administrativo.
En comunicación de fecha 1 de septiembre de 2005 la Administración
actuante, dirigió a la parte reclamante escrito notificándole la iniciación del
correspondiente expediente.
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3º) Mediante escrito de fecha 15 de noviembre de 2005, el órgano
instructor del procedimiento comunica al reclamante que concluida la fase de
instrucción del expediente, se acuerda la apertura del trámite de audiencia,
concediéndole un plazo de quince días hábiles para que formule alegaciones y
presente los documentos y justificaciones que estime procedentes, a tales
efectos, se le facilita relación de los documentos que obran en el expediente
para que pueda obtener copia de los que estime pertinentes.
La parte interesada, a la vista de los documentos que constan en el
expediente, no llegó a presentar escrito de alegaciones.
4º) En fecha 21 de diciembre de 2005, la Instructora del expediente emite
propuesta de resolución, en sentido desestimatorio, no reconociendo la
responsabilidad de la Administración por los daños producidos, por no haber
“quedado acreditado el nexo causal entre el daño ocasionado y la prestación
del servicio educativo, habida cuenta que el accidente fue consecuencia de una
caída al suelo que provoca la fractura de dos dientes en aquella ocasión,
durante la actividad formativa complementaria de educación física, sin que a
los Profesores y demás responsables del centro docente, atendidas las
circunstancias, les fuera razonablemente exigible una conducta positiva que
evitase el daño sufrido”.
Por su parte, el Gabinete Jurídico de la Junta de Extremadura, en su
informe emitido el día 22 de febrero de 2006 se muestra conforme con la
propuesta de resolución, y en tal sentido, informa favorablemente sobre la
misma.
TERCERO.- Por resolución de la Presidencia de este Consejo de la fecha
de su registro la consulta fue admitida definitivamente, sin perjuicio de lo que
resultara de la instrucción, se ordenó continuar la evacuación de la consulta
por el procedimiento ordinario y se turnó ponencia según orden preestablecido,
correspondiendo como queda indicado en el encabezamiento dando cuenta al
Pleno de tales determinaciones.
CUARTO.- Instruido el expediente y no habiéndose considerado
necesaria la práctica de diligencias probatorias adicionales quedó conclusa
esta fase del procedimiento de la consulta con la documentación obrante en el
expediente, elevándose por la ponente propuesta de dictamen que fue incluida
en el orden del día de la sesión plenaria que figura en el encabezamiento.
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QUINTO.- En la referida sesión plenaria la Ponente informó del contenido
del proyecto de dictamen y sometido a deliberación del Pleno, el Consejo
estimó, por unanimidad, la suficiencia de dicho informe y su conformidad con
la propuesta, por lo que se acordó aprobar el proyecto de dictamen sin
necesidad debate en ulterior sesión.
II.
OBJETO Y ALCANCE DE LA CONSULTA
PRIMERO.- Se somete a la consideración de este Consejo Consultivo una
consulta en un expediente de responsabilidad patrimonial de la Administración
Pública, regulada en los artículos 139 a 144 de la Ley 30/1992, de 26 de
noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y
Procedimiento Administrativo Común; en los artículos 133 a 135 de la Ley
1/2002, de 28 de febrero, del Gobierno y Administración de la Comunidad
Autónoma de Extremadura, y en el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo,
por el que se aprueba el Reglamento de los Procedimientos de las
Administraciones Públicas en materia de responsabilidad patrimonial.
SEGUNDO.- Se requiere dictamen ordinario en derecho, sin extenderse a
cuestiones o consideraciones de oportunidad, de conformidad con lo prevenido
en el artículo 2.2 de la Ley de creación de esta instancia consultiva.
En particular, dado el tipo de expediente sobre el que versa la consulta el
contenido del dictamen debe atemperarse a lo prevenido en el artículo 12,
apartado 2, del anteriormente citado Reglamento de los Procedimientos de las
Administraciones Públicas en materia de responsabilidad patrimonial que
establece que “se solicitará que el dictamen se pronuncie sobre la existencia o
no de la relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio público y la
lesión producida y, en su caso, sobre la valoración del daño causado y la
cuantía y modo de la indemnización, considerando los criterios previstos en la
Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento
Administrativo Común”.
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III.
COMPETENCIA Y CARÁCTER DEL DICTAMEN
PRIMERO.- El artículo 13.1.i) de la Ley 16/2001 de 14 de diciembre, del
Consejo Consultivo de Extremadura establece el carácter preceptivo de la
consulta en los expedientes tramitados por la Administración Autonómica, y en
su caso, por las Administraciones Locales de su territorio, relativo a las
reclamaciones de indemnización de daños y perjuicios.
Por su parte, el artículo 12.1 del Reglamento de los Procedimientos de las
Administraciones Públicas en Materia de Responsabilidad Patrimonial dispone
que, cuando sea preceptivo a tenor de lo establecido en la Ley Orgánica del
Consejo de Estado, se recabe el dictamen de este órgano consultivo o, en su
caso, del órgano consultivo de la Comunidad Autónoma, remitiéndole todo lo
actuado en el procedimiento, así como una propuesta de resolución.
SEGUNDO.- Por todo ello, el Consejo Consultivo de Extremadura emite
este dictamen con carácter preceptivo, y, además, de modo no vinculante a
tenor de lo dispuesto en el artículo 3, apartado 2, de la citada Ley 16/2001.
En el análisis del caso concreto, se han de considerar los factores a que
alude el referido artículo 12.2 del Reglamento de los Procedimientos de las
Administraciones Públicas en Materia de Responsabilidad Patrimonial.
III.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.La
responsabilidad
patrimonial
Administraciones Públicas: régimen jurídico.
de
las
El artículo 9.3 de la CE garantiza la responsabilidad y la interdicción
de la arbitrariedad de los poderes públicos. Por su parte, el artículo 106.2 de
la CE, enuncia los presupuestos básicos al establecer que “los particulares,
en los términos establecidos por la Ley, tendrán derecho a ser indemnizados
por toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en
los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del
funcionamiento de los servicios públicos”.
La regulación de las previsiones constitucionales se contienen en los
artículos 139 a 146 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento
Administrativo Común, que han sido parcialmente modificadas por la Ley
4/1999, de 13 de enero, y en Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, que
aprueba el Reglamento de los Procedimientos en materia de Responsabilidad
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Patrimonial. Y esta normativa estatal sobre responsabilidad patrimonial
resulta de aplicación a la Comunidad Autónoma de Extremadura de acuerdo
con lo dispuesto en los artículos 133 a 135 de la Ley 1/2002, de 28 de
febrero, del Gobierno y Administración de la Comunidad Autónoma.
Las principales características de nuestro sistema de responsabilidad
patrimonial, tal y como aparece configurado en los preceptos
constitucionales y legales citados, pueden sintetizarse así: “(...) es un
sistema unitario en cuanto rige para todas las Administraciones; general en
la medida en que se refiere a toda la actividad administrativa, sea de
carácter jurídico o puramente fáctico, y tanto por acción como por omisión;
de responsabilidad directa de modo que la Administración cubre
directamente, y no sólo de forma subsidiaria, la actividad dañosa de sus
autoridades, funcionarios y personal laboral, sin perjuicio de la posibilidad
de ejercitar luego la acción de regreso cuando aquellos hubieran incurrido
en dolo, culpa o negligencias graves; pretende lograr una reparación
integral; y, finalmente es, sobre todo, un régimen de carácter objetivo que,
por tanto, prescinde de la idea de culpa, por lo que el problema de la
causalidad adquiere aquí la máxima relevancia (...)” (Sentencia del Tribunal
Superior de Justicia de Extremadura, Sala de lo Contencioso-Administrativo,
de 10 de abril de 2003).
La responsabilidad patrimonial de la Administración, de naturaleza
directa y objetiva, exige, conforme a la doctrina y reiterada jurisprudencia,
los siguientes presupuestos:
A) La existencia de un daño o perjuicio en la doble modalidad de daño
emergente o lucro cesante. El daño ha de ser efectivo y cierto, nunca
contingente o futuro, evaluable económicamente e individualizado en
relación a una persona o grupo de personas.
B) El daño se define como antijurídico, toda vez que la persona que lo
sufre no tiene el deber jurídico de soportarlo de acuerdo con la Ley.
C) La imputación a la Administración de la actividad dañosa como
consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios
públicos, por lo que tan indemnizables son los daños que procedan de uno
como de otro, en tanto esta responsabilidad patrimonial se configura como
una responsabilidad objetiva o por el resultado.
D) La relación de causalidad entre la actuación administrativa y el
daño ocasionado o producido. Este necesario e imprescindible nexo causal
ha de ser directo, inmediato y exclusivo. Esta exclusividad del nexo causal
ha sido matizada por la doctrina jurisprudencial que sostiene la exoneración
de responsabilidad para la Administración, a pesar del carácter objetivo de
la misma, cuando es la conducta del propio perjudicado o la de un tercero la
única determinante del daño producido aunque hubiese sido incorrecto el
funcionamiento del servicio público. Dicha exoneración de responsabilidad
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patrimonial puede ser también, obviamente, parcial, lo que se producirá en
el supuesto de que el daño ocasionado haya sido debido tanto a la conducta
de la Administración como a la del propio afectado, esto es, la concurrencia
de causas (concausas) puede dar lugar a la graduación del quantum
indemnizatorio que, en su caso, deba abonar la Administración.
E) Ausencia de fuerza mayor.
F) El derecho a reclamar prescribe al año de producido el hecho o acto
que motive la indemnización o de manifestarse su efecto lesivo.
En todo caso, debe abordarse el examen puntual y particular de cada
petición concreta de responsabilidad patrimonial de la Administración,
analizando las circunstancias específicas y peculiares de las mismas hasta
llegar a determinar si en ellas concurren, o no, todos los requisitos exigibles,
en particular el nexo causal, para poder declarar tal responsabilidad, pues
de concitarse todos los anteriores requisitos surge la obligación de
reparación que deje a la víctima indemne del daño pues la indemnización
por este título jurídico debe cubrir los daños y perjuicios hasta conseguir la
reparación integral de los mismos.
SEGUNDO.- Consideraciones sobre el procedimiento administrativo
tramitado.
Corresponde analizar la adecuación de los trámites realizados por la
Administración instructora a las disposiciones aplicables a los procedimientos
para exigir responsabilidad patrimonial ante las Administraciones Públicas, en
el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se aprueba el
Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones Públicas en Materia
de Responsabilidad Patrimonial.
Hay que resaltar aquí que el procedimiento de responsabilidad
patrimonial, según se expone en el artículo 4 del R.D. 429/93, de 26 de marzo,
“...se iniciará de oficio o por reclamación de los interesados.” En el caso que nos
ocupa se ha iniciado a instancias del interesado, en fecha 19 de julio de 2005,
cuando tuvo entrada su solicitud en el registro del órgano competente para
resolver y, por lo tanto, no es de recibo que se declare oficialmente el inicio del
expediente el día 31 de agosto de 2005, o sea, casi mes y medio después de
presentar el interesado su reclamación. Además, con anterioridad a que se
acuerde formalmente el “inicio”, a saber, el día 18 de agosto de 2005, se
requiere al solicitante para que subsane la solicitud, iniciándose
posteriormente el expediente. En este sentido es importante tener en cuenta
que, si bien, la Administración puede adelantar todo el trabajo que tenga por
conveniente, o que sus posibilidades le permitan, porque debe impulsar de
oficio todos los trámites, el escrito en donde se requiere al solicitante para que
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subsane la reclamación presentada, es, a juicio de este Consejo, un verdadero
acto de trámite del expediente que debiera haberse iniciado con la presentación
de la solicitud ya que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 42.3 de la
Ley 30/92, de 26 de noviembre, el plazo de seis meses para tramitar el
procedimiento establecido en el artículo 13.3 del R.D. 429/1993, de 26 de
marzo, comenzó a correr desde el día 19 de julio de 2005, fecha de
presentación de la solicitud. Es decir que, cuando el expediente ha llegado a
este Consejo, el 29 de marzo de 2006, ya se había sobrepasado el plazo para
resolverlo.
También cabe recordar aquí que la instrucción de un procedimiento, de
acuerdo con lo dispuesto en el artículo 78.1 de la LRJPAC, en relación con el
artículo 7 de R.D. 429/93, de 26 de marzo: “Los actos de instrucción necesarios
para la determinación, conocimiento y comprobación de los datos en virtud de los
cuáles deba pronunciarse la resolución, se realizarán de oficio por el órgano que
tramite el procedimiento, sin perjuicio del derecho de los interesados...” Es decir,
a la Instructora del procedimiento le corresponde hacer algo más que
elaborar la Propuesta de Resolución y dar audiencia a los interesados.
No obstante lo anterior, ha de señalarse que el expediente de
responsabilidad patrimonial de la Administración Pública se ha instruido
cumpliendo, esencialmente, las formalidades y requisitos normativamente
exigidos, especialmente los que garantizan la defensa del reclamante.
TERCERO.- Análisis del caso concreto sometido a consulta de este
Órgano.
Se ha de partir de los hechos que han quedado acreditados en la
instrucción, a saber, la alumna referida, se lesionó en un accidente que tuvo
lugar en la pista del colegio, en el transcurso del tiempo de las actividades
formativas complementarias, concretamente, durante la clase de Educación
Física. La menor cayó cuando corría realizando el ejercicio físico propuesto por
la monitora, fracturándose los dientes incisivos superiores. La actividad física
se desarrollaba en presencia de la docente responsable. Se reclama el importe
del tratamiento médico odontológico dispensado a la accidentada.
Ante todo, procede señalar que el reclamante ha ejercido su derecho en
tiempo hábil, de acuerdo con lo establecido en el artículo 142.5 de la Ley
30/1992, de 26 de noviembre.
De otro lado, ha de señalarse que consta, suficientemente acreditado, la
legitimación activa de quien ejercita la acción de indemnización de daños y
perjuicios, como resultado de la relación de parentesco existente entre la
accidentada y quien presenta el escrito de reclamación, el padre de la menor
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que ostenta la representación legal de la alumna perjudicada. Por su parte, la
legitimación pasiva corresponde a la Administración Educativa por ser la
titular del centro docente en el que sucedieron los hechos.
Además, cierto es que se ha probado la veracidad del evento lesivo, así
como la efectividad y realidad de los daños personales alegados por el
reclamante, a través de los distintos documentos e informes que obran en el
expediente.
Así pues, hechas las anteriores consideraciones, procede examinar el
fondo del asunto a fin de comprobar si concurren los elementos determinantes
de la responsabilidad patrimonial de la Administración.
En este orden de cosas, puede afirmarse que el reclamante ha sufrido un
daño efectivo, individualizado y económicamente evaluable. Por lo que
constatada la concurrencia de los requisitos de la responsabilidad patrimonial
antes referidos, es preciso analizar sí, del mismo modo, concurre la necesaria
relación de causalidad entre el resultado dañoso sufrido por la alumna y el
funcionamiento normal o anormal del servicio público educativo, o lo que es lo
mismo, habrá de determinarse si, realmente, el daño sufrido por la menor es
consecuencia del funcionamiento normal o anormal del servicio público
educativo, en una relación directa de causa a efecto, sin intervención extraña
que pudiera influir en dicha relación, en definitiva, es imprescindible la
existencia de nexo causal entre la actuación de la Administración, en este caso,
educativa y el resultado dañoso o lesivo producido.
Pues bien, hechos similares, accidentes en el curso de ejercicios de
educación física o en juegos en periodos de recreo cuando los mismos, en uno
y otro caso, están vigilados y no son violentos o graves han merecido
pronunciamientos anteriores de este Consejo declarando la inviabilidad de la
reclamación ejercitada por cuanto no se puede hacer recaer sobre el instituto
jurídico de la responsabilidad patrimonial toda lesión que se produce dentro de
recintos públicos, en particular en los recintos educativos.
Es de interés traer a colación la doctrina sentada en unificación de
doctrina por la Sentencia de 13 de septiembre de 2002 del Tribunal Supremo
que declara, con citas de otras sentencias anteriores, que:
“«La prestación por la Administración de un determinado servicio público
y la titularidad por parte de aquélla de la infraestructura material para su
prestación no implica que el vigente sistema de responsabilidad patrimonial
objetiva de las Administraciones Públicas convierta a éstas en aseguradoras
universales de todos los riesgos con el fin de prevenir cualquier eventualidad
desfavorable o dañosa para los administrados que pueda producirse con
independencia del actuar administrativo, porque de lo contrario, como
pretende el recurrente, se transformaría aquél en un sistema providencialista
no contemplado en nuestro ordenamiento jurídico»”.
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“ Y la Sentencia de 13 de noviembre de 1997 (RJ 1997, 7952) (recurso
4451/1993) también afirmamos que : «Aun cuando la responsabilidad de la
Administración ha sido calificada por la jurisprudencia de esta Sala como un
supuesto de responsabilidad objetiva, no lo es menos que ello no convierte a la
Administración en un responsable de todos los resultados lesivos que puedan
producirse por el simple uso de instalaciones públicas, sino que, como antes
señalamos, es necesario que esos daños sean consecuencia directa e inmediata
del funcionamiento normal o anormal de aquélla»”.
Más en concreto, y referido a un supuesto análogo al que ahora se
enjuicia, la Sentencia de 24 de julio de 2001 (RJ 2001, 5410) (recurso
5384/1997) declara que: “ «no cabe, por tanto, imputar la lesión a la
Administración docente, habida cuenta que la lesión causada, exclusivamente
deriva y trae causa directa e inmediata del golpe fortuito -patada involuntariarecibido de un compañero del juego en un lance del mismo, sin que, por ende,
pueda, desde luego, afirmarse que la lesión fue consecuencia del
funcionamiento de los servicios públicos docentes, so pretexto de encontrarse
los alumnos en el recreo, en el interior del patio, dedicados a la práctica de los
habituales juegos, pues tales circunstancias, sobre no denotar falta del debido
control por el profesorado del Colegio, ya que la lesión se habría producido,
cualquiera que hubiera sido la vigilancia, es de tener en cuenta además que la
forma en que se causó la lesión producida, repetimos, en un lance del juego,
sólo es demostrativa de que en el Colegio se desarrollaba una actividad física,
integrante de la completa educación, en sí misma insuficiente para anudar el
daño a la gestión pública, la prestación del servicio público docente, ajeno
desde luego a la causación de aquél». Y añade dicha Sentencia que en el
concreto supuesto enjuiciado no concurre el imprescindible nexo causal, que
rechaza por derivar el daño de un mero lance de juego practicado por los niños,
que debe ser considerado como ajeno a las prestaciones exigibles al servicio
público docente.”
Por su parte, el Consejo de Estado en su Memoria Anual del año 1998
señala que “no es posible considerar que el servicio público de educación
pueda concebirse como un centro de imputación automática de cualesquiera
hechos que acaecen en el área material de aquel, y rechaza que la debida
diligencia de los servidores públicos incluya un cuidado total sobre las
personas que se encuentren en el servicio y las conductas, del tipo que sea,
que se desarrollen dentro de él”. En consecuencia, no se consideran
indemnizables todos los daños acaecidos en los centros escolares, sino aquellos
que sean consecuencia del funcionamiento del servicio público, no todos los
producidos con ocasión de su prestación.
Además, la doctrina legal del Consejo de Estado ha negado que generen
responsabilidad para la Administración las actividades normales u ordinarias,
cual es el caso de la práctica de deportes que no entrañen especial
peligrosidad, aunque tales actividades o deportes hubieran sido impuestos por
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el profesor de Educación Física (cfr, en este sentido los Dictámenes del
Consejo de Estado núm. 433/1996, de 7 de marzo; 440/1996, de 21 de marzo;
811/1996, de 30 de abril, 999/1996, de 25 de abril, entre otros.)
De la misma forma, en el caso de los daños derivados de accidentes
acaecidos en el curso de las clases de Educación Física, los pronunciamientos
adoptados por los diferentes órganos consultivos han tomado en consideración
a menudo factores tales como la liviandad o peligrosidad de los ejercicios, la
diligencia del profesor en el control de las actividades o el carácter fortuito de
lo acontecido - como sucede en este supuesto- para ponderar la juridicidad de
los daños soportados o admitir la concurrencia del vínculo causal en la
producción de los efectos lesivos (Dictámenes del Consejo de Estado núm.
1008/96, de 9 de mayo; 440/1996, de 30 de abril; 404/1996, de 7 de marzo;
999/1996, de 25 de abril).
Este Consejo Consultivo, entiende, por tanto, que estamos ante un hecho
meramente accidental, ocurrido durante una mala caída producida en las
actividades extraescolares, en un colegio dependiente de la Administración
Pública, lo que no implica per se, la existencia de nexo causal entre la caída
sufrida por la alumna y la actividad realizada que origine el derecho a ser
indemnizado patrimonialmente. De hecho, en ningún momento se cuestiona
por parte del reclamante que el ejercicio no fuera adecuado a la edad o
condiciones físicas de su hija, ni que las instalaciones en las que se
desarrollaba éste tuvieran alguna deficiencia. Simplemente el reclamante
entiende que por el hecho de haberse producido la caída en un Centro Público,
la Administración debe hacerse responsable de todo lo que acontezca bajo sus
muros. Sin embargo, tanto la Jurisprudencia expuesta más arriba, como la
doctrina del Consejo de Estado citada exigen, como hemos visto la existencia
del nexo causal que anude el funcionamiento (normal o anormal) de la
Administración con el resultado lesivo. Resultado lesivo que, en este caso, se
produce accidentalmente y, probablemente, por una mala ejecución del
ejercicio por la alumna, cuyo resultado tiene el deber jurídico de soportar y,
que nos lleva, a dictaminar que no hay lugar a declarar la responsabilidad
patrimonial de la Administración.
En el presente asunto, de la documentación obrante en el expediente no
se desprende indicio alguno de que la actividad impuesta por la monitora y
desarrollada por la lesionada revestía una peligrosidad especial que,
resultando inapropiada para el alumnado, no debió haber sido ordenada;
tampoco se advierte la ausencia de medida paliativa que de haberse puesto en
práctica hubiera evitado el percance.
En definitiva, en el supuesto que se examina, no procede apreciar la
concurrencia del requisito del nexo causal entre el funcionamiento del servicio
público educativo y el resultado lesivo padecido por la alumna accidentada con
la consecuencia de que tampoco existe un título de imputación del mismo a la
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Administración educativa competente, debiendo valorarse que no todos los
daños que pueden tener lugar en el ámbito del servicio público educativo
permiten exigir responsabilidad administrativa, por más que ésta se configure
como objetiva, así en el caso que nos ocupa, no se aprecia lesión en el sentido
de daño antijurídico, pues el daño sufrido por la menor, se ocasionó de forma
completamente accidental, sin que a la monitora, dadas las características y
circunstancias del suceso, le fuera razonablemente exigible una conducta que
hubiese evitado el perjuicio sufrido.
Por todo lo expuesto, a juicio de este Consejo Consultivo, por evidente
falta de nexo causal, no hay lugar, en este caso, a declarar la responsabilidad
patrimonial de la Administración por lo cual resulta innecesario entrar en la
determinación del quantum indemnizatorio.
CONCLUSIÓN
En mérito de lo expuesto, el Consejo Consultivo de Extremadura
dictamina,
“Que teniendo presentes las consideraciones contenidas en el cuerpo del
presente dictamen no resulta procedente declarar en este supuesto la
responsabilidad patrimonial de la Administración de la Comunidad Autónoma
de Extremadura”.
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