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Josep y Pere Brugada: "Los niños
deberían aprender en el colegio a
utilizar desfibriladores"
La unidad de arritmias del Hospital Clínic de Barcelona cumple 20 años con el
impulso de los especialistas Josep y Pere Brugada
Vida | 06/07/2011 - 00:10h
CRISTINA MONT
Barcelona
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3192 visitas
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Así trabaja la unidad de arritmias del Hospital
Clínic
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@LaVanguardia
El doctor Pere Brugada estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona.
Después se fue a Holanda a aprender más sobre las arritmias, una alteración del ritmo
cardíaco. Su hermano, el doctor Josep Brugada, y el doctor Lluís Mont le siguieron más tarde
para aprender de su equipo e investigar conjuntamente, para luego traer a Barcelona ese
conocimiento. 20 años más tarde, la Unidad de Arritmias del Hospital Clínic de Barcelona es
una de las más prestigiosas del mundo.
La unidad de arritmias celebra el 20 aniversario de su puesta en
funcionamiento. El doctor Josep Brugada fue el encargado de
arrancar este proyecto en el año 91 y ahora es una unidad de
prestigio internacional. Cristina Mont
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¿Cómo y cuando empezaron a dedicarse a las arritmias?
Pere Brugada (PB)- Cuando acabé cardiología me compré un libro de arritmias escrito por el
doctor Wellens entre otros y no entendí nada. Pensé que no podía ser. Así que en el 78 busqué
sitios dónde ir a aprender. Me salieron dos posibilidades, una plaza en Chicago y otra en
Maastricht, Holanda. Por comodidad y porque mi situación económica no era muy buena, me fui
a Maastricht con la idea de quedarme durante 6 meses. Después de tres meses me ofrecieron
una plaza y 30 años más tarde todavía no he vuelto.
Josep Brugada (JB)– Conseguí una plaza de médico de cabecera en Riudarenes através de
unas oposiciones pero me di cuenta de que no quería hacer eso. Entonces vino un amigo que
estaba en Francia y me dijo que en tres días cerraban el plazo de inscripción para hacer la
especialidad de cardiología en Montpelier. Hice los papeles, me apunté y entré. Fue casualidad.
Si mi amigo hubiera venido tres días más tarde yo no me habría dedicado a la cardiología.
Cuando empezaron, ¿cuál era la situación de las arritmias?
PB- En aquel momento estaba empezando, era algo esotérico, nos pasábamos el día midiendo
y calculando pero a nivel de tratamientos no había casi nada. Aún así, esos años de estudio
fueron la base para comprender los mecanismos que luego nos permitieron atacar la causa y el
origen de las arritmias con la ablación, que empezó en los noventa. Alrededor del 85 hacíamos
ablaciones con otras técnicas cómo el choc, pero era muy agresivo. A partir de los noventa se
empezó a utilizar la radiofrecuencia que es mucho más suave para el paciente y también mucho
más exacta. Eso nos permitió entrar en lo que ahora llamamos electrofisiología intervencionista,
que realmente cura al enfermo.
¿Cómo acabaron trabajando juntos?
JB- Pere ya era una persona conocida que se dedicaba a las arritmias en Maastricht cuando yo
estudiaba en Francia. Cuando acabé me ofrecieron ir a Maastricht con un contrato para dedicar
la mitad de las horas a investigación y la otra mitad a la electrofisiología.
PB – La época más productiva de la Universidad de Maastricht a nivel de arritmias fueron los
seis años que trabajamos juntos. Primero, porque combinábamos el trabajo de laboratorio con
la clínica y por lo tanto hacíamos cosas juntos que tenían un toque experimental y al mismo
tiempo lo aplicábamos en la clínica. El último año, entre el 89 y el 90, publicamos nueve
artículos en el Circulation, la revista científica de más prestigio en cardiología.
¿Fue entonces cuándo descubrieron el ahora conocido síndrome de Brugada?
Los hermanos Brugada son dos referentes en el tratamiento de las
arritmias a nivel nacional e internacional Cristina Mont
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PB -Empezó durante la época de Maastricht pero la publicación no se hizo hasta el 92, cuando
Josep ya estaba de nuevo en Barcelona liderando la unidad de arritmias del Clínic. Todo
empezó por una familia polaca a la que se le había muerto una niña de 3 años y su hijo había
sobrevivido a varias paradas cardíacas porque el padre le había recuperado. En aquel momento
vimos claro que seguramente se trataba de un problema familiar. De hecho ya en la publicación
inicial, que sólo tenía unas tres o cuatro páginas, ya describíamos todo lo que rodeaba a éste
síndrome. El hecho de que era genético, lo que era des del punto de vista eléctrico del corazón,
que no sólo provocaba arritmias sino que también podía provocar muerte súbita, que también
provoca fibrilación auricular, etc. Esto lo describimos con ocho enfermos y luego han venido
muchos más que han confirmado lo que describimos en un grupo reducido.
JB – Fue una casualidad buscada porque otros médicos ya habían visto el electrocardiograma
del primer paciente que vino pero nadie sintió la curiosidad de investigarlo. De hecho, cuando
describimos el síndrome por primera vez muchos médicos se dieron cuenta de que tenían
alguno de estos pacientes.
PB- Creímos que era simplemente una curiosidad y ahora se estima que entre una y cinco
personas de cada 10.000 tienen este síndrome.
Y todo este trabajo en el extranjero, ¿cómo ha repercutido en Catalunya y en el Clínic?
JB - Empezó cuando el Doctor Paco Navarro me llamó en el 91 para que fuera al Clínic y
montase la unidad de arritmias. Al principio era una habitación con un máquina de rayos X que
iban a tirar porque se paraba cada cinco minutos. Con esto, una enfermera y yo empezamos la
unidad. El objetivo era tener la mejor unidad de arritmias del estado y lo conseguimos
rápidamente. Pusimos muchas ganas y esfuerzo. Además implantamos la cultura de los fellows,
la gente que viene a aprender, que utilizaba ya Pere en Maastricht. Estos fellows vinieron con
muchas ganas de trabajar y nos permitieron hacer muchas cosas aunque el staff del hospital
fuera muy reducido. No fue hasta el 96 que se incorporó el Doctor Lluís Mont y desde entonces
no hemos parado de crecer. El gran cambio que hice al venir aquí fue el acercamiento de la
electrofisiología al médico. Los médicos sabían que si llamaban a la unidad, nosotros
intentábamos solucionarles los problemas y entonces dejaron de ver la arritmología como algo
que hacían cuatro iluminados en un sótano. Cambió su manera de ver la cardiología también. A
nivel catalán, ahora cada hospital público tiene un servicio de arritmias.
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Y su unidad, ¿cómo ha evolucionado en estos veinte años?
JB- La unidad de arritmias del Clínic es la más grande y activa de España. En el 93 ya lo era y
siempre ha sido líder en número de ablaciones, de dispositivos, de publicaciones, etc. y
continua creciendo. Ahora tiene ya cinco miembros de staff fijos, continúa teniendo fellows,
entre seis y ocho, y también ingenieros que trabajan con nosotros. Es como una gran familia
que hace que esto funcione muy bien. Además en 20 años hemos llegado a las 15.000
ablaciones.
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¿Cuál debería ser el futuro de las arritmias? ¿Qué queda por hacer?
JB – La arritmología avanza muy rápido. Primero surgió la ablación, después los desfibriladores
implantables para la muerte súbita, ahora estamos pasando la época de la ablación de la
fibrilación auricular, y también se está empezando la época de la resincronización cardíaca.
Esta última permite tratar la insuficiencia cardiaca con un aparato que vuelve a poner en orden
el corazón desde el punto de vista eléctrico. Esto ha dado otro impulso brutal a la
electrofisiología. Vemos que cada cuatro o cinco años aparece algo absolutamente novedoso y
que afecta a millones de personas en todo el mundo.
PB – Aún así, hay cosas que debemos mejorar. Sigue habiendo mucha gente que no está bien
diagnosticada, especialmente mujeres jóvenes con arritmias a las que se les diagnostica
ansiedad o nervios. Aún así, éstas no son peligrosas. Lo que es un desastre es cuando tienes
un muchacho de 14 años que se va a jugar al fútbol y no vuelve porque ha sufrido una muerte
súbita. Queda mucho por hacer y sólo es posible si se hacen campañas de prevención, de
estudio de toda esta gente, como se hace por ejemplo en Italia. Allí hay unas normas muy
estrictas para la gente que quiere hacer deporte, todos tienen que pasar un examen
cardiovascular muy bien hecho con electrocardiograma, prueba de esfuerzo, etc. Esto no se
puede hacer a todo el mundo, pero un electrocardiograma no es muy caro y se podría hacer a
los niños cuando nacen y cada seis años hasta llegar a los 24. Además se debería enseñar
todas las lecciones sobre un estilo de vida saludable, no fumar, comer sano, etc. Por último
debería ser obligatorio que en el colegio, antes de los 18, los niños aprendieran las técnicas de
resucitación cardiopulmonar y utilización de desfibriladores automáticos externos. Esto sería un
gran avance para la prevención de la muerte súbita.
¿Por qué este avance tan rápido en los últimos años?
JB - Porque este campo va muy ligado a la tecnología. En estos momentos el desarrollo
tecnológico más importante en medicina probablemente está alrededor de las arritmias. Es
dónde encontramos la más alta tecnología en imagen, en maneras de hacer, en ver el corazón,
en tratamiento, etc. Creo que somos unos privilegiados en ese sentido porque todas las
compañías están poniendo todo su esfuerzo en la tecnología de las arritmias porque es un
campo muy próspero.
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