EL DERECHO CUADERNO JURÍDICO FAMILIA Julio 2012 - Número 30 EDITORIAL Director Lorenzo A. Sojo Consejo de Redacción Jorge A. Mazzinghi (h) Alejandro C. Molina Patricia Silvia Sánchez Secretaria Académica Úrsula C. Basset Colaboradores Paola Amestoy Yanina Anna Cecilia H. Bonaverdi María Cecilia Burgos Baranda Dorian Fabiana Cicarelli Carina Inés Comito Natalia I. Comito Ma. de los Ángeles Ghía Salazar Jorge Nicolás Lafferrière Julio A. Martínez Alcorta Clara Minieri Alejandro Molina (h) Ana María Ortelli Verónica Polverini Juan E. Roberts María Angélica Sánchez del Río Natalia Torres Santomé Agustín Sojo Responsable Newsletter Elisa Petrelli Diseño y Diagramación Luciana Plataroti Contacto [email protected] En este número de nuestro cuaderno jurídico de familia pretende mostrar distintas perspectivas relacionadas con la defensa de dos grupos de personas vulnerables. Por un lado, se analiza la situación de las personas con discapacidad y, por el otro lado, la defensa de la niñez y adolescencia. La Dra. Pinto Kramer hace un análisis de las consecuencias que ha tenido la implementación de la ley de salud mental. Silvia Guahnon y Marcela Somer nos describen las consecuencias del proyecto de reforma del código civil sobre la ley de salud mental describiendo como hecho saliente la eliminación definitiva de todo tipo de internación ordenada por el juez. Carolina Paladín y María García Morabito nos cuentan sus experiencias y el trabajo de campo que vienen desarrollando desde la Comisión de Seguimiento del Tratamiento Institucional de Niñas, Niños y Adolescentes de la Defensoría General de la Nación. También hemos entrevistado al coordinador de la Unidad de Letrados de Personas Menores de Edad quien nos cuenta como se ha formado la unidad y cuales son sus funciones. Cecilia Bonaverdi y Angeles Ghía Salazar reflexionan sobre el sistema de protección integral de niñez y adolescencia y Esteban Caride nos escribe sobre el derecho de los niños a ser oídos. Por último, les informamos que el próximo martes 28 de Agosto tendremos el Encuentro Interuniversitario de Derecho de Familia en la UCA. Como siempre, la inscripción es libre y gratuita. Venta y suscripción: 0800-222-1718 (línea gratuita) 4371-2004 (líneas rotativas) [email protected] Tucumán 1436, Buenos Aires, 2012 Propietario Universitas S.R.L. cuit 30-50015162-1 ISSN 2250-5288 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 1 COMUNICACIONES SUMARIO BLOQUE TEMÁTICO | PERSONAS VULNERABLES LA LEY NACIONAL DE SALUD MENTAL 26.657 Y SU INCIDENCIA EN LAS NORMAS PROCESALES Pilar María Pinto Kramer 3 ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA INTERNACIÓN DE PERSONAS CON PADECIMIENTOS MENTALES EN LA LEY DE SALUD MENTAL Y EN EL PROYECTO DE REFORMA DEL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN Silvia V. Guahnon y Marcela P. Somer 8 LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES EN CONTEXTOS DE INSTITUCIONALIZACIÓN: LA EXPERIENCIA DE LA COMISIÓN DE SEGUIMIENTO DEL TRATAMIENTO INSTITUCIONAL DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES DE LA DEFENSORÍA GENERAL DE LA NACIÓN M. Carolina Paladini y María L. García Morabito 12 ENTREVISTA: JUAN PABLO OLMO 16 EL FACTOR “TIEMPO” EN EL SISTEMA DE PROTECCIÓN INTEGRAL DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES Y SUS IMPLICANCIAS Cecilia Hebe Bonaverdi y María de los Ángeles Ghía Salazar 18 ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL EJERCICIO DEL DERECHO DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES “A SER OÍDOS” EN EL ÁMBITO JUDICIAL Esteban Caride 24 JURISPRUDENCIA ONLINE 30 DOCTRINA ONLINE 32 SUSCRIPCIONES FEB RERO de edad Mayoría 18 años a los ERO 2010 - NÚM 3 hecho aración de Plazo de sepe durante el juicio urr que transc : los abuelos a cargo de Alimentos de la obligación naturaleza o y el derech de padres Acuerdo a ser oido del menor 4371-2004 (líneas rotativas) o llame gratis al 0800-222-1718 También puede enviar un email con sus datos a: [email protected] y un representante se comunicará con usted. 2 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA Pilar María Pinto Kramer Como es sabido, en diciembre de 2010 entró en vigencia la ley 26.657, cuyo objeto es “asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas las personas y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental que se encuentran en el territorio nacional, reconocidos en los instrumentos internacionales de derechos humanos, con jerarquía constitucional, sin perjuicio de las regulaciones más beneficiosas que para la protección de estos derechos puedan establecer las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” (art. 1°). Resulta oportuno recordar los tres ejes sobre los que versa la Ley Nacional de Salud Mental: el reconocimiento de los derechos humanos de las personas con padecimientos en su salud mental, en especial la voluntad del sujeto y el mantenimiento y fortalecimiento de su red familiar y comunitaria; la creación y aplicación de políticas públicas y la intervención de equipos interdisciplinarios de salud. Se consideran parte integrante de la mencionada ley los Principios de las Naciones Unidas para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de Salud Mental, adoptado por la Asamblea General en su resolución 46/119 del 17 de diciembre de 1991 (art. 2°). Aun cuando la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad1 no goza de jerarquía constitucional, corresponde –en razón de su especificidad– su aplicación directa, máxime cuando goza de jerarquía superior a la citada ley (cf. arts. 31 y 75, inc. 22, CN). De todo su articulado, resulta menester para esta obra traer a colación lo establecido en el art. 12, en cuanto dice: “1. Los Estados Partes reafirman que las personas con discapacidad tienen derecho en todas partes al reconocimiento de su personalidad jurídica. 2. Los Estados Partes reconocerán que las personas con discapacidad tienen capacidad jurídica en igualdad de condiciones con las demás en todos los aspectos de la vida. 3. Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para proporcionar acceso a las personas con discapacidad al apoyo que puedan necesitar en el ejercicio de su capacidad jurídica. 4. Los Estados Partes asegurarán que en todas las medidas relativas al ejercicio de la capacidad jurídica se proporcionen salvaguardias adecuadas y efectivas para impedir los abusos de conformidad con el derecho internacional en materia de derechos humanos. Esas salvaguardias asegurarán que las medidas relativas al ejercicio de la capacidad jurídica respeten los derechos, la voluntad y las preferencias de la persona, que no haya conflicto de intereses ni influencia indebida, que sean proporcionales y En adelante, CDPD. 1 adaptadas a las circunstancias de la persona, que se apliquen en el plazo más corto posible y que estén sujetas a exámenes periódicos por parte de una autoridad o un órgano judicial competente, independiente e imparcial. Las salvaguardias serán proporcionales al grado en que dichas medidas afecten a los derechos e intereses de las personas. 5. Sin perjuicio de lo dispuesto en el presente artículo, los Estados Partes tomarán todas las medidas que sean pertinentes y efectivas para garantizar el derecho de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, a ser propietarias y heredar bienes, controlar sus propios asuntos económicos y tener acceso en igualdad de condiciones a préstamos bancarios, hipotecas y otras modalidades de crédito financiero, y velarán por que las personas con discapacidad no sean privadas de sus bienes de manera arbitraria”. La ley 26.657 introdujo la incorporación del art. 152 ter en nuestro Código Civil, que reza: “Las declaraciones judiciales de inhabilitación o incapacidad deberán fundarse en un examen de facultativos conformado por evaluaciones interdisciplinarias. No podrán extenderse por más de tres años y deberán especificar las funciones y actos que se limitan, procurando que la afectación de la autonomía personal sea lo menor posible”. Ahora bien, más allá de algunos cuestionamientos muy puntuales que podrían hacerse respecto de si la Ley Nacional de Salud Mental se adapta al paradigma social de la discapacidad2 que emerge de la CDPD, vale analizar cómo opera esta ley con las normas contenidas en el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación3 y la interpretación que de todo ello han efectuado los Tribunales Nacionales sobre la materia. Para ello haré un análisis de las normas enunciadas en el Libro IV, Título II, Capítulos I y III del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, dejando aclarado que en esta obra no me abocaré al análisis relativo a la facultad de internación por parte del Juez durante la tramitación del proceso, en los términos regulados en el art. 629. Sin perjuicio de lo expuesto, vale traer a colación que la ley 26.657 en sus arts. 38 y 39 crea el Órgano de Revisión, el cual, entre otras funciones, deberá “velar por el cumplimiento de los derechos en procesos de declaración de inhabilidad y durante la vigencia de dichas sentencias”. PERSONAS VULNERABLES COMUNICACIONES BLOQUE TEMÁTICO LA LEY NACIONAL DE SALUD MENTAL 26.657 Y SU INCIDENCIA EN LAS NORMAS PROCESALES 2 Ver: Palacios, Agustina, El modelo social de la discapacidad: orígenes; caracterización y plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Ediciones Cinca, Madrid, 2008. 3 En adelante, CPCCN. CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 3 Proceso de determinación del ejercicio de la capacidad jurídica4 El Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, en su art. 624, establece que “las personas que pueden pedir la declaración de demencia se presentarán ante el juez competente exponiendo los hechos y acompañando certificados de dos médicos, relativos al estado mental del presunto incapaz y su peligrosidad actual”. Si uno de los ejes clave –y por cierto positivo– de la Ley Nacional de Salud Mental es la intervención de equipos interdisciplinarios de salud, se ha planteado en la jurisprudencia de la Justicia Nacional en lo Civil la promoción de procesos de determinación del ejercicio de la capacidad jurídica mediante la presentación de un informe confeccionado por profesionales de diversas disciplinas, apartándose de las exigencias rituales. Quienes han planteado este supuesto afirman que si la ley 26.657 define a la salud mental como “un proceso determinado por componentes históricos, socioeconómicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona”, resulta lógico entonces que sea ese equipo quien certifique el estado de salud de la persona denunciada, desde una perspectiva más integral de la persona. Otros sostienen que la Ley de Salud Mental no ha derogado –ni podría hacerlo– ninguna de las normas contenidas en la ley ritual, por lo que corresponde atenerse al fiel cumplimiento de lo allí prescripto, siendo que de abrirse a prueba el expediente, se ordenará la prueba pericial por un equipo interdisciplinario de salud, en los alcances previstos en los arts. 626 y 631 de la ley ritual y 152 ter del cód. civil. En efecto, quienes sustentan esta tesitura afirman que la ley adjetiva exige tres requisitos ineludibles para promover una causa en la que se discuta la capacidad de una persona: la legitimación procesal de quien la promueve, la exposición de los hechos que fundan el pedido y la presentación de certificados de dos médicos relativos al estado mental del denunciado. Es así que los certificados médicos constituyen el elemento necesario para dar verosimilitud a la denuncia en tanto deben contener un diagnóstico relativo al estado mental del denunciado5. Por lo tanto, afirman que el auto de apertura a prueba que no cumpla con los recaudos exigidos por la ley ritual carece de fundamento fáctico-legal y, en consecuencia, es nulo. 4 El 7-10-11, la CNCiv. resolvió sustituir las voces “inhabilitación” e “insania” por la denominación “Art. 152 ter del Código Civil” como objeto del juicio en las planillas de Incorporación de Datos utilizada para el sorteo de las causas. 5 “R., E. H. s/art. 482, CC”, Juzgado Nacional en lo Civil N° 10; y “P. L. R., M. s/diligencias preparatorias”, Juzgado Nacional en lo Civil Nº 25. 4 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA Más allá de la disparidad de criterios sobre esta cuestión, entiendo que no debe perderse de vista lo normado en el art. 464 del CPCCN, en cuanto establece que “el perito deberá tener título habilitante en la ciencia, arte, industria o actividad técnica especializada a que pertenezcan las cuestiones acerca de las cuales deba expedirse” por lo que corresponde ser cuidadoso en la admisión de los certificados de los expertos que se acompañen –en el sentido de si tiene la suficiente idoneidad para expedirse “sobre el estado mental del presunto incapaz”–, máxime si se tiene presente el alcance de la pretensión, cual es restringir la capacidad de obrar de una persona. Una cuestión para debatir –pero ya en otra ocasión para no desviarnos del objeto de esta publicación– es la relativa al término “peligrosidad actual”, al que hace referencia el art. 624 del CPCCN ya citado. El art. 625 de la ley adjetiva establece que “cuando no fuere posible acompañar dichos certificados médicos, el juez requerirá la opinión de dos médicos forenses, quienes deberán expedirse dentro de cuarenta y ocho horas. A ese solo efecto y de acuerdo con las circunstancias del caso, el juez podrá ordenar la internación del presunto incapaz por igual plazo, si fuere indispensable para su examen”. Al respecto vale recordar que en diciembre de 2009 la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictó la acordada 47/09, donde estableció: “El Cuerpo Médico Forense dará cumplimiento a los requerimientos periciales dispuestos por magistradas/os judiciales y del ministerio público del fuero criminal. Las/os juezas/es de los restantes fueros procederán de conformidad a lo previsto por los artículos 457 a 478 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Excepcionalmente, podrán requerir la intervención pericial del Cuerpo Médico Forense cuando medien notorias razones de urgencia, pobreza o interés público debidamente acreditadas o cuando las circunstancias particulares del caso hicieran necesario su asesoramiento”. En consecuencia, más allá que pueda o no requerirse la intervención del Cuerpo Médico Forense, lo que no puede perderse de vista es que la norma exige la opinión de dos médicos forenses, esto es, galenos especializados en medicina legal. Resulta de aplicación aquí también lo comentado anteriormente en relación con la discusión de si corresponde la intervención o no de un equipo interdisciplinario de salud. Otro de los puntos sobresalientes del art. 625 del Código Procesal ya citado es lo relativo a la internación del presunto incapaz si fuere indispensable para su examen. La ley 26.657 estable que la internación es un recurso terapéutico de carácter restrictivo que solo debe aplicarse cuando aporte mayores beneficios terapéuticos que el resto de las intervenciones realizables en su entorno familiar, comunitario o social y sólo podrá realizarse cuando a criterio del equipo de salud mediare situación de riesgo cierto e inminente para sí o para terceros. 6 Los curadores públicos provisorios ejercen la defensa técnica de la persona cuya capacidad se encuentra discutida; la defensa técnica en el marco de lo establecido en el art. 22 de la ley 26.657 de las personas que se hallen internadas involuntariamente y a la vez se encuentren bajo un proceso de determinación del ejercicio de la capacidad jurídica (aun cuando ya se haya dictado sentencia); la defensa técnica en el marco establecido en el art. 22 de la ley 26.657 en el caso de las internaciones involuntarias de personas menores de edad; la defensa técnica en el marco de lo establecido en el art. 22 de la ley 26.657 respecto de las internaciones involuntarias que, pese a estar bajo la competencia de la Justicia Nacional en lo Civil, se practiquen fuera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; la defensa técnica en los procesos de rehabilitación. Los curadores públicos definitivos ejercen la curatela de representación prevista en el Título XIII, de la Sección II, del Libro I del Código Civil, así como también la curatela de asistencia prevista en el art. 152 bis de dicho código; ambas a la luz del art. 152 ter y de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Asimismo, asumen la curatela interina a los bienes prevista en los arts. 148, 471, 488, 489 y 490 del Código Civil cuando la medida cautelar sea dictada en los términos del art. 629 del CPCCN, y la curatela definitiva en principio vaya a recaer en un curador público. Deben también instar la revisión de la sentencia a fin de lograr la rehabilitación o la readecuación de la declaración hacia una menor limitación de la autonomía personal. to, resolvió imponer un cambio en la modalidad de abordaje de los diversos tipos de casos asignados al ámbito del Ministerio Público de la Defensa. De tal modo, resolvió especializar la actividad de los curadores públicos en las funciones de curatela provisoria y definitiva. Ello así, en orden a garantizar el más amplio derecho de defensa en juicio reconocido en el art. 18, CN y en diversos instrumentos internacionales de derechos humanos (Convención Americana sobre Derechos Humanos; Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad; Principios de Salud Mental de la ONU; Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Personas en Condición de Vulnerabilidad, entre otros). Es de destacar que mediante esta resolución se refuerza la obligación del curador público actuante de tomar contacto personal e indelegable, en forma permanente y fluida, con su defendido, de manera de conocer su voluntad, hacerlo partícipe del proceso y, de tal forma, asegurar una mejor y más eficaz defensa. Asimismo, se han ampliado los profesionales que integran los equipos interdisciplinarios de la Dirección General de Tutores y Curadores Públicos mediante la incorporación de médicos (repárese que antes los equipos técnicos se integraban por trabajadores sociales y psicólogos) y se han asignado equipos exclusivos para cada una de las Curadurías Públicas, lo que le permite al curador público ofrecer su propia prueba, impugnar las pericias producidas en el expediente y hacer un adecuado seguimiento del caso. Asimismo, en caso de que la persona denunciada se encontrare internada y no hubiere designado abogado de su confianza, el curador público provisorio ejercerá su defensa en los términos del art. 22 de la ley 26.657. Es de destacar que algunos jueces consideran innecesaria la designación expresa de ese funcionario como abogado con los alcances arriba señalados pues interpretan que esa función se encuentra implícita dentro de las obligaciones del curador provisorio, en tanto que otros dictan un auto de designación. No obstante esa disquisición, siempre se da cabal cumplimiento con la garantía de defensa prevista en la ley7. El art. 631 del CPCCN exige que los médicos se expidan sobre: diagnóstico; fecha aproximada en que la enfermedad se manifestó; pronóstico; régimen aconsejable para la protección y asistencia del presunto insano; necesidad de su internación. La introducción del art. 152 ter del cód. civil exigió que los jueces ordenen una evaluación interdisciplinaria, por lo que, además de cumplir con los recaudos de los arts. 626 y 631 de la ley ritual, amplían los puntos de pericias, ordenando que se evalúe si la persona COMUNICACIONES Ahora, el art. 2° de la ley mencionada específicamente estatuye que se consideran parte integrante de esa ley los Principios de Naciones Unidas para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de Salud Mental, adoptado por la Asamblea General en su resolución 46/119 del 17 de diciembre de 1991, cuyo Principio 5 dice: “Ninguna persona será forzada a someterse a examen médico con objeto de determinar si padece o no una enfermedad mental, a no ser que el examen se practique con arreglo a un procedimiento autorizado por el derecho nacional”. De tal modo se sigue que si bien debe prevalecer el criterio de evaluación de la persona denunciada sin disponer su internación, sólo en caso estrictamente indispensable y en razón de las previsiones contenidas en el Principio 5 ya enunciado podría el juez ordenar la internación de la persona. Una solución contraria podría implicar una denegación de acceso a la justicia. Cumplidos los recaudos arriba enunciados y previa intervención del Defensor Público de Menores e Incapaces, el juez, en cumplimiento con lo establecido en el art. 626 de la ley ritual, resolverá la apertura a prueba del expediente –en un plazo no mayor de treinta días para producir todas las pruebas–, designado a un curador provisorio y –de oficio– a tres médicos psiquiatras o legistas para que informen sobre el estado actual de las facultades mentales del presunto insano. Prevé el art. 628 del CPCCN que cuando la persona denunciada careciere de bienes o éstos apenas alcanzaren para su subsistencia –circunstancia que se justificará sumariamente– el nombramiento del curador provisional recaerá en el curador público y el de psiquiatras o legistas en médicos forenses. Mediante la resolución DGN 841/20116, la Sra. Defensora General de la Nación, atendiendo el paradigma actualmente vigente y a modo de prueba pilo- 7 Más dispar ha sido la jurisprudencia en relación con la interpretación del art. 22 de la ley 26.657, relativo a si corresponde designar subsidiariamente al curador público provisorio como abogado en tales términos cuando la persona ha sido declarada incapaz y su representante legal es también abogado. El análisis que han hecho los jueces sobre esta cuestión será tratada en otra ocasión, ya que excede el marco de análisis de la presente obra. CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 5 denunciada: puede vivir sola; puede cumplir con las indicaciones terapéuticas que se le efectúan; puede prestar su consentimiento informado para el suministro de medicación y/o la realización de tratamientos psicológicos, psiquiátricos y/o médicos que se le propongan; puede contraer matrimonio; puede ejercer la patria potestad respecto de sus hijos menores de edad (si los hubiere); puede trasladarse solo por la vía pública; conoce el valor del dinero; requiere supervisión periódica o permanente para el desarrollo de su vida cotidiana; puede realizar una actividad laboral remunerada; puede cobrar y administrar un salario o percibir y administrar un beneficio previsional (jubilación/ pensión); puede efectuar compras o ventas que resulten necesarias para la satisfacción de sus necesidades básicas de subsistencia (alimentación, vestimenta, higiene, medicamentos, transporte, esparcimiento); puede administrar y/o disponer de sus bienes; puede testar; puede ejercer sus derechos políticos. Actualmente, es ya unánime la jurisprudencia del fuero nacional en lo civil en cuanto interpreta que la ley 26.657 no ha derogado las normas contenidas en los arts. 626 y 631 del CPCCN pero que, en razón de las previsiones contenidas en el art. 152 ter del cód. civil, se impone la evaluación interdisciplinaria, esto es, un equipo conformado por tres médicos psiquiatras o legistas con más profesionales de otras disciplinas o campos pertinentes. Es importante destacar que no todos los profesionales designados podrán –según su conocimiento- contestar cada uno de los puntos de pericia exigidos. No obstante, resulta favorable este tipo de intervención en la medida en que –desde cada área del saber– se aportarán elementos valiosos de prueba donde se contemple a la persona denunciada desde su integridad como ser humano, en el medio familiar y comunitario en el que se desenvuelve. Si bien sería loable que las pericias las efectuaran los profesionales de diversas disciplinas en un mismo acto –de manera que cada experto pueda discutir de manera conjunta las impresiones obtenidas en la entrevista (siendo que ese es uno de los métodos de intervención pericial)–, no es menos cierto que la jurisprudencia ha señalado que la existencia de informes elaborados por profesionales de diversas disciplinas en tiempo razonablemente próximo cumple la exigencia del art. 152 ter del cód. civil8. En este aspecto, si bien los expertos del Cuerpo Médico Forense cumplen su cometido ya sea mediante la suscripción –en forma conjunta– del resultado de su intervención (usualmente se integra la pericia con tres médicos y un psicólogo) o elevando el informe de su pericia en forma separada (esto es, la pericia médica y seguidamente la pericia psicológica), es de destacar que muchos de los peritos del Cuerpo Médico Forense aclaran en sus pericias que “en la ley 26.657 el equipo interdisciplinario al cual se refiere como efector de salud “S., M. R. s/insania”, sala F, 12-5-11. 8 6 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA mental, es de naturaleza asistencial y no pericial. En concordancia, cabe destacar que las evaluaciones interdisciplinarias previas al dictado de la sentencia, establecidas por el artículo 152 ter encuentran su fundamento, desde la estricta perspectiva médico-legal, precisamente en el carácter asistencial del equipo interdisciplinario pues sólo él es quien puede acreditar de modo directo y fehaciente la evolución histórica de la enfermedad y su repercusión sobre la vida cotidiana del enfermo; por el contrario, la opinión pericial aborda el aquí y ahora de la persona peritada y solo de modo indirecto tiene acceso a las observaciones biográficas (en su caso, a través de constancias de terceros aportadas a las actuaciones)”9. Si bien la ley ritual sólo impone al juez tomar conocimiento personal de la persona si al tiempo de formularse la denuncia la persona denunciada estuviera internada, lo cierto es que es práctica habitual entre los jueces de Familia del Fuero Nacional en lo Civil tomar contacto personal con la persona denunciada, inmediatez que garantiza que la sentencia a dictarse sea un “traje a medida” para la persona denunciada, valorándose las circunstancias biológicas, psicológicas, históricas, socio-económicas en las que se encuentre en ese momento ese sujeto. Ello así, de conformidad con lo establecido en el art. 140 del cód. civil que establece que “ninguna persona será habida por demente, para los efectos que en este Código se determinan, sin que la demencia sea previamente verificada y declarada por juez competente”. Finalmente, el juez dictará sentencia de acuerdo a la normativa vigente, debiendo especificar las funciones y actos que se limitan, procurando que la afectación de la autonomía de la voluntad sea la menor posible y estableciendo el plazo que estime corresponder –el cual no puede exceder el de tres años (interpreto desde que se encuentra firme el pronunciamiento)– la revisión de la misma. Este reconocimiento de las capacidades conservadas de la persona y su consecuente ejercicio le permite al sujeto el pleno desarrollo de su personalidad en un marco de mayor respeto a su derecho a la intimidad y libertad (cf. art. 19, CN). En tal sentido, se ha resuelto desestimar la denuncia de incapacidad, designando a la Sra. Curadora Pública como figura de apoyo de la persona denunciada hasta tanto se finalizaran unos trámites pendientes, manteniendo la inhibición general de bienes sine die dispuesta hasta que se concluyeran tales diligencias. Entendió la jueza actuante que “la injerencia que significa en la intimidad, la dignidad y la imagen del presunto incapaz, su declaración como tal, generan la responsabilidad en los operadores de evaluar en profundidad la necesidad de establecer esa protección y cuál es la utilidad concreta que significará para el destinatario” valorando que “con el dictado de una sentencia de incapacidad O., se encontraría limitado en todos los aspectos de su vida, lo cual llevaría a un eventual perjuicio 9 “P., E. s/inhabilitación”, pericia del 22-6-11, Juzgado Nacional en lo Civil N° 10. El art. 152 ter y el proceso de rehabilitación Si bien ya dije y sostengo que el art. 152 ter del cód. civil no impone la caducidad de pleno derecho de las sentencias luego de vencido el plazo de tres años o el menor que hubiese fijado el juez para su revisión, vale preguntarse si esa revisión importa una tácita derogación del art. 635 de la ley ritual que prevé el trámite de rehabilitación. En efecto, aun cuando –reitero– la Ley Nacional de Salud Mental no derogó –ni puede hacerlo– ninguna de las normas contenidas en el CPCCN, no debe perderse de vista que se han suscitado diversas interpretaciones en el procedimiento que debe llevarse a cabo a tal efecto. Para muchos magistrados, el art. 152 ter del cód. civil obliga que en el plazo máximo de tres años (desde que quedó firme la sentencia) se ordene una evaluación por intermedio de un equipo interdisciplinario de salud de la persona cuya capacidad de obrar se restringió y, de acuerdo al resultado que arroje, el propio interesado, su representante legal o curador asistente, o el Defensor Público de Menores e Incapaces promoverá ya sea el juicio de rehabilitación o, en su defecto, el juicio de determinación del ejercicio de la capacidad jurídica a los fines de restringir aun más su capacidad de obrar. De no haber variantes, el juez actuante dictará un pronunciamiento fundado donde señalará que no existen nuevos elementos para modificar el alcance de la sentencia dictada en su oportunidad. Al respecto, se discute si luego de dictado el auto que mantiene el alcance de la restricción de la capacidad de obrar y consentido que esté por todas las partes intervinientes es preciso elevar en consulta las actuaciones al Superior en consulta los términos de los arts. 253 bis y 633 de la ley ritual. Las salas D11, H12 y L13 de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil se expiden en el sentido en que corresponde tal consulta, en tanto que la sala B14 tiene dicho que ello no procede ya que ya hubo intervención de la Alzada al momento de dictarse la sentencia de declaración de incapacidad, no configurándose en este nuevo pronunciamiento la situación prevista en el art. 633 de la ley ritual. Otros magistrados, en tanto, interpretan que a los fines de cumplimentar con las exigencias que emanan de la norma citada resulta menester crear un “proceso de actualización de sentencia” (planteada como una incidencia dentro del trámite del expediente principal), donde se dispone la evaluación por un equipo interdisciplinario de salud y se designa un curador ad litem a los fines de garantizar el derecho de defensa en juicio del sujeto cuya capacidad de obrar se restringió y sobre quien se resolverá si es preciso modificar el alcance de esa limitación. Ello, sin perjuicio de la actuación del curador definitivo designado (sea éste abogado o no) y del Defensor Público de Menores e Incapaces. Sobre esta interpretación que se hace de la norma resta aguardar a lo que en definitiva resuelva la Excma. Cámara. COMUNICACIONES en el desenvolvimiento del mismo, que a lo largo de estos años ha logrado con gran esfuerzo”10 . Es de destacar que muchos jueces nacionales en lo Civil –con competencia en asuntos de familia– interpretan que la sentencia no caduca de pleno derecho, dejando aclarada esa cuestión en la sentencia. Entiendo que tal es una recta exégesis de la norma no sólo en virtud de lo establecido en los arts. 150 y 484 del cód. civil y 635 del CPCCN sino además porque una solución contraria implicaría desatender el objeto que se persigue en este tipo de procesos. Si la sentencia no fuere apelada se elevará en consulta en los términos de los arts. 253 bis y 633 de la ley ritual. Conclusión No caben dudas de que la ley 26.657 refuerza el reconocimiento de la personalidad jurídica de la persona con padecimiento en su salud mental y que la jurisprudencia –de la Justicia Nacional en lo Civil– ha sabido receptarlo mediante el dictado de sentencias donde se valoran las capacidades conservadas del sujeto disponiéndose medidas protectorias constitucionalmente adecuadas a la situación de aquel. Sin embargo, aun cuando no se desconoce que las diversas interpretaciones que hasta ahora se han efectuado en relación con el alcance de la normativa –de fondo y forma– citada favorecen un debate actualizado sobre esta temática, es a esta altura necesario contar con la reglamentación de la ley y adecuación de los códigos de procedimiento al plexo normativo vigente, de manera de ir avanzado en la construcción de esta realidad bajo el paradigma social de la discapacidad. “E., N. M. s/insania”, del 10-6-11. “R., M. del C. s/insania”, del 9-9-11. 13 “G., E. J. s/insania”, del 30-6-11. 14 “B., H. E. s/insania” del 16-6-11 y “D., C. A. s/insania”, del 2610-11. 11 12 10 “D., O. O. s/insania”, del 29-4-11, Juzgado Nacional en lo Civil Nº 76. CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 7 ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA INTERNACIÓN DE PERSONAS CON PADECIMIENTOS MENTALES EN LA LEY DE SALUD MENTAL Y EN EL PROYECTO DE REFORMA DEL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN Silvia V. Guahnon y Marcela P. Somer I. Introducción Como hemos venido sosteniendo1, puede afirmarse que estamos frente a un nuevo sistema de protección de las personas con padecimientos mentales con miras a efectivizar el pleno goce de sus derechos humanos. En este orden de ideas, la Ley 26.657 de Salud Mental, sancionada el 25 de noviembre de 2010, ha introducido diversas modificaciones en la materia, las cuales fueron receptadas por el Proyecto de Reforma del Código Civil y Comercial de la Nación que fue recientemente2 enviado al Senado de la Nación. En sus fundamentos se señala que al establecerse un nuevo paradigma en materia de personas incapaces y con capacidad restringida por razones de su salud, se sientan reglas generales que deben observarse en toda decisión que limite la capacidad de ejercicio de estas personas, fijando quiénes pueden ser protegidos por estos procesos, quiénes son los legitimados para iniciarlos, las facultades y deberes judiciales y el régimen de prueba. Asimismo, se introducen nuevas figuras como las redes de apoyo, “priorizando los aspectos personales, sociales y familiares” y “se incorporan expresamente normas sobre la internación”. Como señala Kraut3, el proyecto de reforma establece en su texto “los principios de legalidad, inclusión, no discriminación y ciudadanía de las personas con sufrimiento mental con la mira puesta en un acceso efectivo a sus derechos”. Nos referiremos en este trabajo a la internación de personas con padecimientos mentales en la Ley de Salud Mental y en el Proyecto de Reforma del Código Civil. 1 Guahnon, Silvia - Seltzer, Martín, La sentencia en los juicios de insania e inhabilitación a la luz de la nueva ley de salud mental, Revista de Doctrina Judicial, La Ley, nº 26, 29-6-11, págs. 93/101; Somer, Marcela P., La nueva ley de salud mental y la actividad de los juzgados de familia, en Compendio Jurídico - Doctrina - Jurisprudencia - Legislación, Erreius-Errepar, nº 58, diciembre 2011, págs. 119/140. 2 El Poder Ejecutivo envió al Senado el Proyecto de ley que propone la sanción del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación con fecha 7 de junio de 2012. 3 Kraut, Alfredo J., Derecho y salud mental. Hacia un cambio de paradigma, La Ley, 6-6-12, pág. 1. 8 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA II. La internación en la ley 26.657 de salud mental y en el proyecto de reforma del código civil y comercial de la nación El proyectado art. 41 denominado “Internación”, dispone: “La internación sin consentimiento de una persona, tenga o no restringida su capacidad, procede solo si se cumplen los recaudos previstos en la legislación especial y las reglas generales de esta sección. En particular: Debe estar fundada en una evaluación de un equipo interdisciplinario de acuerdo a lo dispuesto en el art. 37, que señale los motivos que la justifican y la ausencia de una alternativa eficaz menos restrictiva de su libertad; Solo procede ante la existencia de riesgo cierto de un daño de entidad para la persona protegida o para terceros; Es considerada un recurso terapéutico de carácter restrictivo y por el tiempo más breve posible; debe ser supervisada periódicamente; Debe garantizarse el debido proceso, el control judicial inmediato y el derecho de defensa mediante asistencia jurídica; La sentencia que aprueba la internación debe especificar su finalidad, duración y periodicidad de la revisión”. El proyectado art. 42, denominado “Traslado dispuesto por autoridad pública. Evaluación e internación” establece que “La autoridad pública puede disponer el traslado de una persona cuyo estado no admita dilaciones y se encuentre en riesgo cierto e inminente de daño para sí o para terceros, a un centro de salud para su evaluación. En este caso, si fuese admitida la internación, debe cumplirse con los plazos y modalidades establecidos en la legislación especial. Las fuerzas de seguridad y servicios públicos de salud deben prestar auxilio inmediato”. Ambas normas plasman los lineamientos y principios contenidos en la ley 26.657, que constituyen las nuevas bases sobre las que reposa el sistema de internaciones, tanto en lo que respecta a los derechos de las personas con padecimientos mentales como en lo que hace a los deberes de los jueces y de las autoridades públicas. En efecto, los propios fundamentos de la reforma, señalan 4 Guahnon, Silvia V., Tutelas cautelares diferenciadas en los procesos de insania e inhabilitación, Revista de Derecho Procesal, Rubinzal Culzoni, diciembre 2008, nº 2. 5 Pagano, Luz M., Las internaciones involuntarias en la ley 26.657 de salud mental, ED, 241-625. Allí la autora se refiere a la crítica que, en tal sentido, efectuó el Dr. Marcelo Torino, vicedecano de la Facultad de Medicina de la UBA, en la reunión plenaria de la Comisión de Salud del Senado sobre el proyecto de dicha ley. 6 Perez Dávila, Luis A., Nueva ley de salud mental 26.657, La Ley, año LXXV, nº 84, 5-5-11. llegan en la mayoría de los casos, y lo que constituye una buena práctica, suscriptos por un médico/a psiquiatra y un psicólogo, o por un psiquiatra, un psicólogo y un asistente social. b) La búsqueda de los datos disponibles sobre la identidad y el entorno familiar. A efectos de cumplimentar dicho recaudo y en concordancia con los ya mencionados fines de la ley, el art. 17 encomienda a la institución que realiza la internación, en colaboración con los correspondientes organismos públicos, la realización de las averiguaciones tendientes a conseguir datos de los familiares o lazos afectivos de la persona internada. c) El consentimiento informado de la persona internada o de su representante legal cuando correspondiere, el cual solo se tendrá por válido cuando se prestase en estado de lucidez y con comprensión de la situación. Señala la ley que dicho consentimiento se considerará invalidado si se pierde el estado de lucidez durante el transcurso de la internación, en cuyo caso deberá procederse como si se tratase de una internación involuntaria. Ello así, partiendo de la premisa de que la regla es la libertad y la restricción la excepción; y que hay entonces, dentro del denominado ámbito de la individualidad personal, un derecho a recibir tratamiento y un derecho a rechazarlo7. En este sentido, el art. 18 prevé que la persona internada bajo su consentimiento “podrá en cualquier momento decidir por sí misma el abandono de la internación”. Particular relevancia adquieren aquí las explicaciones que se brinden a la persona afectada a los fines de que pueda decidir si acepta o rechaza el tratamiento, lo cual no implica solo información sino además el consejo calificado y la asistencia8. Al respecto, se ha considerado de importancia la implementación de figuras tales como los “asistentes personales” o las “instrucciones o directivas anticipadas”. De tratarse de una internación voluntaria, señala el mencionado art. 18 de la ley, que si se prolongase por más de 60 días corridos, el equipo de salud a cargo debe comunicarlo al órgano de revisión y asimismo al juez, debiendo este último evaluar en un plazo no mayor de cinco días de haber sido anoticiado, si la internación continúa siendo voluntaria o si debe pasar a considerarse como involuntaria. En lo que hace a la internación involuntaria, prescribe el art. 20 que ésta debe concebirse “como un recurso terapéutico excepcional en caso de que no sean posibles los abordajes ambulatorios” y solo podrá realizarse “cuando a criterio del equipo de salud mediare situación de riesgo cierto e inminente para sí o para terceros”. De los términos de la norma resulta que se sustituye el criterio de internación involuntaria basado en el concepto de peligrosidad para sí o para terceros por el de COMUNICACIONES expresamente que el proyecto “se remite para su complementariedad a la legislación especial”. En este orden de ideas, las disposiciones proyectadas reafirman el criterio sustentado en la ley de salud mental en cuanto a que la internación es considerada como un recurso terapéutico de carácter restrictivo, a llevarse a cabo solo cuando aporte mayores beneficios terapéuticos que el resto de las intervenciones realizables en el entorno familiar, comunitario o social de la persona, haciendo hincapié en el mantenimiento del entorno familiar, laboral y social, proscribiendo la internación o su mantenimiento para resolver problemáticas sociales o de vivienda. (arts. 14 y 15 de la citada norma). Ya hemos sostenido que la internación es una medida de carácter excepcional y que sólo puede ser dispuesta cuando sea de temer que usando de su libertad se dañe a sí mismo o dañe a otros. Este carácter excepcional implica que sólo se debe recurrir a ella en aquellos casos que no admitan otra solución y debe mantenerse por el tiempo estrictamente necesario, según opinión interdisciplinaria, para no afectar su libertad personal. En efecto, lo importante es no restringir innecesariamente la libertad ambulatoria del individuo; de allí que sólo procederá en aquellas situaciones en que la libertad individual puede verse comprometida o lesionada. Asimismo, se deberá verificar que la internación no se prolongue en el tiempo más de lo debido, pues ésta se podría convertir en más dañosa para la persona, afectando derechos personalísimos como el de la libertad, el del cuidado de su cuerpo y el de su intimidad4. Por otra parte, como legislación especial, la vigente ley de salud mental contempla los requisitos que, dentro de las 48 horas, debe cumplir toda disposición de internación, a saber: a) Evaluación, diagnóstico interdisciplinario e integral y motivos que justifiquen la misma, suscripto al menos por dos profesionales del servicio asistencial en el que se produce la internación, uno de los cuales debe necesariamente ser médico psiquiatra o psicólogo. Esta disposición, que posibilita la justificación de la internación sin la necesaria intervención de un psiquiatra, ha sido objeto de diversas críticas, fundadas especialmente en considerar que el médico psiquiatra es el profesional capacitado para efectuar dicho diagnóstico5, y que muchas son las diferencias entre el psicólogo y el psiquiatra, siendo una de las esenciales la imposibilidad de los psicólogos de prescribir medicamentos ni estudios complementarios clínicos como así tampoco “instrumentar e indicar pautas de internación y tratamiento farmacológico, neuro y psicofarmacológico”6. No obstante, advertimos que los informes que se reciben en los tribunales dando cuenta de internaciones, 7 Lorenzetti, Ricardo L., Salud mental. Legislación y derechos humanos en Argentina, en Organización Panamericana de la Salud: “Salud mental y derechos humanos”, 2009, págs. 17/25. 8 Ibídem, pág. 20. CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 9 riesgo cierto o inminente con la firma de dos profesionales de distintas disciplinas9. En el Proyecto del Código Civil y Comercial de la Nación se menciona expresamente que sólo procede la internación “ante la existencia de riesgo cierto de un daño de entidad para la persona protegida o para terceros”, con lo que se afianza el criterio sostenido en la mencionada Ley de Salud Mental. Por otra parte, establece el referido art. 20 de la ley 26.657 que además de los requisitos comunes a toda internación, para que proceda la internación involuntaria debe hacerse constar: a) el dictamen del servicio asistencial en que se efectúe la internación –determinándose la situación de riesgo cierto e inminente ya mencionada precedentemente– con la firma de dos profesionales de diferentes disciplinas, uno de los cuales deberá ser psicólogo o médico psiquiatra (aspecto éste que ha sido objeto de fuertes críticas como ya señaláramos), quienes no deben tener relación de parentesco, amistad o vínculo económico con la persona afectada. b) la ausencia de otra alternativa eficaz para su tratamiento y, c) el informe de las instancias previas implementadas si las hubiera. En relación con las internaciones de salud mental, prevé el art. 28 que deben realizarse “en hospitales generales”, en consonancia con lo establecido en el art. 27 en cuanto a que se prohíbe la creación de nuevos “manicomios, neuropsiquiátricos o instituciones de internación monovalentes, públicos o privados”. Ello, con miras a la desinstitucionalización de las personas con padecimientos mentales, finalidad ésta cuya eficacia dependerá sin dudas de la adecuada implementación de políticas públicas en la materia10. Producida la internación involuntaria debidamente fundada, deberá comunicarse (art. 21) en un plazo de 10 horas al juez competente y al órgano de revisión, debiendo agregarse a las 48 horas como máximo, todos los recaudos previstos en el referido art. 20. Advertimos en la práctica, que al tratarse de un plazo exiguo y en horas, resulta dificultoso que se efectúen las comunicaciones dentro de ese lapso, máxime como ocurre a modo de ejemplo en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, en donde las mismas deben ingresarse ante el Centro de Informática de la Cámara Civil, que las recibe únicamente en horario hábil tribunalicio. Una vez recepcionada la comunicación en el juzgado, y en el plazo máximo de tres días corridos, el juez debe: a) Autorizar (o convalidar la internación) si evalúa que están dadas las causales contempladas en la ley, previo control minucioso de los recaudos contenidos en los informes que se le remiten; En este caso, el juez debe solicitar informes con una periodicidad no mayor a treinta días corridos a fin de reevaluar si persisten las razones para la continuidad de 9 Kraut, Alfredo J. – Diana, Nicolás, Derecho de las personas con discapacidad mental: hacia una legislación protectora, La Ley, 8-6-11. 10 Somer, Marcela P., La nueva ley de salud mental…, cit., págs. 119/140. 10 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA la medida, y podrá en cualquier momento disponer la inmediata externación (conf. art. 24). La resolución que convalida la internación se anoticia a la persona internada y al director del establecimiento asistencial mediante cédulas que se confeccionan por Secretaría, a diligenciarse con carácter urgente, en el día y con habilitación de días y horas inhábiles. b) Requerir, de considerarlo necesario, informes ampliatorios de los profesionales tratantes o indicar peritajes externos; y/o c) Denegar la internación, asegurándose de la inmediata externación, en caso de evaluar que no se dan los supuestos necesarios para la medida extrema de la internación involuntaria. Concluye la norma señalando que solo puede el juez ordenar por sí mismo una internación involuntaria cuando “cumplidos los requisitos establecidos en el art. 20, el servicio de salud responsable de la cobertura se negase a realizarla”. De lo expuesto se infiere que corresponde al juez autorizar (o convalidar) o denegar, en su caso, cada internación involuntaria, pero no puede por sí ordenar internaciones involuntarias, con la salvedad de la excepción ut supra mencionada. Por consiguiente, ello denota que además de haberse removido la potestad jurisdiccional de decidir ab initio sobre la procedencia de la internación11 (el juez realiza un control posterior conforme el art. 21 y sigs. de la referida ley), se acentúa la idea de que la misma no es considerada como beneficiosa para la persona con padecimientos mentales y que, para que proceda, deben agotarse, y aún más, probarse que se agotaron (incs. b] y c] del art. 20) todas las alternativas para su tratamiento, lo que obviamente implica –entre tanto– su plena libertad ambulatoria. Vemos, pues, que siguiendo los mismos lineamientos, el proyectado art. 41 del cód. civil expresa que la internación debe estar fundada en una evaluación interdisciplinaria que señale los motivos que la justifican y la ausencia de una alternativa menos restrictiva de la libertad, debiendo garantizarse el debido proceso y el “control judicial inmediato”, y dictarse una resolución que “apruebe la internación”, especificándose expresamente “su finalidad, duración y periodicidad de la revisión”. En el actual dispositivo legal, tampoco corresponde al juez autorizar el alta, la externación (con la salvedad dispuesta en el antes referido art. 24 de la ley 26.657) o permisos de salida, facultades éstas que se encuentran en cabeza del equipo de salud, debiendo informarse al 11 No obstante, es dable remarcar lo que dispone el art. 1º, inc. 7º, de los “Principios para la protección de los enfermos mentales y el mejoramiento de la atención de la salud mental” –integrante de la ley 26.657, a tenor de lo dispuesto en su art. 2º– en cuanto a que “cuando una corte u otro tribunal competente determine que una persona que padece una enfermedad mental no puede ocuparse de sus propios asuntos, se adoptarán medida, hasta donde sea necesario y apropiado a la condición de esa persona, para asegurar la protección de sus intereses”, con lo cual deja abierta la posibilidad de adoptar las medidas urgentes de tutela personal, en caso de que las circunstancias así lo exijan (Guahnon, Silvia, Medidas cautelares en el derecho de familia, 2ª ed., Buenos Aires, Ediciones La Rocca, 2011, pág. 248). fermedades mentales y adicciones, que requieran asistencia en establecimientos adecuados aunque no justifiquen la declaración de incapacidad o inhabilidad”. Al respecto, advertimos, a más de lo ya expuesto en cuanto al régimen de las internaciones, que el proyectado art. 42 del cód. civil y comercial de la Nación, expresamente reitera la posibilidad de que la autoridad pública disponga el traslado de una persona cuando su estado “no admita dilaciones” y se encontrare en riesgo cierto e inminente de daño para sí o para terceros, a un centro de salud para su evaluación debiendo, en caso de ser admitida la internación, cumplirse con los plazos y modalidades establecidos en la legislación especial (es decir, la ley 26.657 ya explicitada). Resulta interesante destacar, en este punto, que la norma proyectada, al establecer que “las fuerzas de seguridad y servicios públicos de salud deben prestar auxilio inmediato”, recepciona lo que en la práctica judicial –y en casos excepcionales– se lleva a cabo ante la imposibilidad del traslado para su evaluación, de la persona que se encuentra en situación de riesgo de dañarse a sí mismo o a un tercero. COMUNICACIONES tribunal si se tratase de una internación involuntaria o voluntaria que ya hubiese sido anoticiada (art. 23, ley 26.657). En cualquier caso, producida la internación involuntaria, si transcurridos los primeros noventa días ésta se prolongase, el juez deberá pedir al órgano de revisión la designación de un equipo interdisciplinario distinto y en lo posible independiente del servicio asistencial interviniente, a fin de obtener una nueva evaluación, debiendo optarse, en caso de diferencia de criterio, por la que menos restrinja la libertad de la persona internada (art. 24, ley 26.657). Esto implica el oficioso y continuo control de los expedientes sobre internaciones por parte del tribunal, a los fines de poder cumplir en tiempo y forma con las exigencias de la ley, y de verificar el cumplimiento de la misma por parte de las instituciones sanitarias. Por otra parte, el art. 25 de la ley 26.657 prescribe que transcurridos los primeros siete días en las internaciones involuntarias, el juez dará parte al órgano de revisión, que sin embargo no se encuentra al presente conformado ni en funcionamiento. Enrolado en la concepción de esta Ley de Salud Mental, en cuanto a que el debido proceso debe ser respetado en los trámites de internación, entendido éste como el derecho concreto a ser oído que tiene la persona internada y a que su situación sea constantemente revisada, el art. 22 establece que quien estuviere internado involuntariamente, o su representante legal, “tiene derecho a designar un abogado”, y si no lo hiciere, “el Estado debe proporcionarle uno desde el momento de la internación”. Agrega que el “defensor” podrá oponerse a la internación y solicitar la externación en cualquier momento, y dispone asimismo que el tribunal deberá permitir al “defensor” el control de las actuaciones en todo momento. En concordancia con lo precedentemente expuesto, el proyectado art. 41 del cód. civil dispone que debe garantizarse el derecho de defensa de las personas internadas mediante asistencia jurídica. Por otra parte, el art. 43 de la ley 26.657, sustituyó el texto del art. 482 del cód. civil por el siguiente: “No podrá ser privado de su libertad personal el declarado incapaz por causa de enfermedad mental o adicciones, salvo en los casos de riesgo cierto e inminente para sí o para terceros, quien deberá ser evaluado por un equipo interdisciplinario del servicio asistencial con posterior aprobación y control judicial. Las autoridades públicas deberán disponer el traslado a un establecimiento de salud para su evaluación a las personas que por padecer enfermedades mentales o adicciones se encuentren en riesgo cierto e inminente para sí o para terceros. A pedido de las personas enumeradas en el art. 144 el juez podrá, previa información sumaria, disponer la evaluación de un equipo interdisciplinario de salud para las personas que se encuentren afectadas de en- III. Conclusiones Son muchos los cambios que ha introducido la Ley de Salud Mental y que expresamente recepciona el Proyecto de Reforma del Código Civil y Comercial de la Nación, actualmente –como dijéramos– en tratamiento legislativo, en materia de internación de personas con padecimientos mentales. Vemos con beneplácito la incorporación en la legislación de fondo de los principios contenidos en los instrumentos internacionales que regulan la protección de la salud mental de las personas, como los “Principios de Naciones Unidas para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de Salud Mental”, adoptados por la Asamblea General en su resolución 46/119 del 17 de diciembre de 1991; la “Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad”, adoptada por la Asamblea General de la Naciones Unidas el 13 de diciembre de 2006 y su Protocolo Facultativo; la “Declaración de Caracas de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud, para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica dentro de los Sistemas Locales de Salud”, del 14 de noviembre de 1990, y los “Principios de Brasilia Rectores para el Desarrollo de la Atención en Salud Mental en las Américas”, del 9 de noviembre de 1990. Sin desconocer que queda aún mucho por transitar en la materia, consideramos que las disposiciones analizadas en el presente trabajo son, sin duda, demostrativas de un importantísimo avance en lo que respecta a la protección de las personas que se encuentran en un especial estado de vulnerabilidad por padecimientos en su salud mental. CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 11 LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES EN CONTEXTOS DE INSTITUCIONALIZACIÓN: LA EXPERIENCIA DE LA COMISIÓN DE SEGUIMIENTO DEL TRATAMIENTO INSTITUCIONAL DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES DE LA DEFENSORÍA GENERAL DE LA NACIÓN M. Carolina Paladini1 y María L. García Morabito2 Introducción El presente artículo pretende dar a conocer el trabajo que viene desarrollando la Comisión de Seguimiento del Tratamiento Institucional de Niñas, Niños y Adolescentes (CSTINNyA), bajo la órbita de la Defensoría General de la Nación Argentina3, en la protección de los derechos colectivos de niñas, niños y adolescentes que se encuentran en situación de institucionalización. La Comisión fue creada por la Sra. Defensora General de la Nación, Dra. Stella Maris Martínez, mediante la resolución DGN 841/06, “con el exclusivo objetivo de coordinar tareas tendentes a verificar las condiciones generales de alojamiento de niñas, niños y adolescentes en las distintas instituciones del país”. La CSTINNyA se encuentra conformada, en carácter de coordinadores o cotitulares, por Defensores Públicos Oficiales y Funcionarios del Ministerio Público de la Defensa, con especial formación y experiencia en materia de infancia y adolescencia, y además cuenta con un plantel integrado por tres Abogados y una Licenciada en Trabajo Social. En miras a un enfoque interdisciplinario, la Comisión, en muchos casos, trabaja en forma coordinada con los asesores médicos y con otros Programas y Comisiones de la Defensoría General de la Nación. La creación de la CSTINNyA responde al fuerte compromiso de la Defensoría General de la Nación de lograr una nueva institucionalidad en materia de 1 Defensora Pública de Menores e Incapaces a cargo de la Defensoría Pública de Menores e Incapaces en lo Civil, Comercial y del Trabajo Nro. 7. Coitular de la Comisión de Seguimiento del Tratamiento Institucional de Niñas, Niños y Adolescentes de la Defensoría General de la Nación. 2 Prosecretaria Letrada de la Comisión de Seguimiento del Tratamiento Institucional de Niñas, Niños y Adolescentes de la Defensoría General de la Nación. 3 En adelante, para referirnos a la Comisión de Seguimiento del Tratamiento Institucional de Niñas, Niños y Adolescentes, utilizaremos de manera indistinta la Comisión o CSTINNyA. 12 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA monitoreo independiente de los diversos colectivos en situación de institucionalización y/o privación de libertad. En lo que nos ocupa, específicamente de las y los niñas/os y adolescentes privados de su medio familiar. Así ha sido reconocido por el Comité de los Derechos del Niño, que en las observaciones finales efectuadas respecto de la Argentina en el año 2010, en el punto B.5.b destaca entre los progresos realizados por el país la creación de la CSTINNyA. Objetivo El objetivo específico de la Comisión es el de efectuar un control de legalidad de las condiciones de alojamiento de las niñas, niños y adolescentes que se encuentren sometidos a alguna forma de tratamiento institucional que cercene o limite su libertad ambulatoria. La función de la Comisión puede entenderse dentro de una nueva institucionalidad del Ministerio Público de la Defensa que es la de la defensa genérica de colectivos en situación de vulnerabilidad4. De este modo, la Comisión se encarga de efectuar un seguimiento del tratamiento que, a nivel institucional, se da a las niñas, niños y adolescentes. Concretamente, respecto de las condiciones generales de alojamiento, con la finalidad de garantizarles el cabal cumplimiento de las garantías y derechos de los que son titulares. Las Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Personas en Condición de Vulnerabilidad específicamente incluye a aquellas personas que por razón de su edad encuentran dificultades para ejercitar plenamente ante el sistema de justicia sus derechos (Sección 2ª (3)). Por su parte el art. 20 de la Convención Sobre los Derechos del Niño determina que: “Los niños temporal o permanentemente privados de su medio familiar, o cuyo superior interés exija que no permanezcan en ese medio, tendrán derecho a la protección y asistencia especiales del Estado.” 4 La metodología de trabajo Para cumplir con estos objetivos la Comisión actúa desde diversos ámbitos. Las intervenciones pueden iniciarse tanto de oficio –por la propia iniciativa de la CSTINNyA–, como a requerimiento de las diversas dependencias que integran el Ministerio Público de la Defensa, de los jóvenes institucionalizados o de otros organismos estatales (Ministerio de Justicia de la Nación, Asesoría General Tutelar del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, entre otros). Asimismo, la Comisión opera como canal de refuerzo de la comunicación existente entre el niño y/o adolescente institucionalizado y su Defensor Público u otros organismos actuantes. De este modo, con simplificación burocrática, se procura transmitir las peticiones expuestas por los niños y adolescentes, contribuyendo así a una mayor agilización en el acceso a la justicia de este colectivo. En la práctica, los objetivos de la Comisión pretenden cumplimentarse a través de los siguientes mecanismos: • realización de visitas oficiales; • realización de visitas de seguimiento; • gestión de peticiones formuladas por los niños y adolescentes alojados en los diversos dispositivos institucionales visitados, relevadas mediante entrevistas personales; • diligenciamientos específicos respecto de solicitudes de intervención desde las Defensorías Públicas Oficiales u otros organismos; • otras instancias de intervención institucional. Las visitas oficiales son las que llevan a cabo los Cotitulares de la Comisión, con la colaboración del personal. Estas visitas son programadas y requieren una preparación interna previa. Pueden realizarse tanto en horario diurno como nocturno, pero en todos los casos se realizan sin aviso previo. En ellas se recorren las instalaciones, se mantienen entrevistas con las autoridades, los equipos técnicos, la población y se examinan ciertos registros de la Institución (habilitación, historias clínicas, libros de guardia, menúes, libros de registros de sanciones, entre otros). Con posterioridad a la visita se confecciona un informe que incluye: los antecedentes de la Institución, el recorrido por las instalaciones, un resumen de las entrevistas, un detalle de las problemáticas advertidas, reconocimiento de las buenas prácticas implementadas y un listado de recomendaciones, que se formulan procurando contribuir a la solución de las problemáticas. Este informe es el que luego permitirá el diálogo con las autoridades correspondientes para resolver los déficits detectados y constituirá el punto de partida para las futuras visitas de seguimiento, que permitirán detectar si las problemáticas se han subsanado. Las visitas de seguimiento las realiza el personal de la Comisión a Instituciones que así lo requieran en virtud de las condiciones oportunamente detectadas. En los casos de los Centros de Régimen Cerrado –por entender que las condiciones en estas Instituciones son por definición más adversas que las que se constatan en dispositivos con regímenes más abiertos–, se resolvió la realización de visitas de seguimiento mensuales, lo que ha contribuido a lograr que la Comisión se constituya como referente de esa población, en los reclamos relacionados con las condiciones generales de alojamiento y en la profundización de la construcción de una presencia institucional externa y permanente en estos dispositivos, que no existía con anterioridad a la creación de la CSTINNyA. Al no existir hasta el momento en que se creó la Comisión instancias de monitoreo externas sobre estas Instituciones dependientes de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, muchas de estas presentaban serios problemas edilicios, de modo que fue esto lo que se priorizó tanto en la diagramación como en la mirada de las primeras visitas oficiales que se realizaron. COMUNICACIONES Cuando hacemos mención al tratamiento institucional nos referimos al trato que se les brinda en las distintas instituciones a las niñas, niños y adolescentes que se encuentren en situación de privación de libertad o de separación del medio familiar. La finalidad de la Comisión será entonces realizar las intervenciones y recomendaciones necesarias para alcanzar el “buen trato” institucional. Toda la dinámica de la CSTINNyA estará guiada por el objetivo de lograr el mejor trato posible en los ámbitos institucionales de la infancia y la adolescencia. Los ámbitos institucionales sobre los que intervenimos son por demás variados: Centros de Régimen Cerrado y Residencias Educativas dependientes de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, diversas instituciones privadas que mantienen convenios con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para la atención de personas menores de edad (Comunidades Terapéuticas, Hogares, Paradores y Hogares de Atención Especializada) y algunos Hospitales Públicos (Hospital Infanto Juvenil “Dra. Carolina Tobar García” y Hospital de Emergencias Psiquiátricas “Torcuato de Alvear”). Algunas de las acciones realizadas a) Las visitas oficiales en horario nocturno En algunos Centros de Régimen Cerrado se implementaron visitas oficiales en horario nocturno, en pos de observar la dinámica institucional fuera del horario administrativo y en momentos en que los jóvenes alojados permanecían exclusivamente bajo el cuidado del personal de seguridad. Estas visitas generaron gran impacto, tanto en la población alojada como en las autoridades de los Centros y de la Secretaría, ya que no era habitual recibir visitas externas fuera del horario “administrativo”. CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 13 b) Las visitas oficiales a comisarías Tanto en el año 2009 como en 2011 la Comisión visitó las Comisarías de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entendiendo que también había que asegurar las condiciones de alojamiento de los menores de edad que ingresaban a estas dependencias y también verificar el cumplimiento de la resolución 2208/08 del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación. Como consecuencia del relevamiento efectuado en el año 2011, la CSTINNyA confeccionó un informe recomendando que los menores de edad sean alojados –hasta tanto se cree el dispositivo especializado– en determinadas Comisarías por Circunscripción. En fecha 2 de agosto de 2011 el Ministerio de Seguridad emitió la Orden del Día Nº 144 mediante la cual la Ministra de Seguridad resolvió instruir al Jefe de la Policía Federal Argentina para que, hasta tanto entre en funcionamiento el dispositivo especializado para el alojamiento transitorio de personas menores de edad, adopte las medidas necesarias a fin de que las niñas, niños y adolescentes imputados en causas penales con intervención de la Justicia Nacional sean alojados únicamente en las Comisarías recomendadas por la Comisión5. c) Visitas oficiales a los Centros de Régimen Cerrado previas a las festividades de fin de año Durante los primeros años de trabajo, la Comisión pudo advertir cambios en los estados de ánimo de los jóvenes privados de libertad en los Centros de Régimen Cerrado, así como situaciones de conflicto con los guardias de seguridad durante los últimos días del año con motivo de las festividades y la proximidad de la feria judicial del mes de enero. Por ello es que se resolvió implementar visitas oficiales los días previos a estas fechas, para mantener entrevistas con los jóvenes y las autoridades de las instituciones, asegurar un estrecho contacto de las niñas, niños y adolescentes con sus familiares y la realización de celebraciones dentro de los Centros. d) Visitas oficiales en conjunto con la Comisión de Seguimiento del Tratamiento Institucional Neuropisquiátrico Las visitas que se efectúan a Comunidades Terapéuticas y Hogares de Atención Especializada que mantienen convenio con la Dirección General de Salud Mental del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires son realizadas en conjunto con cotitulares y personal de la Comisión de Seguimiento del Tratamiento Institucional Neuropisquiátrico de la Defensoría General de la Nación para una mirada y un abordaje conjuntos. En estas visitas muchas veces también se requiere la intervención de un asesor médico de la Defensoría General de la Nación. e) Visitas de seguimiento realizadas los fines de semana En alguna oportunidad y con las mismas motivaciones que generaron las visitas oficiales en horario Resolución Nº 0611 del 5 14 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA nocturno, personal de la Comisión se constituyó en algunos Centros de Régimen Cerrado durante los fines de semana, a fin de conocer la oferta de actividades y el funcionamiento del Centro en días y horarios no convencionales. f) Los requerimientos de las niñas, niños y adolescentes entrevistados En las visitas realizadas por la Comisión, así como en algunos casos a petición de Magistrados y Funcionarios del Ministerio Público de la Defensa, se mantienen entrevistas con niñas, niños y jóvenes privados de su medio familiar. En la mayor parte de los diligenciamientos, la función de la CSTINNyA radica en la realización de diversas gestiones ante los correspondientes organismos estatales, evitando la superposición de tareas (por ello, en la mayor parte de los casos se pone en conocimiento de la petición al Defensor correspondiente). Cuando lo peticionado guarda relación directa con una cuestión que hace a las condiciones de alojamiento, interviene directamente –y se procura inmediatamente– la Comisión. Las demandas varían de acuerdo con la población y con el tipo de Institución de alojamiento de que se trate. Sin perjuicio de ello, la mayor parte de las veces los requerimientos que se relevan tienen que ver con pedidos de vestimenta, insumos, quejas respecto de la comida, entre otros. La respuesta de la Comisión es sencilla pero efectiva, se transmite en forma inmediata el reclamo a las autoridades de la dependencia, logrando, en la mayor parte de los casos, dar una solución inmediata o a corto plazo de la demanda. Así, la Comisión visibiliza la petición de la niña o el niño para que esta pueda hacerse efectiva. A modo de ejemplo, cabe citar la intervención respecto de una joven de nacionalidad boliviana que se encontraba alojada en el Centro de Régimen Cerrado “Úrsula Llona de Inchausti”. Al ser entrevistada por personal de la Comisión, la joven refirió venir padeciendo cierto malestar debido al tipo de dieta que se le suministraba (que incluía muchas carnes rojas) que era diferente a la que ella estaba habituada (que incluía más vegetales). A raíz de esa entrevista, la Comisión expuso la situación de la joven a las autoridades, que modificaron en forma inmediata la dieta de la joven, reemplazándola por una más adecuada a sus hábitos alimenticios. g) Intervención sobre el funcionamiento de las actividades educativas en los Centros de Régimen Cerrado En el año 2008, en forma conjunta con el Programa de Atención a las Problemáticas Sociales y Relaciones con la Comunidad de la Defensoría General de la Nación, la Comisión realizó un relevamiento a través de encuestas voluntarias en cada uno de los Institutos de Régimen Cerrado, a fin de conocer el estado de situación de la oferta de las actividades educativas, tanto formales como informales. Como consecuencia, se realizó un informe de los resultados de las encuestas por cada Instituto, así h) Proyecto en conjunto con UNICEF Argentina Durante el año 2011, a raíz del convenio suscripto entre la Defensoría General de la Nación y Unicef Argentina, la Comisión desarrolló diversos proyectos en conjunto con Unicef, tendientes a lograr el fortalecimiento del acceso a la justicia de niñas, niños y adolescentes. Estos programas se dirigieron, por un lado, a intercambiar experiencias sobre buenas prácticas en estrategias de defensa y por el otro a fortalecer los mecanismos de monitoreo de las instituciones de privación de libertad para menores de edad en conflicto con la ley penal en todo el país. En ambos casos se han efectuado encuentros nacionales en los que han participado Funcionarios y Magistrados de las Defensas Públicas provinciales del país y se han confeccionado publicaciones para distribuir en las distintas provincias del país. i) Reuniones y entrevistas Los Coordinadores de la Comisión mantienen reuniones y entrevistas con las diversas autoridades de los organismos nacionales y/o locales que trabajan en las áreas de niñez a fin de coordinar tareas y plantear recomendaciones en pos de mejorar las condiciones de alojamiento en las Instituciones correspondientes. En dichos ámbitos, además, se ha requerido la opinión de la Comisión en la sanción de reglamentos internos de los Centros de Régimen Cerrado y del régimen de visitas íntimas para dicha población. Asimismo, la Comisión participó en la confección de un convenio entre la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia y el Servicio Penitenciario Federal para articular los traslados de los jóvenes que pasan de los Centros de Régimen Cerrado a Unidades Penitenciarias al adquirir la mayoría de edad (este aún no se habría formalizado, pero estaría en análisis). Los logros obtenidos Más allá de que las condiciones edilicias de las Instituciones visitadas resultan fluctuantes como conse- cuencia de diversas cuestiones –que afectan quizás en mayor medida a los establecimientos de tipo cerrado–, y que entendemos que la visita oficial es una visión de la Institución un día y en un horario determinado, la Comisión ha logrado constatar en numerosas oportunidades importantes modificaciones y mejoras que se han ido ejecutando en respuesta a los informes confeccionados, tanto respecto de las cuestiones edilicias como las vinculadas al trato institucional en los diversos establecimientos. En este sentido, debemos destacar el impacto y la relevancia de las recomendaciones que se efectúan desde la Comisión. De todas formas, no puede dejar de mencionarse que esta es una labor permanente y este es, justamente, uno de los mayores logros alcanzados por la Comisión. Es decir, efectuar una intervención continua respecto de las condiciones de alojamiento de las niñas, niños y adolescentes privados de su medio familiar, de modo de asegurarles condiciones dignas de conformidad con los estándares aplicables a la materia. Se ha logrado comprobar, a raíz de los logros alcanzados con posterioridad a las visitas oficiales realizadas, la importancia de contar con un espacio como este, por fuera de los ámbitos de los que dependen o con quienes contratan estas Instituciones, para el seguimiento de las condiciones y tratamientos institucionales en que se encuentra este colectivo. En este sentido, debemos destacar que con anterioridad a la creación de la Comisión, las instituciones de tipo penal dependientes de la Sennaf no eran objeto de un monitoreo externo. En el caso de las instituciones de tipo asistencial, que mantienen convenios con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, si bien existían y existen instancias de monitoreo externo, muchas veces las visitas que se efectúan a ese fin son coordinadas con la Institución, debido a que incluye un seguimiento de casos para el que requieren la presencia de los profesionales del equipo. Por ello, entendemos que la labor de la Comisión resulta sumamente útil para reflejar de forma más espontánea la calidad de la atención institucional. COMUNICACIONES como un diagnóstico de situación y recomendaciones que fue remitido a la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia. Con el transcurso de los años ha ido variando la situación de la oferta educativa en estos Centros (actualmente el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es el encargado de brindarla) y la Comisión ha priorizado trabajar en pos de coadyudar en el mejoramiento de la oferta de actividades educativas tanto formales como informales que se brindan, entendiendo que es una cuestión primordial en la tarea de alcanzar buenas condiciones de alojamiento. Esto ha motivado reuniones tanto con autoridades de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, como con los referentes de la Dirección de Educación de Adultos y Adolescentes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Conclusión Hemos pretendido en este trabajo realizar un breve relato acerca de la labor que desarrolla la CSTINNyA, como otra instancia de protección de los derechos y garantías de las personas menores de edad. A pesar de que entendemos que resulta sumamente dificultoso abarcar todas las cuestiones que rodean a la niñez institucionalizada y que siempre quedan condiciones por mejorar, creemos que la labor de la Comisión resulta sumamente beneficiosa y que se trata de un trabajo cotidiano muy comprometido que permite fortalecer la Defensa Pública y el acceso a la justicia de los colectivos más vulnerables. CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 15 ENTREVISTA JUAN PABLO OLMO1 ¿Qué nos puede decir de su trayectoria en el Ministerio Público de la Defensa? Toda mi formación profesional la he dedicado a la defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, y de las personas con discapacidad y padecimientos mentales. En efecto, ingresé al Ministerio Público de la Defensa en el año 2004, prestando funciones ad honorem en una Defensoría Pública de Menores e Incapaces de la Capital Federal. Luego, a partir del año 2005 me desempeñé en la Dirección General de Tutores y Curadores Públicos, hasta que en agosto de 2009 accedí al cargo de Curador Público a través de concurso. Desde entonces y hasta febrero de 2012 estuve a cargo de la Curaduría Pública Nº 2. Anteriormente, todos los curadores públicos ejercíamos las siguientes funciones: curatela provisoria (art. 147, cód. civil), curatela a los bienes o ad bona (art. 148, cód. civil), curatela definitiva (art. 468 y sigs., cód. civil), curatela especial (arts. 61 y 397, cód. civil) y, finalmente, la “defensa especial” de las personas internadas para asegurar que la internación no se prolongara más de lo indispensable (art. 482, párr. 3º, cód. civil, en su redacción anterior). Todo ello, según las designaciones judiciales para cada caso. Con la entrada en vigencia de la Ley Nacional de Salud Mental 26.657, la figura del “defensor especial” ha sido eliminada y, en su remplazo, el art. 22 prevé que la persona internada involuntariamente –o su representante legal– tiene derecho a designar un abogado. Si no lo hiciera, el Estado debe proporcionarle uno desde el momento de la internación. Por su parte, el art. 26 de la ley establece que las internaciones de las personas menores de edad serán reputadas involuntarias. En este contexto, la función de defensa técnica de las personas internadas involuntariamente –sin distinción de edad–, en un principio también nos fue asignada a los curadores públicos mediante resolución de la Defensoría General de la Nación 1728/10, de fecha 14-12-10. Luego, surgió la necesidad de delinear nuevas pautas de intervención para optimizar la prestación del servicio de defensa de las personas mayores de edad internadas involuntariamente, para lo cual se creó una “Unidad de Letrados (art. 22, ley 26.657)”. En igual sentido, dadas las particulares circunstancias que rodean las internaciones que involucran a niñas, niños y adolescentes, mediante resolución DGN 1451/11 1 Abogado (UBA). Especialista en Derecho de Familia (UBA). Docente de la materia Derecho de Familia y Sucesiones (UBA). Curador público, actualmente a cargo de la Coordinación de la Unidad de Letrados de Personas Menores de Edad –art. 22, ley 26.657– (Defensoría General de la Nación, Ministerio Público de la Defensa). 16 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA (14-11-11) se conformó una “Unidad de Letrados de Personas Menores de Edad (art. 22, ley 26.657)”. Actualmente, me encuentro a cargo de la Coordinación de esta Unidad de Letrados. ¿Cuál es la historia de la Unidad de Letrados de Personas Menores de Edad (art. 22, ley 26.657)? La Unidad de Letrados tiene como función ejercer la defensa técnica de niñas, niños y adolescentes (personas de menos de 18 años de edad) en los términos de los arts. 22 y 26 de la ley 26.657. Es decir, se ejerce la Defensa Pública de las personas comprendidas en dicha franja etaria, que se encuentren internadas por salud mental y adicciones en instituciones ubicadas dentro del ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. Al momento de su creación, se dispuso que la Unidad de Letrados tuviera como función primordial, en una primera etapa, el relevamiento de las instituciones destinadas a receptar internaciones de niñas, niños y adolescentes, y las necesidades respectivas, en miras a garantizar el cumplimiento de las disposiciones previstas en la ley 26.657. Finalizada esa primera etapa de funcionamiento, mediante resolución DGN 516/12 (21-5-12) se dispuso que la Unidad de Letrados comience a cumplir funciones, debiendo ejercer la Defensa Pública en las internaciones que se produzcan a partir del 1° de junio de este año. Para ello, el plantel profesional que la integra está conformado por 1 coordinador, 5 letrados y 1 equipo técnico interdisciplinario. ¿Cómo funciona la Unidad de Letrados en la práctica? ¿Qué diferencias existen con la anterior figura del defensor especial? Está previsto que, una vez recibida la comunicación de la internación por parte del establecimiento donde se lleva a cabo o habiendo tomado conocimiento por otro medio, la Unidad de Letrados tome contacto con la situación a través de la concurrencia al lugar de internación y asuma la defensa cuando en ese momento no surja de modo fehaciente, según la información suministrada, que la persona menor de edad o su representante legal hayan designado un abogado en forma particular. Todo esto, sin perjuicio de hacer saber dicha circunstancia al Juzgado Civil de Familia que intervenga en el control de la internación. Es decir, a diferencia de lo que ocurría antes con la figura del “defensor especial”, cuya designación para intervenir en los casos concretos era un resorte judicial, ahora el sistema está planteado para que sea el propio Ministerio Público de la Defensa quien se encargue de asignar un letrado que ejerza la función de defensa desde el momento mismo de la internación y sin dilaciones ¿Qué perfil de actuación se pretende para el ejercicio de la función de defensa? Planteado en estos términos, es evidente que el perfil de actuación del abogado defensor dista de ser el de un “abogado de escritorio”. Por el contrario, el letrado asume un rol activo en la defensa de este grupo de personas que se encuentra en especial situación de vulnerabilidad, lo cual puede incluir la articulación de las actuaciones de los profesionales integrantes de distintos organismos que eventualmente deban intervenir en el caso concreto. Ello así, ya que en la práctica lamentablemente suelen presentarse intervenciones en forma desarticulada que se tornan iatrogénicas. Para ello, los letrados que ejerzan la función de defensa están habilitados para llevar a cabo las tareas propias del ejercicio de la función, como ser la de realizar visitas a los lugares de internación; entrevistar a las personas defendidas, labrar actas dejando constancia de su voluntad y preferencias, como así también de otras personas intervinientes en el caso; tomar conocimiento de las historias clínicas de los asistidos; realizar a su sola firma presentaciones judiciales, administrativas y de otra índole; entre otras. De este modo, desde el Ministerio Público de la Defensa procuramos garantizar a niños, niñas y adolescentes, una defensa técnica pública, gratuita y doblemente especializada –en razón de la materia (salud mental) y del sujeto (personas menores de edad)–, desde el mismo momento de la internación, y que sea respetuosa de su voluntad y preferencias. ¿Qué circunstancias “delicadas” se presentan? Dado que la actuación del abogado defensor provisto por el Estado es subsidiaria, ya que intervendrá sólo cuando el propio interesado o su representante legal no designen un abogado en forma particular, se corre el riesgo de que los familiares de la persona internada le designen un abogado que responda a los intereses del adulto y no así a los del niño o adolescente. En ese caso, será función del juez de la causa advertir dicha circunstancia y apartar al letrado particular interviniente, por motivos de una defensa técnica ineficaz. Asimismo, un tema tan importante como delicado es la escucha del niño, proceso por demás complejo teniendo en cuenta el contexto y las particulares circunstancias en las cuales se llevará a cabo. Para ello, la actividad no se agota en el abordaje de la persona internada –cuya modalidad siempre variará según las circunstancias en que se lleve a cabo cada internación considerada en forma particular–, sino también del equipo de salud interviniente, de los representantes legales de la persona y demás referentes afectivos. Es por ello que recobra especial importancia poder contar con el apoyo técnico de un equipo interdisciplinario que pertenezca a nuestra institución y responda a la propia Unidad de Letrados, cuyos integrantes –profesionales de la psicología, psiquiatría infanto-juvenil y trabajo social– formen parte de la actividad de defensa técnica a fin de brindar una prestación especializada. Tal es el mandato de las Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Personas en Condición de Vulnerabilidad. COMUNICACIONES innecesarias. En este sentido, es de vital importancia generar presencia institucional en forma inmediata y así interiorizarse de la situación en la que se encuentra la persona internada, pudiendo entonces abordar la defensa en tiempo oportuno. De esto modo, es más fácil prevenir que ocurran situaciones –para nada infrecuentes en la práctica– que prolonguen innecesariamente una internación, por lo general por motivos sociales ajenos al plan de tratamiento prescripto por el propio equipo tratante del establecimiento que determinó la internación. Asimismo, el carácter de la intervención de esta Unidad de Letrados no es asimilable al del “defensor especial” que preveía el ahora modificado art. 482 del cód. civil. En efecto, si bien al defensor especial no le era vinculante la voluntad de la persona a quien defendía, atento el carácter de su función, lo cierto es que ello ahora debe ser revisado. No es infrecuente que en la práctica el defensor técnico proporcionado por el Estado sea la única instancia a través de la cual la persona internada pueda acercar su voluntad al expediente judicial donde se controla su internación. De este modo, a través del abogado defensor se pueden formular peticiones concretas. ¿Se presentan dificultades según las distintas edades de las personas internadas? En primer lugar hay que dejar planteado que nuestro rol no es el de un “abogado patrocinante”, donde entrarían en juego variables como las relativas a la edad y grado de madurez de la persona para designar abogado, darle instrucciones, etc. Aquí de lo que se trata es del ejercicio de la función de Defensa Pública. Es más, a diferencia de lo que ocurre con el defensor penal, en el caso de las internaciones involuntarias –y las de los niños y adolescentes dijimos que así eran consideradas– ni siquiera está prevista la posibilidad de que la persona internada “se defienda sola”. Es decir, si bien la persona internada –o su representante legal– tiene derecho a elegir a su propio abogado de confianza, de no ejercer dicha opción se activará la actuación de la Defensa Pública siempre, sin distinción de edades. En todo caso, sí será gravitante la edad de la persona para evaluar los recaudos que deba tomar el letrado interviniente, a fin de evitar que su actuación se convierta en contraproducente. Ciertamente, en términos generales podríamos decir que no suele ser lo mismo el caso de un niño de 10 años que el de un adolescente de 17 años. Tal como ya lo adelantara, el abordaje y la escucha de los niños y adolescentes es una tarea sumamente delicada, la cual debe ser encarada con suma precaución según el caso. Datos de contacto de la Unidad de Letrados de Personas Menores de Edad (art. 22, ley 26.657) La Unidad de Letrados tiene su sede en la calle Bartolomé Mitre 648, 2º “B”, CABA. Para contactarse con nosotros pueden comunicarse telefónicamente al 43426125, mediante correo electrónico: [email protected], o bien a través de la página web del Ministerio Público de la Defensa: www.mpd.gov.ar. CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 17 Artículos publicados sobre la materia Olmo, Juan Pablo, A propósito del reciente incremento en la nómina de curadores públicos, publicado en el diario La Ley, Suplemento Actualidad, del 13-10-09, pág. 1, y www.laleyonline.com.ar. Olmo, Juan Pablo y Martínez Alcorta, Julio A., Artículo 12 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad: medidas de apoyo y de salvaguardia. Propuestas para su implementación en el régimen jurídico argentino, en Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia. Derecho de Familia, n° 49, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 2011, pág. 35. Olmo, Juan Pablo y Pinto Kramer, Pilar María, Comentario a la Ley Nacional de Salud Mental n° 26.657, publicado en Anales de Legislación Argentina, año LXXI, nº 11, 2-5-11, pág. 1, y www.laleyonline.com.ar.Olmo, Juan Pablo, El plazo de 10 horas para comunicar las internaciones involuntarias, publicado en Doctrina Judicial. Procesal, año III, n° 6, julio 2011, pág. 35. Olmo, Juan Pablo, El compromiso internacional asumido por Argentina en materia de capacidad jurídica de niños y personas con discapacidad, en EDFA, nº 19, pág. 21. Olmo, Juan Pablo, El nuevo régimen de internaciones en la jurisprudencia de la Ciudad de Buenos Aires, en Revista de Derecho de Familia y de las Personas, enero-febrero 2012, 1-1-12, La Ley, pág. 256. Olmo, Juan Pablo, El fin de los procesos de “insania e inhabilitación”, publicado en Suplemento Doctrina Judicial. Procesal, 2012 (marzo), 1-3-12, 39 - DJ, 21-3-12, pág. 1. Olmo, Juan Pablo, Cuando la gente pide insania y los jueces dicen que no. Nuevas respuestas en materias de salud mental y discapacidad, en Revista de Derecho de Familia y de las Personas, abril 2012, 1-4-12, La Ley, pág. 246. EL FACTOR “TIEMPO” EN EL SISTEMA DE PROTECCIÓN INTEGRAL DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES Y SUS IMPLICANCIAS Cecilia Hebe Bonaverdi y María de los Ángeles Ghía Salazar Introducción Como integrantes de una Defensoría Pública de Menores e Incapaces y por ser una de nuestras principales tareas el seguimiento de los casos referidos a los niños, niñas y adolescentes separados de su medio familiar que tramitan por ante Juzgados Nacionales de Primera Instancia en lo Civil, sentimos la necesidad de compartir ciertas observaciones y/o reflexiones que realizamos a diario con la finalidad de buscar soluciones para nuestros niños. Es que los niños han sido, son y serán un sector de la sociedad que merece una protección especial en orden a la vulnerabilidad que como grupo le es característica. Es justamente su minoría de edad la condición determinante que ha llevado a los distintos legisladores –y también a la comunidad internacional– a reconocerles ciertas prerrogativas y garantías con la finalidad de equipararlos al resto de los sujetos de derecho. Plexo normativo En primer lugar, debemos señalar que la preocupación por este sector de la sociedad fue tenida en consideración por nuestra Carta Magna al establecer, dentro de las atribuciones del Congreso, la de “Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades o de trato, y el pleno goce y ejerci- 18 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA cio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad. Dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental…” (art. 75, inc. 23) Con posterioridad, al incorporarse a la Constitución Nacional declaraciones y tratados internacionales, el derecho de la niñez recibió expreso reconocimiento legal. Así, en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre se establece que “Toda mujer en estado de gravidez o en época de lactancia, así como todo niño, tienen derecho a protección, cuidado y ayuda especiales” y que “Toda persona tiene el deber de asistir, alimentar, educar y amparar a sus hijos menores de edad…” (arts. 7º y 30, respectivamente); en la Convención Americana sobre los Derechos Humanos que “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción…”, “…En caso de disolución, se adoptarán disposiciones que aseguren la protección necesaria de los hijos, sobre la base única del interés y conveniencia de ellos”, “Todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor requieren por parte de su familia, de la sociedad y del Estado” y que “En caso de guerra, de peligro público o de otra emergencia que amenace la independencia o seguridad del Estado la colocación en hogares de guarda, la kafala del derecho islámico, la adopción o, de ser necesario, la colocación en instituciones adecuadas de protección de menores. Al considerar las soluciones, se prestará particular atención a la conveniencia de que haya continuidad en la educación del niño y a su origen étnico, religioso, cultural y lingüístico” (art. 20, CDN). Concretamente en lo que hace a la separación del niño de su grupo familiar, la Convención es muy clara: esta alternativa es excepcional. Prima a todas luces la crianza del pequeño en el seno de su grupo familiar, dándose preferencia a los padres, y luego al resto de sus familiares (art. 9º). Finalmente, con la sanción de la ley 26.061 en el año 2005, se completa el marco normativo que regula el derecho de la niñez (sin perjuicio de las leyes provinciales que se han dictado en consonancia con la misma). Su finalidad fue plasmada en el art. 1º: “Esta ley tiene por objeto la protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes que se encuentren en el territorio de la República Argentina, para garantizar el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de aquellos reconocidos en el ordenamiento jurídico nacional y en los tratados internacionales en los que la Nación sea parte” (art. 1º). Más allá de las críticas que ha merecido la misma, es dable resaltar la multiplicidad de normas que contiene (de fondo, de organización y de procedimiento), por lo que se torna compleja su caracterización. En lo que hace a este trabajo, nos parece interesante analizar la incidencia que ha tenido la implementación del “Circuito Administrativo” que propone, comentar ciertos ejemplos y detenernos en las implicancias para el niño –principal protagonista en lo que refiere a la protección de sus derechos–. COMUNICACIONES parte… no autoriza la suspensión de los derechos determinados al Niño” (arts. 4º, 19 y 27, respectivamente); en la Declaración Universal de Derechos Humanos, que “La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social” (art. 25, inc. 2º); en el Pacto internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que “Se debe conceder a la familia, que es el elemento natural y fundamental de la sociedad, la más amplia protección y asistencia posibles, especialmente para su constitución y mientras sea responsable del cuidado y la educación de los hijos a su cargo…” y que “Se deben adoptar medidas especiales de protección y asistencia a favor de todos los niños y adolescentes, sin discriminación alguna por razón de filiación o cualquier otra condición. Debe protegerse a los niños y adolescentes contra la explotación económica y social. Su empleo en trabajos nocivos para su moral y salud, en los cuales peligre su vida o se corra el riesgo de perjudicar su desarrollo normal, será sancionado por la ley. Los Estados deben establecer también límites de edad por debajo de los cuales quede prohibido y sancionado por la ley el empleo a sueldo de mano de obra infantil” (art. 10, incs. 1º y 3º); en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que “…En caso de disolución, se adoptarán disposiciones que aseguren la protección necesaria a los hijos”, que “Todo niño tiene derecho, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, origen nacional o social, posición económica o nacimiento, a las medidas de protección que su condición de menor requiere, tanto por parte de su familia como de la sociedad y del Estado. Todo niño será inscripto inmediatamente después de su nacimiento y deberá tener un nombre. Todo niño tiene derecho a adquirir una nacionalidad” (arts. 23, inc. 4º, y 24, respectivamente). La Declaración de los Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos del Niño son los instrumentos específicos sobre los sujetos de derecho a los que aludimos. Aquí se plasmaron puntualmente todos los derechos y garantías que le son reconocidos. No interesa en este momento extendernos sobre su enumeración (aunque recomendamos su lectura en forma detenida a los fines de tenerlos presentes al momento de analizar un caso concreto). Sin embargo, sí resulta interesante tener presente la referencia expresa que efectúan en relación con el cuidado especial que deben recibir aquellos: “El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensando todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior del niño” (art. 2º, DDN) y que “Los niños temporal o permanentemente privados de su medio familiar, o cuyo superior interés exija que no permanezcan en ese medio, tendrán derecho a la protección y asistencia especiales del Estado. Los Estados Partes garantizarán, de conformidad con sus leyes nacionales, otros tipos de cuidado para esos niños. Entre esos cuidados figurarán, entre otras cosas, Falencias del Sistema de Protección Integral de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes El Sistema actual de Protección de los Niños se articula mediante la intervención de dos vías: la administrativa y la judicial. La primera será aquella en la que ingresen los millares de casos en los que se advierte la posible vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes, ya sea a partir de la denuncia efectuada por las escuelas a las que los niños asisten, las instituciones de salud a las que se recurre por una mera consulta o la realización de un tratamiento determinado, comisarías, familiares, etc. No olvidemos que el art. 30 de la ley 26.061 establece que “Los miembros de los establecimientos educativos y de salud, públicos o privados y todo agente o funcionario público que tuviere conocimiento de la vulneración de derechos de niñas, niños o adolescentes, deberá comunicar dicha circunstancia ante la autoridad administrativa de protección de derechos en el ámbito local, bajo apercibimiento de incurrir en responsabilidad por dicha omisión”. Así, es el Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, por sí o a través de las defensorías zonales, el organismo que adopta las medidas individuales de protección establecidas por la legislación vigente (ley 2339 que aprueba el acta acuerdo celebrado entre CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 19 el Ministerio de Desarrollo Social en representación del Poder Ejecutivo Nacional y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, registrada bajo el Convenio nº 26/06). Estas medidas pueden ser de dos tipos: de protección y excepcionales. Las primeras se encuentran previstas en el art. 33 de la ley 26.061 y su finalidad consiste en la preservación y/o restitución a los niños, niñas y adolescentes del disfrute, goce y ejercicio de sus derechos vulnerados y la reparación de sus consecuencias. Estas medidas tienden a aportar una solución frente a una situación conflictiva puntual que atraviesa el niño, apuntalándolo en aquello que genera una vulneración de sus derechos pero que en modo alguno justifica su apartamiento del grupo familiar. Vale la pena tener presente que las mismas no están exentas de revisión: “… ninguna norma del ordenamiento impide la intervención jurisdiccional y su oportuno control; ello dicho sin perjuicio de que hubiera sido deseable la regulación específica de procedimientos judiciales urgentes y de que se incluyeran además preceptos que comprometieran expresamente a los jueces en la misión de velar por el efectivo cumplimiento de los derechos y garantías que se reconocen a los niños. Por lo demás, resultaría impensable una ley que pretendiera vedar la injerencia de jurisdicción, ya que tal eventual propósito –además de ridículo– sería claramente inconstitucional…”1. No obstante lo dicho por el magistrado citado, lo cierto es que en la práctica cotidiana se observa una falta de contralor y una severa demora en el trabajo realizado en esta instancia administrativa, lo cual, como veremos más adelante, incide negativamente en el sujeto de derechos que se intenta proteger. Las segundas “implican la separación del niño o adolescente de su ámbito familiar… serán adoptadas cuando medien circunstancias de extrema gravedad que amenacen o causen perjuicio a la salud física o mental del niño, niña o adolescente y/o cuando el mismo fuere víctima de abuso o maltrato por parte de sus padres o de alguien del grupo conviviente y no resultare posible o procedente la exclusión del hogar de aquella persona que causare daño…”. Como claramente ha explicitado la Dra. Polverini –secretaria de la Defensoría Pública de Menores e Incapaces Nº 2–, en un número anterior de la Revista de Familia de El Derecho2, a más de la constatación del cumplimiento de los requisitos comunes a todo acto administrativo, en caso de separación de un niño de su familia, el juez deberá ejercer el control sobre los recaudos exigidos específicamente para esta medida por la Convención sobre los Derechos del Niño y por la misma ley 26.061. Esto es, que sea dispuesta por ser necesaria al interés superior del niño y que se cumplan las siguientes premisas legales: 1) Excepcionalidad de la medida de separación de los padres, que no está dado por el “agotamiento de las medidas ordinarias previas”; 2) Subsidiariedad del recurso a formas convivenciales fuera del ámbito familiar y comunitario de los niños; 3) Continuidad en la educación del niño y especial conside1 Mizrahi, Mauricio L., Los derechos del niño y la ley 26.061, La Ley, 16-12-05. 2 Polverini, Verónica, Alcances del llamado “control de legalidad” como garantía de los niños, EDFA, julio 2011. 20 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA ración a su origen étnico, religioso, cultural y lingüístico; 4) Carácter no sustitutivo respecto del grupo familiar de origen “con el objeto de preservar la identidad familiar de las niñas, niños y adolescentes”; 5) Preservación de la convivencia de hermanos; 6) Exclusión de formas privativas de libertad; 7) Imposibilidad de fundar la medida en “la falta de recursos económicos, físicos, de políticas o programas del organismo administrativo”; 8) Temporalidad de las medidas que “sólo se pueden prolongar mientras persistan las causas que le dieron origen”. Sin embargo, muchas veces lo expuesto no se encuentra debidamente plasmado en el acto administrativo cuya declaración de legalidad se solicita. Tal como ha señalado la citada funcionaria, existe toda una serie de medidas que ingresan en la esfera judicial a instancia del Ministerio Público “pues no sólo se somete a conocimiento de los magistrados un acto administrativo sino la situación integral del sujeto protegido”. Así, de conformidad con lo previsto por el art. 232 del CPCCN, 4º de la ley 24.417, 43 de la Constitución Nacional, 20 de la Convención de los Derechos del Niño y 16 del cód. civil, se requieren medidas cautelares de protección como la exclusión del hogar o la prohibición de acercamiento del agresor, tomadas en el mismo proceso o en otro autónomo (Ministerio Público c. X, X s/ denuncia por violencia familiar); defensa de la identidad del niño a través de la inscripción de nacimiento y las acciones de filiación por reclamación o impugnación de estado; acciones de privación de patria potestad como consecuencia de los mismos hechos que llevaron a la separación de los progenitores; designación de tutor en los casos previstos por la ley (mecánica sumamente utilizada en el marco de los controles de legalidad), otorgamiento de guardas simples o con fines adoptivos. Como vemos, la amplitud de normativa vigente permite al defensor público de menores e incapaces la solicitud de este tipo de remedios urgentes frente a la vulneración de derechos de un niño, pese a la modificación que introdujo la ley 26.061 al art. 234 del CPCCN. Ahora bien, como dijimos al comenzar con el presente comentario, merece la pena efectuar una serie de observaciones en orden a las prácticas que hemos estado constatando en este último tiempo. En primer lugar debemos referirnos al creciente otorgamiento de guardas en sede administrativa y posterior inicio de dichas actuaciones solicitando el “control de legalidad”. Como vemos, se parte de un error conceptual sumamente preocupante si se entiende que resulta facultad del órgano local la toma de dicha decisión. En caso de darse los supuestos fácticos que aconsejen que sea reconocida la guarda de niños a personas distintas de los padres, deben analizarse cuidadosamente tanto los elementos materiales que hacen a la historia social particular de la vinculación del menor con su guardador, como las características y cualidades propias de éste. Esta tarea, compete tanto al órgano jurisdiccional como al defensor público de menores e incapaces por las implicancias del acto de que se trata. Nuestro Código de fondo, en los arts. 316 y 318, refiere justamente al carácter judicial de la guarda preadoptiva al disponer que “…La guarda deberá ser otorgada por el juez o tribunal del domicilio del menor o don- 3 Herrera, Marisa y Famá, María Victoria, Medidas cautelares, medidas de protección y medidas excepcionales. Una tensión latente en el cruce entre las leyes de violencia familiar y las leyes de protección integral de derechos de niñas, niños y adolescentes, Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia, LexisNexis, marzo/ abril 2008. guimiento del caso. Pese al desenlace de la historia (que por cierto no está resuelto aún), desde aquella primera señal de alerta, transcurrieron cuatro meses sin que el grupo familiar fuera debidamente evaluado, se alternaron los cuidados del pequeño entre distintos miembros (cuya idoneidad se desconoce), ingresando finalmente en un hogar convivencial. A colación del caso comentado, una segunda cuestión que nos llama poderosamente la atención es la referida a la falta de comunicación existente entre el órgano administrativo y los servicios locales de protección de derechos. Como sabemos, en las situaciones en que los niños, niñas o adolescentes tengan domicilio en otra jurisdicción y se encuentren en situación de vulneración de derechos en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el CDNNyA interviene requiriendo el recurso a la Dirección General de Niñez y Adolescencia, tomando una medida en forma temporaria hasta la intervención del servicio local del distrito que corresponda. Así, podemos mencionar otra situación –en la que intervinimos vía Defensoría Pública– en donde un niño, de tan solo unos meses de edad, ingresó a un hogar convivencial a raíz de una medida excepcional adoptada por la Guardia Permanente de Abogados del Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. En la oportunidad de celebrarse la audiencia del art. 40 de la ley 26.061, luego de infructuosos intentos de notificar a la progenitora del niño, representantes del CDNNyA indicaron que, por el domicilio familiar del pequeño, el seguimiento de dicha medida se encontraba a cargo del Servicio Local de Promoción y Protección de Derechos del Niño de Lomas de Zamora, razón por la cual, y luego de la derivación realizada, ya no intervenían en el presente caso. Debido a esta información, es que el tribunal, previo expedirse sobre la legalidad de la medida adoptada, solicitó un informe actualizado de la intervención del Servicio Local, el que fue contestado, tiempo después, indicándose que el Servicio Local que intervenía por domicilio no era el de Lomas de Zamora –conforme había indicado el CDNNyA– sino el de Lanús. Ello motivó que un nuevo pedido de informe fuera requerido, el que, a la fecha, no fue contestado. Como se sabe, las contestaciones a los requerimientos efectuados, el informe de las derivaciones y los nuevos informes solicitados demoraron tiempo en ser respondidos, y muchas veces debieron los pedidos ser reiterados. Para sumarle dramatismo a lo descripto, los profesionales del hogar donde se encuentra alojado el niño informaron que, desde su ingreso, hace más de un año, no recibió visitas de familiar alguno. En conclusión, el CDNNyA, a raíz de la derivación denunciada, dejó de intervenir en el caso, sin constatar que el Servicio Local correspondiente hubiera efectuado o asumido efectivamente la posta pasada. El Servicio Local nunca contestó los requerimientos peticionados, y un niño –que al ingresar al hogar tenía meses de vida y ahora ya cuenta con más de 1 año– se encuentra con el derecho de vivir en el seno de una familia, vulnerado, entre muchos otros. Un tercer punto que nos parece fundamental resaltar es el referido a la ubicación geográfica de las instituciones donde se alojan a los niños, niñas y adolescentes. Y es que en la mayoría de los casos que solemos tratar a CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA COMUNICACIONES de judicialmente se hubiese comprobado el abandono del mismo…” y “Se prohíbe expresamente la entrega en guarda de menores mediante escritura pública o acto administrativo”, respectivamente. Debemos recordar que salvo las normas mencionadas ut supra, el instituto de la “guarda simple” no se encuentra expresamente regulado. Sin embargo, si nos detenemos en el análisis del instituto de la tutela –figura similar a la del guardador–, en cualquiera de sus variantes, es el juez quien discierne el cargo, previa intervención del Ministerio Público (arts. 382, 388, 391, 392, 397, cód. civil). Asimismo, se ha dicho que “…los organismos administrativos no pueden arrogarse facultades jurisdiccionales: el paradigma constitucional argentino que, según la Corte Suprema de Justicia en el fallo ‘Casal’, es el de un Estado Constitucional de Derecho. En este marco, y por imperio de los arts. 18, 109 y 116 de nuestra Constitución, la administración no ejerce en ningún caso función jurisdiccional; y si sus actos se asemejan por su contenido a dicha función, no tienen el mismo régimen jurídico. La administración siempre ejerce una función administrativa, que para ser válida, deberá respetar las formas de producción del derecho (en cuanto a la competencia del órgano y el respeto de los recaudos instrumentales) y los contenidos sustanciales (los derechos fundamentales y los derechos humanos bajo la égida del principio de proporcionalidad) establecidos en la regla de reconocimiento constitucional argentina; pero nunca ejerce una función jurisdiccional que es propia y exclusiva del Poder Judicial”3. En un caso recientemente iniciado, un bebé –de seis meses de vida– ingresa en la guardia de un hospital general presentando hematomas de diversa índole, siendo su diagnóstico “fractura de cráneo”. Sus progenitores no podían dar cuenta de lo ocurrido, manifestando que el pequeño permanecía al cuidado de familiares mientras aquellos trabajaban. En orden a las irregularidades observadas y ciertos factores valorados por el servicio social de dicho establecimiento como “de riesgo”, se consulta a la Guardia Permanente del CDNNyA. Este resuelve, con la conformidad de los progenitores del pequeñito, el egreso de aquel del hospital junto con su tía paterna y alojamiento en el domicilio de aquella. Con ello se dicta un acto administrativo, en el que se deja constancia de que se dará intervención al Servicio Local correspondiente en orden al domicilio del pequeño y se inician actuaciones solicitando a S.S. que declare la legalidad de dicha medida. Como previo a celebrarse la audiencia requerida por el Ministerio Público, la trabajadora social del tribunal constata que el pequeño había regresado con sus progenitores dado que quien se encontraba a cargo de sus cuidados habría manifestado luego la imposibilidad de hacerlo y que ningún equipo técnico se encontraba realizando el correspondiente se- 21 diario, dicha institucionalización se efectiviza fuera del radio cercano a su grupo familiar. Este es un dato no menor, ya que pensemos qué posibilidad real tienen los padres de un niño que residen en el barrio de Flores de visitar regularmente a su hijo (que, por ejemplo, reside en un hogar convivencial ubicado en la localidad de Quilmes) a fin de reconstruir ese vínculo dañado y cumplir adecuadamente con las estrategias de trabajo que determina el equipo técnico interviniente. Ni hablar si a esto le sumamos una variable más –que suele darse asiduamente–, y es la carencia de recursos. Directamente resulta impensable que en el corto plazo se logre la finalidad de que el pequeño retorne a convivir con su familia (y ya no por una cuestión del resultado mismo del trabajo realizado con sus miembros, sino justamente por la imposibilidad de poner en práctica las acciones encaradas por los profesionales). A fin de aportar datos precisos, hemos recurrido a un informe elaborado por el Ministerio Público Tutelar4. Del mismo se desprende que casi la mitad de las sedes institucionales que mantienen convenio con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se ubican en la Provincia de Buenos Aires. De los datos relevados, puede afirmarse que: La modalidad más extendida en la Provincia de Buenos Aires es la de comunidad terapéutica. Sobre un total de 23 instituciones, 20 se ubican en la Provincia, lo que representa el 21% total de sedes. La modalidad convivencial y convivencial materna se ubica en segundo lugar, y sus instituciones se distribuyen de manera muy similar entre la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires (16 y 11 respectivamente). La modalidad de atención de necesidades especiales se concentra en la Provincia de Buenos Aires: solo 3 sedes se ubican en la Ciudad sobre un total de 11. La modalidad de atención especializada se ubica principalmente en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que los paradores y la modalidad de atención integral en la salud mental sólo se ubican allí. Un cuarto punto que también se trató en el informe aludido, y que nos inquieta enormemente, tiene que ver las dificultades para efectivizar el derecho de los niños a la convivencia familiar. Y es que el norte, como hemos sostenido, es justamente lograr que aquel pequeño que en un momento determinado precisó de ser apartado de su familia, regrese a ella a los fines de un armonioso desarrollo de su persona. Sin embargo, existen ciertas problemáticas que entorpecen el ansiado regreso y no tienen que ver con dificultades para el ejercicio de las funciones de cuidado y crianza por parte de los miembros de la familia, lo cual sería motivo suficiente para pensar en una familia adoptiva. Así, las instituciones entrevistadas por el mencionado organismo tutelar señalan otro tipo de causales con mayor frecuencia: a) Problemas habitacionales de la familia y/o de los referentes afectivos (33%); b) Los 4 Puertas adentro. La política de institucionalización de niños, niñas y adolescentes en la Ciudad de Buenos Aires, Ministerio Público Tutelar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Eudeba, 2012. (http://asesoria.jusbaires.gob.ar/sites/default/files/2012.04.11Puert asAdentroFINAL.pdf). 22 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA referentes familiares de los niños residen lejos de la institución (35%); c) Falta de políticas públicas orientadas al fortalecimiento familiar y social (29%); d) El Estado delega en las instituciones de albergue la responsabilidad de la revinculación familiar y comunitaria (24%); e) Falta de operadores del Programa Fortalecimiento de Vínculos (22%). Por si todo ello fuera poco, se destaca que “…las causales más mencionadas para el período 2011 coinciden con las esgrimidas para el año 2009 y 2010, por lo que es posible advertir que estas problemáticas comportan afectaciones de modo sostenido en el transcurso de estos últimos años”. Implicancias para el protagonista La demora en la reinserción del niño en su familia de origen o, en su defecto –cuando ello resultare perjudicial para el menor–, su inserción en el seno de una familia adoptiva, puede dejar en él huellas negativas imborrables. Para arribar a esta conclusión, hemos recurrido a otras disciplinas con la finalidad de referirnos en términos precisos a la importancia que tiene para aquellos el criarse en el seno de una familia, particularmente en la constitución de su psiquis y un armónico desarrollo integral. Cuando se habla de criar a un niño, se está haciendo referencia al hecho de cuidar a un ser humano para que permanezca saludable, crezca fuerte, se desarrolle y adquiera los conocimientos y las destrezas que normalmente debe tener en cada etapa de su crecimiento; también se pretende que se comporte como una persona emocionalmente equilibrada y feliz, capaz de orientar su conducta a partir de los valores fundamentales aceptados por la sociedad en la cual debe desenvolverse5. Se trata de uno de los desafíos más complejos –y a la vez más gratificantes– que se presenta en la vida de las personas. Como sabemos, el bebé recién nacido es una persona sumamente frágil que depende en un cien por ciento de su madre: es ella quien le proporcionará el alimento, lo cobijará, higienizará y también quien lo contendrá emocionalmente. Así se ha dicho que “Un niño apenas nace comienza su desarrollo emocional, éste es muy importante en el primer año de vida. En este proceso la madre cumple un rol fundamental, lo cuida en su etapa de vulnerabilidad, le brinda protección, alimentación, cariño y todos los cimientos básicos para un buen desarrollo del individuo. Esto es influido por la relación de la madre con su pareja, con su propia familia o su círculo… Esta actitud y capacidad afectiva de la madre hacia el bebé se adquiere a medida que el embarazo avanza y se va desligando de sus propios intereses y necesidades para focalizarse en los del niño que crece en su interior. Este proceso a veces se ve perturbado cuando alguno de los padres 5 Puerta de Klinkert, María Piedad, Resiliencia. La estimulación del niño para enfrentar desafíos, Lumen Humanitas, 2002, pág. 37. 6 Winnicott, D. W, La familia y el desarrollo del individuo, Lumen Hormé, 1995. 7 Melillo, Aldo y Suárez Ojeda, Elbio N., Resiliencia. Descubriendo las propias fortalezas, Paidós, 2002, pág. 92 y sigs. 8 Berenstein, Isidoro, Del ser al hacer. Curso sobre vincularidad, Paidós, 2007, pág. 85. 9 Tempera de Devoto, Rita M., Familia: identidad y pertenencia, Ediciones Universidad del Salvador, 2005. neral, y tiene un efecto acumulativo y perdurable en el desarrollo de los niños10. Asimismo, el mencionado autor resalta la incidencia positiva en su debida formación al afirmar que “… la capacidad que desarrolla un niño para emprender y conservar relaciones sociales y su capacidad para desempeñar papeles como estudiante y miembro de una familia y de una sociedad, se siembran tempranamente dentro de la familia: cuando los niños tienen un vínculo afectivo seguro con sus padres están en capacidad de ampliar su confianza hacia las personas que los cuidan y, posteriormente, hacia el resto de las personas; desarrollan una mayor propensión a interactuar con sus semejantes, con lo cual se incrementa la posibilidad que tienen de vivir en el futuro experiencias positivas y enriquecedoras. Esos niños tienden a ser más sociables, a poseer una sana autoestima, actitud de afirmatividad y empatía, competencia en la relación con sus coetáneos, y generalmente son bastante populares”11. Resulta interesante saber que el ser humano aprende durante su infancia el 80% de todo lo que aprende durante el resto de su vida, debido a que millones de neuronas logran establecer conexiones sinápticas, dando lugar a la creación de nuevos conocimientos que se van integrando entre sí y que el niño va adaptando a gran velocidad de forma natural, hasta desarrollar una visión del mundo que le permita sobrevivir12. COMUNICACIONES no puede proporcionar al niño condiciones suficientemente buenas en el momento en que aquel nace, debido a alguna perturbación social, familiar o personal. Según Winnicott “…el desarrollo emocional durante el primer año de vida establece la base de la salud mental en el individuo humano”6. Además, que “El bebé humano necesita, en primer lugar, ser reconfortado, ‘contenido’ por los brazos de su madre, contactado por un cuerpo cálido y suave, mecido y envuelto por olores y ruidos familiares. Desde un punto de vista psicoanalítico, estos registros corporales son la base de la constitución del yo del sujeto: las emociones de placer y displacer van generando impresiones que modularán la relación del niño con el ambiente. Luego empieza a buscar la mirada del otro y espera ser mirado. La mirada de la madre y el padre son el primer espejo en el cual el niño se ve: esas miradas introducen al niño a su existencia humana. De la positividad de esta especularización depende el desarrollo de la autoestima del niño en un proceso normal de narcisización… Cuando ese proceso no transcurre normalmente, aparece un déficit primario de narcisización, que puede agravarse si los padres no aportan una imagen valorizada de sí con la cual el niño pueda identificarse y si no aparecen sustitutos que cumplan esa función…”7. Ahora bien, es la familia –conjunto de sujetos donde todos y cada uno de ellos son diferentes entre sí, dentro de esa semejanza que marca el pertenecer a un parentesco, es decir a una relación que los hace parientes, asociándolo al vínculo de sangre, y éste a lo que es natural y a lo que está ahí desde siempre8– la primera institución donde se inserta el pequeño al nacer. Así, “La familia es el primer mundo que el niño conoce, es un mundo real y emocional, es el mundo en el que nace y en el que se va a reconocer como persona y como ser legítimo si es aceptado en su dignidad. Ello ocurre si sus emociones son respetadas… El niño, si nace en un contexto de confianza, aprende que el vivir con otros es un ‘fenómeno legítimo’ que va organizando su mundo social, su mundo en el que es posible crecer y desarrollarse como persona… El primer espacio de confianza del niño es su familia, es el primer entorno social en el que puede confiar. A posteriori, esta confianza que se inició en ese pequeño mundo puede continuar o sucumbir, pues ya no depende sólo de él y de su familia, sino también de las instituciones con las que se debe enfrentar, y con la coherencia que estas tengan9. Es dable advertir, entonces, la trascendencia que tiene para el niño el criarse en el seno de una familia. Edward Schor afirma que el apoyo familiar, especialmente el de los padres, es cualitativamente diferente del que proviene de cualquier otra fuente, como la escuela, el grupo de pares, las instituciones, o la sociedad en ge- Conclusiones Si nuestra preocupación radica en la plena formación de nuestros niños, niñas y adolescentes, se impone revalorizar la figura de la familia y aunar esfuerzos para que aquellos no se vean privados de ella. A fin de alcanzar dicho objetivo, consideramos imprescindible una actuación ágil por parte de los diversos profesionales intervinientes. Para ello, entendemos que sería de gran utilidad la fijación de plazos determinados y breves para que el órgano local trabaje en la órbita de su competencia y una vez cumplidas sus funciones, ponga en inmediato conocimiento a la justicia, logrando así una mejor articulación entre ambos poderes. Asimismo, sería interesante optimizar los controles de las derivaciones de los casos que deben continuar sus trámites en otra jurisdicción, cerciorándose de que efectivamente ello ocurra. Así, al momento de iniciarse las actuaciones sobre “control de legalidad”, debería exigirse, junto a la documentación de rigor, la debida constancia que acredite la puesta en conocimiento del Servicio Local, como así también el profesional a cargo. Por último, consideramos necesaria una capacitación multidisciplinaria de todos los profesionales intervinientes en la protección del menor. Ello no solo colaborará con una cierta unificación de criterios a la hora de tomar decisiones sino que también favorecerá su solidez. Puerta de Klinkert, María Piedad, Resiliencia..., cit., pág. 58. Ibídem, pág. 64 y sigs. 12 Ibídem, pág. 67. 10 11 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 23 ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL EJERCICIO DEL DERECHO DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES “A SER OÍDOS” EN EL ÁMBITO JUDICIAL Esteban Caride “Un niño sin rostro no nos compromete ni nos responsabiliza”1 Abundante normativa internacional y nacional respalda el derecho de niños, niñas y adolescentes a ser oídos y a que su opinión sea tenida en cuenta, en particular por los tribunales que deben decidir sobre sus personas y derechos. Además de las previsiones contenidas en los tratados internacionales de derechos humanos respecto del acceso a la justicia y garantías procesales2, aplicables a todas las personas, la Convención sobre los Derechos del Niño lo contempla expresamente en su art. 12. En el ámbito nacional, la ley 26.061 también ratifica ese derecho en sus arts. 3.b, 24 y 27. Es decir, desde el plano normativo está sobradamente reconocido y resguardado el derecho de todo niño o niña a manifestar su parecer y ser escuchados por las autoridades. Ahora bien, ¿es realmente ejercido ese derecho por sus titulares? ¿Lo ejercen siempre que lo desean, o sólo cuando quien debe escuchar lo considera conveniente? ¿Se les proporciona un entorno adecuado para hacerlo? ¿Cuentan con garantías procesales y personales para resguardarlos de las eventuales consecuencias de lo que han manifestado? En estas líneas me propongo reflexionar, a partir de la experiencia cotidiana y su correlato con la normativa vigente, sobre algunas características con que se desarrolla esa actividad de oír (los operadores del sistema de justicia) y ser oídos (los NNyA). Actitud de niños y jóvenes en las entrevistas Frente a la posibilidad concreta de ejercer su derecho a ser oídos, las actitudes que se observan por parte de niños y adolescentes son tantas como los sujetos. 1 Ballarín, Silvana (citando una obra del filósofo Emmanuel Levinas), Los derechos humanos del “otro” hombre, La Ley, Suplemento Actualidad del 23 de marzo de 2010, pág. 3. 2 Entre otros, art. 10, DUDH; 8.1 y 25, CADH. 24 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA Cuando el primer contacto se efectúa a través del Servicio Social, algunos –habitualmente niñas– preguntan sobre la figura y funciones del tutor, y solicitan hablar con él. Concretada la entrevista personal, muchas veces explican que el pedido fue por curiosidad, para conocer quiénes somos y dónde trabajamos. En ciertos lugares, se advierte sorpresa frente a la visita, como si a los NNyA les resultara llamativo o extraño que un funcionario se acerque a su casa o al lugar de alojamiento para conversar con él. El actual sistema de alojamiento en hogares en la Ciudad Autónoma evidencia la concurrencia de diversos organismos locales y nacionales que supervisan el lugar y tienen alguna forma de contacto con los NNyA3. Pero semejante proliferación de visitantes no implica que los residentes sean oídos en debida forma, ni sustituye el ejercicio de tal derecho en el contexto procesal. A veces, la entrevista se lleva a cabo con niños y adolescentes que han sido presionados o amenazados por los adultos para que digan determinadas cosas, nieguen otras, o formulen peticiones que no responden a su propio interés sino al de aquellos que se encuentran en una posición de poder o autoridad. Cuando el compromiso con el discurso ajeno es muy fuerte –esto se observa mayormente en niñas y niños de corta edad–, no parece conveniente insistir con preguntas que generen más angustia en los pequeños. Tratándose de adolescentes, uno puede permitirse orientar el diálogo de modo que le permita quitarse la “mochila” con que lo enviaron y preguntar si es en efecto la opinión propia o alguien le mandó decir eso. Si se abre frente a esto, hemos recurrido con éxito a formular el diálogo de esta manera: se le pregunta qué es lo que tiene que decir, y luego qué es lo que desea 3 A modo de ejemplo, puede ser que una institución sea visitada por personal del Juzgado, por la Defensoría de Menores, por la Tutoría Pública, diversas Comisiones y Programas de la Defensoría General de la Nación, por la Defensoría Zonal del CDNNyA, por la Asesoría General Tutelar de la CABA, Dirección General de Niñez y Adolescencia o Dirección de Salud Mental del GCBA, Registro de ONG del CDNNyA. Actitud de quien los entrevista4 La mayoría de los operadores de los tribunales y del Ministerio Público no somos por lo general profesionales de ciencias “psi”. Ni siquiera somos, salvo 4 En su artículo “Recursos para una escucha útil” (publicado en Acceso a la Justicia de niñas niños y adolescentes. Estrategias y buenas prácticas de la Defensa Pública, MPD y Unicef, 2011), la psicóloga Lic. Sandra V. Pesce Cañete aporta valiosas pautas sobre este aspecto, desde su óptica profesional. contadas excepciones, expertos en escuchar a niños y adolescentes. Mucho menos somos terapeutas, y mal haríamos en intentarlo. Basta detenerse en la lectura de quienes sí revisten esa calificación profesional y esa experiencia5, para devolvernos a nuestra real dimensión y darnos cuenta de que nuestra intervención es algo básico y limitado. Aprovechar la presencia de un/a trabajador/a social para requerirle opiniones que exceden su incumbencia profesional, es otro canto de sirena del que se debe huir. Sin perder de vista tales limitaciones, ese momento reviste singular importancia por las consecuencias que puede tener para la vida presente y futura de los entrevistados. Por lo tanto, hay que extremar los recaudos para que los encuentros sean provechosos para ellos y para nosotros. Siempre debe tenerse presente que, más allá de las particularidades de cada interlocutor, se trata de personas vulnerables. Corresponde entonces tomar, como pautas obligatorias mínimas de una entrevista, aquellas que establecen las Reglas de Brasilia6. En algunos casos, la vulnerabilidad viene de múltiples circunstancias que confluyen con la edad –denominador común– y pueden estar dadas por una discapacidad (regla 7), pertenencia a comunidades indígenas (regla 9), por la condición de víctima de delitos (regla 10), de migrante (regla 13), situación de pobreza (regla 15), el género (regla 17), la pertenencia a minorías étnicas, religiosas o lingüísticas (regla 21) y asimismo por encontrarse privado de libertad (regla 22).Este último aspecto debe ponderarse desde el concepto amplio delineado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos7. De acuerdo a las citadas Reglas, “los servidores y operadores del sistema de justicia otorgarán a las personas en condición de vulnerabilidad un trato adecuado a sus circunstancias singulares” (regla 2, párr. COMUNICACIONES decir. Con este recurso, puede hablar libremente sabiendo que cuenta con la discreción o “complicidad” de los adultos que lo escuchan, y al adulto que lo espera afuera o en la casa le puede decir –sin faltar a la verdad– que nos transmitió el discurso impuesto. También nos encontramos frente a representados –en general, adolescentes– que se muestran escépticos y manifiestan desinterés en el diálogo, ocasionado por experiencias anteriores que no han tenido los resultados que ellos esperaban. Esto se vincula con pedidos concretos que han formulado a distintas personas que consideran en una posición de autoridad, y que no han visto satisfechos. Puede ser el deseo de reencontrarse con algún hermano u otro familiar, puede ser un pedido de cambiar la institución donde se aloja, puede también responder al pedido de un objeto de uso personal que –por sencillo que parezca fuera de su entorno– en su situación reviste considerable importancia (una radio, un teléfono móvil, un MP3, zapatillas de su gusto, etc.). Es una situación difícil de llevar a buen puerto, pues la credibilidad y respeto que le merece el entrevistador están seriamente disminuidos. Otras veces –las menos, afortunadamente– se encierran en un virtual mutismo, lo que plantea serios desafíos para que la entrevista no termine siendo infructuosa. Habrá que indagar sobre las razones de esa conducta. En algún caso podrá ser un rasgo del entrevistado, pero por lo general obedece a factores externos, que bien podrían ser evitados o al menos morigerados (v.gr., una pelea con un compañero del hogar, una discusión con un operador, etc.). Mención aparte merecen las entrevistas que se llevan a cabo como cierre de intervención. Normalmente, se trata de jóvenes que alcanzan la mayoría de edad, acontecimiento que no sólo los pone frente a nuevas responsabilidades, sino que implica el archivo del expediente y el cese de representación tanto del defensor de menores como del tutor. Las reacciones son muy variadas, desde quien ve con alivio no tener que concurrir más a las oficinas o abrir la puerta de la casa a una trabajadora social, hasta aquellos otros jóvenes que miran perplejos cómo el crecimiento los priva del apoyo que antes encontraban en estas instituciones. Debo referirme también, como dato alarmante, a la cantidad de adolescentes que alcanzan la plena capacidad civil pero no tienen proyectos de vida definidos para lo inmediato. 5 Como botón de muestra de la hondura que representa la escucha profesional, propongo la lectura del capítulo que Eva Giberti dedica a los “niños mayores” adoptados en su libro Adopción siglo XXI. Leyes y deseos, Sudamericana, 2010, capítulo 7. 6 Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Personas en Condición de Vulnerabilidad. Aprobadas en la XIV Cumbre Judicial Iberoamericana, marzo de 2008. 7 Se entiende por privación de libertad: cualquier forma de detención, encarcelamiento, institucionalización, o custodia de una persona, por razones de asistencia humanitaria, tratamiento, tutela, protección, o por delitos e infracciones a la ley, ordenada por o bajo el control de facto de una autoridad judicial o administrativa o cualquier otra autoridad, ya sea en una institución pública o privada, en la cual no pueda disponer de su libertad ambulatoria. Se entiende entre esta categoría de personas, no sólo a las personas privadas de libertad por delitos o por infracciones e incumplimientos a la ley, ya sean éstas procesadas o condenadas, sino también a las personas que están bajo la custodia y la responsabilidad de ciertas instituciones, tales como: hospitales psiquiátricos y otros establecimientos para personas con discapacidades físicas, mentales o sensoriales; institutos para niños, niñas y adultos mayores; centros para migrantes, refugiados, solicitantes de asilo o refugio, apátridas e indocumentados; y cualquier otra institución similar destinada a la privación de libertad de las personas (Principios y buenas prácticas sobre la protección de las personas privadas de libertad en las Américas, adoptados por la CIDH el 13-3-08). CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 25 2º). Más adelante, la regla 24 enumera las personas a quienes están dirigidas estas directivas, consignando en su apart. b) a “los jueces, fiscales, defensores públicos, procuradores y demás servidores que laboren en el sistema de Administración de Justicia”, y en el apartado c) a “abogados y otros profesionales del Derecho”. Viene al caso recordar también las obligaciones que atañe a todos los que participamos de la intervención judicial relativa a NNyA, en orden a adecuar el procedimiento (regla 33), la especialización de los profesionales (regla 40), la actuación interdisciplinaria (regla 41), medidas de acercamiento del servicio de justicia a los vulnerables (regla 42) y no a la inversa. Las reglas 52 y 53 aportan contenidos mínimos para aquellas actuaciones judiciales en que participen las personas vulnerables, la información que se les debe proporcionar previamente, los apoyos que puede recibir, los derechos que le asisten, el acceso a asesoramiento legal gratuito, etc. Más adelante imponen la reducción de dificultades de comprensión del acto judicial (regla 58), que la comparecencia se realice de manera adecuada a las circunstancias propias de la condición de vulnerabilidad (regla 62), explicar previamente a la persona la forma de celebración y contenido del acto, descripción de la sala y personas que van a participar (regla 63), la prestación de asistencia por personal especializado para mitigar los temores ligados a la celebración de la vista judicial (regla 64), la presencia de un profesional que garantice sus derechos y la conveniencia de contar con un referente emocional (regla 65), adaptar el lenguaje utilizado a las condiciones de la persona en condición de vulnerabilidad (regla 72). La regla 78 manda tener en cuenta la edad y desarrollo integral de los niños y adolescentes, utilizar una sala adecuada, facilitar la comprensión mediante un lenguaje sencillo y evitar todos los formalismos innecesarios –menciona la toga, de uso en otros países–, la distancia física con el tribunal, etc. Estimamos conveniente mencionar cada uno de esos puntos pues constituyen una definición muy completa de cómo deberían ser entrevistados y tratados por el servicio de Justicia los niños y jóvenes. Retornando al plano de la experiencia cotidiana, y como forma de llevar al caso concreto los contenidos de las Reglas, pueden mencionarse algunos detalles que se considera recomendable aplicar en tales circunstancias. En primer lugar, presentarse debidamente, explicando para qué estamos ahí, cuál es la función o rol de cada uno –juez, defensor, tutor, trabajador social–, diferenciar la condición de representante de la del abogado patrocinante, comentar para qué es el encuentro, de modo que el entrevistado sepa quién es quién, qué esperar de cada uno y pueda –si lo considera necesario– administrar la información que proporciona. También corresponde informarle que tiene la facultad de elegir un abogado que lo asesore y patrocine. 26 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA Es fundamental dedicar el tiempo que sea necesario a las entrevistas. Todos conocemos la carga de trabajo de los juzgados de familia y de los defensores y tutores, lo que exige administrarse de manera que no se superpongan audiencias programadas, ya que apurar su finalización puede dejar en el tintero temas o detalles de suma importancia. De igual modo, demorar el inicio de los encuentros sólo favorece la inquietud o el hartazgo de quienes esperan. Durante la conversación, es conveniente no interrumpir –a veces, los jóvenes recurren a un prólogo o a relatar cuestiones periféricas porque aún no se ha logrado establecer un vínculo de confianza en nosotros– o no completar las frases de ellos –dejar a medio formular las ideas es otra observación habitual en el lenguaje adolescente–; en todo caso, si es necesario intervenir, que sea para aportar orden a los conceptos y para habilitar al otro a expresarse, pero con cuidado de no inducir el sentido de los relatos. No es raro que en las conversaciones salgan a la luz cuestiones muy delicadas, vinculadas a los antecedentes familiares, a los vínculos actuales con progenitores, hermanos y pares, alguna experiencia de victimización, de abandono, etc. Aquí se presenta la disyuntiva de derivar la charla hacia otros tópicos, reservando para el ámbito terapéutico –si existiera– el tratamiento de aquel tema, o seguir adelante con la mayor cautela y atentos a no generar en el otro incomodidades o angustia. En determinadas circunstancias, por el objetivo propio de la entrevista, debe abordarse esa cuestión porque de ello está pendiente una resolución (v.gr. decidir la búsqueda de una familia adoptiva). El entrevistador también puede servir para restituir el equilibrio de poder que a menudo –tanto en el ámbito familiar como institucional– está marcadamente inclinado en perjuicio del niño o adolescente. En otros casos, será aquel quien explicite que determinadas conductas que en el grupo se consideran normales, son incorrectas y hasta ilegales. Es habitual, cuando se dialoga con víctimas de violencia familiar o institucional, que cuenten: “Papá me pega porque lo pongo nervioso”, naturalizando y justificando el maltrato físico y emocional. Se escucha también: “En el hogar me pusieron un castigo porque me porté mal”. Es conveniente pedir que describa en qué consistió lo que allá consideran portarse mal, y analizar si son conductas realmente cuestionables, perjudiciales para la convivencia, o si se trata –por ejemplo– de la reacción esperable en un adolescente hastiado que transcurre sus mañanas sin que se le ofrezca actividad alguna de su interés. El lenguaje debe ser coloquial, aunque claro en los conceptos. Es altamente recomendable quitar solemnidad a los actos y quitarse solemnidad uno mismo. En otras palabras y a falta de toga, “sacarse la corbata”, que estoy convencido de que debe hacerse no sólo figurada sino también literalmente en el encuentro con los niños y adolescentes. 8 CNCiv., sala E, in re “F. E. M. c. Instituto Nuestra Escuela”, del 12-3-12, en La Ley, diario del 24-5-12. En la especie, cabe destacar que además de las opiniones de la asistente social que elabora el informe, se dejó constancia de las manifestaciones de la niña y también de los gestos que ésta hacía durante la entrevista, detalles muy útiles para completar el cuadro de situación a falta de contacto personal de los jueces con la involucrada. diagnósticos, como así también por al menos dos estudios periciales9. Cabe referirse nuevamente aquí a las Reglas de Brasilia, que en su número 69 establece: es aconsejable evitar comparecencias innecesarias, de tal manera que solamente deberán comparecer cuando resulte estrictamente necesario conforme a la normativa jurídica. Se procurará asimismo la concentración en el mismo día de la práctica de las diversas actuaciones en las que deba participar la misma persona. Pero tampoco debe abusarse de los informes técnicos en reemplazo de la experiencia directa de dialogar con los niños y jóvenes. Además de desdibujarse la inmediación, empiezan a jugar interpretaciones, lecturas y otros factores de tinte subjetivo10. Si bien la participación de profesionales de otras disciplinas en las entrevistas colaboran a que se desarrollen adecuadamente, y las opiniones posteriores enriquecen mucho el punto de vista de quien tiene que firmar un dictamen o un decisorio, debería operar como complemento del conocimiento personal y no como sustituto de éste. COMUNICACIONES Buena parte de los operadores del servicio de Justicia estamos condicionados a trabajar en espacios pequeños, mal ventilados e iluminados, en despachos compartidos o ruidosos. Por eso representa un reto especial crear un espacio donde el niño o adolescente esté cómodo, un ambiente que no registre como hostil. A veces resulta conveniente llevar a cabo la entrevista, no en un despacho, sino donde transcurre la cotidianeidad del NNoA. Esto puede favorecer el diálogo, al sentir que está en territorio conocido y con gente conocida. También es una forma muy concreta de llevar el servicio de Justicia hasta ellos, lo cual suele ser percibido y valorado. En otros casos, por el contrario, es deseable sustraer al entrevistado del peso negativo que puede tener el entorno donde ha sido vulnerado alguno de sus derechos, ya que puede temer –a veces, con razón– que haya gente escuchando lo que se habla y se sienten particularmente presionados por las figuras de autoridad del lugar (familia, hogar, clínica, etc.). Vinculado a esto último está la variante de recibir sólo al NNoA, o permitir que presencie la entrevista el adulto que lo acompaña. Deberá tenerse en consideración que esta figura no puede sustituir al entrevistado en el relato, ni contradecirlo o interrumpirlo. Obviamente, no podrá estar presente si la conversación se referirá al maltrato que el entrevistado recibe de esa persona. Frente a determinados pedidos o planteos –con frecuencia desgarradores–, el entrevistador puede sentirse tentado a formular promesas, asegurar resultados o anunciar plazos para solucionar aquel problema o concretar un deseo. Esto es ciertamente riesgoso pues, de no concretarse, para el NNoA será una nueva frustración, nosotros perderemos toda credibilidad frente a ellos, y probablemente el vínculo preexistente se dañe de modo irreparable. Algunos tribunales emiten sus resoluciones sin tener contacto directo con los NNyA, considerando suficiente lo que resulta de informes técnicos o actas de la instancia inferior8. Existen también antecedentes jurisprudenciales que ponen coto a la reiteración de entrevistas, por considerar que constituye una suerte de revictimización. En algún caso, se negaron a citar a una niña que no había sido oída antes por ese tribunal, pero había pasado por distintos espacios terapéuticos y Se lo escuchó, ¿y después qué? En palabras del Dr. Mizrahi, “como criterio orientador, si el niño ha alcanzado una madurez y desarrollo adecuados, habrá una fuerte probabilidad de que su interés superior tenga coincidencia con sus opiniones y deseos; por supuesto en tanto éstos se hayan expresado en un marco de auténtica libertad”11. Ahora bien, retornando a los aspectos prácticos y como primera cuestión: ¿cómo se plasma en el expediente lo que manifestó el niño o adolescente? ¿Se labra un acta detallada? ¿Se labra una mera acta de comparecencia? ¿Se pide –cuando hay una entrevista interdisciplinaria– un informe sobre lo que se trató? El volcar los dichos del entrevistado en un acta, tiene como ventaja que el propio niño puede revisar que concuerde con su opinión. Asimismo, cuando los dictámenes y resoluciones posteriores hagan mérito de la entrevista, habrá una pieza concreta como respaldo probatorio de que fue eso –y no otra cosa– lo que el NNoA dijo. Con más razón, si hay que transitar la vía 9 “No parece útil ni conveniente, en el actual estado de la causa, volver a escuchar a la niña ahora en la sede de este tribunal; sobre todo dadas las múltiples intervenciones de los distintos operadores antes mencionados. De ahí que lo más aconsejable es proteger a … de nuevas exposiciones, evitando así el riesgo de una revictimización innecesaria” (conf. CNCiv., sala B, in re “Z., I. y Z., I. s/art. 250, CPC”, R. 584215; íd., íd., “M. A. E. c. G. S. D. s/art. 250, CPC”, R. 592724). 10 ”Muchas veces concebimos el superior interés del niño desde el yo de sus padres, y también desde el propio de los operadores judiciales. Lo llenamos de nuestros contenidos”. Ballarín, Silvana, Los derechos..., cit., pág. 3. 11 Mizrahi, Mauricio L., Interés superior del niño. El rol protagónico de la Corte, La Ley, Suplemento Actualidad del 13-9-11, pág. 2 y su cita. CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 27 recursiva, pues tanto el Defensor de Cámara como los jueces observarán fácilmente si hay correlato entre el acta y lo decidido. Ahora bien, hay que cuidar que el contenido detallado del acta no implique al NNoA verse presionado o maltratado por quienes ocupan un lugar de poder –material o simbólico– para él. La presión puede también incluir amenazas o represalias de diverso tipo contra su persona. Una alternativa que cada tanto se utiliza es transcribir las manifestaciones del niño en un acta, pero reservar la misma fuera del expediente para evitar esas consecuencias perjudiciales. En lo personal, no encuentro mayor sentido a este sistema. Es que si bien podrá resguardarse al niño durante un tiempo, si luego es dictada una resolución que afecta a los progenitores, convivientes, autoridades de instituciones, etc., no hace falta una mente brillante para inferir cuál es el contenido del acta y, por ende, lo dicho por el niño o joven. El acta sin detalle de lo conversado, teóricamente aleja al NNoA del centro de la escena y torna más mediata la conexión con lo que se va a resolver. Sin embargo, presenta a mi criterio un serio defecto, a saber, que tanto el dictamen del Ministerio Público como la decisión del juez harán mérito de algo que uno o ambos escucharon tiempo atrás –usualmente, un considerable tiempo atrás– pero no hay forma de justificar que es efectivamente lo que el niño dijo. De tal modo, es fácilmente impugnable o, cuando menos, cuestionable por las otras partes. No parece correcto técnicamente transformar una entrevista con el juez, el defensor o el tutor, en un informe de trabajador social (o psicólogo, si existiera esa especialidad entre el personal). Como se dijo antes, desde el momento en que se transforme en un relato de lo hablado y deje de ser un conjunto de citas textuales, empieza a teñirse de subjetividad. Otro aspecto a considerar, cuando se judicializa un reclamo transmitido por el NNoA, es que ello no garantiza el resultado. En palabras del Dr. Damián Muñoz, refiriéndose a planteos cuestionando el tratamiento institucional de NNyA, “una vez sometida la cuestión a la instancia judicial, en el caso que la denuncia o petición sea rechazada (ya sea por cuestiones formales o de fondo), evidentemente la decisión judicial implicará –tácita o expresamente– una confirmación de la práctica impugnada, lo que en definitiva importará un mayor obstáculo para modificarla en el futuro”12. Muñoz, Damián R., NNyA en situación de institucionalización. La experiencia de monitoreo de la Defensoría General de la Nación, Revisión de la versión publicada en Justicia y Derechos del Niño, nº 11, Unicef, Santiago de Chile, 2009. 12 28 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA De allí que cuando las manifestaciones del NNoA se traducen en reclamos concretos ante los tribunales, habrá que explicarles a aquellos las distintas alternativas que pueden darse en cuanto a su éxito. De igual modo, habrá que mantener contactos posteriores –si no es personal, por vía telefónica, mail o mensajes– para contarle qué ocurre con sus pedidos, si estuviera demorado por qué razón, qué se resolvió, si fue en contra de su deseo explicarle por qué, etc. Algunas cuestiones para revisar La facultad de designar abogado patrocinante es un tema sobre el que mucho se ha escrito, y que también ha sido tratado por los tribunales. Sin embargo, y a diferencia del uniforme reconocimiento del derecho a ser oídos, se cuestiona una y otra vez la intervención de un letrado que lo asista. En el día a día de los tribunales, unos hablan del patrocinio irrestricto, otros no admiten presentaciones alegando que “son menores impúberes” y no pueden contratar, hay otros que proveen escritos firmados por profesionales designados desde la autoridad administrativa y que aún no han tenido contacto con su supuesto cliente, y existen quienes aun ven con incomodidad la participación procesal activa de cualquier persona menor de dieciocho años. Los puntos de disenso pasan principalmente por la dificultad para compatibilizar el concepto de capacidad progresiva con la letra del Código Civil sobre el discernimiento y la antigua división en menores impúberes y adultos. Tan actual es esta discusión que en las XXII Jornadas Nacionales de Derecho Civil13, una comisión tuvo por tema la incidencia de la ley 26.579 en las reglas generales de capacidad. Entre sus conclusiones encontramos, de lege lata, la siguiente: “A partir de las leyes 26.061 y 26.579, tomando en consideración los principios establecidos en ellas, debe interpretarse que la presunción de carencia de discernimiento que establece el art. 921 para los actos lícitos, ha pasado a ser iuris tantum cuando se trata de actos de carácter extrapatrimonial y personalísimos”14. Néstor Solari señala que “las tendencias actuales, en consonancia con los postulados de la CDN, exigen superar esas fronteras rígidas y estáticas que caracterizaban el antiguo sistema, por un régimen más dinámico…”, y continúa: “La faz dinámica consiste 13 Realizadas en Tucumán, 29 de septiembre al 1º de octubre de 2011. 14 Lavalle Cobo, Jorge, XXII Jornadas Nacionales de Derecho Civil: la capacidad de los menores, en La Ley, Suplemento Actualidad del 24 de noviembre de 2011, pág. 1. 15 La capacidad progresiva en la nueva ley de mayoría de edad, en La Ley, diario del 3 de junio de 2011, pág. 1. 16 Pinto, Gimol, “Los derechos de NNyA y la defensa jurídica: el rol del/la abogado/a defensor/a como un nuevo actor procesal”, en Acceso a la Justicia de NNyA…, cit. 17 Ver La Ley, diario del 1º de diciembre de 2010, pág. 10, con nota de Néstor Solari. reñida con las garantías procesales reconocidas en los instrumentos internacionales que citábamos al inicio, ya que deja a los niños virtualmente a merced de lo que algunos han denominado “tutelarismo administrativo”18. ¿Cómo se articula este debate con el perfil práctico de estas líneas? Pues bien, los niños son reconocidos como sujetos de derecho; en tanto sujetos de derecho, revisten el carácter de parte en aquellos procesos donde estén involucrados su persona y patrimonio; en tanto son parte procesal, deben tener las garantías mínimas de cualquiera que es parte, de acuerdo a los estándares internacionales de derechos humanos. La más elemental de las garantías es tener asistencia letrada. Niños y adolescentes son convocados a manifestar sus opiniones y expresar sus deseos acerca de cuestiones de la más alta importancia en sus vidas presentes y futuras. Sin embargo, no son citados con patrocinio letrado. Tampoco se observa que antes de la entrevista les recuerden la facultad de designar un abogado en los términos del art. 27 de la ley 26.061, para que lo asesore y ejerza la defensa técnica de la postura que quiera asumir frente al proceso. Mientras que a un justiciable adulto no se le proveen escritos carentes de firma de un profesional, personas especialmente vulnerables ventilan sus derechos sin defensa técnica. Esta omisión se apartaría, en principio, de las bases expuestas por la Corte Suprema en el fallo ya mencionado, cuyos términos clave son “patrocinio”, “escuchados con todas las garantías” y “hacer efectivos los derechos”. Entendemos que las figuras del defensor de menores e incapaces, e incluso la del tutor, en principio no suplen la figura del abogado de parte, pues aquellos actuarán teniendo en vista lo que cada uno entiende por interés superior del NNoA, mientras que el patrocinante actúa conforme los intereses e instrucciones recibidos del cliente. Eventualmente coincidirán las posturas de todos ellos, pero para el caso de que no fuera así, al expresar su voluntad el NNoA debería contar con la facultad de requerir asistencia a un letrado. Participar o no de estos conceptos incidirá de modo decisivo en el tratamiento procesal que se dé a la opinión del niño o niña, que se resuelva en tiempo razonable sobre todas las peticiones que formulen, y que tengan acceso pleno a las garantías del asesoramiento profesional y la vía recursiva, en pie de igualdad con cualquier otro usuario del servicio de justicia. COMUNICACIONES en otorgar al niño intervención activa en toda cuestión que atañe a su persona y sus bienes, de acuerdo a su madurez y desarrollo; asimismo que esa voluntad sea tenida en cuenta e incluso, en ciertas oportunidades, resolver conforme a dicha voluntad. En ello consiste la capacidad progresiva”15. Por su parte, Gimol Pinto, refiriéndose al derecho de defensa de NNyA sostiene que “este derecho incluye en su faz técnica poder contar con un letrado de su elección que lo asista en forma individual, y que persiga la defensa irrestricta de sus derechos e intereses en todo ámbito. Impide justificar una intervención que promueva restricción de sus derechos en pos de su ‘protección’ sin mandato, acuerdo previo o informado del niño, niña o adolescente asistido jurídicamente”16. Nuestro Más Alto Tribunal ha tenido oportunidad de expedirse sobre la cuestión. Cabe citar el fallo “G. M. S. c. J. V. L.”, de fecha 26 de octubre de 201017, donde ordenó al juez de primera instancia la designación de un letrado para que patrocine a dos hermanas, una de catorce y la otra de diez años. Lo dispone “a los efectos de atender primordialmente al interés del niño y con el objeto de que las menores implicadas en la causa… sean escuchadas con todas las garantías a fin de que puedan hacer efectivos sus derechos” (el destacado me pertenece). Existen cuestiones biológicas que no permiten a un niño de muy corta edad elegir un abogado, transmitirle cuáles son sus intereses y suscribir los escritos con el patrocinante. Es un dato incontrastable de nuestra especie, que cada individuo podrá concretar por sí mismo esas acciones a cierta edad, y no desde el nacimiento. Asimismo, cuestionamos que se les imponga de manera inconsulta un profesional determinado en el rol de patrocinante, sea que la designación venga del juez o de un organismo administrativo. Como variante de este último supuesto, existe la práctica de que el Consejo de Derechos de NNyA les designe abogado en los expedientes donde se efectúa el control de legalidad de las medidas excepcionales que esa dependencia dicta. Estamos aquí frente a un ente público que es juez (al menos, en el procedimiento administrativo), parte (en tanto sujeto al control de legalidad) y también defensor de la otra parte (en la medida en que decide quién patrocinará al niño para defenderlo de los actos del propio Consejo). Esta multiplicidad de roles está claramente 18 Polverini, Verónica, Alcances del llamado “control de legalidad” como garantía de los niños, EDFA, julio 2011. CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 29 JURISPRUDENCIA JURISPRUDENCIA ONLINE ONLINE JURISPRUDENCIA ONLINE Nuestros suscriptores pueden encontrar en nuestro sitio de internet http://familia.elderecho.com.ar la jurisprudencia citada a continuación. DIVORCIO: Deber de fidelidad y separación de hecho: análisis particular del caso. CNCiv., sala L, 8-2-12, “G., A. A. c/ B., F. R. s/ Divorcio”, Juz. 76. La mujer inició una relación sentimental con otro hombre y fue vista besándose con el mismo en la puerta de su casa a los tres meses de la separación de hecho. Se entiende que tal conducta viola el deber de fidelidad. Al marido también se le reprochan culpas por malos tratos hacia su mujer e infidelidad durante los últimos meses de la convivencia. FAMILIA: Competencia es improrrogable. CNCiv., sala K, 9-3-2012 “A., M. c/ G. O., P. A. s/ Divorcio art. 214 inc. 2° Código Civil” J. 10. El marido inició proceso de divorcio por causal objetiva por sí y en representación de su esposa. El juzgado se declaró incompetente ya que el domicilio de la demandada y el último domicilio conyugal se encuentran en Guatemala. La cámara confirma. FAMILIA: protección constitucional. MENORES: interés superior del niño. CNCiv., sala J, 10-4-12, “A. E. Y. y A. L. L. y otros s/Control de Legalidad – Ley 26.061” Juz. 38. Dos niños nacidos en el año 2008 permanecen internados desde entonces por resolución del Consejo de derechos. La madre de los niños tiene un problema de adicciones que resultó en su inhabilitación en los términos del art. 152 bis. El padre se encuentra preso. La abuela materna reclama a los niños, pero los informes interdisciplinarios no la favorecen. Se decretó el estado de adoptabilidad y la medida fue apelada por el Defensor Público en representación de la madre y por la abuela. La cámara confirma señalando que “no se trata de condenar a la pobreza, ni las situaciones vividas por la madre de los menores o por la abuela, más allá de sus dichos. Los padecimientos de base de la recurrente así como los de la abuela no dejan otra solución que la brindada en la sentencia recurrida. De otra manera estaríamos hablando de la institucionalización de los menores, sin la posibilidad de criarse en un ámbito familiar, que pueda extraer de ellos el mejor de sus potenciales y brindarles una vida acorde a sus derechos”. FAMILIA: Art. 152 ter: Determinación de las incapacidades. CNCiv, sala A, 2-3-12, “F., O. L. S/ INSANIA” Juz. 26. La curadora sostiene que el art. 152 ter del Código Civil exige la especificación de las funciones y actos que se limitan, mientras que el pronunciamiento recurrido no estableció específicamente cuáles actos podían ser desarrollados por el incapaz. El tribunal considera suficiente que se exprese que la incapacidad lo es “...para ejercer los actos concernientes a su persona y a sus bienes...”. INSANIA: designación de curador público. CNCiv., sala K, 11-4-12, “F., A. C. s/ Insania”. A pesar de tener bienes se designa al curador público para la defensa del causante. 30 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA CNCiv., sala I, 30-3-12, “L. M., A. s/ Insania” – Juz. 82. Se resuelve que no corresponde designar abogado defensor (art. 22) a las personas con discapacidad alojadas en hogares. MENORES: con discapacidad: defensa en juicio: representación unificada en el curador. CNCiv., sala D, 9-2-12, “O., A. J. s/ Art. 250 CPCCN”, Juz. 87. La curadora oficial solicitó se designe otro abogado para la defensa del causante. El pedido fue rechazado y la cámara confirmó. MENORES: derechos de los niños: orden público. PATRIA POTESTAD: oposición de ambos padres al contacto con la abuela: admisibilidad de la oposición razonable. CNCiv., sala b, 25-4-12, “P., L. E. c/ O., P. y otro s/ Régimen de Visitas”, Juz. 82. La abuela solicita un régimen de visitas para poder tener contacto con sus tres nietos. Los padres de estos se oponen. La abuela ha denunciado por prodigalidad a su hija y le ha iniciado una veintena de juicios, entre ellos un juicio de desalojo. La cámara juzga que la oposición de ambos padres es razonable desde que se encuentran inmersos en una “guerra judicial”. JURISPRUDENCIA ONLINE INSANIA: Abogado del usuario de los servicios de salud mental: carácter restrictivo. NOMBRE: Inmutabilidad; FILIACIÓN: reconocimiento tardío habilita a mantener el apellido materno. CNCiv., sala E, 23-4-12, “A., V. M. y Otro C/ L., E. D. S/ autorizacion para mantenimiento de apellido”. El hijo reconocido a los doce años reclama que se mantenga únicamente su apellido materno. En primera instancia se agrega al apellido materno el del padre. La cámara revoca y hace lugar al pedido suprimiendo el apellido del padre del documento del niño. SUCESIÓN: Prelegado: prefallecimiento del heredero-legatario: caducidad de la disposición. CNCiv., sala M, 14-2-12, “C. E. A. y G. M. N. s/ sucesión”, Juz. 5. La causante legó el quinto a favor de una de sus hijas. La beneficiaria de dicha disposición prefalleció. Los nietos que vienen por derecho de representación reclaman el quinto legado. En primera instancia se admite el derecho de representación. La cámara recuerda que en la sucesión testamentaria no hay derecho de representación sin disposición expresa y revoca la resolución. SUCESIÓN: heredero aparente de mala fe: supuestos en los que se configura. CNCiv., sala K, 1-3-12, “P., T. E. contra V., M. L. y otro sobre Daños y perjuicios. Ordinario” Juz. 6. Al causante lo suceden su hija y la cónyuge inocente divorciada no vincularmente antes de la ley 23.515. La madre de la hija inició la sucesión invocando la representación legal de su hija y citó a la cónyuge a un domicilio distinto del que ésta dice que la otra conocía. La cónyuge la acusa de ser heredera aparente de mala fe. La demanda es rechazada porque la cónyuge conocía la muerte del causante – según su propio reconocimiento – y porque la madre de la hija actuaba como representante careciendo por tanto de legitimación pasiva. CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 31 DOCTRINA ONLINE DOCTRINA ONLINE Nuestros suscriptores pueden consultar las siguientes notas en http://familia.elderecho.com.ar ABORTO En la senda de “Roe vs. Wade” Autor/es: Por Padilla, Norberto. EDCO, [2012] - (22/05/2012, nro 13.001) [Publicado en 2012] Se compara el fallo de Corte Suprema en “F., A. L. s/medida autosatisfactiva”, del 13 de marzo de 2012 con el precedente de la corte de Estados Unidos. ALIMENTOS Los alimentos en el Anteproyecto de Ley de Reforma, Actualización y Unificación de los Códigos Civil y Comercial de la Nación. Primera aproximación. Autor/es: Por Belluscio, Claudio A.. EDLA, [] - (24/05/2012, nro 24/05/2012) [Publicado en 2012] Se expone sobre la regulación de la prestación de alimentos en el anteproyecto. MATRIMONIO Una sugerencia acerca de la reforma del Código Civil Autor/es: Por Marrama, Silvia. ED, [247] - (04/05/2012, nro 12.989) [Publicado en 2012] Plantea la necesidad de incorporar el pacto de indisolubilidad del matrimonio como una opción válida. Temas y neodoctores: I. Tesis del P. Pedro Chiesa. El derecho a la protección constitucional de las opciones matrimoniales definitivas Autor/es: Por Chiesa, Pedro. ED, [247] - (07/05/2012, nro 12.990) [Publicado en 2012] Breve reseña de la tesis doctoral “Fundamentos para una declaración de inconstitucionalidad de la irrenunciabilidad del sistema de repudio matrimonial doloso –unilateral o recíproco–, impuesta por los artículos 230 y concordantes del Código Civil de la República Argentina”. La integración al nuevo ambiente como eximente de la restitución en el Convenio sobre Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores de 1980 Autor/es: Por Trillo, José María. ED, [247] - (10/05/2012, nro 12.993) [Publicado en 2012] Se comenta un fallo de la CS que ordena la restitución internacional a Perú de una niña con síndrome de Down después de que la misma hubiera permanecido 3 años en el país hasta el día del pronunciamiento. 32 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA