¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS REAL ACADEMIA DE INGENIERÍA ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS DISCURSO DEL ACADÉMICO EXCMO. SR. D. CESAR DOPAZO GARCÍA LEÍDO EN LA SESIÓN INAUGURAL DEL AÑO ACADÉMICO EL DÍA 22 DE ENERO DE 2008 MADRID MMVIII Editado por la Real Academia de Ingeniería © 2008, Real Academia de Ingeniería © 2008 del texto, César Dopazo García ISBN: 84-95662-51-5 Depósito legal: M-2614-2008 Impreso en España LECCIÓN INAUGURAL DEL AÑO ACADÉMICO 2008 ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 7 R e s u me n Se define el proceso de cavitación, hidrodinámica (CH) y ultrasónica (CU), y de los fenómenos distintivos que la caracterizan (altas presiones y temperaturas, ondas de choque, microchorros, nubes de burbujas, flujos acústicos, sonoluminiscencia, emisión sonora). Se presenta una sencilla y concisa descripción matemática en términos de la ecuación de Rayleigh-Plesset (R-P), se define la frecuencia natural de una burbuja (un oscilador no lineal) y se establece la conexión entre la CU y la CH. Se explica la historia detallada de la investigación sobre cavitación, revisando datos procedentes de diversas fuentes de documentación, atribuyendo a Stokes (1819-1903) la primera formulación en 1847 del problema del colapso de una cavidad vacía en un líquido infinito, así como el cálculo del tiempo de cierre de la cavidad (tradicionalmente, se reconoce a Besant (1859) y a Rayleigh (1917)). Se describen a continuación en detalle las historias de la sonoquímica (SQ) y del fenómeno conocido como sonoluminiscencia (SL). Se enumeran las aplicaciones industriales de los ultrasonidos (US), en las que la cavitación parece desempeñar un papel importante. Se reseñan varias curiosidades del entorno natural (formación de diamantes, gambas, cetáceos, “el murmullo del arroyo, el rugido de la catarata o el zumbido del mar”, sonido de la lluvia) en su conexión con la dinámica de las burbujas. Se presentan, también, aplicaciones de la cavitación inducida por US en Biología y Medicina. Se describen los trabajos experimentales, realizados recientemente por el grupo del que el autor de este discurso forma parte, relacionados con la conversión química de contaminantes inducida por CH o CU en líquidos y con la modificación de propiedades macroscópicas de líquidos muy viscosos; se indican los resultados computacionales novedosos para una burbuja esférica, obtenidos por el grupo sobre las diferentes etapas de la dinámica de una burbuja, sobre la generación de radicales químicos en el interior de una burbuja, sobre los efectos de la transferencia de masa a través de la interfase líquido-burbuja por evaporación o condensación, sobre el campo de presión en el líquido a lo largo del tiempo, sobre la relación entre el tamaño de una burbuja y la frecuencia ultrasónica que produce colapso más intenso, y sobre las condiciones de validez de la ecuación de R-P. Se presenta una lista de trabajos futuros que se van a realizar y unas conclusiones y reflexiones sobre I+D, frutos de las experiencias acumuladas en los proyectos de investigación relacionados con la cavitación en los últimos años. 8 CÉSAR DOPAZO GARCÍA A b s t r a ct The process of cavitation, both hydrodynamic (CH) and ultrasonic (CU), as well as the characterizing distinctive phenomena (high pressures and temperatures, shock waves, microjets, bubble clouds, acoustic streaming, sonoluminescence, sound emission,…) are defined. A simple and concise mathematical description in terms of the Rayleigh-Plesset (R-P) equation is presented; the bubble (a nonlinear oscillator) natural frequency is defined and a connection between the CH and the CU is established. The detailed history of cavitation research is accounted for, reviewing data from different sources of information, attributing to Stokes (1819-1903) the first formulation in 1847 of the problem of the collapse of an empty cavity in an infinite fluid, as well as the calculation of the cavity closing time (traditionally, Besant (1859) and Rayleigh (1917) are credited for it). The in depth histories of sonochemistry (SQ) and of the phenomenon known as sonoluminescence (SL) are next described. The industrial applications of ultrasounds (US), in which cavitation seems to play an important role, are listed. Several curiosities in nature (diamond formation, shrimp, cetaceans, “the mumur of the brook, the roar of the cataract, or the humming of the sea”, sound of rain) are outlined, in the context of bubble dynamics. Applications of US induced cavitation in Biology and Medicine are also presented. The experimental works, recently conducted by the group of which the author of this lecture is a member, related to the chemical conversion of pollutants, triggered by either CH or CU in liquids, and to the change of the macroscopic properties of highly viscous flows are described; new computational results for a spherical bubble, obtained by the group, on the different stages of the bubble dynamics, on the generation of chemical radicals within the bubble, on the effects of mass transfer across the liquid-bubble interphase by evaporation or condensation, on the pressure field in the liquid as a function of time, on the relationship between the bubble size and the ultrasound frequency in order to achieve the most intense collapse, and on the conditions for the validity of the R-P equation are pointed out. A list of future works to be undertaken, and of some conclusions and reflections on R&D, results of the gathered experiences through the research projects on cavitation over the last few years, are presented. Excelentísimo Sr. Presidente de la Real Academia de Ingeniería, Excelentísimas e Ilustrísimas Autoridades, Compañeras y Compañeros Académicos, Señoras y Señores, Queridos Amigos: 1. Presentació n Es obligado comenzar mi discurso agradeciendo a mis compañeros de la Junta de Gobierno y del Pleno de la Real Academia de Ingeniería (RAI) de España la confianza que me han otorgado al encargarme la preparación de esta lectura inaugural del año Académico 2008. Mi gratitud es aún mayor porque esta benevolente encomienda me ha dado la oportunidad de obsesionarme con el mundo casi virtual de las burbujas, los espacios vacíos, que, además, generan música; he aprendido a escuchar el mar desde otra perspectiva y eso bien vale un discurso. He de confesar que, a pesar de mis muchas limitaciones y del tiempo dedicado, que ha tendido asintóticamente a infinito, he disfrutado con la recopilación de hechos y de datos históricos que procederé a presentarles a continuación. También, aunque sólo en parte, quiero pensar que saldo con esta lectura mi deuda con la RAI dado que, al ser miembro de ella desde su fundación, no he tenido que pronunciar el preceptivo discurso de recepción pública. No he elegido el tema de mezcla y reacción química en flujos turbulentos, al que he dedicado la mayor parte de mi esfuerzo investigador. He tenido el atrevimiento de seleccionar el mundo de la cavitación en líquidos, en el que me considero un aprendiz, con ganas y curiosidad máximas. Aparte del paso de puntillas en la docencia por el tema de cavitación (Batchelor, 1967), en 1998 tuve la oportunidad, a instancias de una empresa, de iniciar un estudio más profundo. Desde entonces, he descubierto un vastísimo territorio, de aplicaciones fascinantes y variopintas, donde el conocimiento científico de muchos fenómenos es aún escaso o imperfecto; esto hace que su utilización y control sean una aventura de alto riesgo, donde las cajas negras no dejan ver el bosque. Estos nueve años, con tres de carencia por mi dedicación a las labores de gestión de la I+D, incluidas las 10 CÉSAR DOPAZO GARCÍA secuelas del encorozado, dedicados a esta investigación, me han permitido acumular experiencias científico-técnicas, humanas y sociales, algunas de las cuales pretendo compartir con Vds. esta tarde. Podría resumirlas con el viejo proverbio italiano “Di danari, di senno, e di fede, C’e ne manco che non credi”, citado por Francis Bacon (1863) en 1605, y que el propio autor traduce como “Normalmente, existe menos dinero, menos sabiduría y menos buena fe, de lo que se quisiera creer”. 2 . Introducci ón 2.1 Definición La cavitación (del latín cavus, caverna) es la aparición de burbujas de vapor en el seno de un líquido, inicialmente de apariencia homogénea, al someterlo a presiones suficientemente bajas. La idea de rotura de la estructura macroscópicamente homogénea, con aparición de cavidades de vapor y/o gas, de tamaños, generalmente, superiores a unas pocas micras (µm) y tiempos característicos del orden de microsegundos (µs) o superiores, convierte la cavitación en objeto relevante de estudio de la mecánica de los medios continuos. En algunos casos extremos, tanto las dimensiones como los tiempos característicos de las burbujas se pueden solapar con las escalas moleculares y es necesaria una descripción de la dinámica molecular. En el diagrama presión-temperatura, (p-T), de la Figura 1 para una sustancia se pueden analizar las similitudes y diferencias entre los procesos de ebullición y cavitación. Mientras en el primero se cruza la línea de Figura 1. Diagrama p-T de fases para una sustancia. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 11 separación líquido/vapor, pv(T), al incrementar la temperatura a una presión constante, en el segundo se produce la transición al reducir la presión a temperatura constante. La reducción local de presión, requerida para la formación de burbujas, puede ser de naturaleza hidrodinámica, consecuencia de una alta velocidad relativa de un líquido alrededor de un obstáculo sólido (hélices, submarinos, casco de barcos, planos sustentadores…) o de una disminución de sección en un conducto con caudales elevados (tobera convergentedivergente, también denominada Venturi). El decremento de esfuerzos normales puede, asimismo, sobrevenir a la aplicación de ondas de presión en el líquido mediante un sólido en vibración; en general, aunque no necesariamente, se utilizan ultrasonidos (US), con rangos de frecuencias entre 20 kHz y 10 MHz; el dominio ultrasónico de interés se subdivide en bajafrecuencia/alta-potencia (20-100 kHz), alta-frecuencia/media-potencia (100 kHz-1 MHz), y alta-frecuencia/baja-potencia (1-10 MHz). El patrón de ondas (viajeras o estacionarias) en el líquido es función, entre otros parámetros, de la geometría del recipiente contenedor del fluido y del objeto vibrante, y provoca máximos y mínimos de presión. Para amplitudes de la oscilación de presión aplicada suficientemente altas, los mínimos de presión pueden disparar el proceso de formación de burbujas. Es normal que, tanto en la generación de burbujas inducidas hidrodinámicamente (Cavitación Hidrodinámica, en adelante CH), como por US (Cavitación Ultrasónica, en adelante CU), se someta el líquido a tensión (presión negativa). La capacidad de los líquidos para soportar tensión ha sido objeto de estudio y controversia, como se describirá en lo que sigue. Baste, por ahora, decir que, mientras estudios de la estructura molecular de líquidos puros cuantifican esa tensión en torno a 100 MPa (103 bar), la evidencia experimental indica que a presiones en torno a cero, e, incluso, ligeramente positivas, se puede iniciar la generación de burbujas en el líquido; se atribuye esta discrepancia a la existencia de imperfecciones en los líquidos reales, en forma de burbujas (de vapor y/o gases) atrapadas en hendiduras de paredes, motas y partículas sólidas (Harvey et al, 1944) o rodeadas por cáscaras orgánicas permeables (Fox and Herzfeld, 1954); éstos son los, así llamados, núcleos de cavitación. La aportación localizada de energía con láseres de alta intensidad (Birkin et al, 2006) o con partículas elementales puede, también, inducir la rotura en líquidos, generando cavidades (Young, 1999). 12 CÉSAR DOPAZO GARCÍA Admitida, por el momento, la existencia de imperfecciones o puntos débiles en el líquido, que constituyen los núcleos de cavitación, parece lógico preguntarse sobre el valor de la presión que transformará esas entidades “nucleares” y alumbrará el nacimiento de burbujas libres en el seno del líquido. Blake (1949) determinó la presión critica y el radio crítico, dados el radio inicial del núcleo, la presión del gas en el interior del mismo y la tensión superficial del sistema líquido-gas; una ligera reducción de la presión en el líquido o un incremento infinitesimal del radio del núcleo, a partir de sus valores críticos, conducirán a un crecimiento inestable del radio del núcleo. En teoría, en condiciones estáticas, con una presión del líquido ligeramente inferior a la presión crítica de Blake los núcleos saldrán de su estado de cautividad en hendiduras o cáscaras, se convertirán en burbujas e iniciarán una dinámica propia bajo la acción de las fuerzas de presión y de la tensión superficial, y del intercambio de masa y energía con el líquido. La evolución del gas (en realidad, mezcla de varios gases) y del vapor en el interior de una burbuja al variar su tamaño puede ser a temperatura constante, si el cambio es suficientemente lento para permitir el flujo necesario de calor burbuja-líquido o viceversa; si la variación de tamaño es rápida, se puede, a veces, suponer que el flujo de calor citado es despreciable, y la evolución de gas y vapor en la burbuja se denomina adiabática. Entre estos dos límites, se consideran, a menudo, transformaciones politrópicas que juegan con la ventaja de un parámetro ajustable. Estudios pioneros (Epstein and Plesset, 1950) demuestran la importancia de los intercambios térmicos para la evolución de la burbuja. La masa de gases y vapor contenida en el instante inicial en una burbuja puede variar por procesos de evaporación-condensación o por difusión a través de la interfase. Tanto la fracción másica de vapor como las fracciones másicas de cada uno de los gases no condensables que componen la mezcla pueden modificarse con los dos procesos anteriores y por reacciones químicas. Los estudios de Plesset and Hsieh (1960) y Hsieh and Plesset (1961) sobre rectified diffusion (difusión corregida o sesgada) son reveladores en cuanto a la influencia del intercambio de masa burbuja-líquido en el crecimiento de la misma; la masa de un gas disuelto en un líquido que pasa del líquido a la burbuja, cuando ésta tiene un tamaño grande (concentración del gas en la burbuja menor que en el líquido), es superior al que se transporta de la burbuja al líquido, cuando aquélla tie- ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 13 ne un radio pequeño (concentración del gas en la burbuja mayor que en el líquido); esto provoca un aumento neto del gas contenido en una burbuja a lo largo de uno o de varios ciclos de su vida. 2.2 Dinámica de una burbuja. Fenómenos físicos y químicos observados En sistemas reales las entidades generadas a partir de los núcleos de cavitación forman una nube (Brennen, 2003, 2006, 2007), en la que las burbujas interaccionan, provocando fenómenos dinámicos diferentes a los de una burbuja individual. Además, las burbujas que se mueven en un flujo o evolucionan cerca de una pared o en presencia de otras burbujas no tienen forma esférica. Sin embargo, con objeto de hacer una presentación preliminar sencilla de los fenómenos físicos y químicos que tienen lugar en un proceso de cavitación, se describen, primeramente y de forma cualitativa, los fenómenos y efectos distintivos de la evolución de una burbuja esférica aislada. 2.2.1 Presiones y temperaturas muy altas Tanto en la CH como en la CU el radio de una burbuja, sometida o a la presión local que encuentra en su movimiento o a la presión forzadora impuesta externamente, oscila significativamente. Al aumentar la presión exterior, la burbuja tiende a colapsar violentamente, alcanzando velocidades de la interfase de cientos de m/s, y presiones y temperaturas del orden de miles de bar y de grados Kelvin (ºK), respectivamente. Estas condiciones persisten por muy breve lapso de tiempo, y son ideales para que todos los compuestos químicos que se encuentren en el interior de la burbuja en ese momento se disocien y reaccionen. Sin embargo, son de todo punto inviables para utilizar como un sistema eficiente de calefacción. Podrían, incluso, alcanzarse condiciones para la producción de plasma, o, según, los más optimistas, de fusión nuclear. Al mismo tiempo, las velocidades de deformación alcanzadas cerca de la interfase de la burbuja cerca del momento del colapso son elevadísimas (~ 107 s-1); este hecho puede tener consecuencias sobre estructuras de tamaños comparables al de la burbuja que se encuentren próximas a ella. En una presentación a la prensa (a las que tan aficionados son los políticos, en especial, en tiempo pre-electoral) de los resultados muy preliminares de un proyecto sobre tratamiento de estiércoles líquidos 14 CÉSAR DOPAZO GARCÍA (purines), se ideó una forma gráfica para transmitir la idea a los periodistas. Las burbujas, en equilibrio en el seno de purines (constituidos, entre otros muchos componentes, por materia orgánica, amoníaco, sulfhídrico y agua), contienen en su interior vapor de agua y los mismos monstruos químicos que los purines. Al someter los purines a CH la burbuja crece, primero, y hay un flujo de monstruos de los purines a la burbuja por evaporación; durante el proceso de colapso, con temperatura final de miles de ºK, el vapor de agua se disocia, generando hidrógeno atómico y radicales hidroxilo, OH (el armado caballero). Dado el potencial de oxidación de los radicales OH, el caballero debiera ser capaz de aniquilar los monstruos de H2S, NH3 y compuestos orgánicos volátiles, simplemente, oxidándolos. El universo último ideal sería una burbuja minúscula o una burbuja virtual compuesta de sustancias menos nocivas o, cuando menos, diferentes. Un punto malo (¿o bueno?) en este relato de la cavitación es que desaparecen los caballeros andantes. Esta ingenua parábola del tratamiento de estiér- Figura 2. Descripción pictórica del proceso de oxidación de especies en una burbuja. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 15 coles líquidos granjeó al autor las simpatías de una periodista, quien confesó, en la intimidad, que era la primera vez en su vida que entendía las explicaciones técnicas de científicos o ingenieros. En el presente, dada la degradación del sistema educativo, no es inverosímil que, en un futuro próximo, se haya de recurrir a alegorías como la descrita en las enseñanzas media y superior. 2.2.2 Ondas de presión en el líquido compresible Durante la fase final del colapso de una burbuja se alcanzan velocidades, dirigidas hacia el centro de aquélla, de cientos de m/s. Simultáneamente, la presión en el interior de la burbuja crece hasta valores de miles de bar, lo que hace que, en buena medida, se pueda considerar casi como un objeto sólido. El agua que rodea la burbuja, con una densidad mucho mayor que la de ésta, se mueve, también, hacia el centro, siguiendo la interfase. Cuando la presión en la burbuja es muy elevada, ésta tiende a frenar el líquido, para alcanzar velocidad nula cuando el radio es mínimo. Debido a la inercia superior del agua, ésta trata de seguir moviéndose hacia el centro y, al impedírselo la burbuja, genera sobrepresiones elevadas sobre la interfase, las cuales dan origen a ondas de presión que se propagan en el líquido a la velocidad del sonido (del orden de 1.000 m/s en agua). A las presiones elevadas que se registran en esta etapa, el agua es ligeramente compresible y permite la propagación de ondas con velocidad finita. Los colegas conocedores de la mecánica de los fluidos, seguramente, han notado la semejanza entre este proceso y el de golpe de ariete, que se produce al cerrar súbitamente una válvula en un conducto por el que fluye un líquido. La válvula, como la burbuja del caso anterior, cierra el paso al líquido, con una cierta energía cinética, que, instantánea o muy rápidamente, convierte en energía de presión (la presión es fuerza por unidad de superficie o, análogamente, energía por unidad de volumen). Esto se traduce en sobrepresiones sobre la válvula que originan ondas de presión que se propagan alejándose de la válvula. 2.2.3 Microchorros en colapso asimétrico en nubes y cerca de superficies Como ya se ha indicado, las burbujas en movimiento relativo con respecto al líquido circundante, o aquellas próximas a paredes o a otras burbujas, pierden su esfericidad. Se ha comprobado mediante experimentos y computación que el colapso de una burbuja cerca de una pared sólida 16 CÉSAR DOPAZO GARCÍA (Plesset and Chapman, 1971; Lauterborn and Bolle, 1975; Franc and Michel, 2004; Blake and Gibson, 1987; Bremond et al, 2006) genera un chorro, cuya velocidad puede variar en el rango de decenas a centenares de m/s, dirigido contra la pared y de diámetro de unas pocas µm. Las velocidades de deformación de estos micro-chorros pueden alcanzar valores superiores a 107 s-1; esto genera esfuerzos cortantes muy elevados, que junto con altas presiones de remanso, constituyen una herramienta idónea para causar erosión importante del material de la pared. 2.2.4 Comportamiento de nubes de burbujas Una nube de burbujas se describe macroscópicamente por su radio equivalente, por el radio promedio de las burbujas que la forman, y por su fracción volumétrica de gas (Brennen, 2003, 2006, 2007; Wang and Brennen, 1994; Crespo el at, 2001). El parámetro de interacción de la nube es el producto (al comienzo de la evolución de la nube) de la fracción volumétrica de gas multiplicada por la relación de áreas de la superficie exterior de la nube y de la de una burbuja promedio. Para valores del parámetro de interacción mayores que la unidad (burbujas suficientemente numerosas o nube de grandes dimensiones) las burbujas cerca de la superficie de la nube crecen más rápidamente que las próximas al centro; es como si el crecimiento de las burbujas en el interior de la nube estuviera dificultado por las burbujas de la superficie; estas últimas colapsan, también, antes que aquéllas, generando un frente de presión que se mueve hacia el centro de la nube y se convierte en una onda de choque, cuya intensidad crece hasta producir un gran pulso de presión (son normales valores de 10 bar), con ruido y daño en superficies sólidas (Reisman and Brennen, 1996; Reisman et al ,1998). Si el parámetro de interacción es menor que la unidad (burbujas poco numerosas o nubes pequeñas), las burbujas de la superficie crecen más deprisa, pero el colapso comienza en el centro y el frente de presión se mueve hacia la superficie de la nube, debilitándose la onda. 2.2.5 Flujos y microflujos acústicos Cuando un campo periódico de presión y una burbuja oscilante interaccionan, el gradiente de presión acústica multiplicado por el volumen de la burbuja produce una fuerza promedio de traslación sobre ésta ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 17 (fuerza primaria de Bjerknes) (Leighton et al, 1990; Leighton, 1994; Nowicki et al, 1997). Burbujas de radios menores que el, así llamado, radio de resonancia (cuya frecuencia natural es resonante con la de la onda de presión) se mueven en el sentido del gradiente de presión; mientras que las de radio mayor que el resonante se mueven en sentido contrario al gradiente de presión. Ésta es la razón por la cual en un campo de ondas estacionarias, las burbujas más pequeñas que las resonantes tienden a acumularse en los antinodos de presión, y las mayores que las resonantes emigran hacia los nodos. Cuando las burbujas en contacto con una superficie se hacen oscilar bajo el efecto de un campo acústico se producen microflujos locales con patrones variados, que pueden generar esfuerzos cortantes moderados (Liu et al, 2002; Spengler et al, 2003). 2.2.6 Sonoluminiscencia (SL) Coincidiendo con el colapso de una burbuja, ésta emite luz débil que se puede ver a simple vista en la oscuridad, amplificar con un fotomultiplicador, registrar y analizar (Young, 1999, 2004; Gaitan et al, 1992). El centro de la burbuja, más caliente que su periferia, es la zona de emisión. El espectro de emisión de luz presenta un pico en 310 nm que se atribuye a transiciones de radicales hidroxilos excitados. La sonoluminiscencia se explica en términos de descargas eléctricas o de las altas temperaturas alcanzadas durante el colapso, con generación de radicales o, incluso, de plasma. 2.2.7 Emisión acústica. Ruido Una burbuja oscilante emite ruido. La energía acústica que atraviesa una esfera, concéntrica con la burbuja pero de radio mucho mayor que el de aquélla (campo lejano), es directamente proporcional a la densidad del líquido y al cuadrado de la derivada segunda del volumen de la burbuja, e inversamente proporcional a la velocidad de propagación del sonido en el líquido (Leighton, 1994; Franc and Michel, 2004). 2.2.8 Generación de US Cuando se aplica un voltaje a un material piezoeléctrico (por ejemplo, cuarzo), éste altera su forma y convierte energía eléctrica en mecáni- 18 CÉSAR DOPAZO GARCÍA ca. Una señal eléctrica oscilatoria produce cambios geométricos de un material piezoeléctrico y hace vibrar su superficie con la frecuencia de la señal aplicada, generando ondas de presión en el medio con el que está en contacto. El material piezoeléctrico puede tener una frecuencia natural y se obtienen ondas sonoras de máxima amplitud cuando se aplica al cristal una señal eléctrica de una frecuencia próxima a la natural. Por otro lado, una barra de material ferromagnético experimenta cambios de longitud al someterla a un campo magnético. Este efecto se conoce como magnetoestricción. Usando un campo magnético oscilatorio, se pueden generar desplazamientos oscilatorios y, consecuentemente, ondas de presión. Los generadores magnetoestrictivos de US son, normalmente, eficientes a frecuencias menores 30 kHz (Leighton, 1994). 2.2.9 Medida y diagnóstico de sistemas cavitantes Puede intuirse la dificultad para la medida detallada y el diagnóstico de sistemas cavitantes, debido a las pequeñas escalas espaciales y temporales involucradas. Un hidrófono mide la presión acústica en una pequeña región de un líquido en función del tiempo; los datos se pueden registrar y analizar para obtener espectros y todo tipo de correlaciones temporales. Leighton (1994) menciona la balanza de fuerza (o de presión de radiación), como un instrumento para la medida directa y sencilla de la potencia acústica total de un transductor, y el radiómetro de esfera elástica, para la medida de los campos de US usados en litotricia. Las técnicas ópticas, basadas en luz láser, para la medida de tamaños de burbujas, velocidades y composición, no está muy generalizada, aunque sería posible, entre otras cosas, la caracterización de nubes de burbujas, la velocidad de desplazamiento de burbujas individuales en flujos acústicos y la detección de algunos radicales (por ejemplo, OH) en el interior de una burbuja. Se ha generalizado el uso de cámaras de alta velocidad (Hepher et al, 2000) para seguir la evolución de burbujas individuales o nubes de ellas, así como de fotomultiplicadores y analizadores del espectro de emisión para caracterizar la SL, y algunas de las especies presentes en el interior de la burbuja. En sonoquímica (SQ) se usan los métodos analíticos convencionales. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 19 2.3 Descripción matemática En el ANEXO I se presentan las ecuaciones generales que describen la dinámica de una burbuja individual con simetría esférica y del líquido infinito que la rodea. La burbuja se considera compuesta por vapor de agua y una mezcla de gases no condensables y reactivos. Se consideran, asimismo, transferencia de calor y masa a través de la interfase. Si la densidad del líquido se supone constante, se obtiene fácilmente la ecuación de Rayleigh-Plesset (R-P) (ANEXO II): (1) donde ρ es la densidad del líquido, R = R(t) es el radio de la burbuja (el punto sobre R denota derivada primera con respecto al tiempo; los dos puntos denotan derivada segunda), pv es la presión de vapor del líquido, p∞(t) es la presión en el líquido muy lejos de la burbuja, pg0 y R0 son la presión del gas en la burbuja y el radio de la misma, respectivamente, ambos en el instante inicial, t = 0, γ es la relación de calores específicos del gas de la burbuja a presión y a volumen constantes (se supone evolución adiabática del gas), σ y µ son la tensión superficial y la viscosidad dinámica, respectivamente, del líquido. La ecuación (1) se puede interpretar, también, como un balance energético (Franc and Michel, 2004): (2) La variación temporal de la energía cinética del líquido (el lado izquierdo de la ecuación (2)) es consecuencia del trabajo realizado por las fuerzas de presión (primer término del lado derecho) para vencer el trabajo de la tensión superficial (segundo término) y la disipación viscosa (tercer término). En ausencia de tensión superficial y viscosidad la ecuación de R-P se puede interpretar como una ecuación de Bernoulli generalizada: 20 CÉSAR DOPAZO GARCÍA (3) El lado izquierdo de la ecuación (3) es el término resultante de la integración de la aceleración temporal, multiplicada por la densidad, entre r = R (t) y r = ∞. El lado derecho es la diferencia entre la suma de las presiones (estática y dinámica) en R (t) y en r = ∞. Para amplitudes pequeñas de la onda de presión p∞ (t) = pA (1 + ε sen ωt), con ε << 1, el radio oscilará como R(t) = R0 [1 + X(t)], siendo también |X(t)|<<1. La ecuación de R-P linealizada es: (4) La amortiguación de la burbuja, considerada un oscilador lineal, se debe a la viscosidad y su frecuencia natural, f0, es: (5) Si la presión debida a la tensión superficial es despreciable, se obtiene la frecuencia de Minnaert (1933). Por ejemplo, la frecuencia natural de una burbuja de radio R0 = 10 µm, con ρ = 103 kg/m3, γ = 1,4, pg0 = 105 Pa coincide y σ = 0 es f0 = 326,17 kHz. Si la frecuencia forzadora, con la natural se obtienen condiciones de resonancia. En ausencia de viscosidad y tensión superficial, el tiempo que una burbuja de vapor de radio R0 tarda en desaparecer (R = 0), llamado tiempo de colapso de Rayleigh (1917) (aunque, como se verá en lo que sigue debiera denominarse tiempo de colapso de Stokes (1847)) es: (6) La ecuación (1) se puede adimensionalizar, apareciendo los números de Reynolds, de Weber, de Thoma y una relación de pg0 y el equivalente a una presión dinámica (Franc and Michel, 2004). En CH (por ejemplo, en ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 21 un Venturi) la presión local en una sección desempeña el papel de p∞ (t) en la ecuación de R-P. La evolución temporal se sustituye por la evolución espacial mediante la relación: (7) donde x es la distancia a lo largo del eje del Venturi, medida a partir de un origen arbitrario y U(x) es la velocidad del líquido en una sección transversal a una distancia x del origen. Como ya se ha comentado, la burbuja puede perder su esfericidad cerca de paredes o en presencia de otras burbujas. Además, la interfase de una burbuja, r = R(t), puede inestabilizarse en la etapa final de su colapso debido a los valores elevados de velocidad y aceleración alcanzados; las desviaciones de la interfase de su forma esférica se estudian en términos de los armónicos esféricos y de sus respectivas amplitudes (Leighton, 1994; Franc and Michel, 2004). Conviene reseñar, finalmente, que la ecuación de R-P (y sus variantes) es un sistema dinámico determinista con comportamiento caótico (Lauterborn and Cramer, 1981). Tras esta breve introducción parece oportuno formular la pregunta del título de este discurso: ¿cavitar o no cavitar? Como se puede ya intuir, la respuesta correcta es: depende de los casos concretos. La cavitación tiene, por razones históricas, connotaciones negativas por la reducción de la eficiencia de máquinas y dispositivos hidráulicos, así como por la erosión de superficies sólidas que ocasiona. Sin embargo, varios de los fenómenos que son básicos en CH y CU ofrecen un abanico de aplicaciones que se describen a continuación. Quizá, las preguntas más importantes son por qué y cómo se produce la cavitación; de su respuesta correcta depende la posibilidad de utilizar y controlar un proceso con múltiples aplicaciones potenciales. 3. Historia básica de la cavitación No es tarea fácil escudriñar en la historia de la cavitación, ni es el objetivo de esta sección establecer concursos entre los pioneros. La inten- 22 CÉSAR DOPAZO GARCÍA ción es, solamente, revisar las contribuciones científico-técnicas de diferentes autores que se han encontrado en fuentes documentales de muy distinta procedencia. El excelentemente documentado libro de Hunt (1978), dedicado exclusivamente a la acústica en el aire, hace, sin embargo, una breve alusión a Leonardo da Vinci como un posible precursor del sónar para la detección de submarinos al observar que “si detienes tu barco, y sumerges un extremo de un tubo largo en el agua, y pegas tu oreja al otro extremo, oirás (el sonido de) barcos a gran distancia de ti”. Según Young (1999), es Newton el primer científico que, en su Optiks de 1704, recoge observaciones de cavitación en zonas de baja presión entre superficies rodantes, separadas por una lámina delgada de agua. Observando los anillos formados entre una lente convexa y una superficie plana de cristal, Newton dice: “When the Water was between the Glasses, if I pressed the upper Glass variously at its edges to make the Rings move nimbly from one place to another, a little white Spot would immediately follow the center of them, which upon creeping in of the ambient Water into that place would presently vanish.” Y añade: “Its appearance was such as interjacent Air would have caused, and it exhibited the same Colours. But it was not air, for where any Bubbles of Air were in the Water they would not vanish. The Reflexion must have rather been caused by a subtiler Medium, which could recede through the Glasses at the creeping in of the Water”. Newton no sabe explicar la formación de burbujas de aire por la reducción local de la presión y su redisolución en el agua, y, sorprendentemente, idea una solución mágica, “un medio más sutil”. Es Leonhard Euler (1707-1783), apelado por algunos el “Mozart de las Matemáticas” (también se podría hablar de Mozart como el “Euler de la Música”), quien realiza las contribuciones seminales sobre CH. Estudia matemáticas con Johan Bernoulli (1667-1748), matemático, médico, filólogo y padre de Daniel Bernoulli (1700-1782). Euler actúa como árbitro, por cierto, muy diplomático y ponderado, en las disputas entre los Bernoulli por la autoría de algunos trabajos relacionados con la famosa ecuación que lleva su nombre, y que Johan quiere atribuirse sin reconocer los méritos de Daniel (Hutton, 1972). Según Darrigol (2007), los Bernoulli contribuyen a transformar la hidrostática en hidrodinámica, ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 23 Jean Le Rond d’Alembert (1717-1783) es el primero que describe el flujo de un fluido con ecuaciones diferenciales y Euler desarrolla el concepto moderno de campo de presión que le permite aplicar la segunda ley de Newton a un elemento infinitesimal de fluido (Johan Bernoulli mantiene sobre este tema alguna correspondencia con Euler). En su Opera Omnia Euler (1755), en la página 213, escribe textualmente: “Quando autem pressio p revera fit negativa, fluidi continuitas tollitur, et quia latera tubi desprendo se in arctius spatium contrahit, neque amplius legem stabilitam sequitor. Quamdiu autem pressio est positiva quidem, sed minor quam k, tum, quia pressio externa superat internam, si tubus ibi foraminulo perforetur, aër aliudve fluidum extra positum intrudetur, ita ut tubus ibi vi attractrice praeditus videatur”. Es ésta la primera declaración en 1754 de que un líquido sometido a tensión, en zonas de velocidad muy alta, puede perder su característica de medio continuo al formarse cavidades de aire. Es también una consecuencia directa de la aplicación de la, así llamada, ecuación de Bernoulli (hay quienes afirman que esta ecuación debería denominarse de Euler, por sus aportaciones decisivas a la misma a través de la correspondencia intercambiada con los Bernoulli). Esa declaración abre un debate entre d’Alembert y Daniel Bernoulli, alineado con Euler, sobre las consecuencias de las presiones negativas en líquidos. D’Alembert no acepta la idea de Daniel Bernoulli y ambos se someten a la sabiduría y diplomacia de Euler, quien da la razón a ambos (Bernoulli razonaba en términos de presiones relativas a la atmosférica, mientras que d’Alembert lo hacía con presiones absolutas). Euler deduce, por aplicación de la conservación del momento cinético, la ecuación fundamental para el diseño y análisis de turbinas. Muy probablemente, observa el fenómeno de cavitación a la salida de las mismas en alguno de sus proyectos. Federico el Grande culpa, aparentemente, a Euler del fallo de las fuentes de su palacio de verano de Sans-souci; este fallo se ha presentado, sin evidencia clara, como un ejemplo de la separación entre los conocimientos teóricos y la práctica. Los cálculos de Euler del flujo en los conductos de las fuentes de Sans-souci son, aparentemente, correctos y su capacidad para tratar problemas prácticos es notable. Es verosímil que las fuentes de Sans-souci fallen no porque Euler no sepa aplicar su teo- 24 CÉSAR DOPAZO GARCÍA ría hidrodinámica al diseño, sino porque el Rey ignora su consejo y encarga su ejecución a incompetentes, posiblemente, a mitad de camino entre la ingeniería real y la financiera. Como adición a lo anterior, parece pertinente reseñar en el tricentenario (+1) del nacimiento de Euler, que en 1727 Catalina I, esposa de Pedro el Grande, invita a Euler, a instancias de Daniel Bernoulli, a incorporarse a la Academia de Ciencias de Rusia en San Petersburgo. Pasa alrededor de 30 años en Rusia en dos períodos, con estancia de 25 años entre ellos en Berlín, adonde le llama Federico el Grande de Prusia. Nunca regresa a Suiza, quizás, ofendido porque no se concede la nacionalidad suiza a su esposa holandesa. Habla alemán (primera lengua), escribe sus trabajos en latín y en francés (lengua de la corte de Prusia), y, unos pocos, en alemán; habla, también, ruso y escribe algunas cartas en inglés a la Royal Society. De joven estudia griego y hebreo. Es un extraordinario matemático aplicado con contribuciones decisivas en cálculo infinitesimal, ecuaciones diferenciales y cálculo variacional. Se casa 2 veces y tiene 13 hijos (sólo 5 llegan a la adolescencia). Euler es un buen músico que toca el clavicordio (Klavier) y compone un número reducido de obras musicales basadas en las ecuaciones matemáticas (se ha celebrado un concierto en San Petersburgo como parte de festival Euler en mayo 2007, conmemorando el tricentenario de su nacimiento). Es, además, un consumado maestro de ajedrez. Le divierte ir al zoo de Berlín con sus hijos y observar los oseznos. Pierde casi totalmente la visión del ojo derecho cuando tiene poco más de 30 años. Una catarata en el ojo izquierdo le deja ciego los últimos 12 años de su vida. Donny (1846) llena con ácido sulfúrico un tubo en U cerrado, reduce la presión del aire interior con una bomba de vacío y observa que la columna líquida puede soportar su peso, debido a las fuerzas de cohesión entre las moléculas del ácido y de adhesión del líquido a las paredes del tubo. En ausencia de gas disuelto en el ácido estima tensiones de hasta 0,25 bar, que se hacen menores en presencia de gas, observando la aparición de burbujas en el seno del líquido que, al expandirse liberan la tensión del ácido. Berthelot (1850) llena casi completamente un tubo cerrado de vidrio con un líquido, quedando atrapada una cantidad muy pequeña de gas. Al calentar el sistema, el líquido se dilata más que el vidrio, ingiere el gas y ocupa todo el volumen del tubo; al enfriar ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 25 el sistema, el líquido se adhiere a las paredes del tubo, no se contrae y está, por tanto, sometido a tensión, que aumenta al reducir la temperatura, hasta que se producen cavidades con formación de burbujas en la pared. Berthelot mide tensiones de unos 50 bar, que son representativas de las fuerzas de adhesión líquido/vidrio, relacionadas de alguna manera con las de cohesión intermolecular en el líquido. En 1947 George G. Stokes (1819-1903) propone la siguiente pregunta de examen en la Universidad de Cambridge: “Una masa infinita de fluido incompresible y homogéneo, sobre el que no actúa fuerza alguna, está en reposo, y de repente se hace desaparecer una región esférica del fluido; obtener la alteración instantánea de la presión en cualquier punto de la masa fluida, y demostrar que la cavidad se cierra en un tiempo , donde a es el radio inicial de la esfera y w la presión a una distancia infinita, la cual se supone permanece constante”. En http://www.isvr.soton.ac.uk/fdag/ijmpb.htm puede verse la copia del examen, compuesto por 24 preguntas (la número 23 es la relativa a la cavidad), así como la solución de puño y letra de Stokes. Besant (1859) en su libro A Treatise on Hydrostatics and Hydrodynamics formula y resuelve el siguiente problema: “An infinite mass of homogeneous incompresible fluid acted upon by no forces is at rest, and a spherical portion of the fluid is suddenly annihilated; it is required to find the instantaneous alteration of pressure at any point of the mass, and the time in which the cavity will be filled up, the pressure at an infinite distance being supposed to remain constant”. La redacción del problema de Besant es, sorprendentemente, casi idéntica a la de Stokes y es difícil pensar que aquél no conociera la pregunta de examen propuesta por este último. En el libro editado por Suslick (1988), Atchley y Crum (pp. 3-4) consignan que Tomlinson en torno a 1867 realiza una serie de 12 experimentos con agua carbónica (soda) y varios sólidos y argumenta que sobre sólidos “químicamente limpios” no se forman burbujas; cuando se ensucia el sólido se producen sobre él abundantes burbujas al sumergirlo en soda. Concluye que los sólidos limpios están perfectamente mojados, al contrario que los sucios, y que en un sólido sucio las fuerzas de adhesión con el gas son superiores a las correspondientes con el líquido, siendo ésta la causa de la generación de burbujas. A pesar de la inco- 26 CÉSAR DOPAZO GARCÍA rrección de sus argumentos, sus observaciones experimentales se explican certeramente con las ideas de Gernez (misma referencia); también, en 1867 éste propone que la expulsión de burbujas de soluciones gaseosas supersaturadas tiene su origen en la liberación de pequeños paquetes de gas atrapados en hendiduras existentes en la superficie de cada sólido, independientemente de su acabado. Parece, por tanto, que Gernez es el primer proponente del modelo de las hendiduras (crevice model, atribuido a Harvey et al, 1944) para explicar la existencia de núcleos de cavitación en un líquido… Osborne Reynolds (1878) prueba que en un tubo en U, con lavado previo usando ácido sulfúrico, el mercurio puede soportar tensiones de alrededor de 1,86 bar y que una bomba puede succionar agua libre de núcleos de aire desde un depósito aproximadamente 20 m por debajo de su emplazamiento. Reynolds (1894) realiza, también, experimentos en un Venturi y verifica que se forman nubes de burbujas en las proximidades de la garganta, “demostrando que el agua puede hervir a temperatura ambiente en un tubo abierto”; asocia, además, el sonido producido por la nube de burbujas con el emitido por una tetera (“singing kettle”) al hervir agua. Charles Algernon Parsons (Young, 1999) construye su primera turbina de vapor en 1885. Para despertar interés y dar publicidad a la misma encarga en 1894 una fragata de acero de más de 30 m de eslora, Turbinia, que intenta propulsar con su turbina de vapor. En principio, no consigue la velocidad que pretende debido a que las hélices, que giran a 18.000 rpm, experimentan un problema que nadie conoce hasta ese momento: el agua se agita junto con burbujas formadas, como consecuencia de una reducción brusca de la presión, detrás de las palas. La siguiente descripción de Parsons es muy gráfica: “El excesivo deslizamiento de las hélices por encima del valor calculado y su ineficiencia, denotaba la falta de suficiente área de pala sobre la cual se pudiera distribuir el empuje necesario para propulsar el barco –en otras palabras, el agua se desgarraba en cavidades detrás de las palas. Estas cavidades no contenían aire, sólo vapor de agua, y la mayor parte de la potencia del motor se consumía en la formación y mantenimiento de esas cavidades en vez de en la propulsión del navío”. Al reducir la velocidad de la turbina y modificar las hélices, es capaz de alcanzar 34,5 nudos, lo cual no parece impresionar al Almirantazgo británico. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 27 En 1895 construye el primer túnel hidrodinámico para ensayos de cavitación, de circuito cerrado en forma ovalada, con sección transversal rectangular, propulsado por una hélice accionada, primero con un pequeño motor de vapor y, más adelante, con un motor eléctrico. En 1897 se celebra el Spithead Naval Review, organizado por la Marina británica para alardear de su poderío ante la Reina Victoria. Se invita a dignatarios extranjeros para conmemorar el sexagésimo aniversario de la entronización de la reina. De los 160 barcos exhibidos, sólo unos pocos alcanzan cerca de los 30 nudos; Turbinia asombra a los presentes, dejando en ridículo a los barcos más rápidos de la Marina. Tras esta demostración con éxito de los resultados de su programa racional de I+D, combinación de ensayos de modelos en túnel y pruebas a escala real, Parsons puede construir en 1910 un gran túnel de cavitación en Newcastle upon Tyne, con una sección de ensayos de, aproximadamente, 0,70 m x 0,80 m, que le permite ensayar hélices de 12 pulgadas de diámetro. Idéntico problema al de Parsons padecen Sir John Thornycroft y Sidney Barnaby (Young, 1999): el destructor HMS Daring en pruebas realizadas a partir de 1983 no logra alcanzar su velocidad de diseño de 27 nudos debido a la misma causa que el Turbinia. Según Barnaby y Thornycroft (1895): “Cavitation as Mr. Froude has suggested to the authors that the phenomenon should be called, appears to manifest itself when the mean negative pressure exceeds 63/4 pounds per square inch”. Aparentemente, es ésta la primera vez que la palabra “cavitación” aparece en la literatura y su inventor, el ingeniero naval, R.E.Froude no debe confundirse con William Froude (1810-1879), famoso experto en hidrodinámica y en la aplicación de la teoría de modelos al diseño de barcos. Se observa que las hélices para barcos de alta velocidad, aparte de una pérdida de empuje y emisión de ruido, debidas a la cavitación, sufren erosión en su superficie, que presenta una apariencia final esponjosa. El Board of Invention and Research del Reino Unido, interesado en descifrar la causa de esos problemas, crea en 1916 un subcomité, del que son miembros Barnaby y Parsons, para estudiar los orígenes de la corrosión y la erosión. Lord Rayleigh (1917) presenta un estudio senci- 28 CÉSAR DOPAZO GARCÍA llo y realista del colapso de una burbuja con simetría esférica; demuestra que las velocidades en la etapa final del mismo pueden ser de centenares de metros por segundo, alcanzándose presiones de miles de bar y temperaturas de miles de grados Kelvin. Estos resultados parecen indicar que las burbujas contienen los elementos necesarios para generar ondas de choque intensas y producir daño, en forma de erosión o corrosión, al material sobre el que colapsen. Langevin y sus colaboradores (Suslick, 1988) realizan entre 1915 y 1920 actividades pioneras, esenciales para la generación de ultrasonidos, y observan cavitación acústica en su trabajo. En 1917 Dieter Thoma (Hutton, 1972) define el parámetro de cavitación, σv, como la diferencia entre la presión absoluta en zonas susceptibles a la cavitación y la presión de vapor del líquido, adimensionalizada con una presión característica (diferencia de presiones aguas arriba y abajo de una válvula, la presión dinámica para cuerpos en movimiento…). En problemas de cavitación es relevante la presión absoluta del fluido, mientras que, en general, en problemas de dinámica de fluidos son de interés las diferencias de presión (o sus gradientes), que provocan la aceleración entre dos puntos (o dos tiempos) característicos del flujo. σv es un indicador el margen de seguridad para operar sin cavitación. Horace Lamb (1995) se interesa en 1923 por las explosiones submarinas y en su libro trata el problema de colapso de una burbuja. Dean (Atchley & Crum, en Sulick, 1988) en 1944 presenta un estudio de las cavidades de vapor formadas en el centro de pequeños vórtices generados en el flujo turbulento de agua alrededor de sólidos. Harvey et al (1944, 1947) formulan la hipótesis, anticipada por Gernez, de que los núcleos de cavitación están constituidos por gas atrapado en hendiduras (“cervices”) microscópicas de superficies sólidas o de partículas o motas suspendidas en el líquido. Fox y Herzfeld (1950) plantean la alternativa de que el gas puede estar secuestrado dentro de una cáscara rígida de moléculas orgánicas. Hayward et al (1970) analizan las distintas alternativas y concluyen que las ideas de Harvey et al pueden no ser aplicables en líquidos diferentes del agua. Leighton (1994) y Young (1999) presentan una relación crítica de distintas con- ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 29 tribuciones y sofisticaciones de estas dos teorías básicas de los núcleos de cavitación. Recientemente, Morch (2007) hace una revisión de las propuestas existentes y formula su alternativa. Blake (1949) publica un detallado estudio sobre líquidos sometidos a tensión cuasi-estática, recopilando las publicaciones anteriores. Briggs (1950) utiliza un tubo lleno de líquido en rotación para producir tensión en el mismo, demostrando que se pueden alcanzar presiones de –277 bar. En 1950 Glaser inventa la cámara de burbujas, dando origen a la investigación en cavitación inducida por radiación y Seitz explica la formación de burbujas por partículas cargadas en líquidos sobrecalentados (Atchley & Crum, en Suslick, 1988); en una cámara de H2 líquido, un pión incidente transmite energía de vibración al electrón del átomo de H2, lo cual se manifiesta en forma de calor con un pico de temperatura en una zona altamente localizada; si el H2 está sobrecalentado se produce su ebullición a lo largo de la trayectoria del pión, generándose un rosario de pequeñas burbujas. Cualquier partícula elemental puede dejar su “firma”, mediante su depósito localizado de energía. Plesset y Prosperetti (1977) presentan las contribuciones de ambos autores y sus grupos y una exhaustiva revisión de la literatura. Plesset incluye en 1949 la viscosidad y la tensión superficial en la deducción de la ecuación de Rayleigh. [Noltingk and Neppiras (1950) desarrollan un modelo equivalente a la ecuación de R-P]. Junto con sus colaboradores Plesset trata problemas muy relevantes para la dinámica de burbujas como su estabilidad en soluciones líquido-gas, su crecimiento por difusión sesgada o corregida (rectified diffusion), sus oscilaciones lineales, los efectos térmicos, la evolución de su geometría inicialmente esférica en la proximidad de un contorno rígido… Análogamente, Prosperetti y sus colaboradores han tratado problemas diversos como oscilaciones y mecanismos de amortiguación, oscilación no lineal y formación de subarmónicos, comportamiento de amplitudes subarmónicas en el plano de fases, dinámica de burbujas no esféricas, reacciones químicas en el interior de burbujas,… Feng y Leal (1997) actualizan las contribuciones generadas durante 20 años, desde la publicación de Plesset y Properetti (1977). Se dedica especial atención a los estudios de la burbuja como un sistema dinámico, generación de subarmónicos, bifurcaciones, 30 CÉSAR DOPAZO GARCÍA transición al caos… Lauterborn and Cramer (1981) y sus colaboradores [citados en Leighton (1994) y Young (1999)] demuestran numérica y experimentalmente que una burbuja sometida a una presión oscilatoria es un sistema determinista con comportamiento caótico; todos los ingredientes (doblaje de período, diagramas de bifurcación, atractores…) aparecen en el estudio de la dinámica de una burbuja, lo que ha dado pie a algún autor para hablar de “turbulencia acústica” (Lauterborn,1986), un nombre poco afortunado. Monografías relativamente recientes (Leighton, 1994; Brennen, 1995; Young,1999; Franc and Michel, 2004) cubren diversos aspectos históricos. Batchelor (1967) presenta, también, una breve e interesante sección sobre aspectos básicos de cavitación. La ocurrencia de cavitación con erosión de materiales es común en turbomáquinas hidráulicas (Knapp et al, 1970). Brennen (2007) presenta un peculiar diseño del rodete de una bomba para el transbordador espacial ideado para evitar o minimizar los efectos de la cavitación. Sobre los planos sustentadores de hidro-vehículos suele presentarse una generación masiva de burbujas que pueden formar una gran cavidad de vapor (Duclaux et al, 2007) y aire que, o, se cierra sobre el perfil, o bien, se extiende aguas abajo del borde de salida, creando una supercavidad (Franc and Michel, 2004). Asimismo, la inyección de gas en zonas de baja presión del flujo de un líquido puede originar cavidades, denominadas ventiladas. La formación de capas de burbujas alrededor del casco de un barco puede reducir significativamente su resistencia viscosa al movimiento. Como ya se ha indicado, el núcleo de un vórtice es una zona de baja presión en la que puede fácilmente presentarse cavitación (Arndt, 2002); es clásica la imagen de los torbellinos de punta de pala de hélices, visualizados por la aparición de burbujas cavitantes. La existencia de vorticidad concentrada en flujos turbulentos (Snyder et al, 2007), en chorros sumergidos, en estelas y en capas de mezcla lleva, a menudo, aparejada la presencia de cavitación (Franc and Michel, 2004). El concepto de NPSH (Net Positive Suction Head = Altura Neta Positiva de Succión) evalúa la capacidad de aspiración de una bomba sin que se produzca cavitación a la entrada del rodete (Young, 1999). Arndt ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 31 (1981) documenta casos de cavitación en máquinas de fluidos y estructuras hidráulicas. El colapso de burbujas puede producir efectos dramáticos de erosión en los materiales de turbomáquinas, o en aliviaderos de presas, y en conductos de centrales hidroeléctricas (debido a la ocurrencia del golpe de ariete) (Brennen, 2007; Franc and Michel, 2004; Young, 1999). En las zonas de baja presión de cojinetes que giran a velocidades altas se puede, también, producir cavitación (Dowson and Taylor, 1979), así como entre los dientes de engranajes (Young, 1999). Los circuitos hidráulicos de los aviones son proclives a la cavitación; Hutton (1972) documenta el caso de daño por erosión en válvulas de los circuitos de accionamiento y control del avión británico Trident, un histórico; el problema se resolvió añadiendo porcentajes insignificantes de agua al líquido de los circuitos. Las pruebas iniciales en los depósitos de combustible del Concorde indican que, al alcanzar la altitud de crucero, la mayor parte del aire disuelto en el combustible se separa de repente y de manera explosiva; esto obliga a añadir dispositivos que provocan la salida progresiva del aire disuelto en el combustible. En Japón se está desarrollando el concepto de barcos que se mueven envueltos en una lámina de burbujas, lo cual reduce la resistencia viscosa, pudiendo con la misma potencia moverse a una velocidad superior. En el resto de este discurso no se tratará la cavitación en máquinas hidráulicas y se centrará la atención en el uso de la cavitación, tanto CH como CU, para inducir conversiones químicas en el interior de burbujas o efectos mecánicos sobre las propiedades de líquidos muy viscosos. 4. Historia de la Sono-Química (SQ) En 1927 Richard y Loomis (citados en Suslick, 1988) comprueban que los US aceleran algunas reacciones químicas en líquidos (hidrólisis de sulfato de dimetilo, procesos redox en solución acuosa). Schmitt, F.O. et al (citado en Suslick, 1988) detectan la formación de peróxido de hidrógeno, H2O2 , o “algo parecido”, en una solución acuosa, con O2 disuelto, sometida a un campo ultrasónico intenso, hecho que asocian con la ocurrencia de cavitación. 32 CÉSAR DOPAZO GARCÍA Beuthe (citado en Suslick, 1988) observa que la energía requerida para producir H2O2 es muy superior a la de la onda ultrasónica; esto, según Beuthe, es una indicación de que la cavitación crea las condiciones en la burbuja para que se produzca la disociación del agua y/o del O2 disuelto, generando iones de oxígeno que al recombinarse producen H2O2. En general, el uso de US genera menos subproductos, aumenta la producción de la especie principal, e induce reacciones en medio acuoso a temperatura y presión bajas. También en 1927, Wood and Loomis (citado en Suslick, 1988) demuestran los efectos biológicos del tratamiento con US. Se utilizan, asimismo, los US en la degradación de macro-moléculas de polímeros en solución (Brohult, 1937; Schmid, 1940) (citados en Young, 1999, p. 353). Se usa la SQ en la década de 1950 para inducir la descomposición de líquidos orgánicos; por ejemplo, el cloroformo produce ácido clorhídrico según los resultados de Henglein y Mohrhauer (1958) (citado en Young, 1999, p. 354). Suslick (1988) presenta una excelente revisión del estado del arte en aplicaciones de ultrasonidos en procesos químicos, biológicos y físicos. En particular, tanto la SQ homogénea (Suslick, pp.123-163) como la heterogénea (Boudjouk, pp.165-226) se tratan exhaustivamente. Suslick documenta la formación de radicales hidroxilo, OH, e hidrógeno molecular, H, en la sonolisis del agua, así como la sonoquímica de gases, y de compuestos orgánicos e inorgánicos en agua, de líquidos orgánicos (presentando los detalles del mecanismo de Rice de cadenas de radicales para la sonolisis de alcanos, semejante a una pirólisis a alta temperatura), de polímeros, de organometálicos y de procesos catalíticos. Por su lado, Boudjouk describe aplicaciones industriales y reacciones heterogéneas de interés durante el período 1950-1980, las reacciones con metales (Li, Na, K, Zn, Mg, Al, y metales de transición), y con hidruros y óxidos metálicos; concluye su revisión con reflexiones sobre el efecto del colapso de burbujas cerca de superficies, y cómo los micro-chorros de muy alta velocidad, generados en la rotura asimétrica de una burbuja cerca de una pared, pueden ser los responsables de efectos perniciosos, como la erosión del material, y de efectos positivos para limpieza de superficies, de poros y de materiales catalíticos. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 33 Los US pueden tener influencia sobre procesos electroquímicos como sistemas líquido-líquido (mejora de la transferencia de masa, emulsificación, incremento de la transferencia de fase en catalizadores), y gaslíquido (desgasificación de líquidos o mezclas, atomización de líquidos en aire, preparación de películas delgadas); se puede, también, acelerar la transferencia iónica o electrónica en reacciones químicas. La energía mecánica, en forma de ondas acústicas, se transmite, por medio de ondas de choque y “puntos calientes” de altas temperaturas (2.000-5.000 ºK) y presión (1.800 bar), en energía vibratoria de las moléculas. Si la intensidad del ultrasonido es suficientemente grande, las fuerzas intramoleculares no pueden mantener intacta la estructura de algunos compuestos. Un grupo reducido de científicos proponen que la transmisión de la energía ultrasónica a las moléculas se produce por descargas eléctricas (Suslick, 1988). Para una correcta estimación del efecto de los US en SQ se deben comparar los tiempos característicos de cada reacción elemental de mecanismos completos de cinética química, con los tiempos característicos de la presión forzadora y los de las distintas etapas de la dinámica de una burbuja, en particular, con el tiempo de implosión. Ésta es, según parece, una asignatura pendiente. Aparte de actuar como “puntos calientes”, las burbujas pueden, como ya se ha mencionado, generar micro-chorros de alta velocidad, ondas de choque, velocidades de deformación elevadas, flujos acústicos… que pueden acelerar la mezcla a escalas moleculares y, por consiguiente, las reacciones químicas. Éstas se pueden producir en el interior de la burbuja, en el líquido próximo a la interfase (dependiendo de la producción directa de radicales OH en la fase líquida o de la difusión de los generados en la burbuja) o lejos de ella (Arrojo, 2007). El Presidente de la Sociedad Europea de Sonoquímica califica este campo de actividad como “black art” (magia negra), “cuyo progreso es principalmente empírico, y que no tendrá credibilidad como una ciencia madura hasta que equipos mutidisciplinares compuestos por físicos y químicos no analicen el problema desde un punto de vista fundamental” (Matula, 2000). Este mismo autor comenta que “los químicos que hacen experimentos de SQ saben poco de cavitación acústica y cómo 34 CÉSAR DOPAZO GARCÍA hacer un uso óptimo de ella; los físicos que saben algo sobre la dinámica de burbujas cavitantes no entienden la química”. Crum (1995), Mason and Lorimer (2002) y Mason (2003) presentan ideas interesantes que intentan hermanar ambas disciplinas; el primero, sugiere 5 recomendaciones [en parte, tomadas de las “reglas de oro de Apfel” (véase Suslick, 1988, pp. 26-32)]: conocimiento, lo más preciso posible, del campo acústico, del líquido (principalmente, gases disueltos y presión de vapor), y de la suciedad (partículas en el líquido, zonas de asentamiento de los núcleos de cavitación y determinantes del tamaño inicial de las burbujas), así como la definición de ensayos de referencia (que se puedan repetir en distintos centros y en diferentes momentos) y la creación de una Sociedad Internacional de SQ. Suslick y sus colaboradores (Suslick, 1988, 1989; Suslick et al, 1983; Flannigan and Suslick, 2005) han realizado contribuciones fundamentales en SQ. Han sometido soluciones de alcanos a US de alta intensidad, verificando que el mecanismo de Rice es consistente con los productos principales obtenidos (H2, CH4, C2H2 y alcanos menores), y que los resultados se explican mejor con la teoría de “puntos calientes” que con la de “descargas eléctricas”. Suslick (1989) presenta una clasificación de distintos campos (piezo-química, termo-química, químicas de combustión y de plasmas, foto-química y sono-química) en función de los rangos de los tiempos característicos (s), la energía involucrada (eV) y la presión alcanzada (atm); es muy interesante la comparación entre el espectro de emisión de una llama de metano y el de la sonoluminiscencia producida por burbujas cavitantes que contienen dodecano; sorprendentemente, ambos son casi idénticos. Flannigan y Suslick (2005) generan sonoluminiscencia de una burbuja individual en ácido sulfúrico con argón (Ar), y demuestran la existencia de emisión del Ar, la presencia de SO y de iones de O2; determinan temperaturas en la burbuja entre 4.000 y 15.000 ºK usando el espectro de emisión del Ar; ni la emisión del Ar, ni la generación de iones de O2 se pueden explicar con un mecanismo térmico, y, por tanto, concluyen que ambas peculiaridades se deben a colisiones con electrones de alta intensidad, iones o partículas de un núcleo de plasma caliente. Cálculos anteriores predicen la existencia de un plasma caliente y ópticamente opaco con radiación “bremsstrahlung” (Yasui, 1997; Young, 2005). Lugli and Zerbetto (2007) usan un modelo de dinámica molecular para calcular la evolu- ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 35 ción de burbujas en condiciones extremas (Rmin ~ 1 nm, timp ~ 0,050,30 ns), para las que las hipótesis de medio continuo y de equilibrio termodinámico local dejan de ser válidas. Parece oportuno mencionar, que en 2002 Taleyarkhan (véase Flannigan and Susslick, 2005) y sus colaboradores detectan tritio y neutrones en experimentos de cavitación en agua con deuterio; producen las burbujas con un generador pulsado de neutrones de 14 MeV. Su informe levanta mucha controversia. Hoffmann y sus colaboradores (Colussi et all, 1998, 1999; Colussi and Hoffman, 1999; Vecitis et all 2007) contribuyen experimental y computacionalmente al análisis del tratamiento sonoquímico de distintos contaminantes en agua [CCl4, metano-, etano- y eteno-clorados, sulfonato de perfluoroctano (PFOS), ácido perfluoroctanoico (PFOA)]. Tanto el PFOS como el PFOA aparecen frecuentemente en el medio ambiente y son especialmente recalcitrantes a la conversión con métodos convencionales de tratamiento de aguas. Esfuerzos por caracterizar distintos reactores ultrasónicos son recientemente muy frecuentes. Monnier et al (1999) evalúan la influencia de la frecuencia del US en la mezcla a escala molecular reforzada por el flujo acústico. Asakura et al (2007) estudian la influencia de la frecuencia ultrasónica y de la altura del líquido en la eficiencia de grandes reactores sonoquímicos. Klima et al (2007) utilizan simulaciones numéricas para optimizar la geometría de un sonorreactor que opera con US de 20 kHz, variando la intensidad acústica local. Romdhane et al (1997) estiman experimentalmente la atenuación de US en reactores sonoquímicos; usan una sonda termoeléctrica para determinar la intensidad acústica y demuestran que la propagación de ultrasonidos se ve influenciada por la presencia de burbujas cavitantes, por el tipo de flujo y por las partículas sólidas en suspensión. Moholkar et al (2000, 2002) caracterizan un sistema ultrasónico con modelos y mediante el uso de wavelets, respectivamente. Del Campo et al (1999) analizan experimentalmente en un reactor operado con US de 500 kHz el transporte de masa, así como los efectos térmicos y de superficie inducidos por la cavitación, todos ellos relevantes en procesos sonoelectroquímicos con altas frecuencias. La investigación del campo de presión acústica en sonorreactores y en baños ultrasónicos para limpieza es, asimismo, un 36 CÉSAR DOPAZO GARCÍA tema de interés (Dähnke et al, 1999.a, 1999.b; Dähnke ans Keil, 1999; Jenderka and Koch, 2006). Un intento de racionalizar la comparación de los resultados en distintos sonorreactores operando a 20 kHz se presenta en Faïd et al (1998); una propuesta para definir un reactor sonoquímico de referencia a 25 kHz que permita la intercomparación de resultados de distintos grupos se presenta en Hodnett et al (2007). Varios grupos utilizan la cavitación como un método avanzado de oxidación (Hua and Hoffmann, 1997). Kelkar et al (2006) lo usan para la síntesis de sulfonas; Ambulgekar et (2005) para alquilarenos con permanganato potásico; Goel et al (2004) para la descomposición de compuestos orgánicos volátiles y no volátiles; Kidak and Hince (2006) para inducir la descomposición de fenol; Pétrier and Francony (1997) para la degradación de fenol y de tetracloruro de carbono. Kalumuck and Chahine (2000) utilizan la CH en chorros para oxidar compuestos orgánicos en agua. Kim and Wang (2003) y Mason et al (2004) son, solamente, dos ejemplos del uso de US para remover petróleo y sustancias químicas, respectivamente, de suelos contaminados. Gopinath et al (2006) estudian el mejoramiento de productos pesados del petróleo mediante su tratamiento con ultrasonidos. Flores et al (2004) logran la desulfuración parcial de distintos fuelóleos en un baño ultrasónico de 47 kHz; el mismo autor (comunicación privada) utiliza idéntico equipo ultrasónico para la remediación de suelos contaminados con compuestos orgánicos, y para reducir el tamaño de partículas (usadas en un proceso catalítico) de µm a nm. En 1998 existía, al menos, el proceso comercial CavOx de Magnum Water Technologies para el tratamiento de aguas y suelos contaminados, mediante una combinación de CH y reactor ultravioleta. En el mundo actual, tan atemorizado por las catástrofes anticipadas como consecuencia del cambio climático, alguien puede especular con la posibilidad de someter burbujas de CO2 a un proceso de cavitación intensa que induciría condiciones extremas de temperatura y presión, suficientes para romper la molécula de dióxido de carbono. Esta frase debe sólo tomarse como una licencia que el autor se permite en este momento del discurso. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 37 5. Historia de la sonoluminiscencia (SL) Excelentes revisiones bibliográficas y reseñas históricas aparecen en Suslick (1988), Dan (2000), Putterman and Weninger (2000) y Young (1999; 2005). Young (1999) relata que Jean Bicard en 1675 ve un halo encima del mercurio de un barómetro al transportarlo en una habitación oscura; y que Johan Bernoulli en 1700 observa que el mercurio en una ampolla, en la que se hace el vacío, da una luz brillante al agitarlo; al igual que Francis Hausksbee que en 1709 reseña que cuando el mercurio en un globo con aire a presión atmosférica se agita violentamente “aparecieron muchas partículas de luz, del tamaño aproximado de la cabeza de un alfiler pequeño, muy intensas, parecidas al centelleo de brillantes estrellas”, mientras que al extraer el aire del globo “todo alrededor del mercurio apareció luminoso, no como antes, como pequeñas descargas brillantes, sino como un Círculo Continuo de luz durante ese movimiento”; más adelante, Kuttruff repite estos experimentos en 1962, haciendo el vacío en un tubo de cristal, parcialmente lleno de mercurio, que agita atrás y adelante en la oscuridad, viendo una luz débil azulada (la luz aparece en el borde en que el mercurio se une al cristal): con agitación más violenta, el mercurio forma cavidades entre el líquido y el cristal que, al colapsar, provocan pequeñas grietas. Otra curiosidad reportada por Young (1999) son las observaciones de Beccaria (1716-1781) de la emisión de luz al romper esferas de cristal en cuyo interior se hace vacío parcial; Priestley en 1769 da la siguiente explicación: “Signor Beccaria observed that hollow glass vessels, of a certain thickness, exhausted of air, gave a light when they were broken in the dark. By a beautiful train of experiments, he found, at length, that the luminous appearance was not occasioned by the breaking of the glass, but by the dashing of the external air against the inside, when it was broke”. En 1933 Marinesco y Trillat (citado en Suslick, 1988 y en Young, 1999) encuentran trazas de imágenes latentes al revelar placas fotográficas sumergidas en agua sometida a US; su explicación es que los US aceleran el proceso de revelado. En 1934 Frenzel and Schultes (citados en Suslick, 1988, y en Young, 1999) reseñan que un tal Profesor Mecke ha calculado que la energía necesaria para producir H2O2 a partir del agua 38 CÉSAR DOPAZO GARCÍA es de unos 2 eV (que es aproximadamente la energía de los fotones visibles); Mecke predice la emisión de luz al someter agua a US intensos, hecho que Frenzel and Schultes verifican experimentalmente; al mismo tiempo, demuestran que los puntos observados por Marinesco y Trillat se deben a la emisión de luz por burbujas cavitantes. Zimakov (citado en Suslick, 1988) en 1934 estudia la SL en soluciones acuosas de dicloroetanol, dicloroetano, yoduro potásico, sulfato de aluminio y NH4CNS, y concluye que la emisión se debe a descargas eléctricas entre las burbujas de vapor de agua y las paredes de cristal del recipiente. Young (1999) describe que E. Young, durante la II Guerra Mundial, a bordo de un submarino que navega por la costa de Malasia, observa, desde el puente de mando, fosforescencia a lo largo de la línea de flotación, parecida a un fuego blanco; asimismo, reporta que, también durante la II Guerra Mundial, Newby, en la costa de Sicilia, observa el agua extraordinariamente fosforescente y describe que al sumergir los remos en el agua, ésta explotaba como un fuego brillante, verde y azul, mientras que al sacarlos despedían algo parecido a gotas de metal fundido, que se desvanecían al caer al mar. La SL siempre acompaña a la cavitación y genera, por ejemplo, en mezclas de glicerina y agua, una emisión de luz débil, para cuya detección y registro se precisan fotomultiplicadores. La SL se observa en periodicidad con el campo sónico y coincide con el colapso de las burbujas. Su intensidad depende de la presión del líquido, de la amplitud de la presión oscilante de forzado, así como de su frecuencia (~ f –12), y decrece linealmente con la temperatura del líquido. En 1959 Jarman (citado en Young, 1999) obtiene una buena correlación entre la intensidad de la SL y σ2/pv que se puede variar usando tensioactivos. El papel de gases disueltos en el agua es muy determinante para la intensidad de la SL; en 1963 Hickling (citado en Young, 1999) explica esta observación en términos de la conductividad térmica de los gases: la emisión de luz de la SL se produce en el centro de la burbuja, donde la temperatura es mucho más alta que cerca de su interfase; mayor conductividad térmica de los gases en la burbuja implica menores temperaturas en el centro de la misma, debido al flujo de calor por conducción hacia el líquido. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 39 En 1961 Srinivasan and Holroyd (citados en Young, 1999) demuestran que el espectro de la SL para agua saturada con O2 sometida a 800 kHz se ajusta casi perfectamente con la curva de radiación de un cuerpo negro a 8.800 ºK; el espectro presenta un pico a 310 nm, atribuido a la emisión de luz por la transición de radicales excitados de OH. En 1971 Temple et al (citados en Young, 1999) reportan SL en forma de “pelota de bádminton”, formada por una burbuja grande de alrededor de 100 µm y otras menores que se mueven hacia ella por flujos acústicos. Gaitan et al (1992) realizan un interesante experimento, aislando en una mezcla glicerina-agua una sola burbuja, sometiéndola a oscilaciones radiales de gran amplitud, en un campo acústico estacionario a 21-25 kHz y con amplitud de la onda de presión de 1,5 bar; demuestran que la emisión de luz se origina en el centro de la burbuja, en simultaneidad con el colapso de la burbuja. Como ya se ha mencionado, Flannigan and Suslick (2005) explican la emisión de luz por la presencia de plasma en el centro de la burbuja. Young (1999, 2005) discute exhaustivamente las teorías existentes de SL (micro-descargas eléctricas, tribo-luminiscencia, balo-eléctrica, mecano-química, punto caliente, quicio-luminiscencia). 6. Apl icaciones industri ales de lo s US Shoh (en Suslick, 1988) documenta aplicaciones industriales de los US. Entre otras muchas, se pueden citar: - Limpieza de instalaciones, equipos e instrumentación, material de laboratorio, lentes fotográficas, circuitos electrónicos impresos, semiconductores, bolas de cojinetes, piezas de motores, intercambiadores de calor… - Soldadura. Esta aplicación está relacionada con la limpieza ultrasónica, dado que la cavitación remueve los óxidos sobre superficies a soldar y deja los metales limpios expuestos para su unión. - Ensayos de erosión de materiales, con un control preciso de los efectos de la cavitación sobre materiales de palas de turbinas, hélices de barcos, rodetes de bombas (especialmente, las que mueven líquidos con fracciones de presión de vapor elevadas) y máquinas hidráulicas, en general. 40 CÉSAR DOPAZO GARCÍA - Emulsi ficaci ón, evitando el uso de surfactantes o disminuyendo la cantidad utilizada. - Dispersión de só lidos, fraccionando partículas grandes y mezclándolas en concentraciones uniformes con líquidos (pigmentos colorantes, óxido de Zn, papilla de bario, insecticidas, arcilla, mica, óxidos de Ti, materiales usados en la industria del caucho y del papel…). - Filtrado, limpiando los poros de tamaños entre 1 y 100 µm, y mejorando notablemente la eficiencia de filtros metálicos o de otros materiales. - Atomización. Se pueden aplicar los US al sistema de atomización o, bien, diseñar la geometría de la boquilla para que se genere CH en las secciones de paso más estrechas, con lo que se consiguen gotas de tamaños más pequeños (el diámetro disminuye al aumentar la frecuencia del US), predecibles, y con una distribución de diámetros en rangos estrechos. Asimismo, el uso de US permite atomizar líquidos de alta viscosidad que, en general, no se pueden emplear con boquillas convencionales. Se ha ensayado la atomización ultrasónica con fuelóleo, metales fundidos, vidrio, entre otros. - Crecimiento de cristales, exponiendo soluciones sobresaturadas a US para lograr acelerar el proceso de cristalización y obtener cristales más pequeños y de tamaño controlable, especialmente en la industria farmacéutica. - C ristalización de mezclas fundidas, consiguiendo velocidades de cristalización más altas durante la fase de cristalización, con una estructura más fina del material solidificado. Los US en el rango 20-30 kHz son los más eficientes (la rotura de cristales grandes por el colapso intenso de burbujas cavitantes podría ser la causa). Se ha probado con metales fundidos para mejorar su ductilidad, resistencia al impacto, y características de alargamiento, así como con diversas aleaciones, zeolitas y otros sólidos - Desgasificació n de líquidos, como bebidas carbónicas, cerveza, líquidos para revelado fotográfico… - Unión de plásti cos. Aplicación introducida comercialmente en 1963, y utilizada, entre otras industrias, en electrodomésticos, carcasas de radios y televisores, cámaras fotográficas, fundas de CD y DVD, juguetes, manufactura textil, y, en general, en aquellas que utilizan materiales termoplásticos. - Unión de metales. Se ha usado desde comienzos de la década de 1960 para aplicaciones en las que la soldadura convencional no es apli- ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 41 cable; la soldadura con US tiene lugar a temperaturas relativamente bajas y es recomendable para metales que pueden experimentar transformaciones que afecten a su aplicación como consecuencia de las altas temperaturas de la soldadura convencional. - Confo rmado de metal es, reduciendo las tensiones en el proceso y mejorando el acabado superficial. - Mecani zado de materiales duros y quebradizo s, como cerámicas, ferritas, cristal y piedras preciosas. Normalmente, se interpone un lodo abrasivo, de carburo de boro o de silicio u óxido de aluminio, entre el generador de US y el material. - Corte de metales. Operaciones de corte en presencia de US consiguen una reducción de los esfuerzos generados, velocidades de cortes más elevadas, y mejor acabado superficial. En la tecnología de corte de materiales con chorros de alta velocidad, la cavitación puede tener, también, un papel importante (Lichtarowicz, 1972; citado en Young, 1999). - Ensayo s de fatiga, aparte de resultados directos de resistencia a la fatiga, las pruebas con US permiten obtener resultados relativos a más bajas frecuencias en mucho menos tiempo. Se ha probado, por ejemplo, la resistencia a la fatiga de adhesivos. - Curado, para acelerar reacciones endotérmicas en epoxy. - Coagulación, por ejemplo, para aglomerar partículas suspendidas en gases y eliminarlas de las emisiones de plantas industriales. - Desespumado, pasando, por ejemplo, los envases de las bebidas bajo un sonicador de alta intensidad antes de cerrarlos. - Secado, de alimentos o productos farmacéuticos. En reacciones heterogéneas entre un sólido y un líquido aparecen problemas debido a la pequeña área de superficie activa del sólido, al recubrimiento de ésta por capas de óxido o impurezas, a la velocidad de difusión de especies hacia y desde la superficie sólida y a la deposición de productos que inhiben el progreso de otras reacciones. Las aplicaciones relativas a estos sistemas se centran en: - Preparación de metales activados por reducción de sales metálicas, precipitación de catalizadores de óxidos metálicos (Co, Mn, Cr), impregnación de soportes con metales o haluros metálicos. -Preparación de soluciones metálicas activadas, de compuestos organo-metálicos, generación in situ de organoelementos para reacciones de SQ en las que intervienen metales. 42 CÉSAR DOPAZO GARCÍA -Pirólisis en aerosoles para formación de láminas delgadas o partículas pequeñas, tratamiento de superficies sólidas, preparación de coloides (Ag, Au, CdS) -Micromanipulación para transporte, concentración y fraccionamiento de materiales pulverulentos con pequeño tamaño de grano, intercalado de moléculas entre capas de sólidos inorgánicos receptores, litografía avanzada asistida por US, chapado e impregnación sin usar electricidad. En el procesado de alimentos se usan US en mezcla, triturado, extracción, cristalización, desespumado, precipitación de partículas/aerosoles, oxidación… Las burbujas cavitantes tienen un importante papel, por ejemplo, en la homogeneización de leche. Young (1999) describe curiosidades culinarias: al batir clara de huevo se produce cavitación, con formación masiva de burbujas; si el batido se hace en un recipiente de cristal, el producto tras 10 minutos tiene un aspecto granulado y seco, debido a que la interfase de las burbujas es débil y éstas explotan con facilidad ; mientras que, si se bate en un recipiente de cobre se mantiene duro y suave después de 20 minutos, como consecuencia de la reacción de la albúmina de la clara con trazas del metal para formar un compuesto químico que estabiliza la burbuja. Young (1999) reporta, asimismo, actividades en Japón para el desarrollo de lavadoras y lavavajillas ultrasónicos y describe cómo los “jacuzzi” producen su acción de hidromasaje como resultado de chorros de alta velocidad, mezcla de agua y burbujas. 7 . Curiosidades sobre cavitación en la Natural eza Son frecuentes las referencias a casos curiosos en los que la cavitación es la base de un hecho documentado en la Naturaleza. Young (1999) reporta que el diamante se encuentra como una especie de tubo en fisuras estrechas (chimeneas diamantíferas) de la roca kimberlita, que presenta una estructura que parece indicar que nunca ha estado sometida a una elevada presión, requerida para la formación de los diamantes. Se sugiere que, cuando el magma fluido de kimberlita fluye ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 43 por el tubo de sección variable, una reducción de su sección transversal puede provocar la cavitación del CO2 disuelto en la kimberlita. Durante el colapso de las burbujas la presión sube por encima de 1.000 kbar. Se ha documentado el caso de una gamba (Alpheus heterochaelis; Lohse et al, Science, September 22, 2000), denominada en Inglés “snapping shrimp”, que podría traducirse como “gamba castañetera” o “sono-gamba” (o, más folklóricamente, como “gamba castañuelera” o “gambabomba”). Este crustáceo del tamaño de un dedo habita en aguas someras de mares tropicales, es de color verde sucio y tiene una de sus dos pinzas desmesuradamente grande, en comparación con su cuerpo, parecida a un guante boxeo y con una cavidad en su interior. Cuando la gamba cierra rápidamente su gran pinza, lanza el agua contenida en la cavidad, con una velocidad de hasta 100 km/h, en forma de chorro en cuya zona de baja presión se forma una burbuja (Robert et al, 2007) o, más bien, una nube de burbujas. Al recuperar la presión exterior a la burbuja su valor normal, ésta colapsa con un ruido intenso que puede atontar, dejar sin sentido e, incluso, matar a sus presas. El ruido emitido por la gamba procede, por tanto, de las ondas de choque generadas en el colapso de la burbuja y no, como se creyó durante mucho tiempo, del choque de las dos piezas de la “pinza-castañuela”. Los investigadores usaron cámaras de alta velocidad y registradores de ruido para documentar este fenómeno que dura alrededor de 0,3 ms; simultáneamente, midieron el destello de luz que acompaña al colapso de la burbuja, detectando los fotones emitidos por la SL (“gamba-luminiscencia”). Colonias numerosas de “sono-gambas” producen una cacofonía que puede ayudar a los submarinos a evitar ser detectados por sónar. Leighton et al (2007) investiga la manera en que algunos cetáceos capturan sus presas. Se observa que la ballena jorobada, entre otros cetáceos, se sumerge, individualmente o en grupo, a cierta profundidad y genera burbujas que al ascender forman la pared de un cilindro. Las presas quedan atrapadas en el interior del cilindro, probablemente, por un fenómeno acústico curioso; una vez formado el cilindro de burbujas, la ballena emite sonidos característicos, los “toques de fajina” (trumpeting feeding calls), con contenido en frecuencias hasta 4 kHz (otros cetáceos emiten hasta 100 kHz para eco-localización, Au and Simmons, 44 CÉSAR DOPAZO GARCÍA 2007); debido a la distribución de la fracción de burbujas en dirección perpendicular al cilindro de burbujas, éste actúa como una guía de ondas, y por insonificación tangencial la ballena puede crear una “pared sonora” y una zona de calma interior. Si los peces se aproximan a las paredes, se asustan con el sonido intenso; la respuesta colectiva de los peces es posicionarse en el interior del cilindro, lejos de las paredes, lo que facilita la tarea de la ballena , que sólo tiene que abrir la boca y ascender por el interior de la “trampa sónica”. Minnaert (1933) argumenta que se sabe muy poco “sobre el murmullo del arroyo, el rugido de la catarata, o el zumbido del mar” y realiza un ingenioso experimento. Inyecta burbujas en un depósito y determina su volumen y su frecuencia natural de oscilación. La última la mide “de oído”, ayudándose con un diapasón (admite errores de 1/5 de tono). Estima de esta sencilla manera que el producto de la frecuencia por el radio de la burbuja se mantiene constante y, en condiciones normales de ensayo, el valor de la misma es del orden de 3 m s-1. Leighton (1994) presenta registros de hidrófonos y espectros para diferentes arroyos y cursos de agua, con firmas distintivas para cada uno de ellos; documenta, asimismo, la dinámica de burbujas en el océano, su formación, su distribución de tamaños, el flujo de gases atmósfera-océano por ingestión seguida de disolución de aquéllos, la influencia de las burbujas en la velocidad de propagación del sonido y su emisión acústica, que actúa como ruido de fondo que se debe conocer para usar los datos del sónar con precisión. Leighton (2004) compara espectros de emisión acústica de arroyos y de las cascadas de metano en la atmósfera de Titan, la luna más grande de Saturno. Sugiere que la cavitación y los fenómenos asociados a ella se pueden utilizar en técnicas de exploración espacial y de diagnóstico en el sistema terrestre tierraocéano. Leighton (1994) dedica una extensión importante de su libro al estudio del sonido de la lluvia sobre superficies líquidas, como mares, ríos o estanques (pp. 220-243), con muchas referencias bibliográficas. Varios investigadores han medido los espectros de la emisión acústica de la lluvia en diversos lugares de la Tierra. Sorprendentemente, los distintos espectros presentan un pico de emisión alrededor de 14 kHz, con evoluciones ligeramente diferentes a ambos lados del máximo. El mecanis- ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 45 mo común que explica esta peculiaridad es la ingestión de aire para formar una burbuja, tras el impacto de las gotas sobre la superficie del mar, de los ríos o de los embalses. Se ha documentado experimentalmente, mediante vídeos de alta velocidad, y computacionalmente, usando modelos numéricos para simular el proceso, la ingestión de aire que sigue al impacto de la gota sobre una superficie libre y el mecanismo de excitación. Se analiza, también, el efecto de las olas y de la velocidad del viento. 8. La cavi taci ón en Biolo gía y Medici na Frizzell (pp. 287-303) y Ter Haar (pp. 305-320) (citados en Suslick, 1988), Leighton (1994, 2004)), Young (1999) y Brennen (2003, 2006, 2007) presentan revisiones excelentes sobre la omnipresencia de la cavitación en el mundo de las plantas, de los insectos, de la Biología, en general, y de la Medicina. Hutton (1972) describe la controversia entre los botánicos acerca del mecanismo por el que la savia bruta sube por el xilema a la parte superior de los árboles. Por algún tiempo se piensa que la savia no puede subir más de 10 metros (10 m de columna de agua equivalen a la presión atmosférica), lo que implica que no pueden existir árboles más altos de 10 m. Si la savia sube por encima de esa altura, debe estar sometida a tensión, cosa que parece imposible hasta Euler o, incluso, hasta final del siglo XIX; en 1960 se zanja la cuestión de una manera pragmática: Un tirador de elite dispara a las ramas más altas de las sequoias, de más de 100 m de altura, en Sierra Nevada, California; en cuanto las ramas cortadas llegan al suelo se mide la presión de la savia en ellas, encontrándose tensiones (presiones negativas) de alrededor de 15 bar. Hölttä (2005) reporta que las superficies de transpiración de las hojas generan las fuerzas necesarias para succionar el agua desde el suelo a través del xilema, y que, a menudo, la presión de agua en el flujo de transpiración es menor que la presión de vapor; este flujo es, por tanto, proclive a la formación de burbujas de vapor de agua; cuando en algunos conductos se forman burbujas quedan bloqueados y no circula la savia por ellos. Estos conductos, con “embolias”, pueden recuperarse si la transpiración aumenta y es capaz de succionar las burbujas, restableciendo la circulación xilema-floema. 46 CÉSAR DOPAZO GARCÍA Young (1999; p. 394) describe estudios realizados por otros autores sobre el efecto de US sobre las raíces de plantas: daños en cebollas con 3,3 W/cm2, a 0,8 MHz, durante 2 minutos, y en habas con 16 W/cm2, 1,0 MHz, durante 5 min. La planta de agua Elodea experimenta cambios en sus estructuras celulares al exponer sus hojas a US pulsados de 1 MHz y una amplitud de presión oscilante de 6 bar. La velocidad de crecimiento de guisantes y de las habas se puede reducir a la mitad al someterlos durante 10 minutos a 2,3 MHz con 10 W/cm2. Reporta, asimismo, los experimentos sobre la emisión de sonido por plantas de rosas y patatas, indicando que necesitan agua; un micrófono registra el ruido, que se digitaliza y procesa; el ruido se genera cuando el agua en los canales de las plantas se ve sometida a tensión bajo la presión de succión causada por la falta de agua; se forman burbujas que, al colapsar, emiten los citados sonidos. Al regar las plantas desaparecen estos fenómenos. Young (1999; p. 394) reporta que las larvas de Drosophila melanogaster se ven afectadas por pulsos de 1 µs de 2 MHz, repetidos cada 1ms (típicos de los US para diagnóstico en Medicina), cuando la amplitud de la oscilación de presión supera 6 bar; asimismo, se han detectado anormalidades en su desarrollo al someter sus huevos a US de baja intensidad y alta frecuencia (Suslick, 1988; p. 297). Se sugiere, también, el uso de US para matar a la Drosophila. Algunas pruebas indican que el mecanismo de daño no es térmico, y está asociado a la dinámica de burbujas de gas en la tráquea de las larvas. Young (1999; p. 393) describe cómo células en suspensión o en fluidos corporales, que contienen pequeñas burbujas, se ven sometidas, bajo el efecto de US, a flujos acústicos, cuyas velocidades de deformación pueden dañar las membranas, por ejemplo, de glóbulos rojos; las células están, también, sometidas a fuerzas acústicas producidas por la onda forzadora y por la burbuja pulsante, que provocan que se amontonen sobre la superficie de la burbuja, dejando un anillo esférico adyacente vacío. Al someter patas de cobayas a US de entre 80 y 680 W/cm2 y 0,75 MHz se detectan burbujas mayores de 10 µm, creciendo el tamaño y la concentración al aumentar la intensidad; estos estudios demuestran que US de intensidad relativamente baja pueden provocar efectos secundarios potencialmente peligrosos en animales in vivo. Para evitar estos daños y, además, por la dificultad de visualizar burbujas en tejidos ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 47 animales opacos, se usan a veces medios de cultivo transparentes. El número de células supervivientes de la bacteria Escherichia coli, sometida a US de 1,5 MHz y 3,5 W/cm2, decae exponencialmente con el tiempo de exposición, debido a la cavitación en el medio. Los US pueden destruir células de levadura, bacterias y virus; se piensa que, o las propias bacterias pueden actuar como núcleos de cavitación o que el H2O2, generado durante la cavitación, oxida la superficie de la bacteria, produciendo zonas débiles, que pueden romperse al someterla a velocidades de deformación elevadas. Suslick (1988; p.292) reporta resultados de exponer células en suspensión en un tubo a US con un patrón de ondas estacionarias; las células de ratón soportan mejor los US cuando se gira el tubo; fibroblastos del pulmón de hámsters chinos soportan bien US de intensidad moderada. Moléculas grandes de ADN se pueden degradar por altas velocidades de deformación inducidas en su entorno por la dinámica de la burbuja. Al someter a US de 20 kHz glóbulos rojos de perros en el entorno de una burbuja de 250 µm se observa su hemolisis por esfuerzos cortantes elevados debidos a los micro-flujos acústicos inducidos alrededor de la burbuja. Young (1999; p. 394) reporta estudios en la literatura del efecto de US sobre linfocitos humanos y sobre eritrocitos de ranas, pollos y ratas. Suslick (1988; p. 298) hace lo propio para cavitación en el interior de trozos de músculo de vaca, hígado y cerebro de gatos…También, hace referencia a la paraplejia y a las heridas hemorrágicas inducidas en la columna vertebral de ratas por US de 25 a 50 W/cm2. En Medicina los US se utilizan para diagnóstico o con fines terapéuticos. Szabo (2004), Everbach (2007), Krembau (2007) y García-Barreno (1997) presentan buenas introducciones al uso de US para diagnóstico. Ter Haar (en Suslick, 1988, pp. 305-320) describe los posibles mecanismos de interacción de los ultrasonidos con distintas partes del cuerpo humano; la generación de calor, los flujos acústicos con altas velocidades de deformación, y las altas presiones y temperaturas alcanzadas en el colapso de las burbujas, con generación de radicales y especies oxidantes, aparecen en primer lugar. Se hace una interesante enumeración semicuantitativa indicando que la intensidad de cavitación aumenta con 48 CÉSAR DOPAZO GARCÍA la intensidad acústica; y que el umbral de la cavitación se incrementa con la frecuencia del US, con la presión ambiente, con la viscosidad de la muestra, mientras que se reduce con el contenido de gas y con la temperatura de la muestra. Ter Haar reseña, asimismo, otros posibles efectos mecánicos que los US pueden producir en los tejidos del cuerpo humano; la amplitud de la onda del US, ∆p∞ = PA, su frecuencia circular, ω, la densidad del medio, ρ, y la velocidad de propagación del sonido, están relacionados con la intensidad acústica, I, la amplitud del desplazamiento de las partículas, ξ, en su movimiento oscilatorio con velocidad y aceleración características, U y a, respectivamente, por las siguientes expresiones: Algunos de estos parámetros pueden alcanzar valores realmente elevados para condiciones normales de uso de US. Leighton (1994) presenta una revisión detallada de los distintos regímenes acústicos que pueden causar daño potencial en cirugía ultrasónica, en el uso de US continuos o de pulsos del orden de ms (para usos, principalmente, terapéuticos), y para pulsos del orden de µs (principalmente, para diagnóstico). Células humanas en suspensión en medios de cultivo pueden romperse debido a la cavitación y las células en mitosis son más sensibles a los US que en otras etapas del ciclo. Se pueden inducir, también, cambios estructurales, efectos genéticos y sobre el ADN y cambios, meramente, funcionales (Ter Haar; en Suslick, 1988; p. 315). Este autor describe, asimismo, ensayos in vivo con US con fines terapéuticos en animales, incluyendo tratamiento de cáncer. Young (1999) reporta la generación de burbujas por cavitación en el sistema cardiovascular de perros con US de entre 0,5 y 1,6 MHz. Asimismo, describe que, en aviones en vuelos a gran altura, un descenso rápido de presión puede producir cavitación en el sistema circulatorio (semejante a lo que sucede en circuitos hidráulicos); el mismo fenómeno puede ocurrirles a submarinistas que, tras una inmersión a mucha profundidad, suben muy rápidamente a la superficie, debido al exceso de N2 disuelto en la sangre que abandona la solución para formar bur- ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 49 bujas. Se especula, además, que una de las posibles causas de formación de núcleos de cavitación puede ser la existencia de uranio-230 en el cuerpo humano (principalmente, en los huesos), que, al experimentar una desintegración nuclear cada tres semanas, produce un efecto similar al de la cámara de burbujas de Glaser. Las venas y arterias del cuerpo humano son conductos elásticos que experimentan un flujo pulsante movido por el corazón. Se puede generar turbulencia con diferencias importantes de presión y se pueden formar microburbujas en el interior del corazón. La cavitación puede dañar las válvulas del corazón (especialmente, de uno artificial), según Brennen (2003, 2006, 2007) por tener el colapso efectos más dañinos sobre materiales más rígidos. Se puede introducir una sonda con una guía de US en el sistema circulatorio, romper un trombo, al hacer colapsar burbujas cerca del mismo, y succionarlo (Young, 1988). La litotricia con ondas de choque o ultrasonidos, focalizados en los cálculos del riñón o la vesícula biliar (Marmottant and Higenfeldt, 2003), fracciona las piedras para facilitar su expulsión. Las roturas por ondas de choque o por US tienen aspectos muy diferentes (Brennen, 2003, 2006); en el caso de US las muestras tratadas tienen el aspecto esponjoso de haber sido sometidas a erosión por cavitación, con chorros de muy alta velocidad incidiendo sobre su superficie (Klaseboer et al, 2007). El litotritor debe ser capaz de focalizar con mucha precisión los US para evitar daño a los tejidos adyacentes (Young, 1999). Leighton (1994) analiza los regímenes acústicos para la litotricia con ondas de choque. Young (1999) y Brennen (2003, 2006, 2007) reportan investigaciones experimentales (con modelos de laboratorio a escala real) y numéricas sobre el daño causado al cerebro por golpes en accidentes; las zonas de mínima presión parecen situarse en el punto diametralmente opuesto al de impacto; es en esa zona en la que se producirá la rotura de capilares, muy probablemente, por el colapso de burbujas. Los dentistas utilizan US para romper la placa y el sarro depositados sobre las piezas dentales (Young, 1999; Leighton, 1994); de nuevo, el colapso de burbujas cerca de la superficie de dientes o muelas es el responsable de este fenómeno. 50 CÉSAR DOPAZO GARCÍA La cirugía ocular por Phacoemulsification utiliza la cavitación, por ejemplo, en operaciones de cataratas; la sonda se inserta en el ojo, con producción de burbujas que separan la lente deteriorada, que se elimina por succión; a continuación, se introduce la lente artificial doblada y se despliega in situ (Brennen, 2003, 2006). En operaciones de desprendimiento de retina se inyecta en el globo ocular una burbuja de aire con 20% de SF6 (Young, 1999). La sonolipolisis (como alternativa a la liposucción), los nebulizadores ultrasónicos, o la sonoforesis (inducir la apertura de los poros de la piel para favorecer la administración subcutánea de medicamentos) son otros, entre muchos, ejemplos de actualidad de la aplicación de los US. 9 . Trabajo de investigación aplicada en el AMF de l a UZ 9.1 Experimental En 1998 se comienzan, por encargo de una empresa, estudios de evaluación de la cavitación hidrodinámica como una posible técnica para el tratamiento de agua de proceso contaminada con compuestos orgánicos. Existía en ese momento, como se ha comentado, el proceso Cav-Ox, una técnica de oxidación avanzada que combinaba cavitación hidrodinámica con radiación ultravioleta, comercializada por Magnum Water Technology. Se intentaba explorar la viabilidad de eliminar el reactor ultravioleta y desarrollar una tecnología significativamente más barata que las existentes. Las patentes y publicaciones revisadas eran lo suficientemente confusas para aconsejar abandonar el estudio, aunque dejaban un resquicio de esperanza para la CH, a semejanza de los resultados obtenidos en sonoquímica con CU. Con mínimos conocimientos del proceso se diseñó un bucle hidrodinámico con un Venturi (Figura 3). Dos ramas alternativas de metacrilato y acero inoxidable permitían o visualizar la formación de nubes de burbujas en torno a la garganta de la tobera y su colapso en el difusor, o bien, someter agua con compuestos orgánicos añadidos a condiciones de cavitación intensa. Un obús desplazable permitía variar la geometría del Venturi en la rama de acero inoxidable. Se usaron, entre otras sustancias químicas, tolueno y dodecano en muy bajas concentraciones ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 51 Figura 3. Bucle de cavitación hidrodinámica del AMF de la UZ. Figura 4. Eliminación de Tolueno por cavitación hidrodinámica (Bruned, 2000). como compuestos orgánicos para la contaminación controlada del agua. Las curvas de la Figura 4, de eliminación de tolueno (%) en función del tiempo de recirculación en el bucle, determinadas por el grupo de Química Analítica de la UZ, son representativas de los resultados obtenidos. Las 52 CÉSAR DOPAZO GARCÍA distintas curvas de evolución corresponden a distintos parámetros de operación del bucle. Se obtuvieron resultados similares con dodecano. Estos resultados, sin lugar a dudas, espectaculares, animaron a diseñar, no sin cierta precipitación, un bucle a escala semi-industrial para la empresa interesada. El caudal y la presión máximos eran 40 m3/h y 12 bar, respectivamente, y su coste casi 30 veces el del de la Figura 3. Lamentablemente, los ensayos en este nuevo bucle se midieron por fracasos. En un intento de continuar la línea de investigación iniciada en el pequeño bucle del AMF, se volvió a ensayar con estiércoles líquidos (purines) de ganado porcino, bajo contrato con un organismo público. Se dedicó una atención especial a la eliminación de amoníaco, con resultados que variaban entre 10 y 50 %. Aunque los resultados eran esperanzadores, lo distintivo de los mismos era su irrepetibilidad bajo las mismas condiciones macroscópicas de ensayo. Esto orientó decididamente la actividad del grupo hacia la modelación y computación del proceso de cavitación, tanto hidrodinámica como ultrasónica, en un intento de comprender los fundamentos y parámetros de control, con subvenciones meramente simbólicas de fondos públicos. Pensando que, tras un año de computación, se conocían los principios básicos, se acometió el diseño de un segundo bucle de cavitación para un organismo público. La tobera convergente-divergente, esencialmente bidimensional, permite la visualización con fácil acceso óptico para medida. Las mejoras con respecto al bucle semi-industrial son significativas, aunque lejos de las condiciones óptimas de operación (Arrojo, 2007). Probablemente, la dificultad para controlar la CH ha motivado el interés por la CU con patrones, sólo ligeramente, más repetibles. Se han realizado ensayos con ultrasonidos en el rango de 20 a 1.300 kHz, diferentes potencias por unidad de superficie, en varias geometrías y para diversas aplicaciones. En la actualidad se están tratando ultrasónicamente muestras de algunos líquidos muy viscosos, y analizando su efecto sobre las propiedades de los mismos. Existe en el mercado alguna tecnología en proceso de demostración que anuncia, ante justificadas dudas, reducciones significativas en el contenido de azufre de crudos de petróleo (Sulphco, 2003). Algunas patentes (Selivanov, 2004) reivin- ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 53 Figura 5. Espectro de emisión acústica en un ensayo de CH. Figura 6. Registro en vídeo de corrientes acústicas (acoustic streaming) de burbujas. dican tecnologías que reducen el porcentaje de las fracciones pesadas del petróleo. Jiménez-Fernández and Crespo (2005) estudian la oscilación de burbujas en fluidos viscoelásticos. El espectro del ruido generado por la nube de burbujas en CU o CH (Figura 5) es una guía útil para estimar la intensidad del colapso. La visualización y registro con cámaras de vídeo de alta velocidad, así como el uso de técnicas ópticas de diagnóstico (difractómetro de luz laser para medida de tamaño de burbujas, o PIV) tienen un valor inestimable para una caracterización más precisa del fenómeno de cavitación. Una foto instantánea de una película de vídeo de las corrientes acústicas de burbujas inducidas por un generador de ultrasonidos de alrededor de 40 kHz se muestra en la Figura 6. 54 CÉSAR DOPAZO GARCÍA 9.2 Modelos y computación Los fracasos en el escalado de los bucles de cavitación fueron la motivación principal para iniciar una intensa actividad en modelos de CU y CH y en su simulación numérica. Inicialmente, los modelos suponían variables uniformes (presión, temperatura, densidad, concentración de especies químicas) en el interior de una burbuja aislada con simetría esférica en un líquido infinito (Gong, 1999). La burbuja se comportaba como un microrreactor con sus variables termoquímicas función del tiempo, con una cinética química de 26 reacciones elementales para H2, O2, vapor de agua y Ar. La ecuación de Rayleigh-Plesset se añadía para la determinación de la evolución temporal del radio de la burbuja, ligando la presión forzadora en el infinito con la presión en el interior de la burbuja. Varios informes recogen estos trabajos de solución del sistema de ecuaciones diferenciales ordinarias (Chapron, 2000; Arrojo, 2002). Las limitaciones evidentes de los modelos anteriores generaron la necesidad de incluir en los mismos la variación radial de las variables, tanto en la burbuja como en el líquido. A partir de las ecuaciones generales del ANEXO I se desarrollaron dos modelos para la computación de la dinámica de una burbuja individual con simetría esférica en un líquido infinito (compuesta por vapor de agua y una mezcla de gases reactivos o inertes). El primero (M.I) combina las ecuaciones de continuidad y cantidad de movimiento en el líquido para deducir una ecuación de Rayleigh-Plesset generalizada (ANEXO II) que incluye compresibilidad y transferencia de masa por evaporación y condensación a través de la interfase; asimismo, consideran variaciones radial y temporal de cada variable en las ecuaciones de conservación de masa, cantidad de movimiento, energía y especies químicas en el interior de la burbuja, así como en la ecuación de la energía para el líquido circundante. El segundo modelo (M.II) considera la densidad del líquido función de la presión y la temperatura e incluye dependencia radial de cada variable en todas las ecuaciones de conservación, tanto para la burbuja como para el gas; se supone que las especies son inertes y, por tanto, no intervienen en reacciones químicas, y que la transferencia de masa a través de la interfase es despreciable (lo que parece ser una buena aproximación para frecuencias forzadoras elevadas); la condición de contorno en el infinito (muy lejos del centro de la burbuja) se puede imponer a una distancia, R∞, finita en el modelo M.II. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 55 Una formulación ALE (Arbitrary Lagrangian Eulerian) mitiga los problemas de inestabilidad de los términos convectivos (Fuster, 2007). La integración temporal utiliza un método con control adaptativo de paso de 5º orden que supervisa el error local de truncado (Fuster, 2007). Se emplea un método semidiscreto y estabilizado de elementos finitos para la solución de las ecuaciones. Lee et al (2007) utilizan el método de elementos de contorno. Existen modelos similares, aunque menos completos, en la literatura (Akhatov et al, 2001; Gol’dshtein et al, 1998; Yasui, 1997; Sochard et al, 1997, 1998; Lin et al, 2002; Xu et al, 2003; An and Ying, 2005;Yasui et al, 2005). Algunos de los resultados que se presentan a continuación han sido publicados (Fuster et al, 2007.a, 2007.b; Hauke et al, 2005, 2007) o están en proceso de preparación. Se ha diseccionado la dinámica de una burbuja en la Figura 7. Se distinguen las siguientes etapas: Expansión (I) Como consecuencia de la disminución de la presión forzadora en el líquido, la burbuja se expande y desplaza el líquido en dirección radial, comunicándole cantidad de movimiento y energía cinética. Una burbuja pequeña sigue la onda forzadora más fácilmente, al tener que desplazar Figura 7. Etapas de la dinámica de una burbuja. 56 CÉSAR DOPAZO GARCÍA una masa de líquido pequeña en comparación con una burbuja mayor. Existe una velocidad óptima de expansión. El tiempo característico de expansión de la burbuja es proporcional a su tamaño. Si la burbuja es mayor que un tamaño crítico, su tiempo característico de expansión es mucho mayor que el de la onda de presión forzadora (inversamente proporcional a su frecuencia); en este caso, la burbuja no tiene tiempo suficiente para alcanzar una velocidad de expansión significativa, durante el cuarto de período de presión reducida, y se puede considerar “congelada”, sin expansión apreciable. El número de Mach en el líquido durante esta etapa es del orden de 10-3, por lo que se puede considerar estrictamente incompresible. Los números de Reynolds y de Eckert en el líquido son del orden de 104 y 10-4, respectivamente, pudiendo despreciarse los esfuerzos viscosos en la ecuación de cantidad de movimiento (excepto en una capa límite próxima a la burbuja) y la disipación viscosa en la ecuación de la energía. Los números de Strouhal y Euler del líquido son ambos del orden de 104; las fuerzas de presión producen una aceleración temporal del líquido en dirección radial. El número de Reynolds de la burbuja es del orden de 10-2, con lo que el flujo está dominado por la viscosidad; las fuerzas viscosas equilibran a las de presión. El número de Eckert es del orden de 10-3 o 10-4, con lo que la disipación viscosa puede despreciarse en la ecuación de la energía. La evaporación/condensación en la interfase es, generalmente, pequeña. D e ce l e r a c i ó n ( I I ) Cuando la presión forzadora alcanza su valor mínimo y comienza a crecer, el líquido que rodea la burbuja ha adquirido cierta energía cinética y, debido a su alta densidad en comparación con la burbuja, posee una inercia significativa. Esto hace que la burbuja, a pesar del aumento de la presión exterior, siga expandiéndose con una velocidad decreciente que, finalmente, se anula. El tiempo característico de esta fase depende de la energía cinética alcanzada por el líquido durante la expansión previa; el radio de la burbuja y la velocidad de la interfase son las variables determinantes. Una burbuja pequeña desplaza un volumen pequeño de líquido, con velocidades relativamente pequeñas; la energía cinética alcanzada por el líquido en la etapa I es pequeña y el aumento de la presión forzadora detiene fácilmente el sistema burbuja-líquido. Una burbuja grande adquiere una energía cinética significativa al final de I., y ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 57 puede continuar su expansión durante la fase II. Cuando el tiempo característico de la etapa II es del mismo orden o, ligeramente, superior al de la presión de forzado, se obtendrá una expansión adicional importante durante esta etapa. El número de Mach para el líquido es del orden de 10-4, pudiendo considerarlo como un fluido incompresible. Los números de Strouhal, Euler y Reynolds para el líquido son del orden de 103, 102 y 10, por lo cual, como en el caso anterior, las fuerzas de presión producen una deceleración temporal a un líquido aproximadamente ideal. El número de Eckert es del orden de 10-5, pudiendo despreciar la disipación viscosa. Los parámetros adimensionales en la burbuja toman valores similares a los de la etapa I. Compresión previa (III ) Al cesar el crecimiento de la burbuja, la diferencia entre la presión creciente en el líquido y la baja presión en el interior de aquélla, induce su compresión. El tiempo característico de esta etapa de aceleración es importante. Una burbuja pequeña responde con rapidez a la diferencia de presión anterior, acelerando un volumen de líquido circundante relativamente pequeño. Una burbuja grande responde más lentamente, dado que tiene que acelerar una masa mayor de líquido; es necesario que la diferencia de presión se mantenga suficientemente alta durante un tiempo que permita la compresión de la burbuja. Esta etapa tiene una duración relativamente larga, durante la cual la temperatura y la presión de la burbuja crecen hasta valores bastante por debajo de sus valores finales, con una velocidad de la interfase creciente. El número de Mach del líquido es del orden de 10-1 a 10-2, pudiendo considerar el líquido como ligeramente compresible. Los números de Strouhal, Euler y Reynolds son, respectivamente, del orden de 104, 10-1 a 10 y mayor que 104. El líquido se puede, por tanto, tratar como ideal, con las fuerzas de presión provocando aceleración temporal y, en menor medida, convectiva. El número de Eckert es del orden de 10-3, siendo de nuevo despreciable la disipación viscosa. El número de Reynolds de la burbuja es del orden de entre 1 y 10, con lo cual se deben retener los esfuerzos viscosos en la ecuación de canti- 58 CÉSAR DOPAZO GARCÍA dad de movimiento. La velocidad característica de la interfase es del orden de 20 m/s, los incrementos de presión y temperatura se estiman como 105 Pa y 10-100 ºK, el radio de la burbuja del orden de10 µm y la duración de esta etapa del orden de 10 µs. I mplosión/C olapso (IV) Cuando se alcanza alta velocidad negativa de la interfase, el líquido que rodea la burbuja adquiere una energía cinética alta. Incluso si la presión en el interior de la burbuja es superior a la presión en el líquido, la inercia de éste puede seguir comprimiendo la burbuja. Cuanto más alta es la velocidad de la interfase, menores valores de Rmin/R0 (una de las posibles medidas de la intensidad de la implosión) se alcanzarán, junto con muy elevados valores de temperatura y presión. Para valores suficientemente elevados de la presión en la burbuja, ésta se comporta como una esfera rígida que frena el líquido en su movimiento radial hacia el centro de la burbuja; la sobrepresión del líquido sobre la interfase genera ondas esféricas de presión que se propagan en el sentido de radios crecientes. Este fenómeno es semejante al del golpe de ariete, cuando se cierra bruscamente una válvula en un conducto por el que fluye un líquido. El número de Mach del líquido es del orden de 10-2 a 10-1, con lo cual, para el caso presentado la compresibilidad del líquido es pequeña, aunque suficiente para que se produzcan ondas de presión. Los números de Strouhal, Euler y Reynolds del líquido son del orden de 1, 102 a 103 y 104; el líquido se comporta como fluido ideal, en el que las fuerzas de presión lo aceleran temporal y convectivamente. El número de Eckert es del orden de 10-1, empezando la disipación viscosa a tener un papel. El número de Reynolds en la burbuja toma valores superiores a 102. La densidad alcanza valores de 100 kg/m3 y la velocidad de la interfase es típicamente entre 10 y 100 m/s. Los picos de presión y temperatura son del orden de 107 Pa y 103 ºK. En un colapso intenso las burbujas pueden romperse (Brennen, 2002). Rebotes y ondas de presión en el líquido (V) Para los casos en que se producen implosiones intensas, el desequilibrio de presión entre la burbuja y el líquido (con el sistema de ondas generadas a partir de la interfase) hace que la burbuja sufra una serie de rebotes sucesivos. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS Figura 8. Fracción molar de radicales hidróxilo en funciones de r y t. 59 Figura 9. Fracción molar de hidrógeno atómico en función de r y t. El modelo M.I permite, por ejemplo, usando la cinética química del ANEXO III, obtener las concentraciones de radicales en el interior de la burbuja y en la interfase. Las Figuras 8 y 9 muestran que las concentraciones de radicales OH y H son mayores en el centro de la burbuja que cerca de la interfase y que esos radicales se generan cerca de la implosión, debido, sin duda, a las altas temperaturas; los radicales OH actuarán sobre los compuestos volátiles que alcancen el centro de la burbuja, oxidándolos eficazmente. La fracción molar de OH es alta, incluso cuando solamente se incluyen reacciones de disociación del vapor de agua. Las condiciones iniciales de esta simulación son YAr = 0,479, YH2O = 0,021, YO2 = 0,491,YH2 = 0,009, y R0 = 19,3 µm, con ∆p∞ = 1,2 bar y f = 22,3 kHz. Los procesos de reacción pueden, también, generar importantes gradientes de presión; no es aplicable, por tanto, la hipotesis tradicional, usada en la mayor parte de los modelos de cavitación, que supone presion constante en el interior de la burbuja. En la Figura 10 se representa la evolución de la presión, tanto en el centro de la burbuja como en la interfase; la presión en r = 0 Figura 10. Variación temporal de la presión en el centro y en la interfase de la burburja. Calor de reacción en función del tiempo. 60 CÉSAR DOPAZO GARCÍA Figura 11. Presión máxima alcanzada en la implosión sin y con transferencia de masa. y en r = R(t) toma valores casi idénticos durante las etapas I y II; sin embargo, a partir de la etapa III las difrencias son grandes, indicando la presencia de importantes gradientes de presión, con generación de ondas en el interior de la burbuja; la diferencia máxima de presión entre el centro y la interfase es del orden de 3.000 bar, con presiones máximas en el centro de alrededor de 5.000 bar.También se incluye el calor de reacción generado en el centro dela burbuja, qv. El modelo de Hertz-Knudsen-Langmuir (Ecuación (I.14.a)) de transferencia de masa permite estudiar el efecto de este proceso sobre la dinámica de la burbuja. En la Figura 11 se comparan las presiones máximas alcanzadas durante la implosión sin y con transferencia de masa, para distintas frecuencias. A frecuencias bajas (f < 100 Hz) la dinámica de la burbuja está controlada por los procesos de transferencia de masa, pero no se producen implosiones de las burbujas. A frecuencias altas (f >_ 100 kHz), la dinámica de la burbuja está controlada por la inercia del gas y los procesos de transferencia de masa no son importantes. Para frecuencias intermedias, la transferencia de masa tiene una gran importancia a la hora de predecir la intensidad de la implosión. El coeficiente de acomodación, β, usado tiene una gran importancia en las condiciones alcanzadas en el interior de la burbuja (Gumerov et al, 2001). A frecuencias del orden de 1.000 Hz, en función de β se van a observar o no implosiones. Se ha tomado el valor β = 0,35 para los cálculos con transferencia de masa presentados. Con el modelo M.II se pueden predecir las condiciones alcanzadas en el líquido en las proximidades de las burbujas. En la Figura 12 se aprecia ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 61 Figura 12. Curvas isobaras en función de r y t. La línea gruesa indica la posición de la interfase, R(t). que a una distancia de la interfase del orden del radio de la burbuja, las presiones en el líquido son similares a las del interior de la burbuja. A distancias mayores, se puede detectar todavía el importante efecto de las ondas de presión emitidas por la burbuja. Los parámetros de la simulación son R0 = 20 µm, ∆p∞ =1,1 bar y f = 26 kHz. Con M.II se puede, asimismo, obtener el tiempo característico de implosión en función del radio de la burbuja para distintas frecuencias (Figura 13). El tiempo de implosión se define como el tiempo que emplea una burbuja en equilibrio con su entorno en alcanzar su radio mínimo, con ∆p∞ =1 bar y un presión ambiente de 3.000 Pa. Ésta es una estimación del tiempo que la burbuja debe permanecer en la zona de alta presión para colapsar. El tiempo de implosión es mínimo para un pulso de presión, siendo, aproximadamente, timp ≈ 0,1 R0; para frecuencias bajas el tiempo de implosión aumenta, mientras que para frecuencias elevadas es similar al Figura 13. Tiempos de implosión en función del radio de la burbuja para diferentes frecuencias de forzado. 62 CÉSAR DOPAZO GARCÍA Figura 14. Presión y temperatura máximas en la implosión en función del radio de la burbuja y de la frecuencia de forzado. del correspondiente a un escalón o pulso de presión. Un mapa completo de la intensidad de la implosión (medida por valores máximos de presión y temperatura) en función de la frecuencia ultrasónica de forzado y el radio de la burbuja, para ∆p∞ =1 bar, se presenta en la Figura 14. Una burbuja con timp >> 1/f no tiene tiempo de colapsar bajo la variación de presión y sólo se verá ligeramente perturbada por la onda de presión forzadora. Una burbuja pequeña, con timp << 1/f, sigue fácilmente la variación de presión externa impuesta y oscila con el líquido sin implosionar. Por tanto, para: - R0 f << 1 m s-1, la burbuja sigue la onda de presión forzadora sin colapsar intensamente. - R0 f >> 1 m s-1, la burbuja experimenta sólo pequeñas perturbaciones. - R0 f ~ 1 m s-1, la burbuja implosiona intensamente. Para este último caso, los máximos de presión se obtienen para burbujas pequeñas, mientras que las burbujas grandes favorecen las altas temperaturas. Esto se debe a que en las burbujas pequeñas los gradientes de temperatura y, por tanto, el flujo de calor por conducción son más elevados. Es importante recordar que algunos de estos resultados se obtienen al imponer un pulso de presión. En cavitación ultrasónica, los pulsos de presión se inducen por vibración de las paredes. Si la burbuja no está sufi- ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 63 Figura 15. Evolución temporal de la temperatura en el centro de la burbuja y del radio de la misma obtenidas con el modelo M.II, imponiendo condiciones de contorno de oscilación de presión o de velocidad, y con el modelo M.I de Rayleigh-Plesset. cientemente alejada de la pared vibratoria, la implosión va a ser mucho más débil. En la Figura 15 se muestra la temperatura en el centro de la burbuja y el radio en función del tiempo imponiendo condiciones de contorno en la presión o en la velocidad para el modelo M.II y utilizando la ecuación de R-P con el modelo M.I. Los parámetros de la simulación son R0 = 20 µm, ∆p∞ = 1 bar, f = 25 kHz; las condiciones de contorno para la presión o para la velocidad se imponen en R∞ = 1 mm. En ausencia de burbuja se establecen en el recipiente esférico de radio, teóricamente, infinitos campos de presión y velocidad que la presencia de ésta modifica hasta un cierta distancia. Si R∞ es menor que esa distancia, las condiciones de presión o de velocidad impuestas tendrán una influencia importante en la dinámica de la burbuja. En este caso R∞ / R0 ≈ 50. Imponer condiciones de contorno en la presión produce resultados parecidos a los obtenidos con la ecuación de R-P. Sin embargo, cuando se especifica la velocidad los resultados son muy diferentes; la cercanía de una pared oscilante restringe el movimiento del líquido circundante de la burbuja, alcanzándose velocidades de implosión significativamente menores, por lo que no se producen colapsos intensos. Cuanto menor es la frecuencia, 64 CÉSAR DOPAZO GARCÍA Figura 16. Variación de la intensidad de la implosión, Rmin/R0, en función de la viscosidad dinámica del líquido, sin y con transferencia de masa. Figura 17. Variación de la intensidad de la implosión, Rmin/R0, en función de la temperatura del líquido, sin y con transferencia de masa. mayor es la zona de interacción de la burbuja Se ha realizado un análisis de sensibilidad (con el modelo M.I) a variaciones de los distintos parámetros del proceso (radio inicial de la burbuja, frecuencia y amplitud de la onda de presión forzadora, propiedades del líquido y del gas de la burbuja, temperatura y presión del líquido, tensión superficial). La Figura 16 presenta la intensidad de la implosión, medida por la relación Rmin/R0, en función de la viscosidad dinámica del líquido; valores superiores a 0,01 kg/m· s inhiben implo- ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 65 siones intensas, con escasa influencia de la transferencia de masa. En la Figura 17 se ve la influencia de la temperatura del líquido en la violencia de la implosión; la transferencia de masa tiene una gran importancia en este caso; al aumentar la temperatura del líquido la burbuja implosiona o no dependiendo de que se tenga en cuenta o no la transferencia de masa. 10. Trabajo futuro - Continúan los trabajos de investigación para caracterizar el proceso de transferencia de masa por evaporación/condensación a través de la interfase líquido-burbuja, para evaluar los parámetros adimensionales relevantes en cada una de las etapas de la dinámica de una burbuja, para analizar el campo de presión en el líquido compresible en torno a una burbuja y para definir de una manera rigurosa la zona de interacción de una burbuja con las que la rodean. - Como se ha visto, la hipótesis de simetría esférica a lo largo de toda la evolución de la burbuja es demasiado restrictiva. Se deben desarrollar modelos 2-D y 3-D, bi- y tri-dimensionales, que consideren una evolución asimétrica de la burbuja; esto permitiría simular la eyección de micro-chorros líquidos en la fase final del colapso de la burbuja, que generan velocidades de deformación muy elevadas y pueden actuar sobre estructuras de tamaños del orden de unas pocas micras. - En las aplicaciones, tanto de laboratorio como en plantas industriales, no se forman burbujas aisladas sino nubes de burbujas que interaccionan fuertemente. Se debe avanzar en los estudios para la definición de la zona de interacción de una burbuja con las adyacentes y con obstáculos o superficies. Asimismo, son necesarias metodologías para mejorar la formulación matemática de modelos existentes (Brennen, 2003, 2006, 2007; Delale et al, 2001), y predecir el comportamiento colectivo de nubes de burbujas, con ondas de choque fuertes o débiles en función del valor del parámetro de interacción. - El estudio experimental y computacional de flujos y micro-flujos acústicos tiene interés para diversas aplicaciones en sistemas con mezcla y 66 CÉSAR DOPAZO GARCÍA reacción química (por ejemplo, reactores químicos y biológicos). Monnier et al (1999) han utilizado el modelo LMSE, desarrollado, entre otros investigadores, por el autor de este discurso en el contexto de mezcla y reacción en flujos turbulentos (Dopazo,1994), para estudiar la mezcla inducida por flujos acústicos. Se debe explorar la viabilidad de utilizar modelos convencionales para flujos bifásicos, así como las modificaciones específicas, de ser necesarias, que habría que introducir en los modelos. - Dado que en los procesos reales de cavitación existe un rango amplio de tamaños de burbujas en forma de nubes, los métodos probabilísticos, aplicados por el autor de este discurso en otros contextos, o los métodos de Montecarlo parecen técnicas apropiadas para tratar flujos con muchas burbujas. Se pueden obtener ecuaciones de transporte, o para el número de burbujas por unidad de volumen con radio en el intervalo (R, R + ∆R), o para una función densidad de probabilidad (PDF) que incluya, como mínimo, esa información. - En los experimentos en curso se está prestando mucha atención a las recomendaciones de Crum (1995), ya reseñadas en el texto anterior. En particular, la caracterización precisa del campo acústico en CU o del campo de presión local en CH, para geometrías concretas, así como de los núcleos de cavitación presentes en los líquidos utilizados son muy importantes para lograr los efectos deseados de colapso intenso de las burbujas, para un uso más eficiente de la energía aportada al proceso, para valorar la intercambiabilidad entre CU y CS y para evaluar la posibilidad de una escalación viable de los procesos. - Un proyecto de ayuda al desarrollo, intenta combinar, por un lado, un hidrociclón, para separación de los sólidos de tamaño superior a uno prefijado, con un dispositivo sencillo y robusto de CH más una técnica sencilla de fotocatálisis, hibridados para eliminar parásitos y compuestos orgánicos. Esta instalación se usaría para tratar el agua contaminada de los ríos y se demostraría en poblados amazónicos de alrededor de 300 habitantes. La energía para bombear y circular el agua se obtendría de una pequeña placa fotovoltaica. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 67 11. Co nclusiones - De lo que antecede, se puede concluir que la ubicuidad del proceso de la cavitación, junto con el amplio espectro de posibles aplicaciones, exige un mejor conocimiento básico de muchos de los fenómenos inherentes a la dinámica de las burbujas. Aunque se han registrado avances significativos, especialmente en los últimos 50 años, el calificativo de “magia negra”, aplicado a la Sonoquímica (SQ) por el Presidente de la Sociedad Europea de SQ (Matula, 2000), es sólo una pequeña prueba de lo imperioso que resulta acometer estudios fundamentales y multidisciplinares que despejen muchas incógnitas. Sólo de esta manera se podrá aplicar y controlar la cavitación, como una herramienta útil y con resultados repetibles, en múltiples procesos industriales, biológicos y médicos. Algunos de los aspectos que se han de investigar han sido reseñado en la sección anterior. - La experiencia del autor y de sus colaboradores, mezcla de éxitos relativos y fracasos sin paliativo, demuestra que para el desarrollo tecnológico no hay atajos; en primer lugar, se han de conocer en profundidad los fundamentos científicos para aplicarlos, a continuación, en la investigación aplicada como paso previo e indispensable a la definición de una tecnología. - La relación que el estudio de la cavitación, en varias vertientes de su aplicación, ha propiciado, tanto con empresas como con Administraciones Públicas (AP), confirma el desenfoque de la I+D en España. Las experiencias cubren desde dos empresas y un Departamento de una AP que, con una inversión cero o simbólica, pretendían dominar una tecnología que el sentido común señala como prometedora e incipiente, y donde la inversión en instalaciones y equipos necesarios es muy importante. Por otro lado, la gestión y la coordinación de la I+D, tanto pública como privada, siguen siendo muy deficientes; la difusión de los resultados de proyectos de investigación para su posible explotación en desarrollos sectoriales es muy pobre. La concesión de subvenciones importantes para proyectos estratégicos o con tema prefijado a empresas sin tradición en I+D se debe calificar, como mínimo, de estrategia inoperante. - En la sección de humor, es apropiado relatar que una empresa, a la cual se presentaron las ideas del proceso para su aplicación al trata- 68 CÉSAR DOPAZO GARCÍA miento de aguas contaminadas, y de la que se esperaba un generoso contrato de investigación aplicada, ofreció la posibilidad de enviarnos agua contaminada para que pudiéramos trabajar. ¡Son, sin duda, tiempos difíciles! Por otro lado, un ingeniero alemán pretendió que un Organismo Público de Investigación subvencionara la demostración, en uno de sus edificios, de un sistema de calefacción basado en la cavitación hidrodinámica; el panfleto de su “empresa” describía, con errores, el proceso básico de la cavitación y las temperaturas de miles de grados que se alcanzan en el colapso de las burbujas; los calificativos de “español burócrata (en ese tiempo lo era y, en cierta medida, todos lo somos un poco) y subdesarrollado” con los que el ciudadano alemán, que se autotitulaba ingeniero, obsequió al autor de este discurso al negarle razonadamente cualquier oportunidad, trascienden a lo que solía denominarse “celtiberia show”, y adquiere dimensión europea. - A veces los investigadores se exceden ofreciendo resultados que no están seguros de poder obtener, o, mejor aún, que están casi seguros que no podrán lograr. En un caso como el de la cavitación, aplicada al tratamiento de agua contaminada, la situación se complica por su naturaleza pluridisciplinar, a caballo entre la física y la química. La colaboración entre dos, de las así llamadas, Areas de Conocimiento no se podría poner como un ejemplo a seguir. - Recientemente, algunos políticos propugnan y promueven la “osadía en la I+D”. Como ya se ha mencionado, el diseño y la construcción de un bucle semi-industrial de cavitación, que nunca funcionó, costó casi 30 veces más que un pequeño bucle a escala de laboratorio, que permitió, y sigue permitiendo, obtener conocimiento básico imprescindible para poder acometer, en su momento, la escalación del mismo y el desarrollo de nuevas tecnologías. La combinación de ignorancia y osadía es una mezcla nefasta, además de cara. Solamente los conocedores en profundidad de los principios básicos relativos a un proceso de ingeniería se pueden permitir ser osados. En ciencia y en cualquier actividad de la vida, los sabios pueden (¿y deben?) ser osados. La osadía está contraindicada a los necios. - El trabajo actual del autor y sus colaboradores en una aplicación industrial muy concreta de la cavitación es de carácter exploratorio. Por un lado, debido al alto riesgo del estudio, la duración inicial del proyec- ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 69 to y sus renovaciones son por períodos cortos lo, a primera vista, no parece muy positivo. Por otro lado, tanto el seguimiento de los resultados por los técnicos de la empresa como la interacción continua con los mismos son alentadores y demuestran que se habla un lenguaje, si no idéntico, muy próximo. Y termino con otro aforismo citado, también, por Bacon (1853): “Melior est finis orationis quam principium”. Gracias por su atención. Agradecimi entos Daniel Fuster y Pedro Vidal han aportado resultados y datos esenciales para la elaboración de este discurso. Guillermo Hauke y Javier Blasco han leído borradores y aportado sugerencias valiosas. Pilar Ezquerra ha sido imprescindible para la buena presentación del manuscrito. Olga Cebolla ha hecho inteligible el latín de Euler relativo a presiones negativas en líquidos. Elva Ramos y Nayra Dopazo han sufrido mi obsesión con las burbujas por un tiempo más allá de lo razonable. A todos ellos, muchas gracias. 70 CÉSAR DOPAZO GARCÍA Biblio grafía Akhatov, I., Lindau, O., Topolnikov, A., Mettin, R., Vakhitova, N. and Lauterborn, W., “Collapse and rebound of a laser-induced cavitation bubble”, Phys. Fluids 13 (10), 2805-2819 (2001). Ambulgekar, G.V., Samant, S.D. and Pandit, A.B., “Oxidation of alkylarenes using aqueous potassium premanganate under cavitation: Comparison of acoustic and hydrodynamic techniques”, Ultrason. Sonochem. 12, 85-90 (2005). An, y. and Ying, C.F., “Model of single bubble sonoluminescence”, Phys. Rev. E 71, 0363081-12 (2005). 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I.1 Ecuaciones para el líquido - Continuidad (I.1) donde, p1 (r, t), T1 (r, t), ρ1 (r, t) y u1 (r, t) son, respectivamente, la presión, la temperatura, la densidad y la velocidad radial del líquido, funciones de la coordenada radial, r, y del tiempo, t, es la derivada material, es la velocidad de las ondas de presión en el líquido, es el coeficiente de dilatación térmica del líquido. Se utiliza una ecuación de estado del tipo ρ1 = r1 (r1, T1) para el líquido. C1 y β1 son funciones termodinámicas de p1 y T1 y, en general, podrían ser funciones, también, de la composición del líquido. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 79 - Cantidad de movimiento (I.2) µ1 es el coeficiente de viscosidad dinámica del líquido. - Energía (I.3) donde cp,1 y k1 y son el calor específico a presión constante y el coeficiente de conductividad térmica, respectivamente, del líquido, ambos funciones termodinámicas de p1 y T1. Se supone que el flujo de calor por conducción obedece la ley de Fourier. qRl es el vector flujo de calor por radiación en el líquido, con es la función de disipación viscosa de Rayleigh. - Especies químicas (I.4) donde α = 1, 2, ...Ν, siendo N el número de especies químicas componentes del líquido. Yα,1 denota la fracción másica de la especie química α, y Dα,1 es su coeficiente de difusión másica; se supone que el flujo másico obedece la ley de Fick. ωα,1 es la producción química de especie α por unidad de volumen y de tiempo. 80 CÉSAR DOPAZO GARCÍA I.2 Ecuaciones para la burbuja - Continuidad (I.5) donde ρb y ub son la densidad y la velocidad radial, respectivamente, de la burbuja. - Cantidad de Movimiento (I.6) pb (r, t) es la presión en la burbuja y µb el coeficiente de viscosidad dinámica en la misma. - Energía (I.7) donde Tb (r, t) es la temperatura en la burbuja, –cp,b y kb son el calor específico promedio a presión constante y la conductividad térmica, respectivamente, de la mezcla de gases y vapor que componen la burbuja. es la entalpía específica de la especie química α, suma de la entalpía de formación, h0α a la temperatura de referencia T0, y de la entalpía sensible o térmica. cp,α,b es el calor específico a presión constante de la especie química α. es el flujo másico por difusión molecular (ley de Fick) de la especie química α. qRb es el vector flujo de calor por radiación y φv,b la función de disipación viscosa de Rayleigh, con expresión idéntica a su equivalente para el líquido. ωα,b es la producción química de la especie α por unidad de volumen y de tiempo. - Especies químicas (I.8) ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 81 donde α = 1, 2,...N, siendo N el número de especies químicas componentes de la burbuja. Yα,b denota la fracción másica de la especie química α, y Dα,b es su coeficiente de difusión másica; se supone que el flujo másico obedece la ley de Fick. - Ecuación de estado Se supone que la mezcla en la burbuja obedece la ecuación de los gases perfectos (I.9) R0 es la constante universal de los gases perfectos y Wα es el peso molecular de la especie química α. El vapor de agua se trata como un gas perfecto que forma parte de la mezcla. Se pueden utilizar ecuaciones alternativas. I.3 Condiciones de contorno - En r = 0 Con la hipótesis de simetría (I.10.a, b, c, d) También, por simetría, ub (0,t) = 0. - En r ➞ ∞ La temperatura del líquido lejos de la burbuja se supone constante,T1(∞, t) = T1∞ (I.11.a) En el caso de cavitación inducida con ultrasonidos se suele especificar la presión lejos de la burbuja (I.11.b) p1,∞ es la presión en el líquido y ∆p∞ es la amplitud de la oscilación de presión, de frecuencia circular ω. En recipientes cerrados se suele, a veces, especificar la velocidad, (I.11.c) 82 CÉSAR DOPAZO GARCÍA lejos de la burbuja, donde ∆u∞ es la amplitud de la oscilación de velocidad, relacionada físicamente con la oscilación de un contorno esférico sólido de tamaño, R∞, suficientemente grande en comparación con el radio de la burbuja. - En la interfase, r = R(t) Conservación de masa (I.12.a) que expresa que el flujo másico (kg/m2.s) de líquido evaporado/condensado es igual al flujo másico que se incorpora/abandona la burbuja. Jtot > 0 implica evaporación de líquido; Jtot < 0 conlleva condensación. Equilibrio de fuerzas (I.12.b) donde con es el esfuerzo viscoso normal en dirección radial para el líquido, con una expresión idéntica para la burbuja (subíndice b), y ρ es el coeficiente de tensión superficial. El lado izquierdo representa el flujo neto de cantidad de movimiento debido a la transferencia de masa por evaporación/condensación para un pequeño elemento de superficie de la interfase de espesor infinitesimal a ambos lados de la misma. El lado derecho es la diferencia de esfuerzos normales (presión y viscosidad) entre el líquido y la burbuja más la tensión superficial. Conservación de energía (I.12.c) hfg es el calor latente de evaporación/condensación. El lado izquierdo es el flujo de energía debido a la evaporación/condensación. El lado derecho representa la diferencia entre el flujo de calor (conducción y radiación) que llega a la interfase desde la burbuja y el que pasa hacia el líquido (se supone el flujo de calor por radiación en el líquido despreciable en comparación con el de conducción, debido a las temperaturas de líquido, relativamente bajas, que se alcanzan en r = R(t)). ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS Conservación de especies 83 (I.12.d) Para cada especie química, α, la suma de los flujos másicos por evaporación/condensación y por difusión molecular del líquido a la burbuja, o viceversa, se conservan. Continuidad de la temperatura Tb = T 1 (I.12.e) Para elevados flujos másicos de evaporación/condensación a través de la interfase, esta hipótesis debe ser cuidadosamente considerada. I.4 Condiciones adicionales Dado que R(t) es desconocido, se requieren condiciones adicionales. • Si se suponen condiciones de equilibrio en la interfase, r = R (t). (I.13.a, b) donde En este caso, las variaciones de la presión parcial del vapor de agua y de la temperatura están relacionadas por la ecuación de Clausius-Clapeyron para cambios de fase (I.13.c) Estas relaciones implican que la evaporación/condensación es suficientemente rápida para mantener condiciones de equilibrio en la interfase, y, por lo tanto, no es necesario imponer el flujo; éste viene dado por las relaciones de equilibrio y se obtiene de la solución de las ecuaciones. • Para condiciones fuera del equilibrio en la interfase se necesita una ecuación para el flujo másico a través de la interfase. Usando la teoría cinética de gases se pueden obtener diferentes expresiones para este flujo, dependiendo de las hipótesis empleadas. Una de las expresiones más comúnmente usadas es la de Hertz-KnudsenLangmuir (Gumerov et al, 2001; Fuster, 2007): 84 CÉSAR DOPAZO GARCÍA (I.14.a) donde β‚ es el “coeficiente de acomodo” y En este caso, la velocidad de evaporación/condensación determina el grado de desequilibrio en la interfase. Esta situación sólo se presenta si el tiempo característico de evaporación/condensación es mayor que los del resto de procesos que influyen en la transferencia de masa (difusión de vapor de agua en la burbuja, procesos de transferencia de energía, etc...). • Para condiciones de equilibrio en la interfase se puede cuantificar el intercambio difusivo de gases entre el líquido y la burbuja a través de r = R(t) usando la ley de Henry (Franc and Michel, 2004). (I.15.a) donde Yα,1,s es la fracción másica de la especie α para condiciones de saturación en el líquido, pα,b es la presión parcial de la especie α en la burbuja y Hα(Τint) es la constante de Henry (m/s)-2 evaluada a la temperatura de la interfase. • Para condiciones fuera del equilibrio en la interfase se podrían utilizar expresiones similares a (I.14.a) para cada especie. • A las temperaturas elevadas que se alcanzan durante el colapso de la burbuja y debido a la presencia de especies trimoleculares radiantes, el flujo de calor por radiación de la burbuja a la interfase es probablemente importante. Su evaluación, sin embargo, dependerá del sistema analizado (Fuster, 2007). I.5 Condiciones iniciales Se supone que existen, inicialmente, núcleos de cavitación en el líquido de acuerdo con consideraciones teóricas y observaciones experimentales. Las burbujas se generan a partir de estos núcleos y crecen por efectos térmicos, por evaporación al disminuir la presión o por difusión corregida o sesgada (rectified difusión). Se han de especificar las condiciones iniciales de los núcleos existentes, que se supone están en equilibrio con el líquido circundante. Esto implica: - Equilibrio térmico: (I.16.a) ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 85 - Equilibrio mecánico, expresado por la ecuación de Laplace-Young: (I.16.b) - La presión de vapor se obtiene de las condiciones de equilibrio termodinámico. Como consecuencia, la presión parcial del vapor de agua es alrededor de 3.000 Pa y se requiere la presencia de un gas no-disuelto (normalmente aire). Inicialmente, más del 97% en volumen es gas. Si existiera más de un gas no-disuelto en la burbuja, las condiciones de equilibrio termodinámico permiten obtener la concentración de vapor de agua y, además, especificar las concentraciones de las otras especies. - Con la presión, la temperatura y las fracciones másicas iniciales, se puede obtener la densidad inicial usando la ecuación de estado para una mezcla de gases perfectos. 86 CÉSAR DOPAZO GARCÍA ANEXO II Ecuacion de Rayleigh-Plesset (R-P) Suponiendo que el líquido es incompresible, que no existe transferencia de masa por evaporación/condensación a través de la interfase, que no hay reacciones químicas que modifiquen el contenido del gas de la burbuja, que no hay intercambio de calor líquido/burbuja y que la burbuja contiene vapor a la presión de saturación, se puede, fácilmente, obtener la ecuación de Rayleigh-Plesset (Franc y Michel, 2004) (II.1) donde ρ es la densidad del líquido, R = R(t) es el radio de la burbuja (el punto sobre R denota derivada primera con respecto al tiempo; los dos puntos denotan derivada segunda), pv es la presión de vapor del líquido, p∞(t) es la presión en el líquido muy lejos de la burbuja, pg0 y R0 son la presión del gas en la burbuja y el radio de la misma, respectivamente, ambos en el instante inicial, t = 0, γ es la relción de calores específicos del gas de la burbuja a presión y a volumen constantes (se supone evolución adiabática del gas), ρ y µ son la tensión superficial y la viscosidad dinámica, respectivamente, del líquido. La ecuación (II.1) es técnicamente la de un oscilador altamente no lineal. En ausencia de tensión superficial y viscosidad, existen variantes de la ecuación (II.1) que tienen en cuenta la compresibilidad del líquido (Franc and Michel, 2004): (II.2) donde c1 es la velocidad de propagación del sonido en el líquido. La ecuación de Gilmore usa las hipótesis de Kirkwood-Bethe, para explosiones submarinas, con las que deduce la ecuación (Franc and Michel, 2004): (II.3) donde es la entalpía del líquido. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 87 Asimismo, se puede incorporar el transporte de masa por evaporación/condensación a través de la interfase (Yasui, 1997; Fuster, 2007): (II.4) Las condiciones iniciales para la ecuación de R-P son, normalmente, R(0) = R0 y • R (0) = 0, para calcular tanto el proceso de expansión como el de colapso, con una interfase, inicialmente, en reposo. 88 CÉSAR DOPAZO GARCÍA ANEXO III Cinética química para sistemas de H2/O2 Se presentan a continuación las reacciones elementales que tienen lugar en sistemas compuestos por mezcla de hidrógeno y oxígeno. ¿CAVITAR O NO CAVITAR? LA INEVITABLE UBICUIDAD DE LAS BURBUJAS 89