Contenido y Alcance de los Derechos Político Electorales.

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CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
César Camacho Quiroz
Presidente del CEN del PRI
Ivonne Ortega Pachecho
Secretaria General del CEN del PRI
Guillermo Deloya Cobián
Presidente del ICADEP Nacional del PRI
Dunia Ludlow
Secretaria General del ICADEP Nacional
del PRI
Georgina Pulido García
Secretaria Técnica del ICADEP Nacional
del PRI
Pedro Quiroz Vieyra
Tesorero del ICADEP Nacional del PRI
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4
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
LOS DERECHOS POLITICOS.
El Texto que se presenta aborda un tema sobre el cual aún no tenemos, como
debiera ser, una amplia y profusa bibliografía, por ello constituye una valiosa
aportación a la investigación sobre este tópico.
En forma apriorística, podemos conceptualizar a los derechos políticos como el
conjunto de atributos de la persona que hacen efectiva su participación como
ciudadano de un determinado Estado. En otras palabras, se trata de facultades
o, mejor, de titularidades que, consideradas en conjunto, se traducen en
el ejercicio amplio de la participación política; que como sabemos desde el
pensamiento aristotélico representa la esencia del ser humano como zoon
politikón.
Tradicionalmente, la cuestión de los derechos políticos, su consagración y
los medios para su traducción en actividades concretas, ha sido un tema de
derecho constitucional, pero lo cierto es que, en la actualidad, los derechos
políticos son una categoría en el marco de los derechos humanos.
Los pensadores estoicos o cristianos, por ejemplo, claros precursores del
Iushumanismo y sólidos doctrinarios en el tema de los atributos inherentes a
la condición de ser humano, no coincidían en incluir los políticos como parte
de los “derechos humanos” o, mejor, los “derechos naturales”, como fue su
denominación por largos siglos. Esto, aun si la noción de ciudadanía no les era
necesariamente ajena.
Con el surgimiento de la democracia representativa, el sufragio, como
los demás derechos políticos en general, se convirtieron en derechos
reconocidos constitucionalmente, frente a cuya vulneración, cabía interponer
los mecanismos previstos para la defensa de los derechos constitucionalmente
reconocidos a los individuos en general.
5
Hoy en día es insostenible una posición que pretenda negar a los derechos
políticos su condición de derechos humanos; pero, históricamente, la
cuestión de si el voto, por ejemplo, es el ejercicio de un derecho fundamental
del individuo, obtiene respuesta afirmativa sólo en épocas modernas y, en
particular, desde las revoluciones francesa y norteamericana, como resultado
de la influencia de los pensadores de la escuela clásica del derecho natural.
Así, primero en la progresiva constitucionalización de los derechos humanos
y, posteriormente en su internacionalización, desde la Declaración Americana
y la Declaración Universal, ambas de 1948, los derechos políticos fueron
configurándose como una categoría de los derechos humanos, hecho
reforzado por su inclusión en numerosos tratados y convenciones que han
desarrollado lo que hoy en día conocemos como el derecho internacional de
los derechos humanos.
Por tanto, los derechos políticos son una categoría de los derechos humanos;
y, de ahí derivan dos importantes Implicaciones, a saber:
• A los derechos políticos les son aplicables las normas desarrolladas en el
mundo de los derechos humanos, en particular criterios de interpretación,
instrumentos específicos de protección, acceso a sistemas internacionales de
protección.
• Los derechos políticos constituyen una categoría dentro de los derechos
humanos, lo cual significa características propias, entre ellas, causales distintas
y más numerosas en materia de limitaciones, así como la necesidad de
mecanismos, procedimientos e instituciones que traduzcan los principios.
“Progresivamente”, los derechos políticos han buscado una universalización
más acorde con su pertenencia al campo de los derechos humanos, no
obstante su condición de categoría especial. Tradicionalmente, los derechos
políticos se han percibido, junto con los derechos civiles, como parte de la
llamada “primera generación de derechos humanos”, caracterizada sobre todo
por derivar de manifestaciones de la libertad y por exigir ante todo un “no
hacer” por parte del Estado para que se respeten.
Los derechos políticos se conciben dentro del derecho internacional de
derechos humanos en virtud de un proceso de internacionalización que se ha
venido generando tanto en lo regional como en lo universal.
El documento que se comenta ofrece una clara descripción de los diferentes
Instrumentos Internacionales que fundamentan y explican el contenido de los
Derechos Políticos y su alcance desde el punto de vista electoral.
Menciona de manera especial el PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS
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CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
CIVILES Y POLÍTICOS, que destaca el derecho al sufragio, a la participación y el
acceso en igualdad de condiciones a las funciones públicas; que en su artículo
25 prescribe que: Todos los ciudadanos gozarán, sin ninguna de las distinciones
mencionadas en el artículo 2 y sin restricciones indebidas, de los siguientes
derechos y oportunidades: participar en la dirección de los asuntos públicos,
directamente o por medio de representantes libremente elegidos; votar y ser
elegidos en elecciones periódicas, auténticas, realizadas por sufragio universal
e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los
electores; tener acceso, en condición de igualdad, a las funciones públicas de
su país.
Todos los sistemas de protección de los derechos humanos, establecen
mecanismos para garantizar el ejercicio de los Derecho Políticos. En nuestro
Sistema Interamericano del cual la Convención Americana de Derechos
Humanos (1969),es su eje principal, otorga una serie de derechos políticos
específicos: de voto secreto, de participación, elecciones auténticas y
periódicas, ser electo, sufragio universal, acceso a las funciones públicas y la
posibilidad de reglamentar únicamente los derechos políticos en condiciones
de respeto a las garantías fundamentales.
Atinada es la cita que hace el documento de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, que en su artículo 21, expresa lo siguiente:
1) Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país,
directamente o por medio de representantes libremente escogidos;
2) Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las
funciones públicas de su país;
3) La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público;
esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de
celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u
otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.
De igual forma, en el numeral 20, refiere:
1) Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas;
2) Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.
Es oportuna la reflexión que se halla en el trabajo sobre las Candidaturas
Ciudadanas, ya que en nuestro País este tema ha cobrado un interés que se
ve reflejado en modificación al marco jurídico mexicano, para aceptar este tipo
de participación electoral. De ello da constancia la reforma promovida, en la
Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, para fijar las bases y requisitos,
para que en las elecciones, los ciudadanos soliciten su registro para poder
7
ser votados en forma independiente a todos los cargos de elección popular;
en este sentido vale la pena referir un caso que ha sentado un importante
precedente en la Corte Interamericana de Derecho Humanos: el caso de
YATAMA vs. NICARAGUA
Se trata del primer asunto en que la Corte Interamericana de Derechos Humanos
conoce de las presuntas violaciones a los derechos humanos políticos. La
controversia se originó en una resolución del Consejo Supremo Electoral de
Nicaragua (CSE), que impedía a un partido político, representativo de grupos
indígenas de la zona atlántica de ese país denominado YATAMA, participar en
las elecciones municipales del 5 de noviembre de 2000.
De igual forma, dicho órgano determinó que el Estado de Nicaragua había
violado, entre otros, los derechos políticos de los candidatos propuestos por
YATAMA, establecidos en los artículos 23 y 24 de la Convención. En razón de
que dispuso y aplicó disposiciones de la Ley Electoral de 2000 número 331,
que establecen una restricción indebida al ejercicio del derecho a ser elegido,
al carecer de una debida reglamentación que permitiera la representación en
un órgano de representación popular a los miembros de las comunidades
indígenas y étnicas elegidos de forma directa, de acuerdo con sus usos y
costumbres.
En este caso, la Corte reiteró que los derechos políticos protegidos en la
Convención Americana, así como en diversos instrumentos internacionales,
propician el fortalecimiento de la democracia y el pluralismo político. Por ello
resulta fundamental que los Estados generen las condiciones y mecanismos
óptimos para que dichos derechos políticos puedan ser ejercidos de forma
efectiva, respetando el principio de igualdad y no discriminación.
Así mismo, la Corte señaló que el derecho de participación política de los
ciudadanos incluye amplias y diversas actividades con el propósito de
intervenir en la designación de quienes gobernarán un Estado o se encargarán
de la dirección de los asuntos públicos así como de influir en la formación de
la política estatal a través de mecanismos de participación directa; entre éstos
se encuentran los derechos de sufragio, de votar y ser votado a los cargos de
elección popular, así como a tener acceso a las funciones públicas.
Dicho órgano internacional fue enfático al señalar que no existe disposición
en la Convención Americana, que permita sostener que los ciudadanos sólo
pueden ejercer el derecho a postularse como candidatos a un cargo electivo a
través de un partido político, sino que también hay otras formas a través de las
cuales se impulsan candidaturas para cargos de elección popular con miras a
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CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
la realización de fines comunes, cuando ello es pertinente e incluso necesario
para favorecer o asegurar la participación política.
Finalmente un aspecto que consideramos necesario mencionar, a propósito
de la protección de los derechos políticos, considerados en su dimensión de
derechos humanos es la aceptación constitucional del PRINCIPIO PRO HOMINE.
Este principio pro persona o pro homine consiste en la máxima protección
que debe tener la persona tratándose de sus derechos humanos es un criterio
hermenéutico, en virtud del cual se debe acudir a la norma más amplia, o
a la interpretación más extensiva, cuando se trata de reconocer derechos
fundamentales protegidos.
Reitero mi reconocimiento a la presente investigación que ha promovido el
Instituto de Capacitación y Desarrollo Político A. C., la que además de ofrecer una
acuciosa información sobre el Contenido y Alcance de los Derechos PolíticosElectorales, contribuye a fortalecer la cultura política, condición necesaria para
garantizar el pleno ejercicio de la democracia y la consolidación no solo de un
País de leyes sino de una Sociedad de Derechos.
SADOT SÁNCHEZ CARREÑO
Junio de 2013.
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CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
Índice
Abreviaturas13
I.Introducción15
II. Derechos y garantías: una distinción conveniente. 16
III. Marco normativo de los derechos político electorales. 19
IV. Contenido de los derechos político-electorales.
25
V. Vinculación de los derechos político electorales con otros
.
derechos fundamentales 44
VII. Exigibilidad de los derechos político electorales.
55
VIII. Conclusión59
IX. Bibliografía y otras fuentes de consulta
61
11
12
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
ABREVIATURAS.
CADH Convención Americana de Derechos Humanos.
COFIPE Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales.
CPEUM Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
CrIDHCorte Interamericana de Derechos Humanos.
IFE Instituto Federal Electoral.
LGSMIME Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia
Electoral.
SCJN Suprema Corte de Justicia de la Nación.
TEPJF Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
13
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CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
I. Introducción.
En los últimos años, la labor de los tribunales electorales se ha intensificado
de modo palpable, lo cual se observa en el incremento del número de
impugnaciones que resuelven anualmente. Éstas, en su gran mayoría, se
vinculan con juicios para la protección de los derechos político-electorales del
ciudadano, según se advierte de las propias estadísticas del TEPJF.1
Esta actividad jurisdiccional ha propiciado una permanente generación de
criterios, que han ido delineando el contenido y extensión de esa clase de
derechos; hasta el punto que algunos miembros de la comunidad académica
han considerado que la materia electoral se diferencia de otras jurisdicciones
por sus avances en materia de interpretación,2 los cuales se han considerado
progresistas y garantistas.3
No obstante lo loable de esa actitud, la amplia producción jurisprudencial
ha derivado en una dispersión de criterios que, en algunas ocasiones, podía
impedir conocer con certeza el contenido y límite que caracterizan a cada uno
de los derechos político electorales.
A este problema, se suma la reforma al artículo 1º de la CPEUM, publicada el
10 de junio de 2011, la cual tuvo, como efecto inmediato, la ampliación de
las fuentes normativas, para incluir a los tratados internacionales de derechos
humanos.
Esto ha incrementado el conjunto de precedentes judiciales, porque ya no
sólo tienen relevancia los emitidos por los tribunales nacionales, sino también
los de carácter internacional, especialmente de la CrIDH. Lo anterior, abona
a la dispersión jurisprudencial existente y aumenta el nivel de incertidumbre
que, en munchas ocasiones, se puede traducir en la falta de claridad para su
ejercicio y tutela.
Frente a esa situación, el presente trabajo busca atemperar dicha problemática,
a través de una labor de concentración de criterios y fuentes normativas,
1
Luna Ramos, José Alejandro, 2011. Informe de Labores 2010-2011, TEPJF, México, D.F., pp. 13-15
2 Únicamente a manera de ejemplo, Vid., Carbonell, Miguel, “Libertad de expresión, partidos políticos y
democracia. Comentario a la sentencia JDC-393/2005 del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación”, en
Boletín Mexicano de Derecho Comparado Número 123.
3
Vid., Orozco Henríquez, José de Jesús, “Jurisprudencia electoral y reforma constitucional y legal” en
Constitución, democracia y elecciones: la reforma que viene.
15
de tal forma que se pueda dilucidar el alcance y contenido de los derechos
político-electorales de los ciudadanos. Esto contribuirá a brindar un mayor
grado de certeza, como un elemento mínimo indispensable, para, en su caso,
potencializar su ejercicio y exigir judicialmente su tutela.
Lograr ese objetivo parece cosa sencilla, sin embargo, en no pocos casos se
pueden encontrar criterios poco claros o divergentes entre la SCJN y el TEPJF;
y al ser ambos órganos terminales con competencia para emitir precedentes
obligatorios,4 generan un estado de incertidumbre que impide identificar
una línea jurisprudencial nítida sobre la interpretación que debe darse a esos
derechos.
Por ello, en ciertos casos, lo que se destacará es esa probable diferencia de
posturas, por lo cual quizá no se alcance a plenitud el fin perseguido y, después
de su lectura, probablemente existan más dudas sobre la dimensión actual de
los derechos.
II. Derechos y garantías: una distinción
conveniente.
En el lenguaje jurídico mexicano, es muy común escuchar que los vocablos
garantías y derechos se empelan como sinónimos, para hacer referencia al catálogo de
prerrogativas previstas en la Constitución a favor de los individuos. No obstante,
esos términos, en sentido jurídico, involucran un tema controvertido en la teoría y
en la práctica, en tanto se relaciona con concepciones filosóficas del derecho. Pese
a su dificultad, en este trabajo se busca realizar una aproximación a dos posturas
que se estima importante distinguir para evitar confusiones.
La primera, muy arraigada en el sistema mexicano (al menos entre los operadores
jurídicos encargados de la aplicación de la ley), parte de la concepción de que
los derechos, por regla general, necesitan de una instrumentación o regulación
expresamente establecida y perfectamente delineada para lograr su efectividad,
pues ante la ausencia de esa instrumentación, el valor no es entendido como
derecho, aun cuando su redacción expresamente le otorgue ese carácter.
4
A diferencia de la jurisprudencia emitida por la SCJN y por los Tribunales Colegiados de Circuito, la
emitida por el TEPJF, en términos de lo dispuesto por el artículo 233 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación, también es obligatoria para las autoridades administrativas.
16
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
Bajo esta concepción, la Constitución es entendida como el documento
político en el cual se consagran los ideales y expectativas de una nación; y sus
normas únicamente tienen el carácter de enunciados programáticos, carentes
de fuerza vinculante en sí mismos, a menos que exista una ley, generalmente
denominada orgánica o procesal, en la cual se determine su instrumentación
para lograr su efectividad5.
Esta tesis tiene razón de ser en la formulación clásica de Hans Kelsen sobre
los derechos, y se concreta en la idea de que, más allá de su proclamación,
aun cuando sea de rango constitucional, un derecho no garantizado no es un
verdadero derecho.6
La otra postura permite encontrar en la noción derecho su garantía, es decir,
se entiende que el enunciado de un valor, finalidad o prerrogativa, implica por
sí la existencia de su garantía, y por ello, la ausencia de ésta, constituye una
laguna. Es decir, los derechos son entendidos como expectativas negativas o
positivas a las que corresponden obligaciones o prohibiciones, cuya falta de
instrumentación puede reclamarse.
Ferrajoli es uno de los principales exponentes de esta posición. Para él, las
garantías son los deberes correspondientes a los derechos valor, ya sean de
obligaciones o prohibiciones, pero siempre con una implicación normativa.
Esta distinción teórica tiene efectos en el plano práctico en la siguiente forma: en
caso de que un derecho carezca de garantía, existe el deber de instrumentarla
para darle actualidad. Este deber de garantizar los derechos tiene dos niveles.
En principio, corresponde al legislador subsanar las omisiones mediante la
emisión de leyes reguladoras; no obstante, en un segundo nivel, la ausencia
podría ser subsanada por el juzgador, lo cual, incluso, sería el eje sobre el cual
sustentar no sólo la facultad del juzgador como integrador del sistema jurídico,
sino de que su labor en ese sentido es parte de las obligaciones impuestas por
el propio ordenamiento constitucional.
5
Desde luego hay excepciones a esta tendencia, y un ejemplo de ello es lo dispuesto en el artículo 8
Constitucional, en el cual se consagra el derecho de petición, que ha sido dotado de fuerza normativa por nuestros
tribunales de amparo, en lo que bien podría considerarse como la configuración de una garantía de segundo nivel,
en términos de Ferrajoli.
6
Vid., Ferrajoli, Luigi, “Derechos Fundamentales”, en Los fundamentos de los derechos fundamentales,
Ed. Trotta, Madrid, 2001, p. 26
17
Esta noción de los derechos deja atrás la idea de una Constitución como mera
norma política y de los principios como exclusivamente programáticos7, y
la admite como derecho; idea que se conoce como fuerza normativa de la
constitución.8
Este trabajo toma como punto de partida esta última postura, y por tanto, al
referirse a derechos, se entiende como los valores o principios fundamentales
tutelados por la Constitución a favor de todo ciudadano, aun cuando no estén
expresamente instrumentados; y a garantías, como las formas previstas en el
propio ordenamiento, para asegurar al ciudadano el goce de esos derechos.
La razón de emplear esta concepción no sólo es teórica, sino que es posible
advertirla en la doctrina judicial del TEPJF, como se hará notar en algunos casos
particulares, y por ello, se considera relevante tenerla en cuenta.
7
Vid., Aragón Reyes,“Principios constitucionales”, en Temas básicos de derecho constitucional, Tomo I,
Civitas, Madrid, 2001, p. 39.
8
Fioravanti Maurizio. Constitución de la Antigüedad a nuestros días. Trotta, Madrid 2001.
18
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
III. Marco normativo de los derechos político
electorales.
Para establecer las fuentes que inciden en la determinación normativa de esta
clase de derechos, es fundamental tener en cuenta la reforma a la CPEUM,9 que
incluyó a los tratados internacionales de derechos humanos como objeto de
tutela constitucional.
Esta reforma, que impactó directamente en la modificación del artículo 1º,
evidencia el reconocimiento de la progresividad de los derechos humanos,
a través de la inclusión expresa del principio pro persona, como rector de la
interpretación y aplicación de las normas vinculadas con esos derechos.
Lo anterior tuvo, como efecto inmediato, la obligación de observar los tratados
internacionales firmados por el Estado mexicano, con el claro objeto de lograr
una justiciabilidad de los derechos que, a la postre, redundará en una eficacia real.
Esta modificación sustancial ha generado la impostergable necesidad de
profundizar en el estudio de los tratados internacionales en los que se reconocen
derechos humanos. Se trata de una tarea que corresponde a los académicos,
jueces, legisladores, integrantes de los poderes ejecutivos y, en general, a la
sociedad civil en su conjunto. En ese esfuerzo, la SCJN ha emitido un listado de
fuentes normativas, como un elemento orientador de documentos jurídicos de
carácter internacional, en los cuales se pueden encontrar derechos humanos.10
Sin duda, la incorporación del lenguaje de los derechos humanos a la
Constitución, así como el reconocimiento explícito de la vigencia de los
emanados de fuente internacional, permitirá una más clara y efectiva
exigibilidad y protección ante la jurisdicción interna, ya que con ello se fortalece
su estatus como límites no negociables frente a la actuación del Estado.
Quizá lo que faltó fue alguna disposición más explícita respecto del carácter
vinculatorio, en el ámbito interno, de las resoluciones emanadas de organismos
internacionales de derechos humanos.
9
Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011.
10
Listado de tratados internacionales elaborado por la SCJN, http://www2.scjn.gob.mx/red/constitucion/
fecha de consulta: 21 de octubre de 2012.
19
La omisión de una norma de esa naturaleza, a la postre, derivó en que la SCJN,
al pronunciarse sobre la obligatoriedad de los criterios emanados de tribunales
internacionales, considerara que sólo tendrán dicho carácter aquellos donde el
Estado Mexicano haya sido parte, y los restantes sólo serán orientadores.11 Con
este criterio vale la pena recordar lo que apuntaba el doctor García Ramírez, en
el sentido de que es imprescindible que se abra en la mayor medida “la puerta
para el tránsito de la corriente internacional hacia el ámbito nacional, sin debates que impidan o demoren
la incorporación”.12
Como quiera que sea, esa reforma constitucional, acompañada de un esfuerzo
de toda la comunidad (especialmente de los jueces), redundará en un cambio
de paradigma en la cultura jurídica actual, que sin duda tendrá que ser en
la dirección de fortalecer la eficacia real de los derechos humanos; ya que
conjuntamente puede ser el puesto de la transición a una concepción de los
derechos como normas de aplicación directa, en los términos comentados al
inicio.
III.1. El núcleo esencial de los derechos.
En la actualidad se puede afirmar, con suficiente grado de aceptación, que la
democracia es la única forma de gobierno que permite el desarrollo de los
derechos fundamentales. La base de esa idea consiste en que sólo en un
régimen en el cual los ciudadanos sean los que adopten las decisiones rectoras
de la vida en sociedad, a partir de la libre e igual participación, se permitirá
garantizar el respeto de todas las formas de vida y de los derechos de cada uno
de los miembros de la colectividad.
En ese sentido, la participación de los ciudadanos en el juego democrático
permite dotar a las decisiones adoptadas, aunque no sean compartidas, como
legítimas, pues todos estuvieron en aptitud de participar en la deliberación y
elección.
11
Este criterio se adoptó al resolver el expediente varios 912/2010. Se indicó por el Tribunal en Pleno,
que ni del Estatuto de la Corte y su Reglamento ni de los dos Tratados, tanto el de la Convención Interamericana de
Derechos Humanos como el de Desaparición Forzada de Personas, se desprende que la jurisprudencia adquiera el
carácter de obligatoria. En consecuencia, el criterio orientador es el que se puede tomar o no en consideración sin
ninguna responsabilidad y que no contiene fuerza vinculante.
12
García Ramírez, Sergio, “Recepción de la jurisprudencia interamericana sobre derechos humanos
en el derecho interno”, en Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano 2008, Fundación Konrad Adenauer,
México, 2008, p. 364.
20
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
Así, una democracia real y sólida será aquélla que garantice no sólo el derecho
de votar, sino sobre todo, la que permita la mayor participación posible de
todas las personas en los espacios públicos de toma de decisiones que afecten
en cualquier medida su vida.
Bajo este esquema, los derechos político-electorales deben ser entendidos
como instrumentos de participación política, con un componente individual
y uno social, cuyo objetivo final es la adopción de las decisiones más legítimas
e incluyentes.13
En nuestro país, el núcleo fundamental de ese conjunto de derechos se
encuentra en los artículos 39, 40 y 41 de la CPEUM, en los cuales, en lo que
interesa, se establece que la renovación de los poderes Legislativo y Ejecutivo
se realizará mediante elecciones libres, auténticas y periódicas; que el sufragio
debe ser universal, libre, secreto y directo; y que es derecho exclusivo de la
ciudadanía formar partidos políticos y afiliarse libre e individualmente a ellos.
El valor esencial, o piedra de toque, de nuestro sistema político lo constituye
el principio de soberanía nacional, que identifica como titular indiscutible al
pueblo. Con base en éste, el principio de división de poderes y el respeto a los
derechos fundamentales, se edifica el Estado mexicano.
Para dar actualidad al primero de los valores enunciados, en la CPEUM se
establecen otros de suma importancia para lograr su consecución, es decir,
es necesario acudir a los que expresan la manera de cómo habrá de hacerse
factible esa declaración: en ese sentido se habla de representación. Así, se
reconoce en el artículo 40 que la voluntad del pueblo es la de constituirse en
una república representativa, democrática, y federal.
La idea de representación constituye el principio rector de la forma de ejercicio
de la soberanía o voluntad popular, tanto para la esfera federal como para la
estatal.
Esa representación, en atención al principio de división de poderes, debe
encauzarse para elegir un Poder Legislativo, un Ejecutivo e, indirectamente, un
Judicial.
13
Corte IDH, Caso Yatama Vs. Nicaragua, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 23 de junio de 2005, Serie C No. 127, párr. 197
21
A su vez, el cumplimiento o actualización de ese principio, como forma o
mecanismo de renovación de órganos, se actualiza a través de la celebración de
elecciones libres, auténticas, y periódicas, las cuales se logran en la medida en la
que se observen las notas esenciales descritas para el postulado democrático,
tales como participación e igualdad; principio, a su vez, estrechamente
vinculado con el de sufragio universal, libre, secreto y directo.
Estos mecanismos tienen la finalidad de que se cumpla el postulado identificado
en la base: todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio
de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o
modificar la forma de su gobierno, es decir, que al gobierno corresponde
ejercer el poder público.
Justamente para alcanzar ese ideal, en el artículo 35 de la CPEUM se prevén
los derechos de participación política de votar en las elecciones populares;
poder ser votado para todos los cargos de elección popular y nombrado para
cualquier otro empleo o comisión, teniendo las cualidades que establezca la
ley; y asociarse individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en
los asuntos políticos del país.
En segundo lugar, su contenido se complementa con la CADH, que establece14
en su artículo 23.1 lo siguiente:
“Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades:
a) de participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o
por medio de representantes libremente elegidos;
b) de votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas
por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre
expresión de la voluntad de los electores, y
c) de tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones
públicas de su país.
14
En otros instrumentos internacionales también existe el reconocimiento de estos derechos, por
ejemplo: Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 21); Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos (artículo 25); Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (artículo XX); Carta
Democrática Interamericana (artículo 28), y Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer (artículos I, II y III).
22
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
Con base en ese marco jurídico constitucional y convencional, es posible
distinguir que los derechos de participación política en materia electoral son
el de votar, ser votado y de asociación;15 su núcleo esencial se integra con los
principios de elecciones libres, auténticas y periódicas, de sufragio igual, libre,
secreto, directo y universal, así como de libertad de asociación para formar
partidos políticos y para afiliarse a ellos.
Este conjunto de derechos constituye un núcleo esencial y, en consecuencia, en
un estado democrático debe respetarse, ya que, a partir de su reconocimiento,
ese contenido mínimo se convierte en coto vedado.16 Es decir, salvo en
condiciones graves, la producción normativa tiene que dirigirse hacia la
realización efectiva de esos elementos, y nunca en sentido de reducirlos.
III.2. Deber de garantía.
En congruencia con la distinción hecha al inicio, en un primer momento, el
Estado debe generar las condiciones y mecanismos óptimos para que los
derechos políticos puedan ser ejercidos de forma efectiva, respetando el
principio de igualdad y no discriminación.17
La obligación anterior implica, en palabras de la CrIDH “que la regulación del ejercicio de
dichos derechos y su aplicación sean acordes al principio de igualdad y no discriminación, y debe adoptar
las medidas necesarias para garantizar su pleno ejercicio. Dicha obligación de garantizar no se cumple con
la sola expedición de normativa que reconozca formalmente dichos derechos, sino requiere que el Estado
adopte las medidas necesarias para garantizar su pleno ejercicio, considerando la situación de debilidad o
desvalimiento en que se encuentran los integrantes de ciertos sectores o grupos sociales.”18
15
El COFIPE prevé como derecho político electoral de los ciudadanos el derecho de observación en las
elecciones (artículo 5, apartado 4).
16
Garzón Valdés, Ernesto, “Algo más acerca del coto vedado”, Cuadernos de Filosofía del Derecho Doxa Nº 6-1989,
Seminario de Filosofía del Derecho de la Universidad de Alicante, Centro de Estudios Constitucionales, http://bib.cervantesvirtual.
com/servlet/SirveObras/01361620813462839088024/cuaderno6/Doxa6_12.pdf.
17
Caso Yatama párr. 195. El tema central de la controversia del presente caso fue sintetizado por la
propia Corte IDH en el párrafo 214 de la resolución, en los siguientes términos: “la Ley Electoral No. 331 de 2000
sólo permite la participación en los procesos electorales a través de partidos políticos (supra párr. 124.20). Esta
forma de organización no es propia de las comunidades indígenas de la Costa Atlántica. Se ha probado que
YATAMA logró obtener personalidad jurídica para participar como partido político en las elecciones municipales de
noviembre de 2000, cumpliendo los requisitos correspondientes (supra párr. 124.28). Sin embargo, los testigos
Brooklyn Rivera Bryan y Jorge Teytom Fedrick, y la perito María Dolores Álvarez Arzate, enfatizaron que el requisito
de transformarse en partido político desconoció las costumbres, organización y cultura de los candidatos propuestos
por YATAMA, quienes son miembros de comunidades indígenas y étnicas de la Costa Atlántica.”
18
Ibídem, párr. 201. En el caso, la Corte consideró que las víctimas se encontraban en una situación de
debilidad, pues se trataba de personas pertenecientes a comunidades indígenas y étnicas de la Costa Atlántica de
Nicaragua, quienes se diferencian de la mayoría de la población, inter alia, por sus lenguas, costumbres y formas de
organización, y enfrentan serias dificultades que los mantienen en una situación de vulnerabilidad y marginalidad.
23
Para su ejercicio real, desde la CPEUM se prevé la existencia de órganos
constitucionales autónomos, jurisdiccionales y demás instituciones necesarias
para actualizar y dar operatividad a un proceso electoral, en el cual se respeten
las características apuntadas.
Los partidos políticos se reconocen como entidades de interés público,
conformados por ciudadanos unidos bajo un mismo ideal político, que
permiten su acceso al ejercicio del poder público.
La creación del IFE, conforme con lo dispuesto por el artículo 41, fracción III, de
la CPEUM, como organismo público autónomo, integrado con la participación
del poder legislativo, los partidos políticos y los ciudadanos, es una garantía
institucional que pretende afianzar los valores apuntados.
El TEPJF se instituye, conforme con el artículo 99, como el garante y máxima
autoridad jurisdiccional en la materia, con lo cual se pretende asegurar la
exigibilidad y respeto de los derechos político electorales, pues se precisa que
uno de los objetivos del establecimiento de ese mecanismo jurisdiccional es,
precisamente, garantizar esa clase de derechos.
Otra de las formas institucionales previstas por el ordenamiento constitucional
es la facultad de la SCJN para conocer de las acciones de inconstitucionalidad
promovidas por los partidos políticos contra de leyes electorales (artículo 105,
fracción II, inciso f ), lo cual, a su vez, refuerza el sistema electoral, al garantizar la
emisión de leyes acordes con la Constitución.
Este conjunto de garantías tienen como finalidad dar operatividad y eficacia
real a los derechos políticos que se comentaron en el apartado anterior, pero,
finalmente, la interpretación de los órganos jurisdiccionales es la que irá
delimitando su alcance.
24
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
IV. Contenido de los derechos políticoelectorales.
En la actualidad, hablar de derechos político-electorales, y de su tutela judicial,
parece algo común; incluso, en los medios de comunicación, es frecuente
advertir hechos noticiosos vinculados con resoluciones del TEPJF que inciden
en ese ámbito. Casos como el de Julio César Godoy o Gregorio Sánchez
Martínez, sin duda ocuparon el espacio público por lapsos considerables.
Pese a esa normalidad, la historia de protección de esos derechos es
relativamente reciente, ya que, en México, durante más de un siglo, no tuvieron
un desarrollo jurídico importante; en atención a que, por una parte, no estaban
concedidos a la totalidad de la ciudadanía, y, por otra, no existía un medio de
control de constitucionalidad que permitiera garantizar su aplicación.
El antecedente más conocido sobre el desarrollo de la tutela judicial de los derechos
políticos, se remonta al año de 1874, cuando tuvo lugar la conocida polémica
entre José María Iglesias e Ignacio L. Vallarta, respecto a la procedencia del juicio
de amparo para la defensa de esos derechos, y, en consecuencia, si la SCJN debía
conocer de las impugnaciones correspondientes.
En la época en que José María Iglesias presidió la SCJN, imperó el criterio relativo a
que, para determinar la competencia de la autoridad, debía estudiarse también lo
inherente a su legitimidad, con lo cual se incluyó el tratamiento de temas político
electorales. Esta corriente fue conocida como la doctrina de la “incompetencia de origen”.
Por su parte, Ignacio L. Vallarta, detractor de esa postura, fue el principal impulsor
para que la SCJN abandonara el criterio sostenido por Iglesias. Son varios los
argumentos que se esgrimieron para refutar la tesis de la “incompetencia de origen”, pero
el principal giró en torno a la distinción sobre los derechos comprendidos en un
sistema jurídico.
Vallarta distinguió entre derechos humanos, derechos políticos y derechos civiles. 19
Destacó que los derechos políticos no resultaban inmediatamente de la naturaleza
19
Para realizar esa distinción, Vallarta tomó como base la doctrina desarrollada por un autor llamado
Ahrens e invocó una parte de la página 112 de la tercera Edición (en francés) de la obra titulada Cours de droit
naturel. Vid., Vallarta Ogazón, Ignacio Luis, Votos. Cuestiones Constitucionales, volumen I, Oxford, México 2002, pp.
225 y sig.
25
del hombre, sino que la Constitución de cada país los concedía a sus ciudadanos, al
regular determinadas materias. Esta distinción sirvió de base para excluir a los derechos
políticos del ámbito del amparo, al considerarse a éste como medio de tutela exclusivo de
los derechos del hombre.
El resultado de esa polémica marcó la directriz imperante hasta una época reciente, en
cuanto a la improcedencia del juicio de amparo, para la tutela de derechos políticos. La
posición adoptada por la SCJN, respaldada por la normatividad vigente, generó un gran
vacío jurídico, con el resultado de que los ciudadanos no contaran con algún medio de
control efectivo para hacer valer violaciones a los derechos político-electorales.
Fue hasta la reforma constitucional de 1996, cuando se sentaron las bases para la intervención
de la jurisdicción en los conflictos suscitados respecto el alcance y aplicación de los derechos
políticos electorales, a través del juicio desarrollado en la LGSMIME, denominado Juicio para
la protección de los Derechos Políticos Electorales del Ciudadano, al que tienen acceso
precisamente los ciudadanos, y cuyo conocimiento compete a las seis Salas que integran
el TEPJF.
Lo anterior evidencia que la experiencia de la justicia electoral es relativamente joven (casi 16
años); pero su producción jurisprudencial ha sido considerable, derivada de la gran variedad
de casos, que han permitido delinear su rico contenido, sus variados aspectos y la relación
existente entre los derechos político electorales con otras libertades.
En un inicio, el juicio atinente parecía un juicio de corto espectro, limitado a pocos casos.
Incluso, algunos sectores consideraron que su procedencia se constreñía a los supuestos
establecidos en el artículo 80 de la LGSMIME; esto es, que dicho precepto contenía una
enunciación limitativa.
Sin embargo, el TEPJF consideró que la procedencia del juicio se encontraba en el artículo
79 y no en el 80. Con esa distinción, se emprendió una labor interpretativa, sobre todo en su
primera etapa20 (1996-2006), que se ha distinguido por una clara tendencia a la optimización
de su contenido, dejando su restricción únicamente a casos verdaderamente excepcionales.
A continuación se destacarán los rasgos principales que integran a esos derechos, a partir
del marco normativo señalado, así como de la interpretación de la SCJN, el TEPJF y la CrIDH.
20
En esa etapa, el TEPJF se integró con los magistrados José Luis de la Peza Muñoz Cano, Leonel
Castillo González, Eloy Fuentes Cerda, Alfonsina Bertha Navarro Hidalgo, Fernando Ojesto Martínez Porcayo, José
de Jesús Orozco Henríquez y Mauro Miguel Reyes Zapata.
26
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
IV.1. Derecho a votar.
Consiste en el derecho de la ciudadanía para participar en cualquiera de las
votaciones públicas que se celebren para la toma de las decisiones políticas
trascendentes, tales como elegir a los titulares del poder ejecutivo y a los
miembros del legislativo, así como para participar en los mecanismos de
democracia directa. En ese sentido, la CrIDH ha considerado que entre las
formas de participación política se encuentra la de “influir en la formación
política estatal a través de mecanismos de participación directa.”21
Para el ejercicio de este derecho político electoral se requieren, como elementos
indispensables, en términos de la legislación, contar con credencial para votar
y estar inscrito en la lista nominal de electores; sin embargo, además de tales
instrumentos, se requiere para su adecuado desarrollo, la realización de un
conjunto de actos encomendados a la autoridad administrativa encargada
de organizar las elecciones, que se llevan a cabo, ordinaria y generalmente,
durante la etapa de preparación de la elección.
El control de la regularidad de esos últimos actos, conforme a la interpretación
de la normatividad vigente, se encomendó a los partidos políticos a través del
ejercicio de acciones tuitivas de intereses difusos,22 y no a los ciudadanos, pues se
21
Caso Yatama, Op. Cit., párr. 196.
22 PARTIDOS POLÍTICOS NACIONALES. PUEDEN DEDUCIR ACCIONES TUITIVAS DE INTERESES
DIFUSOS CONTRA LOS ACTOS DE PREPARACIÓN DE LAS ELECCIONES.La interpretación sistemática de las
disposiciones de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, en relación con
el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, y especialmente los principios rectores en la
materia electoral federal consignados medularmente en el artículo 41 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, hacen patente que los partidos políticos nacionales están facultados para deducir las acciones
colectivas, de grupo o tuitivas de intereses difusos que sean necesarias para impugnar cualquier acto de la
etapa de preparación de los procesos electorales, por las siguientes razones: Para la consecución de los valores
de la democracia representativa, se requiere la elección de los gobernantes mediante el ejercicio del sufragio
universal, libre, secreto y directo de la ciudadanía. Para hacer posible el ejercicio del derecho activo y pasivo del
voto con esas calidades, se hace indispensable la organización de los procesos electorales, cuya primera etapa
es, precisamente, la preparación de las condiciones necesarias para hacer realidad dicho objetivo. Si los actos
preparatorios son de carácter instrumental respecto al ejercicio del derecho al sufragio que se lleva a cabo en la
jornada electoral, es indudable que las deficiencias, irregularidades o desviaciones de tales actos preparatorios,
afectan el interés de cada uno de los ciudadanos que pueden votar en los comicios que posteriormente se deben
celebrar. Sin embargo, la ley no confiere a los ciudadanos ninguna acción jurisdiccional para la defensa de ese
interés, ni en forma individual ni en conjunto con otros ciudadanos, sino que sólo les otorga acción respecto de
algunas violaciones directas al citado derecho político, y ni siquiera les permite invocar en estos casos como
agravios las violaciones cometidas durante el proceso electoral, como causantes de la conculcación directa del
derecho político, ya que tiene establecido que los actos preparatorios se convierten en definitivos e inimpugnables al
término de esa etapa del proceso electoral. Las circunstancias apuntadas ubican a los intereses de los ciudadanos
en los actos de preparación del proceso electoral en condición igual a los que la doctrina contemporánea y algunas
leyes denominan intereses colectivos, de grupo o difusos, que tienen como características definitorias corresponder
a todos y cada uno de los integrantes de comunidades de personas indeterminadas, comunidades que crecen y
disminuyen constantemente, carecen de organización, de representación común y de unidad en sus acciones, y
27
tuvo en cuenta, principalmente, que la labor de los tribunales se vería rebasada
y no podría resolver en tiempos razonables el cúmulo de impugnaciones que
se pudieran presentar por cada ciudadano de manera individual.
No obstante, tratándose de la negativa a expedir la credencial de elector, como
instrumento para el derecho a sufragar, el TEPJF ha admitido la impugnación
individual del ciudadano involucrado, quien puede acudir directamente a la
jurisdicción electoral para la expedición de dicho documento.23
Incluso, la propia normatividad electoral establece que, cuando no exista
oportunidad para expedir la credencial de elector, la sentencia que emita el
TEPJF podrá servir como instrumento para el ejercicio del voto, en la elección
próxima a celebrarse.
También, jurisprudencialmente, se ha incluido algunos mecanismos de
democracia directa, como el plebiscito, al afirmar que “los instrumentos o procesos de
respecto de cuyos intereses colectivos, de grupo o difusos, se han venido diseñando acciones jurisdiccionales con
el mismo nombre, pero dotadas de cualidades acordes con su finalidad y naturaleza, y por tanto, diferentes a las
de las acciones tradicionales construidas para la tutela directa de derechos subjetivos claramente establecidos y
acotados, acciones individuales que se conceden solamente a los sujetos que se puedan ver afectados directa
e individualmente por determinados actos. En consecuencia, en procesos jurisdiccionales nuevos, como los de
la jurisdicción electoral, se deben considerar acogidos estos tipos de acciones, cuando se produzcan actos que
afecten los derechos de una comunidad que tenga las características apuntadas, y que sin embargo no se confieran
acciones personales y directas a sus integrantes para combatir tales actos, siempre y cuando la ley dé las bases
generales indispensables para su ejercicio, y no contenga normas o principios que las obstaculicen. En la legislación
electoral federal mexicana, no existen esos posibles obstáculos, porque sólo exige que los actores tengan un interés
jurídico, como se advierte, por ejemplo, en el artículo 40, apartado 1, inciso b) de la primera ley citada, pero no se
requiere que este interés derive de un derecho subjetivo o que el promovente resienta un perjuicio personal y directo
en su acervo puramente individual, para promover los medios de impugnación válidamente. Para este efecto, los
partidos políticos son los entes jurídicos idóneos para deducir las acciones colectivas descritas, porque tal actividad
encaja perfectamente dentro de los fines constitucionales de éstos, en cuanto entidades de interés público, creadas,
entre otras cosas, para promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de
la representación nacional, y como organizaciones de ciudadanos hacer posible el acceso de éstos al ejercicio
del poder público, mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo, en cuyos procesos se deben observar
invariablemente los principios de constitucionalidad y legalidad, mismos a quienes se confiere la legitimación
preponderante para hacer valer los medios de impugnación en esta materia, según se ve en los artículos 13,
apartado 1, inciso a); 35, apartados 2 y 3; 45, apartado 1, incisos a) y b), fracción I; 54, apartado 1, inciso a); 65,
apartado 1, y 88, apartado 1, todos de la citada ley de medios de impugnación. Jurisprudencia 15/2000, Revista del
TEPJF, Suplemento 4, Tercera Época, Año 2001, páginas 23 a 25.
23
Tesis de jurisprudencia: CREDENCIAL PARA VOTAR CON FOTOGRAFÍA. ES OBLIGACIÓN DE
LA AUTORIDAD RESPONSABLE ENTREGARLA, AUN CUANDO ARGUMENTE ROBO O VENCIMIENTO DEL
PLAZO.-Cuando la autoridad responsable manifieste que no entregó a tiempo la credencial para votar de ciertos
ciudadanos, ya sea por la comisión del robo de los formatos y los recibos correspondientes o bien, debido al
vencimiento del plazo para la entrega de las credenciales, con ello no justifica la constitucionalidad y legalidad
de sus argumentos violando así el principio de legalidad que debe regir en todas las actuaciones de la autoridad
electoral, según lo establecido en el artículo 41, párrafo segundo, fracción III de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, de tal manera que esta circunstancia no puede perjudicar a los ciudadanos afectados,
que oportunamente hayan cumplido con los requisitos y trámites establecidos en la legislación electoral, ya sea
para obtener su credencial o para su reposición, y por tanto, no tiene por qué afectar sus derechos políticos,
específicamente el de contar con el documento indispensable para ejercer el sufragio, pues en tales hechos
los ciudadanos no tuvieron injerencia y mucho menos responsabilidad. Jurisprudencia 4/98, Revista del TEPJF,
Suplemento 2, Año 1998, páginas 16 y 17.
28
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
democracia directa, como el plebiscito, quedan comprendidos dentro de la materia propiamente electoral,
en la medida que constituyen modelos a través de los cuales el pueblo ejerce su soberanía en actos de
gobierno, cuando los poderes públicos someten al voto de la ciudadanía una determinada propuesta o
alternativa de acción pública para que la apruebe o rechace”.24
Aunque, como sucede con la regla general, este tipo de actos se encomienda,
para su defensa, a los partidos políticos, y no a los ciudadanos.
Otro aspecto relevante se puede encontrar en materia indígena, en tanto
que la reforma constitucional25 tuvo importantes implicaciones en materia
electoral, en especial en lo relativo al ejercicio del sufragio. En la fracción III del
apartado A del artículo 2° constitucional, se reconoce y garantiza el derecho de
los pueblos indígenas para elegir, de acuerdo con sus normas, procedimientos
y prácticas tradicionales, a las autoridades o representantes para el ejercicio
de sus formas propias de gobierno; esto es, el derecho positivo reconoce y
legitima los métodos de elección mediante usos y costumbres de los pueblos
indígenas.26
Sin embargo, el propio texto constitucional establece limitantes a las elecciones
que se llevan a cabo conforme al derecho indígena, en el sentido de que se
debe garantizar la participación de las mujeres en condiciones de equidad
frente a los varones; y una segunda, consistente en que el ejercicio de este
derecho tiene que ser en un marco que respete el pacto federal y la soberanía
de los estados.
Esta última limitante es tan amplia que genera un reconocimiento limitado
de los usos y costumbres de elección de los pueblos indígenas, pues estos
colisionan frecuentemente con los principios constitucionales rectores de las
24
TEPJF, SUP-JRC-118/2002, Juicio de revisión constitucional electoral, 30 de agosto de 2002.
25
Publicada en el Diario Oficial de la Federación de 14 de agosto de 2001.
26
COMUNIDADES INDÍGENAS. ANTE LA AUSENCIA DE REGULACIÓN LEGAL DE SUS DERECHOS,
DEBE APLICARSE LO DISPUESTO EN LA CONSTITUCIÓN Y EN LOS TRATADOS INTERNACIONALES.-De
la interpretación sistemática y funcional de los artículos 1º y 2º, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; 1, apartado 1, del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos; 1, apartado 1, del Pacto
Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales; 5, apartado b), 6 y 8, apartado 2, del Convenio
169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes;
4, 5, y 20, de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, se advierte
que el derecho fundamental al autogobierno, es una manifestación de la libre determinación de los pueblos
indígenas, razón por la cual toda autoridad del Estado mexicano tiene la obligación de respetarlo, protegerlo,
garantizarlo y promoverlo. Por tanto, ante la ausencia de regulación legal del derecho de autodeterminación, las
autoridades deben acudir a los criterios rectores de interpretación y aplicación en materia de derechos humanos,
así como los principios y valores reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales que los regulan,
a fin de remover los obstáculos existentes y establecer las vías para garantizar su ejercicio en la práctica. Tesis
XXXVII/2011, Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, TEPJF, Año 4, Número 9, 2011, página 50 Y 51.
29
elecciones, de modo que, en realidad, la reforma constitucional no dotó de
verdadera autonomía para el ejercicio de los derechos de participación política
de esos pueblos. A partir de esa limitación, el TEPJF consideró que, elecciones
realizadas por usos y costumbres, cuando se vea afectado algún principio de la
universalidad del sufragio, son contrarias a la CPEUM y a la CADH.27
Por otro lado, el derecho de votar requiere de ciertas condiciones fundamentales
para su ejercicio, las cuales consisten en las siguientes:
Sufragio igual. Implica que el peso y valor del voto de todos los electores debe
ser el mismo, y no debe ser diferenciado. Bajo este principio de igualdad de
sufragio, se postula la igualdad cuantitativa de los votos de los electores.
Igualmente, es relevante para organizar las elecciones, especialmente en
el ámbito de la distribución de las circunscripciones electorales. Para que la
igualdad cuantitativa de los votos permanezca garantizada, se debe tener
cuidado en la distribución de las circunscripciones electorales con el fin de
lograr, por ejemplo, una relación igual entre la población (o el electorado) y
el número de diputados que se deben elegir de acuerdo con la proporción
nacional (clave de representación).28
En un precedente reciente, en el Estado de Chiapas se puso en evidencia que
un diseño erróneo en la distribución de las circunscripciones electorales puede
generar condiciones de desigualdad al momento de asignar los diputados por
representación proporcional, lo cual implicó que el voto de algunos ciudadanos
valiera más que el de otros, en franca contradicción a ese principio. Al final, por
la etapa en que se encontraba el proceso electoral, el TEPJF no pudo remediar
esa situación de inconstitucionalidad, y, finalmente, la legislatura se integró
en esos términos, con la consecuente violación al principio de igualdad en el
derecho a votar.29
Sufragio libre. Este principio significa que el acto de la emisión del voto debe ser
ejercido sin coerción y sin presión, además de contar con toda la información
necesaria para la emisión del sufragio.
27
TEPJF, SUP-JDC-013/2002, Juicio para la protección de los derechos político electorales del
ciudadano, 5 de junio de 2002.
28
TEPJF, SUP-JDC-243/2000, Juicio para la protección de los derechos político electorales del
ciudadano, 24 de enero de 2001.
29
TEPJF, SUP-REC-210/2012, Recurso de reconsideración y sus acumulados SUP-REC-211/2012 Y
SUP-REC- 214/2012, 30 de septiembre de 2012.
30
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
En este sentido, una condición necesaria para garantizar efectivamente la
libertad del voto es que la ciudadanía cuente con la información en relación
con los diversos aspectos implicados en un contexto electoral, como pueden
ser las fuentes de financiamiento de los precandidatos30 y candidatos, la
regulación de encuestas y sondeos de opinión,31 etcétera.
Sufragio secreto. Este principio exige que la decisión del elector, en forma de
emisión del voto, no sea conocida por otros. El principio de voto secreto se
opone a todas las formas de emisión abierta (voto por escrito) o emisión pública
(por mano alzada o aclamación). En realidad, este principio es complementario
de la libertad del sufragio, en tanto la secrecía se instituye como una garantía
para que su emisión se encuentre exenta de cualquier presión.
El TEPJF ha considerado que la secrecía del voto no sólo debe protegerse en
el momento de su emisión, respecto de por cuál opción política se inclina
el ciudadano, sino que la garantía de ese principio abarca la protección de
información proporcionada por los propios ciudadanos en posesión de la
autoridad administrativa electoral respecto de si ejerció o no el sufragio.32
Sufragio universal. Conforme a este principio, todo ciudadano tiene el derecho
de elegir y ser elegido, independientemente de sexo, raza, lengua, ingresos o
propiedad, profesión, estamento o clase social, educación, religión o convicción
política.
El TEPJF ha establecido, a través de la jurisprudencia, que un elemento
indispensable para no socavar la universalidad del sufragio es la existencia de
30
Tribunal Pleno de la SCJN, Acción de inconstitucionalidad 14/2004 y sus acumuladas 15/2004 y
16/2004, 15 de junio de 2004.
31
Tribunal Pleno de la SCJN, Acción de inconstitucionalidad 5/99, 11 de marzo de 1999.
32 VOTO. SU CONFIDENCIALIDAD Y SECRETO SE TRANSGREDEN SI SE REVELAN DATOS
PROPORCIONADOS POR LOS CIUDADANOS, FUERA DE LAS HIPÓTESIS LEGALES PERMITIDAS.Poner a disposición
de las instituciones investigadoras y ciudadanos interesados en consultar y analizar la documentación continente
de cierta información que identifique a determinados ciudadanos y así, poner en conocimiento, inicialmente, de los
interesados en la consulta y luego, de ser el caso, de la sociedad en general, información legalmente considerada
confidencial, entraña la revelación de datos proporcionados directamente por los ciudadanos, bajo el amparo del
principio de confidencialidad; en concreto, aquellos que condujeran a tener conocimiento de qué ciudadano ejerció o
no el derecho y obligación de sufragar, lo que transgrede, tanto el apuntado principio, como el relativo al del secreto
del voto, emanado de los artículos 35, fracción I y 36, fracción III, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, y consagrado por el numeral 4, párrafo 2, del Código Electoral; entendido este último principio, no sólo
en cuanto a la preferencia del elector por determinado candidato y partido político, sino a todas las circunstancias
que rodean el sufragio, desde su ejercicio o abstención, hasta los aspectos de inclinación política. Alguna de esa
información sólo podría proporcionarse, conforme al párrafo 3, del artículo 135 del Código Federal de Instituciones
y Procedimientos Electorales, cuando se trate de juicios, recursos o procedimientos en que el Instituto Federal
Electoral fuere parte, para cumplir con las obligaciones previstas en ese código, por la Ley General de Población
en lo referente al Registro Ciudadano o por mandato de juez competente. Tesis LXIV/98, Revista del TEPJF,
Suplemento 2, Tercera Época, Año 1998, pp. 90 y 91.
31
mecanismos y garantías necesarias para que la ciudadanía se asocie para la
formación de partidos políticos.33
Sufragio directo. Significa que entre el elector y la persona por la cual se vota, o la
decisión que se adopta, no existe intermediario alguno.
No obstante, el TEPJF ha reconocido la constitucionalidad de los procedimientos
de elección que se realizan a través del voto indirecto al interior de los partidos
políticos, al señalar que se trata de una forma de participación democrática.34
IV.2. Derecho a ser votado.
Este derecho es el que, sin duda, ha tenido un mayor desarrollo jurisprudencial y una
evolución constante en la doctrina del TEPJF. En un principio, se consideró que sólo
incluía la participación en una campaña electoral y la posterior proclamación del
candidato electo, de acuerdo con los votos efectivamente emitidos; no obstante, la
realidad evidenció la necesidad de ampliar la protección a otros supuestos, como
se verá enseguida.
Derecho a ocupar y desempeñar el cargo. La propia dinámica que caracteriza a la materia
electoral llevó a considerar que dicho derecho no se limitaba a contender en una
33 DERECHO DE ASOCIACIÓN EN MATERIA POLÍTICO-ELECTORAL. BASE DE LA FORMACIÓN
DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y AGRUPACIONES POLÍTICAS. El derecho de asociación en materia políticoelectoral es un derecho fundamental consagrado en el artículo 35, fracción III, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos que propicia el pluralismo político y la participación de la ciudadanía en la formación
del gobierno. La libertad de asociación, que subyace a ese derecho, constituye una conditio sine qua non de todo
Estado constitucional democrático de derecho, pues sin la existencia de este derecho fundamental o la falta de
garantías constitucionales que lo tutelen, no sólo se impediría la formación de partidos políticos y de asociaciones
de diversos signos ideológicos, sino que el mismo principio constitucional de sufragio universal, establecido en
forma expresa en el artículo 41, fracción I, párrafo segundo, de la Constitución federal, quedaría socavado; por lo
tanto, el derecho de asociación en materia político-electoral está en la base de la formación de los partidos políticos
y asociaciones políticas. Sobre el particular, es necesario dejar establecido que todo ciudadano mexicano tiene
derecho a asociarse individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en los asuntos políticos del país;
específicamente, es derecho de los ciudadanos mexicanos constituir partidos políticos nacionales y agrupaciones
políticas, en conformidad con lo dispuesto en los artículos 9o.; 35, fracción III; 41, fracciones I, párrafo segundo, in
fine, y IV; y 99, fracción V, de la Constitución federal, así como 5o., párrafo 1, del Código Federal de Instituciones y
Procedimientos Electorales. Así, en ejercicio del derecho de asociación en materia político-electoral, los ciudadanos
pueden formar partidos políticos y agrupaciones políticas, cumpliendo con los requisitos que se establecen en la
ley. El ejercicio de la libertad de asociación en materia política prevista en el artículo 9o. constitucional está sujeta a
varias limitaciones y una condicionante: las primeras están dadas por el hecho de que su ejercicio sea pacífico y con
un objeto lícito, mientras que la última circunscribe su realización a los sujetos que tengan la calidad de ciudadanos
mexicanos, lo cual es acorde con lo previsto en el artículo 33 de la Constitución federal. Asimismo, si el ejercicio de
esa libertad política se realiza a través de los partidos políticos, debe cumplirse con las formas específicas que se
regulen legalmente para permitir su intervención en el proceso electoral. Jurisprudencia 25/2002, Revista del TEPJF,
Tercera Época, Suplemento 6, Año 2003, páginas 21 y 22.
34
Por ejemplo TEPJF, SUP-JDC-1583/2007, Juicio para la protección de los derechos político
electorales del ciudadano, 28 de septiembre de 2007.
32
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
campaña electoral y a la posterior proclamación como candidato electo, sino que,
también debería incluir la consecuencia jurídica resultante de que el candidato
sea electo por la voluntad popular, consistente en ocupar y desempeñar el cargo
encomendado por la ciudadanía, y el de mantenerse en él durante el periodo
correspondiente.35
Con la adopción de este criterio, el TEPJF actualmente conoce de juicios vinculados
con la aceptación o negación de renuncias36 y licencias37 de funcionarios electos
popularmente, así como de actos donde se haya negado llamar a un suplente para
cubrir la ausencia del funcionario propietario38, entre otros.
Es conveniente precisar que, a partir de una interpretación extensiva del derecho a votar,
en su vertiente de ocupar el cargo para el cual se fue electo, el TEPJF ha considerado que
también incluye el derecho a recibir los sueldos y prerrogativas inherentes a él.39
35 DERECHO DE VOTAR Y SER VOTADO. SU TELEOLOGÍA Y ELEMENTOS QUE LO INTEGRAN. Los
artículos 34, 39, 41, primero y segundo párrafos; 116, párrafo primero, fracción I y 115, fracción I de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos consagran, en el contexto de la soberanía nacional, ejercida a través
de los Poderes de la Unión y el sistema representativo, como potestad del pueblo para gobernarse a sí mismo, el
derecho a ser votado, que mediante las elecciones libres, auténticas y periódicas, integran en los candidatos electos
el ejercicio de dicha soberanía. Este derecho a ser votado no implica para el candidato postulado, únicamente
la contención en una campaña electoral y su posterior proclamación de acuerdo con los votos efectivamente
emitidos, sino el derecho a ocupar el cargo que la propia ciudadanía le encomendó. Así, el derecho a votar y ser
votado, es una misma institución, pilar fundamental de la democracia, que no deben verse como derechos aislados,
distintos el uno del otro, pues, una vez celebradas las elecciones, los aspectos activo y pasivo convergen en el
candidato electo, formando una unidad encaminada a la integración legítima de los poderes públicos, y por lo
tanto susceptibles de tutela jurídica, a través del juicio para la protección de los derechos político-electorales del
ciudadano, pues su afectación no sólo se resiente en el derecho a ser votado en la persona del candidato, sino en el
derecho a votar de los ciudadanos que lo eligieron como representante y ello también incluye el derecho de ocupar
el cargo. Jurisprudencia 27/2002, Revista del TEPJF, Suplemento 6, Tercera Época Año 2003, pp. 26 y 27.
36
REGIDOR. REQUISITOS PARA LA SUSTITUCIÓN POR RENUNCIA (LEGISLACIÓN DE CHIAPAS).De la interpretación sistemática y funcional de los artículos 115, fracción I, párrafo tercero, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos; 61 y 80 de la Constitución Política del Estado de Chiapas; 21, 44, 166 y 173
de la Ley Orgánica Municipal del Estado, se sigue que las causas de separación del cargo de regidor deben estar
plenamente sustentadas en hechos calificados en forma directa por el órgano competente del Estado, en atención
a que el desempeño de todo cargo de representación popular es de interés público. Así, para la sustitución de un
regidor, por renuncia, es necesario que se satisfagan los siguientes requisitos: a) sólo puede presentarla quien
haya asumido el cargo y esté en funciones; b) el interesado debe manifestar, de manera incuestionable y por
cualquier medio, que es su voluntad renunciar a la encomienda conferida; c) de esa manifestación debe conocer
el propio ayuntamiento; d) ha de expresar causa justificada, y e) el ayuntamiento calificará la razón invocada y, en
su oportunidad, la remitirá al Congreso del Estado para su análisis y aprobación. Lo anterior, porque los intereses
personales de los servidores que desempeñan un cargo de elección popular son superados por el interés colectivo,
en el ejercicio de la atribución que les ha sido encomendada por el voto ciudadano. Tesis IX/2009, Gaceta de
Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, TEPJF, Año 2, Número 4, 2009, páginas 46 y 47.
37
LICENCIA PARA SEPARARSE DEL CARGO MUNICIPAL. ES INDISPENSABLE QUE SE HAYA
RENDIDO PROTESTA (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO).- De la interpretación de los artículos 115,
base I, párrafo cuarto y 128 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 144 de la Constitución
Política del Estado Libre y Soberano de México, y 18, 19, 20 y 40 de la ley orgánica municipal de esa entidad, se
colige que los miembros del Ayuntamiento pueden solicitar licencia para separarse del encargo, siempre y cuando
estén vigentes los derechos inherentes, es decir, que el interesado haya rendido la protesta constitucional. En
consecuencia, si un candidato electo no la rinde, sin que medie causa justificada, no adquiere los derechos y
obligaciones inherentes, como es la posibilidad de solicitar licencia para la separación del encargo. Tesis VIII/2011,
Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, TEPJF, Año 4, Número 8, 2011, páginas 31 y 32.
38
TEPJF, SUP-JDC-1688/2012, Juicio para la protección de los derechos político electorales del
ciudadano, 13 de junio de 2012.
39
TEPJF, SUP-JDC-410/2008, Juicio para la protección de los derechos político electorales del
33
No obstante, cuando ciudadanos han acudido al TEPJF para reclamar actos
vinculados con las funciones propias de las legislaturas, como la integración de
comisiones o la designación de coordinadores parlamentarios, la autoridad
jurisdiccional ha sido tajante en señalar que ese tipo de actividades corresponden
al ámbito del derecho parlamentario, por lo que escapaban al espectro de tutela
del derecho a ser votado.40
De igual modo, se ha considerado, respecto a la designación para ocupar cargos
públicos de elección popular con carácter de interino o provisional por un
método distinto al sufragio ciudadano (por ejemplo, cuando se anula la elección
y el congreso asume las facultades extraordinarias de designar a quien ocupará
el cargo, en tanto se realiza la elección extraordinaria), que ese acto no forma
parte del derecho a ser votado, por no tener vinculación con la expresión de la
voluntad popular en ejercicio del sufragio, sino que es producto del ejercicio de
una atribución conferida por el orden constitucional.41
ciudadano, 27 de agosto de 2008.
40
DERECHO POLÍTICO-ELECTORAL DE SER VOTADO. SU TUTELA EXCLUYE LOS ACTOS
POLÍTICOS CORRESPONDIENTES AL DERECHO PARLAMENTARIO.-La interpretación de los artículos 35,
fracción II, 39, 41, primero y segundo párrafos, 115, fracción I, y 116, párrafo primero, fracción I, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, lleva a establecer que el objeto del derecho político-electoral de
ser votado, implica para el ciudadano, dentro de un marco de igualdad, tanto la posibilidad de contender como
candidato a un cargo público de elección popular, como ser proclamado electo conforme con la votación emitida,
lo mismo que acceder al cargo, aspectos que constituyen el bien protegido o tutelado jurídicamente por el
ordenamiento. El derecho de acceso al cargo se agota, precisamente, en el establecimiento de las garantías y
condiciones de igualdad para ocupar el cargo y para el ejercicio de la función pública correspondiente. Sin embargo,
este derecho no comprende otros aspectos que no sean connaturales al cargo para el cual fue proclamado,
ni se refiere a situaciones jurídicas derivadas o indirectas de las funciones materiales desempeñadas por el
servidor público. Por tanto, se excluyen de la tutela del derecho político-electoral de ser votado, los actos políticos
correspondientes al derecho parlamentario, como los concernientes a la actuación y organización interna de los
órganos legislativos, ya sea por la actividad individual de sus miembros, o bien, por la que desarrollan en conjunto a
través de fracciones parlamentarias o en la integración y funcionamiento de las comisiones, porque tales actos están
esencial y materialmente desvinculados de los elementos o componentes del objeto del derecho político-electoral de
ser votado. Tesis XVIII/2007, Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, TEPJF, Año 1, Número 1, 2008,
páginas 68 y 69.
41
GOBERNADOR INTERINO. SU NOMBRAMIENTO NO ES DE NATURALEZA ELECTORAL,
POR LO QUE NO PROCEDE EN SU CONTRA EL JUICIO DE REVISIÓN CONSTITUCIONAL ELECTORAL
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE TABASCO).- El procedimiento de nombramiento del titular del Poder Ejecutivo
Local en forma interina, ante su falta absoluta, ocurrida en los dos primeros años del período respectivo, previsto
en el artículo 47 de la Constitución Política del Estado de Tabasco, no tiene relación con el proceso electoral para
la renovación del titular del órgano de representación popular conocido como gobernador constitucional, así como
tampoco con la integración de alguno de los órganos expresamente facultados por la ley para la organización y
calificación de las elecciones. En este tenor, el juicio de revisión constitucional electoral no resulta procedente para
impugnar el nombramiento aludido, pues si bien no existe duda sobre el carácter materialmente administrativo de la
determinación adoptada por el Congreso de la entidad federativa, la circunstancia de que el mismo se haya erigido
en Colegio Electoral, no le confiere, paradójicamente, un contenido electoral a tal acto, ni a la autoridad emisora
el carácter de autoridad responsable para los efectos de dicho medio de defensa legal, toda vez que, del artículo
9o. de la Constitución local, se desprende que la renovación del Poder Ejecutivo en la entidad, se realiza mediante
elecciones libres, auténticas y periódicas, a través del sufragio ciudadano, por lo que no existe base jurídica
alguna, para estimar que el nombramiento de mérito constituye una “elección indirecta” o un acto de preparación
a un proceso electoral extraordinario, sino que es producto del ejercicio de una atribución conferida por el orden
constitucional local. Tesis LXVII/2001, Justicia Electoral. Revista del TEPJF, Suplemento 5, Año 2002, página 81.
34
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
Derecho a integrar autoridades electorales. En otra dirección, y también derivado
de la experiencia del TEPJF, en 2001 se emitió el criterio donde se estableció
la procedencia del juicio de revisión constitucional electoral, para impugnar
la designación o ratificación de las autoridades electorales de las Entidades
Federativas, como consejeros o magistrados.42
A partir de ese precedente, los partidos políticos se encontraban legitimados
para promover el citado juicio constitucional, a fin de controvertir los actos
por los que los órganos legislativos de las Entidades Federativas designaban o
ratificaban consejeros o magistrados electorales.
No obstante, el TEPJF actuó de forma distinta cuando las impugnaciones
surgían a instancia de ciudadanos que no habían sido designados o ratificados,
ya que, en esos supuestos, estableció que el juicio para la protección de los
derechos político-electorales resultaba improcedente, porque la designación
de autoridades electorales no involucraba derechos de esa clase.43
Esta situación de desigualdad motivó que en la reforma electoral de 2008,
se estableciera expresamente en el artículo 79, apartado 2, de la LGSMIME, la
procedencia del juicio ciudadano para impugnar actos contrarios al derecho
42
AUTORIDADES ELECTORALES LOCALES ENCARGADAS DE ORGANIZAR LAS ELECCIONES O
DE RESOLVER LAS CONTROVERSIAS DERIVADAS DE LOS COMICIOS LOCALES. SU DESIGNACIÓN FORMA
PARTE DE LA ORGANIZACIÓN DEL PROCESO ELECTORAL (LEGISLACIÓN DE YUCATÁN Y SIMILARES).- La
interpretación sistemática y funcional de lo establecido en los artículos 41, fracción IV; 99, párrafos primero y
cuarto, fracción IV, y 116, párrafo segundo, fracción IV, incisos b), c) y d) de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, así como 86, 144 y 276 del Código Electoral del Estado de Yucatán, pone de manifiesto que
la designación de los integrantes del órgano superior de dirección del organismo electoral local responsable del
ejercicio de la función estatal de organizar las elecciones o del órgano jurisdiccional encargado de resolver las
controversias que surjan con motivo de los comicios que se celebren en las entidades federativas, constituye un
acto de carácter electoral que forma parte de la etapa de preparación de un determinado proceso electoral. Dicha
designación debe considerarse como un acto propiamente de organización y preparación de las elecciones, en
un sentido amplio y no únicamente restringido a los actos que, ya iniciado el proceso electoral, se llevan a cabo
previamente al día en que habrá de realizarse la jornada electoral correspondiente. Jurisprudencia 4/2001, Revista
del TEPJF, Suplemento 5, Año 2002, páginas 8 y 9.
43
FUNCIONARIOS ELECTORALES. CONTRA SU DESIGNACIÓN RESULTA IMPROCEDENTE
EL JUICIO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES DEL CIUDADANO. EI
nombramiento de funcionarios electorales, que se actualiza con motivo del ejercicio de las propias facultades que la
Constitución y las leyes, tanto nacionales como locales, otorgan a los órganos de gobierno propiamente dichos, con
sujeción a las normas que para tal efecto se establecen, como la designación de magistrados electorales, no puede
afectar en lo particular los derechos político-electorales de ciudadanos determinados, puesto que, la designación
de mérito, no se realiza a través del sistema de elección mediante voto emitido de manera popular y directa, ni
tiene que ver con el derecho de los ciudadanos de asociación para la participación en la política ni de libre afiliación
partidista, en cuyas hipótesis procede el juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciudadano
de acuerdo a lo previsto por los artículos 79, párrafo 1, y 80, ambos de la Ley General del Sistema de Medios de
Impugnación en Materia Electoral; de ahí que los ciudadanos carecen de la legitimación activa para promover dicho
juicio en contra de los procedimientos relativos a los nombramientos de funcionarios electorales, y, por ende, el
mismo debe desecharse de plano, de conformidad con el articulo 10, párrafo 1, inciso c), en relación con el numeral
19, párrafo 1, inciso b), ambos de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral. Tesis
de jurisprudencia S3ELJ 16/2003, Compilación Oficial de Jurisprudencia y Tesis Relevantes 1997-2005, páginas
138-139.
35
a integrar las autoridades electorales de las Entidades Federativas, con lo cual
se logró cubrir un enorme vacío en el ámbito de la tutela jurisdiccional de esa
clase de derechos.
Una nueva polémica surgió con la interpretación del precepto citado, cuando
en octubre de 2011 se presentó una controversia por la omisión, de más de un
año, de la cámara de diputados de nombrar a tres consejeros del IFE. El tema
a debate derivó porque el precepto de la ley reglamentaria expresamente
señala “autoridades electorales de las Entidades Federativas”, lo cual, en opinión de algunos,
descartaba la posibilidad de analizar esa omisión, en tanto que el IFE es un
órgano de carácter federal.
En esa ocasión, el TEPJF se decantó por un criterio de apertura, y precisó que
el IFE, aun cuando tuviera carácter federal, igualmente se vinculaba con el
ejercicio de una vertiente del derecho a ser votado, y admitió la procedencia
del juicio ciudadano.44
Con este precedente, entonces el derecho a ser votado, cuando se trata de
integrar autoridades electorales, incluye tanto las de las Entidades Federativas,
como la federal.
El TEPJF ha ido más allá y ha considerado que el derecho a ser votado, en la
vertiente de formar parte de una autoridad electoral, incluye el análisis de
quién debe ocupar la presidencia de un órgano colegiado, como un Tribunal
Electoral de una Entidad Federativa.45
Este criterio parece contradictorio con el adoptado, tratándose de órganos
legislativos, donde, como se precisó, el TEPJF ha sido enfático en que la elección
de los órganos al interior, como comisiones, mesa directiva, entre otros, escapa
al ámbito de tutela del derecho a ser votado. Este precedente parecía aplicable
a las autoridades electorales de las Entidades Federativas, en las cuales la
elección de la presidencia es un acto al interior; sin embargo, en este último
supuesto, la postura judicial se inclinó a aceptar que sí pertenecía al campo de
ese derecho, pero no se hizo explicita alguna razón de si se apartaba del otro
precedente, lo cual conduce a establecer una distinción entre la elección de
órganos al interior de autoridades legislativas de órganos electorales.
44
TEPJF, SUP-JDC-12639/2011, Juicio para la protección de los derechos político electorales del
ciudadano, 30 de noviembre de 2011.
45
TEPJF, SUP-JDC-28/2012, Juicio para la protección de los derechos político electorales del
ciudadano, 10 de marzo de 2010.
36
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
Los precedentes citados y recopilados son evidencia de que el derecho a ser
votado se encuentra en una permanente dinámica, y que, sin duda, seguirá
modificándose y ampliándose.
Candidatos no registrados. Un caso paradigmático (no sólo por lo extraordinario del
asunto en sí, sino por las posiciones asumidas por los integrantes del TEPJF, y
que por ello permite delimitar el alcance del derecho a ser votado), se presentó
en la elección del municipal de Las Vigas de Ramírez, Veracruz, celebrada en el
año dos mil cuatro, a la cual, un grupo de ciudadanos argumentaban que, a
pesar de no haber sido registrados como candidatos por algún partido político,
ganaron la elección porque la ciudadanía votó por ellos. Pero al computar esos
votos como nulos, no era posible advertir el resultado, pues sólo se obtuvo en el
cómputo que existieron más votos nulos que los obtenidos por los candidatos
declarados ganadores, por lo cual exigían que esos sufragios se les atribuyeran
y, en consecuencia, se les otorgaran las constancias respectivas. 46
En la sentencia, la mayoría de los integrantes del TEPJF consideró que no era
posible contender como candidato no registrado, sino que necesariamente
debía hacerse a través de la postulación por parte de un partido político, por
lo que los votos emitidos por este tipo de candidatos deberían considerarse
nulos. La minoría estimó que esta era una restricción indebida al derecho
de ser votado, de manera directa y de manera indirecta al derecho de votar,
máxime que de la interpretación de la legislación electoral de esa entidad,
los votos emitidos por estos candidatos debían ser considerados válidos. En
cambio, la mayoría determinó que la votación para candidatos no registrados
tenía efectos meramente estadísticos.
Así, resolvió que no era jurídicamente suficiente que un conjunto de electores
votaran a favor de determinado candidato no registrado, para que tales votos,
aun cuando éste obtuviera una supuesta mayoría, se tradujeran en votos
plenamente eficaces, toda vez que su mera participación en la contienda
propiciaría una desproporcionada e injustificada desigualdad entre los
candidatos registrados, de aquellos no registrados.47
46
TEPJF, SUP-JDC-713/2004, Juicio para la protección de los derechos político electorales del
ciudadano, 22 de diciembre de 2004, pp. 125.
47 Ibídem. “La razón por la cual, desde una perspectiva sistemática y funcional, se estima que puede
considerarse como voto válido el emitido no sólo en favor de un partido político, sino de una agrupación de
ciudadanos de un municipio o de una coalición, mas no así respecto de los que se emitan en favor de candidatos
no registrados, deriva de que aquéllas postularon y obtuvieron el registro de sus candidatos desde la etapa de
preparación de la elección y, por tanto, la autoridad electoral administrativa estuvo en aptitud de vigilar y controlar
que las mismas y sus candidatos se hayan ajustado a los principios y reglas que rigen todo proceso electoral,
37
Difícilmente, en las condiciones actuales, sobre todo por el diseño de la
papelería electoral, se volverá a presentar un caso similar, por lo que, desde
un punto de vista personal, el TEPJF dejó ir una oportunidad inigualable para
sentar un precedente en una dirección clara de optimización de un derecho
humano.
Candidatos independientes. El tema se abordó en el TEPJF, a partir de la interpretación
del artículo 35, fracción II de la CPEUM, con el resultado de que dos magistrados
consideraron que el precepto contenía imperativamente el monopolio de las
candidaturas por los partidos políticos; dos más que no estaba previsto ese
monopolio, pero tampoco prohibido, por lo que el legislador ordinario se
encontraba en libertad de establecerlo o no, y al haber optado por el monopolio,
su actitud no resultaba inconstitucional; y, finalmente, los dos restantes
estimaron que el monopolio indicado era contrario al derecho constitucional
a ser votado, porque de su interpretación no se advertía la exigencia de ser
postulado por un partido político para participar como candidato a un puesto
de elección popular, pero también, que, para la participación independiente,
resultaba indispensable y obligatorio para el legislador emitir la regulación
legal conducente, para evitar los riesgos que entraña esta modalidad.48
En sentido contrario a lo resuelto por el TEPJF, la SCJN, al estudiar ese tema,
consideró que la postulación por un partido político no podía considerarse
como una calidad necesaria para ejercer un cargo de elección popular, por
lo que no podía entrar en la categoría de cualidades a que hacía referencia la
CPEUM.49
Es pertinente aclarar que la interpretación constitucional a la que llegó la SCJN fue
a partir del análisis de la legislación local, y previamente a la reforma constitucional
del trece de noviembre de dos mil siete, en la que se estableció que en las entidades
federativas, los partidos políticos tienen el monopolio para postular candidatos.
Por su parte, la CrIDH en el caso Jorge Castañeda, estableció que el requisito de
incluido el del fortalecimiento y preservación del sistema plural de partidos políticos, mientras que los candidatos
no registrados en ningún momento fueron susceptibles de tal vigilancia y control, por lo que no habría certeza y
objetividad acerca de su observancia por estos a fin de determinar si se estaría en presencia de una elección libre y
auténtica con pleno respeto al derecho de los contendientes a acceder en condiciones de igualdad a los cargos de
elección popular.”
48
TEPJF, SUP-JDC-037/2001, Juicio para la protección de los derechos político electorales del
ciudadano, 25 de octubre de 2001, pp. 155.
49
Tribunal Pleno de la SCJN, Acción de inconstitucionalidad 28/2006 y acumuladas, 5 de octubre de
2010, pp. 885
38
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
ser postulado por un partido político para poder ser candidato, establecido en el
COFIPE, es acorde con la CADH, pero nada dijo sobre si ese requisito era acorde o
no con la CPEUM.
Después de esa gran polémica, en la actualidad, con la reforma política
publicada el 9 de agosto de 2012, se reconoce, a nivel constitucional, la
posibilidad de las candidaturas independientes. Resta el desarrollo legislativo
secundario, donde habrá que poner especial atención, porque, conforme a los
requisitos que se exijan, se podrá determinar si, en los hechos, realmente se
está abriendo la puerta a esa forma de acceder a los cargos de representación.
IV.3. Derecho de asociación.
Al igual que los otros derechos, la evolución conceptual del derecho de
asociación en materia política ha transitado por diversas etapas. En un principio
se consideró que se concretaba a la posibilidad de formar partidos políticos y
agrupaciones políticas, sin incluir al conjunto de derechos que se adquieren
al interior de esas organizaciones, como participar en las decisiones internas,
ocupar los puestos directivos, elegir a sus candidatos, etc.50
Una nueva reflexión llevó a la Sala Superior a considerar que el derecho de
asociación política sólo puede ejercerse en su plenitud, a partir de la vigencia de
otro cúmulo de derechos también de rango fundamental, donde se incluyeron
los inherentes a la organización interna de los partidos políticos.
50
DERECHO de ASOCIACIÓN político electoral. SE COLMA AL afiliarse A UN PARTIDO
O AGRUPACIÓN POLÍTICA.La libertad general de asociación de los mexicanos, se encuentra consagrada por
el artículo 9o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Por su parte, el diverso 35, fracción
III reconoce como especie autónoma e independiente, a la libertad de asociación política, y en ésta, a la vez, se
encuentra una subespecie o modalidad aludida por el artículo 41, párrafo segundo, fracción III, quinto párrafo, y
reglamentada por el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales. Sin embargo, ese derecho en su
vertiente político-electoral, se encuentra acotado en función de la naturaleza y fines que la propia ley fundamental
confiere a los distintos partidos y agrupaciones políticas. Esta afirmación adquiere sustento si se analizan los
factores siguientes: por una parte, el ciudadano se afilia a un partido o agrupación política sobre la base de la
elección que hace según sus aspiraciones políticas y la concepción que tenga de la forma en que deba alcanzarlas
conforme a determinados valores y principios políticos, lo que es el componente esencial de identidad de la
asociación, que sirve para distinguirla respecto de otras, lo cual a su vez imprime cierta cohesión y compromiso
entre sus miembros. Así, la ideología es uno de los factores fundamentales que identifican a cada organización.
Por otra parte, el ejercicio del derecho de asociación político-electoral se satisface cuando el ciudadano se adhiere
a una sola organización política, ya que conforme a su naturaleza y objetivos su voluntad de asociarse se colma
al realizarlo a un ente, pues con ello adquiere distintos deberes cuyo cumplimiento exige del asociado el empleo
de sus recursos personales (económicos, temporales y físicos) de manera que al pertenecer a varios partidos o
agrupaciones, no podría llevar a cabo realmente las tareas que en cada una debiera desempeñar. En las referidas
condiciones, y con arreglo al principio de que el legislador diseña la norma con arreglo a lo común, ordinario o
normal, sin ocuparse de aspectos extraordinarios o difícilmente previsibles, se tiene que el derecho de asociación
fue concebido por el legislador, sobre la base de que el derecho político electoral se satisface cuando el ciudadano
se adhiera sólo a una organización, con lo que se explica que el legislador no haya establecido expresamente la
prohibición de afiliarse a dos o más asociaciones políticas con fines electorales. De lo anterior se concluye que al
pertenecer al mismo tiempo a distintas agrupaciones político-electorales, se rebasarían de manera manifiesta y
evidente los límites dentro de los que se satisface el derecho de asociación político-electoral, en detrimento de la
funcionalidad del propio sistema jurídico, lo que justifica su acotamiento, y no repercute en la libertad de asociación
en general, dada la diversidad de sus fines y regulación específica. Tesis de jurisprudencia S3ELJ 59/2002, Revista
Justicia Electoral 2003, suplemento 6, páginas 22-23.
39
En ese sentido, conforme a la actual doctrina judicial, tanto el derecho de
asociación política como el cúmulo de derechos que derivan de éste, tienen el
rango de fundamentales.51
Este criterio, que actualmente se ve con naturalidad, tuvo un intenso recorrido
jurisprudencial, que implicó el desenvolvimiento de una serie de criterios, hasta
llegar a su construcción actual.
Conforme a la concepción inicial del derecho de asociación que, como se
dijo, se limitaba a la posibilidad de formar partidos y agrupaciones políticas, se
consideró improcedente el juicio ciudadano para combatir actos u omisiones
de los órganos de los partidos políticos.
Después se fijó el criterio de que la protección de los derechos político
electorales de los ciudadanos, cuando se imputara la violación a un partido
político, debía realizarse mediante la promoción de la queja correspondiente,
ante el Consejo General del IFE, el cual, al resolverla, además de sancionar al
partido, debía restituir al ciudadano en el goce y disfrute del derecho violado.
Por último se estableció que los partidos políticos sí podían ser directamente
señalados como parte demandada en este tipo de juicios, pero se estableció
que, para acceder a dicho medio de control jurisdiccional, el ciudadano
afectado debía agotar los medios intrapartidistas previstos en los estatutos
respectivos.52
51
DERECHO DE AFILIACIÓN EN MATERIA POLÍTICO-ELECTORAL. CONTENIDO Y ALCANCES.
El derecho de afiliación político-electoral establecido en el artículo 41, fracción I, párrafo segundo, in fine, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en relación con lo dispuesto en el artículo 5o., párrafos 1 y
3, del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, es un derecho fundamental con un contenido
normativo más específico que el derecho de asociación en materia política, ya que se refiere expresamente a la
prerrogativa de los ciudadanos mexicanos para asociarse libre e individualmente a los partidos políticos y a las
agrupaciones políticas, y si bien el derecho de afiliación libre e individual a los partidos podría considerarse como
un simple desarrollo del derecho de asociación en materia política, lo cierto es que el derecho de afiliación —en el
contexto de un sistema constitucional de partidos como el establecido en el citado artículo 41 constitucional— se ha
configurado como un derecho básico con caracteres propios y, por tanto, con mayor especificidad que el derecho
de asociación y está garantizado jurisdiccionalmente mediante el sistema de medios de impugnación en materia
electoral previsto en el artículo 41, fracción IV, primer párrafo, in fine, en relación con lo dispuesto en el artículo 99,
fracción V, de la Constitución federal. Además, el derecho de afiliación comprende no sólo la potestad de formar
parte de los partidos políticos y de las asociaciones políticas, sino también la prerrogativa de pertenecer a éstos con
todos los derechos inherentes a tal pertenencia; en particular, el derecho fundamental de afiliación político-electoral
consagrado constitucionalmente faculta a su titular para afiliarse o no libremente a un determinado partido político,
conservar o ratificar su afiliación o, incluso, desafiliarse. Del mismo modo, la libertad de afiliación no es un derecho
absoluto, ya que su ejercicio está sujeto a una condicionante consistente en que sólo los ciudadanos mexicanos
podrán afiliarse libre e individualmente a los partidos políticos. Igualmente, si el ejercicio de la libertad de afiliación
se realiza a través de los institutos políticos, debe cumplirse con las formas específicas reguladas por el legislador
para permitir su intervención en el proceso electoral. Jurisprudencia 24/2002, Revista del TEPJF, Suplemento 6,
Tercera Época , Año 2003, pp. 19 y 20.
52
González Castillo, Leonel, Los derechos de la militancia partidista y la jurisdicción, México, TEPJF,
2004, pp. 219.
40
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
En la reforma constitucional de trece de noviembre de dos mil siete,
esa construcción jurisprudencial se llevó al texto de la CPEUM, al incluir
expresamente en el artículo 99, fracción V, la posibilidad de impugnar actos
de partidos políticos, siempre y cuando se agoten previamente las instancias
intrapartidistas. No obstante, tanto en la legislación secundaria53 como en
la jurisprudencia se estableció que, cuando por diversas circunstancias que
pudieran conducir a hacer irreparable la violación alegada, el afectado podrá
acudir directamente a las autoridades jurisdiccionales, per saltum, siempre que
acredite haber desistido previamente de la instancia partidista, si es que la
hubiere iniciado.
Como parte esencial de este derecho fundamental, la normativa que rija la
vida interna de los partidos políticos debe ajustarse a los cánones del estado
constitucional de derecho, por lo cual, el TEPJF se ha ocupado de establecer
los requisitos mínimos para considerar a un partido como democrático, como
un modo de garantizar el derecho de asociación política de los ciudadanos
integrantes de los mismos, pues su afiliación no implica una disminución
o anulación de sus derechos, sino por el contrario, una ampliación y
potencialización hacia el interior del partido. Esos requisitos son los siguientes:54
53
Artículo 10.1 inciso d) de la LGSMIME.
54 ESTATUTOS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS. ELEMENTOS MÍNIMOS PARA CONSIDERARLOS
DEMOCRÁTICOS.- El artículo 27, apartado 1, incisos c) y g), del Código Federal de Instituciones y Procedimientos
Electorales, impone a los partidos políticos la obligación de establecer en sus estatutos, procedimientos
democráticos para la integración y renovación de los órganos directivos; sin embargo, no define este concepto,
ni proporciona elementos suficientes para integrarlo jurídicamente, por lo que es necesario acudir a otras fuentes
para precisar los elementos mínimos que deben concurrir en la democracia; los que no se pueden obtener de
su uso lingüístico, que comúnmente se refiere a la democracia como un sistema o forma de gobierno o doctrina
política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno, por lo que es necesario acudir a la doctrina de mayor
aceptación, conforme a la cual, es posible desprender, como elementos comunes característicos de la democracia
a los siguientes: 1. La deliberación y participación de los ciudadanos, en el mayor grado posible, en los procesos de
toma de decisiones, para que respondan lo más fielmente posible a la voluntad popular; 2. Igualdad, para que cada
ciudadano participe con igual peso respecto de otro; 3. Garantía de ciertos derechos fundamentales, principalmente,
de libertades de expresión, información y asociación, y 4. Control de órganos electos, que implica la posibilidad
real y efectiva de que los ciudadanos puedan elegir a los titulares del gobierno, y de removerlos en los casos que
la gravedad de sus acciones lo amerite. Estos elementos coinciden con los rasgos y características establecidos
en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que recoge la decisión de la voluntad soberana del
pueblo de adoptar para el Estado mexicano, la forma de gobierno democrática, pues contempla la participación
de los ciudadanos en las decisiones fundamentales, la igualdad de éstos en el ejercicio de sus derechos, los
instrumentos para garantizar el respeto de los derechos fundamentales y, finalmente, la posibilidad de controlar
a los órganos electos con motivo de sus funciones. Ahora bien, los elementos esenciales de referencia no deben
llevarse, sin más, al interior de los partidos políticos, sino que es necesario adaptarlos a su naturaleza, a fin de
que no les impidan cumplir sus finalidades constitucionales. De lo anterior, se tiene que los elementos mínimos de
democracia que deben estar presentes en los partidos políticos son, conforme al artículo 27, apartado 1, incisos
b), c) y g) del código electoral federal, los siguientes: 1. La asamblea u órgano equivalente, como principal centro
decisor del partido, que deberá conformarse con todos los afiliados, o cuando no sea posible, de un gran número
de delegados o representantes, debiéndose establecer las formalidades para convocarla, tanto ordinariamente por
los órganos de dirección, como extraordinariamente por un número razonable de miembros, la periodicidad con la
que se reunirá ordinariamente, así como el quórum necesario para que sesione válidamente; 2. La protección de los
derechos fundamentales de los afiliados, que garanticen el mayor grado de participación posible, como son el voto
activo y pasivo en condiciones de igualdad, el derecho a la información, libertad de expresión, libre acceso y salida
41
1. El reconocimiento de los derechos fundamentales de los afiliados, y su
garantía por órganos y procedimientos eficaces.
2. La existencia de una asamblea u órgano equivalente, representativa
de la voluntad del mayor número posible de afiliados.
3. La existencia de procedimientos de elección, en condiciones de
igualdad.
4. Adopción de la regla de mayoría, como criterio en la toma de decisiones.
5. Mecanismos de control del poder.
6. Procedimientos disciplinarios, con las garantías del debido proceso.
7. Los mecanismos para lograr y difundir una cultura cívica democrática.
En la práctica, la mayoría de los asuntos de los que conoce el TEPJF se vinculan
con juicios promovidos para impugnar actos de partidos políticos, y la doctrina
judicial ha mostrado mucha apertura, de tal forma que se puede afirmar que
casi en su totalidad son revisables los actos de los órganos de gobierno, como
los procedimientos para la renovación de sus órganos internos, la selección de
candidatos, la imposición de sanciones, y muchos otros.
El único límite que ha impuesto el TEPJF, para analizar los derechos al interior
de los partidos políticos, ha sido el respeto a la autoregulación o libertad de
organización de esas entidades, el cual implica el derecho de gobernarse
internamente en los términos que se ajuste a su ideología e intereses políticos,
siempre que sea acorde a los principios de orden democrático, aspectos que se
deben establecer en sus distintos instrumentos normativos.55
de los afiliados del partido; 3. El establecimiento de procedimientos disciplinarios, con las garantías procesales
mínimas, como un procedimiento previamente establecido, derecho de audiencia y defensa, la tipificación de
las irregularidades así como la proporcionalidad en las sanciones, motivación en la determinación o resolución
respectiva y competencia a órganos sancionadores, a quienes se asegure independencia e imparcialidad; 4.
La existencia de procedimientos de elección donde se garanticen la igualdad en el derecho a elegir dirigentes y
candidatos, así como la posibilidad de ser elegidos como tales, que pueden realizarse mediante el voto directo
de los afiliados, o indirecto, pudiendo ser secreto o abierto, siempre que el procedimiento garantice el valor
de la libertad en la emisión del sufragio; 5. Adopción de la regla de mayoría como criterio básico para la toma
de decisiones dentro del partido, a fin de que, con la participación de un número importante o considerable de
miembros, puedan tomarse decisiones con efectos vinculantes, sin que se exija la aprobación por mayorías
muy elevadas, excepto las de especial trascendencia, y 6. Mecanismos de control de poder, como por ejemplo:
la posibilidad de revocar a los dirigentes del partido, el endurecimiento de causas de incompatibilidad entre los
distintos cargos dentro del partido o públicos y establecimiento de períodos cortos de mandato. Jurisprudencia
3/2005, Jurisprudencia y Tesis Relevantes 1997-2005. Compilación Oficial, Tercera Época, TEPJF, pp. 120 a 122.
55
TEPJF, SUP-REC-42/2012, Recurso de reconsideración y acumulado, 7 de junio de 2012.
42
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
Es difícil identificar una línea jurisprudencial en torno a este límite, ya que los
precedentes judiciales no proporcionan elementos comunes que permitan
construirla, sino que depende del caso concreto y las particularidades fácticas.
Por ejemplo, se ha dicho que se afecta esa libertad de organización cuando se
pretende revisar la facultad discrecional de designación de candidatos u otras
similares.
IV.4. Derecho de observación electoral.
Para algunos, este derecho no se incluye en los de participación política, pero
se encuentra previsto como tal en el artículo 5 del COFIPE, donde se establece,
como derecho exclusivo de los ciudadanos mexicanos, participar como
observadores de los actos de preparación y desarrollo del proceso electoral,
así como de los que se lleven a cabo el día de la jornada electoral, siempre y
cuando obtengan su acreditación ante la autoridad electoral.
Entre los requisitos que se exigen para poder ejercer este derecho de
participación política son estar en pleno goce de sus derechos civiles y
políticos; no ser, ni haber sido miembro de dirigencias nacionales, estatales
o municipales de organización o de partido político alguno en los últimos
tres años anteriores a la elección; no ser, ni haber sido candidato a puesto de
elección popular en los últimos tres años anteriores a la elección, y asistir a
los cursos de capacitación, preparación o información que impartan el IFE
o las propias organizaciones a las que pertenezcan bajo los lineamientos y
contenidos que dicten las autoridades competentes del IFE.
Entre los límites para el ejercicio de ese derecho, en la propia legislación se
señala que no pueden sustituir u obstaculizar a las autoridades electorales en
el ejercicio de sus funciones ni interferir en el desarrollo de las mismas; hacer
proselitismo de cualquier tipo o manifestarse en favor de partido o candidato
alguno; externar cualquier expresión de ofensa, difamación o calumnia
en contra de las instituciones, autoridades electorales, partidos políticos o
candidatos, ni declarar el triunfo de partido político o candidato alguno.
En congruencia con el carácter de derecho político electoral, el TEPJF ha
admitido la posibilidad de que sea tutelado a través del juicio ciudadano, bajo
el argumento de que el derecho de observación contribuye a alcanzar los otros
43
derechos de igual naturaleza y coadyuva a que los actos de las autoridades
electorales se ajusten al principio de legalidad.56
También TEPJF ha establecido que la sola militancia a un partido político no
puede servir de base para negar el derecho de observación electoral, bajo
el argumento de que, en términos de la legislación está garantizado que su
actuar debe ser imparcial y sin que exista posibilidad de que favorezcan a algún
instituto político.57
V. Vinculación de los derechos político
electorales con otros derechos fundamentales.
Para el desarrollo adecuado de los derechos políticos es necesaria la vigencia
plena de otros derechos fundamentales, sin lo cual no puede estimarse que se
ejerzan en toda su intensidad, especialmente los siguientes:
V.1. Derecho político de petición.
El derecho fundamental de petición, establecido en el artículo 8° constitucional,
se traduce en una obligación de las autoridades de dar respuesta, en un breve
término,58 a solicitudes hechas por la ciudadanía, o por los propios partidos
56
OBSERVADORES ELECTORALES. EL JUICIO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS
POLÍTICO-ELECTORALES, PROCEDE PARA IMPUGNAR LA VULNERACIÓN A SUS DERECHOS (LEGISLACIÓN
DE OAXACA).- De la interpretación sistemática y funcional de los artículos 17, párrafos primero y segundo, 116,
párrafo segundo, fracción IV, inciso l), de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 108 y 109,
inciso c), de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral de Oaxaca, se advierte
que el juicio para la protección de los derechos político-electorales procede contra actos y resoluciones que
violen los derechos de votar y ser votado, de asociación y de afiliación, lo que permite colegir que dicho medio de
impugnación es procedente para controvertir la vulneración de los derechos de los ciudadanos que participen como
observadores acreditados en los comicios locales, pues con ello se garantiza el ejercicio de aquellos derechos y se
asegura que los actos de la autoridad electoral se ajusten al principio de legalidad. Jurisprudencia 25/2011, Gaceta
de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, TEPJF, Año 4, Número 9, 2011, páginas 27 y 28.
57
OBSERVADOR ELECTORAL. EL DERECHO DEL CIUDADANO A PARTICIPAR EN EL PROCESO
ELECTORAL CON TAL CARÁCTER, NO SE RESTRINGE POR LA SOLA MILITANCIA A UN PARTIDO POLÍTICO.De la interpretación funcional del artículo 5, párrafo 4, incisos b) y d), fracciones I y II, del Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales, se sigue que el requisito legal que se exige para ocupar el cargo de
observador electoral relativo a manifestar formalmente conducirse conforme a los principios de imparcialidad,
objetividad, certeza y legalidad y, por tanto, sin vínculos a partido u organización política, no implica impedimento
para que el militante de un partido político pueda ser acreditado con tal carácter. Admitir lo contrario, llevaría a
la consecuencia de limitar los derechos para tomar parte en los asuntos políticos del país, sin que existiera una
causa suficiente para ello, vulnerando así el ámbito de los ciudadanos acreditados, pues con su registro como
observadores electorales no benefician o perjudican a ningún ente político, en tanto que su función debe ser
apegada solamente a los principios referidos. Tesis IV/2010, Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral,
TEPJF, Cuarta Época, Año 3, Número 6, 2010, pp. 44.
58 DERECHO DE PETICIÓN EN MATERIA ELECTORAL. LA EXPRESIÓN “BREVE TÉRMINO” ADQUIERE
44
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
políticos, y forma parte de los derechos encaminados a formar en la ciudadanía
una opinión informada para el adecuado ejercicio de las demás libertades, y
para que los institutos políticos desarrollen de manera completa su función.
La relevancia de este derecho, a diferencia de como sucede en otras
jurisdicciones, en donde no se consideran sujetos obligados a satisfacerlo
a personas que no tienen el carácter de autoridad, llevó al TEPJF a hacerlo
extensivo al ámbito de los partidos políticos, porque son estos los vehículos
necesarios para el acceso de los ciudadanos a los cargos de elección popular,
por lo que la importancia de dicho derecho en el ámbito político electoral se
incrementa.59
V.2. Derecho a la información.
El TEPJF ha considerado que a través de la jurisdicción electoral es posible
tutelar el ejercicio de este derecho, siempre y cuando se encuentre vinculado
con algún derecho político electoral.60 Al igual que en el derecho de petición, el
CONNOTACIÓN ESPECÍFICA EN CADA CASO. —El derecho fundamental de petición, previsto en el artículo 8º de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, impone a la autoridad la obligación de responder al
peticionario en “breve término”. La especial naturaleza de la materia electoral implica que esa expresión adquiera
una connotación específica, más aún en los procesos electorales, durante los cuales todos los días y horas son
hábiles, aunado a que la legislación adjetiva electoral precisa plazos brevísimos para la interposición oportuna
de los medios de impugnación. Por tanto, para determinar el “breve término” a que se refiere el dispositivo
constitucional, debe tomarse en cuenta, en cada caso, esas circunstancias y con base en ello dar respuesta
oportuna. Jurisprudencia 32/2010, Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, TEPJF, Cuarta Época, Año
3, Número 7, 2010, pp. 16 y 17.
59
DERECHO DE PETICIÓN EN MATERIA POLÍTICA. TAMBIÉN CORRESPONDE A LOS PARTIDOS
POLÍTICOS.- El artículo 8o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos consagra el derecho
genérico de petición a favor de los habitantes de la República, que debe ser respetado por todos los funcionarios y
empleados públicos, siempre que se formule por escrito y de manera pacífica y respetuosa. El artículo 35, fracción
V, constitucional, consagra el derecho de petición en materia política como prerrogativa específica de los ciudadanos
mexicanos; disposiciones que son aplicables en materia electoral, porque existe el criterio interpretativo de que los
derechos fundamentales contemplados en la Constitución General de la República deben de interpretarse en un
sentido amplio y no restrictivamente, así como criterio generalizado en los tribunales federales, en el sentido de
que los derechos fundamentales contemplados en dicha Constitución, no sólo le asisten a las personas físicas sino
también a las personas jurídicas, cuando éstas sean susceptibles de disfrutarlos, criterio que, trasladado al artículo
35, conduce a la conclusión de que el derecho de petición en materia política, no sólo corresponde a los ciudadanos
en lo individual, sino también a los partidos políticos, por su naturaleza, funciones y finalidades constitucionales
y legales. Por ende, si los partidos políticos son formas de asociación ciudadana, no puede negarse que están
facultados, a través de sus legítimos representantes, para acudir ante las autoridades políticas, y en forma más
concreta ante las autoridades electorales, a realizar alguna solicitud o petición, referente a cuestiones políticoelectorales, y que al no existir restricción, ésta necesariamente tendrá que resolverse. Jurisprudencia 26/2002,
Justicia Electoral, Revista del TEPJF, Suplemento 6, Año 2003, páginas 25 y 26.
60 INTERÉS JURÍDICO EN LA PROCEDENCIA DEL JUICIO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS
POLÍTICO-ELECTORALES DEL CIUDADANO, CUANDO SE ALEGAN PRESUNTAS VIOLACIONES AL DERECHO DE
ACCESO A LA INFORMACIÓN EN MATERIA POLÍTICO-ELECTORAL. Conforme con una interpretación sistemática
y funcional de los artículos 6, párrafo segundo, fracción III, 17 y 99, párrafo cuarto, fracción V, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, cuando se impugnen presuntas violaciones al derecho de acceso a la
información en materia político-electoral a través del juicio para la protección de los derechos político-electorales del
ciudadano, para que el interés jurídico procesal se surta si bien es necesario que el actor exprese en la demanda
que con el acto o resolución combatida se cometieron violaciones a ese derecho y que lo vincule con el ejercicio
45
TEPJF ha afirmado que el derecho a la información también debe ser observado
por los partidos políticos.61
Es cierto que, en el criterio anterior, el TEPJF ha condicionado la procedencia del
juicio ciudadano a que la violación al derecho a la información se vincule con
un derecho de carácter político, sin embargo, en los propios precedentes de
ese órgano jurisdiccional se pueden encontrar, por lo menos dos casos, donde
estaba claro que no existía vinculación con algún derecho de esa naturaleza.
Esto se presentó cuando dos periodistas solicitaron información al IFE, con
el objeto de ejercer su profesión, es decir, no la querían como instrumento
para un derecho de participación política, sino para su trabajo en los medios
de comunicación. En ambos casos, el TEPJF admitió la procedencia del juicio
ciudadano y garantizó el derecho a la información de los solicitantes.62
V.3. Derecho a la libre expresión o difusión de las ideas.
Este derecho es fundamental para el ejercicio de los derechos político electorales,
tanto en la sociedad en general, como al interior de los partidos, porque si la
de alguno de los derechos político-electorales de votar, de ser votado en las elecciones populares, de asociarse
individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en los asuntos políticos, de afiliarse libre e individualmente
a los partidos políticos o de integrar las autoridades electorales de las entidades federativas, ello no impide que,
en caso de que el actor no exprese esa vinculación en la demanda, del análisis de ésta ese vínculo pueda ser
advertido por el órgano jurisdiccional competente y, en consecuencia, tener por acreditado el referido requisito de
procedencia. Jurisprudencia 7/2010, Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, TEPJF, Cuarta Época,
Año 3, Número 6, 2010, pp. 28 y 29.
61
DERECHO A LA INFORMACIÓN. LOS PARTIDOS POLÍTICOS ESTÁN DIRECTAMENTE
OBLIGADOS A RESPETARLO.-De la interpretación sistemática y funcional de los artículos 6o., 8o., 9o., 35, 40 y
41, fracción I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y el artículo 26, párrafo 1, incisos c) y
d), del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales se desprende que los partidos políticos están
obligados a respetar el derecho a la información de sus militantes, independientemente de que tengan o no interés
jurídico directo en el asunto respecto del cual solicitan la información, en virtud de que, por un lado, el derecho
a saber es un derecho autónomo en cuanto no requiere que el solicitante justifique la finalidad que persigue con
la información. Por otra parte, la naturaleza de los partidos políticos como entidades de interés público, los hace
copartícipes de la obligación que tiene el Estado de garantizar el derecho a la información oportuna y veraz, y los
obliga a velar por la observancia del principio de publicidad y la transparencia en su vida interna. En este sentido, si
los partidos políticos tienen como uno de sus fines constitucionales promover la participación del pueblo en la vida
democrática, este fin no sería atendido con ciudadanos o militantes desconocedores de sus actividades o de cierta
información, como la relativa a los procedimientos democráticos para la integración y renovación de sus dirigencias.
Asimismo, si conforme con lo dispuesto en el artículo 26, párrafo 1, incisos c) y d), del Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales, los programas de acción de los partidos políticos nacionales determinan
las medidas para formar ideológica y políticamente a sus afiliados y preparar la participación activa de sus militantes
en los procesos electorales, ello difícilmente se conseguiría con afiliados o militantes que no estuvieran en aptitud
de conocer aspectos básicos de la vida democrática de su propio partido político. En atención a lo anterior se
encuentran obligados a respetar el derecho a la información. Jurisprudencia 13/2011, Gaceta de Jurisprudencia y
Tesis en materia electoral, TEPJF, Año 4, Número 9, 2011, páginas 22 a 24.
62
TEPJF, SUP-JDC-216/2004, Juicio para la protección de los derechos político electorales del
ciudadano, 10 de septiembre de 2004 y SUP-JDC-10/2007, 25 de abril de 2007.
46
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
finalidad de los derechos electorales consiste en llevar una propuesta política
determinada al gobierno, es necesario darla a conocer para que los ciudadanos
estén en condiciones de optar por ella. También es necesario garantizar un
espacio para acoger las opiniones contrarias a una postura determinada o las
deficiencias y quejas en su implementación.
Sobre estos últimos dos derechos, vale la pena destacar la jurisprudencia
emitida por el TEPJF63 debido a que a través de ésta se han ampliado
considerablemente los derechos político electorales, a partir de la expansión
de la libertad de expresión y el derecho a la información:
LIBERTAD DE EXPRESIÓN E INFORMACIÓN. SU MAXIMIZACIÓN EN EL
CONTEXTO DEL DEBATE POLÍTICO.—El artículo 6o. de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce con el carácter de derecho
fundamental a la libertad de expresión e información, así como el deber del
Estado de garantizarla, derecho que a la vez se consagra en los numerales 19,
párrafo 2, del Pacto Internacional de Derechos Políticos y Civiles y 13, párrafo
1, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, disposiciones
integradas al orden jurídico nacional en términos de lo dispuesto por el artículo
133 del propio ordenamiento constitucional. Conforme a los citados preceptos,
el ejercicio de dicha libertad no es absoluto, encuentra límites en cuestiones
de carácter objetivo, relacionadas con determinados aspectos de seguridad
nacional, orden público o salud pública, al igual que otros de carácter subjetivo
o intrínseco de la persona, vinculados principalmente con la dignidad o la
reputación. En lo atinente al debate político, el ejercicio de tales prerrogativas
ensancha el margen de tolerancia frente a juicios valorativos, apreciaciones
o aseveraciones vertidas en esas confrontaciones, cuando se actualice en el
entorno de temas de interés público en una sociedad democrática. Bajo esa
premisa, no se considera transgresión a la normativa electoral la manifestación
de ideas, expresiones u opiniones que apreciadas en su contexto, aporten
elementos que permitan la formación de una opinión pública libre, la
consolidación del sistema de partidos y el fomento de una auténtica cultura
democrática, cuando tenga lugar, entre los afiliados, militantes partidistas,
candidatos o dirigentes y la ciudadanía en general, sin rebasar el derecho a
la honra y dignidad reconocidos como derechos fundamentales por los
ordenamientos antes invocados.
63
Jurisprudencia 11/2008, Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, TEPJF, Año 2, Número
3, 2009, pp. 20 y 21.
47
V.4. Derecho de réplica.
Este derecho fue elevado a rango constitucional con motivo de la reforma
electoral de dos mil siete, con la finalidad de garantizar la veracidad de la
información que se proporciona en el marco de las contiendas electorales, así
como los derechos fundamentales de los precandidatos y candidatos.
La doctrina judicial que se ha construido a partir de la interpretación de este
derecho sirve de base para corroborar lo que se apuntaba al inicio, en el sentido
de que el TEPJF adopta la concepción de “derechos” en los términos de Ferrajoli,
y que propende a potencializar la fuerza normativa de la Constitución.
Como se dijo, la reforma constitucional de 2007 incluyó el derecho de réplica,
como un derecho fundamental, pero, en el artículo tercero transitorio, se
dispuso que el Congreso de la Unión debía hacer las adecuaciones legislativas
necesarias para su reglamentación, dentro del plazo máximo de 30 días
naturales, a partir de su publicación, la cual ocurrió el 14 de noviembre de ese
año.
Como es evidente, al día de la fecha ha transcurrido con exceso ese plazo y
las reformas legislativas no se han emitido. Esta omisión, absolutamente
inconstitucional, propició que, durante el proceso electoral de 2009, cuando
un ciudadano solicitó al IFE que por su conducto se garantizara el derecho
de réplica, este último negó esa petición, bajo el argumento de que no existía
normatividad que reglamentara ese derecho. Es decir, adoptó la postura de
que las normas constitucionales son programáticas.
La controversia llegó finalmente al conocimiento del TEPJF, y este último, en
una postura plausible, consideró que los derechos fundamentales tienen
eficacia directa e inmediata, y el hecho de que no existiera legislación no
podía erigirse en un obstáculo que impidiera su ejercicio. Además, destacó
que, debido a las particularidades de las contiendas electorales, en el ejercicio
de este derecho juega un papel muy importante la rapidez con la cual se
pueda restituir en caso de alguna violación, por lo cual su tutela es a través del
procedimiento administrativo especial sancionador en materia electoral.64 Una
64 DERECHO DE RÉPLICA. SE TUTELA A TRAVÉS DEL PROCEDIMIENTO ESPECIAL
SANCIONADOR.—De la interpretación sistemática y funcional de los artículos 1°, párrafo primero, y 6°, párrafo
primero, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 233, párrafo 3, 367 y 368, párrafo 2, del
Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, se desprende que, para tutelar el derecho de
réplica de los partidos políticos, precandidatos y candidatos, son aplicables las reglas del procedimiento especial
sancionador. Lo anterior, porque debe resolverse con prontitud, ya que si este derecho se ejerce en un plazo
48
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
de las características más importantes de este procedimiento es la celeridad
con la que se llevan a cabo las distintas etapas, de tal suerte que al protegerlo
en esta vía se garantiza en mejor medida su restitución.
Este precedente permite ubicar con claridad la concepción de derecho en la
doctrina judicial del TEPJF, la cual, por supuesto, se comparte.
VI. Suspensión de los Derechos Político Electorales.
El tema objeto de análisis es quizá de los que más ha concentrado la atención
de la opinión pública en épocas recientes, ya que, por lo menos en dos casos, el
TEPJF se pronunció sobre la elegibilidad de candidatos al cargo de Gobernador
de una Entidad Federativa, de opciones políticas diversas.
Suspensión por auto de formal prisión. En el TEPJF se puede advertir una línea
jurisprudencial en torno a la actualización del supuesto de suspensión de
derechos político electorales, previsto en el artículo 38, fracción II de la
Constitución, donde se establece que los derechos o prerrogativas de los
ciudadanos se suspenden por estar sujeto a un proceso criminal por delito que merezca pena
corporal, a contar desde la fecha del auto de formal prisión.
La construcción jurisprudencial inició en junio de dos mil siete, cuando el
TEPJF dictó resolución en el expediente SUP-JDC-85/2007 (caso Pedraza).65
En este precedente, la controversia se limitó a establecer si un ciudadano,
que enfrentaba un proceso penal en libertad provisional bajo caución, tenía
derecho a que se le expidiera su credencial para votar con fotografía y, con ello,
a ejercer su derecho a sufragar.
Para resolver la controversia, en la sentencia se acudió al artículo 25 del Pacto
de Derechos Civiles y Políticos, el cual, según el Comité de Derechos Civiles
y Políticos de la Organización de Naciones Unidas66 debía interpretarse en el
sentido de que: “a las personas a quienes se prive de la libertad pero que no hayan sido condenadas
no se les debe impedir que ejerzan su derecho a votar.” También se tuvo presente el principio
de presunción de inocencia, reconocido en la Constitución como derecho
fundamental y recogido en diversos instrumentos internacionales.67
ordinario, posterior a la difusión de la información que se pretende corregir, la réplica ya no tendría los mismos
efectos, por lo que su expeditez se justifica por la brevedad de los plazos del proceso electoral. Tesis VII/2010,
Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, TEPJF, Cuarta Época, Año 3, Número 6, 2010, páginas 41 y
42.
65
Para una crítica sobre las razones del fallo, Vid, Salazar Ugarte, Pedro, pp. 55 a 67.
66
Este criterio se sostuvo en la Observación General número 25 de su 57° período de sesiones en
1996.
67
En la sentencia se citaron los artículos 11, párrafo 1 de la Declaración Universal de los Derechos
49
Con base en estos elementos, se concluyó que la hipótesis constitucional de
suspensión debía entenderse como consecuencia de la privación de la libertad
y, con ello, de la imposibilidad material y jurídica de ejercer el cúmulo de
diversos derechos que integran la esfera jurídica del gobernado.
Por tanto, según se dijo en la sentencia, la suspensión de derechos político
electorales se actualizaba con la sujeción a proceso del ciudadano, que lo
obligara irremediablemente a permanecer en prisión, por no haber obtenido
la libertad bajo caución, para lo cual debería satisfacer requisitos como: a) La
garantía del monto de la reparación del daño; b) La garantía de las sanciones
pecuniarias que en su caso puedan imponérsele; c) Caucionar el cumplimiento
de las obligaciones a su cargo, que la ley establece en razón del proceso; y d)
Que no se trate de alguno de los delitos calificados como graves.
Con base en lo anterior, el TEPJF concluyó que el ciudadano Pedraza no se
encontraba suspendido en sus derechos político electorales, por encontrarse
en libertad provisional bajo fianza, y ordenó la expedición de la correspondiente
credencial de elector con fotografía, como instrumento necesario para ejercer
el derecho al sufragio.
Esta doctrina judicial se reiteró en otros dos casos, específicamente los
relacionados con la candidatura a Gobernador de Martín Orozco Sandoval,68
en el Estado de Aguascalientes, así como de Gregorio Sánchez Martínez,69 en
el Estado de Quintana Roo. En ambos juicios, el TEPJF consideró aplicables las
consideraciones del caso Pedraza, aun cuando en éste el pronunciamiento
versó sobre el derecho a votar, ya que, según dijo, se daban las mismas
condiciones para el ejercicio del derecho a ser votado y, por tanto, la doctrina
del caso Pedraza resultaba aplicable.
Humanos de 10 de diciembre de 1948; XXVI de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
aprobada por la Novena Conferencia Internacional Americana en Bogotá, Colombia, el dos de mayo de 1948; 14,
párrafo 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, abierto a firma en la ciudad de Nueva York, E.U.A,
el 19 de diciembre de 1966; 7, párrafo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José
Costa Rica, adoptado el 22 de noviembre de 1969; así como el artículo 8 de la Convención Americana de Derechos
Humanos.
68
Sentencia dictada en el expediente SUP-JDC-98/2010, Juicio para la protección de los derechos
político electorales del ciudadano, 13 de mayo de 2010.
69
Sentencia dictada en el expediente SUP-JDC-157/2010 y acumulado, Juicio para la protección de los
derechos político electorales del ciudadano, 11 de junio de 2010.
50
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
En Aguascalientes, el TEPJF revocó la decisión del Instituto Electoral, por
considerar que, como el candidato se encontraba gozando del beneficio de
la libertad provisional bajo caución, no se actualizó el supuesto de suspensión
previsto en el artículo 38, fracción II de la Constitución; mientras que, en Quintana
Roo, sucedió todo lo contrario, ya que Gregorio Sánchez se encontraba preso
por un delito grave, respecto del cual no resultaba procedente la concesión del
beneficio, por lo que sí se encontraba suspendido de sus derechos políticos y,
por ende, se confirmó la revocación de su candidatura al cargo de Gobernador.
Lo que resalta es que, mientras en el caso Pedraza se destacó que la suspensión
sólo podía ser por sentencia condenatoria firme, en el caso de Gregorio
Sánchez esa razón estuvo fuera de la argumentación de la sentencia. Desde
una perspectiva personal, el TEPJF incurrió en un criterio pendular, porque esa
circunstancia era igualmente aplicable para ambos precedentes.
Lo cierto es que la reconstrucción jurisprudencial permite advertir que, para el
TEPJF, lo que determina la suspensión de los derechos políticos es una situación
de hecho, que deriva del status de una persona sujeta a proceso penal. Si se
encuentra presa, se actualiza la hipótesis de suspensión, en caso contrario,
siguen vigentes los derechos político electorales.
Esta excepción obedece, según el TEPJF, a un impedimento jurídico y material, ya
que por una parte, no podría ejercer el derecho de voto ni tampoco plenamente
el de ser votado, toda vez que la operatividad necesaria para satisfacer derecho
político electoral, requiere como elemento o condición esencial que el sujeto
que asuma las funciones propias a su encargo, se encuentre gozando en
plenitud de su libertad personal para cumplir materialmente su encomienda.
Por otra parte, la SCJN en principio estableció70 que la suspensión de los
70
DERECHOS POLÍTICOS. DEBEN DECLARARSE SUSPENDIDOS DESDE EL DICTADO DEL
AUTO DE FORMAL PRISIÓN, EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 38, FRACCIÓN II, DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.- Si bien el citado precepto constitucional dispone expresa
y categóricamente que los derechos o prerrogativas de los ciudadanos se suspenden a causa de un proceso
criminal por delito que merezca pena corporal y que el plazo relativo se contará desde la fecha de la emisión del
auto de formal prisión; y, por su parte, el artículo 46 del Código Penal Federal señala que la referida suspensión se
impondrá como pena en la sentencia que culmine el proceso respectivo, que comenzará a computarse desde que
cause ejecutoria y durará todo el tiempo de la condena -lo cual es acorde con la fracción III del propio artículo 38
constitucional-, ello no significa que la suspensión de los derechos políticos establecida en la Carta Magna haya sido
objeto de una ampliación de garantías por parte del legislador ordinario en el código sustantivo de la materia, ni que
exista contradicción o conflicto de normas, ya que se trata de dos etapas procesales diferentes. Consecuentemente,
deben declararse suspendidos los derechos políticos del ciudadano desde el dictado del auto de formal prisión por
un delito que merezca pena corporal, en términos del artículo 38, fracción II, de la Constitución Federal; máxime
que al no contener éste prerrogativas sino una restricción de ellas, no es válido afirmar que el mencionado artículo
46 amplíe derechos del inculpado. Lo anterior es así, porque no debe confundirse la suspensión que se concretiza
51
derechos políticos cuando una persona está sujeta a proceso penal opera
desde el momento del auto de formal prisión, y consideró que tal situación
no era contraria con el principio de presunción de inocencia, pues se trata de
una restricción a un derecho fundamental prevista en la CPEUM, y no puede
ser considerada como una sanción, sino que es una medida provisional que se
traduce en la privación temporal de derechos.71
Como se aprecia, la SCJN omitió considerar las normas previstas en la CADH, así
como la interpretación que sobre las mismas ha hecho la CrIDH, en el sentido
de que no es jurídicamente admisible establecer restricciones indirectas a los
derechos político electorales, como lo es una supuesta limitación temporal.
Con motivo de los criterios contradictorios sustentados por la Primera Sala de
la SCJN y por el TEPJF, el Pleno de la SCJN estableció72 que la suspensión por
estar sujeto a proceso penal sólo opera cuando la persona esté materialmente
privada de su libertad.
En esa contradicción, el Pleno basó su determinación en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, la CADH y el Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos, en relación con el principio de presunción de inocencia. Además, se
apoyó en el principio pro-homine, en la posición preferente, mayor protección y
fuerza expansiva de los derechos fundamentales.73
con la emisión de dicho auto con las diversas suspensiones que como pena prevé el numeral 46 aludido como
consecuencia de la sentencia condenatoria que al efecto se dicte, entre las que se encuentra la de derechos
políticos, pues mientras la primera tiene efectos temporales, es decir, sólo durante el proceso penal, los de la
segunda son definitivos y se verifican durante el tiempo de extinción de la pena corporal impuesta.
Tesis: 1a./J. 171/2007, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. XXVII, Febrero de 2008,
pp. 215.
71
“la referida suspensión no equivale ni implica a que se le tenga por responsable del delito que se le
imputa, tan es así que la referida restricción constituye una privación temporal de derechos, pues concluye con la
resolución definitiva que ponga fin al juicio, sea absolutoria o condenatoria, y sólo en caso de que sea condenatoria
se le declarará penalmente responsable.
Por lo tanto, el suspenso seguirá gozando del derecho fundamental a que se presuma su inocencia mientras no
se declare su responsabilidad mediante sentencia dictada por el juez de la causa.” Tribunal Pleno de la SCJN,
Contradicción de tesis 29/2007-PS, febrero de 2008, pp. 215.
72
Contradicción de Tesis 6/2008, Op. Cit.
73
La determinación consistente en que debe imperar el principio de presunción de inocencia, con
la protección que a su vez implica de otros derechos fundamentales se ajusta a los principios pro-homine en su
vertiente de preferencia interpretativa, mayor protección de los derechos y fuerza expansiva de los derechos, ya
que se prefiere la interpretación que más protege al ciudadano y que, además respeta los postulados que derivan
del artículo 1° constitucional, el que al disponer que “todo individuo gozará de las garantías que otorga esta
Constitución, las cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que ella
misma establece”, evidencia la voluntad constitucional de asegurar en los más amplios términos el goce de los
derechos fundamentales y de que las limitaciones a ellos sean concebidas restrictivamente.
52
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
En un caso reciente74 la CrIDH retomó el tema de la suspensión de derechos
político electorales con motivo de una controversia presentada contra la
inhabilitación de un ciudadano para registrarse y participar como candidato,
por decisión de un órgano administrativo. En esta ocasión, la CrIDH se apartó del
criterio fijado en el caso Castañeda, pues volvió a la consideración expuesta en
Yatama, en el sentido de que las únicas limitaciones a esos derechos ajustadas
a la CADH son las establecidas en el artículo 23.2 con los requisitos del principio
de proporcionalidad. Aquí, estableció que la restricción al derecho de ser
votado debe establecerse por juez competente, a través de una condena que
se producto de un proceso penal, en el que se respeten las garantías judiciales
consagradas en el artículo 8 de la CADH.75
Suspensión por orden de aprehensión. Al analizar el supuesto de suspensión previsto
en la fracción V del artículo 38 de la CPEUM, en relación con el derecho de ser
votado, en su vertiente de ocupar el cargo, respecto de un ciudadano que fue
electo diputado federal, y con posterioridad se dictó orden de aprehensión en
su contra consideró:
“basta que un ciudadano se coloque o ubique en ese supuesto normativo
(sustraerse de la justicia a fin de evitar ser sujeto a proceso penal, por el
libramiento de la orden de aprehensión), para que sus derechos políticoelectorales se entiendan suspendidos, es decir, esa inhabilitación opera
de pleno derecho por la sola actualización de la hipótesis constitucional
en cuestión, sin que sea necesario que previamente dicha suspensión sea
declarada judicialmente o por alguna otra autoridad”76
74
Corte IDH. Caso López Mendoza Vs. Venezuela. Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de
septiembre de 2011 Serie C No. 233.
75 Ibídem. párr. 107 y 108
76
TEPJF, SUP-JDC-670/2009, Juicio para la protección de los derechos político electorales del
ciudadano, 1° de octubre de 2009. De este asunto, emanó la tesis cuyo rubro dice: SUSPENSIÓN DE DERECHOS
POLÍTICO ELECTORALES. TRATÁNDOSE DE PRÓFUGOS DE LA JUSTICIA, NO REQUIERE DECLARACIÓN
JUDICIAL.- De la interpretación sistemática del artículo 38, fracción V, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, se advierte que la suspensión de derechos político electorales del ciudadano por estar
prófugo de la justicia, desde el dictado de la orden de aprehensión hasta que prescriba la acción penal, no
requiere declaración judicial o de alguna otra autoridad que así lo determine, puesto que surte efectos de pleno
derecho al actualizarse el supuesto normativo consistente en que se libre la orden de aprehensión, y la exigencia
material atinente a que el sujeto contra quien se emitió evada la acción de la justicia; lo que se corrobora con la
interpretación sistemática de la citada disposición jurídica con las diversas fracciones IV y VI del propio precepto
constitucional, que establecen las hipótesis de vagancia, ebriedad consuetudinaria y la suspensión de derechos
impuesta como pena, casos en los cuales el constituyente sí estableció expresamente la necesidad de su
declaración judicial. Tesis IX/2010, Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, TEPJF, Año 3, Número
6, Cuarta Época, 2010, pp 46 y 47. Un dato anecdótico es la manera sui generis de lo que el TEPJF entiende por
prófugo de la justicia, pues para acreditar ese extremo manifestó que tuvo por acreditado el estado de prófugo
con el hecho de que no se había presentado a la Cámara de Diputados y con 2 partes policiacos que, en esencia
señalaban que fueron a su domicilio y no vieron a la persona buscada, que preguntaron a algunas personas por él
53
A diferencia de la hipótesis de suspensión anterior, en esta ocasión el TEPJF
se olvidó por completo de la norma internacional, que establece que sólo se
pueden suspender los derechos políticos por sentencia condenatoria firme.
Tampoco dijo nada respecto a la doctrina de que, para hacer compatible ese
principio con la normativa constitucional, debía atenderse a un criterio material,
derivado de que el ciudadano se encuentre privado de su libertad.
De este modo, y sin ninguna justificación aparente, la posición del TEPJF,
cuando se trata de orden de aprehensión, es que la suspensión se actualiza
de inmediato, a diferencia de como sucede cuando se vincula con un auto de
formal prisión, donde se requiere que el ciudadano se encuentre preso.
Suspensión por sentencia condenatoria privativa de libertad. En cuanto a la hipótesis
relativa a la suspensión por la existencia de una pena privativa de libertad,
conforme a las fracciones III y VI del artículo 38 de la CPEUM, el TEPJF ha
establecido que sólo se configura durante el tiempo que dura la pena, porque,
de lo contrario, se traduciría en una prolongación injustificada de la suspensión
de los derechos o prerrogativas de los ciudadanos, sin que ésta tuviera como
fundamento la extinción de una pena privativa de libertad ni la existencia de
una sentencia ejecutoria que impusiera esa suspensión como pena.77
quienes manifestaron que tampoco lo había visto recientemente.
77
INELEGIBILIDAD. LA CONDENA A SUFRIR PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD NO LA PRODUCE
NECESARIAMENTE (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE AGUASCALIENTES).- Según el artículo 20, fracción III,
de la Constitución Política del Estado de Aguascalientes, no pueden ser electos diputados, “los individuos que
hayan sido condenados por delito intencional a sufrir pena privativa de libertad”. De los distintos sentidos que
es admisible dar al texto de dicho precepto, el más apegado a derecho consiste en considerar que, no debe
ser electo diputado quien, en el momento en que se decide sobre su elegibilidad, se encuentre aún sufriendo la
pena privativa de libertad que le hubiera sido impuesta, por la comisión de un delito intencional. Este sentido es
gramaticalmente acorde con el texto transcrito si se toma en cuenta, que el pretérito perfecto del modo subjuntivo
en que se encuentra redactada la expresión “hayan sido condenados” corresponde también al pretérito perfecto
compuesto del modo indicativo (utilizado para dar a entender acciones pasadas que guardan relación o subsisten
en el presente), de manera que tal enunciado equivale asimismo a “han sido condenados”. Por tanto, sobre la
base de una interpretación gramatical de la referida disposición es válido estimar, que ésta comprende también a
las personas que fueron condenadas a sufrir pena privativa de libertad (acción pasada) y que la ejecución de esa
pena continúa en el momento de decidir sobre la elegibilidad (es decir, los efectos de la acción pasada perduran
en el presente). Consecuentemente, la hipótesis de inelegibilidad en comento no se surte, cuando en el momento
en que se decide tal cuestión, la pena privativa de libertad ha quedado extinguida. La interpretación sistemática
de la ley confirma el punto de vista anotado, si se tiene presente que conforme con el artículo 40 del Código Penal
para el Estado de Aguascalientes, la persona condenada a sufrir pena privativa de libertad queda suspendida en
sus derechos políticos durante el tiempo que subsista esa pena. Esto implica que al concluir tal período, la persona
condenada queda rehabilitada en el goce de sus derechos políticos. En estas condiciones, la interpretación dada
al precepto coincide con lo previsto en esta última disposición, ya que si se estimara algo distinto, se daría lugar a
la prolongación de la suspensión de los derechos políticos, a pesar de que esta situación no tendría como razón
de ser la existencia de una condena. Por otra parte, la interpretación mencionada armoniza con lo preceptuado
en los artículos 12, fracción II, de la Constitución Política del Estado de Aguascalientes, así como 35, fracción II, y
38, fracciones III y VI de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, porque de acuerdo a los dos
primeros preceptos, la regla general es que los ciudadanos gocen de la prerrogativa de poder ser votados para
todos los cargos de elección popular; la excepción se presenta en los casos de suspensión de la propia prerrogativa.
Las hipótesis de suspensión que importan en este caso están previstas en las dos últimas fracciones anotadas. En
esta virtud, si en el momento de decidir sobre la elegibilidad está extinguida la pena a que fue condenada, por la
54
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
En casos como los descritos, la actuación del TEPJF se vuelve fundamental,
porque parece existir un fenómeno que apunta al empleo de las instituciones
procuradoras de justicia, para detonar averiguaciones penales en el curso de
campañas electorales. Bajo ningún concepto se busca generar impunidad, lo
que llama la atención es que justamente durante el periodo de campaña se
lleven a cabo las aprehensiones o detenciones.
VII. Exigibilidad de los derechos político
electorales.
Como se estableció, parte del núcleo esencial de los derechos político
electorales es el contar con mecanismos jurisdiccionales que garanticen su
respeto irrestricto, y en ese sentido, en la CPEUM se prevé la existencia de
un sistema de medios de impugnación en materia electoral que, junto con
la acción abstracta de inconstitucionalidad, pretende ser integral, esto es, que
cualquier vulneración a esos derechos sea justiciable.
Sobre ese tema, la CrIDH al dictar resolución en el caso Castañeda Gutman vs.
Estados Unidos Mexicanos78 estableció que es obligación del estado establecer
recursos accesibles a toda persona para la protección de sus derechos, de tal
suerte que toda persona que sea titular de un derecho que estime violado
debe tener la posibilidad real de interponerlo, y que el mismo sea eficaz, esto
es, que a través de él se pueda proporcionar una reparación al derecho humano
de que se trate.
comisión de un delito intencional, la persona que aspira a ser diputado, y por ello se determina que es apta para
ocupar ese cargo, tal determinación produce el pleno surtimiento de efectos de los artículos 12, fracción II, de
la Constitución Política del Estado de Aguascalientes y 35, fracción II, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, así como el acatamiento de las fracciones III y VI del artículo 38 de la Carta Magna, porque si la
pena privativa de libertad está extinguida, es patente que la persona condenada a sufrirla quedó rehabilitada en el
goce de sus derechos o prerrogativas ciudadanas. Se arribaría a un resultado diferente, si se partiera de la base de
que, basta con que alguna vez se haya dictado sentencia condenatoria de pena privativa de libertad, por la comisión
de un delito intencional, para que la persona contra la cual se hubiera emitido tal fallo se considere inelegible para
ocupar el cargo de diputado, a pesar de que con anterioridad, esa pena hubiera quedado extinguida. Si se adoptara
esta posición, tal criterio se traduciría en la prolongación de la suspensión de los derechos o prerrogativas de los
ciudadanos, sin que ésta tuviera como fundamento la extinción de una pena privativa de libertad ni la existencia de
una sentencia ejecutoria que impusiera esa suspensión como pena, lo que implicaría, evidentemente, conculcación
a lo dispuesto en el último precepto constitucional citado. Tesis XIII/2001, Revista del TEPJF, Suplemento 5, Año
2002, páginas 84 y 85.
78
Corte IDH. Caso Castañeda Gutman Vs. México, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 6 de agosto de 2008 Serie C No 184
55
En especial, interesa destacar dos rasgos esenciales que la propia CPEUM
atribuye a la República, a partir del calificativo federal en el ámbito de la
jurisdicción electoral.
El primero, tiene que ver con las garantías de regularidad previstas en los
subsistemas normativos especiales derivados de la naturaleza de una federación:
el Constitucional, el Federal y el local. El control de la constitucionalidad y legalidad
de los actos y resoluciones en materia electoral se desenvuelve en esos tres ámbitos, a
través del establecimiento de medios de impugnación en cada una de ellos.
Así, en el aspecto estrictamente constitucional, se prevén tres procedimientos
para garantizar la regularidad constitucional: las acciones abstractas de
inconstitucionalidad, de las que conoce la SCJN (artículo 105, fracción II); el juicio
para la protección de los derechos político electorales del ciudadano (artículo 99,
párrafo cuarto, fracción V), y el juicio de revisión constitucional electoral (artículo 99,
párrafo cuarto, fracción IV), ambos de la jurisdicción del TEPJF.
En el ámbito federal, el sistema de medios de impugnación (jurisdiccional) tiene
fundamento constitucional en los artículos 41 fracción VI, 60 y 99 de la CPEUM, y
se integra con el recurso de apelación, el juicio de inconformidad y el recurso de
reconsideración, que son procesos estrictamente electorales.
En el orden local, en el artículo 116, fracción IV, de la CPEUM, se establece que los
estados deben garantizar que los órganos jurisdiccionales encargados de resolver
las controversias de la materia, cuenten con autonomía en su funcionamiento e
independencia en sus decisiones, y tienen la obligación de establecer un sistema de
medios de impugnación para garantizar que todos los actos y resoluciones electorales
se sujeten al principio de legalidad, además de que deben fijar plazos convenientes
para el desahogo de todas las instancias impugnativas, tomando en cuenta el principio
de definitividad de las etapas de los procesos electorales.
Estos principios son aplicables para el Distrito Federal, por mandato del artículo 122,
párrafo sexto, inciso C, BASE PRIMERA, inciso f, de la CPEUM.
El segundo rasgo es la autonomía de los estados integrantes de la federación (artículos
40, 41 y 124, principalmente), pues es natural, a esta especie de formas de organización
política, que cada una de las partes conserve para sí la facultad de dictarse sus propias
normas, y contar con todas las facultades no declaradas como exclusivas para ser
ejercidas por los órganos federales (artículo 124).
56
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
No obstante que el Distrito Federal es parte de la federación, por definición, en él
convergen como autoridades tanto las federales como las locales, y estas últimas
pueden darse sus propias normas en las áreas expresamente establecidas en la
propia CPEUM (artículo 122).
Así, de manera sucinta se puede concluir que el sistema de justicia electoral
parte de la premisa de que los Estados son independientes, autónomos y
soberanos, que el Distrito Federal cuenta con facultades para emitir normas en
las materias establecidas en la CPEUM, y que los actos y resoluciones en materia
electoral de esas entidades son definitivos y firmes, pero si en alguno de ellos
se violentara la CPEUM, por la conculcación de derechos político electorales
de los ciudadanos, o bien existieran irregularidades que pudieran afectar de
manera trascendental el desarrollo o resultado de los comicios locales (es
decir, que sean determinantes), entonces el TEPJF, en ejercicio de las facultades
constitucionales, podrá conocer de las garantías jurisdiccionales respectivas.
Vale la pena tener presente que, al no contar con un tribunal constitucional en
nuestro sistema jurídico, las funciones de control constitucional se depositan
en dos órganos del poder judicial federal ordinario, esto es, en la Suprema
Corte y el Tribunal Electoral, quienes así tienen una doble naturaleza: órganos
federales y órganos de control de la regularidad constitucional.
Ahora bien, en la propia CPEUM se prevé que, los asuntos resueltos por las
autoridades electorales de las entidades federativas con motivo de los comicios
locales son, por regla general, definitivas, firmes e inatacables, pues sólo pueden
ser revisadas, en cuanto a su constitucionalidad, cuando la violación reclamada
pueda resultar determinante para el desarrollo del proceso respectivo o el
resultado final de las elecciones (artículo 99, párrafo cuarto, fracción IV).
Es decir, acorde con la descentralización normativa y competencial, propia de un
sistema federal, la Norma Fundamental ordena que, sólo excepcionalmente el
órgano federal ejerza las funciones constitucionales de revisión de los actos de
las autoridades locales, pues de lo contrario, es decir, de permitir que cualquier
resolución pudiera ser revisada, la actuación de los órganos jurisdiccionales de
las entidades federativas se traduciría únicamente en tribunales de instrucción.
En la práctica jurisdiccional, el TEPJF ha realizado una interpretación extensiva
de la hipótesis de excepción, de tal suerte que, en la actualidad, podría
afirmarse que, para la procedibilidad del medio de control constitucional
57
(juicio de revisión constitucional electoral), el requisito de que la violación
reclamada pueda resultar determinante para el desarrollo del proceso
respectivo o el resultado final de las elecciones se ha diluido, pues se admite
ese juicio incluso contra actos fuera de proceso electoral o sin vinculación con
él o con sus resultados, como podría ser por actos derivados de fiscalización del
financiamiento ordinario.
Los anteriores razonamientos evidencian un aspecto sustancial del sistema
electoral relacionado con el ámbito jurisdiccional: la manera en que está
regulado en la CPEUM, el régimen de medios de impugnación es acorde con
las características propias de un estado federal, de tal suerte que los pesos y
contrapesos se equilibran en beneficio de la libertad de las personas, propia de
un régimen democrático.
La breve descripción normativa de la jurisdicción electoral permite advertir
que se fundamenta en dos presupuestos: el federalismo como principio
fundamental del estado mexicano, y la garantía para los ciudadanos de que las
controversias serán resueltas por órganos vinculados con la realidad y que, en
los hechos, se desarrollan adecuadamente.
Esto, desde luego, como elementos para conseguir y garantizar, a su vez, las
calidades en la emisión del sufragio y las demás garantías tendentes a proteger
las cualidades distintivas de las elecciones para considerarse democráticas.
Las garantías electorales responden teóricamente a la protección de los valores
fundamentales del postulado democrático del Estado Constitucional, y funcionan
como elementos objetivos que completan dicho sistema.
No debe perderse de vista que los restantes derechos de corte fundamental
son piezas que contribuyen a dar operatividad al gran engranaje democrático,
pues existe una vinculación entre los mismos y, en determinados casos, sólo
a través de su observancia y efectiva tutela, contribuyen a hacer posible el
ideal del Estado Constitucional, por lo que los derechos político electorales
no pueden verse aislados del contexto normativo del que forman parte,
por el contrario, deben complementarse con esa amplia gama de derechos
fundamentales previstos en la Constitución y en los tratados internacionales.
58
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
VIII. Conclusión.
Como se habrá podido constatar, la producción jurisprudencial ha sido
principalmente del TEPJF, y la menor de la CrIDH, no obstante, los criterios que
este órgano jurisdiccional ha sostenido en la resolución de los casos de su
competencia han marcado diversas pautas interpretativas que han servido de
base para fijar el núcleo esencial de esos derechos.
Es difícil tratar de construir una línea jurisprudencial de cada derecho, porque
los criterios, en algunos casos, son pendulares y, en otros, incluso parecieran
contradictorios. Algo que también ha dificultado esa tarea, ha sido que el TEPJF
no acostumbra hacer explícita la interrupción de un criterio judicial, lo que
genera la incertidumbre, frente a posturas aparentemente opuestas, de cuál es
la que se encuentra vigente.
Con todo, el universo de precedentes proporciona un referente útil para
advertir hacia dónde se ha movido la interpretación constitucional en materia
electoral, y permite identificar rasgos distintivos de cada uno de los derechos
político electorales, que era justamente la finalidad de este trabajo.
Si bien los órganos judiciales mexicanos no han sido proclives a fundamentar
sus resoluciones en la CADH o en la jurisprudencia emitida con motivo de su
aplicación, lo cierto es que, ya se puede advertir un esfuerzo conjunto de diversas
instituciones, encabezadas por la SCJN, para generar una profesionalización
en la práctica judicial, que contribuya a lograr la expansión de los derechos
fundamentales, entre ellos los de carácter electoral, con la implicación de que
la ciudadanía cuente con más y mejores derechos para la participación política.
A partir del nuevo marco constitucional creado con motivo de las últimas
reformas del año de dos mil once, los juzgadores tendrán la importante tarea
de convertirse en un poder que actúe en beneficio de las personas, mediante
el reconocimiento pleno de los derechos fundamentales así como de las
garantías que permitan hacerlos efectivos. Esperemos que así sea, y que de hoy
en adelante la tendencia sea uniforme y lineal hacia la protección más amplia
de las personas: ese es el reto que la judicatura tiene ante sí.
59
60
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
IX. Bibliografía y otras fuentes de consulta.
Ix.1. Bibliografía.
Aragón Reyes, Manuel, Temas básicos de derecho constitucional, Tomo I,
Civitas, Madrid, 2001.
Carbonell, Miguel, “Libertad de expresión, partidos políticos y democracia.
Comentario a la sentencia JDC-393/2005 del Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación”, en Boletín Mexicano de Derecho Comparado Número 123.
Ferrajoli, Luigi, “Derechos Fundamentales”, en Los fundamentos de los
derechos fundamentales, Trotta, Madrid, 2001.
Fioravanti Maurizio. Constitución de la Antigüedad a nuestros días. Trotta,
Madrid 2001.
García Ramírez, Sergio, “Recepción de la jurisprudencia interamericana
sobre derechos humanos en el derecho interno”, en Anuario de Derecho
Constitucional Latinoamericano 2008, Fundación Konrad Adenauer, México,
2008.
Garzón Valdés, Ernesto, “Algo más acerca del coto vedado”, Cuadernos de
Filosofía del Derecho Doxa Nº 6-1989, Seminario de Filosofía del Derecho de la
Universidad de Alicante, Centro de Estudios Constitucionales.
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Orozco Henríquez, José de Jesús, “Jurisprudencia electoral y reforma
constitucional y legal” en Constitución, democracia y elecciones: la reforma
que viene.
Salazar Ugarte, Pedro, “Dos versiones de un garantismo espurio en la
jurisprudencia mexicana”, en Garantismo espurio, México, Dykinson, 2009.
Vallarta Ogazón, Ignacio Luis, Votos. Cuestiones Constitucionales, volumen
I, Oxford, México 2002.
61
VII.2. Otras fuentes de consulta.
- Páginas de Internet.
Listado de tratados internacionales elaborado por la SCJN, http://www2.
scjn.gob.mx/red/constitucion/ fecha de consulta: 21 de octubre
de 2012.
- Diario Oficial de la Federación.
Diario Oficial de la Federación de 14 de agosto de 2001.
Diario Oficial de la Federación de 13 de noviembre de 2007.
Diario Oficial de la Federación de 9 de agosto de 2012.
- Expedientes del índice del TEPJF.
SUP-JDC-243/2000
SUP-JDC-037/2001
SUP-JDC-013/2002
SUP-JRC-118/2002
SUP-JDC 216/2004
SUP-JDC-713/2004
SUP-JDC-10/2007
SUP-JDC-1583/2007
SUP-JDC-410/2008
SUP-JDC-670/2009
SUP-JDC-98/2010
SUP-JDC-157/2010 y acumulado
SUP-JDC-12639/2011
SUP-JDC-28/2012
SUP-JDC- 1688/2012
SUP-REC-42/2012 y acumulado
SUP-REC- 210/2012 y sus acumulados 211/2012 y 214/2012.
- Expedientes del índice de la SCJN.
Acción de inconstitucionalidad 5/99.
Acción de inconstitucionalidad 14/2004 y sus acumuladas 15/2004 y 16/2004.
Acción de inconstitucionalidad 28/2006 y acumuladas
Expediente varios 912/2010
62
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
- Expedientes del índice de la CrIDH.
Caso Yatama Vs. Nicaragua, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas.
Caso López Mendoza Vs. Venezuela. Fondo Reparaciones y Costas.
Caso Castañeda Gutman Vs. México, Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas.
-Tesis aisladas y de jurisprudencia del TEPJF.
Jurisprudencia 4/98
Tesis LXIV/98
Jurisprudencia 15/2000
Jurisprudencia 4/2001
Tesis XIII/2001
Tesis LXVII/2001
Jurisprudencia 24/2002
Jurisprudencia 25/2002
Jurisprudencia 26/2002
Jurisprudencia 27/2002
Jurisprudencia S3ELJ 59/2002
Jurisprudencia S3ELJ 16/2003
Jurisprudencia 3/2005
Tesis XVIII/2007
Jurisprudencia 11/2008
Tesis IX/2009
Tesis VII/2010
Tesis IX/2010
Jurisprudencia 7/2010
Tesis IV/2010
Jurisprudencia 32/2010
Jurisprudencia 13/2011
Tesis VIII/2011
Jurisprudencia 25/2011
Tesis XXXVII/2011
Tesis aisladas y de jurisprudencia de la SCJN.
Jurisprudencia 171/2007
63
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS
POLÍTICO-ELECTORALES
se terminó de imprimir el 30 de junio de 2013
en Piso 15 Editores, 14 Oriente 2827;
Puebla, Puebla; México.
La edición consta de 10,000 ejemplares.
64
CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
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