Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación Lecturas para el eje IV. Historia ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! Elementos fundamentales para una crítica de la historia. Los momentos históricos de México Texto base para problematizar sobre las teorías de la historia desde los oprimidos, para tener un enfoque crítico contrario a las visiones historicistas dominantes. ! Tesis sobre el concepto de la historia Walter Benjamin 2-4 ! Un texto para entender la especificidad de los procesos históricos en América Latina a contracorriente de las visiones eurocéntricas dominantes. Explica además algunos concepto importantes para un estudio histórico como son el de “formación social” y “modo de producción”. ! Modos de producción y formaciones sociales en América Latina 5-17 ! Una exposición sintética del desarrollo histórico de México con énfasis en las resistencias desde la invasión española hasta nuestros días. ! Textos de la Agenda de las Resistencias 2014 Ediciones del poder popular 18-32 ! ! Eje IV. Historia 1 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación ! TESIS SOBRE EL CONCEPTO DE HISTORIA ! ! ! * Walter Benjamin Tesis V La imagen verdadera del pasado pasa de largo velozmente1. El pasado sólo es atrapable como la imagen que refulge, para nunca más volver, en el instante en que se vuelve reconocible. “La verdad no se nos escapará”: esta frase que proviene de Gottfried Keller indica el punto exacto, dentro de la imagen de la historia del historicismo, donde le atina el golpe del materialismo histórico. Porque la imagen verdadera del pasado es una imagen que amenaza con desaparecer con todo presente que no se reconozca aludido en ella.2 ! Tesis VI ! Articular históricamente el pasado no significa conocerlo “tal como verdaderamente fue”. Significa apoderarse de un recuerdo tal como éste relumbra en un instante de peligro. De lo que se trata para el materialismo histórico es de atrapar una imagen del pasado tal como ésta se le enfoca de repente al sujeto histórico en el instante del peligro. E1 peligro amenaza tanto a la permanencia de la tradición como a los receptores de la misma. Para ambos es uno y el mismo: el peligro de entregarse como instrumentos de la clase dominante. En cada época es preciso hacer nuevamente el intento de arrancar la tradición de manos del conformismo, que está siempre a punto de someterla. Pues el Mesías no sólo viene como Redentor, sino también como vencedor del Anticristo. Encender en el pasado la chispa de la esperanza es un don que sólo se encuentra en aquel historiador que está compenetrado con esto: tampoco los muertos estarán a salvo del enemigo, si éste vence. Y este enemigo no ha cesado de vencer. ! ! Tesis VIII La tradición de los oprimidos nos enseña que el “estado de excepción” en que ahora vivimos es en verdad la regla. El concepto de historia al que lleguemos debe resultar coherente con ello. Promover el verdadero estado de excepción se nos presentará entonces como tarea nuestra, lo que mejorará nuestra posición en la lucha contra el fascismo. La oportunidad que éste tiene está, en parte no insignificante, en que sus adversarios lo enfrentan en nombre del progreso como norma histórica. -El asombro ante el hecho de que las cosas que vivimos sean “aún” posibles en el siglo veinte no tiene nada de filosófico. No está al comienzo de ningún conocimiento, a no ser el de que la idea de la historia de la cual proviene ya no puede sostenerse. ! ! Tesis XII ! Necesitamos de la historia, pero de otra manera de como la necesita el ocioso exquisito en los jardines del saber. Nietzsche, Beneficios y perjuicios de la historia para la vida. El sujeto del conocimiento histórico es la clase oprimida misma, cuando combate. En Marx aparece como la última clase esclavizada, como la clase vengadora, que lleva a su fin la obra de la liberación en nombre de tantas generaciones de vencidos. Esta conciencia, que por corto tiempo volvió a tener * Tesis sobre la historia y otros fragmentos, edición y traducción de Bolívar Echeverría. México, Contrahistorias. La otra mirada de Clío, 2005. 1 En alemán: huscht. 2 T4 (véase la Nota editorial) continúa: La buena nueva que el historiador del pasado trae, con pulso acelerado, sale de una boca que tal vez ya en el instante en que se abre, habla al vacío. Eje IV. Historia 2 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación vigencia con el movimiento «Spartacus», ha sido siempre desagradable para la socialdemocracia. En el curso de treinta años ha logrado borrar casi por completo el nombre de un Blanqui, cuyo timbre metálico hizo temblar al siglo pasado. Se ha contentado con asignar a la clase trabajadora el papel de redentora de las generaciones futuras, cortando así el nervio de su mejor fuerza. En esta escuela, la clase desaprendió lo mismo el odio que la voluntad de sacrificio. Pues ambos se nutren de la imagen de los antepasados esclavizados y no del ideal de los descendientes liberados.3 ! ! Tesis XV ! ! Tesis XVIII La conciencia de hacer saltar el continuum de la historia es propia de las clases revolucionarias en el instante de su acción. La Gran Revolución introdujo un nuevo calendario. E1 día con el que comienza un calendario actúa como un acelerador histórico. Y es en el fondo el mismo día que vuelve siempre en la figura de los días festivos, que son días de rememoración. Los calendarios miden el tiempo, pero no como relojes. Son monumentos de una conciencia histórica, de la cual en Europa, desde hace cien años, parece haberse perdido todo rastro. Todavía durante la Revolución de Julio se registró un episodio que mostraba a esa conciencia saliendo por sus fueros. Cuando cayó la noche del primer día de combate ocurrió que en muchos lugares de París, independientemente y al mismo tiempo, hubo disparos contra los relojes de las torres. Un testigo ocular, cuyo acierto resultó tal vez de la rima, escribió entonces: Qui le croirait! On dit qu’irrités contre l'heure De nouveaux Josués, au pied de chaque tour, Tiraient sur les cadrans pour arrêter le jour.4 En la idea de la sociedad sin clases, Marx secularizó la idea del tiempo mesiánico. Y es bueno que haya sido así. La desgracia empieza cuando la socialdemocracia eleva esta idea a "ideal". El ideal fue definido en la doctrina neokantiana como una "tarea infinita". Y esta doctrina fue la filosofía escolar del partido socialdemócrata —de Schmidt y Stadler a Natorp y Vorländer. Una vez definida la sociedad sin clases como tarea infinita, el tiempo vacío y homogéneo, se transformó, por decirlo así, en una antesala, en la cual se podía esperar con más o menos serenidad el advenimiento de la situación revolucionaria. En realidad, no hay un instante que no traiga consigo su oportunidad revolucionaria —sólo que ésta tiene que ser definida en su singularidad específica, esto es, como la oportunidad de una solución completamente nueva ante una tarea completamente nueva. Al pensador revolucionario, la oportunidad revolucionaria peculiar de cada instante histórico se le confirma a partir de una situación política dada. Pero se le confirma también, y no en menor medida, por la clave que dota a ese instante del poder para abrir un determinado recinto del pasado, completamente clausurado hasta entonces. El ingreso en este recinto coincide estrictamente con la acción política; y es a través de él que ésta, por aniquiladora que sea, se da a conocer como mesiánica.5 ! Fragmentos sueltos: ! Ms-BA 446 ! Una idea de la historia que se liberara del esquema de la progresión dentro de un tiempo vacío y homogéneo volvería, por fin, a poner en campaña las energías destructivas del materialismo histórico, que han permanecido paralizadas por tanto tiempo. Ello pondría a tambalearse a las tres posiciones más importantes del historicismo. El primer golpe debe dirigirse contra la idea de la 3 T4 continúa: Si hay una generación que debe saberlo, esa es la nuestra: lo que podemos esperar de los que vendrán no es que nos agradezcan por nuestras grandes acciones sino que se acuerden de nosotros, que fuimos abatidos. -La revolución rusa sabía de ésto. La consigna “¡Sin gloria para el vencedor, sin compasión con el vencido!” es radical porque expresa una solidaridad que es mayor con los hermanos muertos que con los herederos. ¡Quién lo creería! Se dice que, irritados contra la hora/Nuevos Josués, al pie de cada torre,/Disparaban sobre los cuadrantes, para detener el tiempo. 4 5 El manuscrito 1098 v continúa: (La sociedad sin clases no es la meta final del progreso en la historia, sino su interrupción, tantas veces fallida y por fin llevada a efecto.) Eje IV. Historia 3 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación historia universal. La idea de que la historia del género humano está compuesta por las historias de los pueblos es hoy, cuando la esencia de los pueblos se encuentra oscurecida tanto por su estructura actual como por sus actuales relaciones que mantienen actualmente entre sí, es hoy un evasiva de la simple pereza del pensamiento. (La idea de una historia universal comparte su destino con la idea de una lengua universal. Mientras esta última tuvo un fundamento, fuese éste teológico, como en la Edad Media, o lógico como, últimamente, en Leibniz, la historia universal no era un imposible para el pensamiento. En cambio, tal como ha sido practicada desde el siglo pasado, la historia universal sólo puede ser una especie de esperanto.) - La segunda posición fortificada del historicismo hay que encontrarla en la idea de que la historia es algo que se deja narrar. En el curso de la construcción, ineludiblemente, una investigación materialista hará que salte el momento épico. Tiene que admitirse la, Tal como Marx, en tanto que autor, lo hizo en el "Capital", hay que asumir la eliminación del elemento épico. Marx reconoció que la historia del capital sólo puede construirse dentro de la armazón férrea, de tensiones amplias, de una teoría. Los intereses de la humanidad están mejor recogidos en el esbozo teórico que Marx traza en su obra de lo que es el trabajo sometido al dominio del capital, que en las monumentales y complicadas obras del historicismo, que son, en el fondo, tranquilas. Más difícil es honrar la memoria de los sin nombre que la de los famosos, de los festejados, sin exceptuar la de los poetas y pensadores. La construcción histórica está consagrada a la memoria de los sin nombre. - El tercer bastión del historicismo es el más fuerte y el más difícil de atacar. Se presenta como la "empatía con el vencedor". Los dominadores en un determinado momento son los herederos de todos los que alguna vez vencieron en la historia. La empatía con el vencedor beneficia siempre a los dominadores del momento. El materialista histórico tiene en cuenta este estado de cosas. Y se da cuenta además de que este estado de cosas está bien fundado. Quien quiera que haya alcanzado hasta el día de hoy la victoria en las mil batallas de las que está atravesada la historia tiene su parte en los triunfos de los que hoy dominan sobre los que hoy son dominados. No de otro modo sino muy críticamente, el materialista histórico examinará el inventario del botín que los primeros ponen a exhibición ante estos últimos. A este inventario se le denomina cultura. Sin ninguna excepción, todo lo que de bienes culturales el materialista histórico alcanza con su mirada tiene una procedencia que él no puede observar sin espanto. Su existencia no se debe sólo al esfuerzo de los grandes genios que lo crearon, sino también a la servidumbre anónima de sus contemporáneos. Nunca un documento de la cultura es tal, sin ser a la vez un documento de la barbarie. El materialista histórico guarda distancia ante ello. Tiene que cepillar la historia a contrapelo - sirviéndose para ello de hasta el último de los recursos6. ! Ms-BA 485 ! Hay que insertar tres elementos entre los fundamentos de la visión materialista de la historia: la discontinuidad del tiempo histórico; la fuerza destructiva de la clase trabajadora; la tradición de los oprimidos. ! La tradición de los oprimidos convierte a la clase trabajadora en redentora. El error fatal en la visión histórica de la socialdemocracia fue este: la clase trabajadora debía presentarse como redentora ante las generaciones venideras. Pero decisivo es más bien que su fuerza redentora responda ante las generaciones que existieron antes que ella. (También su función de vengadora esta referida a las generaciones anteriores). ! 6 ! En alemán: und müßte er die Feuerzange zu Hilfe nehmen. Eje IV. Historia 4 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación ! Modos de producción y formaciones sociales en América Latina ! ! INTRODUCCION ! ! * En América Latina no atravesamos por los mismos Modos de Producción y Formaciones Sociales que en Europa no tampoco por los mismos períodos de transición entre un Modo de Producción y otro. El Modo de producción Comunal de nuestras sociedades aborígenes y el Modo de Producción Asiático de las culturas inca y azteca fue cortado drásticamente por un factor exógeno: la conquista española y portuguesa. La colonización no estableció un modo preponderante de producción sino variadas Relaciones de Producción precapitalistas (encomienda, esclavitud, aparcería, medianería, inquilinaje, etc.) y embriones capitalistas, como el salariado minero, en una economía primaria-exportadora, agropecuaria y minera, integrada al mercado mundial capitalista en formación. Por eso, a nuestro juicio, la colonización hispano- portuguesa abrió un período de transición hacia el capitalismo que se prolongó hasta la primera mitad del siglo pasado. Dentro de este período de transición hubo dos Formaciones Sociales: la colonial y la republicana. ! En el período de consolidación del Modo de Producción capitalista se dieron varias Formaciones Sociales: una, la República de la segunda mitad del siglo XIX caracterizada por mantenerse las riquezas nacionales en manos de la burguesía criolla, aunque nuestros países seguían siendo dependientes del mercado mundial. Otra, la Formación Social semicolonial primero inglesa y luego norteamericana, durante el siglo XX, período en el que se da la transformación de la sociedad rural en urbana y se inicia el proceso de industrialización dependiente. ! Por otra parte, con el triunfo de la Revolución Cubana se abre en América Latina la era histórica de la transición del capitalismo al socialismo. ! El tratamiento de la historia latinoamericana, tan compleja y diferente a la europea, nos obliga a clarificar las categorías de Modo de Producción y la forma en que se combinan las diferentes Relaciones de Producción en la Formación económica. También nos parece importante plantear la Formación Social como categoría teórica de la totalidad de la sociedad humana para poder entender la dialéctica del desarrollo de las Formaciones Sociales histórico- concretas latinoamericanas. ! De este modo aspiramos a contribuir a la discusión y elaboración de una teoría de la historia propia, latinoamericana, porque no podemos seguir recurriendo al modelo europeo para explicar nuestra realidad. Este transplante del esquema europeo condujo al stalinismo a sostener la tesis de que América Latina fue feudal, desde la colonización hasta el siglo XX, y por consiguiente era necesaria una revolución antifeudal, agraria y antiimperialista, liderada por la burguesía industrial y “progresista”, con el fin de realizar las tareas democrático-burguesas, estimulando el desarrollo de la etapa que supuestamente faltaba por cumplirse: el capitalismo. ! Como puede apreciarse, el esclarecimiento de las categorías teóricas de Modo de Producción y formación Social no está alejado del acontecer político como pudiera suponerse, sino que tiene un correlato político y es fundamental para la elaboración de una estrategia revolucionaria. ! Capítulo I. MODO DE PRODUCCIÓN, FORMACIÓN ECONÓMICA, FORMACIÓN SOCIAL HISTÓRICO-CONCRETA ! Modo de producción ! * CUADERNOS MARXISTAS LATINOAMERICANOS DE EDUCACIÓN POLÍTICA, ediciones El Topo Obrero. Eje IV. Historia 5 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación La sociedad humana está obligada a producir para asegurar su subsistencia. En el proceso de la producción son necesarios los elementos de la naturaleza (objetos del trabajo). Por ejemplo, para producir telas se necesita un objeto de la naturaleza que es la materia prima, los instrumentos o Medios de producción que son las máquinas. Y todo es puesto en movimiento por el sujeto e la producción que es el hombre trabajador. ! Antes de pasar a una definición de Modo de Producción, es imprescindible comprender el significado de las categorías Fuerzas Productivas y Relaciones de Producción. ! Las Fuerzas Productivas son los frutos de la naturaleza, los instrumentos o Medios de Producción y al fuerza del trabajo. Las Fuerzas Productivas han sido formadas por los elementos de la naturaleza, como las materias primas, la tierra, la flora, la fauna, los suelos y el clima, que determinan en parte la producción, por lo cual puede afirmarse que las Fuerzas productivas están condicionadas en cierta medida por la naturaleza. El concepto de Fuerzas productivas se refiere, entre otras cosas, al modo de apropiación de la naturaleza, al proceso de trabajo en que una materia prima se transforma en producto. Las Fuerzas productivas están constituidas también por los instrumentos de trabajo (herramientas, utensilios, máquinas, etc.) o los Medios de Producción y la fuerza de trabajo de los hombres que los fabrican y los ponen en movimiento. Las Fuerzas productoras expresan las interrelaciones entre los hombres, los instrumentos y la naturaleza con el fin de producir para alimentarse y elevar sus condiciones de vida. Por eso las Fuerzas Productivas no son solamente las herramientas y las máquinas sino la manera en que se articulan todos sus componentes con las Relaciones de producción en un trabajo concreto. ! Las relaciones de producción son los vínculos que se dan entre los hombres en el proceso productivo, relación que está basada en la propiedad de los Medios de Producción. Así, tenemos las Relaciones de producción esclavistas establecidas entre el esclavista y los esclavos; las feudales, entre los señores y los siervos; y las capitalistas, entre los burgueses y los obreros. Es decir, son las relaciones que se dan entre los dueños de los medios de producción y los trabajadores en el proceso de la producción. Las relaciones de producción determinan la apropiación del excedente. En el régimen capitalista, la apropiación por los burgueses del trabajo excedente se da en forma de plusvalía. En cambio, en el Modo de Producción comunal la apropiación era colectiva. Precisamente, las clases sociales se originaron a partir del momento en que un sector de la sociedad se apropió del excedente o de una parte de él, proceso que condujo a la propiedad privada de los medios de producción. ! Ahora, podemos pasar a una definición aproximativa del Modo de Producción. Corriendo todos los riesgos del esquematismo. Se entiende por Modo de Producción la interrelación dialéctica entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción en el proceso productivo. Esto se da como un todo y sus componentes no se puede escindir. Como decía Marx en La miseria de la filosofía: “Las relaciones sociales están íntimamente vinculadas a las fuerzas productivas”. Lo fundamental es la articulación en el proceso de producción de las Fuerzas productivas y de las relaciones de producción. Por eso, nos parece fútil el esfuerzo de algunos marxianos por establecer la prioridad de una sobre a otra, como es el caso de Hindess y Hirst, para quienes las relaciones de producción son “el elemento primario del concepto de Modo de producción”.7 ! Se ha dicho que las relaciones de producción corresponden al desarrollo de las fuerzas productivas y que en un momento del conflicto de clases las fuerzas productivas entran en contradicción con las relaciones de producción, dando lugar al cambio social revolucionario. Mandel sostiene que “si bien es cierto que hay correspondencia general entre el grado de desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, hay que afirmar que esta correspondencia no es ni absoluta ni permanente. Pueden producirse entre desarrollo de las fuerzas productivas y relaciones de producción una doble desarticulación. Relaciones de producción determinadas pueden convertirse en freno para el desarrollo de las fuerzas productivas: es el signo más claro de que una forma socializada está condenada a desaparecer. Al contrario, nuevas relaciones de producción, que son el 7 BARRY HINDES Y PAUL HIRST: Los modos de producción precapitalistas, p. 16. Ed. Península, Barcelona, 1979. Eje IV. Historia 6 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación resultado de una revolución social, pueden resultar adelantadas con relación al grado de desarrollo de las fuerzas productivas de un país determinado. Este fue el caso de la revolución burguesa que resultó victoriosa durante el siglo XVI en los Países Bajos y de la victoriosa revolución socialista de Octubre de 1917 en Rusia... Más bien que concebir su interrelación como una correspondencia mecánica, habría que considerar que en la dialéctica entre las fuerzas productivas y relaciones sociales, la que determina en su mayor parte la sucesión de las grandes épocas de la historia. ... La articulación entre esta dialéctica y la lucha de clases es evidente”.8 ! Esta referencia a la lucha de clases nos parece relevante para salirle al paso a un cierto dogmatismo que insiste en establecer una correlación mecánica entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el estallido de la revolución. El triunfo de la revolución socialista en los países semocoloniales –desde Rusia a Cuba, pasando por China, Corea del Norte y Vietnam- demuestran que el nivel de la lucha de clases es lo determinante, no el grado de desarrollo de las fuerzas productivas. Porque en definitiva, la lucha de clases es la que pone de manifiesto lasa contradicciones en y entre los modos de producción que coexisten en la formación social. ! Algunos autores, como Althusser, han tergiversado el concepto de Modo de Producción. Su discípula, Marta Harnecker, llega a decir que el Modo de Producción “es un concepto teórico y se refiere a la totalidad social global, es decir, tanto a la estructura económica como a los otros niveles de la totalidad social: jurídico-político e ideológico ... todo Modo de producción está constituido por: 1) estructura global, formada por tres estructuras regionales: estructura económica, estructura jurídicopolítica (leyes, Estado, etc.), estructura ideológica (ideas, costumbres, etc.) y 2) en estructura global, una de las estructuras regionales DOMINA a las otras”.9 ! Esta interpretación del significado del Modo de Producción es claramente estructuralista. Los marxistas siempre hemos entendido que el Modo de producción es la interrelación entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, y que el Modo de Producción se refiere estrictamente a la estructura económica de la sociedad. Precisamente, la constituye la Formación Económica. Por consiguiente, es un error de Harnecker y de su maestro, Althusser, considerar la noción de superestructura –política, Estado, ideología, etc., - como parte intrínseca del Modo de producción, aunque es obvio que un modo preponderante de producción siempre está condicionado el desarrollo de la superestructura. El Modo de Producción no abarca la totalidad de las manifestaciones de la sociedad. Hernecker confunde Modo de producción con Formación social. ! Otros autores, basándose en un borrador que Marx nunca quizo publicar, (Formaciones Económicas precapitalistas) han llegado a sostener que Marx sólo reconocía cuatro modos de producción: el asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Además, afirman que la categoría de Modo de Producción sólo es aplicable a sociedades de clases. ! A nuestro modo de entender, el Modo de Producción no puede estar limitado a las sociedades clasistas. Con este criterio, el socialismo no sería un Modo de Producción. Tampoco lo serían las comunidades aborígenes, anteriores a los Modos de Producción asiático, esclavista y feudal. ! Las culturas agro-alfareras tenían claramente un modo de producción, que podríamos denominar Modo de Producción Comunal, en lugar del peyorativo nombre de “comunismo primitivo”. Estas sociedades no sólo tenían unas determinadas formas de posesión de la tierra, sino también un modo de producir colectivo, tanto en la producción agraria como artesanal y elaboración de metales. En estas culturas había una articulación de la propiedad, que era común. No había propiedad privada de la tierra, ni de las fuerzas productivas, ni relaciones de producción en las que hubiera explotados y explotadores. ! 8 ERNEST MANDEL: Introducción al marxismo; p. 207, Ed. Akal, Madrid, 1977. 9 MARTA HARNECKER: Los conceptos elementales del materialismo histórico, p. 137, 25a edición, Siglo XXI, México, 1974. Eje IV. Historia 7 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación En cambio, las sociedades clasistas, las relaciones de producción expresan la propiedad de los Medios de producción y la apropiación también privada del trabajo excedente. Este “es un elemento necesario en todos los Modos de producción posibles, los cuales no se diferencian por la existencia o no de trabajo excedente, sino por el modo de apropiación de éste”. 10La mayoría de los antropólogos ha demostrado que la apropiación del escaso excedente en las culturas agroalfareras o Modo de producción Comunal era colectiva. ! Es sabido que los períodos de transición transcurren entre un modo de producción y otro. así se han producido períodos de transición entre el modo de producción comunal y el esclavista, entre el esclavismo y el feudalismo, entre el feudalismo y el capitalismo y entre el capitalismo y el socialismo. Esta secuencia de períodos de transición no se dio en la historia latinoamericana, ni en la asiática y africana, aunque parcialmente se hayan registrado algunos de ellos. ! Una de las características de los períodos de transición es que son tanto o más prolongados que las fases de apogeo de los modos de producción. Entre el modo de producción comunal y el esclavista transcurrieron unos 50 siglos. En este período se dieron formaciones económicas diversas, que Marx designó con el nombre de “forma antigua”, “germánica”, “eslavo”, y también el “modo de producción asiático, caracterizado por el embrión de Estado que no había cortado el cordón umbilical con la propiedad comunal. ! Entre el modo de producción esclavista y el feudal transcurrió otro período de transición de aproximadamente 5 siglos; desde el siglo III en que entra en crisis el régimen esclavista del imperio romano, hasta el siglo VIII en que decanta el modo de producción feudal. Esta periodización es válida sólo para Europa Occidental. Entre el feudalismo europeo y el capitalismo media un período un período de transición que dura unos 5 siglos, desde la crisis del régimen feudal en el siglo XIII hasta la maduración del modo de producción capitalista en el siglo XVIII. ! Este análisis sobre la prolongada duración de los períodos de transición no significa hacer la prognosis de que entre el capitalismo y el socialismo habrá un período de transición de siglos, como han afirmado algunos autores al observar que han pasado 65 años de transición en Rusia, 37en Yugoslavia, 33 en China y aún no se alcanza el modo de producción socialista. ! Nuestra hipótesis es que por primera vez en la historia hay posibilidades de acortar los siglos de transición que hasta ahora han transcurrido entre un modo de producción y otro, por dos razones básicas: a) la clase explotada está en condiciones de proponerse conscientemente acortar la fase de transición porque, al contrario de las formaciones precapitalistas, la clase trabajadora tiene organizaciones clasistas y uno o más partidos revolucionarios; b) ahora, en contraste con las sociedades precapitalistas, la economía es mundial, la política es mundial y la revolución también mundial. En los países, como la URSS y otros, donde la burocracia ha expropiado el poder político a los trabajadores, la revolución política autoburocrática acortará el período de transición dando paso a un socialismo auténtico y autogestionario, como lo preanuncia la rebelión de los obreros polacos de 1981. ! La fase de transición se caracteriza por la coexistencia de varios modos de producción, sin que ninguno de ellos tenga una preponderancia decisiva, aunque ya comienzan a configurarse las tendencias que determinarán el salto cualitativo a un modo preponderante de producción. Precisamente, la transición es un proceso hacia un nuevo modo de producción. En la fase de transición comienzan a reemplazarse las antiguas relaciones de producción por otras que apuntan a un nuevo modo de producción. Pero las anteriores relaciones de producción se resisten al cambio y entran en contradicción con el desarrollo de las fuerzas productivas. ! A nuestro juicio, sólo la categoría de Formación Social puede arrojar luz sobre los períodos de transición, porque la Formación Social incluye los diversos modos de producción. Tentativamente, sostenemos que los períodos de transición corresponden a Formaciones Sociales distintas, es decir, 10 B. HINDESS Y P. HIRST; OP. CIT., P. 14. Eje IV. Historia 8 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación cada período de transición corresponde a una o varias Formaciones Sociales. Asimismo, dentro de cada modo de producción pueden sucederse diferentes Formaciones Sociales, por ejemplo: en el modo de producción capitalista europeo se dio una Formación Social distinta en el siglo pasado a la que se produjo en el presente siglo, bajo el dominio del capital monopólico. ! El análisis de la historia hecho por Marx en base a los modos de producción constituyó una revolución teórica en el campo de las ciencias sociales. La existencia de modos de producción comunal, esclavista, feudal y capitalista no fueron para él etapas que obligadamente debían pasar todos los pueblos. A lo sumo, esa secuencia de fases históricas se podía registrar solamente en las sociedades de Europa Occidental, ni siquiera en los Estados Unidos de Norteamérica. ! Sin embargo, sus epígonos trataron de encasillar la historia de todos los pueblos en etapas rígidas y en sucesión mecánica. Este mecanismo, deformador de la historia, al servicio de una estrategia política, por lo demás falsa, fue inspirado por el stalinismo. En el fondo, la codificación de la historia en comunismo primitivo-esclavismo-feudalismo-capitalismo, como etapas que obligadamente debían pasar todos los pueblos, era la fundamentación histórica para apuntalar la teoría de la revolución por etapas. Para el stalinismo era fundamental en el siglo XX caracterizar de feudal a todas las sociedades del llamado “Tercer Mundo” para justificar la alianza con la burguesía “progresista”, cuyo papel sería conducir la revolución democrático burguesa, al igual que en Europa, abriendo paso al modo de producción capitalista que supuestamente faltaba por desarrollarse en los continentes coloniales y semicoloniales. ! Formación Social ! Para la mayoría de los autores, la Formación Social no es una categoría teórica, como es el modo de producción, sino una realidad histórico-concreta. El modo de producción sería el nivel teórico y la Formación Social el aspecto empírico. Suret-Canale afirma que el modo de producción es una noción teórica y la Formación Social “una noción descriptiva, indicadora, que se refiere a un tipo de sociedad determinada”.11 ! A nuestro juicio, la formación Social es también una categoría teórica porque permite comprender la totalidad de la sociedad, la interinfluencia entre las llamadas estructura y superestructura. Sólo a la luz de la categoría teórica de Formación Social se pueden explicar las tendencias sociales, políticas, ideológicas y, sobre todo, la lucha de clases que es lo medular del materialismo histórico. Y si no ¿con qué categoría teórica analizamos la totalidad de la sociedad?. La Formación Social, considerada como categoría teórica, podría contribuir al estudio de problemas poco estudiados, como la relación entre la naturaleza y la sociedad global humana, la doble explotación de la mujer, las mediaciones entre la estructura y la superestructura, las contradicciones interburguesas e interpartidos, las nuevas funciones asumidas por el Estado capitalista contemporáneo, las tendencias de la lucha de clases y e las principales revoluciones, en fin, una teoría política más acabada para la transformación de la sociedad no sólo capitalista sino de aquellas que están en transición al socialismo. Para analizar estos problemas no basta con la categoría teórica de modo de producción. ! En síntesis, para muchos autores la Formación Social es solamente una sociedad histórica determinada. Para nosotros, es una categoría teórica que permite analizar de manera totalizante la sociedad, incluidas las Formaciones Sociales histórico-concretas. ! Formación Económica y Formación Social ! Otro error corriente es confundir Formación Económica con Formación Social. La primera se refiere a la estructura y a la combinación de modos de producción. En cambio, Formación Social es una categoría teórica que sirve para investigar la sociedad global, incluida la Formación Económica. 11 HINCKER y OTROS: El feudalismo, P. 165, Madrid, 1976. Eje IV. Historia 9 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación Texier ha señalado correctamente que “el concepto de Formación Económica de la sociedad no se identifica con el modo e producción, precisamente porque en una Formación Económica coexisten varios modos de producción”.12, es decir, la Formación Económica es el conjunto de relaciones de producción o la estructura de base de una sociedad determinada. ! El concepto de Formación Económica esta condensada por Marx en la introducción General a la Crítica de la Economía política: “En todas las formas de sociedad existe una determinada producción que asigna a todas las otras su determinado rango e influencia”. En la Formación Económica pueden existir diferentes modos de producción, pero uno es el predominante, salvo en los períodos de transición. Por ejemplo, en la Edad Media predominaba el modo de producción feudal, pero existían otras relaciones de producción como la esclavitud y los colonos y terrazgueros más o menos libres. La polémica entre Luporini y Sereni aclara las diferencias entre Formación Económica y Formación Social. Luporini pone énfasis en la Formación Económica, dominada por un modo de producción, mientras que Sereni considera la Formación Social como la categoría que engloba la totalidad de la sociedad. Luporini manifiesta que “la especificidad misma de una determinada Formación Social se define sólo en base a la especificidad de la Formación Económica que incluya”.13 ! Por su parte, Sereni se apoya en una cita del libro de Lenin ¿Quiénes son los amigos del pueblo? (1894), en la que destaca a la Formación Social como una categoría fundamental del materialismo histórico. Sereni pregunta “¿No está claro que un término como Formación Social (o de la sociedad) lejos de estar confinado a la esfera económica representa la totalidad de la vida social, en la unidad de todas las esferas, en la continuidad y, al mismo tiempo, en la discontinuidad de su desarrollo histórico?”.14 Polemizando con otros autores, Sereni manifiesta: “si alguien quisiera reducir la noción de Formación Social a la de base económica nos encontraríamos frente a la incongruencia de una ‘base’ de la base”.15 ! La rehabilitación hecha por Sereni de la Formación Social, como categoría, “le fija a la ciencia histórica su objetivo: la unidad del todo social, en su funcionamiento y su proceso”.16 El concepto teórico de Formación Social permite analizar globalmente la totalidad y unidad contradictoria de la sociedad, cuyo basamento es el modo de producción preponderante y la formación económica. Sólo la categoría teórica de Formación Social puede explicar a cabalidad la interrelación entre estructura y superestructura y develar la interpretación en la globalidad societaria de lo económico, social, político y cultural. Creemos que no es conveniente seguir utilizando la expresión formación económico-social, sino solamente formación económica, como parte de la Formación Social, en lo que se refiere a la combinación y articulación de diferentes relaciones de producción. ! La categoría teórica de Formación Social es fundamental para develar las características generales y las tendencias de la estructura social, del desarrollo heterogéneo, desigual y combinado, de la vida cotidiana, de la lucha de clases, de los procesos revolucionarios, de los períodos de derrota y ascenso del movimiento obrero, de la evolución de los partidos políticos, de las nuevas funciones que ha asumido el Estado, de las formas de opresión de la mujer, de las diversas manifestaciones culturales, de los problemas de etnia y religión que se cruzan con la lucha de clases, de las diferentes ideologías y de otras expresiones superestructurales. En fin, con la Formación Social, como categoría teórica, se puede lograr una teoría más acabada de la lucha de clases, una teoría política de las 12 JACQUES TEXIER: Desacuerdos sobre la definición de los conceptos, en Luporini y Sereni: El concepto de Formación Económico-social. P. 191, Cuadernos de Pasado y Presente, México, 1980. 13 CESAR PORORINI: Marx según Marx, en Ibid, p. 100 14 EMILIO SERENI: La categoría de formación económico-social, en Ibid, p. 70. 15 Ibid. P. 70. 16 CRISTINE GLUCKSMANN: Modo de Producción, Formación económica social, Teoría de la transición a propósito de Lenin, en Ibid. P. 71. Eje IV. Historia 10 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación revoluciones y de otros problemas relevantes que requieren de un tratamiento más riguroso y antidogmático. ! Formación Social histórico concreta ! La Formación Social como categoría teórica contribuye a investigar las formaciones sociales concretas, a estudiar una Formación Social de un período histórico determinado. En esta dialéctica de lo concreto a lo abstracto y de lo abstracto a lo concreto, el estudio de la Formación Social histórica determinada enriquece la categoría teórica que es el modo de producción podemos analizar el proceso del capitalismo y otros sistemas, del mismo modo la categoría teórica e Formación Social nos permite investigar con mejores herramientas las diversas formaciones sociales históricoconcretas. ! Un problema complejo para el estudio de la formación social concreta latinoamericana es que a partir de la colonización española pasó a formar parte de una formación social más amplia, como fue la formación social capitalista mundial. ! Capítulo II. MODOS DE PRODUCCIÓN Y FORMACIONES SOCIALES EN AMÉRICA LATINA ! Los primeros habitantes de América llegaron probablemente del Asia hace unos 100.000 años, pasando por el estrecho de Berhing hacia Alaska. De allí bajaron hasta América Central y Sur. Estos pueblos recolectores, pescadores y cazadores no alcanzaron a concretar un modo de producción, pero crearon instrumentos y herramientas. Si bien es cierto que estos pueblos no se organizaron para la producción sino para la recolección, no puede desconocerse que hacían un trabajo, especialmente relacionado con l caza mayor. Tenían, también, un tipo de organización social para la pesca y la fabricación conjunta de equipos y utensilios. Esa fue la época de la plena integración del hombre a la naturaleza. ! Modo de Producción Comunal ! Los pueblos agroalfafreros generaron hacia el año 4.000 a.C. un modo de producción comunal, que se basaba en una relación de producción colectiva donde no existían explotadores ni explotados y en unas fuerzas productivas fundamentadas en la agricultura y en instrumentos para el trabajo en la alfarería y la elaboración de los metales. La apropiación del producto era colectiva. El trabajo daba un valor que se expresaba en valores de uso. No existían la propiedad privada ni las clases sociales. El hecho de que no existiera Estado no significaba falta de organización. El trabajo cooperativo requería una forma de organización y planificación embrionaria. Había una organización para la producción alfarera y minera, para la siembre, la cosecha y, sobre todo, el regadío artificial. ! Los avances más importantes del modo de producción comunal se registraron en la agricultura, la domesticación de animales, la alfarería, y la elaboración de los metales. La agricultura facilitó la producción regular de alimentos. La alfarería fue una especie de revolución industrial para los pueblos aborígenes, ya que por primera vez se fabricaban objetos mediante procedimientos químicos, como ollas, vasijas, jarros, etc. La tecnología de los indígenas alcanzó se más alta expresión en la elaboración de los metales. Llegaron a conocer todas las aleaciones y dominaban las técnicas de martilleo, repujado, y vaciado de metales, con una tecnología propia tan avanzada como la de los europeos del siglo XV. ! Según algunos autores, este régimen estaba basado en el matriarcado, aunque los antropólogos modernos prefieren hablar de descendencia matrilineal. El destacado papel de la mujer derivó de la importante función pública que desempeñaba, por cuanto ella era la que cultivaba la tierra junto al hombre, trabajaba la alfarería y el telar. ! Con el desarrollo de la alfarería y la elaboración de los metales comenzó a surgir una primera división social del trabajo. Los que elaboraban la tierra debían suministrar alimentos a los artesanos Eje IV. Historia 11 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación especializados en orfebrería y cerámica. Por parte, el aumento de la productividad determinó el surgimiento de un excedente, cuya apropiación generó las primeras desigualdades. ! El primer período de transición en América latina se produjo entre modo de producción comunal y el llamado modo de producción asiático, que se manifestó en las culturas inca y azteca. En los otros pueblos no se vivió esta transición y siguieron trabajando el modo de producción comunal hasta la conquista española. ! Modo de Producción Asiático ! Este modo de producción fue detectado por Marx al analizar sociedades asiáticas, especialmente de la India, en las cuales no había propiedad privada pero existían castas sociales y Estado. El modo de producción asiático se basaba en la producción comunal y en la planificación de trabajos, como el regadío artificial y construcción de monumentos, centralizados por un embrión de Estado, dirigido por una comunidad superior o clase dominante. Una minoría se apropiaba del excedente, a través de la tributación de la comunidad base, excedente que era reinvertido en actividades necesarias para el conjunto de la sociedad. ! El modo de producción asiático fue estudiado por Marx para explicar el estancamiento de ciertas sociedades asiáticas. En cambio, este modo de producción significó un desarrollo de las fuerzas productivas y un avance en la estructura económica de las formaciones sociales inca y azteca. Estas culturas lograron un desarrollo agrícola tan avanzado como el de los pueblos eurasiáticos; una cerámica que resiste cualquier parangón; un calendario tan preciso como el egipcio y sumerio y una minería y metalurgia tan adelantada como la de los europeos del siglo XV. ! Para algunos autores, como Godelier, el modo de producción asiático fue una de las formas que adquirió el proceso de disolución del modo de producción comunal, en la transición de las sociedades de clases. Hobsbawn también sostiene que no era todavía una sociedad de clases. Otros autores, como Mandel, Pla, Bartra y otros, opinan que el modo de producción asiático era ya una sociedad de clases. ! Nosotros, que compartimos esta última posición, sostenemos que las formaciones sociales inca y azteca estuvieron basadas en el modo de producción asiático, constituyéndose en sociedades de clase embrionarias, que nos atreveríamos a calificar de protoclasistas en América latina. ! En las formaciones sociales inca y azteca la economía se basaba en el antiguo modo de producción comunal de los ayllus y calpullis. Lo peculiar es que el modo de producción comunal no fue liquidado totalmente por el modo asiático, sino que se va a mantener en gran parte como base del proceso productivo. Una parte del excedente iba a parar a manos del Estado, por vía de tributos que debían pagar los miembros de la comunidad base. Los Estados inca y azteca respetaron la posesión comunitaria de la tierra, aunque ésta simbólicamente pertenecía al inca o emperador azteca, los que gradualmente fueron apropiándose de importantes parcelas. No obstante, los medios de producción siguieron perteneciendo a la comunidad base. ! El excedente apropiado por la casta dominante era un comienzo de explotación del hombre por el hombre. Este embrión de clase dominante surgió, en contraste con Europa, directamente con el Estado, imponiendo tributos a los pueblos sometidos. ! En el imperio azteca se consolidó una estructura jerárquica de clases: por un lado, el sector dominante integrado por los “pipiltzin” o nobles (guerreros, sacerdotes, jefes militares, altos funcionarios) y por otro, los “macehualtin” (campesinos, pescadores, artesanos, etc.). Además, había otro sector más explotado, los “mayeques”, que constituían un 10% de la población y cumplían tareas de servidumbre. Por último, estaban los “tlacotli”, que eran prisioneros de guerra, aunque nunca fueron considerados como esclavos. ! Eje IV. Historia 12 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación Entre los incas, también nos encontramos con capas sociales privilegiadas, como los “orejones” o nobleza (militares, sacerdotes, etc.). los “curacas” constituían una especie de aristocracia secundaria, encargada de controlar a las tribus sometidas. En la formación social incaica nos encontramos con un Estado centralizado, dirigido por el inca, una burocracia del riego y una casta militar y sacerdotal, que imponía tributos y algunas prestaciones forzosas a los pueblos. ! Los miembros del ayllú se vieron obligados a pagar tributos y reconocer al inca como “hijo del sol”, pero no perdieron la posesión colectiva de la tierra. Los incas cobraban impuestos o tributos, especialmente en trabajo en las parcelas consideradas como tierras del inca. Estas tierras del inca también eran trabajadas por los yanas o indios cazadores en guerra. ! En síntesis, el imperio incaico era una formación social contradictoria en la que pugnaban las fuerzas que trataban de defender la forma comunal de producción y las que, por intermedio de una minoría privilegiada, comenzaban a disgregar los ayllus. No fue una sociedad esclavista ni feudal porque no estaba basada en la propiedad privada de la tierra ni de los medios de producción; tampoco estaba fundamentada en el trabajo esclavo o servil. ! Las formaciones sociales inca y azteca tuvieron numerosos rasgos del modo de producción asiático analizado por Marx;: no habían cortado el cordón umbilical con la producción y propiedad colectiva, pero existía un embrión de Estado autocrático y una casta social que dirigía los trabajos públicos y se apropiaba del excedente a través de la imposición de tributos a las comunidades-base. Las formaciones sociales inca y azteca fueron liquidadas drásticamente por la conquista española, por lo cual sería aventurado especular acerca de su eventual desarrollo. ! El período de transición al capitalismo ! La colonización hispano-portuguesa no impuso un modo preponderante de producción. Si bien es cierto que nuestro continente fue incorporado al mercado mundial capitalista en formación, no se establecieron de manera generalizada relaciones preponderantes de producción capitalistas. Tampoco fueron generalizadas las relaciones de producción esclavista. ! Por eso, desde la colonización (siglo XVI) hasta mediados del siglo XIX hubo un período de transición, con dos formaciones sociales: una, la colonial y otra la republicana, que inauguró una fase histórica nueva al romper el nexo colonial en lo político, acelerando el proceso de transición al capitalismo. ! La Formación Social Colonial ! La especificidad del período de transición, inaugurado con la colonia, consistió en que no se fue el resultado de un proceso endógeno de las culturas aborígenes sino que fue impuesto desde afuera. La transición no se produjo de un modo de producción a otro, sino que surgió directamente de una conquista exterior. ! La colonización hispano-portuguesa formó parte del proceso histórico de creación del mercado mundial capitalista. De ahí, la importancia del capital comercial. Sin embargo, en América latina colonial no sólo hubo capital comercial sino también un capital que se invertía en empresas mineras y agropecuarias. Junto a la circulación de mercancías existía un proceso de producción de mercancías. ! La formación económica tenía por objetivo la exportación de metales preciosos y productos agropecuarios y mineros. La naturaleza comenzó a deteriorarse con la instauración de una economía interesada solamente en la exportación. El exterminio de los indígenas afectó los ecosistemas naturales, ya que ellos habían logrado integrarse a la naturaleza. La economía agrícola de los indígenas fue reemplazada por la producción de materias primas destinadas al mercado mundial. Los españoles y portugueses introdujeron el valor de cambio y un principio de economía monetaria en una sociedad que sólo conocía el valor de uso y la economía natural. Eje IV. Historia 13 Eje IV. Historia ! Lecturas Primer Taller de Formación Esta economía de exportación se realizó bajo diferentes modos de producción. Se establecieron diversas relaciones de producción precapitalistas (encomienda, esclavitud, inquilinaje, aparcería, etc.) y capitalistas embrionarias con el salariado minero y agrícola, sin que ninguna de ellas fuera preponderante y generalizada en todas las colonias. ! La encomienda, calificada de feudal por varios autores, tenía más características de esclavitud disimulada que de servidumbre feudal. La encomienda consistía en un grupo de indios que el rey entregaba al encomendero, pero no significaba que los indios pertenecieran al encomendero. En la encomienda de tributos, el encomendero debía fijar un salario nominal, que se enviaba como tributo al rey para expresar que los indios no eran súbditos del encomendero sino el rey. ! La esclavitud negra en América Latina fue diferente a la esclavitud grecorromana, a tal punto que en algunas zonas de Brasil, Venezuela y el Caribe, el empresario entregaba un pedazo de tierra a los esclavos para que se autoalimentaran. ! Durante el siglo XVIII se desarrollaron otras relaciones precapitalistas de producción en el campo, como la medianería, la aparcería, el inquilinaje y el arrendire, en las cuales el trabajador agrario no era ni pequeño propietario ni asalariado o, a veces, las dos cosas. Paralelamente, comenzaron a surgir relaciones de producción capitalistas embrionarias, especialmente en la minería de la zona andina, donde nacieron los primeros núcleos del proletariado minero (Chile y México). También surgieron asalariados rurales, como lo atestiguan relatos de viajeros, entre ellos Humboldt. ! Algunos autores, como Ciro Cardoso, dicen que durante la colonia hubo “un modo de producción dependiente”, con lo cual no se dice nada, porque no especifican las relaciones de producción y las fuerzas productivas, que constituyen lo básico para definir un modo de producción. Si sólo se enfatizara el carácter dependiente, habría que decir que ha existido un solo modo de producción “dependiente” desde la colonia hasta la actualidad, lo cual omitiría los cambios en las relaciones de producción precapitalistas de la colonia hasta las capitalistas de los siglos XIX y XX. ! autores, como Carmagmani, siguen sosteniendo que la colonización tuvo un carácter feudal. La gran propiedad territorial es uno de los argumentos que se han dado para demostrar el carácter feudal de la colonización. Este error proviene de identificar feudalismo con latifundio. Latifundios han existido tanto en el régimen esclavista como en el feudal y capitalista. El latifundio de la época colonial –a diferencia del feudal- tuvo como objetivo la producción a gran escala de productos agropecuarios y mineros. Al latifundio colonial no le interesaba el autoabastecimiento –como al feudo- sino la producción para el mercado mundial. Otro argumento para insistir en el carácter feudal de la colonización se refiere ala explotación de los indios bajo el sistema de encomiendas. En rigor a la verdad, la encomienda tuvo más características esclavistas que feudales. Además, existen otros hechos, como el crecimiento de las ciudades, la centralización del poder a través del Estado colonial. Tampoco fue capitalista. Durante la colonia no hubo un modo de producción preponderante, sino variadas relaciones de producción precapitalistas y capitalistas embrionarias que, combinadas y articuladas, constituían una formación económica en transición al capitalismo. La formación social reforzaba el nexo con la monarquía a través del Estado colonial. Este estado surgió directamente con la conquista, como una prolongación del Estado monárquico, que trató de evitar en las colonias el surgimiento de un poder local de los encomenderos. El Estado colonial o indiano representó los intereses generales de la monarquía. ! La Formación Social republicana ! La República hasta 1850 aproximadamente formó parte del período de transición al capitalismo. Sin embargo, constituyó una nueva formación social por cuanto las colonias rompieron con la monarquía, dando paso a la formación de repúblicas independientes. ! La Revolución de 1810 cambió la forma de gobierno, no la formación económica heredada por la colonia. No fue una revolución democrático-burguesa porque no realizó la reforma agraria ni fue Eje IV. Historia 14 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación capaz de crear las bases del mercado interno para el desarrollo de una industria nacional. La única tarea democrática que cumplió la clase dominante criolla fue la independencia política al romper con la condición de colonia del imperio español. ! Limitado el proceso de liberación a la independencia política formal. Nuestros países pronto cayeron bajo un nuevo tipo de dependencia, especialmente con el mercado europeo. Para asegurar mejores precios y mayor demanda de sus productos, la clase dominante criolla se comprometió a permitir la entrada indiscriminada de manufactura extranjera, lo cual impidió cualquier desarrollo de una industria nacional. ! La fase de transición hacia el capitalismo se acentuó al aumentar las relaciones de producción capitalistas en las minas y en algunas explotaciones agropecuarias. Sin embargo, la formación económica combinaba en su mayoría relaciones de producción precapitalistas, como el inquilinaje, la aparcería y la medianería. Una de las relaciones precapitalistas más importante comenzó a extinguirse: el sistema esclavista. L esclavitud fue abolida en Haití (1804), Argentina (1812), Colombia (1814), Chile (1823), México (1824) y en la mayoría de los países con excepción de Brasil y Cuba que recién fue abolida en la década de 1880. ! Durante las Guerras de la Independencia y las Guerras Civiles hubo una intensa movilidad social. Surgieron nuevas fracciones de la clase dominante. Los roces entre terratenientes, mineros y comerciantes se amortiguaron porque todos estaban comprometidos en la economía de exportación. Las capas medias tuvieron un desarrollo progresivo. Las crecientes necesidades de las ciudades, del comercio interior y de la administración pública permitieron un crecimiento de las capas medias. La nueva intelectualidad formó movimientos liberales de avanzada, como la Sociedad de la Igualdad de 1850 en Chile. El artesanado superó la etapa de las corporaciones cerradas constituyendo agrupaciones más abiertas. ! El proletariado minero se desarrolló en las exportaciones de plata y cobre. Comenzaron las huelgas del proletariado minero por la fecha de pago de los salarios, el maltrato y una mayor seguridad en los laboreos más peligrosos de las minas. ! El campesinado creció a raíz del reparto de herencias de propiedades medianas entre numerosos descendientes. La medianería, la aparcería y el inquilinaje continuaron siendo las principales relaciones precapitalistas de producción. Sin embargo, el régimen del salariado se fue implantando en las haciendas más modernas. ! El Estado nacional se fue conformando a partir de la Independencia. Durante las primeras décadas fue muy débil a causa de las Guerras Civiles hubo una intensa movilidad social. Surgieron nuevas fracciones de la clase dominante. Los roces entre terratenientes, mineros y comerciantes se amortiguaron porque todos estaban comprometidos en la economía de exportación. Las capas medias tuvieron un desarrollo progresivo. Las crecientes necesidades de las ciudades, del comercio interior y de la administración pública permitieron un crecimiento de las capas medias. La nueva intelectualidad formó movimientos liberales de avanzada, como la Sociedad de la Igualdad de 1850 en Chile. El artesanado superó la etapa de las corporaciones cerradas constituyendo agrupaciones más abiertas. ! El proletariado minero se desarrollo en las explotaciones de plata y cobre. Comenzaron las huelgas del proletariado minero por la fecha de pago de los salarios, el maltrato y una mayor seguridad en los laboreos más peligrosos de las minas. ! El campesinado creció a raíz del reparto de herencias de propiedades medianas entre numerosos descendientes. La medianería, al aparcería y el inquilinaje continuaron siendo las principales relaciones precapitalistas de producción. Sin embargo, el régimen del salariado se fue implantando en las haciendas más modernas. ! Eje IV. Historia 15 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación El Estado Nacional se fue conformando a partir de la Independencia. Durante las primeras décadas fue muy débil a causa de las Guerras Civiles. Pero debilidad no significa inexistencia. Los caudillos federales lucharon contra los unitarios o centralistas por el dominio de la principal institución del aparato estatal: la Aduana. Luego del triunfo, la oligarquía liberal, que había levantado la bandera del feudalismo, se convirtió en más centralista que los propios conservadores. La formación social republicana se basó en una economía agrominera- exportadora y una clase dominante compuesta por terratenientes, mineros y comerciantes. ! Capítulo III. LA CONSOLIDACIÓN DEL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA ! Durante la segunda mitad del siglo XIX se produjo el salto cualitativo hacia el modo de producción capitalista en numerosos países de América Latina. Dentro de las limitaciones de este capitalismo primario exportador hubo un cierto desarrollo de las fuerzas productivas y una consolidación de las relaciones de producción capitalistas, expresada en el crecimiento del proletariado minero, agrícola y urbano. ! La inserción plena de la economía latinoamericana en el mercado mundial, el desarrollo de los ferrocarriles, del telégrafo, de los puertos, y, fundamentalmente, la tendencia a la generalización del trabajo asalariado, aceleraron el desarrollo de un modo de producción capitalista primario exportador, distinto al capitalismo industrial europeo. Si bien es cierto que el modo de producción capitalista se hizo preponderante, no podemos dejar de señalar que todavía existían relaciones de producción precapitalistas, especialmente en las explotaciones rurales de Centroamérica, el Caribe, Ecuador, Perú y Bolivia. ! La demanda del mercado mundial permitió un desarrollo del capitalismo primario exportador pero, dialécticamente, reforzó los lazos de dependencia. La consolidación de los Estados Nacionales fue estimulada por las metrópolis europeas que necesitaban Estados capaces de garantizar la creciente demanda de materias primas. ! La especificidad de la dependencia en el siglo XIX radicaba en que la burguesía criolla era dueña de las riquezas nacionales. Esta peculiaridad es fundamental para comprender que hubo un desarrollo endógeno del capitalismo primario exportador, fenómeno que han descuidado los teóricos de la dependencia que sólo manejan el cuestionado binomio centro- periferia. En América latina se desarrolló una burguesía criolla con capitales propios que extraía y reinvertía la plusvalía mediante un estilo propio de acumulación de capital. La plusvalía extraída a los trabajadores por la burguesía criolla se realizaba en el mercado mundial mediante la venta de las materias primas. Una parte sustancial se apropiaban los capitalistas nacionales y otra iba a parar a las metrópolis a través de los precios que se imponían a nuestros productos, del transporte de las materias primas en barcos europeos que por carecer nuestros países de marina mercante nacional, además de mecanismos financieros, como los empréstitos e intereses. ! El denominado “crecimiento hacia fuera” conllevaba la declinación porque se dio sobre la base de una economía subordinada, monoproductora y carente de una industria nacional, formación económica que facilitó la fuga hacia fuera de gran parte de la plusvalía. ! La Formación social semicolonial ! Desde fines del siglo XIX se produjo un cambio significativo en nuestra condición de países dependientes. El capitalismo –en su nueva fase superior, el imperialismo- se apoderó de gran parte de nuestras materias primas al invertir masivamente capital financiero en el área minera y agropecuaria. Nuestros países pasaron a ser semicolonias. América latina ya no sólo fue dependiente del mercado mundial, sino que también perdió sus riquezas nacionales. El cambio cualitativo de las relaciones de dependencia nos convirtió en semicolonias, en el sentido que Lenin le daba a esta caracterización. De 1890 a 1930 pasamos por la fase de semicolonia inglesa a semicolonia norteamericana. Desde fines del siglo XIX, el imperialismo inglés comenzó a invertir en los servicios públicos y, posteriormente, en las principales materias primas. La primera guerra mundial (1914) interrumpió la Eje IV. Historia 16 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación carrera inversionista de Inglaterra en América Latina y colocó en primer plano a su competidor por el control de las materias primas: Estados Unidos, cuyas inversiones se aceleraron a tal ritmo que hacia 1930 había desplazado al imperialismo inglés en la mayoría de nuestros países. De este modo, de semicolonia inglesa pasamos a convertirnos en semicolonia norteamericana. Algunos países centroamericanos y de la región del Caribe eran semicolonias yanquis desde la segunda mitad del siglo XIX o principios del XX. ! La formación social, semicolonial consolida el modo de producción capitalista, a causa de la fuerte inversión del capital extranjero, aunque siguen superviviendo algunas relaciones precapitalistas de producción en el campo. Creció el proletariado minero, rural y urbano. Este cambio significativo en la estructura del proletariado tuvo se correlato social y político a través de la agudización de la lucha de clases, de la formación de los sindicatos y del nacimiento de los primeros partidos obreros. El afianzamiento del modo de producción capitalista permitió la irrupción de las capas medias, que comenzaron a exigir una mejor redistribución de la renta nacional, alineándose con los primeros “movimientos populistas” (Irigoyen en Argentina, Arturo Alessandri Palma, en Chile, Obregón y calles en México, etc.) ! A partir de la crisis mundial de 1929 y con el inicio de la industrialización, se inició una transición del capitalismo primario exportador a un capitalismo industrial dependiente. En ese período comenzó también la transición de la sociedad rural a la sociedad urbana industrial. Esta fase tuvo un período de industrialización temprana en países como Argentina, México, Brasil, Chile y Uruguay, y un período tardío de sustitución de importaciones en Perú, Bolivia, Ecuador, Centroamérica, Colombia, Venezuela y otros países del Caribe, en que la industrialización comenzó después de 1950. ! En esta fase no solamente creció el número de trabajadores hombres sino también de trabajadoras. Las mujeres fueron contratadas, con salarios más bajos, en las industrias, en los comercios, en servicios públicos, llegando a constituir más del 20% de la población denominada “económicamente activa”. En este Período de configuración definitiva del proletariado industrial, los trabajadores afianzaron sus organizaciones sindicales llegando a crear poderosas centrales únicas obreras, como la CGT argentina, la COB boliviana, la CNT uruguaya y la CUT chilena, que en ciertas oportunidades rebasaron los marcos del sindicalismo economicista para actuar como organismos políticos de clase. En síntesis, la formación social semicolonial ha pasado de sociedad rural a sociedad urbana, con un proceso de industrialización dependiente, expresión de un desarrollo capitalista heterogéneo, desigual y combinado. ! La dependencia de esta capitalismo se ha acentuado a partir de la década de 1950, en que el imperialismo decidió invertir capital en la industria. Así, se produjo una asociación entre el capital monopólico extranjero y el capital criollo, reforzando la condición semicolonial de nuestros países. Las ilusiones del reformismo en torno al papel progresista que podría jugar la burguesía industrial han sido barridas con el proceso objetivo de asociación de la burguesía industrial con el imperialismo. En la década de 1940 pudo haberse discutido acerca del papel a jugar por la burguesía industrial, pero ahora en que ésta está asociada al capital monopólico internacional, la discusión ha sido zanjada por el propio desarrollo histórico del capitalismo. ! Finalmente, es necesario señalar que a partir de 1960 se abrió en Cuba el período de transición hacia el socialismo, preanunciado el sendero por donde históricamente transitará nuestra América Morena. ! ! ! ! ! Eje IV. Historia 17 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación Textos de la Agenda de las Resistencias 2014 ! ! La conquista ! Ediciones del poder popular Tenochtitlan fue la capital del señorío mexica y la última gran metrópoli mesoamericana que, en el siglo XVI, enfrentó la expansión occidental. México-Tenochtitlan era la depositaria de un proceso humanizador, entre 20 o 40 mil años, complejo y refinado que se reflejó en su cosmogonía, arquitecturas, sus sistemas de producción y comercialización, su arte y escritura. Era una sociedad compleja, estratificada y regimentada; encabezada por guerreros, mercaderes, embajadores, sacerdotes y sabios; y sostenida por artesanos, campesinos y chinamperos, pescadores, cazadores y tamemes, entre otros. ! Los mexicas fueron el último grupo proveniente del norte en llegar al valle de México. Encontraron una región conformada por ciudades-estado que se disputaban la dominación política a veces por medio de las armas, a través de alianzas, pactos o vínculos entre los principales linajes. De 1325 hasta 1521, en 196 años, los mexicas construyeron su hegemonía política, económica y cultural en un territorio que abarcaba buena parte de Mesoamérica y donde vivían entre 15 y 25 millones de habitantes. ! Después de ser nombrado tlahtoani en 1502 y encabezar la Triple Alianza (Texcoco, Tlacopan y Tenochtitlan), Moctezuma II amplió el señorío hasta el Xoconosco utilizando estrategias militares y diplomáticas: consolidó las rutas comerciales e incorporó a los zapotecas y los yopes. Sin embargo, sufrió algunos reveses, con los purépechas, los tlaxcaltecas y los huejotzincas, exhibiendo las limitaciones del control político mexica. Reordenó la administración económica y política del señorío, modificando sus relaciones con los pochtecas-mercaderes, los pillis-nobles, los macehualestrabajadores y los pueblos conquistados. ! La política de consolidación del imperio y el control sobre las ciudades-estado dominadas acarreó numerosas rencillas y envidias, malos cálculos inmediatistas que, a la hora de la llegada de los españoles, serán aprovechados por Hernán Cortés. Estas contradicciones dividieron el mundo indígena y motivaron la alianza de una parte de las ciudades-estado con el bando hispano, engrosando el ejército español-indígena de conquista que tomó Tenochtitlan-Tlatelolco, abriendo paso al sometimiento de todos los indígenas a la Corona española, la invasión y la colonización de estas tierras y la depredación y el saqueo de sus riquezas. ! En un contexto políticamente enrarecido, incluso la naturaleza pareció tomar partido, dando origen a los famosos presagios (que fueron constatables por toda la tierra y no únicamente en Tenochtitlan), que cobraron sentido años después, reinterpretados a la luz de la Conquista. Y como los problemas rara vez vienen solos, en tal ambiente, de la costa procedieron noticias de extraños avistamientos que se sumarán a este cúmulo de asuntos que amenazaron la salud del régimen político que Moctezuma II pretendía consolidar. ! Con la Conquista, se truncó la posibilidad de la unificación de las ciudades-estado indígenas mesoamericanas en torno a una cosmogonía y una cierta homogeneidad cultural. La profunda división entre las ciudades-estado en su lucha por la hegemonía y la dominación, la inmadurez y el localismo, se convertirán en patrón en el siguiente periodo histórico con los levantamientos indígenas desarticulados que nunca se plantearon la unificación para liberarse del colonialismo español. ! Sin embargo, la fuerza del proceso humanizador y civilizatorio indígena impulsado por la inmensa mayoría de los sobrevivientes y descendientes de las civilizaciones mesoamericanas resistió de múltiples maneras a la colonización. En el campo y en la ciudad, en lo privado y en lo público, las resistencias preservaron los núcleos y mantuvieron la memoria, lo cual alimentó y alimenta la esperanza en la liberación de las mexicanas y los mexicanos. ! Eje IV. Historia 18 Eje IV. Historia ! Rebeliones coloniales ! Lecturas Primer Taller de Formación Aún no caía Tenochtitlan, cuando Cortés, aprovechando los códices cartográficos y tributarios, los conocimientos, las rutas y las relaciones milenarias, enviaba tropas armadas a las regiones tributarias para ampliar las fronteras de la Nueva España e incrementar los ingresos de los españoles, y hacia la costa pacífica para encontrar una salida hacia Japón y China. ! Hasta la mitad del siglo XVI, una expedición de conquista era una empresa privada concesionada por el rey de España a algunos españoles adinerados que aportaban capital, soldados, armas, caballos y bastimentos. La ganancia procedía del despojo de los indios vencidos, lo directamente arrebatado y las exacciones que se imponían. Consumada la victoria militar sobre los indios, el rey se arrogaba la quinta parte del botín, el caudillo recibía el título de gobernador de los territorios conquistados que debía organizar en beneficio propio y de sus socios. Al principio se repartieron a los indios y el fruto de su trabajo y se asignaron tierras, aguas, montes y todo lo repartible bajo el régimen laboral de la encomienda, luego del repartimiento (1570) y al final de la hacienda. ! Sobre esta base y durante tres siglos, la corona española articuló el gobierno novohispano como lo que era: una colonia, es decir, una sociedad organizada para el beneficio de los vencedores: los que habitaban la Nueva España y los que quedaron en Europa, todos recibían el producto del trabajo arrancado a los vencidos. El virrey, los funcionarios de la Real Audiencia, los altos dignatarios de la Iglesia y de la Inquisición, entre otros, componían el grupo selecto que administraba el saqueo: la corrupción, las leyes injustas, la venta de cargos y oficios, el vandalismo, el robo, las congregaciones de los pueblos para cobrar mejor el tributo, las prohibiciones y limitaciones al comercio, el control de la mano de obra, etc. ! Además de la extracción de recursos, la Corona asumió la administración del orden. Para ello, contó con las órdenes mendicantes, la Iglesia y los jesuitas, que organizaron la represión ideológica a través de la evangelización: destruyeron obras, templos, culturas y libros antiguos; dividieron los pueblos y las familias; construyeron un nuevo discurso histórico basado en la descalificación de las culturas indígenas; impulsaron la cultura patriarcal basada en la represión y la doble moral; apoyaron en todo momento la violencia, las masacres, el engaño y el terror para sostener el gobierno colonial. No obstante la intervención de un sector de la Iglesia que contribuyó a dar legitimidad a muchas de las resistencias indígenas. ! En todas partes, las resistencias y las rebeliones indígenas obligaron a los españoles a atrincherarse en las ciudades y vivir en constante zozobra. Siempre motivados por la defensa territorial, el anhelo de recobrar la antigua organización, la religión y la libertad, los indígenas emplearon estrategias múltiples de resistencia y de sobrevivencia adaptadas a la correlación de fuerzas y a las circunstancias: el sitio, la guerrilla, el levantamiento de trincheras, la emboscada, el asalto, la rebelión; el desacato al tributo, el pacto, la defensa jurídica, la firma de la paz, el culto soterrado, el fomento a las divisiones entre españoles, entre muchas otras. ! Su fuerza era su cultura milenaria, los conocimientos adquiridos, las ventajas de su nomadismo, las dificultades del terreno, la impenetrabilidad de las selvas o de las montañas, con lo cual lograron sobrevivir al colapso demográfico y enfrentar las vejaciones españolas. Algunas veces, y en alianzas limitadas, desplegaron luchas de resistencia que se convirtieron en verdaderas guerras regionales que duraron décadas y hasta siglos. ! Pronto, otros grupos étnicos se sumaron a la resistencia. Los esclavos negros se sublevaron y fundaron colonias cimarronas. Los mestizos se levantaron en las ciudades por hambre, carestía, desabasto, en forma de motín o tumulto; los criollos, por ser segregados, en forma de conspiraciones. Todas estas luchas de resistencia constituyen el capital político del pueblo mexicano. ! Reformas Borbónicas e Independencia ! Eje IV. Historia 19 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación A lo largo del siglo XVIII, la Nueva España fue sacudida por múltiples acontecimientos internos, europeos y americanos que empujaron a la independencia formal de estas tierras y modelaron el perfil inicial de la nación que terminaría de conformarse en los siguientes 200 años. ! Si bien en el siglo XVIII la Nueva España era la colonia más poblada y rentable del Imperio español, las resistencias en contra de los abusos de la iglesia, los comerciantes y la administración peninsular no dejaron de estar presentes en todo el territorio, como ejemplifican los alzamientos de zoques, tzotziles, tzeltales, choles, tojolabales; chichimecas; pericúes y coras; yaquis, mayos, pimas y ópatas; apaches y comanches; mayas. ! Aunado a lo anterior, la creciente presión comercial y militar en las fronteras del imperio español, la guerra de los Siete Años (1756-63) y la toma por parte de los ingleses de La Habana en 1762, llevaron al rey borbón a redoblar el saqueo de recursos en las colonias, lo cual provocó numerosos malestares. En 1762, se conformó un ejército profesional; en 1767, expulsaron a los jesuitas del Imperio; en 1778, rompieron el monopolio de comerciantes y puertos; y en 1786, crearon las Intendencias dominadas por la alta burocracia peninsular desplazando a los criollos de la administración colonial. ! Particularmente la expulsión de los jesuitas y la creación de presidios en la frontera norte aumentaron las tensiones, por la expansión de los ranchos y los reales de minas. Los indígenas se volvieron a unir alrededor de discursos milenaristas que anunciaban la muerte de los españoles, la creación de un gobierno y un sacerdocio indígena y el fin de los tributos. ! Otros hechos como la independencia de los Estados Unidos en 1776, la revolución francesa en 1789, la independencia de Haití en 1791 y el bloqueo marítimo inglés de 1796 afectaban la vida cotidiana novohispana. Brotaban las conspiraciones: en Guadalajara en 1793, en la ciudad de México en 1794, la "Rebelión de los machetes" en 1799 con mestizos y mulatos del centro y occidente del país. En medio de la derrota de la flota española en Trafalgar en 1805, la invasión francesa, la abdicación del rey y el posterior levantamiento español en 1808, el Ayuntamiento de la Ciudad de México declaró que la soberanía recaía en la nación. En 1809, fue descubierta la conspiración de Valladolid, encabezada por los militares criollos que contaban con el apoyo de militares del ejército novohispano y pensaban reclutar indios ofreciéndoles la supresión del tributo. ! El terreno estaba abonado cuando en septiembre de 1810 fue descubierta la conspiración de Querétaro, encabezada por varios miembros de la sociedad novohispana: el corregidor Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez, el sacerdote del bajo clero Miguel Hidalgo y varios militares, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Abasolo. ! La insurrección popular compuesta de indios, negros, mestizos y criollos, respondió a la consigna “Viva América, abajo el mal gobierno, mueran los gachupines”. Bajo el manto de la Tonantzin, las demandas de soberanía nacional, expulsión de los peninsulares, establecimiento de juntas, abolición de los tributos, de la esclavitud, del sistema de castas, la restitución de la tierra indígena, dan cuenta del carácter del movimiento, de la memoria histórica y de la ruptura con el orden colonial. ! A la muerte de Hidalgo en 1811, Morelos impuso su hegemonía gracias a sus dotes de organizador político y estratega militar, e intentó hacer confluir las dos corrientes de la insurrección: los criollos que buscaban la independencia y las masas que perseguían sus objetivos sociales. Sin embargo, a su muerte en 1815, se acentuó el conservadurismo criollo y la contrarrevolución. ! La oligarquía criolla sabía que los criollos suplantaban a los peninsulares en los procesos de independencia de las Provincias Unidas de la Plata en 1816; de Chile en 1818 y de la República de Colombia en 1819. Y por ello, no vacilaron en llevar a Agustín de Iturbide al poder en 1821. Finalmente alcanzaron los objetivos propios de su clase: tomar el control del territorio, mantener en lo esencial el orden anterior, derogar las leyes que se oponían a su desarrollo, afianzar su poder y, al mismo tiempo, conceder algunas de las demandas de la “clase media” criolla, mestiza e indígena para obtener su adhesión. Eje IV. Historia 20 Eje IV. Historia ! Intervenciones y Reforma ! Lecturas Primer Taller de Formación La entrada del Ejército Trigarante a la ciudad de México el 27 de septiembre de 1810 evidenció el alcance de la “consumación” de la Independencia de México: una alianza de conveniencia para tomar posesión de la Nueva España entre proyectos de nación disímbolos y contradictorios como el peninsular, el de la oligarquía criolla y el de la menguada insurgencia, que no tardaría en desmoronarse, dividiéndose y reagrupándose hasta el restablecimiento de la República liberal el 15 de julio de 1867. ! Muy pronto la lucha por el control de la estructura económica y social del país se libró entre el bloque de conservadores, monárquicos y centralistas, que buscaban mantener vigentes muchos rasgos de la vieja sociedad colonial; y los liberales, republicanos y federalistas, que se reclamaban como los verdaderos herederos de la Ilustración; partidarios de un Estado nacional burgués, a semejanza de los Estados Unidos o de Francia. ! Ninguna de estas fuerzas incluyó en su proyecto a la inmensa mayoría de la población: las naciones indígenas, las comunidades campesinas y las masas urbanas. Al contrario, todos coincidieron en mantenerlas al margen. Sus intereses de clase, sus prejuicios racistas y étnicos se los impidieron. Además, conscientes de que sus propiedades y estatus nacieron del despojo de los pueblos originarios; vivían con el temor a la pérdida del control territorial y de la hegemonía política, ante el reclamo ancestral de la soberanía indígena y la búsqueda de justica, democracia y libertad de las masas. Por ello, impulsaron un proyecto nacional que, en los hechos, con su falsa igualdad jurídica y libertad económica, traducido en protección de la ganancia, colocó al resto de la población en condiciones desventajosas para evitar el despliegue de proyectos de nación diferentes al dominante. La ofensiva general contra las tierras comunales indígenas, campesinas y urbanas para someterlas a la explotación capitalista, fue parte de la nueva conquista criolla, que prosigue hasta el día de hoy. Reducir el espacio indígena, destruir las instituciones cohesionadoras de la identidad étnica, suprimir la propiedad colectiva e impedir su desarrollo económico y el progreso de las tradiciones, la cultura y los valores indígenas y populares. ! En consecuencia, los levantamientos rurales, los motines urbanos y las luchas clasistas incipientes, fueron incesantes durante el siglo XIX. Los encontramos entre los pueblos zapotecos (1839-1853), nahuas de Guerrero (1842-46), huastecos (1879-1882), yaquis (1825-1897) y en el levantamiento de los cruzoob en Yucatán (1848-1901), entre otras. El nuevo gobierno mexicano sofocó estas rebeliones con igual saña que el colonial, incluyendo deportaciones masivas y masacres. ! La experiencia adquirida durante y después de la guerra de Independencia, tanto en el uso de las armas, la estrategia guerrillera, como el manejo del lenguaje político y jurídico, contribuyó para que los indios, los campesinos y los peones se sublevaran. En muchos casos, las identidades étnicas fueron sustituidas por las de clase conformando alianzas de campesinos contra propietarios o comunidades contra caciques. ! Muy pronto, los Estados Unidos, en pleno proceso de expansión, entrarían en acción para quedarse con Texas y más de la mitad del territorio nacional. Mientras tanto, los europeos: ingleses, españoles y franceses, se encargarían de mantener la inestabilidad en la joven nación con sus reclamos e intervenciones. ! Las invasiones favorecieron la creación de pactos, antes imposibles de pensar, entre parte del gobierno nacional, los caudillos regionales y los pueblos indígenas, los cuales beneficiaron a numerosos grupos indígenas que se integraron a la guardia Nacional, participaron en la defensa del territorio nacional, protegieron sus derechos tradicionales y exaltaron a sus propios héroes como los verdaderos defensores de la patria. ! Finalmente, el impacto de las invasiones extranjeras entre 1847 y 1867 y las luchas internas de la “clase política” fueron aprovechados por los liberales-republicanos para impulsar su propio programa Eje IV. Historia 21 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación de unidad nacional con la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma en torno a una modernización burguesa y un modelo de acumulación de capital excluyente, contrario a todo proyecto comunitario y colectivo, propio de las tradiciones de las mayorías nacionales. ! República Restaurada y Porfiriato ! Con la República Restaurada, Benito Juárez y los liberales tendieron una mano conciliadora a los conservadores derrotados y convocaron el 15 de julio de 1867 a la unidad de la nación bajo la fachada de: sufragio efectivo y no reelección; adhesión a la constitución de 1857 y las leyes de Reforma; paz, democracia y progreso; participación de todos; formación de un gobierno eficiente, estable y bien administrado. ! En los hechos, el proyecto liberal de nación era un proyecto económico que permitía la acumulación capitalista a favor de una nueva oligarquía (hacendados, latifundistas, industriales y banqueros) a través de jugosas ganancia logradas con la explotación, el despojo, el saqueo y las facilidades fiscales. Los gobiernos de Juárez a Díaz aplicaron las medidas requeridas: control regional sobre caudillos y caciques, fomento a la inversión extranjera (norteamericana y europea), política de comunicaciones, transportes e infraestructuras, incentivos a la exportación de materias primas, la minería, el campo y la industria, y, sobre todo, represión en contra de todas las voces discordantes bajo la consigna “mátalos en caliente”. ! No sólo fue represión política y económica, sino también cultural. En un país, donde el 71 por ciento de la población vivía en zonas rurales y el 29 por ciento restante en zonas urbanas, con el detalle de que una buena porción de éstos provenían del campo, la inmensa mayoría de los mexicanos tenía una identidad ligada a su raíz indígena. Identidad ajena y despreciada por los liberales que desarrollaron la idea del mestizo como síntesis de la identidad nacional: un indio desindianizado, es decir, un indio urbanizado, español hablante y occidentalizado; a la imagen de Porfirio Díaz. A partir de este periodo, la educación, los intelectuales y los medios de comunicación se encargaron de difundir hasta la saciedad este nuevo concepto que no sólo permeó las acciones culturales de los gobiernos liberales sino que será asumido por la mayor parte de las resistencias urbanas, hasta lograr prácticamente el desdoblamiento del ser profundo del mexicano. ! El proyecto liberal, excluyente e intolerante, ajeno a la realidad nacional, afectó a los pueblos indígenas y campesinos, a las pequeñas y medianas empresas, a los talleres artesanales, a las tradiciones comunitarias, de cooperación y de ayuda mutua; el antagonismo se tradujo en enfrentamientos violentos. ! El continuo asedio a las tierras, a los derechos y las tradiciones indígenas y campesinas provocó un resurgimiento general de las reivindicaciones indígenas. El mundo rural se llenó de rebeliones, sublevaciones, movimientos religiosos, motines y airadas voces indias que demandaron la devolución de sus tierras, respeto a sus derechos ancestrales, castigo a los crímenes de los ladinos, reconocimiento de las identidades indígenas y comunitarias. La cantidad y la extensión geográfica de las resistencias campesinas despertaron el interés de líderes y organizaciones urbanas opuestos al gobierno, que incorporaron las demandas campesinas a sus programas políticos. Los reclamos de justicia agraria, tierra y libertad, o respeto a los derechos de los pueblos, se convirtieron en lemas políticos de las organizaciones comunitarias, socialistas, comunistas y liberales, urbanas y rurales. ! El incipiente movimiento laboral, con sus órganos de representación y de propaganda, empezó a encauzar el mutualismo del sector artesanal y a agrupar a los trabajadores de las fábricas. Las quejas por la disminución del salario, los malos tratos, la jornada, el empleo de maquinaria moderna, provocaron un gran número de huelgas en la industria textil, ferroviaria, cigarrera, panadera y minera; en entidades como el Distrito Federal, Veracruz, Puebla, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Oaxaca, Jalisco, Querétaro y Sonora. ! Resistencias como las de Chalco, Sierra Gorda, Tamazunchale, Tomochic, de los Yaquis, Chamulas, Cruzoob, Zapotecos, de los comuneros, cooperativistas, socialistas, entre otros; y el levantamiento Eje IV. Historia 22 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación armado del Partido Liberal Mexicano, empezaron a perfilar un proyecto indígena-mexicano de nación basado en la realidad de la inmensa mayoría de la población y su continuidad histórica. Los primeros rudimentos de materialismo histórico fueron integrados en muchas de sus reflexiones. Todo es acumulado histórico preparó y sirvió de instrumento a la Revolución Mexicana. ! Revolución ! En la Revolución Mexicana se empalman varios procesos, unos que vienen directamente de la conversión del capitalismo en modo de dominación dominante, hecho sucedido en el último tercio del siglo XIX, y otros, de las historias de reconstitución de los pueblos indígenas, de sus resistencias y derrotas. El zapatismo es la vertiente “plebeya” que mejor expresa esta dualidad. Producto del avance de las de las relaciones capitalistas dentro de las haciendas azucareras, de la configuración de un proletariado y semiproletariado rural, del despojo de los pueblos indígenas y de su resistencias; fue la encarnación inconclusa del proyecto más avanzado de indosocialismo en México, que amalgamó las tradiciones comunitarias de los pueblos del Estado de Morelos con algunas ideas socialistas de su tiempo. Ideas que fueron resignificadas a la luz de las experiencias derivadas de los combates revolucionarios. Tanto zapatistas como magonistas y villistas, no hicieron una revolución para no cambiar como reza el prejuicio académico, hicieron una revolución para revolucionar a favor de las masas de trabajadores y oprimidos, sus condiciones de vida. ! En 1910, de manera semejante a lo ocurrido entre 1808 y 1810, los sucesos que dieron pie a la Revolución fueron fruto de un acumulado histórico donde se conjugaron crisis económicas y políticas con sedimentos de descontento popular. Un tiempo de maduración de ideologías e imaginarios revolucionarios y justicieros; de procesos de lucha y organización de comunidades indígenas, campesinas y de emergencia de nuevos sujetos sociales: pequeñas y medianas burguesías y clases obreras. Suma de rescoldos, afrentas y utopías que encontraron un poderoso caldo de cultivo en la crisis internacional de 1907; la primera crisis económico-financiera mundial del capitalismo monopolista o moderno. ! En 1905, el gobierno instrumentó una reforma monetaria que se tradujo en una devaluación del 50 por ciento, provocando inflación, caída de los salarios, mayor pobreza, aumento de la deuda externa y descontento entre sectores burgueses nacionales; que experimentaron la reducción de sus ingresos y el acceso al crédito, debido a la renovada competencia de oligarcas porfiristas y capitalistas extranjeros, quienes aprovecharon la coyuntura para hacerse de empresas y bienes raíces a precios de remate. ! La crisis de 1907 terminó por agravar todas las contradicciones. Cayeron los precios de las materias primas y los alimentos de exportación, la especulación con las acciones de minas, ferrocarriles, bancos y bienes raíces acentuaron las contradicciones económicas y políticas interburguesas; la crisis económica afectó a hacendados, comerciantes, rancheros e industriales. Al seno de la oligarquía, las disputas aparecieron, luego de casi 30 años de concordia entre las elites, antes liberales y conservadoras. Las pugnas con los capitales extranjeros adquirieron, incluso, formas violentas cuando los trabajadores de las principales industrias se pronunciaron contra los privilegios de los trabajadores extranjeros. A pesar de todo, el capital extranjero dominaba la economía nacional y, como grupo étnico, las poblaciones de origen europeo eran las más apreciadas. México se había convertido en una especie de semicolonia; donde los criollos y los extranjeros dominaban por su color y por su dinero. ! El descontento se alimentó de los cierres de minas, de fábricas textiles, del desempleo galopante, el alargamiento de jornadas de trabajo, del despotismo laboral creciente y de la caída estrepitosa de los niveles de consumo de buena parte de la población. En el campo el enojo, la impotencia y la rabia corrieron al lado del despojo cometido contra comunidades y pueblos a través del deslinde de terrenos baldíos, la colonización, la desamortización de las tierras y el sistema de peonaje. La Guerra del Yaqui y del Mayo, las pugnas electorales, los reclamos laborales, las reivindicaciones de los pueblos, las insurrecciones magonistas, las protestas de grupos urbanos por libertades democráticas, Eje IV. Historia 23 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación soberanía nacional y laicidad estatal, fueron convergiendo con las divisiones de los arriba, hasta convertirse en una crisis política general. ! Debe destacarse que en la Revolución Mexicana, al igual que en las guerras de Independencia y Reforma las rebeliones indígenas y campesinas fueron decisivas. Sin embargo, el desarrollo de nuevas capas medias burguesas y, sobre todo, de la clase obrera le imprimió nuevos contornos a la lucha nacional, a las luchas de clases y a sus programas. Cabe mencionar que, entre 1900 y 1905, el número de huelgas fue de 29 y de 1905 a 1910 de 106; algunas se transformaron en verdaderas rebeliones, como las huelgas de Cananea y Río blanco. ! Pero la resistencia no fue sólo gremial, ni la propagación de nuevas ideas se quedó en el campo de la repetición de las doctrinas. Se desarrollaron interpretaciones y desarrollos teóricos propios; el magonismo y el zapatismo fueron algunos de ellos. ! Tradicionalmente la Revolución Mexicana de 1910-1917 ha sido evaluada tomando como referencia los alcances y programas de la Revolución Rusa de 1917; de ahí surgieron infinidad de interpretaciones que no tomaron en cuenta sus características y aportaciones específicas que la ubican como uno de los mayores acontecimientos en la historia de las revoluciones contemporáneas. Debemos subrayar que nuestro país, en 1910, era ya un país capitalista y que fueron las contradicciones ligadas a su estructura de clases y a un modo de producción capitalista, dependiente y semicolonial, en una sociedad mayoritariamente agraria e indígena, las que condicionaron el curso de la Revolución Mexicana y del capitalismo en el siglo XX. Por lo mismo, no fue como muchas de las revoluciones europeas, resultado del enfrentamiento de una naciente burguesía contra el viejo régimen feudal; si no el resultado de disputas interburguesas y de la emergencia y el protagonismo de sectores indígenas y populares del campo y de la ciudad. ! La Revolución se consumó con el arribo al poder estatal de la fracción burguesa y pequeño burguesa carrancista-obregonista que desplazó a la oligarquía porfiriana del poder político y derrotó a los ejércitos magonistas, villistas y zapatistas, que encarnaban a la tendencia “plebeya” o radical de la revolución. La coalición burguesa victoriosa asumió, desde el principio, su situación de dependencia económica, cultural y política hacia los Estados Unidos y las grandes potencias capitalistas. Este hecho condicionó el alcance de sus reformas y estableció un marco para negociar, en el contexto de una relación semicolonial y las contradicciones y conflictos con los estados imperialistas y el capital extranjero. Desde ahí, el nuevo estado y su régimen, estableció su relación con las clases populares y su posicionamiento frente a las revoluciones y los países socialistas. ! La Revolución Mexicana fue burguesa por quienes ocuparon el poder estatal y por sus resultados sociales. A pesar de que muchas de sus formas y métodos de lucha fueron populares y que los proyectos indígena-campesinos y obreros fueron muy relevantes, un nuevo sector de la burguesía resultó triunfante. Así, el nuevo estado no puede ser calificado de “bonapartista”, producto de un empate entre las fuerzas populares y las burguesas. La dirección del nuevo estado, los vencedores, no compartieron el poder y la conducción estatal con nadie; incluyeron a las clases populares y a los pueblos originarios de modo subalterno; sin cuestionar jamás el carácter burgués del estado mexicano y su lugar subordinado y dependiente con respecto a Estados Unidos. ! Así como la burguesía no estaba obligada a cumplir con las tareas democráticas que metafísicamente le asignan los socialistas, es decir, llevar a cabo la liberación nacional y el establecimiento pleno de las libertades y los derechos sociales; Villa y Zapata no estaban destinados a perder. En el caso de la derrota de la fracción radical de la revolución popular burguesa de 1910-17, influyeron errores relacionados con las alianzas políticas, pero también muchas indecisiones y malos cálculos a la hora de algunas batallas militares. Son absurdas todas las teorías fatalistas y deterministas, que plantean que Magón, Villa, Zapata, estaban destinados a la derrota, porque no existía el partido del proletariado o no habían leído a Marx y a Lenin, o porque la ley general de las sociedades capitalistas y los prejuicios de la burguesía y la pequeña burguesía, establecían que, por su origen humilde y pre moderno, no podían comprender e interiorizar el desarrollo técnico necesario para el arte de la guerra, ni el poder de las reformas y, por tanto, estaban destinados a fracasar. Eje IV. Historia 24 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación Interpretaciones cargadas de eurocentrismo y de odio clasista y racista. En realidad, muchas de las derrotas de nuestro pueblo tienen que ver con errores de cálculo, con decisiones equivocadas en el combate y en el teatro de las operaciones. ! 1917 – 1940. De la Constitución al Cardenismo ! La Constitución de febrero de 1917 se escribe y se aprueba entre dos épocas políticas. La del “liberalismo civilista”, formalmente antiestatista y la del “liberalismo social”, promotor de la participación del estado en la economía y garante de los derechos sociales y civiles. ! Este resultado no estuvo en los planes de ninguna de las fuerzas beligerantes. Fue una consecuencia de las confrontaciones, de los cambios en las correlaciones de fuerzas y de los sucesos internacionales ocurridos durante el proceso revolucionario. No puede decirse que la meta de las fracciones burguesas y pequeñoburguesas, que participaron en la revolución y ocuparon puestos prominentes en el Movimiento Constitucionalista, fuera el establecimiento de un nuevo orden social. Ni que coincidieran en lo que debía hacerse de inmediato. Sólo persiguieron desplazar del poder a la vieja oligarquía y promover algunos cambios que las beneficiaran directamente y ampliaran las posibilidades de desarrollo capitalista del país iniciado en el siglo pasado. Además de renegociar las relaciones de dependencia con Estados Unidos e Inglaterra. ! Más que las teoría y la influencias externas, más que el “Contrato” o el “Pacto Social”, fue la Revolución, la lucha de clases llevada al límite, la que impuso la coexistencia dentro del texto constitucional de principios liberales y comunitarios; de derechos individuales y sociales; de respeto tanto a la propiedad privada como a la prerrogativa de la nación a la propiedad originaria sobre las riquezas naturales e, incluso, la facultad para “imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público”. En ese tenor contradictorio se aceptaron las relaciones laborales capitalistas, a la vez que se establecieron el derecho a la vida digna, al salario constitucional; junto a la idea de que el trabajo no es una mercancía. El agotamiento de los viejos principios liberales y la algidez de la revolución, además de las dificultades generadas por la crisis capitalista, la Primera Guerra Mundial y la Revolución Soviética empujaron al Estado Mexicano, entre otros, a poner en práctica políticas económicas propias del capitalismo de estado. Y, por consiguiente, a ensayar nuevas formas de control e integración de las clases dominantes y de las clases populares, acordes con el desarrollo de la lucha de clases y las modificaciones capitalistas. ! El Cardenismo fue hechura contradictoria de los procesos organizativos de la clase obrera, de la conformación de sindicatos y federaciones nacionales, de la permanencia y desarrollo del agrarismo; del imaginario reivindicativo instalado por la Revolución, la Constitución y las ideologías nacionalistas, socialistas, comunistas, anarquistas e indígenas. El sector burgués que se mantuvo como ala izquierda del obregonismo, supo aprovechar la nueva coyuntura generada por los cambios y quiebres introducidos por la crisis capitalista de 1929-33. La correlación fuerzas se había alterado a favor del sector encabezado por Cárdenas. ! Sin una competencia de cuidado, los reformistas liberal progresistas se beneficiaron del crecimiento de los sindicatos nacionales, de la organización y el malestar campesino, de los progresos de los comunistas, de liderazgos como el de Lombardo Toledano, de la centralización del Partido Nacional Revolucionario, de los acuerdos con la jerarquía católica; de la política reformista del “Nuevo Trato” y el “Buen Vecino” del presidente Roosevelt en Estados Unidos. ! El cardenismo constituyó el momento más destacado de la capacidad dirigente de la burguesía por sus habilidades para aparecer como representación de la nación. Sin embargo, ni siquiera el cardenismo dejo de considerar a las economías campesinas e indígenas como aditamentos de segundo orden de las empresas agrarias de gran calado y de un proyecto de industrialización subordinado a los Estados Unidos. Esta visión burguesa liberal progresista fue compartida por el grueso de la izquierda, que suponía que la industrialización, cualquiera que fuera, nos acercaba al socialismo. ! Eje IV. Historia 25 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación 1940 – 1952. De la dominación caudillista a la dominación oligárquica ! Lázaro Cárdenas llegó a la presidencia en el marco del auge de las luchas obreras, campesinas, indígenas y de los jornaleros agrícolas; como resultado del cambio en la correlación de fuerzas a favor de las fuerzas burguesas liberal progresistas y de las demandas populares de tipo gremial. En cambio, la etapa final del gobierno, 1938-40, se caracterizó por una involución política de las fuerzas populares y un reposicionamiento de las derechas dentro del grupo gobernante y fuera de él. Situación que junto a las vacilaciones y la moderación del cardenismo, inclinó la sucesión presidencial a favor de Manuel Ávila Camacho quien, al igual que Miguel Alemán Valdés, se hará eco de las demandas de los sectores burgueses y pequeño burgueses políticamente más conservadores y cercanos al capital estadounidense. ! El declive de la fuerza y de la influencia política de las masas populares fue el resultado del predominio de corrientes laboristas y agraristas sujetas al control del gobierno; de propuestas de organización instrumentadas desde la presidencia de tipo corporativo que impidieron la unidad de obreros campesinos y empleados públicos. Desde la jefatura presidencial se auspició el paternalismo, el clientelismo y el economicismo, limitándose el derecho de huelga y la organización independiente. En la concepción de Cárdenas, los trabajadores y el pueblo operaban como fuerza de presión para establecer un capitalismo de estado o una economía mixta que reconocía derechos económicos y políticos a la población, siempre y cuando fueran compatibles con el capitalismo y con el régimen burgués presidencialista, corporativo, autoritario y dependiente del imperialismo estadounidense. ! El retroceso político popular debe verse como una consecuencia de la hegemonía cardenista, pero también de la incapacidad de la izquierda socialista para trascender el reformismo y el mito de la Revolución Mexicana, concebida como un proceso ininterrumpido que podía llevar a la nueva sociedad. En realidad, esa posibilidad quedó cancelada con el arribo de la fracción burguesa tutelada por Carranza y Obregón, en cuyas cabezas nunca estuvo la idea de la revolución permanente. Por lo mismo, Cárdenas se asumía como socialista de la distribución deslindándose del comunismo. Él sabía, tanto como Ávila Camacho, que seguir por la ruta ascendente de las reformas llevaría al choque con Estados Unidos y al cuestionamiento radical del Estado y la sociedad burguesa, por eso el repliegue lo inició Cárdenas y lo acentuaron Camacho y Alemán. ! Había que contener y hacer retroceder la reforma agraria. En 1930, los ejidos representaban menos del 15% de la tierra cultivada, mientras que, en 1940, cubrían el 47.4%. En tales circunstancias debían darle garantías a la “pequeña propiedad” y destruir el ejido colectivo defendido por Cárdenas. Parar a los socialistas y expulsarlos de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Nacional Campesina (CNC) y el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), restituir la confianza política de la burguesía extranjera y mexicana; mantener sus ganancias y evitar a toda costa la creación de las milicias obreras; además, de modificar la educación llamada socialista, desarmar a las guardias rurales y “sacar” de la política al ejército, fueron parte de las iniciativas de los gobiernos pos cardenistas en el lapso de 1940-52. El camachismo y el alemanismo debilitaron el protagonismo de las luchas populares y radicalizaron el sentido capitalista de muchas de las políticas económicas del cardenismo, incluidas las que tenían que ver con el capitalismo de estado. ! Cárdenas consolidó el presidencialismo, la participación protagónica del Estado en la economía, el corporativismo, la sujeción ideológica, política y orgánica del movimiento agrario y laboral, el discurso del nacionalismo revolucionario y sus mitos. Amplió los márgenes de soberanía económica y sentó una base estatal y nacional para la industrialización del país de tipo fordista cimentada en el uso masivo de la energía fósil. La nacionalización del petróleo, del ferrocarril, la construcción de carreteras y la creación del Politécnico, entre otras medidas, respondían a estos objetivos. Todo sirvió de preámbulo para la emergencia de la oligarquía, de una nueva fracción burguesa de corte monopolista, que pasaría a convertirse en el centro de la dominación política y económica; del régimen oligárquico dependiente de los Estados Unidos. ! ! Eje IV. Historia 26 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación 1952 - 1968 Del charrazo a Tlatelolco ! Entre 1952 y 1968, al calor de la “Guerra Fría”, de luchas obreras, de mujeres por el sufragio, de batallas campesinas, ciudadanas y populares, en defensa de los contenidos sociales de la Constitución, contra el autoritarismo, la carestía y los retrocesos de la reforma agraria, se fueron perfilando los contornos programáticos, las formas de organización y de lucha que aún siguen caracterizando a buena parte de los movimientos opositores, sociales y civiles de nuestros días. Particularmente de los movimientos estudiantiles, de trabajadores y por la democracia. ! El periodo arrancó con el intento de varios contingentes de trabajadores por sacudirse del control oficial de sus organizaciones y la secuela de “Pactos” e intervenciones presidenciales que prácticamente impedían la pelea por aumento de salarios y el ejercicio del derecho de huelga. Destacan en la lucha trabajadores ferrocarrileros, petroleros, telefonistas, electricistas, mineros y organizaciones campesinas ligadas al jaramillismo, a los comunistas y el lombardismo. ! Emergió a lo largo de esos años una nueva disputa por la hegemonía, por la conducción y la representación de la nación, desde los sectores populares, frente a la llamada “burguesía burocrática” y la naciente oligarquía financiera; fracción burguesa con negocios en la industria, el agro y los servicios, entrelazada con los monopolios estatales y extranjeros. De manera ingenua, sin estrategias y a través de proyectos partidarios como los enarbolados por el Partido Popular y el Partido Comunista, entre otros, la lucha por la representación política giró en torno a las reivindicaciones históricas que devinieron en nacionales desde los tiempos de la Independencia: democracia, soberanía nacional y justicia social. ! En esta batalla, al menos hasta los primeros años de los 60, el grueso de la izquierda socialista y de los movimientos de base, no fueron capaces de asumir la lucha por la conducción de la nación de forma autónoma con respecto al cardenismo y el supuesto sector progresista o nacionalista de la burguesía “burocrática” y empresarial. El problema no residía en la política de alianzas con capas burguesas para enfrentar al régimen oligárquico y el imperialismo; sino en la renuncia al papel hegemónico, protagónico, que debían asumir las fuerzas populares al interior del bloque opositor. La desviación radicaba, y aún radica, en la incomprensión de que las tareas democráticas y de liberación nacional, son tareas de las clases populares y no de la burguesía llamada nacionalista o progresista, cuyo “antimperialismo” es absolutamente limitado. La izquierda entregó la conducción del proceso a ese sector de la burguesía atribuyéndole rasgos y potencialidades revolucionarias que nunca tuvieron. ! En el periodo 1952- 68, se hicieron evidentes los límites del régimen: su carácter burgués y su sometimiento al imperialismo estadounidense. Pero también las carencias de las propuestas socialistas que harán crisis en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. ! Se distinguen dos momentos en la marcha del descontento popular y los cambios operados en el sistema de regulación de la lucha de clases. El primero, lo conforman las movilizaciones de la década de los 50 conectadas con los procesos inflacionarios, la caída del ingreso, la contrarreforma agraria y el autoritarismo estatal. En ellas, predominaron las demandas gremiales, mientras las reivindicaciones generales y la lucha política contra el régimen fueron débiles. Los efectos de la industrialización y el crecimiento del mercado interno contribuyeron a la moderación a la hora de cuestionar el sistema político. El crecimiento económico y del empleo, a pesar de la depresión salarial y la regresión agraria, crearon la sensación de progreso en núcleos urbanos y rurales. Sin embargo, el proceso de sustitución de importaciones y el desarrollo estabilizador, exhibieron los problemas estructurales que harían crisis en los años 70 y 80. ! El segundo momento se despliega en los años 60, cuando la derrota de las movilizaciones obreras y campesinas del periodo anterior, no evitó el crecimiento de las resistencias anti régimen que alcanzaron a las “capas medias” y a trabajadores de cuello blanco, como los médicos y que, incluso, tomaron formas violentas. Aparecieron con mayor nitidez las exigencias políticas, la lucha por el poder y la democracia. El plagio de las banderas de los movimientos sindicales democratizadores, Eje IV. Historia 27 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación que obligaron a la formación del Congreso del Trabajo, a la mejoría de contratos colectivos y la Ley del ISSSTE, entre otras medidas que hablan de una nueva fase del “Estado de Bienestar”, no evitaron el deterioro político que en 1968 se convirtió en crisis política. El autoritarismo y la antidemocracia del régimen priísta se evidenciaron. La conflictividad del periodo ilustra muchas de las contradicciones de una sociedad que dejaba de ser predominantemente agraria y campesina y que resaltaba su proceso de estadounidización y de separación cultural de su raíz indigena. ! 1968 – 1988. De la rebelión estudiantil a la insurgencia cívico electoral ! El movimiento estudiantil de 1968 introdujo un salto en la evolución de los movimientos sociales, porque fue capaz de dar una proyección nacional a su lucha por la democracia y contra el autoritarismo. Fue uno de los pocos movimientos, inicialmente sectoriales, que asumió la representación de la nación y el pueblo, desde su particularidad, desde su ser estudiantil. La inercia de su desenvolvimiento, su antipriísmo, lo empujó a la pelea contra el gobierno y al reclamo por uno nuevo. Se trató de un proceso de lucha contra el régimen y, por tanto, por el gobierno y el poder, por la conducción de la nación como un problema a resolver en su presente. Algo que únicamente las agrupaciones guerrilleras se habían propuesto: la lucha por echar abajo al régimen priísta como una tarea a resolver a través de estrategias concretas. ! En ese contexto, el movimiento estudiantil avanzó más lejos que el común de la izquierda tradicional, aunque su horizonte socialista fuera vago, débil o inexistente. Consolidó y catalizó los procesos, teóricos y prácticos, que darían lugar a la “nueva izquierda”. Un abigarrado proceso, contradictorio y sin solución, que aún sigue marcando la evolución de los procesos sociales en México. Cuando hablamos de nueva izquierda en ese periodo, entre otras cosas, estamos hablando de lucha por la conducción del país, como proceso de gestación de nuevos poderes, protagonismo de las masas populares y expresión de la organización desde la base. Pero también, si vemos la evolución de la “izquierda política”, de su intento de construir una dirección, que en términos dogmáticos, fue formulada por el “neoespartaquismo” o “neoleninismo” mexicano como el esfuerzo por construir “la cabeza del proletariado”. Esta postura matizada por la influencia maoísta dio lugar a la, “línea de masas”. Otras expresiones de la nueva izquierda, menos conocidas en los medios populares aunque muy visibles en ciertos medios y circuitos intelectuales, fueron los movimientos contraculturales, neoanarquistas, feministas y ecologistas, entre otros. ! Las movilizaciones estudiantiles del 68 acabaron de precipitar la crisis política del régimen priísta y de catalizar las luchas sociales y políticas que se fueron incubando desde 1958. Nuevas formas de participación de sectores “medios” que, a partir de diversos ámbitos, hacen sentir su presencia en la difusión de teorías marxistas y revolucionarias, en los procesos de organización popular y en la lucha armada y electoral. Aparecen nuevas estrategias que intentan recuperar la articulación de formas de lucha legales e “ilegales”, de luchas de masas pacificas con formas insurreccionales; que rescatan y reinventan el “ir al pueblo”, en una búsqueda por reencontrarse con la vía de la “comuna” al socialismo y superar la vía “sindicalista” y “estatista” al socialismo. ! En aquellos años, fue notoria la lucha teórica y cultural, la profusión de discusiones ideológicas; no obstante, la izquierda tradicional y la nueva no lograron sintetizar los componentes programáticos y culturales producidos por los movimientos de masas desde 1958. Lo que en el movimiento social aparecía como tendencialmente convergente, en las formulaciones de la izquierda resultaba contrapuesto y hasta antagónico: clase-nación, democracia-socialismo, reforma-revolución, etnianación, etnia-clase, desarrollo de fuerzas productivas-equilibrios naturales, feminismo-lucha social, lucha pacífica-lucha armada, lucha electoral y extraparlamentaria y nueva izquierda-izquierda tradicional. La Reforma Política de 1977 dio continuidad a la política de apertura democrática de Luis Echeverría, diseñada para aflojar las tensiones e incorporar a la vida institucional a muchos opositores, lo cual abrió un frente de discrepancias y disputas, muchas veces mal planteadas. ! A pesar de los avances de la lucha cultural y política, del resurgimiento de la lucha indígena a raíz del Congreso Indígena de 1974, no se logró elaborar una teoría y una estrategia para luchar por el gobierno y la liberación. El arribo del capitalismo neoliberal, con la reconversión industrial, las Eje IV. Historia 28 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación privatizaciones, la flexibilidad laboral, el desmantelamiento de la soberanía nacional y la apertura indiscriminada al flujo de capitales extranjeros fue poco comprendido. Y menos, lo que hoy algunos llaman “capitalismo informático”. El desarme intelectual se profundizó y, con ello, las dificultades para enfrentar la nueva ofensiva del capital. ! 1988 – Hoy. De la insurgencia cívico electoral al Rescate de Nación ! Las resistencias libradas por la ciudadanía y el pueblo mexicano contra el neoliberalismo, entre 1988 y el año que vivimos, han estado a un paso de expulsar del Gobierno de la República al bloque político neoliberal, oligárquico e imperialista. La insurgencia cívico electoral de 1988 fue parte de los procesos que en América Latina están abriendo alternativas que moderan los efectos del neoliberalismo y, en ciertos casos, formulan propuestas más allá del capitalismo. Proviene de una serie de revueltas y resistencias que se convierten en una especie de relevo en la lucha contra el capitalismo ante el fracaso del “socialismo real”. Colocado en perspectiva histórica, el alzamiento ciudadano de 1988 ha sido uno de los acontecimientos que precipitó la crisis política del sistema de dominación encabezado por el estado y la burguesía estadounidense en este continente. ! En los últimos 25 años, la oligarquía mexicana, la clase política neoliberal, las multinacionales y las potencias imperiales, Estados Unidos, Canadá y España particularmente, se han visto obligadas, ante la resistencia popular, a implementar una serie de “golpes de estado técnicos” para darle continuidad a los procesos de despojo neocolonial y a sus Tratados de “Libre” Comercio. La crisis de legitimidad y de legalidad del régimen político actual se ha convertido en un dato permanente desde 1988. Los fraudes electorales de 1988, 2006 y 2012, se complementaron con el magnicidio de Donaldo Colosio y el golpe constitucional para permitir que el hijo de un estadounidense, Vicente Fox, asaltara la presidencia. Más que la falta de pueblo y de ciudadanía en lucha, las direcciones políticas mexicanas han sido incapaces de conducir a los movimientos antineoliberales y antioligárquicos a la victoria, a diferencia de lo ocurrido en el Cono Sur y América Central. ! Podemos agrupar las resistencias de este periodo en tres momentos: de 1988 a 1994; de la irrupción del Ejército Zapatista al 2006 y de este último año al momento presente. La insurgencia cívico electoral abre una nueva etapa en la historia contemporánea del país. La división de la “clase política” reinante que se consolidó en el poder durante las reformas cardenistas, abrió una nueva posibilidad para la lucha por el gobierno desde las clases trabajadoras y las “capas medias” que venían movilizándose a raíz de la lucha ferrocarrilera de 1958. Un sector liberal progresista y socialdemócrata, críticos del monetarismo, o del neoliberalismo, como más adelante se le nombró, desafió a la cúpula priísta y al presidencialismo. Encabezó a las masas descontentas y les ganó con votos en un terreno en el que se consideraban imbatibles, el electoral; abriendo paso a una crisis política de larga duración del régimen político oligárquico que aún perdura, sin solución visible. ! En la disputa contra la clase política abiertamente oligárquica y trasnacional por la hegemonía, por la conducción nacional, los neocardenistas acaudillaron la insurgencia cívico-electoral modificando el piso de las contradicciones interburguesas y de la politización de la lucha popular. Las movilizaciones de 1989-90 de trabajadores: el paro más de medio millón de trabajadores de la educación, las luchas en la Ford, el Metro, de los Mineros de Lázaro Cárdenas, de automotrices, de la Modelo, entre otras; más los ajustes de cuentas al interior del bloque dominante y el asesinato de más de 500 opositores, la mayoría neo cardenistas, ilustran la gravedad de la crisis política. Y, sobre todo, nos hablan de la emergencia de un nuevo sujeto social, de corte democrático nacional, que se mueve en diversos ámbitos y usa distintas formas de lucha, más allá de las disputas dogmáticas de los grupos de izquierda. ! Los sobornos, la división y la política represiva, más los errores de los opositores en un ambiente de “fin de la historia”, de derrota y quiebra moral de las “utopías” impuso un cierto reflujo a las movilizaciones entre 1991 y 1994. Tiempo en que menudearon las luchas electorales y las iniciativas de organizaciones civiles que habían proliferado a partir de la segunda mitad de los años 80. Sin embargo, un relámpago en el cielo sereno dio al traste con la normalización salinista, la relegitimación del régimen y los consensos levantados alrededor de las contrarreformas neoliberales. Eje IV. Historia 29 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación La irrupción del EZLN y las resistencias subsecuentes nos hablan de la posibilidad de refundar la nación desde la matriz indígena y popular. ! Al menos hasta los primeros años del siglo XXI, la influencia del EZLN en el imaginario colectivo y en las movilizaciones sociales fue relevante, a pesar de que guardó una relación de exterioridad con la mayoría de movilizaciones de trabajadores contra el neoliberalismo. ! Después de la Convención Nacional Democrática de agosto de 1994 y la iniciativa del Frente Amplio para la Construcción del Movimiento de Liberación Nacional en 1996, sus convocatorias fueron menos abarcadoras. ! La organización de la Otra Campaña en 2005-2006, lo llevó a romper con todos los que no asumieran un programa directamente anticapitalista y particularmente con los millones de personas que igual participaban con López Obrador que con el movimiento social, o con el EZLN. ! Hay que destacar que el movimiento social estuvo muy activo en este periodo. Participó en luchas electorales, como la librada en la capital en 1997, donde ganó Cárdenas gracias, en gran medida, al Movimiento Urbano Popular. Apoyó las movilizaciones de la CNTE en defensa de la Educación Pública; respaldó la huelga de 10 meses del Consejo General de Huelga en la UNAM en 1999-2000; participó en el levantamiento civil que hizo posible el triunfo de la huelga de SICARTSA (Lázaro Cárdenas, Michoacán) en diciembre del 2001. Fue un ingrediente decisivo de la lucha y en el alzamiento civil del 11 de julio del 2002 que coronó la resistencia en Atenco; en las jornadas encabezadas por el Sindicato Mexicano de Electricistas contra la privatización de la electricidad y en las batallas contra las reformas a la Ley del Trabajo y en la resistencia de la UNT contra las reformas al Contrato de los trabajadores del IMSS. ! El auge de las luchas sociales a partir de 1994, permitió ensayar diversos procesos unitarios: el Frente Zapatista de Liberación Nacional, el Movimiento de Unidad y Lucha Popular y el Frente contra la Privatización de la Industria Eléctrica. ! De la coordinación de las dos últimas organizaciones y la confluencia de grupos estudiantiles, organizaciones civiles, intelectuales como Pablo González Casanova, corrientes de la Teología de la Liberación, se fundó la Promotora por la Unidad Nacional Contra el Neoliberalismo, que más adelante participará en el Frente Sindical Campesino Indígena y Popular y en el Diálogo Nacional con sectores sindicales no priístas. Con su trabajo, detuvo la reforma laboral, la privatización del sector eléctrico, de la educación y de las pensiones de los trabajadores públicos, la privatización de la UNAM, y, la construcción del aeropuerto en Atenco. ! Colocados ante el dilema de sobrevivir o morir como grupos con ciertos derechos, en un ambiente donde el gobierno estaba incapacitado para resolver demandas que, en el viejo régimen “bienestarista”, aparecían como elementales; entre 1994 y 2006 se perfilaron nuevas tendencias en el movimiento social. En particular, la tendencia al levantamiento civil que combina métodos de protesta tradicional con bloqueos, desobediencia y rebeldía frente a la supuesta legalidad y los cuerpos represivos. ! Alzamientos o rebeliones limitadas que buscan la solución a demandas muy puntuales y que no abandonan los cauces de lucha legal. Aunque algunos de estos levantamientos civiles no se han conectado explícitamente con la lucha electoral han sido decisivos en el cambio de gobiernos como el de Oaxaca. ! Junto con estos brotes de rebelión surgieron propuestas más elaboradas de lucha política desde el movimiento social. Encontramos los planteamientos de: liberación nacional, poder popular y ciudadano, así como proyectos de poder y estrategias antimonopolista y de lucha por una sociedad comunitaria, profundamente antineoliberal. ! Eje IV. Historia 30 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación La lucha por el poder y el gobierno, desde las organizaciones de base y la ciudadanía, que reformulan las viejas concepciones sobre la democracia, la economía, la identidad nacional, la comunidad indígena, el poder, el Estado, la sociedad civil, la ética, las alianzas, el partido y la revolución, están cuestionando las visiones dogmáticas que predominan en el país. Tales formulaciones las ha desarrollado el Movimiento de Liberación Nacional, fundado en 2008. ! Sin temor a exagerar, el Frente Contra la Privatización de la Energía Eléctrica, el MULP-MLN, el CGH, Atenco y la CNTE, entre otros, fueron uno de los principales factores en la pelea contra las privatizaciones de aquellos años. Los que más contribuyeron a la formulación de un Proyecto de Nación Antineoliberal que coincide con propuestas de Liberación Nacional y Democracia Popular de horizontes poscapitalistas. ! Sus iniciativas de unidad, de construcción de un bloque social antineoliberal, no fueron bien recibidas por sectores del PRD encabezados por López Obrador o por los grupos y organizaciones influidas por la dirección del EZLN. No obstante, la gravedad de la crisis política empujaba a la unidad. 2005 destacó por las movilizaciones en contra del desafuero a López Obrador y que resultaron victoriosas. ! En abril de 2006, los gobiernos federal y estatal, uno panista y otro perredista, intentaron romper la huelga en Sicartsa (Lázaro Cárdenas, Mich.); fracasaron a pesar de los crímenes cometidos, en medio de un levantamiento que enfrentó a mineros y población civil contra el ejército, la marina y las policías estatales. En mayo, siguieron con Atenco. Le tendieron una trampa y aprovecharon su aislamiento político. Aplastaron a la población, saquearon, asesinaron, violaron, torturaron y encarcelaron a modo de escarmiento, imponiendo penas que rebasaron los 100 años. ! En junio de 2006, la represión al plantón magisterial de la Sección XXII provocó el principal alzamiento civil de los últimos tiempos. Surgió la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), expresión de un poder comunal que sostuvo el levantamiento por meses para destituir al gobernador Ulises Ruiz. Al final, el movimiento fue derrotado, miles de hombres y mujeres fueron golpeados, hubo cerca de 30 asesinados y cientos de detenidos. En julio de 2006, se cometió un fraude escandaloso en contra del candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador. Al ser derrotado, al igual que Cuauhtémoc Cárdenas, se negó a asumir las consecuencias del fraude y encabezar la resistencia. La Otra Campaña promovida por el EZLN se sectarizó y desfiguró. ! Entre 2006 y 2012, los liderazgos sociales entraron en una crisis de representación. Salvo las movilizaciones de la CNTE, en 2007 y 2008, y las promovidas por López Obrador en defensa del petróleo, que sufrieron derrotas parciales, las movilizaciones perdieron ritmo y ejes de aglutinamiento nacionales. Los movimientos armados no lograron enraizarse tampoco, EPR, ERPI, entre otros. Surgieron miles de resistencias locales en defensa del territorio, los derechos humanos, contra la militarización y la guerra entre facciones narco-estatales y narco-empresariales que produjo más de 100 mil asesinados, 27 mil desaparecidos y más de un millón de desplazados. De momento, el Movimiento Por la Paz y el # Yo Soy 132, en 2011 y 2012, rompieron la inercia de la desarticulación por un breve periodo. Por azares de la historia, de modo parecido a 1810, al periodo 1847-67 y a 1910, la sociedad mexicana se enrumba hacia una nueva crisis histórica. ! El fraude electoral se repitió en 2012. La izquierda electoral y su líder, no hicieron nada para enfrentarlo. Salvo los movimientos sociales y civiles, nadie más se movilizó. El nuevo gobierno, agente de Washington, está decidido a consumar la ocupación integral del territorio nacional. Sin embargo, luego de un breve periodo de confusión la lucha renace. Los profesores de Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación la encabezan. ! Al calor de las resistencias contra la nueva ola de despojos promovida por el PRI, a nombre de una serie de contrarreformas laborales, educativas, fiscales y energéticas, se vienen desarrollando nuevas iniciativas unitarias que congregan a organizaciones sociales civiles y políticas, algo que resulta inédito en nuestra experiencia reciente. La aparición de la Constituyente Ciudadana, con su Eje IV. Historia 31 Eje IV. Historia Lecturas Primer Taller de Formación precedente en la Proclama por el Rescate de la Nación y la Unidad Patriótica por el Rescate de la Nación, puede ser el nuevo signo de los tiempos. ! El pueblo de México no tiene más posibilidad que la Unidad. Si las iniciativas del actual gobierno de traición nacional se imponen nuestras oportunidades de soberanía, de permanencia como estado nación son casi nulas. Hemos llegado a un punto sin retorno, el desmantelamiento de país, el neoliberalismo no podrá ser superado si no echamos del gobierno a los causantes del desastre nacional, si no luchamos por construir e instalar un nuevo gobierno y una nueva Asamblea Constituyente. La unidad nacional contra el neoliberalismo y contra el neocolonialismo es la única vía para rescatar y reconstruir la nación, para hacer valer la democracia desde el pueblo, la soberanía, la justicia social y la libertad, aspiraciones por las que hemos luchado a lo largo de 500 años. ! Eje IV. Historia 32