Informe Diagnóstico Final CNR

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INFORME FINAL
Diagnóstico Comisión Nacional de Riego
Ley 18.450 y Equidad de Género
Autores:
Andrea Manríquez G. y Carlos Sáez L.
Santiago, Diciembre, 2011
1
Contenido
I-
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 4
1.1
Objetivos del Estudio ................................................................................................... 5
1.2
Metodología.................................................................................................................. 5
II-
ANTECEDENTES............................................................................................................... 7
2.1.
Institucionalización del género, riego y desigualdad ................................................ 9
2.2.
Chile y sus compromisos internacionales respecto a políticas de agua y género14
2.3.
Las Mujeres en los Procesos Asociados al Agua ................................................... 18
2.4.
Recursos humanos para el sector agua .................................................................. 19
III- CAMBIOS EXPERIMENTADOS EN EL SECTOR AGROPECUARIO DESDE LA
PERSPECTIVA DE GÉNERO ................................................................................................. 21
IV-
LINEAMIENTOS INSTITUCIONALES DE LA CNR ................................................... 27
4.1. Misión Institucional ........................................................................................................ 27
4.2. Visión .............................................................................................................................. 27
4.3. Objetivos Estratégicos ................................................................................................... 27
4.4. Productos Estratégicos ................................................................................................. 28
V- ANÁLISIS DE LA LEY 18.450: AVANCES Y DESAFÍOS DESDE LA PERSPECTIVA
DE GÉNERO ............................................................................................................................. 29
5.1. Avances de la Ley 18.450 desde la perspectiva de género ...................................... 30
5.2. Etapa de Difusión........................................................................................................... 33
5.3. Etapa de Postulación..................................................................................................... 35
5.4. Etapa de bonificación .................................................................................................... 39
VII.
DIAGNÓSTICO CUALITATIVO SEGÚN ETAPA: ...................................................... 54
Etapa de Difusión .................................................................................................................. 54
Descripción de la Etapa ............................................................................................ 54
Barreras de género .................................................................................................... 55
Etapa de postulación ............................................................................................................ 56
Descripción de la Etapa ............................................................................................ 56
Sistema computacional de registro y forma de postulación ............................... 57
El proceso de postulación ........................................................................................ 58
Productores Perfil INDAP ......................................................................................... 59
Participación de Mujeres en la Ley de Fomento al Riego ................................... 60
El rol de las consultoras ............................................................................................ 61
Evaluación de proyectos........................................................................................... 64
2
Aspectos Técnicos..................................................................................................... 64
Aspectos legales ........................................................................................................ 65
Títulos de tierra y derechos de aguas: ................................................................... 66
Asesorías técnico-legales......................................................................................... 68
Barreras de género .................................................................................................... 70
Etapa de bonificación............................................................................................................ 72
Descripción de la Etapa ............................................................................................ 72
Etapa de ejecución y acreditación de obras ....................................................................... 75
Descripción de la Etapa ............................................................................................ 75
Financiamiento ........................................................................................................... 75
Acreditación y pago del Bono .................................................................................. 76
VIII.
INSTITUCIONALIDAD DE GÉNERO EN LA CNR ..................................................... 76
Acciones de género en los últimos años ............................................................... 77
Acciones de género en la actualidad:..................................................................... 78
Institucionalidad Interna de Género ........................................................................ 79
Institucionalidad Externa........................................................................................... 80
SERNAM, objetivos y presencia al interior de CNR........................................................... 81
Objetivos Estratégicos .............................................................................................. 81
Productos Estratégicos ............................................................................................. 81
IX.
CONCLUSIONES .......................................................................................................... 85
X.
SUGERENCIAS ................................................................................................................ 89
XI.
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................. 92
3
I- INTRODUCCIÓN
El presente documento, tiene como objetivo actualizar el diagnóstico relacionado a las
acciones de género que se han llevado a cabo en la Comisión Nacional de Riego (CNR,
en adelante), focalizándose en la evolución y acciones insertas en la operatoria de la Ley
Nº18.450.
Para estos efectos, se ha llevado a cabo una recopilación, revisión, análisis y
sistematización de una serie de fuentes secundarias, tanto internas de la CNR
(consultorías, Informes PMG de Género, Informes a la Dirección de Presupuesto, etc.),
como externas a la institución (estudios realizados en el sector agricultura por otras
instituciones), así como un levantamiento de información de carácter cualitativo, donde se
entrevistó a informantes claves cuyas labores se relacionan con las diferentes etapas de
la Ley 18.450 (difusión, postulación, bonificación, etc.).
Este informe se divide en dos grandes etapas: 1) Actualización del diagnóstico de la CNR
a partir de revisión documental y 2) Levantamiento de información cualitativa,
complementada cuando sea necesario, por datos cuantitativos de la CNR. De este modo,
este primer informe se ha orientado a contar con un marco coherente de acciones que se
han desarrollado en materias de género. Asimismo, se abordan temas generales,
relacionados al contexto internacional: conferencias, declaraciones, convenciones, que
entregan lineamientos respecto a la gestión del agua y la equidad de género, tanto a nivel
internacional, como nacional.
En la primera etapa del presente estudio, se ha procedido a elaborar un diagnóstico de los
últimos cambios acaecidos en la ruralidad chilena a partir del Censo Nacional Forestal y
Agropecuario de los años 1997 y 2007, así como, de algunas fuentes complementarias.
Ello, a objeto de contextualizar el escenario presente en el que, en la actualidad, la Ley
Nº18.450 se desenvuelve.
El análisis estuvo centrado en la implementación de la equidad de género alrededor de la
Ley de Fomento al Riego; las principales acciones desarrolladas en las diferentes etapas
de la Ley y las cifras que demuestran su comportamiento en materias de género.
Este primera etapa del estudio, constituyó el insumo principal para guiar el estudio en su
segunda etapa: afinar las líneas investigativas, indagar los nudos críticos que se
identifican y elaborar propuestas de solución, a partir de las propias opiniones de quienes
desempeñan funciones relacionadas a la Ley Nº18.450.
La segunda etapa del proceso de diagnóstico de la Ley 18.450 y la equidad de género
contempló, como se mencionó anteriormente, levantamiento de información de carácter
cualitativo, a partir de una serie de entrevistas sostenidas con personal de la Comisión
Nacional de Riego. En esta línea, se focalizó la búsqueda de información en personas
claves que se desempeñan en las diversas etapas que contempla la Ley de Fomento al
Riego.
4
El propósito fue identificar posibles barreras de género que se observen en las distintas
etapas de la mencionada Ley, para lo cual, se procedió a dialogar, mediante entrevistas
semiestructuradas, con los/as informantes clave de la institución, quienes, a través de sus
experiencias, pudiesen entregar elementos relevantes respecto a la equidad de género en
la operacionalización de la Ley 18.450: Los avances y los desafíos pendientes.
Esta fase final del estudio, constituye la visión interna de la equidad de género, luego de
haber analizado los datos externos y aquellos que han sido publicados a través de
diversas fuentes sobre la Ley 18.450 y la equidad de género.
1.1 Objetivos del Estudio
Objetivo General
•
Actualizar el diagnóstico de género de la Ley 18.450, considerando las acciones
realizadas en los últimos años.
Objetivos específicos
•
Revisar y sistematizar documentos y estudios de la CNR y fuentes externas
llevados a cabo respecto de la equidad de género y la Ley 18.450.
•
Realizar un diagnóstico interno en la Comisión Nacional de Riego, respecto de los
avances y desafíos que se identifican en la implementación de la equidad de
género y la operatoria de la Ley 18.450.
•
Analizar la información producida e identificar posibles líneas de acción futuras.
1.2 Metodología
Con el fin de alcanzar los objetivos propuestos, se diseñó un estudio que combina
técnicas de análisis documental y técnicas cualitativas de producción de datos.
El análisis documental se orientó a indagar y revisar la bibliografía desarrollada por la
propia CNR, referente a la Ley 18.450 y la equidad de género. En esta línea, se
analizaron estudios llevados a cabo por consultoras externas, como los informes
formulados por la CNR en el contexto del PMG de Género y aquellas acciones de género
informadas a la Dirección de Presupuesto del Ministerio de Hacienda.
5
De igual modo, se examinaron estudios e informes elaborados por agencias externas a la
CNR, que abordan el tema de género en el ámbito de la agricultura que se refieren en
algún grado a temáticas vinculadas a la Ley 18.450.
En el ámbito cualitativo, se aplicaron entrevistas semiestructuradas dirigidas a informantes
claves de la CNR. Los criterios de elegibilidad de cada informante, estuvieron dados por
los siguientes elementos:
•
Participación directa en alguna de las etapas de la Ley 18.450.
•
Participación directa en temáticas de género.
•
Participación en acciones de género (actuales o pasadas).
De este modo, se seleccionaron siete informantes, con algunos de los cuales se sostuvo
más de una entrevista, con el fin de profundizar algunos conceptos. Las entrevistas
semiestructuradas tuvieron como foco, los siguientes ejes de estudio:
•
Descripción de funciones según etapa en que se desempeña en la operatoria de la
Ley de Fomento al Riego.
•
Conocimientos respecto a acciones de género realizadas en el marco de la Ley
18.450.
•
Barreras de género y nudos críticos identificados a partir de la experiencia en las
funciones realizadas por los y las entrevistadas.
•
Percepción actual del panorama de género en la Ley 18.450.
•
Acciones intersectoriales en materias de género.
Con estos grandes ejes temáticos como guía, se procedió a entrevistar a las personas
seleccionadas, dando espacio para la emergencia de focos emergentes de información.
6
II- ANTECEDENTES
Cada sociedad ha creado y tecnificado sus sistemas de riego, siendo así, el recurso
hídrico fundamental para el desarrollo de las diferentes culturas y sus integrantes. Es
claro que “entre los seres humanos y el agua ha existido un vínculo indisociable que ha
sido básico en el desarrollo de la vida, llegando a constituir un pilar de la organización
social, cultural y económica de un pueblo”1, siendo evidente que, el recurso hídrico mejora
considerablemente la calidad de vida de las personas, contribuyendo al desarrollo y
crecimiento de las sociedades.
La cultura del agua, genera distintas manifestaciones en torno a ella, que van desde lo
religioso, social hasta lo económico. Sus funciones son múltiples:
“abarcan desde complejas prácticas religiosas, mitos y creencias con una profunda
valoración espiritual en numerosas civilizaciones, hasta el significado que ha adquirido en
la concepción de las economías liberales, como bien de consumo que puede ser transada
en el mercado. Estas significaciones se entrelazan con una diversidad de usos que puede
tener el agua dependiendo de su carácter consuntivo o no consuntivo”2.
Aludiendo el primer tipo de uso al doméstico, ganadero, agrícola, industrial, entre otros,
mientras que el segundo se refiere a otro tipo de necesidades, tales como, transporte,
vertederos, recreación, etcétera.
En el caso particular de Chile, vemos que las culturas indígenas fueron las primeras en
desarrollar sistemas de regadío, los cuales se tecnificaron con el transcurrir de los años y
la llegada de occidente. Posteriormente, en la época de la colonia se construyeron
grandes obras de riego, de las cuales, algunas aún perduran:
“Después de la independencia y hasta principios del siglo XX, fue la iniciativa privada la
que dotó al país de un vasto y complejo sistema de canales de regadío. La participación
del Estado en la construcción de obras de riego sólo se inicia hacia el año 1915 y su
acción ha sido fundamental en el desarrollo del sector, ya que todas las grandes obras de
infraestructura, a partir de dicho año, han sido construidas por el Estado…”3
Es así, como el Estado juega un rol central en las obras de riego, las cuales en las
décadas previas a los setenta dependían exclusivamente de la Dirección de Riego.
Durante años, específicamente entre los años setenta y noventa, el Estado redujo su
inversión, repercutiendo negativamente en la infraestructura de riego del país, de ahí el
deterioro de la misma.
1
Castro, Milka y Sandoval, Beatriz (2007). Género y gestión del agua en Chile. Revista Agua y riego. Primer
encuentro nacional de usuarias líderes de agua, Perú. Pág. 16.
2
Castro, Milka y Sandoval, Beatriz (2007). Género y gestión del agua en Chile. En revista: Agua y riego.
Primer encuentro nacional de usuarias líderes de agua. Perú, Pag 16.
3
Comisión Nacional de Riego: Módulo 5. Ley N 18.450 de fomento a la inversión privada en obras menores
de riego. Curso e-learnig, 2010, pág. 2.
7
Las ideas de libre mercado se imponen en las sociedades occidentales, convirtiéndose el
agua en un bien preciado, un bien de consumo transado en el mercado. De ahí que:
“Acuerdos internacionales y legislaciones nacionales han favorecido la apropiación por
parte de corporaciones privadas. Las privatizaciones constituyen una amenaza para todos
los recursos que pertenecían a la comunidad. Paralelamente a este proceso, a partir de la
década de los setenta en trascendentes eventos internacionales se ha propuesto y
fomentado: a) La atención hacia un recurso que es finito y vulnerable, y esencial para
sostener la vida, el desarrollo y medio ambiente., b) la sostenibilidad ante el crecimiento
de las demanda., c) equidad e igualdad de género”4.
Temáticas que han sido abordadas en Conferencias Internacionales sobre agua y medio
ambiente. Posteriormente, en septiembre de 1975 se crea la Comisión Nacional de Riego
(CNR en adelante), institución con “facultades amplias como planificar, elaborar y evaluar
proyectos integrales de riego y coordinar la acción de organismos relacionados con el
riego”5. El objetivo de la CNR es asegurar el incremento y mejoramiento de la superficie
regada del país. No es una tarea fácil, pues debemos saber que incrementar y mejorar la
superficie regada del país, si bien contribuye positivamente a nuestra sociedad, repercute
de diferentes formas en los distintos grupos etáreos, comunidades, regiones y sexos.
En ese escenario y con la idea de reactivar la economía nacional, se promulga en 1985 la
Ley Nº 18.450 otorgándole a la CNR la administración de la misma. Cinco años después
se apoya la construcción de obras de riego, contribuyendo con parte del financiamiento a
los/as agricultores/as interesados/as en implementar o tecnificar sus sistemas de riego. El
agua se ha convertido en el bien más preciado y no es casualidad que en nuestro país, al
igual que muchos países de América Latina, desde principios de la década de los
noventa, han implementado políticas para traspasar a agricultores/as la responsabilidad
de la gestión y mantenimiento de la infraestructura de riego.
El escenario internacional, los acuerdos suscritos por nuestro país y el tratado de libre
comercio con EEUU, inciden en que, a fines de los noventa se modifique la Ley 18.450,
promoviendo así, la postulación de pequeños/as productores/as, por lo cual se aumentan
considerablemente los fondos (de 12.000 a 24.000 millones). Luego surge la política de
fomento al riego y siguen aumentando los fondos destinados a obras de riego.
En 2009 se aprueba una prórroga y se modifica la Ley (vigencia hasta el año 2022),
estableciendo porcentajes máximos de bonificación según estratos, siendo los
pequeños/as productores/as INDAP favorecidos con un máximo de 90% en la bonificación
de sus proyectos, mientras que los/as pequeños/as empresarios/as, cuya superficie de
riego ponderada no supera las 40 hectáreas, con una bonificación máxima de un 80% y
los/as medianos/as y grandes con un 70%. No sólo se modifican los porcentajes de
bonificación, sino también, se segmentan los/as beneficiarios/as en cuatro estratos, se
4
Castro, Milka y Sandoval, Beatriz (2007). Género y gestión del agua en Chile. Revista: Agua y riego. Primer
encuentro nacional de usuarias líderes de agua. Perú. Pág. 16y 17
5
Comisión Nacional de Riego: Módulo 5. Ley N 18.450 de fomento a la inversión privada en obras menores
de riego. Curso e-learnig, 2010, pág. 3.
8
generan posibilidades de programas especiales para obras menores y por último, el
abordaje responsable de temáticas ambientales.
2.1.
Institucionalización del género, riego y desigualdad
Al hablar de género suele pensarse que se trata de una categoría sólo aplicable a las
mujeres, utilizándose términos como: perspectiva, enfoque o estrategia de género entre
otras; sin embargo desde la perspectiva de diversas autores/as género corresponde a una
categoría aún más amplia y se refiere según la antropóloga Marcela Lagarde (1992), a la
forma de organización genérica del mundo y cómo esta afecta a la mujer. Desde aquí
género vendría siendo una categoría que analiza el modo en que las culturas construyen
el ser mujer y el ser hombre, a partir de sus diferencias biológicas trascendiendo la
definición biológica del sexo. Para esto se debe entender que existe diferencia de sexo
biológico y sexo cultural, entendiéndose este como la construcción que realiza cada
cultura acerca de lo que considera propio para cada sexo es decir género.
Al realizar un análisis social en diversos lugares y tiempos se puede visualizar que lo que
se considera femenino y masculino varía de cultura en cultura, es decir el ser mujer y el
ser hombre significa cosas distintas en lugares diferentes:
“..si en una cultura hacer canastas es un trabajo de mujeres y en otras es un trabajo
exclusivo de los varones, entonces es obvio que el trabajo de hacer canastas no está
determinado por lo biológico si no por lo que culturalmente se define propio para ese
sexo, o sea por el género. ...”6.
Occidente, bajo una lógica dicotómica del mundo, ha encasillado los comportamientos
humanos entre bueno/malo, hombre/mujer, alto/bajo, flojo/trabajador, entre otros, y el
género no ha escapado de tal pensamiento binario, ya que nuestra sociedad reconoce
dos géneros, uno masculino y otro femenino, es así como los hombres han sido
encasillados en un género masculino y las mujeres en un género femenino.
Cabe mencionar que en esta división binaria del mundo, propia del mundo occidental,
subyacen en todo momento los significados de género. Es decir, toda división se asocia a
lo femenino o lo masculino (duro/hombre, blando/mujer, por ejemplo), donde lo femenino
representa valores y atributos con menor prestigio y estatus social. Este hecho conlleva a
situaciones de desigualdad, pues todo aquello que se relacione a lo femenino, será
subvalorado en relación a los ámbitos que se definan como masculinos.
Además, se considera que desde este juego binario (hombre - cultura/mujer - naturaleza),
la segunda es algo que debe ser dominado y controlado por la cultura y por esto pasa a
ser parte de la estructura conceptual de una sociedad que concibe a la civilización como
6
Lamas, Marta (1996): El género: La construcción cultural de la diferencia sexual. Compilación,
Editorial Miguel Ángel Porrua, Ciudad de México, Pág. 108.
9
la culminación del triunfo del hombre sobre la naturaleza (Moore, 1991) esta asociación
simbólica se realiza en forma natural pues se asume la proximidad hombre/ culturamujer/ naturaleza y en virtud de esta dicotomía la mujer experimentaría la dominación por
parte del hombre.
Siguiendo con una perspectiva dicotómica, vemos como socialmente se ha caracterizado
y asociado a las mujeres al ámbito doméstico, privado, como sentimentales, naturaleza,
pasivas, objeto y cuerpo, mientras que los hombres se encontrarían en un ámbito público,
como sujetos racionales, activos, asociados a la cultura y poseedores del poder. Este
pensamiento binario no ha hecho más que reafirmar la subordinación en la que viven día
a día las mujeres en la sociedad occidental, como diría Marcela Lagarde, se trataría de
mujeres cautivas que han perdido su autonomía vital.
La diferencia de roles de mujeres y hombres es resultado de realidades históricas,
económicas y culturales. El género se complejiza al cruzarlo con otras variables, como
clase y raza. En muchas sociedades los prejuicios, discriminaciones y limitaciones que
vivencian las mujeres son considerables, por lo cual, es tarea de los estados resguardar la
integridad de la personas y crear los mecanismos necesarios para apoyar a los grupos
más vulnerables de las sociedades. Tal es el caso de las mujeres campesinas, que
experimentan día a día la rudeza de la pobreza rural.
El género como la construcción cultural de las diferencias sexuales incide en ciertas
asimetrías, barreras y brechas. Asimetrías que los estados deben intentar evitar a través
de políticas públicas. En ese sentido, la equidad de género juega un rol central en la
modernización del Estado en América Latina, según Guzmán y Bonnan:
“La necesidad de crear mecanismos de género en el Estado fue movilizada por los
movimientos feministas en los distintos países de la región, en contexto de recuperación
de la democracia, procesos de modernización de los países o de recuperación de la paz
luego de los conflictos armados en Centroamérica”.
Así fueron creados en América Latina Consejos Nacionales de Derechos de la mujer en
Brasil en 1985, el programa de promoción de la mujer y familia en 1983 en Argentina y el
Servicio Nacional de la Mujer en Chile en 1991. Las instancias de género se crearon en
épocas específicas, en contextos de cambios políticos nacionales, relevando la
importancia de subsanar las asimetrías entre hombres y mujeres. En esta línea, el
escenario internacional incidió considerablemente, pues:
“Los acuerdos asumidos por los gobiernos en las conferencias internacionales de las
Naciones Unidas en la década del 90 – en las que participaron los movimientos feministas
a nivel global – contribuyeron a dar fuerza adicional al movimiento y constituyeron una
presión importante para que los gobiernos generen los mecanismos institucionales o
redefinan su ubicación, atribuciones y funciones”7.
7
Bonnan, Claudia y Guzmán, Virginia (s/f): La institucionalización del tema de la equidad género y la
modernización del estado en América latina. Santiago de Chile.
10
Sin embargo, la posibilidad de que los gobiernos incorporen los acuerdos y las
orientaciones definidas no sólo depende de los movimientos de mujeres, ni de las
autoridades, sino también de la normatividad del Estado, de las concepciones y discursos
simbólicos instalados en la institucionalidad que sustentan el género.
De esa forma, es fundamental reflexionar sobre la idea de que las instituciones no sólo se
constituyen por reglas, sino también por creencias, es ahí, donde cobran relevancia las
características propias de los/as funcionarios/as, ya que inciden directamente en las
agendas abordadas:
“esto exige a las autoridades e integrantes de las nuevas institucionalidades de género un
enorme esfuerzo de aprendizaje - no exento de contradicciones y frustraciones - para
conocer, dominar y flexibilizar las Leyes, normas, reglas y procedimientos administrativos
a favor de sus objetivos institucionales […] Las restricciones que la cultura de la
administración puede imponer son tanto de carácter simbólico como político”.(CITA)
Considerando estos antecedentes, el Estado chileno ha impulsado los Programas de
Mejoramiento de la Gestión (PMG, en adelante), instrumento aprobado en 1998 para
apoyar la modernización de la gestión y trabajo de los sistemas públicos. El cumplimiento
de dicho instrumento se encuentra asociado a los presupuestos institucionales y al
incentivo de las remuneraciones por el cumplimiento de metas.
Dentro de los PMG se incorpora la temática de género con el propósito de sensibilizar,
capacitar y promover la equidad de género en las políticas públicas, sus programas,
objetivos y productos estratégicos. La CNR ha llevado a cabo el PMG de género desde
2004, si bien, han pasado ya seis años desde su implementación al interior de la
institución, aún quedan muchas cosas por hacer para disminuir o evitar ciertas barreras y
brechas a las cuales se ven enfrentados los sexos, específicamente las mujeres
destinatarias de los beneficios que otorga el sistema.
Como las instituciones poseen un orden interpretativo que incide en los procesos de
elaboración e implementación de sus políticas, es fundamental la necesidad de instalar en
la cultural organizacional de la CNR la equidad de género como enfoque transversal
capaz de dar cuenta y resolver situaciones que van en posibles desmedro de algunas
personas. La estrategia de la transversalización supone la elaboración de una matriz que
oriente una visión de género institucional que promueva la igualdad de oportunidades,
superación de asimetrías, entre otros aspectos.
En ese viaje, es responsabilidad de la CNR hacer una revisión sobre su misión
institucional, lineamientos, objetivos estratégicos y sus productos. Es claro que existen
muchas cosas por hacer aún en el plano de las políticas del género y la sexualidad. Tal es
el caso de los beneficios que otorga la Ley de Riego, una Ley que conlleva ciertas
asimetrías que serán necesarias de abordar para crear un escenario igualitario para
hombres y mujeres.
11
La temática de género constituye algo transversal, que ha sido incorporada
paulatinamente en las dimensiones sociales, políticas, económicas, entre otras. No
obstante, el avance de la incorporación de las mujeres en el mundo occidental ha sido
compleja, puesto que la construcción social asociada a lo femenino y masculino, ha
determinado que el ámbito de intervención de las mujeres se vincule, más bien, a
espacios privados acotados, asociados específicamente a la maternidad, socialización de
los/as hijos/as, débiles y con ausencia de liderazgo para movilizar grupos sociales; a
diferencia de lo masculino, cuyo principal escenario es el ámbito público. Situación que no
varía mucho si nos centramos en la población beneficiaria de la Ley, es decir con los
perfiles de las personas con las cuales la CNR trabaja.
Para abordar la vinculación género y agua, es fundamental considerar el eje pobrezamujer, puesto que, en esa relación se materializan las incidencias de las construcciones
de género de nuestra sociedad. La pobreza está lejos de ser una realidad homogénea,
por lo tanto, las formas de vivirla y enfrentarlas son distintas en los grupos y por
sobretodo, entre hombres y mujeres:
“La características más notables de los pobres rurales son la exclusión, la discriminación
social y cultural con base en el origen étnico, de género, edad, la carencia o acceso
limitado a servicios básicos (salud, educación, vivienda, etc.); la automarginación producto
del temor a ser discriminado, la baja autoestima y los ingreso familiares por debajo de
nivel mínimo requerido para acceder a una canasta básica de bienes y servicios,
incluyendo la alimentación”8.
Características que varían entre hombres y mujeres. Dichas características se acentúan
cuando se trata de mujeres rurales, pues son ellas quienes tienen menor acceso a los
títulos de propiedad de la tierra, derechos de aprovechamiento de agua, menor o escaso
acceso a fuentes laborales, salarios más bajos por desempeñar las mismas funciones que
los hombres, menores oportunidades de acceder a beneficios, trabajos, entre otras cosas.
De acuerdo a los postulados de Rosalba Todaro (2004), desde el género podríamos
sostener que el trabajo es una categoría:
“Fundamental para entender la posición de mujeres y hombres en la sociedad, dado que
representa un ámbito privilegiado para analizar la relación público-privada y superar esa
dicotomía. El trabajo es, sin lugar a dudas, uno de los factores más importantes en la
formación de identidad de los sujetos, en la diferenciación entre los sexos, en la
construcción de los géneros y en el establecimiento de jerarquías sociales”9.
De ahí que las relaciones de género incidan en el orden económico-social, en el trabajo.
Todaro hace un recorrido por los diferentes cambios que se han producido en los
sistemas económicos en el mundo y la manera en que estos inciden en las
8
Campaña, Pilar (2008): Manual para profesionales de la CNR. Análisis de género y desarrollo agrícola.
Santiago de Chile.
9
Todaro, Rosalba e Inés, Sonia (2004). El trabajo se transforma. Santiago de Chile, pág. 15
12
transformaciones del trabajo, es así, como la flexibilidad se integra a la institucionalidad
laboral, repercutiendo en la organización del trabajo y en la reproducción social.
A su vez, argumenta que el modelo que introduce la era industrial, es un modelo que está
separado por la producción y reproducción, vinculándose además, con las esferas de lo
masculino y femenino, temas que posteriormente fueron discutidos por las feministas
(producción/masculino y reproducción/femenino). De esa forma, los modos en que se
entrama lo productivo y reproductivo, determinan directamente las relaciones de género.
Por lo tanto, cualquier cambio o modificación en la organización productiva implicaría un
cambio en la organización reproductiva.
Por tales motivos, es relevante que las políticas de la CNR sean capaces de visualizar
tales construcciones y las incidencias que éstas tienen en las relaciones que las mujeres
establecen con los beneficios que otorga la Ley. Son temáticas que han abordado las
Naciones Unidas, la Organización Internacional del Trabajo, conferencias y convenciones
internacionales. Las mujeres de las zonas rurales y que son objetivo de beneficios de la
CNR, son uno de los grupos más vulnerables de nuestro país:
“las mujeres rurales es uno de los segmentos de la población más vulnerables ya que a
pesar de los avances en las Leyes y las políticas favorables a este segmento, siguen
enfrentándose a múltiples obstáculos para mejorar su posición, contribuir al desarrollo y
obtener ventajas y oportunidades de éste. El acceso desigual por parte de las mujeres al
capital (crédito e infraestructura), a los recursos (tierra y agua) y al mercado de trabajo,
son elementos que caracterizan su situación y afectan, en consecuencia, su participación
en lo que se refiere al uso de la tierra, a los programas de desarrollo y a las decisiones en
los espacios de representación”10.
En consecuencia, sus características reproducen formas históricas de desigualdad,
amparadas en formas legislativas y culturales. Dentro de esas mujeres nos encontramos
frente a un grupo aún más vulnerable, como lo es la población de origen étnico, ya que no
sólo deben lidiar con los prejuicios de género, sino también con los de raza. Estas
mujeres viven una de las mayores situaciones de precariedad y desigualdad, emigrando
muchas veces de sus comunidades de origen en busca de nuevas oportunidades
laborales, como también lo hacen las mujeres que vivencian la pobreza rural.
Mujeres rurales, mujeres indígenas, han vivido años bajo formas económicas de
subsistencia, recurriendo a formas económicas no convencionales como lo es la
reciprocidad para la mantención de su núcleo familiar. En las últimas décadas algunas de
ellas han logrado acercarse a redes estatales, que les han permitido lograr mantener sus
hogares, crear redes sociales, generar una conciencia colectiva, entre otros aspectos.
Aunque es evidente que los factores culturales son una gran brecha que no permite que
alcancen su autonomía vital. Asimismo, dichas relaciones condicionan las prácticas de
acceso a la propiedad y control del agua.
10
Campaña, Pilar (2008): Manual para profesionales de la CNR. Análisis de género y desarrollo agrícola.
Santiago de Chile, pág. 5.
13
2.2.
Chile y sus compromisos internacionales respecto a políticas de agua y
género
Internacionalmente en diversas convenciones, asambleas y conferencias se ha
reflexionado y discutido sobre el valor del agua en el planeta en sus distintos usos, como
también la importancia de incluir en las políticas de agua a las mujeres en el proceso de
gestión de la misma. A continuación se describen algunos de los compromisos
internacionales que Chile ha suscrito respecto al agua y las mujeres.
•
Declaración de Dublín sobre el agua y desarrollo sostenible de 1992.
En dicha conferencia se reunieron más de quinientas personas, entre las cuales figuran
expertos/as en temáticas de agua designados por los distintos gobiernos. Participaron en
esta conferencia más de cien países y representantes de ochenta organizaciones
internacionales, quienes reflexionaron y discutieron sobre la escasez y uso abusivo del
recurso del agua y el impacto de éste para el medio ambiente y el desarrollo sostenible de
las naciones. Al reflexionar sobre la situación crítica de los recursos hídricos mundiales,
los/as participantes:
“hacen un llamamiento para que se dé un enfoque radicalmente nuevo a la evaluación, al
aprovechamiento y a la gestión de los recursos de agua dulce, y esto sólo puede
conseguirse gracias a un compromiso político y a una participación que abarque desde
las altas esferas del gobierno hasta las comunidades más elementales”11.
Desde el género, se observa y pone énfasis en el papel fundamental de las mujeres como
proveedora y consumidora del agua y conservadora del medio ambiente. Como señala el
principio Nº3, La mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, la gestión
y la protección del agua, siendo su rol primordial como proveedora y consumidora de
agua. Por lo cual, se exige para la ejecución de dicho principio políticas efectivas que
aborden las particularidades y necesidades de las mujeres.
•
Declaración de Río sobre el medio ambiente y el desarrollo 1992
La declaración de Río se adoptó en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio
ambiente y desarrollo, llevada a cabo en Río de Janeiro en junio de 1992. Se reconoce la
necesidad de formular instrumentos legales que regulen una adecuada protección del
medio ambiente. Desde la perspectiva de género podemos apreciar la necesidad de
incluir en las políticas sugeridas a mujeres y grupos vulnerables, pues sus roles son
fundamentales en temáticas de medio ambiente y desarrollo. Como expresa el principio
de la declaración:
11
Declaración de Dublín sobre el agua y desarrollo sostenible de 1992.
14
“las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y
en el desarrollo. Es, por tanto, imprescindible contar con su plena participación para lograr
el desarrollo sostenible”.
El desarrollo debe contar con la presencia de diferentes personas y sus experiencias.
Paralelamente, también es fundamental contar con la participación de grupos vulnerables,
como lo han sido las comunidades indígenas en muchas partes del mundo, por lo cual, el
principio 22 manifiesta que:
“las poblaciones indígenas y sus comunidades, así como otras comunidades locales,
desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el
desarrollo debido a sus conocimientos y prácticas tradicionales. Los Estados deberían
reconocer y apoyar debidamente su identidad, cultura e intereses y hacer posible su
participación efectiva en el logro del desarrollo sostenible”.
Entonces, es fundamental incorporar en las políticas de riego y drenaje a mujeres,
comunidades indígenas y otras personas que a través de las historia han sido
invisibilizadas.
•
Declaración y plataforma de acción de Beijing, 1995.
En la cuarta Conferencia Mundial sobre la mujer participaron diferentes gobiernos,
incluido Chile, quienes se comprometieron a promover la igualdad, el desarrollo y la paz
para todas las mujeres del mundo. Reconociendo las particularidades de las mujeres y los
obstáculos culturales a los cuales se ven enfrentadas en las diferentes sociedades. Si
bien, las situaciones que vivencian las mujeres han avanzado en algunos aspectos los
últimos años, aún persisten y se reproducen desigualdades entre los sexos, de ahí la
necesidad internacional de generar políticas que contribuyan a promover la igualdad.
En ese escenario se definió una esfera de gran preocupación como lo es la mujer y el
medio ambiente. En esa relación es fundamental contar con un enfoque de género que
contribuya a promover no sólo la participación de la mujer, sino también la potenciación
de su papel en las políticas que competen a la temática. Para tales efectos se definieron
tres objetivos estratégicos:
1. “Lograr la participación activa de la mujer en la adopción de decisiones relativas al
medio ambiente en todos los niveles”.
2. “Integrar las preocupaciones y perspectivas de género en las políticas y programas en
favor del desarrollo sostenible”.
3. “Fortalecer o establecer mecanismos a nivel regional, nacional e internacional para
evaluar los efectos de las políticas de desarrollo y medio ambiente en la mujer”.
Para lograr dichos objetivos los gobiernos han de adoptar algunas de las medidas que se
describen a continuación:
15
-Asegurar oportunidades a las mujeres, inclusive las pertenecientes a poblaciones
indígenas, para que participen en la adopción de decisiones relativas al medio ambiente
en todos los niveles, incluso como administradoras, elaboradoras de proyectos y
planificadoras y como ejecutoras y evaluadoras de los proyectos relativos al medio
ambiente;
-Facilitar y fomentar el acceso de la mujer a la información y la educación, inclusive en las
esferas de la ciencia, la tecnología y la economía, promoviendo de ese modo sus
conocimientos, aptitudes y oportunidades de participación en las decisiones relativas al
medio ambiente;
-Adoptar medidas para integrar una perspectiva de género en el diseño y la utilización,
entre otras cosas, de mecanismos de gestión de recursos, técnicas de producción y
desarrollo de las infraestructuras en las zonas rurales y urbanas, que sean
ecológicamente racionales y sostenibles;
-Ofrecer asistencia técnica a las mujeres, en particular en los países en desarrollo, en los
sectores de la agricultura, las pesquerías, la pequeña empresa, el comercio y la industria,
a fin de lograr el fomento continuo del desarrollo de los recursos humanos y la elaboración
de tecnologías ecológicamente racionales, así como de las empresas de mujeres;
Los gobiernos se comprometieron a adoptar dichas medidas e incorporar el enfoque de
género en sus políticas reconociendo el papel fundamental de las mujeres en el desarrollo
y medio ambiente.
•
Conferencia Internacional sobre agua dulce, Bonn, Alemania 2001.
En diciembre de 2001 se desarrolló la Conferencia internacional sobre agua dulce, cuyo
tema a abordar fue el agua como elemento clave del desarrollo sostenible. Asistieron
delegados/as de 118 países, entre los cuales se encontraban ministros/as, representantes
de organizaciones internacionales y de la sociedad civil.
Uno de los temas a tratar fue promover la igualdad de género, señalándose que, “las
políticas de administración del agua no deben hacer una distinción entre los consumidores
del agua por género y deben permitir a hombres y mujeres igual acceso a los recursos
hídricos, comprendidos el agua potable y los servicios de saneamiento”.
Paralelamente se reflexionó sobre la importancia de la participación de ambos sexos, al
respecto:
“hombres y mujeres deben participar en pie de igualdad en la gestión del
aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos y en la distribución de los beneficios.
Para lograr la equidad, en muchas partes del mundo hay que reforzar la función de la
mujer en la administración del agua y promover su participación. - Los especialistas del
agua y el personal normativo deben ser formados para trabajar de un modo que no
excluya a ninguno de los sexos. En muchos lugares se necesitará un apoyo especial para
16
hacer posible que las mujeres asuman funciones directivas y administrativas en las
políticas y la gestión de los recursos hídricos”.
Siguiendo con la incorporación del enfoque de género, las políticas de agua deben tener
en cuenta a ambos sexos, incitando a los datos relativos a la temática desglosarse por
sexo. Paralelamente, se sugiere hacer atractiva el agua para la inversión privada, puesto
que requiere de mucho capital, de ahí que sea necesario aumentar el financiamiento
público destinados a las políticas de agua, situación que ha visualizado e internalizado
CNR a propósito del aumento de las bonificaciones hasta un 90% para la pequeña
agricultura. Al respecto, en la reunión de Bonn, Alemania se expresó que:
“En vista de que para la inversión en infraestructura de abastecimiento de agua se
requiere mucho capital, es preciso aumentar la financiación pública movilizando fondos
privados para los servicios públicos del agua, el tratamiento de las aguas residuales, el
regadío y otros programas relacionados con el agua. Esto puede revestir la forma de
asociaciones públicas y privadas, teniendo en cuenta que la prestación de servicios de
gestión privada no debe suponer la propiedad privada de los recursos hídricos”.
•
Asamblea General de Naciones Unidas, 2003.
Proclamó, mediante la resolución 58/217, el periodo 2005-2015 como la década
internacional para la acción. Recordando su resolución 55/196 (2000), por la que se
declaró el año 2003 el año internacional del agua dulce. Destacando la importancia del
agua para el desarrollo sostenible, específicamente para el medio ambiente y la
erradicación de la pobreza y el hambre en el mundo, puesto que, es fundamental para la
salud y calidad de vida de los seres humanos.
“El agua, fuente de vida” decide que, el “decenio tenga como objetivos ocuparse más a
fondo de las cuestiones relativas al agua en todos los niveles y de la ejecución de los
programas y proyectos relativos al agua, y que al mismo tiempo se trate de asegurar la
participación e intervención de la mujer en las medidas de desarrollo relacionadas con el
agua, y promover la cooperación en todos los niveles, para ayudar a alcanzar los
objetivos relativos al agua convenidos internacionalmente”.
Nuevamente observamos que internacionalmente se reconoce el papel fundamental de
las mujeres en las cuestiones relativas al agua. Se debe considerar, además, que las
mujeres de sectores rurales deben lidiar con los usos del agua que requiere el ámbito
doméstico (higiene de hijos e hijas, alimentación, etc.). El conocimiento de esta dimensión
del agua, hace doblemente importante que mujeres accedan a puestos de decisión en la
gestión y administración del recurso hídrico, pues otorgan mayor importancia que los
hombres a estos asuntos.
•
Objetivos de desarrollo del milenio (ODM)
17
Se reconoce el valioso aporte de conferencias internacionales y cumbres de la Naciones
Unidas en los ámbitos sociales y económicos. Como objetivos del milenio, se promueve la
igualdad entre los sexos y el empoderamiento de las mujeres, expresando que:
“Seguimos convencidos de que el progreso de la mujer es el progreso de todos.
Reafirmamos que el logro pleno y efectivo de los objetivos y metas de la Declaración y la
Plataforma de Acción de Beijing y los resultados del vigésimo tercer período extraordinario
de sesiones de la Asamblea General es una contribución indispensable para que se
alcancen los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluidos los que
figuran en la Declaración del Milenio, y resolvemos promover la igualdad entre los
géneros y eliminar la omnipresente discriminación por motivos de género”.
Se espera asegurar la igualdad de acceso de las mujeres a los bienes y recursos
productivos. En este punto es esencial promover políticas que fomenten el dominio de la
tierra por parte de las mujeres, pues sabemos, que este punto es una barrera de género
que enfrentan las mujeres en el acceso a los beneficios que otorga la Ley 18.450.
Asimismo, se promueve el enfoque de género como una estrategia para erradicar la
asimetría entre los géneros.
Los tratados descritos anteriormente, materializan los esfuerzos que internacionalmente
se han realizado para promover la igualdad entre los diferentes sexos, constituyendo el
marco orientador para la implementación de políticas vinculadas al agua y sus diversos
usos. Es evidente que la participación activa de las mujeres contribuye notoriamente al
desarrollo y crecimiento de las sociedades, por lo cual, no incorporarlas en políticas
concernientes al agua sería reproducir desigualdades de género y no cumplir con tratados
internacionales que nuestro país a suscrito.
2.3.
Las Mujeres en los Procesos Asociados al Agua
En Chile la separación de la propiedad de la tierra de los derechos de agua, y el hecho
que luego de conceder un derecho la autoridad del Estado se extingue respecto a su
asignación y la distribución de los derechos entre los usuarios/as queda en manos de la
fuerzas del mercado (Solanes,1996), tiene como consecuencia que la tradicional
exclusión de las mujeres a la tenencia de la tierra se reproduzca en el acceso a los
derechos de agua, la que a su vez, se ve potenciada por los obstáculos que enfrentan las
campesinas para acceder al crédito, la capacitación y las nuevas tecnologías.
De este modo, es pertinente investigar el acceso y control de las mujeres rurales,
indígenas y campesinas, sobre "los derechos de aguas", y adoptar las medidas para
asegurar el ejercicio equitativo de estos derechos, considerando el contexto
socioeconómico en el que se insertan, y el importante rol que juegan en el desarrollo
agrícola y la seguridad alimentaria de los países. Las evidencias muestran que su
titularidad legal o consuetudinaria se constituye generalmente sobre los varones, lo que
tendría efectos sobre los procesos decisorios familiares y especialmente sobre las
18
unidades productivas administradas por mujeres, cuando por la migración temporal o
definitiva o por ausencia de cónyuge, se constituyen en las principales sostenedoras de
los hogares.
Los diagnósticos, en muchos de nuestros países, que relacionan tenencia de la tierra y
riego según sexo, como por ejemplo el de la Cuenca del río Laja en México (Dávila,
1998), muestran que mientras los varones son propietarios y trabajan terrenos con riego
las mujeres no gozan de esta situación. Asimismo, sucede que el riego es considerado
simbólica y culturalmente una actividad de hombres a pesar que son muchas las mujeres
que participan en ella (Ahlers, 1998), y existe una percepción errónea de la distribución de
las tareas productivas al interior de las unidades familiares campesinas que oculta el
trabajo que realizan las mujeres. Estas condiciones hacen que en los proyectos de riego,
en la definición de obras de infraestructura para mejorarlo, así como en la asignación de
subsidios no se las consulte, y en general se las excluya de las decisiones y de los
beneficios, potenciando la discriminación y brechas que las afectan.
2.4.
Recursos humanos para el sector agua
En este contexto, leído como una oportunidad para potenciar la presencia y los aportes de
las mujeres, es importante identificar los actuales modos que asume su participación en
los niveles profesionales, administrativos y políticos asociados a la temática hidrológica.
También se requiere caracterizar su acceso a la formación de recursos humanos para el
sector, y los obstáculos que encuentran para su capacitación, así como para ser parte de
los procesos de adopción de decisiones públicas en esta área.
La existencia de mayores oportunidades para que las mujeres participen en la
identificación de los problemas en torno al agua y en la formulación y aplicación de
políticas y programas, hará más eficientes y efectivos sus aportes. En este sentido, por
una parte es necesario apoyar la orientación vocacional de las mujeres hacia opciones
profesionales no tradicionales como la ingeniería hidráulica. Por otra parte, su
participación no debe restringirse a los aspectos relativos al uso residencial del agua sino
también expandirse a los aspectos socioeconómicos que se derivan, por ejemplo, de la
construcción de las grandes represas hidroeléctricas, el funcionamiento del mercado en
este sector, y el control de la contaminación hídrica, reflejos del modelo de desarrollo
adoptado en los países.
Sin embargo, si bien una mayor participación cuantitativa y cualitativa de mujeres en las
decisiones del sector agua es una condición necesaria, no es suficiente para incorporar el
enfoque de género en las políticas y actividades que le competen. En este sentido, se
requiere capacitar en las particularidades y beneficios del enfoque de género aplicado a la
normativa, los programas y los proyectos asociados con el recurso.
El convencimiento que el enfoque de género no sólo tiene efectos positivos sobre la
efectividad y la sustentabilidad de los proyectos, sino también tiene un carácter preventivo
y correctivo sobre las desigualdades existentes entre hombres y mujeres y los impactos
19
socioeconómicos no deseados al interior de los hogares y las comunidades, hace más
evidente las necesidades de capacitación de los y las profesionales y funcionarios/as.
Debemos tener claridad, si bien, existe un componente cultural que incide en el estado
actual de las mujeres, es necesario crear, desde las diferentes instituciones, espacios,
condiciones y oportunidades para que los grupos más vulnerables de nuestro país
accedan a los beneficios, en este caso que otorga la CNR. Ello, considerando que el
Estado como garante de los derechos de las personas, no es neutro en sus actuaciones y
mediante sus servicios puede contribuir a la reproducción de las inequidades, ya sea por
acción u omisión.
En esta línea, cabe recordar los lineamientos del Servicio Nacional de la Mujer, que
entrega el marco orientador del Estado de Chile en materias de equidad de género12:
•
Promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres,
considerando las necesidades diferenciadas entre ellos, en el desarrollo e
implementación de políticas públicas.
•
Incentivar la inserción laboral de calidad de la mujer e impulsar el
emprendimiento, la conciliación familia-trabajo y la corresponsabilidad.
•
Fortalecer la familia como base de la sociedad y fomentar medidas concretas
que destaquen, apoyen y protejan la maternidad.
•
Reducir, prevenir y erradicar la violencia intrafamiliar de los hogares del país.
•
Promover la participación y liderazgo de la mujer en todos los ámbitos de la
sociedad.
En este plano, y de acuerdo a lo señalado, la Ley 18.450, juega un papel relevante en
facilitar una mayor participación laboral de las mujeres en el ámbito rural, así como a
potenciar los liderazgos femeninos en el agro chileno.
12
Gobierno de Chile (2010). Cuenta Pública 2010. Servicio Nacional de la Mujer, pp. 497- 506.
20
III- CAMBIOS EXPERIMENTADOS EN EL SECTOR AGROPECUARIO DESDE LA
PERSPECTIVA DE GÉNERO
Este capítulo se centra en el análisis general del sector agropecuario, focalizando en
datos del Censo Nacional Agropecuario y Forestal de los años 1997 y 2007. Ello, con el
propósito de contar con el contexto general en el que se desenvuelve la aplicación de la
Ley de Fomento a Obras de Riego y Drenaje, las principales transformaciones
experimentadas en el agro y cómo han afectado diferenciadamente a hombres y mujeres.
Todo ello, circunscrito específicamente en los pequeños productores y productoras,
segmento que, como veremos, constituye el mayor desafío en términos de eliminar
brechas de género en cuanto a la aplicación de la Ley 18.450.
De acuerdo a las cifras que entrega el Boletín “Agricultura en Cifras” de diciembre de
2009 donde se realiza una descripción de los resultados del VII Censo Nacional
Agropecuario desde el punto de vista de género, elaborado por ODEPA13, se identifican
algunas situaciones que, comparadas con el Censo de 1997, indican transformaciones en
la ruralidad chilena, específicamente en cómo hombres y mujeres se relacionan en las
zonas rurales.
En esta línea, se establece que los hombres poseían 227.325 explotaciones (agrícolas y
forestales) en 1997, mientras que en 2007, la cifra disminuye un 17% alcanzando las
188.532. Para el caso de las mujeres, en 1997 detentaban 63.675 explotaciones, en tanto
en 2007 este número se incrementa en un 26%, llegando a 80.255 explotaciones. En
ambos censos, el mayor número de explotaciones está representado por hombres, 78,1%
en 1997 y 70,1% en 2007. Es decir, en 2007 las mujeres representaban el 30% de las
jefaturas de explotaciones.
De igual modo, en este análisis se determina que los propietarios/as de las explotaciones
se concentran en los rangos de mayor edad. En 1997 el 58% en el rango de 46 y 70 años
en el caso de los hombres y 57% en 2007, mientras las mujeres constituyen el 59% en
similar rango etáreo en 1997 y 57% en 2007. Los hombres de más de 75 años,
concentran en 2007 el 11%, en tanto las mujeres mayores de 75 el 12%.
A su vez, la variación en la superficie en manos de hombres, disminuye en 18% desde el
censo de 1997 al de 2007. En tanto, para las mujeres se observa una situación
diametralmente distinta: se incrementa en un 38%. Asimismo, en el caso de las mujeres
se mantiene en los tramos mayores de edad: sobre los 45 años se concentra el 85% de la
superficie total de explotaciones. Otro dato que corrobora esta tendencia es que las
mujeres mayores de 75 años poseen mayor superficie que el total de mujeres menores de
45 años. De manera global, se constata entonces el envejecimiento en la propiedad y en
13 Gobierno de Chile (2009). “Análisis del VII Censo nacional agropecuario y forestal. La Ruralidad chilena
desde el punto de vista de género”. Agricultura en Cifras, N°002, diciembre, Ministerio de Agricultura - ODEPA.
21
la tenencia de la tierra en el ámbito rural, situación que en 1997 ya estaba presente. La
tendencia pareciera no revertirse a la luz de los datos del Censo de 2007; al contrario, el
proceso de envejecimiento continúa.
Estos datos pueden ser auspiciosos, pues a primera vista indican un aumento de la
participación de las mujeres en número de superficie y número de explotaciones. Sin
embargo, como el mismo estudio señala, si bien existe un traspaso de explotaciones a las
mujeres, el que el número y superficie disminuya radicalmente en el caso de los hombres,
respondería principalmente a que éstos se han organizado como sociedades agrícolas,
por lo que dejan de figurar como personas naturales.
Respecto a los niveles educacionales, en 1997 un 66% de los productores hombres
poseía educación básica, un 13% educación media y un 10% declaraba tener educación
universitaria. Un 11% se declaraba sin educación. En 2007, estas cifras reflejan que
quienes poseen educación básica disminuyen a 63%, suben a 17% quienes afirman tener
educación media y a 12% los que poseen títulos universitarios. Disminuye, a su vez, a 9%
los productores que señalan no poseer educación.
En el caso de las mujeres, afirma el boletín de la ODEPA, sucede algo similar. Las
mujeres productoras sin educación formal, disminuyen desde un 15% en 1997, a un 10%
en 2007. En educación básica, disminuye de 63% a 61%, lo mismo en educación media
de un 19% a un 18% y la educación universitaria y técnica aumenta desde un 8% a un
10%.
Un estudio llevado a efecto en 2007 por José Nagel y Camilo Martínez, investigadores del
Centro Para el Desarrollo de Capital Humano (CENDEC)14 , deja de manifiesto que la
situación educacional de las mujeres rurales se ha invertido en las últimas décadas. Si
antes los hombres rurales exhibían mejores niveles en educación formal, en la actualidad
la situación es diferente. Esto ocurriría especialmente en los grupos de edad inferiores a
26 años, donde la mujer demuestra promedios de escolaridad más elevados (8,2 años
contra 7,2 de los hombres).
Complementando la información, la ODEPA realiza un análisis sobre la relación de la
superficie y el nivel educación. Los hombres con estudios universitarios o técnicos,
poseían el 35% de la superficie de las explotaciones, en 1997, un 34% estaba en manos
de personas con educación básica y 23% con educación media. Quienes afirmaban no
poseer educación, agrupaban el 7% de la superficie. En 2007, baja a 33% la superficie a
cargo de hombres con educación universitaria o técnica, permanece en 34% la de
quienes poseen educación básica, sube a 24% la de aquellos que detentan educación
media y sube a 8% en los hombres sin educación formal.
En cuanto a las mujeres, concentran un 31% quienes poseen educación básica en 1997,
luego alcanzan el 36% en 2007. Quienes poseen estudios universitarios y técnicos 31% y
34% respectivamente. Mientras que las mujeres con estudio de enseñanza media,
14 Nagel, J. y Martínez, C. (2007). “Chile: Género y Comercio Exterior Agropecuario. Agricultoras Campesinas
en la actividad exportadora”. CENDEC- ODEPA.
22
disminuyen de un 30% a un 24% y las que no poseen estudios formales de 8% a 7%.
Cabe destacar la alta participación que poseen hombres y mujeres con estudios técnicos
y universitarios en la tenencia de las explotaciones, pues poseen sobre el 30% de la
superficie, no obstante representan un entre un 10 y un 12% de los jefes y jefas de
explotaciones en cuanto a nivel educativo. En este caso, se observa que la educación
influye directamente en acceder a mayor superficie.
Otro estudio realizado por la Consultora Qualitas Agroconsultores (2010)15, complementa
esta información, agregando datos que permiten visualizar en mayor profundidad los
cambios acaecidos en la agricultura chilena.
El análisis de Qualitas ratifica lo presentado previamente en torno al incremento de
explotaciones con jefatura femenina, mencionando que en el año 1997 estas
representaban el 21% del universo, mientras en 2007 alcanzan un 30%. No obstante,
identifica una mayor concentración de explotaciones con jefatura de mujeres en aquellas
de menor tamaño y menor dinamismo agrícola. El estrato de Valor Bruto de Producción
donde se agrupa el 33% de dichas explotaciones está localizado en el tramo de ingresos
más bajo (0 -100 UF). Disminuye en el estrato de Mediana Agricultura, a 23% (2.400 a
25.000 UF).
En esta línea, las explotaciones con jefaturas femeninas constituyen el 30%, generan el
22% del Valor Bruto de Producción, poseen el 23% de los activos y poseen el 22% de la
superficie útil. Esta situación cristaliza de manera patente en los recursos que controlan
las explotaciones: las mayores brechas se ubican en los estratos de menor tamaño,
siendo la pequeña agricultura (0- 2400 UF) la que concentra un promedio del 68% de las
explotaciones de jefatura femenina en comparación con las explotaciones con jefaturas
masculinas. En los estratos de mediana y gran agricultura, las brechas desaparecen.
De igual modo, el promedio de los activos de la pequeña agricultura y la superficie útil en
el caso de las explotaciones de mujeres representan el 78% en relación a aquellas
lideradas por hombres. En la mediana agricultura la brecha disminuye drásticamente
(93%) respecto de sus homólogos varones. En definitiva, el segmento crítico en cuanto a
brechas de género está dado por la agricultura que menores recursos posee (agricultura
de subsistencia- pequeña agricultura). A menores recursos en las explotaciones, mayor
presencia femenina.
De igual modo, y directamente relacionado con los alcances de la Ley 18.450, el estudio
de Qualitas establece que se observa una brecha de género en cuanto a regularización
de tierra: un 16,2% de propiedades con título irregular se observa en las mujeres,
mientras un 12,7% en el caso de los hombres. Además, menciona que aproximadamente
10.000 explotaciones con jefatura femenina no poseen sus propiedades regularizadas.
Respecto al tipo de tenencia, se determina que el arriendo refleja una leve brecha, pues
en el caso de las explotaciones con jefatura masculina constituye el 6,1% y para las
15
Namdar-Irani, Saa (2010). “Situación de las mujeres en el sector silvoagropecuario, avances y desafíos
pendientes en materia de equidad de género”. Qualitas Agroconsultores, enero 2010. Informe Final.
23
mujeres un 3,1%. En esta línea, se advierte que sólo 2.000 explotaciones con jefatura
femenina se encuentran en esta situación (1.800 que arriendan, 300 en mediería). Por
este motivo, la consultora sostiene que, al ser los tipos de tenencia alternativos al de
propiedad (arriendo, mediería, regalía o goce, etc.), poco frecuentes (entre un 0,5% y
6,6%), las flexibilizaciones que se realicen en este ámbito, serán de impacto acotado.
Este dato no es menor, considerando que una de las modificaciones de la Ley 18.450, fue
precisamente incluir a los arrendatarios/as, con el fin de conferirle mayores oportunidades
a los pequeños agricultores/as.
Siguiendo con el diagnóstico que efectuó Qualitas, respecto al riego, se determina que se
observa una pequeña brecha en términos de acceso al agua. De cada 100 productoras
jefas de explotación, 37 poseen riego, en tanto los hombres 42. Similar hecho se advierte
en la superficie promedio regada, donde las explotaciones de mujeres presentan un
promedio de 1,7 hás y los hombres 2,7 (considerando sólo las explotaciones que cuentan
con riego).
Cabe señalar, que en la pequeña agricultura (0-2400 UF), en cifras absolutas, existen de
acuerdo a las cifras del VII Censo Nacional de 2007, 42.748 explotaciones con jefatura
femenina sin riego y 95.440 en el caso de los hombres. No obstante, existe una leve
diferencia a favor de las explotaciones de mujeres respecto del riego tecnificado: el 16,8%
posee este tipo de riego para las mujeres y sólo 13,6% para los hombres jefes de
explotación.
Por otra parte, identifica una creciente feminización de la mano de obra familiar dedicada
al trabajo predial. El tamaño de la unidad de trabajo familiar, es decir personas del hogar
productor que trabajan en forma permanente o temporal en las explotaciones se ha
mantenido, desde un promedio de 1,74 personas en 1997 a 1,84 en 2007. La gran
diferencia se constata en un aumento de la participación femenina desde un 30% en 1997
a un 41% en 2007. En la pequeña agricultura este salto va desde un 30% a un 42%, en la
mediana de un 17% a un 32% y en la gran agricultura desde un 10% a un 27%.
En cifras absolutas, este cambio se traduce en que en 1997 96.300 mujeres trabajan en el
predio y en 2007 lo hacían 130.600 experimentando un crecimiento de 36%. En el caso
de los hombres, su participación en el trabajo predial disminuye desde 227.800 en 1997 a
184.100 en 2007, notando una disminución de un 19%.
Qualitas explica estas transformaciones, a manera de hipótesis, como una estrategia
familiar de sobrevivencia frente al fenómeno de la migración laboral del hombre asociado
a un manejo predial por parte de las mujeres. Los hombres en busca de mejores
oportunidades, buscan trabajos extra prediales (como asalariados de empresas, por
ejemplo), quedando las mujeres a cargo de las tareas del predio. No obstante, estas
modificaciones, no irían aparejadas de cambios culturales en la división del trabajo. Por lo
tanto, las mujeres realizarían dobles o triples jornadas laborales, manteniendo sus
ocupaciones domésticas, lo que se traduciría en mayores cargas de trabajo.
24
En tanto, las características del trabajo predial según sexo, manifiesta una mayor
temporalidad en el trabajo en las mujeres, pues sólo un 33% lo hace de forma
permanente mientras que los hombres lo hacen en un 53%. Esta proporción aumenta a
medida que crece el tamaño de la explotación. Esta situación estaría muy relacionada con
lo anteriormente descrito: las mujeres asumen nuevas labores en los predios, antes
ejercidas por varones, sin embargo deben seguir lidiando con las tareas del ámbito
doméstico, lo que explicaría en parte la diferencia en la temporalidad de los trabajos que
ejercen (a ello habría que sumar las características del trabajo femenino, generalmente
más precario e intermitente que el de los hombres, ejemplo de ello, los trabajos de
temporeras).
Referente a las actividades no prediales, según el VII Censo Nacional, 221.295 mujeres
mayores de 15 años que viven en el hogar, 90.394 declaran no dedicarse al trabajo
predial y 87.533 expresan dedicarse sólo de manera temporal. En estos dos grupos, las
otras actividades que predominan (trabajo no predial), son los quehaceres del hogar (casi
93.200 mujeres, representando el 52%), estudiantes (aproximadamente 24.000,
constituyendo un 13%), pensionadas o jubiladas (20.000 mujeres, 11%), asalariada fuera
de la explotación (17.300 mujeres, 10%) y actividades independientes fuera de la
explotación (7.200 mujeres, 4%).
Además, se constata que se reduce el hogar promedio de los jefes de explotación,
pasando de estar constituidos por 4,3 personas en 1997 a 3.4 en 2007, en donde la
disminución se ubica en los menores de 15 años (2,7 personas mayores de 15 años y 0,7
menores de 15). Este hecho, ratifica el proceso de envejecimiento del mundo rural, lo que
se traduce en falta de recambios generacionales.
Estos datos pueden ser complementados por el estudio llevado a cabo por el Centro para
el Desarrollo de Capital Humano (2007), el que analizando cifras de la encuesta CASEN y
del INE, establece que la tasa de participación de la mujer rural es de un 25%, en tanto en
la mujer urbana es de un 45%, observando con ello la baja inserción en el mundo laboral
de las mujeres rurales y la invisibilidad de muchas de sus labores que al no ser
remuneradas, no se consideran como trabajo.
Asimismo, este estudio señala que el 65% de las mujeres rurales se dedica a actividades
del hogar y sólo el 19% tiene trabajo remunerado o se encuentra buscando uno. De las
mujeres que cuentan con trabajo, 17% lo hacen como trabajadoras de servicio doméstico,
totalizando 20.849 mujeres.
Si bien estas cifras no son completamente coincidentes por provenir de fuentes diferentes,
sí ayudan a construir un mapa general de la situación del mundo rural, específicamente
en términos de las transformaciones que han experimentado en las últimas décadas las
mujeres del agro chileno.
Esta dimensión, que configura el contexto general en el que actúa la Ley 18.450, permite
identificar ciertas situaciones, nudos críticos y brechas, sobre las cuales se implementa y
25
opera el fomento al riego en nuestro país, particularmente en la realidad particular que
viven las mujeres rurales.
De todos modos, especialmente en lo referido a los datos que entrega el VII Censo
nacional, se debe tener en consideración una observación realizada en el PMG de
Género de la CNR de 2008:
“Sin embargo, cabe recordar que el censo entrega información sobre las mujeres
administradoras de predios, y deja invisible lo que está pasando para las mujeres que
producen la tierra pero que no aparecen como administradoras, siendo sus maridos o
padres, los que se reconocen como jefes de explotación” (CNR, 2008).
26
IV- LINEAMIENTOS INSTITUCIONALES DE LA CNR
4.1. Misión Institucional
La misión de la CNR se define de la siguiente forma:
“Contribuir al desarrollo de la agricultura a través del riego y drenaje, mediante la
formulación e implementación de la política, estudios, programas y proyectos que aporten
con un carácter inclusivo y de equidad, al mejoramiento de la competitividad de los
agricultores, agricultoras y organizaciones de regantes…”.
Al analizar desde una perspectiva de género la misión institucional, observamos que, se
visibiliza al sujeto social destinatario/a de la política pública diferenciado por sexo. Es
positivo que institucionalmente se visibilicen a usuarios/as hombres y mujeres, lo que
incita a la comprensión humana acerca del desarrollo de un servicio público que se dirige
a personas y no a cosas. Es evidente el enfoque de derecho y género en la misión
institucional.
4.2. Visión
A su vez, la visión que estipula la Comisión Nacional de Riego como organización se
observa a continuación:
“Ser una institución comprometida con el desarrollo de la agricultura, contribuir a la meta
de hacer de Chile una potencia agroalimentaria, a través del mejoramiento y tecnificación
de sus sistemas de riego, en colaboración permanente con los/as agricultores/as”.
En este caso, se menciona diferenciadamente a los agricultores y agricultoras, sin
embargo, no existe una declaración explícita vinculada a promover la equidad de género.
Se puede desprender tácitamente que potenciar el mejoramiento y tecnificación del riego
para llegar a ser una potencia agroalimentaria, puede beneficiar a las mujeres de los
sectores rurales. Pero no es un anhelo señalado abiertamente.
4.3. Objetivos Estratégicos
1. Contribuir a formular y a coordinar la implementación de la Política Nacional de Riego y
Drenaje que apoye la materialización de Chile como potencia agroalimentaria, mediante el
desarrollo del Programa Nacional de Riego y Drenaje (PNRD) y la generación de
información relevante.
2. Fomentar la construcción de obras menores de riego y drenaje, con énfasis en los
agricultores/as medianos/as, pequeños/as y de etnias, para incrementar y mejorar la
seguridad de la superficie de riego en el país.
27
3. Estimular la utilización eficiente y sustentable del recurso hídrico en el sector agrícola,
para mejorar su gestión e incrementar la superficie regada del país, a través del apoyo al
manejo eficiente de los sistemas de riego a nivel de cuencas hidrográficas y el traspaso
de capacidades técnicas, de transferencia tecnológica y de calidad de agua a los/as
agricultores/as y sus organizaciones de regantes.
Los objetivos estratégicos de la CNR, si bien, visibilizan al sujeto social destinatario de la
política pública, en este caso, agricultores y agricultoras, pone mayor énfasis en los
recursos productivos. Si bien es cierto, visibilizar la participación de las mujeres mediante
un lenguaje inclusivo constituye un avance, se requiere analizar profundamente cómo la
Misión, Visión y Objetivos Estratégicos se articulan (o no) en una mirada institucional de
género en la CNR. Es decir, si la perspectiva de género es considerada como un eje
transversal en todos los servicios y productos que entrega.
4.4. Productos Estratégicos
Referente a los productos estratégicos que define la CNR, estos se expresan del siguiente
modo:
1. Programa Nacional de Riego y Drenaje.
2. Estudios y mediciones para evaluar impactos de nuevas iniciativas de inversión pública
en riego y uso del recurso hídrico.
3. Bonificación a iniciativas privadas para la construcción de pequeñas obras de riego y
drenaje, Ley Nº 18.450.
4. Instrumentos facilitadores que promueven la utilización eficiente y sustentable del
recurso hídrico.
Al igual que la situación precedente, se identifica un enfoque basado más bien en
recursos productivos, que en los y las destinatarias. Esta situación puede responder al
giro de negocio de la CNR, si bien nunca está demás explicitar en todo momento a los
destinatarios, más aún cuando se intenta fomentar la equidad de género visibilizando las
realidades diferenciadas de hombres y mujeres.
En el siguiente capítulo, se aborda de manera específica y detallada, la Ley 18.450 desde
la perspectiva de género.
28
V- ANÁLISIS DE LA LEY 18.450: AVANCES Y DESAFÍOS DESDE LA
PERSPECTIVA DE GÉNERO
Este capítulo tiene como propósito efectuar una revisión panorámica de las acciones
realizadas en cuanto a equidad de género en la implementación de la Ley 18.450. Para
estos efectos se lleva a cabo un análisis de fuentes secundarias, consistente en estudios
realizados por diversas entidades ligadas al sector agricultura, así como estudio que la
propia CNR ha realizado. Esta actualización del diagnóstico en materias de equidad de
género circunscrito a la aplicación de la Ley 18.450, se orienta a sistematizar diversas
fuentes de información dispersas en varios documentos y estudios, analizarlos y detectar
posibles desafíos futuros.
Por esta razón, se abordan acciones realizadas por la CNR en años pasados, tomando
como referencia algunas acciones realizadas en el marco del PMG de género de la
Comisión Nacional de Riego.
El levantamiento de información que se ha llevado a cabo, será útil como insumo para
definir las líneas indagatorias en la segunda etapa del diagnóstico, vinculado a entrevistar
a informantes clave de la propia CNR, en cada una de las etapas de la Ley 18.450.
El análisis que se desarrolla en este apartado, se estructura considerando las etapas
globales de la Ley. Para facilitar su comprensión, se ha dividido de la siguiente manera:
•
•
•
•
Avances y barreras de la Ley 18.450 en temas de género, donde se revisan las
acciones llevadas a cabo para otorgar a este cuerpo legal una mirada de género
de mayor profundidad.
Difusión y acciones encaminadas a comunicar y socializar los alcances de las
modificaciones experimentadas por la Ley.
Acciones, información y barreras relacionadas a la etapa postulación y los avances
en materia de género.
Acciones e información relevante relacionadas a la etapa de bonificación y
avances en materias de género.
Cabe señalar, que esta información es complementada en el siguiente apartado, a través
de un análisis de datos cuantitativos que se desprenden de los indicadores de género de
la propia CNR, así como fuentes externas que agregan información significativa respecto
de las diferentes etapas de la Ley.
29
5.1. Avances de la Ley 18.450 desde la perspectiva de género
Como se ha mencionado anteriormente, la Ley 18.450 tiene como uno de sus objetivos
centrales fomentar las obras privadas de construcción y reparación de obras de riego y
drenaje y promover el desarrollo agrícola de los productores de las áreas beneficiadas.
Considerando que para el sector agrícola el riego es uno de los principales mecanismos
de desarrollo, los beneficios que entrega la Ley adquieren gran relevancia. La distribución
de estos fondos, se concentra en gran medida en la pequeña y mediana agricultura,
segmentos críticos para las mujeres rurales, pues como se analizó en el apartado
precedente, es donde se reúne mayor número de mujeres jefas de explotaciones,
poseedoras de menores activos y superficie.
En esta línea, la Comisión Nacional de Riego ha realizado una serie de acciones con el fin
de apoyar e incentivar el acceso de las mujeres rurales a los fondos de los que dispone la
Ley 18.450. Teniendo en cuenta que en el año 2008 se comienzan a discutir las posibles
modificaciones de este cuerpo legal, se generaron espacios para reflexionar respecto a
los alcances en materias de género y cómo proveerla de un enfoque que promoviera la
equidad entre hombres y mujeres en el acceso a sus beneficios.
De acuerdo a lo que se menciona en la minuta de avances de la Mesa Ley de Riego y
Género16 de diciembre de 2009, se entregaron propuestas concretas de género que se
incorporaron al proyecto de prórroga y modificación de la Ley 18.450 presentado al
Congreso Nacional. Estas se resumen agrupadas en dos grandes categorías: enfoque de
género de manera explícita y enfoque de género de manera implícita, referente a medidas
que benefician a la pequeña agricultura donde las mujeres rurales están más
representadas:
Enfoque de Género de manera explícita:
Declaración de Intención en el primer artículo de la Ley: Principio de la
no-discriminación de género, y principio de la igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres.
Mensaje presidencial que acompaña el proyecto de Ley incluye
elementos de análisis de género.
Enfoque de Género de manera implícita:
Aumento del porcentaje de bonificación hasta un 90% para la pequeña
agricultura (segmento donde se concentra mayoritariamente las
mujeres beneficiarias).
Inclusión de la calidad de arrendatario/a de tierra en los requisitos para
postular.
16 La Mesa Ley de Riego y Género se creó en el año 2008 y se conformó con representantes de la CNR, de
la Subsecretaría de Agricultura y SERNAM
30
Convenio con otros servicios para asegurar Instrumentos de créditos
para el pre-financiamiento del diseño del proyecto, de su construcción y
del aporte.
Posibilidad de realizar concursos especiales, para proyectos de menos
de 400UF, como medidas afirmativas para permitir que más mujeres
“desfavorecidas” postulen.
Finalmente, como se menciona en la minuta de la Mesa Ley de Riego, en el Congreso, la
Comisión Mixta de Obras Públicas y Agricultura del Senado rechazó las propuestas de
género explícitas de género, aceptando las propuestas en beneficio de la pequeña
agricultura. Con ello se garantizó, al menos, una serie de acciones que benefician a la
pequeña agricultura, por ende, a un mayor número de mujeres. La nueva Ley de Riego
fue promulgada el viernes 4 de diciembre de 2009 con una vigencia de 12 años.
Desde la perspectiva de género, al no acogerse las recomendaciones sobre género
explícito, se perdió una buena oportunidad de dotar a este cuerpo legal de un contenido
orientado a visibilizar y modificar relaciones de género desiguales. Un error frecuente en
la formulación de políticas públicas y particularmente en la promulgación de las Leyes que
rigen el Estado de Derecho, es creer que el Estado en sus intervenciones es neutro. No
basta con constatar brechas y desigualdades, pues de no tomarse las acciones
correctivas pertinentes, lo más probable es que se reproduzcan las inequidades.
Este hecho es aún más patente en el ámbito legal: tener como precepto que las Leyes
son neutras, siendo que desde el lenguaje en el que se redactan hasta en sus contenidos,
generalmente plasman la visión, cuando no los intereses masculinos. En esta línea, el
estudio realizado por Verónica Matus (2007)17, entrega elementos de análisis útiles a la
hora de generar Leyes:
“Es importante distinguir entre “agregarle” a una Ley el “sujeto mujer” y hacer una Ley con
“enfoque de género”. En el primer caso quedan casi intactas las estructuras de género
que mantienen la subordinación de las mujeres, mientras que en el segundo, al atender
quién es el sujeto de la Ley, se analizan las distintas circunstancias en que se manifiesta
la desigualdad o/y la discriminación. Se toman en cuenta las relaciones de poder entre los
sexos y otras variables como la etnia o la raza, la condición socioeconómica, la edad, etc.”
(Matus, 2007).
En el caso de la Ley 18.450, no se logró incorporar el “sujeto mujer”, al que hace alusión
la autora, pues las sugerencias relativas al enfoque de género explícito fueron
descartadas por el Congreso Nacional. Por este motivo, es de suponer que el enfoque de
género, dirigido a modificar relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres,
estuvo ausente en su formulación. No obstante, la Ley ya ha sido establecida y regirá
hasta el año 2022, el desafío que queda por delante es identificar las acciones y
17
Matus, V. (2007). “Estudio de Profundización del Enfoque de Género en Materias Legales del Ministerio de
Agricultura”. ODEPA.
31
estrategias que en el marco de la normativa vigente, posibiliten cambios en las
inequidades que se observan en el ámbito rural. Ello, atendiendo a las implicancias que
posee la Ley de Fomento a Obras de Riego en las mujeres rurales, como esta misma
autora menciona:
“Si bien, al igual que en otras Leyes del sector, no hace mención a las políticas de
equidad, el enfoque de género es crucial porque sus destinatarios se concentran en la
pequeña y mediana agricultura, en la que hay una significativa presencia de mujeres. Y
bien, podrían incorporarse criterios de género que den cuenta de la calidad de las mujeres
en relación a la tenencia de la tierra (propietarias, administradoras o ambas) para una
mejor focalización de los programas o introducir criterios de acción positiva para
administrar las bonificaciones, por ejemplo, asegurando un porcentaje de bonificaciones a
jefas de hogar, y acciones que favorezcan el ingreso de mujeres a programas
productivos” (Matus, 2007).
Desde esta perspectiva, buscar la manera de establecer relaciones de mayor equidad
entre mujeres y hombres postulantes, requiere identificar los puntos críticos donde ésta
pueda representar oportunidades para las mujeres agricultoras, especialmente las de los
estratos de menores recursos.
Siguiendo esta línea de análisis, se destacan como acciones en pro de mayor equidad de
género, las reuniones sostenidas durante 2009 con el fin de incorporar el enfoque de
género al borrador del reglamento de la Ley 18.45018. En este sentido, se incorporó en la
propuesta final del reglamento lenguaje inclusivo, acciones positivas a favor de aumentar
la participación y postulación de las mujeres a la bonificación.
Como se puede apreciar, a pesar de que la Ley 18.450 no logró incluir aquellas
demandas de género explícitas, sí se alcanzaron logros en los aspectos de corte
operativo en la Ley. Ahora bien, además es posible tomar en consideración algunos
aspectos transversales en el sector agricultura, particularmente en mujeres de la pequeña
agricultura, que puede ser abordado de alguna manera desde la perspectiva legal, como
señalan José Nagel y Camilo Martínez:
“Si hay un rasgo común entre las mujeres productoras es el de carecer de acceso a
capital: tierra, agua, recursos financieros. Esto se asienta en la estructura misma del
patrimonio familiar en el cual el representante y depositario de los bienes es el hombre lo
que se refuerza con su rol de productor y proveedor. Para emprender cualquier actividad
las mujeres deben partir por contar con el beneplácito conyugal sin el cual es difícil, a
pesar de los avances recientes, que puedan tener acceso a financiamientos. Esta
limitación legal levanta también barraras para acceder a beneficios gubernamentales que
están concebidos para incorporarse al predio (obras de riego por ej.) y que sólo pueden
ser solicitados por el hombre en calidad de propietario o representante legal de la
sociedad conyugal”.
18
Informe PMG Género CNR 2009
32
Este punto será retomado, cuando se analicen las barreras y avances relacionados al
proceso de difusión: cómo comunicar la Ley, de una manera que pueda facilitar la
postulación de las mujeres a los beneficios del fomento al riego y el drenaje.
5.2. Etapa de Difusión
Implementar un plan de difusión con enfoque de género: en este punto, se pueden
observar algunos avances tomando en consideración algunas actividades que la CNR ha
publicado en su página web19.
En noviembre de 2009, la Comisión Nacional de Riego organizó el seminario "Género y
Aguas: Mujer más claro echarle agua". En la actividad participaron representantes de la
sociedad civil, ONG e instituciones públicas, las que se reunieron con el propósito de
compartir experiencias de transversalización del enfoque de género y conocer estrategias
de trabajo inclusivas.
De parte de la CNR, y vinculada a la Ley 18.450, se resaltó el aumento del aporte estatal
a un 90% de financiamiento para agricultores y agricultoras pequeños. Este hecho, se
consideró como un gran avance en materias de equidad de género dispuesto en la
modificada Ley Nº 18.450, facilitando el acceso e incorporación de las mujeres
pertenecientes a la pequeña agricultura. Esta actividad puede considerarse como parte de
una estrategia de difusión, pues responde a los esfuerzos realizados por el servicio para
relevar el tema de género, particularmente en un momento en que la Ley 18.450 acababa
de ser modificada.
.
De igual modo, en enero de 2010 se realizó el segundo taller de capacitación dirigido a
consultores de riego que desempeñan su labor entre las regiones de Atacama y
Coquimbo respecto a la implementación del nuevo Sistema de Postulación Electrónica a
los concursos de la Ley Nº 18.450 de Fomento a la Inversión Privada en Obras de Riego y
Drenaje. El propósito de este, fue socializar sus alcances y facilitar y promover un mayor
acceso a los beneficios de la Ley.
En dicha ocasión se llevó a cabo el lanzamiento de Campaña de Difusión, "Mujer, más
claro echarle agua", con la cual la Comisión Nacional de Riego, buscó estimular la
convocatoria de mujeres ligadas al mundo del riego. A su vez, aumentar los niveles de
postulación y construcción en proyectos liderados por mujeres, especialmente a pequeñas
y medianas productoras.
A través de la campaña, como se señala en la noticia publicada en la web de la CNR, se
puso a disposición de los participantes del taller afiches promocionales y trípticos con
información aclaratoria respecto de la forma y beneficios de postular a los concursos de la
19
www.cnr.gob.cl
33
Ley 18.450. Además, de la emisión de cápsulas radiales informativas dirigidas a
comunicar los requisitos para la postulación de proyectos a la Ley Nº 18.450.
Se señala en el Informe PMG de Género 2009, que se entregó asistencia técnica legal a
mujeres postulantes de la Ley 18.450 en 3 zonas del país. En este plano, la CNR, ha
realizado una serie de actividades, con el fin de facilitar el proceso de postulación, de dar
a conocer las modificaciones que la Ley experimentó en 2009 y relevar la importancia de
las mujeres en este proceso. De este modo, en el Informe PMG 2009, se da cuenta de la
elaboración de un instrumento de diagnóstico para levantar información sobre posibles
causas de abandono de proyecto, para ser aplicado en las visitas a terreno.
Durante el año 2009 y 2010 se realizaron asesorías en regiones de las zonas Norte,
Centro y Sur de acuerdo a lo informado PMG de Género 2010 (Combarbalá, Talagante,
Taller Planificación 2011- 2014 de la Mesa de la Mujer Rural en la Región Metropolitana,
entre otros).
En este mismo plano, el Informe PMG Género 2009 de la CNR, establece en estas
materias la elaboración de un video “Participación de la Mujer en la Ley Nº18.450”, con el
fin de visibilizar y socializar la importancia y el aporte que realizan las mujeres en el marco
de la Ley.
De igual modo, en el Informe PMG de Género de 2010, se indica que se elaboraron 2.500
afiches y 3.500 trípticos respecto de las modificaciones experimentadas por la Ley 18.450,
distribuyéndose a 122 consultorías a lo largo del país y se despacharon 137 afiches a
diversas escuelas rurales de 5 regiones extremas del país. Todo ello, con el propósito de
profundizar los conocimientos sobre la Ley y difundir los aportes de las productoras
femeninas.
Además, se elaboraron 5 cápsulas radiales para difundir los instrumentos de fomento por
medio de la campaña de difusión “Mujer, más claro echarle agua”, quedando en manos de
la Fundación de Comunicaciones. Capacitación y Cultura del Agro (FUCOA), para ser
emitidas en 16 radios de la IV y VII regiones.
El balance de 2010 entregado a la DIPRES, informó que la campaña de difusión de los
beneficios de la bonificación Ley Nº 18.450 “Mujer más claro echarle agua” llegó a un 70%
de cobertura, según lista de distribución dirigida.
En esta línea, la campaña antes descrita refleja un hecho concreto y adecuado a las
particularidades de las mujeres de la pequeña y mediana agricultura. No obstante, no se
ha logrado, en el presente estudio, contar con fuentes bibliográficas que den cuenta de los
resultados de este plan, sus alcances y posibles impactos.
34
5.3. Etapa de Postulación
La Ley diferencia cuatro estratos, perfiles de postulantes, quienes podrán acceder a los
beneficios que otorga la Ley con un máximo de bonificación de hasta un 90%. Los
estratos que diferencia la Ley son los siguientes:
a) Pequeños/as productores/as agrícolas (Perfil INDAP) con una bonificación máxima
de un 90%.
b) Postulantes de una superficie de riego hasta 40 hectáreas ponderadas (pequeños
empresarios) podrán postular a una bonificación máxima de 80%.
c) Postulantes de una superficie de riego ponderada de más de 40 hectáreas
(Empresarios medianos) se les aplicará una bonificación máxima de 70%.
d) Hasta un dos por ciento de los recursos anuales disponibles para bonificaciones
será destinado a concursos de agricultores/as que superen las doscientas
hectáreas ponderadas de superficie (Empresarios Grandes), debiendo la CNR
llamar a concursos especiales para este hecho.
Los diferentes estratos definidos en la Ley son posibles beneficiarios/as. La Comisión
Nacional de Riego hace un llamado a concurso acompañado de las bases pertinentes
para cada estrato. La difusión del concurso se realiza a través de la página web de la
CNR, radios locales y oficinas del Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP).
A partir de esto los/as usuarios/as deben desarrollar un proyecto con dos carpetas, una
legal y otra técnica, el cual debe ser diseñado por un consultor o consultora inscrito/a en
el registro de Consultores de la Dirección de Obras Públicas.
Una vez que la CNR recibe los proyectos, una comisión revisa que cumpla con todos los
requerimientos acordados, tanto legales como técnicos, luego se establece la condición
de proyecto aprobado o rechazado Ese es un primer filtro que realiza la institución. Los
proyectos que se encuentran en la categoría de aceptados se les “determina un puntaje
de acuerdo con el porcentaje de aporte propio del postulante, la superficie equivalente
beneficiada, el costo por beneficiario y si constituye o no pequeño productor. Se listan los
proyectos y se otorga un certificado de bonificación a los proyectos beneficiados, según
los recursos disponibles en el concurso”.
Paralelamente, la construcción del proyecto es realizada por una empresa constructora y
es financiada por los/as mismos/as beneficiarios/as. Cuando la CNR recepciona la obra
sin ningún tipo de observación, emite una resolución de recepción definitiva, con la cual,
un funcionario/a de la institución, en este caso, secretario/a ejecutivo/a autoriza el cobro
del certificado de bonificación. Así, el o la beneficiario/a puede cobrar su bono en la
Tesorería General de República. No obstante, cabe destacar que este proceso puede
llevar hasta tres años, considerando que el pago se realiza una vez que la obra ha sido
realizada.
35
Para poder postular los distintos tipos de beneficiarios/as deben presentar unos requisitos
mínimos sobre el dominio de tierras y aguas, que se estipulan en la Ley, tales como:
-Copia de inscripción del dominio del predio o copia de inscripción de usufructo con
certificado de dominio de vigencia de 1 año.
-Copia de inscripción de dominio de las aguas o copia de inscripción de usufructo con
certificado de dominio de vigencia de 1 año.
-En regularizaciones, certificado de la Dirección General de Aguas (DGA) sobre el estado
del trámite de regularización.
-En pozos, solicitud de derechos de aguas, certificado de exploración y explotación DGA,
certificado de No oposición y certificado de prueba de bombeo.
-En el caso de arrendatarios, presentar un contrato de al menos 5 años desde el momento
de la postulación, inscrito en el Conservador de Bienes Raíces (CBR, en adelante).
Como podemos apreciar los requisitos mínimos de postulación no los poseen todas las
personas, sobre todo las mujeres. Observamos aquí, una barrera de género que limita a
las mujeres en la primera fase de postulación a los beneficios que otorga la Ley. Esta
inequidad se aprecia en los dominios de tierras y de aguas. Podemos pensar que el
origen de dichas inequidades deriva de las formas relacionales culturales de nuestra
sociedad, en donde la tenencia de la tierra históricamente ha tenido un orden virilineal
(traspaso y herencia de tierras de hombres a hombres).
En este sentido, es necesario considerar en esta primera fase que:
“la forma cultural de la propiedad de la tierra en Chile, se encuentra mayoritariamente en
manos de los hombres en todos los estratos mencionados, basado en aspectos del
Código civil que en la sociedad conyugal, entrega la administración de los bienes al
conyugue masculino. Sin embargo, el desconocimiento y nula difusión del Artículo 150 del
mismo Código Civil, que permite formalizar el control de los activos en manos de las
mujeres/esposas, bajo el concepto de patrimonio reservado, posibilita la administración
del patrimonio por parte de la mujeres y de cualquier mejora que implique gananciales
para la sociedad conyugal. Esta nula difusión, de este derecho de las mujeres, se ha
transformado en una barrera para el mantenimiento de la inequidad que posibilita la falta
de acceso a los bienes de capital generados por el trabajo de la mujer, causando un
desigual acceso a la titularidad de la tierra y de su producción, de manera transversal a
las clases sociales y a sus formas de relaciones económicas”20.
Esta inequidad podría comenzar a revertirse con la difusión en las asesoría técnico
legales de los/as profesionales de la CNR respecto del Artículo 150 del Código Civil de
nuestro país, explicando obviamente, los requisitos para su aplicabilidad.
Profundizando con los contenidos, el Art. 150 del Código Civil, este expresa que:
20
González Gricel, Mella Jennifer y Marcela (2009): Documento asesoría de género a INDAP.
36
“La mujer casada de cualquiera edad podrá dedicarse libremente al ejercicio de un
empleo, oficio, profesión o industria. La mujer casada, que desempeñe algún empleo o
que ejerza una profesión, oficio o industria, separados de los de su marido, se considerará
separada de bienes respecto del ejercicio de ese empleo, oficio, profesión o industria y de
lo que en ellos obtenga, no obstante cualquiera estipulación en contrario; pero si fuere
menor de dieciocho años, necesitará autorización judicial, con conocimiento de causa,
para gravar y enajenar los bienes raíces...”.
Es importante indagar y profundizar en el patrimonio reservado de la mujer casada en
sociedad conyugal y ver si es factible la aplicación de éste para promoverlo y disminuir
ciertas barreras de género. Simultáneamente se sugiere flexibilizar la exigencia de
propiedad de la tierra para que las mujeres puedan acceder a las bonificaciones.
Por otra parte, los patrones que sigue el acceso a los derechos de agua, son similares a
los del acceso a la tierra, por tanto, reproducen inevitablemente las barreras y brechas de
género. Es así, como se acentúan los obstáculos para las pequeñas agricultoras que
desean acceder a los beneficios de la Ley 18.450:
“En Chile, en 1981 se promulgó el Código de Aguas vigente, el que estableció que la
Dirección General de Agua otorgaría derechos gratuitamente y a perpetuidad”21.
Así, se otorgan derechos aprovechamiento permanente y transables en el mercado. En la
siguiente tabla, se observan los derechos de agua concedidos a hombres y mujeres en el
período 1999-2005:
Tabla N°1: Totales nacionales de derechos concedido s
desagregado por género entre los años 1999-200522.
Año
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
Hombres 745
736
999
1395
1090
1404
929
Mujeres 219
260
346
550
472
614
408
Total
964
996
1345
1945
1562
2018
1337
Total
7298
2869
10167
Fuente: DGA 2006
Como se observa en los datos precedentes, la información que entrega la DGA , permite
identificar brechas significativas en los derechos de agua otorgados a hombres y mujeres.
Este hecho reviste importancia, considerando que constituye uno de los requisitos de
postulación a los beneficios de la Ley 18.450.
Por otra parte, en los meses de enero y febrero de 2008 se aplicó una encuesta de
satisfacción a 100 usuarios/as de la CNR. La aplicación de la encuesta permitió sacar tres
tipos de conclusiones:
21
Castro, Milka y Sandoval, Beatriz (2007). Género y gestión del agua en Chile. En Revista: Agua y riego.
Primer encuentro nacional de usuarias líderes de agua, Perú. Pág. 19.
22
Dirección General de Aguas (2006): Análisis cuantitativo sobre derechos de aprovechamiento de aguas
constituidos por la dirección general de aguas desagregado por sexo período 1999 – 2005.
37
Se observó una alta satisfacción con la Ley de Riego valorando muchos aspectos
operativos de la Ley. Esta percepción se expresa en la valoración final que se hace en la
encuesta: aunque sólo un 1% se declara completamente satisfecho, es revelador que los
satisfechos concentren el 78% de los encuestados, lo que refleja una opinión global
positiva, más allá de reparos o críticas específicas. Con todo, la existencia de un 21% que
se declara insatisfecho debe ayudar a promover una reflexión acerca de aquellas áreas
que hay que mejorar.
Otros datos que complementan la visión antes expuesta, se desprenden de un estudio
realizado por la CNR23 en 2007. En este caso se aplicó una encuesta que se aplicó a
comienzos de 2007 a 300 explotaciones agrícolas, de las cuales 240 habían postulado
una o más veces a la Ley y 60 nunca habían postulado a este instrumento. La conclusión
central del análisis comparativo de género fue que, en la muestra analizada, las
explotaciones dirigidas por mujeres presentan características bastante similares a
aquellas gestionadas por hombres, salvo en cuanto a educación y pobreza.
Las diferencias estructurales que se observaron corresponden al nivel de educación
(mayor en las mujeres que en los hombres) y una mayor concentración de mujeres en los
estratos más pequeños: mientras el 56% de los hombres pertenecen a los estratos
Pequeño Productor (25%) y Pequeño Empresario (31%), esta cifra se eleva al 74% en el
caso de las mujeres (39% en el estrato Pequeña Productora y 35% en el estrato Pequeña
Empresaria).
A su vez, durante el año 2007- 2008, se encomendó a la empresa consultora Qualitas el
estudio “Diagnóstico y propuestas de mejoramiento de la operatoria y aplicación de la Ley
de Fomento al riego y drenaje (Ley n º 18.450)24”. A partir de las recomendaciones que
surgen de este trabajo, así como de las observaciones que realiza la Dirección de
Presupuesto del Ministerio de Hacienda, la CNR implementa una serie de acciones. A
continuación se presentan aquellas directamente relacionadas con temáticas de género y
los grados de avance observados en la etapa de postulación, de acuerdo a lo informado
por parte de la CNR a la DIPRES en 201025:
Modificación de la Ley Nº 18.450: Se orientada a dar respuesta a proyectos de pequeña
escala provenientes de pequeños productores agrícolas, en esta línea, se modifica el
artículo Nº 3 que faculta a la CNR para establecer un programa de concursos adecuado
para proyectos de menos de 400 UF.
Implementar el Sistema Electrónico de Postulación a concursos: en el año 2009 se
implementa y ejecuta un piloto del sistema electrónico de postulación a concursos. Ello,
23
Qualitas AgroConsultores (2008). “Informe Final Diagnostico y Propuestas de Mejoramiento de La
Operatoria y Aplicación de la Ley de Fomento a Obras de Riego y Drenaje (Ley Nº18.450)”. Comisión
Nacional de Riego.
24
Qualitas AgroConsultores (2008). ““Diagnóstico y propuestas de mejoramiento de la operatoria y aplicación
de la Ley de Fomento al riego y drenaje (Ley n º 18.450)”. Comisión Nacional de Riego.
25
Comisión Nacional de Riego. “Informe de cumplimiento de compromisos al 30/6/2010”.
38
con el propósito de generar mecanismos que faciliten el acceso a los beneficios de la Ley,
especialmente a pequeños productores (y productoras).
De igual modo, durante 2009 las bases concursales integran dentro de sus
especificaciones el enfoque de género: lenguaje inclusivo, visibilización de las mujeres
como beneficiarias, considerando el registro diferenciado por sexo. Estos criterios fueron
contemplados en las bases de concursos realizados en 2009. También en 2009, los
proyectos relacionados a personas, contemplaron desde su diseño el enfoque de género
(Términos de Referencia).
En este sentido, la CNR informó a la Dirección de Presupuesto del Ministerio de Hacienda
el año 201026:
“la incorporación del enfoque de género en al menos el 70% de las bases concursables
generadas; de los Estudios, Programas y Proyectos que tengan que ver con personas
(naturales) en sus fases de diseño, implementación, evaluación y seguimiento; y de los
convenios suscritos cuyo objeto sean usuarios y usuarias dentro de su marco
colaborativo”.
Asimismo, el estudio de satisfacción indica que respecto del tipo de financiamiento
utilizado, se aprecian básicamente 2 tipos, señalados en igual porcentaje: financiamiento
propio y financiamiento a través de crédito bancario (46 y 45% respectivamente), el
financiamiento a través de INDAP sólo alcanzó un 6% de la muestra tomada.
Se aprecia, además, que los pequeños productores/as y las organizaciones
usuarios/as son los que más utilizan financiamiento INDAP y a través de
constructoras, a pesar que no es su principal fuente de financiamiento. Para todos
segmentos el financiamiento propio y el bancario son los más usados, al comparar
segmentos en términos relativos los pequeños productores/as y organizaciones
usuarios y usuarias lo utilizan menos que los medianos y los grandes empresarios.
de
las
los
los
de
5.4. Etapa de bonificación
En el caso de las bonificaciones la Ley establece que:
“Bonificación a iniciativas privadas para la construcción de pequeñas obras de riego y
drenaje, Ley Nº 18.450”.
La asignación de las bonificaciones para proyectos que otorga la Ley Nº 18.450 se realiza
a través de concursos. “A los proyectos que se adjudican los concursos se les entregan
certificados de bonificación que pueden ser cobrados en la Tesorería General de
República una vez que la obra se ejecutó y recepcionó satisfactoriamente. Entre la
26
Comisión Nacional de Riego. Balance de Gestión Integral Año 2010.
39
entrega de los certificados a los beneficiarios (Bonificación Comprometida) y el pago
efectivo (Bonificación Pagada) transcurren normalmente entre uno y dos años”27.
A junio de 2010 se hace factible evaluar la implementación de algunas recomendaciones
del estudio de diagnóstico de la operación de la Ley de Riego realizado por Qualitas, a
partir de los resultados de la encuesta de satisfacción "Evaluación de la satisfacción de
los beneficiarios de la Ley Nº18.450" realizada en el segundo semestre del 2009.
Respecto de la implementación del Sistema Electrónico de Postulación a concursos, la
encuesta entrega información sobre el grado de satisfacción de los beneficiarios respecto
del proceso de concurso. Se establece que el proceso de bonificación presenta un nivel
medio de satisfacción alcanzando los 66 puntos de satisfacción neta (de un máximo de
100 puntos), situándose por debajo del promedio de la percepción satisfactoria de
servicios entregados por la CNR. Segmentando las respuestas según tipo de beneficiario,
se registran mayores niveles de satisfacción con el Proceso de Bonificación en Pequeños
Productores en relación a Medianos, con índices de satisfacción neta observada de 76 y
57 puntos respectivamente.
En cuanto a las recomendaciones realizadas en el estudio “Diagnóstico y propuestas de
mejoramiento de la operatoria y aplicación de la Ley de Fomento al riego y drenaje (Ley
Nº 18.450), respecto de la etapa de bonificación, se estableció lo siguiente:
Sobre Implementar un fondo rotatorio para el pre-financiamiento de obras de pequeños
productores/as agrícolas y Gestionar el pre financiamiento de obras con la banca privada
(Banco Estado): En 2009 se implementa un producto para optar a créditos vía Banco
Estado, la encuesta de satisfacción de usuarios/as indica que el 45% de los beneficiaros
utilizan la banca privada para financiar la construcción de los proyectos una vez obtenido
el certificado de bonificación.
Los esfuerzos por beneficiar a la pequeña agricultura en temáticas de financiamiento de
las obras, están directamente emparentados con establecer mecanismos de equidad de
género, considerando la alta representación de las mujeres en este segmento. En este
plano el Informe PMG de Género de 2010:
“Existe, entre los pequeños productores, y en particular, pequeñas productoras, una baja
capacidad financiera que puede constituir una barrera al momento de pagar al Consultor
para postular un proyecto, de pagar a la empresa la construcción de la obra una vez
recibido el Bono, y de pagar el aporte, es decir la diferencia entre el costo real de la obra y
el monto del Bono”.
A partir de lo informado en el Balance de Gestión Integral a la DIPRES en 2010, se
destaca la encuesta de satisfacción aplicada en la CNR. En cuanto al proceso de
27
Comisión Nacional de Riego: Módulo 5. Ley N 18.450 de fomento a la inversión privada en obras menores
de riego. Curso e-learnig, 2010, pág. 8.
40
bonificación se establece que, centrándose en la segmentación por tipo de beneficiario, se
registraron mayores niveles de satisfacción con el Proceso de Bonificación en Pequeños
Productores en relación a Medianos Empresas, con índices de satisfacción neta
observada de 76 y 57 puntos respectivamente. La diferencia entre ambos segmentos se
explica principalmente en las notas 7 de excelencia, y en la insatisfacción (notas 1 a 4)".
41
VI- REVISIÓN DE LA IMPLEMENTACIÓN DE LA LEY 18.450 A PARTIR DE LOS
RESULTADOS CUANTITATIVOS DE GÉNERO
La Comisión Nacional de Riego cuenta con un sistema de información informático que
cuenta con un subsistema compuestos por Indicadores construidos para dar seguimiento
y evaluar el comportamiento de la Ley Nº 18.450, en sus distintas etapas, desde la
perspectiva de género. Estos indicadores se detallan a continuación:
- Indicador 1: Participación de las mujeres en la postulación
- Indicador 2: Participación de la mujer en la bonificación
- Indicador 3: Éxito de los proyectos de mujeres
- Indicador 4: Participación promedio en la bonificación de las mujeres por
estrato
- Indicador 5: Consolidado promedio en la bonificación de las mujeres por
estrato
- Indicador 6: Porcentaje de admisión y porcentaje de éxito de proyectos
presentados por consultoras versus consultores y empresas
En este apartado, se analizan los datos cuantitativos que posee la CNR, actualizados al
año 2010, con el fin de contar con un panorama global respecto de las tendencias que se
observan en las diversas fases de la Ley 18.450. A su vez, se complementan estos datos,
con algunos análisis realizados por entidades externas a la CNR sobre aspectos del
ámbito rural que se vinculan directamente con los alcances de la Ley de fomento al Riego.
En la siguiente tabla, es posible observar el número de mujeres jefas de explotación
(como propietarias o usufructuarias), que postulan vía internet, en relación a sus pares
hombres:
Tabla Nº 2: Indicador 1 Participación de las Mujeres en la Postulación
Nº de Mujeres propietarias o usufructuarias que postulan vía Internet / Nº total de propietarios(as)
o usufructuarios(as) postulación vía Internet, por año de resolución de concurso
Año Resolución
Nº Mujeres
Nº Hombres
Total
Resultado
Indicador (%)
2005
25
70
95
26,3
2006
106
410
516
20,5
2007
248
849
1.097
22,6
2008
230
971
1.201
19,2
2009
138
594
732
18,9
2010
73
248
321
22,7
Total
820
3.142
3.962
20,7
Fuente: CNR 2011
Como se aprecia en la tabla, los porcentajes de participación de las mujeres en relación a
sus pares hombres, fluctúa alrededor del 20%, desde el año 2005 al 2010. En este
sentido, se observa una brecha y, considerando que la cifra se ha mantenido constante,
habría que analizar las acciones que se han implementado para subsanarla.
42
Considerando que las mujeres jefas de explotación constituyen el 30% en relación a los
hombres, la brecha sería 10 puntos porcentuales.
Habría que indagar si la postulación vía internet supone algún tipo de barrera particular
para las mujeres, o si existe algún otro factor, más allá del medio mediante el cual se lleva
a cabo la postulación, que incide en esta diferencia. En la siguiente tabla, se puede
apreciar la participación de las mujeres en la bonificación:
Tabla Nº3: Indicador 2. Participación de la Mujer en la Bonificación
Nº de Mujeres bonificadas / Nº total de productores hombres y mujeres bonificados(a) que
postulan vía Internet, por año de resolución de concurso
Año Resolución
Nº Mujeres
Nº Hombres
Total
Resultado
Bonificadas
Bonificados
Bonificados
Indicador (%)
2005
11
29
40
27,5
2006
37
171
208
17,8
2007
119
316
435
27,4
2008
105
400
505
20,8
2009
65
239
304
21,4
2010
34
90
124
27,4
Total
371
1245
1616
23,0
Fuente: CNR 2011
Para el caso de las bonificaciones, las mujeres experimentan una leve mejoría en relación
a lo constatado en la postulación. No obstante, se mantiene una brecha para el período
señalado (2005-2010). En 2005, 2007 y 2010, se alcanzaron cifras que bordearon el 30%.
Para el resto de los años, no se logra superar el 23% e, incluso, el año 2006 llegó a un
17,8%.
A continuación se puede observar el indicador relacionado al éxito de los proyectos
presentados por mujeres jefas de explotaciones rurales que han postulado y han sido
seleccionadas para ser bonificadas:
Tabla Nº4: Indicador 3. Éxito de los Proyectos de Mujeres
Nº de mujeres bonificadas / Nº total de mujeres que postulan vía Internet, por año
de resolución de concurso.
Año Resolución
Nº Mujeres
Nº Mujeres que
Resultado
Bonificadas
postulan
Indicador (%)
2005
11
25
41,4
2006
37
106
41,7
2007
119
248
37,2
2008
105
230
41,2
2009
65
138
40,2
2010
34
73
36,3
Total
1245
3142
39,6
Fuente: CNR 2011
Como se advierte en la tabla precedente, el porcentaje de éxito de las iniciativas
presentadas por mujeres, se ubica en torno al 40%. Esta cifra demuestra un rendimiento
43
bastante similar a aquel que experimentan los hombres que postulan a la Ley 18.450,
como se observa en la siguiente tabla:
Tabla N° 5: Indicador 4. Éxito de los Proyectos de Hombres
Nº de hombres bonificados / Nº total de hombres que postulan vía Internet, por año
de resolución de concurso.
Año Resolución
Nº Hombres
Nº Hombres que
Resultado
Bonificados
postulan
Indicador (%)
2005
29
70
41,4
2006
171
410
41,7
2007
316
849
37,2
2008
400
971
41,2
2009
239
594
40,2
2010
90
248
36,3
Total
1245
3142
39,6
Fuente: CNR 2011
En este caso, los resultados que arroja el indicador de éxito para los varones que postulan
a los subsidios de riego y drenaje, se localizan alrededor del 40%. Comparado con la
información que se desprende del éxito de los proyectos presentados por mujeres, las
cifras son prácticamente iguales. En este plano, no se identifica una brecha de género.
De todos modos, sería conveniente ahondar en qué nivel de éxito se agrupan los
proyectos según estrato de la Ley (pequeños productores/as, medianos empresarios,
etc.), con el propósito de focalizar los esfuerzos por incrementar el éxito según segmento
específico, si es que fuera el caso. Especialmente si los niveles son menores en
pequeños/as productores, pues de acuerdo a la información levantada hasta ahora, serían
quienes más apoyo requieren para aprovechar los beneficios de la Ley. La Tabla N° 5,
permite visualizar el monto promedio (en UF), asignado según estrato (pequeños
productores/as INDAP, pequeños productores/as, etc.), a hombres y mujeres:
Tabla N°6: Indicador 5. Consolidado participación P romedio en la bonificación de las Mujeres por
Estrato
Monto promedio asignado a proyectos de mujeres / Monto promedio asignado a proyectos de
hombres, para categorías similares
Monto promedio en U.F. de proyectos postulados vía Internet
Categoría
Mujeres
Hombres
Indicador
Mediano
1.214.55
1.122,28
1,08
Pequeño
540,14
562,38
0,96
28
Pequeño INDAP
201,44
544,38
0,37
Fuente: CNR 2011
El monto promedio asignado a hombres y mujeres, demuestra un comportamiento
bastante similar. Incluso, para el caso de los medianos/as productores/as, las mujeres
superan levemente a los hombres. Los pequeños y pequeñas productores/as, exhiben
28
Nota: La categoría Pequeño INDAP corresponde a aquellos proyectos que cuentan con el apoyo directo de
INDAP a través de un convenio.
44
montos, donde los hombres aventajan a las mujeres, pero de manera sutil. No obstante,
es en el tramo de los pequeños/as productores/as INDAP, donde se identifica una brecha
importante. Como se ha mencionado anteriormente, son aquellos sectores que disponen
de menos recursos, menor cantidad de tierras, quienes más requieren de ayudas para
aprovechar los beneficios de la Ley.
Son también los estratos de la población rural más vulnerable, especialmente las mujeres.
Por este motivo, sería beneficioso identificar las causas de esta brecha ostensible en
cuanto a monto asignado en los pequeños/as productores/as INDAP, de ser necesario
revisar el Convenio CNR- INDAP, producir las coordinaciones interinstitucionales
pertinentes, así como las medidas correctivas.
A continuación, se exponen los resultados referidos al porcentaje de admisión y éxito de
acuerdo a los proyectos presentados según Consultor, Consultora o Empresa:
Tabla N°7: Indicador 6. % de Admisión y % de Éxito Proyectos Presentados por Consultoras
29
versus Consultores y Empresas
Género
Proyectos
Proyectos No
Total
Proyectos con
admitidos
admitidos y
proyectos
Bonos
retirados
presentados
Consultoras
Nº Proyectos
1.323
428
1.751
657
Consultores
Empresas
Total
proyectos
Resueltos
% Total
% de sus
proyectos
Nº Proyectos
% de sus
proyectos
Nº Proyectos
% de sus
proyectos
75,6%
24,4%
100,0%
37,5%
4.708
% de sus
proyectos
6.082
73,0%
2.351
33,3%
7.059
100,0%
2.777
39,3%
2.244
27,0%
8.326
100,0%
3.279
39,4%
12.113
5.023
17.136
6.713
70,7%
29,3%
100,0%
39,2%
Fuente: CNR 2011
Respecto a este indicador, se pueden observar los diferentes comportamientos que
poseen Consultoras, Consultores y Empresas, a través de los cuales son presentados los
proyectos de la Ley 18.450. En este sentido, cabe destacar el porcentaje de iniciativas
admitidas en el caso de las Consultoras (75,6%), representando el mayor nivel de
admisibilidad, seguidas por la Empresas (73,0%) y luego los Consultores (66,7% de
admisibilidad).
29
Para cada categoría, se presenta el total de proyectos y el porcentaje según resultados obtenidos en los
concursos resueltos a partir del año 2004 y hasta la fecha.
45
A su vez, las Consultoras son las que menor porcentaje de proyectos retirados o no
admitidos en el de proceso postulación (24,4%), seguidos de las Empresas (27,7%) y los
Consultores (33,3%). Los proyectos que son bonificados, constituyen un 37,5% para las
Consultoras, mientras que para Empresas y Consultores el porcentaje supera el 39%.
Otro dato interesante, es el número de iniciativas que cada una de estas instancias
presenta: ostensiblemente menor en el caso de las Consultoras (1.751), comparado con
las Empresas (8.326) y Consultores (7.059).
En esta línea, sería interesante indagar en el por qué de esta diferencia, tal vez se deba a
que del universo total de organismos registrados, las Consultoras constituyen un número
menor. Asimismo, explorar si, a partir de la experiencia de la CNR, se observan
diferencias cualitativas en cómo Consultoras, Consultores y Empresas abordan la
formulación y presentación de los proyectos. También sería beneficioso, conocer si existe
alguna diferencia significativa en la formulación de proyecto de pequeños productores/as
(los menos atractivos económicamente) de parte de alguno de estos organismos.
A objeto de profundizar este análisis y contar con un panorama más acabado sobre la Ley
18.450, se han extraído algunos datos útiles para complementar la información obtenida a
través de los indicadores de la CNR. Del estudio realizado por la empresa consultora
Qualitas en 2010 donde se analizan el número y proporción de usuarios y usuarias de
diversos instrumentos de fomento considerando el VII Censo Nacional, se desprende la
información que se presenta en la siguiente tabla:
Tabla Nº8: Nº y proporción de usuarios y usuarias de los Instrumentos de Fomento
Instrumento
de fomento
Ley 18450
Nº de explotaciones que han utilizado los instrumentos en los últimos dos años
(2005/2006/; 2006/2007)
Total de
Explotaciones jefatura
Explotaciones jefatura
explotaciones
femenina
masculina
Nº
%
Nº
%
3.125
832
27
2.293
73
Fuente: Qualitas sobre el VII Censo Nacional Agropecuario y Forestal 2007.
Tomando como base el período señalado, se advierte que un 27% explotaciones con
jefatura femenina y un 73% de explotaciones con jefaturas masculinas, utilizaron la Ley
18.450 en el período 2005/2006, 2006/2007. Esta cifra es bastante similar al universo
antes señalado de jefes y jefas de explotaciones (30 y 70% respectivamente). Desde esta
perspectiva, la Ley no demostraría una desigualdad manifiesta de género.
Un estudio de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA)30, dependiente del
Ministerio de Agricultura, realizó un análisis desde la perspectiva de género respecto de
diferentes instrumentos de fomento y crediticios en la agricultura chilena, entre ellos la Ley
18.450. En este sentido, se tomaron los datos relacionados con este instrumento, en
30
Campos, G., Eguilor, R., López, I. (2010). “Análisis de género de instrumentos de fomento y crediticios en la
agricultura”. ODEPA, Diciembre, 2010.
46
cuanto a cobertura según estrato (pequeña, mediana y gran agricultura), tomando como
base la información entregada por el VII Censo Nacional Agropecuario y Forestal de 2007:
Tabla Nº9: Cobertura de los principales instrumentos del MINAGRI: Ley 18.450
Estrato de VPB
0-100
100-200
200-600
600-1.200
1.200-2.400
Pequeña agricultura
2.400-10.000
10.000-25.000
Mediana Agricultura
2.400-25.000
25.000-100.000
100.000 y más
Gran agricultura
25.000 y más
Total clasificado
(Pequeña-Mediana y
Gran agricultura)
Explotaciones jefatura
femenina
Nº
233
132
143
68
64
640
120
42
162
Explotaciones jefatura
masculina
Nº
503
301
520
249
197
1.770
310
119
429
% Mujeres
8
8
43
4
47
14,5%
810
2.246
26,5%
26,5%
27,4%
Fuente: Qualitas, 2009 a partir del VII Censo Nacional Agropecuario y Forestal 2007.
Como se aprecia en la tabla, la concentración de la cobertura de la Ley de Fomento al
Riego según estrato, para el período 2005/2006 – 2006/2007, se agrupa en la pequeña
agricultura, manteniéndose brechas importantes entre hombres y mujeres, aunque se
debe matizar con el universo de jefes y jefas de explotación (30% y 70%
respectivamente). Estos datos, se complementan con lo informado a la Dirección de
Presupuesto de parte de la Comisión Nacional de Riego en 2010, referente a las
bonificaciones comprometidas de acuerdo al tipo de beneficiario:
Tabla Nº10: Bonificación comprometida por tipo de beneficiario (MM$) en el periodo 2006- 2010
Tipo de
beneficiarios
Pequeños
productores
Empresarios
Medianos
Empresarios
Organizaciones
de usuarios
Total
2006
2007
2008
2009
2010
Total
5.901
8.023
16.272
12.139
20.998
63.333
11.025
13.964
19.162
12.940
9.584
66.675
503
6.074
499
6.584
509
4.284
495
3.326
484
3.753
2.490
24.021
29.070
40.227
28.900
34.819
156.519
25.503
Fuente: CNR Balance de Gestión Integral 2010
Se observa una alta bonificación en los pequeños productores, si bien ligeramente por
debajo del monto asignado a la mediana agricultura (63.333 y 66.675 millones de pesos
respectivamente), muy por sobre Empresarios (2.490 MM$) y Organizaciones de Usuarios
47
(3.753). Además, se puede apreciar que el año 2010, el monto comprometido para
pequeños productores supera ampliamente al resto de los beneficiarios (20.998). En esta
línea, se identifica una importante inyección de recursos a la pequeña agricultura. De
acuerdo a los datos emanados del Balance de Gestión Integral, es posible apreciar la
distribución regional de los recursos, de acuerdo a las bonificaciones año 2010:
Tabla Nº11: Bonificación de Ley de Fomento al Riego Nº 18.450 año
2010 – Distribución por región (M$)
Arica y Parinacota
1.116
Tarapacá
Antofagasta
239
140
Atacama
Coquimbo
1.723
4.371
Valparaíso
Metropolitana
1.667
1.276
O`higgins
Maule
3.277
12.139
Bío Bío
La Araucanía
5.042
2.301
Los Ríos
Los Lagos
698
511
Aysén
Magallanes
256
63
Fuente: CNR Balance de Gestión Integral 2010
En este caso, son las zonas Centro Sur y Centro, las que concentran la mayor cantidad
de recursos que entrega la Ley 18.450. Un dato importante, considerando futuras
estrategias de intervención, que contemplen el mayor impacto posible y el mayor numero
de beneficiados/as. Complementando la información anterior, en la siguiente tabla se
puede advertir el número de prestaciones de la Ley 18.450 a jefas de explotación según
región, a partir del análisis que desarrolla la ODEPA (2010) tomando como base la
información del VII Censo Nacional:
48
Tabla Nº12: Número de prestaciones por instrumento de fomento que las
jefas de explotación declaran haber obtenido en las temporadas
2005/2006 y 2006/2007 – Ley 18.450
País
836
Arica y Parinacota
59
Tarapacá
Antofagasta
3
39
Atacama
Coquimbo
20
151
Valparaíso
Metropolitana
38
21
O`higgins
Maule
42
136
Bío Bío
La Araucanía
112
109
Los Ríos
Los Lagos
30
55
Aysén
Magallanes
9
12
Fuente: ODEPA a partir del VII Censo Agropecuario y Forestal 2007
El número de prestaciones que demuestran las jefas de explotación según distribución
territorial, agrupa la mayor cantidad en las regiones de Coquimbo (151), Maule (136), Bío
Bío (112) y de La Araucanía (109). Similar a la situación anterior, estos datos permitan
contar con un panorama más acabado sobre dónde se concentran las bonificaciones de la
Ley, ya sea en tipo de beneficiario, región, jefas de explotación a nivel regional, etc. Estos
datos, dan cuenta de una efectiva concentración de los aportes que la Ley realiza a la
pequeña agricultura.
Sin embargo, se requiere profundizar estos análisis, considerando que el desglose de
bonificaciones por sexo, no permite visualizar brechas absolutas entre hombres y
mujeres, pues, se debe tener presente que quienes acceden a los beneficios sin ser
personas naturales (empresas, organizaciones, etc.). La pregunta en este último caso,
sería cuánta representación poseen las mujeres como líderes, dirigentas o representantes
legales de estas organizaciones. A continuación se advierte la razón hombre mujer (H/M),
referente al número de prestaciones de la Ley 18.450 período 2005/2006 y 2006/2007:
49
País
Tabla Nº13: Razón entre hombres y mujeres respecto al
número de prestaciones Ley 18.450 obtenido en las
temporadas 2005/2006 y 2006/2007.
2,7
Arica y Parinacota
1,3
Tarapacá
Antofagasta
2,0
0,5
Atacama
Coquimbo
2,1
3,3
Valparaíso
Metropolitana
3,8
3,8
O`higgins
Maule
5,0
2,4
Bío Bío
La Araucanía
2,7
3,4
Los Ríos
Los Lagos
2,5
2,3
Aysén
Magallanes
1,1
1,0
Fuente: ODEPA a partir del VII Censo Agropecuario y Forestal 2007
A partir de esta información, es posible establecer una razón de 2,7 H/M promedio a nivel
país, es decir que por 2,7 hombres que acceden a la bonificación al riego hay una mujer
que lo hace. La relación mayor que el promedio nacional entre las regiones de Coquimbo
(3,3), Valparaíso y Metropolitana (3,8, ambas), O’Higgins (5,0) y la Araucanía (3,4). De
todas ellas, es la región de O’Higgins, en que por cada cinco hombres sólo una mujer
accede a este instrumento, la que demuestra mayor inequidad a favor de los hombres.
Por el contrario, las regiones donde la relación es menor que el promedio nacional y
muestran una relación a favor de las mujeres, se localizan entre Arica y Parinacota (1,3),
Atacama (2,1), y Antofagasta (0,5) con el valor más bajo (la recepción por mujeres duplica
la de los hombres).
Esta información es útil, pues complementa las cifras anteriores y permite contar con un
panorama acabado respecto de qué regiones son las que mayores brechas entre
hombres y mujeres expresan. En este sentido, debiese ser una guía para la toma de
decisiones: por qué se comportan de manera diferenciada, qué ocurre en aquellas donde
las brechas son mayores y en las que son menores e incluso con una relación favorable
para las mujeres, como en Antofagasta.
En la siguiente tabla, se puede observar la evolución que ha experimentado el aporte
estatal en riego y drenaje a través de la Ley 18.450:
50
Tabla Nº14: Aporte Estatal a la Inversión en Riego y Drenaje. Período 2006-2010 (MM$).
Año de resolución de
concursos
2006
2007
2008
2009
2010
Bonificación Comprometida
MM$
25.503
29.070
40.227
28.900
34.819
Fuente: CNR Balance de Gestión Integral 2010
En este sentido, los aportes del Estado se han incrementado, a excepción del año
2008, donde se aprecia un monto superior (40.227 MM$), comparado al de años
precedentes y posteriores. No obstante, el año 2010 el monto se incrementa,
siendo el mayor desde el año 2006 (sin considerar el 2008).
Es interesante destacar algunas conclusiones, que del análisis de algunos datos, señalan
algunos estudios (Irani y Saa, 2010). Tomando como base los datos del VII Censo
Nacional Agropecuario y Forestal, se estima que:
“Se plantea comúnmente que la Ley de Riego reproduce brechas existentes. Esta
afirmación se sustenta en el hecho que los requerimientos legales (título de dominio de la
tierra y de las aguas), técnicos (calidad y rentabilidad del proyecto) y financieros
(capacidad de aporte y prefinanciamiento) que exige este instrumento estarían más
difíciles de cumplir para las mujeres que para los hombres”.
En efecto, una afirmación que se realiza es que la Ley 18.450 reproduce brechas
preexistentes a la Ley, pero que en su comportamiento demuestra altos niveles de
equidad (considerando un 30% de jefaturas femeninas, respecto del total de jefaturas). En
esta línea, el estudio mencionado señala:
- La Ley de Riego cubre efectivamente una proporción un poco menor de explotaciones
con jefatura femenina (entre 20% y 25%) que la que existe en el universo (30%), lo cual
revela una pequeña brecha de acceso.
En este caso, se detecta una leve diferencia entre hombres y mujeres respecto al acceso
global a los beneficios de la Ley, en tanto:
- La proporción de mujeres se mantiene estable en las tres etapas del proceso Ley
(postulación – bonificación – pago). Ello se confirma con antecedentes de años anteriores
(2005 a 2007) que muestran que la proporción de mujeres que han sido seleccionadas
para la bonificación representa entre un 33,3% y un 47,4% del total de mujeres que han
postulado. En el caso de los hombres, esta proporción se sitúa entre 36,1% y 41,5%. Ello
51
significa que existe total igualdad de éxito en el acceso a la bonificación, e incluso que las
mujeres logran una tasa de éxito levemente superior.
En cuanto a las etapas específicas del proceso que involucra la operatoria de la Ley
18.450, según Qualitas, existe equidad y no sólo eso, en algunos casos las mujeres
logran tasas de éxito superiores al de los hombres, como en el caso de la bonificación
para las mujeres jefas de explotación (33,3% a 47,4%), en conclusión “total igualdad de
éxito”.
La cobertura de la Ley de Riego es equitativa si se compara el número de explotaciones y
los montos involucrados. Dicho de otra manera el promedio de montos involucrados son
similares –e incluso un poco superior en caso de las bonificaciones- en las explotaciones
con jefatura femenina que en aquellas con jefatura masculina.
Efectivamente, los datos que revisa Qualitas en el estudio de Irani y Saa (2010), indican
que el comportamiento de la Ley 18.450, hereda brechas (jefaturas de mujeres en un
30%), pero que a partir de ello, incluso manifiesta niveles de equidad superiores (para las
mujeres).
Estos datos, y los que entrega la CNR a través de sus 6 indicadores, así como los que se
desprenden de la ODEPA, si bien detectan algunas brechas, siempre considerando la
línea base de inequidad del 30% de mujeres, en general son menores.
La reflexión que se puede desarrollar de esta información se dirige a tres ideas centrales:
La primera establece las causas de que estas brechas sean tan leves o en algunos casos
las mujeres posean tasas de éxito, por ejemplo, superiores a las de los hombres. ¿Se
debe a acciones realizadas por la CNR? ¿Qué acciones dentro de la operatoria de la Ley
de Fomento al Riego son las que promovieron mayores niveles de equidad? ¿Son
determinadas por variables externas?
Si se considera la información levantada en este diagnóstico, se puede establecer que se
han realizado una serie de esfuerzos por posicionar e implementar acciones dirigidas a
lograr una equidad de género efectiva. Si esto se relaciona con los niveles de éxito de los
proyectos en el que participan mujeres, no es claro. No porque las iniciativas no tengan
impacto, sino más bien por la falta de evaluaciones sistemáticas respecto de qué cosas
han funcionado y cuáles no. Sin esta información, se dificulta la posibilidad de replicar las
prácticas más efectivas y desestimar aquellas que hayan probado tener efectos limitados.
La segunda gran consideración se relaciona con el sentido de fondo con el que se
aborden los objetivos de género en el servicio. Si se desea mantener la inequidad
preexistente (el techo del 30% de jefaturas femeninas), es posible tomar como referencia
y línea de éxito el logro de dicha cifra. En este sentido, se podría afirmar que la Ley no
contribuye a profundizar la brecha y que en algunos casos incluso la revierte en algo. No
52
obstante, de las cifras analizadas queda de manifiesto que incluso tomando como base un
30% de participación femenina, bastantes indicadores no logran llegar a dicha cifra. Por
otro lado, si la meta es contribuir a evitar las inequidades, incluso las preexistentes, se
requeriría implementar acciones afirmativas, especialmente en los segmentos más
vulnerables (pequeña agricultura). En esta línea, cobra relevancia el rol del Estado y sus
instituciones como instancias de redistribución, cohesión social y equidad. No basta con
constatar una situación desigual y no profundizarla, la meta en esta línea, debiese ser
revertirla mediante, por ejemplo, cuotas (45% bonificadas Perfil INDAP, por ejemplo).
La tercera y última observación, es en relación a las cifras levantadas. Este diagnóstico
recopila una serie de números vinculados a la agricultura y las diferencias entre hombres
y mujeres. Se advierten fuentes que desglosan datos según regiones, sexo, niveles
educacionales, tipos de trabajos, cantidad de recursos de los que disponen jefes y jefas
de explotaciones, etc. La pregunta de fondo es qué se hace con ella en la temática
específica de género. La situación óptima sería que ésta sirviese de insumo para la toma
de decisiones. Por ejemplo, si se desean tomar acciones afirmativas, para focalizar los
esfuerzos, hacerlo en aquellas regiones en que se visualicen mayores brechas. Asimismo,
la información que se desprende de las diversas fuentes, puede facilitar la identificación
de zonas donde las mujeres posean mayor participación (el norte) y extraer de estas
experiencias buenas prácticas relacionadas a la utilización de la Ley 18.450. Por el
contrario, facilita el reconocimiento de aquellas áreas geográficas o variables donde las
situaciones de inequidades son más marcadas (VI región).
No obstante, para que la gestión de la información desagregada por sexo tenga un
impacto efectivo en modificar situaciones de inequidad sin sólo consignarlas, se requiere
concebir la dimensión de género como un tema de relevancia estratégica, por ende,
transversal a los diversos servicios que entrega la organización. Sólo de esta manera, se
podría promover una aplicación concreta del enfoque de género y tender hacia niveles de
mayor equidad, en este caso, mediante la Ley 18.450.
53
VII.
DIAGNÓSTICO CUALITATIVO SEGÚN ETAPA:
Etapa de Difusión
Descripción de la Etapa: La etapa de difusión, no corresponde a una instancia
formalmente establecida dentro de la Ley 18.450, es decir, no es un requisito legal dentro
de su proceso de implementación, a diferencia de lo que sucede con la Postulación,
Bonificación y Recepción de Obras. Sin embargo, se ha incluido, pues a partir de la
información levantada a través de la revisión bibliográfica y de las entrevistas realizadas,
cobra importancia su inclusión como etapa de la Ley de Fomento al Riego.
En el primer informe de esta consultoría, se presentaron una serie de acciones llevadas a
cabo en cuanto a difusión de la Ley 18.450, especialmente vinculadas a la dimensión de
género. En este plano, se mencionó la campaña “Mujer más claro echarle agua”, así
como, una serie de materiales confeccionados para difundir en las mujeres agricultoras
los beneficios de la Ley de Fomento al Riego. Además se elaboraron cápsulas radiales
para ser comunicadas en diversas radios rurales.
En la fase del estudio correspondiente al levantamiento de información a partir de las
entrevistas efectuadas a informantes claves, la difusión emerge asociada no sólo a
temática de género, sino que a nivel general de cómo se comunica a los/as posibles
beneficiarios/as los alcances de la Ley 18.450.
Al respecto, se observa un segmento que recurrentemente postula a la Ley, conocen los
mecanismos, han sido bonificados previamente. Estos/as usuarios/as se les reconoce
como empresarios/as medianos/as que, en muchos casos han evolucionado y en la
actualidad constituyen el segmento de grandes empresarios, otros beneficiaros postulan
en alguna ocasión específica, su proyecto es bonificado y luego de varios años vuelven a
postular. Otro segmento postula una sola vez y, finalmente, los que están recién
comenzando a conocer cómo postular, algún concurso nuevo, como el de energías no
renovables, que comienza a interesar a nuevas personas y organizaciones.
No obstante, y a pesar que se observa que los concursos de la Ley 18.450 han ido
abarcando segmentos cada vez mayores de beneficiarios/as (pequeños/as agricultores y
agricultoras, organizaciones de regantes, organizaciones de canalistas, medianos y
grandes empresarios, proyectos asociados a energías renovables, proyectos asociados a
reconstrucción post terremoto, etc.), no ha logrado ser conocida de manera masiva en el
sector agricultura. Esta opinión se respalda con la experiencia personal de algunos/as
entrevistados/as que comentan que, en sus labores diarias, en asesorías en terreno u
otras actividades, encuentran personas que desconocen los alcances de la Ley de
Fomento al Riego.
Asimismo, se respalda esta opinión en el hecho de que las personas, organizaciones y
empresas que postulan a la Ley, muchas veces han postulado e, incluso algunas
empresas, las más grandes, postulan a varios proyectos al mismo tiempo y diferentes
54
concursos o dentro de un mismo concurso (mientras no se contravengan los requisitos de
la Ley, como bonificar la misma superficie de riego con dos proyectos distintos).
Este hecho también respondería a, que históricamente la Ley era utilizada básicamente
por medianos y grandes agricultores/as del país. Es reciente, a comienzos de 2000 se
empieza un trabajo de focalización en la pequeña agricultura y la agricultura empresarial,
difundiendo los beneficios de la Ley en estos estratos y viendo cómo los requerimientos
técnicos y legales podían ser cumplidos por estos usuarios/as. A partir de este momento
se produce una participación más masiva; se aumenta el financiamiento de los concursos
para estos estratos y se diseñan concursos específicos para ellos.
De todos modos, se estima que, considerando los años en que existe esta Ley, el número
de postulantes debiese ser mucho mayor. Se reconocen esfuerzos en este plano,
especialmente en los últimos años, pero se cree que aún queda un gran trecho por
avanzar en materias de difusión.
Cabe destacar, que las menciones en este ámbito, no se refieren directamente a la
difusión de género, es decir cómo las mujeres agricultoras podrían utilizar y conocer los
beneficios de la Ley de Fomento al Riego, sino al conocimiento de la Ley en general. No
se mencionaron las acciones antes nombradas: la Campaña “Mujer más claro echarle
agua”, el material de difusión, etc. Sin embargo, este hecho se puede explicar en parte,
debido a que no fue incluida como área de indagación en levantamiento de información,
sino que emergió de manera espontánea.
Por este motivo, de parte de uno de los participantes del estudio, se menciona que para
subsanar esta situación, no es necesario efectuar una campaña específica para hombres
y mujeres, ya que según su perspectiva, la Ley no distingue y no es parámetro de
concurso ser hombre o mujer, sino el fomento al riego; contar con los derechos de agua,
con la tenencia (arrendamiento y usufructo incluidos).
No obstante, esta visión no es contraria a campañas de difusión específicas en materias
de género, pues se reconoce que en los segmentos de pequeños y pequeñas
agricultoras, en la pequeña agricultura en general, la presencia de mujeres es importante,
sino más bien, que no es posible aspirar a difundir entre las mujeres los alcances de la
Ley 18.450, si esta es desconocida de manera general por los distintos segmentos que
podrían postular a ella. Sin embargo, se estima de parte de esta consultoría, que las
campañas específicas de género, constituyen una acción potente en la línea de revertir
una situación diagnosticada previamente: Que las mujeres agricultoras requieren de
acciones afirmativas que fomenten su participación en la Ley. Desde esta perspectiva, se
cumple el rol del Estado de evitar la reproducción de inequidades entre hombres y
mujeres, mediante acciones afirmativas.
Barreras de género: Como se ha descrito anteriormente, en esta etapa se identifica una
barrera que trasciende a la dimensión de género y engloba a todos los segmentos que
postulan a la Ley: El desconocimiento que aún persiste sobre los beneficios de la Ley de
Fomento al Riego.
55
Desde esta óptica, se estima que la Ley es utilizada por personas, organizaciones o
empresas, que de algún modo han tenido contacto con ella y luego ya en conocimiento,
continúan postulando a sus beneficios. Algo que en sí, no se observa como un aspecto
negativo, pues la Ley lo permite. Sin embargo, el problema radicaría en que la renovación
de postulantes, o de nuevos postulantes a los diversos concursos, no se desarrollaría con
la magnitud esperada. De todos modos, cabe señalar que ampliar la cobertura de la Ley,
no constituye un objetivo estratégico explícito de la CNR.
Algunas de las razones que se esgrimen para explicar este hecho, es la necesidad de
contar con un plan integral de difusión, que masifique su conocimiento y uso en el sector
agricultura, a nivel metropolitano y en regiones. Aunque, como se mencionó
anteriormente, se observan esfuerzos en este ámbito. A su vez, en el primer informe se
describieron las acciones que en este plano se han efectuado en cuanto a género. Su
impacto puede quedar invisibilizado a nivel global, pues se focaliza en mujeres
agricultoras y del estrato que más requiere ayuda (pequeña agricultura, Perfil INDAP) y a
la falta de un plan general que sea útil para comunicar a todo los segmentos los
contenidos de la Ley 18.450, no sólo de su existencia, sino de cómo se postula a ella.
Además, esta situación podría reflejar la necesidad de que el área de comunicaciones de
la CNR, incluya la dimensión de género de manera transversal, con el propósito de realzar
las intervenciones que se han efectuado en esta materia.
Un segundo motivo, serían las propias características de la Ley. En esta línea, se estima
que la Ley de Fomento al Riego, posee algunas particularidades que la constituyen en un
instrumento bastante técnico en cuanto a los requisitos que deben reunir las personas y
organizaciones que deseen acceder a sus beneficios.
La operatoria mediante consultoras, los requisitos técnicos y legales, la tenencia de la
tierra, los derechos de agua regularizados, la modalidad de pago contra obras finalizadas
que pueden prolongarse por algunos años (lo que implica conseguir financiamiento para
desarrollarlas), entre otros aspectos serán profundizados en las siguientes páginas,
podrían constituir barreras para su masificación.
Relacionado estrictamente a la temática de género, los elementos mencionados se
traducen en barreras aún más presentes. Ello considerando que las mujeres, presentes
sobre todo en la pequeña agricultura, son quienes mayores problemas demuestran para
acreditar derechos de aguas, títulos de tierras, etc. La necesidad de comprender aspectos
técnicos y legales que involucra la postulación a la Ley 18.450, podrían representar
barreras que desincentivan su uso en las mujeres.
Etapa de postulación
Descripción de la Etapa: Esta instancia corresponde a la de mayor complejidad en
cuanto al proceso de operacionalización de la Ley de Fomento al Riego. En ella se
reciben los proyectos, previo contacto con las consultoras que realizan la presentación de
éstos, se revisan y evalúan de acuerdo a los requisitos técnicos y legales que establece la
56
Ley, se ingresa la información a los sistemas computacionales de captura de datos y,
finalmente, se decide cuáles han sido aceptados y cuáles son aptos para ser bonificados
una vez realizadas las obras.
A grandes rasgos, se podría agrupar los proyectos según tipo de obras y el tipo de
usuario/a que postula. En primer lugar, proyectos de obras intraprediales, que implican
tecnificación de riego (aspersión, por goteo, etc.) y donde postulan personas naturales
(hombres y mujeres) y personas jurídicas (empresas), que constituyen el porcentaje
mayor del universo de postulantes.
En segundo lugar, proyectos extra prediales, que involucran obras de riego (revestimiento
de canales, entubamiento, construcción de sifones, etc.), al que postulan organizaciones
de usuarios (Juntas de Vigilancia, organizaciones de canalistas, etc.).
Finalmente, destacar que los fondos con los que cuenta la Ley 18.450 (sobre 40 mil
millones de pesos), no se discuten en el presupuesto nacional cada año, sino que
provienen directamente del Tesoro Público. Ello implica que posee mayor certeza, pues
se asignan de manera diferente al resto del presupuesto nacional y su variabilidad es
menor (no se debe negociar año a año).
Sistema computacional de registro y forma de postulación: Como se mencionó
anteriormente, la CNR cuenta con un sistema de registro computacional donde quedan
ingresados los proyectos que postulan, las bonificaciones y los proyectos que finalmente
han cumplido con las obras.
A partir del trabajo desarrollado en el marco del Programa de Mejoramiento de la Gestión
(PMG) de Género, se establecieron seis indicadores específicos en esta materia, así
como el desglose de la información según sexo. Este hecho ha significado un gran
avance para contar con datos que permitan visualizar el comportamiento de la Ley 18.450
en temáticas de género.
En esta línea, desde el año 2011, la postulación a los concursos que establece la Ley se
realiza exclusivamente por medio de Internet, lo que ha facilitado contar con el panorama
global del comportamiento de la Ley de Fomento al Riego en cuanto a género en sus
diversas etapas.
En la actualidad, la información con que cuenta la CNR respecto de la Ley 18.450,
constituye el universo completo de las postulaciones. Antes de este avance, se debía
ingresar la información a nivel nacional a partir de los formularios en papel que llenaban
los postulantes, lo que se traducía en un proceso engorroso de sistematización de toda la
información.
El requisito de postulación vía internet se comenzó a implementar a partir del año 2009,
específicamente en el segundo semestre. El 2010 se logró un 98% de postulación por
medio de Internet, sólo quedando un porcentaje marginal que lo hizo mediante papel.
57
El proceso de postulación: la Ley de Fomento al riego establece vía concurso público,
según estrato (pequeña, mediana, gran agricultura), zonas (Norte, Centro, Sur), tipo de
obras (intra y extra prediales), y tipo de beneficiarios (personas naturales, personas
jurídicas, organizaciones de usuarios), varios concursos al año a los que se puede
postular.
En este sentido, no existe un concurso específico para hombres y mujeres. Sí se han
implementado concursos exclusivos para pequeños/as agricultores/as (perfil INDAP),
donde se asume que postula un número importante de mujeres como personas naturales
que requieren de apoyo para llevar a cabo sus proyectos y acceder a los beneficios de la
Ley 18.450. Al año, considerando los criterios antes expuestos, se pueden realizar 20
llamados a concursos e incluso más.
Desde la creación de la Ley, se ha modificado la segregación de los concursos, de
acuerdo a las necesidades del entorno y a los objetivos estratégicos del servicio, así como
de las autoridades del sector agricultura. Prueba de ello, fue la realización, el año 2010,
de concursos especiales para la reconstrucción de obras post terremoto.
De igual modo, durante el año 2011 se llevó a efecto un concurso exclusivo para la
pequeña agricultura con perfil INDAP y para el año 2012 se está planificando realizar dos
concursos de este tipo para beneficiar a hombres y mujeres del estrato que más requiere
apoyo para acceder a la Ley 18.450 y que puedan competir en igualdad de condiciones.
Se observa que, un alto porcentaje de los proyectos son de empresas, personas jurídicas,
por lo tanto, los proyectos que presentan hombres o mujeres es menor en relación a
empresas y organizaciones. Esta situación se puede observar en el siguiente cuadro,
elaborado por la CNR:
Tabla Nº 15: Proyectos postulados en concursos resueltos año 2005- oct. 2011
Estrato
Empresario Grande
Empresario Mediano
Organización de Pequeños
Organización de Usuarios
Pequeño Empresario Agrícola
Pequeño Productor Agrícola
Total general
Mujer
10
563
3
422
200
1.198
Hombre
48
2.489
3
NC
413
5.514
2.776
Total
471
8.566
2.782
1.386
609
4.535
348
1.915
125
11.091
348
3.723
934
16.824
Fuente: CNR 2011
De la información presentada, se puede apreciar que, efectivamente en la postulación de
proyectos en el período 2005-2011, el número de personas naturales es menor al de
personas jurídicas y organizaciones de usuarios, agrupados en la categoría NC (No
Corresponde, a personas naturales). Ello es válido para todos los estratos, excepto para
el de pequeño productor agrícola, en el que se observa una presencia mayor de hombres
y mujeres. En esta línea, las acciones que se han desarrollado para apoyar este estrato
58
son coincidentes con los datos, a partir de las propias iniciativas de la CNR, como el
convenio con INDAP.
Productores Perfil INDAP: De acuerdo a la información levantada, tanto en la primera
como en esta segunda etapa de esta consultoría, queda claro que el estrato al que se han
dirigido la gran mayoría de las acciones de género, es el de se define como Perfil INDAP,
localizados en la pequeña agricultura. Por este motivo, se aborda en mayor profundidad
este segmento específico en este sub apartado.
Se estima que, considerando que la Ley como instrumento es una herramienta
relacionada al fomento a la inversión, sus características se adecuan de mejor modo a
medianas y grandes empresas, se ha requerido dotar de apoyos y asesoramiento a los
pequeños y pequeñas agricultores para que puedan acceder a la Ley. De igual modo, se
menciona que la decisión de incorporar este perfil más social como beneficiario de la Ley,
responde a los lineamientos de los gobiernos, hace ya varios años. De hecho en la Ley
inicial no estaban incluidos, pero en una modificación realizada hace más de diez años, se
incluyó a los pequeños productores. Incluso, se comenta, a los pequeños que tenían
convenio con INDAP se les daba puntos adicionales, porque se entendía que era un
estímulo para que participaran. Entonces, se enfocaba como política de Estado, situación
que se mantiene en la actualidad.
En esta línea estuvieron los cambios que experimentó la Ley, cuando se realizaron las
adecuaciones para su prórroga en el año 2008, en el sentido de incrementar el porcentaje
de bonificación a este segmento hasta el 90% y a los pequeños empresarios agrícolas un
80%. Desde esta perspectiva, se identifica el trabajo con el estrato adherido a Perfil
INDAP y específicamente a las mujeres como un interés por favorecer a las mujeres y por
favorecer a quienes más lo necesitan. Al respecto, una de los/as entrevistados/as
manifiesta, “Porque ese es el rol del estado, ayudar a la gente que tiene mayores
necesidades que por sí solas no lo pueden lograr”.
Con el propósito de alcanzar este objetivo, se estableció una alianza estratégica con el
INDAP, donde este servicio se hace cargo de un proceso de acompañamiento,
capacitación y asesoramiento a los pequeños productores que son definidos como Perfil
INDAP y que se encuentran en proceso de postular a la Ley de Fomento al Riego.
En este plano, INDAP se encarga de los proyectos que postulan, desde el proceso de
revisión, si tienen observaciones es este servicio el que se encarga de coordinar con
los/as profesionales consultores/as la respuesta y mejoramientos necesarios, que se
entreguen los antecedentes requeridos en los plazos estipulados y se regularice cualquier
detalle que pueda suponer que un proyecto no quede aceptado. Es decir, en muchas
ocasiones actúan de intermediarios entre la CNR y los pequeños y pequeñas
productores/as y de éstos/as con los/as profesionales que presentan los proyectos.
INDAP posee varios instrumentos, tiene pre financiamiento para la consultoría y también
para la ejecución de las obras. Licita en forma previa a consultores para que preparen los
estudios, hacen una supervisión de esa elaboración de proyecto y en la actualidad se está
59
trabajando para que efectúen un seguimiento post – bono, o sea, una vez que los
proyectos son bonificados, saber cómo va la construcción, hacer la supervisión en
conjunto con la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) del Ministerio de Obras Públicas,
que ve en terreno la construcción de las obras y trabajar en forma conjunta para que
ningún proyecto que obtenga bono quede abandonado. Una situación bastante recurrente
en este estrato, de acuerdo a lo señalado por los participantes del estudio. Cabe señalar,
que la forma en que opera la Ley.
A pesar de los avances en el convenio con INDAP, se perciben espacios del trabajo que
realiza este servicio, que no son conocidos a cabalidad por los miembros de la CNR,
zonas grises que se asume actúan bajo los criterios de trabajo que desarrolla INDAP.
Esta situación puede responder al hecho de que la alianza estratégica establecida, a partir
de lo referido por los y las entrevistadas, se encuentra en pleno proceso de
profundización, por lo tanto es esperable que el conocimiento mutuo de ambos servicios,
no esté completamente zanjado.
Participación de Mujeres en la Ley de Fomento al Riego: Respecto de la postulación
de mujeres en los proyectos se estima que desde el año 2005 a la fecha, las mujeres que
son propietarias o que presentan proyectos, es aproximadamente de un 20% a 30% en
relación a los hombres. Se cree que es un porcentaje bajo, pero que responde a
inequidades que anteceden a la Ley y que se relaciona directamente con la tenencia de la
tierra y derechos de agua, en su mayoría en manos de hombres.
A su vez, se afirma que es difícil constatar la total magnitud de participación de mujeres,
pues descontando las personas naturales, lo que atañe a empresas y organizaciones de
usuarios no es posible identificar a hombres o mujeres en ella. En el caso de las
empresas (personas jurídicas), se podría hacer una aproximación por medio de sus
representantes legales, pero quienes conforman las sociedades, es prácticamente
inviable producto de la manera en que éstas se estructuran: No se sabe cuáles son los
miembros de las sociedades, además que se crean sociedades dentro de las sociedades
por los temas de particiones, lo que hace imposible identificar el número de hombres y
mujeres en ellas.
En cuanto a las organizaciones de usuarios, habría que indagar en la conformación de las
directivas, cuánta representación en ellas hay de mujeres. El dato se podría obtener
indirectamente, pues no está disponible en los sistemas de registro. De todas maneras,
de acuerdo a la experiencia de los/as entrevistados/as, se opina que la representación de
las mujeres en las directivas de las organizaciones de usuarios, en las comunidades de
agua, Juntas de Vigilancia, etc., es bastante baja, producto de las características del
medio agrícola que es bastante reticente a la participación de mujeres en cargos de
decisión. En las reuniones que se realizan en terreno, en regiones, se aprecia este
fenómeno: Un número reducido de mujeres participando. Se observa una mayor
presencia femenina en la zona norte, pero siempre con predominancia masculina.
Respecto de las características de las mujeres que postulan en estratos que no
corresponden a la pequeña agricultura (pequeños productores y productoras y pequeños
60
empresarios y empresarias), se comenta que el perfil no ha sido estudiado en
profundidad, no se ha levantado información. En esta línea, se observa que las mujeres
de la mediana y la gran empresa en general, poseen menor presencia (aunque de
acuerdo a la tabla Nº15, la mediana empresa posee un presencia importante de mujeres)
y de acuerdo a la opinión de los entrevistados, debiesen poseer mayores herramientas y
recursos para desenvolverse, conseguir financiamiento, elaborar proyectos sustentables
en conjunto con las consultoras, sin embargo se admite que podrían experimentar
barreras de género que no han sido diagnosticadas.
Las acciones se han concentrado en el segmento más vulnerable y que requiere de
mayor apoyo. De acuerdo a la experiencia acumulada en terreno y en asesorías técnicas
legales, se ha determinado que las mujeres de este estrato son quienes más barreras
presentan; los horarios de las reuniones se realizan cuando las mujeres deben atender las
necesidades del hogar y la familia, el esposo es asalariado y la preocupación del predio
también recae en la mujer, por ende, los temas relacionados al riego, a sus mejoras, van
en directo beneficio de ellas. Se ha focalizado en la pequeña agricultura, pues por temas
de género se ha identificado como el segmento más crítico.
El rol de las consultoras: Dentro de los requisitos que establece la Ley 18.450, se
encuentra definido que cada postulante, sea persona natural, jurídica u organización de
usuarios, deberá presentar sus proyectos mediante una empresa consultora. Estas
empresas consultoras poseen características que las diferencian en dos grandes tipos:
Empresas consultoras, de gran magnitud dedicadas a este rubro y que pueden asesorar
varios proyectos al mismo tiempo, y consultores particulares, que pueden ser hombres y
mujeres.
Una tercera categoría podría estar constituida por aquellas empresas consultoras que son
constituidas por empresas de agricultura, u organizaciones de usuarios, que crean su
propia empresa consultora para presentar sus proyectos y, de este modo, abaratar
costos. Con esta modalidad, se genera un mayor control sobre el proceso de postulación,
pues no dependen de una instancia externa, sino que la consultora es parte de la
empresa agricultora que está postulando. Sobre esta última categoría, claramente es
viable en caso de aquellas empresas, personas naturales u organizaciones de usuarios
que cuentan con los recursos y personal técnico necesario para realizarla.
Para estar validado como consultor, se requiere ser parte del registro nacional que posee
la Comisión Nacional de Riego y para estar inscrito tiene que demostrar algún
conocimiento en riego o tener título de algún profesional relacionado, de otro modo, las
asesorías no son legítimas y no podrá presentar proyectos a la Ley 18.450.
En este sentido, la CNR no trabaja directamente con el usuario (personas naturales o
jurídicas), sino a través de estas consultoras. Por este motivo, el éxito de la postulación de
proyectos depende en gran medida de la habilidad de la consultora, de su diligencia, para
conseguir los papeles requeridos (títulos de tierras, regularización de ser necesario,
derechos de agua, etc.), ir al Conservador de Bienes Raíces, y todos los trámites
asociados. Con un trabajo bien efectuado, la probabilidad de observaciones de parte de la
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CNR disminuye exponencialmente. A su vez, de haber observaciones, también dependerá
del trabajo de la consultora el que se responda y se realicen las adecuaciones pertinentes
en los plazos estipulados por la Ley.
En este plano, uno de los nudos críticos que se detectan, es el bajo interés que generan
los proyectos de la pequeña agricultura en la mayoría de las consultoras. Los proyectos
que se presentan en este segmento, son en general de menor cuantía en relación al resto
de los estratos, por lo tanto los montos asociados son menores y las ganancias para la
consultora también. Además, el riesgo es alto, pues muchos proyectos que son
bonificados, no logran ser financiados por los usuarios/as y quedan inconclusos, no
pudiéndose hacer efectivo el pago (que se realiza contra obra terminada).
Se advierte un bajo interés por presentar proyectos Perfil INDAP, especialmente en las
grandes empresas consultoras, las que se orientan en mayor grado a los proyectos de
medianas y grandes empresas agricultoras. Quienes suelen postular proyectos de
pequeña agricultura son, en general, personas individuales.
Desde esta perspectiva, se observa que una posible barrera, que afecta a proyectos de
alto riesgo (pequeña agricultura), es decir, aquellos donde existe una presencia numerosa
de mujeres, está determinada por la manera en que se estructura la demanda de los
proyectos. En este sentido, son las empresas consultoras las que definen qué productos
se presentan y cuáles no. Es su decisión trabajar o no con un proyecto (postularlo). Las
estadísticas indican que los recursos de la Ley se concentran en aquellas zonas
geográficas donde la agricultura (el riego) se desarrolla de mejor manera (zona centro
sur), esto constituye para las consultoras un sector atractivo económicamente, pues se
asegura la realización de las obras, su viabilidad y, por lo tanto, el cobro del servicio
prestado.
Es decir, las empresas consultoras son las que seleccionan en definitiva, qué proyectos
presentan y cuáles no. En esta materia la CNR no posee atribuciones para obligar a una
empresa consultora ya que se trata de un contrato entre privados. La única atribución que
posee la CNR, aunque sea indirecta, es la definición de la base concursal: Pequeños
agricultores, mediana empresa, gran empresa, tipo de obras (extra o intraprediales), por
macro zonas (Norte, Centro, Sur, etc.). Por estas razones, la posibilidad de que un
proyecto de pequeños productores o productoras, quede sin consultor, es efectiva: No
logra ser lo suficientemente atractiva para el mercado.
Las empresas consultoras pueden postular con varios proyectos de un mismo usuario/a
se presenta un proyecto y en otro concurso se presenta el mismo proyecto, o se postulan
distintos proyectos de diversas obras: Revestimiento de canales, riego por goteo,
aspersión, etc. No se hacen diferencias si algunas personas han sido bonificadas
previamente, pueden volver a presentarse. Dos proyectos no pueden beneficiar a la
misma superficie de riego.
Para las grandes empresas consultoras, presentar varios proyectos a la vez (de un mismo
usuario/a o de diferentes usuarios/as), no constituye mayor problema, pues cuentan con
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las personas y la infraestructura para hacerlo. Sin embargo, para consultores individuales,
es más difícil lidiar con varios proyectos, pues ello implica reunir muchos papeles,
conseguir poderes, regularizar tierras y aguas, etc.
En cuanto a temáticas relacionadas a género, dentro de los indicadores que se
construyeron en el marco del PMG, se construyó uno donde se identifica la diferenciación
por consultoras, consultores y empresas. Este indicador tuvo como propósito evaluar el
comportamiento del trabajo de las consultoras, detectar posibles diferencias entre el
trabajo de acompañamiento, considerando variables de éxito de los proyectos
presentados (proyectos bonificados y proyectos pagados- con obras finalizadas).
En este sentido, se menciona que si bien no se observan grandes diferencias, sí se ha
podido determinar que aquellos proyectos presentados por consultoras mujeres, poseen
leves ventajas de éxito respecto de sus pares hombres y de empresas consultoras.
De acuerdo a la experiencia de los participantes, se estima que las consultoras son más
detallistas que los hombres y que en algunos casos, su compromiso con la formulación y
presentación de los proyectos es un tanto más acucioso. Proporcionalmente las mujeres
demostraron porcentajes de admitidos a concurso, independiente que no obtuvieran el
bono.
En relación a la pequeña agricultura y en cómo generar un marco que les facilite la
postulación, se estima de parte de uno de los participantes del estudio, que podrían
efectuarse acciones para lograr que ellos sean sus propios consultores, si tienen la
experiencia y capacidades. Este hecho significaría de inmediato una reducción de costos.
No obstante, se advierte que el proceso de acumulación de papeles, de regularización de
dominios, poderes, etc., es complejo para las propias empresas consultoras, por ende,
para pequeños y pequeñas agricultoras será todavía más.
Se menciona que se han llevado a cabo cursos de presentación de proyectos, pero estos
han estado dirigidos a los consultores o profesionales que quieren ser consultores. De
todos modos, se señala que si no es posible convertir al pequeño y a la pequeña
productora en consultores, sí se podrían establecer mecanismos de entrega de
herramientas para que comprendan el proceso de formulación y diseño de proyectos y, de
esta manera, tener mayor control y entendimiento del trabajo que realizan las empresas
consultoras.
Se añade que para ser consultor se debe provenir de una carrera como agronomía o
ingeniería civil agrónoma. No obstante, el porcentaje de mujeres en estas disciplinas
también es menor al número de hombres que las estudian. Por lo tanto, en este aspecto,
las barreras se van generando desde antes también e influye en el número de mujeres
consultoras. Se menciona que “El mundo del agro en sí es discriminatorio para las
mujeres”. Desde esta perspectiva, es posible asumir que a las mujeres consultoras, les
será más difícil postular un proyecto de una gran o mediana empresa, por ejemplo, que
esté a cargo de hombres, pues no contará con la validación y confianza de los
usuarios/as, que asumirán que una mujer no entiende de “campo”.
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Evaluación de proyectos: El proceso de revisión de proyectos está a cargo de la CNR y
en él se les otorgan puntajes a los postulantes de acuerdo a la categoría que establece el
concurso. En esta instancia se evalúan dos grandes ámbitos: El técnico y el Legal. Si el
proyecto es admitido, se le bonifica, es decir, se le entrega la bonificación correspondiente
dependiendo del estrato del concurso (en el caso de los pequeños y pequeñas
productoras, la bonificación llega al 90% del monto del proyecto). Bono que se hará
efectivo una vez que la obra sea finalizada.
El tiempo que transcurre entre la bonificación y el pago efectivo puede prolongarse hasta
por tres años dependiendo de la magnitud de las obras. Por este motivo, especialmente
en los usuarios/as Perfil INDAP, cobra relevancia el seguimiento y acompañamiento que
se realice a los proyectos, pues deben conseguir financiamiento (INDAP también gestiona
herramientas de financiamiento) y desarrollar las obras. En este estrato más vulnerable,
existe una posibilidad cierta que el proyecto quede abandonado.
A los proyectos que postulan, se les asigna un puntaje, una vez que han cumplido con los
requerimientos legales y técnicos, se elabora una lista de mayor a menores puntajes, y se
establece un punto de corte de acuerdo a los fondos con los que cuente el concurso.
Los criterios de asignación de puntajes están definidos, a grandes rasgos, por la
superficie/costo que cubre la iniciativa, contando con mayor puntaje los proyectos que
poseen una superficie de riego mayor, así como el costo por hectárea asociado (mientras
menor el costo, mayor el puntaje), el número de beneficiarios, hasta antes de las
modificaciones de la Ley “Antes si importaba el número de gente, ahora no, incluso la
forma de cálculo varió, la focalización varía. Antes se contaba un tranque acá todos aguas
arriba eran beneficiarios, y se hacía otro pedacito se contaba hacia arriba de nuevo.
Ahora es lo que realmente beneficias, con cada revestimiento cuánta agua ahorras”.
Producto de estas posibles distorsiones, donde se incluía a beneficiarios indirectos en los
proyectos, este criterio fue sustituido. En la actualidad, la variable que más puntaje
entrega es el costo del proyecto y el aporte que cada postulante entrega a la iniciativa.
Los proyectos más competitivos tienen más posibilidades de obtener el bono.
Desde esta perspectiva, se considera que las empresas- grandes y medianas- ponen
aportes propios, no solicitan todos los recursos, pues están en condiciones de hacerlo.
“Ellos lo pueden financiar de otras maneras; en cambio, un pequeño productor, sea mujer
u hombre, tiene que pedir toda la plata porque no tiene para construirlo, entonces su
proyecto en relación al costo por hectárea es mayor, por lo tanto le va a dar menor
puntaje, tienen menos posibilidad de ganarse el bono”, por este motivo, se establecieron
concursos donde la pequeña agricultura compite con proyectos de similares
características “.
Aspectos Técnicos: Este ámbito de evaluación está dirigido a constatar la coherencia
técnica de los proyectos que se postulan. En este sentido se verifica que el agua de la
que se dispone sea consistente con las hectáreas de riego, en palabras de un participante
“si tienes un litro, puedes regar un hectárea, si tienes diez, diez hectáreas y si tiene un
litro, no puede decir que va a regar diez por ejemplo”. Se estima, eso sí, que la parte
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técnica es un área que no supone mayores problemas para los proyectos, porque hay
especialistas, profesionales que diseñan y poseen los conocimientos necesarios para
velar por que estos cumplan con los requisitos necesarios, tanto agronómicos, como
hidráulicos.
Desde esta perspectiva, se indica que las barreras que existen para las propuestas son
mínimas, pues todos los aspectos están normados y son diseñados por las consultoras “si
voy a diseñar para un pequeño agricultor cinco hectáreas o para un mediano cincuenta, y
para un grande cien, las consideraciones técnicas son las mismas, no hay diferencia”. En
este plano, se señala que la calidad tiene que ser la misma.
No obstante, se menciona que es más caro, proporcionalmente, levantar un proyecto
pequeño en cuanto al costo, que uno grande, pues el costo del consultor, el costo de los
papeles, va a ser lo mismo que para uno grande. En los proyectos más pequeños sus
costos, comparativamente a uno grande, son más altos. Ello, porque va a necesitar una
infraestructura mínima para una superficie determinada, por muy pequeña que sea la
superficie beneficiada, por ende, los costos no se prorratean tanto como en el caso de los
proyectos grandes, donde la infraestructura será aprovechada al máximo en una
superficie de riego mayor. Como se revisó en la primera parte de este informe, las cifras
son claras en sindicar a las mujeres como las poseedoras de explotaciones de menor
superficie. Este aspecto, entonces, representa una barrera directa para ellas.
El tema de la superficie también es considerada una diferencia significativa, como se
analizó anteriormente, para conseguir un consultor que baje los costos de presentación o
elaboración del proyecto, considerando que los montos involucrados son más bajos. En
esta línea, se comenta que hay pocos consultores y eso, en algunos casos,
particularmente los de la pequeña agricultura, pueden constituirse en una barrera de
entrada. Lo que se traducen en un mercado disponible acotado para levantar proyectos.
Este fenómeno afectaría tanto a la pequeña agricultura, las mujeres y las etnias. En este
plano, el problema estaría radicado en la pequeña agricultura como un todo, pues los
grandes empresarios no tienen problemas “los grandes pagan, incluso, con o sin
proyecto, hay algunos que necesitan del proyecto y del bono digamos, ganarse el
proyecto para levantar el proyecto y ejecutarlo porque hay que financiarlo, pero los más
grandes y los medianos más grandes, sí o sí tienen que pagar y mejorar su eficiencia de
riego, por lo tanto, lo van a ejecutar, con o sin Ley”.
Una vez más, salen a relucir las dificultades que afectan a las mujeres, a las
explotaciones de menor superficie, se suman los datos que establecen a las mujeres
rurales como el segmento donde se concentra la pobreza, por ende, menor control y
acceso a recursos de toda índole.
Aspectos legales: Esta dimensión está determinada por los elementos de los proyectos
que se orientan a demostrar con qué agua se dispone para regar (derechos de aguas) y
en qué predio voy a regar (títulos de tierras, usufructo, arrendamiento, etc.). El punto
nodal de este aspecto a evaluar, está constituido por las tierras y los derechos de agua.
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De acuerdo a las opiniones de los participantes del estudio, las causas centrales por las
que no son admitidos (se “caen”) algunos proyectos, son la acreditación de predios y de
derechos de agua, las formas en que se presentan, los permisos y autorizaciones,
aspectos, que se estima, no dependen tanto del solicitante, sino de la Dirección General
de Aguas o la Comisión Nacional de Medio Ambiente.
En la etapa de revisión, en los distintos estratos, se comenta que se realizan
observaciones producto de muchos factores. Las mayores observaciones se efectúan
cuando el proyecto está mal presentado (faltan documentos o están mal extendidos) o
hay problemas en inscripciones, las que pueden ser subsanadas en el período de
respuestas que estipula la Ley de Fomento al Riego. De todos modos, se advierte que es
baja la frecuencia de los proyectos que son rechazados por aspectos legales.
En esta línea, se indica que los motivos de que los proyectos no sean aceptados, se
entremezclan entre elementos técnicos y legales. En algunas ocasiones la parte legal está
en regla, pero técnicamente se identifican deficiencias: el proyecto requiere más agua de
la que está acreditando, por lo tanto no es válido. Otras, la iniciativa es técnicamente
sustentable, pero los derechos de agua, o los títulos de las tierras no están regularizados.
Asimismo, en este plano se hace hincapié en que la Ley no genera discriminaciones y que
los requerimientos son iguales para hombres y mujeres. Al respecto, se comenta que
puede resultar un tanto inflexible, pues de esa forma está estructurada la Ley. No
obstante, se señala que ante situaciones anómalas que puedan afectar a mujeres, se
solicitan antecedentes para garantizar que éstas no están siendo engañadas. Por
ejemplo, un predio y derechos de agua a nombre de la mujer y se presenta el marido
postulando el proyecto y afirma que está en sociedad conyugal.
En cuanto a requisitos y aspectos legales estaba bien, sin embargo, de todos modos los
abogados encargados, solicitan un poder y declaración delegatorio para entregárselo al
marido de parte de la mujer. La idea es asegurarse de que la mujer está en conocimiento
de esta situación, por ende, ante estas situaciones se toman los resguardos necesarios.
De igual modo, en proyectos en que figura una mujer, pero no se observa su firma, se
solicitan mayores antecedentes para garantizar que no se vaya a producir una situación
en desmedro de ella.
Títulos de tierra y derechos de aguas: Al respecto se señala que la Ley se aplica en
base a un predio determinado. No obstante, los criterios se han flexibilizado en esta
materia, se ha incluido en la última modificación de la Ley la figura del arrendamiento,
abriendo un nicho a pequeños/as productores/as con ello. Si bien todavía no es
aprovechado masivamente, se ha ido incrementando su utilización.
En este sentido, se considera que el tema de los arriendos es un avance en generar
condiciones menos rígidas para la postulación a la Ley. Sin embargo, se advierte que el
arrendamiento se ha incrementado también para las empresas. En este plano, las
medianas empresas y las grandes sobre todo, pueden arrendar una cantidad mayor de
predios y se benefician de la Ley. Asimismo, las empresas les arriendan a los
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pequeños/as productores/as, que no pueden producir por no contar con tierras, de esta
manera se favorece igualmente el fomento a la inversión privada y se incrementa la
superficie de riego. La modalidad principal para postular es la de propietario, luego
usufructo que en estos momentos se asemeja en uso al del arrendamiento.
Un asunto que queda pendiente, particularmente en el caso de la pequeña agricultura, es
la utilización del comodato, que no está incluido en la Ley, pero que es utilizado en un
número no menor por mujeres de la pequeña agricultura, quedando fuera de los requisitos
que establece la Ley.
Para el caso de mujeres que se incorporan mediante proyectos de PRODEMU o
PRODESAL, se observan situaciones en que se presentan con iniciativas, pero no son las
dueñas de los predios, son sus maridos. Depende de ellos, que son los titulares de la
tierra. Salvo el usufructo o un arrendamiento, no puede acceder a la Ley 18.450, pero
estas modalidades implican la presentación de documentación legal que lo acredita. Esa
documentación posee un costo monetario, que muchas veces es imposible pagar por
parte de las mujeres, lo que implica que queden fuera de los beneficios de la Ley.
Desde esta perspectiva, se estima que se podrían buscar algunas adecuaciones frente a
los casos antes descritos, por ejemplo ver la posibilidad de que el marido le arriende el
predio a su mujer y, de este modo, propiciar que ella acceda a los beneficios que entrega
la Ley. Este ámbito, se opina, podría constituir un aspecto a explorar “por lo tanto yo ahí
podría hacer un trabajo y decirle ya ok, si usted señor no está interesado arriéndele a su
señora o arriéndele a su hijo también”, porque igual los jóvenes no tienen, no pueden
postular porque no tienen la tenencia de las tierras y las aguas”.
Se indagó en la presente consultoría, sobre la posibilidad de utilizar el artículo Nº150 del
código civil sobre patrimonio reservado de la mujer en los matrimonios bajo la figura de
sociedad conyugal, como una alternativa a que las mujeres pudiesen hacer uso de tierras
y derechos de agua a nombre del esposo. No obstante, se comentó que no se ha
trabajado con este artículo, sino más bien con la Ley 18.450 y su reglamento.
El Artículo 150 código civil patrimonio reservado de la mujer, si pudiese quedar inscrito a
nombre de la mujer, sería útil, pero no se ha visto en esta instancia, pues a la revisión
llegan los proyectos que ya han pasado por los primeros filtros, por ende quedan aquellos
que están regularizados en temas de títulos. Si esta aplicación del artículo 150 se
realizara en una etapa previa, en la formulación del proyecto, habría que analizar si es
pertinente “Podría aumentar el porcentaje de mujeres tal vez, pero en esta etapa de
revisión, no se ven ese tipo de cosas. La Ley es bastante técnica, no da facilidades ni
dificultades, y sus requisitos se aplican a todos por igual”.
En este plano, se afirma que lo estipulado en la Ley es claro y preciso: Se presenta la
documentación sea hombre o mujer, se presenta el predio a nombre del solicitante, si una
mujer es solicitante, si se consigue un predio arrendado y derechos de agua puede
presentarse a la Ley, o si consigue el usufructo de un predio también. En algunos casos
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se da que una mujer dueña de predio y derechos de agua se los constituye en usufructo
vitalicio al marido y lo presenta éste último.
En cuanto a los derechos de agua, se considera que existen bastantes problemas con
ellos. Este fenómeno estaría determinado por el desconocimiento de cómo operan. En
esta línea, se cree que muchas personas asumen que si el agua pasa por sus predios, el
agua es de ellos “hubo un cambio y todavía no asimilan que el agua no está ligada a la
tierra, aunque tengan tierra, si no la tienen inscrita, no tienen agua”.
De todos modos, existen mecanismos, a través de programas de regularización de los
derechos de agua que la CNR licita y lo hace una empresa externa. En esta línea, se
expresa que la CNR destina recursos para regularizar los derechos de agua en pequeños
productores, con el objetivo de facilitar el proceso de postulación de este estrato. Estos
mecanismos se han fortalecido, al ser contemplados como una de las metas del PMG de
género.
Se declara, que antes la Ley aceptaba que los derechos de agua estuvieran en trámites,
con el fin de facilitar el proceso. No obstante, éstos nunca se regularizaban y no se les
otorgaba el agua, con la consecuente cancelación del proyecto. Por estas razones la
política se volvió más estricta, pues incluso se daban casos en que se estaba bonificando
predios sin derechos de agua y se entraba en contradicciones con la Dirección General de
Aguas (DGA).
Asesorías técnico-legales: Una de las acciones más emblemáticas en cuanto a equidad
de género, de acuerdo a la información bibliográfica y la información cualitativa, han sido
las asesorías técnico legales que ha llevado a cabo la Comisión Nacional de Riego, en
forma gratuita en el marco, del PMG de género.
Estas asesorías se han realizado tanto en regiones como en la región Metropolitana de
Santiago. El público objetivo, en base a lo señalado por los participantes del estudio, se
focaliza en productores Perfil INDAP, por ende se coordina con este organismo,
especialmente en cuanto a convocatoria de asistentes. En la mayoría de los casos, las
participantes son mujeres, entendiendo esta actividad como parte del plan de trabajo que
se ha desarrollado en la dimensión de género y el número promedio de participantes en
cada ocasión es de 20 a 30 personas.
Durante el año 2011 se programaron cuatro asesorías. Cerca del 90% de las mujeres que
asisten, lo hacen dentro del convenio que se mantiene con INDAP y, en general, acuden
mujeres de PRODEMU o PRODESAL, quienes poseen pequeños emprendimientos que
son apoyados durante un periodo que puede alcanzar varios años, a través de etapas: Se
les introduce en los alcances de la Ley, se les entrega información, se resuelven dudas
desde los aspectos técnicos y legales de un proyecto postulable a la Ley como a los
procesos posteriores de construcción, acreditación y pago de la bonificación. Cabe
señalar que los contenidos, son preparados y entregados por los mismos profesionales de
la CNR.
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En esta línea, muchas mujeres han trabajado anteriormente en iniciativas que involucran
micro emprendimientos de diversa índole y donde las asesorías representan la posibilidad
de dar un nuevo impulso a sus negocios. De este modo, conocen la Ley y en el trabajo
conjunto van definiendo de qué manera pueden acceder a sus beneficios, cómo se
relacionan sus emprendimientos con los requerimientos técnicos y legales, etc.
Estos espacios de aprendizaje y de fortalecimiento de habilidades, cobran relevancia,
pues como se ha podido apreciar, la Ley de Fomento al Riego, contiene materias técnicas
bastante específicas. De este modo, las asesorías técnico legales, constituyen un
mecanismo de asesoramiento y apoyo, así como una instancia de difusión en el estrato
de la pequeña agricultura.
Respecto de los contenidos, comentan entrevistados que se han encargado de los
aspectos técnicos y legales, que se entregan herramientas bastante neutras,
considerando las características de la Ley. Este hecho se ve reflejado en las preguntas
frecuentes que reciben de parte de quienes asisten a las asesorías, mujeres y hombres
cuando éstos han participado: Problemas de regularización de los derechos de agua y
títulos de predios.
En el caso de las mujeres, algunas situaciones comunes que experimentan se traducen
en preguntas sobre situaciones que afectan a predios donde viven mujeres y los derechos
de aguas eran de los padres y ellas los han heredado; cómo regularizarlos. Otros casos
donde los predios se encuentran a nombre de la madre, pero la hija es la que va a
explotarlo; cómo presentarse a los concursos, en qué calidad, que papeles debe
presentar, etc.
Asimismo, se menciona que comúnmente genera dudas cuando los predios están a
nombre del marido de una mujer y ella enviuda y es sucesora o parte de la sucesión
hereditaria; cómo regularizar los títulos, a nombre de quién quedan, etc.
A su vez, las asesorías realizan consideraciones generales para que el proyecto tenga
éxito, así como los elementos centrales que se deben tener presentes para que el
proyecto se desarrolle sin inconvenientes. En este plano, se hace hincapié en la etapa de
ejecución; cómo acreditar que el consultor efectué su trabajo hasta el pago efectivo del
bono, pues sucede con cierta frecuencia que las empresas consultoras dejan los
proyectos a mitad del proceso dejan a la mitad del proceso, sin continuar el seguimiento
hasta la recepción final de las obras.
Se estima que gran parte de estas dificultades se solucionarían dependiendo de cómo se
haga el contrato con la empresa consultora; definir claramente las responsabilidades que
debe tener con el proyecto que ha presentado “en la parte técnica yo focalizo la
contratación del consultor, en qué cosas ellos tienen que fijarse, qué cosas tiene que
existir, qué exigir, qué cosas no pueden no considerar”.
No obstante, el gran problema radica en que en la mayoría de los casos, no se lleva a
cabo un contrato formal, sino que los acuerdos son de palabra. En esta línea, las
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asesorías se encargan de reforzar la importancia de contar con un contrato escrito como
respaldo a los servicios que la empresa consultora debe entregar.
Se entregan conocimientos sobre cómo elaborar el contrato, en qué cosas deben prestar
atención, con quién se puede conseguir el financiamiento, y cuáles son los
financiamientos a los que pueden acceder. A su vez, se les refuerza a los y las
postulantes qué tienen que acreditar, porque los papeles de compra se les pueden perder
y deben ser presentados al pasar por acreditación, para hacer efectivo el pago.
Desde esta perspectiva, las asesorías técnico legales, representan una instancia que
genera gran impacto en su público objetivo, pues corresponde al segmento que requiere
de mayor orientación y asesoramiento y no posee recursos para pagar especialistas que
revisen sus documentos legales o que puedan atender sus consultas puntuales. Si bien
no son masivas, contemplando el número que asiste a cada una de estas capacitaciones
y el número de ellas que se realiza durante el año, sí establecen canales de apoyo de
gran calidad, pues inciden en espacios personalizados en el conocimiento del instrumento
de fomento y las maneras de utilizarlo de acuerdo a las particularidades de la pequeña
agricultura, disminuyendo la barrera detectada referente a la dificultad de adaptar la Ley
18.450 a este estrato específico.
Barreras de género: Como se ha visto, lo que define en gran parte la participación de la
mujer a la Ley es el requisito, válido para todos los proyectos y es que la persona que
postula, sea natural o jurídica, tiene que ser propietaria de tierras y de aguas.
Desde esta perspectiva, se afirma que la Ley 18.450 no discrimina directamente ni a
hombres ni mujeres, ello considerando que la Ley fue concebida originalmente como un
instrumento de inversión, de fomento a la inversión privada, está ideada en favorecer una
empresa productiva, más que a hombres o a mujeres.
La gran barrera para las mujeres es que, en esta área históricamente la tenencia de la
tierra y de las aguas ha estado en manos de los hombres. De igual modo, la participación
en las comunidades de agua, en organizaciones de usuarios es mayoritariamente de
hombres. Son los hombres los que generan el patrimonio, ellos acreditan la renta, ellos
pueden endeudarse si compran un bien.
La mayoría de los recursos están a nombre de los hombres, salvo que las mujeres hayan
heredado. Entonces la tenencia para las mujeres y específicamente los problemas que
tiene la pequeña agricultura, así como las mujeres pertenecientes a las etnias es la
misma: la falta de control sobre los recursos, en este caso de la tierra y de los derechos
de aguas.
Por lo tanto, se menciona que si la tierra y las aguas fuesen propiedad de la mujer o la
tenencia la tuvieran las mujeres, no habría mayores inconvenientes respecto a la Ley
18.450. Esta situación constituye una barrera preexistente a la Ley y determina
desigualdades en su utilización.
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Al respecto, se advierte que la Ley, recordando que originalmente constituyó (y
constituye) una herramienta de fomento a la inversión privada, es compleja y técnica por
definición. Desde el lenguaje en el que está formulada, hasta los requisitos y etapas que
se deben recorrer para ser bonificados efectivamente. Desde esta óptica, se estima de
parte de algunos participantes, que debiese simplificarse, al menos para la pequeña
agricultura, y en especial para las mujeres.
A su vez, se estima que el problema en cómo se abordan estos temas y cómo se
proponen soluciones en el sector agricultura y sus servicios e instituciones asociadas. En
esta línea, se opina que las temáticas de género se reducen a contar hombres y mujeres,
lo que de por sí, no sirve de mucho. Ello considerando que los problemas que subyacen,
especialmente en el mundo rural y del agro, son las desigualdades en la tenencia de la
tierra, la baja participación en las comunidades de usuarios, los títulos, los derechos, a
nombre de los hombres, “ellos se pueden endeudar, pues generan el patrimonio,
acreditan las ventas, salvo que las mujeres hallan heredado”. Desde esta perspectiva, se
identifica una comprensión limitada de lo que implica la equidad de género y de los
beneficios que podría acarrear tanto a hombres como a mujeres.
Este fenómeno se traduce en la falta de indicadores de género de mayor precisión en la
CNR, que complementen los seis construidos gracias al PMG: contabilizar los integrantes
de las comunidades de usuarios, cuántos hombres y mujeres, en el caso de personalidad
jurídica, al menos conocer el sexo del representante legal, etc.
En cuanto a las mujeres que acuden a las asesorías y que postulan a la Ley en general,
pertenecientes a la pequeña agricultura, en muchos casos, se estima que no son
agricultoras- productoras, sino más bien son hombres (cónyuges) que postulan a través
de sus esposas, ya que ellas son las dueñas de la explotación (por herencia, etc.).
Postulan a la Ley, pero es el marido el que está a cargo de la idea, del emprendimiento.
Estos casos sobre representarían la participación de las mujeres en la Ley, pues figuran a
cargo del proyecto, pero en el fondo es el esposo el que está detrás de la iniciativa y él la
gestiona. Estas situaciones tendrían mayor incidencia en el segmento Perfil INDAP.
Este fenómeno se explica, de parte de algunos entrevistados, por las barreras culturales
que existen en el mundo rural, donde la mujer está asociada a realizar las labores
tradicionales, circunscritas a la crianza y a las tareas domésticas. Por este motivo, que a
una mujer decida presentar un proyecto en temas de riego, puede resultar difícil de
comprender en su entorno y generar desincentivos para que los ejecuten finalmente.
De todos modos, se identifica un número importante de mujeres productoras que
efectivamente presentan sus propios proyectos, por medio de diversos emprendimientos.
Estas mujeres, se caracterizarían en general por contar con algunos conocimientos
previos, a través de experiencias en PRODESAL o PRODEMU, lo que les ha entregado
herramientas para sacar adelante sus proyectos, a pesar de entornos adversos en
muchos casos. En este plano, el trabajo que lleva a cabo INDAP, junto a las acciones que
realiza la CNR, logran dar un nuevo impulso a las iniciativas de las mujeres, situándolas
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en una etapa más avanzada de sus propuestas. Incluso pueden haber avanzado desde la
pequeña agricultura, hacia medianas empresarias.
Como reflejo de este hecho, se menciona que cuando se entrega el bono a los proyectos,
se observa en muchas ocasiones una gran alegría, especialmente en mujeres, pues han
debido luchar contra muchos factores en contra y, por medio de la bonificación, no sólo se
accede a la posibilidad de realizar un proyecto que beneficie al predio, sino una verdadera
oportunidad de vida para las mujeres de desarrollarse, de “salir al mundo”.
Finalmente, como una barrera que dificulta el trabajo con los estratos más vulnerables, es
decir la pequeña agricultura, en específico las mujeres, se estima que se requiere
potenciar el trabajo intersectorial con todos aquellos servicios que se involucran de una
manera u otra con las diferentes etapas de la Ley de Fomento al Riego. Como se ha
observado, existe una alianza estratégica con INDAP, donde el desafío está en
profundizarla, que ambos servicios conozcan en mayor profundidad qué labores realiza
cada institución y cómo promover sinergias.
Asimismo, establecer canales de coordinación y comunicación con la DGA, la Dirección
de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras Públicas, aunque se comenta que éstos son
organismos grandes, cuesta llegar a las autoridades y establecer acciones conjuntas en
materias específicas como las de la Ley 18.450. Al respecto, se cree que se facilitarían las
acciones, si estuviese involucrada una instancia coordinadora, más allá de cada servicio,
incluso de cada ministerio involucrado (Agricultura, Obras Públicas). Por tales motivos, es
fundamental el rol del SERNAM, pues, es la institución nacional encargada de coordinar y
orientar políticas de género en nuestro país.
Etapa de bonificación
Descripción de la Etapa: Una vez que se pasa por todas las instancias que define la
Etapa de Postulación, es decir, el proyecto ha sido presentado por una empresa
consultora, ha sido evaluado y demostró coherencia técnica y legal, se le asignó un
puntaje suficiente para ubicarse sobre la línea de corte del concurso al que se ha
postulado, luego estos pasos, el proyecto es bonificado. La bonificación certifica que las
obras serán financiadas por la Ley 18.450, sólo una vez que las obras hayan sido
finalizadas. Si éstas demoran dos años en concluirse, el pago se hace efectivo luego de
este plazo.
En cuanto a las diferencias que se dan entre hombres y mujeres, se puede señalar, de
acuerdo a la opinión de uno de los participantes del estudio “una cosa es los proyectos
que se postulan y de esos hay una parte inferior que obtienen un bono y después es otra
cosa que se construya ese proyecto y se pague el bono; son distintos procesos, distintas
etapas y obviamente ahí son más los hombres que obtienen el bono que las mujeres”.
Sin embargo, como se ha observado en las secciones anteriores, las brechas que se
generan entre hombres y mujeres, anteceden a la propia Ley. En gran medida, se
72
reproducen inequidades preexistentes a la Ley, lo que se observa también en esta etapa.
En el siguiente cuadro, es posible apreciar los proyectos bonificados en el período 20052011, considerando estrato y género:
Tabla N°16: Proyectos bonificados 2005-oct 2011, se gún estrato y género
Mujer
Hombre
NC
Total
Estrato
Empresario Grande
3
23
125
151
Empresario Mediano
Organización de Pequeños
215
915
1.967
3.097
1
1
1.161
1.163
200
200
Organización de Usuarios
Pequeño Empresario Agrícola
190
570
621
1.381
Pequeño Productor Agrícola
126
348
67
541
Total general
535
1.857
4.141
6.533
Fuente: CNR 2011
A partir de los datos expuestos, se puede advertir en qué estratos se bonifica mayor
cantidad de proyectos presentados por mujeres. En este sentido, las pequeñas
productoras agrícolas y las pequeñas empresarias agrícolas, son las que mayor
participación demuestran en relación a los hombres, aproximadamente un tercio. El
estrato de Empresario Mediano posee un número importante de mujeres con proyectos
bonificados (215), no obstante, en relación a los hombres, constituyen menos de un
cuarto de los proyectos bonificados.
En la categoría de Empresario Grande, la presencia de mujeres es mínima (considerando
además que se abarca un período de 7 años prácticamente), sólo 3. Si bien los hombres
aparecen en mayor número, de todos modos es poco significativo si se compara con la
categoría NC (que agrupa a personas jurídicas, es decir empresas).
La diferencia que resalta en la información contenida en el cuadro N°2, además de la
variable de género, es la que se observa entre personas naturales y personas jurídicas,
como se puede apreciar de manera detallada en el cuadro que se expone a continuación:
Tabla N°17: Proyectos bonificados Persona Natural/P ersona Jurídica
P. Natural
P.Jurídica
Total
Estrato
Empresario Grande
26
125
151
Empresario Mediano
Organización de Pequeños
73
1.130
1.967
3.097
2
1.161
1.163
Organización de Usuarios
200
200
Pequeño Empresario Agrícola
760
621
1.381
Pequeño Productor Agrícola
474
67
541
2.392
4.141
6.533
Total general
Fuente: CNR 2011
Como se puede advertir, los proyectos bonificados pertenecientes a personas jurídicas
son ostensiblemente mayores a los de personas naturales. Este dato es coincidente con
lo que señalan algunos entrevistados, respecto a que durante los años, las personas
naturales disminuyen en relación a las personas jurídicas en la Ley 18.450.
Este hecho, puede estar influido en cierto grado, por los aspectos revisados en las etapas
anteriores de la Ley de Fomento al Riego, que caracterizan a este instrumento como una
buena herramienta de inversión, pero cuyas características técnicas y legales, se adaptan
de mejor manera a las empresas que a personas individuales.
De todos modos, si se observan los estratos de Pequeño Productor Agrícola y Pequeño
Empresario Agrícola, estos constituyen los únicos segmentos en que existe mayor
presencia de proyectos bonificados de parte de personas naturales. Esta situación, puede
ser un indicador positivo respecto al éxito de las iniciativas de apoyo que se han centrado
en estos estratos, donde se ubica gran parte del esfuerzo desplegado por las acciones
insertas en el PMG de género, en el entendido que a mayor número de personas
naturales, también es mayor el número de mujeres. El siguiente cuadro permite apreciar
las diferencias globales entre la bonificación de proyectos de personas naturales y
jurídicas:
Tabla N°18: % Proyectos bonificados 2005-oct 2011, Persona Natural/Persona Jurídica
Tipo persona
Nº proyectos
%
P. Natural
2.392
36,61
P.Jurídica
4.141
63,39
Total general
6.533
Fuente: CNR 2011
Esta última tabla demuestra la situación antes referida: Las bonificaciones
mayoritariamente son adjudicadas por personas jurídicas. El desafío consiste, y es en lo
que se han centrado las acciones específicas de género, en identificar los mecanismos de
apoyo, seguimiento y orientación, que permitan a las mujeres de la pequeña agricultura,
aprovechar los beneficios de la Ley de Fomento al Riego y fortalecer sus capacidades de
gestión e inversión.
74
Etapa de ejecución y acreditación de obras
Descripción de la Etapa: Luego de bonificado un proyecto, especialmente en el caso de
la pequeña agricultura y sobretodo en el caso de las mujeres, se da paso a una fase
decisiva en cuanto al éxito de las iniciativas: La ejecución de las obras y su acreditación
final, previa revisión en terreno de la DOH. Con ello se procede al pago del bono.
Financiamiento: Uno de los aspectos cruciales en el éxito de los proyectos que son
bonificados por la CNR, particularmente en el caso de las mujeres del estrato pequeño
productor, es el momento que sigue al de la bonificación de los proyectos. Una vez
aceptada y seleccionada la iniciativa, se le bonifica, pero el pago, como se ha mencionado
anteriormente, sólo se hará efectivo una vez las obras sean finalizadas y recepcionadas.
Este proceso puede conllevar algunos años. Por lo tanto, se requiere de financiamiento
externo, con entidades financieras, que mediante créditos permitan la ejecución de las de
las obras y la consecuente acreditación de su finalización para hacer efectivo el pago.
Estas acciones adquieren relevancia, pues se estima que existe un número importante de
proyectos que habiendo obtenido el bono, se abandonan porque no se logra conseguir el
financiamiento para ejecutar las obras. Se comenta que en este punto es central tener
claridad respecto al financiamiento: Quién lo entrega y con quién se financia
levantamiento del estudio (la empresa consultora).
INDAP posee mecanismos de apoyo para los usuarios/as que cumplen con el perfil al que
se enfocan sus servicios (pequeña agricultura), sin embargo, involucra a usuarios/as, que
sin catalogar como Perfil INDAP, pueden requerir de ayuda, CORFO también posee
mecanismos de financiamiento. En el caso de los pequeños agricultores INDAP, estos
pueden acceder a mecanismos de pre financiamiento que están exentos de intereses y
que sólo varían de acuerdo al valor de la Unidad de Fomento. Sin embargo, se menciona
que muchas personas son reticentes a pedir bonificación del INDAP, porque en el pasado
INDAP prestó dinero y a la gente le remataron los predios, maquinaria, etc. Entonces, se
comenta que a la gente de campo en general no le gusta meterse con créditos, pues
desconfían de ellos, de firmar papeles.
Quienes no logran acceder a estas formas de conseguir los recursos, pueden hacerlo a
través de los bancos que financian el monto de las obras. No obstante, los intereses
corren por cuenta de cada persona, no están incluidos en la bonificación de la Ley 18.450.
Son varios los bancos que trabajan financiando las obras, entidades a las que las
personas les endosan el bono adjudicado, se lo pasa al banco y éste de acuerdo al monto
del subsidio, dependiendo del estrato, hasta un 90%.
Se considera que la Ley de Fomento al Riego, es un instrumento muy positivo que genera
un impacto beneficioso en la inversión del agro, ampliando la superficie de riego,
optimizando las formas de riego, mejorando la utilización de las aguas mediante el
revestimiento de canales, etc. No obstante, para los estratos más vulnerables, se estima
75
que la herramienta de fomento al riego que representa la Ley 18.450, especialmente para
las mujeres, no se adapta en todos los casos para facilitar el acceso a sus beneficios.
Acreditación y pago del Bono: Una vez llevadas a cabo las obras comprometidas en el
proyecto bonificado, la DOH realiza la inspección en terreno, con el fin de verificar y
acreditar que éstas se han realizado conforme a las normativas vigentes. Visada la obra,
se permite el pago del bono y, por ende, recuperar la inversión efectuada de acuerdo al
rango bonificado. Para llegar a este punto, como se ha podido advertir, es necesario
recorrer un largo camino, no exento de dificultades, especialmente para las mujeres de la
pequeña agricultura. No obstante, las acciones de apoyo establecidas básicamente a
través del PMG de género, han demostrado un impacto positivo, lo que se refleja en los
datos. Se puede perfeccionar, sí. Pero lo importante es que se observa una base sobre la
cual trabajar. La sustentabilidad va a depender entonces, de los apoyos y alianzas que se
establezcan dentro de la CNR en materias de género y con las instancias externas que le
den sustento en el ámbito de políticas públicas e intereses de Estado. En este plano, el rol
del SERNAM puede ser gravitante.
Asimismo, se debe velar por que el trabajo de las empresas consultoras se traduzca en
un acompañamiento hasta el final del proceso, cuando las obras son acreditadas y se
hace efectivo el pago. Que se cuente con todos los documentos necesarios para realizar
el cobro del bono, que se cumpla con los requisitos de la revisión en terreno que efectúa
la DOH, etc.
VIII.
INSTITUCIONALIDAD DE GÉNERO EN LA CNR
76
Durante la etapa de levantamiento de información con los participantes del estudio, se
indagó en temáticas específicas de género al interior de la CNR. Ello con la convicción de
que toda acción de género que aspire a ciertos niveles de sustentabilidad, requiere de
estructuras institucionales y extra institucionales que apoyen y promuevan el sentido de
fondo de la política de género.
Este aspecto constituye un factor crucial, pues a pesar de los avances realizados durante
la última década, en gran medida gracias al PMG, en materias de equidad de género,
todavía queda mucho camino por recorrer. Especialmente respecto a la comprensión y
apropiación que puedan demostrar los hombres que trabajan en las instituciones públicas.
Uno de los pasos más difíciles de implementar, es el de vincular el género a hombres y
mujeres, no sólo a éstas últimas, como suele suceder.
Finalmente, o como condición de partida (dependiendo del enfoque de operacionalización
que se haya establecido), se analiza el nivel de institucionalización de la equidad de
género. Es decir, cómo se transita desde prácticas asociadas a personas, hacia
estructuras que den continuidad a las líneas de trabajo en temáticas de género, que
trasciendan cargos (encargados de género, por ejemplo) y unidades específicas (unidad
de género) y se instalen como parte de los objetivos estratégicos de los diversos servicios
e instituciones públicas. El desafío definitivo, es cómo se implementa una política pública
de género que repercuta en cada institución del Estado, y cómo la política pública se
transforma de un objetivo de Estado.
A continuación se describen los avances y desafíos que se observan en cuanto a equidad
de género en la CNR.
Acciones de género en los últimos años: Esta dimensión agrupa las opiniones sobre
líneas de trabajo llevadas adelante previas al año 2010. En este plano, se estima que
hace unos años existían encargados de género de las distintas áreas de la CNR
(Fomento, División de Estudios, etc.), existía una coordinación bastante estrecha en
cuanto a las acciones que se estaban desarrollando.
En este sentido, se resaltan las asesorías técnico legales que se realizaron, orientadas a
mujeres de la pequeña agricultura. Se trabajó además, en la elaboración de bases para
los concursos que tuvieran un lenguaje inclusivo.
De igual modo se valora la construcción de indicadores específicos en género, nacidos de
la reflexión de las personas que trabajaban el tema, identificando posibles barreras en las
diversas etapas de la Ley de Fomento al Riego “Se trabajaba en conjunto los lineamientos
y programación, inventaron y modificaron algunos indicadores y establecieron una
estadística al comienzo a mano, luego fue electrónico y los datos se van actualizando
automáticamente cada vez que se genera un concurso, número de proyectos que
postulan y porcentaje que es bonificado, porcentaje hombres y mujeres (de éxito) que es
bonificado y se trabajó con las consultoras para identificar para ver cuáles tenían más
éxito, se estratificaron tipos de mujeres”.
77
Se comenta que se desarrollaron líneas de trabajo por medio de la contratación de
consultorías externas que fueron de gran utilidad para difundir el tema dentro de la CNR
(Qualitas), así como la elaboración de publicaciones dirigidas a sensibilizar y socializar la
equidad de género en todo el personal del servicio. Incluso se rememora la elaboración
de un manual de género que fue elaborado y publicado por la CNR.
Como punto culmine de estas actividades, se señala la organización de un seminario
donde se abordó la equidad de género en el sector agricultura, especialmente en los
productos y servicios de la Comisión Nacional de Riego. Esta actividad contó con la
presencia de personas pertenecientes a todos los departamentos de la CNR, así como de
autoridades de la época. No obstante, se comenta, que en aquella ocasión, solo un jefe
de la CNR estuvo presente, una mujer. Todos los jefes y directivos del servicio estuvieron
ausentes. Este ejemplo es mencionado, como una muestra de que el género, como
temática, ha sido difícil de socializarla a nivel de jefaturas.
Gran parte de estas acciones se relacionan a los planes de trabajo insertos dentro del
PMG de género, que constituía una especie de marco de referencia para las acciones y
actividades que se llevaron a cabo.
En cuanto a las capacitaciones, se indicó que hubo varias instancias donde se entregaron
herramientas conceptuales y prácticas sobre equidad de género, algunas de parte del
SERNAM, otras de consultoras externas. Asimismo, se recuerda la participación en un
seminario organizado por la CEPAL.
De todos modos, se comenta que gran parte de los avances y logros obtenidos,
dependieron del trabajo comprometido de algunas personas, especialmente las
encargadas de género, quienes dedicaron tiempo y esfuerzo, aparte de sus funciones y
responsabilidades diarias en la CNR.
Las personas entrevistadas en el estudio, no poseen estudios formales de género, sin
embargo, han participado de capacitaciones y seminarios de género y la propia
experiencia del trabajo que han efectuado les ha entregado herramientas para
comprender esta área. Cabe señalar, que la gran mayoría de quienes se dedicaron al
trabajo de género, fueron mujeres.
Acciones de género en la actualidad: De acuerdo a los mencionado por los
participantes del estudio, se identifican algunas diferencias en cómo se ha abordado el
tema y las acciones desarrolladas en el último año y medio. En esta línea, se observa una
fragmentación de las líneas desarrolladas. Se opina que la labor relacionada a la equidad
de género se radicó en una sola persona. Esta situación restó fuerza a las iniciativas,
pues se perdió una visión más global de los procesos.
Algunos entrevistados, declaran que la fragmentación del trabajo, incidió en establecer
acciones coordinadas entre los diversos departamentos de la CNR, incluso significó que
cuando se solicitaban datos desagregados por género, o se requería de información para
desarrollar reportes, se entregaba como un favor, más que un requerimiento de las
78
labores de la CNR. Esta situación también se tradujo en compartimentalización, pues en
ocasiones el área de género, no estaba al tanto de lo que se informaba a la Dirección de
Presupuesto en cuanto a acciones y actividades en esta materia.
Se identifican algunos cambios significativos, se menciona que MIDEPLAN, dejó de
incorporar dentro de la formulación de proyectos la variable de género, por ejemplo. De
todos modos, se cree que en estos últimos meses se ha reimpulsado en cierto grado la
agenda de trabajo de género. Las asesorías técnico legales se han mantenido y se prevé
que el año 2012 se planificarán más Se estima que con la llegada de las nuevas
autoridades, se produjo un desfase con las líneas de trabajo realizadas en años
anteriores. Se explica este hecho como un escenario esperable, considerando el período
de ajuste, más aún en una temática que no se percibe como vital para el servicio.
No obstante, esta fase de adaptación produjo niveles de incertidumbre importantes. Se
rumoreó que el PMG de género, marco orientador de las acciones efectuadas en años
anteriores, llegaba a su fin. Se especula que este hecho puede haber estado determinado
por el desconocimiento que existía dentro de las nuevas autoridades, respecto a la
importancia del género en el sector agrícola y de los compromisos internacionales
suscritos por el Estado chileno en esta materia.
Una de las grandes barreras que se mencionan en la implantación definitiva del género
como área de trabajo primordial, es la idea que poseen algunas personas respecto a que
la Ley 18.450, no discrimina, por ende es igual para todos sus usuarios/as. Desde esta
óptica, se cree que con este hecho está garantizada la igualdad para hombres y mujeres.
No obstante, se afirma que esta opinión, bastante generalizada, invisibiliza la situación
particular de las mujeres, especialmente en el mundo rural, donde la línea de inicio es
muy desigual.
Por este motivo, si bien la Ley de Fomento al Riego no contribuiría a aumentar las
brechas, tampoco las reduciría. Para ello, se considera que las acciones de género son
un eje fundamental en el aporte que como servicio se puede efectuar a subsanar estas
brechas.
Sin embargo, es necesario que se conozcan los beneficios que entrega la equidad de
género, tanto para hombres como mujeres, lo que conlleva un trabajo permanente de
socialización al interior del servicio. Acciones que en la actualidad se estiman débiles.
Un segmento crítico serían los directivos, pues debido a su rotación, se requiere reforzar y
dar a conocer a las nuevas autoridades institucionales los alcances que posee la equidad
de género para la organización. Este hecho, se opina, ha sido transversal en los años, no
respondería solamente al momento presente.
Institucionalidad Interna de Género: En esta dimensión, se estima que aún se requiere
avanzar en otorgar sustentabilidad a las líneas de trabajo de género. Esta situación se
ilustra en la inexistencia de una unidad dentro de la orgánica de de la CNR que se
dedique exclusivamente a impulsar acciones en este plano. Tampoco se observa que en
79
la División de Estudios exista un área específica de género, en cuanto a generación de
conocimiento.
Las actividades de género están radicadas en una sola persona: La encargada de género.
De igual modo, se desconoce qué iniciativas se están desarrollando en la actualidad.
Tampoco se conoce un plan global asociado al género, se señala que éste debe existir,
pero es desconocido por los entrevistados.
No se constatan objetivos estratégicos de género vinculados a los servicios de la CNR,
incluida la Ley 18.450. Lo más visible, lo constituyen las asesorías técnicos legales, y sólo
para quienes se desempeñan directamente en ellas.
Finalmente, se considera que la equidad de género es desconocida en la mayoría de las
personas que trabajan en el servicio, lo que se traduce en una falta de valoración de este
ámbito, esto es válido también para las jefaturas.
Institucionalidad Externa: En tanto, en lo que se refiere a los mecanismos externos de
apoyo a las acciones de género, se identifica al SERNAM como un organismo protagónico
en este sentido. Se estima que se requiere de su presencia y validación, para poder
desarrollar las líneas de trabajo, especialmente cuando se observan carencias en la
socialización y sensibilización respecto a estas materias a nivel interno.
Se señala que con la llegada del nuevo gobierno, el SERNAM centró sus funciones en
monitorear y evaluar resultados concretos y medibles de las acciones desplegadas en el
PMG de género. Se estima que este enfoque es correcto, pero que, considerando las
debilidades mencionadas anteriormente, es preciso que se apoye, como el referente
externo que representa en temáticas de género, a quienes se encargan de llevar adelante
los planes de trabajo comprometidos, con el fin de validarlos internamente y facilitar la
consecución de logros.
A su vez, se comenta que en ciertos focos de trabajo emprendidos, resulta complejo
extraer logros cuantificables fácilmente. Las acciones que se ejecutan en convenio con
INDAP, en el caso de la Ley de Fomento al Riego, corren el riesgo de pasar
desapercibidas, pues se concentran en un segmento que no es directamente usuario de
la CNR, pero donde gran parte de los esfuerzos se han destinado en cuanto a género,
considerando el número de mujeres que postulan y los apoyos que requieren para salir
adelante.
En esta línea, SERNAM se percibe como una instancia que puede otorgar sustentabilidad
y legitimidad a las acciones que internamente se despliegan y que no siempre cuentan
con todo el soporte para ser desarrolladas adecuadamente.
Se comenta también que la CNR participa de la mesa de igualdad de oportunidades del
sector agricultura, conformada por 9 instituciones. Siendo un espacio importante para la
transversalización de género, posee la dificultad de que quienes acuden a ella, no
cuentan con las atribuciones para tomar decisiones en sus respectivos servicios, lo que
resta fuerza a esta iniciativa. Además, muchas veces acuden en representación
80
encargados de recursos humanos u otras áreas a modo de “comodines”, indirectamente
vinculados con temáticas de género, por ende, no están completamente imbuidos en el
tema.
SERNAM, objetivos y presencia al interior de CNR
El Servicio Nacional de la Mujer, es una institución creada por el gobierno de Chile con el
propósito de promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Su
creación se debe al cumplimiento de Chile con los compromisos internacionales
contraídos en diferentes convenciones, como lo es, el caso de la Convención de Naciones
Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres
(CEDAW). Así, por la Ley N°19.023 (publicada el 3 d e enero de 1991) se crea el
SERNAM, en un escenario de recuperación de la democracia en nuestro país y la
materialización de la participación ciudadana y esfuerzos sociales de las mujeres para
revertir posibles situaciones de discriminación.
La misión institucional del Servicio Nacional de la Mujer, es “diseñar, proponer y coordinar
políticas, planes, medidas y reformas legales conducentes a la igualdad de derechos y
oportunidades entre hombres y mujeres, junto con disminuir prácticas discriminatorias en
el proceso de desarrollo político, social, económico y cultural del país”.
Paralelamente ha elaborado los siguientes objetivos y productos estratégicos:
Objetivos Estratégicos
1. Incorporar la Equidad de Género en las políticas y programas del sector público, a
través de la coordinación intersectorial y la asesoría técnica a los distintos sectores del
estado.
2. Incentivar la inserción laboral de la mujer, incrementando la capacitación y
oportunidades de empleo y emprendimiento, e impulsando la conciliación familia-trabajo y
la co-responsabilidad entre hombres y mujeres.
3. Fortalecer la familia como base de la sociedad, incorporando un enfoque integral a las
políticas públicas que contemple la realidad social que generan los cambios en el
concepto de familia, aportando a la mejora en la calidad de vida y bienestar de mujeres y
hombres.
4. Disminuir la Violencia Intrafamiliar, fortaleciendo la atención de víctimas, la prevención
en niños/as, el tratamiento de agresores, el perfeccionamiento de los tribunales de familia
y la legislación en torno a medidas cautelares y precautorias.
5. Promover la participación de la mujer en el ámbito de toma de decisiones política,
gremial y sindical, fomentando su liderazgo.
Productos Estratégicos
81
1. Coordinación Intersectorial y Asesoría Técnica para incorporar criterios de Equidad de
Género n las políticas públicas.
2. Habilitación Laboral y Apoyo al Emprendimiento con énfasis en la inserción laboral y la
conciliación familia-trabajo.
3. Prevención, Atención y Protección en Violencia Intrafamiliar: Chile Acoge.
4. Apoyo a mujeres con embarazo no deseado, embarazo adolescente y a madres
trabajadoras o que buscan trabajo con hijos en edad escolar.
5. Iniciativas legales y seguimiento al cumplimiento de los acuerdos internacionales de
cooperación horizontal, bilateral y multilateral.
6. Información, difusión de oportunidades y visibilización de la situación y problemáticas
que afectan a la mujer y la familia.
Los objetivos apuntan a incorporar el enfoque de género en el sistema público, incentivar
la inserción de las mujeres al mundo laboral, disminuir posibles situaciones
discriminatorias, entre otros aspectos. Como se ha señalado, en conferencias
internacionales la labor de las mujeres en el desarrollo de las naciones es fundamental,
por lo cual, es tarea de los estados generar las condiciones necesarias e igualdad de
oportunidades para mujeres y hombres en las distintas dimensiones de la esfera social.
Como líneas de acción y funciones del servicio, encontramos las siguientes:
a. Elaborar orientaciones técnicas y metodológicas para la implementación a nivel central,
regional y local, de los distintos instrumentos de transversalización de la equidad de
género en el Estado: PMG Equidad de Género; Plan de Igualdad de Oportunidades;
Agenda Gubernamental de Género.
b. Coordinarse y dar asesoría técnica y operativa en la implementación y seguimiento de
los compromisos presidenciales y ministeriales de género.
c. Gestionar y hacer seguimiento a convenios y acuerdos entre el Servicio y otros
organismos públicos, para la incorporación de género en sus políticas públicas.
d. Coordinarse con las demás entidades de la administración del Estado para desarrollar
propuestas de corrección de las desigualdades que afectan a las mujeres en el diseño,
elaboración y ejecución de las políticas públicas y en los planes y programas derivados de
aquellas.
e. Asesorar a las Directoras Regionales para que incorporen la equidad de género en la
gestión de las políticas públicas en el territorio; elaborando e implementando un Plan
Regional de Gestión Estratégico en el marco del proceso de descentralización; y,
traspasando capacidades a los equipos regionales para la incorporación del enfoque de
género en la planificación, gestión e inversión de los Gobiernos regionales y locales.
82
f. Asesorar al Servicio en todo lo relativo a su programación a nivel nacional y a las
medidas que para la concreción de sus políticas se deban tomar a nivel regional.
g. Coordinarse con las demás entidades de la administración del Estado en lo relativo a
programas, planes y acciones conducente al logro de los objetivo del Servicio a nivel
nacional.
Diferentes son las acciones desarrolladas por el SERNAM para promover la igualdad
entre los sexos, la inserción de las mujeres al mundo laboral, la participación femenina en
diversas áreas de la esfera social, la autonomía, la disminución de la violencia en contra
de las mujeres, entre otras cosas. Pero, debemos señalar, que aún queda mucho por
hacer en nuestro país para mejorar la calidad de vida de las mujeres y aumentar la
participación femenina, según los datos del anuario estadístico de la comisión económica
para América Latina y El Caribe del año 2009:
•
Chile tiene una de las más bajas tasas de participación laboral femenina en el
mundo.
•
Del total de mujeres en edad de trabajar, sólo un 43 por ciento lo hace, en
comparación con el 53 por ciento en los países de América Latina y el 65 por
ciento en los países desarrollados pertenecientes a la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE.
•
Las mujeres más vulnerables del país no superan el 22 por ciento participación
laboral
•
Cerca de ocho de cada diez mujeres pertenecientes a los niveles socio
económicos más bajos no recibe ningún tipo de ingreso, lo que le impide aportar
económicamente a sus familias, romper círculos de violencia o salir de la pobreza,
siendo las mujeres del mundo rural las más afectadas.
Según datos de la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional,
Casen31:
•
La tasa de desempleo de las mujeres del decil de menores ingresos supera el 31
por ciento y duplica a las de los hombres en la mayoría los grupos
socioeconómicos más necesitados. Esta
Sin duda, han existido avances en los últimos años, pero es relevante avanzar en
términos de igualdad de oportunidades.
Para lograr lo anteriormente expuesto, es fundamental que el SERNAM, actúe como un
ente asesor y coordinador del sistema público, capaz de orientar el trabajo realizado por
las diferentes instituciones del sistema público que intentan incorporar el enfoque de
género en sus objetivos, productos estratégicos y actividades. Para lograr lo
31
http://www.gobiernodechile.cl/cuenta-publica-2010/servicio-nacional-de-la-mujer/cuenta-sectorial/
83
anteriormente expuesto, es necesario una asesoría permanente y una coordinación
intersectorial que el servicio debiese llevar a cabo, puesto que, la contribución en la
disminución de posibles barreras y brechas de género es una tarea transversal que
requiere de acuerdos intersectoriales que muchas veces se escapan del trabajo de un
solo sector, más bien, aluden a un trabajo intersectorial que sólo SERNAM podría llevar a
cabo, por ser la institución a nivel nacional encargada de desarrollar tal labor.
Respecto a la coordinación intersectorial y desarrollo regional, SERNAM define el
siguiente objetivo: “Coordinación y articulación con los distintos sectores de la
administración pública, a nivel central, regional y local, para la incorporación de criterios
de equidad de género en sus políticas, planes y programas, con el fin de corregir las
desigualdades que afectan a las mujeres”. De acuerdo al trabajo desarrollado en esta
asesoría, podemos observar que la presencia del SERNAM se materializa en fiscalización
y asesoría del llamado PMG, siendo escasa la “coordinación y articulación” con otros
sectores del sistema público, como lo es con el Ministerio de agricultura, DOH, INDAP,
entre otros servicios. Tal situación complejiza y, en algunos casos, limita el trabajo
desarrollado por la CNR. Es así, como se hace fundamental un rol permanente del
SERNAM, capaz de articular un trabajo de género intersectorial que apunte a disminuir
posibles brechas y barreas de género.
A su vez, cabe recordar que Chile es parte de los 189 Estados que suscribieron los
compromisos del Milenio de las Naciones Unidas, realizada el año 2000. En ella, se
describieron metas explícitas de desarrollo humano para el año 2015. Uno de estos
objetivos está directamente vinculado a la equidad de género “Promover la equidad de
género y la autonomía de la mujer”. Quedan menos de cuatro años para alcanzar el plazo
final. En este sentido, SERNAM está llamado a ser un actor protagónico en la
consecución de estos objetivos.
La equidad de género, constituye una política de Estado que trasciende directrices de
gobiernos específicos, responde a compromisos internacionales establecidos en una serie
de convenciones, conferencias y declaraciones.
Cada compromiso establecido, se concreta en las líneas de trabajo de cada servicio de la
administración pública. El sector agricultura representa un área crítica en el avance de la
equidad de género, considerando los bajos niveles de participación laboral y las
desigualdades que experimentan las mujeres en los sectores rurales.
La Ley 18.450, si bien posee barreras, como se ha podido apreciar a lo largo de este
trabajo (sus requisitos, las consultoras, etc.), ha demostrado que mediante un trabajo de
focalización, permite establecer condiciones que facilitan su utilización por parte de
mujeres rurales. No obstante, estas iniciativas requieren de apoyos extra institucionales,
pues no siempre se cuenta con la comprensión profunda sobre los beneficios de la
equidad de género al interior de los servicios públicos. Por este motivo, SERNAM puede
contribuir a que cada Institución desarrolle sus líneas de trabajo en equidad de género
con el respaldo y acompañamiento suficientes.
84
La tarea pendiente en nuestro país, es contar con una política pública de género
consolidada y conocida por toda la administración pública. Los Planes de Igualdad de
Oportunidades han representado un avance, y la existencia de los PMG de género han
garantizado que las acciones se mantengan en el tiempo. Sin embargo, todavía la
equidad de género es percibida como un tema secundario, muchas veces incomprendido,
cuyos beneficios se desconocen concretamente.
El escenario actual, configura un panorama de posicionamiento del SERNAM óptimo. La
Ministra Carolina Schmidt goza de una evaluación ciudadana potente. Quizá sea este el
momento en que el Servicio Nacional de la Mujer adquiera un rol en las políticas públicas
como nunca antes tuvo. Para los servicios públicos, y en particular para quienes han
trabajado largamente con el propósito de avanzar en la equidad de género, a veces, sin
mayores respaldos, se presenta una oportunidad única para potenciar lo realizado,
valorarlo y proyectar acciones futuras de mayor impacto.
Es el caso de lo revisado respecto de la CNR, líneas de trabajo un tanto discontinúas,
pero que ha generado resultados positivos a pesar de las adversidades que se han
sorteado. Por estas razones, en este último capítulo se ha efectuado una mención
especial sobre SERNAM: La información levantada, especialmente la cualitativa, permite
observar una serie de situaciones, que radican en limitantes internas, pero que
difícilmente podrán ser superadas en esta instancia. Requieren de orientaciones y
directrices transversales que no dependan de la voluntariedad de personas particulares,
establecidas por un organismo que trascienda intereses sectoriales, es decir, el SERNAM.
IX.
CONCLUSIONES
85
A lo largo del escrito hemos intentado mostrar como el recurso hídrico es fundamental
para el desarrollo de las diferentes sociedades. Describiendo procesos de
institucionalización del enfoque de género, tanto a nivel internacional, como nacional. Es
así, como el género, como construcción cultural de las diferencias sexuales se ha
instalado en las políticas nacionales intentando erradicar barreras de género y
promoviendo la igualdad entre los sexos. De acuerdo a los fines del diagnóstico, podemos
apreciar que el rol de las mujeres en las políticas concernientes al agua es fundamental,
específicamente en las vinculadas al riego y drenaje, áreas trabajadas por la institución.
Al abordar la vinculación género y agua, fue inevitable considerar el eje pobreza/mujer,
pues culturalmente sabemos, por la dicotomía del género, que las mujeres han sido
asociadas al ámbito privado, doméstico, lo que ha incidido en el estado actual de las
mismas. En nuestra sociedad y en muchas otras, las mujeres son uno de los grupos más
vulnerables, se enfrentan día a día a múltiples obstáculos para mejorar su situación. De
acuerdo, a tratados internacionales suscritos por Chile es fundamental incorporar en el
sistema público el enfoque de género con el propósito de promover la igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres, considerando, obviamente, las especificidades
de los sexos. Como las instituciones no sólo se componen de reglas, sino también de
creencias, sabemos que la incorporación de la temática de género no es una tarea fácil,
pues obedece a procesos sociales y culturales más amplios, más aún, a historias de vida
y procesos individuales de las personas que conforman las instituciones.
Al interior de la CNR podemos apreciar que desde la implementación del enfoque de
género desde de 2004 se han realizado algunos avances en la implementación del
enfoque de género, avances que se materializan en las bases de datos desagregadas por
sexo, lenguaje inclusivo de documentos, desarrollo de manual de género, campaña
“mujer, más claro echarle agua”, entre otros elementos. Diferentes iniciativas que dan
cuenta de los esfuerzos institucionales por incluir el género en sus políticas, objetivos y
productos. Sin embargo, es evidente la ausencia de un enfoque de género transversal
que se refleje en la planificación de las políticas a desarrollar en el futuro.
Como se pudo apreciar en el diagnóstico interno, esta situación no respondería a un
fenómeno actual, producto del cambio de gobierno. Sino más bien, a un hecho que se ha
dado desde la instauración del PMG de género. En algunos momentos se observa mayor
integralidad en las líneas de trabajo, en otros, producto de ajustes, de cambios de
directivos, la equidad de género decae, pero luego se retoma. Sin embargo, no ha logrado
establecerse como un objetivo estratégico instalado en todos los niveles de la CNR,
tampoco valorarse más allá del desglose “hombres y mujeres”. Las acciones de fondo se
han efectuado por parte de personas específicas (encargadas de género), y en su gran
mayoría mujeres. En este plano, el PMG ha actuado como escudo protector de las líneas
de trabajo en estas materias, pues a pesar de las dificultades, muchas acciones han
perdurado.
En lo que respecta a la Ley 18.450 cuyo objetivo central es fomentar las obras privadas
de construcción y reparación de obras de riego y drenaje y promover el desarrollo agrícola
de los/as productores/as beneficiados/a, se observa que, ha sido incorporado de manera
86
explícita e implícita el enfoque de género. Explícitamente da cuenta de un principio de la
no discriminación de género y principio de la igualdad de oportunidades entre hombres y
mujeres.
Por otra parte, implícitamente, la Ley incluye un enfoque de género al aumentar el
porcentaje de bonificación (90%) para la pequeña agricultura, segmento en el cual se
concentran la mayoría de las mujeres, inclusión de la calidad de arrendatario/a de tierra,
convenio con otras instituciones para asegurar créditos de pre-financiamiento del diseño
del proyecto y por último, la posibilidad de acceder a concursos especiales para proyectos
menores (400 UF), lo que permite el aumento de postulación de mujeres. Sin embargo,
que la Ley no se haya acogido a recomendaciones sobre género explícitas, incidió
negativamente en que la misma careciera de un contenido orientado a visibilizar y
modificar relaciones de género asimétricas. De ahí, que la Ley no logra dar cuenta de la
incorporación del “sujeto mujer”.
Asimismo, de la información levantada, puede afirmarse que el segmento más crítico en
cuanto a, barreras, inequidades y brechas de género es aquel que reúne a pequeños
agricultores y productores perfil INDAP. Si bien la esencia misma de la Ley puede
constituir ciertas dificultades para promover la equidad de género, pues fue concebida
originalmente como un instrumento de fomento a la inversión privada, deben destacarse
los esfuerzos que se han realizado para establecer mecanismos que favorezcan a grupos
de mayor vulnerabilidad, lo que se ha traducido en un aumento progresivo de recursos
para la pequeña y mediana agricultura, concursos específicos para el segmento de menos
de 400 UF, entre otras iniciativas.
Desde esta perspectiva, la Ley 18.450, ha adquirido con los años un mayor carácter de
“equidad social”. Lamentablemente, referido a las inequidades de género la Ley no adoptó
aquellas sugerencias de enfoque de género explícito. De todos modos, no se pueden
desconocer las acciones realizadas en materias de género, ya sea a nivel de difusión,
asesorías técnicas, desagregación de datos, postulación y bonificación.
A su vez, la mayoría de las iniciativas llevadas a cabo a favor de las mujeres, se han
concentrado en un estrato específico: La pequeña agricultura. En esta línea, las asesorías
técnicos legales, las campañas de difusión (Mujer más claro echarle agua), el convenio
con INDAP, se han abocado a fortalecer la postulación de mujeres rurales de este
segmento. La estrategia, de acuerdo a las cifras, ha estado bien dirigida, pues es en este
estrato donde mayor presencia femenina se observa. Además, la pequeña agricultura es
la que enfrenta mayores dificultades de financiamiento, recursos, etc. Más aún cuando se
trata de mujeres. No obstante, se podrían realizar esfuerzos anexos en visibilizar la
realidad particular de las mujeres, más allá de la “pequeña agricultura”, donde se
subentiende que son las mujeres las más beneficiadas, pero no explícitamente.
Frente a la postulación de los beneficios que otorga la Ley 18.450, hombres y mujeres no
se encuentran en igualdad de condiciones. Si bien, existen factores culturales que
condicionan la posición de los sexos en las sociedades, se observa que, de alguna u otra
forma, los requisitos mínimos de postulación reproducen barreras de género.
87
Tal es el caso, de la copia de inscripción del dominio del predio o copia de inscripción de
usufructo con certificado de vigencia de un año y la copia de inscripción del dominio de las
aguas o copia de inscripción de usufructo con certificado de vigencia de un año, requisitos
que limitan a las mujeres en la primera fase de postulación. La inequidad se materializa
en los dominios de tierras y de aguas, condicionados por una tradición de la tenencia en
manos masculinas.
Se requiere profundizar en los grados de institucionalidad con que cuenta la equidad de
género en la CNR: por muy buenas intenciones, si el enfoque de género no se adopta
como un objetivo transversal, incluido en las definiciones estratégicas, es muy posible que
los avances experimentados no sean sustentables en el mediano y largo plazo.
Esta situación cobra mayor relevancia, a partir de la información levantada a nivel interno,
donde se identifican nudos críticos en la manera en que la equidad de género se ha
institucionalizado en la CNR. En este sentido, se detecta la necesidad de contar con una
estructura más sólida que le otorgue sustentabilidad a las líneas de acción definidas en
cuanto a género. Una unidad dedicada a abordar el tema, personal que desarrolle tareas
de manera exclusiva en estas materias, definiciones de agendas de trabajo que
incorporen el género como un aspecto permanente en departamentos de control de
gestión, departamentos de planificación y estudios, área de comunicaciones, etc. Todo
ello, con el fin de evitar que las labores de género se fragmenten y no logren dar cuenta
de un objetivo transversal en el servicio.
Esta debilidad, incide directamente en cómo se utiliza la información que genera la CNR.
Los sistemas computacionales de registro de información, constituyen una gran fortaleza,
pues permiten acceder al comportamiento de la Ley 18.450 en cuanto a hombres y
mujeres, de una manera eficaz, permitiendo cruces valiosos de información. Con la
información en línea, se han podido detectar una serie de situaciones, como se ha
observado en las tablas presentadas durante este informe. A pesar de ello, si no existen
objetivos estratégicos de gestión asociados al género, es muy probable que el dato no
sea aprovechado, no se analice ni se desprendan acciones concretas a raíz de los
resultados que arrojan. Puede constituir un insumo importante para él o la encargada de
género, pero en una acción concreta, no a nivel de decisiones directivas.
La información de género que entrega el sistema, para que se convierta en una
herramienta de toma de decisiones a nivel estratégico, requiere de un nivel de
sensibilización de mayor profundidad respecto de la equidad de género. Si una región, o
un segmento están demostrando un comportamiento inequitativo entre hombres y
mujeres, de acuerdo a lo que arroja el sistema, debiese constituir una alerta para tomar
medidas, indagar las causas, formular acciones correctivas, etc. Pero para ello, es
imperativo que existan los canales para gestionar esa información en los círculos
directivos, nivel en el que se pueden adoptar acciones que involucren a todo el servicio.
Esta es la única manera de aprovechar los beneficios del sistema de información con que
se cuenta, que posean seguimiento por medio de los mecanismos de control de gestión y
88
se generen los incentivos necesarios para que se rectifiquen situaciones que puedan
conllevar desigualdades de género en la operatoria de la Ley 18.450.
El rol del SERNAM, como ente evaluador y de monitoreo en cuanto a equidad de género
(PMG), orientado a cuantificar resultados, puede establecer una directriz beneficiosa en la
línea de contar con resultados tangibles a partir de los planes de trabajo formulados en
equidad de género. Sin perjuicio de ello, y considerando las dificultades que se observan
en implementar las acciones de género, sería extremadamente positivo que SERNAM
pudiese apoyar a quienes desempeñan tareas relacionadas al género en los diversos
servicios, con el fin de potenciar a nivel de directivas los alcances e importancia de
impulsar acciones en esta área.
X.
SUGERENCIAS
A continuación se esbozan algunas sugerencias a partir de la información sistematizada.
89
•
Se pueden apreciar acciones llevadas adelante durante los últimos años en el
ámbito de género, que han logrado adquirir sustentabilidad. En este sentido, las
asesorías técnico legales son ilustrativas. Considerando la experiencia y el
conocimiento que éstas han entregado, podría planificarse una evaluación de
estas actividades, sistematizando los beneficiarios de los últimos años, los niveles
de éxito en la Ley 18.450 que han demostrado gracias a la asesorías, los
contenidos que se han abordado y cómo han evolucionado, evaluación de parte de
los y las participantes, etc. Ello, con el fin de contar una práctica evaluada que
permita una mayor proyección y respaldo interno en el corto plazo.
•
Trabajar en la construcción de indicadores de género de mayor precisión en la
CNR, que complementen los seis construidos gracias al PMG: contabilizar los
integrantes de las comunidades de usuarios, cuántos hombres y mujeres, en el
caso de personalidad jurídica, al menos conocer el sexo del representante legal,
etc.
•
Analizar si es pertinente la inclusión del artículo 150 del Código Civil, con el
propósito de facilitar la administración de recursos de las mujeres productoras y
potenciar su participación en la Ley 18.450. En esta línea, si fuese adecuado
incluir estas materias en las asesorías técnico legales, habría que planificar que
estas instancias estén orientadas a mujeres cuyos proyectos todavía no hayan
sido seleccionados, sino que sea en una fase previa que permita utilizar el
mencionado artículo del Código Civil para cumplir con los requisitos de la Ley,
especialmente en aquellos aspectos relacionados a tenencia de tierra.
•
Como se mencionó durante la etapa de levantamiento interno, sería conveniente
que como parte o como acciones paralelas a las asesorías técnico-legales, se
capacitara a las mujeres que postulan a la Ley, con conocimientos técnicos
respecto de la presentación de proyectos. Ello, con el propósito de que posean
herramientas para ejercer mayor control sobre el trabajo que realizan las
consultoras y, en un escenario óptimo, que puedan constituirse en sus propias
consultoras.
•
De acuerdo a las cifras, la mayor cantidad de mujeres se encuentra radicada en el
estrato de la pequeña agricultura, segmento en el que se han concentrado gran
parte de las intervenciones de género, como se ha podido apreciar a lo largo de
este documento. No obstante, sería interesante indagar en el otro estrato que
demuestra una notoria presencia de mujeres: La mediana empresa agrícola.
Profundizar su conocimiento, identificar buenas prácticas de género que pudiesen
ser replicadas como experiencia a la pequeña agricultura, conocer si algunas
medianas empresarias partieron como pequeñas productoras, siguiendo sus
trayectorias laborales, constituiría un antecedente relevante para implementar
nuevas acciones de género.
90
•
Acciones afirmativas más directas podrían conllevar un impacto mayor en cuanto a
posicionar la equidad de género como un área estratégica y de relevancia en la
CNR: Por ejemplo un concurso orientado exclusivamente a mujeres.
•
Reimpulsar las líneas de trabajo relacionadas a la equidad de género, más allá del
PMG, velando porque las tareas no recaigan en una sola persona y que cuente
con los apoyos institucionales necesarios. En este plano, sería conveniente
incorporar el género como un objetivo estratégico en la CNR, dotándolo de
institucionalidad (unidad encargada) y transversalidad (coordinación e inclusión
del género en departamento de estudios, de control de gestión, área de
comunicaciones, etc.).
•
Al respecto, sería beneficioso retomar las campañas comunicacionales, como
“Mujer, más claro echarle agua”, pero involucrando esta línea de trabajo como una
tarea dentro del área de comunicaciones, evitando que quede aislada como un
tema de género desvinculado de las políticas organizacionales.
•
Al respecto, y como una señal potente de la instalación de la equidad de género
como un tema valorado por la institución, sería provechoso establecer, al menos
un concurso al año, exclusivo de mujeres (pertenecientes a la pequeña agricultura,
para aprovechar el trabajo realizado en los últimos años).
•
Generar espacios de capacitación en equidad de género para directivos de la
CNR, considerando que constituye un estamento que experimenta rotaciones
periódicas, por ende se requiere garantizar que conozcan los alcances y
beneficios que esta dimensión posee. A su vez, son los directivos quienes pueden
definir los mensajes de importancia y urgencia para incluir dentro de la agenda de
trabajo del servicio y, de este modo, alinear a todo el personal.
•
La implementación de la Ley 18.450, se entrecruza con otros servicios (INDAP,
DGA, DOH, etc.). Por esta razón, sería conveniente potenciar las líneas de trabajo
intersectoriales, estableciendo en lo posible, una “comunidad de género” del sector
agricultura.
•
Para que este último punto sea viable (y la agenda de género en general), se
requiere del apoyo de SERNAM. Ello con el fin de posicionar a la equidad de
género como un eje de trabajo que trasciende servicios específicos y que necesita
un trabajo articulado que promueva sinergias.
•
Como se mencionó anteriormente, la proyección de SERNAM en el escenario
actual, es tal vez, una de las más promisorias de los últimos años. Este impulso,
podría ser de gran utilidad para propulsar líneas de trabajo en las distintas
instituciones del sector agricultura asociadas al género, respaldando a quienes se
desempeñan en ellas (muchas veces con poco apoyo) y entregando una señal
potente referente a la visión de política pública y compromiso de Estado que posee
esta temática en la administración pública. Elaborar un diagnóstico a nivel
91
institucional en la administración pública que identifique qué servicios poseen
encargados o encargadas de género, unidades de género, objetivos estratégicos
de género, personal capacitado, metodologías de seguimiento y evaluación de
género, etc., sería un insumo de gran cuantía para fortalecer los logros alcanzados
y avanzar en los desafíos pendientes.
XI.
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