INFORME FINAL Diagnóstico Comisión Nacional de Riego Ley 18.450 y Equidad de Género Autores: Andrea Manríquez G. y Carlos Sáez L. Santiago, Diciembre, 2011 1 Contenido I- INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 4 1.1 Objetivos del Estudio ................................................................................................... 5 1.2 Metodología.................................................................................................................. 5 II- ANTECEDENTES............................................................................................................... 7 2.1. Institucionalización del género, riego y desigualdad ................................................ 9 2.2. Chile y sus compromisos internacionales respecto a políticas de agua y género14 2.3. Las Mujeres en los Procesos Asociados al Agua ................................................... 18 2.4. Recursos humanos para el sector agua .................................................................. 19 III- CAMBIOS EXPERIMENTADOS EN EL SECTOR AGROPECUARIO DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO ................................................................................................. 21 IV- LINEAMIENTOS INSTITUCIONALES DE LA CNR ................................................... 27 4.1. Misión Institucional ........................................................................................................ 27 4.2. Visión .............................................................................................................................. 27 4.3. Objetivos Estratégicos ................................................................................................... 27 4.4. Productos Estratégicos ................................................................................................. 28 V- ANÁLISIS DE LA LEY 18.450: AVANCES Y DESAFÍOS DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO ............................................................................................................................. 29 5.1. Avances de la Ley 18.450 desde la perspectiva de género ...................................... 30 5.2. Etapa de Difusión........................................................................................................... 33 5.3. Etapa de Postulación..................................................................................................... 35 5.4. Etapa de bonificación .................................................................................................... 39 VII. DIAGNÓSTICO CUALITATIVO SEGÚN ETAPA: ...................................................... 54 Etapa de Difusión .................................................................................................................. 54 Descripción de la Etapa ............................................................................................ 54 Barreras de género .................................................................................................... 55 Etapa de postulación ............................................................................................................ 56 Descripción de la Etapa ............................................................................................ 56 Sistema computacional de registro y forma de postulación ............................... 57 El proceso de postulación ........................................................................................ 58 Productores Perfil INDAP ......................................................................................... 59 Participación de Mujeres en la Ley de Fomento al Riego ................................... 60 El rol de las consultoras ............................................................................................ 61 Evaluación de proyectos........................................................................................... 64 2 Aspectos Técnicos..................................................................................................... 64 Aspectos legales ........................................................................................................ 65 Títulos de tierra y derechos de aguas: ................................................................... 66 Asesorías técnico-legales......................................................................................... 68 Barreras de género .................................................................................................... 70 Etapa de bonificación............................................................................................................ 72 Descripción de la Etapa ............................................................................................ 72 Etapa de ejecución y acreditación de obras ....................................................................... 75 Descripción de la Etapa ............................................................................................ 75 Financiamiento ........................................................................................................... 75 Acreditación y pago del Bono .................................................................................. 76 VIII. INSTITUCIONALIDAD DE GÉNERO EN LA CNR ..................................................... 76 Acciones de género en los últimos años ............................................................... 77 Acciones de género en la actualidad:..................................................................... 78 Institucionalidad Interna de Género ........................................................................ 79 Institucionalidad Externa........................................................................................... 80 SERNAM, objetivos y presencia al interior de CNR........................................................... 81 Objetivos Estratégicos .............................................................................................. 81 Productos Estratégicos ............................................................................................. 81 IX. CONCLUSIONES .......................................................................................................... 85 X. SUGERENCIAS ................................................................................................................ 89 XI. BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................. 92 3 I- INTRODUCCIÓN El presente documento, tiene como objetivo actualizar el diagnóstico relacionado a las acciones de género que se han llevado a cabo en la Comisión Nacional de Riego (CNR, en adelante), focalizándose en la evolución y acciones insertas en la operatoria de la Ley Nº18.450. Para estos efectos, se ha llevado a cabo una recopilación, revisión, análisis y sistematización de una serie de fuentes secundarias, tanto internas de la CNR (consultorías, Informes PMG de Género, Informes a la Dirección de Presupuesto, etc.), como externas a la institución (estudios realizados en el sector agricultura por otras instituciones), así como un levantamiento de información de carácter cualitativo, donde se entrevistó a informantes claves cuyas labores se relacionan con las diferentes etapas de la Ley 18.450 (difusión, postulación, bonificación, etc.). Este informe se divide en dos grandes etapas: 1) Actualización del diagnóstico de la CNR a partir de revisión documental y 2) Levantamiento de información cualitativa, complementada cuando sea necesario, por datos cuantitativos de la CNR. De este modo, este primer informe se ha orientado a contar con un marco coherente de acciones que se han desarrollado en materias de género. Asimismo, se abordan temas generales, relacionados al contexto internacional: conferencias, declaraciones, convenciones, que entregan lineamientos respecto a la gestión del agua y la equidad de género, tanto a nivel internacional, como nacional. En la primera etapa del presente estudio, se ha procedido a elaborar un diagnóstico de los últimos cambios acaecidos en la ruralidad chilena a partir del Censo Nacional Forestal y Agropecuario de los años 1997 y 2007, así como, de algunas fuentes complementarias. Ello, a objeto de contextualizar el escenario presente en el que, en la actualidad, la Ley Nº18.450 se desenvuelve. El análisis estuvo centrado en la implementación de la equidad de género alrededor de la Ley de Fomento al Riego; las principales acciones desarrolladas en las diferentes etapas de la Ley y las cifras que demuestran su comportamiento en materias de género. Este primera etapa del estudio, constituyó el insumo principal para guiar el estudio en su segunda etapa: afinar las líneas investigativas, indagar los nudos críticos que se identifican y elaborar propuestas de solución, a partir de las propias opiniones de quienes desempeñan funciones relacionadas a la Ley Nº18.450. La segunda etapa del proceso de diagnóstico de la Ley 18.450 y la equidad de género contempló, como se mencionó anteriormente, levantamiento de información de carácter cualitativo, a partir de una serie de entrevistas sostenidas con personal de la Comisión Nacional de Riego. En esta línea, se focalizó la búsqueda de información en personas claves que se desempeñan en las diversas etapas que contempla la Ley de Fomento al Riego. 4 El propósito fue identificar posibles barreras de género que se observen en las distintas etapas de la mencionada Ley, para lo cual, se procedió a dialogar, mediante entrevistas semiestructuradas, con los/as informantes clave de la institución, quienes, a través de sus experiencias, pudiesen entregar elementos relevantes respecto a la equidad de género en la operacionalización de la Ley 18.450: Los avances y los desafíos pendientes. Esta fase final del estudio, constituye la visión interna de la equidad de género, luego de haber analizado los datos externos y aquellos que han sido publicados a través de diversas fuentes sobre la Ley 18.450 y la equidad de género. 1.1 Objetivos del Estudio Objetivo General • Actualizar el diagnóstico de género de la Ley 18.450, considerando las acciones realizadas en los últimos años. Objetivos específicos • Revisar y sistematizar documentos y estudios de la CNR y fuentes externas llevados a cabo respecto de la equidad de género y la Ley 18.450. • Realizar un diagnóstico interno en la Comisión Nacional de Riego, respecto de los avances y desafíos que se identifican en la implementación de la equidad de género y la operatoria de la Ley 18.450. • Analizar la información producida e identificar posibles líneas de acción futuras. 1.2 Metodología Con el fin de alcanzar los objetivos propuestos, se diseñó un estudio que combina técnicas de análisis documental y técnicas cualitativas de producción de datos. El análisis documental se orientó a indagar y revisar la bibliografía desarrollada por la propia CNR, referente a la Ley 18.450 y la equidad de género. En esta línea, se analizaron estudios llevados a cabo por consultoras externas, como los informes formulados por la CNR en el contexto del PMG de Género y aquellas acciones de género informadas a la Dirección de Presupuesto del Ministerio de Hacienda. 5 De igual modo, se examinaron estudios e informes elaborados por agencias externas a la CNR, que abordan el tema de género en el ámbito de la agricultura que se refieren en algún grado a temáticas vinculadas a la Ley 18.450. En el ámbito cualitativo, se aplicaron entrevistas semiestructuradas dirigidas a informantes claves de la CNR. Los criterios de elegibilidad de cada informante, estuvieron dados por los siguientes elementos: • Participación directa en alguna de las etapas de la Ley 18.450. • Participación directa en temáticas de género. • Participación en acciones de género (actuales o pasadas). De este modo, se seleccionaron siete informantes, con algunos de los cuales se sostuvo más de una entrevista, con el fin de profundizar algunos conceptos. Las entrevistas semiestructuradas tuvieron como foco, los siguientes ejes de estudio: • Descripción de funciones según etapa en que se desempeña en la operatoria de la Ley de Fomento al Riego. • Conocimientos respecto a acciones de género realizadas en el marco de la Ley 18.450. • Barreras de género y nudos críticos identificados a partir de la experiencia en las funciones realizadas por los y las entrevistadas. • Percepción actual del panorama de género en la Ley 18.450. • Acciones intersectoriales en materias de género. Con estos grandes ejes temáticos como guía, se procedió a entrevistar a las personas seleccionadas, dando espacio para la emergencia de focos emergentes de información. 6 II- ANTECEDENTES Cada sociedad ha creado y tecnificado sus sistemas de riego, siendo así, el recurso hídrico fundamental para el desarrollo de las diferentes culturas y sus integrantes. Es claro que “entre los seres humanos y el agua ha existido un vínculo indisociable que ha sido básico en el desarrollo de la vida, llegando a constituir un pilar de la organización social, cultural y económica de un pueblo”1, siendo evidente que, el recurso hídrico mejora considerablemente la calidad de vida de las personas, contribuyendo al desarrollo y crecimiento de las sociedades. La cultura del agua, genera distintas manifestaciones en torno a ella, que van desde lo religioso, social hasta lo económico. Sus funciones son múltiples: “abarcan desde complejas prácticas religiosas, mitos y creencias con una profunda valoración espiritual en numerosas civilizaciones, hasta el significado que ha adquirido en la concepción de las economías liberales, como bien de consumo que puede ser transada en el mercado. Estas significaciones se entrelazan con una diversidad de usos que puede tener el agua dependiendo de su carácter consuntivo o no consuntivo”2. Aludiendo el primer tipo de uso al doméstico, ganadero, agrícola, industrial, entre otros, mientras que el segundo se refiere a otro tipo de necesidades, tales como, transporte, vertederos, recreación, etcétera. En el caso particular de Chile, vemos que las culturas indígenas fueron las primeras en desarrollar sistemas de regadío, los cuales se tecnificaron con el transcurrir de los años y la llegada de occidente. Posteriormente, en la época de la colonia se construyeron grandes obras de riego, de las cuales, algunas aún perduran: “Después de la independencia y hasta principios del siglo XX, fue la iniciativa privada la que dotó al país de un vasto y complejo sistema de canales de regadío. La participación del Estado en la construcción de obras de riego sólo se inicia hacia el año 1915 y su acción ha sido fundamental en el desarrollo del sector, ya que todas las grandes obras de infraestructura, a partir de dicho año, han sido construidas por el Estado…”3 Es así, como el Estado juega un rol central en las obras de riego, las cuales en las décadas previas a los setenta dependían exclusivamente de la Dirección de Riego. Durante años, específicamente entre los años setenta y noventa, el Estado redujo su inversión, repercutiendo negativamente en la infraestructura de riego del país, de ahí el deterioro de la misma. 1 Castro, Milka y Sandoval, Beatriz (2007). Género y gestión del agua en Chile. Revista Agua y riego. Primer encuentro nacional de usuarias líderes de agua, Perú. Pág. 16. 2 Castro, Milka y Sandoval, Beatriz (2007). Género y gestión del agua en Chile. En revista: Agua y riego. Primer encuentro nacional de usuarias líderes de agua. Perú, Pag 16. 3 Comisión Nacional de Riego: Módulo 5. Ley N 18.450 de fomento a la inversión privada en obras menores de riego. Curso e-learnig, 2010, pág. 2. 7 Las ideas de libre mercado se imponen en las sociedades occidentales, convirtiéndose el agua en un bien preciado, un bien de consumo transado en el mercado. De ahí que: “Acuerdos internacionales y legislaciones nacionales han favorecido la apropiación por parte de corporaciones privadas. Las privatizaciones constituyen una amenaza para todos los recursos que pertenecían a la comunidad. Paralelamente a este proceso, a partir de la década de los setenta en trascendentes eventos internacionales se ha propuesto y fomentado: a) La atención hacia un recurso que es finito y vulnerable, y esencial para sostener la vida, el desarrollo y medio ambiente., b) la sostenibilidad ante el crecimiento de las demanda., c) equidad e igualdad de género”4. Temáticas que han sido abordadas en Conferencias Internacionales sobre agua y medio ambiente. Posteriormente, en septiembre de 1975 se crea la Comisión Nacional de Riego (CNR en adelante), institución con “facultades amplias como planificar, elaborar y evaluar proyectos integrales de riego y coordinar la acción de organismos relacionados con el riego”5. El objetivo de la CNR es asegurar el incremento y mejoramiento de la superficie regada del país. No es una tarea fácil, pues debemos saber que incrementar y mejorar la superficie regada del país, si bien contribuye positivamente a nuestra sociedad, repercute de diferentes formas en los distintos grupos etáreos, comunidades, regiones y sexos. En ese escenario y con la idea de reactivar la economía nacional, se promulga en 1985 la Ley Nº 18.450 otorgándole a la CNR la administración de la misma. Cinco años después se apoya la construcción de obras de riego, contribuyendo con parte del financiamiento a los/as agricultores/as interesados/as en implementar o tecnificar sus sistemas de riego. El agua se ha convertido en el bien más preciado y no es casualidad que en nuestro país, al igual que muchos países de América Latina, desde principios de la década de los noventa, han implementado políticas para traspasar a agricultores/as la responsabilidad de la gestión y mantenimiento de la infraestructura de riego. El escenario internacional, los acuerdos suscritos por nuestro país y el tratado de libre comercio con EEUU, inciden en que, a fines de los noventa se modifique la Ley 18.450, promoviendo así, la postulación de pequeños/as productores/as, por lo cual se aumentan considerablemente los fondos (de 12.000 a 24.000 millones). Luego surge la política de fomento al riego y siguen aumentando los fondos destinados a obras de riego. En 2009 se aprueba una prórroga y se modifica la Ley (vigencia hasta el año 2022), estableciendo porcentajes máximos de bonificación según estratos, siendo los pequeños/as productores/as INDAP favorecidos con un máximo de 90% en la bonificación de sus proyectos, mientras que los/as pequeños/as empresarios/as, cuya superficie de riego ponderada no supera las 40 hectáreas, con una bonificación máxima de un 80% y los/as medianos/as y grandes con un 70%. No sólo se modifican los porcentajes de bonificación, sino también, se segmentan los/as beneficiarios/as en cuatro estratos, se 4 Castro, Milka y Sandoval, Beatriz (2007). Género y gestión del agua en Chile. Revista: Agua y riego. Primer encuentro nacional de usuarias líderes de agua. Perú. Pág. 16y 17 5 Comisión Nacional de Riego: Módulo 5. Ley N 18.450 de fomento a la inversión privada en obras menores de riego. Curso e-learnig, 2010, pág. 3. 8 generan posibilidades de programas especiales para obras menores y por último, el abordaje responsable de temáticas ambientales. 2.1. Institucionalización del género, riego y desigualdad Al hablar de género suele pensarse que se trata de una categoría sólo aplicable a las mujeres, utilizándose términos como: perspectiva, enfoque o estrategia de género entre otras; sin embargo desde la perspectiva de diversas autores/as género corresponde a una categoría aún más amplia y se refiere según la antropóloga Marcela Lagarde (1992), a la forma de organización genérica del mundo y cómo esta afecta a la mujer. Desde aquí género vendría siendo una categoría que analiza el modo en que las culturas construyen el ser mujer y el ser hombre, a partir de sus diferencias biológicas trascendiendo la definición biológica del sexo. Para esto se debe entender que existe diferencia de sexo biológico y sexo cultural, entendiéndose este como la construcción que realiza cada cultura acerca de lo que considera propio para cada sexo es decir género. Al realizar un análisis social en diversos lugares y tiempos se puede visualizar que lo que se considera femenino y masculino varía de cultura en cultura, es decir el ser mujer y el ser hombre significa cosas distintas en lugares diferentes: “..si en una cultura hacer canastas es un trabajo de mujeres y en otras es un trabajo exclusivo de los varones, entonces es obvio que el trabajo de hacer canastas no está determinado por lo biológico si no por lo que culturalmente se define propio para ese sexo, o sea por el género. ...”6. Occidente, bajo una lógica dicotómica del mundo, ha encasillado los comportamientos humanos entre bueno/malo, hombre/mujer, alto/bajo, flojo/trabajador, entre otros, y el género no ha escapado de tal pensamiento binario, ya que nuestra sociedad reconoce dos géneros, uno masculino y otro femenino, es así como los hombres han sido encasillados en un género masculino y las mujeres en un género femenino. Cabe mencionar que en esta división binaria del mundo, propia del mundo occidental, subyacen en todo momento los significados de género. Es decir, toda división se asocia a lo femenino o lo masculino (duro/hombre, blando/mujer, por ejemplo), donde lo femenino representa valores y atributos con menor prestigio y estatus social. Este hecho conlleva a situaciones de desigualdad, pues todo aquello que se relacione a lo femenino, será subvalorado en relación a los ámbitos que se definan como masculinos. Además, se considera que desde este juego binario (hombre - cultura/mujer - naturaleza), la segunda es algo que debe ser dominado y controlado por la cultura y por esto pasa a ser parte de la estructura conceptual de una sociedad que concibe a la civilización como 6 Lamas, Marta (1996): El género: La construcción cultural de la diferencia sexual. Compilación, Editorial Miguel Ángel Porrua, Ciudad de México, Pág. 108. 9 la culminación del triunfo del hombre sobre la naturaleza (Moore, 1991) esta asociación simbólica se realiza en forma natural pues se asume la proximidad hombre/ culturamujer/ naturaleza y en virtud de esta dicotomía la mujer experimentaría la dominación por parte del hombre. Siguiendo con una perspectiva dicotómica, vemos como socialmente se ha caracterizado y asociado a las mujeres al ámbito doméstico, privado, como sentimentales, naturaleza, pasivas, objeto y cuerpo, mientras que los hombres se encontrarían en un ámbito público, como sujetos racionales, activos, asociados a la cultura y poseedores del poder. Este pensamiento binario no ha hecho más que reafirmar la subordinación en la que viven día a día las mujeres en la sociedad occidental, como diría Marcela Lagarde, se trataría de mujeres cautivas que han perdido su autonomía vital. La diferencia de roles de mujeres y hombres es resultado de realidades históricas, económicas y culturales. El género se complejiza al cruzarlo con otras variables, como clase y raza. En muchas sociedades los prejuicios, discriminaciones y limitaciones que vivencian las mujeres son considerables, por lo cual, es tarea de los estados resguardar la integridad de la personas y crear los mecanismos necesarios para apoyar a los grupos más vulnerables de las sociedades. Tal es el caso de las mujeres campesinas, que experimentan día a día la rudeza de la pobreza rural. El género como la construcción cultural de las diferencias sexuales incide en ciertas asimetrías, barreras y brechas. Asimetrías que los estados deben intentar evitar a través de políticas públicas. En ese sentido, la equidad de género juega un rol central en la modernización del Estado en América Latina, según Guzmán y Bonnan: “La necesidad de crear mecanismos de género en el Estado fue movilizada por los movimientos feministas en los distintos países de la región, en contexto de recuperación de la democracia, procesos de modernización de los países o de recuperación de la paz luego de los conflictos armados en Centroamérica”. Así fueron creados en América Latina Consejos Nacionales de Derechos de la mujer en Brasil en 1985, el programa de promoción de la mujer y familia en 1983 en Argentina y el Servicio Nacional de la Mujer en Chile en 1991. Las instancias de género se crearon en épocas específicas, en contextos de cambios políticos nacionales, relevando la importancia de subsanar las asimetrías entre hombres y mujeres. En esta línea, el escenario internacional incidió considerablemente, pues: “Los acuerdos asumidos por los gobiernos en las conferencias internacionales de las Naciones Unidas en la década del 90 – en las que participaron los movimientos feministas a nivel global – contribuyeron a dar fuerza adicional al movimiento y constituyeron una presión importante para que los gobiernos generen los mecanismos institucionales o redefinan su ubicación, atribuciones y funciones”7. 7 Bonnan, Claudia y Guzmán, Virginia (s/f): La institucionalización del tema de la equidad género y la modernización del estado en América latina. Santiago de Chile. 10 Sin embargo, la posibilidad de que los gobiernos incorporen los acuerdos y las orientaciones definidas no sólo depende de los movimientos de mujeres, ni de las autoridades, sino también de la normatividad del Estado, de las concepciones y discursos simbólicos instalados en la institucionalidad que sustentan el género. De esa forma, es fundamental reflexionar sobre la idea de que las instituciones no sólo se constituyen por reglas, sino también por creencias, es ahí, donde cobran relevancia las características propias de los/as funcionarios/as, ya que inciden directamente en las agendas abordadas: “esto exige a las autoridades e integrantes de las nuevas institucionalidades de género un enorme esfuerzo de aprendizaje - no exento de contradicciones y frustraciones - para conocer, dominar y flexibilizar las Leyes, normas, reglas y procedimientos administrativos a favor de sus objetivos institucionales […] Las restricciones que la cultura de la administración puede imponer son tanto de carácter simbólico como político”.(CITA) Considerando estos antecedentes, el Estado chileno ha impulsado los Programas de Mejoramiento de la Gestión (PMG, en adelante), instrumento aprobado en 1998 para apoyar la modernización de la gestión y trabajo de los sistemas públicos. El cumplimiento de dicho instrumento se encuentra asociado a los presupuestos institucionales y al incentivo de las remuneraciones por el cumplimiento de metas. Dentro de los PMG se incorpora la temática de género con el propósito de sensibilizar, capacitar y promover la equidad de género en las políticas públicas, sus programas, objetivos y productos estratégicos. La CNR ha llevado a cabo el PMG de género desde 2004, si bien, han pasado ya seis años desde su implementación al interior de la institución, aún quedan muchas cosas por hacer para disminuir o evitar ciertas barreras y brechas a las cuales se ven enfrentados los sexos, específicamente las mujeres destinatarias de los beneficios que otorga el sistema. Como las instituciones poseen un orden interpretativo que incide en los procesos de elaboración e implementación de sus políticas, es fundamental la necesidad de instalar en la cultural organizacional de la CNR la equidad de género como enfoque transversal capaz de dar cuenta y resolver situaciones que van en posibles desmedro de algunas personas. La estrategia de la transversalización supone la elaboración de una matriz que oriente una visión de género institucional que promueva la igualdad de oportunidades, superación de asimetrías, entre otros aspectos. En ese viaje, es responsabilidad de la CNR hacer una revisión sobre su misión institucional, lineamientos, objetivos estratégicos y sus productos. Es claro que existen muchas cosas por hacer aún en el plano de las políticas del género y la sexualidad. Tal es el caso de los beneficios que otorga la Ley de Riego, una Ley que conlleva ciertas asimetrías que serán necesarias de abordar para crear un escenario igualitario para hombres y mujeres. 11 La temática de género constituye algo transversal, que ha sido incorporada paulatinamente en las dimensiones sociales, políticas, económicas, entre otras. No obstante, el avance de la incorporación de las mujeres en el mundo occidental ha sido compleja, puesto que la construcción social asociada a lo femenino y masculino, ha determinado que el ámbito de intervención de las mujeres se vincule, más bien, a espacios privados acotados, asociados específicamente a la maternidad, socialización de los/as hijos/as, débiles y con ausencia de liderazgo para movilizar grupos sociales; a diferencia de lo masculino, cuyo principal escenario es el ámbito público. Situación que no varía mucho si nos centramos en la población beneficiaria de la Ley, es decir con los perfiles de las personas con las cuales la CNR trabaja. Para abordar la vinculación género y agua, es fundamental considerar el eje pobrezamujer, puesto que, en esa relación se materializan las incidencias de las construcciones de género de nuestra sociedad. La pobreza está lejos de ser una realidad homogénea, por lo tanto, las formas de vivirla y enfrentarlas son distintas en los grupos y por sobretodo, entre hombres y mujeres: “La características más notables de los pobres rurales son la exclusión, la discriminación social y cultural con base en el origen étnico, de género, edad, la carencia o acceso limitado a servicios básicos (salud, educación, vivienda, etc.); la automarginación producto del temor a ser discriminado, la baja autoestima y los ingreso familiares por debajo de nivel mínimo requerido para acceder a una canasta básica de bienes y servicios, incluyendo la alimentación”8. Características que varían entre hombres y mujeres. Dichas características se acentúan cuando se trata de mujeres rurales, pues son ellas quienes tienen menor acceso a los títulos de propiedad de la tierra, derechos de aprovechamiento de agua, menor o escaso acceso a fuentes laborales, salarios más bajos por desempeñar las mismas funciones que los hombres, menores oportunidades de acceder a beneficios, trabajos, entre otras cosas. De acuerdo a los postulados de Rosalba Todaro (2004), desde el género podríamos sostener que el trabajo es una categoría: “Fundamental para entender la posición de mujeres y hombres en la sociedad, dado que representa un ámbito privilegiado para analizar la relación público-privada y superar esa dicotomía. El trabajo es, sin lugar a dudas, uno de los factores más importantes en la formación de identidad de los sujetos, en la diferenciación entre los sexos, en la construcción de los géneros y en el establecimiento de jerarquías sociales”9. De ahí que las relaciones de género incidan en el orden económico-social, en el trabajo. Todaro hace un recorrido por los diferentes cambios que se han producido en los sistemas económicos en el mundo y la manera en que estos inciden en las 8 Campaña, Pilar (2008): Manual para profesionales de la CNR. Análisis de género y desarrollo agrícola. Santiago de Chile. 9 Todaro, Rosalba e Inés, Sonia (2004). El trabajo se transforma. Santiago de Chile, pág. 15 12 transformaciones del trabajo, es así, como la flexibilidad se integra a la institucionalidad laboral, repercutiendo en la organización del trabajo y en la reproducción social. A su vez, argumenta que el modelo que introduce la era industrial, es un modelo que está separado por la producción y reproducción, vinculándose además, con las esferas de lo masculino y femenino, temas que posteriormente fueron discutidos por las feministas (producción/masculino y reproducción/femenino). De esa forma, los modos en que se entrama lo productivo y reproductivo, determinan directamente las relaciones de género. Por lo tanto, cualquier cambio o modificación en la organización productiva implicaría un cambio en la organización reproductiva. Por tales motivos, es relevante que las políticas de la CNR sean capaces de visualizar tales construcciones y las incidencias que éstas tienen en las relaciones que las mujeres establecen con los beneficios que otorga la Ley. Son temáticas que han abordado las Naciones Unidas, la Organización Internacional del Trabajo, conferencias y convenciones internacionales. Las mujeres de las zonas rurales y que son objetivo de beneficios de la CNR, son uno de los grupos más vulnerables de nuestro país: “las mujeres rurales es uno de los segmentos de la población más vulnerables ya que a pesar de los avances en las Leyes y las políticas favorables a este segmento, siguen enfrentándose a múltiples obstáculos para mejorar su posición, contribuir al desarrollo y obtener ventajas y oportunidades de éste. El acceso desigual por parte de las mujeres al capital (crédito e infraestructura), a los recursos (tierra y agua) y al mercado de trabajo, son elementos que caracterizan su situación y afectan, en consecuencia, su participación en lo que se refiere al uso de la tierra, a los programas de desarrollo y a las decisiones en los espacios de representación”10. En consecuencia, sus características reproducen formas históricas de desigualdad, amparadas en formas legislativas y culturales. Dentro de esas mujeres nos encontramos frente a un grupo aún más vulnerable, como lo es la población de origen étnico, ya que no sólo deben lidiar con los prejuicios de género, sino también con los de raza. Estas mujeres viven una de las mayores situaciones de precariedad y desigualdad, emigrando muchas veces de sus comunidades de origen en busca de nuevas oportunidades laborales, como también lo hacen las mujeres que vivencian la pobreza rural. Mujeres rurales, mujeres indígenas, han vivido años bajo formas económicas de subsistencia, recurriendo a formas económicas no convencionales como lo es la reciprocidad para la mantención de su núcleo familiar. En las últimas décadas algunas de ellas han logrado acercarse a redes estatales, que les han permitido lograr mantener sus hogares, crear redes sociales, generar una conciencia colectiva, entre otros aspectos. Aunque es evidente que los factores culturales son una gran brecha que no permite que alcancen su autonomía vital. Asimismo, dichas relaciones condicionan las prácticas de acceso a la propiedad y control del agua. 10 Campaña, Pilar (2008): Manual para profesionales de la CNR. Análisis de género y desarrollo agrícola. Santiago de Chile, pág. 5. 13 2.2. Chile y sus compromisos internacionales respecto a políticas de agua y género Internacionalmente en diversas convenciones, asambleas y conferencias se ha reflexionado y discutido sobre el valor del agua en el planeta en sus distintos usos, como también la importancia de incluir en las políticas de agua a las mujeres en el proceso de gestión de la misma. A continuación se describen algunos de los compromisos internacionales que Chile ha suscrito respecto al agua y las mujeres. • Declaración de Dublín sobre el agua y desarrollo sostenible de 1992. En dicha conferencia se reunieron más de quinientas personas, entre las cuales figuran expertos/as en temáticas de agua designados por los distintos gobiernos. Participaron en esta conferencia más de cien países y representantes de ochenta organizaciones internacionales, quienes reflexionaron y discutieron sobre la escasez y uso abusivo del recurso del agua y el impacto de éste para el medio ambiente y el desarrollo sostenible de las naciones. Al reflexionar sobre la situación crítica de los recursos hídricos mundiales, los/as participantes: “hacen un llamamiento para que se dé un enfoque radicalmente nuevo a la evaluación, al aprovechamiento y a la gestión de los recursos de agua dulce, y esto sólo puede conseguirse gracias a un compromiso político y a una participación que abarque desde las altas esferas del gobierno hasta las comunidades más elementales”11. Desde el género, se observa y pone énfasis en el papel fundamental de las mujeres como proveedora y consumidora del agua y conservadora del medio ambiente. Como señala el principio Nº3, La mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, la gestión y la protección del agua, siendo su rol primordial como proveedora y consumidora de agua. Por lo cual, se exige para la ejecución de dicho principio políticas efectivas que aborden las particularidades y necesidades de las mujeres. • Declaración de Río sobre el medio ambiente y el desarrollo 1992 La declaración de Río se adoptó en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio ambiente y desarrollo, llevada a cabo en Río de Janeiro en junio de 1992. Se reconoce la necesidad de formular instrumentos legales que regulen una adecuada protección del medio ambiente. Desde la perspectiva de género podemos apreciar la necesidad de incluir en las políticas sugeridas a mujeres y grupos vulnerables, pues sus roles son fundamentales en temáticas de medio ambiente y desarrollo. Como expresa el principio de la declaración: 11 Declaración de Dublín sobre el agua y desarrollo sostenible de 1992. 14 “las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo. Es, por tanto, imprescindible contar con su plena participación para lograr el desarrollo sostenible”. El desarrollo debe contar con la presencia de diferentes personas y sus experiencias. Paralelamente, también es fundamental contar con la participación de grupos vulnerables, como lo han sido las comunidades indígenas en muchas partes del mundo, por lo cual, el principio 22 manifiesta que: “las poblaciones indígenas y sus comunidades, así como otras comunidades locales, desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo debido a sus conocimientos y prácticas tradicionales. Los Estados deberían reconocer y apoyar debidamente su identidad, cultura e intereses y hacer posible su participación efectiva en el logro del desarrollo sostenible”. Entonces, es fundamental incorporar en las políticas de riego y drenaje a mujeres, comunidades indígenas y otras personas que a través de las historia han sido invisibilizadas. • Declaración y plataforma de acción de Beijing, 1995. En la cuarta Conferencia Mundial sobre la mujer participaron diferentes gobiernos, incluido Chile, quienes se comprometieron a promover la igualdad, el desarrollo y la paz para todas las mujeres del mundo. Reconociendo las particularidades de las mujeres y los obstáculos culturales a los cuales se ven enfrentadas en las diferentes sociedades. Si bien, las situaciones que vivencian las mujeres han avanzado en algunos aspectos los últimos años, aún persisten y se reproducen desigualdades entre los sexos, de ahí la necesidad internacional de generar políticas que contribuyan a promover la igualdad. En ese escenario se definió una esfera de gran preocupación como lo es la mujer y el medio ambiente. En esa relación es fundamental contar con un enfoque de género que contribuya a promover no sólo la participación de la mujer, sino también la potenciación de su papel en las políticas que competen a la temática. Para tales efectos se definieron tres objetivos estratégicos: 1. “Lograr la participación activa de la mujer en la adopción de decisiones relativas al medio ambiente en todos los niveles”. 2. “Integrar las preocupaciones y perspectivas de género en las políticas y programas en favor del desarrollo sostenible”. 3. “Fortalecer o establecer mecanismos a nivel regional, nacional e internacional para evaluar los efectos de las políticas de desarrollo y medio ambiente en la mujer”. Para lograr dichos objetivos los gobiernos han de adoptar algunas de las medidas que se describen a continuación: 15 -Asegurar oportunidades a las mujeres, inclusive las pertenecientes a poblaciones indígenas, para que participen en la adopción de decisiones relativas al medio ambiente en todos los niveles, incluso como administradoras, elaboradoras de proyectos y planificadoras y como ejecutoras y evaluadoras de los proyectos relativos al medio ambiente; -Facilitar y fomentar el acceso de la mujer a la información y la educación, inclusive en las esferas de la ciencia, la tecnología y la economía, promoviendo de ese modo sus conocimientos, aptitudes y oportunidades de participación en las decisiones relativas al medio ambiente; -Adoptar medidas para integrar una perspectiva de género en el diseño y la utilización, entre otras cosas, de mecanismos de gestión de recursos, técnicas de producción y desarrollo de las infraestructuras en las zonas rurales y urbanas, que sean ecológicamente racionales y sostenibles; -Ofrecer asistencia técnica a las mujeres, en particular en los países en desarrollo, en los sectores de la agricultura, las pesquerías, la pequeña empresa, el comercio y la industria, a fin de lograr el fomento continuo del desarrollo de los recursos humanos y la elaboración de tecnologías ecológicamente racionales, así como de las empresas de mujeres; Los gobiernos se comprometieron a adoptar dichas medidas e incorporar el enfoque de género en sus políticas reconociendo el papel fundamental de las mujeres en el desarrollo y medio ambiente. • Conferencia Internacional sobre agua dulce, Bonn, Alemania 2001. En diciembre de 2001 se desarrolló la Conferencia internacional sobre agua dulce, cuyo tema a abordar fue el agua como elemento clave del desarrollo sostenible. Asistieron delegados/as de 118 países, entre los cuales se encontraban ministros/as, representantes de organizaciones internacionales y de la sociedad civil. Uno de los temas a tratar fue promover la igualdad de género, señalándose que, “las políticas de administración del agua no deben hacer una distinción entre los consumidores del agua por género y deben permitir a hombres y mujeres igual acceso a los recursos hídricos, comprendidos el agua potable y los servicios de saneamiento”. Paralelamente se reflexionó sobre la importancia de la participación de ambos sexos, al respecto: “hombres y mujeres deben participar en pie de igualdad en la gestión del aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos y en la distribución de los beneficios. Para lograr la equidad, en muchas partes del mundo hay que reforzar la función de la mujer en la administración del agua y promover su participación. - Los especialistas del agua y el personal normativo deben ser formados para trabajar de un modo que no excluya a ninguno de los sexos. En muchos lugares se necesitará un apoyo especial para 16 hacer posible que las mujeres asuman funciones directivas y administrativas en las políticas y la gestión de los recursos hídricos”. Siguiendo con la incorporación del enfoque de género, las políticas de agua deben tener en cuenta a ambos sexos, incitando a los datos relativos a la temática desglosarse por sexo. Paralelamente, se sugiere hacer atractiva el agua para la inversión privada, puesto que requiere de mucho capital, de ahí que sea necesario aumentar el financiamiento público destinados a las políticas de agua, situación que ha visualizado e internalizado CNR a propósito del aumento de las bonificaciones hasta un 90% para la pequeña agricultura. Al respecto, en la reunión de Bonn, Alemania se expresó que: “En vista de que para la inversión en infraestructura de abastecimiento de agua se requiere mucho capital, es preciso aumentar la financiación pública movilizando fondos privados para los servicios públicos del agua, el tratamiento de las aguas residuales, el regadío y otros programas relacionados con el agua. Esto puede revestir la forma de asociaciones públicas y privadas, teniendo en cuenta que la prestación de servicios de gestión privada no debe suponer la propiedad privada de los recursos hídricos”. • Asamblea General de Naciones Unidas, 2003. Proclamó, mediante la resolución 58/217, el periodo 2005-2015 como la década internacional para la acción. Recordando su resolución 55/196 (2000), por la que se declaró el año 2003 el año internacional del agua dulce. Destacando la importancia del agua para el desarrollo sostenible, específicamente para el medio ambiente y la erradicación de la pobreza y el hambre en el mundo, puesto que, es fundamental para la salud y calidad de vida de los seres humanos. “El agua, fuente de vida” decide que, el “decenio tenga como objetivos ocuparse más a fondo de las cuestiones relativas al agua en todos los niveles y de la ejecución de los programas y proyectos relativos al agua, y que al mismo tiempo se trate de asegurar la participación e intervención de la mujer en las medidas de desarrollo relacionadas con el agua, y promover la cooperación en todos los niveles, para ayudar a alcanzar los objetivos relativos al agua convenidos internacionalmente”. Nuevamente observamos que internacionalmente se reconoce el papel fundamental de las mujeres en las cuestiones relativas al agua. Se debe considerar, además, que las mujeres de sectores rurales deben lidiar con los usos del agua que requiere el ámbito doméstico (higiene de hijos e hijas, alimentación, etc.). El conocimiento de esta dimensión del agua, hace doblemente importante que mujeres accedan a puestos de decisión en la gestión y administración del recurso hídrico, pues otorgan mayor importancia que los hombres a estos asuntos. • Objetivos de desarrollo del milenio (ODM) 17 Se reconoce el valioso aporte de conferencias internacionales y cumbres de la Naciones Unidas en los ámbitos sociales y económicos. Como objetivos del milenio, se promueve la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de las mujeres, expresando que: “Seguimos convencidos de que el progreso de la mujer es el progreso de todos. Reafirmamos que el logro pleno y efectivo de los objetivos y metas de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing y los resultados del vigésimo tercer período extraordinario de sesiones de la Asamblea General es una contribución indispensable para que se alcancen los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, incluidos los que figuran en la Declaración del Milenio, y resolvemos promover la igualdad entre los géneros y eliminar la omnipresente discriminación por motivos de género”. Se espera asegurar la igualdad de acceso de las mujeres a los bienes y recursos productivos. En este punto es esencial promover políticas que fomenten el dominio de la tierra por parte de las mujeres, pues sabemos, que este punto es una barrera de género que enfrentan las mujeres en el acceso a los beneficios que otorga la Ley 18.450. Asimismo, se promueve el enfoque de género como una estrategia para erradicar la asimetría entre los géneros. Los tratados descritos anteriormente, materializan los esfuerzos que internacionalmente se han realizado para promover la igualdad entre los diferentes sexos, constituyendo el marco orientador para la implementación de políticas vinculadas al agua y sus diversos usos. Es evidente que la participación activa de las mujeres contribuye notoriamente al desarrollo y crecimiento de las sociedades, por lo cual, no incorporarlas en políticas concernientes al agua sería reproducir desigualdades de género y no cumplir con tratados internacionales que nuestro país a suscrito. 2.3. Las Mujeres en los Procesos Asociados al Agua En Chile la separación de la propiedad de la tierra de los derechos de agua, y el hecho que luego de conceder un derecho la autoridad del Estado se extingue respecto a su asignación y la distribución de los derechos entre los usuarios/as queda en manos de la fuerzas del mercado (Solanes,1996), tiene como consecuencia que la tradicional exclusión de las mujeres a la tenencia de la tierra se reproduzca en el acceso a los derechos de agua, la que a su vez, se ve potenciada por los obstáculos que enfrentan las campesinas para acceder al crédito, la capacitación y las nuevas tecnologías. De este modo, es pertinente investigar el acceso y control de las mujeres rurales, indígenas y campesinas, sobre "los derechos de aguas", y adoptar las medidas para asegurar el ejercicio equitativo de estos derechos, considerando el contexto socioeconómico en el que se insertan, y el importante rol que juegan en el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria de los países. Las evidencias muestran que su titularidad legal o consuetudinaria se constituye generalmente sobre los varones, lo que tendría efectos sobre los procesos decisorios familiares y especialmente sobre las 18 unidades productivas administradas por mujeres, cuando por la migración temporal o definitiva o por ausencia de cónyuge, se constituyen en las principales sostenedoras de los hogares. Los diagnósticos, en muchos de nuestros países, que relacionan tenencia de la tierra y riego según sexo, como por ejemplo el de la Cuenca del río Laja en México (Dávila, 1998), muestran que mientras los varones son propietarios y trabajan terrenos con riego las mujeres no gozan de esta situación. Asimismo, sucede que el riego es considerado simbólica y culturalmente una actividad de hombres a pesar que son muchas las mujeres que participan en ella (Ahlers, 1998), y existe una percepción errónea de la distribución de las tareas productivas al interior de las unidades familiares campesinas que oculta el trabajo que realizan las mujeres. Estas condiciones hacen que en los proyectos de riego, en la definición de obras de infraestructura para mejorarlo, así como en la asignación de subsidios no se las consulte, y en general se las excluya de las decisiones y de los beneficios, potenciando la discriminación y brechas que las afectan. 2.4. Recursos humanos para el sector agua En este contexto, leído como una oportunidad para potenciar la presencia y los aportes de las mujeres, es importante identificar los actuales modos que asume su participación en los niveles profesionales, administrativos y políticos asociados a la temática hidrológica. También se requiere caracterizar su acceso a la formación de recursos humanos para el sector, y los obstáculos que encuentran para su capacitación, así como para ser parte de los procesos de adopción de decisiones públicas en esta área. La existencia de mayores oportunidades para que las mujeres participen en la identificación de los problemas en torno al agua y en la formulación y aplicación de políticas y programas, hará más eficientes y efectivos sus aportes. En este sentido, por una parte es necesario apoyar la orientación vocacional de las mujeres hacia opciones profesionales no tradicionales como la ingeniería hidráulica. Por otra parte, su participación no debe restringirse a los aspectos relativos al uso residencial del agua sino también expandirse a los aspectos socioeconómicos que se derivan, por ejemplo, de la construcción de las grandes represas hidroeléctricas, el funcionamiento del mercado en este sector, y el control de la contaminación hídrica, reflejos del modelo de desarrollo adoptado en los países. Sin embargo, si bien una mayor participación cuantitativa y cualitativa de mujeres en las decisiones del sector agua es una condición necesaria, no es suficiente para incorporar el enfoque de género en las políticas y actividades que le competen. En este sentido, se requiere capacitar en las particularidades y beneficios del enfoque de género aplicado a la normativa, los programas y los proyectos asociados con el recurso. El convencimiento que el enfoque de género no sólo tiene efectos positivos sobre la efectividad y la sustentabilidad de los proyectos, sino también tiene un carácter preventivo y correctivo sobre las desigualdades existentes entre hombres y mujeres y los impactos 19 socioeconómicos no deseados al interior de los hogares y las comunidades, hace más evidente las necesidades de capacitación de los y las profesionales y funcionarios/as. Debemos tener claridad, si bien, existe un componente cultural que incide en el estado actual de las mujeres, es necesario crear, desde las diferentes instituciones, espacios, condiciones y oportunidades para que los grupos más vulnerables de nuestro país accedan a los beneficios, en este caso que otorga la CNR. Ello, considerando que el Estado como garante de los derechos de las personas, no es neutro en sus actuaciones y mediante sus servicios puede contribuir a la reproducción de las inequidades, ya sea por acción u omisión. En esta línea, cabe recordar los lineamientos del Servicio Nacional de la Mujer, que entrega el marco orientador del Estado de Chile en materias de equidad de género12: • Promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, considerando las necesidades diferenciadas entre ellos, en el desarrollo e implementación de políticas públicas. • Incentivar la inserción laboral de calidad de la mujer e impulsar el emprendimiento, la conciliación familia-trabajo y la corresponsabilidad. • Fortalecer la familia como base de la sociedad y fomentar medidas concretas que destaquen, apoyen y protejan la maternidad. • Reducir, prevenir y erradicar la violencia intrafamiliar de los hogares del país. • Promover la participación y liderazgo de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad. En este plano, y de acuerdo a lo señalado, la Ley 18.450, juega un papel relevante en facilitar una mayor participación laboral de las mujeres en el ámbito rural, así como a potenciar los liderazgos femeninos en el agro chileno. 12 Gobierno de Chile (2010). Cuenta Pública 2010. Servicio Nacional de la Mujer, pp. 497- 506. 20 III- CAMBIOS EXPERIMENTADOS EN EL SECTOR AGROPECUARIO DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Este capítulo se centra en el análisis general del sector agropecuario, focalizando en datos del Censo Nacional Agropecuario y Forestal de los años 1997 y 2007. Ello, con el propósito de contar con el contexto general en el que se desenvuelve la aplicación de la Ley de Fomento a Obras de Riego y Drenaje, las principales transformaciones experimentadas en el agro y cómo han afectado diferenciadamente a hombres y mujeres. Todo ello, circunscrito específicamente en los pequeños productores y productoras, segmento que, como veremos, constituye el mayor desafío en términos de eliminar brechas de género en cuanto a la aplicación de la Ley 18.450. De acuerdo a las cifras que entrega el Boletín “Agricultura en Cifras” de diciembre de 2009 donde se realiza una descripción de los resultados del VII Censo Nacional Agropecuario desde el punto de vista de género, elaborado por ODEPA13, se identifican algunas situaciones que, comparadas con el Censo de 1997, indican transformaciones en la ruralidad chilena, específicamente en cómo hombres y mujeres se relacionan en las zonas rurales. En esta línea, se establece que los hombres poseían 227.325 explotaciones (agrícolas y forestales) en 1997, mientras que en 2007, la cifra disminuye un 17% alcanzando las 188.532. Para el caso de las mujeres, en 1997 detentaban 63.675 explotaciones, en tanto en 2007 este número se incrementa en un 26%, llegando a 80.255 explotaciones. En ambos censos, el mayor número de explotaciones está representado por hombres, 78,1% en 1997 y 70,1% en 2007. Es decir, en 2007 las mujeres representaban el 30% de las jefaturas de explotaciones. De igual modo, en este análisis se determina que los propietarios/as de las explotaciones se concentran en los rangos de mayor edad. En 1997 el 58% en el rango de 46 y 70 años en el caso de los hombres y 57% en 2007, mientras las mujeres constituyen el 59% en similar rango etáreo en 1997 y 57% en 2007. Los hombres de más de 75 años, concentran en 2007 el 11%, en tanto las mujeres mayores de 75 el 12%. A su vez, la variación en la superficie en manos de hombres, disminuye en 18% desde el censo de 1997 al de 2007. En tanto, para las mujeres se observa una situación diametralmente distinta: se incrementa en un 38%. Asimismo, en el caso de las mujeres se mantiene en los tramos mayores de edad: sobre los 45 años se concentra el 85% de la superficie total de explotaciones. Otro dato que corrobora esta tendencia es que las mujeres mayores de 75 años poseen mayor superficie que el total de mujeres menores de 45 años. De manera global, se constata entonces el envejecimiento en la propiedad y en 13 Gobierno de Chile (2009). “Análisis del VII Censo nacional agropecuario y forestal. La Ruralidad chilena desde el punto de vista de género”. Agricultura en Cifras, N°002, diciembre, Ministerio de Agricultura - ODEPA. 21 la tenencia de la tierra en el ámbito rural, situación que en 1997 ya estaba presente. La tendencia pareciera no revertirse a la luz de los datos del Censo de 2007; al contrario, el proceso de envejecimiento continúa. Estos datos pueden ser auspiciosos, pues a primera vista indican un aumento de la participación de las mujeres en número de superficie y número de explotaciones. Sin embargo, como el mismo estudio señala, si bien existe un traspaso de explotaciones a las mujeres, el que el número y superficie disminuya radicalmente en el caso de los hombres, respondería principalmente a que éstos se han organizado como sociedades agrícolas, por lo que dejan de figurar como personas naturales. Respecto a los niveles educacionales, en 1997 un 66% de los productores hombres poseía educación básica, un 13% educación media y un 10% declaraba tener educación universitaria. Un 11% se declaraba sin educación. En 2007, estas cifras reflejan que quienes poseen educación básica disminuyen a 63%, suben a 17% quienes afirman tener educación media y a 12% los que poseen títulos universitarios. Disminuye, a su vez, a 9% los productores que señalan no poseer educación. En el caso de las mujeres, afirma el boletín de la ODEPA, sucede algo similar. Las mujeres productoras sin educación formal, disminuyen desde un 15% en 1997, a un 10% en 2007. En educación básica, disminuye de 63% a 61%, lo mismo en educación media de un 19% a un 18% y la educación universitaria y técnica aumenta desde un 8% a un 10%. Un estudio llevado a efecto en 2007 por José Nagel y Camilo Martínez, investigadores del Centro Para el Desarrollo de Capital Humano (CENDEC)14 , deja de manifiesto que la situación educacional de las mujeres rurales se ha invertido en las últimas décadas. Si antes los hombres rurales exhibían mejores niveles en educación formal, en la actualidad la situación es diferente. Esto ocurriría especialmente en los grupos de edad inferiores a 26 años, donde la mujer demuestra promedios de escolaridad más elevados (8,2 años contra 7,2 de los hombres). Complementando la información, la ODEPA realiza un análisis sobre la relación de la superficie y el nivel educación. Los hombres con estudios universitarios o técnicos, poseían el 35% de la superficie de las explotaciones, en 1997, un 34% estaba en manos de personas con educación básica y 23% con educación media. Quienes afirmaban no poseer educación, agrupaban el 7% de la superficie. En 2007, baja a 33% la superficie a cargo de hombres con educación universitaria o técnica, permanece en 34% la de quienes poseen educación básica, sube a 24% la de aquellos que detentan educación media y sube a 8% en los hombres sin educación formal. En cuanto a las mujeres, concentran un 31% quienes poseen educación básica en 1997, luego alcanzan el 36% en 2007. Quienes poseen estudios universitarios y técnicos 31% y 34% respectivamente. Mientras que las mujeres con estudio de enseñanza media, 14 Nagel, J. y Martínez, C. (2007). “Chile: Género y Comercio Exterior Agropecuario. Agricultoras Campesinas en la actividad exportadora”. CENDEC- ODEPA. 22 disminuyen de un 30% a un 24% y las que no poseen estudios formales de 8% a 7%. Cabe destacar la alta participación que poseen hombres y mujeres con estudios técnicos y universitarios en la tenencia de las explotaciones, pues poseen sobre el 30% de la superficie, no obstante representan un entre un 10 y un 12% de los jefes y jefas de explotaciones en cuanto a nivel educativo. En este caso, se observa que la educación influye directamente en acceder a mayor superficie. Otro estudio realizado por la Consultora Qualitas Agroconsultores (2010)15, complementa esta información, agregando datos que permiten visualizar en mayor profundidad los cambios acaecidos en la agricultura chilena. El análisis de Qualitas ratifica lo presentado previamente en torno al incremento de explotaciones con jefatura femenina, mencionando que en el año 1997 estas representaban el 21% del universo, mientras en 2007 alcanzan un 30%. No obstante, identifica una mayor concentración de explotaciones con jefatura de mujeres en aquellas de menor tamaño y menor dinamismo agrícola. El estrato de Valor Bruto de Producción donde se agrupa el 33% de dichas explotaciones está localizado en el tramo de ingresos más bajo (0 -100 UF). Disminuye en el estrato de Mediana Agricultura, a 23% (2.400 a 25.000 UF). En esta línea, las explotaciones con jefaturas femeninas constituyen el 30%, generan el 22% del Valor Bruto de Producción, poseen el 23% de los activos y poseen el 22% de la superficie útil. Esta situación cristaliza de manera patente en los recursos que controlan las explotaciones: las mayores brechas se ubican en los estratos de menor tamaño, siendo la pequeña agricultura (0- 2400 UF) la que concentra un promedio del 68% de las explotaciones de jefatura femenina en comparación con las explotaciones con jefaturas masculinas. En los estratos de mediana y gran agricultura, las brechas desaparecen. De igual modo, el promedio de los activos de la pequeña agricultura y la superficie útil en el caso de las explotaciones de mujeres representan el 78% en relación a aquellas lideradas por hombres. En la mediana agricultura la brecha disminuye drásticamente (93%) respecto de sus homólogos varones. En definitiva, el segmento crítico en cuanto a brechas de género está dado por la agricultura que menores recursos posee (agricultura de subsistencia- pequeña agricultura). A menores recursos en las explotaciones, mayor presencia femenina. De igual modo, y directamente relacionado con los alcances de la Ley 18.450, el estudio de Qualitas establece que se observa una brecha de género en cuanto a regularización de tierra: un 16,2% de propiedades con título irregular se observa en las mujeres, mientras un 12,7% en el caso de los hombres. Además, menciona que aproximadamente 10.000 explotaciones con jefatura femenina no poseen sus propiedades regularizadas. Respecto al tipo de tenencia, se determina que el arriendo refleja una leve brecha, pues en el caso de las explotaciones con jefatura masculina constituye el 6,1% y para las 15 Namdar-Irani, Saa (2010). “Situación de las mujeres en el sector silvoagropecuario, avances y desafíos pendientes en materia de equidad de género”. Qualitas Agroconsultores, enero 2010. Informe Final. 23 mujeres un 3,1%. En esta línea, se advierte que sólo 2.000 explotaciones con jefatura femenina se encuentran en esta situación (1.800 que arriendan, 300 en mediería). Por este motivo, la consultora sostiene que, al ser los tipos de tenencia alternativos al de propiedad (arriendo, mediería, regalía o goce, etc.), poco frecuentes (entre un 0,5% y 6,6%), las flexibilizaciones que se realicen en este ámbito, serán de impacto acotado. Este dato no es menor, considerando que una de las modificaciones de la Ley 18.450, fue precisamente incluir a los arrendatarios/as, con el fin de conferirle mayores oportunidades a los pequeños agricultores/as. Siguiendo con el diagnóstico que efectuó Qualitas, respecto al riego, se determina que se observa una pequeña brecha en términos de acceso al agua. De cada 100 productoras jefas de explotación, 37 poseen riego, en tanto los hombres 42. Similar hecho se advierte en la superficie promedio regada, donde las explotaciones de mujeres presentan un promedio de 1,7 hás y los hombres 2,7 (considerando sólo las explotaciones que cuentan con riego). Cabe señalar, que en la pequeña agricultura (0-2400 UF), en cifras absolutas, existen de acuerdo a las cifras del VII Censo Nacional de 2007, 42.748 explotaciones con jefatura femenina sin riego y 95.440 en el caso de los hombres. No obstante, existe una leve diferencia a favor de las explotaciones de mujeres respecto del riego tecnificado: el 16,8% posee este tipo de riego para las mujeres y sólo 13,6% para los hombres jefes de explotación. Por otra parte, identifica una creciente feminización de la mano de obra familiar dedicada al trabajo predial. El tamaño de la unidad de trabajo familiar, es decir personas del hogar productor que trabajan en forma permanente o temporal en las explotaciones se ha mantenido, desde un promedio de 1,74 personas en 1997 a 1,84 en 2007. La gran diferencia se constata en un aumento de la participación femenina desde un 30% en 1997 a un 41% en 2007. En la pequeña agricultura este salto va desde un 30% a un 42%, en la mediana de un 17% a un 32% y en la gran agricultura desde un 10% a un 27%. En cifras absolutas, este cambio se traduce en que en 1997 96.300 mujeres trabajan en el predio y en 2007 lo hacían 130.600 experimentando un crecimiento de 36%. En el caso de los hombres, su participación en el trabajo predial disminuye desde 227.800 en 1997 a 184.100 en 2007, notando una disminución de un 19%. Qualitas explica estas transformaciones, a manera de hipótesis, como una estrategia familiar de sobrevivencia frente al fenómeno de la migración laboral del hombre asociado a un manejo predial por parte de las mujeres. Los hombres en busca de mejores oportunidades, buscan trabajos extra prediales (como asalariados de empresas, por ejemplo), quedando las mujeres a cargo de las tareas del predio. No obstante, estas modificaciones, no irían aparejadas de cambios culturales en la división del trabajo. Por lo tanto, las mujeres realizarían dobles o triples jornadas laborales, manteniendo sus ocupaciones domésticas, lo que se traduciría en mayores cargas de trabajo. 24 En tanto, las características del trabajo predial según sexo, manifiesta una mayor temporalidad en el trabajo en las mujeres, pues sólo un 33% lo hace de forma permanente mientras que los hombres lo hacen en un 53%. Esta proporción aumenta a medida que crece el tamaño de la explotación. Esta situación estaría muy relacionada con lo anteriormente descrito: las mujeres asumen nuevas labores en los predios, antes ejercidas por varones, sin embargo deben seguir lidiando con las tareas del ámbito doméstico, lo que explicaría en parte la diferencia en la temporalidad de los trabajos que ejercen (a ello habría que sumar las características del trabajo femenino, generalmente más precario e intermitente que el de los hombres, ejemplo de ello, los trabajos de temporeras). Referente a las actividades no prediales, según el VII Censo Nacional, 221.295 mujeres mayores de 15 años que viven en el hogar, 90.394 declaran no dedicarse al trabajo predial y 87.533 expresan dedicarse sólo de manera temporal. En estos dos grupos, las otras actividades que predominan (trabajo no predial), son los quehaceres del hogar (casi 93.200 mujeres, representando el 52%), estudiantes (aproximadamente 24.000, constituyendo un 13%), pensionadas o jubiladas (20.000 mujeres, 11%), asalariada fuera de la explotación (17.300 mujeres, 10%) y actividades independientes fuera de la explotación (7.200 mujeres, 4%). Además, se constata que se reduce el hogar promedio de los jefes de explotación, pasando de estar constituidos por 4,3 personas en 1997 a 3.4 en 2007, en donde la disminución se ubica en los menores de 15 años (2,7 personas mayores de 15 años y 0,7 menores de 15). Este hecho, ratifica el proceso de envejecimiento del mundo rural, lo que se traduce en falta de recambios generacionales. Estos datos pueden ser complementados por el estudio llevado a cabo por el Centro para el Desarrollo de Capital Humano (2007), el que analizando cifras de la encuesta CASEN y del INE, establece que la tasa de participación de la mujer rural es de un 25%, en tanto en la mujer urbana es de un 45%, observando con ello la baja inserción en el mundo laboral de las mujeres rurales y la invisibilidad de muchas de sus labores que al no ser remuneradas, no se consideran como trabajo. Asimismo, este estudio señala que el 65% de las mujeres rurales se dedica a actividades del hogar y sólo el 19% tiene trabajo remunerado o se encuentra buscando uno. De las mujeres que cuentan con trabajo, 17% lo hacen como trabajadoras de servicio doméstico, totalizando 20.849 mujeres. Si bien estas cifras no son completamente coincidentes por provenir de fuentes diferentes, sí ayudan a construir un mapa general de la situación del mundo rural, específicamente en términos de las transformaciones que han experimentado en las últimas décadas las mujeres del agro chileno. Esta dimensión, que configura el contexto general en el que actúa la Ley 18.450, permite identificar ciertas situaciones, nudos críticos y brechas, sobre las cuales se implementa y 25 opera el fomento al riego en nuestro país, particularmente en la realidad particular que viven las mujeres rurales. De todos modos, especialmente en lo referido a los datos que entrega el VII Censo nacional, se debe tener en consideración una observación realizada en el PMG de Género de la CNR de 2008: “Sin embargo, cabe recordar que el censo entrega información sobre las mujeres administradoras de predios, y deja invisible lo que está pasando para las mujeres que producen la tierra pero que no aparecen como administradoras, siendo sus maridos o padres, los que se reconocen como jefes de explotación” (CNR, 2008). 26 IV- LINEAMIENTOS INSTITUCIONALES DE LA CNR 4.1. Misión Institucional La misión de la CNR se define de la siguiente forma: “Contribuir al desarrollo de la agricultura a través del riego y drenaje, mediante la formulación e implementación de la política, estudios, programas y proyectos que aporten con un carácter inclusivo y de equidad, al mejoramiento de la competitividad de los agricultores, agricultoras y organizaciones de regantes…”. Al analizar desde una perspectiva de género la misión institucional, observamos que, se visibiliza al sujeto social destinatario/a de la política pública diferenciado por sexo. Es positivo que institucionalmente se visibilicen a usuarios/as hombres y mujeres, lo que incita a la comprensión humana acerca del desarrollo de un servicio público que se dirige a personas y no a cosas. Es evidente el enfoque de derecho y género en la misión institucional. 4.2. Visión A su vez, la visión que estipula la Comisión Nacional de Riego como organización se observa a continuación: “Ser una institución comprometida con el desarrollo de la agricultura, contribuir a la meta de hacer de Chile una potencia agroalimentaria, a través del mejoramiento y tecnificación de sus sistemas de riego, en colaboración permanente con los/as agricultores/as”. En este caso, se menciona diferenciadamente a los agricultores y agricultoras, sin embargo, no existe una declaración explícita vinculada a promover la equidad de género. Se puede desprender tácitamente que potenciar el mejoramiento y tecnificación del riego para llegar a ser una potencia agroalimentaria, puede beneficiar a las mujeres de los sectores rurales. Pero no es un anhelo señalado abiertamente. 4.3. Objetivos Estratégicos 1. Contribuir a formular y a coordinar la implementación de la Política Nacional de Riego y Drenaje que apoye la materialización de Chile como potencia agroalimentaria, mediante el desarrollo del Programa Nacional de Riego y Drenaje (PNRD) y la generación de información relevante. 2. Fomentar la construcción de obras menores de riego y drenaje, con énfasis en los agricultores/as medianos/as, pequeños/as y de etnias, para incrementar y mejorar la seguridad de la superficie de riego en el país. 27 3. Estimular la utilización eficiente y sustentable del recurso hídrico en el sector agrícola, para mejorar su gestión e incrementar la superficie regada del país, a través del apoyo al manejo eficiente de los sistemas de riego a nivel de cuencas hidrográficas y el traspaso de capacidades técnicas, de transferencia tecnológica y de calidad de agua a los/as agricultores/as y sus organizaciones de regantes. Los objetivos estratégicos de la CNR, si bien, visibilizan al sujeto social destinatario de la política pública, en este caso, agricultores y agricultoras, pone mayor énfasis en los recursos productivos. Si bien es cierto, visibilizar la participación de las mujeres mediante un lenguaje inclusivo constituye un avance, se requiere analizar profundamente cómo la Misión, Visión y Objetivos Estratégicos se articulan (o no) en una mirada institucional de género en la CNR. Es decir, si la perspectiva de género es considerada como un eje transversal en todos los servicios y productos que entrega. 4.4. Productos Estratégicos Referente a los productos estratégicos que define la CNR, estos se expresan del siguiente modo: 1. Programa Nacional de Riego y Drenaje. 2. Estudios y mediciones para evaluar impactos de nuevas iniciativas de inversión pública en riego y uso del recurso hídrico. 3. Bonificación a iniciativas privadas para la construcción de pequeñas obras de riego y drenaje, Ley Nº 18.450. 4. Instrumentos facilitadores que promueven la utilización eficiente y sustentable del recurso hídrico. Al igual que la situación precedente, se identifica un enfoque basado más bien en recursos productivos, que en los y las destinatarias. Esta situación puede responder al giro de negocio de la CNR, si bien nunca está demás explicitar en todo momento a los destinatarios, más aún cuando se intenta fomentar la equidad de género visibilizando las realidades diferenciadas de hombres y mujeres. En el siguiente capítulo, se aborda de manera específica y detallada, la Ley 18.450 desde la perspectiva de género. 28 V- ANÁLISIS DE LA LEY 18.450: AVANCES Y DESAFÍOS DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Este capítulo tiene como propósito efectuar una revisión panorámica de las acciones realizadas en cuanto a equidad de género en la implementación de la Ley 18.450. Para estos efectos se lleva a cabo un análisis de fuentes secundarias, consistente en estudios realizados por diversas entidades ligadas al sector agricultura, así como estudio que la propia CNR ha realizado. Esta actualización del diagnóstico en materias de equidad de género circunscrito a la aplicación de la Ley 18.450, se orienta a sistematizar diversas fuentes de información dispersas en varios documentos y estudios, analizarlos y detectar posibles desafíos futuros. Por esta razón, se abordan acciones realizadas por la CNR en años pasados, tomando como referencia algunas acciones realizadas en el marco del PMG de género de la Comisión Nacional de Riego. El levantamiento de información que se ha llevado a cabo, será útil como insumo para definir las líneas indagatorias en la segunda etapa del diagnóstico, vinculado a entrevistar a informantes clave de la propia CNR, en cada una de las etapas de la Ley 18.450. El análisis que se desarrolla en este apartado, se estructura considerando las etapas globales de la Ley. Para facilitar su comprensión, se ha dividido de la siguiente manera: • • • • Avances y barreras de la Ley 18.450 en temas de género, donde se revisan las acciones llevadas a cabo para otorgar a este cuerpo legal una mirada de género de mayor profundidad. Difusión y acciones encaminadas a comunicar y socializar los alcances de las modificaciones experimentadas por la Ley. Acciones, información y barreras relacionadas a la etapa postulación y los avances en materia de género. Acciones e información relevante relacionadas a la etapa de bonificación y avances en materias de género. Cabe señalar, que esta información es complementada en el siguiente apartado, a través de un análisis de datos cuantitativos que se desprenden de los indicadores de género de la propia CNR, así como fuentes externas que agregan información significativa respecto de las diferentes etapas de la Ley. 29 5.1. Avances de la Ley 18.450 desde la perspectiva de género Como se ha mencionado anteriormente, la Ley 18.450 tiene como uno de sus objetivos centrales fomentar las obras privadas de construcción y reparación de obras de riego y drenaje y promover el desarrollo agrícola de los productores de las áreas beneficiadas. Considerando que para el sector agrícola el riego es uno de los principales mecanismos de desarrollo, los beneficios que entrega la Ley adquieren gran relevancia. La distribución de estos fondos, se concentra en gran medida en la pequeña y mediana agricultura, segmentos críticos para las mujeres rurales, pues como se analizó en el apartado precedente, es donde se reúne mayor número de mujeres jefas de explotaciones, poseedoras de menores activos y superficie. En esta línea, la Comisión Nacional de Riego ha realizado una serie de acciones con el fin de apoyar e incentivar el acceso de las mujeres rurales a los fondos de los que dispone la Ley 18.450. Teniendo en cuenta que en el año 2008 se comienzan a discutir las posibles modificaciones de este cuerpo legal, se generaron espacios para reflexionar respecto a los alcances en materias de género y cómo proveerla de un enfoque que promoviera la equidad entre hombres y mujeres en el acceso a sus beneficios. De acuerdo a lo que se menciona en la minuta de avances de la Mesa Ley de Riego y Género16 de diciembre de 2009, se entregaron propuestas concretas de género que se incorporaron al proyecto de prórroga y modificación de la Ley 18.450 presentado al Congreso Nacional. Estas se resumen agrupadas en dos grandes categorías: enfoque de género de manera explícita y enfoque de género de manera implícita, referente a medidas que benefician a la pequeña agricultura donde las mujeres rurales están más representadas: Enfoque de Género de manera explícita: Declaración de Intención en el primer artículo de la Ley: Principio de la no-discriminación de género, y principio de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Mensaje presidencial que acompaña el proyecto de Ley incluye elementos de análisis de género. Enfoque de Género de manera implícita: Aumento del porcentaje de bonificación hasta un 90% para la pequeña agricultura (segmento donde se concentra mayoritariamente las mujeres beneficiarias). Inclusión de la calidad de arrendatario/a de tierra en los requisitos para postular. 16 La Mesa Ley de Riego y Género se creó en el año 2008 y se conformó con representantes de la CNR, de la Subsecretaría de Agricultura y SERNAM 30 Convenio con otros servicios para asegurar Instrumentos de créditos para el pre-financiamiento del diseño del proyecto, de su construcción y del aporte. Posibilidad de realizar concursos especiales, para proyectos de menos de 400UF, como medidas afirmativas para permitir que más mujeres “desfavorecidas” postulen. Finalmente, como se menciona en la minuta de la Mesa Ley de Riego, en el Congreso, la Comisión Mixta de Obras Públicas y Agricultura del Senado rechazó las propuestas de género explícitas de género, aceptando las propuestas en beneficio de la pequeña agricultura. Con ello se garantizó, al menos, una serie de acciones que benefician a la pequeña agricultura, por ende, a un mayor número de mujeres. La nueva Ley de Riego fue promulgada el viernes 4 de diciembre de 2009 con una vigencia de 12 años. Desde la perspectiva de género, al no acogerse las recomendaciones sobre género explícito, se perdió una buena oportunidad de dotar a este cuerpo legal de un contenido orientado a visibilizar y modificar relaciones de género desiguales. Un error frecuente en la formulación de políticas públicas y particularmente en la promulgación de las Leyes que rigen el Estado de Derecho, es creer que el Estado en sus intervenciones es neutro. No basta con constatar brechas y desigualdades, pues de no tomarse las acciones correctivas pertinentes, lo más probable es que se reproduzcan las inequidades. Este hecho es aún más patente en el ámbito legal: tener como precepto que las Leyes son neutras, siendo que desde el lenguaje en el que se redactan hasta en sus contenidos, generalmente plasman la visión, cuando no los intereses masculinos. En esta línea, el estudio realizado por Verónica Matus (2007)17, entrega elementos de análisis útiles a la hora de generar Leyes: “Es importante distinguir entre “agregarle” a una Ley el “sujeto mujer” y hacer una Ley con “enfoque de género”. En el primer caso quedan casi intactas las estructuras de género que mantienen la subordinación de las mujeres, mientras que en el segundo, al atender quién es el sujeto de la Ley, se analizan las distintas circunstancias en que se manifiesta la desigualdad o/y la discriminación. Se toman en cuenta las relaciones de poder entre los sexos y otras variables como la etnia o la raza, la condición socioeconómica, la edad, etc.” (Matus, 2007). En el caso de la Ley 18.450, no se logró incorporar el “sujeto mujer”, al que hace alusión la autora, pues las sugerencias relativas al enfoque de género explícito fueron descartadas por el Congreso Nacional. Por este motivo, es de suponer que el enfoque de género, dirigido a modificar relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, estuvo ausente en su formulación. No obstante, la Ley ya ha sido establecida y regirá hasta el año 2022, el desafío que queda por delante es identificar las acciones y 17 Matus, V. (2007). “Estudio de Profundización del Enfoque de Género en Materias Legales del Ministerio de Agricultura”. ODEPA. 31 estrategias que en el marco de la normativa vigente, posibiliten cambios en las inequidades que se observan en el ámbito rural. Ello, atendiendo a las implicancias que posee la Ley de Fomento a Obras de Riego en las mujeres rurales, como esta misma autora menciona: “Si bien, al igual que en otras Leyes del sector, no hace mención a las políticas de equidad, el enfoque de género es crucial porque sus destinatarios se concentran en la pequeña y mediana agricultura, en la que hay una significativa presencia de mujeres. Y bien, podrían incorporarse criterios de género que den cuenta de la calidad de las mujeres en relación a la tenencia de la tierra (propietarias, administradoras o ambas) para una mejor focalización de los programas o introducir criterios de acción positiva para administrar las bonificaciones, por ejemplo, asegurando un porcentaje de bonificaciones a jefas de hogar, y acciones que favorezcan el ingreso de mujeres a programas productivos” (Matus, 2007). Desde esta perspectiva, buscar la manera de establecer relaciones de mayor equidad entre mujeres y hombres postulantes, requiere identificar los puntos críticos donde ésta pueda representar oportunidades para las mujeres agricultoras, especialmente las de los estratos de menores recursos. Siguiendo esta línea de análisis, se destacan como acciones en pro de mayor equidad de género, las reuniones sostenidas durante 2009 con el fin de incorporar el enfoque de género al borrador del reglamento de la Ley 18.45018. En este sentido, se incorporó en la propuesta final del reglamento lenguaje inclusivo, acciones positivas a favor de aumentar la participación y postulación de las mujeres a la bonificación. Como se puede apreciar, a pesar de que la Ley 18.450 no logró incluir aquellas demandas de género explícitas, sí se alcanzaron logros en los aspectos de corte operativo en la Ley. Ahora bien, además es posible tomar en consideración algunos aspectos transversales en el sector agricultura, particularmente en mujeres de la pequeña agricultura, que puede ser abordado de alguna manera desde la perspectiva legal, como señalan José Nagel y Camilo Martínez: “Si hay un rasgo común entre las mujeres productoras es el de carecer de acceso a capital: tierra, agua, recursos financieros. Esto se asienta en la estructura misma del patrimonio familiar en el cual el representante y depositario de los bienes es el hombre lo que se refuerza con su rol de productor y proveedor. Para emprender cualquier actividad las mujeres deben partir por contar con el beneplácito conyugal sin el cual es difícil, a pesar de los avances recientes, que puedan tener acceso a financiamientos. Esta limitación legal levanta también barraras para acceder a beneficios gubernamentales que están concebidos para incorporarse al predio (obras de riego por ej.) y que sólo pueden ser solicitados por el hombre en calidad de propietario o representante legal de la sociedad conyugal”. 18 Informe PMG Género CNR 2009 32 Este punto será retomado, cuando se analicen las barreras y avances relacionados al proceso de difusión: cómo comunicar la Ley, de una manera que pueda facilitar la postulación de las mujeres a los beneficios del fomento al riego y el drenaje. 5.2. Etapa de Difusión Implementar un plan de difusión con enfoque de género: en este punto, se pueden observar algunos avances tomando en consideración algunas actividades que la CNR ha publicado en su página web19. En noviembre de 2009, la Comisión Nacional de Riego organizó el seminario "Género y Aguas: Mujer más claro echarle agua". En la actividad participaron representantes de la sociedad civil, ONG e instituciones públicas, las que se reunieron con el propósito de compartir experiencias de transversalización del enfoque de género y conocer estrategias de trabajo inclusivas. De parte de la CNR, y vinculada a la Ley 18.450, se resaltó el aumento del aporte estatal a un 90% de financiamiento para agricultores y agricultoras pequeños. Este hecho, se consideró como un gran avance en materias de equidad de género dispuesto en la modificada Ley Nº 18.450, facilitando el acceso e incorporación de las mujeres pertenecientes a la pequeña agricultura. Esta actividad puede considerarse como parte de una estrategia de difusión, pues responde a los esfuerzos realizados por el servicio para relevar el tema de género, particularmente en un momento en que la Ley 18.450 acababa de ser modificada. . De igual modo, en enero de 2010 se realizó el segundo taller de capacitación dirigido a consultores de riego que desempeñan su labor entre las regiones de Atacama y Coquimbo respecto a la implementación del nuevo Sistema de Postulación Electrónica a los concursos de la Ley Nº 18.450 de Fomento a la Inversión Privada en Obras de Riego y Drenaje. El propósito de este, fue socializar sus alcances y facilitar y promover un mayor acceso a los beneficios de la Ley. En dicha ocasión se llevó a cabo el lanzamiento de Campaña de Difusión, "Mujer, más claro echarle agua", con la cual la Comisión Nacional de Riego, buscó estimular la convocatoria de mujeres ligadas al mundo del riego. A su vez, aumentar los niveles de postulación y construcción en proyectos liderados por mujeres, especialmente a pequeñas y medianas productoras. A través de la campaña, como se señala en la noticia publicada en la web de la CNR, se puso a disposición de los participantes del taller afiches promocionales y trípticos con información aclaratoria respecto de la forma y beneficios de postular a los concursos de la 19 www.cnr.gob.cl 33 Ley 18.450. Además, de la emisión de cápsulas radiales informativas dirigidas a comunicar los requisitos para la postulación de proyectos a la Ley Nº 18.450. Se señala en el Informe PMG de Género 2009, que se entregó asistencia técnica legal a mujeres postulantes de la Ley 18.450 en 3 zonas del país. En este plano, la CNR, ha realizado una serie de actividades, con el fin de facilitar el proceso de postulación, de dar a conocer las modificaciones que la Ley experimentó en 2009 y relevar la importancia de las mujeres en este proceso. De este modo, en el Informe PMG 2009, se da cuenta de la elaboración de un instrumento de diagnóstico para levantar información sobre posibles causas de abandono de proyecto, para ser aplicado en las visitas a terreno. Durante el año 2009 y 2010 se realizaron asesorías en regiones de las zonas Norte, Centro y Sur de acuerdo a lo informado PMG de Género 2010 (Combarbalá, Talagante, Taller Planificación 2011- 2014 de la Mesa de la Mujer Rural en la Región Metropolitana, entre otros). En este mismo plano, el Informe PMG Género 2009 de la CNR, establece en estas materias la elaboración de un video “Participación de la Mujer en la Ley Nº18.450”, con el fin de visibilizar y socializar la importancia y el aporte que realizan las mujeres en el marco de la Ley. De igual modo, en el Informe PMG de Género de 2010, se indica que se elaboraron 2.500 afiches y 3.500 trípticos respecto de las modificaciones experimentadas por la Ley 18.450, distribuyéndose a 122 consultorías a lo largo del país y se despacharon 137 afiches a diversas escuelas rurales de 5 regiones extremas del país. Todo ello, con el propósito de profundizar los conocimientos sobre la Ley y difundir los aportes de las productoras femeninas. Además, se elaboraron 5 cápsulas radiales para difundir los instrumentos de fomento por medio de la campaña de difusión “Mujer, más claro echarle agua”, quedando en manos de la Fundación de Comunicaciones. Capacitación y Cultura del Agro (FUCOA), para ser emitidas en 16 radios de la IV y VII regiones. El balance de 2010 entregado a la DIPRES, informó que la campaña de difusión de los beneficios de la bonificación Ley Nº 18.450 “Mujer más claro echarle agua” llegó a un 70% de cobertura, según lista de distribución dirigida. En esta línea, la campaña antes descrita refleja un hecho concreto y adecuado a las particularidades de las mujeres de la pequeña y mediana agricultura. No obstante, no se ha logrado, en el presente estudio, contar con fuentes bibliográficas que den cuenta de los resultados de este plan, sus alcances y posibles impactos. 34 5.3. Etapa de Postulación La Ley diferencia cuatro estratos, perfiles de postulantes, quienes podrán acceder a los beneficios que otorga la Ley con un máximo de bonificación de hasta un 90%. Los estratos que diferencia la Ley son los siguientes: a) Pequeños/as productores/as agrícolas (Perfil INDAP) con una bonificación máxima de un 90%. b) Postulantes de una superficie de riego hasta 40 hectáreas ponderadas (pequeños empresarios) podrán postular a una bonificación máxima de 80%. c) Postulantes de una superficie de riego ponderada de más de 40 hectáreas (Empresarios medianos) se les aplicará una bonificación máxima de 70%. d) Hasta un dos por ciento de los recursos anuales disponibles para bonificaciones será destinado a concursos de agricultores/as que superen las doscientas hectáreas ponderadas de superficie (Empresarios Grandes), debiendo la CNR llamar a concursos especiales para este hecho. Los diferentes estratos definidos en la Ley son posibles beneficiarios/as. La Comisión Nacional de Riego hace un llamado a concurso acompañado de las bases pertinentes para cada estrato. La difusión del concurso se realiza a través de la página web de la CNR, radios locales y oficinas del Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP). A partir de esto los/as usuarios/as deben desarrollar un proyecto con dos carpetas, una legal y otra técnica, el cual debe ser diseñado por un consultor o consultora inscrito/a en el registro de Consultores de la Dirección de Obras Públicas. Una vez que la CNR recibe los proyectos, una comisión revisa que cumpla con todos los requerimientos acordados, tanto legales como técnicos, luego se establece la condición de proyecto aprobado o rechazado Ese es un primer filtro que realiza la institución. Los proyectos que se encuentran en la categoría de aceptados se les “determina un puntaje de acuerdo con el porcentaje de aporte propio del postulante, la superficie equivalente beneficiada, el costo por beneficiario y si constituye o no pequeño productor. Se listan los proyectos y se otorga un certificado de bonificación a los proyectos beneficiados, según los recursos disponibles en el concurso”. Paralelamente, la construcción del proyecto es realizada por una empresa constructora y es financiada por los/as mismos/as beneficiarios/as. Cuando la CNR recepciona la obra sin ningún tipo de observación, emite una resolución de recepción definitiva, con la cual, un funcionario/a de la institución, en este caso, secretario/a ejecutivo/a autoriza el cobro del certificado de bonificación. Así, el o la beneficiario/a puede cobrar su bono en la Tesorería General de República. No obstante, cabe destacar que este proceso puede llevar hasta tres años, considerando que el pago se realiza una vez que la obra ha sido realizada. 35 Para poder postular los distintos tipos de beneficiarios/as deben presentar unos requisitos mínimos sobre el dominio de tierras y aguas, que se estipulan en la Ley, tales como: -Copia de inscripción del dominio del predio o copia de inscripción de usufructo con certificado de dominio de vigencia de 1 año. -Copia de inscripción de dominio de las aguas o copia de inscripción de usufructo con certificado de dominio de vigencia de 1 año. -En regularizaciones, certificado de la Dirección General de Aguas (DGA) sobre el estado del trámite de regularización. -En pozos, solicitud de derechos de aguas, certificado de exploración y explotación DGA, certificado de No oposición y certificado de prueba de bombeo. -En el caso de arrendatarios, presentar un contrato de al menos 5 años desde el momento de la postulación, inscrito en el Conservador de Bienes Raíces (CBR, en adelante). Como podemos apreciar los requisitos mínimos de postulación no los poseen todas las personas, sobre todo las mujeres. Observamos aquí, una barrera de género que limita a las mujeres en la primera fase de postulación a los beneficios que otorga la Ley. Esta inequidad se aprecia en los dominios de tierras y de aguas. Podemos pensar que el origen de dichas inequidades deriva de las formas relacionales culturales de nuestra sociedad, en donde la tenencia de la tierra históricamente ha tenido un orden virilineal (traspaso y herencia de tierras de hombres a hombres). En este sentido, es necesario considerar en esta primera fase que: “la forma cultural de la propiedad de la tierra en Chile, se encuentra mayoritariamente en manos de los hombres en todos los estratos mencionados, basado en aspectos del Código civil que en la sociedad conyugal, entrega la administración de los bienes al conyugue masculino. Sin embargo, el desconocimiento y nula difusión del Artículo 150 del mismo Código Civil, que permite formalizar el control de los activos en manos de las mujeres/esposas, bajo el concepto de patrimonio reservado, posibilita la administración del patrimonio por parte de la mujeres y de cualquier mejora que implique gananciales para la sociedad conyugal. Esta nula difusión, de este derecho de las mujeres, se ha transformado en una barrera para el mantenimiento de la inequidad que posibilita la falta de acceso a los bienes de capital generados por el trabajo de la mujer, causando un desigual acceso a la titularidad de la tierra y de su producción, de manera transversal a las clases sociales y a sus formas de relaciones económicas”20. Esta inequidad podría comenzar a revertirse con la difusión en las asesoría técnico legales de los/as profesionales de la CNR respecto del Artículo 150 del Código Civil de nuestro país, explicando obviamente, los requisitos para su aplicabilidad. Profundizando con los contenidos, el Art. 150 del Código Civil, este expresa que: 20 González Gricel, Mella Jennifer y Marcela (2009): Documento asesoría de género a INDAP. 36 “La mujer casada de cualquiera edad podrá dedicarse libremente al ejercicio de un empleo, oficio, profesión o industria. La mujer casada, que desempeñe algún empleo o que ejerza una profesión, oficio o industria, separados de los de su marido, se considerará separada de bienes respecto del ejercicio de ese empleo, oficio, profesión o industria y de lo que en ellos obtenga, no obstante cualquiera estipulación en contrario; pero si fuere menor de dieciocho años, necesitará autorización judicial, con conocimiento de causa, para gravar y enajenar los bienes raíces...”. Es importante indagar y profundizar en el patrimonio reservado de la mujer casada en sociedad conyugal y ver si es factible la aplicación de éste para promoverlo y disminuir ciertas barreras de género. Simultáneamente se sugiere flexibilizar la exigencia de propiedad de la tierra para que las mujeres puedan acceder a las bonificaciones. Por otra parte, los patrones que sigue el acceso a los derechos de agua, son similares a los del acceso a la tierra, por tanto, reproducen inevitablemente las barreras y brechas de género. Es así, como se acentúan los obstáculos para las pequeñas agricultoras que desean acceder a los beneficios de la Ley 18.450: “En Chile, en 1981 se promulgó el Código de Aguas vigente, el que estableció que la Dirección General de Agua otorgaría derechos gratuitamente y a perpetuidad”21. Así, se otorgan derechos aprovechamiento permanente y transables en el mercado. En la siguiente tabla, se observan los derechos de agua concedidos a hombres y mujeres en el período 1999-2005: Tabla N°1: Totales nacionales de derechos concedido s desagregado por género entre los años 1999-200522. Año 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Hombres 745 736 999 1395 1090 1404 929 Mujeres 219 260 346 550 472 614 408 Total 964 996 1345 1945 1562 2018 1337 Total 7298 2869 10167 Fuente: DGA 2006 Como se observa en los datos precedentes, la información que entrega la DGA , permite identificar brechas significativas en los derechos de agua otorgados a hombres y mujeres. Este hecho reviste importancia, considerando que constituye uno de los requisitos de postulación a los beneficios de la Ley 18.450. Por otra parte, en los meses de enero y febrero de 2008 se aplicó una encuesta de satisfacción a 100 usuarios/as de la CNR. La aplicación de la encuesta permitió sacar tres tipos de conclusiones: 21 Castro, Milka y Sandoval, Beatriz (2007). Género y gestión del agua en Chile. En Revista: Agua y riego. Primer encuentro nacional de usuarias líderes de agua, Perú. Pág. 19. 22 Dirección General de Aguas (2006): Análisis cuantitativo sobre derechos de aprovechamiento de aguas constituidos por la dirección general de aguas desagregado por sexo período 1999 – 2005. 37 Se observó una alta satisfacción con la Ley de Riego valorando muchos aspectos operativos de la Ley. Esta percepción se expresa en la valoración final que se hace en la encuesta: aunque sólo un 1% se declara completamente satisfecho, es revelador que los satisfechos concentren el 78% de los encuestados, lo que refleja una opinión global positiva, más allá de reparos o críticas específicas. Con todo, la existencia de un 21% que se declara insatisfecho debe ayudar a promover una reflexión acerca de aquellas áreas que hay que mejorar. Otros datos que complementan la visión antes expuesta, se desprenden de un estudio realizado por la CNR23 en 2007. En este caso se aplicó una encuesta que se aplicó a comienzos de 2007 a 300 explotaciones agrícolas, de las cuales 240 habían postulado una o más veces a la Ley y 60 nunca habían postulado a este instrumento. La conclusión central del análisis comparativo de género fue que, en la muestra analizada, las explotaciones dirigidas por mujeres presentan características bastante similares a aquellas gestionadas por hombres, salvo en cuanto a educación y pobreza. Las diferencias estructurales que se observaron corresponden al nivel de educación (mayor en las mujeres que en los hombres) y una mayor concentración de mujeres en los estratos más pequeños: mientras el 56% de los hombres pertenecen a los estratos Pequeño Productor (25%) y Pequeño Empresario (31%), esta cifra se eleva al 74% en el caso de las mujeres (39% en el estrato Pequeña Productora y 35% en el estrato Pequeña Empresaria). A su vez, durante el año 2007- 2008, se encomendó a la empresa consultora Qualitas el estudio “Diagnóstico y propuestas de mejoramiento de la operatoria y aplicación de la Ley de Fomento al riego y drenaje (Ley n º 18.450)24”. A partir de las recomendaciones que surgen de este trabajo, así como de las observaciones que realiza la Dirección de Presupuesto del Ministerio de Hacienda, la CNR implementa una serie de acciones. A continuación se presentan aquellas directamente relacionadas con temáticas de género y los grados de avance observados en la etapa de postulación, de acuerdo a lo informado por parte de la CNR a la DIPRES en 201025: Modificación de la Ley Nº 18.450: Se orientada a dar respuesta a proyectos de pequeña escala provenientes de pequeños productores agrícolas, en esta línea, se modifica el artículo Nº 3 que faculta a la CNR para establecer un programa de concursos adecuado para proyectos de menos de 400 UF. Implementar el Sistema Electrónico de Postulación a concursos: en el año 2009 se implementa y ejecuta un piloto del sistema electrónico de postulación a concursos. Ello, 23 Qualitas AgroConsultores (2008). “Informe Final Diagnostico y Propuestas de Mejoramiento de La Operatoria y Aplicación de la Ley de Fomento a Obras de Riego y Drenaje (Ley Nº18.450)”. Comisión Nacional de Riego. 24 Qualitas AgroConsultores (2008). ““Diagnóstico y propuestas de mejoramiento de la operatoria y aplicación de la Ley de Fomento al riego y drenaje (Ley n º 18.450)”. Comisión Nacional de Riego. 25 Comisión Nacional de Riego. “Informe de cumplimiento de compromisos al 30/6/2010”. 38 con el propósito de generar mecanismos que faciliten el acceso a los beneficios de la Ley, especialmente a pequeños productores (y productoras). De igual modo, durante 2009 las bases concursales integran dentro de sus especificaciones el enfoque de género: lenguaje inclusivo, visibilización de las mujeres como beneficiarias, considerando el registro diferenciado por sexo. Estos criterios fueron contemplados en las bases de concursos realizados en 2009. También en 2009, los proyectos relacionados a personas, contemplaron desde su diseño el enfoque de género (Términos de Referencia). En este sentido, la CNR informó a la Dirección de Presupuesto del Ministerio de Hacienda el año 201026: “la incorporación del enfoque de género en al menos el 70% de las bases concursables generadas; de los Estudios, Programas y Proyectos que tengan que ver con personas (naturales) en sus fases de diseño, implementación, evaluación y seguimiento; y de los convenios suscritos cuyo objeto sean usuarios y usuarias dentro de su marco colaborativo”. Asimismo, el estudio de satisfacción indica que respecto del tipo de financiamiento utilizado, se aprecian básicamente 2 tipos, señalados en igual porcentaje: financiamiento propio y financiamiento a través de crédito bancario (46 y 45% respectivamente), el financiamiento a través de INDAP sólo alcanzó un 6% de la muestra tomada. Se aprecia, además, que los pequeños productores/as y las organizaciones usuarios/as son los que más utilizan financiamiento INDAP y a través de constructoras, a pesar que no es su principal fuente de financiamiento. Para todos segmentos el financiamiento propio y el bancario son los más usados, al comparar segmentos en términos relativos los pequeños productores/as y organizaciones usuarios y usuarias lo utilizan menos que los medianos y los grandes empresarios. de las los los de 5.4. Etapa de bonificación En el caso de las bonificaciones la Ley establece que: “Bonificación a iniciativas privadas para la construcción de pequeñas obras de riego y drenaje, Ley Nº 18.450”. La asignación de las bonificaciones para proyectos que otorga la Ley Nº 18.450 se realiza a través de concursos. “A los proyectos que se adjudican los concursos se les entregan certificados de bonificación que pueden ser cobrados en la Tesorería General de República una vez que la obra se ejecutó y recepcionó satisfactoriamente. Entre la 26 Comisión Nacional de Riego. Balance de Gestión Integral Año 2010. 39 entrega de los certificados a los beneficiarios (Bonificación Comprometida) y el pago efectivo (Bonificación Pagada) transcurren normalmente entre uno y dos años”27. A junio de 2010 se hace factible evaluar la implementación de algunas recomendaciones del estudio de diagnóstico de la operación de la Ley de Riego realizado por Qualitas, a partir de los resultados de la encuesta de satisfacción "Evaluación de la satisfacción de los beneficiarios de la Ley Nº18.450" realizada en el segundo semestre del 2009. Respecto de la implementación del Sistema Electrónico de Postulación a concursos, la encuesta entrega información sobre el grado de satisfacción de los beneficiarios respecto del proceso de concurso. Se establece que el proceso de bonificación presenta un nivel medio de satisfacción alcanzando los 66 puntos de satisfacción neta (de un máximo de 100 puntos), situándose por debajo del promedio de la percepción satisfactoria de servicios entregados por la CNR. Segmentando las respuestas según tipo de beneficiario, se registran mayores niveles de satisfacción con el Proceso de Bonificación en Pequeños Productores en relación a Medianos, con índices de satisfacción neta observada de 76 y 57 puntos respectivamente. En cuanto a las recomendaciones realizadas en el estudio “Diagnóstico y propuestas de mejoramiento de la operatoria y aplicación de la Ley de Fomento al riego y drenaje (Ley Nº 18.450), respecto de la etapa de bonificación, se estableció lo siguiente: Sobre Implementar un fondo rotatorio para el pre-financiamiento de obras de pequeños productores/as agrícolas y Gestionar el pre financiamiento de obras con la banca privada (Banco Estado): En 2009 se implementa un producto para optar a créditos vía Banco Estado, la encuesta de satisfacción de usuarios/as indica que el 45% de los beneficiaros utilizan la banca privada para financiar la construcción de los proyectos una vez obtenido el certificado de bonificación. Los esfuerzos por beneficiar a la pequeña agricultura en temáticas de financiamiento de las obras, están directamente emparentados con establecer mecanismos de equidad de género, considerando la alta representación de las mujeres en este segmento. En este plano el Informe PMG de Género de 2010: “Existe, entre los pequeños productores, y en particular, pequeñas productoras, una baja capacidad financiera que puede constituir una barrera al momento de pagar al Consultor para postular un proyecto, de pagar a la empresa la construcción de la obra una vez recibido el Bono, y de pagar el aporte, es decir la diferencia entre el costo real de la obra y el monto del Bono”. A partir de lo informado en el Balance de Gestión Integral a la DIPRES en 2010, se destaca la encuesta de satisfacción aplicada en la CNR. En cuanto al proceso de 27 Comisión Nacional de Riego: Módulo 5. Ley N 18.450 de fomento a la inversión privada en obras menores de riego. Curso e-learnig, 2010, pág. 8. 40 bonificación se establece que, centrándose en la segmentación por tipo de beneficiario, se registraron mayores niveles de satisfacción con el Proceso de Bonificación en Pequeños Productores en relación a Medianos Empresas, con índices de satisfacción neta observada de 76 y 57 puntos respectivamente. La diferencia entre ambos segmentos se explica principalmente en las notas 7 de excelencia, y en la insatisfacción (notas 1 a 4)". 41 VI- REVISIÓN DE LA IMPLEMENTACIÓN DE LA LEY 18.450 A PARTIR DE LOS RESULTADOS CUANTITATIVOS DE GÉNERO La Comisión Nacional de Riego cuenta con un sistema de información informático que cuenta con un subsistema compuestos por Indicadores construidos para dar seguimiento y evaluar el comportamiento de la Ley Nº 18.450, en sus distintas etapas, desde la perspectiva de género. Estos indicadores se detallan a continuación: - Indicador 1: Participación de las mujeres en la postulación - Indicador 2: Participación de la mujer en la bonificación - Indicador 3: Éxito de los proyectos de mujeres - Indicador 4: Participación promedio en la bonificación de las mujeres por estrato - Indicador 5: Consolidado promedio en la bonificación de las mujeres por estrato - Indicador 6: Porcentaje de admisión y porcentaje de éxito de proyectos presentados por consultoras versus consultores y empresas En este apartado, se analizan los datos cuantitativos que posee la CNR, actualizados al año 2010, con el fin de contar con un panorama global respecto de las tendencias que se observan en las diversas fases de la Ley 18.450. A su vez, se complementan estos datos, con algunos análisis realizados por entidades externas a la CNR sobre aspectos del ámbito rural que se vinculan directamente con los alcances de la Ley de fomento al Riego. En la siguiente tabla, es posible observar el número de mujeres jefas de explotación (como propietarias o usufructuarias), que postulan vía internet, en relación a sus pares hombres: Tabla Nº 2: Indicador 1 Participación de las Mujeres en la Postulación Nº de Mujeres propietarias o usufructuarias que postulan vía Internet / Nº total de propietarios(as) o usufructuarios(as) postulación vía Internet, por año de resolución de concurso Año Resolución Nº Mujeres Nº Hombres Total Resultado Indicador (%) 2005 25 70 95 26,3 2006 106 410 516 20,5 2007 248 849 1.097 22,6 2008 230 971 1.201 19,2 2009 138 594 732 18,9 2010 73 248 321 22,7 Total 820 3.142 3.962 20,7 Fuente: CNR 2011 Como se aprecia en la tabla, los porcentajes de participación de las mujeres en relación a sus pares hombres, fluctúa alrededor del 20%, desde el año 2005 al 2010. En este sentido, se observa una brecha y, considerando que la cifra se ha mantenido constante, habría que analizar las acciones que se han implementado para subsanarla. 42 Considerando que las mujeres jefas de explotación constituyen el 30% en relación a los hombres, la brecha sería 10 puntos porcentuales. Habría que indagar si la postulación vía internet supone algún tipo de barrera particular para las mujeres, o si existe algún otro factor, más allá del medio mediante el cual se lleva a cabo la postulación, que incide en esta diferencia. En la siguiente tabla, se puede apreciar la participación de las mujeres en la bonificación: Tabla Nº3: Indicador 2. Participación de la Mujer en la Bonificación Nº de Mujeres bonificadas / Nº total de productores hombres y mujeres bonificados(a) que postulan vía Internet, por año de resolución de concurso Año Resolución Nº Mujeres Nº Hombres Total Resultado Bonificadas Bonificados Bonificados Indicador (%) 2005 11 29 40 27,5 2006 37 171 208 17,8 2007 119 316 435 27,4 2008 105 400 505 20,8 2009 65 239 304 21,4 2010 34 90 124 27,4 Total 371 1245 1616 23,0 Fuente: CNR 2011 Para el caso de las bonificaciones, las mujeres experimentan una leve mejoría en relación a lo constatado en la postulación. No obstante, se mantiene una brecha para el período señalado (2005-2010). En 2005, 2007 y 2010, se alcanzaron cifras que bordearon el 30%. Para el resto de los años, no se logra superar el 23% e, incluso, el año 2006 llegó a un 17,8%. A continuación se puede observar el indicador relacionado al éxito de los proyectos presentados por mujeres jefas de explotaciones rurales que han postulado y han sido seleccionadas para ser bonificadas: Tabla Nº4: Indicador 3. Éxito de los Proyectos de Mujeres Nº de mujeres bonificadas / Nº total de mujeres que postulan vía Internet, por año de resolución de concurso. Año Resolución Nº Mujeres Nº Mujeres que Resultado Bonificadas postulan Indicador (%) 2005 11 25 41,4 2006 37 106 41,7 2007 119 248 37,2 2008 105 230 41,2 2009 65 138 40,2 2010 34 73 36,3 Total 1245 3142 39,6 Fuente: CNR 2011 Como se advierte en la tabla precedente, el porcentaje de éxito de las iniciativas presentadas por mujeres, se ubica en torno al 40%. Esta cifra demuestra un rendimiento 43 bastante similar a aquel que experimentan los hombres que postulan a la Ley 18.450, como se observa en la siguiente tabla: Tabla N° 5: Indicador 4. Éxito de los Proyectos de Hombres Nº de hombres bonificados / Nº total de hombres que postulan vía Internet, por año de resolución de concurso. Año Resolución Nº Hombres Nº Hombres que Resultado Bonificados postulan Indicador (%) 2005 29 70 41,4 2006 171 410 41,7 2007 316 849 37,2 2008 400 971 41,2 2009 239 594 40,2 2010 90 248 36,3 Total 1245 3142 39,6 Fuente: CNR 2011 En este caso, los resultados que arroja el indicador de éxito para los varones que postulan a los subsidios de riego y drenaje, se localizan alrededor del 40%. Comparado con la información que se desprende del éxito de los proyectos presentados por mujeres, las cifras son prácticamente iguales. En este plano, no se identifica una brecha de género. De todos modos, sería conveniente ahondar en qué nivel de éxito se agrupan los proyectos según estrato de la Ley (pequeños productores/as, medianos empresarios, etc.), con el propósito de focalizar los esfuerzos por incrementar el éxito según segmento específico, si es que fuera el caso. Especialmente si los niveles son menores en pequeños/as productores, pues de acuerdo a la información levantada hasta ahora, serían quienes más apoyo requieren para aprovechar los beneficios de la Ley. La Tabla N° 5, permite visualizar el monto promedio (en UF), asignado según estrato (pequeños productores/as INDAP, pequeños productores/as, etc.), a hombres y mujeres: Tabla N°6: Indicador 5. Consolidado participación P romedio en la bonificación de las Mujeres por Estrato Monto promedio asignado a proyectos de mujeres / Monto promedio asignado a proyectos de hombres, para categorías similares Monto promedio en U.F. de proyectos postulados vía Internet Categoría Mujeres Hombres Indicador Mediano 1.214.55 1.122,28 1,08 Pequeño 540,14 562,38 0,96 28 Pequeño INDAP 201,44 544,38 0,37 Fuente: CNR 2011 El monto promedio asignado a hombres y mujeres, demuestra un comportamiento bastante similar. Incluso, para el caso de los medianos/as productores/as, las mujeres superan levemente a los hombres. Los pequeños y pequeñas productores/as, exhiben 28 Nota: La categoría Pequeño INDAP corresponde a aquellos proyectos que cuentan con el apoyo directo de INDAP a través de un convenio. 44 montos, donde los hombres aventajan a las mujeres, pero de manera sutil. No obstante, es en el tramo de los pequeños/as productores/as INDAP, donde se identifica una brecha importante. Como se ha mencionado anteriormente, son aquellos sectores que disponen de menos recursos, menor cantidad de tierras, quienes más requieren de ayudas para aprovechar los beneficios de la Ley. Son también los estratos de la población rural más vulnerable, especialmente las mujeres. Por este motivo, sería beneficioso identificar las causas de esta brecha ostensible en cuanto a monto asignado en los pequeños/as productores/as INDAP, de ser necesario revisar el Convenio CNR- INDAP, producir las coordinaciones interinstitucionales pertinentes, así como las medidas correctivas. A continuación, se exponen los resultados referidos al porcentaje de admisión y éxito de acuerdo a los proyectos presentados según Consultor, Consultora o Empresa: Tabla N°7: Indicador 6. % de Admisión y % de Éxito Proyectos Presentados por Consultoras 29 versus Consultores y Empresas Género Proyectos Proyectos No Total Proyectos con admitidos admitidos y proyectos Bonos retirados presentados Consultoras Nº Proyectos 1.323 428 1.751 657 Consultores Empresas Total proyectos Resueltos % Total % de sus proyectos Nº Proyectos % de sus proyectos Nº Proyectos % de sus proyectos 75,6% 24,4% 100,0% 37,5% 4.708 % de sus proyectos 6.082 73,0% 2.351 33,3% 7.059 100,0% 2.777 39,3% 2.244 27,0% 8.326 100,0% 3.279 39,4% 12.113 5.023 17.136 6.713 70,7% 29,3% 100,0% 39,2% Fuente: CNR 2011 Respecto a este indicador, se pueden observar los diferentes comportamientos que poseen Consultoras, Consultores y Empresas, a través de los cuales son presentados los proyectos de la Ley 18.450. En este sentido, cabe destacar el porcentaje de iniciativas admitidas en el caso de las Consultoras (75,6%), representando el mayor nivel de admisibilidad, seguidas por la Empresas (73,0%) y luego los Consultores (66,7% de admisibilidad). 29 Para cada categoría, se presenta el total de proyectos y el porcentaje según resultados obtenidos en los concursos resueltos a partir del año 2004 y hasta la fecha. 45 A su vez, las Consultoras son las que menor porcentaje de proyectos retirados o no admitidos en el de proceso postulación (24,4%), seguidos de las Empresas (27,7%) y los Consultores (33,3%). Los proyectos que son bonificados, constituyen un 37,5% para las Consultoras, mientras que para Empresas y Consultores el porcentaje supera el 39%. Otro dato interesante, es el número de iniciativas que cada una de estas instancias presenta: ostensiblemente menor en el caso de las Consultoras (1.751), comparado con las Empresas (8.326) y Consultores (7.059). En esta línea, sería interesante indagar en el por qué de esta diferencia, tal vez se deba a que del universo total de organismos registrados, las Consultoras constituyen un número menor. Asimismo, explorar si, a partir de la experiencia de la CNR, se observan diferencias cualitativas en cómo Consultoras, Consultores y Empresas abordan la formulación y presentación de los proyectos. También sería beneficioso, conocer si existe alguna diferencia significativa en la formulación de proyecto de pequeños productores/as (los menos atractivos económicamente) de parte de alguno de estos organismos. A objeto de profundizar este análisis y contar con un panorama más acabado sobre la Ley 18.450, se han extraído algunos datos útiles para complementar la información obtenida a través de los indicadores de la CNR. Del estudio realizado por la empresa consultora Qualitas en 2010 donde se analizan el número y proporción de usuarios y usuarias de diversos instrumentos de fomento considerando el VII Censo Nacional, se desprende la información que se presenta en la siguiente tabla: Tabla Nº8: Nº y proporción de usuarios y usuarias de los Instrumentos de Fomento Instrumento de fomento Ley 18450 Nº de explotaciones que han utilizado los instrumentos en los últimos dos años (2005/2006/; 2006/2007) Total de Explotaciones jefatura Explotaciones jefatura explotaciones femenina masculina Nº % Nº % 3.125 832 27 2.293 73 Fuente: Qualitas sobre el VII Censo Nacional Agropecuario y Forestal 2007. Tomando como base el período señalado, se advierte que un 27% explotaciones con jefatura femenina y un 73% de explotaciones con jefaturas masculinas, utilizaron la Ley 18.450 en el período 2005/2006, 2006/2007. Esta cifra es bastante similar al universo antes señalado de jefes y jefas de explotaciones (30 y 70% respectivamente). Desde esta perspectiva, la Ley no demostraría una desigualdad manifiesta de género. Un estudio de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA)30, dependiente del Ministerio de Agricultura, realizó un análisis desde la perspectiva de género respecto de diferentes instrumentos de fomento y crediticios en la agricultura chilena, entre ellos la Ley 18.450. En este sentido, se tomaron los datos relacionados con este instrumento, en 30 Campos, G., Eguilor, R., López, I. (2010). “Análisis de género de instrumentos de fomento y crediticios en la agricultura”. ODEPA, Diciembre, 2010. 46 cuanto a cobertura según estrato (pequeña, mediana y gran agricultura), tomando como base la información entregada por el VII Censo Nacional Agropecuario y Forestal de 2007: Tabla Nº9: Cobertura de los principales instrumentos del MINAGRI: Ley 18.450 Estrato de VPB 0-100 100-200 200-600 600-1.200 1.200-2.400 Pequeña agricultura 2.400-10.000 10.000-25.000 Mediana Agricultura 2.400-25.000 25.000-100.000 100.000 y más Gran agricultura 25.000 y más Total clasificado (Pequeña-Mediana y Gran agricultura) Explotaciones jefatura femenina Nº 233 132 143 68 64 640 120 42 162 Explotaciones jefatura masculina Nº 503 301 520 249 197 1.770 310 119 429 % Mujeres 8 8 43 4 47 14,5% 810 2.246 26,5% 26,5% 27,4% Fuente: Qualitas, 2009 a partir del VII Censo Nacional Agropecuario y Forestal 2007. Como se aprecia en la tabla, la concentración de la cobertura de la Ley de Fomento al Riego según estrato, para el período 2005/2006 – 2006/2007, se agrupa en la pequeña agricultura, manteniéndose brechas importantes entre hombres y mujeres, aunque se debe matizar con el universo de jefes y jefas de explotación (30% y 70% respectivamente). Estos datos, se complementan con lo informado a la Dirección de Presupuesto de parte de la Comisión Nacional de Riego en 2010, referente a las bonificaciones comprometidas de acuerdo al tipo de beneficiario: Tabla Nº10: Bonificación comprometida por tipo de beneficiario (MM$) en el periodo 2006- 2010 Tipo de beneficiarios Pequeños productores Empresarios Medianos Empresarios Organizaciones de usuarios Total 2006 2007 2008 2009 2010 Total 5.901 8.023 16.272 12.139 20.998 63.333 11.025 13.964 19.162 12.940 9.584 66.675 503 6.074 499 6.584 509 4.284 495 3.326 484 3.753 2.490 24.021 29.070 40.227 28.900 34.819 156.519 25.503 Fuente: CNR Balance de Gestión Integral 2010 Se observa una alta bonificación en los pequeños productores, si bien ligeramente por debajo del monto asignado a la mediana agricultura (63.333 y 66.675 millones de pesos respectivamente), muy por sobre Empresarios (2.490 MM$) y Organizaciones de Usuarios 47 (3.753). Además, se puede apreciar que el año 2010, el monto comprometido para pequeños productores supera ampliamente al resto de los beneficiarios (20.998). En esta línea, se identifica una importante inyección de recursos a la pequeña agricultura. De acuerdo a los datos emanados del Balance de Gestión Integral, es posible apreciar la distribución regional de los recursos, de acuerdo a las bonificaciones año 2010: Tabla Nº11: Bonificación de Ley de Fomento al Riego Nº 18.450 año 2010 – Distribución por región (M$) Arica y Parinacota 1.116 Tarapacá Antofagasta 239 140 Atacama Coquimbo 1.723 4.371 Valparaíso Metropolitana 1.667 1.276 O`higgins Maule 3.277 12.139 Bío Bío La Araucanía 5.042 2.301 Los Ríos Los Lagos 698 511 Aysén Magallanes 256 63 Fuente: CNR Balance de Gestión Integral 2010 En este caso, son las zonas Centro Sur y Centro, las que concentran la mayor cantidad de recursos que entrega la Ley 18.450. Un dato importante, considerando futuras estrategias de intervención, que contemplen el mayor impacto posible y el mayor numero de beneficiados/as. Complementando la información anterior, en la siguiente tabla se puede advertir el número de prestaciones de la Ley 18.450 a jefas de explotación según región, a partir del análisis que desarrolla la ODEPA (2010) tomando como base la información del VII Censo Nacional: 48 Tabla Nº12: Número de prestaciones por instrumento de fomento que las jefas de explotación declaran haber obtenido en las temporadas 2005/2006 y 2006/2007 – Ley 18.450 País 836 Arica y Parinacota 59 Tarapacá Antofagasta 3 39 Atacama Coquimbo 20 151 Valparaíso Metropolitana 38 21 O`higgins Maule 42 136 Bío Bío La Araucanía 112 109 Los Ríos Los Lagos 30 55 Aysén Magallanes 9 12 Fuente: ODEPA a partir del VII Censo Agropecuario y Forestal 2007 El número de prestaciones que demuestran las jefas de explotación según distribución territorial, agrupa la mayor cantidad en las regiones de Coquimbo (151), Maule (136), Bío Bío (112) y de La Araucanía (109). Similar a la situación anterior, estos datos permitan contar con un panorama más acabado sobre dónde se concentran las bonificaciones de la Ley, ya sea en tipo de beneficiario, región, jefas de explotación a nivel regional, etc. Estos datos, dan cuenta de una efectiva concentración de los aportes que la Ley realiza a la pequeña agricultura. Sin embargo, se requiere profundizar estos análisis, considerando que el desglose de bonificaciones por sexo, no permite visualizar brechas absolutas entre hombres y mujeres, pues, se debe tener presente que quienes acceden a los beneficios sin ser personas naturales (empresas, organizaciones, etc.). La pregunta en este último caso, sería cuánta representación poseen las mujeres como líderes, dirigentas o representantes legales de estas organizaciones. A continuación se advierte la razón hombre mujer (H/M), referente al número de prestaciones de la Ley 18.450 período 2005/2006 y 2006/2007: 49 País Tabla Nº13: Razón entre hombres y mujeres respecto al número de prestaciones Ley 18.450 obtenido en las temporadas 2005/2006 y 2006/2007. 2,7 Arica y Parinacota 1,3 Tarapacá Antofagasta 2,0 0,5 Atacama Coquimbo 2,1 3,3 Valparaíso Metropolitana 3,8 3,8 O`higgins Maule 5,0 2,4 Bío Bío La Araucanía 2,7 3,4 Los Ríos Los Lagos 2,5 2,3 Aysén Magallanes 1,1 1,0 Fuente: ODEPA a partir del VII Censo Agropecuario y Forestal 2007 A partir de esta información, es posible establecer una razón de 2,7 H/M promedio a nivel país, es decir que por 2,7 hombres que acceden a la bonificación al riego hay una mujer que lo hace. La relación mayor que el promedio nacional entre las regiones de Coquimbo (3,3), Valparaíso y Metropolitana (3,8, ambas), O’Higgins (5,0) y la Araucanía (3,4). De todas ellas, es la región de O’Higgins, en que por cada cinco hombres sólo una mujer accede a este instrumento, la que demuestra mayor inequidad a favor de los hombres. Por el contrario, las regiones donde la relación es menor que el promedio nacional y muestran una relación a favor de las mujeres, se localizan entre Arica y Parinacota (1,3), Atacama (2,1), y Antofagasta (0,5) con el valor más bajo (la recepción por mujeres duplica la de los hombres). Esta información es útil, pues complementa las cifras anteriores y permite contar con un panorama acabado respecto de qué regiones son las que mayores brechas entre hombres y mujeres expresan. En este sentido, debiese ser una guía para la toma de decisiones: por qué se comportan de manera diferenciada, qué ocurre en aquellas donde las brechas son mayores y en las que son menores e incluso con una relación favorable para las mujeres, como en Antofagasta. En la siguiente tabla, se puede observar la evolución que ha experimentado el aporte estatal en riego y drenaje a través de la Ley 18.450: 50 Tabla Nº14: Aporte Estatal a la Inversión en Riego y Drenaje. Período 2006-2010 (MM$). Año de resolución de concursos 2006 2007 2008 2009 2010 Bonificación Comprometida MM$ 25.503 29.070 40.227 28.900 34.819 Fuente: CNR Balance de Gestión Integral 2010 En este sentido, los aportes del Estado se han incrementado, a excepción del año 2008, donde se aprecia un monto superior (40.227 MM$), comparado al de años precedentes y posteriores. No obstante, el año 2010 el monto se incrementa, siendo el mayor desde el año 2006 (sin considerar el 2008). Es interesante destacar algunas conclusiones, que del análisis de algunos datos, señalan algunos estudios (Irani y Saa, 2010). Tomando como base los datos del VII Censo Nacional Agropecuario y Forestal, se estima que: “Se plantea comúnmente que la Ley de Riego reproduce brechas existentes. Esta afirmación se sustenta en el hecho que los requerimientos legales (título de dominio de la tierra y de las aguas), técnicos (calidad y rentabilidad del proyecto) y financieros (capacidad de aporte y prefinanciamiento) que exige este instrumento estarían más difíciles de cumplir para las mujeres que para los hombres”. En efecto, una afirmación que se realiza es que la Ley 18.450 reproduce brechas preexistentes a la Ley, pero que en su comportamiento demuestra altos niveles de equidad (considerando un 30% de jefaturas femeninas, respecto del total de jefaturas). En esta línea, el estudio mencionado señala: - La Ley de Riego cubre efectivamente una proporción un poco menor de explotaciones con jefatura femenina (entre 20% y 25%) que la que existe en el universo (30%), lo cual revela una pequeña brecha de acceso. En este caso, se detecta una leve diferencia entre hombres y mujeres respecto al acceso global a los beneficios de la Ley, en tanto: - La proporción de mujeres se mantiene estable en las tres etapas del proceso Ley (postulación – bonificación – pago). Ello se confirma con antecedentes de años anteriores (2005 a 2007) que muestran que la proporción de mujeres que han sido seleccionadas para la bonificación representa entre un 33,3% y un 47,4% del total de mujeres que han postulado. En el caso de los hombres, esta proporción se sitúa entre 36,1% y 41,5%. Ello 51 significa que existe total igualdad de éxito en el acceso a la bonificación, e incluso que las mujeres logran una tasa de éxito levemente superior. En cuanto a las etapas específicas del proceso que involucra la operatoria de la Ley 18.450, según Qualitas, existe equidad y no sólo eso, en algunos casos las mujeres logran tasas de éxito superiores al de los hombres, como en el caso de la bonificación para las mujeres jefas de explotación (33,3% a 47,4%), en conclusión “total igualdad de éxito”. La cobertura de la Ley de Riego es equitativa si se compara el número de explotaciones y los montos involucrados. Dicho de otra manera el promedio de montos involucrados son similares –e incluso un poco superior en caso de las bonificaciones- en las explotaciones con jefatura femenina que en aquellas con jefatura masculina. Efectivamente, los datos que revisa Qualitas en el estudio de Irani y Saa (2010), indican que el comportamiento de la Ley 18.450, hereda brechas (jefaturas de mujeres en un 30%), pero que a partir de ello, incluso manifiesta niveles de equidad superiores (para las mujeres). Estos datos, y los que entrega la CNR a través de sus 6 indicadores, así como los que se desprenden de la ODEPA, si bien detectan algunas brechas, siempre considerando la línea base de inequidad del 30% de mujeres, en general son menores. La reflexión que se puede desarrollar de esta información se dirige a tres ideas centrales: La primera establece las causas de que estas brechas sean tan leves o en algunos casos las mujeres posean tasas de éxito, por ejemplo, superiores a las de los hombres. ¿Se debe a acciones realizadas por la CNR? ¿Qué acciones dentro de la operatoria de la Ley de Fomento al Riego son las que promovieron mayores niveles de equidad? ¿Son determinadas por variables externas? Si se considera la información levantada en este diagnóstico, se puede establecer que se han realizado una serie de esfuerzos por posicionar e implementar acciones dirigidas a lograr una equidad de género efectiva. Si esto se relaciona con los niveles de éxito de los proyectos en el que participan mujeres, no es claro. No porque las iniciativas no tengan impacto, sino más bien por la falta de evaluaciones sistemáticas respecto de qué cosas han funcionado y cuáles no. Sin esta información, se dificulta la posibilidad de replicar las prácticas más efectivas y desestimar aquellas que hayan probado tener efectos limitados. La segunda gran consideración se relaciona con el sentido de fondo con el que se aborden los objetivos de género en el servicio. Si se desea mantener la inequidad preexistente (el techo del 30% de jefaturas femeninas), es posible tomar como referencia y línea de éxito el logro de dicha cifra. En este sentido, se podría afirmar que la Ley no contribuye a profundizar la brecha y que en algunos casos incluso la revierte en algo. No 52 obstante, de las cifras analizadas queda de manifiesto que incluso tomando como base un 30% de participación femenina, bastantes indicadores no logran llegar a dicha cifra. Por otro lado, si la meta es contribuir a evitar las inequidades, incluso las preexistentes, se requeriría implementar acciones afirmativas, especialmente en los segmentos más vulnerables (pequeña agricultura). En esta línea, cobra relevancia el rol del Estado y sus instituciones como instancias de redistribución, cohesión social y equidad. No basta con constatar una situación desigual y no profundizarla, la meta en esta línea, debiese ser revertirla mediante, por ejemplo, cuotas (45% bonificadas Perfil INDAP, por ejemplo). La tercera y última observación, es en relación a las cifras levantadas. Este diagnóstico recopila una serie de números vinculados a la agricultura y las diferencias entre hombres y mujeres. Se advierten fuentes que desglosan datos según regiones, sexo, niveles educacionales, tipos de trabajos, cantidad de recursos de los que disponen jefes y jefas de explotaciones, etc. La pregunta de fondo es qué se hace con ella en la temática específica de género. La situación óptima sería que ésta sirviese de insumo para la toma de decisiones. Por ejemplo, si se desean tomar acciones afirmativas, para focalizar los esfuerzos, hacerlo en aquellas regiones en que se visualicen mayores brechas. Asimismo, la información que se desprende de las diversas fuentes, puede facilitar la identificación de zonas donde las mujeres posean mayor participación (el norte) y extraer de estas experiencias buenas prácticas relacionadas a la utilización de la Ley 18.450. Por el contrario, facilita el reconocimiento de aquellas áreas geográficas o variables donde las situaciones de inequidades son más marcadas (VI región). No obstante, para que la gestión de la información desagregada por sexo tenga un impacto efectivo en modificar situaciones de inequidad sin sólo consignarlas, se requiere concebir la dimensión de género como un tema de relevancia estratégica, por ende, transversal a los diversos servicios que entrega la organización. Sólo de esta manera, se podría promover una aplicación concreta del enfoque de género y tender hacia niveles de mayor equidad, en este caso, mediante la Ley 18.450. 53 VII. DIAGNÓSTICO CUALITATIVO SEGÚN ETAPA: Etapa de Difusión Descripción de la Etapa: La etapa de difusión, no corresponde a una instancia formalmente establecida dentro de la Ley 18.450, es decir, no es un requisito legal dentro de su proceso de implementación, a diferencia de lo que sucede con la Postulación, Bonificación y Recepción de Obras. Sin embargo, se ha incluido, pues a partir de la información levantada a través de la revisión bibliográfica y de las entrevistas realizadas, cobra importancia su inclusión como etapa de la Ley de Fomento al Riego. En el primer informe de esta consultoría, se presentaron una serie de acciones llevadas a cabo en cuanto a difusión de la Ley 18.450, especialmente vinculadas a la dimensión de género. En este plano, se mencionó la campaña “Mujer más claro echarle agua”, así como, una serie de materiales confeccionados para difundir en las mujeres agricultoras los beneficios de la Ley de Fomento al Riego. Además se elaboraron cápsulas radiales para ser comunicadas en diversas radios rurales. En la fase del estudio correspondiente al levantamiento de información a partir de las entrevistas efectuadas a informantes claves, la difusión emerge asociada no sólo a temática de género, sino que a nivel general de cómo se comunica a los/as posibles beneficiarios/as los alcances de la Ley 18.450. Al respecto, se observa un segmento que recurrentemente postula a la Ley, conocen los mecanismos, han sido bonificados previamente. Estos/as usuarios/as se les reconoce como empresarios/as medianos/as que, en muchos casos han evolucionado y en la actualidad constituyen el segmento de grandes empresarios, otros beneficiaros postulan en alguna ocasión específica, su proyecto es bonificado y luego de varios años vuelven a postular. Otro segmento postula una sola vez y, finalmente, los que están recién comenzando a conocer cómo postular, algún concurso nuevo, como el de energías no renovables, que comienza a interesar a nuevas personas y organizaciones. No obstante, y a pesar que se observa que los concursos de la Ley 18.450 han ido abarcando segmentos cada vez mayores de beneficiarios/as (pequeños/as agricultores y agricultoras, organizaciones de regantes, organizaciones de canalistas, medianos y grandes empresarios, proyectos asociados a energías renovables, proyectos asociados a reconstrucción post terremoto, etc.), no ha logrado ser conocida de manera masiva en el sector agricultura. Esta opinión se respalda con la experiencia personal de algunos/as entrevistados/as que comentan que, en sus labores diarias, en asesorías en terreno u otras actividades, encuentran personas que desconocen los alcances de la Ley de Fomento al Riego. Asimismo, se respalda esta opinión en el hecho de que las personas, organizaciones y empresas que postulan a la Ley, muchas veces han postulado e, incluso algunas empresas, las más grandes, postulan a varios proyectos al mismo tiempo y diferentes 54 concursos o dentro de un mismo concurso (mientras no se contravengan los requisitos de la Ley, como bonificar la misma superficie de riego con dos proyectos distintos). Este hecho también respondería a, que históricamente la Ley era utilizada básicamente por medianos y grandes agricultores/as del país. Es reciente, a comienzos de 2000 se empieza un trabajo de focalización en la pequeña agricultura y la agricultura empresarial, difundiendo los beneficios de la Ley en estos estratos y viendo cómo los requerimientos técnicos y legales podían ser cumplidos por estos usuarios/as. A partir de este momento se produce una participación más masiva; se aumenta el financiamiento de los concursos para estos estratos y se diseñan concursos específicos para ellos. De todos modos, se estima que, considerando los años en que existe esta Ley, el número de postulantes debiese ser mucho mayor. Se reconocen esfuerzos en este plano, especialmente en los últimos años, pero se cree que aún queda un gran trecho por avanzar en materias de difusión. Cabe destacar, que las menciones en este ámbito, no se refieren directamente a la difusión de género, es decir cómo las mujeres agricultoras podrían utilizar y conocer los beneficios de la Ley de Fomento al Riego, sino al conocimiento de la Ley en general. No se mencionaron las acciones antes nombradas: la Campaña “Mujer más claro echarle agua”, el material de difusión, etc. Sin embargo, este hecho se puede explicar en parte, debido a que no fue incluida como área de indagación en levantamiento de información, sino que emergió de manera espontánea. Por este motivo, de parte de uno de los participantes del estudio, se menciona que para subsanar esta situación, no es necesario efectuar una campaña específica para hombres y mujeres, ya que según su perspectiva, la Ley no distingue y no es parámetro de concurso ser hombre o mujer, sino el fomento al riego; contar con los derechos de agua, con la tenencia (arrendamiento y usufructo incluidos). No obstante, esta visión no es contraria a campañas de difusión específicas en materias de género, pues se reconoce que en los segmentos de pequeños y pequeñas agricultoras, en la pequeña agricultura en general, la presencia de mujeres es importante, sino más bien, que no es posible aspirar a difundir entre las mujeres los alcances de la Ley 18.450, si esta es desconocida de manera general por los distintos segmentos que podrían postular a ella. Sin embargo, se estima de parte de esta consultoría, que las campañas específicas de género, constituyen una acción potente en la línea de revertir una situación diagnosticada previamente: Que las mujeres agricultoras requieren de acciones afirmativas que fomenten su participación en la Ley. Desde esta perspectiva, se cumple el rol del Estado de evitar la reproducción de inequidades entre hombres y mujeres, mediante acciones afirmativas. Barreras de género: Como se ha descrito anteriormente, en esta etapa se identifica una barrera que trasciende a la dimensión de género y engloba a todos los segmentos que postulan a la Ley: El desconocimiento que aún persiste sobre los beneficios de la Ley de Fomento al Riego. 55 Desde esta óptica, se estima que la Ley es utilizada por personas, organizaciones o empresas, que de algún modo han tenido contacto con ella y luego ya en conocimiento, continúan postulando a sus beneficios. Algo que en sí, no se observa como un aspecto negativo, pues la Ley lo permite. Sin embargo, el problema radicaría en que la renovación de postulantes, o de nuevos postulantes a los diversos concursos, no se desarrollaría con la magnitud esperada. De todos modos, cabe señalar que ampliar la cobertura de la Ley, no constituye un objetivo estratégico explícito de la CNR. Algunas de las razones que se esgrimen para explicar este hecho, es la necesidad de contar con un plan integral de difusión, que masifique su conocimiento y uso en el sector agricultura, a nivel metropolitano y en regiones. Aunque, como se mencionó anteriormente, se observan esfuerzos en este ámbito. A su vez, en el primer informe se describieron las acciones que en este plano se han efectuado en cuanto a género. Su impacto puede quedar invisibilizado a nivel global, pues se focaliza en mujeres agricultoras y del estrato que más requiere ayuda (pequeña agricultura, Perfil INDAP) y a la falta de un plan general que sea útil para comunicar a todo los segmentos los contenidos de la Ley 18.450, no sólo de su existencia, sino de cómo se postula a ella. Además, esta situación podría reflejar la necesidad de que el área de comunicaciones de la CNR, incluya la dimensión de género de manera transversal, con el propósito de realzar las intervenciones que se han efectuado en esta materia. Un segundo motivo, serían las propias características de la Ley. En esta línea, se estima que la Ley de Fomento al Riego, posee algunas particularidades que la constituyen en un instrumento bastante técnico en cuanto a los requisitos que deben reunir las personas y organizaciones que deseen acceder a sus beneficios. La operatoria mediante consultoras, los requisitos técnicos y legales, la tenencia de la tierra, los derechos de agua regularizados, la modalidad de pago contra obras finalizadas que pueden prolongarse por algunos años (lo que implica conseguir financiamiento para desarrollarlas), entre otros aspectos serán profundizados en las siguientes páginas, podrían constituir barreras para su masificación. Relacionado estrictamente a la temática de género, los elementos mencionados se traducen en barreras aún más presentes. Ello considerando que las mujeres, presentes sobre todo en la pequeña agricultura, son quienes mayores problemas demuestran para acreditar derechos de aguas, títulos de tierras, etc. La necesidad de comprender aspectos técnicos y legales que involucra la postulación a la Ley 18.450, podrían representar barreras que desincentivan su uso en las mujeres. Etapa de postulación Descripción de la Etapa: Esta instancia corresponde a la de mayor complejidad en cuanto al proceso de operacionalización de la Ley de Fomento al Riego. En ella se reciben los proyectos, previo contacto con las consultoras que realizan la presentación de éstos, se revisan y evalúan de acuerdo a los requisitos técnicos y legales que establece la 56 Ley, se ingresa la información a los sistemas computacionales de captura de datos y, finalmente, se decide cuáles han sido aceptados y cuáles son aptos para ser bonificados una vez realizadas las obras. A grandes rasgos, se podría agrupar los proyectos según tipo de obras y el tipo de usuario/a que postula. En primer lugar, proyectos de obras intraprediales, que implican tecnificación de riego (aspersión, por goteo, etc.) y donde postulan personas naturales (hombres y mujeres) y personas jurídicas (empresas), que constituyen el porcentaje mayor del universo de postulantes. En segundo lugar, proyectos extra prediales, que involucran obras de riego (revestimiento de canales, entubamiento, construcción de sifones, etc.), al que postulan organizaciones de usuarios (Juntas de Vigilancia, organizaciones de canalistas, etc.). Finalmente, destacar que los fondos con los que cuenta la Ley 18.450 (sobre 40 mil millones de pesos), no se discuten en el presupuesto nacional cada año, sino que provienen directamente del Tesoro Público. Ello implica que posee mayor certeza, pues se asignan de manera diferente al resto del presupuesto nacional y su variabilidad es menor (no se debe negociar año a año). Sistema computacional de registro y forma de postulación: Como se mencionó anteriormente, la CNR cuenta con un sistema de registro computacional donde quedan ingresados los proyectos que postulan, las bonificaciones y los proyectos que finalmente han cumplido con las obras. A partir del trabajo desarrollado en el marco del Programa de Mejoramiento de la Gestión (PMG) de Género, se establecieron seis indicadores específicos en esta materia, así como el desglose de la información según sexo. Este hecho ha significado un gran avance para contar con datos que permitan visualizar el comportamiento de la Ley 18.450 en temáticas de género. En esta línea, desde el año 2011, la postulación a los concursos que establece la Ley se realiza exclusivamente por medio de Internet, lo que ha facilitado contar con el panorama global del comportamiento de la Ley de Fomento al Riego en cuanto a género en sus diversas etapas. En la actualidad, la información con que cuenta la CNR respecto de la Ley 18.450, constituye el universo completo de las postulaciones. Antes de este avance, se debía ingresar la información a nivel nacional a partir de los formularios en papel que llenaban los postulantes, lo que se traducía en un proceso engorroso de sistematización de toda la información. El requisito de postulación vía internet se comenzó a implementar a partir del año 2009, específicamente en el segundo semestre. El 2010 se logró un 98% de postulación por medio de Internet, sólo quedando un porcentaje marginal que lo hizo mediante papel. 57 El proceso de postulación: la Ley de Fomento al riego establece vía concurso público, según estrato (pequeña, mediana, gran agricultura), zonas (Norte, Centro, Sur), tipo de obras (intra y extra prediales), y tipo de beneficiarios (personas naturales, personas jurídicas, organizaciones de usuarios), varios concursos al año a los que se puede postular. En este sentido, no existe un concurso específico para hombres y mujeres. Sí se han implementado concursos exclusivos para pequeños/as agricultores/as (perfil INDAP), donde se asume que postula un número importante de mujeres como personas naturales que requieren de apoyo para llevar a cabo sus proyectos y acceder a los beneficios de la Ley 18.450. Al año, considerando los criterios antes expuestos, se pueden realizar 20 llamados a concursos e incluso más. Desde la creación de la Ley, se ha modificado la segregación de los concursos, de acuerdo a las necesidades del entorno y a los objetivos estratégicos del servicio, así como de las autoridades del sector agricultura. Prueba de ello, fue la realización, el año 2010, de concursos especiales para la reconstrucción de obras post terremoto. De igual modo, durante el año 2011 se llevó a efecto un concurso exclusivo para la pequeña agricultura con perfil INDAP y para el año 2012 se está planificando realizar dos concursos de este tipo para beneficiar a hombres y mujeres del estrato que más requiere apoyo para acceder a la Ley 18.450 y que puedan competir en igualdad de condiciones. Se observa que, un alto porcentaje de los proyectos son de empresas, personas jurídicas, por lo tanto, los proyectos que presentan hombres o mujeres es menor en relación a empresas y organizaciones. Esta situación se puede observar en el siguiente cuadro, elaborado por la CNR: Tabla Nº 15: Proyectos postulados en concursos resueltos año 2005- oct. 2011 Estrato Empresario Grande Empresario Mediano Organización de Pequeños Organización de Usuarios Pequeño Empresario Agrícola Pequeño Productor Agrícola Total general Mujer 10 563 3 422 200 1.198 Hombre 48 2.489 3 NC 413 5.514 2.776 Total 471 8.566 2.782 1.386 609 4.535 348 1.915 125 11.091 348 3.723 934 16.824 Fuente: CNR 2011 De la información presentada, se puede apreciar que, efectivamente en la postulación de proyectos en el período 2005-2011, el número de personas naturales es menor al de personas jurídicas y organizaciones de usuarios, agrupados en la categoría NC (No Corresponde, a personas naturales). Ello es válido para todos los estratos, excepto para el de pequeño productor agrícola, en el que se observa una presencia mayor de hombres y mujeres. En esta línea, las acciones que se han desarrollado para apoyar este estrato 58 son coincidentes con los datos, a partir de las propias iniciativas de la CNR, como el convenio con INDAP. Productores Perfil INDAP: De acuerdo a la información levantada, tanto en la primera como en esta segunda etapa de esta consultoría, queda claro que el estrato al que se han dirigido la gran mayoría de las acciones de género, es el de se define como Perfil INDAP, localizados en la pequeña agricultura. Por este motivo, se aborda en mayor profundidad este segmento específico en este sub apartado. Se estima que, considerando que la Ley como instrumento es una herramienta relacionada al fomento a la inversión, sus características se adecuan de mejor modo a medianas y grandes empresas, se ha requerido dotar de apoyos y asesoramiento a los pequeños y pequeñas agricultores para que puedan acceder a la Ley. De igual modo, se menciona que la decisión de incorporar este perfil más social como beneficiario de la Ley, responde a los lineamientos de los gobiernos, hace ya varios años. De hecho en la Ley inicial no estaban incluidos, pero en una modificación realizada hace más de diez años, se incluyó a los pequeños productores. Incluso, se comenta, a los pequeños que tenían convenio con INDAP se les daba puntos adicionales, porque se entendía que era un estímulo para que participaran. Entonces, se enfocaba como política de Estado, situación que se mantiene en la actualidad. En esta línea estuvieron los cambios que experimentó la Ley, cuando se realizaron las adecuaciones para su prórroga en el año 2008, en el sentido de incrementar el porcentaje de bonificación a este segmento hasta el 90% y a los pequeños empresarios agrícolas un 80%. Desde esta perspectiva, se identifica el trabajo con el estrato adherido a Perfil INDAP y específicamente a las mujeres como un interés por favorecer a las mujeres y por favorecer a quienes más lo necesitan. Al respecto, una de los/as entrevistados/as manifiesta, “Porque ese es el rol del estado, ayudar a la gente que tiene mayores necesidades que por sí solas no lo pueden lograr”. Con el propósito de alcanzar este objetivo, se estableció una alianza estratégica con el INDAP, donde este servicio se hace cargo de un proceso de acompañamiento, capacitación y asesoramiento a los pequeños productores que son definidos como Perfil INDAP y que se encuentran en proceso de postular a la Ley de Fomento al Riego. En este plano, INDAP se encarga de los proyectos que postulan, desde el proceso de revisión, si tienen observaciones es este servicio el que se encarga de coordinar con los/as profesionales consultores/as la respuesta y mejoramientos necesarios, que se entreguen los antecedentes requeridos en los plazos estipulados y se regularice cualquier detalle que pueda suponer que un proyecto no quede aceptado. Es decir, en muchas ocasiones actúan de intermediarios entre la CNR y los pequeños y pequeñas productores/as y de éstos/as con los/as profesionales que presentan los proyectos. INDAP posee varios instrumentos, tiene pre financiamiento para la consultoría y también para la ejecución de las obras. Licita en forma previa a consultores para que preparen los estudios, hacen una supervisión de esa elaboración de proyecto y en la actualidad se está 59 trabajando para que efectúen un seguimiento post – bono, o sea, una vez que los proyectos son bonificados, saber cómo va la construcción, hacer la supervisión en conjunto con la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) del Ministerio de Obras Públicas, que ve en terreno la construcción de las obras y trabajar en forma conjunta para que ningún proyecto que obtenga bono quede abandonado. Una situación bastante recurrente en este estrato, de acuerdo a lo señalado por los participantes del estudio. Cabe señalar, que la forma en que opera la Ley. A pesar de los avances en el convenio con INDAP, se perciben espacios del trabajo que realiza este servicio, que no son conocidos a cabalidad por los miembros de la CNR, zonas grises que se asume actúan bajo los criterios de trabajo que desarrolla INDAP. Esta situación puede responder al hecho de que la alianza estratégica establecida, a partir de lo referido por los y las entrevistadas, se encuentra en pleno proceso de profundización, por lo tanto es esperable que el conocimiento mutuo de ambos servicios, no esté completamente zanjado. Participación de Mujeres en la Ley de Fomento al Riego: Respecto de la postulación de mujeres en los proyectos se estima que desde el año 2005 a la fecha, las mujeres que son propietarias o que presentan proyectos, es aproximadamente de un 20% a 30% en relación a los hombres. Se cree que es un porcentaje bajo, pero que responde a inequidades que anteceden a la Ley y que se relaciona directamente con la tenencia de la tierra y derechos de agua, en su mayoría en manos de hombres. A su vez, se afirma que es difícil constatar la total magnitud de participación de mujeres, pues descontando las personas naturales, lo que atañe a empresas y organizaciones de usuarios no es posible identificar a hombres o mujeres en ella. En el caso de las empresas (personas jurídicas), se podría hacer una aproximación por medio de sus representantes legales, pero quienes conforman las sociedades, es prácticamente inviable producto de la manera en que éstas se estructuran: No se sabe cuáles son los miembros de las sociedades, además que se crean sociedades dentro de las sociedades por los temas de particiones, lo que hace imposible identificar el número de hombres y mujeres en ellas. En cuanto a las organizaciones de usuarios, habría que indagar en la conformación de las directivas, cuánta representación en ellas hay de mujeres. El dato se podría obtener indirectamente, pues no está disponible en los sistemas de registro. De todas maneras, de acuerdo a la experiencia de los/as entrevistados/as, se opina que la representación de las mujeres en las directivas de las organizaciones de usuarios, en las comunidades de agua, Juntas de Vigilancia, etc., es bastante baja, producto de las características del medio agrícola que es bastante reticente a la participación de mujeres en cargos de decisión. En las reuniones que se realizan en terreno, en regiones, se aprecia este fenómeno: Un número reducido de mujeres participando. Se observa una mayor presencia femenina en la zona norte, pero siempre con predominancia masculina. Respecto de las características de las mujeres que postulan en estratos que no corresponden a la pequeña agricultura (pequeños productores y productoras y pequeños 60 empresarios y empresarias), se comenta que el perfil no ha sido estudiado en profundidad, no se ha levantado información. En esta línea, se observa que las mujeres de la mediana y la gran empresa en general, poseen menor presencia (aunque de acuerdo a la tabla Nº15, la mediana empresa posee un presencia importante de mujeres) y de acuerdo a la opinión de los entrevistados, debiesen poseer mayores herramientas y recursos para desenvolverse, conseguir financiamiento, elaborar proyectos sustentables en conjunto con las consultoras, sin embargo se admite que podrían experimentar barreras de género que no han sido diagnosticadas. Las acciones se han concentrado en el segmento más vulnerable y que requiere de mayor apoyo. De acuerdo a la experiencia acumulada en terreno y en asesorías técnicas legales, se ha determinado que las mujeres de este estrato son quienes más barreras presentan; los horarios de las reuniones se realizan cuando las mujeres deben atender las necesidades del hogar y la familia, el esposo es asalariado y la preocupación del predio también recae en la mujer, por ende, los temas relacionados al riego, a sus mejoras, van en directo beneficio de ellas. Se ha focalizado en la pequeña agricultura, pues por temas de género se ha identificado como el segmento más crítico. El rol de las consultoras: Dentro de los requisitos que establece la Ley 18.450, se encuentra definido que cada postulante, sea persona natural, jurídica u organización de usuarios, deberá presentar sus proyectos mediante una empresa consultora. Estas empresas consultoras poseen características que las diferencian en dos grandes tipos: Empresas consultoras, de gran magnitud dedicadas a este rubro y que pueden asesorar varios proyectos al mismo tiempo, y consultores particulares, que pueden ser hombres y mujeres. Una tercera categoría podría estar constituida por aquellas empresas consultoras que son constituidas por empresas de agricultura, u organizaciones de usuarios, que crean su propia empresa consultora para presentar sus proyectos y, de este modo, abaratar costos. Con esta modalidad, se genera un mayor control sobre el proceso de postulación, pues no dependen de una instancia externa, sino que la consultora es parte de la empresa agricultora que está postulando. Sobre esta última categoría, claramente es viable en caso de aquellas empresas, personas naturales u organizaciones de usuarios que cuentan con los recursos y personal técnico necesario para realizarla. Para estar validado como consultor, se requiere ser parte del registro nacional que posee la Comisión Nacional de Riego y para estar inscrito tiene que demostrar algún conocimiento en riego o tener título de algún profesional relacionado, de otro modo, las asesorías no son legítimas y no podrá presentar proyectos a la Ley 18.450. En este sentido, la CNR no trabaja directamente con el usuario (personas naturales o jurídicas), sino a través de estas consultoras. Por este motivo, el éxito de la postulación de proyectos depende en gran medida de la habilidad de la consultora, de su diligencia, para conseguir los papeles requeridos (títulos de tierras, regularización de ser necesario, derechos de agua, etc.), ir al Conservador de Bienes Raíces, y todos los trámites asociados. Con un trabajo bien efectuado, la probabilidad de observaciones de parte de la 61 CNR disminuye exponencialmente. A su vez, de haber observaciones, también dependerá del trabajo de la consultora el que se responda y se realicen las adecuaciones pertinentes en los plazos estipulados por la Ley. En este plano, uno de los nudos críticos que se detectan, es el bajo interés que generan los proyectos de la pequeña agricultura en la mayoría de las consultoras. Los proyectos que se presentan en este segmento, son en general de menor cuantía en relación al resto de los estratos, por lo tanto los montos asociados son menores y las ganancias para la consultora también. Además, el riesgo es alto, pues muchos proyectos que son bonificados, no logran ser financiados por los usuarios/as y quedan inconclusos, no pudiéndose hacer efectivo el pago (que se realiza contra obra terminada). Se advierte un bajo interés por presentar proyectos Perfil INDAP, especialmente en las grandes empresas consultoras, las que se orientan en mayor grado a los proyectos de medianas y grandes empresas agricultoras. Quienes suelen postular proyectos de pequeña agricultura son, en general, personas individuales. Desde esta perspectiva, se observa que una posible barrera, que afecta a proyectos de alto riesgo (pequeña agricultura), es decir, aquellos donde existe una presencia numerosa de mujeres, está determinada por la manera en que se estructura la demanda de los proyectos. En este sentido, son las empresas consultoras las que definen qué productos se presentan y cuáles no. Es su decisión trabajar o no con un proyecto (postularlo). Las estadísticas indican que los recursos de la Ley se concentran en aquellas zonas geográficas donde la agricultura (el riego) se desarrolla de mejor manera (zona centro sur), esto constituye para las consultoras un sector atractivo económicamente, pues se asegura la realización de las obras, su viabilidad y, por lo tanto, el cobro del servicio prestado. Es decir, las empresas consultoras son las que seleccionan en definitiva, qué proyectos presentan y cuáles no. En esta materia la CNR no posee atribuciones para obligar a una empresa consultora ya que se trata de un contrato entre privados. La única atribución que posee la CNR, aunque sea indirecta, es la definición de la base concursal: Pequeños agricultores, mediana empresa, gran empresa, tipo de obras (extra o intraprediales), por macro zonas (Norte, Centro, Sur, etc.). Por estas razones, la posibilidad de que un proyecto de pequeños productores o productoras, quede sin consultor, es efectiva: No logra ser lo suficientemente atractiva para el mercado. Las empresas consultoras pueden postular con varios proyectos de un mismo usuario/a se presenta un proyecto y en otro concurso se presenta el mismo proyecto, o se postulan distintos proyectos de diversas obras: Revestimiento de canales, riego por goteo, aspersión, etc. No se hacen diferencias si algunas personas han sido bonificadas previamente, pueden volver a presentarse. Dos proyectos no pueden beneficiar a la misma superficie de riego. Para las grandes empresas consultoras, presentar varios proyectos a la vez (de un mismo usuario/a o de diferentes usuarios/as), no constituye mayor problema, pues cuentan con 62 las personas y la infraestructura para hacerlo. Sin embargo, para consultores individuales, es más difícil lidiar con varios proyectos, pues ello implica reunir muchos papeles, conseguir poderes, regularizar tierras y aguas, etc. En cuanto a temáticas relacionadas a género, dentro de los indicadores que se construyeron en el marco del PMG, se construyó uno donde se identifica la diferenciación por consultoras, consultores y empresas. Este indicador tuvo como propósito evaluar el comportamiento del trabajo de las consultoras, detectar posibles diferencias entre el trabajo de acompañamiento, considerando variables de éxito de los proyectos presentados (proyectos bonificados y proyectos pagados- con obras finalizadas). En este sentido, se menciona que si bien no se observan grandes diferencias, sí se ha podido determinar que aquellos proyectos presentados por consultoras mujeres, poseen leves ventajas de éxito respecto de sus pares hombres y de empresas consultoras. De acuerdo a la experiencia de los participantes, se estima que las consultoras son más detallistas que los hombres y que en algunos casos, su compromiso con la formulación y presentación de los proyectos es un tanto más acucioso. Proporcionalmente las mujeres demostraron porcentajes de admitidos a concurso, independiente que no obtuvieran el bono. En relación a la pequeña agricultura y en cómo generar un marco que les facilite la postulación, se estima de parte de uno de los participantes del estudio, que podrían efectuarse acciones para lograr que ellos sean sus propios consultores, si tienen la experiencia y capacidades. Este hecho significaría de inmediato una reducción de costos. No obstante, se advierte que el proceso de acumulación de papeles, de regularización de dominios, poderes, etc., es complejo para las propias empresas consultoras, por ende, para pequeños y pequeñas agricultoras será todavía más. Se menciona que se han llevado a cabo cursos de presentación de proyectos, pero estos han estado dirigidos a los consultores o profesionales que quieren ser consultores. De todos modos, se señala que si no es posible convertir al pequeño y a la pequeña productora en consultores, sí se podrían establecer mecanismos de entrega de herramientas para que comprendan el proceso de formulación y diseño de proyectos y, de esta manera, tener mayor control y entendimiento del trabajo que realizan las empresas consultoras. Se añade que para ser consultor se debe provenir de una carrera como agronomía o ingeniería civil agrónoma. No obstante, el porcentaje de mujeres en estas disciplinas también es menor al número de hombres que las estudian. Por lo tanto, en este aspecto, las barreras se van generando desde antes también e influye en el número de mujeres consultoras. Se menciona que “El mundo del agro en sí es discriminatorio para las mujeres”. Desde esta perspectiva, es posible asumir que a las mujeres consultoras, les será más difícil postular un proyecto de una gran o mediana empresa, por ejemplo, que esté a cargo de hombres, pues no contará con la validación y confianza de los usuarios/as, que asumirán que una mujer no entiende de “campo”. 63 Evaluación de proyectos: El proceso de revisión de proyectos está a cargo de la CNR y en él se les otorgan puntajes a los postulantes de acuerdo a la categoría que establece el concurso. En esta instancia se evalúan dos grandes ámbitos: El técnico y el Legal. Si el proyecto es admitido, se le bonifica, es decir, se le entrega la bonificación correspondiente dependiendo del estrato del concurso (en el caso de los pequeños y pequeñas productoras, la bonificación llega al 90% del monto del proyecto). Bono que se hará efectivo una vez que la obra sea finalizada. El tiempo que transcurre entre la bonificación y el pago efectivo puede prolongarse hasta por tres años dependiendo de la magnitud de las obras. Por este motivo, especialmente en los usuarios/as Perfil INDAP, cobra relevancia el seguimiento y acompañamiento que se realice a los proyectos, pues deben conseguir financiamiento (INDAP también gestiona herramientas de financiamiento) y desarrollar las obras. En este estrato más vulnerable, existe una posibilidad cierta que el proyecto quede abandonado. A los proyectos que postulan, se les asigna un puntaje, una vez que han cumplido con los requerimientos legales y técnicos, se elabora una lista de mayor a menores puntajes, y se establece un punto de corte de acuerdo a los fondos con los que cuente el concurso. Los criterios de asignación de puntajes están definidos, a grandes rasgos, por la superficie/costo que cubre la iniciativa, contando con mayor puntaje los proyectos que poseen una superficie de riego mayor, así como el costo por hectárea asociado (mientras menor el costo, mayor el puntaje), el número de beneficiarios, hasta antes de las modificaciones de la Ley “Antes si importaba el número de gente, ahora no, incluso la forma de cálculo varió, la focalización varía. Antes se contaba un tranque acá todos aguas arriba eran beneficiarios, y se hacía otro pedacito se contaba hacia arriba de nuevo. Ahora es lo que realmente beneficias, con cada revestimiento cuánta agua ahorras”. Producto de estas posibles distorsiones, donde se incluía a beneficiarios indirectos en los proyectos, este criterio fue sustituido. En la actualidad, la variable que más puntaje entrega es el costo del proyecto y el aporte que cada postulante entrega a la iniciativa. Los proyectos más competitivos tienen más posibilidades de obtener el bono. Desde esta perspectiva, se considera que las empresas- grandes y medianas- ponen aportes propios, no solicitan todos los recursos, pues están en condiciones de hacerlo. “Ellos lo pueden financiar de otras maneras; en cambio, un pequeño productor, sea mujer u hombre, tiene que pedir toda la plata porque no tiene para construirlo, entonces su proyecto en relación al costo por hectárea es mayor, por lo tanto le va a dar menor puntaje, tienen menos posibilidad de ganarse el bono”, por este motivo, se establecieron concursos donde la pequeña agricultura compite con proyectos de similares características “. Aspectos Técnicos: Este ámbito de evaluación está dirigido a constatar la coherencia técnica de los proyectos que se postulan. En este sentido se verifica que el agua de la que se dispone sea consistente con las hectáreas de riego, en palabras de un participante “si tienes un litro, puedes regar un hectárea, si tienes diez, diez hectáreas y si tiene un litro, no puede decir que va a regar diez por ejemplo”. Se estima, eso sí, que la parte 64 técnica es un área que no supone mayores problemas para los proyectos, porque hay especialistas, profesionales que diseñan y poseen los conocimientos necesarios para velar por que estos cumplan con los requisitos necesarios, tanto agronómicos, como hidráulicos. Desde esta perspectiva, se indica que las barreras que existen para las propuestas son mínimas, pues todos los aspectos están normados y son diseñados por las consultoras “si voy a diseñar para un pequeño agricultor cinco hectáreas o para un mediano cincuenta, y para un grande cien, las consideraciones técnicas son las mismas, no hay diferencia”. En este plano, se señala que la calidad tiene que ser la misma. No obstante, se menciona que es más caro, proporcionalmente, levantar un proyecto pequeño en cuanto al costo, que uno grande, pues el costo del consultor, el costo de los papeles, va a ser lo mismo que para uno grande. En los proyectos más pequeños sus costos, comparativamente a uno grande, son más altos. Ello, porque va a necesitar una infraestructura mínima para una superficie determinada, por muy pequeña que sea la superficie beneficiada, por ende, los costos no se prorratean tanto como en el caso de los proyectos grandes, donde la infraestructura será aprovechada al máximo en una superficie de riego mayor. Como se revisó en la primera parte de este informe, las cifras son claras en sindicar a las mujeres como las poseedoras de explotaciones de menor superficie. Este aspecto, entonces, representa una barrera directa para ellas. El tema de la superficie también es considerada una diferencia significativa, como se analizó anteriormente, para conseguir un consultor que baje los costos de presentación o elaboración del proyecto, considerando que los montos involucrados son más bajos. En esta línea, se comenta que hay pocos consultores y eso, en algunos casos, particularmente los de la pequeña agricultura, pueden constituirse en una barrera de entrada. Lo que se traducen en un mercado disponible acotado para levantar proyectos. Este fenómeno afectaría tanto a la pequeña agricultura, las mujeres y las etnias. En este plano, el problema estaría radicado en la pequeña agricultura como un todo, pues los grandes empresarios no tienen problemas “los grandes pagan, incluso, con o sin proyecto, hay algunos que necesitan del proyecto y del bono digamos, ganarse el proyecto para levantar el proyecto y ejecutarlo porque hay que financiarlo, pero los más grandes y los medianos más grandes, sí o sí tienen que pagar y mejorar su eficiencia de riego, por lo tanto, lo van a ejecutar, con o sin Ley”. Una vez más, salen a relucir las dificultades que afectan a las mujeres, a las explotaciones de menor superficie, se suman los datos que establecen a las mujeres rurales como el segmento donde se concentra la pobreza, por ende, menor control y acceso a recursos de toda índole. Aspectos legales: Esta dimensión está determinada por los elementos de los proyectos que se orientan a demostrar con qué agua se dispone para regar (derechos de aguas) y en qué predio voy a regar (títulos de tierras, usufructo, arrendamiento, etc.). El punto nodal de este aspecto a evaluar, está constituido por las tierras y los derechos de agua. 65 De acuerdo a las opiniones de los participantes del estudio, las causas centrales por las que no son admitidos (se “caen”) algunos proyectos, son la acreditación de predios y de derechos de agua, las formas en que se presentan, los permisos y autorizaciones, aspectos, que se estima, no dependen tanto del solicitante, sino de la Dirección General de Aguas o la Comisión Nacional de Medio Ambiente. En la etapa de revisión, en los distintos estratos, se comenta que se realizan observaciones producto de muchos factores. Las mayores observaciones se efectúan cuando el proyecto está mal presentado (faltan documentos o están mal extendidos) o hay problemas en inscripciones, las que pueden ser subsanadas en el período de respuestas que estipula la Ley de Fomento al Riego. De todos modos, se advierte que es baja la frecuencia de los proyectos que son rechazados por aspectos legales. En esta línea, se indica que los motivos de que los proyectos no sean aceptados, se entremezclan entre elementos técnicos y legales. En algunas ocasiones la parte legal está en regla, pero técnicamente se identifican deficiencias: el proyecto requiere más agua de la que está acreditando, por lo tanto no es válido. Otras, la iniciativa es técnicamente sustentable, pero los derechos de agua, o los títulos de las tierras no están regularizados. Asimismo, en este plano se hace hincapié en que la Ley no genera discriminaciones y que los requerimientos son iguales para hombres y mujeres. Al respecto, se comenta que puede resultar un tanto inflexible, pues de esa forma está estructurada la Ley. No obstante, se señala que ante situaciones anómalas que puedan afectar a mujeres, se solicitan antecedentes para garantizar que éstas no están siendo engañadas. Por ejemplo, un predio y derechos de agua a nombre de la mujer y se presenta el marido postulando el proyecto y afirma que está en sociedad conyugal. En cuanto a requisitos y aspectos legales estaba bien, sin embargo, de todos modos los abogados encargados, solicitan un poder y declaración delegatorio para entregárselo al marido de parte de la mujer. La idea es asegurarse de que la mujer está en conocimiento de esta situación, por ende, ante estas situaciones se toman los resguardos necesarios. De igual modo, en proyectos en que figura una mujer, pero no se observa su firma, se solicitan mayores antecedentes para garantizar que no se vaya a producir una situación en desmedro de ella. Títulos de tierra y derechos de aguas: Al respecto se señala que la Ley se aplica en base a un predio determinado. No obstante, los criterios se han flexibilizado en esta materia, se ha incluido en la última modificación de la Ley la figura del arrendamiento, abriendo un nicho a pequeños/as productores/as con ello. Si bien todavía no es aprovechado masivamente, se ha ido incrementando su utilización. En este sentido, se considera que el tema de los arriendos es un avance en generar condiciones menos rígidas para la postulación a la Ley. Sin embargo, se advierte que el arrendamiento se ha incrementado también para las empresas. En este plano, las medianas empresas y las grandes sobre todo, pueden arrendar una cantidad mayor de predios y se benefician de la Ley. Asimismo, las empresas les arriendan a los 66 pequeños/as productores/as, que no pueden producir por no contar con tierras, de esta manera se favorece igualmente el fomento a la inversión privada y se incrementa la superficie de riego. La modalidad principal para postular es la de propietario, luego usufructo que en estos momentos se asemeja en uso al del arrendamiento. Un asunto que queda pendiente, particularmente en el caso de la pequeña agricultura, es la utilización del comodato, que no está incluido en la Ley, pero que es utilizado en un número no menor por mujeres de la pequeña agricultura, quedando fuera de los requisitos que establece la Ley. Para el caso de mujeres que se incorporan mediante proyectos de PRODEMU o PRODESAL, se observan situaciones en que se presentan con iniciativas, pero no son las dueñas de los predios, son sus maridos. Depende de ellos, que son los titulares de la tierra. Salvo el usufructo o un arrendamiento, no puede acceder a la Ley 18.450, pero estas modalidades implican la presentación de documentación legal que lo acredita. Esa documentación posee un costo monetario, que muchas veces es imposible pagar por parte de las mujeres, lo que implica que queden fuera de los beneficios de la Ley. Desde esta perspectiva, se estima que se podrían buscar algunas adecuaciones frente a los casos antes descritos, por ejemplo ver la posibilidad de que el marido le arriende el predio a su mujer y, de este modo, propiciar que ella acceda a los beneficios que entrega la Ley. Este ámbito, se opina, podría constituir un aspecto a explorar “por lo tanto yo ahí podría hacer un trabajo y decirle ya ok, si usted señor no está interesado arriéndele a su señora o arriéndele a su hijo también”, porque igual los jóvenes no tienen, no pueden postular porque no tienen la tenencia de las tierras y las aguas”. Se indagó en la presente consultoría, sobre la posibilidad de utilizar el artículo Nº150 del código civil sobre patrimonio reservado de la mujer en los matrimonios bajo la figura de sociedad conyugal, como una alternativa a que las mujeres pudiesen hacer uso de tierras y derechos de agua a nombre del esposo. No obstante, se comentó que no se ha trabajado con este artículo, sino más bien con la Ley 18.450 y su reglamento. El Artículo 150 código civil patrimonio reservado de la mujer, si pudiese quedar inscrito a nombre de la mujer, sería útil, pero no se ha visto en esta instancia, pues a la revisión llegan los proyectos que ya han pasado por los primeros filtros, por ende quedan aquellos que están regularizados en temas de títulos. Si esta aplicación del artículo 150 se realizara en una etapa previa, en la formulación del proyecto, habría que analizar si es pertinente “Podría aumentar el porcentaje de mujeres tal vez, pero en esta etapa de revisión, no se ven ese tipo de cosas. La Ley es bastante técnica, no da facilidades ni dificultades, y sus requisitos se aplican a todos por igual”. En este plano, se afirma que lo estipulado en la Ley es claro y preciso: Se presenta la documentación sea hombre o mujer, se presenta el predio a nombre del solicitante, si una mujer es solicitante, si se consigue un predio arrendado y derechos de agua puede presentarse a la Ley, o si consigue el usufructo de un predio también. En algunos casos 67 se da que una mujer dueña de predio y derechos de agua se los constituye en usufructo vitalicio al marido y lo presenta éste último. En cuanto a los derechos de agua, se considera que existen bastantes problemas con ellos. Este fenómeno estaría determinado por el desconocimiento de cómo operan. En esta línea, se cree que muchas personas asumen que si el agua pasa por sus predios, el agua es de ellos “hubo un cambio y todavía no asimilan que el agua no está ligada a la tierra, aunque tengan tierra, si no la tienen inscrita, no tienen agua”. De todos modos, existen mecanismos, a través de programas de regularización de los derechos de agua que la CNR licita y lo hace una empresa externa. En esta línea, se expresa que la CNR destina recursos para regularizar los derechos de agua en pequeños productores, con el objetivo de facilitar el proceso de postulación de este estrato. Estos mecanismos se han fortalecido, al ser contemplados como una de las metas del PMG de género. Se declara, que antes la Ley aceptaba que los derechos de agua estuvieran en trámites, con el fin de facilitar el proceso. No obstante, éstos nunca se regularizaban y no se les otorgaba el agua, con la consecuente cancelación del proyecto. Por estas razones la política se volvió más estricta, pues incluso se daban casos en que se estaba bonificando predios sin derechos de agua y se entraba en contradicciones con la Dirección General de Aguas (DGA). Asesorías técnico-legales: Una de las acciones más emblemáticas en cuanto a equidad de género, de acuerdo a la información bibliográfica y la información cualitativa, han sido las asesorías técnico legales que ha llevado a cabo la Comisión Nacional de Riego, en forma gratuita en el marco, del PMG de género. Estas asesorías se han realizado tanto en regiones como en la región Metropolitana de Santiago. El público objetivo, en base a lo señalado por los participantes del estudio, se focaliza en productores Perfil INDAP, por ende se coordina con este organismo, especialmente en cuanto a convocatoria de asistentes. En la mayoría de los casos, las participantes son mujeres, entendiendo esta actividad como parte del plan de trabajo que se ha desarrollado en la dimensión de género y el número promedio de participantes en cada ocasión es de 20 a 30 personas. Durante el año 2011 se programaron cuatro asesorías. Cerca del 90% de las mujeres que asisten, lo hacen dentro del convenio que se mantiene con INDAP y, en general, acuden mujeres de PRODEMU o PRODESAL, quienes poseen pequeños emprendimientos que son apoyados durante un periodo que puede alcanzar varios años, a través de etapas: Se les introduce en los alcances de la Ley, se les entrega información, se resuelven dudas desde los aspectos técnicos y legales de un proyecto postulable a la Ley como a los procesos posteriores de construcción, acreditación y pago de la bonificación. Cabe señalar que los contenidos, son preparados y entregados por los mismos profesionales de la CNR. 68 En esta línea, muchas mujeres han trabajado anteriormente en iniciativas que involucran micro emprendimientos de diversa índole y donde las asesorías representan la posibilidad de dar un nuevo impulso a sus negocios. De este modo, conocen la Ley y en el trabajo conjunto van definiendo de qué manera pueden acceder a sus beneficios, cómo se relacionan sus emprendimientos con los requerimientos técnicos y legales, etc. Estos espacios de aprendizaje y de fortalecimiento de habilidades, cobran relevancia, pues como se ha podido apreciar, la Ley de Fomento al Riego, contiene materias técnicas bastante específicas. De este modo, las asesorías técnico legales, constituyen un mecanismo de asesoramiento y apoyo, así como una instancia de difusión en el estrato de la pequeña agricultura. Respecto de los contenidos, comentan entrevistados que se han encargado de los aspectos técnicos y legales, que se entregan herramientas bastante neutras, considerando las características de la Ley. Este hecho se ve reflejado en las preguntas frecuentes que reciben de parte de quienes asisten a las asesorías, mujeres y hombres cuando éstos han participado: Problemas de regularización de los derechos de agua y títulos de predios. En el caso de las mujeres, algunas situaciones comunes que experimentan se traducen en preguntas sobre situaciones que afectan a predios donde viven mujeres y los derechos de aguas eran de los padres y ellas los han heredado; cómo regularizarlos. Otros casos donde los predios se encuentran a nombre de la madre, pero la hija es la que va a explotarlo; cómo presentarse a los concursos, en qué calidad, que papeles debe presentar, etc. Asimismo, se menciona que comúnmente genera dudas cuando los predios están a nombre del marido de una mujer y ella enviuda y es sucesora o parte de la sucesión hereditaria; cómo regularizar los títulos, a nombre de quién quedan, etc. A su vez, las asesorías realizan consideraciones generales para que el proyecto tenga éxito, así como los elementos centrales que se deben tener presentes para que el proyecto se desarrolle sin inconvenientes. En este plano, se hace hincapié en la etapa de ejecución; cómo acreditar que el consultor efectué su trabajo hasta el pago efectivo del bono, pues sucede con cierta frecuencia que las empresas consultoras dejan los proyectos a mitad del proceso dejan a la mitad del proceso, sin continuar el seguimiento hasta la recepción final de las obras. Se estima que gran parte de estas dificultades se solucionarían dependiendo de cómo se haga el contrato con la empresa consultora; definir claramente las responsabilidades que debe tener con el proyecto que ha presentado “en la parte técnica yo focalizo la contratación del consultor, en qué cosas ellos tienen que fijarse, qué cosas tiene que existir, qué exigir, qué cosas no pueden no considerar”. No obstante, el gran problema radica en que en la mayoría de los casos, no se lleva a cabo un contrato formal, sino que los acuerdos son de palabra. En esta línea, las 69 asesorías se encargan de reforzar la importancia de contar con un contrato escrito como respaldo a los servicios que la empresa consultora debe entregar. Se entregan conocimientos sobre cómo elaborar el contrato, en qué cosas deben prestar atención, con quién se puede conseguir el financiamiento, y cuáles son los financiamientos a los que pueden acceder. A su vez, se les refuerza a los y las postulantes qué tienen que acreditar, porque los papeles de compra se les pueden perder y deben ser presentados al pasar por acreditación, para hacer efectivo el pago. Desde esta perspectiva, las asesorías técnico legales, representan una instancia que genera gran impacto en su público objetivo, pues corresponde al segmento que requiere de mayor orientación y asesoramiento y no posee recursos para pagar especialistas que revisen sus documentos legales o que puedan atender sus consultas puntuales. Si bien no son masivas, contemplando el número que asiste a cada una de estas capacitaciones y el número de ellas que se realiza durante el año, sí establecen canales de apoyo de gran calidad, pues inciden en espacios personalizados en el conocimiento del instrumento de fomento y las maneras de utilizarlo de acuerdo a las particularidades de la pequeña agricultura, disminuyendo la barrera detectada referente a la dificultad de adaptar la Ley 18.450 a este estrato específico. Barreras de género: Como se ha visto, lo que define en gran parte la participación de la mujer a la Ley es el requisito, válido para todos los proyectos y es que la persona que postula, sea natural o jurídica, tiene que ser propietaria de tierras y de aguas. Desde esta perspectiva, se afirma que la Ley 18.450 no discrimina directamente ni a hombres ni mujeres, ello considerando que la Ley fue concebida originalmente como un instrumento de inversión, de fomento a la inversión privada, está ideada en favorecer una empresa productiva, más que a hombres o a mujeres. La gran barrera para las mujeres es que, en esta área históricamente la tenencia de la tierra y de las aguas ha estado en manos de los hombres. De igual modo, la participación en las comunidades de agua, en organizaciones de usuarios es mayoritariamente de hombres. Son los hombres los que generan el patrimonio, ellos acreditan la renta, ellos pueden endeudarse si compran un bien. La mayoría de los recursos están a nombre de los hombres, salvo que las mujeres hayan heredado. Entonces la tenencia para las mujeres y específicamente los problemas que tiene la pequeña agricultura, así como las mujeres pertenecientes a las etnias es la misma: la falta de control sobre los recursos, en este caso de la tierra y de los derechos de aguas. Por lo tanto, se menciona que si la tierra y las aguas fuesen propiedad de la mujer o la tenencia la tuvieran las mujeres, no habría mayores inconvenientes respecto a la Ley 18.450. Esta situación constituye una barrera preexistente a la Ley y determina desigualdades en su utilización. 70 Al respecto, se advierte que la Ley, recordando que originalmente constituyó (y constituye) una herramienta de fomento a la inversión privada, es compleja y técnica por definición. Desde el lenguaje en el que está formulada, hasta los requisitos y etapas que se deben recorrer para ser bonificados efectivamente. Desde esta óptica, se estima de parte de algunos participantes, que debiese simplificarse, al menos para la pequeña agricultura, y en especial para las mujeres. A su vez, se estima que el problema en cómo se abordan estos temas y cómo se proponen soluciones en el sector agricultura y sus servicios e instituciones asociadas. En esta línea, se opina que las temáticas de género se reducen a contar hombres y mujeres, lo que de por sí, no sirve de mucho. Ello considerando que los problemas que subyacen, especialmente en el mundo rural y del agro, son las desigualdades en la tenencia de la tierra, la baja participación en las comunidades de usuarios, los títulos, los derechos, a nombre de los hombres, “ellos se pueden endeudar, pues generan el patrimonio, acreditan las ventas, salvo que las mujeres hallan heredado”. Desde esta perspectiva, se identifica una comprensión limitada de lo que implica la equidad de género y de los beneficios que podría acarrear tanto a hombres como a mujeres. Este fenómeno se traduce en la falta de indicadores de género de mayor precisión en la CNR, que complementen los seis construidos gracias al PMG: contabilizar los integrantes de las comunidades de usuarios, cuántos hombres y mujeres, en el caso de personalidad jurídica, al menos conocer el sexo del representante legal, etc. En cuanto a las mujeres que acuden a las asesorías y que postulan a la Ley en general, pertenecientes a la pequeña agricultura, en muchos casos, se estima que no son agricultoras- productoras, sino más bien son hombres (cónyuges) que postulan a través de sus esposas, ya que ellas son las dueñas de la explotación (por herencia, etc.). Postulan a la Ley, pero es el marido el que está a cargo de la idea, del emprendimiento. Estos casos sobre representarían la participación de las mujeres en la Ley, pues figuran a cargo del proyecto, pero en el fondo es el esposo el que está detrás de la iniciativa y él la gestiona. Estas situaciones tendrían mayor incidencia en el segmento Perfil INDAP. Este fenómeno se explica, de parte de algunos entrevistados, por las barreras culturales que existen en el mundo rural, donde la mujer está asociada a realizar las labores tradicionales, circunscritas a la crianza y a las tareas domésticas. Por este motivo, que a una mujer decida presentar un proyecto en temas de riego, puede resultar difícil de comprender en su entorno y generar desincentivos para que los ejecuten finalmente. De todos modos, se identifica un número importante de mujeres productoras que efectivamente presentan sus propios proyectos, por medio de diversos emprendimientos. Estas mujeres, se caracterizarían en general por contar con algunos conocimientos previos, a través de experiencias en PRODESAL o PRODEMU, lo que les ha entregado herramientas para sacar adelante sus proyectos, a pesar de entornos adversos en muchos casos. En este plano, el trabajo que lleva a cabo INDAP, junto a las acciones que realiza la CNR, logran dar un nuevo impulso a las iniciativas de las mujeres, situándolas 71 en una etapa más avanzada de sus propuestas. Incluso pueden haber avanzado desde la pequeña agricultura, hacia medianas empresarias. Como reflejo de este hecho, se menciona que cuando se entrega el bono a los proyectos, se observa en muchas ocasiones una gran alegría, especialmente en mujeres, pues han debido luchar contra muchos factores en contra y, por medio de la bonificación, no sólo se accede a la posibilidad de realizar un proyecto que beneficie al predio, sino una verdadera oportunidad de vida para las mujeres de desarrollarse, de “salir al mundo”. Finalmente, como una barrera que dificulta el trabajo con los estratos más vulnerables, es decir la pequeña agricultura, en específico las mujeres, se estima que se requiere potenciar el trabajo intersectorial con todos aquellos servicios que se involucran de una manera u otra con las diferentes etapas de la Ley de Fomento al Riego. Como se ha observado, existe una alianza estratégica con INDAP, donde el desafío está en profundizarla, que ambos servicios conozcan en mayor profundidad qué labores realiza cada institución y cómo promover sinergias. Asimismo, establecer canales de coordinación y comunicación con la DGA, la Dirección de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras Públicas, aunque se comenta que éstos son organismos grandes, cuesta llegar a las autoridades y establecer acciones conjuntas en materias específicas como las de la Ley 18.450. Al respecto, se cree que se facilitarían las acciones, si estuviese involucrada una instancia coordinadora, más allá de cada servicio, incluso de cada ministerio involucrado (Agricultura, Obras Públicas). Por tales motivos, es fundamental el rol del SERNAM, pues, es la institución nacional encargada de coordinar y orientar políticas de género en nuestro país. Etapa de bonificación Descripción de la Etapa: Una vez que se pasa por todas las instancias que define la Etapa de Postulación, es decir, el proyecto ha sido presentado por una empresa consultora, ha sido evaluado y demostró coherencia técnica y legal, se le asignó un puntaje suficiente para ubicarse sobre la línea de corte del concurso al que se ha postulado, luego estos pasos, el proyecto es bonificado. La bonificación certifica que las obras serán financiadas por la Ley 18.450, sólo una vez que las obras hayan sido finalizadas. Si éstas demoran dos años en concluirse, el pago se hace efectivo luego de este plazo. En cuanto a las diferencias que se dan entre hombres y mujeres, se puede señalar, de acuerdo a la opinión de uno de los participantes del estudio “una cosa es los proyectos que se postulan y de esos hay una parte inferior que obtienen un bono y después es otra cosa que se construya ese proyecto y se pague el bono; son distintos procesos, distintas etapas y obviamente ahí son más los hombres que obtienen el bono que las mujeres”. Sin embargo, como se ha observado en las secciones anteriores, las brechas que se generan entre hombres y mujeres, anteceden a la propia Ley. En gran medida, se 72 reproducen inequidades preexistentes a la Ley, lo que se observa también en esta etapa. En el siguiente cuadro, es posible apreciar los proyectos bonificados en el período 20052011, considerando estrato y género: Tabla N°16: Proyectos bonificados 2005-oct 2011, se gún estrato y género Mujer Hombre NC Total Estrato Empresario Grande 3 23 125 151 Empresario Mediano Organización de Pequeños 215 915 1.967 3.097 1 1 1.161 1.163 200 200 Organización de Usuarios Pequeño Empresario Agrícola 190 570 621 1.381 Pequeño Productor Agrícola 126 348 67 541 Total general 535 1.857 4.141 6.533 Fuente: CNR 2011 A partir de los datos expuestos, se puede advertir en qué estratos se bonifica mayor cantidad de proyectos presentados por mujeres. En este sentido, las pequeñas productoras agrícolas y las pequeñas empresarias agrícolas, son las que mayor participación demuestran en relación a los hombres, aproximadamente un tercio. El estrato de Empresario Mediano posee un número importante de mujeres con proyectos bonificados (215), no obstante, en relación a los hombres, constituyen menos de un cuarto de los proyectos bonificados. En la categoría de Empresario Grande, la presencia de mujeres es mínima (considerando además que se abarca un período de 7 años prácticamente), sólo 3. Si bien los hombres aparecen en mayor número, de todos modos es poco significativo si se compara con la categoría NC (que agrupa a personas jurídicas, es decir empresas). La diferencia que resalta en la información contenida en el cuadro N°2, además de la variable de género, es la que se observa entre personas naturales y personas jurídicas, como se puede apreciar de manera detallada en el cuadro que se expone a continuación: Tabla N°17: Proyectos bonificados Persona Natural/P ersona Jurídica P. Natural P.Jurídica Total Estrato Empresario Grande 26 125 151 Empresario Mediano Organización de Pequeños 73 1.130 1.967 3.097 2 1.161 1.163 Organización de Usuarios 200 200 Pequeño Empresario Agrícola 760 621 1.381 Pequeño Productor Agrícola 474 67 541 2.392 4.141 6.533 Total general Fuente: CNR 2011 Como se puede advertir, los proyectos bonificados pertenecientes a personas jurídicas son ostensiblemente mayores a los de personas naturales. Este dato es coincidente con lo que señalan algunos entrevistados, respecto a que durante los años, las personas naturales disminuyen en relación a las personas jurídicas en la Ley 18.450. Este hecho, puede estar influido en cierto grado, por los aspectos revisados en las etapas anteriores de la Ley de Fomento al Riego, que caracterizan a este instrumento como una buena herramienta de inversión, pero cuyas características técnicas y legales, se adaptan de mejor manera a las empresas que a personas individuales. De todos modos, si se observan los estratos de Pequeño Productor Agrícola y Pequeño Empresario Agrícola, estos constituyen los únicos segmentos en que existe mayor presencia de proyectos bonificados de parte de personas naturales. Esta situación, puede ser un indicador positivo respecto al éxito de las iniciativas de apoyo que se han centrado en estos estratos, donde se ubica gran parte del esfuerzo desplegado por las acciones insertas en el PMG de género, en el entendido que a mayor número de personas naturales, también es mayor el número de mujeres. El siguiente cuadro permite apreciar las diferencias globales entre la bonificación de proyectos de personas naturales y jurídicas: Tabla N°18: % Proyectos bonificados 2005-oct 2011, Persona Natural/Persona Jurídica Tipo persona Nº proyectos % P. Natural 2.392 36,61 P.Jurídica 4.141 63,39 Total general 6.533 Fuente: CNR 2011 Esta última tabla demuestra la situación antes referida: Las bonificaciones mayoritariamente son adjudicadas por personas jurídicas. El desafío consiste, y es en lo que se han centrado las acciones específicas de género, en identificar los mecanismos de apoyo, seguimiento y orientación, que permitan a las mujeres de la pequeña agricultura, aprovechar los beneficios de la Ley de Fomento al Riego y fortalecer sus capacidades de gestión e inversión. 74 Etapa de ejecución y acreditación de obras Descripción de la Etapa: Luego de bonificado un proyecto, especialmente en el caso de la pequeña agricultura y sobretodo en el caso de las mujeres, se da paso a una fase decisiva en cuanto al éxito de las iniciativas: La ejecución de las obras y su acreditación final, previa revisión en terreno de la DOH. Con ello se procede al pago del bono. Financiamiento: Uno de los aspectos cruciales en el éxito de los proyectos que son bonificados por la CNR, particularmente en el caso de las mujeres del estrato pequeño productor, es el momento que sigue al de la bonificación de los proyectos. Una vez aceptada y seleccionada la iniciativa, se le bonifica, pero el pago, como se ha mencionado anteriormente, sólo se hará efectivo una vez las obras sean finalizadas y recepcionadas. Este proceso puede conllevar algunos años. Por lo tanto, se requiere de financiamiento externo, con entidades financieras, que mediante créditos permitan la ejecución de las de las obras y la consecuente acreditación de su finalización para hacer efectivo el pago. Estas acciones adquieren relevancia, pues se estima que existe un número importante de proyectos que habiendo obtenido el bono, se abandonan porque no se logra conseguir el financiamiento para ejecutar las obras. Se comenta que en este punto es central tener claridad respecto al financiamiento: Quién lo entrega y con quién se financia levantamiento del estudio (la empresa consultora). INDAP posee mecanismos de apoyo para los usuarios/as que cumplen con el perfil al que se enfocan sus servicios (pequeña agricultura), sin embargo, involucra a usuarios/as, que sin catalogar como Perfil INDAP, pueden requerir de ayuda, CORFO también posee mecanismos de financiamiento. En el caso de los pequeños agricultores INDAP, estos pueden acceder a mecanismos de pre financiamiento que están exentos de intereses y que sólo varían de acuerdo al valor de la Unidad de Fomento. Sin embargo, se menciona que muchas personas son reticentes a pedir bonificación del INDAP, porque en el pasado INDAP prestó dinero y a la gente le remataron los predios, maquinaria, etc. Entonces, se comenta que a la gente de campo en general no le gusta meterse con créditos, pues desconfían de ellos, de firmar papeles. Quienes no logran acceder a estas formas de conseguir los recursos, pueden hacerlo a través de los bancos que financian el monto de las obras. No obstante, los intereses corren por cuenta de cada persona, no están incluidos en la bonificación de la Ley 18.450. Son varios los bancos que trabajan financiando las obras, entidades a las que las personas les endosan el bono adjudicado, se lo pasa al banco y éste de acuerdo al monto del subsidio, dependiendo del estrato, hasta un 90%. Se considera que la Ley de Fomento al Riego, es un instrumento muy positivo que genera un impacto beneficioso en la inversión del agro, ampliando la superficie de riego, optimizando las formas de riego, mejorando la utilización de las aguas mediante el revestimiento de canales, etc. No obstante, para los estratos más vulnerables, se estima 75 que la herramienta de fomento al riego que representa la Ley 18.450, especialmente para las mujeres, no se adapta en todos los casos para facilitar el acceso a sus beneficios. Acreditación y pago del Bono: Una vez llevadas a cabo las obras comprometidas en el proyecto bonificado, la DOH realiza la inspección en terreno, con el fin de verificar y acreditar que éstas se han realizado conforme a las normativas vigentes. Visada la obra, se permite el pago del bono y, por ende, recuperar la inversión efectuada de acuerdo al rango bonificado. Para llegar a este punto, como se ha podido advertir, es necesario recorrer un largo camino, no exento de dificultades, especialmente para las mujeres de la pequeña agricultura. No obstante, las acciones de apoyo establecidas básicamente a través del PMG de género, han demostrado un impacto positivo, lo que se refleja en los datos. Se puede perfeccionar, sí. Pero lo importante es que se observa una base sobre la cual trabajar. La sustentabilidad va a depender entonces, de los apoyos y alianzas que se establezcan dentro de la CNR en materias de género y con las instancias externas que le den sustento en el ámbito de políticas públicas e intereses de Estado. En este plano, el rol del SERNAM puede ser gravitante. Asimismo, se debe velar por que el trabajo de las empresas consultoras se traduzca en un acompañamiento hasta el final del proceso, cuando las obras son acreditadas y se hace efectivo el pago. Que se cuente con todos los documentos necesarios para realizar el cobro del bono, que se cumpla con los requisitos de la revisión en terreno que efectúa la DOH, etc. VIII. INSTITUCIONALIDAD DE GÉNERO EN LA CNR 76 Durante la etapa de levantamiento de información con los participantes del estudio, se indagó en temáticas específicas de género al interior de la CNR. Ello con la convicción de que toda acción de género que aspire a ciertos niveles de sustentabilidad, requiere de estructuras institucionales y extra institucionales que apoyen y promuevan el sentido de fondo de la política de género. Este aspecto constituye un factor crucial, pues a pesar de los avances realizados durante la última década, en gran medida gracias al PMG, en materias de equidad de género, todavía queda mucho camino por recorrer. Especialmente respecto a la comprensión y apropiación que puedan demostrar los hombres que trabajan en las instituciones públicas. Uno de los pasos más difíciles de implementar, es el de vincular el género a hombres y mujeres, no sólo a éstas últimas, como suele suceder. Finalmente, o como condición de partida (dependiendo del enfoque de operacionalización que se haya establecido), se analiza el nivel de institucionalización de la equidad de género. Es decir, cómo se transita desde prácticas asociadas a personas, hacia estructuras que den continuidad a las líneas de trabajo en temáticas de género, que trasciendan cargos (encargados de género, por ejemplo) y unidades específicas (unidad de género) y se instalen como parte de los objetivos estratégicos de los diversos servicios e instituciones públicas. El desafío definitivo, es cómo se implementa una política pública de género que repercuta en cada institución del Estado, y cómo la política pública se transforma de un objetivo de Estado. A continuación se describen los avances y desafíos que se observan en cuanto a equidad de género en la CNR. Acciones de género en los últimos años: Esta dimensión agrupa las opiniones sobre líneas de trabajo llevadas adelante previas al año 2010. En este plano, se estima que hace unos años existían encargados de género de las distintas áreas de la CNR (Fomento, División de Estudios, etc.), existía una coordinación bastante estrecha en cuanto a las acciones que se estaban desarrollando. En este sentido, se resaltan las asesorías técnico legales que se realizaron, orientadas a mujeres de la pequeña agricultura. Se trabajó además, en la elaboración de bases para los concursos que tuvieran un lenguaje inclusivo. De igual modo se valora la construcción de indicadores específicos en género, nacidos de la reflexión de las personas que trabajaban el tema, identificando posibles barreras en las diversas etapas de la Ley de Fomento al Riego “Se trabajaba en conjunto los lineamientos y programación, inventaron y modificaron algunos indicadores y establecieron una estadística al comienzo a mano, luego fue electrónico y los datos se van actualizando automáticamente cada vez que se genera un concurso, número de proyectos que postulan y porcentaje que es bonificado, porcentaje hombres y mujeres (de éxito) que es bonificado y se trabajó con las consultoras para identificar para ver cuáles tenían más éxito, se estratificaron tipos de mujeres”. 77 Se comenta que se desarrollaron líneas de trabajo por medio de la contratación de consultorías externas que fueron de gran utilidad para difundir el tema dentro de la CNR (Qualitas), así como la elaboración de publicaciones dirigidas a sensibilizar y socializar la equidad de género en todo el personal del servicio. Incluso se rememora la elaboración de un manual de género que fue elaborado y publicado por la CNR. Como punto culmine de estas actividades, se señala la organización de un seminario donde se abordó la equidad de género en el sector agricultura, especialmente en los productos y servicios de la Comisión Nacional de Riego. Esta actividad contó con la presencia de personas pertenecientes a todos los departamentos de la CNR, así como de autoridades de la época. No obstante, se comenta, que en aquella ocasión, solo un jefe de la CNR estuvo presente, una mujer. Todos los jefes y directivos del servicio estuvieron ausentes. Este ejemplo es mencionado, como una muestra de que el género, como temática, ha sido difícil de socializarla a nivel de jefaturas. Gran parte de estas acciones se relacionan a los planes de trabajo insertos dentro del PMG de género, que constituía una especie de marco de referencia para las acciones y actividades que se llevaron a cabo. En cuanto a las capacitaciones, se indicó que hubo varias instancias donde se entregaron herramientas conceptuales y prácticas sobre equidad de género, algunas de parte del SERNAM, otras de consultoras externas. Asimismo, se recuerda la participación en un seminario organizado por la CEPAL. De todos modos, se comenta que gran parte de los avances y logros obtenidos, dependieron del trabajo comprometido de algunas personas, especialmente las encargadas de género, quienes dedicaron tiempo y esfuerzo, aparte de sus funciones y responsabilidades diarias en la CNR. Las personas entrevistadas en el estudio, no poseen estudios formales de género, sin embargo, han participado de capacitaciones y seminarios de género y la propia experiencia del trabajo que han efectuado les ha entregado herramientas para comprender esta área. Cabe señalar, que la gran mayoría de quienes se dedicaron al trabajo de género, fueron mujeres. Acciones de género en la actualidad: De acuerdo a los mencionado por los participantes del estudio, se identifican algunas diferencias en cómo se ha abordado el tema y las acciones desarrolladas en el último año y medio. En esta línea, se observa una fragmentación de las líneas desarrolladas. Se opina que la labor relacionada a la equidad de género se radicó en una sola persona. Esta situación restó fuerza a las iniciativas, pues se perdió una visión más global de los procesos. Algunos entrevistados, declaran que la fragmentación del trabajo, incidió en establecer acciones coordinadas entre los diversos departamentos de la CNR, incluso significó que cuando se solicitaban datos desagregados por género, o se requería de información para desarrollar reportes, se entregaba como un favor, más que un requerimiento de las 78 labores de la CNR. Esta situación también se tradujo en compartimentalización, pues en ocasiones el área de género, no estaba al tanto de lo que se informaba a la Dirección de Presupuesto en cuanto a acciones y actividades en esta materia. Se identifican algunos cambios significativos, se menciona que MIDEPLAN, dejó de incorporar dentro de la formulación de proyectos la variable de género, por ejemplo. De todos modos, se cree que en estos últimos meses se ha reimpulsado en cierto grado la agenda de trabajo de género. Las asesorías técnico legales se han mantenido y se prevé que el año 2012 se planificarán más Se estima que con la llegada de las nuevas autoridades, se produjo un desfase con las líneas de trabajo realizadas en años anteriores. Se explica este hecho como un escenario esperable, considerando el período de ajuste, más aún en una temática que no se percibe como vital para el servicio. No obstante, esta fase de adaptación produjo niveles de incertidumbre importantes. Se rumoreó que el PMG de género, marco orientador de las acciones efectuadas en años anteriores, llegaba a su fin. Se especula que este hecho puede haber estado determinado por el desconocimiento que existía dentro de las nuevas autoridades, respecto a la importancia del género en el sector agrícola y de los compromisos internacionales suscritos por el Estado chileno en esta materia. Una de las grandes barreras que se mencionan en la implantación definitiva del género como área de trabajo primordial, es la idea que poseen algunas personas respecto a que la Ley 18.450, no discrimina, por ende es igual para todos sus usuarios/as. Desde esta óptica, se cree que con este hecho está garantizada la igualdad para hombres y mujeres. No obstante, se afirma que esta opinión, bastante generalizada, invisibiliza la situación particular de las mujeres, especialmente en el mundo rural, donde la línea de inicio es muy desigual. Por este motivo, si bien la Ley de Fomento al Riego no contribuiría a aumentar las brechas, tampoco las reduciría. Para ello, se considera que las acciones de género son un eje fundamental en el aporte que como servicio se puede efectuar a subsanar estas brechas. Sin embargo, es necesario que se conozcan los beneficios que entrega la equidad de género, tanto para hombres como mujeres, lo que conlleva un trabajo permanente de socialización al interior del servicio. Acciones que en la actualidad se estiman débiles. Un segmento crítico serían los directivos, pues debido a su rotación, se requiere reforzar y dar a conocer a las nuevas autoridades institucionales los alcances que posee la equidad de género para la organización. Este hecho, se opina, ha sido transversal en los años, no respondería solamente al momento presente. Institucionalidad Interna de Género: En esta dimensión, se estima que aún se requiere avanzar en otorgar sustentabilidad a las líneas de trabajo de género. Esta situación se ilustra en la inexistencia de una unidad dentro de la orgánica de de la CNR que se dedique exclusivamente a impulsar acciones en este plano. Tampoco se observa que en 79 la División de Estudios exista un área específica de género, en cuanto a generación de conocimiento. Las actividades de género están radicadas en una sola persona: La encargada de género. De igual modo, se desconoce qué iniciativas se están desarrollando en la actualidad. Tampoco se conoce un plan global asociado al género, se señala que éste debe existir, pero es desconocido por los entrevistados. No se constatan objetivos estratégicos de género vinculados a los servicios de la CNR, incluida la Ley 18.450. Lo más visible, lo constituyen las asesorías técnicos legales, y sólo para quienes se desempeñan directamente en ellas. Finalmente, se considera que la equidad de género es desconocida en la mayoría de las personas que trabajan en el servicio, lo que se traduce en una falta de valoración de este ámbito, esto es válido también para las jefaturas. Institucionalidad Externa: En tanto, en lo que se refiere a los mecanismos externos de apoyo a las acciones de género, se identifica al SERNAM como un organismo protagónico en este sentido. Se estima que se requiere de su presencia y validación, para poder desarrollar las líneas de trabajo, especialmente cuando se observan carencias en la socialización y sensibilización respecto a estas materias a nivel interno. Se señala que con la llegada del nuevo gobierno, el SERNAM centró sus funciones en monitorear y evaluar resultados concretos y medibles de las acciones desplegadas en el PMG de género. Se estima que este enfoque es correcto, pero que, considerando las debilidades mencionadas anteriormente, es preciso que se apoye, como el referente externo que representa en temáticas de género, a quienes se encargan de llevar adelante los planes de trabajo comprometidos, con el fin de validarlos internamente y facilitar la consecución de logros. A su vez, se comenta que en ciertos focos de trabajo emprendidos, resulta complejo extraer logros cuantificables fácilmente. Las acciones que se ejecutan en convenio con INDAP, en el caso de la Ley de Fomento al Riego, corren el riesgo de pasar desapercibidas, pues se concentran en un segmento que no es directamente usuario de la CNR, pero donde gran parte de los esfuerzos se han destinado en cuanto a género, considerando el número de mujeres que postulan y los apoyos que requieren para salir adelante. En esta línea, SERNAM se percibe como una instancia que puede otorgar sustentabilidad y legitimidad a las acciones que internamente se despliegan y que no siempre cuentan con todo el soporte para ser desarrolladas adecuadamente. Se comenta también que la CNR participa de la mesa de igualdad de oportunidades del sector agricultura, conformada por 9 instituciones. Siendo un espacio importante para la transversalización de género, posee la dificultad de que quienes acuden a ella, no cuentan con las atribuciones para tomar decisiones en sus respectivos servicios, lo que resta fuerza a esta iniciativa. Además, muchas veces acuden en representación 80 encargados de recursos humanos u otras áreas a modo de “comodines”, indirectamente vinculados con temáticas de género, por ende, no están completamente imbuidos en el tema. SERNAM, objetivos y presencia al interior de CNR El Servicio Nacional de la Mujer, es una institución creada por el gobierno de Chile con el propósito de promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Su creación se debe al cumplimiento de Chile con los compromisos internacionales contraídos en diferentes convenciones, como lo es, el caso de la Convención de Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres (CEDAW). Así, por la Ley N°19.023 (publicada el 3 d e enero de 1991) se crea el SERNAM, en un escenario de recuperación de la democracia en nuestro país y la materialización de la participación ciudadana y esfuerzos sociales de las mujeres para revertir posibles situaciones de discriminación. La misión institucional del Servicio Nacional de la Mujer, es “diseñar, proponer y coordinar políticas, planes, medidas y reformas legales conducentes a la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, junto con disminuir prácticas discriminatorias en el proceso de desarrollo político, social, económico y cultural del país”. Paralelamente ha elaborado los siguientes objetivos y productos estratégicos: Objetivos Estratégicos 1. Incorporar la Equidad de Género en las políticas y programas del sector público, a través de la coordinación intersectorial y la asesoría técnica a los distintos sectores del estado. 2. Incentivar la inserción laboral de la mujer, incrementando la capacitación y oportunidades de empleo y emprendimiento, e impulsando la conciliación familia-trabajo y la co-responsabilidad entre hombres y mujeres. 3. Fortalecer la familia como base de la sociedad, incorporando un enfoque integral a las políticas públicas que contemple la realidad social que generan los cambios en el concepto de familia, aportando a la mejora en la calidad de vida y bienestar de mujeres y hombres. 4. Disminuir la Violencia Intrafamiliar, fortaleciendo la atención de víctimas, la prevención en niños/as, el tratamiento de agresores, el perfeccionamiento de los tribunales de familia y la legislación en torno a medidas cautelares y precautorias. 5. Promover la participación de la mujer en el ámbito de toma de decisiones política, gremial y sindical, fomentando su liderazgo. Productos Estratégicos 81 1. Coordinación Intersectorial y Asesoría Técnica para incorporar criterios de Equidad de Género n las políticas públicas. 2. Habilitación Laboral y Apoyo al Emprendimiento con énfasis en la inserción laboral y la conciliación familia-trabajo. 3. Prevención, Atención y Protección en Violencia Intrafamiliar: Chile Acoge. 4. Apoyo a mujeres con embarazo no deseado, embarazo adolescente y a madres trabajadoras o que buscan trabajo con hijos en edad escolar. 5. Iniciativas legales y seguimiento al cumplimiento de los acuerdos internacionales de cooperación horizontal, bilateral y multilateral. 6. Información, difusión de oportunidades y visibilización de la situación y problemáticas que afectan a la mujer y la familia. Los objetivos apuntan a incorporar el enfoque de género en el sistema público, incentivar la inserción de las mujeres al mundo laboral, disminuir posibles situaciones discriminatorias, entre otros aspectos. Como se ha señalado, en conferencias internacionales la labor de las mujeres en el desarrollo de las naciones es fundamental, por lo cual, es tarea de los estados generar las condiciones necesarias e igualdad de oportunidades para mujeres y hombres en las distintas dimensiones de la esfera social. Como líneas de acción y funciones del servicio, encontramos las siguientes: a. Elaborar orientaciones técnicas y metodológicas para la implementación a nivel central, regional y local, de los distintos instrumentos de transversalización de la equidad de género en el Estado: PMG Equidad de Género; Plan de Igualdad de Oportunidades; Agenda Gubernamental de Género. b. Coordinarse y dar asesoría técnica y operativa en la implementación y seguimiento de los compromisos presidenciales y ministeriales de género. c. Gestionar y hacer seguimiento a convenios y acuerdos entre el Servicio y otros organismos públicos, para la incorporación de género en sus políticas públicas. d. Coordinarse con las demás entidades de la administración del Estado para desarrollar propuestas de corrección de las desigualdades que afectan a las mujeres en el diseño, elaboración y ejecución de las políticas públicas y en los planes y programas derivados de aquellas. e. Asesorar a las Directoras Regionales para que incorporen la equidad de género en la gestión de las políticas públicas en el territorio; elaborando e implementando un Plan Regional de Gestión Estratégico en el marco del proceso de descentralización; y, traspasando capacidades a los equipos regionales para la incorporación del enfoque de género en la planificación, gestión e inversión de los Gobiernos regionales y locales. 82 f. Asesorar al Servicio en todo lo relativo a su programación a nivel nacional y a las medidas que para la concreción de sus políticas se deban tomar a nivel regional. g. Coordinarse con las demás entidades de la administración del Estado en lo relativo a programas, planes y acciones conducente al logro de los objetivo del Servicio a nivel nacional. Diferentes son las acciones desarrolladas por el SERNAM para promover la igualdad entre los sexos, la inserción de las mujeres al mundo laboral, la participación femenina en diversas áreas de la esfera social, la autonomía, la disminución de la violencia en contra de las mujeres, entre otras cosas. Pero, debemos señalar, que aún queda mucho por hacer en nuestro país para mejorar la calidad de vida de las mujeres y aumentar la participación femenina, según los datos del anuario estadístico de la comisión económica para América Latina y El Caribe del año 2009: • Chile tiene una de las más bajas tasas de participación laboral femenina en el mundo. • Del total de mujeres en edad de trabajar, sólo un 43 por ciento lo hace, en comparación con el 53 por ciento en los países de América Latina y el 65 por ciento en los países desarrollados pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE. • Las mujeres más vulnerables del país no superan el 22 por ciento participación laboral • Cerca de ocho de cada diez mujeres pertenecientes a los niveles socio económicos más bajos no recibe ningún tipo de ingreso, lo que le impide aportar económicamente a sus familias, romper círculos de violencia o salir de la pobreza, siendo las mujeres del mundo rural las más afectadas. Según datos de la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional, Casen31: • La tasa de desempleo de las mujeres del decil de menores ingresos supera el 31 por ciento y duplica a las de los hombres en la mayoría los grupos socioeconómicos más necesitados. Esta Sin duda, han existido avances en los últimos años, pero es relevante avanzar en términos de igualdad de oportunidades. Para lograr lo anteriormente expuesto, es fundamental que el SERNAM, actúe como un ente asesor y coordinador del sistema público, capaz de orientar el trabajo realizado por las diferentes instituciones del sistema público que intentan incorporar el enfoque de género en sus objetivos, productos estratégicos y actividades. Para lograr lo 31 http://www.gobiernodechile.cl/cuenta-publica-2010/servicio-nacional-de-la-mujer/cuenta-sectorial/ 83 anteriormente expuesto, es necesario una asesoría permanente y una coordinación intersectorial que el servicio debiese llevar a cabo, puesto que, la contribución en la disminución de posibles barreras y brechas de género es una tarea transversal que requiere de acuerdos intersectoriales que muchas veces se escapan del trabajo de un solo sector, más bien, aluden a un trabajo intersectorial que sólo SERNAM podría llevar a cabo, por ser la institución a nivel nacional encargada de desarrollar tal labor. Respecto a la coordinación intersectorial y desarrollo regional, SERNAM define el siguiente objetivo: “Coordinación y articulación con los distintos sectores de la administración pública, a nivel central, regional y local, para la incorporación de criterios de equidad de género en sus políticas, planes y programas, con el fin de corregir las desigualdades que afectan a las mujeres”. De acuerdo al trabajo desarrollado en esta asesoría, podemos observar que la presencia del SERNAM se materializa en fiscalización y asesoría del llamado PMG, siendo escasa la “coordinación y articulación” con otros sectores del sistema público, como lo es con el Ministerio de agricultura, DOH, INDAP, entre otros servicios. Tal situación complejiza y, en algunos casos, limita el trabajo desarrollado por la CNR. Es así, como se hace fundamental un rol permanente del SERNAM, capaz de articular un trabajo de género intersectorial que apunte a disminuir posibles brechas y barreas de género. A su vez, cabe recordar que Chile es parte de los 189 Estados que suscribieron los compromisos del Milenio de las Naciones Unidas, realizada el año 2000. En ella, se describieron metas explícitas de desarrollo humano para el año 2015. Uno de estos objetivos está directamente vinculado a la equidad de género “Promover la equidad de género y la autonomía de la mujer”. Quedan menos de cuatro años para alcanzar el plazo final. En este sentido, SERNAM está llamado a ser un actor protagónico en la consecución de estos objetivos. La equidad de género, constituye una política de Estado que trasciende directrices de gobiernos específicos, responde a compromisos internacionales establecidos en una serie de convenciones, conferencias y declaraciones. Cada compromiso establecido, se concreta en las líneas de trabajo de cada servicio de la administración pública. El sector agricultura representa un área crítica en el avance de la equidad de género, considerando los bajos niveles de participación laboral y las desigualdades que experimentan las mujeres en los sectores rurales. La Ley 18.450, si bien posee barreras, como se ha podido apreciar a lo largo de este trabajo (sus requisitos, las consultoras, etc.), ha demostrado que mediante un trabajo de focalización, permite establecer condiciones que facilitan su utilización por parte de mujeres rurales. No obstante, estas iniciativas requieren de apoyos extra institucionales, pues no siempre se cuenta con la comprensión profunda sobre los beneficios de la equidad de género al interior de los servicios públicos. Por este motivo, SERNAM puede contribuir a que cada Institución desarrolle sus líneas de trabajo en equidad de género con el respaldo y acompañamiento suficientes. 84 La tarea pendiente en nuestro país, es contar con una política pública de género consolidada y conocida por toda la administración pública. Los Planes de Igualdad de Oportunidades han representado un avance, y la existencia de los PMG de género han garantizado que las acciones se mantengan en el tiempo. Sin embargo, todavía la equidad de género es percibida como un tema secundario, muchas veces incomprendido, cuyos beneficios se desconocen concretamente. El escenario actual, configura un panorama de posicionamiento del SERNAM óptimo. La Ministra Carolina Schmidt goza de una evaluación ciudadana potente. Quizá sea este el momento en que el Servicio Nacional de la Mujer adquiera un rol en las políticas públicas como nunca antes tuvo. Para los servicios públicos, y en particular para quienes han trabajado largamente con el propósito de avanzar en la equidad de género, a veces, sin mayores respaldos, se presenta una oportunidad única para potenciar lo realizado, valorarlo y proyectar acciones futuras de mayor impacto. Es el caso de lo revisado respecto de la CNR, líneas de trabajo un tanto discontinúas, pero que ha generado resultados positivos a pesar de las adversidades que se han sorteado. Por estas razones, en este último capítulo se ha efectuado una mención especial sobre SERNAM: La información levantada, especialmente la cualitativa, permite observar una serie de situaciones, que radican en limitantes internas, pero que difícilmente podrán ser superadas en esta instancia. Requieren de orientaciones y directrices transversales que no dependan de la voluntariedad de personas particulares, establecidas por un organismo que trascienda intereses sectoriales, es decir, el SERNAM. IX. CONCLUSIONES 85 A lo largo del escrito hemos intentado mostrar como el recurso hídrico es fundamental para el desarrollo de las diferentes sociedades. Describiendo procesos de institucionalización del enfoque de género, tanto a nivel internacional, como nacional. Es así, como el género, como construcción cultural de las diferencias sexuales se ha instalado en las políticas nacionales intentando erradicar barreras de género y promoviendo la igualdad entre los sexos. De acuerdo a los fines del diagnóstico, podemos apreciar que el rol de las mujeres en las políticas concernientes al agua es fundamental, específicamente en las vinculadas al riego y drenaje, áreas trabajadas por la institución. Al abordar la vinculación género y agua, fue inevitable considerar el eje pobreza/mujer, pues culturalmente sabemos, por la dicotomía del género, que las mujeres han sido asociadas al ámbito privado, doméstico, lo que ha incidido en el estado actual de las mismas. En nuestra sociedad y en muchas otras, las mujeres son uno de los grupos más vulnerables, se enfrentan día a día a múltiples obstáculos para mejorar su situación. De acuerdo, a tratados internacionales suscritos por Chile es fundamental incorporar en el sistema público el enfoque de género con el propósito de promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, considerando, obviamente, las especificidades de los sexos. Como las instituciones no sólo se componen de reglas, sino también de creencias, sabemos que la incorporación de la temática de género no es una tarea fácil, pues obedece a procesos sociales y culturales más amplios, más aún, a historias de vida y procesos individuales de las personas que conforman las instituciones. Al interior de la CNR podemos apreciar que desde la implementación del enfoque de género desde de 2004 se han realizado algunos avances en la implementación del enfoque de género, avances que se materializan en las bases de datos desagregadas por sexo, lenguaje inclusivo de documentos, desarrollo de manual de género, campaña “mujer, más claro echarle agua”, entre otros elementos. Diferentes iniciativas que dan cuenta de los esfuerzos institucionales por incluir el género en sus políticas, objetivos y productos. Sin embargo, es evidente la ausencia de un enfoque de género transversal que se refleje en la planificación de las políticas a desarrollar en el futuro. Como se pudo apreciar en el diagnóstico interno, esta situación no respondería a un fenómeno actual, producto del cambio de gobierno. Sino más bien, a un hecho que se ha dado desde la instauración del PMG de género. En algunos momentos se observa mayor integralidad en las líneas de trabajo, en otros, producto de ajustes, de cambios de directivos, la equidad de género decae, pero luego se retoma. Sin embargo, no ha logrado establecerse como un objetivo estratégico instalado en todos los niveles de la CNR, tampoco valorarse más allá del desglose “hombres y mujeres”. Las acciones de fondo se han efectuado por parte de personas específicas (encargadas de género), y en su gran mayoría mujeres. En este plano, el PMG ha actuado como escudo protector de las líneas de trabajo en estas materias, pues a pesar de las dificultades, muchas acciones han perdurado. En lo que respecta a la Ley 18.450 cuyo objetivo central es fomentar las obras privadas de construcción y reparación de obras de riego y drenaje y promover el desarrollo agrícola de los/as productores/as beneficiados/a, se observa que, ha sido incorporado de manera 86 explícita e implícita el enfoque de género. Explícitamente da cuenta de un principio de la no discriminación de género y principio de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Por otra parte, implícitamente, la Ley incluye un enfoque de género al aumentar el porcentaje de bonificación (90%) para la pequeña agricultura, segmento en el cual se concentran la mayoría de las mujeres, inclusión de la calidad de arrendatario/a de tierra, convenio con otras instituciones para asegurar créditos de pre-financiamiento del diseño del proyecto y por último, la posibilidad de acceder a concursos especiales para proyectos menores (400 UF), lo que permite el aumento de postulación de mujeres. Sin embargo, que la Ley no se haya acogido a recomendaciones sobre género explícitas, incidió negativamente en que la misma careciera de un contenido orientado a visibilizar y modificar relaciones de género asimétricas. De ahí, que la Ley no logra dar cuenta de la incorporación del “sujeto mujer”. Asimismo, de la información levantada, puede afirmarse que el segmento más crítico en cuanto a, barreras, inequidades y brechas de género es aquel que reúne a pequeños agricultores y productores perfil INDAP. Si bien la esencia misma de la Ley puede constituir ciertas dificultades para promover la equidad de género, pues fue concebida originalmente como un instrumento de fomento a la inversión privada, deben destacarse los esfuerzos que se han realizado para establecer mecanismos que favorezcan a grupos de mayor vulnerabilidad, lo que se ha traducido en un aumento progresivo de recursos para la pequeña y mediana agricultura, concursos específicos para el segmento de menos de 400 UF, entre otras iniciativas. Desde esta perspectiva, la Ley 18.450, ha adquirido con los años un mayor carácter de “equidad social”. Lamentablemente, referido a las inequidades de género la Ley no adoptó aquellas sugerencias de enfoque de género explícito. De todos modos, no se pueden desconocer las acciones realizadas en materias de género, ya sea a nivel de difusión, asesorías técnicas, desagregación de datos, postulación y bonificación. A su vez, la mayoría de las iniciativas llevadas a cabo a favor de las mujeres, se han concentrado en un estrato específico: La pequeña agricultura. En esta línea, las asesorías técnicos legales, las campañas de difusión (Mujer más claro echarle agua), el convenio con INDAP, se han abocado a fortalecer la postulación de mujeres rurales de este segmento. La estrategia, de acuerdo a las cifras, ha estado bien dirigida, pues es en este estrato donde mayor presencia femenina se observa. Además, la pequeña agricultura es la que enfrenta mayores dificultades de financiamiento, recursos, etc. Más aún cuando se trata de mujeres. No obstante, se podrían realizar esfuerzos anexos en visibilizar la realidad particular de las mujeres, más allá de la “pequeña agricultura”, donde se subentiende que son las mujeres las más beneficiadas, pero no explícitamente. Frente a la postulación de los beneficios que otorga la Ley 18.450, hombres y mujeres no se encuentran en igualdad de condiciones. Si bien, existen factores culturales que condicionan la posición de los sexos en las sociedades, se observa que, de alguna u otra forma, los requisitos mínimos de postulación reproducen barreras de género. 87 Tal es el caso, de la copia de inscripción del dominio del predio o copia de inscripción de usufructo con certificado de vigencia de un año y la copia de inscripción del dominio de las aguas o copia de inscripción de usufructo con certificado de vigencia de un año, requisitos que limitan a las mujeres en la primera fase de postulación. La inequidad se materializa en los dominios de tierras y de aguas, condicionados por una tradición de la tenencia en manos masculinas. Se requiere profundizar en los grados de institucionalidad con que cuenta la equidad de género en la CNR: por muy buenas intenciones, si el enfoque de género no se adopta como un objetivo transversal, incluido en las definiciones estratégicas, es muy posible que los avances experimentados no sean sustentables en el mediano y largo plazo. Esta situación cobra mayor relevancia, a partir de la información levantada a nivel interno, donde se identifican nudos críticos en la manera en que la equidad de género se ha institucionalizado en la CNR. En este sentido, se detecta la necesidad de contar con una estructura más sólida que le otorgue sustentabilidad a las líneas de acción definidas en cuanto a género. Una unidad dedicada a abordar el tema, personal que desarrolle tareas de manera exclusiva en estas materias, definiciones de agendas de trabajo que incorporen el género como un aspecto permanente en departamentos de control de gestión, departamentos de planificación y estudios, área de comunicaciones, etc. Todo ello, con el fin de evitar que las labores de género se fragmenten y no logren dar cuenta de un objetivo transversal en el servicio. Esta debilidad, incide directamente en cómo se utiliza la información que genera la CNR. Los sistemas computacionales de registro de información, constituyen una gran fortaleza, pues permiten acceder al comportamiento de la Ley 18.450 en cuanto a hombres y mujeres, de una manera eficaz, permitiendo cruces valiosos de información. Con la información en línea, se han podido detectar una serie de situaciones, como se ha observado en las tablas presentadas durante este informe. A pesar de ello, si no existen objetivos estratégicos de gestión asociados al género, es muy probable que el dato no sea aprovechado, no se analice ni se desprendan acciones concretas a raíz de los resultados que arrojan. Puede constituir un insumo importante para él o la encargada de género, pero en una acción concreta, no a nivel de decisiones directivas. La información de género que entrega el sistema, para que se convierta en una herramienta de toma de decisiones a nivel estratégico, requiere de un nivel de sensibilización de mayor profundidad respecto de la equidad de género. Si una región, o un segmento están demostrando un comportamiento inequitativo entre hombres y mujeres, de acuerdo a lo que arroja el sistema, debiese constituir una alerta para tomar medidas, indagar las causas, formular acciones correctivas, etc. Pero para ello, es imperativo que existan los canales para gestionar esa información en los círculos directivos, nivel en el que se pueden adoptar acciones que involucren a todo el servicio. Esta es la única manera de aprovechar los beneficios del sistema de información con que se cuenta, que posean seguimiento por medio de los mecanismos de control de gestión y 88 se generen los incentivos necesarios para que se rectifiquen situaciones que puedan conllevar desigualdades de género en la operatoria de la Ley 18.450. El rol del SERNAM, como ente evaluador y de monitoreo en cuanto a equidad de género (PMG), orientado a cuantificar resultados, puede establecer una directriz beneficiosa en la línea de contar con resultados tangibles a partir de los planes de trabajo formulados en equidad de género. Sin perjuicio de ello, y considerando las dificultades que se observan en implementar las acciones de género, sería extremadamente positivo que SERNAM pudiese apoyar a quienes desempeñan tareas relacionadas al género en los diversos servicios, con el fin de potenciar a nivel de directivas los alcances e importancia de impulsar acciones en esta área. X. SUGERENCIAS A continuación se esbozan algunas sugerencias a partir de la información sistematizada. 89 • Se pueden apreciar acciones llevadas adelante durante los últimos años en el ámbito de género, que han logrado adquirir sustentabilidad. En este sentido, las asesorías técnico legales son ilustrativas. Considerando la experiencia y el conocimiento que éstas han entregado, podría planificarse una evaluación de estas actividades, sistematizando los beneficiarios de los últimos años, los niveles de éxito en la Ley 18.450 que han demostrado gracias a la asesorías, los contenidos que se han abordado y cómo han evolucionado, evaluación de parte de los y las participantes, etc. Ello, con el fin de contar una práctica evaluada que permita una mayor proyección y respaldo interno en el corto plazo. • Trabajar en la construcción de indicadores de género de mayor precisión en la CNR, que complementen los seis construidos gracias al PMG: contabilizar los integrantes de las comunidades de usuarios, cuántos hombres y mujeres, en el caso de personalidad jurídica, al menos conocer el sexo del representante legal, etc. • Analizar si es pertinente la inclusión del artículo 150 del Código Civil, con el propósito de facilitar la administración de recursos de las mujeres productoras y potenciar su participación en la Ley 18.450. En esta línea, si fuese adecuado incluir estas materias en las asesorías técnico legales, habría que planificar que estas instancias estén orientadas a mujeres cuyos proyectos todavía no hayan sido seleccionados, sino que sea en una fase previa que permita utilizar el mencionado artículo del Código Civil para cumplir con los requisitos de la Ley, especialmente en aquellos aspectos relacionados a tenencia de tierra. • Como se mencionó durante la etapa de levantamiento interno, sería conveniente que como parte o como acciones paralelas a las asesorías técnico-legales, se capacitara a las mujeres que postulan a la Ley, con conocimientos técnicos respecto de la presentación de proyectos. Ello, con el propósito de que posean herramientas para ejercer mayor control sobre el trabajo que realizan las consultoras y, en un escenario óptimo, que puedan constituirse en sus propias consultoras. • De acuerdo a las cifras, la mayor cantidad de mujeres se encuentra radicada en el estrato de la pequeña agricultura, segmento en el que se han concentrado gran parte de las intervenciones de género, como se ha podido apreciar a lo largo de este documento. No obstante, sería interesante indagar en el otro estrato que demuestra una notoria presencia de mujeres: La mediana empresa agrícola. Profundizar su conocimiento, identificar buenas prácticas de género que pudiesen ser replicadas como experiencia a la pequeña agricultura, conocer si algunas medianas empresarias partieron como pequeñas productoras, siguiendo sus trayectorias laborales, constituiría un antecedente relevante para implementar nuevas acciones de género. 90 • Acciones afirmativas más directas podrían conllevar un impacto mayor en cuanto a posicionar la equidad de género como un área estratégica y de relevancia en la CNR: Por ejemplo un concurso orientado exclusivamente a mujeres. • Reimpulsar las líneas de trabajo relacionadas a la equidad de género, más allá del PMG, velando porque las tareas no recaigan en una sola persona y que cuente con los apoyos institucionales necesarios. En este plano, sería conveniente incorporar el género como un objetivo estratégico en la CNR, dotándolo de institucionalidad (unidad encargada) y transversalidad (coordinación e inclusión del género en departamento de estudios, de control de gestión, área de comunicaciones, etc.). • Al respecto, sería beneficioso retomar las campañas comunicacionales, como “Mujer, más claro echarle agua”, pero involucrando esta línea de trabajo como una tarea dentro del área de comunicaciones, evitando que quede aislada como un tema de género desvinculado de las políticas organizacionales. • Al respecto, y como una señal potente de la instalación de la equidad de género como un tema valorado por la institución, sería provechoso establecer, al menos un concurso al año, exclusivo de mujeres (pertenecientes a la pequeña agricultura, para aprovechar el trabajo realizado en los últimos años). • Generar espacios de capacitación en equidad de género para directivos de la CNR, considerando que constituye un estamento que experimenta rotaciones periódicas, por ende se requiere garantizar que conozcan los alcances y beneficios que esta dimensión posee. A su vez, son los directivos quienes pueden definir los mensajes de importancia y urgencia para incluir dentro de la agenda de trabajo del servicio y, de este modo, alinear a todo el personal. • La implementación de la Ley 18.450, se entrecruza con otros servicios (INDAP, DGA, DOH, etc.). Por esta razón, sería conveniente potenciar las líneas de trabajo intersectoriales, estableciendo en lo posible, una “comunidad de género” del sector agricultura. • Para que este último punto sea viable (y la agenda de género en general), se requiere del apoyo de SERNAM. Ello con el fin de posicionar a la equidad de género como un eje de trabajo que trasciende servicios específicos y que necesita un trabajo articulado que promueva sinergias. • Como se mencionó anteriormente, la proyección de SERNAM en el escenario actual, es tal vez, una de las más promisorias de los últimos años. Este impulso, podría ser de gran utilidad para propulsar líneas de trabajo en las distintas instituciones del sector agricultura asociadas al género, respaldando a quienes se desempeñan en ellas (muchas veces con poco apoyo) y entregando una señal potente referente a la visión de política pública y compromiso de Estado que posee esta temática en la administración pública. Elaborar un diagnóstico a nivel 91 institucional en la administración pública que identifique qué servicios poseen encargados o encargadas de género, unidades de género, objetivos estratégicos de género, personal capacitado, metodologías de seguimiento y evaluación de género, etc., sería un insumo de gran cuantía para fortalecer los logros alcanzados y avanzar en los desafíos pendientes. XI. BIBLIOGRAFÍA 92 • Bonnan, Claudia y Guzmán, Virginia (s/f): La institucionalización del tema de la equidad género y la modernización del estado en América latina. 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