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1. Interculturalidad: mitos englobantes que buscan relación
1.1
Los
núcleos
de
poder:
realidad
de
la
asimetría
y
obstáculo de relaciones simétricas entre culturas.
La relación entre culturas es un hecho dado en la historia.
Este
hecho
ha
sido
datado
desde
los
inicios
de
la
historiografía y es fácilmente rastreable en los documentos
más antiguos con los que puede contar la humanidad.
[...] la interculturalidad es parte de la historia de las culturas,
está dentro de esta historia y no fuera del diálogo de esta cultura
con otra. De ahí se desprende que las sociedades tienen que
responder a la historia de las culturas y no nacer de un divorcio
de ésta, asentándose en pretendidas formaciones culturales puras.1
La relación entre culturas es un hecho primordial. Pero
también es un hecho que en la relación entre culturas existe
el divorcio –como dice Fornet-, la escisión y la asimetría en
las relaciones. Asimetría que se refleja en las “pretendidas
formaciones
culturales
puras”
que
intentan
justificar
las
instancias de discordancia en las relaciones culturales.
Las
poder
grandes
se
asimetrías
extienden
a
la
dominantes
que
una
cultura
relaciones
se
manifiestan
artística,
política,
sociales
totalidad
puede
en
religiosa
la
y
y
las
de
imponer
relaciones
las
a
producción
mercantil.
de
relaciones
otras.
Estas
intelectual,
Las
culturas
dominantes con afán de alimentar su dominio promueven sus
productos culturales haciéndolos pasar como “los productos de
Reflexiones
de
Raúl
Fornet-Betancourt,
interculturalidad, Consorcio intercultural,
Educación Bilingüe, México, 2004, p. 45.
1
Sobre
el
concepto
Coordinación General
de
de
la
historia”,
determinaciones
esencializándolos
temporales
y
y
culturales
eliminando
sus
específicas.
Las
culturas dominantes impiden el reconocimiento de los valores
y dinámicas culturales de las etnias menos favorecidas con la
finalidad
de
alimentar
las
relaciones
colonialistas
que
hunden a los pequeños y elevan a los que ostentan las alturas
del poder.
Por lo anterior es necesaria una filosofía intercultural
que desnude los núcleos de poder y haga conciencia de las
asimetrías
que
impiden
la
erradicación
de
injusticias
y
explotación entre culturas.
Mas, esto será posible únicamente a partir del momento en que todos
comencemos a ver las relaciones “centro-periferia” como históricas,
y
las
despojemos
de
hipostasiaciones,
esencializaciones,
absolutizaciones, destemporalizaciones y sacralizaciones.2
La reflexión intercultural tiene como cometido descifrar
las
líneas
establecer
de
la
poder
y
colonialidad3
conciencia
de
su
para
anunciarlas
existencia.
Sólo
en
y
esta
conciencia, el diálogo puede ser auténtico y puede erigirse
como
pauta
asimétricas
diálogo
para
la
marcadas
sin
esta
transformación
por
la
injusticia
intención
de
y
sería
las
relaciones
explotación.
estéril:
El
“El
Arturo Andrés Roig, Filosofía latinoamericana e interculturalidad,
Caminos de la filosofía latinoamericana, pp. 102-103.
3 Término expuesto de manera clara por Estela Fernández Nadal, quien
analiza las relaciones globales del mercado actual como relaciones de una
nueva colonialidad impuesta por las culturas que poseen el dominio del
mercado sobre las menos favorecidas. Cfr., Estela Fernández, Los estudios
poscoloniales y la agenda de la filosofía latinoamericana actual, Revista
Herramienta de debate y crítica marxista, primavera/verano, 2003-2004,
Buenos Aires, No. 24, año VIII.
2
interculturalismo plantea el problema no exclusivamente de
reconocer la diversidad en un nivel retórico sino el derecho
a hacer el mundo de otra manera.”4 La transformación de la
realidad injusta y de las relaciones de poder que socavan a
los dominados, debe llevarse a cabo.
Aunque
es
posible
rastrear
relaciones
de
poder
y
dominación a lo largo de la historia humana, debemos atender
aquí nuestro contexto actual. Las líneas de poder actuales se
encuentran en el proceso de globalización, que ha generado
una centralización de poder caracterizada por la violencia.
Nuestro mundo global es hegemónico y violento y extiende sus
tentáculos
para
atrapar
en
su
estructura
de
mercado
el
crecimiento de los pequeños mercados y con ello provocar el
debilitamiento
en
la
práctica
y
producción
de
las
manifestaciones culturales esenciales para las culturas menos
favorecidas por la estructura de poder.
Sin duda las lógicas de desarrollo industrial
de acumulación del
capital han dado lugar a las culturas más destructivas en la
historia
de
la
humanidad,
llevándola
a
una
situación
preapocalíptica de deterioro ambiental y de creciente violencia
[...] La globalización, en su sentido más profundo, resulta en
interculturalidad, encuentro y mezcla de cultura, así como en
confrontación y negación de las mismas.
La globalización es, pues, el tópico actual desde el
cual
debe
establecerse
la
lectura
por
la
relación
entre
culturas. En la globalización encontramos los hilos de poder
y
4
las
relaciones
esclavizantes
de
culturas
Reflexiones de Raúl Fornet-Betancourt, op. cit., p. 47.
dominantes
y,
también, la razón de la ubicación actual de las culturas
menos
favorecidas.
Enuncio
lo
anterior
para
entablar
el
contexto actual desde el cual se lleva a cabo la reflexión
intercultural.
Pero la reflexión intercultural no termina ni se esboza
significativamente en lo antes expuesto. Ésta tiene diversas
variantes y líneas de investigación, incluso alberga ya una
amplia confrontación teórica entre teorías afines. Por esta
razón,
enuncio
la
breve
distinción
de
los
términos
más
utilizados en la teoría intercultural con el fin de aclarar
más el concepto y ampliar la reflexión al respecto.
1.2
Monoculturalismo, multiculturalismo, pluriculturalismo e
interculturalismo
El Monoculturalismo más allá de representar una noción que
abre
la
reflexión
teórica
es
un
término
acuñado
para
la
señalización. En éste se signa el mayor obstáculo para una
relación entre culturas. El monoculturalismo consiste en la
consideración que una cultura dominante tiene de sí misma,
que busca instaurarse como un modelo universal y como marco
de referencia único para la construcción y desarrollo de las
demás
culturas.
actualmente
en
Aunque
la
este
discusión
término
es
poco
intercultural,
ya
utilizado
sea
por
considerarse superado o por la suposición de su obviedad,
sigue
presente
en
el
esquema
general
de
las
culturas
dominantes que buscan instaurarse como “la cultura” respecto
de otras.
El término multiculturalidad encuentra sus orígenes en
los países occidentales y se refiere a la multiplicidad de
culturas
que
existen
dentro
de
una
sociedad
sin
que
necesariamente tengan relación entre ellas.
Sus fundamentos conceptuales se encuentran en las bases del Estado
liberal, de la noción del derecho individual y la supuesta
igualdad. En este contexto, la tolerancia del otro es considerada
como central, valor y actitud suficiente para asegurar que la
sociedad funcione sin mayor conflicto.5
La inadecuación del multiculturalismo en la inclusión
auténtica entre culturas radica en que se obvia la dimensión
relacional que existe entre las culturas de una sociedad; la
atención
a
la
tolerancia
oculta
la
permanencia
de
desigualdades sociales, dejando intactas las estructuras e
instituciones
que
sostienen
las
relaciones
de
desigualdad
antes enunciadas.
La pluriculturalidad es el referente más utilizado en
America
latina.
“Se
basa
en
el
reconocimiento
de
la
diversidad existente pero desde una óptica céntrica de la
cultura dominante y
<<nacional>>.”6
Desde esta perspectiva, las
culturas indígenas y negras enrioquecen el país, pero sin la
Catherine Walsh, Interculturalidad, conocimientos y (de) colonialidad,
Ponencia presentada en el II Encuentro Multidisciplinario de Educación
Intercultural CEFIA-UIC-CGEIB: “Política e Interculturalidad en la
Educación”, México, 27 de octubre de 2004.
6 Idem
5
implicación de su participación en un re-pensamiento de las
instituciones o estructuras de la cultura dominante. Aquí,
las
culturas
plenos
y
aparecen
autónomos
a
como
la
“folklore”
manera
que
y
se
no
como
sujetos
considera
a
los
integrantes y simpatizantes de las culturas hegemónicas.
La
alternativa
para
una
comunicación
auténtica
entre
culturas y sus sujetos, una vía alterna para la construcción
de espacios entre seres y saberes, entre sentidos y prácticas
distintas, es la interculturalidad.
[La
interculturalidad]
Busca
desarrollar
una
interrelación
equitativa entre pueblos, personas, conocimientos y prácticas
culturalmente diferentes, una interacción que parte del conflicto
inherente en las asimetrías sociales, económicas, políticas y del
poder.7
La interculturalidad no debe ser entendida simplemente
como relación interhumana, que descubre, reconoce o tolera la
diferencia.
La
interrelación
estructuras
interculturalidad
que
y
siempre
relaciones
debe
mantiene
de
poder
concebirse
presente
que
los
como
una
sistemas,
diferencialmente
posicionan algunos grupos, lenguas, prácticas y conocimientos
sobre otros. No se trata pues, de un reconocimiento ascéptico
de lo distinto, sino de una actitud ante lo otro que tenga en
cuenta las asimetrías estructurales y que esté dispuesto a
transformarlas para el bien común que se persigue entre los
individuos que dialogan. Esta es la principal intención de la
7
Idem
interculturalidad. Pero la interculturalidad es una tarea por
realizar.
Existe
una
distinción
interculturalismo.
Este
entre
último
Interculturalidad
manifiesta
un
e
proceso
terminado, una tarea ya resuelta. Un modelo bien delimitado
que
poco
lugar
interculturalismo
deja
–a
para
pesar
la
de
crítica;
proponer
por
la
ello,
el
inclusión
de
culturas- excluye, en su forma, la posibilidad de dialogo. En
cambio, el término interculturalidad manifiesta un proceso
que
está
en
realización,
actualización.
La
en
dinamismo
interculturalidad,
más
y
en
allá
constante
de
ser
una
utopía a la cual se debe arribar, es una tarea constante en
su construcción, que da lugar a una crítica constante. La
interculturalidad no es meta, sino camino.
La interculturalidad supone el conocimiento profundo de
las culturas distintas. El verdadero diálogo inicia por el
conocimiento del otro, suponiendo de antemano un conocimiento
profundo de lo propio. El conocimiento de lo distinto es
fundamental,
pero
debemos
tener
en
cuenta
que,
como
ya
mencionamos, la interculturalidad no es una tarea ociosa que
busque el conocimiento desinteresado de lo distinto. Ésta es
necesaria
en
tanto
que
surge
de
relaciones
reales
entre
culturas que se encuentran marcadas por la injusticia y la
esclavitud.
¿Será
posible
la
justificación
real
de
la
injusticia y esclavitud? Las culturas hegemónicas justifican
su
posición
a
través
del
discurso
hegemónico.
¿En
qué
de
una
consiste dicho discurso?
El
discurso
hegemónico
es
la
ontologización
realidad que se sustenta como “la realidad” única, correcta y
posible.
La
ontologización
sacraliza
o
válida
de
manera
acrítica contextos socio-culturales, ocultando su naturaleza
histórica. Ontologizar es hacer inmune ciertos estados de
vida
que,
por
naturaleza,
no
pueden
serlo.
El
discurso
hegemónico descontextualiza, pues, las relaciones asimétricas
presentándolas como relaciones dadas desde el inicio de los
tiempos, atribuyéndoles grados de normatividad. ¿Será cierto
que sólo existe una realidad y sólo una verdad absoluta?
¿Será que existen culturas que poseen estas verdades eternas
y que, por tanto, se encuentran justificadas para ejercer su
poder
de
manera
arbitraria?
La
teoría
intercultural
de
Panikkar nos abre el campo para responder de manera negativa
a las preguntas antes formuladas.
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