SENTENCIA NUMERO: Córdoba, doce de junio de dos mil quince. Y VISTA: La presente causa caratulada “R., A.A. p.s.a. Homicidio Calificado” (Expte. 1377625 – Letra R – nº 13 – año: 2014), radicada en esta Excma. Cámara en lo Criminal de Séptima Nominación, integrada por los Sres. Vocales de Cámara, Dres. Carlos Ruiz, Víctor Vélez. y Juan Manuel Ugarte, bajo la Presidencia del primero de los nombrados, junto a los titulares del Jurado Popular Sres. O.C.G., L.F.Z., M.G.C., M.T.M., E.R.C.B., V.H.S., L.J.S. y S.S., causa en la que ha tenido lugar la audiencia de debate, dictándose sentencia con fecha 28 de mayo del cte. año, con la participación del Sr. Fiscal de Cámara Dr. M.A. y la Sra. Fiscal de Instrucción de 28ª Nominación – Turno 2º, Dra. B.C., y de la Sra. Asesora Letrada Penal, Dra. A.P., en su carácter de defensora del imputado A.A.R., Prontuario nº 1.005.956 Sección AG; quien en el interrogatorio de identificación dijo que su alias es “P.”, que es argentino, con D.N.I. N° …., nacido en la Ciudad de General Güemes de la Provincia de Salta, el 30/04/1960, hijo de E.E.P. (v) y de A.A.R. (f), de estado civil soltero, tiene cinco hijos, de 32, 30, 28, 24 y 15 años de edad de su relación con M.M.L., no tuvo otra relación de pareja, cursó estudios universitarios incompletos, primer año de Arquitectura, con domicilio en calle ….de Barrio …. de esta Ciudad, y que carece de antecedentes penales; a quien el requerimiento de citación a juicio de fs. 822/842 vta. le atribuye la comisión del siguiente HECHO: “En fecha que no se ha podido determinar con precisión pero dable ubicar en el período de tiempo comprendido entre las 22:01:09 hs del día once de Febrero de dos mil trece y las 05:38:57 hs. del día doce de Febrero de dos mil trece, en circunstancias de encontrarse A.A.R. en el interior de su domicilio sito en ….de Barrio “Barranca Yaco” de esta Ciudad de Córdoba, concretamente en la habitación ubicada al lado del baño de la vivienda en compañía de M.G.S., luego de suscitarse una discusión entre ambos por razones del momento, A.A.R. asestó en la cabeza de M.G.S., un sifón de soda de vidrio que se encontraba en el lugar, cayendo M.G.S. al suelo. Seguidamente, y encontrándose la mencionada S. tendida en el piso de la habitación de referencia, A.A.R. -con intención de darle muerte-, comprimió la región del cuello de la nombrada, asfixiándola, continuando en su accionar hasta que produjo con el mismo la muerte de S.. Producto del accionar de A.A.R., según emerge del Protocolo de Autopsia n° 204-13, M.G.S. presentó: “Excoriaciones lineales en región lateral del cuello en número de tres. Otras puntiformes, más pequeñas en región submentoniana, mentoniana y geniana izquierda compatibles con estigmas ungueales…excoriación en placa en línea interespinosa dorsal de 2x2 cm. Otra en región escapular izquierda de 2x3 cm. Equimosis azul oscuras pardas en cara anterior de la pierna y rodilla izquierdas. Otras similares en cara lateral de muslo y pierna derecha. Herida contuso cortante de 4x2 en región temporo parietal izquierda, concluyendo que la insuficiencia cardiorespiratoria ha sido la causa eficiente de la muerte de M.G.S.”. En el Debate, los Sres. Fiscales intervinientes incluyeron el siguiente agregado en el hecho: “con quien mantenía una relación de pareja”; por lo que en esa parte el hecho originario quedó modificado de la siguiente manera: “…en compañía de M.G.S., con quien mantenía una relación de pareja…”. Y CONSIDERANDO: Que el Tribunal se planteó las siguientes cuestiones a resolver: 1º) Primera Cuestión: Está probado el hecho que se juzga y la participación del imputado?; 2º) Segunda Cuestión: En su caso, cual es la calificación legal aplicable; 3º) Tercera Cuestión: ¿Cuál es la sanción a aplicarse al acusado, corresponde la imposición de costas y regular el honorario de la profesional que ha actuado en el Proceso? Según lo prescripto por los arts. 41, 44 y concordantes de la Ley 9182 los Señores Miembros Titulares del Jurado Popular responderán a la primera cuestión junto a los Señores Vocales V.V. y J.M.U. Las restantes cuestiones serán contestadas por el Tribunal en colegio. A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA, EL SEÑOR VOCAL DR. JUAN MANUEL UGARTE, DIJO: I. Se ha traído a juicio a A.A.R. a quien la acusación fiscal de fs. 822/842vta. le atribuye la autoría responsable del delito de Homicidio calificado por el vínculo, en los términos de los Arts. 45 y 80 inc. 1°, último supuesto, en función del 79 del Código Penal, en perjuicio de M.G.S.. El hecho que constituye el objeto del proceso ha sido descripto en el encabezamiento de esta sentencia, a los que me remito con los alcances del art. 408, inc. 1º, in fine, de la ley ritual. II. Defensa material en la audiencia de debate el acusado A.A.R., previo ser informado detalladamente del hecho que se le atribuye, de las pruebas existentes en su contra y de la facultad que le acuerda la ley de abstenerse de prestar declaración sin que su silencio implique presunción de culpabilidad, dijo que nunca vivió con ella y que se abstenía de seguir declarando. Posteriormente, en oportunidad de concedérsele la última palabra, dijo que “pedía perdón a la madre de la víctima y a la familia”. III Elementos Probatorios: En la presente causa, se han recabado los siguientes elementos probatorios: A) Comparecieron a la audiencia de debate los siguientes testigos: G.S., progenitora de la víctima, declaró que la noche del 11 de febrero 2013, siendo las 20:30 – 21.00 hs. su hija M.G.S. le dijo que iba a buscar la llave de la casa, y que le encargó los chicos, ella se iba a separar de C., sabe que tenía relaciones con R., él quería que ella viviera con él, y ella no (resaltado, que al igual que los restantes, me pertenece), su hija no volvió esa noche, y ella tenía un mal presentimiento, su pareja le dice: andá a ver; al llegar, golpea la puerta nadie contestaba, ve por la ventana que su hija estaba acostada en la cama, no se la veía bien, parecía muerta, quería tocarla a través de la reja, pero no llegaba, viene su nuera y le abre la puerta, estaba muerta, llamó a la policía, había una carta sobre la mesa de luz en la que decía que él (alude al acusado R.) le había hecho el amor tres veces… no recuerda más, dejó la carta, las llaves y la ropa. La hija de él es su nuera, está casada con su hijo; en el lugar vio un sifón de vidrio hecho pedazos y vio un charco de sangre. Asimismo, de la declaración de fs. 15/18, que fuera oportunamente incorporada en el debate, surge que su hija y R. hacía un tiempo que andaban, cuando G. se separó del padre de los nenes y se fue a su casa, él quería convivir con ella, la ayudaba, pero ella era joven, y no quería saber nada, eso fue el desenlace de él, no sé la vida privada que tenían, eran novios. Agregó que en Violencia Familiar se enteró que C. asfixiaba a su hija con la almohada y le pegaba a los chicos, lo que motivó la separación; ella anteriormente, no obstante estar con C., andaba con R., tendrían relaciones, no sabe cómo comenzaron, eran parientes, comían todos juntos; nunca pensó que fuera a pasar esto, esa noche él estuvo con ella, él la mató. Él ayudaba a su hija con plata para los chicos, le decía que estaba enamorado, pero ella quería hacer su vida con sus hijos, se ve que él la quería mucho, para hacer una cosa de esas tiene que querer mucho a la persona. Que hacía dos semanas que su hija M. se separó de C. porque lo habría golpeado a su hijo Emmanuel, siendo denunciado en la Unidad Judicial 11. Que desde entonces estaba viviendo su hija con la ella y todos sus hijos. Que el día 12/02/13, siendo aproximadamente las 21.30 hs. su hija M.G. le dijo que A.A.R. la había llamado por teléfono para darle las llaves de la casa y que las iba a buscar para limpiar al día siguiente y así poder mudarse allí con sus hijos. Que dicha casa donde quería irse a vivir su hija M.G. pertenece a su otra hija V.C., pero como no la ocupaba, le permitía desde hace un mes a A.R. que se quedara allí para cuidarla, ya que es el padre de R.R., pareja de su hijo D.C. Precisó respecto de su hija y R. que si bien no tenían ninguna relación afectiva, ella le contaba que él le decía que estaba enamorado y que a veces, le daba plata pidiéndole que se juntara a vivir con él, y que en ocasiones le decía que le iba a hacer quitar los hijos porque tenía gente amiga en Tribunales. Que no sabe si R. alguna vez agredió o golpeó a su hija ya que prácticamente nunca los vio juntos, aunque cree que algo hubo entre ellos, ya que él la llamaba mucho por teléfono y su hija varias veces le dijo que él la amenazaba para que se fuera a vivir con él. Que desde la semana pasada su hija M.G. quería irse a vivir a la casa que estaba ocupando R., pero quería que él se fuera, para vivir solamente ella con sus hijos menores, pero él no quería irse y la presionaba para que vivieran juntos. Que R. suele usar el teléfono nº 0351156549034. b) Declaración de A.A.L., hijo del imputado, manifestó que el día 12 de febrero del 2013, siendo las 06.25 hs. aproximadamente, se encontraba durmiendo en su vivienda de Bº Chingolo I, cuando recibió en su teléfono 0351-153929839 un llamado de su padre desde la línea 0351-156549034 preguntándole cómo estaba, acto seguido su padre le dijo: “me eché un moco”, preguntándole qué pasó, respondiendo: “la maté a la Pichi”, luego dijo: “me tiró con un sifón, me agaché a recoger los vidrios, cuando ella vino con un cuchillo por lo que la empujé y se dio un golpe en la cabeza con la pared”, añadiendo que R. se largó a llorar y no pudo continuar con el relato; que le preguntó dónde estaba, respondiéndole que se encontraba en la Terminal de Ómnibus, le solicitó que vaya a verlo a la Terminal, respondiéndole que no, pensando que su padre le estaba haciendo una broma, ya que este acostumbraba a hacerle estos tipos de bromas, diciéndole que lo habían robado o golpeado, cuando en realidad no le había pasado nada. Que luego continuó durmiendo hasta que al mediodía se comunicó con su hermana R.R. quien le dijo que era verdad lo que le había dicho su padre, que la “Pichi” estaba muerta. Agregó que su padre tenía como un noviazgo con M.G.S. desde hacía dos años aproximadamente, que al momento de la comunicación no lo notó alcoholizado. c) Declaraciones de las Licenciadas en Psicología V.C. y M.P. como peritos oficiales, y M.L. y E.T., como peritos de control, a solicitud de la defensa tras explicar en qué consiste la autopsia psicológica expresaron conforme surgió de las entrevistas realizadas a distintas personas y estudio de la causa, respecto del modo de vincularse de la víctima con distintas personas de su entorno que era una persona dócil, agresiva, burlona, que pertenecía a una franja de población altamente vulnerable, su historia de vida estaba marcada por la violencia, tenía estructura neurótica y aspectos histéricos que le permitían de alguna manera sobrevivir, ventilando aspecto de trabajadora sexual, también mostraba empatía con situaciones sociales, cuando quería algo intentaba sostenerlo poniendo su cuerpo, esta situación la puso en situaciones altamente críticas y asimétrica frente al hecho puntual que desencadenó, porque ella en ese momento quería salir de ese círculo, había dejado y abandonado a su pareja que también ejercía violencia y se había refugiado en lo de su madre. Respecto la historia de la personalidad de la víctima, las peritos de parte coincidieron al señalar un entorno inestable y de violencia en el que la víctima fue creciendo, luego, muy tempranamente constituyendo parejas donde fue víctima de violencias sucesivas, tomando un papel sumiso ante situaciones de gran violencia, expresando su disidencia al considerar que este vínculo con R. es diferente de los anteriores porque se construye de otra manera, en lo afectivo, en las personas entrevistadas no hubo un solo relato de que el imputado hubiera tenido situaciones violentas hacia ella, por el contrario la quería, la cuidaba, era sostén económico, le ayudaba incluso en la crianza de los hijos, todos decían que él estaba enamorado; pero ella no; incluso él quería vivir con ella en la casa que él cuidaba, que era de la hermana de ella; pero ella no quería, quería que él se fuera y le dejara la casa a ella y sus hijos; luego en el orden de la hostilidad, de la violencia, no hubo registros hacia ella, pero sí la gente del entorno advertía que era ella quien lo denigraba, lo descalificaba incluso frente a otras personas, con insultos, con relación a la edad, a la virilidad; decían que era irrespetuosa, lo insultaba de la forma más grosera, las personas entrevistadas referían que él se reía, pero decían que ella lo decía en serio, era como él pensaba que era una broma, porque no tenía ninguna reacción; en la cuestión hostil, quien violentaba era ella a él, y esto también se explica desde los mecanismos de defensa. La perito oficial, coincidió en que la situación fue diferente, que el vínculo adquirió cierta dinámica y la agresión comenzó a subir hasta que terminó fatalmente, que no se debe olvidar la manipulación económica de él hacia ella, destacando una ocasión en que a él le faltaba plata y la hostigó por eso, ella se sintió incómoda; siendo esta situación que a nuestro entender había originado el círculo de violencia. Así también, refirió que no se advirtió rasgos de manipulación en su personalidad, sí se advirtió que seducía para atraer un hombre pero para lograr que le provea un sustento económico; en disidencia expresaron las peritos de control que en este vínculo, que ella le sacaba dinero, lo que también demuestra el uso del otro. Finalmente, la Lic. V. dijo que la imposibilidad de la víctima de reconocer al agresor radicaba en que siempre había vivido situaciones de violencias, tenía mucha carencia de recursos, su característica física, psicológica y social la volvían totalmente vulnerable, ella quería salir pero no tenía recursos, buscó persona y no fue la mejor elección, no tuvo recursos para sostener esta disputa de poder. B) Con la conformidad de las partes, a pedido del Ministerio Público, se incorporó por su lectura el siguiente material probatorio: Testimoniales: a) Notitia criminis aportada por el Sgto. Ayudante A.E.L., a fs. 01/04 quien dijo: que el 12 de febrero del 2013, afectado al CAP Dtto.6, en circunstancias que se encontraba patrullando en el móvil Nº 5904 junto a la Cabo I.S.L., siendo las 11.32 hs. fue comisionado para constituirse en la villa de emergencia “Barranca Yaco”, ubicada en calle …., en la vivienda que se encuentra a unos cincuenta metros del final de la calle en razón que había una mujer sin vida, al arribar al lugar entrevistó a la Sra. G.S., quien manifestó que entre las 09.00 y las 10.00 hs. aproximadamente fue a ese lugar a buscar a su hija M.G.S., ya que no tenía noticias de ella desde la noche anterior y al llegar pudo verla a través de una ventana acostada sobre la cama del dormitorio y bastante pálida, que al ingresar a la vivienda, notó que efectivamente estaba muy pálida y no respiraba; que en el suelo había un aparato celular marca Siemens de color gris desarmado, el cual no tenía chip ni batería y sobre el otro extremos de la habitación dos sifones de vidrio vacíos. Que al acceder al dormitorio observa que en una cama de caño de una plaza se encontraba el cuerpo sin vida de una persona sexo femenino, sin signos vitales y tendido en posición de cúbito dorsal, con la cabeza hacia el norte y cubierta con un cubrecama de color bordó, notando signos de hematomas a ambos costados del cuello de esta persona y sus orejas con un tono azulado, la cual tenía puesta como única prenda de vestir una musculosa de color negro. Que en una habitación contigua observó junto a un secarropas antiguo una mancha de color rojo, similar a la sangre, de unos 20 cms. de diámetro y a unos 30 cm. de la mancha, un cuchillo tipo tramontina con hoja tipo serrucho de unos 10 cm. con cabo de plástico color negro. Que contiguo a esta habitación se ubica un baño muy precario en donde se observan restos de vidrio dispersos por el suelo y entre la pared y un inodoro de color blanco, una bolsa de consorcio de color negro con papel higiénico en su interior y a sus costados sobre el suelo, más restos de vidrio y un caño de plástico, aparentemente de un sifón. Que al preguntar a la Sra. S. entre la relación entre A.R. y su hija M.G., manifestó que entre ambos había una especie de relación afectiva, pero que él estaba muy metido, casi obsesionado con ella, mientras que ella no lo estaba tanto, sino que mantenía cierta distancia ya que él le insistía para que vivieran juntos y ella no quería, ya que había tenido una mala experiencia con su pareja anterior y además el resto de la familia se oponía. Que posteriormente entrevistó a vecinos del lugar coincidiendo todos en expresar que no habían escuchado ruidos extraños ni gritos provenientes de la casa en la que estaba viviendo A.R.. b) Declaración de I.S.L., quien a fs. 12/14, manifestó, que: desempeñándose en el CAP Distrito VI, como chofer del Móvil Nº 5904 junto al Jefe de Coche, Sgto. Ayte. A.L. tomó intervención en el presente suceso, relatando lo actuado en forma coincidente con los términos expresados por el último nombrado en oportunidad de entregar el procedimiento por ante la Unidad Judicial de Homicidios. c) Declaración de M.G.V. quien a fs. 30, 57, 179/180, 194/195, 217, 286; 385/387; 388 y 390, en síntesis testificó que cumple funciones en la Div. Homicidios, siendo comisionado en la causa para investigar el homicidio de M.G.S.. Que tras interiorizarse de las testimoniales recibidas en la causa y realizar tareas investigativas constató el domicilio en el que vivía A.A.R., hasta el momento del hecho, ubicado en calle Pública s/nº entre calles Lituania al 2800 y Oncativo. d) Declaración de H.R.R., padrastro de la víctima, quien a fs. 39/41 refirió que el día 11/02/13, en horas de la noche, M.G. le contó que A.A.R. le insistía para formalizar como pareja, pero ella no quería, dando a entender que no le interesaba formar pareja con él. Respecto al tipo de relación que había entre ambos, refirió que si bien dentro de la casa no se hablaba abiertamente de eso, era como un secreto a voces que ambos eran amantes, tenían relaciones esporádicas, pero no puede decir cuándo ni cómo habría empezado esta especie de relación entre ambos. Que el sábado anterior a la muerte de M.G., entre las 18.00 y 19.00 hs. pasó R. por el frente de la casa mientras se encontraban el declarante y J.D.S., oportunidad en la que les dijo “ahí le dejé plata a G. para que se lleve los muebles”, ante lo cual lo tomaron a broma diciéndole que ella ya tenía a otro y que le estaban sacando la plata, ante lo cual a R. le cambió la expresión de la cara, que pasó a ser como de rabia y les dijo “ya me las voy a pagar, no tengo nada que perder yo”, por lo que dejaron de hablarle ya que parecía muy enojado, como si se hubiera tomado en serio lo que ellos le habían contestado en broma. Que no sabe si R. alguna vez agredió o golpeó a M.G., ya que no se los veía juntos como si fuesen una pareja, sino que frente a los demás, mantenían una cierta distancia. Que desde la semana anterior M. G. quería irse a vivir a la casa que estaba ocupando R. que en realidad es de otra hija de su pareja, pero M. quería que él se fuera para vivir ella solamente con sus hijos menores. e) Declaración de H.J.G., quien a fs. 193, expresó que conoce a quien en vida se llamara M.G.S., ya que le fue presentada por un amigo para que fuera a limpiarle la casa. Cada vez que M. iba a su casa era en momentos que no se encontraba su pareja y a raíz de esto comenzaron a tener una relación amorosa, que consistía en verse esporádicamente y la ayudaba con algo de dinero cada vez que ella se lo pedía. A los tres meses que conoció a M., se enteró por un amigo que había muerto. f) Declaración de V.M.C., hermana de la víctima, quien a fs. 355, dijo: que el sábado anterior al homicidio de su hermana, salió con ella a bailar, fueron al “Mambo Bar” en calle Humberto Primo de esta Ciudad y cuando estaban ahí, llegó “P.”, apodo de A.R. quien era una pareja que ella tenía con quien se solían ver los fines de semana, pero estaban alejados, ella no quería saber nada con él, así que lo evitaba y le tenía miedo, al parecer, P. la maltrataba y le pegaba y es por ello que le tenía miedo. Que esa noche en el boliche, él la llamó y ella no quería hablar con él, ella fue y conversó, se la notaba temerosa y no le dijo de qué hablaron, pero si dijo: “se viene a hacer el loco, me tiene cansada” ya que la celaba mucho, con los mismos parientes. Pichón siempre andaba borracho, se drogaba y era un jugador compulsivo, jugaba a las cartas y a los dados por dinero. g) Declaración de S.J.L., hijo del acusado, quien a fs. 432 dijo: que tiene relación con R., incluso trabajó con él, es por ello que sabe que tiempo atrás su padrastro comenzó una relación con la víctima del presente hecho a la cual conoce de vista pero no mantuvo con esta mujer relación alguna. Que su padrastro supo comentarle que tenía algunos problemas con esta mujer, pero nunca le dio demasiados detalles de dichos problemas, sí puede decir él que ha escuchado en varias oportunidades a su padre discutir con esta mujer, lo hacía mientras hablaban por teléfono. h) Declaración de Patricio Gabriel C., quien a fs. 442 dijo que era concubino de M.G.S.. Que convivían desde hace diecisiete años en calle Costa del Canal s/nº de Bº Los Robles de esta Ciudad. Tenían una muy buena relación, nunca supo que ella mantuviera una relación extramatrimonial. Se entera que quien la había matado era un tal Alberto R., y que se entera que en realidad M. mantenía una relación paralela con Pichón de todo lo cual la familia de ella estaba al tanto. i) Declaración del Dr. M.D.D. , quien a fs. 482 dijo que practicó la autopsia de M.G.S., consignando en el Protocolo que la causa eficiente de la muerte fue la insuficiencia cardiorespiratoria, a los efectos inhumatorios, en tanto que la conclusión final de la autopsia se realiza contando con los resultados de laboratorio y de anatomía patológica. Lo que aporta la anatomía patológica con relación al estudio macroscópico es: meninges congestivas, pulmones de aspectos congestivos y edematosos. Bazo con parénquima congestivo y en los cortes histológicos cerebro con vasocongestión del parénquima y edema celular; pulmones vasocongestión intersticial y macrófagos alveolares; hígado congestión sinusoidal, bazo con congestiona y hemorragia de la pulpa roja y riñón con hematíes en la luz tubular y congestial intersticial, a lo que debe anexarse la conclusión del informe de anatomía patológica que refiere “generalizada vasocongestión y edema”. Todo ello resulta coherente con lo observado en la autopsia, resultando la sumatoria de hallazgos, orientadora de una muerte por asfixia. En efecto, el diagnóstico final se construye por la ausencia de otros elementos idóneos para producir la muerte en este caso (ej. traumatismos directos o causa patológica – enfermedad o intoxicación). Por los elementos externos descriptos en la autopsia, por lo ya citado en el informe de anatomía patológica, en conjunto se construye el diagnóstico de una asfixia. El mecanismo más probable de realización de la asfixia es una hipoxia hipoxémica, esto es, falta de oxígeno en sangre, la que puede ser producida por una asfixia mecánica, es decir, por limitación o suspensión del ingreso de aire por la vía respiratoria, que puede haber sido producida por una compresión extrínseca del cuello, ya que no contamos con otros elementos que puedan hacernos suponer la presencia de otros tipos de asfixia (sumersión, confinamiento, patológicos, broncoaspiración). Tenemos una sumatoria de elementos anátomo patológicos y observados en la autopsia (vasocongestión generalizada, estigmas ungueales en cuello y la ausencia de lesiones que puedan producir otros probables mecanismos de muerte), lo cual conduce a la asfixia como causa eficiente de la muerte de S.. La Sra. S. presentaba lesiones intra vitam en el cuerpo, que son: una herida contusa en cuero cabelludo compatible con elemento romo y duro que actuó por percursión, es decir, por golpe; excoriaciones lineales en región lateral del cuello; otras puntiformes en región mentoniana y submentoniana; excoriación en placa en línea interespinosa dorsal; otra en región escapular izquierda y equimosis en cara anterior de la pierna y rodilla izquierda y encara lateral del muslo y pierna derecha. Las lesiones descriptas en el dorso, excoriaciones y equimosis, son compatibles con mecanismos de fricción y/o percursión sobre un elemento plano y duro, por ejemplo el piso, etc. por lo expresado, debido a la equimosis y a las excoriaciones es posible afirmar que la Sra. S. haya sido asfixiada en el piso. Agrego que la presencia de mancha verde es un fenómeno cadavérico que sirve para determinar el cronotanatodiagnóstico y suele ser indicativa de que en el lugar en el que aparece pudo haber ocurrido un fenómeno intra vitam traumático. Normalmente aparece en el abdomen, como se da en este caso, pero también apareció en el cuello y ese elemento suma a los efectos del diagnóstico de asifixia y la lesión en el cuello. Asimismo, se detectó la presencia de estigmas ungueales, los que son indicativos de lesiones de defensa ante una compresión del cuello (aparato laríngeo) mencionadas en el informe anátomo patológico, cuando están presentes, son más indicativas de la compresión, pero cuando están ausentes, no las descartan, por todo ello, es que arribó a la conclusión de que la causa eficiente de la muerte de M.G.S. fue la asfixia mecánica. Prueba documental, pericial e informativa: a) Croquis del lugar del hecho (fs. 05) que da cuenta de la ubicación del cadáver en la cama, de una mancha roja, un cuchillo tramontina y restos de vidrios; b) Acta de inspección Ocular y de secuestro (fs. 06 y 8) de una carta manuscrita, la que se encontraba en la mesa de luz al lado de la cama; c) Acta de secuestro de prendas de vestir que pertenecían a M.G.S. (fs. 27); d) Informe Técnico Fotográfico, glosado a fs. 73/105, de distintas tomas realizadas del lugar del hecho, de los restos de vidrios, de la cama en donde se encontró a la víctima, de las manchas rojas en el piso, del cadáver de quien en vida fuera M.G.S., y de un cuchillo tramontina; e) Informe Técnico Médico Ectoscópico del que surge que M.G.S. presentaba una fractura de 5 cm aproximadamente en parieto-temporal izquierdo, exoriación de 1 cm en la rodilla izquierda, equimosis difusas múltiples en el miembro inferior derecho, siendo la causa probable de la muerte un traumatismo de cráneo grave (fs. 107/109); f) Informes Técnico Químicos: en el que se detectó la presencia de sangre humana en la remera y en el corpiño analizados, pertenecientes a S., no pudiendo detectarse el grupo sanguíneo (fs. 119), g) de fs. 122, en el que se verificó la presencia de sangre en la bombacha analizada, no así en la bermuda secuestrada; y h) de fs. 196, en el que se comprobó la presencia de sangre humana del grupo A, en las muestras levantadas en el lugar del hecho; i) Partida de Defunción de M.G.S., que acredita que la misma falleció el doce de febrero de dos mil trece, con un diagnóstico de insuficiencia cardiorespiratoria (fs. 120); j) Acta de secuestro de un cuchillo de mesa marca tramontina y varios trozos de vidrio, aparentemente de un sifón de soda, ubicados en el piso del baño (fs. 197); k) Informes proveniente de la División de Procesamiento de las Telecomunicaciones obrante a fs. 209/215 y 367, de los que se desprenden distintas comunicaciones mantenidas entre los números 3513929839 y 3516549034, el día 12/02/13, a las 6:30 hs, siendo el titular de esta última línea A.A.R.; l) Protocolo de Autopsia de M.G.S., del que surge que presentaba excoriaciones lineales en región lateral del cuello en número tres, excoriación en placa en línea interespinosa dorsal de 2 x 2 cm. Otra en región escapular izquierda de 2x3 cm. Equimosis azul oscura pardas en cara anterior de la pierna y rodilla izquierda, y otras similares en cara lateral de muslo y pierna derecha, herida contuso cortante de 4x 2 cm en región temporo parietal izquierda. Asimismo, surge que en la cabeza presenta el cuero cabelludo levantado observándose hematomas en la región occipital de 3x3 cm y en región parieto temporal izquierdo posterior de 3 x 4 cm. Concluye que la causa eficiente de la muerte de M.G.S. ha sido una insuficiencia cardiorespiratoria, y que se observa en cuero cabelludo herida compatible con un elemento romo y duro que actúo por percusión. Se aprecian lesiones en el cuello compatibles con estigmas ungueales (fs. 283); ll) Informe Técnico Químico Toxicológico practicado por la Sección de Química Legal de la Policía Judicial en la persona de S. en el que se determinó la presencia de plasma seminal en el hisopado anal y vaginal analizado (fs. 284); m) Informe anatomatológico N° 111/13, correspondiente a la autopsia N° 204/13 en el cual se concluye que los órganos extraídos al cadáver de M.S. presentan tejidos con fenómenos de autolisis generalizada, vasocongestión y edema (fs. 285); n) Pericia psiquiátrica practicada en la persona de A.A.R., en la que se concluye que no padece alteraciones psicopatológicas manifiestas, no revela estado de peligrosidad para sí o para terceros de origen psicopatológico (fs. 471/472); ñ) Pericia grafocrítica de un trozo de papel con bordes de cortes irregulares encontrado en el lugar del hecho, en el que se concluye que el cuerpo dubitado se corresponden con los grafismos pertenecientes a A.A.R., es decir, que fueron confeccionados por él (fs. 550/552); o) Tal nota manuscrita encontrada en el lugar del hecho que reza “12/02/13 aproximadamente hora 2,30 hs. Acabamos de hacer el amor por 3era. vez se puso nerviosa y me comenzó a insultar me fui al baño me atacó con un sifón lo tiró cayó al suelo y se rompió me puse a juntar los vidrios y de vuelta con un cuchillo la empujé dio contra la pared no le di importancia pero me llamaba voy y la traje hasta la cama quedó sin respiración me asusté la agarré del cuello y tomé fuerte que comencé a llorar no sé cuantos minutos pasaron la mojé le heche desodorante y no hubo caso no se me qué pasó en ese momento me voy a ir a tribunales a entregarme. Siempre amé a G.” (fs. 553); p) Informe Químico N° 20241/13 del que se desprende que parece haber asociación entre los pelos levantados de un vidrio en el lugar del hecho y los de la damnificada M.G.S., como así también en el pelo presente en la remera identificada como remera 1 (fs. 585/587) q) Pericia Social, glosada a fs. 603/605, de la que surge que R. mantuvo un vínculo de pareja con la Sra. M.M.L. para luego separarse. Con respecto al vínculo con la Sra. M.S., conoció a M.S. por ser cuñada de su hija R. Que ella tenía muchos problemas personales, una ex pareja que era violenta con ella y con sus hijos, manifestando su intención en ayudarla económicamente para que no desempeñara como hasta ese entonces, como trabajadora sexual. Expresa que ella le solicitaba con frecuencia ayuda económica y él le ayudaba con dinero o comprándole diferentes objetos como moto, electrodomésticos, etc. Que si bien se alejaba de ella en ocasiones, ella lo buscaba por motivos económicos. Con respecto a sus hijos, conocían que mantuvo una relación afectiva con la Sra. S. durante un año aproximadamente, observaban a su padre discutir principalmente por teléfono con ella, principalmente porque le reclamaba dinero. Admiten que su padre destinaba gran parte de sus ingresos en ella, pedía adelantos de sueldo, le compraba objetos, salían a cenar a lugares costosos y le pagaba su tarjeta de crédito. Esta actitud les llamaba la atención porque a su madre no la había ayudado económicamente de esa manera. Agregan que si bien su padre vivía solo, expresaba su interés en convivir con la Sra. S. Los profesionales intervinientes, concluyen valorando, respecto del vínculo sostenido con la Sra. M.S., el Sr. R. se habría posicionado como una figura protectora y de proveedor económico, vinculado a ciertas representaciones estereotipadas en relación al género, no obstante se habría dado de manera conflictiva, pudiéndose inferir una creciente tensión en el vínculo, debido a las dificultades para ejercer un efectivo control sobre ella, como por ejemplo el inicio de una convivencia o que abandone el consumo de drogas; r) Pericia genética, agregada a fs. 611/621 en la que se concluye que del sedimento vaginal remitido se recuperó una mezcla de perfiles genéticos. Que dicha mezcla de perfiles es compatible con la superposición del perfil de ADN de M.G.S. y del perfil de A.A.R.. Por su parte, de la evidencia del sedimento anal se recuperó una mezcla de perfiles donde se detecta un perfil de ADN mayoritario compatible con el perfil de ADN de A.A.R., no pudiendo excluirse que el perfil minoritario no pertenezca a S.. Finalmente, de la evidencia de la muestra de vidrio, se recuperó un único perfil genético compatible con el ADN de M.G.S.; s) Pericia psicológica del imputado R., glosada a fs. 664/666 surge en relación al vínculo que habría mantenido con la Sra. S., que la habría conocido desde veinte años atrás, que al comienzo mantuvo una relación de intercambio sexual y de dinero que con el pasar del tiempo se habría transformado en un vínculo afectivo. Los profesionales intervinientes infieren rasgos obsesivos de su personalidad, opera con una meticulosidad exagerada, funcionamiento psíquico rígido y controlado. Advierten características de personalidad sobre controlada, ya que manifiesta aspectos bondadosos, ordenados, posiblemente con el fin de ocultar las mociones impulsivas agresivas y explosivas. El conflicto psíquico se expresa por los síntomas llamados compulsivos, ideas obsesivas, compulsión a realizar actos indeseables, rumiación mental. La modalidad de compulsión reproduce de forma disfrazada ciertos elementos de un conflicto interno. Se podría pensar que el entrevistado manifiesta una fachada de aceptación y docilidad que puede presentar furia intensa ante el temor al abandono o rechazo. Consideran que la ira se habría activado por acumulación de ideas, relacionadas a los celos, la imposibilidad para cumplir sus propias expectativas y la necesidad de liberar la tensión acumulada en una situación conflictiva en pareja. Respecto a la modalidad vincular establecida con la Sra. S. se considera una relación de tipo informal, sostenida en el tiempo con fijación afectiva significativa y atracción sexual hacia la misma. Lo que precipitaría la violencia en el tipo de personalidad de R. es la irritabilidad que surge ante la intolerancia frente a una situación de tensión (producida por la imposibilidad de llevar a cabo un proyecto común compartido, los celos, la incapacidad para tolerar la ruptura del vínculo); t) Autopsia psicológica-social de M.G.S., de la que se desprende de manera relevante que trabajaba en whiskerías a los fines de solventar sus necesidades y las de sus hijos. Que tuvo distintas parejas, teniendo problemas de violencia familiar con todas ellas. Que su última pareja fue el Sr. P.C., con quien existían problemas de convivencia, existiendo distintos episodios de violencia, que hacían que intercalara entre su domicilio y el de su madre. Con respecto al trato con R. mantenía un trato que se caracterizaba por un contenido verbal agresivo, con verbalizaciones descalificantes en torno a la relación y a la diferencia de edad. Surge que la relación, a diferencia de otras relaciones de pareja sostenidas, habría estado atravesada por intereses económicos y habitacionales de ella, pudiendo inferir que R. tenía por objetivo la convivencia, situación que no habría sido compartida por la víctima. Los entrevistados advierten que el Sr. R. presentaba actitudes de mayor apego afectivo en relación a M.G. que ella hacia él. En los últimos días de vida de M., ella se encontraba contenta, con proyectos referidos a su vida futura, fundamentalmente en la esfera individual. Habiendo dejado a su última pareja, con la intención de comenzar un nuevo proyecto personal, para lo cual, el vínculo con el Sr. C. habría sido un facilitador para obtener un lugar a donde habitar sola con sus hijos. Finalmente, con respecto a la caracterización el vínculo de M. con el Sr. R., advierten que la relación amatoria no era de larga data, y que la víctima la sostenía con el objetivo de mejorar su calidad de vida, y de salir de la situación de violencia que había padecido con sus otras parejas (fs. 790/802); u) Dictamen de control de la perito de control de la pericia psicológica, en la que no se acuerda con la pericia oficial respecto a la conformación del vínculo entablado entre R. y S., ya que él habría depositado muchas expectativas en la relación y se habría colocado en un lugar de salvador, y había tolerado durante largo tiempo reacciones denostativas y despreciativas por parte de la víctima, menoscabando su persona y desestimando la importancia del afecto que él le guardaba; “a mí me dijeron mucho, andando en la calle todos dicen una cosa u otra. Yo pensaba que ella había cambiado”. En el momento previo a los hechos, R. habría advertido que su presencia tenía solo un sentido utilitario para ella y que ella había decidido dejarlo (fs. 010/811); v) Dictamen del perito de control de la autopsia psicológica, agregada a fs. 812/816, del que se desprende que no coinciden en algunos puntos con la autopsia psicológica realizada, siendo los ítems relevantes los siguientes: 1) la relación amatoria entre S. y R. se extendió al menos dos años 2) No se infiere un vínculo entre ambos de predominio simétrico, sino una marcada asimetría, él la quería, ella no; en ella prevalecían intereses económicos y materiales en general, en él sentimientos amorosos. 3) Existía una clara asimetría de violencia en el vínculo, surgiendo múltiples referencias a la violencia unidireccional que S. ejercía hacia R., habiendo manifestado algunos entrevistados que ella era irrespetuosa, insultaba de forma grosera, por ejemplo diciéndole “che, viejo pelotudo”, “che viejo te voy a gorrear” delante de terceros. Surgen conductas de denigración, descalificantes, de ataque a la autoestima y a la virilidad, sumadas a que lo hacía delante de los demás lo que adiciona intenciones de avergonzar, abochornar, ridiculizar. 4) La asimetría más ostensible en el vínculo ronda en torno a la significación del otro para cada uno de los miembros de la pareja. Una frase ilustrativa al respecto es del hijo del imputado “déjate de joder viejo, lo único que hace es sacarte la plata”. Para G., la relación tenía un valor de uso, y un valor de cambio. IV. Existencia material del hecho: a) Que la fallecida no es otra que M.G.S. se acredita mediante el acta de defunción, de la que surge falleció el 12/02/13, siendo una insuficiencia cardiorespiratoria la causa eficiente de su muerte. Por su parte, ratifica este diagnóstico la pericial pertinente, la ya aludida Autopsia de fs. 283, de la que además se verifica que la víctima presentaba excoriaciones en distintas partes del cuerpo y en la cabeza, con el cuero cabelludo levantado, se observa hematomas en la región occipital de 3x3 cm y en región parieto temporal izquierdo posterior de 3 x 4 cm herida compatible con la que produce un elemento romo y duro que actuó por percusión. Asimismo, el informe anatomopatológico permite constatar que los órganos de S. presentan tejidos con fenómenos de autolisis generalizada, vasocongestión y edema. A esto debe agregarse que, el profesional que realizó la autopsia Dr. M.D.D. , sostuvo que el diagnóstico final de muerte, es la asfixia; y que tras recabarse todos los informes de los estudios complementarios encastrados con las evidencias que presentaba el cadáver, esta se produjo por compresión mecánica del cuello. Concretamente padeció una hipoxia hipoxémica, esto es, falta de oxígeno en sangre; en este caso producida por una asfixia mecánica, es decir, por limitación o suspensión del ingreso de aire por la vía respiratoria; a la que se llegó por una compresión extrínseca del cuello; evidenciada también por la presencia de estigmas ungueales, los que son indicativos de lesiones de defensa ante una compresión del cuello (aparato laríngeo), reforzándose así el diagnóstico. Por su parte, esta declaración permite aclarar un punto relevante, ya que surge de la misma que Sra. S. presentaba lesiones intra vitam en el cuerpo, que son: una herida contusa en cuero cabelludo compatible con elemento romo y duro que actuó por percusión, es decir, por golpe; excoriaciones lineales en región lateral del cuello; otras puntiformes en región mentoniana y submentoniana; excoriación en placa en línea interespinosa dorsal; otra en región escapular izquierda y equimosis en cara anterior de la pierna y rodilla izquierda y encara lateral del muslo y pierna derecha. Las lesiones descriptas en el dorso, excoriaciones y equimosis, son compatibles con mecanismos de fricción y/o percusión sobre un elemento plano y duro, por ejemplo el piso, etc.. Por lo expresado, debido a la equimosis y a las excoriaciones, sostiene el Perito Forense que es posible afirmar que la Sra. S. fue asfixiada en el piso, lo que excluye la posibilidad de que haya sido ella quien golpeara a R. con el sifón de vidrio, sino que permite inferir que fue golpeada antes del desenlace fatal. Repárese en las heridas verificadas en su cabeza y en los vestigios de vidrios de sifón rotos, en el lugar. Todo ello es compatible con el fuerte golpe en el cráneo detectado, producido evidentemente por la estructura del sifón y no de la pared, al caerse -supuestamentesobre esta. Tras ese fortísimo golpe, encontrándose totalmente indefensa, fue estrangulada. Las constancias de la causa, conforme fueran incorporadas al Plenario, no revelan existencia alguna, de tercera persona en el lugar, solo la víctima y su mortal agresor. Quien al estrangularla, en consecuencia, actuó sobre seguro, sin riesgo alguno para su persona. Por consiguiente, entre la muerte de la víctima y los golpes y estrangulamiento posterior producidos por el autor del acometimiento, hay una relación de causalidad que permite atribuirle el delito. El resultado proviene de un curso causal cuya génesis es la asfixia mecánica, sin que este hubiere sido interferido por otro curso causal independiente de la condición puesta por el agente. b) La participación del acusado R.: en primer lugar, deben valorarse las declaraciones de la madre de la damnificada, Sra. G. S., a quien su hija le manifestó la noche antes de que ocurriera su muerte, que se iba a la casa de R., y al no regresar, a la mañana siguiente la encontró muerta, acostada en la cama del domicilio sito en calle Lituania al 1800, donde residía R. Debe agregarse la declaración del hijo del imputado (quien lleva otro apellido por no haber sido reconocido por el encartado), A.A.L. de la que surge que el día 12/02/13 el acusado R., se comunicó a las 06:30 hs. aproximadamente con él, manifestándole “que se había mandado un moco” … “la maté a la Pichi”, que había tenido una discusión previa con S. y que dejaba la provincia (hago un paréntesis para resaltar, que tales expresiones, dan sentido a sus últimas palabras en el Debate, al manifestar: “que pide perdón a la madre y a la familia”). Estos dichos referenciados por su “hijo” se ven ratificados por el Informe de la División de Comunicaciones de Policía Judicial, del cual surge que hubo un intercambio de llamadas entre un celular cuya línea estaba a nombre de R. y el de L., en el horario especificado. En segundo lugar, no puede soslayarse que la madre de S., encontró una nota manuscrita en la mesa de luz ubicada al lado de la cama donde se encontraba el cadáver de su hija, la que de acuerdo a la pericia caligráfica fue redactada por R., quien manifestaba haber tenido relaciones con S., y que ella comenzó a discutir, le arrojó un sifón y cuando él estaba juntando los vidrios, lo increpó con un cuchillo, motivo por el cual se defendió empujándola contra la pared. Al respecto, pudo acreditarse por informes químicos que existieron relaciones sexuales entre R. y S., detectándose la presencia de plasma seminal en el hisopado anal y vaginal del cadáver de S., arrojando la pericia génetica que el perfil genético en el caso del hisopado vaginal era compatible con el ADN del acusado y de la víctima. Ahora bien, reitero que conforme las evidencias colectadas, debemos descartar que haya sido la víctima quien le haya arrojado el sifón a R., toda vez que como se expuso precedentemente, M.G.S. presentaba heridas compatibles con haber sido golpeada en vida en su cabeza con un objeto romo y duro, encontrándose en los pedazos de vidrio secuestrados de la escena del crimen un cabello, cuyo perfil genético, de acuerdo a las pericias realizadas es compatible con el perfil genético de la víctima, excluyéndose, por otra parte, la posibilidad de que perteneciera a R.. En tercer lugar, debe examinarse qué tipo de relación vinculó a M.G.S. con A.A.R.; y si esta en algún momento fue de pareja. Sobre este particular, debe tenerse presente que en la audiencia de debate los Fiscales de Cámara intervinientes solicitaron la condena de A.A.R., como autor de Homicidio Calificado por la relación de pareja; aceptando su defensora técnica al emitir sus conclusiones finales, tanto la ocurrencia histórica del suceso original, cuanto la intervención del acusado en su comisión; solo que en su criterio la calificación legal aplicable al hecho era la de Homicidio Simple, toda vez que no existía entre el acusado y la víctima el vínculo referido. Ahora bien, sobre esta muy relevante cuestión, resulta que tras la correspondiente deliberación del Tribunal, seis de los Sres. jurados populares, coincidieron en determinar que dicha relación de pareja en modo alguno se configuraba en el hecho. Expusieron sus sucintas, pero firmes razones, que ínfra abordaré. Los dos restantes jurados populares acompañaron a los dos jueces técnicos en el sentido de que, por el contrario, si bien no llegábamos a la absoluta certeza de que dicha relación haya existido, era muy probable que efectivamente se haya configurado. Sucede sí, que dicho grado de convicción no alcanza para el dictado de una sentencia condenatoria –en este caso atinente a dicha agravante-, pero tampoco para descartar plenamente la existencia de dicha relación. En definitiva, tratándose de una situación de hecho que el análisis de la probanza pertinente –la prueba testimonial y pericial- no ha permitido elucidar certeramente, corresponde la aplicación del principio “in dubio pro reo”, consagrado por los arts. 8º, 2º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, 14, 2º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y 41 de la Constitución Provincial, y reglamentado por el art. 406 del C.P.P., que establece con claridad que, en caso de existir duda sobre esta clase de situaciones fácticas, la misma debe favorecer al acusado; garantía que sin más deviene de obligación aplicar. Pero insisto, más allá de nuestra íntima convicción, lo cierto es que este Plenario se trató a través de un juicio integrado con Jurados Populares, seis de los cuales, determinaron la certeza negativa, en el sentido de que ninguna duda albergaban que entre el acusado y la víctima no se configuraba la exigida relación de pareja como se entiende en lenguaje común. Sobre esta cuestión, novedosa en el sentido doctrinario y sobre todo jurisprudencial, atento provenir de la -muy necesaria, a mi juicio- reforma introducida por la Ley 26.791 promulgada el 11 de diciembre de 2012, que prevé como acción típica la de “matar a la persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja”, calificada Doctrina, en cuanto al bien jurídico protegido, considera que es la vida humana independiente –como en cualquier homicidio-, esto es, el ser humano en toda su integridad vital después de ocurrido el proceso de nacimiento; precisando respecto de la agravante: que “lo que más importa para el incremento de la pena es la existencia (presente o pasada) del vínculo entre el agresor y la víctima, al igual que la persona con quien aquel “tiene o haya tenido una relación de pareja, con o sin convivencia” (Cfse., Buompadre, Jorge Eduardo, “Violencia de Género, Femicidio y Derecho Penal. Los nuevos delitos de género”, Alveroni Ed., Cba., 2013, pág. 141 y ss.). Doctrinario que sin desperdiciar críticas a la fórmula, agrega: “Dados estos supuestos, resulta aplicable la mayor penalidad. Es suficiente con el dato normativo de que hayan concurrido dichas situaciones. Por lo tanto, quedan comprendidos en la agravante el homicidio del concubino y de la novia, siempre que haya habido una “relación de pareja” entre el agresor y la víctima, situación que excluye las meras relaciones pasajeras, transitorias o amistosas. Como se puede apreciar, de las clases conocidas doctrinariamente, el tipo penal comprende sólo el denominado “femicidio íntimo”, cuando se trate del asesinato de una mujer, con quien el agresor haya tenido una relación afectiva, familiar o de pareja. Frente a este panorama, nos preguntamos: ¿cuál es el fundamento de aplicar la pena más grave del ordenamiento jurídico-penal al homicidio de la ex pareja o novia, con quien ya no se tiene una relación de convivencia, o que nunca la hubo, y se castigue con menor pena el homicidio de un anciano, un niño o una persona especialmente vulnerables (hijo, madre, abuela) con quienes se puede estar compartiendo (o haber compartido) una situación de convivencia?, ¿por el sólo hecho de ser mujer, o por haber estado casada o en pareja con el agresor?. Parecería que en estos casos el legislador ha concedido mayor protección a personas en ciertas y determinadas situaciones en detrimento de otras especialmente vulnerables en similares situaciones, circunstancia que podría ser cuestionable desde el punto de vista de la violación al principio de igualdad consagrado en el artículo 16 de la Constitución Nacional, como así desde el principio de proporcionalidad de las penas. En cualquiera de las dos hipótesis referidas, los sujetos son indiferentes al sexo, vale decir, que pueden pertenecer al sexo masculino o al sexo femenino (hombre-mujer, hombre-hombre, mujer- mujer, mujer-hombre), circunstancia que revela que esta clase de homicidios no configuran delitos de género, sino conductas neutrales en el que pueden estar involucrados sujetos pertenecientes a cualquiera de los dos sexos. El tipo penal no requiere que la muerte haya ocurrido en un contexto de género (situación que tampoco puede ser absolutamente descartable a los fines típicos), sino que es suficiente con que el resultado haya recaído en personas unidas por alguno los vínculos (ascendientes, descendientes, cónyuge, ex cónyuge) o relaciones expresamente previstas en la fórmula legal (relación de pareja o de convivencia). La muerte del cónyuge o del ex cónyuge o de la persona con quien se ha mantenido una relación de pareja, aun sin convivencia, puede ser alcanzada por la agravante se haya o no cometido en un contexto de género. La fórmula es censurable. No se trata, en rigor, de una hipótesis de femicidio en sentido estricto, es nada más que un homicidio agravado por el vínculo —o relación— existente (o que existió) entre el autor y la víctima. Tampoco implica una normativa cuya justificación sea una cuestión de género o un caso de violencia contra la mujer, razón por la cual puede ser motivo de cuestionamientos por la gravedad de la pena impuesta para los supuestos previstos en la norma. En términos de pena se equipara la muerte del padre o de la madre a una persona con quien se tuvo una relación de pareja, que pudo haber sido de corta duración, aún sin convivencia (repárese en el ejemplo del novio o de la novia). Por no tratarse de una cuestión ligada a la violencia de género, cuya especial caracterización la distingue de cualquier otro tipo de violencia, no parece que en las situaciones previstas en el proyecto el agresor deba recibir una respuesta penal más intensa que otras de las que están previstas para otras formas de violencia en el Código Penal. La norma es confusa, excesivamente amplia, indeterminada y generadora de inseguridad jurídica (piénsese en los problemas de interpretación que acarreará la expresión "relación de pareja’), circunstancias que lesionan el principio de legalidad por violación del mandato de taxatividad penal que exige la mayor precisión técnica posible en la construcción de la figura típica. Todo lo cual nos podría llevar a preguntarnos ¿cuál es el fundamento que justifica la mayor penalidad en los casos de muerte del ex cónyuge o de una persona con quien se ha tenido una relación de pareja, equiparándolos a la situación del cónyuge, del ascendiente o del descendiente, situaciones en las que se mantiene la relación vincular y de vida en común entre el autor y la víctima (parentesco o vínculo matrimonial)? Con arreglo al texto legal, el término “relación de pareja” —al no exigir “convivencia”— (mediare o no convivencia, dice la ley) debe ser entendido, mínimamente, como una relación meramente afectiva, que puede o no presuponer convivencia o vida en común. De manera que, de acuerdo a esta interpretación, tendrá la misma pena (prisión o reclusión perpetua) matar a la esposa, a la concubina o a la novia, toda vez que la relación de convivencia no es exigible por el tipo penal en cuestión, ni tampoco que la muerte se haya producido en un contexto de género. Tal conclusión genera nuevas preguntas ¿se justifica racionalmente aplicar el mayor castigo a situaciones tan desiguales?; la mayor penalidad para la muerte de la esposa (aun discutible desde un punto de vista político-criminal) ¿debe estar equiparada a la muerte de la novia o del novio, con quien ni siquiera se ha tenido una relación de convivencia?, ¿qué argumentos pueden resultar moderadamente plausibles para equiparar la categoría “novia o novio” a la de ascendiente, descendiente o cónyuge? Desde ya que, con la interpretación restrictiva que proponemos en el texto, debe quedar fuera de la categoría “relación de pareja”, la mera relación de amantes, debido a que no son pareja —en sentido formal, social o naturalístico—, por lo que el asesinato del amante (hombre o mujer), deberá quedar sometido a las reglas del homicidio simple del artículo 79 del código penal, siempre que no concurra alguna otra circunstancia agravante del artículo 80”. Hasta aquí y con su postrera definición, este calificado autor, expresamente deja fuera de la agravante la situación que informa nuestro caso, la de los amantes. No obstante lo cual, Buompadre rescata una distinta situación, al señalar: “Sin embargo, creemos que la mayor penalidad alcanza también a quienes llevan una vida paralela o doble vida, por lo general clandestina, oculta, a su relación formal, pero que “son una pareja” al margen de su situación matrimonial, por ej. la del hombre casado que lleva una vida en común, paralela, con otra persona, semejante a una relación familiar formal, con quien, inclusive, puede tener hijos, es una relación continuada, persistente y prolongada”. Tampoco esta situación resulta comprensiva de la hipótesis que nos ocupa; por cuanto la prueba supra analizada, no deja margen alguno de dudas en cuanto a que la relación de S. con el acusado, de ningún modo puede ser tomada como “semejante a una relación familiar formal”. Concretamente, este doctrinario, a mi juicio excluye de la posibilidad de la agravante, a la relación más común o usual en nuestro medio que es la de los “meros amantes”, pero incluye el vínculo de aquellos que llevan una doble vida; menos común que la anterior, ya de muy rara concreción en la actualidad, pero no de imposible realización. Otros autores, son más estrictos aún, en cuanto a la agravante en análisis. Así, Gustavo A. Arocena y José D. Cesano, en su obra “El Delito de Femicidio – Aspectos político-criminales y análisis dogmático-jurídico” (Ed. B de F, Bs. As., 2013, pág. 73 y ss.) consideran que “persona con quien mantiene o ha mantenido el autor una relación de pareja es el hombre o la mujer que -actual o anteriormente- integra junto con aquél una unión basada en relaciones afectivas de carácter singular, pública, notoria, estable y permanente, compartiendo un proyecto de vida en común”. Definición que construyen a partir de la disposición legal del art. 509 del Proyecto de CCyC de la Nación (aclaro, actualmente convertido en Ley 26.994 -ver Libro II, título 3: uniones convivenciales, Capítulo 1: Constitución y prueba, art. 509, Ámbito de aplicación) con similar redacción, en sustancia –y vigencia a partir del 1 de agosto del año en curso, conforme lo dispuesto por Ley 27.077-. He adelantado que estos autores, resultaban más estrictos aún, en la configuración de la situación que da lugar a la agravante, y deviene evidente, que a tenor de la definición que estructuran, una vez más, el vínculo de la víctima S. y el acusado R., tampoco se adecua a tales elementos (los remarco: carácter singular, pública, notoria, estable y permanente, compartiendo un proyecto de vida en común). Consecuentemente con su definición, precisan también los nombrados que el fundamento de esta específica agravante, reside: “en el menosprecio del respeto que se deben mutuamente … las personas que mantienen o han mantenido una relación afectiva de carácter singular, pública, notoria, estable y de relativa permanencia”. Finalmente lo caracterizan como un “delito especial en sentido impropio, puesto que prevé una conducta que, pudiendo ser perpetrada por cualquier persona, cuando es cometida por los sujetos cualificados, éstos violan un deber especial del que son titulares y, por ello, son castigados más severamente”. Reitero, dado los extremos a través de los cuales estructuran la base fáctica para la configuración de la calificante, esta, en modo alguno puede alcanzar a la situación en la que se encontraba el acusado R.. Si bien no comparto la respetable opinión de estos dos autores, debo señalar que conforme precisan la estructura de la fórmula, contiene un elemento muy válido a los fines de la legalidad del tipo. Al asentarla con base en la prueba de las uniones convivenciales (el aludido art. 509, hoy del CCyC) la dotan de la exigencia de la publicidad y notoriedad, elemento indiscutible claro está, para acreditar –civilmenteuna unión convivencial. Pero resulta que la fórmula legal de la agravante penal, excluye expresamente la necesidad de esa convivencia. Por ello, es que tal publicidad y notoriedad, acota muchísimo el margen de posibilidades, descartando casi de plano las de los amantes. Y no la comparto, por cuanto considero que cierta categoría de amantes, al igual que los novios en general, son titulares del respeto que a los fines penales se tienen que deber mutuamente. No obstante lo cual añado un elemento que será de consideración imprescindible a la hora de establecer la subsistencia de ese deber de respecto. Y es el paso del tiempo: ¿un noviazgo en la adolescencia, de dos años de duración; podrá generar en la adultez, a los 60 años, la base imponible de la agravante que tratamos?. Cuestión que generará no pocas contrariedades al momento de resolver cada caso en particular. Completa la reseña doctrinaria en este análisis, el aporte de Alejandro O. Tazza -que también me permitiré transcribir en gran medida, por su claridad y por compartir varias de sus expresiones, conforme lo que precedentemente he adelantado-, quien puntualiza: “La finalidad de esta norma ha sido la de incluir lo que algunos denominan "femicidio íntimo", es decir, aquellos casos en los que la víctima tenía o había tenido una relación de pareja con el homicida. De todos modos, entendemos que ello no es del todo acertado, ya que el hecho ilícito no se limita a la muerte de una mujer, sino que el sujeto pasivo también puede ser un hombre, como uno de los extremos de una relación de pareja. En efecto, basta observar que en todas las hipótesis los sujetos son de sexo indiferenciado, o sea que pueden pertenecer al sexo masculino o femenino. Además, como bien señala Buompadre, el tipo no exige que la muerte haya ocurrido en un contexto de género, y por tanto se trata de supuestos no ligados a la violencia de género como expresión cultural del autor (ob. Cit. págs. 144/145). La expresión así utilizada por el legislador para incluir tales hechos como supuestos de homicidios agravados, va a generar -seguramente- perspectivas encontradas en cuanto a la interpretación del giro lingüístico "relación de pareja", máxime teniendo en consideración que dicha relación no exige convivencia alguna entre ambos involucrados. El Diccionario de la Real Academia Española define a la pareja como el "conjunto de dos personas que tienen alguna correlación o semejanza, y especialmente el formado por hombre y mujer", aunque esta definición contradice nuestro ordenamiento civil que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. Se advierte que expresamente el texto legal descarta la convivencia. En consecuencia cabe preguntarse con apoyo en destacada doctrina si bastará que hayan tenido cinco, diez, veinte citas, o si es necesario que el entorno social los reconozca como "novios", o si ello requiere que mantengan relaciones sexuales en el marco de una relación monógama (cita en este punto el autor a MOLINA, Magdalena — TROTTA, Federico, "Delito de femicidio y nuevos homicidios agravados", La Ley, 2013-A, 493). Creemos que la previsión legal se aplicaría en el supuesto de una relación de noviazgo, presente o pasada, y que descarta aquellas situaciones en las cuales solo ha habido una ocasional relación sentimental. Con lo cual la disposición legal abarcaría aquellas hipótesis en las cuales existe o ha existido una relación sentimental que haya implicado cierta estabilidad o permanencia en el tiempo. Conforme ello, quedarían comprendidas en esta hipótesis todas las muertes producidas -además de los concubinos y ex concubinos- entre novios y ex novios, los y las amantes del autor o autora del delito, pese a opiniones en contrario (como vimos, en este punto, Buompadre -ob. cit., p. 145-, excluye a los amantes por no ser pareja en sentido formal, social o naturalístico). Sí coincide con el autor nombrado cuando expone a continuación: Somos partidarios de la misma conclusión a la que arriba Jorge Buompadre cuando sostiene que la norma es confusa, excesivamente amplia, indeterminada y generadora de inseguridad jurídica, circunstancias que podrían lesionar el principio de legalidad por violación del mandato de taxatividad penal que exige la mayor precisión técnica posible en la construcción de la figura típica. Y también nos preguntamos con el distinguido profesor acerca del fundamento que justifica la mayor penalidad en los casos de homicidio del ex cónyuge o de una persona con quien se ha tenido una relación de pareja, al extremo de equipararlos al homicidio de un padre o madre, o de un hijo o un nieto, y el motivo por el cual se excluyen otros parientes vinculados por lazos de sangre, como ser hermanos, tíos directos, sobrinos, etc. Y ello es tan relevante, al extremo de tener que servir de justificativo para imponer una pena bastante superior a la del homicidio simple. Basta observar que la relación de pareja no requiere que la pareja viva o haya vivido bajo el mismo techo, casa, habitación o residencia. A su vez, no se formula distinción alguna, y no se exige la presencia de parámetros sociales o culturales para el entendimiento de lo que debe comprenderse por "relación de pareja", con lo que todo esto se limita a una cuestión que tiene que ver más con el concepto y alcance de esta expresión, que con la aceptación personal o social de dicha relación. Como se trata de una característica propia de los sujetos de esta ilicitud (ya sea activo o pasivo), pero que contiene un componente normativo, creemos que debe otorgarse aquel entendimiento por el que vulgarmente se conoce a dicha expresión (relación de pareja), y al espíritu de la ley que ponderó esta clase de relaciones para otorgarle una mayor protección penal, comprendiéndola por ende, como aquella que tiene lugar entre dos personas, de cualquier sexo, unidas por un vínculo sentimental de carácter amoroso y de cierta estabilidad o permanencia en el tiempo, aunque no fuere continua. No es tarea fácil formular un concreto concepto de esta expresión, y por ello sostenemos que debe ser apreciada en cada caso particular por la agencia jurisdiccional a fin de que determine su efectiva concreción. No exige la ley que haya existido alguna clase de relación sexual, ni que la consideración social pondere a los involucrados como pareja, ni que formalmente sean considerados como tales. Pero deben excluirse por un lado, aquellas relaciones que no superan la amistad o el trato íntimo, y por el otro, aquellas en las que existiendo mayor intimidad no dejan o dejaron de ser esporádicas o meramente circunstanciales. En fin, en cada caso específico, deberá apreciarse si conforme la situación particular, el mayor o menor grado de intimidad y las demás circunstancias que conforman la relación, puede ser catalogada por el órgano judicial como una relación de pareja que amerite la imposición de una penalidad mayor que la relativa al homicidio simple” (Cfse. “Homicidio agravado por la relación del autor con la víctima”, cita Online: AR/DOC/476/2014). Es este último autor, con su fórmula (que en general comparto) más amplia que las de los tres anteriores, quien nos deja un margen de dudas. Concretamente, las personas de la víctima y el acusado, estaban “unidas por un vínculo sentimental de carácter amoroso y de cierta estabilidad o permanencia en el tiempo, aunque no fuere continua”? De cierta estabilidad o permanencia en el tiempo, aunque no fuere continua, sí, por cierto que sí; pero, tenemos la plena certeza de que el vínculo que los unía a ambos era recíproco en cuanto a lo sentimental de carácter amoroso? Hago hincapié en este dato de la reciprocidad, por cuanto si el deber de respeto debe ser mutuo y no unilateral, se debe requerir una mínima correspondencia en el vínculo. No se trata de quién quiere más al otro o de que estén vinculados solo por amor y despojados de todo otro sentimiento o interés, sino simplemente, que ese vínculo tenga una mínima base de correspondencia igualitaria, de específica mínima reciprocidad. Lo cual será determinante entonces para establecer este mutuo deber. De allí la relevancia de auscultar en las demás circunstancias que conforman la relación –conforme las menciona este autor-. Y es que, de los elementos de prueba recolectados, se puede inferir que eran muy distintos los sentimientos de R. a los de S.. Esto surge de valorar las declaraciones de la progenitora de la víctima quien manifestó que su hija no solo que no quería convivir con R., que era joven, sino que no quería saber nada con él; mientras que el acusado parecía enamorado, que la quería. Por su parte, surge de la declaración del Sargento A.E.L., quien se entrevistó con la Sra. S. cuando ella descubrió el cadáver de su hija, que ésta le manifestó que tenían una especie de relación afectiva, pero que R. estaba muy metido, casi obsesionado, mientras que su hija, no. Debe agregarse que el padrastro de S. manifestó que ella le había dado a entender que R. le insistía en formalizar y a ella no le interesaba formar pareja. Esto se ve reforzado por la pericia psicológica del imputado, en la que se concluye, que la modalidad vincular para R. tenía fijación afectiva significativa y de atracción sexual y que los entrevistados advirtieron que el Sr. R. presentaba actitudes de mayor apego afectivo en relación a M. G., que ella hacía él. Asimismo, este aspecto, encuentra estrecha relación con la posibilidad de determinar si el vínculo entre M.G.S. y el acusado puede ser definido como amoroso. Sobre el particular, surge de la entrevista realizada a R. en el contexto de la pericia social: que M.G. le solicitaba con frecuencia ayuda económica y él le ayudaba con dinero o comprándole diferentes objetos como motocicleta, electrodomésticos, etc. y que si bien se alejaba de ella en ocasiones, ella lo buscaba por motivos económicos. Asimismo, de la entrevista mantenida con los hijos, se desprende que conocían que mantuvo una relación afectiva con la Sra. S. durante un año aproximadamente, observaban a su padre discutir principalmente por teléfono con ella, principalmente porque le reclamaba dinero. Que su padre destinaba gran parte de sus ingresos en ella, pedía adelantos de sueldo, le compraba objetos, salían a cenar a lugares costosos y le pagaba su tarjeta de crédito. Esta actitud les llamaba la atención porque a su madre no la había ayudado económicamente de esa manera. Por su parte, en la autopsia psicológica de la víctima las profesionales intervinientes sostuvieron que la relación de S. con R., a diferencia de otras relaciones de pareja sostenidas, habría estado atravesada por intereses económicos y habitacionales de ella, pudiendo inferir que R. tenía por objetivo la convivencia, situación que no habría sido compartida por la víctima. El vínculo con el Sr. R. habría sido un facilitador para obtener un lugar a donde habitar sola con sus hijos y de mejorar su calidad de vida; y del dictamen de la perito de control surge de acuerdo a la apreciación de la profesional interviniente que R. habría advertido que su presencia tenía solo un sentido utilitario para G.. Debe agregarse que del dictamen de la perito de control de la autopsia psicológica surge que “para G., la relación tenía un valor de uso, y un valor de cambio. No se infiere un vínculo entre ambos de predominio simétrico sino que en ella prevalecían intereses económicos y materiales en general mientras que en él sentimientos amorosos”. En suma, tales probanzas testimoniales y periciales –dado las muy especiales connotaciones que informan de nuestro caso-, son las que nos determinan a no alcanzar la certeza necesaria acerca de la existencia de un vínculo sentimental de carácter amoroso de tenor tal que diera lugar a la requerida relación de pareja. Considero que en este caso sí resulta claro el mayor deber de respeto que tenía el acusado hacia S. por ser el “suegro” de su hermana (lo entrecomillo, por cuanto debemos recordar que R. no reconoció legalmente a su hijo, quien por ello no lleva su hijo). Pero este claro vínculo de familia –como muchos otros- para nada ha sido receptado por el legislador como causa eficiente de la agravante que analizamos (hablo de familia y no de parentesco, porque aun cuando hubiera operado el reconocimiento de su hijo, no hay vínculo de parentesco entre el suegro y la hermana de su nuera). En síntesis, y como hemos visto, la duda que surge de la prueba, impone la aplicación del principio in dubio pro reo. Distinto el criterio sostenido por seis jurados populares; quienes de plano, sin duda alguna afirmaron que el vínculo que unía a la víctima con R. en modo alguno constituía la relación de pareja exigida por la agravante. Lo que para nosotros fue duda, fue certeza negativa para ellos. Por ello, a lo ya dicho, para descartar la existencia de una relación de pareja, los aludidos señores jurados agregaron la manera en la que era visto este vínculo por las personas que lo conocían; así H.R.R., unos días antes del hecho le había dicho a R., que S. ya tenía a otro y que le estaba sacando la plata, lo que no fue tomado en broma por el acusado; igualmente, que sin realizar ningún tipo de juicio de desvalor sobre la actitud de S., pero útil a los fines de especificar los alcances del vínculo, se basan en la declaración de Guzmán, que manifiesta que él también tenía relaciones con S. y luego le daba algo de dinero cuando ella se lo requería. Que para dichos jurados, si bien pudo existir una relación de tipo amorosa de parte del acusado R., en el plano sentimental, amatorio, esta no era pareja, no tenía contraprestación en igual sentido de parte de la víctima, no era recíproca; sosteniendo que las evidencias determinan que S. estaba ligada a R. por motivos de conveniencia económica. Que tal disparidad se ve reforzada en el efectivo trato que tenía S. con R., el cual distaba mucho de ser bueno, que ella lo insultaba, por ejemplo diciéndole “che, viejo pelotudo”, “che viejo te voy a gorrear” delante de terceros, con la clara intención de avergonzarlo. En conclusión, para los seis señores jurados populares referidos, no se deriva de las constancias de autos, que haya existido un sentimiento amoroso recíproco entre R. y S., siendo para esta última un vínculo conveniente en términos económicos. Consideraron acreditado sí la existencia de una relación en la que una de las partes –el acusado R.-, pretendía una relación de pareja, y, con convivencia; y la otra –la víctima-, en ningún caso mostró igual afecto por R.; solo sí, interés en llevar adelante una relación enmarcada en el amparo material -y específicamente económico-, lo cual sí le redituaba el encartado; pero nunca en lo sentimental. A punto tal, consideraron, que cuando conminó a este a que abandonara la vivienda que él cuidaba –de propiedad de la hermana de la víctima- dado que allí ella quería mudarse con sus hijos (tras romper con su pareja de apellido C.); fue tal decisión, muy ciertamente, el detonante que desencadenó el violento actuar de R., quien evidentemente no tenía en claro el sentir de la víctima hacia él; pretendiendo –muy por el contrario- no solo no abandonar esa vivienda, sino que en ella se instalara la víctima con sus hijos para todos juntos convivir; situación que –se reitera- abierta y expresamente fue en todo momento desechada por la joven. Reiteraron en su consideración que la propia madre de la occisa dejó en claro en el Plenario que de parte de su hija no había reciprocidad en cuanto a una real relación afectiva hacia el acusado. Consideraron que otros eran los intereses que la vinculaban a R., para nada enmarcados en el exigido vínculo sentimental de carácter amoroso. En suma, aun aplicándose la tesis amplia, que es la única que -como hemos visto- incluye la relación de novios/”amantes”, no habiéndose acreditado debidamente en nuestro caso, el sustrato objetivo que determina el plus del injusto, no puede verificarse la aludida agravante. VI. El hecho acreditado en el debate y la culpabilidad del acusado. Con los alcances del requisito estructural de la sentencia previsto por el art. 408 inc. 3º del C.P.P., considero que el hecho acreditado en el debate, no es otro que el fijado en la acusación originaria, conforme se lo trascribiera al inicio, al cual me remito brevitatis causa; dejando en claro por consiguiente, que no se ha podido verificar la certera existencia de lo agregado por los Fiscales en el debate, en cuanto a: con quien mantenía una relación de pareja. Que mantenía una relación sí, pero de pareja, no; conforme supra lo he abordado. “Relación” que, insisto, fue totalmente desechada por seis de los jurados populares, y por la duda por los dos restantes, al igual que los dos jueces técnicos. En cuanto a la culpabilidad del acusado R. cabe afirmar que al actuar sabía lo que hacía y hacía lo que quería, afirmación que reconoce fundamento en la dinámica del hecho, los dichos de los testigos que revelan actitudes del imputado solo compatibles con quien obra conscientemente, todo lo cual encuentra corroboración en la pericia psiquiátrica de fs. 471/472 y en las pericia psicológica de fs.664/666 de las que surge que el nombrado no padece insuficiencia o alteración morbosa de sus facultades mentales, o impedimento en la comprensión y dirección de sus acciones. Doy de esta forma respuesta a estos interrogantes propuestos. Así voto. A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA, EL SR. VOCAL DR. VICTOR MARIA VELEZ JUNTO A LOS JURADOS POPULARES, SRES. O.C.G., L.F.Z., M.G.C., M.T.M., E.R.C.B., V.H.S., L.J.S. Y S.S. DIJERON: Que estaban de acuerdo con las conclusiones arribadas por el Señor Vocal preopinante, motivo por el cual se expedían en los mismos términos. A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA, EL SR. VOCAL, DR. JUAN MANUEL UGARTE, DIJO: La calificación legal que corresponde asignar al hecho que el Tribunal tiene por acreditado es la de Homicidio Simple, en los términos del art. 79 del Código Penal, que reprime “al que matare a otro...”, delito por el que el acusado A.A.R. debe responder a título de autor (ibid, art. 45). Conforme lo considerado al tratar la primera cuestión corresponde, e excluir la figura agravada del art. 80 inc. 1° último supuesto del C.P., toda vez que entre el acusado R. y M.G.S., no medió una relación de pareja en el sentido requerido por la norma Dejo contestado este segundo interrogante propuesto. Así voto. A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA, LOS SRES. VOCALES, DRES. CARLOS RUIZ Y VICTOR MARÍA VELEZ, DIJERON: Que estaban de acuerdo con las conclusiones arribadas por el Señor Vocal preopinante, motivo por el cual se expedían en los mismos términos. A LA TERCERA CUESTION PLANTEADA, EL SR. VOCAL DR. JUAN MANUEL UGARTE, DIJO: A) Sanción a aplicar: Para evitar arbitrariedades en el campo de la individualización de la pena y resguardar no solo el interés social, sino también los derechos humanos del individuo, las leyes se han ocupado de establecer ciertas pautas objetivas y subjetivas a las que debe adecuarse el juzgador, porque puede ocurrir que las consideraciones teóricas queden al margen y sean reemplazadas por otras que dependan de consideraciones morales. El Código Penal Argentino ha optado por un sistema de penas elásticas, o relativamente indeterminadas, fijando un mínimo y un máximo (en nuestro caso de 8 a 25 años de prisión), permitiendo al Tribunal optar entre distintas penas. Conforme a los parámetros objetivos y subjetivos que ha establecido el legislador en los arts. 40 y 41 del C. Penal, habrá que tener en cuenta especialmente, para graduar la sanción en el subjudice, la naturaleza de las acciones: el empleo de violencia extrema ante la negativa de la víctima de asumir una convivencia con el encartado; el medio empleado para llevarla a cabo: ello obliga a puntualizar que en este caso utilizó un elemento contundente y duro con el que primero lesionó gravemente en la cabeza a la víctima –a punto tal fue el golpe que le propinó con el sifón de vidrio, que lo rompió; siendo que la experiencia común nos indica de lo grueso y consistente que son estos envases; preaba de lo cual, en cuanto a sus restos, deviene el Informe Técnico Fotográfico de fs. 73/105; quedando así totalmente indefensa al accionar del imputado, y no suficiente con ello, actuando de modo sobre seguro, es decir, sin riesgo alguno para su persona, oprimió su cuello con sus manos, hasta estrangularla completamente, produciéndole asfixia mecánica; la extensión del daño causado: la muerte de una joven madre, que venía padeciendo situaciones de maltrato no solo familiar con quien era su pareja hasta unos días antes de su muerte y con quien tenía un hijo próximo a entrar en la adolescencia, sino también social, por vivir en extrema pobreza, ganándose la vida con la explotación sexual de su cuerpo; muerte que a más, afecta a un núcleo familiar ampliado, en razón del vínculo existente entre uno de los hijos del acusado y una hermana de la víctima; la edad y la educación del imputado: se trata de una persona con estudios secundarios concluidos, capaz de apreciar el desvalor de su conducta, que no obstante actuó de una manera sumamente violenta, logrando vencer y anular la resistencia de la víctima sin exponerse; la conducta precedente: en este caso se trata de un hombre progenitor de cinco hijos, que se desempeñaba en la construcción generando sus ingresos para vivir, sin antecedentes penales computables, lo cual opera favorablemente; la calidad de los motivos que lo llevaron a delinquir: el desprecio por la vida humana y el no aceptar una decisión contraria a sus intereses; la actitud posterior al delito: consistente en tratar de modificar y/u ocultar los rastros provenientes de su accionar para deslindar responsabilidad y fugar hacia la provincia de Salta, lugar en el que fue aprehendido varios meses después de acontecido el hecho. Todo lo cual es suficientemente indicativo de un elevado tenor de peligrosidad en su persona. En mérito a estas consideraciones, dentro de la escala penal de que se trata –reitero, 8 a 25 años-, estimo justo imponer a A.A.R. la pena de veintidós años de prisión, más adicionales de ley y costas (arts. 9, 12, 29 inc. 3°, 40, 41 y ccs. del C. Penal, y 550 y 551 del C.P.P.). II. Honorarios: Atento a la labor desarrollada, importancia del asunto, condición social y económica del acusado, estimo justo fijar los honorarios profesionales de la Sra. Asesora Letrada en lo Penal, Dra. A.P., por la defensa técnica del acusado R., en la suma de pesos equivalentes a cuarenta (40) jus conforme lo establecido por los arts. 24, 36, 39, 89, y cc. Ley 9459, a cargo de su asistido y para el fondo especial del Poder Judicial, Ley 8002. A LA TERCERA CUESTION PLANTEADA, LOS SRES. VOCALES, DRES. CARLOS RUIZ Y VICTOR VELEZ, DIJERON: Que estaban de acuerdo con las conclusiones arribadas por el Señor Vocal preopinante, motivo por el cual se expedían en los mismos términos. Teniendo en cuenta las respuestas dadas a cada una de las cuestiones planteadas, el Tribunal y los miembros integrantes del Jurado, por unanimidad, RESUELVEN: I. Declarar a A.A.R., (a) “pichón”, ya filiado, autor penalmente responsable del delito de Homicidio Simple, en los términos previstos por los arts. 45 y 79 del C.P., en perjuicio de M.G.S., e imponerle para su tratamiento penitenciario la pena de veintidós años de prisión, con adicionales de ley y costas (arts. 9, 12, 29 inc. 3º, 40 y 41 del Cód. Penal, y 550 y 551 del C.P.P). II. Regular el honorario profesional de la Sra. Asesora Letrada en lo Penal, Dra. Ana Pagliano, por la defensa técnica del acusado A.A.R., en la suma de pesos equivalentes a cuarenta Jus (arts. 24, 36, 39, 89, ss. y cc de la Ley Provincial Nº 9.459, para el fondo especial del Poder Judicial, Ley Provincial Nº 8002). PROTOCOLÍCESE Y NOTIFÍQUESE.