“UN DESPERTAR A LA EDUCACION PARA EL DESARROLLO

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“UN DESPERTAR A LA EDUCACION PARA EL DESARROLLO HUMANO” 1
Juan Felipe Lozano, Carlos Romero y María Gabriela Villota2.
“La educación superior, sin perjuicio de los fines específicos de cada campo del
saber, despertará en los educandos un espíritu reflexivo, orientado al logro de la
autonomía personal, en un marco de libertad, de pensamiento y de pluralismo
ideológico que tenga en cuenta la universalidad de los saberes y la particularidad
de las formas culturales existentes en el país (…)” – Artículo 4, Ley 30 de 1992.
INTRODUCCIÓN:
La propuesta de reforma a la Ley de Educación Superior planteada por el
Gobierno del Presidente Santos y las protestas estudiantiles que se produjeron
con ocasión de ella, abrieron la puerta a un debate nacional en torno al estado de
la educación superior en Colombia. En el marco de la discusión hay una amplia
posición, a la cual adherimos, según la cual
el actual modelo educativo es
altamente deficiente debido a las grandes falencias en la cobertura y acceso y al
permanente deterioro en su calidad por diferentes razones como la baja
calificación niveles de los docentes, la falta de requisitos para creación de
instituciones universitarias, entre otros3. Por estas y otras razones, el sistema
requiere de cambios estructurales urgentes; sin embargo, subsisten interrogantes
respecto de qué tipo de cambios deben llevarse a cabo y sobre cómo enfrentar las
necesidades de desarrollo económico del país sin sacrificar las aspiraciones de
crecimiento y desarrollo individual, que pueda tener cada ciudadano que a su vez
puede aportar al desarrollo de la colectividad en un sistema que exige que la
educación responda a intereses económicos, suprimiendo y demeritando aquellas
1
Ponencia presentada para el Foro 3 “Alcance de la reforma de cara a las necesidades del país”.
Estudiantes de 9 y 10 semestre de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario.
3
“En Colombia de 290 instituciones de educación superior únicamente 19 tienen programas de doctorados,
además solamente el 2.7%de los profesores cuentan con tal nivel de estudio. En cuanto a cobertura,
Colombia presenta una de las tasas más bajas de América latina (15%)” Ver al respecto: JARAMILLO
SALAZAR, Hernán; RESTREPO ABONDANO, José Manuel. “Hacia una política de educación superior en
Colombia. 2001”. Pg. 2-3.
2
carreras y formas de conocimiento que no están directamente orientadas a la
producción; sobre la forma en la que se deberían solucionar los problemas de
cobertura sin arriesgar la calidad y, en últimas, sobre cómo lograr un modelo de
educación que se compadezca con las exigencias de un Estado Social de
Derecho.
Por lo anterior y como una forma de contribuir al debate desde la perspectiva de
los y las estudiantes4, en la presente ponencia expondremos algunas reflexiones
sobre la educación como derecho, planteando la necesidad de un modelo
educativo que contribuya al desarrollo humano y que beneficie el progreso de la
democracia en Colombia. En este orden de ideas, el presente escrito se dividirá en
cuatro partes: primero, se pretenderá mostrar por qué es necesario un nuevo
modelo de educación superior a partir de la exposición de una de las principales
deficiencias que agobian el modelo actual y que, como estudiantes, consideramos
que impiden el desarrollo integral de la persona; segundo, se propondrán algunos
lineamientos generales de un modelo de educación para el desarrollo humano,
desde un enfoque de la teoría de capacidades5, que faciliten la solución de
algunos de los problemas planteados; tercero, se hará énfasis en la importancia
que tiene la educación para la formación de ciudadanos aptos para la participación
democrática y se pretenderá demostrar que el modelo actual no satisface dicha
expectativa; finalmente, se enunciarán algunas conclusiones.
REFLEXIÓN:
4
Además de fomentar el debate en torno a cuál es el mejor modelo de educación superior, la iniciativa de
reforma a la ley 30 también acarreó la participación activa del estudiantado en la construcción de un modelo
educativo por los/las estudiantes y para los/las estudiantes.
5
“El enfoque de las capacidades surge en el contexto del desarrollo humano. Defiende que el desarrollo no
termina en el aumento de la producción económica nacional, y que por eso su estimación mediante la renta
disponible es insuficiente. El desarrollo tiene que ver, más bien, con las cosas que las personas pueden
realmente hacer o ser. Es éste el sentido en que una sociedad desarrollada es una sociedad más libre, y en el
que el desarrollo es el camino hacia una libertad mayor.” Ver: CEJUDO CÓRDOBA Rafael. “capacidades y
libertad: una aproximación a la teoría de Amartya Sen”. Revista internacional de sociología (ris) vol. Lxv, nº
47, mayo-agosto, 2007. Pág. 10
Los modelos educativos, según lo planteado por el reconocido profesor mexicano
Antonio Gago Huguet6, son representaciones de lo que debería ser el proceso de
enseñanza y aprendizaje, resultantes de la ejecución de un determinado método,
en los que se ven definidas la distribución ideal de funciones de todos los actores
involucrados en estos procesos. De lo anterior, se infiere que dicha distribución,
planeación y la escogencia misma de un determinado método de aprendizaje,
debe partir de ciertas bases filosóficas, éticas, pedagógicas y de consideraciones
en torno a lo que se quiere lograr con el estudiante en su aplicación, tanto en el
ámbito del individuo como en la sociedad.
Una de las consideraciones más importantes a tener en cuenta a la hora de
construir un modelo educativo es que actualmente la educación es un derecho
protegido en el ámbito nacional e internacional, en algunos casos como un
derecho de carácter fundamental, especialmente a partir de la entrada en vigencia
de la Constitución de 1991 y del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales. Esto tiene consecuencias en el ámbito de lo jurídico, toda
vez que así se obliga al Estado y a la sociedad a garantizar el acceso, la cobertura
y la calidad de la educación, de forma progresiva 7. Sin embargo, en la actual
economía de mercado en la que el trabajo es un insumo trascendental, la
educación – además - tiene un papel preponderante en el desarrollo económico
pues permite la creación de fuerza de trabajo calificada que sirva para impulsar la
economía. Además, es indispensable tener en cuenta que en Colombia aparte de
los derechos fundamentales expresamente consagrados en la constitución cuya
positivización es meramente ilustrativa, se incluyen también los que la
jurisprudencia de la corte constitucional considere que tienen esta calidad por
medio de la interpretación armónica de la carta. El derecho a la educación es
6
GAGO HUGUET, Antonio. “La evaluación educativa”. Secretaría de Educación Pública, México, 2002.
Así lo sostiene el artículo 13 del Pacto de Derechos Económicos Sociales y Culturales, reproducido por el
artículo 13 del Protocolo de San Salvador de la OEA que obligan a aplicar el principio de progresividad en lo
que atañe a la educación. A pesar de estas obligaciones internacionales, varios estudios han establecido que
“el esfuerzo normativo reciente [en Colombia] ha sido insuficiente y hasta puede haber contribuido al deterioro
de la calidad, a la atomización institucional, a la debilidad de la supervisión y a la regresividad e ineficiencia de
los subsidios en este sector” [cursiva fuera del original] (AYALA ORAMAS, Ulpiano (autor principal); SOTO,
Carolina; QUIROS, María del pilar. La regulación de la educación superior en Colombia: una propuesta a la
reforma. p.126. FEDESARROLLO, Bogotá, Noviembre de 1998). Igualmente, cabe resaltar que el artículo 67
de la Constitución colombiana contempla el derecho a la educación de los ciudadanos dentro del territorio
nacional.
7
considerado como un derecho fundamental para los menores de edad, y cuando
por conexidad, se vulnera algún derecho fundamental.8
Por su parte, bajo la premisa de que el modelo de desarrollo extractivista que da
prevalencia al aspecto económico, produce riqueza9, los Estados buscan potenciar
aquellos aspectos de la sociedad que fomentan ese tipo de desarrollo pero, en
ocasiones, este favorecimiento por un modelo de desarrollo que privilegia
solamente
el
crecimiento
económico
puede
producir
ciertos
efectos
problemáticos10. Esto sucede con el derecho a la educación: la importancia que
tiene la educación para la economía puede llevar a que aquella se ponga al
servicio de la producción de riqueza, desconociendo su carácter de derecho
humano al servicio del desarrollo de las personas11.
Reconocidos pensadores como Estanislao Zuleta y, más recientemente, la
profesora Martha Nussbaum, han dado cuenta de este fenómeno. En efecto,
parece ser que la educación tal y como está concebida actualmente, privilegia la
transmisión de información altamente especializada con el objeto de hacer de los
individuos sujetos aptos para formar parte de las fuerzas de trabajo necesarias
para el desarrollo económico de los Estados. En palabras de Zuleta, se impone la
visión de la “educación como entrenamiento”, pues “la producción de una fuerza
de trabajo calificada en la lógica de producción de mercancías, mínimo de tiempo,
mínimo de costos, máximo de utilidades [requiere acelerar] (…) la información, el
entrenamiento, los conocimientos requeridos por un mercado de trabajo, en el cual
8
Véase Corte constitucional de Colombia, sentencia T- 002 de 1992. Magistrado ponente: Alejandro Martínez
Caballero.
9
Por supuesto, para que esta premisa sea completamente cierta, son necesarias políticas de redistribución de
riqueza aún bajo el modelo de desarrollo económico actual. Al respecto, véase UPRIMMY, Rodrigo “La
Pobreza del crecimiento”, columna de opinión Revista SEMANA.COM, 2008.
10
Isabel Licha sostiene que la “brecha [social] puede aumentarse si persisten políticas económicas y
financieras que condicionen los lineamientos de la política educativa”. Citada en LONDOÑO, Beatriz;
SIERRA, Jimena; FIGUEREDO, Gerardo. “Impacto de la Investigación Académica en el Desarrollo Social”
Pág. 71. Artículo publicado en “Diez años de investigación jurídica y socio jurídica en Colombia: balances
desde la red socio jurídica. Tomo 1.2010.
11
La importancia que tiene el derecho a la educación para el desarrollo de la persona y su prevalencia sobre
la visión economicista ha sido reconocida en la jurisprudencia nacional. Así, la Corte Constitucional de
Colombia, en Sentencia C- 220 de 1997 reconoce que “La misión de la universidad es contribuir a la
realización y consolidación de la cultura que subyace e identifica la sociedad en la que ella funciona (…)
transmitiendo saberes específicos que promueven la realización de los individuos en sus múltiples
dimensiones, impactando, paralelamente, el desarrollo y evolución de la sociedad”.
la división de trabajo es cada vez más especializada y más restringido el campo
en el que efectivamente la fuerza de trabajo se va a desenvolver” 12.Lo anterior trae
como consecuencia que las personas tengan una visión restringida y que su
educación no conlleve una formación integral, debido a que esta hace énfasis en
la transmisión de una serie de datos necesarios para el desempeño laboral, pero
deja de lado ciertos saberes que no necesariamente tienen, (en palabras de
Nussbaum), “fines de lucro”13, pero que sí son esenciales para la creación de
sentimientos de empatía y solidaridad con nuestros semejantes o para el ejercicio
de la democracia; así por ejemplo, el arte, la filosofía, la historia, la economía, la
política, la literatura, entre otras.
Se hace entonces tangible el que puede ser el mayor problema del actual modelo
educativo: la alta especialización y la enorme importancia que tiene el desarrollo
económico producen individuos llenos de información pero con poca creatividad14,
por cuanto resulta más eficiente - económicamente hablando - que una persona
reciba los datos necesarios para producir riqueza en el menor tiempo y con los
menores costos posibles. Un sistema así desconoce la idea de la educación como
derecho humano al servicio del desarrollo del individuo como ser social, pues no
otorga a las personas las herramientas necesarias para desenvolverse en la
sociedad o en su comunidad política, ni para relacionarse con otros o potenciar
habilidades en otros campos que no sean el de su actividad económica. En un
país como Colombia, donde la realización de los derechos humanos es de difícil
consecución, el modelo educativo que se adopte resultará de suma importancia
12
ZULETA, Estanislao. “Educación y Democracia”. Hombre Nuevo Editores, Fundación Estanislao Zuleta.
Medellín, Colombia, 2008. P. 64
13
NUSSBAUM, Martha. “Sin fines de lucro: Por qué la democracia necesita de las humanidades”. Ed. Katz,
Buenos Aires, 2010. Pp. 19 y ss.
14
.Un fenómeno interesante que se da con ocasión de la relación educación – mercado es la alta
profesionalización y especialización en una determinada área del saber, con menosprecio de otras, en
especial, las de índole humanista. Diversos factores confluyen para esto: por una parte, está la resistencia de
las personas de aprender cosas distintas a los contenidos propios de su carrera, por miedo a perder
competitividad en el mercado laboral por la errónea creencia de que si se aprenden saberes diversos, se
están dejando de adquirir conocimientos específicos en la carrera de su elección. Por otra parte, las
Instituciones Educativas temen ser menos atractivas en el mercado si ofrecen contenidos que no están
específicamente dirigidos a los distintos programas con lo cual, supuestamente, los egresados tendrían una
desventaja en el mercado laboral en relación con los de otras Instituciones que sí privilegien los contenidos
específicos. Para mayor ilustración en este tema, Al respecto, véase ORDOÑEZ, LEONARDO. “Universidad,
humanismo y educación de masas” En Revista Pedagogía y Saberes, No. 23, II semestre de 2005, pp. 65 –
75, Universidad Pedagógica, quien llama a este fenómeno “mito de la utilidad”.
para perfilar el camino que seguirán las generaciones futuras, por lo que si se
insiste en una “educación para producir” en lugar de una educación para formar
ciudadanos íntegros, será cada vez más difícil lograr “la educación de las nuevas
generaciones en el respeto y el reconocimiento mutuo de los derechos de todos”15.
De allí la importancia de pensar en un nuevo modelo que ponga énfasis en las
personas antes que en las ganancias.
Una educación para el desarrollo humano
El modelo que privilegia la visión de la educación como derecho humano (y, por
ende, para el desarrollo pleno de la persona) y que resulta más armónico con el
modelo del Estado Social de Derecho y las exigencias de la democracia
deliberativa será uno que tenga por objeto el desarrollo de las capacidades16 de
las personas, no en términos de crecimiento económico sino con miras al
desarrollo humano17, en el marco de la llamada “economía de capacidades”, como
lo propone Amartya Sen. A continuación, se harán algunas reflexiones sobre un
modelo educativo fundado desde esta perspectiva.
En un modelo educativo para el desarrollo humano se buscaría, ante todo,
garantizar capacidades para los individuos bajo la consideración de que una vez
se alcanzan éstas, es posible asegurar una sociedad más justa, debido a que si
desde el inicio, las políticas (educativas y sociales) se concentran en lo que las
15
ARANGO, RODOLFO. Derechos, constitucionalismo y democracia. Ed. Universidad Externado de
Colombia, Bogotá, 2010. Págs. 23 – 24.
16
“Las capacidades como los derechos humanos, brindan un conjunto humana y moralmente rico de objetivos
para el desarrollo (…) las capacidades tienen una estrecha relación con los derechos humanos, tal como son
entendidos en las discusiones internacionales contemporáneas” En NUSSBAUM, MARTHA. Capacidades
como titulaciones fundamentales: Sen y la justicia social Pág. 22. Ed. Universidad Externado de Colombia,
Centro de Filosofía y Derecho, Bogotá, 2005.
17
Para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el Desarrollo Humano es “un proceso
de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos y que se traduce en la libertad general
que deberían tener los individuos para vivir como les gustaría. Utilizando dicha terminología, el Desarrollo
Humano es un proceso mediante el cual se busca la ampliación de las oportunidades para las personas,
aumentando
sus
derechos
y
sus
capacidades.”
(En
PNUD
–
Perú,
http://www.pnud.org.pe/frmCoceptoDH.aspx, consultado el 6 de febrero de 2012). Así, “[e]n el núcleo del
concepto de desarrollo humano se encuentran las personas y sus oportunidades, no la riqueza que poseen, el
ingreso
que
devengan,
o
las
mercancías
y
servicios
que
consumen”
(En
http://www.undp.org.mx/spip.php?page=area&id_rubrique=5/, consultado el 6 de febrero de 2012). Por su
parte, la profesora Isabel Licha define el desarrollo humano como “el proceso mediante el cual una sociedad
genera capacidades, oportunidades e instrumentos para crear mejoras sostenibles y continuas en el bienestar
social en sentido amplio”, citada en LONDOÑO, Beatriz; SIERRA, Jimena; FIGUEREDO, Gerardo. “Impacto
de la Investigación Académica en el Desarrollo Social”, Pág. 66.
personas pueden ser o hacer, se podrán enfrentar de mejor manera las
desigualdades de la sociedad18. Bajo este entendido, la educación deberá buscar
la formación de ciudadanos y, para esto, será indispensable hacer énfasis en el
conocimiento humanístico, ya que es a partir de él que se pueden construir
sentimientos moralmente idóneos para el actuar empático y solidario dado que es
con las artes y otras áreas humanísticas que las personas pueden desarrollar sus
capacidades para el diálogo y la deliberación, así como una comprensión de la
diversidad y las historias personales de otros seres humanos19. Lo anterior implica
deshacerse de aquello que el profesor Leonardo Ordóñez ha llamado el “mito de la
espiritualidad”, “que supone la concepción según la cual el humanismo gira en
torno a las humanidades y carece de vínculos con las ciencias formales, las
ciencias naturales y la tecnología”20.
Por otra parte, es indispensable que la educación tenga un fuerte elemento de
interdisciplinariedad que permita el diálogo de saberes y faculte a los estudiantes
para analizar diversos hechos y fenómenos desde distintas perspectivas,
enriqueciendo el debate en torno a los temas de su interés. Las asignaturas de
otras áreas no deben ser tomadas como “electivas” u “optativas” sino que deben
hacer parte integral del plan de estudios, articulándose con aquellas que son
indispensables para la carrera elegida. Asimismo, las áreas de investigación
deben comprender las humanidades, las artes y las ciencias sociales, y no sólo
aquellas relacionadas con las actividades económicas impulsadas actualmente21.
Una educación para el desarrollo humano requiere, necesariamente, que
el
derecho a la educación se garantice sin ninguna tipo de discriminación por
18
Cfr. NUSSBAUM, Martha. Ibíd.
Por ejemplo, el papel de la literatura en el ámbito de lo público ha sido ampliamente trabajado por autores
como Nussbaum o Rorty. Así, en palabras de la primera, “las obras literarias invitan a los lectores a ponerse
en el lugar de personas muy diversas y adquirir sus experiencias (…) En consecuencia, activan las
emociones y la imaginación del lector (…)”, en, NUSSBAUM, MARTHA. “Justicia Poética” . Ed. Beacon Press,
EE.UU. 1996 Pág.26. De acuerdo con lo anterior, podría decirse entonces que la literatura permite el ejercicio
de la crítica y la comparación por parte del lector lo que favorece el desarrollo de la democracia pero, a la
vez, se requiere que ese lector tenga la preparación necesaria para realizar ese tipo de ejercicio.
20
ORDOÑEZ, Leonardo. Op. Cit. Pág. 5.
21
Como ejemplo de esto, las becas de doctorado ofrecidas por Colciencias periodo 2011-2012, han tendido a
restringir dentro de las aéreas estratégicas, en cuyo marco deben presentarse los proyectos doctorales, lo
relacionado con las Ciencias Sociales, las Humanidades y las Artes, de esta manera se ve una clara
tendencia a privilegiar, fortalecer y crear aéreas estratégicas que corresponden abiertamente a las actividades
económicas que se están impulsando actualmente en Colombia como la minería.
19
razones de tipo social, cultural, económico, etc.; esto quiere decir que la población
estudiantil debe ser diversa en términos económicos, políticos, culturales,
sexuales y sociales. La formación así entendida es, entonces, una gran
herramienta contra la discriminación por cuanto pone a las personas en contacto
con otros individuos que no tienen sus mismas opiniones, con lo cual se ven en un
medio que obliga a debatir en un foro abierto22.
Tampoco puede hablarse de una educación formativa y que dé lugar al desarrollo
de las capacidades si se mantiene una noción tradicional de la relación profesor –
alumno; es decir, una relación lineal en el que el profesor es el sujeto activo y el
estudiante es el objeto del discurso docente, sin tener un carácter activo o, en
otras palabras, sin ser sujeto de la enseñanza23.
Como dice Nussbaum, (haciendo eco del filósofo John Dewey), “[l]as escuelas son
tratadas como espacios para escuchar y absorber, pero nunca se prioriza el
análisis, la indagación y la resolución de problemas”24. Así las cosas, el maestro
debe ser alguien dispuesto a propiciar la discusión y fomentar la habilidad de sus
estudiantes para solucionar dificultades e indagar por el origen y consecuencias
de las mismas, a la vez que debe proporcionar una visión de conjunto sobre los
diversos temas. Por supuesto, para esto se requiere que el profesor tenga una
amplia formación y vocación pedagógica, a la vez que un verdadero compromiso
con la educación para el desarrollo humano, dado que es importante que los
profesores tengan un buen conocimiento del modelo educativo con miras a la
elaboración de planes de estudio que no sólo obtengan mejores resultados sino
que causen un mayor impacto en la sociedad.
22
La implementación de un modelo educativo como éste exige un esfuerzo presupuestal importante por parte
del Estado y las mismas Instituciones Educativas para incluir en sus planteles estudiantes de todas las clases
sociales. Sin embargo, en Este trabajo no se tratará a profundidad el tema de la financiación por cuanto se
desbordarían los objetivos propuestos para el mismo.
23
A esto debe agregársele la falta de capacitación de los profesores y las pocas exigencias que a este
respecto hacen varias instituciones de educación superior, así como la falta de aptitudes pedagógicas que
faciliten la formación del estudiante: “mientras que en Colombia es docente todo aquel que enseña, en los
demás países las categorías dan cuenta exacta de los méritos y de la trayectoria del profesor y el carácter
pleno de ese título sólo se le concede al <<titular>>”. JARAMILLO Hernán; CUESTAS Mauricio. Educación
Superior en Colombia. Documento elaborado para el Ministro de Hacienda Foro del Seminario sobre
Educación Superior. Bogotá, Septiembre de 1999. Pág. 7).
24
NUSSBAUM, Martha. “Sin fines de lucro: Por qué la democracia necesita de las humanidades”, Ed. Katz,
Buenos Aires, 2010. Pág. 96
Si un modelo educativo adopta - entre otros - los anteriores lineamientos, se
estarían dando importantes pasos hacia la consolidación de una educación como
derecho que permita el desarrollo de las personas y, especialmente, de sus
capacidades en muchos ámbitos, incluyendo el económico, dándose cumplimiento
a las obligaciones internacionales del Estado colombiano y a los mandatos
constitucionales25; a la vez, se estaría fortaleciendo un ámbito de especial
importancia por la incidencia que tiene en la sociedad y el Estado: nos referimos,
por supuesto, a los efectos que una educación para el desarrollo humano puede
tener para el desarrollo y la consolidación de la democracia en un país como
Colombia.
Educación: una respuesta para la democracia.
La Constitución Colombiana en su preámbulo indica expresamente el carácter
democrático y participativo del Estado colombiano con el objeto de “garantizar un
orden político y social justo”.
Igualmente, en el artículo 41 se ordena “[fomentar] prácticas democráticas para el
aprendizaje de los principios y valores de la participación ciudadana”. Este
mandato se ratifica y se complementa con el artículo 67, que indica que “la
educación es un derecho (…) [que] formará al colombiano en el respeto a los
derechos humanos, a la paz y a la democracia”.
La democracia es, entonces, un elemento fundamental en la concepción
colombiana del Estado. Debe decirse, además, que la democracia colombiana
tiene el carácter de participativa lo que implica el ejercicio de una ciudadanía
activa por parte de las personas. Si se tienen en cuenta algunos de los aportes
más recientes de la teoría política26, una democracia de este estilo debería ser,
deliberativa; es decir, un escenario en el cual las personas pueden intercambiar
opiniones fundadas sobre los diversos temas de interés público. La democracia
deliberativa implica el control de las instituciones por parte de las personas y el
25
Ver nota 3
La teoría de la democracia deliberativa ha sido tratada por autores de la talla de Jürgen Habermas, John
Rawls, Iris Marion Young y, por supuesto, Martha Nussbaum y Amartya Sen.
26
involucramiento en las políticas, pero para ello es indispensable que todos los
individuos adquieran el pleno carácter de ciudadanos y para esto es trascendental
que estén incluidos en el debate público a través de sus conocimientos y aportes y
sin que sean discriminados por motivos de sexo, raza o religión. La educación
entonces juega un papel de gran importancia por cuanto debe formar a los nuevos
ciudadanos y capacitarlos para la deliberación y la participación democrática. En
palabras de Gilberto Guevara Niebla “La formación ciudadana implica el fomento
de una cultura política que estimule la participación cívica y civilizada, así como el
respeto a los derechos humanos, a las diferencias culturales y a las minorías,
tanto en el ámbito público como privado, en un marco de justicia y libertad. Para
ello, es tarea esencial de la educación, ya sea formal o informal, proveer a la
población tanto del conocimiento de los principios que dan forma a la democracia,
sus valores, su evolución histórica, como de habilidades y destrezas que estimulen
su disposición a participar y a involucrarse en los asuntos públicos”27.
Lo anterior se justifica por cuanto los valores de la democracia parecen ser de
carácter social y cultural. En efecto, no es propio de la naturaleza humana nacer
dispuestos a poner en constante examen nuestras creencias y opiniones en foros
públicos, y tampoco llegamos al mundo con intenciones innatas de concertar con
otros y tomar decisiones socialmente relevantes teniendo en cuenta las posiciones
de los demás. Esto ha llevado a que autores como Zuleta, califiquen a la
democracia como “frágil”28, porque las bases de este sistema político requieren de
un proceso educativo para que sean interiorizadas por los individuos. Sin
embargo, cabe aclarar que esta interiorización no debe ser, de ningún modo, un
proceso de adoctrinamiento que tenga como propósito la creación de una especie
de “religión de la democracia” o de “dictadura de la democracia”; por el contrario,
si la idea anterior pretende ser coherente con un modelo de educación para el
desarrollo humano, la educación en valores democráticos deberá preocuparse por
generar espacios de duda y cuestionamiento de la democracia misma ya sea para
su mejoramiento o incluso para plantear un nuevo sistema político.
27
GUEVARA Niebla, Gilberto. “Democracia y Educación” en “Cuadernos de divulgación de la cultura
democrática”. Instituto Federal Electoral, México, No. 16.
28
ZULETA, Estanislao. Op. Cit. Pág. 78 y ss.
La educación, entonces, es la llave que abre la puerta a la participación
democrática por parte de las personas por cuanto otorga las herramientas
necesarias para participar en las discusiones públicas, permitiendo su inclusión.
En una democracia deliberativa en la que los argumentos tienen un peso
importante, aquellos ciudadanos que logren crear razones fundadas tendrán
mayores posibilidades de que ser escuchados y de persuadir. Además, una
ciudadanía educada no es pasiva y por tanto no es fácilmente manipulable por las
maniobras de terceros o por gobernantes inescrupulosos, capaz de realizar control
social y político en aras de lograr una mejor calidad de vida.
CONCLUSIONES
Así las cosas, de lo dicho anteriormente pueden obtenerse las siguientes
conclusiones: la educación es fundamental en una sociedad por su influencia en
todos los ámbitos del desarrollo de la persona; es decir, no sólo en el aspecto
económico sino también en los ámbitos político, social y cultural. Esto implica que
la educación del individuo no sólo repercutirá en su desarrollo personal sino que
de esto dependerá el destino de la sociedad. Por ello, es trascendental el modelo
de educación que se escoja en Colombia. Un modelo tradicional como el actual,
implementado con el objetivo de potenciar el desarrollo económico por encima de
otras consideraciones puede ser nocivo para los individuos y la comunidad en
general pues, como se ha mostrado a lo largo de este trabajo, se está ignorando la
necesidad de formar en los ciudadanos las capacidades indispensables para su
participación en una democracia pluralista y respetuosa de los derechos humanos.
La excesiva atención en el desempeño económico ha impedido observar que una
sociedad como la colombiana, en medio del conflicto y de graves problemas
sociales, requiere de personas dispuestas a crear conocimiento, a preguntarse por
las causas y las consecuencias de sus actos y de las implicaciones de estos y con
una conciencia de los impactos sociales de los mismos. Para lograr esto es
necesario dotar a los estudiantes de conocimientos en áreas, que promuevan
valores democráticos lo que llevará a una ciudadanía activa y no pasiva, que
confronte y proponga y no simplemente que acepte imposiciones de poderes
estatales y particulares. En palabras del profesor Leopoldo Múnera, “no se puede
abandonar el propósito de aportarles y ayudarles a construir a los estudiantes,
docentes e investigadores los elementos para reflexionar críticamente sobre
nuestros problemas, necesidades, retos, potencialidades o fortalezas como
comunidad y como colectividad”29. De la misma manera en palabras de Licha, a
través de procesos democráticos la educación debería contribuir cada vez más al
desarrollo social y por ende al desarrollo de políticas públicas que respondan a las
necesidades de la sociedad.30
Si el modelo actual resulta insuficiente para responder a todas las complejidades
de la Colombia de hoy por las presiones del mercado que obligan únicamente a la
transmisión de conocimiento por encima de la formación integral, para cumplir el
fin económico de generar trabajadores altamente especializados pero con pobres
conocimientos en otras áreas de gran importancia para un Estado Social de
Derecho como el nuestro, se hace necesario entonces plantear un modelo alterno,
que dé cuenta de la educación como derecho al servicio del desarrollo de la
persona y no exclusivamente del mercado.
El modelo alternativo que se propone en el presente trabajo es uno fundado en las
tesis derivadas de la teoría de las capacidades y del desarrollo humano, que
considera que “no podríamos garantizar que una sociedad es justa a menos que
las capacidades [de las personas] hayan sido alcanzadas efectivamente”31. En
éste modelo la educación es vista como un proceso discursivo en el cual el
estudiante tiene un papel activo, teniendo en cuenta todo aquello que las personas
podrían ser o hacer y no sólo aquello que resulta económicamente relevante. El
29
Palabras del Profesor Múnera dichas en una audiencia ante el Senado de la República el 3 de abril de
2008, citado en, LONDOÑO, Beatriz; SIERRA, Jimena; FIGUEREDO, Gerardo. “Impacto de la Investigación
Académica en el Desarrollo Social”. Pág. 64.Artículo publicado en “Diez años de investigación jurídica y socio
jurídica en Colombia: balances desde la red socio jurídica. Tomo 1.2010.
30
LICHA Isabel. LONDOÑO, Beatriz; SIERRA, Jimena; FIGUEREDO, Gerardo. “Impacto de la Investigación
Académica en el Desarrollo Social Pág. 72.”. Artículo publicado en “Diez años de investigación jurídica y socio
jurídica en Colombia: balances desde la red socio jurídica. Tomo 1.2010.
31
NUSSBAUM, Martha. “Capacidades como titulaciones fundamentales. Sen y la justicia social”, Pág.25
Universidad Externado de Colombia, Centro de Filosofía y Derecho, Bogotá, 2005.
desarrollo de las capacidades hará de las personas seres conscientes de su
relevancia social, pero a la vez creará en ellos la conciencia de ser capaces y
necesitados, viendo en el otro un apoyo antes que un competidor, evitando así
comportamientos discriminatorios y violentos, impidiendo la perpetuación de
desigualdades sociales.
Como puede verse, implementar un modelo alternativo de educación enfocado en
la formación en capacidades y conciencia social exige replantear otros ámbitos
sociales y estatales. Por ejemplo, implica un esfuerzo presupuestal importante por
parte del Estado, pero puede llegar, incluso, a llevar a la sociedad a plantearse
preguntas en torno al modelo económico establecido, buscando uno que privilegie
las capacidades de las personas en pos del desarrollo humano y que lleve, incluso
a replantear los mecanismos de medición de ese desarrollo; sin embargo,
consideramos que a pesar de las dificultades, la sociedad colombiana tiene el
deber de plantearse seriamente estas cuestiones y aprovechar el momento de
unidad estudiantil que se creó con ocasión de la Reforma a la educación
planteada por el Gobierno Nacional, inclusive extendiendo el debate al ámbito de
la educación primaria y secundaria.
Finalmente, vale la pena resaltar que independientemente de si se decida o no
adoptar un modelo como el descrito en estas páginas, sí es necesario que el
debate se concentre primero en las bases mismas del modelo educativo, en lugar
de buscar soluciones puntuales a problemas específicos dentro del modelo actual,
que no generarán un cambio de fondo.
BIBLOGRAFIA
1. AYALA, Ulpiano (autor principal); SOTO, Carolina; QUIROS, María del pilar.
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