¡Cuando desperté el dinosaurio tenía plumas y volaba! - UAM-I

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<Cuando despert¶e el dinosaurio ten¶³a plumas y volaba!
Fco. Javier Olvera Ram¶³rez, Irma E. Lira-Galera y Carolina Mudespacher Ziehl
Departamento de Biolog¶³a. D. C. B. S., UAM-I
e-mail:[email protected]; [email protected]; [email protected]
Recibido: 19 de noviembre de 2002.
Aceptado: 24 de enero de 2003.
Introducci¶
on
Hist¶
oricamente se ha considerado que los dinosaurios se extinguieron durante el per¶³odo Cret¶acico, en
un evento de extinci¶on en masa (Raup, 1991). Sin
embargo, con base en los hallazgos recientes en diferentes localidades del mundo la historia de la evoluci¶
on de los dinosaurios ha cambiado.
La historia de los dinosaurios empieza en la era Mesozoica la cual se divide en tres per¶³odos: el Tri¶
asico, el Jur¶
asico y el Cret¶acico. El per¶³odo Tri¶asico es
el m¶
as antiguo de los tres. Se inici¶o hace 245 millones de a~
nos y ¯naliz¶o hace 213. En lo tard¶³o de este per¶³odo aparecieron los primeros dinosaurios hace 228 millones de a~
nos. El paisaje era principalmente ¶
arido y caluroso, sin embargo, en las regiones
cercanas a cuerpos de agua hab¶³a vegetaci¶on abundante y variada, que inclu¶³a con¶³feras, ginkgos, helechos y c¶³cadas. El panorama biogeogr¶a¯co estaba
entonces representado por el supercontinente Pangea (Brochu, et al. 2002.) (Fig. 1).
Figura 1. El supercontinente Pangea.
El Cret¶
acico comenz¶
o hace 114 millones de a~
nos y
dur¶
o 80, formando el puente entre el Mesozoico y
el Cenozoico o \Era de los Mam¶³feros". Los dinosaurios herb¶³voros eliminaron de con¶³feras y c¶³cadas grandes extensiones, creando espacios que permitieron el surgimiento de las plantas con °ores
(angiospermas).
Durante el Jur¶
asico (Fig. 2) desde hace 208 hasta hace 144 millones de a~
nos, el paisaje cambi¶o y produjo una mayor diversidad de formas terrestres, tanto en la °ora como en la fauna. Este per¶³odo fue mucho menos ¶
arido que el Tri¶asico, gracias a un ambiente uniforme, m¶as c¶alido y h¶
umedo, aunque, ligeramente m¶
as fr¶³o que el anterior. Se registr¶o un crecimiento expansivo de los bosques y los grupos de
plantas que estaban presentes en el Tri¶asico se diversi¯caron gradualmente (Brochu, et al. 2002.).
Simult¶
aneamente, la activa deriva continental y la
divisi¶
on de los continentes trajeron como consecuencia una gran diversi¯caci¶
on de especies, increment¶
andose el n¶
umero de localidades de dinosaurios
en el Cret¶
acico.
La imagen de la Tierra era la de una Pangea dividi¶endose lentamente para formar los super continentes: Laurasia (en el norte) y Gondwana en el
sur (Fig. 3) al que pertenecen los lugares con el ma¶
yor n¶
umero de hallazgos de dinosaurios. Esta
fue la
era en la que alcanzaron gran diversi¯caci¶on los dinosarios herb¶³voros, como los saur¶opodos gigantes
y los ornit¶
opodos, y en algunos lugares los ter¶
opodos que los depredaban (Brochu, et al. 2002).
Durante el Cret¶
acico, evolucionaron m¶
as especies de
dinosaurios que durante el Tri¶
asico y Jur¶
asico juntos. As¶³, durante 150 millones de a~
nos de la era Mesozoica, los dinosaurios fueron los animales terrestres dominantes sobre la Tierra, en los cuerpos de
agua y en el aire.
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<Cuando despert¶e. . . Fco. Javier Olvera, Irma E. Lira-Galera y Carolina Mudespacher.
Figura 2. Las placas continentales durante el Jur¶
asico.
Los dinosaurios pueden dividirse en dos grandes grupos: los saurisquios y los ornitisquios. Entre los primeros se incluyen los ter¶opodos (v¶ease cladograma,
¯gura 14) del Tri¶asico superior, ¶estos son los u
¶nicos
sobrevivientes de la extinci¶on en masa del ¯nal del
Cret¶
acico.
>Por qu¶
e son importantes los ter¶
opodos en la
evoluci¶
on de los dinosaurios?
Porque a partir de Dinosauria, que es el tronco fundamental, los ter¶opodos son el siguiente estadio en
la larga historia de eventos que lleva hasta los dinosaurios voladores.
Entre los dinosaurios, los Saurisquios (de cintura
p¶elvica trirradiada), evolucionaron en dos l¶³neas diferentes. Un grupo en el que se conserv¶o la mayor¶³a
de los rasgos generales y se trasform¶o en cuadr¶
upedos gigantescos o saur¶opodos, como el Diplodocus
(Fig. 4). El otro grupo, al llegar al Tri¶asico, adquiri¶
o dos caracteres nuevos: los huesos largos de las
extremidades se ahuecaron y se hicieron m¶
as ligeros con lo que se logr¶o una estructura tubular y
el pie qued¶o con tres dedos funcionales. Estas novedades evolutivas o apomor¯as justi¯can la constituci¶
on del \clado" (rama de un grupo que tiene el mismo ancestro en su origen) de los ter¶
opodos (Thero = bestia, podo = pata, pata de bestia). Este grupo incluye tanto al Tirannosaurus rex,
(Fig. 5) como a los de talla peque~
na, emplumados
con la cola acortada y especializados en el vuelo, cuyos descendientes son las aves seg¶
un los u
¶ltimos ha-
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Figura 3. Separaci¶
on de los continentes en el Cret¶
acico.
llazgos. As¶³, las aves son dinosaurios ter¶
opodos de
peque~
no tama~
no.
El inicio de la historia de las aves se remonta al
Tri¶
asico superior hace 195 millones de a~
nos con los
ter¶
opodos, peque~
nos carn¶³voros b¶³pedos, como Coelophysis, descubierto en 1881 y cuya descripci¶on se
complet¶
o en 1947 (Fig. 6) y Segisaurus, cuyo tarso se alarga considerablemente y la tibia sobrepasa en longitud al f¶emur, signos de una mayor aptitud para la carrera. Todas estas modi¯caciones de
los miembros posteriores los llev¶
o a desarrollar grandes velocidades y les permiti¶
o dar grandes saltos.
Todos los ter¶
opodos ten¶³an cabezas grandes con
dientes aserrados y ¯losos, piernas largas y delgadas y posici¶
on b¶³peda, lo que los hac¶³a m¶
as veloces que el resto de los animales. Adem¶
as, presentaron todos los tama~
nos y temperamentos. En cuanto a su h¶
abito alimenticio, las estrategias como rastrear, atacar y comer, corresponden al de los carn¶³voros estrictos.
Posteriormente, surgieron en algunos ter¶
opodos nuevas apomor¯as: 1. La mano como el pie tambi¶en se
redujo a tres dedos. 2. Las clav¶³culas se soldaron, originando un hueso u
¶nico en forma de horquilla, el
cual, evolucion¶
o en las aves hasta la forma de espuela, (la f¶
urcula o hueso de los deseos). 3. La mitad posterior de la cola se hizo r¶³gida mediante las zigoapo¯sis (proyecciones anteriores y posteriores derivadas del arco neural que funcionan como broches). Estos nuevos caracteres permiten de¯nir el \clado" de
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Figura 6. Coelophysis (Brochu, et al. 2002).
los Tetanurae (v¶ease cladograma, ¯gura 14), carn¶³voros generalmente de gran tama~
no como los Allosaurus (Fig. 7) del Jur¶
asico superior, que caminaban sobre los dedos 2, 3 y 4. El primero era d¶ebil y sin funci¶
on evidente en la locomoci¶
on, por presentar una
posici¶
on muy elevada (en las aves modernas esta condici¶
on las habilit¶
o para la percha) y el quinto estaba
atro¯ado.
Figura 4. Diplodocus (Brochu, et al. 2002).
El clado de los ter¶
opodos Tetanurae agrup¶
o dinosaurios carn¶³voros de diversas tallas que iban desde la de un pollo hasta la del feroz y enorme Tyrannosaurus rex.
En 1993 Holtz, propone que los grandes carn¶³voros
b¶³pedos parecidos a los Allosaurus y Tyrannosaurus, evolucionaron de manera independientemente
varias veces y en distintos linajes de ter¶
opodos (Fastovsky y Weishampel, 1996). Los g¶eneros de ter¶
opodos de talla peque~
na, ligeros y carn¶³voros presentaron nuevas apomor¯as que mejoraron la habilidad para agarrar, por el surgimiento del semilunar
en la mu~
neca, como en Velociraptor (Fig. 8) conocido en el Cret¶
acico.
Las protoaves eran dinosaurios corredores que desarrollaron estructuras parecidas a plumas, sostenidas en el radio. Probablemente ¶estas fueron utilizadas en la termorregulaci¶
on. As¶³ mismo, las garras
les facilitaban trepar a las c¶³cadas para anidar y evitar a sus depredadores. (Fastovsky y Weishampel,
1996).
Figura 5. Tyrannosaurus rex. (Benton 1993).
Durante mucho tiempo, las plumas fueron consideradas exclusivas de las aves, debido a que Archaeopteryx se consideraba como el ancestro directo de ellas. Pero con los hallazgos de Liaoning, al
noreste de China, la historia cambi¶
o, porque permitieron probar que los dinosaurios ter¶
opodos presentaban estructuras ¯brosas alrededor del cuerpo.
<Cuando despert¶e. . . Fco. Javier Olvera, Irma E. Lira-Galera y Carolina Mudespacher.
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El siguiente momento evolutivo lo representa el clado
Maniraptora (manus { mano, raptor { agarrar: mano agarradora), al cual pertenece Sinosauropteryx,
el dromaeosaurido pre-ave m¶
as antiguo que se conoce, en donde se presenta el proceso obturador del isquion, elemento de la cintura p¶elvica que permite exclusivamente los movimientos antero-posteriores del
f¶emur.
El Archaeopteryx (archaeo - antigua, pteryx - ala,
\ala antigua" Jurasico superior de hace 156 a 150 millones de a~
nos, del sur de Alemania. (Fig.11), muestra una mezcla de caracteres tanto de maniraptora como de un tipo de \aves" cuyo potencial evolutivo se agot¶
o (v¶ease cladograma).
Figura 7. Allosaurus (Brochu, et al. 2002).
El primero de estos dinosaurios fue Sinosauropteryx
(Fig. 9), que era del tama~
no de un pavo silvestre,
muy similar a Compsognathus, con su halo de peque~
nas estructuras ¯brosas parecidas al plum¶
on; actualmente se piensa que estas estructuras fueron las
precursores de las plumas verdaderas. En Sinornithosaurus (Fig. 10), de la misma localidad, el tejido ¯broso es mucho m¶as parecido al de Sinosauropteryx, y en otros ejemplares como Protarchaeopteryx
y Caudipteryx las plumas son t¶³picas, tienen un tallo central, el raquis, y numerosas ¯brillas, las b¶
arbulas. Estas plumas eran sim¶etricas, lo que indica que
sus portadores no eran capaces de volar. Las plumas
cubr¶³an sus cuerpos y formaban \alas" en los brazos y largos abanicos en la cola. Sinosauropteryx y
Compsognathus, son ter¶
opodos coelosauridos relativamente primitivos y emplumados, esto signi¯ca que la pluma, o sus precursores, estuvo presente en muchos grupos de ter¶opodos aunque no se haya preservado (Barrett y Sanz, 2002.).
Los restos f¶
osiles encontrados en China, Espa~
na y
Madagascar, al comienzo de la era Terciara hace
65 millones de a~
nos, nos permiten ver el mundo de
las aves diversi¯c¶
andose en m¶
ultiples manifestaciones evolutivas, algunas de las cuales han desembocado en los ¶
ordenes y familias actuales.
Figura 9. Sinosauropteryx (Brochu et al. 2002).
Figura 8. Velociraptor (Brochu, et al. 2002).
Las presiones evolutivas aerodin¶
amicas llevaron al surgimiento de modelos como Iberomesornis (Cret¶
acico inicial 125 a 119 millones de a~
nos, Las Hoyas, Espa~
na.) (Fig.12) fue
una ave activa voladora de talla intermedia semejante a la de un gorri¶
on, vivi¶
o en los m¶argenes de un gran lago poco profundo que albergaba cocodrilos, tortugas y una gran variedad de peces. Los esqueletos de esta ave poseen un conjunto de caracter¶³sticas intrigantes. Algunas de ellas se observan en las aves modernas; sin embargo, en otros aspectos es muy primitiva. El Iberomesornis, era m¶
as avanzada que Archaeopteryx, su cola no era larga, sino, que se trasform¶
o en una estructura m¶
as corta llamada pigostilo, que es la fusi¶
on de las v¶ertebras cau-
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dales que corresponden a la cola larga de los
dinosaurios.
te. A diferencia de las aves modernas las mand¶³bulas del Baptornis, estaban cubiertas de peque~
nos
dientes a¯lados. Estos dientes eran muy u
¶tiles para sujetar ¯rmemente los peces, que constitu¶³an su
dieta.
Figura 10. Sinornithosaurus (Brochu et al. 2002).
Baptornis era un ave con un cuello inusualmente
grande; la talla era de un metro de longitud y 7 Kg de
peso, ¶³ntimamente relacionada con otra ave de iguales antecedentes paleontol¶
ogicos Hesperornis (p¶ajaro del oeste), en ambos casos las alas eran muy peque~
nas y no les serv¶³an para volar, lo que se deduce de la forma plana del estern¶
on que demuestra que
los m¶
usculos asociados con el vuelo eran d¶ebiles y peque~
nos (como en los pingÄ
uinos actuales). Las patas
est¶
an colocadas tan atr¶
as que no es probable que las
hayan utilizado para caminar, lo que asegura que pasaban la mayor parte el tiempo °otando y solo regresar¶³an a tierra para poner huevos y criar los polluelos (Barrett y Sanz, 2002).
Iberomesornis, es la primera ave de la que se sabe
pose¶³a pigostilo. Para compensar la falta de la cola ¶
osea, es probable que tuviera un abanico de plumas que constitu¶³an la mayor parte de la cola, semejante a la cola de las aves actuales. La posici¶
on
de los dedos de las patas hace pensar que es una
de las primeras aves arbor¶³colas. Los huesos de los
miembros anteriores y su articulaci¶on con la cintura escapular se asemejan al de las aves modernas por lo que se presume que Iberomesornis volaba
activamente.
Despu¶es de llevar a cabo un recorrido a trav¶es de
la historia evolutiva, que conduce a las aves modernas, podemos decir que varias de las caracter¶³sticas
que durante mucho tiempo se consideraron como exclusivas de ellas, se remontan a un pasado muy lejano. Recapitulemos las caracteres primitivos compartidos o simplesiomorf¶³as que relacionan a las aves con
los dinosaurios. Los primeros registros de tales simplesiomorf¶³as se remontan a los f¶
osiles de Ter¶opodos en China (Tri¶
asico), que presentan huesos largos y huecos en las extremidades y el pie con tres
dedos.
El siguiente eslab¶
on lo conforman los Tetanurae (del
Jur¶
asico superior), descubiertos en Am¶erica del Nor¶
te, Europa y Africa,
y muestran los siguientes caracteres: la mano se reduce a tres dedos, se forma la horquilla al soldarse las clav¶³culas (considerada como primordio de la f¶
urcula o hueso de los deseos). La mitad posterior de la cola se vuelve r¶³gida por medio de las zigoapo¯sis y ya caminan sobre los dedos 2, 3 y 4; el quinto por su posici¶
on distal se reduce, se inicia el proceso de rotaci¶
on del dedo 1, que al concluir capacitar¶
a a las aves modernas para posarse y perchar en los ¶
arboles.
Figura 11. Archaeopteryx (Brochu et al. 2002).
Otra estrategia adaptativa se reconoce en Baptornis, (Cret¶
acico tard¶³o 83 a 80 millones de a~
nos) (Fig.
13). Ave descrita por primera vez en 1870 y especializada en el buceo, viv¶³a en los mares poco profundos que cubr¶³an la zona central de Am¶erica del Nor-
En Coelophysis y Segisaurus representantes del clado Coelusauria, (Tri¶
asico tard¶³o de Nuevo M¶exico,
USA) la caracter¶³stica de corredores se enfatiza al
hacerse m¶
as larga la tibio-f¶³bula que el f¶emur, lo que
permiti¶
o alargar la zancada.
En los Maniraptora (Jur¶
asico tard¶³o de Wyoming y
Utah), el astr¶
agalo contin¶
ua con su modi¯caci¶
on al
proyectarse de manera ascendente. Se completa la relaci¶
on de articulaci¶
on del semilunar con los dedos 1 y
2, y se mani¯esta el proceso obturador del pubis. En
<Cuando despert¶e. . . Fco. Javier Olvera, Irma E. Lira-Galera y Carolina Mudespacher.
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sobreposici¶
on de los campos visuales. Estructuralmente el ojo presenta desde cristalinos dobles hasta elementos que permiten observar con precisi¶on
a¶
un durante el vuelo (p¶ecten). As¶³ mismo, el enc¶efalo se hace m¶
as complejo, para controlar la temperatura y principalmente la zona encargada de procesar los movimientos de precisi¶
on, integraci¶on y el
equilibrio.
Figura 12. Iberomesornis (Barrett y Sanz, 2002).
este grupo representado por Archaeopteryx y Caudipteryx las plumas ya son t¶³picas. La propia evoluci¶
on de las plumas no ha tenido que ver con la utilidad de ¶estas para el vuelo, sino con otras causas, entre las que se postulan el aislamiento t¶ermico y el
adorno para el reconocimiento, el cortejo o la lucha ritual.
Figura 13. Baptornis (Barrett y Sanz 2002).
Entonces, >son aves o dinosaurios voladores?
Se ha dicho, que las simplesiomorf¶³as son los caracteres primitivos compartidos por dinosaurios y \aves"
a lo largo de su ¯logenia, >cu¶ales son las apomor¯as que inauguran las \aves" y que les ha permitido radiarse en el aire?
La cabeza de las aves muestra el pico de naturaleza
c¶
ornea, indicativo de sus h¶abitos alimenticios, a diferencia de lo que presentaban los dinosaurios \ave{
pter¶
opodo" y Archaeopteryx, donde las mand¶³bulas
ten¶³an dientes (tecodontos) t¶³picos de los dinosaurios. El espacio interorbital se redujo permitiendo la
Las extremidades anteriores y posteriores se especializan: en las alas se reducen las garras de los dedos y los huesos huecos (pneum¶
aticos) alcanzan su
nivel caracter¶³stico al asociarse con el sistema respiratorio, ahora las alas son estructuras para el vuelo. La fusi¶
on del tarso al metatarso y la reducci¶on de
la f¶³bula, hacen al esqueleto de la pata caracter¶³stico de las aves modernas.
La forma general del cuerpo se delinea de acuerdo
con las presiones del aerodinamismo para las aves voladoras y el hidrodin¶
amismo en las acu¶
aticas que adquieren forma de torpedo con cuellos largos y patas palmeadas para la propulsi¶
on en el agua.
En el sistema m¶
usculo-esquel¶etico, las autapomor¯as o caracter¶³sticas exclusivas de estos organismos
voladores son los elementos de la cintura escapular, ahora integrados por medio de la interclav¶³cula
y los coracoides bien desarrollados (Pirlot, P. 1976).
La parte media del estern¶
on proyecta una gran quilla para el aumento de la inserci¶
on de los m¶
usculos pectorales que soportan al ave durante el vuelo. La fusi¶
on de tres regiones de la columna vertebral (tor¶
acica-lumbar-caudal) forma el sinsacro, considerada una gran adaptaci¶
on al vuelo, debido a que
permite que el cuerpo se mantenga como de una sola pieza. (Pough et al. 1999).
Otro elemento del que depende el vuelo es el desarrollo de sacos a¶ereos, estructuras que termorregulan y amortiguan el impacto en el caso de las
aves que se precipitan. As¶³ mismo, son fundamentales para el ciclo de oxigenaci¶
on de la sangre. (Colbert et al. 2001). La termog¶enesis o capacidad de generar la temperatura como resultado de la actividad metab¶
olica (Hoar, 1978), permite tener un metabolismo basal alto (capacidad de convertir la comida en energ¶³a) que est¶
a relacionado a las demandas impuestas por los movimientos r¶
apidos y sostenidos como el vuelo y las actividades epig¶enicas como los patrones de vuelo espec¶³¯cos en el cortejo y la
caza.
Las aves mantienen una temperatura alta y constante, adaptaci¶
on poderosa que garantiza el estado ¶optimo de respuesta del tejido muscular, coraz¶
on y pulmones, requisito para el vuelo, debido a la demanda
de energ¶³a para esta actividad (Colbert et al. 2001).
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ContactoS 47, 46{53 (2003)
¶
Figura 14. Arbol
¯logen¶etico o cladograma que muestra las relaciones entre las distintas especies de dinosaurios
saurisquios: Ter¶
opodos, Tetanuros, Coelosaurios, Manirraptora y, que permite establecer el origen de las aves a partir
de los ter¶
opodos.(Barrett, P. y J. L. Sanz, 2002).
<Cuando despert¶e. . . Fco. Javier Olvera, Irma E. Lira-Galera y Carolina Mudespacher.
>Qu¶
e hay que hacer para volar?
El surgimiento del vuelo en las aves se ha tratado de explicar a partir de dos hip¶otesis diferentes;
una de ellas dice que el vuelo se origin¶o cuando los
ter¶
opodos se lanzaban desde las copas de las c¶³cadas, con la cabeza dirigida hacia el objetivo por alcanzar, planeando suavemente. En ocasiones, el objetivo no estaba tan cerca como se esperaba y, ante tal circunstancia se respondi¶o batiendo vigorosamente las alas hasta llegar a la siguiente parada.
En esta hip¶
otesis arb¶orea, el planear precede al vuelo producido por un aleteo vigoroso y, como cada vez
se hicieron planeadores m¶as diestros pudieron alternar el planear en tramos cortos con el vuelo batido y vigoroso, para alcanzar las ramas m¶
as distantes. En esta propuesta se iniciar¶³a el proceso con las
proaves.
Archaeopteryx, en una segunda etapa de este proceso, ser¶³a un planeador de ¶arbol a ¶arbol al presentar patas para percharse, manos con dedos no fusionados y garras u
¶tiles para escalar los ¶arboles.
La hip¶
otesis cursorial (corredora), dice que el vuelo se origin¶
o a partir de un ancestro corredor terrestre, quien para evitar obst¶aculos y depredadores daba saltos, iniciando as¶³, la conquista del espacio a¶ereo. En estas circunstancias, el vuelo batido aparecer¶³a tempranamente en este escenario. Para soportar esta posici¶on, se requerir¶³a mucha potencia, ser excelente corredor (cursorial), presencia
de plumas y un metabolismo basal alto. La hip¶
otesis
cursorial est¶
a m¶as ¯rmemente fundamentada, debido a que se basa en los detalles anat¶omicos a los que
nos hemos referido con anterioridad. El ancestro de
las aves tuvo que ser una criatura cursorial, adem¶
as,
hay evidencias de la presencia de un ancestro cursorial en todas las aves. S¶olo hay que observar el bipedismo de todas las aves incluyendo a Archaeopteryx. Las formas caracter¶³sticas de las extremidades, que incluyen las proporciones entre la longitud
del muslo y la longitud de la tibia{¯bula y, la postura digit¶³grada de los pies, para reconocer las caracter¶³sticas exclusivas de un corredor. Adem¶as, las aves
modernas son claramente b¶³pedas, esto es otro punto a favor del ancestro b¶³pedo de las aves; y tal condici¶
on b¶³peda es m¶as indicativa del comportamiento cursorial que del arb¶oreo.
Estos escenarios han tratado de dar cuenta del origen
de las aves explicando el origen del vuelo simult¶
aneamente. Ambas hip¶otesis pueden re°ejar momentos
distintos de vuelo, s¶olo basta observar a los cisnes y patos cuando remontan el vuelo; inician corriendo sobre la super¯cie del agua batiendo vigorosamente las alas para despu¶es planear suavemente y as¶³, c¶³clicamente. En el caso de las aves de corral se puede notar una fase cursorial, y otra de pla-
53
neo, cuando se bajan de las perchas. En efecto, el
h¶
abito del vuelo, es compatible con el panorama que
ejempli¯ca el proceso que va del vuelo planeado hasta un vuelo con requerimientos anat¶
omicos, conductuales y aerodin¶
amicos m¶
as organizados y complejos
con todas sus variantes posibles, dependiendo del tipo de ala y envergadura, talla, peso, colores y belleza de las plumas del dinosaurio.
>Y qu¶
e bene¯cios alcanz¶
o el \dinosaurio emplumado volador"?
El vuelo es un maravilloso mecanismo de escape y
abre nichos enteramente novedosos para alimentarse y anidar, convierte el mundo de dos dimensiones en tres, ampliando los horizontes disponibles. Es
m¶
as f¶
acil transportarse surcando el aire que a trav¶es
del agua o sobre la tierra.
Muchas aves, aun las m¶
as peque~
nas migran
de un continente a otro de acuerdo a las estaciones del a~
no y de un extremo del mundo a otro permiti¶endoles disponer del recurso en su estado ¶
optimo. Un ejemplo es el de las golondrinas que trascurren su vida en un eterno
verano.
As¶³, el vuelo convierte al mundo en el h¶
abitat de los
\dinosaurios emplumados voladores".
Literatura Citada.
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cs
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