UN DOMINGO ESPECIAL Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y por fin: DOMINGO. Y ahora, ¿qué? Nos pasamos esperando toda la semana, contando los días o mejor, descontando los días esperando el fin de semana. Si, para descansar, que luego no descansas, para quedar con esos amigos que llevamos quedando desde Navidades y luego no quedas, para hacer esa excursión que quedó pendiente el otoño pasado y que no pasaba de este finde cuando la íbamos a realizar, pero va a ser que no, para dedicarles a tus hijos ese tiempo tan difícil de encontrar, pero que cuando te das cuenta resulta que ya no quieren quedar contigo porque ya prefieren ir con sus amigos, en fin. ¿Qué deberíamos hacer entonces? No vivir pensando en el próximo domingo como si nos fuera la vida en ello. Claro que está genial tener ilusiones y expectativas para hacernos la existencia más alegre y llevadera, pero no nos olvidemos de vivir el día a día, importantísimo. Hacer que cada día sea un domingo. Ya, a ver quien tiene la moral de ver un lunes como un domingo... Pero lo realmente importante es que saques de ese lunes lo que más puedas, sin pensar en que falta mucho para tu ansiado domingo, quizás este próximo lunes, cambie tu vida, quizás te enamores, encuentres a la persona soñada, te den una buena noticia, encuentres trabajo, te vas a vivir a Escandinavia porque era lo que deseabas desde siempre y ese preciso lunes acabas decidiéndolo. Seguimos con el martes y puede que incluso sea mejor que el lunes, quizás hasta pienses en sacar los billetes de avión... El miércoles ya va dándonos menos pereza todo, parece que las cosas fluyen casi solas, piensas incluso en maletas... El jueves, ya es un no parar, solo de pensar que al día siguiente es viernes, no necesitas más. Y llega el viernes, piensas en lo que sería decirles a tus compañeros de trabajo que estás pensando en irte a vivir a Escandinavia....El sábado lo dedicas a pensar en esa idea que te ha rondado por la cabeza toda la semana y que sigues sin descartar. Y cuando te das cuenta, tienes el domingo encima y con tanto trajín durante la semana, te vuelve a pillar sin haber hecho planes para él y se te vuelve a ir de las manos sin darte cuenta. En definitiva, lo mejor es vivir cada día como si fuera el último, no en plan trascendental, pero quizás no deberíamos dejar de pensarlo un poquito y a lo mejor, eso contribuiría a que el mundo funcionase mejor, donde todos estuviéramos centrados en ser felices y cuando tienes ese sentimiento, se transmite a nuestro entorno, con lo que conseguimos estar todos en lo mismo: ser felices y eso implica no molestar al resto del mundo. Conclusión: vive el lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y cómo no, el domingo, pero viviendo cada uno de ellos, dándoles la mayor de tus ilusiones y poniendo en cada uno de ellos la mejor de tus sonrisas. Porque como leí una vez: “Elimina de tu vida todo aquello que te cause estrés y te quite la sonrisa”. Y descubriremos que todos los días de nuestra vida pueden ser especiales. Todo depende de ti.