30-33 Detect_incendios.qxd 29/3/06 11:22 Página 30 > SEGURIDAD EN EL TRABAJO FICHA TÉCNICA AUTOR: MORENO FARRERAS, Miguel. TÍTULO: Los detectores de incendios, siempre en forma. FUENTE: Gestión Práctica de Riesgos Laborales, nº 26, pág. 30, abril 2006. RESUMEN: Las compañías son conscientes, en general, de la importancia de mantener adecuadamente los equipos, así como de la conveniencia de establecer los plazos de amortización de sus inversiones, según sus necesidades de mejora productiva. Lamentablemente, no son muchas las que, en el terreno de la seguridad contra incendios, aplican la misma doctrina, quizá por considerarla como una parte estructural e inmutable del edificio. Sin embargo, los detectores de estos equipamientos no son eternos y es preciso conocer cuáles son sus ciclos de vida útil o cuándo hay que calibrarlos de nuevo. DESCRIPTORES: • Fiabilidad. • Mantenibilidad. • Tasa de fallos. • Sensibilidad de los detectores. • Calibración. Los detectores de incendios, siempre en forma La temperatura, la pérdida de fluidez del material, el desgaste, el tiempo que lleven en activo o la suciedad, entre otros, son factores que pueden provocar fallos en los equipos contra incendios. Para conseguir un óptimo funcionamiento de los detectores es preciso realizar una calibración y un mantenimiento periódicos. Para ello, es necesario seguir un protocolo de pruebas, en función de la complejidad del sistema y del riesgo que protege. Además, así se evitarán las falsas alarmas y los costes innecesarios. Miguel Moreno Farreras, director gerente de Notifier España y coordinador del comité sectorial de Detección de Tecnifuego-Aespi. Gestión Práctica de • 30 Riesgos Laborales Nº 26 • Abril de 2006 30-33 Detect_incendios.qxd 29/3/06 11:22 Página 31 www.riesgos-laborales.com E Por otro lado, hay una tendencia a pensar que la tecnología y los materiales utilizados en los equipamientos de seguridad contra incendios mantendrán inalterable su eficacia. Sin embargo, existen multitud de razones para desmentir esta idea. El trabajo de mentalización de los usuarios, sobre el hecho de que los sistemas de detección de incendios no son eternos, es una labor de todos los profesionales que formamos parte de este sector: el éxito de conseguirlo estará en la persistencia y la tenacidad de cada uno de nosotros en recordárselo. En el transcurso de las conversaciones mantenidas con algunos colegas del sector, ha surgido reiteradamente la conveniencia de formar e informar a los profesionales del diseño, instalación y mantenimiento de los equipos, con el objetivo de modernizar las bases por las que se rigen los criterios utilizados. En este artículo vamos a centrarnos en uno de ellos, el mantenimiento y la vida útil de los equipos. A quién no le ha sucedido, en alguna ocasión, no poder disfrutar del tan esperado derby que enfrentaba a su equipo con el eterno rival, porque el televisor o el decodificador no ha querido funcionar; después de emitir una larga lista de palabras indescifrables, se ha tenido que conformar con escuchar el partido por la radio. En la vida cotidiana, nos hemos acostumbrado a emplear multitud de aparatos, útiles o herramientas y no advertimos sus demandas hasta que aparece el fallo. Habitualmente, no nos planteamos la necesidad del mantenimiento de los bienes ni la temporalidad de su vida útil. Por el contrario, la falta de previsión en un negocio puede desmontar la organización, Nº 26 • Abril de 2006 paralizar la productividad o provocar la absoluta ineficacia de un sistema incluso con el riesgo para las personas. ejemplos que han demostrado la necesidad de adoptar nuevas técnicas de calidad para superar el altísimo índice de fallos al inicio de la vida útil. En general, las compañías son conscientes de la importancia del mantenimiento adecuado y de la conveniencia de establecer los plazos de amortización de sus inversiones, ajustándolos a la necesidad de mejora productiva. Lamentablemente, no son muchas las que, en el terreno de la seguridad contra incendios, aplican la misma doctrina, ya que no es productivo y lo consideran quizá como una parte estructural e inmutable del edificio. Pero incluso esta última creencia resulta inconsistente al saber de la necesidad de rehabilitación de los edificios. A medida que los elementos o productos fabricados entrañan un nivel de complejidad mayor, más grande es la necesidad de programar estudios de fiabilidad en el proceso de desarrollo. ¿Con qué fin?: los periodos de garantía que establecen los fabricantes no son fruto de una arbitrariedad, sino el resultado de un análisis previo cada vez más generalizado. Además, dichos estudios aportan información acerca de la conveniencia de repuesto o de sustitución de ciertos elementos. En suma, la fiabilidad indica la probabilidad de que un componente, sistema o equipo funcione correctamente durante un periodo determinado de tiempo y en las condiciones para las que fue diseñado. (Gráfico 1). En un análisis más detallado, se verán determinados conceptos, como fiabilidad, mantenibilidad, tasa de fallos, sensibilidad de los detectores y calibración. Además, se tratarán el contenido normativo y reglamentario. 1. La fiabilidad No se trata meramente de un concepto genérico sino que a lo largo de los años se ha convertido en una ciencia. Al iniciarse la era industrial, y durante mucho tiempo, los desarrollos no se afrontaban con la idea de garantizar un funcionamiento continuado. De hecho, en esa época fue prioritario el plazo de entrega a la propia calidad del producto; sin embargo, la historia está llena de Cuando se plantea el concepto de fiabilidad, se debe tener en cuenta que existe una relación de coste adecuado a su mercado, minimizando los costes del mantenimiento posterior, es decir, se debe hallar el equilibrio entre ambos factores. De todos los elementos que componen un sistema complejo, un mínimo porcentaje no funcionará correctamente. Ello, unido a la probabilidad de error en el ensamblaje del sistema, dará como resultado una probabilidad mayor de fallo al inicio de la vida útil del sistema o equipo recién fabricado. Esta probabilidad de fallo no resulta transparente al usuario, puesto que se reduce GRÁFICO Curva de fiabilidad Coste l incendio acaecido en el edificio Windsor, en Madrid, hace más oportuna la reedición acerca de la vida útil de los sistemas de protección contra incendios en general y de detección de incendios en particular. Más allá de la situación legal en la que se encuentre una industria o un edificio en relación con la protección contra incendios, el trabajo en un entorno seguro es un derecho que no debe ser menospreciado. Es patente que los criterios de seguridad utilizados años atrás no resultan válidos ni suficientes en la actualidad. Razones de tecnología, calidad de vida o bienestar social hacen impensable e inaceptable que se produzcan resultados como los del incendio del edificio Windsor. Fiabilidad 31 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales 1 30-33 Detect_incendios.qxd 29/3/06 11:22 Página 32 > SEGURIDAD EN EL TRABAJO > En el caso de los detectores de incendio, dado su bajo coste, si el tiempo medio entre fallos sucesivos es creciente y el tiempo necesario de reparación impide mantener el sistema en servicio, lo más recomendable parece ser la sustitución de los detectores. rápidamente con el tiempo y los fabricantes someten sus sistemas a unas horas de funcionamiento antes de proceder a su suministro. Una vez transcurrido este periodo inicial, la probabilidad de fallo o tasa de fallos se reduce y permanece muy baja, sólo con fallos aleatorios durante el periodo de vida útil del equipo. 2. La mantenibilidad Factores como la vibración, la temperatura, la pérdida de fluidez del material, el desgaste, la fatiga, la suciedad, etc. influirán en cada uno de los elementos del sistema, lo que aumenta la tasa de fallos; aún más transcurrido el tiempo establecido de vida útil. No todas las piezas tienen el mismo desgaste y debiera ser posible reponer los elementos más sensibles a éste. En estos casos, al fabricante o al suministrador le correspondería dar una idea de qué tipo de equipos va a ser necesario reponer y con qué periodo, o si es preciso mantener un parque de repuestos con el fin de reducir el periodo de reposición. Los estudios de mantenibilidad desarrollan estos aspectos, el tiempo medio hasta el fallo, el tiempo medio entre fallos sucesivos o el tiempo medio de reparación. Para decidir qué se debe hacer con los detectores de incendios, hay que tener en cuenta estos aspectos y valorarlos en función de sus costes reales. Pensemos en la siguiente cadena de tiempos: > En la localización del problema. > En la solicitud de suministro. > El dedicado por la administración, por ejemplo, en la reclamación por demoras. > El invertido, además del coste, en la reparación de la pieza. > En la reubicación del equipo. > En obtener la comprobación. Si se ha tratado de una falsa alarma, habría que considerar: > El tiempo y coste de movilización de los equipos de protección. > El posible coste de desplazamiento de brigadas contra incendios. > El coste de la compañía de recepción de alarmas. Gestión Práctica de • 32 Riesgos Laborales El periodo de vida útil de los detectores de incendios es de entre 10 y 12 años, por lo que una vez transcurrido ese tiempo es aconsejable la sustitución sistemática Efectivamente, el periodo de vida útil de los detectores de incendios es de entre 10 y 12 años, por lo que es aconsejable la sustitución sistemática transcurrido este tiempo. 3. La calibración Algunos sistemas disponen de mecanismos de alerta que previenen el fallo y otros, además, incorporan sistemas de compensación de la deriva producida a lo largo del tiempo. Estos últimos sólo reducen los costes de limpieza del equipo, pero en ningún caso evitan la necesidad de realizar ensayos funcionales regulares ni hacer la inspección del estado de calibración. Los ensayos realizados en los laboratorios determinan unas pruebas de sensibilidad al humo generado por distinto tipo de combustible. Exigen no sólo unos niveles de sensibilidad determinados (m e y), sino repetibilidad y reproducibilidad de los ensayos entre detectores. En consecuencia, transcurrido el tiempo y frente al desgaste del material, las especificaciones que determina la normativa se degradan y es precisa la calibración o inspección de su estado. Parece aceptado que, al menos cada tres años, el fabricante debiera proceder a la limpieza y a la ins1 pección del estado de calibración . Es posible que el usuario lleve a cabo este tipo de calibración, pero la imposibilidad de disponer de los equipos adecuados y el desconocimiento de los niveles de ajuste apropiados lo hacen poco viable. Falta de mantenimiento = Pérdida de fiabilidad = Pérdida de credibilidad = = Sistema ineficaz = Riesgo Un sistema mal mantenido o sin una calibración periódica conduce a falsas alarmas, alertas 1 Cada fabricante debe indicar el periodo más conveniente para cada modelo de detector. Nº 26 • Abril de 2006 30-33 Detect_incendios.qxd 29/3/06 11:22 Página 33 www.riesgos-laborales.com y avisos innecesarios, con el subsiguiente coste económico y pérdida de confianza que lo convierten, a medio plazo, en un sistema inútil. (Gráfico 2). La falta de mantenimiento se detecta con los fallos o las falsas alarmas, pero una calibración inadecuada no será advertida hasta llevar a cabo una inspección de la misma en el detector. Estos desajustes pueden permitir funcionar al detector con una prueba funcional, con un aerosol de ensayo, sin embargo, frente a un incendio real, pueden retardar excesivamente la señal de alerta e incluso que no llegue a producirse. El mantenimiento de los sistemas de detección, y concretamente de los detectores de incendio, está regulado por el Reglamento de Protección Contra Incendios (RIPCI) y la norma UNE 23007-14. Sin embargo, es absolutamente necesario tener en cuenta las recomendaciones del fabricante puesto que es él quien debe realizar los ensayos oportunos para determinar el modo de preservar la eficacia de sus sistemas, la sustitución de piezas, la periodicidad de los ensayos, la obsolescencia… La reglamentación no lleva el mismo ritmo que la técnica y, al consultarla, se encuentran recomendaciones anacrónicas o insuficientes. Por ello, se debe elaborar un plan de mantenimiento GRÁFICO © Stock Photos, 2006 Normas y reglamentos Para mantener la eficacia de los sistemas de protección es imprescindible la renovación de los elementos críticos, es decir, los detectores de incendio. y seguir un protocolo de pruebas acorde con la complejidad del sistema instalado en cada organización y según el riesgo que protege. No hay que dudar a la hora de sustituir los elementos que han superado un periodo de vida útil lógico y menos aquéllos que presentan incidencias injustificadas reiteradas. 2 Fórmulas para medir la sensibilidad de los detectores El índice de absorción para la medición de sensibilidad de los detectores ópticos se designa m, se expresa en unidades de decibelios por metro (dB m-1). m = (10 / d) log (P0 / P) dB m-1 La magnitud sin dimensión y es aproximadamente proporcional a la concentración de partículas de aerosol o humo de un tipo determinado. Se emplea como medida del valor del umbral de respuesta de los detectores de humo iónicos. y = (I0 / I) – (I / I0) Nº 26 • Abril de 2006 Conclusiones Al diseñar una instalación de detección de incendios –como con cualquier otro bien–, debe ser un requisito para el proyectista delimitar los criterios de mantenimiento, que deberá seguir la propiedad teniendo en cuenta los ciclos de vida útil de los elementos críticos. Al considerar los ciclos de vida útil o la conveniencia de la calibración, sería preciso estimar el distanciamiento entre los requisitos exigidos en el momento de la producción y los de las normas vigentes. Con el transcurso del tiempo, la técnica permite disponer de sistemas más seguros y eficaces, probablemente los parámetros de calidad y fiabilidad de hoy no permitan cumplir las exigencias de dentro de 12 o 15 años. Para mantener la eficacia de los sistemas de protección es imprescindible, tanto como una revisión, la renovación de los elementos críticos, en este caso los detectores de incendio de forma regular y sistemática, al tiempo que deben cuestionarse si las técnicas empleadas en la protección contra incendios son socialmente aceptables, siendo la Administración quien impulse y facilite esta renovación. 33 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales