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BOLETÍN MENSUAL • OCTUBRE 2015 • Nº 52
ACEPRENSA
TENDENCIAS
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www.aceprensa.com
SUMARIO
02
01
DE FONDO
FAMILIA
DE LIBROS
03
DE CINE
– Pantalla sobre pantalla
FICCIÓN / ENSAYO
– Almas muertas
– La señorita Pym
dispone
– Una pasión rusa
CARTELERA
– Everest
– Francisco. El padre
Jorge
– El corredor del laberinto: Las pruebas
EDUCACIÓN
ENIL
ENIL
INFANTIL Y JUVENIL
CINE EN DVD
– Combinar trabajo con
estudio, un buen entrenamiento para los jóvenes
– Una vida mágica
– La casa del tejado rojo
04
DE OCIO
VIDEOJUEGOS
– Pac-Man 256
– Shovel Knight
DE FONDO
FAMILIA
PANTALLA SOBRE
PANTALLA
por Pilar Guembe y Carlos Goñi
La proliferación de pantallas en el comedor familiar o el
aula puede favorecer el aislamiento y la distracción. Además, la actividad intelectual se resiente si siempre se lleva
a cabo a través de un dispositivo tecnológico.
Al poner la tablet sobre la mesa no sólo hemos obrado una
adición, dice el filósofo Fabrice Hadjadj, sino también una
sustitución. La mesa familiar es, por excelencia, el lugar del
reencuentro, de la hospitalidad, de la urbanidad, mientras
que la tablet electrónica nos aísla, nos disloca y maleduca.
La fuerza centrífuga de esta sustituye a la fuerza centrípeta
de aquella.
Hemos colocado también la tablet sobre el pupitre y estamos consiguiendo un efecto similar: como ya advirtió el
economista y premio Nobel, Herbert A. Simon, en una conferencia de 1969 (nadie soñaba entonces con ordenadores
personales ni mucho menos con Internet), “la información
se come la atención de sus receptores”, es decir, una avalan-
cha de información producirá una ola de falta de atención.
Es lo que nos está pasando: por efecto de las nuevas tecnologías, estamos sufriendo una dispersión tanto externa
como interna. La externa, por ser más evidente, no es tan
preocupante como la interna. Esta última, la dispersión interna, nos alarma porque está cambiando la estructura profunda de nuestro pensamiento, nuestra forma de pensar. El
hecho de que nuestra actividad intelectual se desarrolle casi
exclusivamente ante una pantalla ha de tener por fuerza alguna repercusión en la forma de comprender la realidad y
de argumentar racionalmente.
Como explica Hadjadj, el libro (aquel objeto que solía
estar en las manos o sobre los pupitres en lugar del móvil,
la tablet o el portátil) favorece el desarrollo del pensamiento
causal, ya que provoca una lectura lineal y requiere concentración. La pantalla, sin embargo, exige una visión fractal
y favorece la dispersión. El orden lineal de la lectura de un
libro supone, si no subordinación, como mínimo coordinación sintáctica; en cambio, la visión de una pantalla, al ser
fragmentaria, da lugar a la mera yuxtaposición. La diferencia no es baladí porque, si nos movemos pantalla sobre pantalla, estamos eliminando los conectores y perdiendo las relaciones, por ejemplo, de causa y efecto, tan necesarias para
argumentar racionalmente o entender la realidad.
Las pantallas sustituyen la búsqueda de las causas por
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la acumulación de información, con lo que puede resultar
que uno haya “leído” mucho y no sepa nada, porque, en el
fondo, lo que hacemos no es leer sino saltar con la vista de
aquí para allá. En tales circunstancias los nexos causales
no aparecen, a lo sumo percibimos un conglomerado de información que nos resulta difícil de organizar y de darle un
sentido. El proceso de la lectura y de la comprensión profunda de lo que se lee está cambiando y se está perdiendo la
lectura lineal.
No estamos en contra de las pantallas, sino de montar
toda nuestra actividad intelectual sobre un picoteo que sacia pero no alimenta, que engorda pero no nutre; además,
no hacen falta pantallas para “leer mal”, algo que también
hacemos con un libro cuando lo sometemos a una lectura
mecánica o meramente consultiva. Recuperemos la Deep
Reading (lectura profunda) de la que hablaba Maryanne
Wolf para darle al cerebro la oportunidad de tener pensamientos más profundos de los que le vienen de fuera.
Cuentan que cuando Martín Lutero se recluyó en 1522
para traducir al alemán todo el Nuevo Testamento en tan
solo once semanas; solo el diablo intentó distraerlo. Según
la leyenda, Lutero le arrojó el tintero y siguió trabajando.
No se trata de arrojarle el tintero al diablo, pero sí de saber
recluirnos, de vez en cuanto, a leer sin prisas y sin pantallas.
EDUCACIÓN
COMBINAR
TRABAJO CON
ESTUDIO, UN BUEN
ENTRENAMIENTO
PARA LOS JÓVENES
por Pablo Alzola
Cada vez son más los jóvenes que combinan sus estudios
con algún tipo de trabajo. En muchos casos, la experiencia
laboral adquirida durante los años de estudio resulta de
gran utilidad, ya que permite adquirir competencias que
facilitan después el acceso al empleo. Una reciente publicación de la OCDE informa sobre el porcentaje de jóvenes
que compaginan estudio y trabajo, arrojando luz sobre su
situación laboral en relación con algunos condicionantes
socioculturales.
Título frente a experiencia
Según Quintini, la cultura laboral de cada país condiciona
fuertemente a los jóvenes que buscan compaginar estudio y
trabajo. En Europa continental, donde la “cultura del título oficial” está muy arraigada, gran parte de los estudiantes
que trabajan lo hacen en programas de formación profesional o en puestos de aprendiz, específicamente orientados a
su futuro campo laboral. Los empresarios siguen el mismo
criterio al ofrecer trabajo en prácticas.
Así, de los estudiantes que trabajan, en Francia y Alemania la mitad son aprendices, mientras que en Austria e
Italia son el 40%, y más del 20% en otros países (Dinamarca, Bélgica, Holanda, España). Otro importante contingente son alumnos de formación profesional: por ejemplo, más
de uno de cada cinco en Dinamarca, Noruega, Polonia o la
República Checa. Por otro lado, las altas tasas de desempleo juvenil en la Unión Europea –un 20,7% según datos
publicados a comienzos de junio por Eurostat– han llevado
a que los gobiernos promuevan cada vez más este tipo de
programas.
La tradición laboral de los países anglosajones y otros es
muy diferente. Podría decirse que aquí prima la experiencia
sobre el título oficial. En esos países, los estudiantes por lo
general no buscan puestos de prácticas donde aprender un
oficio, sino trabajos remunerados de cualquier tipo, sin relación con sus estudios, habitualmente en horarios de tarde,
en fin de semana o en verano. Es el
caso de más del 90% de los estudiantes con trabajo en el Reino Unido, Estados Unidos, Japón, Corea y Suecia.
Esta publicación –a cargo de la economista Glenda Quintini– parte de datos sobre los 23 países participantes en
la Encuesta de Competencias para
Adultos (PIAAC), elaborada por la
propia OCDE. A grandes rasgos, la
encuesta estima que un 39% de los
Un trabajo moderado
estudiantes de 16 a 29 años trabajaayuda al estudiante
ron en 2012. No obstante, este porcentaje resulta poco representativo,
a desarrollar “un
pues oscila entre el 15% de Italia y el
mayor sentido de
60% de Holanda. A grandes rasgos,
la responsabilidad,
los jóvenes de países anglosajones
una conciencia ética
son más propensos a combinar estudio y trabajo, mientras que esta cosdel trabajo y una
tumbre es menos frecuente en países
mayor disciplina”
europeos como Italia, Bélgica o la República Checa, donde menos del 20%
de los estudiantes trabajan.
Influencia
de las leyes laborales
La OCDE indica que los mercados laborales flexibles –donde la ley facilita
tanto la contratación como el despido, así como el trabajo a media jornada– son un entorno favorable para
compaginar estudio y trabajo.
Las legislaciones que hacen hincapié en la protección del empleo y
dificultan los contratos temporales
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tienden a reducir el empleo entre los estudiantes, fuera de
las prácticas para alumnos de formación profesional. En
cambio, en los países anglosajones, donde abunda más el
trabajo a jornada parcial o por horas, hay mayor proporción
de estudiantes con trabajo.
Común entre universitarios
En términos generales, los jóvenes que cursan estudios universitarios de grado o posgrado son los que compaginan con
más frecuencia estudio y trabajo. En muchos casos, lo hacen
para costearse los estudios. Sin embargo, los países donde
la combinación de estudio y trabajo es más común no son
necesariamente aquellos en los que las tasas universitarias
son más caras. En los países nórdicos, donde todos los estudiantes reciben una subvención pública para estudiar y
los estudios universitarios son gratuitos, casi todos los estudiantes trabajan para poder emanciparse de sus padres.
En general, los trabajos más frecuentes entre universitarios
no son prácticas, sino ocupaciones sin relación con los estudios.
La OCDE señala que, tanto en la enseñanza secundaria
como en la universidad, los estudiantes más propensos a
compaginar estudio y trabajo son los de áreas como salud y
medio ambiente, magisterio, humanidades o idiomas. Otro
dato interesante es que, a pesar de los estereotipos que relacionan la formación profesional o el aprendizaje con los
varones, los dos sexos están representados más o menos por
igual entre los estudiantes que trabajan.
La OCDE señala que compaginar estudio y trabajo suele tener consecuencias positivas, aunque no siempre. El inconveniente es que puede retrasar la graduación o tener un
impacto negativo en las notas. Esto es más frecuente en los
alumnos de últimos cursos de secundaria que en los universitarios. Entre los primeros, muchos de los que prueban un
empleo, luego pierden el interés por las materias escolares
y abandonan los estudios para trabajar a tiempo completo.
Por otra parte, las investigaciones indican que un trabajo moderado –ya sean prácticas, trabajos de verano o empleos de no más de 15 horas semanales durante el curso– no
suele dificultar el rendimiento académico. Al contrario, ayuda al estudiante “a desarrollar competencias vitales, tales
como un mayor sentido de la responsabilidad, una conciencia ética del trabajo y una mayor disciplina”, sostiene el estudio de Quintini.
DE LIBROS
LITERATURA
ALMAS MUERTAS
Nikolái Gógol
Cátedra. Madrid (2015). 424 págs. 20,60 €.
Traducción: Alfredo Hermosillo.
Tras una de las presentaciones más
afiladas y mordaces de la historia
de la literatura, Chíchikov revela las
intenciones que lo mueven en sus
andanzas por las provincias rusas:
“Me propongo adquirir muertos que,
en el padrón, figuren todavía como
vivos”.
Almas muertas, la cumbre narrativa de Nikolái Gógol (1809-1852),
parte de una idea extraordinaria
para armar un lienzo en el que cabe
todo: el retrato de un hombre –el estafador Pável Ivánovich Chíchikov– y
el de un país, Rusia, objetos de una
sátira de miras “regeneracionistas”.
Capítulo a capítulo, Gógol pone en
solfa a terratenientes ignorantes,
funcionarios corruptos y damas sin
atributos, con la mácula polimorfa
de sus vicios: la codicia, la tacañería, la astucia carente de moral, la
misantropía, la mezquindad o el
cinismo.
Sutil e ingenioso, el autor de El
capote se luce en las descripciones
de sus criaturas –“En su despacho
tenía siempre un libro, con una señal
en la página catorce, que estaba
leyendo hacía ya dos años”–, se inmiscuye a veces en la narración para
confesar sus filias y fobias o cantar
a su amada Rusia, y trata de eximir
finalmente a su rufianesco protagonista, porque no hay que ser tan
“severo” con el prójimo.
Almas muertas es, en fin, una
novela francamente divertida,
desopilante, más rabelesiana que
cervantina, en la que un antihéroe
de su tiempo vaga por las aldeas en
compañía de su lacayo Petrushka
y su cochero Selifán con un propósito tan retorcido como equívoco:
la compra de siervos fallecidos –las
“almas muertas” de un título que
puede ampliarse al fondo de todos
los personajes que desfilan por sus
páginas– para hipotecarlos después.
La novela podría leerse como una
sucesión de caricaturas perfectamente ensambladas, que en su
día enardecieron a la crítica más
nacionalista y que al lector de hoy le
arrancan risas. La estructura de los
capítulos es similar: el viaje de Chíchikov en su troika, la llegada a su
destino, la presentación de las fuerzas vivas de la región y las distintas
reacciones que en ellas suscitan sus
intrigas.
Al igual que sucede en El inspector o La nariz, respectivamente su
obra de teatro y su relato más reputados, subyace en Almas muertas el
problema de la identidad. Chíchikov
no es un canalla al uso, sino un
ventajista, que acaba atrapado en su
red de mentiras.
Maestro del sarcasmo, Gógol
ACEPRENSA OCTUBRE 2015
fue grande mientras se mordió
la lengua de la compasión. Tras
proyectar una segunda parte de su
libro, más benévola e inocua, quemó
su manuscrito en la chimenea de su
residencia de Moscú, que todavía
hoy puede verse por lo que costaba
un alma muerta, más o menos.
ALBERTO DE FRUTOS
LA SEÑORITA PYM DISPONE
Pym, va poniendo de manifiesto los
modos de ser y comportarse de las
personas con las que convive. Sus
descripciones son cautelosas, agudas, y a veces tienen ramalazos de
buen humor.
El problema moral que, al final,
se le plantea a la señorita Pym no
es nada fácil. Un amigo le advierte
que “a no ser que juegue usted a ser
Dios, ha de saber conformarse con lo
simple”, es decir, “a menos que sea
usted clarividente y consiga prever
las consecuencias de sus actos, es
mejor seguir las normas, ¿verdad?”.
LUIS DANIEL GONZÁLEZ
UNA PASIÓN RUSA
Josephine Tey
Hoja de Lata. Gijón (2015). 319 págs. 21,90 €.
Traducción: Pablo González-Nuevo.
La autora fue una escritora escocesa
de la que no hace mucho se ha publicado en castellano una reedición
de la magnífica La hija del tiempo,
un caso de investigación histórica
resuelto por el inspector de Scotland Yard Alan Grant. Su verdadero
nombre fue Elizabeth Mackintosh
(1896-1952); Josephine Tey era su
seudónimo literario.
Esta novela, publicada en 1946,
puede llamarse de intriga aunque no
hay en ella detective alguno ni, casi,
investigación. La trama se desarrolla
en un internado inglés que forma
futuras profesoras de materias como
educación física, danza, deportes,
etc. Lucy Pym, autora de un libro de
psicología de gran éxito, es invitada
por la directora del internado, una
antigua compañera de colegio, a
que dé unas charlas a las alumnas.
Acepta y, por distintos motivos, su
estancia se prolonga unas semanas,
hasta el final de curso.
En ese tiempo se hace amiga de
las profesoras y de algunas chicas,
y acaba en medio de un conflicto
escolar que, además, termina con
una extraña muerte, un misterio que,
como tal, ocupa pocas páginas en el
conjunto.
La narradora, la misma señorita
Reyes Monforte
Espasa. Barcelona (2015). 600 págs. 19,90 €.
La periodista y escritora Reyes Monforte ha publicado, entre otros libros, Un burka por amor (2007) –un
reporte novelado sobre la historia de
amor entre un hombre afgano y una
española– y las novelas Amor cruel
(2008), La rosa escondida (2009),
La infiel (2011) y Besos de arena
(2013). Su última novela, Una pasión
rusa, con la que ha obtenido el XIV
Premio de Novela Histórica Alfonso
X el Sabio, arranca de una placa que
recuerda el nacimiento en Madrid de
Lina Prokófiev (1897-1989) y sirvió a
la autora como acicate para conocer la apasionada y agitada vida de
una mujer que estuvo casada con el
compositor ruso Serguéi Prokófiev
(1891-1953) y que vivió los agitados,
emocionantes y trágicos sucesos del
siglo XX en Rusia.
Carolina Codina era hija de un
tenor catalán, Juan Codina, y de una
cantante rusa de origen noble, Olga
Nemivskaia. Pasó su infancia con
sus abuelos maternos en Rusia, en
el Cáucaso, hasta que se trasladó a
vivir con sus padres a Nueva York,
en 1908, donde comenzó a estudiar
para dedicarse también a la música. En 1918 conoció en un concierto
a Serguéi Prokófiev, de quien se
enamoró. En 1919 viajó a París para
seguir al lado de Prokófiev, quien ya
se había convertido en un músico de
prestigio internacional. Se casaron
en 1923, en Alemania.
Lina, que aspiraba también a ser
una estrella de la música, acompañó
a Prokófiev en sus años parisinos,
para ella los más importantes de
su vida. Conoció a otros grandes
músicos rusos e importantes artistas, como Rajmáninov. Fue amiga
de Coco Chanel, Arthur Rubinstein,
Maurice Ravel, Gertrude Stein, Hemingway, Picasso, Matisse, Raymond
Radiguet, Jean Cocteau…
Prokófiev había abandonado su
país natal en plena Guerra Mundial,
al poco de iniciarse la revolución
rusa. En el exilio, siguió al tanto de lo
que ocurría en su país, aunque siempre mostró poco interés por la política. Prokófiev estaba obsesionado
con la música y con la fama. Tenía
un carácter ensimismado, pasional y
orgulloso, y aunque conocía muchas
historias deplorables sobre lo acontecido en su país natal, anhelaba
volver a su patria. Los servicios de
propaganda soviéticos lanzaron sus
redes para que viajase a la URSS, y
lo consiguieron.
A los pocos años, sin embargo,
el matrimonio se resintió. Prokófiev,
que seguía absorbido completamente por su trabajo, rompió con
Lina, abandonó a sus dos hijos y se
fue a vivir con Mira Mendelssohn,
con quien se casó años después,
en 1948. También en la década de
los 40 comenzaron los problemas
de Prokófiev con el régimen soviético. De rebote, Lina, que mantenía
amistad con escritores polémicos –
como Pasternak y Maiakovski– y con
extranjeros, fue acusada de espiar
para los alemanes, encarcelada en la
Lubianka y condenada a veinte años
de trabajos forzados en Komi, casi
en el Círculo Polar Ártico. En Siberia
conoció la muerte de Stalin –y la
de su exmarido, ocurrida el mismo
día: 5 de marzo de 1953–, y tres
años más tarde fue liberada. Luego
residió en Moscú hasta que en 1974
ACEPRENSA OCTUBRE 2015
consiguió salir de la URSS para instalarse en Londres, donde murió
Reyes Monforte ha realizado un
gran trabajo literario para reconstruir con verosimilitud la agitada y
apasionante vida de Lina Prokófiev.
Se ha documentado muy bien sobre
el ambiente artístico de Nueva York
y París, lugares donde también
vivieron otros muchos exiliados
rusos. Describe con soltura la espumosa vida en la capital parisina y la
efervescencia por todas las manifestaciones artísticas. También resulta
muy equilibrada la narración del
paso de Lina por el Gulag.
La novela tiene siempre como
hilo conductor el mundo interior de
Lina. Fue una mujer culta, exquisita,
de gran belleza, que supo renun-
ciar a sus pretensiones artísticas
para entregarse en cuerpo y alma a
Prokófiev y su música. Una pasión
rusa es una novela de amor que
mantiene el interés gracias al fuerte
carácter de la protagonista, a los
artísticos ambientes que frecuentó
y a los dramáticos sucesos que tuvo
que afrontar.
ADOLFO TORRECILLA
LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL
UNA VIDA MÁGICA
Diana Wynne Jones
Anaya. Madrid (2015). 272 págs. 8,90 €.
Traducción: Elena Abós. A partir de 12
años.
Nueva edición del primer libro de
la serie “Los mundos de Chrestomanci”, nombre que no se refiere
a una persona sino al puesto, un
funcionario del gobierno británico
que controla el uso de la magia en
el país. En esta novela, Gwendolen
DIANA WYNNE JONES
Chant, una joven y presumida bruja
con grandes poderes, y su hermano
pequeño Eric, conocido como Gato,
son recogidos por su importante
tío Christopher cuando quedan
huérfanos. Van a vivir a su castillo
y allí asisten a clase con sus primos
Roger y Julia. Entre ellos y Gwendolen estalla una terrible rivalidad
a pesar de que tienen prohibido usar
la magia en el castillo. Por el contrario, Gato, que no cree tener talento
para la magia, va descubriendo sus
posibilidades.
Diana Wynne Jones (1934-2011)
es una de las escritoras de fantasía
con más prestigio y toda una experta en relatos que se desarrollan en
mundos alternativos. Sus argumentos son complejos pero se desarrollan con claridad y, a la vez, presentan con naturalidad convincente la
fusión de lo cotidiano y lo mágico.
Algo parece haber tomado de su
ingenio J.K. Rowling para presentar
conjuros y sus efectos, y quizá Terry
Pratchett le deba también algo de
su afilado sarcasmo. El texto tiene
una calidad literaria que se revela,
entre otras cosas, en oportunas
observaciones psicológicas al paso y
en excelentes toques descriptivos.
Pero si algo distingue las novelas de Jones de otras de fantasía
es cómo, al presentar los conflictos de los chicos y chicas en unos
ambientes fantásticos, consigue
llevar al lector a reflexiones de más
calado. Los protagonistas acaban
descubriendo dentro de sí mismos
cualidades que no creían tener, van
recibiendo algunas lecciones sobre
la forma de usarlas apropiadamente, y han de ir superando dificultades: es lo que le ocurre a Gato
Chant, quizá el más atractivo de los
personajes de toda la serie, inhibido por el carácter dominante de su
hermana Gwendolen.
LUIS DANIEL GONZÁLEZ
ACEPRENSA OCTUBRE 2015
DE CINE
CARTELERA
EVEREST
Director: Baltasar Kormákur.
Guion: William Nicholson, Simon Beaufoy.
Intérpretes: Jason Clarke, Josh Brolin,
Jake Gyllenhaal, Keyra Knightley, Emily
Watson.
121 min.
Jóvenes.
El 10 de mayo de 1996 es el día
señalado para que una expedición
organizada por Adventure Consultants, una empresa neozelandesa de
alpinismo, corone el Everest. Lidera
el grupo Rob Hall, dueño de la empresa y excelente montañero de 35
años. Hall ha subido cuatro veces al
Everest y ha llevado a 39 personas
hasta la cima. Le acompañan dos
guías, siete sherpas y ocho clientes,
de los cuales tres tienen experiencia
de ochomiles. Los cinco restantes
son buenos escaladores, casi todos
con experiencia en sietemiles. El
precio es de 65.000 dólares por
cabeza.
El director islandés Baltasar
Kormákur (Contraband) cuenta un
hecho real. La película se ha rodado fundamentalmente en los Alpes
italianos y se ha decidido usar el 3D,
que –como suele suceder–no aporta
demasiado.
La historia está bien contada
porque los guionistas han procurado
no “dramatizar” excesivamente los
hechos. Ciertamente sobran, porque
ni son creíbles ni ayudan al relato,
algunos planos lacrimógenos del
equipo del campamento base. Pero,
con esa excepción, el relato es seco,
impactante e inteligente, aunque
solo toque de refilón el sufrimiento
de las familias. Ayuda a entender
que hay gente que hace estas expediciones “porque puede y porque
quiere”. El resto es literatura.
La película es directa y áspera,
no se suelta de la cuerda, porque
de lo que se trata es de contar algo
que ocurre en el lugar más alto del
planeta, donde un cambio en el
tiempo puede llevarse por delante a
los cada vez más numerosos expedicionarios, que se congregan anualmente con la intención de llegar a la
cima y volver a casa con vida.
ALBERTO FIJO
FRANCISCO.
EL PADRE JORGE
Director y guionista: Beda Docampo
Feijóo.
Intérpretes: Darío Grandinetti, Silvia
Abascal, Carlos Hipólito, Emilio Gutiérrez
Caba, Marta Beláustegui.
120 min.
Todos.
Hay muchos elementos de interés
en esta película sobre Jorge Mario Bergoglio. Me parece que los
productores y el director-guionista
han logrado lo que pretendían: un
largometraje que pueda interesar y
gustar a un público amplio, creyentes y no creyentes, jóvenes y mayores, conocedores de la vida del papa
Francisco y desconocedores de su
trayectoria. Una película que cuenta
la historia de un cura y luego obispo
que llegó a ser papa, manteniendo su personalidad, su manera de
comunicar el mensaje cristiano, su
forma de comportarse y de actuar
en consecuencia con su amor por
Jesucristo y su fidelidad a la Iglesia.
Buena parte del mérito lo tiene
el personaje de ficción que interpreta excelentemente la actriz
española Silvia Abascal. Se trata de
una periodista española que tratará a Bergoglio en el periodo que
media entre los cónclaves en los
que son elegidos Benedicto XVI y
el propio Francisco. En esos años,
2005 a 2013, la periodista a la que
su periódico encomienda que cubra
un cónclave sin tener cercanía con la
religión y procedente de la información política, conduce al espectador
a conocer al padre Jorge.
La cuidada fotografía del gran
Kiko de la Rica (Blancanieves) en
localizaciones de Buenos Aires,
Madrid y Roma, la música de Federico Jusid y la soltura de un reparto
muy bien seleccionado y dirigido
convierten la película en un viaje
agradable y ameno, creíble en todo
momento gracias al trabajo de Darío
Grandinetti, que compone a un
Francisco cercano, piadoso, entregado, humilde, sencillo. Hay un detalle muy significativo (que muchos
que le han tratado manifiestan) y es
que Francisco ha ido dulcificando
su carácter, en gran medida por su
devoción a San José. Y eso está bien
plasmado en la película.
En la vida del actual Papa, como
en la de cualquier sacerdote fiel a la
Iglesia en los turbulentos años 70 y
80, ha habido de todo. Es un acierto
que la película se haga eco de esas
dificultades, pero sin darles una
importancia que no tienen.
“Tener fe no quiere decir que no
tengamos dificultades en la vida,
sino que somos capaces de afrontarlas sabiendo que no estamos
solos”. “Qué hermoso es anunciar a
todos el amor de Dios que nos salva
y da sentido a nuestra vida”. Son
dos pensamientos de Francisco en
su cuenta de Twitter. Quien no los
entienda, ni entenderá la película ni
entenderá a Francisco, sucesor de
un puñado de papas verdaderamente excepcionales.
ALBERTO FIJO
ACEPRENSA OCTUBRE 2015
EL CORREDOR DEL
LABERINTO: LAS PRUEBAS
Director: Wes Ball.
Guion: T.S. Nowlin, basado en la novela de
James Dashner.
Intérpretes: Dylan O’Brien, Kaya
Scodelario, Thomas Brodie-Sangster,
Nathalie Emmanuel, Aidan Gillen,
Katherine McNamara, Giancarlo Esposito.
131 min.
Jóvenes-Adultos. (V)
las razones de su encierro; todo en
esa historia es enigmático.
La nueva película comienza donde terminó la anterior: tras evadirse,
Thomas y sus amigos consiguen
llegar a unas instalaciones donde
les prometen una vida normal. No
tardarán en descubrir que siguen
atrapados y en peligro, que son
especiales y que hay poderosos que
no cejarán hasta descubrir y quitarles aquello que les hace inmunes a…
algo. El problema es a dónde huir,
dónde conseguir ayuda si no queda
nada fuera de las instalaciones en
que han sido acogidos.
Wes Ball, joven director que
hizo del primer episodio uno de
los grandes éxitos del año pasado,
repite con igual fortuna o mejor.
Con los mismos equipo técnico y
actores cuenta una historia similar,
no idéntica, y explota con habilidad
las diferencias: el ritmo es todavía
más trepidante, y en plena carrera
se producen hallazgos y aparecen
nuevos personajes; descubrimos la
amenaza, la resistencia, la esperanza; sobre todo, vemos personajes de
carne y hueso capaces de equivocarse y de rectificar, de grandes
egoísmos y de actos heroicos. Además se plantean algunas cuestiones
éticas interesantes sobre la investigación científica y sus límites, sobre
el modo de justificar acciones ruines
por una buena causa, y algunas más.
FERNANDO GIL-DELGADO
Segunda entrega de la saga El
corredor del laberinto, otra trilogía
de aventuras de adolescentes en un
mundo futuro post-apocalíptico, al
estilo de Los Juegos del Hambre o
Divergente. La primera cinta sirvió para presentar a Thomas y sus
amigos, atrapados en un laberinto
mortal, sin saber dónde estaban ni
Novelas que
conforman la trilogía
“El corredor del
laberinto”
CINE EN DVD
LA CASA
DEL TEJADO ROJO
Director: Yoji Yamada.
Guion: Yoji Yamada, Emiko Hiramatsu.
Intérpretes: Takako Matsu, Haru
Kuroki, Hidetaka Yoshioka, Satoshi
Tsumabuki, Chieko Baisho.
137 min.
Jóvenes.
Yoji Yamada tiene 83 años. Lleva
sesenta trabajando en la productora
Shochiku, donde ha dirigido 80 películas desde su debut en 1961. “Quiero rodar para capturar la atmósfera
y la esencia. Una buena película
rezuma encanto y fragancia. Quiero
que mis películas sean así, pero no
es tarea fácil, y por eso suspiro tanto
durante un rodaje”. Hermosas palabras del anciano Yamada, en correspondencia perfecta con sus logros en
esta deliciosa historia, que recuerda
a la excelente Kabei, nuestra madre
(2008), ambientada en el mismo periodo histórico, la era Showa, previa
a la Segunda Guerra Mundial.
En 1936, la joven e inocente Taki
sale de su aldea para trabajar como
empleada doméstica de los Hirai, un
matrimonio de la burguesía industrial de Tokio con un hijo de pocos
años. El marido es ejecutivo de una
fábrica de juguetes. Tokiko es un
ama de casa a tiempo completo. Bella, delicada, elegante y sensible, en
la universidad todos la admiraban.
Yamada y su coguionista desde
2000 Emiko Hiramatsu han adaptado una premiada novela de Kyoko
Nakajima publicada en 2010. Y el
relato, como todo el cine reciente de
Yamada, es una maravilla tanto en
su dimensión familiar como en el retrato social que lleva a cabo. Quiere
Yamada ayudar “a los que la ven a
sopesar qué es lo importante y qué
no lo es, al comparar el presente con
el pasado descrito en la película”.
Lo logra de una manera bellísima,
con una prosa poética deslumbrante en su fotografía, en la puesta
en escena, en las interpretaciones
medidas, en la música evocadora de
Joe Hisaishi.
“La esperanza –dice Yamada–
es algo muy tenue, es importante
agarrarse a ella. Y siempre espero
que ese sea el mensaje que llega a
los espectadores de mi cine”. Los
tres niveles narrativos de la película, que cubren un arco de 60 años,
encajan de una manera conmovedora, en gran medida por el trabajo
exquisito de Takako Matsu y Haru
Kuroki. Esta, la más joven, se llevó
el merecido premio a mejor actriz en
la Berlinale.
ALBERTO FIJO
ACEPRENSA OCTUBRE 2015
DE OCIO
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JUEGO
JUEGOS
PAC-MAN 256
Género: avance infinito.
Plataformas: Android, iOS.
Desarrollador: Hipster Whale.
Distribuidor: Bandai Namco.
Edad recomendada: Todos los públicos.
Idioma: español.
Precio: gratuito (compras opcionales).
Con motivo del 35 aniversario del
personaje más popular de Namco,
coloquialmente llamado “comecocos”, la empresa une fuerzas con
los creadores de Crossy Road para
reinventarlo en la generación móvil.
El resultado: un adictivo homenaje a
su legado bajo una actual y exitosa
fórmula.
Su título hace referencia al nivel
256 del juego original de 1980, donde la memoria de la máquina se saturaba produciendo errores gráficos
sin sentido: un mar de cifras, letras y
figuras. Con esa singularidad como
inspiración, se funde la mecánica
de Pac-Man con la de un endless
runner (juego de avance infinito,
como Crossy Road), dando como
resultado una divertida propuesta: el
pie de la pantalla avanza plagado de
errores que lo succionan todo a su
paso y hay que huir constantemente
hacia el horizonte para salvarse.
En la práctica, la idea supone que los laberintos (sin fin) se
generan de forma aleatoria según
se avanza, aunque ya no son tan
complejos ni variados. La meta
es conseguir el mayor número de
puntos llegando lo más lejos posible.
Durante la huida están presentes los
clásicos de la franquicia Pac-Man:
movimiento en cuatro direcciones,
fantasmas como enemigos, posibilidad de salir por un lado y volver
a entrar por el opuesto, y objetos
comestibles como frutas o puntos.
Hay otras novedades, siendo la
principal los ítems que conceden
imaginativos poderes al protagonista de forma temporal como hacerse
gigante, convertirse en tornado o
lanzar rayos. La pega es que consumen créditos, un recurso escaso
que hay que acumular jugando o,
en su defecto, pagar para conseguir.
También, al estilo del sensacional
Pac-Man Championship Edition DX,
el comecocos acelera según va engullendo, de modo que la huida se
vuelve más frenética.
Por suerte, la fórmula no se
resiente porque el control es simple
y preciso. A esto contribuye su tecnología, porque sin ser puntero hace
buen uso de las distintas plataformas y se mueve con fluidez. Se hace
querer por su plano artístico, con
una estética retro de colores vivos,
figuras abstractas y un apartado
sonoro que mezcla los entrañables
sonidos de los 80 con reinterpretaciones modernas de su música
electrónica.
La elección de su vista isométrica no es casual: no solo permite
divisar todo el mapa sino que es
otro homenaje en sí misma: tanto al
Crossy Road como a la disposición
de Pac-Mania (1987). En definitiva,
estamos ante un título asequible
para todas las edades.
Pac-Man 256 Es un free-to-play
(juego gratuito con compras opcionales) sencillo, divertido y simpático
que expone su mercadería con honestidad. Fomenta la planificación,
la atención y los reflejos.
ENRIQUE CANTO GAITERO
SIGLAS CINE / VIDEOJUEGOS
V violencia
S detalles sensuales
X sexo explícito
D diálogos soeces
SHOVEL KNIGHT
Género: plataformas, acción.
Plataformas: Windows, OS X, Linux, 3DS,
Wii U, PS3, PS4, PS Vita, Xbox One.
Desarrollador: Yatch Club Games.
Distribuidor: tiendas digitales, Koch
Media (versión física).
PEGI: 7.
Contenidos: violencia caricaturizada.
Idioma: textos en castellano.
Precio: 14,99 € (descarga digital), 24,95 €
(versión física).
Shovel Knight es un juego de plataformas de avance lateral y vertical
en el que hay que sortear obstáculos, derrotar a enemigos y mejorar
el equipamiento para poder avanzar.
Su encanto reside en desafiantes retos y sólidas mecánicas, además de
una dirección artística encantadora.
Como en el noble Caballero de
la Pala, el objetivo es rescatar a su
amada de la torre en que se encuentra prisionera y devolver la normalidad a sus tierras. Para ello tendrá
que derrotar a una malvada hechicera y a sus huestes.
Dentro de las reglas hay dos
especialmente ingeniosas: la primera es que hay puntos de salvado; la
segunda es que no hay vidas. Aunque tenga momentos exigentes, la
dificultad es asequible, gracias a los
puntos de salvado y a las numerosas
ranuras para guardar la partida.
Es apto para casi todas las edades. Y puede inculcar valores como
la perseverancia o la paciencia... y la
atención en los más pequeños.
ENRIQUE CANTO GAITERO
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