Evolución y selección natural: Russel Wallace y

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Teoría de la evolución: ciencia e ideología (2). Evolución y selección natural:
Russel Wallace y Charles Darwin.
FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2005; 9(1)
Fernando Ruiz Rey.
Psiquiatra
Raleigh, NC. USA.
E-mail: [email protected]
Como hemos visto en la sección anterior, en forma esquemática y limitada, en la época de Darwin los naturalistas
comenzaban ya a hablar de la mutabilidad de las especies, de la adaptación al medio, de la lucha por la existencia
y de la evolución, e, incluso -como el mismo Darwin lo reconoce- de la selección natural (1). Además, en la
cultura en general y, particularmente en la historia, se hace notorio desde el siglo XVIII, el interés por el
desarrollo de las instituciones y la noción de unicidad y organicidad de las sociedades; el modo de ver e
interpretar en forma de cambio evolutivo se insinúa en distintas áreas del pensamiento. (2)
Sin embargo, ninguna teoría había sido capaz de romper el predominio de la concepción fija e inmutable de los
organismos. No obstante, se puede decir, que el germen de una teoría evolutiva de los seres vivientes estaba
presente y preparado a irrumpir en cuanto se formulara una tesis general, más acorde con los datos
observacionales y articulada sin recurrir a elementos explícitamente metafísicos. No es entonces sorprendente,
que dos naturalistas -Charles Darwin (1802-1882) y Alfred Russel Wallace (1823-1913)- hayan llegado a
concebir y proponer, casi simultáneamente, una teoría de la evolución por selección natural.
Charles Darwin se embarcó en el H.M.S. Beagle como naturalista en 1831 en un viaje de cinco años por alrededor
del mundo que lo convirtió en un agudo observador de la naturaleza y en un industrioso colector de especimenes.
Posteriormente, durante varios años continuó sus reflexiones, estudios y experimentos; solo en 1839 escribió un
abstracto de 35 páginas, y en 1844 lo amplió a un “ensayo” que compartió solamente con sus amigos de la
Linnean Society de Londres, Charles Lyell y Joseph Hooker. En 1857 escribió acerca de su teoría al profesor Asa
Gray de Boston, USA (3). Pero Darwin no estaba aún dispuesto a hacer pública sus ideas, quería entregar su tesis
con el máximo de evidencia disponible que apoyara su teoría. Continuó sus trabajos por más de 10 años, hasta
que el naturalista Alfred R Wallace le comunicara, desde el archipiélago Malayo, en 1857, sus ideas acerca de la
evolución y de la selección natural. Wallace había ya publicado en los Annals of Natural History en 1855, sus ideas
acerca de las especies como descendientes de troncos comunes, lo que explicaba la distribución actual de la fauna
y, a su vez, correspondía con los cambios geológicos que se proponían en la historia del planeta; propone como
ley de la naturaleza: ‘todas las especies han aparecido en coincidencia de tiempo y espacio con especies muy
cercanas pre-existentes’. (4)
En Junio de 1858 Wallace envió a Darwin una copia de su trabajo sobre la evolución escrito en Febrero de 1958
para que lo presentara a Lyell de la Linnean Society, Darwin cumple con el pedido de su colega, y comenta a
Lyell: “Nunca he visto una coincidencia más asombrosa”. (5)....”[Mr. Wallace] ha llegado casi a las mismas
conclusiones generales que tengo yo del origen de las especies” (6, pág. 27)..... “Diferimos solo en que yo llegué
a mi visión por lo que la selección artificial ha hecho por los animales domésticos.” (7) Hooker y Lyell conscientes
de la coincidencia de las tesis de estos dos naturalistas, trabajando independientemente en extremos distantes
del planeta, presentan en la Linnean Society, el trabajo de Wallace: Sobre la tendencia de las variedades de
separase indefinidamente del tipo original (8), y un resumen de la teoría de Darwin, que un año más tarde -en
1859- se sigue con la publicación de su famoso libro El origen de las especies. (6)
Alfred Russel Wallace, el poco reconocido coautor de la teoría de la evolución por selección natural, fue un
botánico inglés con una rica experiencia en ambientes naturales, incluyendo varios años en las selvas tropicales
del Amazona y del Archipiélago Malasio. Los años de colector de especimenes naturales y la observación de la
fauna de los lugares explorados, condujeron a Wallace a la idea de que el cambio de las especies se producía por
sucesión natural y descendencia, “pero -recuerda en My Life- el proceso exacto del cambio y las causas que lo
promovieron eran completamente desconocidas y parecían casi inconcebibles.” Wallace no podía comprender
como coexistían tantas especies, muchas de ellas difiriendo levemente de las especies vecinas por rasgos
perfectamente definitivos y constantes; porque, razonaba: “Uno esperaría que si hay una ley de la naturaleza de
que las especies estén continuamente cambiando, de modo que con el tiempo lleguen a ser especies nuevas y
distintas, el mundo estaría lleno de una mezcla inextricable de varias formas levemente diferentes, y las especies
bien definidas y constantes que vemos no existirían.”...”El problema entonces era no sólo cómo y por qué las
especies cambian, sino que cómo y por qué cambian a especies nuevas y bien definidas, adaptadas a distintos
modos de vida; y por qué todos los grados intermediarios desaparecen (como lo demuestra la geología) y dejan
solo especies claras y bien marcadas, géneros y grupos altos de animales.” (Citas en referencia 9)
Y, al igual que Darwin, fue la doctrina de Mathus (Principles of Population) la que le dio la clave a Wallace para
resolver el problema. El hambre, los accidentes, la guerra ponen límite a la población humana, y los animales que
se reproducen, aún más rápidamente que los seres humanos, deben enfrentar factores equivalentes que limitan el
crecimiento desbordante y mantiene el número regular de la especie. El paso siguiente Wallace lo describe: “¿Por
qué algunos mueren y otros viven? Y la respuesta fue clara, en la totalidad, el mejor dotado vive. De la
enfermedad los más sanos escapan, de los enemigos el más fuerte, el más ágil o el más astuto, y así continúa.
Entonces repentinamente vi. que este proceso que actúa por si mismo necesariamente debería mejorar la raza,
porque en cada generación el inferior inevitablemente moriría y el superior permanecería, esto es, el mejor
dotado sobrevive.” (9)
El cuadro general de la mutación de las especies apareció claro a Wallace, con los cambios constantes del
ambiente, clima, enemigos y disponibilidad de comida, “y considerando la cantidad de variación individual que mi
experiencia de colector me ha mostrado que existe, entonces pensé, que todos los cambios necesarios para la
adaptación de las especies a las condiciones cambiantes ocurren, y como los grandes cambios en el ambiente son
siempre lentos, habría amplio tiempo para que el cambio sea efectivo para la sobrevivencia del mejor dotado en
cada generación.....Entre más lo pensaba, más convencido estaba que había encontrado la largamente buscada
ley de la naturaleza que resolvía el problema del origen de las especies.”
La coincidencia de la teoría de Wallace y Darwin son notables, tanto en contenido, como en el momento de su
aparición, aunque Darwin se adelantó a su amigo en algunos años, por lo que se le otorga la prioridad, además,
su teoría es más completa. Los naturalistas trabajaron en distintos puntos del mundo, y comenzaron sus
especulaciones teóricas de distintas observaciones. Wallace llegó a su concepción del origen de las especies,
partiendo de la observación de la distribución actual de la fauna y de los resultados de las investigaciones
geológicas y geográficas, en cambio, Darwin, aunque también asombrado de la distribución de la fauna de los
Galápagos, inicia el camino hacia su teoría, del análisis de la selección artificial realizada por el hombre. Para
Darwin es esencial el modo como se producen las modificaciones y la adaptación de los seres vivos, y en este
sentido, encuentra en el estudio de las variaciones logradas en los animales domésticos y en las plantas
cultivadas, la clave para resolver el problema.
Las variaciones observadas en los individuos -animales, plantas- son el producto de dos factores, la naturaleza del
organismo mismo y la naturaleza de las condiciones en que se encuentra el organismo; según Darwin, el primer
factor es el más importante. Darwin está consciente de que los efectos de las variaciones en los descendientes
puede ser definitiva o no y, que se sabe muy poco de los mecanismos hereditarios; escribe: “Nadie puede decir
por qué algunas peculiaridades en diferentes individuos de la misma especie, o de distintas especies, son a veces
heredadas y otras no; por qué un niño a veces vuelve a presentar caracteres de su abuelo o abuela o, de algún
antepasado más remoto; por qué una peculiaridad es a veces transmitida de un sexo a ambos sexos o, solo a un
sexo...” (6, pág. 36). Sin embargo, Darwin recalca que solo los rasgos que se heredan definitivamente tienen
relevancia para su teoría, “cualquier variación que no es heredada, no es importante para nosotros.” (6, pág. 35)
Las especies de los animales domésticos y de las plantas cultivadas exhiben numerosas variaciones, algunas
veces muy marcadas como en el caso del perro, del cual hay variaciones enormes que hacen pensar a Darwin,
que pueden ser el resultado de más de una especie. Pero, en el caso de los palomas domésticas, de las cuales
también hay una gran variedad de ejemplares, Darwin piensa que, por sus características y su gradación, derivan
todas de un ancestro común, la paloma de las rocas (Columba livia); con los miles de años de cruzamientos y
domesticación selectiva de estos animales, se fueron acumulando progresivamente las diferencias que muestran
las variedades actuales.
Uno de los rasgos más notables que vemos en las razas domésticas, según Darwin, es “su adaptación, no en
verdad para el propio bien del animal o planta, sino que para el uso o fantasía del hombre.” (6, pág. 4748).....”nuestras razas domésticas muestran adaptación en sus estructuras o en sus hábitos a los deseos o
fantasías del hombre.” (6, pág. 53) El hombre en el curso del tiempo va seleccionando los animales y plantas que
satisfacen sus intereses, corderos con más lana, caballos más fuertes o veloces, etc.; “la naturaleza da
variaciones sucesivas, el hombre las acumula en ciertas direcciones para su utilidad” (6, pág. 48), el hombre no
puede originar, ni impedir las variaciones, sólo acumularlas. Esta selección es metódica, va paso a paso
seleccionando los mejores ejemplares para un propósito determinado, acumulando cambios inconscientemente;
Darwin denomina este proceso, Selección Inconsciente.
Del mismo modo, razona Darwin, en la naturaleza las variaciones que ocurren en estructura o hábito, por leves
que sean, si permiten al animal o planta, ajustarse a las condiciones externas, -físicas y otros seres orgánicosaumentan sus posibilidades de sobrevivir en su ambiente; por el contrario, si las variaciones debilitan, aceleran la
eliminación del individuo o de la especie misma. Las especies más abundantes en individuos tienen más
probabilidades de presentar variaciones que las especies poco numerosas, además, están sometidas a una intensa
competencia que favorece la selección de los mejores individuos.
Al producirse una variación en una parte del sistema de un organismo, y se acumula con el tiempo por selección
natural, siguen luego otras modificaciones inesperadas en ese ser viviente, este fenómeno es lo que llama Darwin
ley de las correlaciones; así, una leve variación acumulada en el estado larval de un organismo, producirá
modificaciones en el organismo maduro. Pero también en un organismo maduro, la variación de una parte
ocasiona modificaciones de las otras; Darwin escribe: “por causas escasamente vistas, tales como un aumento o
disminución de los nutrimentos a una parte, presión mutua, el desarrollo temprano de una parte afectando el
desarrollo subsiguiente, y así se sigue, -y también a través de otras causas que conducen a muchos casos
misteriosos de correlación. Todos estos agentes los agrupamos, por brevedad, bajo la expresión de leyes del
crecimiento.” (6, pág. 199) Esta ley también es válida para la colectividad de seres orgánicos que viven en un
estado de coadaptación, ya que la modificación de unos, afectará la situación de los otros. Da la impresión, por la
descripción de Darwin que la ley de correlación es un fenómeno de tipo lamarckiano, las influencias del medio
afectan las partes, y como las modificaciones totales permanecen como variaciones de la especie, son, por tanto,
heredables.
Si las variaciones ocurridas son heredadas y se acumulan por selección natural, se generará una descendencia
diferente a sus progenitores y con mejores posibilidades de sobrevivencia. Además, en este proceso de evolución
por selección natural va aumentando la complejidad de la organización del organismo, se produce un aumento de
la complejidad, tanto estructural como funcional; a este fenómeno Darwin lo llama: principio de división de las
labores funcionales.
En algunos casos las variaciones aparecidas en los individuos no se heredan, pero si pueden heredarse las
predisposiciones a ciertas variaciones en particular, “en estos casos -dice Darwin- si el individuo que presenta la
variación no trasmitió a sus descendientes el carácter recién adquirido, sin duda les transmitirá todavía, mientras
las condiciones existentes permanezcan las mismas, una fuerte tendencia a variar de la misma manera.” (6,
pág.129)
Darwin sostiene que las variaciones no desaparecen mezcladas, ni diluidas por el proceso de la herencia, en gran
medida por las circunstancias de aislamiento geográfico que promueve el cruce entre los individuos con variación.
Además, Darwin observa que los seres vivos tienden a permanecer en su ‘hogar’, lugar geográfico, -aún los
animales migratorios regresan a él- lo que les permite conservar las variaciones evitando cruces que las diluirían.
Pero Darwin también sostiene (mostrando cierta contradicción) que las regiones continentales amplias, que han
sufrido oscilaciones en el nivel del terreno, alterando las condiciones ambientales, son las más propicias para la
“producción de nuevas formas de vida, bien dotadas para perdurar por largos periodos de tiempo y esparcirse
ampliamente.” (6, pág. 110) Estas especies han sido sometidas a fuerte competencia que ha permitido la
emergencia de las variaciones que se seleccionan para la sobrevivencia de los mejor dotados. Darwin explica que
en estas circunstancias: “Aunque todos los individuos de la mismas especies difieren en un grado menor unas de
otras, a menudo pasará mucho tiempo antes de que ocurran variaciones de naturaleza correcta en varias partes
del sistema. El resultado será a menudo, muy retardado por el cruce libre. Muchos explicarán que estas variadas
causas son ampliamente suficientes para neutralizar el poder de la selección natural. Yo no lo creo [itálica
agregada].” Darwin insiste que el tiempo permite el surgimiento y el predominio de las variaciones apropiadas
para la sobrevivencia, aún en condiciones de cruce libre; “creo además -escribe- que estos resultados lentos e
intermitentes concuerdan bien con lo que la geología nos dice acerca de la manera y velocidad con la que los
habitantes del mundo han cambiado.” (6, pág. 110-111)
Este tipo de selección que ocurre constantemente en la naturaleza, Darwin lo denomina Selección Natural para
señalar la relación con el poder de selección que ejerce el hombre en la domesticación y cultivo de animales y
plantas; sin embargo, Darwin señala: “[la selección natural] es un poder incesantemente preparado para la
acción, y es tan inmensurablemente superior a los débiles esfuerzos del hombre, como lo son los resultados de la
naturaleza a los del arte.” La selección natural es más profunda, penetrante y para el bien del individuo mismo y
de la especie; la selección natural cuenta con una cantidad enorme de tiempo para lograr sus efectos y afecta las
estructuras íntimas de los organismos. Este proceso de selección natural también se conoce como “sobrevivencia
del mejor dotado” , esta expresión proviene de Herbert Spencer, y Darwin la considera “más precisa y, algunas
veces, igualmente conveniente,” (Citas en ref. 6, pág. 75) porque la existencia animal y vegetal es una constante
lucha por sobrevivir en ambientes sobre poblados, llenos de peligros, de dificultades y de cambios climáticos
adversos: los seres orgánicos enfrentan una lucha por la existencia, como condición natural e ineludible.
Darwin señala que la expresión “lucha por la existencia” es usada por él en un sentido amplio y metafórico,
“incluyendo la dependencia de un ser en otro, e incluyendo (lo que es más importante) no solo la vida individual,
sino que el éxito en dejar progenie.” (6, pág. 75) Por ejemplo, dos animales carnívoros pueden luchar entre ellos
por el alimento disponible en tiempo de escasez y poder así, sobrevivir; pero también se habla de lucha por la
existencia en el caso de una planta en el borde del desierto que lucha por sobrevivir en tiempo de sequía, “aunque
más propiamente se debiera decir que es dependiente de la humedad.” (6, pág. 76), y también una planta que
‘depende’ de los pájaros para la dispersión de sus semillas, lucha con otras plantas para atraerlos y asegurar la
sobrevivencia de los suyos.
La lucha por la vida es para Darwin, una consecuencia del crecimiento geométrico de la reproducción que, si no
hubiera un freno, desbordaría la existencia de recursos para mantener la especie, escribe: “todas las plantas y los
animales tienen la tendencia a crecer en razón geométrica -de modo que llenarían rápidamente los espacios en los
que pueden existir- y que esta tendencia a crecer geométricamente debe ser frenada por la destrucción en algún
periodo de la vida,” (6, pág. 78) piénsese en las semillas perdidas, las inclemencias del tiempo, los predadores,
etc., pero es la cantidad de comida disponible para cada especie, lo que establece el límite de su crecimiento
máximo. “No hay que olvidar -escribe Darwin- que todo ser orgánico puede decirse que está pujando para
aumentar en número; que cada vida lucha en algún momento de su existencia; que la fuerte destrucción cae
inevitablemente en los jóvenes o en los viejos durante cada generación o en intervalos recurrentes.” (6, pág. 7879) Darwin recurre explícitamente al principio de poblaciones de Malthus, para diseñar esta condición básica de
los seres vivos.
La lucha por la existencia es generalizada, los seres orgánicos están íntimamente imbricados y dependen unos de
otros y, por tanto deben competir, si no constantemente, al menos, en algún momento de la existencia, para
lograr la sobrevivencia. La selección natural está presente en todo el mundo orgánico, escrutinizando momento a
momento las variaciones ofrecidas por la naturaleza para seleccionar lo mejor para el individuo y la especie. La
selección natural nos dice Darwin: “está trabajando silenciosa e insensiblemente, en cualquier parte y en
cualquier tiempo en que se ofrezca la oportunidad, para mejorar cada ser orgánico en relación a sus condiciones
de vida orgánica e inorgánica. No vemos nada de estos lentos cambios en progreso hasta que la mano del tiempo
ha marcado el lapso de las edades, y entonces nuestra visión de las épocas geológicas lejanas es tan imperfecta,
que vemos solo que las formas de vida son ahora diferentes de las que fueron anteriormente.” (Itálicas originales)
(6, pág. 92-92)
La selección natural trabaja lentamente, afectando en general a unos pocos, el resto de la organización cambia
por la ley de correlación. La selección natural “solo puede actuar cuando hay lugares en la organización natural de
un distrito que pueden ser mejor ocupados por la modificación de algunos de sus habitantes.” Estos lugares
dependen a menudo, de cambios físicos, que generalmente se producen muy lentamente y, de que la inmigración
de formas de vida mejor dotadas sea impedida.” (6, pág. 111) Al cambiar algunos se altera el sistema de
organización de los seres de un distrito y, así se generan nuevos lugares que son ocupados por otros.
La competencia más intensa se da “en los individuos de la misma especie, porque frecuentan los mismos distritos,
requieren la misma comida y están expuestos a los mismos peligros.” (6, pág. 85) El resultado de esta severa
lucha se manifiesta pronto...los más dotados suplantan a los más débiles. Frente a este cuadro desolador y
terrible, Darwin escribe lo que le parece una nota de consuelo: “Cuando reflexionamos sobre a esta lucha nos
podemos consolar con la convicción de que la guerra en la naturaleza no es incesante, que no se siente miedo,
que la muerte es generalmente rápida, y que el vigoroso, el sano, y el feliz sobrevive y se multiplica.” (6, pág. 87)
Darwin distingue la Selección Sexual que se centra en la lucha, no con las condiciones externas, sino que
principalmente entre los machos de la misma especie por lograr la atención de las hembras. Esta selección es
menos rígida en su acción que la selección natural y no implica la muerte, sino que el acceso al sexo opuesto. La
Selección Sexual explica la emergencia de fortaleza, habilidad, colorido y encantos que se observan en los machos
de muchas especies.
Las variaciones leves que ocurren al mero azar en los individuos, y se van acumulando gracias a la selección
natural y herencia, generan con el correr del tiempo, especies diferentes de las cuales emergieron. La selección
natural, entonces, no solo selecciona los individuos más aptos para sobrevivir en el distrito natural -‘nicho’- en los
que nacen y se desenvuelven, sino, y en forma más importante, selecciona a aquellos individuos que han sufrido
variaciones estructurales y funcionales que les permiten salir del ‘nicho’ original, para adaptarse y sobrevivir en
otras oportunidades que les ofrece el ambiente natural. Darwin escribe al respecto: “porque la selección natural
siempre actuará de acuerdo a la naturaleza de los lugares que o, no están ocupados o, no están perfectamente
ocupados por otros seres.” (6, pág. 119)
Esta tendencia a la diferenciación progresiva, en busca de nuevos ‘nichos’, es el principio de divergencia, que
explica las ramificación de los seres vivos y la aparición de las variedades, especies, géneros, familias, etc. Entre
más diversificados son los descendientes “en estructura, constitución y hábitos, así también son más capaces de
asir muchos y diversificados lugares de la economía de la naturaleza, y así son capaces de aumentar en
números.” (6, pág. 113) La diversificación permite que una mayor cantidad de vida pueda ser soportada por la
naturaleza.
Con la diversificación de los seres orgánicos y sus cambios estructurales y funcionales para alcanzar otros ‘nichos’
en la naturaleza, se va ganando en diferenciación de las partes y de las funciones del organismo viviente; aunque
difícil de definir, en la evolución se produce un incremento paulatino de la organización de los seres orgánicos.
Cada ser orgánico es un eslabón de una cadena evolutiva, en él se encuentra la historia de su evolución; las
especies no son más que una manera práctica, pero ficticia, de clasificar, no hay una esencia determinada para
las especies que están siempre en movimiento evolutivo.
Para Darwin, los seres vivos están animados de un impulso a sobrevivir y a crecer, como hemos visto, rechaza la
idea de Lamarck de la existencia de un impulso intrínseco en los organismos, a la perfección y complejidad, para
él, esto es el resultado de una combinación de un impulso genérico de sobre vivencia, la aparición de las
variaciones, y de la selección natural que elimina al que no consigue adaptarse mejor a las posibilidades ofrecidas
por el ambiente natural.
Darwin está consciente que las variaciones presentan problemas, muchas variaciones aparecen, para luego
desaparecer y retornar al estado anterior, por eso sostenía que las variaciones que afectan a las especies en
general, o al género, y que son antiguas, son más definitivas: han sido fijadas por la selección natural.
Darwin menciona a menudo que las variaciones ocurren al azar en los individuos, pero aclara, “esta es una
expresión totalmente incorrecta, pero sirve para reconocer nuestra plena ignorancia de las causas de cada
variación particular.” (6, pág. 133) Sin embargo, Darwin atribuye en parte, el origen de estas variaciones, no solo
a una ocurrencia intrínseca del individuo, sino que también a efectos del ambiente, lo que lo aproxima a Lamarck
y al pensamiento corriente de la época: herencia de caracteres adquiridos; al constatar el alto porcentaje de
variaciones vistas en los animales domésticos, Darwin es llevado a : “la conclusión de que la variabilidad está
generalmente relacionada a las condiciones de vida a las que cada especie ha sido sometida durante varias
generaciones sucesivas.” (6, pág. 133)....”Pienso que no puede haber dudas que el uso en nuestros animales
domésticos ha fortalecido y engrandecido ciertas partes, y que el desuso las disminuye; y que tales
modificaciones son heredables. “(6, pág. 135) Sin embargo, Darwin señala que estos factores adquiridos son
menos pronunciados en la naturaleza y están confundidos con la selección natural: “En totalidad podemos concluir
que el hábito, o uso y desuso, han, en algunos casos, jugado una importante parte en las modificaciones de la
constitución y de la estructura; pero que los efectos han a menudo, estado combinados, y algunas veces
dominados por la selección natural de variaciones innatas.” (6), pág. 141)
El concepto de variación en Darwin es, en verdad, un tanto confuso, sostiene, por ejemplo, que las modificaciones
en las especies ocurridas durante largos periodos de tiempo han sido el producto de la selección natural de
“numerosas, sucesivas, leves variaciones favorables; ayudada de una manera importante por los efectos
heredados del uso y del desuso de las partes; y de manera poco importante, las en relación a las estructuras
adaptativas , tanto presentes como pasadas, por el efecto directo de la acción de condiciones externas, y por
variaciones que en nuestra ignorancia parecen emerger espontáneamente. Parece que anteriormente no recalqué
la frecuencia y el valor de estas últimas formas de variaciones como conducentes a modificaciones permanentes
de estructura, independiente de la selección natural.” (6, pág. 451) En otra parte Darwin señala “la Selección
Natural ha sido el medio de modificación más importante, pero no exclusivo.” (6, pág. 30)
Se desprende de estas cita de Darwin -y de otras ya anotadas- que hay variaciones asociadas a la selección
natural, y otras relacionadas a situaciones ambientales y también espontáneas, ambas posibles de ser heredadas;
implicado que las variaciones inducidas por el ambiente y el uso y el desuso no son eliminadas por la selección
natural, ya que serían adaptativas. Pero no queda clara la naturaleza de esas variaciones con las que trabaja la
selección natural, excepto que son leves, al azar y misteriosas. Esas variaciones que nos da la naturaleza, por
selección natural generan las diferencias que se ven en las especies, pero, escribe Darwin: “no debemos olvidar
que el clima, la comida, etc. sin duda han producido algunos efectos directos.” (6, pág. 93)
La selección natural constituye un poder incesante que trabaja en beneficio de los individuos y, por consecuencia,
de las especies que emergen de este proceso. Darwin describe esta dinámica: “No puedo ver límite a la cantidad
de cambio a la belleza y la belleza de las coadaptaciones entre todos los seres orgánicos, unos con otros y con sus
condiciones físicas de vida, que se pueden haber efectuado por la selección natural en el largo transcurso del
tiempo, esto es por la sobrevivencia del más dotado.” (6, pág. 111)
Bibliografía
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Appleman. W.W. Norton & Company Inc. New York. 1970.
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8. Wallace R, Alfred (1858). On the tendency to depart indefinitely from the original Type. Pag. 89-97, en: Darwin
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Wallace: www.iol.ie/~spice/quotes.html
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