Ben Hogan - Club de Golf La Garza

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LEYENDAS DEL GOLF: BEN HOGAN
La palabra coraje es aplicada a multitud de
deportistas, alabando su rendimiento y todo el trabajo que hay detrás
de una buena actuación. A lo largo de la historia del golf, habremos
leído esta palabra aplicada a un putt ganador en el último hoyo de un
torneo o a la superación personal en unas condiciones adversas. Pero
coraje también es tirarte al asiento del copiloto para proteger a tu
mujer cuando un autobús, fuera de control, se lleva a tu coche por
delante. Y eso es lo que hizo Ben Hogan.
Ese acto reflejo de Hogan salvó la vida de su mujer y probablemente,
la suya propia, ya que el motor de su coche se empotró contra el
asiento del conductor. Valerie Hogan tan sólo sufrió heridas menores
mientras que el parte de Ben constaba de una clavícula rota, una
costilla hecha añicos, una doble fractura de pelvis y un tobillo roto.
Era 1949, y Hogan contaba con 37 años.
Nacido en Dublin, Texas, no disfrutó de una infancia corriente.
Cuando tenía nueve años su padre se suicidó disparándose en el
pecho y desde entonces tuvo que trabajar mientras continuaba sus
estudios. Vendió periódicos hasta que con doce años encontró un
trabajo de caddie, recibiendo 65 céntimos de dólar por cada 18
hoyos, en el Glen Garden Country Club. Su relación con el golf surge
en esta época. Comenzó a jugar con un hierro 5 para zurdos para
más tarde jugar a diestras. Su día a día consistía en hacer de caddie
y pasar horas practicando.
Ben Hogan se hizo profesional a los 17 años y se unió al circuito a los
19, y curiosamente, no tuvo unos inicios muy prometedores. Dos
años después de casarse con Valerie, en 1937, consiguió
definitivamente formar parte regular del mismo y poco a poco
comenzó a llevar cheques a casa. Fueron los años de la definitiva
explosión de Hogan como jugador y en 1940, 1941 y 1942
consiguió ser el primero en la lista de ganancias.
Su sentimiento patriótico le llevo a alistarse en el ejército americano
durante la Segunda Guerra Mundial y además del trabajo diario,
siguió mejorando su juego. En 1946 ganó su primer Grande, el PGA
Championship, batiendo a Porky Olvier 6-4 (por entonces el PGA
Championship se jugaba en modalidad Match Play). Dos años más
tarde, Hogan ganó otro PGA Championship y su primer U.S. Open.
Antes de cumplir los 37 años Hogan había ganado decenas de torneos
regulares en el circuito y tres Grandes.
El parte médico después de su accidente de coche hizo que muchos
pensaran que Hogan no podría volver a jugar al golf. Los médicos le
dijeron que tendría serias dificultades para volver a andar y que
realizar el swing, era por tanto, lo más parecido a una quimera. Es
precisamente en este punto donde Hogan destacó entre todos los
golfistas de su época y probablemente, de la historia. “Siempre me
han estado diciendo lo que no puedo hacer,” decía. “Supongo que he
querido demostrárselo. Esta ha sido una de las fuerzas que me han
guiado a lo largo de mi vida.” Efectivamente, Hogan volvió a andar.
Aquel verano estaba demasiado débil como para hacer el swing o
andar demasiado tiempo y al año siguiente Hogan estaba jugando
otro torneo. La noticia conmocionó al mundo del deporte y su
popularidad creció como la espuma. En aquel torneo terminó
empatado en el primer puesto con un tal Sam Snead, que fue quien
al final consiguió la victoria.
Ese mismo año, 16 meses después de su accidente, Hogan acudió a
Merion a disputar el U.S. Open y llegó al último hoyo del torneo con
opciones de forzar un playoff contra Lloyd Mangrum y George Fazio.
El mítico golpe que pega con el hierro 1 en el hoyo 18 le sirvió para
poder jugar al día siguiente el desempate, que ganó con 69 golpes
(uno bajo el par). “The Hawk” (“El Halcón”, como solían apodarle),
que había reinado en el mundo del golf antes de su accidente,
recuperaba su trono y se convertía en un mito del golf.
Desde el PGA Championship de 1946 hasta el Birtish Open de 1953
ganó nueve de los dieciséis Grandes en los que participó:
cuatro U.S. Open, dos Masters de Augusta, dos PGA Championship y
un British Open. Seis de estas victorias vinieron después del
accidente. Su ritmo de juego sin embargo disminuyó notoriamente ya
que no podía forzar demasiado sus piernas. En 1951 sólo jugó cinco
torneos pero consiguió ganar tres (Masters, U.S. Open y World Golf
Championship of Golf). Cuatro veces nombrado PGA Player of the
Year, es uno de los cinco golfistas que a lo largo de la historia han
ganado todos los Grandes (Gene Sarazen, Jack Nicklaus, Gary Player
y Tiger Woods son los otros). Tal fue su ritmo de victorias que en
1953 se pasó a apodar su récord de victorias en Grandes de ese año
como el “The Hogan Slam”, consiguiendo ganar el Masters, el U.S.
Open y el único British Open que jugó. El PGA Championship de ese
año (con el que hubiera completado el Grand Slam) no pudo jugarlo
porque se celebra del 1 al 7 de Julio, mientras que el British Open se
celebró del 6 al 10 de ese mismo mes.
Se retiró con 63 victorias profesionales y nueve victorias en Grandes.
Su historia personal, llena de dificultades, le sirvió para superarse y
elevarle posteriormente a ser uno de los grandes jugadores de golf de
la historia. En el siguiente post analizaremos probablemente el
aspecto por el que más se le recuerda: su forma de pegarle a la bola.
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