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SD 92702 – Causa 30300/08 – “Gutierrez, Lorena Andrea c/ Universidad de Buenos
Aires s/ despido” – CNTRAB – SALA III – 24/08/2011
En la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina a 24/8/2011, reunidos en
la sala de Acuerdos los señores miembros integrantes de este Tribunal, a fin de considerar
el recurso deducido contra la sentencia apelada, se procede a oír las opiniones de los
presentes en el orden de sorteo practicado al efecto, resultando así la siguiente exposición
de fundamentos y votación.//La doctora Diana Regina Cañal dijo:
I))Contra la sentencia de la instancia anterior, se alzan la actora y la demandada, a tenor de
los respectivos memoriales obrantes a fs. 148/154 y 159/164, que recibieran réplica a fs.
166/171 y 172/173. Por su parte, el letrado de la actora, apela sus honorarios por
considerarlos reducidos.II) Por cuestiones de orden metodológico, analizaré en primer término el recurso de la parte
demandada, que se queja porque considera que la vinculación de la actora con la UBA lo
fue por una relación de empleo público debidamente registrada y regida por designaciones
transitorias, alegando que la señora Gutiérrez nunca se presentó a concurso alguno y nunca
adquirió la estabilidad. Expresa que la sentencia es arbitraria e injusta, porque entiende que,
para que la LCT resulte aplicable a los entes públicos, se requiere la existencia de un acto
expreso en ese sentido, de acuerdo a la doctrina fijada por la CSJN al votar en la causa
"Leroux de Emede, Patricia c/ MCBA". Afirma que la decisión de grado, prescinde de
consideraciones acerca de las normas de derecho público aplicables al caso: señala que la
UBA se rige por el Estatuto Universitario y las normas dictadas por sus órganos, entre las
que se encuentra el Escalafón para el Personal no Docente. Agrega que en el fallo, se omite
que la UBA es un ente público, autónomo y autárquico, por lo que la sentencia implica
cercenarle atribuciones otorgadas por la ley.Pero entiendo que no () le asiste razón.No se discute que la UBA, sea un ente excluido del régimen establecido en la LCT. Pero
sentado lo expuesto, considero que no asiste la razón a la demandada cuando insiste en que
la actora formó parte del personal transitorio y que, por ello, no estaba amparada por la
garantía de estabilidad en el empleo.Ello pues, considero que en el caso subsisten varios factores que permiten confirmar la
decisión de grado que concluye que el vínculo se rigió por la LCT. La actora se desempeñó,
desde su ingreso (1º de abril de 2003) y hasta agosto de 2003, como monotributista,
emitiendo facturas para percibir su remuneración (ver facturas correlativas, agregadas en
sobre con documental Nº 69). En septiembre de 2003, la demandada la registró como
personal transitorio en la categoría 1 (servicios generales), designación que fue,
continuamente prorrogada, hasta su egreso. Prestó servicios en la Facultad de Psicología en
tareas de limpieza, atención telefónica y ascensorista, de lunes a viernes de 6:00 a 13:00
horas, con una remuneración promedio de $1967,38.Se evidencia de esta forma, que las tareas que la señora Gutiérrez desarrolló para la
demandada, pueden calificarse como propias e inherentes de ésta y, no existe ningún
argumento lógico, que permita suponer que las funciones de limpieza propias de una
Facultad, deban ser realizadas por personal “transitorio o no permanente”, careciendo las
mismas de las notas de excepcionalidad, eventualidad o transitoriedad, que justificarían la
forma de designación adoptada.En particular, se ha dicho que “ resulta manifiestamente irrazonable dejar sin protección
alguna a quien prestó servicios dependientes para la administración pública en forma
ininterrumpida en cumplimiento de funciones propias y permanentes de esta última, sin
encuadramiento en el régimen jurídico de empleo público, ya sea permanente o transitorio,
ni inclusión expresa en la LCT o en el régimen de convenciones colectivas de trabajo. En
este cuadro de situación, el trabajador afectado queda al margen de la estabilidad del
empleado público, y tampoco goza de la protección contra el despido arbitrario. De ahí que
resulta justo, prudente y razonable aplicar analógicamente las normas que reglamentan de
modo menos intenso la protección constitucional contra el despido arbitrario y reconocerle
las indemnizaciones similares a las que percibiría un trabajador regido por la LCT en caso
de despido incausado o intempestivo. (Del voto del Dr. Zas, en mayoría, CNAT Sala V
Expte n° 34595/02 sent. 68377 28/4/06 “González Dego, María c/ Ministerio de Trabajo y
otro s/ despido” [Fallo en extenso: elDial.com - AA35C6]).En este orden de ideas, la jurisprudencia, con criterio que comparto, tiene dicho que
"habiéndose desempeñado los actores por largos años mediante sucesivos contratos, en
tareas propias e inherentes del Teatro Municipal General San Martín, se tornó aplicable el
régimen de la ley de contrato de trabajo en virtud de lo dispuesto en el artículo 2°, inc. a),
conforme el cual resulta menester para la aplicación de la normativa laboral a las relaciones
entre entes públicos y su personal, un acto expreso de inclusión que, en el caso particular,
se configuró mediante la aludida contratación. En consecuencia, concluye que la figura
adoptada en el caso para regir la relación entre las partes, deviene carente de legitimidad
alguna por tratarse de una contratación fraudulenta (art. 14, L.C.T.) que tiene como claro y
único objetivo la desprotección de los dependientes, por lo que debe recurrirse a
salvaguardar los derechos de éste, consagrados en la Constitución Nacional (art. 14 bis., ver
SALA VII "Wozniuk, Esteban Rubén otro c. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Secretaría de Cultura Teatro Municipal Gral. San Martín" 30/3/2004)".En otro precedente similar, se ha resuelto que “cuando el Estado, despojándose de las
prerrogativas que le corresponden a su condición de persona de derecho público, contrata
con particulares la provisión de prestaciones personales, debe acudirse a la normativa que
regula la actividad privada, más exactamente el régimen de contrato de trabajo, para evitar
la desprotección de los agentes” (C.S.J.N. "Zacarías, Aníbal c. Caja Nacional de Ahorro y
Seguro" Fallos 19:1987).La cuestión resulta análoga a la presente, en la cual se implementó la relación con una serie
designaciones prorrogadas trimestralmente, que se prolongaron por más de cuatro años, en
exceso de la necesidad objetiva indicada en el apartado b) del art. 90 del R.C.T., por lo que
debe reputárselo como permanente, toda vez que la actora no fue contratada para un fin
específico y por un período limitado, únicos supuestos que podrían haber justificado la
implementación de las figuras contempladas en el Régimen Jurídico Básico de la Función
Pública (arts. 13 y 14 de la ley 22.140), relativo al personal contratado y transitorio.Por otra parte, entiendo que existen fundadas razones para apartarse de la doctrina del
“leading case” de la CSJN “Leroux de Emede, Patricia c/ Municipalidad de Bs As”
(30/4/91) más allá de su no vinculatoriedad. Ello, pues, a partir de las leyes 24185 y 25164
y del convenio colectivo para trabajadores del Estado, existe una limitación expresa a las
contrataciones como las de estas actuaciones, prevaleciendo –en consecuencia- la cláusula
constitucional que ordena la protección del trabajo en sus diversas formas.“La CSJN en "Perreta Herrera, Walter y otros c/ Municipalidad de Bs As" (sent. del
2/3/93), ha insistido, matizando una doctrina anterior, en que hay que atenerse a la
intención de las partes en la oportunidad de la celebración de los contratos y de ellos debe
surgir la inclusión del trabajador en el régimen de la ley de contrato de trabajo, con
aplicación de su art. 2, inc. a). Sin embargo, cuando la contratación es fraudulenta y
desprovista de toda legitimidad, tendiente exclusivamente a cercenar derechos al trabajador,
en oposición a expresos dictados de la Constitución Nacional, no puede hacerse valer la
voluntad expresada en tales contratos, de por sí carentes de validez, y corresponde, en tal
situación, aplicar la norma de rango superior que garantiza a todo trabajador público o
privado un resarcimiento en el supuesto de despido arbitrario” (CNAT SALA VI Expte Nº
37338/91 Sent. 40193 29/4/94 "Zabalza, Mirta C/ Inst. Obra Social para el Personal de los
Ministerios de Salud Y Acc. Social Y de Trabajo S/ Despido").En definitiva, corresponde confirmar la decisión de grado, que concluye que la actora fue
incluida como sujeto contemplado en la protección prevista por la LCT.III) Por su parte, la actora se queja porque la juez a quo consideró que no existen
constancias que permitan concluir que el despido obedeció al sexo y estado de gravidez de
la actora. Sostiene que esa afirmación, resulta arbitraria y carente de fundamentos
objetivos. Solicita, en consecuencia, que se revoque la sentencia apelada, haciendo lugar a
la nulidad del despido por discriminatorio, ordenando la reinstalación de la señora
Gutiérrez en su puesto de trabajo, con más el derecho a percibir los salarios caídos hasta su
efectiva reincorporación, más intereses, costas y una indemnización como resarcimiento al
daño moral sufrido. Funda su presentación, en el art. 11 inc. 2 a) de la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y en la ley 23592.Y considero que le asiste razón, ya que ha quedado acreditado en autos, que el 9/8/2007 la
actora le presentó a la demandada el certificado médico que probaba su embarazo, con
fecha probable de parto el 7/3/2008 (ver sobre con documental a fs. 69). Por otra parte, el
despido se produjo mediante carta documento de fecha 13/11/2007 (ver fs. 14 sobre con
documental citado). Si bien en ésta se le notifica a la señora Gutiérrez que la fecha de
término de su designación definitiva se produjo el 31/8/2007, mediante el pertinente acto
administrativo, no existe constancia alguna que compruebe que la actora haya sido
notificada de dicha resolución.No coincido con lo expuesto por la juez a quo, cuando expresa que, el despido no obedeció
al sexo y estado de gravidez de la trabajadora, pues la demandada desvinculó a otro
trabajador en la misma resolución y porque la señora Gutiérrez ya había tenido hijos
anteriormente. Nótese que la accionada no argumentó ninguna de estas defensas en su
contestación de demanda, ni demostró que el despido obedeciera a otros motivos, distintos
al embarazo de la trabajadora, cuando estaba obligada a hacerlo.En relación con la mecánica probatoria en este tipo de causas, se ha sostenido que “no
corresponde exigir al trabajador plena prueba del motivo discriminatorio, bastando a tal
efecto los indicios suficientes en tal sentido (conf. Art. 163 inc. 5 CPCCN). En el reparto de
cargas procesales, a cargo de la empleadora debe colocarse la justificación de que el acto
obedece a otros motivos. Desde tal perspectiva, la carga probatoria que se impone al
empleador en tales casos, no implica desconocer el principio contenido en el art. 377 del
CPCCN, ni lo específicamente dispuesto en la ley 23592, ya que “... quien se considere
afectado en razón de cualquiera de las causales previstas en esta ley (raza, nacionalidad,
opinión política o gremial, sexo, caracteres físicos, etc) deberá, en primer lugar, demostrar
poseer las características que considera motivantes del acto que ataca... y los elementos de
hecho, o en su caso, la suma de indicios de carácter objetivo en los que funda la ilicitud de
éste, quedando en cabeza del empleador acreditar que el despido tuvo por causa una
motivación distinta y a su vez excluyente, por su índole, de la animosidad alegada...” (sent.
93623 7/7/05 “Cresta, Erica c/ Arcos Dorados SA s/ daños y perjuicios” [Fallo en extenso:
elDial.com - AA36B5]). (Del voto de la Dra. González, en mayoría) .CNAT Sala II Expte
n° 29545/06 sent. 95075 25/6/07 “Álvarez, Maximiliano y otros c/ Cencosud SA s/ acción
de amparo” [Fallo en extenso: elDial.com - AA3F49].En este sentido, la jurisprudencia ha dicho que para “los presupuestos de la ley 23592 que
penaliza con la nulidad los actos discriminatorios, el trabajador tiene la carga de aportar
indicios razonables de que el acto empresarial lesiona su derecho fundamental, con
suficiencia para superar el umbral mínimo que torne verosímil su versión, es decir, que
permita presumir la discriminación alegada. Una vez alcanzada dicha verosimilitud,
imprescindible en el ámbito procesal en que se encauzara la pretensión, habrá de
ponderarse si el demandado asumió la finalidad de desvirtuarla, a través del aporte de
elementos aptos para corroborar que su decisión rupturista obedeció a causales ajenas al
derecho fundamental que se imputa como lesionado” (CNAT Sala IX Expte n° 15443/06
sent. 14360 27/6/07 “Yacanto, Claudio c/ Radiotrónica de Argentina SA y otro s/
sumarísimo”).El derecho de la estabilidad en el empleo durante todo el periodo de gestación, se encuentra
garantizado por el art. 11 inc. 2 a) de la “Convención sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer”, el que reviste jerarquía constitucional (cfr. art.
75 inc. 22) que establece: “a fin de impedir la discriminación contra la mujer por razones de
matrimonio o maternidad y asegurar la efectividad de su derecho a trabajar, los Estados
parte tomarán medidas adecuadas para: a)prohibir, bajo pena de sanciones, el despido por
motivo de embarazo o licencia por maternidad y las discriminación de los despidos sobre la
base del estado civil”.Nuestro país acató dicha manda constitucional, sancionando las leyes 23592
(Discriminación) y 26485 (ley de Protección Integral Para Prevenir, Sancionar y Erradicar
la Violencia contra las Mujeres en los Ambitos en que Desarrollen sus Relaciones
Interpersonales), entre otras.La ley 23592 prevé, en su art. 1º que “quién arbitrariamente impida, obstruya, restrinja o de
algún modo menoscabe el pleno ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y
garantías fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional, será obligado, a pedido
del damnificado, a dejar sin efecto el acto discriminatorio o cesar en su realización y a
reparar el daño moral y material ocasionados. A los efectos del presente artículo se
considerarán particularmente los actos u omisiones discriminatorias determinados por
motivos tales como raza, religión, nacionalidad, ideología, opinión política o gremial, sexo,
posición económica, condición social o caracteres físicos”.Por su parte, la ley 26485 regula, en su art. 6º, de que forma se manifiestan los distintos
tipos de violencia contra las mujeres en los diferentes ámbitos. El inciso c), determina como
una modalidad la violencia laboral contra las mujeres “aquella que discrimina a las mujeres
en los ámbitos de trabajo públicos o privados y que obstaculiza su acceso al empleo,
contratación, ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos sobre
estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la realización de test de embarazo.
Constituye también violencia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho
de igual remuneración por igual tarea o función. Asimismo, incluye el hostigamiento
psicológico en forma sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su
exclusión laboral.”
Conforme dicha normativa, la pérdida de la estabilidad laboral por causa de embarazo,
constituye un caso de violencia laboral y de discriminación contra la mujer.Por esa razón, es que considero plenamente aplicable a la especie el decreto de conducta
discriminatoria, en el marco de la ley 23592, pues la demandada no ha logrado demostrar
que el despido de la señora Gutiérrez, haya tenido causas reales extrañas a la
discriminación por embarazo.En este contexto, cabe concluir que el despido de la actora constituyó un acto
discriminatorio motivado en su estado de embarazo.Ello pues, “el derecho a la no discriminación arbitraria, no sólo está tutelado por normas de
jerarquía constitucional y supralegal, sino que ha ingresado en el dominio del jus cogens,
tesis consagrada recientemente por el Supremo Tribunal Federal” (conforme CSJN, A.
1023. XLIII, 7/12/2010, “Alvarez, Maximiliano y otros c/ Cencosud SA” [Fallo en
extenso: elDial.com - AA665A]).“El derecho a no ser discriminado es un derecho fundamental atribuido con carácter general
a todos los habitantes, que es ejercitado en el seno de una relación jurídica laboral por
personas que, al propio tiempo son trabajadores y, por lo tanto, se convierte en un
verdadero derecho laboral por razón de los sujetos y de la naturaleza de la relación jurídica
en que se hace valer, en un derecho laboral fundamental inespecífico (cfr. PalomequeLopez, Manuel Carlos, “El derecho constitucional del trabajador a la seguridad en el
trabajo” conferencia inaugural del Encuentro Iberoamericano Riesgo y Trabajo Universidad
de Salamanca- Fundación MAPFRE, 11/11/91 pub en Actualidad Laboral n° 4, pág 37/44).
El art. 14 bis de nuestra carta Magna viene a reforzar la aludida protección constitucional
laboral inespecífica, prescribiendo expresamente que el trabajo en sus diversas formas
gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador, entre otros derechos,
condiciones dignas y equitativas de labor. Por otra parte, en materia de derechos sociales,
los arts. 2.2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 3 del
“Protocolo de San Salvador” 1,2 y 3 del Convenio 111 de la OIT sobre Discriminación
(empleo y ocupación) de 1958 y la Declaración de la OIT relativa a los Principios y
Derechos Fundamentales en el Trabajo y su Seguimiento, consagran una tutela
antidiscriminatoria específica. Es decir, que el trabajador tiene el derecho a no ser
discriminado arbitrariamente desde una doble dimensión: una tutela constitucional similar a
los restantes habitantes y una tutela constitucional específica. (Del voto del Dr. Zas, en
mayoría).CNAT Sala V Expte n° 144/05 sent. 68536 14/6/06 “Parra Vera, Máxima c/ San
Timoteo SA s/ amparo” [Fallo en extenso: elDial.com - AA359C]).Asimismo, se ha sostenido que “si el despido discriminatorio como una especie de los actos
discriminatorios afecta el interés de la comunidad, no resulta consistente limitar la
protección al pago de una indemnización tarifada o integral, porque la cuestión no se agota
con la satisfacción patrimonial del trabajador directamente afectado. La alternativa
indemnizatoria podría solucionar el problema económico del trabajador directamente
afectado, pero no repararía eficazmente la violación a los derechos (…)La situación de real
o aparente desarmonía entre el art. 47 de la ley 23551 y la ley 23592 y sus posibles
interpretaciones debe ser resuelta en el sentido más favorable a la trabajadora;; esto es,
admitiendo que constituyen un conjunto normativo armónico que, ante un caso de despido
discriminatorio por motivos antisindicales, habilita a la actora a demandar, por la vía
sumarísima, la nulidad del despido, la reinstalación en el puesto de trabajo y la reparación
de los daños y perjuicios sufridos. (Del voto del Dr. Zas, en mayoría).NAT Sala V Expte n°
30265/06 sent. 70349 20/12/07 “Quispe Quispe, Néctar c/ Compañía Argentina e la
Indumentaria SA s/ juicio sumarísimo” [Fallo en extenso: elDial.com - AA4458]).Coincido con el doctor Zas, cuando expresa que “no parece jurídicamente consistente dejar
impune una conducta empresarial violatoria de un derecho del trabajador amparado por el
jus cogens con la sola invocación de una norma legal consagratoria del derecho empresarial
a despedir lícita y válidamente, porque ello comprometería gravemente la responsabilidad
internacional del Estado Argentino” (Sala IV, “Martínez Becerra Natalia c/ De la Vega
Tomás s/ despido” SD Nº 95131 del 8/2/2011).En función de ello, corresponde revocar la sentencia de primera instancia, dejando sin
efecto la condena por los rubros indemnizatorios allí previstos (ver liquidación a fs. 146) y,
en consecuencia, disponer la nulidad del despido y ordenar la reinstalación de la
trabajadora, la que deberá hacerse efectiva dentro del tercer día de notificada la presente
sentencia, bajo apercibimiento de $1000 por día de retardo, en concepto de astreintes
(art.666 bis, Cód. Civil), computadas desde el quinto día de quedar notificada la presente
sentencia y hasta la efectiva reincorporación, con más los salarios caídos.Al respecto, se ha sostenido que “al nulificar los despidos y ordenar la reinstalación de los
actores, debe ordenarse el pago de los salarios caídos, como derivación de lo resuelto en
torno al acto extintivo que implica considerar la subsistencia del vínculo de trabajo y su
presupuesto, la disposición generadora de los salarios, en los términos de los normado en el
art. 103 de la LCT. Si como en el caso, la demandada había depositado las sumas
correspondientes a la indemnización por los despidos, al resultar éstos ineficaces, no
habilitan el pago de las indemnizaciones previstas en los arts. 232, 233 y 245 de la LCT,
por lo que tales sumas deberán computarse como pago a cuenta de los salarios devengados
desde el acto nulo y hasta la efectiva reincorporación . (Del voto de la Dra. González, en
mayoría) CNAT Sala II Expte n° 29545/06 sent. 95075 25/6/07 “Álvarez, Maximiliano y
otros c/ Cencosud SA s/ acción de amparo” [Fallo en extenso: elDial.com - AA3F49]).Corresponde, por lo tanto, condenar también al pago de los salarios devengados durante el
periodo indicado supra. Dicho total, deberá ser depositado en autos dentro del quinto día de
haber quedado firme la liquidación del artículo 132 de la LO, con más un interés desde el
13 de noviembre de 2007, hasta el efectivo pago, equivalente al informado por la CNAT
que resulte del promedio mensual de la tasa activa, aplicada por el Banco de la Nación
Argentina para operaciones corrientes de descuento de documentos comerciales.Durante el mismo período se devengará además actualización (dada la diferente naturaleza
de ambos institutos),utilizando como referencia los valores de la Canasta Básica total
elaborada por el INDEC entre ambos puntos de tiempo (cfr.CNAT, Sala VI, in re "Alcaraz,
Aparicio Miguel c/ IMPO MUNRO S.A. s/ despido" [Fallo en extenso: elDial.com AA1746], SD 55.238 del 6/9/202, voto del Dr. Capón Filas). Para así resolver declaro
oficiosamente la inconstitucionalidad del artículo cuatro de la ley 25.561.Precisamente, por imperio de la misma realidad que he tenido en cuenta para resolver el
fondo de la cuestión, es que decreto la inconstitucionalidad de marras e impongo el índice
de actualización indicado: la realidad económica del país muestra a las claras, día a día,
cómo existe una genuina depreciación monetaria.Así se ha sostenido que, "derogada la ley 23.928, en lo vinculado con la paridad cambiaria
y generado un aumento del costo de la vida, según parámetros que serán utilizados entre
otros aspectos para el pago de las obligaciones de los deudores del sistema financiero,
aparece como irrazonable que el trabajador, sujeto constitucionalmente protegido, se
encuentre desguarnecido frente al envilecimiento del dinero por una mera prohibición legal,
que a todas luces aparece como irrazonable y violatoria del derecho de propiedad y de
justamente garantizar lo que pretendía la ley de convertibilidad y sus decretos
reglamentarios: ¨mantener incólume el contenido de la pretensión (Cámara del Trabajo de
Córdoba, Sala X, in re "Rodríguez, Pedro E. c/ Carlos A. Meana y otro s/ demanda").Con relación a la inconstitucionalidad de oficio, la considero pertinente por ser una de las
funciones primordiales del juzgador resolver con ajuste a la Constitución Nacional. Luego,
si en la aplicación al caso concreto una norma resulta lesiva a sus principios, en
sencillamente su obligación declararla inconstitucional.Así, tiene dicho nuestro Más Alto Tribunal que “la posibilidad de que los jueces puedan
declarar de oficio la inconstitucionalidad de una ley no implica una violación del derecho
de defensa, pues, si así fuese, debería también descalificarse toda aplicación de oficio de
cualquier norma legal no invocada por las partes, so pretexto de no haber podido los
interesados expedirse sobre su aplicación al caso” (disidencia Dr. Boggiano) “Del artículo
31 de la Carta Magna deriva la facultad de los jueces de cualquier fuero, jurisdicción y
jerarquía, nacionales o provinciales, de examinar las leyes en los casos concretos que se
presenten a su decisión, comparándolas con el texto y la significación de la Constitución
para averiguar si guardan conformidad a ella, absteniéndose de aplicarlas si las encuentran
en oposición;; facultad que, por estar involucrada en el deber de aplicar el derecho vigente,
no puede supeditarse al requerimiento de las partes (disidencia Dr. Fayt). 48.808, CS, 28
/4/98 “Ricci, Oscar Francisco Augusto c/ Autolatina Argentina S.A. y otros s/accidente”, en
el mismo sentido se ha pronunciado la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires
(SD70.056, del 21/3/02).Más recientemente, la Corte Suprema afirmó que "a pesar de que, por principio, los jueces
carecen de atribuciones para declarar de oficio la inconstitucionalidad de las leyes, por ser
ello un acto de indudable naturaleza institucional relacionada con el superior principio de
división de poderes, no los menos que ello tiene razonables excepciones. En efecto, cuando
se someten a conocimiento de los jueces cuestiones de derecho…cabe considerar que, en
ejercicio de la potestad de suplir el derecho que las partes no invocaron, se hayan facultados
a hacer esa declaración, atendiendo al principio iura novit curia y al ineludible deber de
mantener la supremacía de la Constitución" (CS. 19 de agosto de 2004. In re "Banco
Comercial de Finanzas SLA (en liquidación Banco Central de la República Argentina) s/
quiebra".Corresponde también acoger el reclamo por daño moral ocasionado por el despido
discriminatorio, pues éste constituyó un acto ilícito que debe ser reparado de conformidad
con lo dispuesto en los art. 14 bis y 16 de la Constitución Nacional, 81 de la ley de Contrato
de Trabajo y art. 1 de la ley 23592, el que fijaré en la suma de $13341,88 (30% sobre los
rubros indemnizatorios y salariales reclamados) con más un interés desde el 13 de
noviembre de 2007, hasta el efectivo pago, equivalente al informado por la CNAT que
resulte del promedio mensual de la tasa activa, aplicada por el Banco de la Nación
Argentina para operaciones corrientes de descuento de documentos comerciales.IV) Ante el nuevo resultado del litigio que propicio y lo normado por el art. 279 del
CPCCN, corresponde dejar sin efecto la imposición de costas y las regulaciones de
honorarios practicadas en la instancia anterior y proceder a su determinación en forma
originaria, razón por la cual deviene abstracto el tratamiento de los agravios sobre el punto.Propongo que las costas de ambas instancias, sean impuestas a la demandada vencida (art.
68 del CPCCN).En atención al resultado del pleito, a la calidad y extensión de las tareas desempeñadas por
los profesionales intervinientes a las normas arancelarias vigentes, propongo regular los
honorarios de los letrados de las partes actora y demandada, en los respectivos montos de
$19762,42 y $14821,81 con más sus intereses (16% y 12% del monto de condena =
$123.515,16: $110173,28 en concepto de salarios caídos y $13341,88 por daño moral).Asimismo, propongo regular los honorarios de los letrados intervinientes, ante esta alzada
por la parte actora y demandada, en el 30% y 25%, respectivamente, de lo que le
corresponda percibir por sus trabajados en la instancia anterior.(art. 68 del CPCCN y art. 14
de la ley 21839).En relación con la adición del IVA a los honorarios regulados, esta Sala ha decidido en la
Sentencia Nro. 65.569 del 27 de septiembre de 1993 en autos “Quiroga, Rodolfo
c/Autolatina Argentina S.A. s/ accidente-ley 9688”, que el impuesto al valor agregado es
indirecto y por lo tanto grava el consumo y no la ganancia, por lo que debe calcularse su
porcentaje que estará a cargo de quien debe retribuir la labor profesional. En el mismo
sentido se ha pronunciado la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa
“Compañía General de Combustibles S.A. s/recurso de apelación” (C.181 XXIV del 16 de
junio de 1993) sosteniendo “que no admitir que el importe del impuesto al valor agregado
integre las costas del juicio –adicionárselo a los honorarios regulados- implicaría
desnaturalizar la aplicación del referido tributo, pues la gabela incidiría directamente sobre
la renta del profesional, en oposición al modo como el legislador concibió el
funcionamiento del impuesto”. Atento lo expuesto, en caso de tratarse de responsables
inscriptos, deberá adicionarse a las sumas fijadas en concepto de honorarios de los
profesionales actuantes en autos el impuesto al valor agregado que estará a cargo de quien
debe retribuir la labor profesional.Por lo expuesto, propongo: 1) Revocar la sentencia de primera instancia en el sentido de
dejar sin efecto la condena por los rubros indemnizatorios derivados del despido. 2)
Disponer la nulidad del despido y ordenar la reinstalación de la señora Lorena Andrea
Gutiérrez, la que deberá hacerse efectiva dentro del tercer día de notificada la presente
sentencia, bajo apercibimiento de $1000 por día de retardo, en concepto de astreintes,
computadas desde el quinto día de quedar notificada la presente sentencia y hasta la
efectiva reincorporación, con más los salarios caídos con la actualización fijada
precedentemente. 3) Condenar a la demandada a pagar la suma de $13341,88 en concepto
de daño moral con más un interés desde el 13 de noviembre de 2007, hasta el efectivo pago,
equivalente al informado por la CNAT que resulte del promedio mensual de la tasa activa,
aplicada por el Banco de la Nación Argentina para operaciones corrientes de descuento de
documentos comerciales. 4) Dejar sin efecto la imposición de costas y regulación de
honorarios. 5) Imponer las costas de ambas instancias a la demandada. 6) Regular los
honorarios de los letrados de las partes actora y demandada, en los respectivos montos de
$... y $... con más sus intereses. 7) Regular los honorarios de los letrados intervinientes,
ante esta alzada por la parte actora y demandada, en el 30% y 25%, respectivamente, de lo
que le corresponda percibir por sus trabajados en la instancia anterior, excluida la
incidencia del IVA.El doctor Néstor M. Rodríguez Brunengo dijo:
Discrepo, respetuosamente, con la doctora Cañal acerca de la inconstitucionalidad del art. 4
de la ley 25561.En este sentido comparto el criterio que ha tenido este Tribunal –en un antecedente fijado
por otra integración de la Sala- en oportunidad de pronunciarse sobre la actualización
monetaria de los créditos laborales a partir de la vigencia de la ley 25561 al dictar la
sentencia Nro. 84233, del 7/11/2002, en autos “Méndez, Gerardo Luis c /Black Carvajal y
Cía. S.A. s/despido”, en la cual se expuso que “…el artículo 67 inc. 10 de la Constitucional
Nacional de 1853, reformada en 1860, 1898 y 1957, disponía que “corresponde al Congreso
(…) hacer sellar moneda, fijar su valor y el de las extranjeras…”. En uso de esa atribución,
el Poder Legislativo dictó en marzo de 1991 la ley 23928, cuyo artículo 1º fijaba el valor
del dólar estadounidense en la suma de 10.000 australes (más tarde equivalente a un peso).
La actual constitución, vigente desde 1994, establece en su art. 75, inciso 11 una cláusula
idéntica a su antecesora. En uso de esta atribución, el Poder Legislativo dictó en enero de
2002 la ley 25561, cuyo artículo 1º delega en el Poder Ejecutivo definir “el sistema que
determinará la relación de cambio entre el peso y las divisas extranjeras, y dictar
regulaciones cambiarias” y cuyo artículo 3º deroga los artículos 1º, 2º y otros de la ley
23928. A la vex, el artículo 4º de la nueva regulación modifica los artículos 7 y 10 de la ley
23928: el primero de ellos establece que el deudor de dar una suma determinada de pesos
cumple su obligación “dando el día de su vencimiento la cantidad nominalmente
expresada”, a la vez que prohibe “actualización monetaria, indexación por precios,
variación de costos o repotenciación de deudas, cualquiera fuere su causa, haya no mora del
deudor, con las salvedades previstas en la presente ley”. El segundo mantiene “derogadas,
con efecto a partir del 1º de abril de 1991, todas las normas legales o reglamentarias que
establecen o autorizan la indexación por precios, actualización monetaria, variación de
costos o cualquier otra forma de repotenciación de las deudas…”.“La indexación, procedimiento expresamente prohibido por la ley vigente, procura
mantener el poder adquisitivo del crédito, cuando la moneda en que la deuda se halla
expresada se ha depreciado entre la fecha de vencimiento y la de pago, multiplicando la
cantidad inicial de unidades monetarias por un coeficiente representativo de aquella
desvalorización. El coeficiente depende de mediciones estadísticas y puede resultar de
diversos índices. No es la indexación, sin embargo, el único medio para restablecer el valor
original de las deudas. Otro, empleado con mayor generalidad cronológica y geográfica, es
la fijación de una tasa de interés que no sólo compense la falta de uso del dinero retenido
sino exprese además, la expectativa inflacionaria que en cada momento rija en el
mercado”.“El método de los intereses es una solución aproximada, ya que no mide exactamente la
variación de los precios sino el modo en que los actores económicos, en su conjunto,
prevén la evolución futura de los precios desde el momento en que los intereses se pactan.
Pero hay que reconocer que tampoco la indexación es una solución precisa, porque depende
de la evolución de una canasta de artículos, seleccionada por el organismo encargado de
confeccionar la estadística, sin considerar como la variación de todos los precios (esos y
otros) ha de incidir en la capacidad adquisitiva de un individuo determinado, habida cuenta
de los hábitos de consumo del sujeto concreto.”
“La indexación se impone, pues, incluso por vía directamente constitucional, cuando la
economía se desboca y la inflación se vuelve tan imprevisible que ni siquiera las tasas de
interés fijadas en el mercado libre son capaces de proveer un remedio aproximadamente
confiable para la desvalorización monetaria real. En tales casos, se hace preciso medir la
inflación ex post facto y corregir sus efectos sobre el pago mediante la aplicación del
correspondiente coeficiente. Pero, mientras la situación no llegue a ese extremo y pueda ser
salvada mediante el uso de la tasa de interés, no hay lesión constitucional, suficiente para
aniquilar una expresa disposición legal que prohiba la indexación” (ver también, entre
otros, “Mariscal María de las Mercedes c Inca SA Compañía de Seguros, SD Nro. 86026
del 16/7/2004).Así, considero que no existe gravamen en el caso para la actora y que, cualquier desfasaje
que pudiera producirse, está suficientemente compensado con los intereses que se
mandaron a aplicar.El doctor Luis A. Catardo:
Que adhiero al voto del doctor Néstor Miguel Rodríguez Brunengo, por compartir sus
fundamentos.Por lo tanto, el TRIBUNAL, por mayoría, RESUELVE: 1) Revocar la sentencia de primera
instancia en el sentido de dejar sin efecto la condena por los rubros indemnizatorios
derivados del despido. 2) Disponer la nulidad del despido y ordenar la reinstalación de la
señora Lorena Andrea Gutiérrez, la que deberá hacerse efectiva dentro del tercer día de
notificada la presente sentencia, bajo apercibimiento de $1000 por día de retardo, en
concepto de astreintes, computadas desde el quinto día de quedar notificada la presente
sentencia y hasta la efectiva reincorporación, con más los salarios caídos. 3) Condenar a la
demandada a pagar la suma de $13341,88 en concepto de daño moral con más un interés
desde el 13 de noviembre de 2007, hasta el efectivo pago, equivalente al informado por la
CNAT que resulte del promedio mensual de la tasa activa, aplicada por el Banco de la
Nación Argentina para operaciones corrientes de descuento de documentos comerciales. 4)
Dejar sin efecto la imposición de costas y regulación de honorarios. 5) Imponer las costas
de ambas instancias a la demandada. 6) Regular los honorarios de los letrados de las partes
actora y demandada, en los respectivos montos de $... y $... con más sus intereses. 7)
Regular los honorarios de los letrados intervinientes, ante esta alzada por la parte actora y
demandada, en el 30% y 25%, respectivamente, de lo que le corresponda percibir por sus
trabajados en la instancia anterior, excluida la incidencia del IVA.//Fdo.: Diana R. Cañal - Néstor M. Rodríguez Brunengo - Luis A. Catardo
Ante mí: Leonardo G. Bloise, Secretario
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