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ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
TRAZAS, MOJONES Y POBLADOS DEL NORTE DE
TRASLASIERRA. Elementos para la definición de una
estructura territorial
Fernando Díaz Terreno
Universidad Nacional de Córdoba
RESUMEN
Entendiendo la estructura formal, la imagen física y la construcción histórica de
un territorio como fuentes para nuevas líneas de acción y de oportunidad
proyectual, este trabajo indaga estas cuestiones en el Norte de Traslasierra, en
Córdoba, Argentina. La traza, el mojón y los poblados son elementos que,
surgidos de la adecuación mutua entre el mandato cultural de la ocupación y
las condiciones que la geografía impone permiten inferir pautas para el diseño
de una estructura territorial.
ABSTRACT
Understanding the formal structure, the physical image and the historical
construction of a territory as sources for new action lines and project
opportunities, this paper studies these issues in the North of Traslasierra, in
Córdoba, Argentina. The roots, the milestones and the villages are elements
that emerging from the relation between the cultural occupation mandate and
the strong geographical conditions, allow us to find out design guidelines for a
territorial structure.
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ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
1. INTRODUCCIÓN
La consideración del territorio como una manufactura lentamente elaborada
pone de relieve la existencia de continuidades y rupturas en ese proceso de
construcción, cuyas marcas integran el bagaje identitario de una región. El
planeamiento territorial, en su propia evolución y ante la evidencia de sus
limitaciones, viene buscando formas de incorporar aspectos no contemplados
hasta hace pocos años por la disciplina: los recursos culturales de un territorio,
los rasgos emergentes de su transformación histórica y el particular modo de
conformación como paisaje que, debidamente articulados, pueden cumplir un
rol decisivo como potenciales insumos en su desarrollo futuro.
Es la noción de Paisaje Cultural la que revitaliza la historia de un territorio y del
trabajo humano que lo ha modelado, transformándolo en un área de
oportunidad que habilita a descubrir e interpretar aspectos no visibles,
desconocidos, o bien, poco valorados de una realidad territorial. En este
sentido, las visiones genéricas, poco afectas a las singularidades espaciales,
han dificultado la comprensión específica que saca a la luz los rasgos propios e
irrepetibles de un lugar y, es allí quizás, donde reside una parte del fracaso en
la búsqueda de caminos más adecuados de desarrollo regional. Así, la idea de
1
“... fundar en la identidad del territorio su propia alternativa futura” , abre paso a
nuevas opciones en el campo de la ordenación territorial, insuflándole un
optimismo algo desvanecido e invitando a llevar a cabo acciones desde la
especificidad.
Este enfoque supone una comprensión diferente del territorio, a través de unas
lecturas que evidencian sus rasgos particulares. Sin duda, la descripción de
una realidad territorial no es suficiente sino se avanza en desentrañar la
naturaleza de sus determinaciones espaciales. En ese sentido, como resultado
de lógicas de ocupación sobre un soporte natural, el territorio esconde valores
estructurales, reveladores de formas de construcción territorial que son
1
SABATÉ, Joaquín (1996)
53
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
2
potenciales elementos de ordenación a utilizar. Visto el territorio como una
síntesis de transformaciones espaciales y, su forma, como criterio de
intervención, se abre una oportunidad proyectual diferente: esa que hace de la
estructura formal, la imagen física y la construcción histórica, la fuente de
donde emanarán nuevas líneas de acción. De allí la importancia de lecturas
intencionadas que expliquen las lógicas que actúan sobre el espacio y permitan
elaborar una narrativa de su proceso de configuración. Dicho de otra manera,
otorgar un principio de orden donde éste suele escasear.
El presente trabajo pretende indagar en estas cuestiones a partir de una serie
de lecturas sobre los modos de apropiación del espacio y los rasgos del
soporte natural, en este caso, del Norte de Traslasierra, en la provincia de
Córdoba, Argentina. La traza y el mojón son las constantes a partir de las
cuales leer los procesos de ocupación del área. Los poblados son el producto
La región Norte de Traslasierra (_2003. Atlas Clarín, Bs. As.)
de aquellos componentes, que reúnen las evidencias físicas de la historia del
territorio. De estos elementos, surgidos de la adecuación mutua entre el
mandato cultural de la ocupación y las condiciones que la geografía impone, es
posible inferir pautas para el diseño de una estructura territorial. Este es el
objetivo principal en esta instancia, indispensable para imaginar a posteriori
proyectos que orienten el desarrollo de la región.
Presentamos a continuación 1) el área objeto de análisis; 2) una serie de
lecturas interpretativas de su geografía e historia con una primera
consideración de los poblados de la región; y 3) posibles lineamientos para el
diseño de una estructura física del área en cuestión.
2
SABATÉ, Joaquín (1998)
54
Foto satelital del área de estudio (www.conae.gov.ar)
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2. EL NORTE DE TRASLASIERRA, UN TERRITORIO DESCONOCIDO
3
El Oeste de la provincia de Córdoba es conocido como el Valle de Traslasierra,
una franja comprendida entre las Sierras Grandes y el límite con las provincias
de La Rioja y San Luis, que dista 150 km aproximadamente de la capital
provincial. Es recorrida de Norte a Sur por la ruta provincial 15 que eslabona
una serie de poblados y estructura una red de caminos de tierra que llevan a un
conjunto diverso de asentamientos menores, yacimientos arqueológicos,
antiguos cascos de estancia, puntos de extracción minera y parajes. Villa
Dolores y Mina Clavero, en el Sur, y Cruz del Eje y Villa de Soto, en el Norte,
son los centros urbanos más importantes.
El área objeto de este trabajo, comprende la porción Norte de Traslasierra, los
departamentos Minas y Pocho y parte del departamento Cruz del Eje. Es un
territorio que limita al Norte con la ruta nacional 38, al Oeste con las sierras de
Guasapampa, al Sur, con la ruta provincial 28 y al Este con las cumbres de
Gaspar y el río La Candelaria, es decir, una franja aproximada de 75 por 55 km,
desde el borde meridional de las Salinas Grandes hasta el sistema de los
volcanes de Pocho. Se trata de una superficie aproximada de 4.200 km², en
donde se asientan cerca de 20 comunas que suman una población que apenas
supera los 17.000 habitantes (4 habitantes/km²).
4
Tres vías le dan acceso
desde la ciudad de Córdoba: la nacional 38, desde el Norte; el camino de las
Altas Cumbres (ruta provincial 15), desde el Sur y la ruta provincial 28, por el
camino de Los Gigantes, que arriba al área en un punto intermedio entre los
dos accesos antes mencionados.
3
Un primer trabajo sobre el patrimonio urbano y paisajístico del área, del cual deriva el
presente artículo, se puede encontrar en: Díaz, F.; A. Ferreyra, M. Ferreyra, M. Fusco, A.
Ramírez (1998). “Los poblados históricos del Norte de Traslasierra”, desarrollado en la
Maestría de Desarrollo Urbano, Facultad de Arquitectura de la Universidad de Córdoba.
Los dibujos y las fotos que integran este artículo, salvo mención expresa, han sido
realizados por el autor.
4
Los datos poblacionales corresponden al Censo Nacional de Población, Hogares y
Vivienda del año 2001.
55
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
Ladera occidental de las sierras de Guasapampa,
entre La Playa y Rumi Huasi.
Vista panorámica del valle de “La Argentina”; al
fondo el volcán Yerba Buena.
Bosques de palmeras caranday, próximos a
Ciénaga del Coro.
Una zona montañosa y otra plana, constituyen las dos grandes unidades
paisajístico-ambientales del área. La primera unidad (A) corresponde a lo que
se denomina macizo antiguo, conformado por cordones en dirección Norte-Sur,
con alturas entre 600 y 1.200 metros, separados por valles paralelos y
fragmentados por otros en sentido transversal, rodeados de perillanuras y
pampas altas. Hacia el centro se encuentran los bloques montañosos de
Serrezuela y Guasapampa y, en el límite Sur del área, varios conos volcánicos
que forman el denominado Sistema de Pocho. Numerosos ríos corren entre los
cordones y en los valles, el clima resulta apto para el asentamiento poblacional.
Orcoquebrachos, aromos, molles y espinillos integran el bosque serrano del
área y, la aparición reiterada de la palma caranday, forma los atractivos
palmares próximos a los volcanes.
Mapa de unidades fisiogeográficas
Fuente: Díaz, F. et al. 1998
La segunda unidad (B) engloba llanuras, depresiones y playas, en donde se
acumula material fino arrastrado por los cursos de agua que descienden de las
montañas y que, por el escaso drenaje del suelo, origina lagunas, ciénagas y
salares. Aquí el clima es desértico, con gran déficit de agua y poco favorable
para los asentamientos humanos. Abunda la vegetación xerófila con
predominio del quebracho blanco, tala, brea y chañar
5
TERZAGA, Alfredo, 1963
56
5
Motivo abstracto simbólico y cabeza
mascariforme.
Fuente: Romero, C. et al. 1978.
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2.1 La ocupación y transformación del territorio
Durante la Colonia y hasta las primeras décadas del siglo XIX, Traslasierra y el
Norte de la provincia fueron las regiones más ricas y pobladas del territorio
cordobés. Las transformaciones económicas que llevaron al país a insertarse
en el modelo agro-exportador, privilegiando los territorios pampeanos y los
nodos portuarios del litoral marítimo, invirtieron aquella primera situación
sumiendo a estas regiones en una paulatina decadencia. De los sucesivos
procesos de ocupación y explotación productiva han quedado cuantiosos
testimonios que aún persisten, paradójicamente, por el carácter periférico de la
Casona con galería neogótica en Tuclame.
región. Una síntesis de aquellos procesos es la siguiente:
Los antiguos habitantes. Básicamente, dos etnias: los diaguitas y los
comechingones. Los actuales departamentos de Cruz del Eje y Minas
constituyeron respectivamente las denominadas provincias comechingonas de
6
Toco-Toco y Tica, pobladas por decenas de asentamientos indígenas. Dan
muestra de ello numerosos yacimientos arqueológicos que, junto a su entorno
natural, constituyeron sitios ceremoniales de valor para la comprensión de las
culturas precolombinas del área.
Predio del ferrocarril en Tuclame.
Orígenes de los poblados históricos. La acción urbanizadora se inicia al
poco tiempo de la fundación de Córdoba, en el año 1573, con la subdivisión del
territorio en extensas encomiendas y la paulatina aparición de cascos de
estancia, postas, pueblos de indios, capillas y oratorios para la evangelización,
algunos de los cuales se desarrollaron en los siglos XVII y XVIII y hoy
conforman poblados históricos.
7
El territorio colonial se estructuró por vías
Casa con comercio, en Estación Soto.
6
Barrionuevo Imposti (1953) menciona algunos pueblos de indios, tales como: Niclistaca,
al Sudoeste de Pinas; Natich Halan, al Noroeste de Taninga; Quilis, en lo que después fue
Salsacate.
7
Las encomiendas constituyeron las unidades productivas de la región durante el período
colonial, especializadas en la cría e invernada de ganado mular, sobre todo a partir de la
intensificación del comercio con el Alto Perú. Otras actividades productivas fueron la
explotación del ganado bovino, cabras y ovejas, molienda de cereales, curtiembre, tejidos
y artesanías. Además, la explotación minera en numerosos yacimientos, actividad en la
cual fueron pioneros los jesuitas de la Estancia La Candelaria.
57
Predio del ferrocarril en Estación Soto.
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terrestres: en particular, las conexiones Córdoba-La Rioja, Traslasierra-Norte
cordobés-Salta-Potosí. Entre los pueblos de indios se encontraban Soto,
Salsacate, Olaen y Chancaní; entre las capillas, destacaban las de Salsacate,
Las Palmas y Guasapampa. En 1776 se crea el Virreinato del Río de La Plata,
momento en que se contabilizan más de treinta estancias en la región
(Arcondo, 1992) y numerosos poblados como Sancalá (hoy San Carlos Minas),
Tosno, Ciénaga del Coro, Ninalquín, además de los ya mencionados.
El siglo XIX. Se produce un freno en la consolidación de los poblados al
decaer el peso estratégico de la región. Para la inmigración europea de las
últimas décadas de este siglo, el interés se centró en la explotación minera que
había recobrado cierto impulso a partir de 1830. Por otra parte, tanto los
poblados como la arquitectura aislada, se vieron influidos por aquellas
corrientes migratorias que difundieron el estilo italianizante que reemplazó la
8
9
imagen hispana y alternó con el neogótico y otros revivals. El ferrocarril dejó
extensas áreas marginadas fuera de su alcance, la topografía permitió el
tendido de vías en el extremo norte del área donde poblados como SotoEstación Soto, Paso Viejo, Tuclame y Serrezuela se vieron afectados en su
organización funcional e imagen original.
La nueva movilidad trajo consigo a la arquitectura inglesa, presente en las
estaciones de trenes e infraestructura que la acompañaba; además, direccionó
la expansión de los poblados y alineó cuadrículas en función del trazado viario.
El siglo XX. Se profundiza la postergación regional. Se paraliza la actividad
Capilla de la estancia jesuítica La
Candelaria.
Fuente: Díaz, F. et al. 1998. Croquis: M.
Ferreyra
ferroviaria a partir de los años 70, los poblados se estancan o reducen y, en la
actualidad, de las 20 comunas que se localizan en el área, sólo Villa de Soto
alcanza los 7.000 habitantes. Las demás oscilan entre 40 y 2.300 personas. 10
8
FOGLIA, María E. y GOYTIA, Noemí (1993)
9 Más adelante, en los años 30 y 40 del siglo XX, tendrá una fuerte presencia el art decó,
de carácter popular y manufactura modesta.
10
Villa de Soto, en primer lugar, con 7.300 habitantes; en un alejado segundo término se
encuentran Serrezuela con 2.300, San Carlos Minas y Salsacate, ambas con algo más de
58
Casa rural en Guasapampa.
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El resto de la población se nuclea en asentamientos menores o en caseríos
dispersos que, en conjunto, configuran una estructura funcional débil de
pequeños poblados que prestan servicios básicos a un entorno rural. Desde el
punto de vista socioeconómico, el área presenta desde hace décadas los
indicadores típicos de subdesarrollo y de dependencia territorial: tasa de
crecimiento negativa que la transforma en una región que expulsa población;
altos índices de necesidades básicas insatisfechas; inadecuada infraestructura;
descapitalización de empresas existentes; escasa promoción industrial y
Dibujo del relieve aproximado de la región Norte de
Traslasierra.
abandono de servicios sociales como salud, vivienda y educación.
En síntesis, el Norte de Traslasierra representa la Córdoba profunda, colonial y
criolla, ligada a los territorios interiores, más que al litoral marítimo, a las
economías regionales preindustriales, más que al país del modelo agroexportador y, luego, desarrollista. En su aislamiento, aún sobreviven las trazas
de las lógicas territoriales coloniales y, en muchos de sus asentamientos,
persiste el carácter de mojón o punto de avanzada. Sin duda, es un área rica
en recursos culturales y paisajísticos, pero ampliamente postergada en
términos sociales y económicos.
3. LECTURAS PARA UNA INTERPRETACIÓN DEL TERRITORIO
Tramo de cornisa del camino de Los Túneles, desde
donde se obtienen vistas panorámicas de los llanos
situados al oeste de la región.
Diversos autores vienen haciendo aportes valiosos en la renovación
permanente de los abordajes centrados en los atributos culturales de un
territorio, con importantes experiencias y proyectos materializados a este
respecto. Frente a las problemáticas del área que nos ocupa y la notable
ausencia de planteos orientados a alternativas de solución, una aproximación
diferente revelaría la convivencia, en un mismo espacio, de grados de
debilidad, pero también de fortalezas cuya indagación es, en sí misma, un
avance.
1.200 habitantes. Paso Viejo, cuenta con 1.100 y Tuclame con 611. Otros centros como
Ciénaga del Coro y La Higuera registran menos de 400 habitantes (Censo 2001).
59
Vista de La Higuera y del valle central desde el cerro La
Cruz.
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En este sentido, pareciera que analizar el comportamiento de un territorio
implica introducirse, al
menos, en dos dimensiones útiles para
una
interpretación: una, orientada a lo espacial, la forma del paisaje y las
presencias naturales más evidentes; otra, a lo procesual, es decir, la
fenomenología del territorio, en cuanto a la comprensión de las múltiples
acciones que lo configuraron en el tiempo y sus estrategias principales. En
otras palabras, el soporte y los hechos, ligados por las circunstancias y los
mandatos culturales. El primero, como posibilitante, no sin establecer sus
condiciones; el segundo, como transformador.
Describir aquellas dimensiones es iniciar la compresión y “...mejorar la
descripción, es ya proponer.”
11
Es decir, unas lecturas selectivas e
intencionadas, tras el intento de desentrañar esas acciones desplegadas por el
hombre y sus resultados, en un espacio y tiempo precisos. Aquí, la
representación cartográfica se presenta como una de las estrategias más útiles
para el reconocimiento de un lugar: el dibujo habilita la teoría, en el sentido que
permite verificar certezas dadas y reformular posiciones o creencias, como así
también, reconstruir una realidad evidenciando ciertas situaciones sobre otras y
deduciendo
lineamientos
para
su
transformación.
Diversos
mapas
e
interpretaciones gráficas han mostrado la existencia de varios territorios en
uno, a veces como configuraciones sucesivas y, otras, como una composición
que superpone diversas capas. Esta comprensión de la geografía y los
procesos de ocupación del Norte de Traslasierra se sintetiza en la forma del
territorio; las trazas y los mojones; y los poblados históricos.
La forma del territorio. Una lectura del área, ya introducida anteriormente, nos
muestra un territorio complejo, diverso y de notables contrastes. El Valle de
Traslasierra es, en realidad, una suma de valles entrecruzados, paralelos y
transversales, difíciles incluso de representar, que además evidencia jerarquías
11
60
SOLÁ-MORALES, Manuel (1981)
Dibujo planimétrico de los valles y cordones montañosos
del área.
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dimensionales y funcionales que dejan ver la existencia de un valle central,
más amplio y poblado y otros, interiores, más restringidos en su accesibilidad.
La altura variable, la caída abrupta de algunas laderas o las suaves
ondulaciones de las pampas altas, así como, los valles encajonados, las abras
en los llanos y la particular figura de los volcanes, hablan ciertamente de un
paisaje de contrastes.
12
Al relieve accidentado se le opone una planicie que lo
rodea. Finalmente, existen unos miradores naturales que facilitan la
compresión del paisaje y el descubrimiento de su diversidad.
Trazas y mojones sobre la geografía del área.
Trazas y mojones: las lógicas de ocupación. Otra de las lecturas necesarias
es aquella que haga elocuente la temporalidad del territorio, modelado por una
voluntad de explotación de recursos y la necesidad de vinculaciones
interregionales, desarrollada a partir de ciertas lógicas, es decir, aquellas
decisiones que esbozaron modos de avance y de cambio en el espacio. Este
proceso de transformación fue dejando huellas representativas de las
diferentes modalidades que asumió: caminos, sendas, piezas aisladas,
conjuntos edilicios, patrones de asentamiento y sistemas de elementos
asociados entre sí, que expresan identidades territoriales particulares.
En una primera mirada sobre este tipo de procesos en el Norte de Traslasierra,
destacan dos componentes principales que denominaremos traza y mojón. El
dibujo de estos elementos, estableciendo cortes temporales, contribuye a
interpretar la lógica de aparición y desarrollo, apogeo y pérdida de su valor
estratégico, en un marco geográfico específico.
Las trazas refieren a los caminos, en conjunto, un entramado que materializó el
requerimiento de conectar puntos y áreas, guiado por estrategias de dominio y
explotación del territorio. Algunas inferidas, otras rigurosamente registradas en
cartografías, han tenido diferentes niveles de participación en la construcción
del paisaje. Destacan las siguientes:
12
61
Se refiere a claros en un bosque, o aberturas anchas entre dos montañas.
La traza de los supuestos corredores
aborígenes y las primeras excursiones de
los conquistadores españoles, siglo XVI.
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-
Las sendas de las primeras incursiones españolas venidas del Alto
Perú, quizás haciendo uso de corredores aborígenes, con el objetivo
de explorar y reconocer el territorio. Internándose en los valles desde
el Norte, constituyeron un avance sin asentamientos.
-
13
Los caminos de mulas y rutas comerciales coloniales, que
establecieron conectividades Norte-Sur y Este-Oeste, esbozando el
corredor del valle central y estableciendo vinculaciones transversales
a los valles. Con ellos, se inicia la construcción de un entramado y se
establecen numerosos mojones.
-
14
La ruta de la mensajería colonial entre Córdoba y La Rioja,
desarrollada de Este a Oeste, sobre la planicie Norte del área,
eslabonando poblados y postas y evitando recorridos indirectos entre
los valles.
-
15
El avance de los ejércitos unitarios y federales, episodios de las
guerras intestinas de la historia local, previas a la organización
nacional
-
Trazas del período colonial, siglos XVI,
XVII y XVIII.
. 16
La traza del ferrocarril, sobre la planicie Norte, en la lógica de la
menor pendiente, vinculando Córdoba con Chilecito, en la provincia
de La Rioja; también, la traza proyectada aunque no construida, que
13
Cabe mencionar básicamente tres expediciones: la de Diego de Rojas y Francisco de
Mendoza, en 1544; Francisco de Villagra, en 1550 y Hernán Mejía de Miraval, en 1574,
esta última poco después de la fundación de la ciudad de Córdoba (6 de julio de 1573).
Respecto de los corredores aborígenes, no existen registros, aunque se sabe la
localización aproximada de algunos de sus asentamientos, además de los yacimientos
arqueológicos detectados.
14
Se trata de las comunicaciones entre Córdoba-La Rioja; Córdoba-Cuyo-Capitanía de
Chile; Traslasierra-Norte cordobés-Salta-Alto Perú, además de las vinculaciones entre
asentamientos de la misma región.
15
Se refiere a la ruta de correo inaugurada en 1780 que partiendo de Córdoba, hacía su
recorrido por la Quebrada de Saldán, Matacaballos, Ayampín, Vallecito, Población, Soto,
Pichanas, Serrezuela, ingresando a territorio riojano por Corral del Negro (Bischoff, 1979).
16
Traslasierra, tras la causa federalista, fue escenario de enfrentamientos bélicos entre
1829 y 1841. Destaca la batalla de Sancalá (1841), en los alrededores de actual San
Carlos Minas.
62
Caminos de los ejércitos Unitarios y
Federales durante la primera mitad del
siglo XIX; al finales de siglo, el tendido
del ferrocarril.
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se introduce en el valle central atravesando la región de Norte a
Sur.
17
Y, finalmente, el entramado actual que denota la persistencia de entramados
previos y sus rasgos condicionados por la topografía, los intersticios entre
valles y el peso relativo de los asentamientos en la estructura funcional del
área. Una conectividad precaria de escasa rutas asfaltadas y diversos caminos
de tierra que se desprenden del corredor ruta provincial 15, médula de la red
viaria de la región.
Por otra parte, conviene mencionar los mojones que constituyeron reductos de
población, puntos de avanzada que definieron fronteras con lo desconocido,
situados según objetivos productivos, evangelizadores o comunicacionales.
Implantados con expectativas de desarrollo, muchos de ellos fueron el embrión
de los actuales poblados y, su evolución o involución, dependió del rol territorial
en un contexto mayor. Destacan los siguientes:
Tramo de camino entre La Candelaria y La
Higuera. (Díaz, F. et al. 1998. Croquis: M.
Ferreyra)
Sistema conectivo actual.
Los asentamientos del sistema colonial:
pueblos de españoles e indios, capillas,
estancias y postas.
El camino de los Túneles, obra de ingeniería
de las primeras décadas del siglo XX.
Fuente: La Voz del Interior, 2003
17
El ferrocarril llega a Villa de Soto en 1888 y se direcciona a territorio riojano a través de
Paso Viejo, Tuclame y Serrezuela. En una primera instancia, los talleres se instalan en
Tuclame hasta que, en 1890, son trasladados a Cruz del Eje. El trazado viario que
proyectaba vincular Villa de Soto con Villa Dolores, al sur de Traslasierra, aparece
registrado en el Mapa Oficial de la Provincia de Córdoba, de 1924, autorizado por Decreto
del 18/12/1905 y del 15/5/1916 y elaborado por el Departamento Topográfico del Ministerio
de Obras Públicas e Industrias.
63
Localización de algunos asentamientos
aborígenes precolombinos y de yacimientos
arqueológicos descubiertos.
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
-
Los asentamientos aborígenes y sitios ceremoniales, próximos a los
cursos de agua, predominantemente en los valles interiores,
integrando estructuras sociales de influencia incaica.
-
18
Los puntos surgidos de las estrategias colonizadoras, a partir de
desmantelar la organización territorial aborigen. De la subdivisión y
redistribución de grandes porciones de territorio con objetivos de
explotación productiva, se constituyen las encomiendas, en las que
modestas fortificaciones, pueblos de españoles y de indios
“reducidos”, conformaron los primeros asentamientos. De la misma
manera, los cascos de estancia, como tipo residencial-productivo.
Por otra parte, la evangelización del aborigen exigió dividir el territorio
en curatos y distribuir capillas. Y las vinculaciones regionales
requirieron paradores y postas, así como, puntos de concentración e
intercambio de productos. Estos mojones, a veces bastante aislados,
aparecieron en los bordes del territorio y paulatinamente se fueron
adentrando en interior de los valles. 19
Poblados y establecimientos relacionados
con la actividad minera. Asimismo, los
asentamientos afectados por el paso del
ferrocarril y la traza del proyecto ferroviario
no construido
Las bocas de extracción minera, actividad ligada preferentemente a
inmigrantes europeos atraídos por la fiebre del oro y la plata y que,
en muchos casos, constituyeron fracasos empresariales. Numerosos
fueron los asentamientos e instalaciones emplazados a ese fin,
18
Las crónicas españolas hablan de numerosos asentamientos muy próximos unos de
otros. Se presupone que algunos de los yacimientos arqueológicos documentados, han
sido sitios ceremoniales. Por ejemplo: Ampiza I, II, III, IV; La Higuerita, La Charquina,
Piedrita Pintada, Yacopampa, Barranca Honda, Los Simbolitos.
19
Chancaní, Sancalá, Pichanas, Soto y Salsacate, fueron núcleos surgidos de
encomiendas. Estancias que se registran como importantes fueron Las Palmas, Salsacate,
Guasapampa, Tosno, Ninalquín y la estancia jesuítica La Candelaria. Capillas relevantes
durante el siglo XVII y XVIII, fueron la de Ciénaga del Coro, Guasapampa, Las Palmas y la
Salsacate, esta última sede de curato. Asimismo, La Higuera, La Playa, Aguas de Ramón
y Paso Viejo, pueden haber actuado como paradores en las diversas rutas coloniales y del
siglo XIX.
64
Sistema urbano
Traslasierra.
actual
del
Norte
de
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algunos posteriormente despoblados y desmantelados, localizados
en gran parte, al pie de los cordones montañosos.
-
20
Los pueblos afectados por el ferrocarril, cuya presencia impulsó el
crecimiento del asentamiento original, realineando trazados en
función del tendido viario o generando una nueva centralidad
alternativa a la original, que direccionó el crecimiento de la
urbanización.
-
La constelación actual de centros urbanos que muestra la evolución
Almacenes de ramos generales de don
Agustín Gómez, junto a la vías, en Estación
paulatina de mojón a poblado, una estructura funcional débil, el
marcado estancamiento en su desarrollo y la persistencia de un rol
ligado a la oferta de servicios a un entorno rural. Unos pocos
poblados más desarrollados se localizan junto a rutas regionales, en
la perillanura Norte y en el valle central; los restantes, más pequeños
y aislados, en el interior de los valles y, en menor medida, en la
pampa alta, al Este, y en los llanos áridos, al Oeste.
Casa en el camino a Pichanas.
Los poblados históricos. Surgen de la dependencia mutua entre traza y
mojón y su grado de evolución es resultado de múltiples voluntades en el
tiempo y, quizás, la expresión más significativa de la historia local, en tanto que
reúne una parte importante de los atributos culturales del área.
21
Los poblados
son, en este contexto espacial, un recorte de civilización en la vastedad del
territorio y, en ese sentido, parecen ser los elementos principales de su
estructura física. Si bien la mayoría se origina a partir de la ocupación colonial
del área, su permanencia y desarrollo, en términos morfológicos y
Almacén en esquina ochavada en La Higuera.
dimensionales, ha dependido del emplazamiento conveniente para las
20
Algunos ejemplos de ello son El Guaico, Santa Bárbara, El Trapiche de Ojo de Agua, La
Compañía de La Argentina, La Bismutina, Rara Fortuna, Río Hondo, La Tenacidad y El
Paraíso. Unos pocos aún conservan las instalaciones de las fundiciones, infraestructura de
hornos, trapiches, chimeneas, el tendido de vías y zorras, que constituyen una interesante
muestra de arqueología industrial.
21
Algunas de las consideraciones aquí vertidas fueron desarrolladas por el autor en
Bases para una historia urbana de Córdoba, investigación dirigida por M. E. Foglia, con
subsidio de la Agencia Córdoba Ciencia, 1998 / 2000.
65
Calle en Estación Soto. Viviendas con
arcos para el ingreso de carros.
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
sucesivas estrategias territoriales, de la proximidad o no a las principales vías
de comunicación y el rol regional asignado.
La configuración física de cada poblado expresa diferentes estadios de
evolución sobre los cuales es posible establecer una tipificación primera, a
partir de indicadores del nivel de consolidación alcanzado. Por ejemplo: el
grado de definición del trazado, continuidad-discontinuidad del tejido, extensión
de la mancha urbana y densidad edificatoria. Sobre esta base se encuentran:
-
a) Centros con trazados legibles, en ciertos casos definidos a priori,
alta consolidación relativa en su contexto de inserción; localizados,
en general, sobre ejes de vinculación regional y, en algunos casos,
impactados por el tendido del ferrocarril.
-
b) Centros con trazados emergentes de intenciones ordenadoras
parciales e incompletas y un escaso desarrollo físico. Son de baja
jerarquía en cuanto al nivel de servicios que ofrecen, y pueden estar,
o no, sobre ejes de vinculación regional.
-
Croquis de la mina de plata “La Argentina”.
Fuente: Rojas de Villafañe, E. 1973.
c) Asentamientos de configuración espontánea, estructurados
linealmente junto a caminos secundarios o agrupados puntualmente
alrededor de una situación convocante, alejados en general de los
centros mayores.
En cuanto a los centros del grupo a), el tipo predominante es la cuadrícula
colonial y la retícula ortogonal, no necesariamente de base cuadrada. Muestran
un tejido continuo, bastante homogéneo y ciertas piezas arquitectónicas de
interés. Por ejemplo, Villa de Soto que amplió su trazado hacia Estación Soto,
núcleo ferroviario situado a pocos kilómetros, donde la cuadrícula es
atravesada diagonalmente por el tendido ferroviario y una rotonda y un bulevar
le dan una imagen decimonónica. El núcleo fundacional muestra rasgos de su
pasado colonial: recova, plaza y una iglesia, aunque reconstruida en el siglo
XIX. Por otro lado, San Carlos Minas que, aunque con escaso desarrollo,
presenta como hecho distintivo una alteración en el ritmo de la composición,
genera tres manzanas rectangulares con plaza central y calles que rematan en
ella. La continuidad de fachadas, su lenguaje austero, el ochavado y la iglesia
66
Esquema planimétrico de San Carlos Minas.
Fuente: Diaz, F. et al. 1998. Elaborado sobre la
base de la cartografía censal de la Dirección
de la Función Pública de la Provincia de
Córdoba
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
Fachada de la capilla de Las Palmas,
siglo XVII.
Calle de San Carlos Minas.
le otorgan un clima de otras épocas. Salsacate es una excepción en el área de
estudio por contar con un trazado irregular, rico en su desarrollo y complejidad
debido a que la retícula se deforma y se quiebra por las exigencias de las
curvas de nivel y los cauces de agua; la plaza y la iglesia, se mantienen como
centro relativo del conjunto.
Esquema planimétrico de La Candelaria.
Fuente: Diaz, F. et al. 1998. Elaborado sobre la
base de planos de mensura de la Dirección de
Arquitectura Gobierno de la Provincia de Córdoba
De los poblados integrantes del grupo b), Tuclame y Paso Viejo definen de
manera incipiente su trazado de retícula ortogonal en función del ferrocarril, en
el primer caso, en un sentido paralelo, y en el segundo, con la existencia de un
bulevar que remata en el edificio de la estación. Ambos casos, cuentan con
edificaciones de interés: las estaciones de trenes de arquitectura inglesa,
casonas con galerías externas, entre otras. Por otra parte, se encuentran
aquellos poblados localizados en puntos de paso obligado, que recibieron
cierto impulso a partir de la actividad minera. Es el caso de La Higuera y
Ciénaga del Coro, con un trazado que se aproxima a una retícula ortogonal con
claras intenciones ordenadoras. El primero es pequeño, compacto y altamente
conservado en su imagen tradicional, en particular, el espacio legible y unitario
de la plaza; el segundo, con una traza apenas esbozada y con un
amanzanamiento comparativamente de mayor dimensión, no compone centros
geométricos referenciales. Cabe mencionar a La Playa, como ejemplo de la
intención de componer una retícula no ortogonal, apenas esbozada que, a
diferencia de otros centros de origen minero, manifiesta un cierto ordenamiento
sin llegar a alcanzar una regularidad. En estos casos últimos, se trata de
67
Esquema planimétrico de La Higuera.
Fuente: Diaz, F. et al. 1998. Elaborado sobre la
base de la cartografía censal de la Dirección de la
Función Pública de la Provincia de Córdoba
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
conjuntos urbanos altamente ligados a su entorno, cuyo emplazamiento es, en
sí mismo, un atributo singular.
Los poblados del grupo c) son el tipo predominante en la región. Se trata de
pequeñas organizaciones espontáneas, desarrolladas junto a un camino, en
una encrucijada o alrededor de un hecho significativo, casco, capilla, escuela o
establecimiento minero. Configuran un tipo de asentamiento gregario cuya
vocación urbana se reduce a la composición de una esquina ochavada, la
intención no siempre concreta, de conformar los bordes de un vacío-plaza o en
la presencia de algún signo particular propio de centros mayores (glorieta para
orquestas, el recurso ornamental del art decó, entre otros). Las Palmas y La
Candelaria,
centros
de
peregrinaje,
valen
como
ejemplo.
También
Guasapampa, Pocho, Estancia Guadalupe, Pichanas, Aguas de Ramón, entre
otros.
Finalmente, completan esta caracterización general, una serie de caseríos muy
pequeños y dispersos en parajes naturales. Totora Huasi, La Mudana, Rumi
Huasi, Bañados de la Higuera, entre muchos otros, constituyen agrupamientos
de unas pocas construcciones, a veces, ligadas a una estructura familiar.
Otros indicadores que contribuirían a un enriquecimiento de esta primera
caracterización aluden a aspectos tales como el encaje territorial de los
poblados, el papel de la topografía en su emplazamiento y configuración física,
el carácter de las piezas arquitectónicas y de los espacios de circulación, la
imagen global en relación a estos elementos y al soporte natural inmediato.
3.1 Síntesis de las lecturas efectuadas
Se está frente a una región escasamente poblada que, sin embargo, cuenta
con numerosos asentamientos pequeños. La forma del territorio ha contribuido
a la definición de sistemas paralelos de poblados, articulados con otros
transversales, situados en los valles y en relación a los cursos de agua y
enlazados por un entramado de caminos. La conformación de estos sistemas
entrecruzados de poblados, no sólo es una condición impuesta por el soporte
natural, sino también la construcción cultural de un territorio que define una
68
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
organización con jerarquías, roles y exigencias de vinculación, cuyos centros
de consumo más relevantes se localizaban a gran distancia, en diferentes
direcciones.
Por otra parte, sucesivos dibujos muestran que la ocupación colonial priorizó
inicialmente las zonas bajas y el valle central, obviando los valles laterales y
transversales, menos conocidos y de difícil accesibilidad. Incluso el traslado de
la población aborigen desde el interior de los valles hasta los pueblos de indios
o reducciones ubicados en los bordes del área, es una muestra de esa primera
estrategia. Posteriormente, de manera paulatina, la ocupación se adentra en el
territorio, en parte, por un mayor conocimiento alcanzado sobre la geografía del
área, pero también, por la subdivisión de las encomiendas originales, el
incremento de la población y el desarrollo de una explotación extensiva del
ganado mular.
Los caminos recorren, en general, la base de los valles, pero también existen
aquellos que atraviesan las sierras por pasos naturales y tramos de cornisa,
surgidos para vincular los puntos más aislados. El ferrocarril, por la cota más
baja, se desarrolla en la periferia Norte de la región beneficiando ciertos
poblados sobre otros. El valle central, acoge a los asentamientos más poblados
y con mayor infraestructura, enlazados por el eje vial regional Norte-Sur del
cual se desprende una serie de caminos menores, al Este y Oeste. Se trata de
un entramado que se mantiene activo durante tres siglos y que aún,
precariamente, sobrevive. Éstas y otras consideraciones son factibles de
constituir pautas para el futuro ordenamiento del territorio, fuertemente anclado
en sus rasgos morfológicos e históricos, cuya persistencia reúne pasado y
presente en un único producto.
4. HACIA EL DISEÑO DE UNA ESTRUCTURA DEL TERRITORIO
El reconocimiento del paisaje y sus componentes más destacados, requiere de
algún nivel de organización para su mejor comprensión y aprovechamiento. El
territorio se presenta como una composición, un palimpsesto que aúna
69
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
innumerables piezas, no siempre evidentes. Sierras, abras, valles, ciénagas,
volcanes y palmares son accesibles a partir de la red de caminos, que a su vez,
alternan parajes naturales con poblados, conjuntos edilicios asociados, objetos
arquitectónicos aislados y sitios arqueológicos. Debidamente articulados
constituyen una especie de relato territorial con episodios significativos de su
historia y paisaje. Para tales objetivos, se requiere de una estructura física que
otorgue un orden, a partir de situar y jerarquizar las piezas, como así también,
distribuir funciones entre las partes. En otros términos, transformar las huellas y
los vestigios en recursos.
Aquellas lecturas realizadas aportan datos y un sistema de relaciones entre
ellos, y brindan una base de conocimiento del territorio posible de sustentar
dicha estructura. Interpretar y proyectar se presentan entonces como dos
instancias estrechamente ligadas que dejan al descubierto la capacidad de
proponer modalidades de actuación: las marcas del pasado, su expresión
actual y su potencial futuro encontrarían así, algún nivel de expresión física.
La estructura que se proponga debe reunir determinados atributos. Por un lado,
especificidad, es decir, que refleje adecuación entre modelos culturales
desplegados y soporte natural y, en este sentido, poner en valor los
componentes que ayuden a explicar la construcción histórica del paisaje. Por
otro, flexibilidad en su funcionamiento, que habilite diversas adecuaciones en el
tiempo, y a la vez permita identificar áreas sin perder la noción de totalidad.
Un conocimiento profundo de los atributos del lugar es la base del diseño de su
estructura. En ese sentido, la diversidad de situaciones que conforman la
herencia identitaria del Norte de Traslasierra se resume en:
-
Hechos arquitectónicos puntuales, de reconocido valor en términos
-
El patrimonio cultural urbano, los asentamientos, su implantación,
de patrimonio, inserto en un tejido edificado o aislado en el paisaje
traza, tejido, color, materialidad, tipologías significativas, así como
aquellas actividades que tienen por escenario a los poblados,
artesanía, gastronomía, festividades
70
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
-
El patrimonio paisajístico-ambiental, el soporte natural y sus
componentes.
Así el caso que nos ocupa ofrece diversas posibilidades de estructuración. Por
un lado, la adopción de criterios que asumen la globalidad de los componentes
del territorio, estableciendo un sistema jerarquizado de centros urbanos desde
una óptica más funcional y una definición más genérica de áreas según la red
vial disponible. Visto desde un enfoque lynchiano, el nodo, el punto y la línea,
una vez más, pueden ser los instrumentos a los cuales recurrir para dar
legibilidad a un espacio.
En ese sentido, a priori, pueden definirse nodos, uno principal y dos
secundarios: Villa de Soto-Estación Soto, como centro más relevante, en su
carácter de puerta Norte del área, punto de partida y llegada y conjunto edilicio
coherente y bastante conservado que dispone, además, de una red de
servicios.
Por otra parte, Salsacate y La Candelaria, como nodos secundarios en el rol de
puerta Sur y Este del área, respectivamente. Con relación a los puntos,
asentamientos y hechos aislados ofrecen numerosas instancias en las que La
Higuera y San Carlos Minas, adquieren cierta relevancia por su localización
central, junto al corredor regional/ruta provincial 15. Las líneas, es decir,
tramos y subtramos de recorridos alcanzables desde los nodos mencionados,
enlazan puntos situados en diversas direcciones. El corredor central Norte-Sur
puede actuar como vertebrador del conjunto a partir del cual se desprenderían,
al este y al oeste, diversos recorridos. 22
22
Se proponen tres circuitos tentativos:
Circuito A. En el Norte del área, al Oeste de la ruta provincial 15. Recorrido: Villa de Soto,
Pichanas, Tuclame, Aguas de Ramón, el faldeo occidental de las sierras de Guasapampa,
La Playa, Guasapampa, Ciénaga del Coro, La Higuera y regreso a Villa de Soto, con
posibilidad de alojamiento en algunos de los puntos intermedios. Tosno o Pinas, podrían
integrarse en una extensión alternativa del circuito.
Circuito B. En el Sur del área, al Oeste de la ruta provincial 15. Recorrido: Villa de Soto, La
Higuera, San Carlos Minas, el área de los palmares, los asentamientos mineros, el sistema
71
Posible estructuración del área a partir de centros jerarquizados
y alternativas de recorridos.
Fuente: Díaz, F. et al. 1998
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
Por otro lado, una combinación de lo anterior con énfasis en las
particularidades de cada subárea, llevaría a establecer líneas temáticas
orientadas a una especialización territorial. Estos y otros abordajes, merecen
una exploración mayor, pero una primera aproximación es la siguiente:
-
una especialización temática-cultural, formulada sobre la base de los
vestigios de la ocupación territorial. Por ejemplo: sub-área Norte,
ligada a los yacimientos arqueológicos y la población nativa; subárea Sur, la de las estancias y los establecimientos mineros; subárea Este, signada por la presencia jesuítica.
-
una especialización temático-paisajística, establecida a partir de
áreas como la de los volcanes, la del mineral, la de la palma
caranday. Asimismo, la ruta del salar o el caminos de los Túneles a
Esquema de estructura física del área sobre la base de
la especialización temática.
los valles riojanos, entre otros, con el complemento de miradores
naturales y puntos de reconocimiento del paisaje.
-
una especialización por valles, atenta a la interacción de cultura y
soporte natural, donde es posibles definir:
a) un valle central, emplazamiento de postas, puntos de intercambio,
poblados más desarrollados, vinculados por el corredor regional;
b) valles interiores, occidental y oriental, de asentamientos pequeños,
asociados a las estancias y a la minería.
-
una especialización por caminos, es decir, la ruta del indio, la de las
mulas, la de los jesuitas (como extensión del Camino de las
de volcanes, Las Palmas, Salsacate y regreso a Villa de Soto. Puede configurarse a la
inversa partiendo desde Salsacate. Si se parte de este último, se invertiría el recorrido.
Circuito C. Al Este de la ruta provincial 15. Recorrido: Villa de Soto-Salsacate, La Higuera,
varios caseríos intermedios y la estancia jesuítica La Candelaria. La continuidad del
circuito ofrece tres opciones:
1) regresar a Villa de Soto por un camino alternativo al Norte de la estancia jesuítica;
2) avanzar hacia el Sur al encuentro del camino de Los Gigantes y de allí al Oeste hasta la
ruta provincial 15 y Salsacate;
3) hacer el recorrido inverso. Cabe aclarar que La Candelaria es el punto más relevante en
tanto es Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO, desde el año 2000. A pesar
de su situación de aislamiento, tiene acceso directo desde la ciudad de Córdoba por el
camino del cordón montañoso de Los Gigantes.
72
Esquema de estructura física del área sobre la base de
la especialización por valles.
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
Estancias), la del chaski o correo colonial, la ruta de unitarios y
federales, etc.
-
una especialización toponímica, a modo de una geografía nominal
con referencias específicas, tanto a los habitantes originales como a
los atributos naturales o diferentes aspectos del proceso de
ocupación.
23
En síntesis, se trata de establecer un orden a partir de unas áreas más o
menos mixturadas que combinen los recursos culturales y naturales, a modo de
unidades constitutivas de un nuevo soporte, así denominadas por concentrar la
principal sustancia estructural de ese territorio.
24
La estructura entonces,
responde a organizaciones previas, reconsideradas con nuevos fines: la de
sostener una o varias narraciones territoriales, que se alimentan entre sí y de
diversas aportaciones que la historia y la geografía del lugar ofrecen.
5. CONSIDERACIONES FINALES
Algunas paradojas caracterizan realidades territoriales como las comentadas
en el presente trabajo. Cierto aislamiento geográfico, atraso económico y
postergación social han posibilitado una cristalización de la imagen de los
asentamientos y una relativa preservación de los paisajes naturales del área.
Por otra parte, numerosos atributos culturales y paisajísticos son, sin embargo,
desconocidos e ignorados desde los ámbitos de decisión y escasamente
valorados como recurso por la población local.
23
Con relación a los antiguos habitantes, Soto, Sancalá, Salsacate, Guasapampa,
Pichanas, Tuclame, Ninalquín, Talainí, Chancaní, Boroa, Poca, Rumi Huasi, son algunas
de las toponimias presentes. En cuanto a los atributos naturales del territorio, Yerba
Buena, La Toma, Ojo de Agua, Cuchilla Nevada, La Higuera, Ciénaga del Coro, La Playa,
Las Palmas, Agua de la Cumbre, Serrezuela, integran la larga lista de ejemplos a ese
respecto. Referidos a los procesos históricos, San Carlos, Cruz de Caña, La Candelaria,
remiten a la evangelización; Paso Viejo, Estación Soto, a instancias en la conexión
regional; Rara Fortuna, La Tenacidad, La Argentina y El Paraíso, a la actividad minera.
24
El concepto de unidades temáticas constitutivas es utilizado por Joaquín Sabaté para
referirse a las preexistencias básicas representativas del territorio (Sabaté, 1998).
73
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
Transformar dichos atributos en una opción para el desarrollo futuro de la
región, es el objetivo de un enfoque como el de los Paisajes Culturales.
Conocer, describir, interpretar a partir de ciertas lecturas, integran los primeros,
pero sustanciales pasos en esa dirección para así, posteriormente, definir una
estructura territorial con valores proyectuales implícitos. En ese sentido,
interesa hacer algunas consideraciones de carácter más interrogativo que
conclusivo, acerca de las lecturas de un territorio como método y el diseño de
su estructura física.
Con relación a lo primero, se trata de un abordaje que recurre a mapas, fotos,
relevamientos y registros gráficos diversos. Leerlos y redibujarlos conlleva un
esfuerzo interpretativo
25
para discernir las piezas componentes de ese
territorio, las lógicas actuantes en su construcción y los vestigios materiales
que dan testimonio de ellas. Es la objetivación gráfica de la realidad física de
un lugar que, sin embargo, debe ser intencionada en cuanto a que se orienta a
la búsqueda de elementos sobre los que sostener una estructura territorial.
Con relación a lo segundo, se presume que una estructura del territorio debe
evidenciar la especificidad de sus rasgos culturales y geográficos. En este
punto y en la consideración del Norte de Traslasierra como Paisaje Cultural,
dicho abordaje quizás requiera de una adecuación a las características de los
paisajes latinoamericanos. Podría afirmarse que la gran escala del espacio en
estas latitudes, es un valor en sí mismo que, sin embargo, presenta resistencia
al diseño de una estructura del territorio por la baja densidad de componentes y
la escasa proximidad entre las piezas. El Norte de Traslasierra, es un ejemplo
de las enormes distancias y la escasa ocupación del espacio.
En este sentido se está frente a territorios con bajo nivel de antropización: las
trazas son débiles y los poblados se presentan como recortes de ciudad sobre
un fondo natural. En consecuencia, la dispersión dificulta la lectura de
25
La idea de esfuerzos interpretativos la plantea Xavier Eizaguirre para referirse a dos
procesos de comprensión de la realidad física de un territorio: uno, a través de una
cartografía específica; otro, de los nexos causales entre elementos y factores (Eizaguirre,
2000).
74
ID _ I N V E S T I G A C I O N E S
entramados y sistemas de asentamientos. Como contrapartida, ofrece un fuerte
protagonismo del paisaje natural, escasamente transformado; incluso cuando,
como en el caso comentado, no abundan los espacios de servidumbre agraria.
Aquí, la noción de “voluntad proyectual” del territorio parece desdibujarse. A la
especialización de áreas y recorridos, como el caso de algunas hipótesis
proyectuales planteadas con anterioridad, se le opone la lejanía entre cada
componente territorial, una conectividad precaria y la dificultad de configurar
áreas homogéneas. En conjunto, la legibilidad de una estructura y la posibilidad
de articular piezas territoriales y de definir recorridos, si bien no imposible, se
hace compleja debido a que hay que arbitrar los supuestos requerimientos de
cantidad y diversidad de elementos con debilidad funcional y vastedad
territorial.
Más allá de los interrogantes acerca de como adecuar miradas a nuevos
ámbitos de aplicación, es posible afirmar que la extensión y la baja densidad
presentan ventajas: la presencia de vastos paisajes naturales en un estado
relativamente original. Lo natural, entonces, y no sólo lo cultural, integra el
conjunto de los recursos de un territorio. Asimismo la noción de unidades
constitutivas puede ser una alternativa a la hora de definir una estructura
territorial frente a su vastedad. Porciones de territorio heterogéneas sintetizan
una totalidad compleja. En ella, el poblado adquiriría relevancia por encima de
otros componentes territoriales, por concentrar los mayores significados
culturales, la población local y los equipamientos del área. En este sentido,
quizás se esté frente a estructuras desequilibradas, altamente dependientes de
uno de sus componentes.
Finalmente, tal vez sea la narración, que refuerza significados y hace visible
aquello ignorado, el soporte indispensable de una estructura física en territorios
donde predomina la dispersión y el carácter modesto de los vestigios; es decir,
una organización del territorio amparada en un relato articulado de sus
atributos, que le otorga legibilidad.
75
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