Sebastián Scioscioli – “La educación en el derecho internacional”

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La educación en el derecho internacional y los sistemas internacionales de protección de los
derechos humanos
Sebastián Scioscioli
LA EDUCACIÓN EN EL DERECHO INTERNACIONAL Y LOS SISTEMAS
INTERNACIONALES DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS. SU
IMPACTO EN EL DERECHO ARGENTINO
Sebastián Scioscioli1
Resumen
Con el presente trabajo se pretende enriquecer desde la perspectiva de los instrumentos
internacionales de derechos humanos, el estudio del derecho a la educación en el ámbito regional
latinoamericano y en especial en la Argentina. El análisis parte de un estudio comparativo de
diversos aspectos y contenidos vinculados con el derecho a la educación y presentes en particular
en aquellos instrumentos internacionales de derechos humanos que actualmente revisten
jerarquía constitucional en los términos del artículo 75 inc. 22 de la Constitución Nacional. Este
trabajo constituye un marco de referencia de suma importancia a los efectos de dar sustancia a un
concepto y contenido del derecho a la educación como derecho fundamental.
Abstract
In this paper we would like to contribute to the study of the right to education through the
perspective of human rights treaties in Latinamerica in general, and in Argentina, in particular. We
would like to analise the content of this right through a comparative study of the contents of these
treaties, especially those which have “constitutional hierarchy” according to the Constitution of
Argentina. This paper also gives arguments to consider the education as a fundamental right.
El derecho internacional de los derechos humanos
Actualmente el derecho a la educación forma parte del derecho internacional de los derechos
humanos, el que abarca un sistema complejo de organismos e instrumentos, internacionales y
regionales, creados para el establecimiento de
1
Abogado,
Magíster.
Docente
de
Derecho
Constitucional
UBA.
Coordinador
Académico
CIEP/UNSAM.
[email protected]. El presente trabajo forma parte de la indagación desarrollada en el proceso de investigación de mi
tesis doctoral titulada “La educación básica como derecho fundamental. Implicancias y alcances en el contexto de un Estado federal”.
Publicación de la Red Universitaria sobre Derechos Humanos y Democratización para América Latina.
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a. los estándares internacionales y contenidos básicos para la regulación específica de aquellos
derechos que deben ser garantizados a todos los seres humanos,
b. las correspondientes obligaciones que dichos derechos generan para los Estados hacia sus
habitantes en el ámbito de sus respectivos territorios.2
En este sentido, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas
señaló que “el derecho internacional concerniente a los derechos humanos se ha elaborado con el
propósito de amparar toda la gama de derechos humanos que es preciso hacer efectivos para que
las personas puedan vivir una vida plena, libre, segura y sana”.3 Bajo este marco, el derecho a la
educación fue ganando terreno en su reconocimiento y alcances en el contenido de varios
instrumentos.
Tanto en materia educativa como en otros derechos, la progresiva interacción entre el derecho
internacional y el derecho interno se ha manifestado de diversas formas, donde se incluyen no
sólo las declaraciones y los tratados internacionales, sino también a la jurisprudencia y decisiones
(recomendaciones, resoluciones, observaciones generales, informes, entre otros) de órganos de
control de los sistemas internacionales de protección. De esta forma, quedan incluidas en el
derecho internacional de los derechos humanos las normas producto de este conjunto de
resoluciones, doctrina y jurisprudencia de los organismos internacionales y regionales así como
aquellas reglas y principios que pueden derivarse de sus informes que realizan (como los
provenientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos). En supuestos como el
esquema constitucional argentino, la labor de dichos organismos es aún más importante si se
atiende a que los tratados previstos en el art. 75 inc. 22 de la Constitución Nacional deben ser
2
En sus orígenes, la preocupación en torno a la educación se debió fundamentalmente a razones económicas, nacionalistas y de
seguridad antes que su respeto como derecho humano. Tomasevski sostiene que el argumento de que el Estado debía proveer de
educación a todos los niños se basaba mayormente en que “los pobres, iletrados, endeudados y armados” eran difíciles de gobernar.
El argumento económico fue esgrimido también en la Organización Internacional del Trabajo que relacionó la educación obligatoria con
la edad mínima para el empleo ya en 1921. La inversión en educación fue definida como una responsabilidad del gobierno –
mayormente organizada a través de la figura de un servicio público - y así, la educación obligatoria como medio de eliminar el trabajo
infantil sentó las bases para el surgimiento del derecho. Tiempo después, la realidad brindó el marco para que el derecho internacional
se desarrollara y con él el surgimiento de compromisos por los Estados encaminados a realizar y proteger los derechos humanos frente
a sus diversas violaciones. Los acontecimientos históricos y los efectos que ellos produjeron, tales como la crisis de los años 30’ y la
Shoá llevaron, hacia la segunda posguerra mundial (y juntamente con el surgimiento del “constitucionalismo social”) al consenso global
y necesario para la construcción de un nuevo orden internacional de derechos humanos en el que finalmente se perfiló un contenido
que privilegiaría la concepción de la educación como derecho fundamental. Las fuentes del derecho a la educación primero se
limitaban a normas previstas en los ordenamientos jurídicos de una pequeña cantidad de Estados. El corolario, la responsabilidad del
gobierno de proveer o financiar la educación, se usó como punto de partida. Desde la segunda mitad del siglo pasado, el derecho a la
educación, al igual que el sistema jurídico internacional en su conjunto, fue ampliándose progresivamente a través de la aprobación de
declaraciones y tratados internacionales, mayormente auspiciados por los propios organismos internacionales (como Naciones Unidas)
y otros regionales. Cfr. Tomasevski, K. (2004): El asalto a la educación, Barcelona: Intermón Oxfam.
3
Véase Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1996): Folleto informativo N° 16 (Rev. 1), disponible en internet:
http://www.ohchr.org/Documents/Publications/FactSheet16Rev.1sp.pdf, (fecha de consulta: febrero de 2010).
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tenidos en cuenta “en las condiciones de su vigencia”. Esto conlleva a considerar a éstos con su
respectiva jurisprudencia y doctrina emanada por los órganos competentes supranacionales.4
El Sistema de protección de los Derechos Humanos puede dividirse en un sistema universal y
varios sistemas regionales. Así, el sistema universal es el establecido por la Organización de las
Naciones Unidas (ONU), y es aquel en el que deben basarse los demás sistemas, esto es,
comprende los estándares mínimos generales, mientras que los mecanismos regionales abarcan
las peculiaridades de cada una de las regiones en concreto. En nuestro ámbito, está vigente
además el sistema interamericano que cuenta con sus propios mecanismos e instrumentos de
funcionamiento y aplicación dentro de la región.
El derecho a la educación en el derecho internacional de los derechos humanos
El origen del sistema universal de protección parte de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, que fue la traducción de la promesa política en obligaciones legales para los Estados y
tuvo gran alcance político y jurídico. Dicho instrumento no se limitó a reconocer un derecho a la
educación sino que lo dotó de un contenido. La declaración refiere a la educación en el artículo 26
cuando expresa: “toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al
menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será
obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios
superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos”. En su inciso segundo
analiza el objetivo que tendrá ese derecho a la educación consagrado en el inciso anterior: “tendrá
por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los
derechos humanos y a las libertades fundamentales”; entendiendo al mismo tiempo que este
derecho debe favorecer “la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y
todos los grupos étnicos o religiosos”. Deja en su última parte el deseo que la educación
comprometida a establecer y sostener por los Estados firmantes “promoverá el desarrollo de las
actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz”; consagrando con ello el
anhelo de la humanidad de educar para la paz. Finalmente, en su tercer inciso alude a que “los
4
Así, resulta de especial interés atender a lo dicho por algunos de los órganos de vigilancia de los tratados sobre derechos humanos
que han interpretado los instrumentos internacionales que hacen parte del bloque constitucionalidad y cuyos pronunciamientos serán
considerados en el desarrollo de este trabajo. Entre estos cabe señalar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, el Comité del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el
Comité de Derechos Humanos, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, el Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer y el Comité de los Derechos del Niño, principalmente.
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padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus
hijos”.
El derecho a la educación contaba pues con gran apoyo entre las delegaciones negociadoras de
la declaración. En efecto, dos de las tres propuestas iniciales para la lista de derechos que debía
comprender una futura declaración de los derechos humanos, incluía el derecho a la educación y
la responsabilidad subsiguiente del Estado en el ámbito primario.5 Esta importancia se ve
reflejada, asimismo, en el hecho de que el derecho a la educación está previsto en los cinco
instrumentos internacionales de derechos humanos más importantes, y todos los Estados del
mundo son parte al menos de uno de ellos.
5
Cfr. Tomasevski, 2004, pág. 66.
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Tabla N° 1. Principales tratados internacionales de derechos humanos
Tratados de
Año de
Año de entrada
Año de entrada
Número de
Derechos Humanos
adopción
en vigencia
en vigor para
Estados que
Argentina
suscribieron
Pacto Internacional
1966
1976
1986
151
1966
1976
1986
148
1965
1969
1968
169
1979
1981
1985
174
1989
1990
1990
174
de Derechos Civiles
y Políticos
Pacto Internacional
de Derechos
Económicos,
Sociales y
Culturales
Convención sobre la
eliminación de todas
las formas de
discriminación racial
Convención sobre la
eliminación de todas
las formas de
discriminación
contra la mujer
Convención sobre
los derechos del
niño
Fuente: elaboración propia sobre la base de Tomasevski, K. (2004 b): Manual on rights-based education: global human rights
requirements made simple. Bangkok: UNESCO Bangkok.
De este conjunto de instrumentos los dos primeros (el Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales),
revisten especial importancia en la configuración de la educación como derecho fundamental.
Ambos pactos partieron de la necesidad de traducir los principios de la Declaración Universal de
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Derechos Humanos en obligaciones más concretas y más específicas a cargo de los Estados para
con sus habitantes. Asimismo, importó la aparición de mecanismos de monitoreo y control a través
de la creación, del Comité de Derechos Humanos y del Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, ambos a cargo, entre muchas otras funciones, de realizar informes sobre el
cumplimiento de los pactos por los Estados partes, examinar las denuncias y formular
interpretaciones sobre el contenido de tales instrumentos.
Sobre esta base, en el siguiente apartado nos proponemos realizar un análisis en perspectiva
comparada de los distintos instrumentos de derechos humanos, muchos de los cuales tienen
jerarquía constitucional en el Derecho Constitucional argentino (art. 75 inc. 22 de la Constitución),
considerando la estructura, contenidos y mecanismos en ellos previstos, con particular referencia
a la educación. En tal sentido, se ha trabajado sobre la base de las siguientes categorías:

Fines y contenidos de la educación

Niveles, regímenes y carácter de la enseñanza

Rol y acción del Estado

Libertad de enseñanza: la educación privada y el rol de los padres

Docencia

Cultura y ciencia
La educación en los instrumentos internacionales de protección de derechos
humanos
Fines y contenidos de la educación
La educación es tomada en los instrumentos internacionales de derechos humanos como una
herramienta crucial para, en el marco de la educación en y para los derechos humanos, el logro
de los fines asociados a cada una de las declaraciones y tratados internacionales de protección y
promoción de los derechos. Así, en prácticamente todos ellos se enuncia que la educación debe
orientarse hacia el respeto de los derechos y libertades previstos en el instrumento, promoción de
los valores democráticos, de justicia y de paz y el desarrollo de la autonomía personal. En nuestro
medio, la fórmula a nuestro criterio más completa esta expresada en el Protocolo Adicional a la
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Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales (Protocolo de San Salvador) que en su artículo 13, inc. 2, dice: “Los Estados partes
en el presente Protocolo convienen en que la educación deberá orientarse hacia el pleno
desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad y deberá fortalecer el respeto
por los derechos humanos, el pluralismo ideológico, las libertades fundamentales, la justicia y la
paz. Convienen, asimismo, en que la educación debe capacitar a todas las personas para
participar efectivamente en una sociedad democrática y pluralista, lograr una subsistencia digna,
favorecer la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos
raciales, étnicos o religiosos y promover las actividades en favor del mantenimiento de la paz”.
La educación también aparece con fuerza como herramienta de difusión y trabajo sobre los
objetivos, políticas y programas vinculados con los tratados que persiguen metas concretas. Así
sucede con claridad, por ejemplo, en relación con el Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales
en Países Independientes (N° 169) de la Organización Internacional del Trabajo, en donde se
señala entre otras metas, que “un objetivo de la educación de los niños de los pueblos interesados
deberá ser impartirles conocimientos generales y aptitudes que les ayuden a participar
plenamente y en pie de igualdad en la vida de su propia comunidad y en la de la comunidad
nacional”, agregando que las medidas de carácter educativo en todos los sectores de la
comunidad nacional tendrán por objeto “eliminar los prejuicios que pudieran tener con respecto a
esos pueblos”. Como puede observarse en muchos casos los objetivos terminan fusionándose
con la explicitación de contenidos más o menos precisos para el tipo y calidad de educación
requerida para el cumplimento de las obligaciones previstas en el instrumento – y no sólo de
aquellas que se vinculan con el derecho a la educación estrictamente, sino también de las otras
obligaciones que atañen a aspectos de salud, integridad física, formación ciudadana, libertad de
conciencia y culto, entre otras.
Niveles, regímenes y carácter de la enseñanza
Los instrumentos internacionales sobre derechos humanos parecen analizar el sistema educativo
desde tres niveles que se definen como primario, medio y superior. El nivel medio o secundario a
menudo es comprendido desde una formación o bien generalizada o con especialización en
formación técnica o profesional. En todos los niveles existe una aspiración hacia el logro de una
meta de “universalización”, es decir, que la educación se encuentre al alcance de todos.
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El grado de compromiso en educación difiere considerablemente de acuerdo con los distintos
niveles. Así, aparece como casi una constante la exigencia de gratuidad en el nivel primario (y en
menor medida su obligatoriedad en cuanto a su asistencia). Para con la educación secundaria y
superior, la mayoría de los tratados sólo se comprometen hacia una “progresiva gratuidad”, o bien
se limitan a asegurar la accesibilidad conforme principalmente la capacidad o mérito de la
persona.
En el orden de reiteraciones, le sigue la garantía de la igualdad como principio de no
discriminación (igualdad de trato) y como no sometimiento (igualdad de oportunidades). Aquello
no se limita a barrer con las discriminaciones fundadas en las “categorías sospechosas” (tales
como género, edad, nacionalidad, raza, religión, entre otras), ni se agota en asegurar la simple
admisión de grupos previamente excluidos de la escuela. Para muchos de los instrumentos que
comprenden problemáticas particulares (tales como la Convención sobre la mujer, la de
prohibición de tratos inhumanos o degradantes, o contra la discriminación racial, entre otros) se
fijan obligaciones mucho más integrales e inclusivas y prohibiciones complejas que eviten todo
tipo de discriminación injustificada en la etapa previa, durante y en el egreso en el sistema
educativo.
La mayor parte de los instrumentos alude a la necesidad de que el derecho esté sujeto a una de
educación de calidad. En este sentido, no es sencillo en principio, agrupar de manera inequívoca
los elementos que involucran una educación de calidad. Los diversos tratados, en función de su
ámbito de especialidad, agregan y ponen énfasis en varios caracteres de contenido y en
condiciones internas y externas bajo las cuales se deben desarrollar los procesos de enseñanza y
aprendizaje. De todos modos, es claro que todos ellos deben entenderse complementarios entre
sí y sólo a través de la sumatoria de ellos, es posible consensuar o alcanzar una definición
plausible. En este orden, queda claro que una educación de calidad exige alcanzar los objetivos
fundamentales ya citados y vinculados con el respeto de la dignidad de la persona, los derechos
humanos, la interculturalidad, la diversidad y los valores democráticos. A su vez dicha educación
debe ser suficiente para permitir al individuo su desarrollo integral y autónomo como persona, para
desempeñarse activamente en el ámbito económico y productivo y también para participar
políticamente en su comunidad.
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Sin duda, la mayor enumeración sobre los caracteres de la enseñanza se encuentra en el artículo
13 inc. 2, del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que señala: “Los
Estados Partes en el presente Pacto reconocen que, con objeto de lograr el pleno ejercicio de este
derecho: a) La enseñanza primaria debe ser obligatoria y asequible a todos gratuitamente; b) La
enseñanza secundaria, en sus diferentes formas, incluso la enseñanza secundaria técnica y
profesional, debe ser generalizada y hacerse accesible a todos, por cuantos medios sean
apropiados, y en particular por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita; c) La
enseñanza superior debe hacerse igualmente accesible a todos, sobre la base de la capacidad de
cada uno, por cuantos medios sean apropiados, y en particular por la implantación progresiva de
la enseñanza gratuita; d) Debe fomentarse o intensificarse, en la medida de lo posible, la
educación fundamental para aquellas personas que no hayan recibido o terminado el ciclo
completo de instrucción primaria; e) Se debe proseguir activamente el desarrollo del sistema
escolar en todos los ciclos de la enseñanza, implantar un sistema adecuado de becas, y mejorar
continuamente las condiciones materiales del cuerpo docente.” Este extenso catálogo ha sido
objeto de un minucioso análisis por parte del Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, a través de las Observaciones Generales N° 13 y 14.
Un dato de interés en este tema, son los numerosos registros que permiten observar que el
derecho a la educación no queda confinado en el marco de un sistema educativo formal sino
también que abarca varias políticas vinculadas con la educación no formal, como planes de
alfabetización, educación para adultos, educación de capacitación técnica, educación permanente,
entre otros.
Rol y acción del Estado
Todos los instrumentos internacionales parten de la convicción de que el desarrollo de políticas
basadas en un enfoque de derechos humanos conjuga el respeto y protección de los principios
que informan los derechos humanos en el contexto de una sociedad democrática y justa. De esta
forma, a la par de que se procura que la puesta en práctica de tales medidas por las autoridades
sea más sensible a las necesidades de los habitantes (y en particular de los grupos más
vulnerables, niños especialmente) se promueve de igual modo las capacidades de éstos para
demandar sus derechos y hacer uso de ellos en un contexto de participación democrática.
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De este punto se deriva la regla de que los Estados tienen obligaciones específicas que surgen
del derecho a la educación. La educación ya no se concibe en el marco de una mera política
pública, un programa o una finalidad estatal únicamente. Tampoco desde una prestación de no
intervención exclusivamente. De esta imposición decanta la previsión de que los Estados en
particular, están obligados a realizar acciones concretas y a destinar recursos apropiados de sus
presupuestos nacionales para poder realizar este derecho.
Existe un cuerpo de obligaciones fijadas hacia los Estados que forman parte de prácticamente la
totalidad de los instrumentos internacionales que aluden a la educación. Una de ellas consiste en
la obligación de los Estados en garantizar, como piso, la gratuidad y obligatoriedad de la
educación primaria y básica.
Asimismo, si bien el Estado puede no ser necesariamente el único que brinde educación, el
derecho internacional de los derechos humanos lo obliga a ser un actor activo en la prestación y/o
control de la educación. Los Estados quedan obligados a asegurar de manera inmediata la
educación primaria gratuita y obligatoria, o a elaborar un plan y buscar ayuda internacional para
cumplir con esa obligación tan rápido como sea posible (ejemplo de esto último el supuesto del
artículo 14 del PIDESC). Para la educación postprimaria, como comentáramos, los Estados
asumen la obligación de tomar medidas que tiendan a hacerla progresivamente gratuita, asequible
y accesible a todos; debiendo establecer distintas tipos de asistencia financiera a tales efectos
(como un sistema de becas).
Libertad de enseñanza: la educación privada y el rol de los padres
Otra de las obligaciones que asumen los Estados mayormente en materia educativa refiere a la
libertad de enseñanza, plasmada en el reconocimiento de la posibilidad de un sistema educativo
mixto (público y privado) y el derecho de los padres sobre la formación de sus hijos. Puesto que
en general se reconoce en los padres su calidad de primeros educadores, también la mayor parte
de ellos prevén el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, conforme a su moral o
religión, protegiendo de este modo el pluralismo en la educación y evitando el monopolio estatal
en el sistema educativo. Sin embargo, la libertad de enseñanza en todos sus aspectos queda
sujeta a un límite que la mayoría de los instrumentos explicitan: la educación privada y la
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educación que los padres elijan para sus hijos debe respetar las “normas mínimas” que fije el
Estado en educación y ser compatible con el objeto y fin de dichos instrumentos y los objetivos
que éstos le asignan a la educación en general.
Docencia
Si bien su escasa mención en los instrumentos internacionales no justificaría un apartado
especial, dado que se trata de un engranaje muy importante para el logro de la calidad educativa,
es necesario remarcar las obligaciones asumidas por los Estados en este punto en tales
instrumentos de derechos humanos. Ello es muy bien observado en la Declaración Mundial sobre
Educación para Todos que expresa, por un lado, “teniendo en cuenta el especial papel profesional
y vital del personal docente”, la necesidad de concertación de acciones entre éstos y el sector de
los administradores de la educación y ministerios. Por el otro lado, señala que “este contexto, las
condiciones de servicio y la situación social del personal docente, que representan un elemento
decisivo para conseguir la educación para todos, deben mejorarse urgentemente en todos los
países, en consonancia con la recomendación OIT/UNESCO relativa a la situación del personal
docente (1966)”.
En el orden de obligaciones asumidas, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales es el único que prevé una mención clara sobre el deber de los Estados hacia el
mejoramiento de las “condiciones materiales” del cuerpo docente. Este párrafo, como el resto del
artículo ha sido también objeto de interpretación por el Comité de Derechos, Económicos,
Sociales y Culturales, que especificó que tales condiciones comprenden desde una buena
calificación, salarios competitivos y libertad académica hasta el reconocimiento de sus derechos
laborales y gremiales.
Finalmente, algunos instrumentos internacionales prevén obligaciones específicas en la formación
de los docentes acordes con los objetivos de dichos instrumentos. Así, el Convenio sobre Pueblos
Indígenas hace hincapié en la formación de docentes bilingües, o en el caso de la Convención
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en la obligación de los Estados de
emplear docentes capacitados a tales fines, calificados en el manejo del lenguaje de señas Braille,
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entre otros y con una formación que incluya la toma de conciencia sobre la discapacidad y el uso
de modos, medios, técnicas y materiales educativos para apoyar a las personas con discapacidad.
Cultura y ciencia
La educación se nutre de, y se encuentra estrechamente vinculada con, la promoción de la cultura
y el desarrollo de la ciencia. Así también lo entienden los instrumentos internacionales que se
apoyan en ambos aspectos para potenciar sus metas específicas. Casi la totalidad de las
declaraciones y tratados refieren al derecho de los individuos y de la comunidad en su colectivo, a
formar parte de la vida cultural de la sociedad, a proteger los valores y prácticas culturales, al
fomento de la interculturalidad y a la promoción y aprovechamiento del desarrollo científico.
Por lo general, este reconocimiento forma parte del artículo mismo que refiere también a la
educación o aparece inmediatamente debajo del tema educativo. La lectura transversal de estos
instrumentos reconoce que una mejor calidad educativa requiere de la adopción de medidas de
protección y fomento conjunto tanto de la cultura en sus más variadas manifestaciones cuanto de
la técnica y la innovación científica. Y paralelamente se reconoce que, en un proceso que se
retroalimenta, la cultura y la ciencia precisan de la educación para su subsistencia y progreso.
Algunas conclusiones sobre el impacto de los instrumentos internacionales de
protección de derechos humanos en el derecho argentino
La internacionalización del Derecho Constitucional producida a partir de la jerarquización
constitucional de los instrumentos internacionales en distintas constituciones nacionales, por citar
el caso argentino como referencia conforme el artículo 75 inc. 22 de la Constitución Nacional
reformada, en el marco de los cambios acontecidos en el constitucionalismo latinoamericano en
general, amplía enormemente el campo de interpretación de los contenidos constitucionales del
derecho a la educación así como su exigibilidad, conformando un bloque de constitucionalidad
federal que es requerido como piso básico del derecho.
Ese sistema de protección de los derechos humanos y del cual la educación forma parte,
comparte en nuestro caso sus fuentes tanto en el sistema universal de protección de los derechos
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humanos establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) –cuanto en el
mecanismo regional latinoamericano, de donde surgen la Convención Americana de Derechos
Humanos y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, entre muchas
otras fuentes. En todos estos instrumentos internacionales de derechos humanos, en los informes
y la jurisprudencia que de ellos se derivan, pueden deducirse posiciones jurídicas firmes de gran
precisión como las que hemos analizado, entre las que se destacaban por caso: a) la finalidad de
la educación hacia el respeto de los derechos humanos y el pleno desarrollo de la persona y la
sociedad, b) la “universalización” de la educación mediante el progresivo acceso a todos los
niveles educativos, c) la igualdad como principio de no discriminación e igualdad de oportunidades
reales, d) la educación gratuita y de calidad, e) la responsabilidad principal e indelegable del
Estado en la provisión educativa, y f) el respeto de los derechos de los padres sobre la educación
de sus hijos – y de acuerdo con ciertos límites impuestos también por el Estado para salvaguardar
los derechos de los niños a su educación y su autonomía- , entre otros.
Asimismo, con la introducción del derecho internacional de los derechos humanos al bloque de
constitucionalidad federal en la Argentina ocurre un fenómeno interesante. Sus estándares
resultan ser completos en sus contenidos y precisos en la evaluación sobre su cumplimiento,
ejerciendo una enorme tracción a fin de hacer primar en todo momento la interpretación pro
hómine más extensiva del derecho y de verificar y fijar en concreto modos vinculantes de
cumplimiento de las obligaciones estatales. Asimismo, los contenidos allí fijados se suman al
derecho interno y contribuyen a reafirmar el “piso” del derecho a la educación, en el sentido de
que las obligaciones asumidas por el Estado respecto de la educación se definen a partir de su
reconocimiento normativo como indelegables e insustituibles y ya no resulta posible su posterior
desconocimiento, restricción o limitación – salvo supuestos excepcionales y sujetos a un fuerte
criterio de justificación y control.
Esta esquematización está lejos de ser exhaustiva, pero es de suma utilidad para delinear una
serie de patrones comunes en el reconocimiento de la educación como derecho humano
fundamental en el derecho internacional, y en particular, permite analizar con claridad el impacto
que dicho reconocimiento produce en el derecho argentino, lo que pone a la educación
definitivamente por fuera de su calidad de mero bien privado o servicio público.
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derechos humanos
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ANEXO
La educación en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos
A continuación, procedemos a la descripción de los artículos de los instrumentos internacionales
que se vinculan directa o indirectamente con la educación. Este material ha sido la fuente de
trabajo a partir de la cual hemos elaborado el análisis arriba expuesto.
1. El sistema universal de protección de los derechos humanos
-
Declaración Universal de los Derechos y Deberes del hombre. En su artículo 26 señala:
“1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo
concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será
obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los
estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos. 2. La
educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento
del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la
comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o
religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el
mantenimiento de la paz. 3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de
educación que habrá de darse a sus hijos.”
-
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Este tratado contiene en su artículo
18, en su inciso primero, el reconocimiento de que toda persona tiene derecho a la libertad de
pensamiento, de conciencia y de religión, y en este último caso a la enseñanza de la misma.
En su inciso cuarto, los estados firmantes se comprometen a respetar la libertad de los padres
y, en su caso de los tutores legales, para garantizar que los hijos reciban la educación
religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. Por último, el artículo 27
hace extensivos estos derechos a las minorías étnicas. En este sentido consagra la obligación
de respetar el derecho de los miembros de minorías étnicas (religiosas o lingüísticas) a tener
su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión, y a emplear su propio idioma.
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-
Pacto internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales. El pacto es el tratado
internacional regulador de las obligaciones de los Estados y de los mecanismos de protección
en materia de DESC por excelencia. La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura) entiende que es el artículo 13 del pacto uno de los más
completos en relación con los alcances del derecho a la educación al prescribir lo siguiente:
“Artículo 13: 1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a
la educación. Convienen en que la educación debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la
personalidad humana y del sentido de su dignidad, y debe fortalecer el respeto por los derechos
humanos y las libertades fundamentales. Convienen asimismo en que la educación debe capacitar
a todas las personas para participar efectivamente en una sociedad libre, favorecer la
comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y entre todos los grupos raciales,
étnicos o religiosos, y promover las actividades de las Naciones Unidas en pro del mantenimiento
de la paz.
2.
Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen que, con objeto de lograr el pleno
ejercicio de este derecho:
a)
La enseñanza primaria debe ser obligatoria y asequible a todos gratuitamente;
b)
La enseñanza secundaria, en sus diferentes formas, incluso la enseñanza secundaria
técnica y profesional, debe ser generalizada y hacerse accesible a todos, por cuantos medios
sean apropiados, y en particular por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita;
c)
La enseñanza superior debe hacerse igualmente accesible a todos, sobre la base de la
capacidad de cada uno, por cuantos medios sean apropiados, y en particular por la implantación
progresiva de la enseñanza gratuita;
d)
Debe fomentarse o intensificarse, en la medida de lo posible, la educación fundamental
para aquellas personas que no hayan recibido o terminado el ciclo completo de instrucción
primaria;
e)
Se debe proseguir activamente el desarrollo del sistema escolar en todos los ciclos de la
enseñanza, implantar un sistema adecuado de becas, y mejorar continuamente las condiciones
materiales del cuerpo docente.
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3.
Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a respetar la libertad de los
padres y, en su caso, de los tutores legales, de escoger para sus hijos o pupilos escuelas distintas
de las creadas por las autoridades públicas, siempre que aquéllas satisfagan las normas mínimas
que el Estado prescriba o apruebe en materia de enseñanza, y de hacer que sus hijos o pupilos
reciban la educación religiosa o moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
4.
Nada de lo dispuesto en este artículo se interpretará como una restricción de la libertad de
los particulares y entidades para establecer y dirigir instituciones de enseñanza, a condición de
que se respeten los principios enunciados en el párrafo 1 y de que la educación dada en esas
instituciones se ajuste a las normas mínimas que prescriba el Estado”.
Por su parte el artículo 14 señala que “todo Estado Parte en el presente Pacto que, en el momento
de hacerse parte en él, aún no haya podido instituir en su territorio metropolitano o en otros
territorios sometidos a su jurisdicción la obligatoriedad y la gratuidad de la enseñanza primaria, se
compromete a elaborar y adoptar, dentro de un plazo de dos años, un plan detallado de acción
para la aplicación progresiva, dentro de un número razonable de años fijado en el plan, del
principio de la enseñanza obligatoria y gratuita para todos”.
-
Convención Internacional sobre eliminación de todas las formas de discriminación
racial. La convención refiere en su artículo 5° a la obligación de los Estados partes de
comprometerse a prohibir y eliminar la discriminación racial en todas sus formas y a garantizar
el derecho de toda persona a la igualdad ante la ley, sin distinción de raza, color y origen
nacional o étnico, en el goce del “derecho a la educación y la formación profesional”. El
artículo 7 compromete también a los Estados partes a tomar medidas inmediatas y eficaces,
especialmente en las esferas de la enseñanza, la educación, la cultura y la información, para
combatir los prejuicios que conduzcan a la discriminación racial y para promover la
comprensión, la tolerancia y la amistad entre las naciones y los diversos grupos raciales o
étnicos”
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-
Convención sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.
El tratado comienza a vincularse con la educación en su artículo 5° en cuanto recurre al
compromiso de los Estados partes de tomar todas las medidas apropiadas para “garantizar
que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la maternidad como función
social y el reconocimiento de la responsabilidad común de hombres y mujeres en cuanto a la
educación y al desarrollo de sus hijos, en la inteligencia de que el interés de los hijos
constituirá la consideración primordial en todos los casos”. Sin perjuicio de ello, es el artículo
10° el más relevante en esta convención por cuanto expresa lo siguiente: “[L]os Estados
Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer,
a fin de asegurarle la igualdad de derechos con el hombre en la esfera de la educación y en
particular para asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres: a) las mismas
condiciones de orientación en materia de carreras y capacitación profesional, acceso a los
estudios y obtención de diplomas en las instituciones de enseñanza de todas las categorías,
tanto en zonas rurales como urbanas; esta igualdad deberá asegurarse en la enseñanza
preescolar, general, técnica, profesional y técnica superior, así como en todos los tipos de
capacitación profesional; b) acceso a los mismos programas de estudios, a los mismos
exámenes, a personal docente del mismo nivel profesional y a locales y equipos escolares de
la misma calidad; c) la eliminación de todo concepto estereotipado de los papeles masculino y
femenino en todos los niveles y en todas las formas de enseñanza, mediante el estímulo de la
educación mixta y de otros tipos de educación que contribuyan a lograr este objetivo y, en
particular, mediante la modificación de los libros y programas escolares y la adaptación de los
métodos de enseñanza; d) las mismas oportunidades para la obtención de becas y otras
subvenciones para cursar estudios; e) las mismas oportunidades de acceso a los programas
de educación permanente, incluidos los programas de alfabetización funcional y de adultos,
con miras en particular a reducir lo antes posible toda diferencia de conocimientos que exista
entre hombres y mujeres; f) la reducción de la tasa de abandono femenino de los estudios y la
organización de programas para aquellas jóvenes y mujeres que hayan dejado los estudios
prematuramente; g) las mismas oportunidades para participar activamente en el deporte y la
educación física; h) acceso al material informativo específico que contribuya a asegurar la
salud y el bienestar de la familia, incluida la información y el asesoramiento sobre planificación
de la familia”. Por último, en el artículo 14 inc. 2° apartado “d”, se prevé que los Estados
participantes se comprometan adoptar todas las medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer en las zonas rurales y asegurar su igualdad con el hombre y le
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aseguren el derecho a obtener todos los tipos de educación y de formación, académica y no
académica, incluidos los relacionados con la alfabetización funcional, así como, entre otros,
los beneficios de todos los servicios comunitarios y de divulgación a fin de aumentar su
capacidad técnica.
-
Convención de los Derechos del Niño. Las primeras alusiones del tratado vinculadas con la
educación se encuentran en el artículo 18, en tanto garantiza el reconocimiento de los Estados
participantes del principio de que ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que
respecta a la crianza y el desarrollo del niño y se comprometen a prestar la asistencia
apropiada a los padres y a los representantes legales para el desempeño de su funciones en
lo que respecta a la crianza del niño. Luego, en su artículo 23 otorga especial atención a los
niños mental o físicamente desaventajados, a quienes deberá asegurarse un acceso efectivo a
la educación, capacitación, los servicios de rehabilitación entre otros necesarios para su
integración social y desarrollo individual en la máxima medida posible. Posteriormente en su
art. 28, inc. 1°, los Estados partes reconocen el derecho del niño a la educación y como
consecuencia de ello, a fin de que se pueda ejercer progresivamente y en condiciones de
igualdad de oportunidades ese derecho, los Estados firmantes deberán en particular asegurar
lo siguiente: a) implantar la enseñanza primaria obligatoria y gratuita para todos; b) fomentar el
desarrollo, en sus distintas formas, de la enseñanza secundaria, incluida la enseñanza general
y profesional, hacer que todos los niños dispongan de ella y tengan acceso a ella y adoptar
medidas apropiadas tales como la implantación de la enseñanza gratuita y la concesión de
asistencia financiera en caso de necesidad; c) hacer la enseñanza superior accesible a todos,
sobre la base de la capacidad, por cuantos medios sean apropiados, d) hacer que todos los
niños dispongan de información y orientación en cuestiones educacionales y profesionales y
tengan acceso a ellas; y e) adoptar medidas para fomentar la asistencia regular a las escuelas
y reducir las tasas de deserción escolar. En su inc. 2°, aclara que los Estados partes se
comprometen adoptar cuantas medidas sean adecuadas para velar por que la disciplina
escolar se administre de modo compatible con la dignidad humana del niño y de acuerdo a lo
convenido en este tratado internacional. Dicho artículo termina con su inc. 3° destacando la
obligación de los Estados de fomentar y alentar la cooperación internacional en cuestiones de
educación en particular a fin de contribuir a eliminar la ignorancia y el analfabetismo en todo el
mundo y de facilitar el acceso a los conocimientos técnicos y a los métodos modernos de
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enseñanza. El artículo 29 en su primer inciso, en orden a las metas o fines de la educación,
dispone que “los Estados partes velarán para que la educación del niño esté encaminada a: a)
desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta el
máximo de sus posibilidades. b) inculcar al niño el respeto de los derechos humanos y las
libertades fundamentales y de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas.
c) inculcar al niño el respeto de sus padres, de su propia identidad cultural, de su idioma y sus
valores, de los valores nacionales del país en que vive, del país de que sea originario y de las
civilizaciones distintas de la suya. d) preparar al niño para asumir una vida responsable en una
sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad
entre todos los pueblos, grupos étnicos nacionales y religiosos y personas de origen indígena.
e) inculcar al niño el respeto del medio ambiente natural. El inciso 2° del artículo 29 formula
una advertencia, proclamando que nada de lo dispuesto en el presente artículo o en el artículo
28 se interpretará como una restricción de la libertad de los particulares y de las entidades
para establecer y dirigir instituciones de enseñanza, a condición de que se respeten los
principios enunciados en el párrafo primero del articulo 29 y de que la educación impartida en
tales instituciones se ajuste a las normas mínimas que prescriba el Estado. También es
importante en el ámbito educativo lo dispuesto en el artículo 31 en tanto reconoce y asume el
deber de promover el derecho del niño al descanso y el esparcimiento y a participar libremente
en la vida cultural y en las artes.
-
Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores
migratorios y de sus familiares (Asamblea General de la ONU, 1990). Señala el respeto a la
libertad de los padres y, en su caso, de los tutores legales para hacer que los hijos reciban la
educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones (art. 12.4).
También señala el derecho de los hijos de los trabajadores migratorios a la educación en
condiciones de igualdad de trato con los nacionales del Estado que se trate. En estos casos, el
acceso de los hijos de trabajadores migratorios a las instituciones de enseñanza preescolar o
las escuelas públicas no podrá denegarse ni limitarse a causa de la situación irregular en lo
que respecta a la permanencia o al empleo de cualquiera de los padres, ni del carácter
irregular de la permanencia del hijo en el Estado de empleo (art. 30).
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-
Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
Este instrumento, prevé en su artículo 10° que todo Estado parte debe velar “porque se
incluyan una educación y una información completas sobre la prohibición de la tortura en la
formación profesional del personal encargado de la aplicación de la ley, sea éste civil o militar,
del personal médico, de los funcionarios públicos y otras personas que pueden participar de la
custodia, el interrogatorio o cualquier forma de arresto, detención o prisión (…)”.
-
La Convención contra la Discriminación en Educación (UNESCO-1960). Afirma el principio
de que no deben establecerse discriminaciones y proclama el derecho de todos a la
educación. En ella se considera la discriminación como cualquier distinción, exclusión,
limitación o preferencia basada en la raza, sexo, lengua, religión, motivos políticos u otros
tipos de opinión, origen social y económico, país de origen, que, tiene como propósito o efecto:
a) limitar a determinadas personas o grupos su acceso a cualquier tipo y nivel educativo, b)
proporcionar a determinadas personas una educación con estándares inferiores de calidad, c)
establecer o mantener sistemas educativos o instituciones separadas para personas o grupos
y d) infligir a determinadas personas o grupos un trato incompatible con la dignidad humana.
-
El Convenio sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes (N° 169 – OIT).
En el marco de este instrumento se ha dispuesto que deben adoptarse medidas para
garantizar a los miembros de los pueblos interesados la posibilidad de adquirir una educación
a todos los niveles, por lo menos en pie de igualdad con el resto de la comunidad nacional
(artículo 26). Además se establece que “1. Los programas y los servicios de educación
destinados a los pueblos interesados deberán desarrollarse y aplicarse en cooperación con
éstos a fin de responder a sus necesidades particulares, y deberán abarcar su historia, sus
conocimientos y técnicas, sus sistemas de valores y todas sus demás aspiraciones sociales,
económicas y culturales, 2. La autoridad competente deberá asegurar la formación de
miembros de estos pueblos y su participación en la formulación y ejecución de programas de
educación, con miras a transferir progresivamente a dichos pueblos la responsabilidad de la
realización de esos programas, cuando haya lugar, 3. Además, los gobiernos deberán
reconocer el derecho de esos pueblos a crear sus propias instituciones y medios de
educación, siempre que tales instituciones satisfagan las normas mínimas establecidas por la
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autoridad competente en consulta con esos pueblos. Deberán facilitárseles recursos
apropiados con tal fin. Por otra parte, también existen disposiciones particulares respecto a la
protección de la educación de los niños. Así el artículo 28 prevé que “1. Siempre que sea
viable, deberá enseñarse a los niños de los pueblos interesados a leer y a escribir en su propia
lengua indígena o en la lengua que más comúnmente se hable en el grupo a que pertenezcan.
Cuando ello no sea viable, las autoridades competentes deberán celebrar consultas con esos
pueblos con miras a la adopción de medidas que permitan alcanzar este objetivo; 2. Deberán
tomarse medidas adecuadas para asegurar que esos pueblos tengan la oportunidad de llegar
a dominar la lengua nacional o una de las lenguas oficiales del país; 3. Deberán adoptarse
disposiciones para preservar las lenguas indígenas de los pueblos interesados y promover el
desarrollo y la práctica de las mismas”. Por último también se indica que “un objetivo de la
educación de los niños de los pueblos interesados deberá ser impartirles conocimientos
generales y aptitudes que les ayuden a participar plenamente y en pie de igualdad en la vida
de su propia comunidad y en la de la comunidad nacional.”
-
Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con
Discapacidad y la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad.
Dada la especial protección que la Constitución Nacional le otorga a este grupo de personas,
conviene señalar que el primer cuerpo normativo, prevé en su artículo 6° que “los Estados
deben reconocer el principio de la igualdad de oportunidades de educación en los niveles
primario, secundario y superior para los niños, los jóvenes y los adultos con discapacidad en
entornos integrados, y deben velar por que la educación de las personas con discapacidad
constituya una parte integrante del sistema de enseñanza”. En similares términos se expresa
el segundo tratado en su artículo 24 previendo asimismo el deber de asegurar un sistema de
educación inclusivo a todos los niveles así como la enseñanza a lo largo de toda la vida.
Expresa la obligación de los Estados de brindar a tales personas “la posibilidad de aprender
habilidades para la vida y desarrollo social, a fin de propiciar su participación plena y en
igualdad de condiciones en la educación y como miembros de la comunidad.” A fin de
concretizar dicho derecho, se establece la obligación del Estado de que las personas con
discapacidad no queden excluidas del sistema general de educación por motivos de
discapacidad, que puedan acceder a una educación primaria y secundaria inclusiva, de
calidad y gratuita, en igualdad de condiciones con las demás, en la comunidad en que vivan;
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que se hagan ajustes razonables en función de las necesidades individuales de éstos; se
preste el apoyo necesario, en el marco del sistema general de educación, para facilitar su
formación efectiva y se realicen medidas de apoyo personalizadas y efectivas en entornos que
fomenten al máximo el desarrollo académico y social, de conformidad con el objetivo de la
plena inclusión. Finalmente, el artículo enumera una serie de medidas concretas a promover
como el aprendizaje del Braille, lenguaje de señas, el empleo de maestros especiales
cualificados, desarrollo y uso de técnicas y materiales educativos apropiados, entre otros.
-
Declaración de Hamburgo sobre el Aprendizaje de las Personas Adultas (1997). En el
marco de 5° Conferencia Internacional de las Personas Adultas realizada por la UNESCO, se
aprobó este instrumento que contiene una serie de pautas en materia de educación
relevantes. Así, en el artículo 8° se establece la responsabilidad de los gobiernos (mediante
cooperación interministerial) y de los “copartícipes sociales” de tomar las medidas necesarias
“para facilitar a las personas la expresión de sus necesidades y aspiraciones en materia de
educación y para que tengan, durante toda la vida, acceso a oportunidades de recibirla”. A
partir de los artículos 10° y 12 propone la adopción de una nueva concepción de la educación
de adultos, como derecho a la educación y al aprendizaje durante toda la vida, siendo la meta
última “la creación de una sociedad educativa”. Esta concepción integral de la educación de
adultos debe garantizar la alfabetización (art. 11), la integración y autonomía de la mujer (art.
13), el respeto por la diversidad y la interculturalidad (arts. 15 y 18). Asimismo, debe
contemplar la formación ciudadana con valores democráticos (art. 14), la educación ambiental
(art. 17) y sanitaria (art. 16), la formación para el mundo del trabajo (art. 19) y en uso de las
nuevas tecnologías (art. 20).6
-
Declaración Mundial sobre Educación para Todos. Aprobada en el marco de la
Conferencia Mundial sobre Educación en 1990. La declaración constituye un documento de
compromiso donde a la par que se reconocen el derecho a la educación en sus dimensiones
6
La labor de la UNESCO en la adopción de convenios y recomendaciones es mucho más amplia que la de los documentos aquí
citados. Entre otros, aunque su carácter sea no vinculante, existen varios documentos que contienen previsiones para ser adoptadas
en la legislación interna de los países como la “Recomendación relativa a la condición del Personal Docente” (5/10/1966),
“Recomendación sobre la Educación para la comprensión, la cooperación y la paz internacionales” (19/11/74), la “Recomendación
revisada relativa a la Enseñanza Técnica y Profesional” (2/11/01), entre otras. V. para un mayor estudio del tema: UNESCO (2008):
The right to education: Monitoring standard-setting Instruments of UNESCO, Paris: UNESCO. Disponible en:
http://unesdoc.unesco.org/images/0016/001611/161161e.pdf, (fecha de consulta: junio de 2011).
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esenciales, se describen las metas y las medidas más prioritarias a adoptar tanto por
gobiernos como por organizaciones internacionales al menos en el plano de la educación
primaria. Diez años después, estando aún lejos los países en el logro de los contenidos allí
descriptos, volvieron a reunirse dando origen a un nuevo texto en el que se fijan nuevos
objetivos fundamentales con el propósito de satisfacer las necesidades de aprendizaje de los
niños, jóvenes y adultos a más tardar en 2015.7 En el marco de Dakar para la Acción – Foro
Mundial sobre la Educación - se ha reafirmado que la educación es un derecho fundamental,8
y se ha subrayado la importancia de una acción gubernamental basada en los derechos en la
implementación de la primera declaración. Más recientemente, la “Conferencia Internacional
sobre el derecho a la educación básica como derecho humano fundamental y el marco jurídico
de su financiación” (Yakarta – Indonesia, diciembre de 2005) adoptó la Declaración de
Yakarta, en la que se pone el acento en que el derecho a la educación es un derecho
reconocido internacionalmente en su interrelación con el derecho al desarrollo y en que para
su plena realización es necesaria la protección jurídica y constitucional de este derecho.9
7
La Declaración del Milenio (2000) formuló ocho objetivos “para el desarrollo del milenio acordados a nivel global”, dentro de los cuales
se incluyen dos de carácter netamente educativo: la universalización de la educación primaria para el año 2015; y la eliminación de las
desigualdades de género en la enseñanza primaria y secundaria para 2005, y en todos los niveles educativos para 2015.
8
Concretamente, en el Marco de Acción de la Educación para Todos (Dakar, 2000) se han propuesto seis objetivos: (a) extender y
mejorar la educación integral de la primera infancia, con especial énfasis entre los sectores más vulnerables; (b) lograr la
universalización de la enseñanza primaria gratuita y obligatoria, de buena calidad, para antes de 2015; (c) satisfacer las necesidades
de aprendizaje de jóvenes y adultos mediante el acceso equitativo a programas de enseñanza que les brinden herramientas para la
“vida activa”; (d) aumentar el número de adultos alfabetizados en un 50% para 2015 y asegurar su acceso equitativo a la educación
básica y permanente; (e) eliminar las desigualdades de género en la educación primaria y secundaria para 2005, y garantizar que, para
2015, las niñas y jóvenes logren el acceso pleno con buen rendimiento a una educación básica de calidad y (f) mejorar la calidad de la
educación y garantizar el logro de aprendizajes reconocidos y mensurables, especialmente en relación con la alfabetización, la
aritmética y las competencias prácticas fundamentales.
9
Lamentablemente, los resultados que han sido recabados vinculados con la realización del derecho a la educación a los propósitos de
la Educación Para Todos de UNESCO, o a los objetivos de Desarrollo del Milenio, dan cuenta aún de un retraso importante. Así, el
relator especial sobre el Derecho a la Educación de Naciones Unidas, Vernor Muñoz, declaró que “en relación con el logro de la
paridad de género, debía haberse cumplido para el año 2005 el objetivo de lograr paridad de género en la educación primaria, y 94
países de los 147 fracasaron absolutamente. Ochenta y seis países en el mundo corren el riesgo aún de no lograr la paridad de género
–es decir, el acceso igualitario de las niñas a la educación para el año 2015–, y posiblemente muchísimos de estos no lo lograrán ni
siquiera 20 años después. En el caso de Latinoamérica, (…) muchos de los países de la región han logrado la paridad de género en
la primaria, pero únicamente 12 lo han logrado en la primaria y la secundaria. Únicamente México y Perú han logrado la paridad de
género en la educación universitaria. Ningún país en el mundo ha logrado superar completamente la brecha de género. Aun en los
países desarrollados, las desigualdades entre hombres y mujeres siguen siendo notables”. Agregó también que “cuarenta y siete
países no lograron la universalización del derecho a la educación hasta mediados de siglo, y la mayoría de estos países está
conformada por miles de niñas y niños que tienen también madres sin ninguna posibilidad educativa”. Véase para más detalles el
documento de ACIJ (2008) “El litigio estratégico en educación”, disponible en Internet. Para un estudio detallado de los compromisos
mundiales vigentes y sus objetivos y metas con indicación de sus plazos, puede verse el trabajo de UNESCO/UNICEF (2008): Un
enfoque de la educación para todos basado en los derechos humanos, UNICEF: Nueva York. Disponible en internet):
http://unesdoc.unesco.org/images/0015/001588/158893s.pdf, (fecha de consulta junio 2011).
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-
Carta de las Naciones Unidas. La Carta es en verdad el instrumento constitutivo de la ONU y
declara sus principios, propósitos, así como la estructura institucional y poderes de dicha
organización. Pese a que no hace una referencia específica a los derechos humanos en
particular, alude a ellos en su preámbulo (en cuanto a la decisión de “reafirmar los derechos
fundamentales del hombre”), y en algunos artículos10, pero tiene importante valor como
fundamento de las bases de todo el sistema en que se asienta la protección universal de los
derechos y la elaboración de los instrumentos arriba mencionados.11
2. El sistema de protección regional americano de derechos humanos
El sistema regional de protección de los derechos humanos se encuentra constituido por un
conjunto de instrumentos internacionales, que prevén incluso el reconocimiento de una jurisdicción
supranacional, conforme veremos a continuación.
-
La Carta Democrática Interamericana. Adoptada por la Asamblea General de la OEA en
2001, aunque el documento no reconoce derechos específicamente, si afirma “como esencial
para la democracia representativa el respeto a los derechos humanos y las libertades
fundamentales” (artículo 3), y como componente fundamental de la misma “el respeto por los
derechos sociales” (artículo 4), estableciendo además que “la promoción y observancia” de
éstos, “son consustanciales al desarrollo integral, al crecimiento económico con equidad y a la
consolidación de la democracia en los Estados del hemisferio” (artículo 13). El capítulo II de la
Carta, dedicado a la democracia y los derechos humanos, comienza aduciendo el carácter
“universal, indivisible e interdependiente” de los derechos humanos (artículo 7), haciendo
especial hincapié en la educación como “un medio eficaz para fomentar la conciencia de los
ciudadanos con respecto a sus propios países y, de esa forma, lograr una participación
significativa en el proceso de toma de decisiones, y reafirmando la importancia del desarrollo
de los recursos humanos para lograr un sistema democrático y sólido”. Finalmente, existe otra
10
Así por ejemplo, en el art. 13.1. b) establece la competencia de la Asamblea General para dictar recomendaciones en materia de
derechos humanos, en el art. 55. c) y el art. 56 establece la promoción de los derechos humanos como condición para la estabilidad
internacional y las relaciones pacíficas y amistosas entre los Estados. En el art. 62.2 y el art. 68 establece competencias del Consejo
Económico y Social en el campo de la protección de los derechos humanos, como dictar recomendaciones y crear comisiones para su
protección.
11
La presente lista no pretende ser exhaustiva, sino tan sólo conformar el detalle de aquellas normas más importantes en la materia.
Así también pueden completar a esta otros documentos tales como la Carta Internacional de la Educación Física y el Deporte
(UNESCO, 1978), la Convención sobre la Enseñanza Técnica y Profesional (UNESCO, 1989), la Declaración y Plan de Acción de
Viena (parte I, párr. 33, y parte II, párr. 80, ONU, 1993), el Plan de Acción para el Decenio de las Naciones Unidas para la educación
en la esfera de los derechos humanos, párr. 2 entre otros (1997).
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alusión a la educación en el art. 16 en cuanto afirma que “la educación es clave para fortalecer
las instituciones democráticas, promover el desarrollo del potencial humano y el alivio de la
pobreza y fomentar un mayor entendimiento entre los pueblos. Para lograr estas metas, es
esencial que una educación de calidad esté al alcance de todos, incluyendo a las niñas y las
mujeres, los habitantes de las zonas rurales y las personas que pertenecen a las minorías”.
-
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre. La declaración enumera en el
artículo XII: “Toda persona tiene derecho a la educación, la que debe estar inspirada en los
principios de libertad, moralidad y solidaridad humanas. Asimismo tiene el derecho de que,
mediante esa educación, se le capacite para lograr una digna subsistencia, en mejoramiento
del nivel de vida y para ser útil a la sociedad. El derecho de educación comprende el de
igualdad de oportunidades en todos los casos, de acuerdo con las dotes naturales, los méritos
y el deseo de aprovechar los recursos que puedan proporcionar la comunidad y el Estado.
Toda persona tiene derecho a recibir gratuitamente la educación primaria, por lo menos”.
Como puede verse, la norma hace especial hincapié en el reconocimiento explícito de la
igualdad real de oportunidades en materia educativa, algo que en nuestro contexto
constitucional también está reforzado (y resulta aplicable a la educación) a través de lo
dispuesto en el artículo 75 inc. 19 y 23. Esta declaración contiene además de derechos los
deberes del hombre, y al respecto establece en su artículo XXX que: “Toda persona tiene el
deber de asistir, alimentar, educar y amparar a los hijos menores de edad”; y en su artículo
XXXI es concluyente cuando dispone que “Toda persona tiene el deber de adquirir a lo menos
la instrucción primaria”, correlato del deber de los Estados firmantes de proporcionar la
instrucción primaria gratuita.
-
Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto San José de Costa Rica). En
esta convención no existe un artículo específico vinculado con el derecho a la educación
aunque son claras las alusiones hacia el respeto de este derecho. Así el artículo 12 vinculado
con la libertad de conciencia y religión expresa que “los padres, y en su caso los tutores,
tienen derecho a que sus hijos o pupilos reciban la educación religiosa y moral que esté de
acuerdo con sus propias convicciones”; mientras que el artículo 26 compromete a los Estados
partes a adoptar providencias, tanto a nivel interno como mediante la cooperación
internacional, especialmente económica y técnica, para lograr progresivamente la plena
efectividad de los derechos que se derivan de las normas económicas, sociales y sobre
educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de los Estados
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Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos
disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados”. No obstante a ello, desde
noviembre de 1999 se encuentra en vigor el Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales “Protocolo de San Salvador” (que está ratificado por 14 países de los 34 que
integran la OEA, incluyendo a Argentina), en el que se prevé específicamente un artículo
destinado a la protección del derecho a la educación con gran detalle y habilita la posibilidad de
llevar casos ante la Corte Interamericana frente a violaciones de conformidad con los
procedimientos previstos en la Convención.12 En efecto, el protocolo señala en su artículo 13: “1.
Toda persona tiene derecho a la educación. 2. Los Estados partes en el presente Protocolo
convienen en que la educación deberá orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad
humana y del sentido de su dignidad y deberá fortalecer el respeto por los derechos humanos, el
pluralismo ideológico, las libertades fundamentales, la justicia y la paz. Convienen, asimismo, en
que la educación debe capacitar a todas las personas para participar efectivamente en una
sociedad democrática y pluralista, lograr una subsistencia digna, favorecer la comprensión, la
tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos raciales, étnicos o religiosos y
promover las actividades en favor del mantenimiento de la paz. 3. Los Estados partes en el
presente Protocolo reconocen que, con objeto de lograr el pleno ejercicio del derecho a la
educación: a. la enseñanza primaria debe ser obligatoria y asequible a todos gratuitamente; b. la
enseñanza secundaria en sus diferentes formas, incluso la enseñanza secundaria técnica y
profesional, debe ser generalizada y hacerse accesible a todos, por cuantos medios sean
apropiados, y en particular por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita; c. la
enseñanza superior debe hacerse igualmente accesible a todos, sobre la base de la capacidad de
cada uno, por cuantos medios sean apropiados y en particular, por la implantación progresiva de
la enseñanza gratuita; d. se deberá fomentar o intensificar, en la medida de lo posible, la
educación básica para aquellas personas que no hayan recibido o terminado el ciclo completo de
instrucción primaria; e. se deberán establecer programas de enseñanza diferenciada para los
12
A diferencia de los mecanismos de protección en el sistema universal de protección de derechos humanos que funcionan
generalmente a través de informes, en el ámbito regional está abierta la jurisdicción supranacional a través de la Corte Interamericana.
Por ende, cuando las víctimas sufren violaciones a sus derechos humanos en el ámbito interamericano, una vez agotadas las vías de
protección jurídica internas, pueden recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Este organismo analizará el caso y,
de considerarlo admisible, realizará un informe y formulará recomendaciones al Estado. Cuando no sean atendidas sus
recomendaciones, puede llevar el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que a través de un procedimiento judicial
analizará si el Estado incurrió en responsabilidad internacional por vulnerar los derechos humanos y puede condenarlo a reparar los
daños y cesar en su conducta lesiva.
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minusválidos a fin de proporcionar una especial instrucción y formación a personas con
impedimentos físicos o deficiencias mentales. 4. Conforme con la legislación interna de los
Estados partes, los padres tendrán derecho a escoger el tipo de educación que habrá de darse a
sus hijos, siempre que ella se adecue a los principios enunciados precedentemente. 5. Nada de lo
dispuesto en este Protocolo se interpretará como una restricción de la libertad de los particulares y
entidades para establecer y dirigir instituciones de enseñanza, de acuerdo con la legislación
interna de los Estados partes.” Por su parte, el artículo 19 vinculado con los “medios de
protección” expresa que para el caso de los derechos previstos en el artículo 13 mencionado
“fuesen violados por una acción imputable directamente a un Estado parte del presente Protocolo,
tal situación podría dar lugar, mediante la participación de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, y cuando proceda de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la
aplicación del sistema de peticiones individuales regulado por los artículos 44 a 51 y 61 a 69 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.”
La realidad de este reconocimiento internacional que ha recibido la educación, y particularmente
en el contexto americano, naturalmente halla su paralelo en otros contextos regionales de
protección, por citar el caso por ejemplo, de la comunidad europea y lo dispuesto en el Primer
Protocolo Adicional al Convenio Europeo de Derechos Humanos (artículo 2°).13
Palabras clave
Key words
Educación
Education
Derechos Humanos
Human rights
Derecho Constitucional Argentino
Argentine Constitutional Law
Key words: Education ––
13
“Art. 2. Derecho a la instrucción. A nadie se le puede negar el derecho a la instrucción. El Estado, en el ejercicio de las funciones que
asuma en el campo de la educación y de la enseñanza, respetará el derecho de los padres a asegurar esta educación y esta
enseñanza conforme a sus convicciones religiosas y filosóficas.” Puede observarse a simple vista, que de la redacción de este artículo
así como de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derecho Humanos, el reconocimiento del alcance del derecho a la educación
resulta más acotado respecto de las obligaciones hacia los Estados que el previsto en el sistema de protección regional americano.
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