Santiago, a veintinueve de abril de dos mil dieciséis. Vistos y oídos los intervinientes: 1°.- Que, los querellantes que han perseverado en sus apelaciones e intervinieron en estrados en representación de las víctimas que en cada caso se corresponden y que han quedado registrados en el sistema de audio, dirigieron su reproche en contra de la decisión de la jueza del 7° Juzgado de Garantía de Santiago, doña Carolina Gajardo Fontecilla, quien procedió, en primer lugar, a desestimar la oposición de los ya citados y, en consecuencia, aprobó la Suspensión Condicional del Procedimiento propuesta por el Ministerio Público y la defensa de los imputados, todo ello de conformidad a lo que dispone el artículo 237 del Código Procesal Penal. 2°.- Que, a dicho respecto, esta Corte comparte lo expresado por el Tribunal de Garantía en sus fundamentos 1. a 9., del numeral V. de su sentencia, ambos inclusive, teniendo, además, presente que la Suspensión Condicional del Procedimiento debe analizarse en función de lo que es, esto es, en un sentido amplio, una manifestación del principio de oportunidad y, en uno restringido, servir de respuesta menos represiva por parte del sistema penal a un determinado conflicto de igual índole respecto de quienes no registran antecedentes penales pretéritos, admitiendo la satisfacción de intereses por medio de las circunstancias que se fijarán y habrán de cumplirse en un determinado plazo, lo que, en todo caso, se aplica de manera autónoma y estratégica por el Ministerio Público, previo acuerdo con el imputado, en función de las exigencias que el Código Procesal Penal determina para su procedencia y cuyo cumplimiento controla, revisa y valora la jurisdicción penal. 3°.- Que, los efectos que persigue esta institución son suspender el curso del proceso mismo mediante el acuerdo celebrado entre el fiscal y los imputados, sin necesidad de establecerse la declaración de responsabilidad de estos, comprometiéndose a dar cumplimiento a determinadas condiciones en un periodo limitado, las que una vez satisfechas, permite extinguir la responsabilidad penal y con ello la pretensión penal del Estado. En caso contrario, se reanuda el procedimiento y con ello la persecución penal. 4°.- Que, en lo que toca a la oportunidad, se cumple cabalmente con lo señalado en el artículo 245 del Código Procesal Penal, en el que se dispone que la Suspensión Condicional del Procedimiento podrá solicitarse y decretarse en cualquier momento posterior a la formalización de la investigación, y si no se plantea en esa audiencia la solicitud, el juez citará a una audiencia a la que podrán comparecer todos los intervinientes en el procedimiento. Asimismo, una vez declarada cerrada la investigación se podrá decretar durante la audiencia de preparación del juicio oral, cuyo era el caso de autos; y, por último, en la audiencia de procedimiento simplificado. En cuanto a la exigencia que el artículo 78 letra d) de igual texto, que compete al Ministerio Público -que dicho sea de paso no se contiene como exigencia de validez para la Suspensión Condicional del Procedimiento-, igualmente se encuentra cumplida, referida a dar información y protección a las víctimas, debiendo escucharlas antes de solicitar o resolver la suspensión del procedimiento o su terminación por cualquier causa, siendo que en el caso propuesto se fijó una audiencia para ese único objeto, a la que concurrieron 34 víctimas, las que fueron escuchadas por el tribunal. 5°.- Que, en este contexto, se aprecia de las intervenciones efectuadas que en general no se cuestionó directamente el cumplimiento de los requisitos de validez que contiene el artículo 237 del texto ya citado, siendo que en la mayoría de los casos se ha sostenido incluso la perfecta legalidad de la decisión en alzada. En consecuencia, a juicio de esta Corte, las alegaciones que se hacen en torno a criterios de gravedad y proporcionalidad han de entenderse ya comprendidas y satisfechas precisamente con el cumplimiento de la exigencia de la letra a) de la citada norma, en la que se dispone que la pena que pudiere imponerse, en el evento de dictarse sentencia condenatoria, no excediere de tres años de privación de libertad, en atención a la prognosis de pena que, de los antecedentes entregados es posible arribar. 6°.- Que, en efecto, confrontados los énfasis manifestados por los querellantes en relación a la tipificación del ilícito imputado a los enjuiciados, sugiriendo algunos de ellos una eventual recalificación de mayor gravedad sancionatoria, sumando otros los presupuestos del dolo eventual, lo cierto es que ello colisiona con la realidad indesmentible de que ninguno de los querellantes particulares dedujo una acusación particular en la que propugnara una categorización distinta de la sostenida por el persecutor penal, siendo que todos se adhirieron a la propuesta por el Ministerio Público, esto es, compartieron tal decisión, única vigente referida a la eventual existencia de un cuasidelito con resultado múltiple de homicidio de los artículos 492, en relación a los artículos 490 N° 1 y 391 N°2, todos del Código Penal, con infracción de reglamentos y por mera imprudencia o negligencia, al ejecutarse un hecho o incurrirse en una omisión que, de mediar malicia constituiría crimen o simple delito contra las personas, cuyo tramo penal de mayor gravedad se ubica en el presidio menor en su grado medio, esto es, entre los quinientos cuarenta y un días hasta los tres años de presidio, solicitando como sanción precisa la contenida en su mitad, esto es, 818 (ochocientos dieciocho días). 7°.- Que, las consecuencias de la realidad anterior propuesta, fueron correctamente valoradas al momento de estudiar la procedencia de la exigencia referida a letra a) de la disposición mencionada por parte de la juez a quo, resultando que del escenario posible de castigos, en ninguno de los tres sistemas teóricos posibles permitiría superar como marco penal final, los tres años de presidio menor en su grado medio, que constituyen el límite máximo para la aplicación de la institución en estudio, ya sea considerándolo como un solo cuasidelito con resultado múltiple o un solo hecho constitutivo de varios cuasidelitos en concurso ideal del artículo 75 del Código Penal o en el régimen de reiteración del artículo 351 del Código Procesal Penal. 8°.- Que, a mayor abundamiento, con dicho proceder ha sido asumido por todos los querellantes que se está en presencia de un cuasidelito, cuyo aspecto subjetivo supone desde ya una menor sanción que las figuras dolosas y, dicho sea de paso, de castigo altamente excepcional, conforme puede desprenderse de los artículos 4 y 10 N° 13, ambos del Código Penal, sustrato fáctico y legal que necesariamente ya consideró la investigación y sus consecuencias penales, a lo que cabe agregar que se mencione como concurrente en cada caso de la minorante del artículo 11 N° s. 6 del texto penal, sin agravantes que considerar, dada la subjetividad culposa elegida, de manera tal que en el primer sistema de cálculo la pena llega y queda en presidio menor en su grado mínimo; en el segundo, en el tramo de presidio menor en su grado medio y, en el tercero, igualmente en el presidio menor en su grado medio, todo ello coincidente con la pena que el Ministerio Público y los propios querellantes -que ahora recurren- de consuno propusieron en fijar en 818 días de presidio menor en su grado medio, inferior a los tres años (1.095 días) de límite máximo para que operara la suspensión aprobada, lo que reafirma el cumplimiento del límite sancionatorio y de las valoraciones que ello supone, acto propio que ahora pretende ser desconocido. 9°.- Que, dando igual respuesta a la alegación de existencia de supuestos criterios de relevancia social, jurídica o penal, es evidente que en aquellas situaciones en que el legislador ha procedido a mencionar ciertos criterios de valoración extralegales de trascendencia, los ha precisado, prueba de ello lo constituye la restante salida alternativa que contiene nuestro procedimiento penal, como es el Acuerdo Reparatorio, en el que excepcionalmente el artículo 241 del Código Procesal Penal permite al tribunal rechazarlo en caso de existir un interés público prevalente en continuar con la persecución penal; otro tanto acontece con el principio de oportunidad del artículo 170 del mismo texto ya referido, en orden a que se permite al Ministerio Público no iniciar la persecución penal o abandonar la ya iniciada cuando se tratare de un hecho que no comprometiere gravemente el interés público o se tratare de delitos cometidos por funcionario público en el ejercicio de sus funciones, limitaciones que en la institución de la Suspensión Condicional del Procedimiento no concurren. 10°.- Que, en todo caso, de una atenta lectura del artículo 237 del Código Procesal Penal, aparece de manifiesto que la sola imputación de un delito doloso tampoco decanta de manera automática en una imposibilidad de decretar esta salida alternativa como parecen sugerir los querellantes, siendo que se permite igualmente la Suspensión Condicional del Procedimiento en figuras dolosas de mayor gravedad, como lo comprueba su inciso 6°, al señalar que: “…Tratándose de imputados por delitos de homicidio, secuestro, robo con violencia o intimidación en las personas o fuerza en las cosas, sustracción de menores, aborto; por los contemplados en los artículos 361 a 366 bis y 367 del Código Penal…(sexuales).”, entre otros, exigiendo, además, que el fiscal someta su decisión al respectivo Fiscal Regional. 11°.- Que, en cuanto a la existencia de conversaciones y/o supuestos acuerdos previos a los que habría llegado el Ministerio Público y los querellantes en su oportunidad, en el sentido de asegurarles el primero la realización de un juicio oral siempre y cuando se acoplaran a su imputación penal contenida en su acusación conminando al resto a adherirse, mismo escenario que luego es denunciado en un sentido inverso, al ser aprovechado ese mismo escenario jurídico-penal para adoptar una estrategia diferente e imponer una Suspensión Condicional del Procedimiento. Sin embargo, ello no fue acreditado en esta vista ni fue reconocido en estrados por el representante del Ministerio Público. Sin perjuicio de lo anterior, de ser efectivo, cabe destacar que también fue cuestionado por las defensas de los imputados, en orden a que ello importaría afectar el debido proceso, al subentenderse de aquello una afectación del principio de objetividad, en orden a instarse a todo evento a la realización de un juicio oral, sin siquiera explorar la posibilidad de alguna salida alternativa, lo que estiman vulneratoria de dicha garantía constitucional. En todo caso, como ya se dijo, no existe otro antecedente de ello que las afirmaciones verbales expresadas en estrados, lo que es a todas luces insuficiente para configurar una afectación del principio de la buena fe procesal. 12°.- Que, también se ha invocado por los querellantes, la afectación del principio de legalidad e igualdad con la situación acontecida con el imputado Osvaldo Malfanti Torres, quien resultó condenado por sentencia firme adoptada en un procedimiento abreviado el 31 de marzo del presente año, seguido en estos mismos antecedentes, bastando para desestimar tal alegación con que, de ser efectiva, a quien habría correspondido cuestionarla sería al propio sentenciado y su defensa, cosa que no ha acontecido. A lo anterior, cabe agregar que la similitud de su situación jurídico penal ha sido contradicha por las defensas y el Ministerio Público, al manifestar que se trata de situaciones diversas, en particular por tratarse de un acusado que aceptó en conocimiento de los hechos materia de su acusación y de los antecedentes de investigación respectivos que la fundaron, los aceptó expresamente y manifestó su conformidad con la aplicación de dicho procedimiento, situación que no ha ocurrido con los favorecidos con la suspensión del procedimiento, lo que no fue desmentido por los querellantes. 13°.- Que, asimismo, se mencionó la situación del enjuiciado Carlos Aranda Zapata, quien obtuvo la misma salida alternativa a la hoy reclamada respecto de otros imputados, siendo que aquella no fue cuestionada por ninguno de los querellantes aquí recurrentes de apelación, adoptada incluso con menores condiciones de cumplimiento, validando así tal prerrogativa, información que aparece corroborada en acta de veinticinco de marzo de dos mil trece, realizada en el RIT 4157-2010. 14°.- Que, en cuanto a las restantes exigencias de validez del artículo 237, letras b) y c), consistentes en que ninguno de los imputados favorecidos hubiere sido condenado anteriormente por crimen o simple delito y, que no tuvieren vigentes una suspensión condicional del procedimiento, al momento de verificarse los hechos materia del nuevo proceso, no han sido cuestionadas por ninguno de los intervinientes, las que se verifican íntegramente. 15°.- Que, por último, en cuanto al mérito y seriedad de las condiciones fijadas para ser cumplidas en un periodo de dieciocho meses, las que son modificables durante el periodo de suspensión, esta Corte comparte las consideraciones esgrimidas por el tribunal a quo, estimándolas suficientes y debidamente fundadas, siendo proporcionales con el control material de procedencia realizado así como los montos fijados a pagar a cada una de las víctimas, teniendo particularmente presente lo dispuesto en el inciso final del artículo 237 del Código Procesal Penal, que expresamente dispone que ello no impide el derecho a perseguir por la vía civil las responsabilidades pecuniarias derivadas del mismo hecho. Por estas consideraciones y de conformidad a los artículos 237, 238, 240, 242 y 245, todos del Código procesal Penal, se declara que: Se CONFIRMA la resolución apelada de fecha siete de abril de dos mil dieciséis, dictada por el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, en los autos RUC N° 1000249057-4, RIT N° 4157-2010, en orden a decretar la Suspensión Condicional del Procedimiento de los imputados PATRICIO ROSENDE LYNCH, CARMEN FERNÁNDEZ GIBBS, JOHAZIEL JAMETT PAZ, MARIANO ROJAS BUSTOS, MARIO ANDINA MEDINA y ANDRES ENRÍQUEZ OLAVARRÍA, con las condiciones y en el plazo que en la misma se singularizan. Comuníquese lo resuelto a los intervinientes. Redacción del Ministro Sr. Alejandro Rivera Muñoz. Rol RPP N° 1.150-2016. Pronunciado por la Undécima Sala de esta Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago, presidida por el Ministro Sr. Hernán Crisosto Greisse y conformada por el Ministro Sr. Alejandro Rivera Muñoz y el Ministro (S) Jorge Norambuena Carrillo. Autorizada por el ministro de fe de esta Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago. En Santiago, veintinueve de abril de dos mil dieciséis, se notificó por el estado diario la resolución que antecede.