HACIA UNA NUEVA Y MÁS IGUALITARIA SOCIEDAD CONYUGAL

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Estudios Jurídicos Democracia y Justicia, Año 5, Nº 5, 2016, pp. 10-31.
ISSN 0719-4064
Centro de Estudios Democracia y Justicia
“Hacia una nueva y más igualitaria sociedad conyugal”
Valentina Morales Castro
HACIA UNA NUEVA Y MÁS IGUALITARIA SOCIEDAD CONYUGAL
TOWARDS A NEW AND MORE EQUALITY MARITAL PARTNERSHIP REGIME
Valentina Morales Castro
Universidad de Talca
[email protected]
RESUMEN: Este artículo trata uno de los principales problemas jurídicos que mantiene la
sociedad conyugal chilena: La discriminación hacia la mujer casada en cuanto a la administración
sus bienes propios y los bienes sociales de la sociedad manifestado fundamentalmente en el artículo
1749 de nuestro Código Civil, disposición que excluye de pleno derecho la posibilidad de que la
mujer casada pueda ejercer la administración de la sociedad conyugal. En este sentido, el autor
analiza tanto la legislación vigente que regula este régimen supletorio legal en cuanto a su
administración como los proyectos de ley más recientes destinados establecer una nueva política
contra la discriminación hacía la mujer, lo que se traduce a priori en la modificación de las normas
actuales que reglamentan la sociedad conyugal a la luz del principio de igualdad entre los cónyuges.
ABSTRACT: This article adresses one of the main problems remaining in the
chilean marital partnership regime: The discrimination towards married women under this regime
in terms of the administration of her own assets as the couple ones which is manifested primarly in
article 1749 of the chilean Civil Code. This article exclude any possibility of women to excercise
their right to administrate the assests. In this context the author analyzes both, the current legislation
and the latest draft law intended to establish a new non-discrimination policy against women which
pretends modificate the current joint marital property regime laws under the light of the principle of
equality amongst the spouses.
PALABRAS CLAVES: Sociedad Conyugal; Cónyuge administrador; Derecho de Familia;
discriminación.
KEY WORDS: Marital partnership regime; administrator spouse; family law; discrimination.
COMO CITAR ESTE ARTÍCULO:
MORALES CASTRO, Valentina (2016): “Hacia una nueva y más igualitaria sociedad conyugal”, en:
Estudios Jurídicos Democracia y Justicia (Año 5, Nº 5), pp. 10 – 31.

Trabajo recibido el 07 de julio de 2016 y aprobado el 20 de julio de 2016.
Egresada de la carrera de Derecho en la Universidad de Talca.
Estudios Jurídicos Democracia y Justicia, Año 5, Nº 5, 2016, pp. 10-31.
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“HACIA UNA NUEVA Y MÁS IGUALITARIA SOCIEDAD CONYUGAL”
Valentina Morales Castro
INTRODUCCIÓN.
“Parece razonable afirmar que el matrimonio es una inversión de extraordinaria
relevancia para nuestras vidas y, por lo mismo, merece un buen análisis desde todo punto
de vista”1.
En este trabajo de investigación hemos querido abordar algunos de los problemas jurídicos
que enfrenta nuestra sociedad conyugal, específicamente aquellos dentro de la esfera de la
administración de éste régimen matrimonial.
De regulación paternalista y compleja tanto para abogados como para los contrayentes,
este régimen nos ha venido acompañando desde hace ya casi 160 años, con modificaciones
por cierto, pero que ha mantenido durante el transcurso del tiempo algunos resabios de su
estatuto tradicional. Estatuto, que impide que este régimen que gobierna la relación
patrimonial que se produce entre los cónyuges durante la vigencia del matrimonio, se adapte
a la realidad chilena del siglo XXI, siendo en la actualidad su mayor problema su anacrónica
regulación.
Esto se aprecia en que la sociedad conyugal mantiene aquella concepción decimonónica
donde el marido debe ser el proveedor del grupo familiar y la mujer mantenerse en la esfera
doméstica al cuidado de los hijos, prueba de ello son los artículos 150, 1749 y 1752 del
Código Civil (por nombrar solo algunos) que presentan normas e instituciones que contienen
distinciones legales que resultan arbitrarias y discriminatorias para ambos consortes, como
lo son la administración exclusiva del marido de la sociedad conyugal y el patrimonio
reservado.
Tales normas han comprometido en más de alguna oportunidad al Estado de Chile ante
órganos internacionales, debido a que efectivamente a la luz de los derechos fundamentales
nuestro país conserva disposiciones discriminatorias, puesto que transgreden los principios
de igualdad y no discriminación entre marido y mujer. Pero más importante aún, la regulación
actual de este régimen no está reflejando el Chile contemporáneo, haciendo necesario
incorporar modificaciones urgentes, toda vez que las condiciones históricas antes expuestas
se han superado, siendo un hecho cierto que en el Chile de hoy, el marido y la mujer están
incorporados, en condiciones de igualdad, a las actividades profesionales y económicas,
contribuyendo los dos al sostenimiento de la familia común2.
Corolario de lo anterior, es que el legislador se ha propuesto modificar la regulación de la
sociedad conyugal, siguiendo una tendencia reformadora del régimen, sin hacerla
desaparecer, ninguno de los proyectos de ley presentados en el último tiempo pretende
reemplazar este régimen por otro, sino que buscan mantenerlo encontrando un equilibrio
entre la comunidad familiar y la relación igualitaria entre los cónyuges. Desafortunadamente
los esfuerzos legislativos han sido poco fructíferos, ya que son cerca de 8 años de discusión
1
2
LAVÍN (2013), P.13
ORREGO (2008), P. 9
11
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parlamentaria sin obtener todavía un resultado final que transforme a la sociedad conyugal
en el régimen moderno, simplificado y más igualitario que los cónyuges chilenos merecen.
Así las cosas, y como la máxima expuesta supra reza, la elección de un régimen económico
es una decisión trascendente que debe analizarse cuidadosamente, es por ello que a través de
estas líneas pretendemos analizar nuestra sociedad conyugal a la luz de los principios de
igualdad y no discriminación entre los cónyuges, haciendo una revisión de la normativa
vigente, pasando por aquellos aspectos que causan mayor discusión por atentar contra
principios fundamentales que rigen nuestro Derecho actual, y contrastando estos problemas
con las posibles vías de solución que el Congreso Nacional viene discutiendo en el último
tiempo mediante la presentación de proyectos de ley que tienen como fin poner término a la
normativa anticuada y arbitraria, para de una vez por todas hacer de nuestra sociedad
conyugal una nueva y más igualitaria sociedad conyugal.
1. LA SOCIEDAD CONYUGAL.
1.1 ANTECEDENTES
La sociedad conyugal tiene la edad de nuestro Código Civil, ya en 1855 cuando éste era
promulgado, la sociedad conyugal regía dentro de las páginas de aquel cuerpo legal, como el
único régimen matrimonial3 que los cónyuges podían escoger. Y pues parecía sensato, ya que
a través de aquel se representaba a la realidad chilena del siglo XIX, donde el marido debía
proveer y la mujer quedarse en casa cuidando de los hijos y del hogar común por la sencilla
razón de que, desafortunadamente, en esos tiempos la mujer se encontraba circunscrita a la
esfera puramente doméstica, quedando fuera de sus posibilidades el acceso a formación
intelectual o al mundo laboral4. De esta manera entonces, se entiende que la sociedad
conyugal en aquel momento fuera administrada sin restricción alguna por el marido,
encargándose este último de los bienes sociales e inclusive de los inmuebles, pudiendo
venderlos, cederlos, permutarlos a diestra y siniestra, sin autorización de su mujer, siendo
corolario natural, que la mujer fuera carente de todo derecho en cuanto a la administración
de los bienes provenientes tanto de su actividad económica independiente -si es que la tenía, como de los bienes sociales. Esto último era consecuencia de que hasta 1989 la mujer casada
bajo sociedad conyugal era además considerada un incapaz relativo. La sociedad conyugal
que fue fuertemente influenciada por la tradición española, tenía aun así destellos de
modernidad para la época, Andrés Bello le introdujo varias modificaciones en orden de
instaurarla en nuestro país.
Entre las modificaciones más importantes y modernas contempladas en el Código Civil,
fue la instauración de la separación de bienes, extendiéndola solo para el caso de mal estado
3
El régimen de separación total de bienes surgió con D. L. 328 de 1925 y el de participación en los gananciales
con Ley Nº 19.335 de 1994.
4
ORREGO (2008), p. 2
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de los negocios del marido; se agregó también que solo pueden ser enajenados los bienes
propios de la mujer previa voluntad de la misma, estableciendo así una medida de protección
para los bienes propios de la mujer casada. Norma que se encuentra contemplada incluso
hasta el día de hoy5.
No obstante que se intentó establecer una institución “moderna” para aquellos años que
permitiera al marido administrar los haberes comunes, pero que al mismo tiempo funcionara
como una entidad protectora de la mujer casada, la sociedad conyugal desde muy temprano
se prestó también para abiertos atropellos, debido a que las mujeres para poder trabajar debían
primero, obtener el consentimiento del marido, recién ahí, las mujeres estaban facultadas para
ejercer una actividad laboral independiente mas no, para ejercer la administración de los
bienes adquiridos con su trabajo ni mucho menos de los frutos que producían estos, por lo
que durante el siglo, fueron innumerables los maridos que usaron indebidamente el producto
de este esfuerzo de la mujer. La cantina, el juego y otros vicios fueron depositarios del dinero
que las mujeres ganaban con sacrificio, debiendo dejar en el abandono a sus hijos. Otras
mujeres vieron desaparecer con angustia el bien raíz o los bienes muebles que después de
múltiples economías lograban adquirir.”6 Sin exagerar, tantos fueron los abusos cometidos
que el legislador no pudo soslayar esta problemática imperante por mucho tiempo más, así
es como en el año 1925 surge el Decreto Ley Nº 328 que incorpora una nueva figura, el
patrimonio reservado, esta institución vino a ser para la sociedad chilena una reivindicación
femenina 7, pues pretendía abrir otras posibilidades a la mujer casada bajo sociedad conyugal
en cuanto a crecimiento económico y protegerla en caso de que los negocios administrados
por el hombre le causaran un perjuicio, resultando ser una institución que permitiría a la
mujer casada administrar los bienes adquiridos con su trabajo sin la injerencia del marido
que ya administraba como dueño todos los bienes que formaban parte del haber social.
Sin perjuicio de ello, esta idea loable no funcionó como las mujeres esperaban, es más, el
decreto fue bastante escueto y solo trataba el patrimonio reservado en un artículo que rezaba
que “Se considera a la mujer separada de bienes para la administración de aquellos que sean
fruto de su trabajo profesional o industrial”8 dejando claramente de lado cuestiones relevantes
para hacer del todo aplicable esta figura, como por ejemplo los medios de prueba, no se
pronunciaba acerca de cómo se probaba que la mujer tenía un patrimonio separado de la
sociedad lo que traía como consecuencia que nadie quería hacer negocios con las mujeres
dado que se desconocía si efectivamente ellas podían obligarse por sí solas, así las cosas,
muchos exigían la concurrencia del marido para poder empezar a hacer negocios con ella,
haciendo en resumidas cuentas, que esta primera ley fuera insuficiente y poco aplicable.
5
La norma se encuentra contemplada hasta el día de hoy en nuestro Código Civil, en el artículo 1749, pero
ampliada, el marido ya no solo tiene que pedir autorización de la mujer para enajenar los bienes propios de ella,
sino que debe pedirla también, para enajenar los bienes sociales de la sociedad conyugal.
6
KLIMPEL (1962), P. 56
7
KLIMPEL (1962), P. 57
8
D.L Nº 328 DE 1925
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Debieron transcurrir varios años de discusión parlamentaria y varias leyes para conseguir la
promulgación de la ley Nº 5.521 de 1934 que vino a instaurar el actual artículo 150 del
Código Civil, artículo que alberga en nuestros días el patrimonio reservado tal y como lo
conocemos hoy. No obstante, esta institución hizo ilusoria la incapacidad de la mujer casada,
concebida como un medio para entregar al marido la jefatura y administración de la sociedad
conyugal9.
Lo curioso de la integración de esta figura de patrimonio reservado como señala el
profesor Pablo Rodríguez es que no viene a igualar los roles entre ambos cónyuges, es decir,
no tiene por objetivo otorgar las mismas atribuciones a la mujer casada y al marido, sino que
a través de este patrimonio, se intentaba equiparar más o menos la situación de la mujer
casada con la jefatura que ejerce el marido, pero lo que en verdad estaba sucediendo era poner
en una posición ventajosa a la mujer quien puede renunciar a los gananciales y quedarse con
su patrimonio reservado sin participar de las ganancias y de las deudas de la sociedad,
cuestión que es quid del problema jurídico actual que plantearemos más adelante.
Siguiendo con la revisión de las normas que dan vida y construyen la sociedad conyugal
que conocemos hoy, en 1943 la ley Nº 7.612 permitió sustituir el régimen de sociedad
conyugal por el de separación total de bienes durante el matrimonio, lo que posibilita que los
cónyuges durante la vigencia del matrimonio puedan alterar la sociedad conyugal que quizás
no se adaptaba a su realidad familiar o que por motivos económicos no les convenía, por otro
menos complejo e igualitario como la separación total de bienes, pero que no propende a la
solidaridad familiar como sí lo hace la sociedad conyugal.
Luego, en 1952 surge otra gran modificación a este régimen a través de la ley Nº 10.271
que limita los exorbitantes poderes10 que tenía el marido para administrar los bienes sociales
haciendo necesario el consentimiento previo y expreso de la mujer para disponer de los
bienes que conforman el haber social, requisito fundamental para que el acto o contrato que
celebre el marido no adolezca de nulidad.
Finalmente llega el año 1989, año en que se promulga la ley Nº 18.802 que resulta ser una
ley histórica para todas las mujeres casadas bajo el régimen de sociedad conyugal toda vez
que se propuso derogar formalmente la potestad marital, excluir a la mujer casada bajo el
régimen de sociedad conyugal de los relativamente incapaces y eliminar, por consiguiente,
la representación legal del marido11 cuestiones que venían siendo demandadas por
agrupaciones de mujeres desde hace mucho tiempo sin embargo, a pesar de esta
importantísima incorporación al derecho chileno, este precepto legal que deroga la
incapacidad relativa de la mujer casada no logra alterar artículos de nuestro Código Civil que
guardan resabios del antiguo modelo patriarcal de sociedad conyugal como lo son el artículo
1749 cuando habla que el jefe exclusivo de la sociedad conyugal es el marido siendo que la
9
RODRIGUEZ (1996), P.316
KLIMPEL (1962), p. 59
11
FRIGERIO (1995), p. 6.
10
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mujer ahora plenamente capaz también podría administrar los bienes sociales o al menos
administrar sus bienes propios.
A fin de cuentas, luego de esta sucinta revisión de los antecedentes que dan forma a la
sociedad conyugal podemos concluir que no obstante los avances alcanzados por las
reformas legales anteriormente descritas, la sociedad conyugal mantiene importantes
asimetrías en las facultades de los cónyuges siendo las principales la administración de la
sociedad conyugal, tanto la administración ordinaria como extraordinaria y el patrimonio
reservado, sin perjuicio de ello, se ha diseñado un nuevo sistema ingenioso y tradicionalista,
que no importa una transformación sustancial de la institución, pero que es indudablemente
más realista y adecuado a la época en que vivimos12. De todos modos, el legislador y la
ciudadanía han establecido que quizás la afirmación expuesta supra es insuficiente, puesto
que son varios los proyectos de ley que se han discutido en orden a modificar sin sustituir el
régimen de sociedad conyugal por uno que respete la igualdad entre los cónyuges.
1.2 LA SOCIEDAD CONYUGAL COMO LA CONOCEMOS HOY: REGULACIÓN
Hoy el Código Civil reglamenta la sociedad conyugal en el Libro IV, título XXII desde
el artículo 1715 hasta el artículo 1792. El mismo cuerpo legal elabora un concepto de común
aplicación sobre la sociedad conyugal, así, éste señala que es “la sociedad de bienes que se
forma entre los cónyuges por el hecho del matrimonio a falta de pacto en contrario”13.
En este sentido, la sociedad conyugal parece ser una sociedad bastante particular, ya que
no sigue ninguno de los requisitos que deben tenerse para formar una sociedad por lo que su
naturaleza jurídica es ampliamente discutida por la doctrina, a modo de ejemplo la sociedad
conyugal solo puede celebrarse entre un hombre y una mujer, en cambio una sociedad
propiamente tal puede celebrarse entre dos o más personas de cualquier sexo no siendo una
exigencia que deban ser de sexos diferentes, ésta es solo una de múltiples diferencias entre
las sociedades y la sociedad conyugal. Tampoco podemos decir que sea una comunidad o
persona jurídica, sino que más bien se le considera una institución sui generis con
características propias14.
Respecto a su funcionamiento, Andrés Bello en una de sus notas al título XXII dice que
“En la sociedad conyugal hay tres entidades distintas: el marido, la mujer y la sociedad;
trinidad indispensable para el deslinde de las obligaciones y derechos de los cónyuges entre
sí: respecto de terceros no hay más que el marido y la mujer; la sociedad y el marido se
identifican”15.
12
RODRIGUEZ (1996), p. 318
Artículo 135, DFL Nº 1 de 2000
14
RAMOS (2003), p.140
15
GOLDENBERG (1998), p.192
13
15
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Este mismo esquema se ha mantenido en el tiempo, en la actualidad, de acuerdo al artículo
1750, el “marido es respecto de terceros, dueño de los bienes sociales, como si ellos y sus
bienes propios formaran un solo patrimonio, de manera que durante la sociedad conyugal los
acreedores del marido podrán perseguir tanto los bienes de éste como los bienes sociales”, es
decir, para los terceros solo existen dos patrimonios, el patrimonio de la mujer y el del marido
quién absorbe dentro de su patrimonio tanto los bienes propios que tenía antes de casarse
como los de la mujer, entendiéndose bienes propios, los bienes inmuebles que un cónyuge
tiene al momento de casarse, o los inmuebles adquiridos por uno de los cónyuges durante la
sociedad conyugal gratuitamente, también se encuentran los bienes muebles que los
cónyuges excluyeron de la sociedad conyugal antes del matrimonio a través de las
capitulaciones matrimoniales. A estos bienes también debe acumularse los bienes que la
pareja va adquiriendo durante la vigencia del matrimonio. Los denominados bienes sociales.
En base a esta estructura de funcionamiento el legislador en el artículo 1749 coloca como
jefe de la sociedad conyugal al marido, situación que no se modifica a lo largo de los años.
Sin perjuicio de ello, y como bien lo expone Bello, entre los cónyuges se presenta otro
panorama, entre ellos se distinguen tres patrimonios y en ocasiones cuatro. Los cuales son:
el patrimonio del marido, el patrimonio de la mujer, el patrimonio de la sociedad y si es que
la mujer desarrolla una actividad laboral independiente a su marido, estaremos en presencia
de su patrimonio reservado, el que tiene una regulación aparte.
Ahora bien, es menester señalar que aunque el marido sea el “jefe” de la sociedad, éste se
encuentra limitado por la autorización de su mujer para celebrar algunos actos y contratos
que involucre los bienes sociales y sus bienes propios, por lo que la mujer se transforma en
una especie de coadministradora de la sociedad o al menos ese era el fin que tenían las
modificaciones incorporadas en esta materia que ya revisamos. En el código se deja claro
que la mujer es coadministradora que no puede realizar actos de administración por sí misma,
toda vez que las norma es precisa al estipular que la mujer por sí sola no tiene derecho alguno
sobre los bienes sociales durante la sociedad16.
En cuanto a los bienes que conforman el haber de la sociedad conyugal actual, es preciso
señalar que el activo de la sociedad se puede dividir en dos tipos de haberes, el haber absoluto
y el haber relativo. El primero de ellos se compone por aquellos bienes que ingresan a la
sociedad de forma definitiva sin derecho a recompensa17. El haber relativo, por otro lado, se
integra por aquellos bienes que otorgan al cónyuge que los aportó el derecho de recompensa,
es decir, que si termina la sociedad conyugal y se abre paso a la liquidación, debe tenerse en
cuenta que el cónyuge tiene un crédito en contra de la sociedad por lo que la misma deberá
reembolsarle el valor del bien que haya entrado en el haber relativo. Es menester hacer la
16
17
Artículo 1752, DFL Nº 1 de 2000
RAMOS (2003) P.145
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prevención que esta es una distinción meramente académica que se desprende del artículo
1725.
También nuestro Código Civil regula qué sucedería en el evento en que el marido
estuviera ausente y no pudiera ejercer la administración de la sociedad conyugal, en tal caso,
se contempla la institución de la administración extraordinaria de la sociedad conyugal,
situación excepcional donde la mujer puede pasar a tener la administración de la sociedad
siempre y cuando si por impedimento de larga e indefinida duración, como el de interdicción,
el de prolongada ausencia, o desaparecimiento se suspenda la administración del marido.18
En definitiva, solo en esas hipótesis la mujer podría asumir la administración de la sociedad,
pero solo si la mujer fuese nombrada como curadora del marido, ya que si ello no ocurre, es
decir, la mujer no es nombrada curador, perfectamente un tercero puede tomar el cargo de
administrador de la sociedad conyugal.
Examinemos brevemente también, cómo -luego de muchas modificaciones- se rige en la
actualidad la figura del patrimonio reservado, en vista que es uno de los puntos de mayor
debate y originalidad incorporados a este régimen. La regulación se encuentra en el artículo
150 del Código del ramo que estipula que “la mujer casada, que desempeñe algún empleo o
ejerza una profesión, oficio o industria, separados de su marido, se considerará separada de
bienes respecto del ejercicio de ese empleo, oficio o industria y de lo que en ellos obtenga…”.
Por ende, para que exista un patrimonio reservado es necesario que confluyan varios
requisitos, el primero de ellos que la mujer casada bajo sociedad tenga un trabajo
remunerado, que sea independiente de la actividad del marido, que los bienes que ingresen
al patrimonio reservado solo sean consecuencia del trabajo de la mujer y que todo ello ocurra
durante la vigencia de la sociedad conyugal.
Habiéndose dado cumplimiento a estos requisitos copulativos, estaremos en presencia de
un patrimonio reservado, lo que significa que la mujer casada se entiende separada de bienes
respecto a aquellos bienes que provengan de su trabajo, y por consiguiente, se logra que sea
la mujer quien de manera exclusiva pueda administrar los bienes pertenecientes a su
patrimonio reservado.
Ahora bien, la ventaja que presenta para la mujer casada y que se torna en una verdadera
medida de protección, es que el patrimonio reservado al momento de la disolución de la
sociedad conyugal permite que la mujer tenga el derecho a renunciar a los gananciales de la
sociedad. Si renuncia, los bienes y los frutos de su patrimonio permanecerán en él y no se
confundirán con los bienes de la sociedad, por el contrario, si no renuncia el destino de
aquellos bienes es entrar en la partición de los gananciales.
18
Artículo 138, DFL Nº 1 de 2000
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Es necesario hacer presente que no nos referiremos al pasivo de la sociedad conyugal ni
del patrimonio reservado, teniendo en cuenta de que la regulación es compleja y de extensa
explicación, la cual que excedería el propósito de este trabajo.
2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA JURÍDICO: DESIGUALDAD Y ARBITRARIEDAD
En vista que hemos terminado el análisis histórico y la revisión somera de las normas
actuales que configuran este régimen matrimonial, hemos dejado sentadas las bases que ahora
nos permiten ocuparnos de los problemas que hemos ido trayendo a colación. Si bien
analizando la normativa estos problemas podrían solucionarse –parcialmente- mediante
capitulaciones matrimoniales, las cuales podrían otorgarle a la mujer aquella parcela de
libertad que le corresponde sobre sus bienes propios no corresponde obligar a los cónyuges
a realizar actos previos al matrimonio, que además son a su vez de poco conocimiento para
la mayoría de personas que se casan año a año, para modificar cuestiones atentatorias a los
principios de igualdad y no discriminación, siendo trabajo del legislador propender a
promover la integración armónica de todos los sectores de la Nación y asegurar el derecho
de las personas a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional.
El profesor Humberto Nogueira Alcalá destaca que la igualdad tiene dos dimensiones: 1°
Eliminar toda discriminación o diferencia arbitraria; y 2° Generar las intervenciones
necesarias para corregir desigualdades de hecho provocadas por situaciones de injusticia que
derivan de la realidad social o de causas naturales.19 Teniendo en cuenta lo anterior está claro
que la legislación que regula la sociedad conyugal está obsoleta y debe modificarse, pues no
respeta los principios anteriormente mencionados.
A continuación analizaremos uno a uno los asuntos más problemáticos de la regulación
de la sociedad conyugal y como planea el legislador modificarla.
2.1 ADMINISTRACIÓN DE LA SOCIEDAD CONYUGAL
Como ya hemos venido señalando, los problemas que se manifiestan dentro de este
régimen matrimonial se encuentran en primer lugar en la administración de la misma, que el
artículo 1749-varias veces mencionado- establezca que “el marido es jefe de la sociedad
conyugal, y como tal administra los bienes sociales y los de su mujer, sujeto, empero a las
obligaciones y limitaciones que por el presente título se imponen…” es ciertamente
arbitrario, desconoce la plena capacidad que tiene la mujer para poder también administrar
sus bienes propios como los bienes sociales, haciendo que la plena capacidad establecida
por la ley 18.802 sea una falacia porque se mantienen disposiciones que le impide a la mujer
la libre administración de sus bienes siendo ella titular de los mismos, como también se le
19
BURMEISTER (2004) p. 62.
18
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excluye de participar en la administración de los bienes sociales, no habiendo justificación
aparente.
Esta norma ha sido objeto de disputa tanto dentro de la doctrina chilena como en órganos
internacionales, pues a la luz de la doctrina de los derechos humanos es una norma
discriminatoria, atentatoria contra los principios de igualdad y no discriminación. De esta
forma la jurista Claudia Schmidt Hott sostiene que “Estas normas que niegan a la mujer
administrar sus propios bienes son abiertamente inconstitucionales. En efecto el art. 19 Nº2
de la Carta Fundamental señala: La Constitución asegura a todas las personas…la igualdad
ante la ley. En Chile no hay persona ni grupo privilegiados…Ni la ley ni autoridad alguna
podrán establecer diferencias arbitrarias. En consecuencia estas normas, entre otras,
establecen diferencias arbitrarias y podrían ser declaradas inconstitucionales por la
Excelentísima Corte Suprema conociendo del recurso de inaplicabilidad por
Inconstitucionalidad”20.
En el ámbito internacional la Comisión Interamericana de Derechos Humanos21 (CIDH)
en su “Informe sobre los derechos de las mujeres en Chile: la igualdad en la familia, el trabajo
y la política” del año 2009, señaló que en el régimen de sociedad conyugal persiste una
situación de discriminación contra la mujer, en especial respecto a los siguientes aspectos:
La administración exclusiva que se otorga al marido, como jefe de la sociedad conyugal,
tanto respecto de los bienes conyugales (sociales) como los propios de la mujer; La
obligación de la mujer, de tener que renunciar a los bienes sociales para poder conservar los
bienes que administre separadamente en virtud de su patrimonio reservado entre otras
consideraciones. En el mismo sentido, el Comité para la eliminación de la discriminación
contra la mujer, en su informe del año 2006 solicitó a Chile “un cambio sostenible hacia la
plena igualdad de la mujer y el hombre en todos los aspectos de la vida pública y privada”
derogando o modificando sin dilaciones aquellas normas que discriminen a la mujer, esto en
razón de que la Convención declara que los estados partes tienen un compromiso en orden a
seguir por todos los medios y sin dilaciones, una política para eliminar la discriminación
contra la mujer, comprometiéndose para ello, entre otras acciones, a adoptar medidas
adecuadas, legislativas y de otro carácter, con las sanciones correspondientes, que prohíban
toda discriminación contra la mujer, así como, a modificar o derogar leyes, reglamentos, usos
y prácticas que constituyen discriminación contra la mujer22.
Junto con las recomendaciones aportadas por los órganos internacionales anteriormente
citados, el Estado de Chile sabiendo que sus normas en cuanto a regímenes patrimoniales del
matrimonio son desiguales asumió un compromiso con la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos como parte de la solución amistosa en el caso “Sonia Arce Esparza con
20
SCHIMIDT (1995), p. 20
Órgano de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
21
22
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación en contra de la mujer. artículo 2
19
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Chile”23. Es por ello, que en el año 2007 se le dio suma urgencia a la tramitación de un
proyecto de ley de reforma de este régimen matrimonial, comprometiéndose en esa
oportunidad, a poner término a la discriminación legal implícita en el régimen de sociedad
conyugal.
Sin perjuicio de ello, el Estado de Chile no solo ha presentado un proyecto de reforma
sino que varios, pero desgraciadamente se han quedado entrampados en discusiones
parlamentarias sin arribar a un producto satisfactorio.
Son tres boletines que se encuentran refundidos los que pretenden instaurar un nuevo
modelo de sociedad conyugal. A saber: Boletín Nº 5.970-18 de 2008, Boletín Nº 7.567-07 de
2012 y Boletín Nº 7.727-18 de 2012. Los tres textos propugnan un cambio de la sociedad
conyugal, todos convergen en los mismos objetivos, los cuales son poner en un pie de
igualdad a los cónyuges, hacer la gestión de la sociedad conyugal más sencilla y eficiente y
proteger al cónyuge más débil de la relación marital.
Recientemente, en el mismo sentido el boletín 9.300-07 del año 2014 establece que la
mujer casada bajo sociedad conyugal podrá, si así lo pactan los cónyuges al momento de
celebrar el matrimonio, administrar la sociedad conyugal, este proyecto descarta la
coadministración del régimen, pero tiene la particularidad de que incorpora la igualdad entre
los cónyuges como principio hermenéutico de la legislación aplicable a la sociedad conyugal,
cuestión que no estaba explícitamente señalada en los anteriores boletines, pero que a nuestro
juicio provoca un insípido y no sustancial cambio, atendido a que no señala modificaciones
reales que aseguren efectivamente la igualdad entre los cónyuges.
El boletín 10241-18 de 2015, también modifica el artículo 1749, eliminando la disposición
que hace jefe de la sociedad conyugal al marido, y permitiría que Los cónyuges en conjunto
o exclusivamente uno de ellos, puedan administrar los bienes de la sociedad, sin embargo
este proyecto de ley se encuentra actualmente en primer trámite constitucional.
2.2 BIENES PROPIOS Y BIENES SOCIALES.
Siguiendo con la administración de la sociedad conyugal, pero específicamente en
relación a la administración de los bienes propios y sociales, el proyecto ha manifestado que
prohibir a la mujer administrar sus bienes propios es una incoherencia legal, toda vez la mujer
es plenamente capaz. En base a tal hecho, es que el primer boletín (5.970-18) aborda que es
menester cambiar la imposibilidad que afecta a la mujer casada de administrar sus bienes
propios, esto es, los bienes que adquiera por herencia, legado o donación, a pesar de que la
23
GATICA (2011), p. 171
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“HACIA UNA NUEVA Y MÁS IGUALITARIA SOCIEDAD CONYUGAL”
Valentina Morales Castro
mujer mantiene la titularidad sobre estos bienes24. En consecuencia, se propone que cada
uno de los cónyuges administre y disponga libremente de los bienes propios adquiridos ya
por sucesión por causa de muerte o a título gratuito o aquellos bienes muebles registrables
que se adquirieron con anterioridad al matrimonio.
Norma que se ajusta mucho más a nuestros tiempos, donde las parejas cada vez se casan
a mayor edad con el fin de trabajar, obtener bienes y estabilidad para comenzar una vida
junto a otra persona. El derecho a una administración independiente y libre de los bienes
sociales dentro de la sociedad conyugal no es una cuestión menor. E incluso a pesar de que
la mujer al inicio del matrimonio no tuviera bienes propios que administrar, la situación
puede cambiar durante la vigencia del matrimonio, conforme al Censo del año 2002, el 52,8%
de las viviendas pertenecen en propiedad a quienes las habitan, porcentaje que ha aumentado
en los últimos años. Todos esos inmuebles son susceptibles de ser heredados, eventualmente,
por una mujer casada en sociedad conyugal o por una mujer soltera que posteriormente se
case bajo dicho régimen25. De este modo, no es posible presumir que la cantidad de mujeres
que se casen bajo este régimen tarde o temprano recibirán bienes aun cuando sean pocos.
En cuanto a los bienes sociales, es preciso señalar que el proyecto de ley ingresado por
mensaje presidencial (Boletín 5.970-18) soluciona este problema eliminando algunos incisos
del artículo 1749 y dejando a elección de los consortes quien será el cónyuge administrador,
resaltando que ambos tanto hombre como mujer son capaces de ejercer las facultades de
administración de los bienes sociales. Quedando suprimido además el artículo 1752 del
Código Civil, que es uno de los artículos que mayores resabios tiene del antiguo modelo
patriarcal de sociedad conyugal.
Sin perjuicio de ello, el proyecto de ley ingresado por moción parlamentaria, el boletín
7.727-18 va más allá al enfatizar, que no solamente los cónyuges puedan escoger quien de
ellos asumirá la administración de manera individual sino que también los habilita e insta
para que pacten administración conjunta de los bienes que forman el haber social.
El boletín 10421-18 del año 2015, el proyecto de ley más reciente sobre esta materia
recoge las mismas ideas, esto es, habilita el pacto de administración conjunta o exclusiva de
la sociedad conyugal en cualquiera de los cónyuges, haciendo la prevención de que en el caso
de coadministración de los cónyuges, se exigiría la actuación conjunta o la autorización del
otro cónyuge para celebrar válidamente aquellos actos de mayor relevancia, tales como,
enajenar o gravar los bienes raíces sociales y en caso de que no concurran ambas voluntades,
24
Informe elaborado por la Comisión permanente de Constitución, Legislación y Justicia de la Cámara de
Diputados. (2012)
25
GATICA (2011), p. 175
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“HACIA UNA NUEVA Y MÁS IGUALITARIA SOCIEDAD CONYUGAL”
Valentina Morales Castro
el cónyuge que se ha obligado respecto de obligaciones contraídas por terceros, solo obliga
sus bienes propios, protegiendo de esta manera los bienes sociales de la sociedad conyugal.
Nos parece que las propuestas van en la dirección correcta, debido a que en los proyectos
sugieren eliminar la arbitrariedad de la norma actual que hace al marido administrador de los
bienes sociales, pues no se trata que se coloque a la mujer a la cabeza de la administración
en vez del marido, sino que ambos puedan hacer una verdadera coadministración y no que el
legislador se incline por uno u otro sexo. Esta incorporación al régimen de sociedad conyugal
vendría a nutrirlo de la igualdad que carece actualmente, puesto que la igualdad no se mide
desde un criterio de semejanza, sino de justicia: se otorga el mismo valor a personas diversas,
integrantes de una sociedad26, mediante esta propuesta significa que marido y mujer tendrán
las mismas oportunidades, para ejercer la administración de la sociedad conyugal siendo
reconocidas y tratadas como iguales.
Se advierte que el legislador debe ser cauteloso al momento de articular la nueva
reglamentación, debido a que hay aspectos que deben ser perfeccionados, como por ejemplo
evitar que la elección de cónyuge administrador se preste a que un marido inescrupuloso
presione a la mujer a asumir la administración de la sociedad, para ser él, el que goce del
beneficio del patrimonio reservado. Habrá igualmente que reforzar las medidas de publicidad
para que los cambios de administrador no se presten para burlar derechos de terceros. 27
Sugerencia que compartimos.
El boletín 10421-18 de 2015 se encarga, en todo caso, de precisar cómo ha de realizarse
la administración, así es como manifiesta que solo de consuno se podrán realizar ciertos
actos de mayor significancia, también conserva que el consentimiento puede ser suplido por
el juez si el cónyuge coadministrador se negare a realizar determinado acto sin justificación,
a su vez plantea que en el caso de que el cónyuge coadministrador se encuentre impedido de
dar su consentimiento igualmente el juez podrá suplir su consentimiento, planteamiento que
a nuestro juicio es del todo razonable a la luz de los principios de la igualdad entre cónyuges
y protección del cónyuge más débil. Sin embargo creemos que el proyecto es insuficiente al
no regular lo que sucedería con otros tipos de actos de menor relevancia en donde a veces
por la urgencia del mismo es difícil obtener el consentimiento del otro cónyuge como solicitar
ante un juez que se supla la voluntad del cónyuge que falta, como por ejemplo en los actos
de mera conservación, situación que debiera tratarse abriendo la posibilidad que en aquellos
actos los cónyuges indistintamente pudieran ejercerlos sin el consentimiento del otro con o
sin ratificación posterior del acto por el cónyuge que no concurrió en el acto.
26
27
BADILLA Y TORRES, (2004) p.96
CORRAL (2011)
22
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Por otro lado, desde una posición disidente a la reforma, se señala que si la mujer acepta
la administración de la sociedad, cometería un gran error. Debido a que este pacto, en teoría
admisible, no tiene mucho sentido cuando la mujer no trabaja fuera del hogar, pues si el
marido es el que trabaja, los bienes que él gane los administrará como patrimonio reservado",
"Si la mujer acepta la administración de la sociedad está cometiendo un gran error porque
cambia el beneficio económico que le concede el régimen (participar en las ganancias del
marido y mantener el patrimonio reservado) por la administración de la sociedad conyugal,
que no tendrá bienes, salvo los que puede obtener del marido para la mantención de la
familia".28 No compartimos este criterio porque lo que se busca es un reconocimiento a la
capacidad y la igualdad entre los cónyuges, pero son este tipo de afirmaciones las que nos
llenan de interrogantes en relación a lo que ocurrirá con la administración de la sociedad
conyugal y el patrimonio reservado.
2.3 PATRIMONIO RESERVADO
El patrimonio reservado como ya vimos, es otra de las instituciones que genera
desequilibrio entre los cónyuges y que aleja a la sociedad conyugal de los principios de
igualdad y no discriminación. Esta vez, esta figura sitúa a la mujer en una posición ventajosa,
cuestión que con la legislación actual parece realmente justo, pero contemplándolo desde la
perspectiva de los principios que el régimen propone instaurar, ciertamente el mantenimiento
del patrimonio reservado desequilibra la balanza entre los poderes de los cónyuges.
El Estado de Chile cumpliendo su compromiso de “poner término a la discriminación legal
implícita en el régimen de sociedad conyugal”, se encarga de plantear la discusión sobre la
materia, siendo este punto el que mayor debate ha generado. ¿Mantener o no mantener el
patrimonio reservado si queremos una sociedad conyugal más igualitaria? Hernán Corral
señala que a su juicio ello no sería posible, pues si se optara por establecer una igualdad
completa entre marido y mujer en la administración del patrimonio social, ya sea a través de
una administración conjunta (se requiere el consentimiento de ambos para todo acto de
gestión) o de una administración indistinta (cualquiera puede disponer de los bienes sociales).
Si la mujer tiene los mismos poderes que el marido para administrar la sociedad conyugal no
se justifica que además administre sola un patrimonio reservado. De hecho, en todos los
países en los que se ha adoptado este tipo de cogestión, el patrimonio reservado ha sido
eliminado (incluso en Francia donde se originó).29
Los proyectos de ley presentados, a pesar reconocer la importancia de avanzar hacia la
igualdad entre los derechos de hombres y mujeres, mantienen esta institución, pero con
prevenciones.
28
Noticia
extraída
de
Diario
Economía
http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=83838
29
CORRAL (2011).
y
Negocios
(2011)
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El proyecto ingresado por mensaje presidencial propone que solo tendrá patrimonio
reservado el cónyuge no administrador, pudiendo ser la mujer o el marido. Con la salvedad
de que se prohíbe la renuncia a los gananciales cuando:
- el cónyuge administrador se hubiere dedicado al cuidado de los hijos o del hogar
común y por ello no hubiere podido desarrollar una actividad remunerada o lucrativa durante
el matrimonio, o lo hubiere hecho en menor medida de lo que podía y quería.30
- y el patrimonio reservado del no administrador tuviere más bienes que
obligaciones.31
En este sentido nos parece una regulación de mayor complejidad y que en realidad
mantendrá el statu quo, poniéndonos en el caso de que el marido administre y la mujer tenga
su patrimonio reservado, ella va a poder renunciar a los gananciales si se prueba que en
realidad el marido no se dedicó al cuidado de los hijos o del hogar común, por lo que se sigue
el mismo modelo vigente, ahora bien, si la mujer pasa a ser administradora, el marido tendrá
derecho a tener un patrimonio reservado, si tomamos como ejemplo la realidad tradicional
chilena donde la mujer se dedica al cuidado de los hijos y del hogar común el marido no
podrá renunciar a su patrimonio reservado, pero podrá administrar como le plazca los bienes
que en él se incorporen, aunque los frutos se sumen al haber absoluto, situación que iría en
merma del cónyuge más débil en este caso.
Por otro lado, el proyecto de ley presentado por moción parlamentaria, (Boletín Nº
7.727.18) propugna que si la administración la tiene la mujer el hombre tendrá un patrimonio
reservado que deberá ser administrado con autorización de la mujer. Lo que a nuestro juicio
no tiene ningún sentido. Se intenta mantener una figura forzando su regulación de tal manera
que termina alejándose del propósito que tiene un patrimonio reservado. Este proyecto de
ley agrega que sin perjuicio de lo anterior, el marido tiene derecho para renunciar o no a los
gananciales al momento de la disolución de la sociedad conyugal, con la limitación
anteriormente señalada de que la administradora se haya dedicado al cuidado de los hijos o
del hogar en tal caso se mantiene la prohibición de renunciar a los gananciales. Cuestión que
desde ya no parece justa, porque qué sucedería si la mujer administradora puede ejercer una
profesión y no se dedica de lleno al hogar común, tenemos que considerar que la mujer
igualmente se encuentra en una posición desfavorecida pues se ha comprobado que la mujer
gana menos que el hombre según el informe presentado el año 2015 por la Fundación Sol,
que afirma que existe una fuerte discriminación salarial en contra de las mujeres
trabajadoras. El informe revela que los hombres ganarían un 21,4% más que las mujeres,
además las diferencias de salarios se esconde una realidad aún más desalentadora: el bajo
valor del trabajo en Chile. A pesar de que tanto los hombres como mujeres reciben bajos
30
Informe elaborado por la Comisión permanente de Constitución, Legislación y Justicia de la Cámara de
Diputados. (2012)
31
Informe elaborado por la Comisión permanente de Constitución, Legislación y Justicia de la Cámara de
Diputados. (2012)
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salarios, ellas son quienes se llevan la peor parte. Según el estudio y de acuerdo a datos de la
Casen 2013, el 50% de los trabajadores chilenos (hombres y mujeres) gana mensualmente
menos de $260.000 líquidos, mientras que las mujeres menos de $221.000.32 Junto con ello,
debe considerarse que además de enfrentar peores condiciones salariales, de trabajo y una
segunda jornada, destinada al trabajo reproductivo del hogar, deben lidiar con que la
cobertura de sus derechos sociales se ve fuertemente condicionada por el hecho de ser mujer.
Como lo que sucede en relación a las AFP e ISAPRES, en el caso de las últimas que
mantienen planes de salud más caros por el hecho de ser mujer.
Como se indicó, no sería justo que se pudiera renunciar al patrimonio reservado más aun
cuando la mujer también ha colaborado en la administración del mismo. Del mismo modo
Corral expresa que “no parece sensato conceder el beneficio al marido, porque podría
prestarse para que engañara a la mujer concediéndole la administración de bienes sociales
(que no existirán), mientras todas sus ganancias constituyen un patrimonio reservado, el que
después podrá mantener íntegramente renunciando a los gananciales”33
Ahora bien, el proyecto señalado supra, menciona que pasaría si el hombre tuviera la
administración de la sociedad conyugal, pues en ese caso, las reglas que se encuentran
vigentes mantendrían, es decir, la mujer puede tener su patrimonio reservado, esta vez, sin
injerencia del marido y conservando la facultad de poder renunciar a los gananciales de la
sociedad.
En cuanto a la administración conjunta, solo la mujer puede renunciar a los gananciales,
para conservar los bienes que adquirió en virtud del ejercicio de su empleo, profesión, oficio
o industria34. Naturalmente, como hemos expuesto, el legislador tiende a mantener el
patrimonio reservado como una medida de protección por ser por regla general el cónyuge
más débil dentro del matrimonio.
Es un tema complejo, sin duda, por consiguiente son varios los aspectos que deben ser
analizados para alcanzar la mejor decisión que permita a ambos cónyuges ejercer las mismas
facultades sin encontrarse luego de pactar la sociedad conyugal supeditados a disposiciones
arbitrarias. En nuestra opinión, si queremos erigir una sociedad más igualitaria es preciso
eliminar el patrimonio reservado, pues se transforma en un verdadero privilegio para el
cónyuge que tenga derecho a él, así las cosas, resulta absolutamente cuestionable preservar
esta institución desde una perspectiva de igualdad entre cónyuges y del interés familiar.
El patrimonio reservado representa un quiebre a las bases que definen la existencia de la
sociedad conyugal: una pareja ha definido un plan de vida juntos, formalizan su unión
mediante el matrimonio y deciden extender esta comunidad de vida también al plano material
32
BREGA(2015), p.16
CORRAL ( 2011).
34
Informe elaborado por la Comisión permanente de Constitución, Legislación y Justicia de la Cámara de
Diputados. (2012)
33
25
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compartiendo los bienes que juntos o durante la vida en común van adquiriendo. Mantener
al margen de esta comunidad económica todo aquello que uno de los cónyuges adquiere
como resultado de su actividad laboral remunerada constituye, por definición, lo contrario.
De hecho, precisamente la protección de la independencia económica de los cónyuges que
así lo requieren y definen se encuentra amparada en el régimen de separación de bienes en
que –como es sabido- no llega a constituirse ningún patrimonio conjunto pues los cónyuges
han decidido que su vínculo personal y afectivo no se extienda al plano de los bienes
materiales.35
Es por ello que a nuestro modo de ver, una mejor solución es asegurarse a que ingrese a
la sociedad todo lo que los cónyuges produzcan en razón de su trabajo tanto del marido como
la mujer quienes deberán coadministrar los bienes que en ella se tengan, ya sea existiendo un
solo cónyuge administrador, quien será elegido por los consortes en el momento de casarse,
quien igualmente necesitará la autorización del cónyuge no administrador para gravar,
enajenar, prometer y en definitiva disponer de los bienes sociales, o ejerciendo la
administración conjunta donde ambos deberán concurrir para celebrar cualquier acto o
contrato. De manera tal que al momento de disolverse el matrimonio los bienes producidos
en conjunto se dividan por mitades. Y que los bienes propios de cada uno mantenga una
administración separada, así cada uno puede ejercer su facultad de administrador sobre los
bienes en que posee titularidad.
Cabe hacer presente que, instaurar un sistema más igualitario como el que proponemos
no está exento de que puedan utilizarse medidas de protección a favor del cónyuge más débil,
así es como es perfectamente posible de que en caso de mala administración, se pueda pedir
la separación judicial de bienes, o modificar el régimen de sociedad conyugal por el régimen
de separación de bienes y en caso de disolución del vínculo matrimonial, el artículo 61 de la
Ley de Matrimonio Civil se hace cargo de proteger al cónyuge que como consecuencia de
haberse dedicado al cuidado de los hijos o a las labores propias del hogar común, no pudo
desarrollar una actividad remunerada o lucrativa durante el matrimonio, o lo hizo en menor
medida de lo que podía y quería, tendrá derecho a que, cuando se produzca el divorcio o se
declare la nulidad del matrimonio, se le compense el menoscabo económico sufrido por esta
causa. Siendo de esta manera, innecesario mantener el patrimonio reservado, sin embargo,
como ya señalamos es un tema complejo y que ningún boletín se atreve a suprimir, ni siquiera
el más reciente (10421-18) pues éste sugiere mantener la figura del patrimonio reservado
extendiéndola hacia el marido no administrador.
2.4 HABERES
35
MATURANA (2011), P. 9
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De todas formas, nos queda la duda si se mantienen los patrimonios reservados, ¿Qué
administraría el cónyuge administrador? Sobre esta materia las posturas son diferentes por
un lado, el proyecto de ley ingresado por mensaje presidencial distingue entre el haber social
y el haber propio, eliminando el haber relativo que rige en la legislación actual, por tanto
dichos bienes que formaban el haber relativo entrarían a integrar los bienes propios de cada
cónyuge. El proyecto de ley 7.727-18, por el contrario no elimina el haber relativo. A nuestro
juicio mantener el haber relativo no es necesario, apoyamos la propuesta presidencial toda
vez que está compuesto por el dinero que cualquiera de los cónyuges aportare al matrimonio,
o durante él adquiriere36, La parte del tesoro que según la ley pertenece al que lo encuentra37,
Las donaciones remuneratorias muebles, cuando el servicio prestado no da acción en contra
de la persona servida38, los bienes muebles adquiridos a título oneroso durante la sociedad,
cuando la causa o título de la adquisición ha precedido a ella39. Dichos bienes como
señalamos anteriormente, entran al haber de la sociedad administrándolos actualmente el
marido, pero que al momento de la disolución de la sociedad conyugal dan derecho a que
ésta le recompense a cada cónyuge lo que recibió a título de haber relativo. Entonces, creemos
que una forma de simplificar la normativa es que derechamente estos bienes no pasen al haber
social sino que pasen a integrar los bienes propios de cada cónyuge los cuales administraran
separadamente, pero que los frutos que aquellos produzcan deberán entrar al haber absoluto
o según la propuesta al haber único de la sociedad, para que el cónyuge administrador o
ambos si se adopta la administración conjunta, administren.
El haber absoluto o único estará compuesto por los bienes señalados en el artículo 1725
del Código Civil, pero se agregaran a él los frutos de las cosas que administre separadamente
el cónyuge no administrador y que se devenguen durante el matrimonio y todo lo que con
ellos se adquiera; El aporte que el patrimonio reservado del cónyuge no administrador deba
hacer a las necesidades de la familia común, en proporción a sus facultades (esto se agrega
para explicitar la obligación de ambos cónyuges de proveer a las necesidades de la familia y
para compensar la disminución de los bienes de la sociedad conyugal, al eliminarse su haber
relativo); y las cosas fungibles y especies muebles que cualquiera de los cónyuges adquiriere
durante el matrimonio40.
En definitiva, los cónyuges administradores o el cónyuge administrador si es individual,
tiene bastante que administrar y la normativa propende a que se cumpla el fin de la sociedad
conyugal que es mantener la solidaridad familiar, formando un haber social del que marido
y mujer deben aportar para hacerlo crecer, respetando asimismo la igualdad entre los
36
Artículo 1725 Nº3, DFL Nº 1 de 2000
Artículo 1731, DFL Nº 1 de 2000
38
Artículo 1738, DFL Nº 1 de 2000
39
Artículo 1736, DFL Nº 1 de 2000
40
Informe elaborado por la Comisión permanente de Constitución, Legislación y Justicia de la Cámara de
Diputados. (2012)
37
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cónyuges. Pero toda esta igualdad y solidaridad matrimonial se desvanece si mantenemos el
patrimonio reservado, se requiere modificar la propuesta que pretende otorgar dicho derecho
al cónyuge no administrador. En un régimen de igualdad de derechos y solidaridad
patrimonial no corresponde consagrar el derecho de ninguno de los cónyuges a reservar para
sí y excluir del patrimonio social el producto de su actividad laboral remunerada, pues para
ello se dispone de otros regímenes de bienes41.
3. CONSIDERACIONES FINALES
En conclusión, luego de revisar y confrontar los problemas jurídicos que enfrenta nuestra
sociedad conyugal con lo que pretende ser la nueva legislación aplicable, consideramos que
las normas que se encuentran en discusión parlamentaria en su mayoría se dirigen a buen
puerto, toda vez que abordan los tópicos que atentan contra las normas arbitrarias más
evidentes que existen entre marido y mujer. Ciertamente estas normas se dirigen a la
dirección correcta, pues nada justifica mantener las normas del Código Civil que impiden,
por ejemplo, a la mujer casada bajo el régimen de sociedad conyugal, administrar sus bienes
propios, y entregarle tal facultad a su marido, quien, por su parte, actúa en su patrimonio
propio sin restricciones42.
Sin perjuicio ello, cabe hacer presente que hay aspectos de los proyectos presentados que
causan más dudas que certezas, y con ello nos referimos a la institución de patrimonio
reservado. ¿Por qué mantener esta institución cuando el legislador plantea tener como
objetivos establecer la igualdad entre hombre y mujer en la sociedad conyugal a fin de
equiparar sus facultades, velando por ejercicio de todas sus capacidades y derechos? A
nuestro juicio mantener esta institución sería continuar con una distribución desequilibrada
de los poderes de los cónyuges, en el mismo sentido, la profesora Lathrop advierte que si la
mujer es administradora de la sociedad conyugal, para ella la sociedad es de comunidad, pero
para el marido que no administra, sería un régimen híbrido entre comunidad y separación de
bienes porque si al que no administra no le conviene la administración de su cónyuge, puede
renunciar a los bienes de la masa común y quedarse con lo que haya recibido de los bienes
separados y de los bienes propios, entonces este régimen sería de separación y no de
comunidad. Además, el cónyuge no administrador sólo respondería por los bienes sociales
por la mitad de sus gananciales43. En definitiva, el mantenimiento del patrimonio reservado
en realidad no persigue fortalecer la comunidad familiar sino prepararla para el estado de
crisis.
Por otro lado, esperamos que el debate parlamentario se agilice no siendo posible que en
el año 2016 se conserven disposiciones que afectan a tantos chilenos, la sociedad conyugal
41
MATURANA (2011) P. 11
ORREGO (2008), P. 9
43
Noticia extraída de Colegio de Abogados de Chile.
42
28
Estudios Jurídicos Democracia y Justicia, Año 5, Nº 5, 2016, pp. 10-31.
“HACIA UNA NUEVA Y MÁS IGUALITARIA SOCIEDAD CONYUGAL”
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es de hecho, el régimen patrimonial mayormente adoptado por los chilenos que deciden
casarse año a año, así lo demuestran las estadísticas del Servicio de Registro Civil e
Identificación, alcanzando los matrimonios con régimen de sociedad conyugal hasta Julio de
2015, una cifra de veintiún mil trescientos once matrimonios, dentro de un total de
treintainueve mil novecientos diez matrimonios celebrados. Pero al mismo tiempo es a su
vez el régimen matrimonial mayormente modificado por los cónyuges. Siendo común que se
reemplace la sociedad conyugal que se pactó al momento de casarse por el régimen de
separación de bienes alcanzando hasta julio de 2015 una cifra de tres mil cuarenta y cuatro
modificaciones dentro de un total de tres mil cincuenta matrimonios44. Y además no solo es
el régimen mayormente adoptado y modificado sino que además tiene preponderancia por
sobre los otros regímenes matrimoniales contemplados por el Código Civil, pues el legislador
ha instaurado la sociedad conyugal como régimen supletorio legal en el caso de que los
cónyuges no pacten expresamente la separación total de bienes 45. Por lo que su reforma se
hace necesaria.
Si bien, aun no tenemos certeza acerca de cuál será el resultado de las reformas propuestas,
esperamos que incluyan la proposición del profesor Fueyo, quien compartió hace más de 25
años que la sociedad conyugal debe conjugar tres factores en dosis adecuadas, sin
sobrevalorar ninguno de ellos: la unidad o comunidad de intereses, la personalidad individual
de los cónyuges y el interés legítimo de terceros46. De tal manera que las parejas que decidan
casarse puedan optar por un acuerdo que sea apropiado a estilos de vida, actividades y
recursos, y que obviamente respete al mismo tiempo los derechos esenciales de cada
cónyuge.
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las mujeres en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos” publicado en “El
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Una exploración al valor del trabajo y la calidad del empleo en Chile” Fundación Sol
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Humanidades, Ciencias Jurídicas y Sociales, de la Universidad de Las Américas
(Santiago de Chile, Año 4, Volumen único), p. 62
44
Estadísticas obtenidas de la página web del Registro Civil e Identificación.
Artículo 135, DFL Nº 1 de 2000
46
FUEYO (1984), P. 8
45
29
Estudios Jurídicos Democracia y Justicia, Año 5, Nº 5, 2016, pp. 10-31.
“HACIA UNA NUEVA Y MÁS IGUALITARIA SOCIEDAD CONYUGAL”
Valentina Morales Castro
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MATURANA KESTEN, Camila (2011): “Comentarios de corporación humanas
sobre Mensaje presidencial que modifica el Código Civil y otras leyes regulando el
régimen patrimonial de sociedad conyugal (Boletín Legislativo Nº 7567-07) Moción
que modifica Código Civil y otras leyes en el régimen de sociedad conyugal (Boletín
Legislativo Nº 7727-18)”.
ORREGO ACUÑA, Juan Andrés (2008) “Visión crítica de la sociedad conyugal y
algunos fundamentos del principio de protección al cónyuge más débil”, Artículo
publicado en “Estudios de Derecho Civil III”, Jornadas Nacionales de Derecho Civil,
Valparaíso, Alejandro Guzmán Brito (editor científico), Santiago de Chile, Legal
Publishing, p. 2-9
30
Estudios Jurídicos Democracia y Justicia, Año 5, Nº 5, 2016, pp. 10-31.
“HACIA UNA NUEVA Y MÁS IGUALITARIA SOCIEDAD CONYUGAL”
Valentina Morales Castro




RAMOS PAZOS, René (2010): Derecho de Familia, 7°edicion (Santiago, Editorial
Jurídica de Chile), tomo I.
RODRIGUEZ GREZ, Pablo (1996) Regímenes matrimoniales ( Santiago, Editorial
Jurídica de chile)
SCHIMIDT HOTT, Claudia (1995): Nuevo régimen matrimonial ley 19.335,
analizada y comentada. (Santiago, Editorial Conosur)
TRONCOSO LARRONDE, Hernán (2010): Derecho de Familia, 10° edición
(Santiago, Editorial Lexis Nexis).
Normas jurídicas citadas:



Decreto ley Nº 328, que modifica las disposiciones vigentes sobre la capacidad legal
de la mujer. Diario oficial, 12 de marzo de 1925
Decreto con fuerza de ley Nº1 que aprueba texto oficial de Código Civil, publicado
Diario en Oficial, 16 de mayo de 2000.
Ley Nº 18.802, sobre reforma de Código Civil que elimina la incapacidad relativa de
la mujer casada bajo el régimen de sociedad conyugal. Diario Oficial, 9 de junio de
1989.
Proyectos de ley:

Boletín N° 7567-07 (2011): Modifica Código Civil y otras leyes, regulando el
régimen
patrimonial
de
sociedad
conyugal.
Disponible
en:
https://www.camara.cl/pley/pley_detalle.aspx?prmID=7957

Boletín Nº 10421-18 (2015): Modifica el Código Civil para establecer la
administración conjunta de la sociedad conyugal, o exclusiva del marido o de la
mujer.
Disponible
en:
https://www.camara.cl/sala/verComunicacion.aspx?comuid=16426&formato=pdf
Boletín Nº 9300-07 (2014): Faculta a contrayentes para pactar, en el acto del
matrimonio, la administración de la sociedad conyugal por la cónyuge y, establece
principio de igualdad ante la ley de los cónyuges, como criterio hermenéutico de
aquel
régimen
patrimonial.
Disponible
en:
http://www.senado.cl/appsenado/templates/tramitacion/index.php?boletin_ini=9300
-07

31
Estudios Jurídicos Democracia y Justicia, Año 5, Nº 5, 2016, pp. 10-31.
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