INFORME PUBLICACIÓN DAPHNE II. VIOLENCIA FILIO PARENTAL: MENORES QUE AGREDEN A SUS PADRES INDICE: Págs. Introducción 2 Revisión Teórica 3 Aplicación buenas prácticas 9 Intervención desde la Prevención primaria: Programa de competencias parentales 10 Intervención desde la Prevención secundaria: Guía de detección temprana 16 Intervención desde la Prevención terciaria: Programas de intervención: La intervención desde un modelo cognitivo conductual y un modelo de intervención sistémica 20 Presentación de casos Caso 1 Colonia San Vicente Ferrer Caso 2 Asociación Arcos de Altea Caso 3 Cínica Mediterránea de Neurociencias Caso 4 Centro de Reeducación de Menores Jaume I Caso 5 Centro di Solidarietá di Reggio Emilia 36 43 50 54 60 1 INTRODUCCIÓN La ASOCIACIÓN ALTEA ESPAÑA PARA LA INVESTIGACIÓN Y FORMACIÓN EN LA ACCIÓN SOCIAL es una organización sin ánimo de lucro, constituida en junio de 1996, entre cuyos objetivos se encuentran: √ la formación permanente de profesionales y voluntarios desarrollan su actividad en distintos ámbitos de la Acción Social. que √ la promoción de líneas de investigación que ayuden a mejorar la calidad de los servicios prestados en dicho ámbito. La Asociación Altea-España constituye una red que hace posible el intercambio de experiencias entre profesionales de la acción social. Esta red permite la gestión de programas europeos que tratan de luchar contra las desigualdades sociales en la infancia, adolescencia y juventud, posibilitando el desarrollo de acciones de investigación, formación e integración profesional en un entorno intercultural europeo. La asociación Altea-España, durante 2007 y 2008, promovió un proyecto de investigación en el marco del programa europeo Daphne II, dedicado a prevenir y combatir todos los tipos de violencia hacia los niños, adolescentes y mujeres, así como a proteger a las víctimas y a los grupos de riesgo. Dicho proyecto, titulado “Violencia Intrafamiliar: Menores que agreden a sus padres”, tuvo una duración de un año, colaborando en él profesionales y asociaciones de intervención con menores y sus familias de siete países de Europa (España, Alemania, Francia, Italia, Polonia, Portugal y Reino Unido). En España se trabajó en la Comunidad Valenciana y se contó con la colaboración de la Conselleria de Bienestar Social y la Secretaría Autonómica de Justicia e Interior de la Generalitat Valenciana, con la Universidad de Alicante y con las asociaciones de acción social Emaús y Arcos de Altea. 2 REVISIÓN TEÓRICA 1. Definición del problema Entendemos por violencia filio-parental todo acto realizado por los hijos contra sus padres, tutores o guardadores, con la finalidad de utilizarlos o tiranizarlos. Con esta actuación los hijos buscan causar daño y/o molestia permanente, utilizando la incomprensión como axioma; amenazan o agreden para dar respuesta a un hedonismo y nihilismo creciente; muestran conductas de desapego transmitiendo a los padres que no les quieren. 2. Síntesis de la base teórica de la que partimos ¿Qué hay en la base del comportamiento de los menores que agreden a sus padres? Respecto de la presencia o ausencia de factores genéticos hay autores que sostienen que está constatada la ausencia de dichos factores en los agresores a los padres. Se trata, por tanto, de una conducta que no tiene su raíz en lo biológico (no existen causas biológicas que determinen la aparición de esta conducta específica), sino causas de tipo ambiental inmediato o general. (Chartier, 2000) Sin embargo hay autores como Vicente Garrido que relacionan este tipo de comportamiento (en su grado extremo) con la psicopatía. A juicio de este autor, “la psicopatía tiene un componente hereditario que es difícil de determinar y que sin duda variará en los individuos. Pero promediando las estadísticas, podemos decir que el 50% de esa condición puede deberse a la herencia que recibe. Ahora bien nadie debe pensar que hay un < gen de la psicopatía>; una condición compleja como esta ha de ser el producto de la acción combinada de muchos genes actuando al unísono. Ahora no sabemos de qué modo esa combinación genética lleva a moldear determinados aspectos del funcionamiento cerebral, ni cómo éste va a producir el estilo de comportamiento que definimos como propio del psicópata. Hemos de reconocer esta laguna en nuestro conocimiento con humildad: hay un largo trecho entre el ADN de una persona y su conducta perdurable de aprovecharse de los otros, de mentirles, de manipularles. Sin embargo resulta apasionante revisar alguno de los datos que se han recogido en la investigación reciente del cerebro de los psicópatas. Por ejemplo, si analizamos las formas en que las personas procesan el lenguaje, vemos que los no psicópatas reaccionan ante palabras cargadas de emoción (amor, odio, madre, dolor) con una rapidez e intensidad que no muestran los psicópatas. Estos responden igual ante esas palabras que ante otras desprovistas de carga emocional (ventana, silla). Otro tipo de estudio muestra la dificultad de los psicópatas para procesar las emociones. Cuando se hace un escáner cerebral y se mide la cantidad de sangre que llega a su cerebro (en concreto a los lóbulos temporales), los psicópatas muestran una mayor actividad que los no psicópatas en tareas que requieren que tomen decisiones que implican palabras cargadas emocionalmente…, lo que significa que requieren una mayor actividad cerebral. 3 ¿Por qué esas dificultades con las emociones? No lo sabemos, pero lo que creemos en la actualidad es que esa tarea emocional procede de una diferencia neurológica heredada, que muy probablemente pueda ser – al menos hasta cierto punto- compensada por el ambiente y la educación que reciba de niño.”1 No obstante lo indicado anteriormente, las teorías que más se mantienen en la actualidad sostienen la existencia de una interacción herencia–aprendizaje (factores biológicos – factores ambientales). Las diferencias las encontramos en el peso que se da a unos y otros factores por los distintos autores. En nuestra opinión, el peso de los factores hereditarios es menor que el de los factores ambientales en lo referente a la aparición de comportamientos agresivos, pues la herencia genética supone una tendencia que puede ser desarrollada o modificada por el ambiente. Como mantiene Javier Urra “El saber que existe un temperamento innato puede aliviar a los padres de la tensión que supone pensar que no son responsables al cien por cien de la personalidad de su hijo (lo que no quiere decir que no influyan y mucho)”2 Lo que sí es necesario erradicar de raíz es el falso determinismo que acompañan a algunas teorías biologicistas, dado que en ningún caso se debe confundir herencia con inmutabilidad. El perfil del hijo agresor: En general se trata de adolescentes varones, con edades entre los 12 y los 18 años, con especial densidad porcentual entre los 15 y los 17. Es de destacar el escaso porcentaje de mujeres, alrededor de un 10 % en la actualidad, y la diferencia cualitativa de las agresiones por ellas protagonizadas. En los varones, las agresiones son más “primarias”, más brutales desde el punto de vista físico, llegan a extremos más intensos de violencia física. Por su parte, las acciones protagonizadas por las chicas se caracterizan por un carácter psicológico más “refinado”, se atienen menos a lo físico y más a lo mental y a los sentimientos, y hacen gala de un refinamiento emocional que en muchas ocasiones llega a afectar seriamente al equilibrio psíquico de los progenitores. Las madres son las víctimas principales de estas agresiones. Las explicaciones a esto son obvias: percepción de una mayor debilidad física en ellas; más tiempo de contacto de los hijos con la madre que con el padre. También hemos señalado que los niños, adolescentes y jóvenes agresores de sus padres pertenecen a familias “normalizadas”, de clase media y alta, de lo cual se puede deducir que es en un entorno claramente favorable desde el punto de vista económico, cultural y educativo donde fructifican mayoritariamente estas conductas. 1 Garrido Genovés, V. Los Hijos tiranos. El síndrome del emperador. 5º reimpresión. Barcelona, Ed. Ariel, 2005. pp. 100-102. 2 Urra, Javier. El pequeño dictador: cuando los padres son las víctimas. Madrid, Ed. La esfera de los libros. 2006 4 Podemos decir que el perfil de los adolescentes agresores se articula en tres grandes bloques que no son excluyentes entre sí, sino que pueden darse rasgos de todos ellos en el agresor. - Hedonistas-nihilistas Constituyen el grupo más amplio de agresores. Para ellos la primacía es la satisfacción del propio interés, independientemente de cuál sea y de las vías para conseguirlo. Educados en la autosatisfacción, la ausencia de responsabilidades y de exigencias, crecen con la idea de que ellos son “únicos” y llegan a no tener conciencia de la existencia de reglas morales que regulan la convivencia. Los demás son sólo un instrumento para la satisfacción de sus deseos y cuando se resisten a serlo, son un obstáculo con el que hay que enfrentarse e incluso acabar. Niegan que haya pautas de comportamiento exteriores a ellos o que recorten la primacía de lo individual. No aceptan que haya otros puntos de vista o necesidades que cubrir que no sean las propias. Llegan a considerar el domicilio paterno (en el que se encuentran) como un alojamiento con todas las ventajas y ninguna exigencia que cumplir. En buen número huyen de cualquier actividad educativa o formativa. Suelen coincidir con grupos formados por individuos con su mismo sistema de vida, “los colegas” con los que el joven establece un vínculo que toma prioridad por encima de los vínculos familiares y llegan a ser unos auténticos déspotas para con sus padres, a quienes incluso llegan a cambiarles las cerraduras del domicilio, con los que les impiden el normal acceso. - Patológicos En algunos de los agresores encuadrados aquí nace la agresividad por una mala o incorrecta asimilación de las relaciones de amor-odio materno-filiales (más allá de los celos edípicos), estableciéndose un cuadro de ansiedad de separación con alta inseguridad y baja autoestima que media en la futura conducta violenta. Además, con el tiempo, pueden llegar a estar dominados por la dependencia de la droga, lo que les lleva a una creciente necesidad de dinero que debe ser satisfecha con la extorsión a los padres, el robo de los bienes familiares, etc. Algunos autores entienden que detrás del comportamiento de los menores que agreden a sus padres existe un problema psicopatológico. En concreto se habla de un trastorno antisocial de la personalidad e incluso de una psicopatía. El diagnóstico del trastorno antisocial de la personalidad exige que la persona en particular posea al menos tres de las siguientes características: 1. Incapacidad para cumplir con las leyes y normas de la sociedad. 2. Engaño y manipulación. 3. Impulsividad, (es decir, actuar sin pensar en las consecuencias). 4. Irritabilidad y agresividad. 5. Despreocupación temeraria por la propia seguridad o la de los demás. 6. Irresponsabilidad, huida de las obligaciones. 7. Falta de remordimientos o sentimientos de culpa por haber herido, maltratado o dañado de alguna forma a otras personas. Sin embargo, la personalidad antisocial llega a ser mucho más peligrosa si se acompaña de rasgos que son propiamente descritos como pertenecientes al 5 trastorno conocido como psicopatía. En opinión del profesor Vicente Garrido el psicópata tiene rasgos de personalidad que lo diferencian del trastorno antisocial de la personalidad como son: 1. Encanto peculiar (falso, superficial) que oculta un ego de gran intensidad. Convencimiento oculto de que uno es muy superior a los otros. 2. Incapacidad de sentir las emociones morales básicas (compasión piedad, amor...). El otro es alguien que puede contabilizarse como un obstáculo o un recurso a favor de sus propósitos, pero no como alguien con el que expresarse como ser humano. - Con violencia aprendida Estos casos materializan el principio de que “la violencia engendra violencia”. Quien desde niño percibe que las situaciones de poder se basan más en la posesión de los medios para imponerla violentamente y que a la postre es la violencia el único camino para prevalecer, no llega a tener conciencia de que hay otros procedimientos, y cuando su edad y su físico se lo permiten, se dedica a “imponer su ley” tal y como ha visto desde antes que en su entorno familiar otros han procedido. En este caso, el hecho de que el padre agreda a la madre ante el hijo pequeño, o que el padre o la madre maltraten porque antes sufrieron maltrato son circunstancias que hacen que el niño interiorice el uso de la violencia contra los padres como instrumento eficaz y procedimiento de “diálogo”. A esto también contribuye el hecho de que haya padres que en situaciones de pérdida de equilibrio exterioricen conductas violentas. Es posible que además del factor de modelamiento, exista también un factor genético de base. A grandes rasgos, podemos encontrar varias confluencias en los perfiles descritos como: desajustes familiares; desaparición real o metafórica del padre varón (dejación de sus funciones paternas o despreocupación hacia su desempeño); conducta agresiva del niño, iniciada en edades más tempranas por desplantes, negaciones y actitudes violentas hacia los padres y los adultos; hijo único o varón único en el domicilio de los padres porque sus hermanos o hermanas más mayores ya lo han abandonado. En la mayoría de los casos el agresor no niega su condición de tal o su participación en los hechos, aunque la frialdad y el realismo con que lo narran sobrecoge. Etiología de las conductas violentas No creamos que es un tópico. Este tipo de conductas infantiles nace de unos factores muy claros: los niños crecen en un entorno donde nadie es capaz de poner coto a sus apetencias y delimitarles los márgenes de lo permitido. Es decir, los padres no saben decir que “NO”. Este “NO” no implica la violencia con que a veces los padres acostumbran a acompañar sus decisiones para que los hijos las acaten (esta violencia colaborará a que el hijo la interiorice como sistema para lograr que otros acaten su voluntad). (Naouri, 2003) Factores sociales En principio, existe una causa general: nos guste o no confirmarlo, vivimos en una sociedad excesivamente permisiva donde parece que no tiene que haber normas y que todo debe estar permitido en aras de una libertad que no quiere saber de responsabilidades. Este es el entorno “global” difícilmente controlable 6 por los padres pero que hay que tener en cuenta. La permisividad aludida, que lleva a la satisfacción de todos los deseos independientemente de cuáles sean, crea en los niños el convencimiento de que todos sus deseos deben cumplirse y cuando no, hay que rebelarse violentamente contra quienes les ponen coto, los padres. A ello debemos unir que se tiende a delegar la tarea educativa al mundo del ocio, sobre todo el ocio comercializado, cuando lo que hay que hacer es compartir ese ocio del hijo. En este sentido, afirmamos que la práctica extendidísima de dejar que el televisor “se encargue” de vigilar y mantener entretenidos a los hijos es muy negativa siempre que sea el único recurso de los padres y que éstos no compartan con sus hijos, con un diálogo activo y creativo, la visión de programas específicamente infantiles (parece claro que si la televisión y el mundo de la imagen está muy presente en el mundo actual, el niño debe ser educado por sus padres para acercarse a ellas de un modo correcto). Esta delegación parece más frecuente en hogares fragmentados. Otros factores sociales serían también: . El cuerpo social ha perdido fuerza moral (desde la corrupción no se puede exigir), produciéndose una evidente carencia de valores. . Una sociedad que pierde de forma creciente su responsabilidad. Todo se quiere alcanzar sin esfuerzo. . Grandes cambios en la vida de los niños. Pasan demasiado tiempo solos. Los adultos vivimos contra reloj. Hemos perdido los tiempos dedicados al diálogo, a la escucha… . Las modificaciones en la estructura familiar han supuesto cambios importantes en las relaciones padres hijos: - Familias con uno o dos hijos a los que no puede faltar nada material. - Desestructuración de parejas llevadas de forma conflictiva en las que, en ocasiones, se utiliza al niño como “arma arrojadiza” contra el otro cónyuge. - Nuevas configuraciones familiares: parejas compuestas por uniones que aportan hijos de anteriores uniones, parejas homosexuales… - Aumento de familias monoparentales, en las que se observa soledad, sobreprotección… . Inexistencia de foros de comunicación social. Se vive hacia dentro de las propias familias. Disminuyen los espacios de comunicación y reflexión entre familias y entre jóvenes. Podemos hablar de una disminución importante de redes sociales. Factores pedagógicos: - Señalaríamos entre ellos los siguientes: Las diferencias educativas entre los padres y los hijos, debido a los diferentes modelos educativos en los que han crecido. El aumento de la desconfianza recíproca entre padres y maestros o la falta de reconocimiento social de la escuela. Delegación de las funciones parentales: Los padres no ejercen su labor. Se ha dejado de inculcar lo que es y lo que debe ser. Faltan criterios educativos estables. Se intenta compensar la falta de dedicación con la excesiva permisividad, incluso con la defensa a ultranza, ante profesores u otros adultos, de comportamientos inadecuados. 7 - - - Falta de reconocimiento de la autoridad. Hay padres que no sólo no se hacen respetar, sino que menoscaban la autoridad de los maestros, de la policía, o de otros ciudadanos cuando, en defensa de la convivencia, reprenden a sus hijos. Los roles parentales clásicamente definidos se han diluido, lo cual es positivo si se comparten obligaciones y pautas educativas, pero resulta pernicioso desde el posicionamiento de abandono y desplazamiento de responsabilidades. Atonía social y delegación de obligaciones: Hay miedo, distintos miedos: el del padre a enfrentarse con el hijo, el de la madre a enfrentarse con padre e hijo, el de la sociedad a recriminar a los jóvenes cuando su actitud es de barbarie. Esta situación deriva a la delegación de las funciones parentales, educativas y correctivas en la policía, jueces… En muchos casos la inmadurez personal o como pareja de los padres va en detrimento de sus responsabilidades educativas. A ello acompaña a menudo la falta de implicación y responsabilidad en el crecimiento de los niños, el no compartir el tiempo con ellos con la excusa de que no se tiene tiempo o se está excesivamente cansado o alterado por las exigencias profesionales y el no ponerle límites al hijo, o bien por el convencimiento de que ello es contraproducente pues “la represión o contravenirle las apetencias puede crearle traumas” o por miedo a no saber cómo hacerlo (no olvidemos que “el oficio de padre no se enseña, lo vamos aprendiendo poco a poco, aplicando el sentido común y las pautas de que el niño debe ser guiado para que en su maduración aprenda a dirigirse a sí mismo”). (Rodríguez, 2004). Añadamos otros aspectos: no corregir desde el principio las conductas agresivas de los hijos, reírse de ellas como si fuesen una “gracia” del niño, cosa que en ocasiones hacen los padres y adultos, refuerza su conducta violenta, pues es errónea aunque tal vez no conscientemente “premiada”. Los niños a quienes los padres no han puesto límites se convierten en niños malcriados en la primera infancia, pues son incapaces de controlarse y de entender la existencia de los demás con lo que esta existencia tiene de restrictivo para los deseos y acciones propias. Cuidado con las cóleras y las pataletas del niño, no hay que admitirlas pues pueden convertirse en su forma predilecta de expresión más “cómoda”, pues al ver que causan incomodidad en los padres son entendidas por el niño como un “arma” muy efectiva. A partir de esas pataletas puede enzarzarse en discusiones en las que pretenda la satisfacción de sus deseos, o plantear desafíos. Algunos de ellos pueden ser rehusar cumplir sus obligaciones, molestar deliberadamente, acusar (a los hermanos, primos o amigos, a la madre ante el padre o al padre ante la madre); mostrarse muy susceptible o fácilmente molestable, y muy obstinado, rencoroso o vengativo. Como vemos, todos estos comportamientos conforman una conducta en la que prevalece el egoísmo del propio interés y la conducta agresiva frente a quienes no ceden a ellos. Grandes errores en la vida actual están en el origen de la violencia de los hijos contra los padres: la falta de valoración y de respeto a los demás; una cultura del ocio poco creativa que nos convierte en consumidores pasivos; habitual consumo excesivo de alcohol y posible consumo de drogas que afecta a los adolescentes cuando no son capaces de autocontrolarse; ausencia de conversaciones entre padres e hijos; la pérdida de límites y de noción de autoridad de muchos menores; y no son menos importantes la primacía del 8 máximo hedonismo como meta vital inmediata y la violencia general del contexto social. APLICACIÓN BUENAS PRÁCTICAS Como hemos mencionado anteriormente, durante 2008, nuestro proyecto de investigación “Violencia Intrafamiliar: Menores que agreden a sus padres” se concluyó con unas recomendaciones que denominamos BUENAS PRÁCTICAS. En este nuevo proyecto se han puesto en marcha algunas de esas recomendaciones y en base a los resultados obtenidos se concretan los siguientes aspectos que consideramos de especial relevancia para la correcta atención a los casos de violencia filio parental: 1. Necesidad de elaborar un Programa Integral de acción que permita actuar simultáneamente desde los tres niveles de prevención: primaria, secundaria y terciaria. De esta manera se constituiría un continuo de acciones que permitiría trabajar la eliminación o reducción de factores desencadenantes de la aparición de casos de violencia filio parental, se llevaría a cabo el establecimiento de medidas que garantizaran la detección e intervención temprana, así como intervención sobre aquellos menores y familias que presenten patrones de conducta de violencia filio parental ya consolidados y graves. 2. Para la puesta en marcha de este Programa Integral se hace necesario garantizar la implicación en el mismo de los distintos sistemas que participan en la atención a la infancia y juventud. Especial relevancia tiene el sistema educativo que sin duda se presenta como un espacio privilegiado para la detección e intervención temprana sobre los casos de violencia familiar. 3. Necesidad de la intervención conjunta de los distintos sistemas de atención a la infancia y adolescencia, esencialmente el sistema escolar, sanitario y de servicios sociales generales y especializados. Sin duda se requiere de la intervención en un mismo momento de la aplicación de diferentes programas y recursos que pertenecen a distintos sistemas de atención. Deben evitarse las dinámicas de trasvase de casos “este caso debe ser atendido desde otro sistema”. Por el contrario, debemos caminar hacia la existencia de programas y servicios mixtos cuya confluencia permita una mejor atención a los casos de violencia filio parental. 4. Para la correcta definición del problema y por tanto de las acciones a llevar a cabo y para definir los servicios/programas que deben participar así como las fórmulas de coordinación, se hace necesario trabajar tomando como punto de partida la elaboración de un Plan de Caso diseñado con la participación de los profesionales que han de intervenir con independencia del sistema al que pertenezcan (sanidad, educación, servicios sociales…). Elaborar sistemas de programación de las acciones y evaluar los resultados obtenidos se convierte en una tarea indispensable para mejorar la eficacia y eficiencia de nuestras acciones. 5. Debemos considerar como indispensable que la intervención en casos de violencia filio parental debe contemplar las actuaciones sobre el menor y su 9 familia. Este procedimiento debe convertirse en una estrategia básica de intervención y sólo cuando se demuestre imposible o inadecuada la misma podrá trabajarse por separado con el menor y su familia. La violencia filio parental debe entenderse en el interior de las dinámicas de relación intrafamiliar y por tanto su abordaje requiere de una perspectiva integral. Sólo de esta forma evitaremos los procesos de culpabilización de padres o de hijos y potenciaremos una vía de responsabilización de las partes en conflicto, indispensable para la solución del mismo. 6. Necesariamente hemos de contar con estrategias de intervención desde la no voluntariedad. Nos encontramos con casos, en la actualidad la mayoría, que conocemos a partir de las denuncias que se realizan, generalmente de padres a hijos y que conllevan la respuesta desde el sistema jurídico penal de menores. Como hemos podido comprobar del análisis de las intervenciones sobre casos de violencia filio parental derivados desde el sistema jurídico penal de menores, se pueden conseguir niveles de eficacia importantes involucrando en la solución del problema a las partes implicadas, menores y familia. El hecho de que un menor sea sancionado por las leyes penales no debe confundirse con que la solución del caso pase exclusivamente por la intervención sobre el menor. Desde estas ideas básicas y contando con las aportaciones de los trabajos presentados por los socios participantes en el proyecto se elabora y pone en funcionamiento el PROGRAMA DE INTERVENCIÓN INTEGRAL que a continuación se presenta desde la intervención primaria, secundaria y terciaria. Intervención desde la Prevención Primaria. Como es sabido, se trata de desarrollar acciones dirigidas a la población en general, sin necesidad de que hayan ocurrido episodios de violencia filio parental. Para ello existen múltiples programas de formación de padres, escuelas de padres, etc. que tienen la finalidad de dotar o mejorar las competencias parentales con el objetivo de eliminar o disminuir la posibilidad de que aparezcan factores de riesgo que se han estudiado como desencadenantes de la violencia filio parental y que ya hemos mencionado en las bases teóricas. Desarrollamos a continuación, algunos aspectos generales a tratar en la formación de padres como factor preventivo ante la violencia filioparental3 La sociedad de los últimos veinte años ha cambiado significativamente y con ello la familia. La sociedad actual se caracteriza por ser cada vez más diversa, heterogénea, discontinua, plural, compleja, cambiante, etc. Estas características sociales han determinado una serie de modificaciones y transformaciones en el seno familiar. Para J. Urra algunas de las características sociales y familiares que están influyendo en el aumento de la tiranía de hijos hacia padres podrían resumirse en: - Una sociedad permisiva que educa a los niños en sus derechos y no en sus deberes, donde impera el hedonismo, la cultura del placer y el relativismo y el consumismo como valores dominantes. 3 Estos aspectos han sido aportados por Silvia Martínez Amorós. Psicopedagoga de la Unidad de Atención e Intervención del Plan PREVI (Prevención de la Violencia en el ámbito escolar). 10 - - - Unos medios de comunicación que suelen ser alarmistas y difuminan la gravedad de los hechos. Por otra parte, estos medios de comunicación son utilizados por las familias como “canguros”. Hay un gran cambio en la forma de vida, ya que la incorporación de la mujer al mundo laboral hace que los niños pasen mucho tiempo solos. La estructura familiar se ha modificado: aumenta el número de familias nucleares que tienen poco contacto con otros miembros familiares, se aprecia mucha desestructuración de parejas de adultos que revierten negativamente en los hijos, no existen foros de comunicación social viviendo cada vez más hacia dentro de las casas, se observan dos extremos de familias, aquellas en los que los niños pasan mucho tiempo solos y aquellas sobreprotectoras en las que las familias acompañan en todo a sus hijos. Hay una delegación de la función educadora de las familias a otras instituciones sociales, la escuela, la policía, los jueces, los servicios sociales, etc. Estos cambios producidos vertiginosamente en un corto espacio de tiempo han ido acompañados a partir de la década de los 70, según refleja Nardone, G (2003) en sus investigaciones, de la asunción de un estilo educativo permisivo de los padres hacia los hijos y de una mayor sobreprotección en contraposición al estilo educativo autoritario asumido por la familia tradicionalmente. También lo recoge así J.M. Escudero que explica como la sociedad ha dado un giro de un esquema de relación patriarcal autoritario a otro excesivamente centrado en el niño, sin represión. Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de estilos educativos autoritarios y permisivos? Es necesario que en primer lugar describamos los estilos educativos familiares y cuáles de ellos son los que mayoritariamente se asumen en el modelo de familia actual y que a la vez correlacionan con las familias donde se producen situaciones de violencia filioparental. Para ello, nos basaremos en las investigaciones de Baumrind (1967) que fueron completadas por Maccoby y Martin (1983) quienes clasificaron los estilos educativos en función de cuatro factores: la aplicación de las normas, de la exigencia de responsabilidad, de la comunicación en el seno familiar y del afecto entre los diferentes miembros de la familia. Estos cuatro estilos son: autoritario, permisivo, autoritativo o democrático e indiferente o negligente. Además, de estos cuatro reflejaremos el estilo educativo no recogido por estos autores pero sí definidos por otros y que debido a los cambios sociológicos (reducción del número de hijos, desarrollo del estado de bienestar, aumento de la cultura del placer, etc) se dan cada vez más en nuestras sociedades. Nos referimos al estilo educativo sobreprotector. A continuación pasamos a describir brevemente los cinco estilos educativos: - ESTILO EDUCATIVO AUTORITARIO: Se caracteriza por establecer normas muy rígidas puestas desde la autoridad paterna, una exigencia de madurez muy alta, con poca comunicación familiar y poco afecto en el seno de las relaciones familiares. Las pautas educativas son 11 rígidas, estrictas, severas donde se utiliza la coacción, el chantaje emocional, ridiculizar, sobrecorregir y reprochar. El niño no es libre para expresarse y conducirse. Las investigaciones realizadas a partir de la conceptualización de Maccoby y Martin reflejan que este estilo genera en los hijos percepción de los padres como hostiles, resentimiento, fracaso en las variables de competencia social, falta de espontaneidad y de orientación propia, atribución de su conducta a fuentes externas de control, dificultad para internalizar valores morales y éticos, escasa motivación de logro, bajo rendimiento escolar, pobre ajuste socioemocional, agresividad y rebelión, ira, testadurez, venganza, rebelión, introversión y sumisión temerosa. (Moreno y Cubero, 1990) - ESTILO EDUCATIVO PERMISIVO: El estilo educativo permisivo como hemos dicho se caracteriza por un mínimo control en las normas familiares, pocas exigencias de madurez y responsabilidad a los hijos y un alto afecto en el seno familiar y en la comunicación. Este estilo está caracterizado básicamente por una falta de límites en el seno familiar, donde los niños crecen sin normas ni referentes y con la sensación de que todo vale. Las consecuencias psicológicas de estas pautas educativas favorecen que los niños sean mas abiertos y comunicativos, pero con más riesgo en el uso de drogas y alcohol, a ser más impulsivos y menos controlados, a tener resultados académicos más pobres, a tener menos percepción del riesgo y tener conductas más temerosas y combinado con otros factores a ser más agresivos y desarrollar conductas antisociales. Algunos autores como Urra, J. (2006) apuntan que los niños que se salen siempre con la suya, a los que se les dice que sí a todo lo que plantean, acaban creyendo que no son importantes para sus padres y pueden terminar convirtiéndose en pequeños tiranos. Autores como J.A. Marina dicen que este tipo de estilos educativos son peligrosos y afirma: “que un sistema educativo que dice “dejar hacer” es como un reglamento de tráfico que dijera artículo único: vaya usted por donde quiera”. - ESTILO EDUCATIVO INDIFERENTE O NEGLIGENTE: Maccoby y Martin (1983) añadieron una categoría que hace referencia a los padres no implicados en la educación de sus hijos y permisivos, para distinguirlos de los padres permisivos que sí están interesados en sus hijos. Este estilo es el más disfuncional y el que peor consecuencias tiene para los niños. Es el estilo en el que no existe un control en las normas, ni exigencias, pero tampoco existe comunicación ni afecto. No se establece un interés por el bienestar de los hijos ni por la educación de los mismos e igual se puede producir prácticas autoritarias que permisivas. Hay una indiferencia ante las actitudes y conductas del hijo. Permisividad y pasividad. Libertad sin límites. No se ofrece un estilo eficaz al que imitar. Hay ambivalencia y variabilidad. Como hemos dicho es el que peor consecuencias tiene en el desarrollo del niño y genera conductas poco adaptadas socialmente, dificultad para incluirse 12 en grupos no permisivos, sentimiento de falta de cariño, inseguridad y ansiedad, baja autoestima y autocontrol, desprecio a los educadores y a la escuela, falta de normas, dependencia, falta de respeto, egocentrismo, actitudes desafiantes. Este estilo es el que suele darse con niños/as con problemas de conducta graves y con conductas agresivas hacia los demás. El tipo de sociedad actual caracterizada por una falta de tiempo de los padres hacia la educación de sus hijos ha hecho que este estilo vaya en aumento. - ESTILO DEMOCRÁTICO O AUTORITATIVO: Este estilo responde a que haya un alto índice en las variables utilizadas: alto nivel de exigencias, normas en el seno familiar, alto nivel de comunicación y alta afectividad en las relaciones familiares. Es el estilo donde la autoridad está basada en el diálogo, en el amor, la sensibilidad, la comprensión, donde la familia es una fuente de bienestar y hay una preocupación por el bienestar de los hijos. Los padres establecen normas y van dando autonomía a los hijos conforme éstos van creciendo. Se oye su punto de vista y se negocian ciertas normas, no aquellas que son fundamentales. Se hacen cumplir las normas y se razonan y explican de forma que el niño y el adolescente van interiorizándolas porque las sienten como propias. Este estilo tiene como consecuencias para los hijos el desarrollo de personas normalmente adaptadas, con confianza en sí mismas, con un comportamiento productivo a nivel escolar, familiar, social y posteriormente, laboral. Con una autoestima ajustada, con independencia, con responsabilidad personal y con conductas socialmente valoradas. Es por ello, que las familias que desarrollan este estilo sufren menos situaciones de violencia filioparental. Como vemos es el estilo al que deberíamos tender y quizá es el que requiere más preparación y formación. - ESTILO SOBREPROTECTOR: Hemos querido añadir este estilo porque es un estilo en aumento en la sociedad actual debido a ciertas características de nuestra sociedad y que, aunque cercano al permisivo, no responde estrictamente a los patrones establecidos por éste. Muchos autores ya apuntan la existencia de este estilo y las investigaciones sobre acoso escolar valoran el estilo sobreprotector entre los factores de riesgo. Urra, J. (2006) recoge este estilo y define que las creencias de los padres sobreprotectores se basan en que éstos piensan que los chicos deben ser cuidados en todo momento, protegidos y mimados mientras vivan en el hogar de los padres y que no se exigen responsabilidades porque ya crecerán y asumirán responsabilidades cuando sean mayores. Por tanto, siguiendo los cuatro criterios establecidos por el modelo de Baurmind podríamos decir que son padres que no fijan normas, no exigen responsabilidades, hay una afectividad y una comunicación basada en el proteccionismo y aislamiento de 13 los problemas del mundo. Además, suelen ser padres que van más allá no pidiendo responsabilidades a sus hijos sino que los exculpan y fomentan la externalización en los hijos, ya que buscan siempre explicaciones causales no en la responsabilidad de los niños sino en culpables externos. Los efectos que genera este modelo según Urra, J (2006) son: genera en los hijos dependencia, falta de iniciativa, egoísmo, intolerancia, tiranía, desadaptación social. Son niños inseguros, sin autonomía, con temores, con miedos inespecíficos, tienen baja autoestima, toleran mal la frustración, no tienen sentimientos de culpa, se mueven por impulsos y buscan satisfacciones inmediatas, no son capaces de terminar actividades que conlleven esfuerzo y recibir la gratificación después. No se responsabilizan de las consecuencias de sus actos. Este estilo puede provocar dos efectos contrarios: niños inhibidos y con falta de habilidades sociales, sin capacidad para resolver problemas ya que sus padres responden y resuelven sus problemas por ellos, con lo que nos encontraríamos niños más pasivos que podrían ser objeto de acoso escolar. Y por otro lado niños agresivos que pueden ser acosadores, ya que al carecer de falta de normas y de exigencia de responsabilidades y exculpación continua por parte de sus padres, puede generar este tipo de perfil. Clásicamente las diferentes investigaciones sobre los estilos educativos han apuntado a los efectos negativos del estilo autoritario aspecto que ha fomentado que desde las diferentes instituciones educativas y desde los distintos enfoques teóricos psicoeducativos se transmitiera este estilo como necesario de extinguir llevando a fomentar otros más adecuados. Esto ha llevado a que se confunda en muchas ocasiones que un estilo educativo adecuado es aquel totalmente contrario al autoritario, es decir aquel donde no hay normas ni exigencias y sí mucho afecto y comunicación, este estilo sería el estilo permisivo. Así lo reflejan las investigaciones de Nardone, G. (2006) en las que en una muestra entre europeos se recogió que sólo el 5% de las familias siguen empleando este estilo educativo. Pero, ¿podemos pedir a las familias que sepan cuales son las estrategias más adecuadas para educar a sus hijos si los valores que se transmiten y los mensajes sociales les dicen totalmente lo contrario? Es evidente que no podemos culpabilizar a los padres sin darles las herramientas necesarias para poder formarlos. Es por ello, que se hace evidente que desde las instituciones en contacto con las familias se realice una formación a las familias, porque como señala Thomas Gordon “a los padres se les culpa, pero no se les educa” y se les exige que sepan asumir una paternidad responsable en una sociedad que no sólo no acompaña sino que presiona para que se le siga proporcionando una cultura del placer y del hedonismo a los menores. Y ¿qué podemos hacer ante esta problemática? Indudablemente formar a los padres desde las distintas instituciones y administraciones, pero básicamente desde la administración educativa, la social y la sanitaria. Sólo una intervención 14 primaria para formar a las familias podrá prevenir la intensificación de los problemas de violencia filioparental. La realización de esta tarea formativa debería abarcar tres pilares básicos que deben ser complementarios: en primer lugar, debemos aumentar la transmisión de información coherente que le llega a las familias, en segundo lugar, se tiene que fomentar la participación de las mismas en la educación de sus hijos potenciando sobre todo la implicación en la vida escolar y finalmente, se deben desarrollar estrategias más formativas a través de la creación de escuelas de padres y madres y cursos formativos dirigidos a éstos. La formación de las familias a través de la educación de los padres debe entenderse en un marco donde más allá de la formación continua de los padres/madres debe ser un punto de encuentro-reflexión con otras familias que favorezca el enriquecimiento mutuo. Es decir, debe ser un espacio para la información, formación y reflexión dirigido a padres y madres con el objetivo de ayudar a las familias con menores a su cargo a que puedan desarrollar adecuadamente sus funciones cuidadoras, educativas y socializadoras, favoreciendo la adquisición de pautas saludables de dinámica familiar que faciliten la comunicación, la convivencia y en definitiva el desarrollo integral de los menores como miembros activos y solidarios de la sociedad. (Hernández, 2006). Con el fin de fomentar el interés, la participación y la implicación de las familias la metodología por tanto, que debe seguir estas escuelas de padres, debe ser flexible, abierta, cambiante, activa, participativa, variada, dinámica… para mantener motivados a los padres y para favorecer el diálogo entre ellos. Las temáticas que debe abordar la formación a padres con el fin de prevenir la violencia filioparental serán primordialmente las siguientes: - Establecimiento de normas y disciplina positiva en el seno familiar: qué son las normas, por qué son importantes, distintos tipos de normas, criterios para establecer las normas familiares, cómo hacerlas cumplir, qué hacer si no se cumplen, supervisión de las normas en el seno familiar. - Exigencia de responsabilidad y madurez: establecer responsabilidad a los hijos/as adecuada al momento evolutivo, fomentar de la autonomía y la independencia, potenciar la madurez en los hijos/as. - Mejora de la comunicación familiar: la asertividad, la comunicación positiva ante las críticas, la escucha activa, la búsqueda de soluciones conjuntas ante los problemas, la ayuda y guía familiar. - Fomento de la afectividad en el seno familiar: el conocimiento real de los hijos/as, la expresión del afecto, la empatía, la autoestima, el fomento de expectativas positivas hacia los hijos/as. - Otras temáticas a trabajar en la formación a padres serán Educación para el tiempo libre, los estudios de los hijos/as, conocimiento de las etapas evolutivas, prevención de drogas, educación sexual, manejo del entorno que les rodea. 15 Las administraciones, los educadores, los medios de comunicación y la sociedad en general deben ser conscientes de la difícil tarea de ser padre en los tiempos actuales y que las familias no son más que actores sin un guión escrito que poder seguir que deben improvisar en muchas ocasiones bajo la intuición, la presión social y las expectativas del entorno, muchas veces contradictorias, sobre cómo deben educar a sus hijos. Es por ello, que para poder prevenir un problema tan acuciante y agudizado como es la violencia filioparental debemos fomentar la formación de las familias a través de las redes de formación a padres que deben ser promovidas por las distintas instituciones. Intervención desde la Prevención Secundaria: Guía de detección temprana Nos planteamos en este nivel dos cuestiones básicas como son la detección y la intervención temprana. Para ello hemos elaborado una Guía de detección temprana que contiene los indicadores de riesgo que en nuestro análisis de casos han aparecido con más frecuencia y que por tanto consideramos que pueden ser utilizados como detectores de una posible aparición de situaciones de violencia filio parental. De igual forma se ha indicado por cada uno de los países el procedimiento que deberá llevarse a cabo para promover una intervención temprana sobre el caso. Las estrategias de intervención son similares a las llevadas a cabo desde la prevención terciaria, adecuándolas a los distintos contextos en los que se desarrollan y por ello las describiremos en el apartado siguiente. Utilidad de la Guía Se pretende optimizar un instrumento que permita la detección temprana de los casos y su identificación a la vez que clarifique los procedimientos por los que debe canalizarse el tratamiento de los mismos. Nos encontramos ante casos sobre los que se interviene de forma muy tardía, casi siempre cuando existe una judicialización del problema (intervención desde el ámbito penal juvenil) tras denuncias de agresiones bien por parte de los propios padres o de otros profesionales. La intervención tardía y la judicialización suponen una dificultad añadida al tratamiento del problema, que debe incorporar una intervención sobre el núcleo familiar y no sólo sobre el menor. 16 Indicadores de riesgo INDIVIDUALES FACTORES PARENTALES Padre Historia de malos tratos Expediente de protección Antecedentes como autor de delitos relacionados con maltrato familiar Pobre autoestima Bajo capacidad de manejo en situaciones cotidianas (C.I. , certificado de minusvalía Pobres habilidades interpersonales Falta de capacidad empática Poca tolerancia al estrés Problemas psicológicos (fundamentado en diagnóstico) Problemas de salud mental (fundamentado en diagnóstico) Problemas de adicción a tóxicos Enfermedades crónicas/severas Madre CARACTERÍSTICAS DEL NIÑO/ JÓVEN Baja tolerancia a la frustración Apático Problemas de conducta Temperamento difícil (carácter innato) Hiperactivo Discapacidad física (fundamentado en diagnóstico) Discapacidad psíquica (fundamentado en diagnóstico) Discapacidad sensorial (fundamentado en diagnóstico) Enfermedad mental (fundamentado en diagnóstico) Enfermedad crónica Consumo de drogas Procesos delincuenciales Absentismo escolar Abandono escolar (a partir de un curso escolar) Fracaso escolar Agresividad hacia los padres Desobediencia reiterada de las normas paternas Grupo de iguales en situación de riego Aislamiento social (carece de grupo de iguales de referencia) Forma de resolución de conflictos de forma agresiva Forma de resolución de conflictos por evitación Bajo nivel de autoestima Locus de control externo (sitúa las responsabilidad de sus actos en los otros) Bajo nivel de empatía Bajo nivel de habilidades sociales (habilidades interpersonales) 17 Víctima de malos tratos Víctima de abusos sexuales Víctima de malos tratos en la escuela Protagoniza malos tratos en la escuela Hedonista - nihilista (satisfacción del propio interés por encima del otro) Impulsividad Engaño y manipulación Carencias afectivas FAMILIARES INTERACCIÓN PATERNO FILIAL Desadaptada Escasa comunicación y/o comunicación negativa Ciclo ascendente de conflicto y agresión Técnicas de disciplina coercitivas Déficit /carencias afectivas hacia el niño No transmisión de valores pro sociales (tolerancia, respeto..) Expectativas inadecuadas sobre el menor Pautas de crianza inadecuadas Modelos parentales inadecuados Dejación /delegación de funciones parentales Déficit asertividad Relaciones de apego inadecuadas Sobreprotección RELACIONES DE PAREJA Conflicto conyugal/ruptura de pareja Estrés permanente Violencia y agresión Hijos no deseados Problemas de inestabilidad de pareja CONFIGURACIÓN FAMILIAR Monoparental Familias reconstituidas Hijo único Hijos adoptivos Convivencia de familia extensa en el núcleo familiar Crianza en familia extensa Familia estable 18 SOCIOCULTURALES AMBITO LABORAL Desempleo con prestación Desempleo sin prestación Estrés laboral Trabajo precario (economía sumergida, temporalidad,..) Largas jornadas laborales de los padres Economía estable Ama de casa Padre Madre REDES SOCIALES DE APOYO Aislamiento social Escasa utilización de recursos formales de apoyo Alta movilidad social FACTORES CULTURALES Aprobación cultural del uso de la violencia Aceptación cultural del castigo corporal Aceptación cultural del consumo de estupefacientes Actitud negativa hacia la mujer Estilo de vida marginales (mendicidad, delincuencia, prostitución) Pertenencia a grupos sectarios Padre Madre DETECCIÓN TEMPRANA Y PROCEDIMIENTO DE ATENCIÓN Y DERIVACIÓN La guía desarrollada anteriormente reúne parte de una serie de indicadores que aparecen en los casos de violencia filio parental que están siendo tratados en centros o programas, principalmente de reeducación de menores. Hemos seleccionado aquellos que aparecen con más frecuencia y que por lo tanto pueden servir de predictores a la hora de detectar e intervenir de forma temprana. La presente guía será utilizable por los profesionales de atención primaria, tanto del ámbito de la Educación como de la Sanidad y de los Servicios 19 Sociales. Su finalidad es detectar de forma temprana la aparición de indicadores de riesgos de manera que se proceda a la intervención inmediata desde los programas de apoyo y orientación a la familia. Estos programas pueden ser desarrollados desde cualquiera de los tres ámbitos de actuación antes citados. En aquellos casos que por la intensidad del problema se detecte la situación aconsejando su derivación a Servicios Sociales Especializados de Atención a la Familia e Infancia (SEAFI, Programas de Orientación – Mediación,…) por encontrarse el menor en situación de riesgo, el equipo que detectó el caso deberá remitir un informe al Equipo Social de Base del domicilio donde resida el menor. Este equipo será el encargado de elaborar el diagnóstico para proceder, en su caso, a la derivación del servicio especializado. Cuando se valore la necesidad de separación provisional del menor de su núcleo familiar, se procederá conforme a lo establecido en el Manual de la Consellería de Bienestar Social4 “El papel del ámbito social en el abordaje de situaciones de desprotección infantil” Intervención desde la Prevención Terciaria. Durante el desarrollo de nuestro proyecto hemos analizado dos estrategias de intervención basadas en modelos diferentes. La primera que a continuación describimos con detenimiento está basada en el modelo cognitivo conductual desarrollado por el equipo técnico y educativo de la Colonia San Vicente Ferrer de Valencia y la segunda basada en el modelo sistémico puede consultarse en la página web5 de la Escuela Vasco Navarra de Terapia Familiar. DESCRIPCIÓN DEL PROGRAMA DE INTERVENCIÓN CON FAMILIAS Y MENORES CON CONDUCTAS DE MALTRATO DESARROLLADO POR LA COLONIA SAN VICENTE FERRER6 INTRODUCCIÓN La Colonia San Vicente Ferrer es un Centro de Reeducación de menores infractores perteneciente a la Consellería de Justicia y Administraciones Públicas, que está gestionado por los Terciarios Capuchinos (Amigonianos). En la Colonia se atiende pedagógicamente, desde el año 1922, a adolescentes y jóvenes de ambos sexos. El centro está ubicado en el término municipal de Burjassot (Valencia) y dispone de 72 plazas para cumplimiento de medidas en régimen cerrado, semiabierto, abierto y convivencia en grupo educativo. Es en la “Colonia San Vicente Ferrer” donde se crea y comienza a desarrollarse, en el año 2004, el “Programa de intervención con familias y menores con conductas de maltrato”. Desde entonces se ha trabajado con más de 130 familias, 4 Este documento puede obtenerse en la página Web de la Consellería de Bienestar Social de la Generalitat Valenciana 5 www.avntf-evntf.com 6 La descripción que se detalla ha sido realizada por las autoras del programa de intervención Pepa Sánchez Heras; María José Ridaura Costa y Cristina Arias Salvador. 20 MARCO TEÓRICO El programa de intervención está diseñado basándonos en el modelo teórico de la Psicología cognitivo-conductual. Modelo que mejor explica y predice la conducta humana y que está avalado por numerosos estudios científicos. El ser humano nace muy indefenso pero con una enorme capacidad de aprendizaje. Desde el nacimiento, excepto algunos reflejos, aprendemos absolutamente todo. Y en este proceso, realizamos buenos y malos aprendizajes. Es decir, aprendemos comportamientos que nos van a ayudar a ser más felices y otros que complicarán esta tarea. Así desde este modelo se entiende que todos los comportamientos se pueden modificar, mejorando la calidad de vida de las personas. Un determinado comportamiento se puede aprender de diferentes maneras (origen). Existen varias formas de aprendizaje: por asociación, imitación, refuerzo positivo o refuerzo negativo. Por otro lado, las conductas tienen tres niveles de respuesta que se encuentran interrelacionados. Así, hablaremos de Respuesta Cognitiva –pensamientos, imágenes y recuerdos-, Respuesta Fisiológica/emocional –emociones y sensaciones físicas que dependen del sistema nervioso autónomo-, y Respuesta Motora –aquellos comportamientos que realiza la persona para modificar su medio-. Ante cualquier situación, la persona piensa algo determinado y en función de estos pensamientos, tiene una serie de sensaciones físicas y emociones y realiza una conducta para conseguir una consecuencia determinada. Por ejemplo: para una persona que le da miedo hablar en público, la situación sería presentar un trabajo. Pensará que lo va a hacer fatal, que se quedará sin voz, que hará el ridículo, etc. y sentirá tensión en los músculos, calor, taquicardia, nerviosismo. Por último, ante estos pensamientos y emociones probablemente lo que hará será decir que está enferma para no exponer el trabajo. Destacar que dentro de la psicología cognitivo-conductual, es muy importante el papel de los pensamientos, de cómo las personas interpretamos las situaciones para tomar una u otra decisión y emitir distintos comportamientos. Es distinto por lo que empieza un problema a los fenómenos por los que dicho problema se mantiene. Las conductas se mantienen por las consecuencias (beneficios, premios o refuerzos) que obtenemos al emitirlas. Podemos obtener cosas positivas (refuerzo positivo) o eliminar sensaciones desagradables de nuestro ambiente (refuerzo negativo). En cuanto a las conductas de maltrato en sí, y tal y como se ha comentado anteriormente, las personas nacemos sin experiencia previa y conforme vamos viviendo, aprendemos a comportarnos de una determinada manera, en función de lo que ganemos o perdamos. Los chicos que agreden, física o verbalmente, a sus padres, consiguen sus propósitos, como obtener cosas materiales, librarse de una bronca, hacer lo que quieran o sentirse bien por tener el control de la casa. Ahora bien, si lo anterior es cierto, también lo es que cuando nacemos podemos hacerlo teniendo un temperamento fácil o difícil, y esta parte sí que 21 es innata. Cuando hablamos de temperamento nos referimos al carácter, al conjunto de características psicológicas que tiene una persona y que, en parte, determinan su forma de comportarse, y decimos en parte, porque la mayoría de estos chicos, aunque con mucho más trabajo, podrán socializarse correctamente. Es aquí donde cobra importancia el papel de los padres y por tanto, la doble dirección del problema. A los padres nadie les enseña a educar. Muchos se enfrentan a este desafío con voluntad e ilusión, pero no siempre con las ideas claras. Educar es una ardua tarea, que se complica muchísimo cuando los hijos han nacido con un temperamento difícil. Pero este temperamento está y debe estar mediatizado por los padres, por las pautas de crianza que utilicen. Los padres que utilizan unas pautas de crianza adecuadas, conjugan el afecto, la disciplina y la comunicación, y suponen modelos positivos para sus hijos. Saben poner límites, supervisar que no se rebasen, imponen consecuencias cuando se transgreden y refuerzan cuando se cumplen. Son aquellos que escuchan a sus hijos, que hacen un uso adecuado del “NO” y del “SÍ”, y que no caen en constantes contradicciones. Si desde pequeños los padres no van moldeando los comportamientos negativos de los niños difíciles, enseñándoles que de esta forma no conseguirán sus objetivos, el niño crecerá y su temperamento difícil y conductas negativas crecerán con él, con la diferencia de que cuando son pequeños, son más o menos controlables, y cuando son adolescentes las conductas negativas son más exageradas y descontroladas, llegando incluso al maltrato. ESTRUCTURA DEL PROGRAMA DE INTERVENCIÓN Y METODOLOGÍA A la hora de diseñar y estructurar este programa de intervención, tuvimos muy presente la necesidad de trabajar de forma paralela tanto con hijos como con los padres, ya que consideramos que los problemas familiares deben conceptualizarse como un problema, cuanto menos, dimensional. En el seno de las familias se establecen dinámicas negativas, en las que, tanto en su origen como en su mantenimiento, participan los padres y los hijos, siendo por tanto ambas partes responsables del proceso y por consiguiente, siendo necesaria su implicación en la intervención para manejar y cambiar conductas inadecuadas que se están retroalimentando mutuamente. Este hecho nos ha llevado a trabajar de forma individualizada con los hijos pero también con los padres, así como con padres e hijos conjuntamente. Asimismo, con el objetivo de dotar de estrategias concretas, reforzar los aprendizajes y como apoyo al malestar y el sentido de culpabilidad con que se encuentran cuando llegan al Centro un elevado porcentaje de familias, llevamos a cabo una formación grupal con el conjunto de padres (“Escuela de Padres”). También trabajamos con los adolescentes en grupo. Nuestro modelo de trabajo es esencialmente psicoeducativo, en el que la práctica diaria adquiere una importancia crucial. 22 El objetivo general del programa es disminuir hasta llegar a extinguir los comportamientos agresivos y violentos de los hijos hacia sus padres, mejorando la relación entre ellos. Para alcanzar dicho objetivo, se trabajaba a través de cinco bloques de intervención (Padres individualmente; Hijos individualmente; padres en grupo (Escuela de Padres); Hijos en grupo; Padres más hijos), que se desarrollan en cuatro fases (Evaluación, Hipótesis; Intervención y Seguimiento). En la Fase de Evaluación, se recoge información, tanto de padres como de hijos para poder entender el problema, identificando la conducta problema, viendo que variables pueden predecirla y que consecuencias la controlan (Pastor y Sevillá, 1990). En esta fase trabajamos con dos de los bloques de intervención: Padres individualmente e hijos individualmente. En la Fase de Hipótesis se explica el origen y mantenimiento del problema, tanto a los padres de forma individualizada como en el grupo de padres de una forma más general. Se explica cuál es el problema de su hijo, por qué aparece y qué variables hacen que dicho problema se mantenga a lo largo del tiempo. En esta fase trabajamos con dos bloques de intervención: Padres individualmente y padres en grupo (“Escuela de Padres”). En la Fase de intervención, se enseñan, tanto a los padres como a los chicos, aquellas técnicas, estrategias y habilidades que les ayuden a resolver el problema. Por otro lado, se ensaya y se pone en práctica todo lo aprendido. En esta fase trabajamos con los cinco bloques de intervención simultáneamente En la Fase de Seguimiento, se van observando los resultados a corto plazo y si estos resultados se mantienen a lo largo del tiempo, incluso una vez haya finalizado la intervención. En esta fase trabajamos, en el centro durante la parte final del internamientoi, con los padres y los hijos, en sesiones individuales y conjuntas. Objetivo de esta fase es también observar los resultados durante el cumplimiento de la libertad vigilada y una vez acabada la misma. Los objetivos específicos de cada bloque de intervención son los siguientes: BLOQUE-I. PADRES EN INDIVIDUAL OBJETIVOS: 1-Evaluar el problema funcionalmente. En aras a realizar un diagnóstico acertado y planificar adecuadamente la intervención, es necesario evaluar el problema, obteniendo la información necesaria para poder realizar el Análisis Funcional de la conducta o conductas problema, de forma que una vez concluido podamos contestar a las siguientes preguntas: ¿Cuál es concretamente el problema?, ¿Cómo aparece? y ¿Qué variables hacen que se mantenga a lo largo del tiempo? La información se recoge a través de la entrevista semiestructurada, de la observación directa y de diferentes cuestionarios y autoregistros, durante dos o tres sesiones. 23 2-Entender claramente por qué se mantiene el problema de conducta de su hijo. Tras realizar la evaluación y poder seguir avanzando con ciertas garantías en la intervención, es fundamental que los padres entiendan la hipótesis explicativa del problema. En nuestra experiencia la mayoría de los chicos con los que hemos trabajado presentan un problema conductual, instrumental y aprendido. Muchos padres, influidos por otros autores y por la necesidad de calmar su sentimiento de culpa y buscar razones externas a los comportamientos agresivos de sus hijos, piensan que sus hijos tienen un problema orgánico, genético, y crónico como una enfermedad mental, una psicopatía, etc. Por ello y para que se impliquen en la intervención, es importante que los padres entiendan que el problema de sus hijos es aprendido y por tanto, modificable, que se mantiene por los beneficios que consiguen al emitir la conducta agresiva, que asuman su parte de responsabilidad y sepan qué conductas, que mantienen el comportamiento agresivo de su hijo, han de cambiar. 3-Flexibilizar las ideas irracionales. Teniendo en cuenta todos los acontecimientos negativos vividos en el último tiempo, la mayoría de padres acuden a las sesiones con mucho malestar y con pensamientos negativos sobre su hijo, sobre la solución del problema, incluso sobre ellos mismos. Algunos de estos pensamientos negativos están distorsionados, son irracionales. Esto es, no están basados en la evidencia, generan emociones difíciles de controlar y no son útiles para conseguir nuestros objetivos. Por ejemplo: “Aunque me hubiese comportado de otra manera mi hijo hubiese hecho lo mismo”; “Mi hijo es esquizofrénico”; “Toda la culpa es mía”. Es importante detectar la existencia de estos pensamientos y abordarlos para poder avanzar adecuadamente a la intervención, ya que pueden interferir de forma significativa. 4-Aprender a reforzar positivamente. El refuerzo positivo es una de las técnicas más potentes para mantener conductas positivas a lo largo del tiempo. Además ayuda a construir y mantener una adecuada autoestima y favorece la relación positiva y afectiva entre las dos partes. Cuando comenzamos a trabajar, tanto con los padres como con los hijos, observamos que les cuesta ver cosas positivas en el otro. Durante mucho tiempo su forma de relacionarse y comunicarse se ha basado en la crítica, la exigencia e incluso el desprecio. Por ello, es fundamental que aprendan a valorarse por lo que son, y no exclusivamente por lo que hacen, que sean capaces de expresarse cosas positivas, de decirse lo que les gusta del otro, de felicitarse, de mostrarse afecto, etc. 5-Revisar los fines de semana. Cuando llega el momento de que los chicos comienzan a disfrutar de permisos de fin de semana al domicilio familiar, dichas salidas se preparan con ambas partes 24 clarificando los objetivos de las mismas y firmando un contrato conductual en el que se especifican las normas que los padres les piden y las consecuencias, tanto positivas (privilegios) como negativas (sanciones) que obtendrán en función del cumplimiento o no de las normas. Tras las salidas se revisa, con ambas partes, lo más detalladamente posible, cómo ha transcurrido el fin de semana. Principalmente nos interesa conocer cómo se han sentido, si el hijo ha cumplido todas las normas que aparecían en el contrato, y en el caso de haber incumplido, cómo han manejado los padres la situación y cómo ha reaccionado el chico ante esto. Por otro lado, se intenta obtener información acerca de la actitud del hijo y los padres, el tipo de comunicación, la participación en la dinámica familiar, etc. Tras recoger toda esta información, damos feedback, reforzamos y trabajamos los aspectos a mejorar. 6-Trabajar las tareas y los contenidos del grupo. En estas sesiones individuales se revisan los contenidos trabajados en el grupo de padres (“Escuela de Padres”). Las explicaciones en grupo se realizan de forma general, sin centrarnos en cada caso en concreto. Así pues, con los padres individuamente concretaremos los aspectos de su caso, observaremos si se ha entendido lo explicado en el grupo y se revisarán las tareas. METODOLOGÍA: Los dos primeros objetivos (“Evaluar el problema funcionalmente” y “Entender claramente por qué se mantiene el problema de conducta de su hijo”), se trabajan con los padres de forma individual durante la fase de “Evaluación” y la fase de “Hipótesis”. Las sesiones se realizan con los padres. Es importante motivar a ambos progenitores para que asistan a las sesiones, ya que ambos son en parte responsables del problema familiar y, de ambos depende el proceso de cambio de su hijo, y por consiguiente de la dinámica familiar. En ocasiones nos encontramos con que los padres, por motivos laborales, de horarios…delegan en las madres la función de asistir a las sesiones. Como sabemos la coherencia educativa es una de las variables importantes y que influye en el comportamiento de el/la hijo/a de forma significativa, a la hora de educar. Cada uno de los progenitores tiene su estilo y si únicamente modifica su forma de relación y acción con el hijo uno de ellos, el problema no se resolverá porque se seguirán reforzando, por alguna de las dos partes, los comportamientos negativos o castigando algunos positivos. En aquellos casos en los que los padres están separados, se interviene sistemáticamente con el progenitor encargado de la educación de el chico (normalmente con quien vive), aunque recomendamos que a la hora de evaluar, en la medida de lo posible, se obtenga información del otro progenitor. A partir de este momento, si se valora como pertinente, se interviene con los dos, bien en sesiones conjuntas o bien en sesiones individuales, dependiendo del caso. 25 Asimismo, siempre que sea posible, también se tendrá en cuenta a otras personas significativas en la dinámica familiar y en el mantenimiento del problema (abuelos, parejas sentimentales de los padres, tíos, hermanos, etc.). Las sesiones se desarrollan semanalmente y duran aproximadamente 60 minutos. Si durante la evaluación detectamos, en alguno de los padres, problemas individuales secundarios al problema principal (por ejemplo, consumo de sustancias tóxico-dependientes; Trastornos de Ansiedad; Depresión Clínica; Problemas de Pareja; Trastornos de Personalidad; etc.), no los trabajamos, pero intentamos derivarlos a otro recurso (UCAS; Psicólogos o Psiquiatras, públicos o privados, etc.). Trabajamos en un centro de reforma en el que la prioridad es atender educativamente a cada uno de los chicos que se encuentren ingresados por cualquier tipo de delito. La intervención que realizamos en los casos de violencia filio-parental requiere de mucho trabajo y esfuerzo. Por ello, por cuestiones prácticas y de temporalidad, lamentablemente no podemos intervenir en los problemas emocionales individuales de los padres. No obstante, entendemos que dichos problemas también afectan a la relación y por tanto a la dinámica familiar y es fundamental resolverlos. En la mayoría de sesiones se mandan tareas para la próxima sesión. Hay que reforzar que las traigan hechas, ya que nos dan mucha información acerca de si se han cumplido los objetivos o si hay que continuar trabajándolos. También hay que insistir en que han de realizarlas los dos, ya que los dos son parte activa en la intervención y necesitamos feedback de ambos progenitores. En ocasiones nos encontramos con padres resentidos, con sentimientos de culpa, con desconfianza, con miedo, con desafíos, con pensamientos muy rígidos, etc. Por ello, es importante que tengamos habilidades sociales, autocontrol emocional, y principios éticos claros, ya que, tanto en evaluación como en intervención se nos presentarán situaciones difíciles que tendremos que manejar. El número de sesiones es flexible, ya que esto va a estar condicionado, tanto por las características de los padres como por el propio criterio del profesional. Es posible que haya contenidos en los que tengamos que incidir una y otra vez a lo largo de las sesiones. Por ejemplo, a la hora de trabajar los pensamientos irracionales, con unos padres necesitaremos una sesión y con otros necesitaremos algunas más. BLOQUE-II. ADOLESCENTES EN INDIVIDUAL OBJETIVOS: 1-Evaluar el problema funcionalmente La pertinencia de este objetivo y su desarrollo es el mismo que realizamos en las sesiones con los padres de forma individual. 2-Asumir su parte de responsabilidad en el problema. A los hijos les cuesta mucho asumir su parte de responsabilidad en los problemas con sus padres. Justifican sus agresiones verbales y/o físicas, su desobediencia, 26 sus escapadas de casa, en definitiva sus comportamientos negativos hacia sus padres, culpabilizándolos a ellos de sus propias acciones. El que los hijos asuman su parte de responsabilidad en los problemas con sus padres supone uno de los objetivos fundamentales para poder continuar de forma efectiva con el resto de la intervención, ya que si entienden que sus reacciones y problemas dependen exclusivamente de causas externas, serán muy resistentes al cambio. 3-Aprender a resolver problemas. A los chicos les cuesta mucho evaluar las consecuencias a largo plazo. Generalmente, se mueven por los refuerzos inmediatos y fáciles de conseguir, costándoles mucho demorar la gratificación. Así mismo, muchos tienen una baja capacidad de empatía. Es decir, les cuesta ponerse en el lugar del otro y entender sus sentimientos. Por esta razón, también les cuesta ver las consecuencias para los demás, tanto positivas como negativas, y si las ven, las valoran y, por tanto, puntúan, como poco importantes. Generalmente estos chicos no saben resolver problemas de forma adecuada y normalmente se equivocan en sus decisiones, que les traen nuevos problemas. Por ello, ayudamos a los chicos a que detecten las señales que les indiquen que tienen un problema, que definan metas apropiadas y diferentes alternativas de solución, y que elijan la alternativa más adecuada, pensando en las consecuencias a largo plazo para ellos y para los demás. Por último les ayudamos a diseñar un plan de acción concreto para llevar a cabo la alternativa seleccionada. 4-Cumplir con las normas de convivencia familiar. Cuando los chicos ingresan en el centro llevan mucho tiempo sin cumplir normas, han dejado de ver a sus padres como figura de autoridad y viven el día a día haciendo su voluntad sin contar con los demás miembros de la casa y haciendo cualquier cosas para cumplir sus deseos. La mayoría de estos chicos han crecido teniendo exceso de “sí” por parte de sus padres, desarrollando la idea de que están cargados de derechos y que sus padres únicamente tienen obligaciones para con ellos. Otros han tenido exceso de “no” y han terminado por revelarse frente a esa situación, dejando de cumplir las normas. Ayudamos a los chicos a que aprendan a evaluar la necesidad de la norma como mecanismo para poder entendernos y para poder convivir dentro de un grupo: sociedad, amigos, trabajo, pareja, y por tanto, también la familia. Asimismo es importante que entiendan que ellos son los hijos y que pueden expresar sus necesidades y deseos e intentar negociarlos con sus padres, pero que son sus padres quienes tienen la autoridad y por tanto, la última palabra. 5-Controlar su agresividad Nos encontramos con que hay chicos que utilizan la agresividad de una forma totalmente instrumental. En general estos chicos tienen un alto control emocional y se dan el permiso voluntariamente de tener conductas agresivas con el objetivo de intimidar y conseguir lo que quieren. No obstante, también nos encontramos con chicos con una agresividad más reactiva. Es decir, son más impulsivos. En estos chicos también hay una parte instrumental que les ha llevado a generalizar estas reacciones porque han obtenido beneficios al emitirlas, pero realmente tiene 27 menos control sobre sus reacciones. Los segundos, tras la realización de las conductas agresivas, se sienten más culpables que los primeros. El objetivo va destinado a entrenar a controlar la agresividad fundamentalmente a los últimos, los primeros no lo necesitan. 6-Flexibilizar los pensamientos irracionales La funcionalidad de este objetivo y el abordaje que se le da, es el mismo que con los padres en las sesiones individuales. No obstante con chicos con un pensamiento muy rígido e irracional recomendamos no trabajar los pensamientos distorsionados, ya que no es efectivo. Contradicen cualquier cosa que se les dice, teniendo dificultades para razonar y comienzan a pensar que les quieres convencer. En estos casos es mejor, al menos en un primer momento, centrarnos en la parte conductual, siendo ésta la única forma de que puedan comprobar que lo que piensan no es del todo cierto. METODOLOGÍA: Las sesiones individuales se realizan con el chico que emite conductas de maltrato en casa. Dichas conductas pueden materializarse en agresividad física y/o psicológica hacia sus padres, hermanos, abuelos, y/u objetos del ámbito familiar. Este bloque consta de diez sesiones aproximadamente que se desarrollan semanalmente y que duran aproximadamente 60 minutos. No obstante, el número de sesiones es aproximado, se podrán añadir o quitar sesiones en función del caso, de las características del chico, del ritmo de las sesiones, del grado de comprensión… Siempre que el terapeuta lo considere oportuno. Si durante la evaluación detectamos problemas secundarios al problema principal (por ejemplo, consumo de sustancias tóxico-dependientes, problemas de celos hacia hermanos/as o hacia parejas sentimentales del padre o madre, depresión, trastornos de ansiedad, etc.), los trabajaremos también ya que pueden estar influyendo en el problema principal o ser causa del mismo. En este bloque de intervención las sesiones son teórico-prácticas. En la mayoría de sesiones se le mandan tareas para la próxima sesión. Es importante reforzar que las hagan, ya que nos dan mucha información acerca de si se han cumplido los objetivos, o si hay que continuar trabajándolos. Muchos de los chicos con los que nos encontramos se muestran resentidos, emocionalmente distanciados de sus padres, y en ocasiones con bloqueos o negativas ante la intervención. Por esto, al igual que con los padres, es importante que el terapeuta tenga habilidades técnicas, de autocontrol emocional, éticas y sociales, ya que, tanto la evaluación como la intervención, están llenas de situaciones difíciles que hay que saber manejar. BLOQUE-III. PADRES E HIJOS/AS OBJETIVOS: 1-Mejorar la relación entre padres e hijos. 28 Cuando los chicos ingresan en el centro llevan mucho tiempo, sin considerar a sus padres como figura de autoridad y manteniendo con ellos relaciones utilitarias y de abuso, donde no hay cabida para la expresión del afecto. Es fundamental restablecer los roles en el sistema familiar y trabajar todos los aspectos relacionados con las normas. No obstante, es muy importante que además de centrarnos en qué papel debe adoptar cada cual en el sistema familiar, se trabaje la parte afectiva y emocional en aras a mejorar la relación entre ambas partes. Aprendiendo a valorarse y valorar al otro, y vivenciando de forma positiva los beneficios que tiene sentirse parte de una unidad familiar y vivir en ella. 2-Mejorar la comunicación entre los padres y los hijos. Antes de comenzar a resolver sus problemas, la comunicación entre padres e hijos estaba muy deteriorada. En la mayoría de casos había una muy escasa o ausencia total de comunicación y la que había era completamente negativa, basada en las críticas malintencionadas, en los reproches y en las exigencias. Por ello, a padres e hijos se les entrena de forma grupal en habilidades sociales y comunicativas. Durante las sesiones conjuntas ponemos en práctica estas habilidades de forma que se hagan cumplidos, que se expresen peticiones, que se realicen críticas honestas, que se escuchen, etc. 3-Preparar el reencuentro y las salidas. Las primeras interacciones, tras el ingreso en el centro, son complicadas para ambas partes. La última vez que hablaron y se vieron fue en los Juzgados de Menores, después de un episodio de tensión y violencia. Para ayudarles en este primer encuentro o en esta primera comunicación, además de clarificar los objetivos, tanto a los padres como a los hijos, preparamos previamente a ambas partes. No les forzamos a que se muestren afectivos entre ellos ni a que hablen de temas importantes o trascendentes, pero sí exigimos, a ambas partes, que mantengan el respeto. Les pedimos que no hablen de lo sucedido y que no saquen “trapos sucios”. Esto se trabajará en sesiones conjuntas cuando el terapeuta lo considere conveniente, de forma que evitemos críticas deshonestas, sentimientos negativos y conductas descontroladas. El objetivo de las primeras interacciones es que ambas partes se queden con “buen sabor de boca”, y experimenten que es posible relacionarse y comunicarse sin agresividad. El objetivo final del internamiento es que los hijos vuelvan a vivir en el domicilio familiar, pero para conseguirlo con ciertas garantías hay que ir poco a poco en la intervención. Así, antes de comenzar a salir con los padres, los chicos tienen que realizar correctamente una serie de pasos. En primer lugar tienen que ponerse en contacto con los padres con una llamada telefónica y, en tono de respeto, pedirles que vayan a visitarlo. Las visitas se realizan en el centro y si funcionan bien, se realizarán algunas visitas, de aproximadamente dos horas, fuera del centro. Superado este objetivo, padres e hijos podrán disfrutar de un día de permiso de convivencia familiar y si toda va bien, comenzará a disfrutar de permisos de fin de semana al domicilio familiar. 4-Realizar contratos y revisarlos periódicamente. 29 Cuando los chicos comienzan a pasar los fines de semana en casa se firma un “contrato conductual” entre ellos y los padres. El objetivo final es que ambas partes sean autónomas. Para ello, después de realizar varios contratos escritos, pasaremos al contrato verbal. Aunque el contrato lo preparamos antes con los padres, y se revisa con ambas partes después del fin de semana, el mensaje a los hijos es que son los padres quienes ponen las normas y las consecuencias y quienes manejaran las diferentes situaciones durante el fin de semana. Es fundamental que esta cuestión la tenga clara ambas partes, y no piensen que es el centro el que sancionará los comportamientos negativos. Nuestra intención es que los padres vayan ganando autoridad y no se creen relaciones de dependencia con el centro, porque llegará un día en que tendrán que resolver los problemas con los hijos sin el apoyo del centro. 5-Poner en práctica las técnicas para aumentar y disminuir comportamientos. Este objetivo se trabaja transversalmente durante todas las sesiones, especialmente durante la firma del contrato, donde los padres tiene que poner en práctica las técnicas para aumentar y disminuir conductas aprendidas, (refuerzo positivo, extinción, costo de respuesta…), bien en sesiones individuales o en la “Escuela de Padres”. 6-Afrontar el conflicto. En el trabajo con las familias no podemos obviar lo relacionado con lo que aconteció en el seno de las mismas y que les llevó a la situación de encontrarse separados, con los chicos en el centro. Entendemos que es una parte fundamental en el trabajo, ya que si toda la intervención se basa en la disciplina e imposición de normas no estamos resolviendo el problema en su totalidad. Es importante que expresen cómo se sentían con la dinámica de relación que tenían antes de ingresar en el centro, que expresen qué significan los unos en la vida de los otros y porqué, que se expresen cosas positivas, que hagan compromisos de cambio y concreten porqué están dispuestos a hacerlo. El momento de trabajar estos objetivos lo marcará el criterio del terapeuta. Es una sesión delicada donde se ponen sobre la mesa muchos sentimientos, algunos positivos y otros no tanto, y no todas las familias están preparadas para afrontarlo en el mismo momento de la intervención. METODOLOGÍA: Los objetivos de este bloque se trabajan durante varias sesiones, dependiendo de la información obtenida durante la evaluación y de la evolución del caso. Tendrán una periodicidad semanal y durarán aproximadamente una hora. En estas sesiones, participan tanto los padres como los hijos. Se trata de sesiones conjuntas en las que se ponen en práctica cuestiones que han sido explicadas en sesiones individuales y grupales, tanto con las familias como con los adolescentes. En cuanto a la firma del contrato, destacar que esta sesión se ha preparado de forma individual con cada parte, por lo que en la sesión conjunta, el papel que juega el educador y el terapeuta, es de “testigo”. Favorecemos que manejen la 30 situación entre ellos y únicamente intervenimos cuando aparecen problemas que solos no saben resolver. El objetivo es que los padres se muestren como autoridad y los hijos entiendan y acepten dicha autoridad. Si intervenimos demasiado, los hijos pueden pensar que la autoridad es el centro y no toman en serio a los padres. Cada familia posee un ritmo de aprendizaje, por lo que, en el caso de que el/la chico/a no muestre una actitud de acuerdo y aceptación de normas y consecuencias no tendrá salida hasta que dicha actitud cambie. La metodología que se utiliza durante estas sesiones son los contratos conductuales, role-playing, técnicas de negociación, etc. En estas sesiones conjuntas observamos todas las dificultades con las que se encuentran, tanto padres como hijos/as, a la hora de poner en práctica todo lo aprendido en las sesiones individuales. Daremos feedback, reforzando todo aquello que hacen bien y diciéndoles todas aquellas cosas que tienen que mejorar. BLOQUE-IV. PADRES EN GRUPO (“Escuela de Padres”) OBJETIVO GENERAL: El objetivo general de este bloque es dotar a los padres de estrategias y habilidades para mejorar sus pautas de crianza y la relación con sus hijos. El objetivo último es que a través del comportamiento de los padres, los hijos abandonen sus conductas agresivas. OBJETIVOS ESPECÍFICOS: 1-Entender qué es un problema de conducta. A lo largo de estos años hemos trabajado con más de 120 familias, y basándonos en nuestra experiencia, la violencia de hijos a padres se trata, en la mayoría de los casos, de un problema aprendido y no genético. En los casos en los que tras la evaluación detectamos que efectivamente esto es así, es fundamental que los padres lo entiendan para poder corregir los comportamientos que, con la mejor intención y sin ser del todo conscientes de ello, están reforzando las conductas negativas y agresivas de sus hijos. 2-Comprender por qué se inicia y qué hace que se mantenga un problema de conducta. Explicamos el origen y el mantenimiento de los problemas de conducta de una forma general, ya que de forma más específica se explica en las sesiones individualizadas con los padres 3-Conocer las características típicas de un adolescente. Muchos padres piensan que sus hijos, por el exceso de comportamientos que han realizado, son diferentes al resto de adolescentes. Nuestro objetivo en esta sesión es que a los padres les quede claro que su hijo no es un “extraterrestre”, simplemente es un adolescente, con la mayoría de características similares a 31 todos los demás, pero que lamentablemente ha aprendido a comportarse de forma agresiva para conseguir sus propósitos. Por ello, es importante que conozcan las características peculiares de esta fase evolutiva de sus hijos. 4-Conocer estrategias para aumentar y disminuir conductas. Los padres han probado diferentes estrategias para manejar las conductas y actitudes negativas de sus hijos y no les han funcionado. En esta sesión se explica a los padres técnicas y herramientas concretas y cuál es la mejor forma de aplicarlas y ante qué situaciones. 5-Entender qué significa “educar”. Muchos padres piensan que educar es ofrecer a los hijos todo lo que les piden y que ser un buen padre es ser amigo de tu hijo. Otros piensan que hay que colmarlos de amor y cariño sin necesidad de decirles que “No” por la creencia errónea de que esto les puede hacer crecer con cierto trauma. Otros piensan que sus hijos, por una especie de ciencia infusa, deberían saber que sus padres les quieren, y se centran exclusivamente en la parte de disciplina. Es importante que los padres entiendan que educar a los hijos es una obligación suya y que recoge tres variables fundamentales: afecto incondicional, disciplina adecuada y comunicación adecuada. 6-Aprender a poner normas y a supervisarlas de manera adecuada. Al igual que a los chicos, explicamos a los padres la necesidad de las normas para poder vivir en grupo. Asimismo les dotamos de estrategias a la hora de controlar y supervisar el comportamiento de sus hijos de forma adecuada. 7-Aprender a realizar y recibir críticas honestas. Entrenamos a los padres a decirles a sus hijos asertivamente lo que les molesta de ellos y a pedirles cambios de comportamiento y actitud. Por otro lado les entrenamos a que reciban las críticas de sus hijos, aunque sean deshonestas, sin entrar en el juego ni perder el control. 8-Aprender a pedir las cosas, diferenciando entre pedir-exigir. Entrenamos a los padres a hacer peticiones de forma asertiva. Es importante que los padres entiendan que hay cosas que se deben exigir (norma) y otras que no, que se pueden pedir, pero aceptando que la otra persona te diga que “no”. Hacer una petición no es dar una orden ni tampoco implica que el otro se sienta forzado y obligado a acceder a nuestros deseos. 9-Aprender a decir NO. La mayoría de padres con los que nos encontramos tienen dificultades para decir que no a las peticiones o demandas de sus hijos, por miedo a que tengan una reacción descontrolada y se desencadene un nuevo conflicto. Sin embargo 32 es fundamental que aprendan a hacerlo y se expongan (manteniendo la ansiedad a corto plazo) para a largo plazo resolver el problema y dejar de funcionar por alivio (refuerzo negativo). Les damos herramientas para que lo hagan sin perder su objetivo ni enfadarse. METODOLOGÍA: En este bloque utilizamos una metodología teórico−práctica, consistente en breves explicaciones teóricas, role-playing, visualización de vídeos, etc. Este bloque de intervención consiste en terapia EN grupo, no DE grupo. Nuestro objetivo en este sentido es que las explicaciones sirvan para todos y las sesiones sean más amenas, NO que se ayuden entre ellos. Seremos nosotros siempre los que dirijamos la intervención. Es recomendable que las cuestiones más personales se trabajen con los padres en las sesiones individuales. No obstante, no podemos negar que el hecho de que los demás padres vean que hay más padres con sus mismos problemas, les hace no sentirse tan raros, facilitando el proceso de cambio. Se han programado once sesiones. Este formato es totalmente flexible, por lo que si se considera necesario añadir alguna sesión es bueno que se haga. Entendemos que estas sesiones en grupo tienen que ser dirigidas por un Psicólogo o Pedagogo. Éste puede ser ayudado por un co−terapeuta, que podría ser un educador. En nuestra experiencia, el número ideal para formar el grupo son cuatro o cinco familias, aunque, como siempre, dependerá del criterio del terapeuta y de las características de las familias. Hemos observado que existen una serie de características en las familias que facilitan el funcionamiento del grupo, aunque será el profesional, el que decida, en último término, que familias van a ser miembros del mismo. Estas características son: compresión de la hipótesis explicativa del problema (que asuman su parte de responsabilidad), que no existan problemas emocionales en ningún padre (como consumo de alcohol o drogas) y que se comprometan a asistir a todas las sesiones. Los padres siempre van a llevar tareas para casa. Éstas se recogerán en las sesiones en grupo o en las individuales y se comentarán en las individuales, aunque si las recogemos en el grupo les preguntamos si han tenido algún problema. Las sesiones de los padres en grupo van a ir paralelas, en la medida de lo posible, a las sesiones de los padres individualmente, los hijos individualmente, el grupo de hijos y los adolescentes con los padres. BLOQUE-V. ADOLESCENTES EN GRUPO OBJETIVO GENERAL: 1-Adquirir Habilidades Sociales. Los chicos, especialmente con sus padres, están acostumbrados a utilizar un estilo de comportamiento agresivo, ya que han aprendido que comportarse de esta forma tiene más beneficios para ellos. Es frecuente que, cuando 33 explicamos a los chicos el estilo asertivo, no se identifiquen con él y valoren como poco realista la posibilidad de utilizarlo es su ambiente natural. Les explicamos que ser asertivos con los demás, no sólo garantiza que defendamos nuestros derechos sin pisar los de los demás, sino que además aumentan las probabilidades de conseguir nuestro objetivo. Asimismo les decimos que les enseñamos a ser asertivos, como una forma de comportarse con los demás, más adecuada a la que han estado utilizando hasta ahora. Después ellos eligen si ponerla en práctica o no con sus amigos u otras personas, pero con los padres, tanto en las sesiones que se realicen conjuntamente, como en casa, les exigiremos que utilicen el estilo asertivo. OOBJETIVOS ESPECÍFICOS: 1-Conocer el significado de Habilidades Sociales. 2-Diferenciar entre estilo de comportamiento agresivo, pasivo y asertivo, remarcando las ventajas del estilo asertivo. 3-Aprender a realizar peticiones de forma asertiva. 4-Aprender a aceptar el NO. 5-Aprender a rechazar peticiones de forma asertiva (Decir NO). 6-Aprender a expresar críticas asertivamente. 7-Aprender a afrontar (rechazar o aceptar) críticas asertivamente. 8-Aprender a hacer y recibir cumplidos. METODOLOGÍA: Estas sesiones se realizan en grupo con los chicos con los que se está interviniendo, bien en un grupo específico o bien dentro pero dentro de su grupo educativo de convivencia con los demás compañeros. Este bloque consta de 8 sesiones que se desarrollan semanalmente y que duran aproximadamente 60 minutos. Cabe comentar que el número de sesiones es aproximado, ya que, es fundamental adecuarnos al funcionamiento del grupo, teniendo en cuenta sus características de comprensión, atención, comportamiento, etc. No pasaremos a explicar una nueva habilidad hasta que la anterior no esté superada. Las sesiones se desarrollan por un psicólogo, pedagogo o educador. Al igual que en el grupo de padres, se trata de sesiones teórico-prácticas en las que se realizan breves explicaciones teóricas, rol-playing, dinámicas de grupo, etc. Normalmente, las sesiones se estructuran de la siguiente manera: resumen de la sesión anterior; breve explicación teórica del tópico que toque trabajar (hacer críticas honestas, rechazar peticiones, hacer cumplidos…); practicar a través de rol-playing lo explicado y pedir feedback de la sesión, (haciendo preguntas concretas sobre lo explicado y extrayendo conclusiones). Los objetivos que se van a trabajar en este bloque, se pueden trabajar de forma individual. Sin embargo, aconsejamos hacerlo en grupo ya que es más sencillo, dinámico, ameno y motivador, poner en práctica cada tópico a través de la técnica de rol-playing. La técnica de rol-playing en sesiones individuales, donde únicamente están el terapeuta y niño, resulta mucho más tedioso y a los chicos les cuesta más “soltarse” en la puesta en práctica. Además el rol-playing nos da información acerca del grado de comprensión sobre los contenidos explicados. 34 Las explicaciones serán muy breves, dedicando más tiempo a ensayar y practicar con los chicos. Es importante facilitar al máximo la participación. Tenemos que evitar que se aburran y que se distraigan, al tiempo que entiendan los conceptos. La disposición de los participantes será en semicírculo. Como material utilizaremos una pizarra y tarjetas en las que están descritas diferentes situaciones para poder realizar rol-playing de cada tópico. RESULTADOS Desde el año 2004 hasta hoy ha aumentado de forma significativa el número de ingresos por delitos de violencia filio-parental. Concretamente en la Colonia en el año 2004, ingresaron 8 menores; en 2005,18 menores; en el año 2006, fueron 22; en 2007, 27 menores; en 2008, 33 y en el año 2009 fueron 35 los menores que ingresaron por “maltrato familiar”. En la actualidad hay 31 chicos por este delito y a lo largo de todos estos años hemos trabajado con más de 130 familias. A través del seguimiento de las familias con las que se ha intervenido, podemos decir que los resultados del programa son positivos. Estos resultados están avalados por un estudio en el que se ha investigado longitudinalmente, desde el año 2004 hasta el 2008, la efectividad del programa y las variables relacionadas con el problema y con el pronóstico del mismo (Sánchez, J., 2008, Tesis Doctoral). En este estudio se evaluó la mejoría teniendo en cuenta diferentes tratamientos. T1 (intervención específica, pasando por los cinco bloques de intervención del programa), T2 (intervención específica pero sin pasar por todos los bloques de intervención del programa) y NT (ninguna intervención específica, más allá de la que se ofrece educativamente a todos los chicos y chicas que ingresan en la Colonia). Pese a que no se obtienen resultados estadísticamente significativos, respecto a las tres modalidades de tratamiento, lo cierto es que sí aparece en los resultados una tendencia importante en el t1, indicando una mayor mejoría con el tratamiento completo (cinco bloques de intervención). Es importante señalar que la muestra del estudio es pequeña, pudiendo ser esta una de las razones que expliquen la tendencia y no los resultados estadísticamente significativos. A continuación se describen las variables relacionadas con el buen y mal pronóstico en tres momentos temporales diferentes ((Sánchez, J., 2008, Tesis Doctoral). MOMENTO AL INGRESO TRAS EL INTERNAMI VARIABLES RELACIONADAS CON LA MEJORÍA Familia nuclear -Hacer y recibir críticas asertivamente - Rechazar peticiones de VARIABLES RELACIONADAS CON LA NO MEJORÍA -Familia monoparental padre o reconstituida madre -Expulsiones por agredir al profesor -Idealización de valores marginales y machistas -No asumir la responsabilidad de los hechos -No tolerar la frustración 35 ENTO EN LIBERTAD VIGILADA manera asertiva -Cumplir las normas en casa -En el hogar las normas están claras - Los padres refuerzan positivamente -Las críticas de los padres son asertivas. -Estar trabajando o estudiando -Rechazar peticiones adecuadamente -Tener metas prosociales -Cumplir las normas -Padres que no saben decir no -No estar haciendo nada (ni estudiar ni trabajar) -Amigos con comportamientos delictivos -No asumir la responsabilidad de los hechos -Consumo de cannabis y/o cocaína -Problemas de drogas y/o alcohol en la madre -Neurosis madre ESTUDIO DE CASOS CASO Nº 1: Colonia San Vicente Ferrer El joven ingresa, con sentencia firme, en la Colonia San Vicente en octubre de 2008, por un delito de maltrato familiar y lesiones (agresión física y verbal) dirigido hacia su madre y hermana. Ese mismo mes se comienza a realizar la intervención. Los hechos se cometen en agosto de 2007 y en octubre de 2008 el Juzgado de Menores le impone la medida de nueve meses de internamiento en régimen semiabierto y seis meses de libertad vigilada, con sometimiento a terapia familiar. Finalizó la medida judicial impuesta por el delito de maltrato familiar en julio de 2009. No obstante, continuó en el centro hasta enero de 2010 por tener que cumplir otra medida judicial de nueve meses de internamiento en régimen semiabierto por un delito contra la salud pública. INDICADORES DEL CASO 1-INDIVIDUALES Factores parentales Pobre autoestima por ambos padres; Poca tolerancia al estrés del padre; Enfermedades crónicas severas del padre. Características del joven Baja tolerancia a la frustración; Apático; Problemas de conducta; Consumo de drogas; Procesos delincuenciales; Absentismo escolar; Agresividad hacia los padres; Desobediencia reiterada de las normas paternas; Grupo de iguales en situación de riesgo; Forma de resolución de conflictos de forma agresiva; 36 Forma de resolución de conflictos por evitación; Bajo nivel de autoestima; Locus de control externo; Bajo nivel de empatía; Bajo nivel de habilidades sociales; Víctima de malos tratos; Victima de malos tratos en la escuela; protagoniza malos tratos en la escuela; Hedonista-nihilista (satisfacción del propio interés por encima del otro); Engaño y manipulación. 2-FAMILIARES Interacción paterno-filial Escasa comunicación y/o comunicación negativa; Ciclo ascendente de conflicto y agresión; Dejación/delegación de funciones parentales; Sobreprotección. Relaciones de pareja Estrés permanente Configuración familiar Hijo adoptivo; Convivencia de familia extensa en el núcleo familiar; Familia estable 3-SOCIOCULTURALES Ámbito laboral Estrés laboral (padre); Largas jornadas laborales del padre; Economía estable (padre); Ama de casa (madre) HISTORIA FAMILIAR Cuando el chico ingresa en la Colonia tiene 15 años. Vivía en una pequeña población de la provincia de Valencia, con sus padres, de 55 y 50 años, su hermana mayor, de 29 años, y los abuelos maternos. La madre es ama de casa y se dedica al cuidado de los mayores, el padres es empresario y la hermana trabaja en la empresa familiar. Cuando el chico contaba con dos años de edad fue tutelado por la Consellería de Bienestar Social, pasando a vivir a una residencia durante cuatro años, hasta que se formaliza la adopción. Por aquel entonces su hermana, que sí es hija biológica, contaba con 14 años de edad. Fue un hijo completamente deseado. Sus padres con valores cristianos arraigados, se sentían motivados con la idea de adoptar para ofrecer ayuda, mejores condiciones de vida y la posibilidad de tener en la familia a algún chico con una situación familiar difícil. El hecho de conocer la dura historia de la corta vida del chico les desencadenó sentimientos de compasión que hicieron que, desde el principio, fuesen muy condescendientes y permisivos con él, pasando por alto rabietas y comportamientos negativos, permitiéndole que se saliese con la suya y consintiéndole en exceso, dándole mucho refuerzo material. No obstante, la madre era más normativa consistente y coherente en las pautas de crianza. Sin embargo, el padre era mucho más laxo e incoherente, hacía pactos con su hijo basados en promesas, otorgando premios antes de que se diese la conducta deseada. Asimismo, tenía cierta tendencia a reforzar los comportamientos positivos de los demás, y a mostrar su gratitud, a través del 37 dinero. Esto también lo hacía con el chico, quien aprendió a hacer las cosas si se le recompensaba económicamente. Con la hermana, pese a la distancia generacional, siempre ha estado vinculado afectivamente. Sin embargo, cuando comienzan a aparecer los comportamientos negativos se van distanciando porque ella intenta ejercer autoridad sobre él y éste no se lo permite. A nivel escolar realizó la educación primaria en una escuela unitaria. Su red social era escasa y realizaba actividades recreativas propias de un pueblo pequeño (ir al ordenador de la biblioteca municipal, jugar con los amigos en el río, etc.). El cambio de primaria a secundaria supuso un factor de riesgo importante para él. Se encontró en un instituto grande, en otra población, al que asistían gran variedad de chicos y chicas, se relacionaban entre ellos de una forma al que él no estaba acostumbrado, poniendo de manifiesto una falta de habilidades sociales, y hacían actividades muy diferentes a las que él realizaba en el pueblo. En este contexto comenzó a sufrir bulling en el colegio, descargando su malestar en casa. Poco tiempo después comenzó a formar parte del grupo de los iguales que le acosaban y empezó a realizar conductas de riesgo e incluso llegó a acosar a otros compañeros. Comenzó a consumir drogas (abuso del hachís y uso de la cocaína) y se inició en la venta de hachís, realizó algunos hurtos, comenzó a presentar problemas de disciplina en la escuela, agresiones a compañeros, y conductas absentistas. En casa el comportamiento también empeoró. Se sistematizaron la desobediencia y la pasividad absoluta de sus responsabilidades, comenzaron los gritos, las amenazas y los insultos, hasta que acabó agrediendo físicamente a la madre, que era la que intentaba imponerse y controlar sus conductas negativas. Dejó de pasar tiempo con la familia, atrincherándose en su habitación la mayor parte del tiempo y ocupando su tiempo libre en estar en la calle con los amigos, consumiendo droga y divirtiéndose provocando a los demás. Cuando comenzaron a aparecer los problemas los padres buscaron ayuda de los servicios sociales de base. A través del SEAFI, realizaron una intervención, tanto con él como con sus padres. No obstante el chico no acudía a todas las sesiones y después del verano la situación empeoró. El chico tiene una capacidad media de aprendizaje, es elocuente y agradable al trato, se encuentra vinculado afectivamente a sus padres y normalmente colabora en lo que se le pide. Por otro lado, presenta una alta deseabilidad social, tiene un carácter infantil y dificultades de relación y le cuesta ponerse en el lugar de los demás. OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN Los objetivos, tanto con los padres como con el chico, se desarrollan en tres momentos temporales diferentes. Fase de acogida (aproximadamente el primer mes de internamiento); Fase de intervención (la mayor parte del internamiento); Fase de seguimiento (los últimos meses de internamiento). 38 FASE DE ACOGIDA OBJETIVOS PADRES Confiar en el personal educativo y técnico del centro, aportando la información necesaria para poder evaluar el problema funcionalmente Conocer la dinámica de funcionamiento del centro y colaborar en la consecución de objetivos propuestos Entender la hipótesis explicativa del problema familiar Asumir su parte de responsabilidad en el problema familiar OBJETIVOS CHICO Conocer el reglamento de régimen interno del centro y adaptarse a la dinámica de funcionamiento Establecer lazos afectivos y de familiaridad con el equipo educativo y técnico y con sus compañeros de grupo. Concienciarse de su situación personal y del objetivo del internamiento Confiar en el personal educativo y técnico del centro, aportando la información necesaria para poder evaluar el problema funcionalmente Asumir la responsabilidad de sus acciones FASE DE INTERVENCIÓN OBJETIVOS PADRES OBJETIVOS CHICO Implicarse activamente en la intervención Mantener un adecuado comportamiento en el centro y en casa durante los permisos de fin de semana Recuperar el rol de autoridad dentro de la Participar activamente en su proceso familia reeducativo Eliminar los sentimientos de compasión por Asumir su parte de responsabilidad en el su hijo problema familiar Saber imponer una disciplina adecuada Asumir la responsabilidad de sus acciones en la relación con los demás sin justificarse constantemente Aumentar la coherencia educativa entre Ser coherente con sus acciones y ambos verbalizaciones, acompañando sus propósitos con la acción Aprender técnicas para aumentar y Mejorar la relación familiar disminuir conductas y ponerlas en práctica adecuadamente Recuperar la capacidad para ver cosas Mejorar la comunicación con sus padres positivas en su hijo y aprender a reforzar positivamente Mejorar la comunicación con su hijo Aumentar la capacidad de empatía hacia sus padres y hermana Mantenerse en el NO (padre) Aumentar su capacidad de esfuerzo Entender la diferencia entre pedir y exigir Mejorar su tolerancia a la frustración (padre) Evitar el chantaje emocional para conseguir Mejorar su autoestima y autoconcepto que su hijo haga lo que desea (padre) Flexibilizar ideas irracionales relacionadas Aprender a resolver problemas con la culpabilidad, la posibilidad de cambio de su hijo, etc. 39 Exponerse a las situaciones problemas y ganar confianza en sí mismos a la hora de resolverlas Aceptar la autoridad de sus padres, cumpliendo con las normas de convivencia familiar y asumiendo las consecuencias derivadas del incumplimiento de las mismas Controlar su agresividad Evitar manipular y chantajear a sus padres para conseguir sus propósitos Flexibilizar los pensamientos irracionales Mejorar su forma de relacionarse con los demás a través del entrenamiento en conductas asertivas, evitando las provocaciones a los demás como medio para llamar la atención Mejorar sus hábitos escolares y mantener un rendimiento adecuado en la escuela Mantenerse abstinente en el consumo de cannabis Interiorizar y generalizar a su ambiente natural las conductas, habilidades y actitudes aprendidas en el centro. FASE DE SEGUIMIENTO OBJETIVOS PADRES OBJETIVOS CHICO Ganar autonomía en la relación con su hijo, Ganar autonomía en la relación con sus evitando relaciones de dependencia con el padres, evitando relaciones de dependencia centro con el centro Entender la necesidad de seguir poniendo Generar metas de vida realistas, a medio y en práctica las habilidades aprendidas, largo plazo, y planes de acción adecuados incluso cuando su hijo vuelva a casa para llevarlas a cabo Mostrar confianza en su hijo Ser consciente de los logros obtenidos y sentirse internamente reforzado por ello, sin perder de vista los aspectos a mejorar Entender la medida de libertad vigilada Entender la medida de libertad vigilada como parte del mismo proceso reeducativo como parte del mismo proceso reeducativo METODOLOGÍA DE LA INTERVENCIÓN -Convivencia y aprendizaje diario del chico en su grupo educativo. -Realización del Camino de Santiago en bicicleta con compañeros y educadores. -Asistencia diaria a la escuela. -Control de tóxicos durante los fines de semana. -Salidas de fin de semana al domicilio familiar, con periodos más largos durante las vacaciones (Navidad, Fallas, Pascua, y verano). -Participación del chico y su familia en el “Programa de intervención con familias y menores con conductas de maltrato”, en los 5 bloques de intervención. 40 REINCIDENCIA DURANTE LA INTERVENCIÓN Al principio del internamiento el chico se mostraba resentido con los padres. Pese a esto, durante la primera visita se mostró afectivo con ellos, aunque los mensajes fueron encaminados a pedirles cosas, y a recriminarles que le hubiesen denunciado, adoptando un rol de víctima y hablándoles de su sufrimiento. Respecto al comportamiento en el centro, la adaptación, tanto a la dinámica de funcionamiento como de su grupo educativo, fue lenta. A pesar de que no realizaba conductas negativas graves, manifestaba serias dificultades para aceptar la figura de la autoridad. Le costaba cumplir con las normas de convivencia y tenía problemas para relacionarse con los demás. Cuando comenzó a salir los fines de semana a casa, en general funcionaron con normalidad. Nunca volvió a reincidir en cuanto a la realización de conductas agresivas, ni físicas ni verbales. Sin embargo, a lo largo de la medida judicial, realizó diferentes conductas negativas durante las salidas, fundamentalmente de desobediencia. En una ocasión llegó a casa a la hora acordada, pero después saltó por la ventana y se volvió a marchar; en dos ocasiones dio positivo en cannabis en la analítica realizada tras las salida; y en diferentes ocasiones intentó chantajear y manipular a los padres para conseguir diferentes objetivos (que los padres se sintiesen mal, que le permitiesen salir más tiempo o que ocultasen información al centro para evitar alguna consecuencia). La madre tenía más capacidad de reacción que el padre ante los chantajes (estrategia que él mismo utilizaba con el hijo, siendo su principal modelo). El padre en alguna ocasión cedió o presionó a la madre (intentándola chantajear también) para que cediese. La madre era más capaz de tolerar la frustración y afrontar las situaciones difíciles. El padre mostraba mayor temor a volver a la situación de antes y tendía a funcionar por refuerzo negativo, cediendo ante los chantajes del chico por miedo a que se desatase un nuevo conflicto. Además el padre tenía un estilo de comportamiento pasivo-agresivo. Pasaba por alto muchas conductas y actitudes negativas de su hijo y se iba llenando de malestar, hasta que por un hecho puntual, en ocasiones menos grave que otros, explotaba y hacía comentarios inadecuados o sancionaba en exceso. Esto a su vez provocaba que en ocasiones levantase los castigos. VALORACIÓN TÉCNICA DEL PROCESO Y RESULTADOS El chico estuvo en el centro quince meses, aunque de ellos sólo nueve fueron por el delito de maltrato familiar. El resto fue por un delito contra la salud pública. En el mes de julio de 2008, fecha en la que finaliza el periodo de internamiento impuesto por agredir a su madre y hermana, se concluye la intervención individual y familiar sistematizada y estructurada. 41 De julio de 2008 hasta enero de 20010, periodo que dura la medida judicial impuesta por el delito contra la salud pública, se continúa realizando un trabajo socio-educativo diario dentro de su grupo de convivencia. Por otro lado, se llevan a cabo intervenciones psicológicas puntuales, individuales y familiares, y se realiza el seguimiento del caso, trabajando en la derivación del mismo, en coordinación con el equipo de medio abierto, durante el último mes. Los resultados de la intervención han sido, y siguen siendo positivos. • El chico ha mejorado la relación con los padres. Se comunican más y mejor. Les pide consejos para tomar decisiones, en casa el ambiente se ha normalizado, pudiendo hablar de cosas intrascendentes y de cosas personales y familiares. Comparte tiempo con la familia, ya no pasa las horas muertas en su habitación y realiza actividades con los padres y hermana. Se muestra afectivo con ellos y viceversa. • Ha mejorado la relación con el abuelo. Antes de ingresar en el centro, eran dos auténticos extraños que ni siquiera se hablaban. Hacían como si el otro no existiese. En la actualidad, pese a que la relación no es muy fluida, mantiene diálogo sin conflicto y su relación se ha normalizado. • No han vuelto a repetirse las conductas de maltrato en casa. Ante los desacuerdos, que los siguen habiendo, o ante situaciones en las que no consigue lo que quiere, su comportamiento es más controlado. En ocasiones se victimiza para conseguir sus propósitos, pero si le dicen que no, pese a insistir, no va más allá. Por otro lado, aunque menos que antes, en ocasiones los padres siguen siendo incoherentes en la manera de reaccionar ante determinados comportamientos del chico, porque el padre a veces cede para evitar conflictos. El chico se aprovecha de esta situación • Ha aprendido a aceptar la autoridad de los padres, cumpliendo normalmente con las normas. Colabora en las tareas domésticas siendo responsable diariamente de la limpieza y aseo de su habitación y de poner y quitar la mesa. Durante los fines de semana, en ocasiones, va al campo a ayudar a su padre y colabora en alguna tarea extra de la casa, como limpiar el patio. Respecto a los horarios, en alguna ocasión sigue teniendo dificultades para cumplirlos y llega una hora u hora y media tarde, pero asume la consecuencia (no salir al día siguiente). • Es más capaz que antes de asumir la responsabilidad de sus acciones y pide disculpas cuando evalúa que se ha equivocado. • Mejoró su autoestima y sus habilidades sociales. En general es más asertivo y realiza menos llamadas de atención, aunque ha de seguir mejorando en esto. • En cuanto al consumo, continúa consumiendo cannabis, por el momento de forma controlada. • A nivel formativo obtuvo el graduado en ESO, durante el curso 20082009. En la actualidad trabaja en la empresa familiar, que dirige su padre. No obstante muestra dificultades para mantener el esfuerzo y en ocasiones confunde su rol de trabajador con el de jefe. 42 CASO Nº 2: .Asociación Los Arcos de Altea.7 CÓDIGO DE IDENTIFICACIÓN: MJ01 FECHA DE NACIMIENTO: 18-06-90 LUGAR DE RESIDENCIA: Urbano Quien realiza la denuncia? Padre Fecha en que se cometen los hechos: Se producen de manera reiterada entre diciembre de 2004 y mayo de 2006. Fecha en la que se impone la medida: Julio de 2005. Fecha de inicio de la medida: Octubre de 2005. Tipo de medida y duración: Se acumulan varias medidas de libertad vigilada refundiéndose finalmente en un único expediente de reforma, teniendo que cumplir el joven un total de 24 meses. Fecha de finalización de la medida: Finalización según liquidación de medida en marzo de 2010. Otras medidas impuestas previamente, durante el cumplimiento y después del cumplimiento: En febrero de 2005 se produce un internamiento en centro semiabierto por maltrato familiar. Durante el periodo de internamiento prolongado (mayo 2006-marzo 2008), el joven aprovechando las salidas de fin de semana comete dos delitos de robo con violencia (fuera del entorno familiar), por los cuales se le imponen medidas judiciales en medio abierto. INDICADORES DE RIESGO: (aplicamos aquí la guía de indicadores de elaborada en el proyecto) INDIVIDUALES FACTORES PARENTALES Carencia de habilidades en el cuidado del hijo Pobre autoestima Problemas de adicción a tóxicos Enfermedades severas 7 Este informe ha sido elaborado por Joan Font, Antonio Ortega, Yolanda Soler y Manuel Navarro del Equipo de Medidas Judiciales de la Asociación Loa Arcos de Altea 43 CARACTERÍSTICAS DEL NIÑO/JOVEN Baja tolerancia a la frustración. Problemas de conducta Consumo de drogas Absentismo escolar Fracaso escolar Agresividad hacia los padres Desobediencia reiterada de las normas paternas Grupo de iguales en situación de riesgo Forma de resolución de conflictos de forma agresiva Bajo nivel de autoestima Bajo nivel de empatía Bajo nivel de habilidades sociales Impulsividad FAMILIARES INTERACCIÓN PATERNO FILIAL Desadaptada Escasa comunicación y comunicación negativa Ciclo ascendente de conflicto y agresión Estilo educativo contradictorio Dejación/delegación de funciones parentales CONFIGURACIÓN FAMILIAR Menos de tres hijos Monoparental Hijo único SOCIOCULTURALES ÁMBITO LABORAL Pérdida de rol Pérdida de autoestima y poder Trabajo precario MOTIVO DE INTERVENCIÓN: Imposición de Medida Judicial en Medio Abierto por un delito de maltrato habitual y siete delitos de maltrato familiar. TIPO DE VIOLENCIA: Física y verbal. Continuada. Reiterada. 44 VÍCTIMA: Padre FECHA DE INICIO DE LA INTERVENCIÓN: Octubre de 2005 OBJETIVOS Y METODOLOGÍA DE INTERVENCIÓN APLICADA: Desde el inicio de nuestra intervención se han sucedido varias interrupciones por internamiento que nos han obligado a reformular los objetivos atendiendo a las nuevas necesidades que iban apareciendo en el caso. A continuación detallamos los objetivos y metodología aplicada, recogidos en los dos Programas Individualizados de Ejecución que se han planteado desde nuestra Entidad. Programa Individualizado de ejecución – 18 de noviembre de 2005 OBJETIVOS: Ámbito del menor: Fomentar la reflexión del menor sobre los hechos acaecidos y analizar su situación actual, para que conozca las consecuencias y repercusiones que producen tanto en su entorno social como familiar. Orientar al menor para que acuda al Programa de Atención a la Familia e Infancia, con el fin de entrevistarse con el psicólogo del programa, y así poder empezar una terapia con el padre y el hijo, para mejorar en lo posible la relación paterno-filial. Instruirle en Habilidades Sociales, para conseguir mantener buenas relaciones con su grupo de iguales, tanto en el Instituto como fuera del mismo: Reconocimiento de los sentimientos. Resolución de problemas. Control de impulsos. Ámbito familiar: En cuanto a las relaciones familiares y a la instrucción en estrategias educativas, es el Servicio de Atención a la Familia e Infancia (SEAFI) a través del psicólogo, el encargado de trabajar con el padre, para de esta manera conseguir una buena estabilidad emocional en el núcleo familiar. El objetivo desde el Programa de Medidas Judiciales es llevar un seguimiento de las pautas marcadas desde el SEAFI e intentar que se lleven a cabo tanto por parte del padre como del menor. Ámbito formativo: Erradicar el absentismo escolar que presenta el menor: Cambiar el concepto que tiene el menor respecto al Centro Escolar. Averiguar los verdaderos motivos por los que no asiste al Instituto. 45 Explicarle la obligación que tiene de asistir al Centro con regularidad. Explicarle los beneficios que conlleva su asistencia al Centro. Crear hábitos en el menor que proporcionen la realización de tareas escolares. Crear de forma consensuada un horario que contemple la realización de tareas escolares. Ámbito de ocio y tiempo libre: Favorecer el mantenimiento de actividades deportivas, en su tiempo libre. METODOLOGÍA: Las actividades y tareas realizadas en la medida han sido coordinadas y compaginadas con la intervención del psicólogo del SEAFI. Entrevistas semanales del educador del Programa de Medidas Judiciales con el menor. Seguimiento del menor en el Instituto, a través de reuniones con el tutor o jefe de estudios. Entrevistas semanales con el padre del menor. Realización de ejercicios prácticos de Habilidades Sociales. Realización de fichas sobre Habilidades Sociales. Reuniones de coordinación con el ESB y con el psicólogo del SEAFI. Programa Individualizado de ejecución – 14 de julio de 2008 OBJETIVOS: Ámbito del menor: Favorecer el adecuado desarrollo de ese proceso de cambio ya iniciado que permita erradicar por completo las conductas infractoras e interiorizar herramientas y valores como la empatía y el respeto que le acerquen más a la postura de la víctima. Asumir las consecuencias, compromisos y obligaciones que se deriven de la medida judicial y de un eventual incumplimiento de la misma. Favorecer el aumento del umbral de tolerancia a la frustración. Favorecer el aumento del nivel de autonomía personal. Promover el desarrollo de las habilidades sociales necesarias para la adecuada gestión de los conflictos. Verificar que su estado afectivo emocional efectivamente ha mejorado y proporcionar el apoyo necesario en caso de apreciar carencias y fragilidad en este ámbito. Ámbito formativo-laboral: Favorecer que el joven desarrolle todas aquellas capacidades y habilidades que le permitan consolidar el empleo que acaba de encontrar. Obtener el carné de conducir. 46 - Favorecer que surja una motivación mínima de cara a matricularse en la EPA con el fin de obtener el graduado escolar. Ámbito sanitario: Realizar un seguimiento acerca del consumo de cannabis y alcohol continuando con nuestro trabajo de prevención y orientando al joven al recurso adecuado en caso de observar síntomas alarmantes de consumo. Ámbito familiar: Realizar un seguimiento de las relaciones entre padre e hijo verificando que la mejoría se han consolidado y aportando las orientaciones oportunas tanto en el caso de que no se haya producido esa consolidación como en aquellas situaciones en las que las partes acepten y necesiten una ayuda y acompañamiento para mejorar la convivencia. Trabajar con el menor la necesidad de respetar determinadas decisiones de su padre y la conveniencia de empezar a plantearse su relación de una forma más madura y menos absorbente. Ámbito de ocio y tiempo libre: Ofrecer al joven nuestra orientación y apoyo de cara a organizar adecuadamente el tiempo destinado al ocio, explorando alternativas que constituyan ofertas sanas y constructivas. METODOLOGÍA: Entrevistas del educador de la medida con el joven donde se trabajarán los diferentes objetivos planteados en el PIE, aplicando las técnicas y los medios necesarios para lograr su consecución y realizando las tareas conjuntas entre el técnico y el joven que se consideren necesarias. Acompañamientos previstos para favorecer el logro de los objetivos propuestos (SERVEF, CREAMA, etc.). Contactos y entrevistas por parte del educador de la medida con el padre del joven. Tareas encomendadas al joven como contenido de la ejecución de la medida. Reuniones, contactos e intercambios de información con los responsables del Equipo Social de base. En su caso, contactos con los profesionales de los diferentes recursos que intervengan en el desarrollo del PIE. REINCIDENCIA DURANTE LA INTERVENCIÓN: SI En octubre de 2005 se inicia la primera medida de libertad vigilada, tras unos episodios de agresiones hacia el padre, que se venían sucediendo desde diciembre de 2004. En febrero de 2006 se produce un internamiento cautelar en régimen semiabierto, por reincidencia. 47 - - - En marzo de 2006 se deja sin efecto el internamiento cautelar en régimen semiabierto y se sustituye por una medida de libertad vigilada cautelar. En mayo de 2006, de nuevo por otra agresión, se decide modificar la medida de libertad vigilada cautelar por un internamiento cautelar en régimen semiabierto. A partir de esa fecha, se inicia un periodo de internamiento sin interrupciones hasta marzo de 2008 (fecha en la que se retoma la intervención en medio abierto). REINCIDENCIA POSTERIOR A LA INTERVENCIÓN: La intervención aún no ha finalizado VALORACIÓN TÉCNICA DEL PROCESO Y RESULTADOS: Estamos ante una situación peculiar debido a las sucesivas interrupciones en nuestra intervención y, en consecuencia, la participación de otros equipos vinculados a la ejecución de medidas judiciales de internamiento. Ello supone que para una valoración técnica se deba tener en cuenta la imposibilidad de desarrollar un continuo en nuestra intervención desde el inicio, en octubre de 2005. En ese sentido, el programa individualizado de ejecución planteado en un principio no pudo ser desarrollado según la programación prevista debido al internamiento del joven. Cuando se retoma definitivamente la libertad vigilada de manera estable y sin interrupciones, en marzo de 2008, es cuando se lleva a cabo el desarrollo de un proyecto educativo según lo previsto desde un principio. En esta valoración técnica es necesario destacar que el trabajo realizado durante el internamiento por el equipo del centro y el propio proceso madurativo del joven, han permitido de manera plausible nuestra intervención desde el medio abierto. Los recursos empleados en nuestra intervención se han elegido atendiendo a las necesidades detectadas en un principio y a las que han ido apareciendo a lo largo de la intervención. Cuando se inicia la intervención, en 2005, se implica al Equipo Social de Base y al SEAFI del municipio para tratar de abordar la problemática familiar. Otro recurso con el que se trabaja es el escolar. Tras el período de internamiento, los recursos que han participado y están participando en el programa individualizado del joven son los siguientes: - Equipo Social de Base: este recurso nos proporciona espacio físico para las entrevistas con el joven y ha realizado y realiza un trabajo de orientación y gestión en cuanto a ayudas y prestaciones que, debido 48 - - - - - a la situación económica del joven, se han valorado como necesarias. Asimismo, ha intervenido a la hora de favorecer un empleo en el Ayuntamiento para este usuario. SERVEF (Servicio Valenciano de Empleo y Formación): se ha utilizado este recurso como pieza fundamental a la hora de llevar una búsqueda activa de empleo. INEM (Instituto Nacional de Empleo): derivamos al joven a este organismo con el fin de tramitar una prestación a la que se tiene derecho cuando finaliza un internamiento. CREAMA (Entidad dinamizadora de la actividad económica y social de la Marina Alta): junto al SERVEF, se ha empleado este recurso en la búsqueda activa de empleo. Ayuntamiento: la oferta de empleo desde esta institución a través de subvenciones estatales ha permitido obtener un trabajo temporal al joven. Fuerzas Armadas: el joven se ha presentado a las pruebas de ingreso, que ha superado pero no se le ha asignado plaza. Actualmente se llevan ejecutados 14 meses de libertad vigilada de los 24 previstos. Los resultados parciales que en este momento se pueden ofrecer son positivos. En relación al tipo de violencia que origina la medida, ha remitido por completo, y no se han vuelto a dar episodios de maltrato al padre. La convivencia ha mejorado de manera importante y el joven afronta la relación con el padre de manera más madura y empática, y desde el respeto, el afecto y la preocupación hacia la situación del otro. Paralelamente se ha dado un proceso evidente hacia una autonomía personal y el joven presenta un adecuado nivel de habilidades relaciones y de recursos personales que le permiten funcionar satisfactoriamente de manera autónoma. En cuanto a conductas delictivas distintas al maltrato familiar, no se tienen noticias de reincidencia y apreciamos una normalización social en el joven. 49 CASO Nº 3: Clínica Mediterránea de Neurociencias8 MARÍA 16 AÑOS MOTIVO DE INGRESO Ingreso Urgente en la Unidad de Adolescentes de la Clínica Mediterránea de Neurociencias a petición de su madre (Abril 09). Problemas conductuales graves de varios años de evolución que incluyen agresividad verbal y física hacia su madre, absentismo escolar, asociación con iguales conflictivos, consumo de tóxicos, mentiras y pequeñas fugas de casa. DATOS DEMOGRÁFICOS Mujer de 15 años, hija única. Descrita a nivel premórbido como introvertida, sensible, con dificultades para verbalizar sentimientos y poca capacidad de afrontamiento de dificultades. En el colegio tiene dificultades con iguales, por el retraimiento llegando a ser víctima de bullying en los últimos años de la primaria. Cercana a los padres, alta dependencia emocional de la madre (negativa a separarse de ella en la infancia, a dormir sola….) FACTORES FAMILIARES Familia socio-económico medio-alto. Padre fallece de forma repentina once meses antes en un accidente en casa. La madre supera bien el duelo en un par de meses y aparentemente normaliza su actividad. María no exterioriza aparentemente tristeza se muestra cada vez más irritable, cambia de grupo de iguales y comienza una escalada a nivel conductual. Manejo permisivo (antes de la problemática los límites no se perciben necesarios debido al buen carácter premórbido) INGRESO INVOLUNTARIO, NEGATIVA A COLABORAR INCIALMENTE 8 Este informe ha sido realizado por Auxi Javaloyes de la Cínica Mediterránea de Neurociencias 50 SOSPECHA DIAGNÓSTICA: Cuadro depresivo y trastorno disocial secundario EVALUACIÓN: Entrevista familiar, contacto con el colegio, evaluación individual: - BECK - SDQ - INVENTARIO DE PERSONALIDAD INTERVENCIÓN: - TERAPIA INDIVIDUAL: o Ayuda con la verbalización de emociones y resolución de conflictos o Afrontamiento del duelo o Habilidades sociales o Autoestima o Empatía / reconocimiento del impacto emocional de sus conductas - TERAPIA FAMILIAR: o Refuerzo del vínculo afectivo o Estilo de manejo: afecto + límites - TERAPIA DE GRUPO: o Conductas prosociales o Resolución de conflictos TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO: - antidepresivo - neuroléptico EVOLUCIÓN: 51 Ingreso duración siete semanas Retorno gradual a casa SEGUIMIENTO EN CONSULTAS EXTERNAS (última cita hace dos semanas) - Desaparecen conductas disruptivas - Comienza el curso escolar sin problemas - Normalización de síntomas depresivos INTERVENCIÓN A NIVEL SOCIAL: - Reorganización tiempo libre con iguales INTERVENCIÓN A NIVEL EDUCATIVO: - Cambio de centro - Apoyo psicopedagógico EVOLUCIÓN: “….estaba tan perdida y tan sola, y me sentía tan mal que las peleas me mantenían viva… “…..aunque parezca absurdo, llegué a pensar que mi madre tenía la culpa de que papá muriera y quería que ella sufriera como yo estaba sufriendo… “ …. Como llegué a sentirme lo peor, no me sentía capaz de tener amigos normales, ni de estudiar, ni de hacer nada bueno en la vida… FACTORES DE RIESGO: Maltrato filiopaternal aparece como consecuencia clara al cuadro depresivo que se desencadena por acontecimiento vital negativo 52 A NIVEL PERSONAL: - Pocas habilidades de afrontamiento - Retraimiento, poca capacidad de verbalización de las emociones - Inseguridad, alta dependencia emocional A NIVEL FAMILIAR: - Estilo de manejo permisivo / alta dependencia emocional A NIVEL SOCIAL: - Bullying - Cambio de grupo de iguales - Consumo de tóxicos PERFILES INGRESADOS CON VIOLENCIA FILIOPATERNAL: - - Violencia mediada sobre todo por factores ambientales (crianza inadecuada) Violencia como parte de un cuadro psiquiátrico agudo Violencia como consecuencia de factores individuales (CI-límite, trastorno por déficit de atención con hiperactividad.) + FACTORES AMBIENTALES (modelamiento familiar, estilo de crianza inadecuado, iguales conflictivos, absentismo escolar…) 53 CASO Nº 5: Centro De Reeducación de menores Rey Jaime I9 La presente intervención se enmarca dentro del protocolo de actuación específica desarrollado por el equipo técnico del centro de reeducación de menores Rey Jaime I, para aquellos casos en los que, menores y/o jóvenes, ingresan en nuestro centro tras la imposición (de manera cautelar o firme) de una medida de internamiento por la comisión de un delito (o presunto delito) calificado como maltrato familiar. El criterio de inclusión comprende también, aquellos otros casos en los que, si bien la medida de internamiento responde a otro tipo de infracción, durante su cumplimiento se tiene conocimiento (o se sospecha), de la existencia de violencia ejercida por los menores/jóvenes hacia sus progenitores (en un sentido amplio), bien porque así lo refiera la familia o el propio menor/joven, bien porque se detecten esta situación de violencia filio-parental durante el desarrollo de la intervención. En este sentido, cabe mencionar que el diseño del mencionado protocolo, en cuanto a su estructura y contenido, ha evolucionado conforme a la participación de este equipo en diversos programas de investigación sobre violencia intrafamiliar, proyectos promovidos por la iniciativa europea del Programa Daphne, más concretamente, en aquellos orientados a la problemática de la violencia filio-parental “Menores que agreden a sus padres”, En el caso que nos ocupa, relatamos una intervención aún no finalizada, que ilustra las particularidades y dificultades que este tipo de violencia tiene para con el desarrollo y la evolución del caso, así como para con las personas implicadas, entendiendo no solo la díada agresor/a-víctima, sino también a todos aquellos familiares implicados (en el caso de separaciones o rupturas: cada progenitor y su respectiva pareja, así como la familia extensa que participa de la situación en un sentido u otro). El presente abordaje, se centra en un menor (y en su familia) al que, en el momento de su ingreso, apenas le faltan unas semanas para cumplir la mayoría de edad, y al que llamaremos Enrique. Enrique ingresa en nuestro centro para cumplir una medida cautelar de internamiento en régimen cerrado terapéutico, por un tiempo aproximado de seis meses, por unos hechos constitutivos de un delito de maltrato familiar y amenazas. La sentencia recogería, meses más tarde, como hechos probados, que Enrique, encontrándose en el domicilio familiar, se dirigiera a su madre iniciando una discusión en el curso de la cual le propinó varios puñetazos, impactando uno de ellos en el ojo derecho, causándole un traumatismo ocular con hemorragia subconjuntival, conminándole además, con una botella de 9 Este informe ha sido realizado por Carmen María Ruiz-Cutillas; Salvador CarpiGarcía,; y Antonio Moreno-Tenas del Equipo técnico del Centro de Reeducación de Menores “Rey Jaime I”, de Picassent (Valencia) 54 cristal y un cuchillo jamonero, haciendo ademán de continuar pegándole, en un contexto de gran agresividad. En los días posteriores a su ingreso en el centro, la información con la que iniciamos el abordaje del caso (salvo aquella recogida en el auto de internamiento), no es otra que la proporcionada tanto por el propio menor, por un lado, así como por cada uno de los progenitores con sus respectivas parejas, por otro, entrevistas que son realizadas en todo momento por separado. En función de los hechos denunciados por la víctima (Encarna, la madre de Enrique), el Ministerio Fiscal, responsable de la instrucción de los procedimientos, así como de la investigación de los hechos, decide solicitar al Juez de Menores la adopción de una medida cautelar, por estimar que lo hacía aconsejable la gravedad de los hechos, su repercusión y alarma social producida, la existencia de indicios que implicaban al menor en el delito que se le imputaba, así como los reiterados incumplimientos que estaba protagonizando durante el transcurso de una medida de libertad vigilada. Es por ello que, en base a la información recogida en el auto de internamiento cautelar, el ingreso de Enrique supone la aplicación del protocolo de actuación específica en casos de violencia filio-parental, por lo que la planificación de la intervención contempla este tipo de violencia, dada la agresión a su madre. Uno de los principales objetivos de la intervención será, pues, la existencia de conductas reiteradas de violencia verbal, no verbal, y física, emitidas por parte de Enrique hacia su madre, una de las cuales acaba en la agresión que motiva la denuncia por la que se le impone la medida cautelar, evidenciándose la presencia de comportamientos que podrían encuadrarse en cuatro dimensiones de maltrato: maltrato físico, psicológico, emocional y financiero. Todo ello en base a lo referido por la familia, información coincidente con la que se desprende de los resultados de la Escala de violencia filio-parental (EVF-P) que, en un estado primigenio, hemos desarrollado como complemento a la entrevista. La evaluación de las conductas de maltrato se ha realizado mediante entrevistas, mantenidas con el menor, con la persona receptora de dichas conductas, así como también con el resto de familiares. Las sesiones iniciales, suponen la primera toma de contacto entre el menor y los técnicos. Se trata de una primera aproximación a la situación actual en la que se encuentra Enrique. En ellas se efectúa la entrevista inicial, se realiza la recogida de datos, se administra aquellas pruebas psicológicas que se estiman oportunas, llevándose a cabo una exploración general en la que se sondean las principales áreas de intervención con menores infractores (situación familiar, estilos educativos parentales, estado del itinerario educativo, grupo de iguales, aprovechamiento del tiempo, consumo de sustancias, o medidas judiciales anteriores, entre otras), examinando la presencia de factores de riesgo así como la posible existencia de factores de protección. Por otra parte, la primera toma de contacto con los familiares (madre-pareja ésta, por un lado, y padre-pareja de éste, por otro) revela la existencia de intenso conflicto entre los ex-cónyuges, que deviene de un pasado matrimonio que acaba en ruptura, con una separación traumática, de un en en 55 apariencia no resuelta (a juicio de los técnicos) por parte del padre de Enrique, y generadora de una importante e inagotable fuente de conflicto interno. En ambos casos se cuenta desde el primer momento con la presencia, por separado, de los dos progenitores de Enrique, acompañados de sus respectivas parejas, con los que se mantiene una primera toma de contacto, en la que se inicia la recogida de datos, explorándose la situación familiar, se analiza el relato de la historia familiar narrada por ambas partes, el estado de la situación de conflicto hasta la vivencia de la agresión y posterior imposición de la medida de internamiento, así como los estilos educativos parentales y la interacción familiar, sondeando aspectos más específicos (supervisión, disciplina, etcétera). En este sentido, se destaca por encima del resto de la información obtenida, el hecho que Fernando, el padre del menor, justifique constantemente la agresión sufrida por la madre, minimizándola e incluso que llegue a cuestionar la autoría de la misma, apuntando la posibilidad de que se originara durante forcejeo entre Encarna, su pareja (Luis Manuel) y Enrique. La valoración de los hechos por parte de Fernando, queda resumida en el siguiente comentario “su habitación era su castillo, no tendrían que haber entrado así en ella”, o “su madre no es quien para hacer eso, ésa no es su casa, la casa es de mis hijos”, justificando la reacción violenta de su hijo, así como la situación acaecida tras la separación. El padre de Enrique se comporta, en las primeras visitas, como referente único para su hijo frente a la figura de la madre que es quien lo ha denunciado, no presente en estos momentos tan duros para el menor. Por otro lado, la madre acepta la situación de rechazo que Enrique manifiesta hacia ella, y se muestra receptiva respecto de las indicaciones de los técnicos. Entiende la necesidad de un abordaje previo con el menor en previsión de un encuentro entre ambos. También se mantiene contacto con los técnicos de medidas judiciales en medio abierto, responsables de la supervisión de las anteriores medidas de libertad vigilada que en su día se impusieron al menor, quienes se desplazan hasta nuestro centro y realizan un exhaustivo traspaso de información sobre la ejecución de las medidas anteriores, sobre la intervención realizada hasta el ingreso de Enrique, y de la situación pasada y presente del caso. De estas sesiones de evaluación, se destaca la importante dependencia a sustancias tóxicas que presenta Enrique en el momento de su ingreso, circunstancia que le provoca un moderado síndrome de abstinencia durante las primeras semanas de internamiento. Se destaca una clara afectación en la autoestima del menor, especialmente en las dimensiones académica y social, y en menor medida, emocional y física. Presenta unos prototipos de personalidad en los que predomina el oposicionismo, la rebeldía, la rudeza, la tendencia límite, la autopunición; significativas carencias respecto de la idea de quien es, así como en cuanto a la sensibilidad social, con una elevada discordancia familiar, y cierta desvalorización de si mismo; por último sobresale su inclinación hacia el abuso de sustancias, con predominio de comportamientos impulsivos. La valoración del nivel de riesgo global es alta, por lo que se anticipa y planifica una supervisión acorde con esta valoración. 56 Respecto de los indicadores de riesgo de la Guía de intervención temprana, en cuanto a los factores parentales individuales, éstos no se detectan (véase aquellos relacionados con las interacciones paterno-filiares). En referencia a los relacionados con las características del menor, se destaca: a) baja tolerancia a la frustración, b) apático, c) problemas de conducta, d) hiperactivo (diagnostico clínico), e) consumo de drogas, f) procesos delincuenciales, g) absentismo escolar, h) abandono escolar, i) fracaso escolar, j) agresividad hacia los padres, k) desobediencia reiterada de las normas paternas, l) grupo de iguales en situación de riesgo, m) forma de resolución de conflictos de forma agresiva, n) bajo nivel de autoestima, ñ) locus de control externo (sitúa la responsabilidad de sus actos en los otros), o) bajo nivel de empatía, p) bajo nivel de habilidades sociales (interpersonales), q) hedonista-nihilista. En cuanto a los indicadores de riesgo familiares, en aquellos referidos a la interacción paterno-filial, se valora: a) desadaptada, b) escasa comunicación y/o comunicación agresiva, c) ciclo ascendente de conflicto y agresión, d) técnicas de disciplina coercitivas, e) pautas de crianza inadecuadas, f) modelos parentales inadecuados, g) dejación/delegación de funciones parentales, h) déficit de asertividad, i) relaciones de apego inadecuadas, j) sobreprotección. Respecto de las relaciones de pareja: a) conflicto conyugal/ruptura de pareja, b) estrés permanente, c) problemas de inestabilidad de pareja. La configuración familiar destaca por estar esta reconstituida por parte de cada cónyuge. De los indicadores socioculturales, en el ámbito laboral: a) economía estable; respecto de las redes sociales de apoyo: no se detectan indicadores de riesgo, en contraposición a los factores culturales: a) aprobación cultural del uso de la violencia, b) aceptación cultural del castigo corporal, c) aceptación cultural del consumo de estupefacientes (los tres anteriores, por parte del padre). En base a la información referida anteriormente, se establece una serie de objetivos de intervención planteados en función de las necesidades del menor, y su familia, elaborándose objetivos específicos para cada una de las díadas progenitor-pareja, dado que conforman núcleos de convivencia claramente diferenciados. Una vez evaluadas las necesidades del menor, la situación familiar, formuladas las hipótesis, y establecidos los objetivos de intervención, se inicia la fase de intervención. El protocolo de actuación sobre violencia filio-parental, se estructura en cuatro fases diferenciadas, a modo de estadios cronológicos en función de la evolución del caso, que se inicia con la fase de evaluación, en la que se realiza la exploración, valoración, formulación de hipótesis y finalmente se establecen los objetivos del abordaje, seguida de otra en la que, fundamentalmente, se interviene sobre la situación actual que presenta el menor, incidiendo en sus factores de riesgo y en sus necesidades, con atención en la responsabilización sobre los hechos protagonizados. Posteriormente se inicia una tercera fase, en la que predomina el abordaje respecto de las interacciones entre el menor y sus referentes adultos, en este caso, mediante sesiones por separado entre el menor y cada uno de los progenitores con sus respectivas parejas. Para, finalmente, y tras la valoración favorable en cada una de las fases anteriores, realizar un seguimiento de la evolución y consolidación de los progresos adquiridos durante el periodo de intervención. 57 En este sentido, brevemente, la intervención con Enrique durante estos primeros meses de internamiento, se ha centrado en la vivencia de la agresión, la asunción de responsabilidades, de las consecuencias que los actos propios tienen para con los otros y con uno mismo, el trabajo de la empatía, de la exteriorización de las emociones propias, de la identificación y comprensión de la de los demás, así como el entrenamiento en autocontrol emocional, y la instrucción en habilidades sociales. Respecto de los progenitores, se ha intervenido de manera diferenciada: con Fernando, el padre, se ha confrontado la situación de conflicto permanente que mantiene con su ex-mujer y madre del menor, en referencia a los beneficios que esta situación tiene para con Enrique, reforzándose las interacciones adecuadas, instruyéndole en habilidades de crianza, con el objetivo de crear un vínculo sincero y beneficioso para su hijo. Esto es así, en referencia a la influencia negativa que ciertos modelos de conducta de Fernando han tenido y tienen en Enrique: sus creencias, valores y actitudes manifestadas por el padre respecto de la situación de conflicto con Encarna, así como respecto del consumo de sustancias toxicas, su enfoque respecto de las relaciones de pareja, en la que se evidencia un importante sesgo machista, predominando la posesión así como roles rígidos, o la situación de internamiento, que vivencia como propia por una experiencia pasada. En cuanto a Encarna, la madre, se le ha mantenido informada en todo momento, con la mirada puesta en un posible encuentro con Enrique, en el momento mas adecuado en función del estado de la intervención, encuentro para el que se han evaluado y potenciado previamente estrategias interpersonales y de comunicación con la madre. La intervención se ha realizado mediante sesiones individuales con el menor desde el equipo técnico, centradas en posibilitar el reconocimiento por parte del menor de su responsabilidad en los hechos, así como en la gestión de los sentimientos de culpa que pudieran derivarse de ello. Asimismo, desde los hogares de convivencia en los que se estructura el centro, los educadores participan activamente del desarrollo de las intervenciones, afianzado los contenidos, reforzando el progreso, todo ello en coordinación y contacto permanente entre los diversos equipos del centro. Finalmente, transcurridos más de cinco meses desde el ingreso de Enrique, se produce el encuentro entre el menor y su madre, un reencuentro aparentemente sincero e intenso en el plano afectivo, planificado con todas las reservas, y a partir del cual se inicia el paulatino reestablecimiento del vínculo madre-hijo. Después de prácticamente seis meses desde que Enrique ingresara en el centro, se celebra la audiencia, en la que las partes llegan a una conformidad, por lo que el menor se reconoce autor material de la agresión, por ello se le impone una medida firme de internamiento por tiempo de un año (con el abono del tiempo cumplido durante el periodo cautelar) iniciando, en ese momento, el periodo de tiempo que le resta por cumplir en régimen semiabierto. En los meses siguientes al encuentro entre Enrique y Encarna, la evolución del caso ha sido ciertamente irregular, característicamente marcado desde el inicio 58 de su internamiento por la lentitud, aunque el progreso experimentado mes a mes ha sido generalmente continuo. El primer permiso de salida, supuso cierta desestabilización en la situación en la que se encuentra el menor. Ocho meses después de su ingreso, Enrique podía residir durante unos días en casa de su padre. No obstante, el menor aprovecharía para reencontrarse con su grupo de iguales, convivir en casa de Fernando y su pareja, Tere, así como para visitar a su madre. El permiso transcurriría sin incidentes, aunque dada la evolución tan pausada que ha experimentado, en el momento actual se plantean y anticipan las dificultades obvias al estado en el que nos encontramos, y a las particularidades del caso. En todo este tiempo, se han potenciado las interacciones positivas con su padre, con el que ha estrechado el vínculo afectivo. Por otro lado, se ha restablecido la relación con la madre, en proceso de consolidación desde entonces. Ha protagonizado una evolución personal ligeramente satisfactoria que continúa consolidándose a día de hoy, encontrándose actualmente frente a una situación, el disfrute de permisos de salida, que supone un paso más en su proceso reeducativo, cuando quedan apenas cuatro meses para que finalice su internamiento, tiempo que se continuará empleando en trabajar intensamente con los dos progenitores. Las hipótesis de trabajo respecto de la situación actual plantean un amplio abanico de posibilidades, que contempla desde la consolidación de las conductas adaptadas, entre las que se encuentra la negativa a volver a consumir sustancias tóxicas, el mantenimiento de las interacciones adecuadas con Encarna, con la disminución del conflicto entre los progenitores, estado que podría coincidir temporalmente en su evolución con la finalización de su internamiento en el centro, hasta el extremo opuesto marcado por un retroceso en su situación, refugiándose de nuevo en los valores desviados de su grupo de iguales, que presenta importantes factores de riesgo, como conductas delictivas, consumo de sustancias, o la ausencia significativa de control parental, así como de su referente adulto paterno, retomando el consumo de sustancias, y relacionándose nuevamente de forma violenta con su madre. El devenir de las próximas semanas indicará hacia donde debe dirigirse la intervención, en función de la situación que se manifieste durante esta nueva etapa en la que se encuentra Enrique (periodo de concesión de permisos de salida, de retorno progresivo y controlado a su entorno cotidiano, de puesta en práctica de las habilidades y estrategias abordadas durante estos meses de intervención), devenir que influirá en la planificación del resto de su medida, en este caso, en medio abierto, como complemento de la de internamiento, con la finalidad de que el regreso del menor a la situación de libertad vigilada, sea adecuadamente supervisada, durante los próximos meses que le restan. Meses, no obstante, que afronta en una situación significativamente mas ventajosa (aunque sin poder considerarse, a día de hoy, normalizada) que la que presentaba en el momento de su ingreso, con una situación familiar que, aunque en permanente conflicto, pueda mitigarse en lo referente al menor y a su futuro próximo. Las dificultades en los casos de violencia filio-parental son evidentes: aparte de la actuación genérica sobre los factores de riesgo y las necesidades de los 59 menores infractores, las agresiones por parte de los hijos hacia sus progenitores conllevan ciertos añadidos que, en determinados casos, pueden llegar a dificultar enormemente la evolución de los procesos de cambio, dado que victima y agresor/a puede que convivan en la misma casa, mantienen una relación directa de parentesco, el deterioro del vínculo afectivo puede llegar a ser extremo, y, en casos como el de Enrique, se heredan conflictos ajenos al propio menor, como rupturas traumáticas no resueltas que, convierten la situación de maltrato familiar en un mero aspecto secundario, en una consecuencia derivada de una problemática de índole superior a la que, una intervención realizada desde un centro de reeducación, debe enfrentarse por el superior interés del menor. CASO Nº 6: Centro di Solidarietá di Reggio Emilia10 1) Intervención Fecha: Febrero 2009 Origen: CEIS Nombre y edad del menor (al momento de la intervención): Mario, 20 años Envío Son los abuelos maternos quienes sugieren a los padres tomar contacto con el CEIS. Ellos conocen el centro porque su hijo participa allí en el programa “Cocaína No”. Los padres del menor se dirigen al CEIS en un contexto de emergencia: Mario tiene un accidente de coche y se sospecha que la causa del mismo es el abuso de sustancias. El tío toxicodependiente teme que la familia le impute a él la responsabilidad. Tipo de violencia - Verbal: amenazas, insultos, descalificaciones contra su padre y la compañera, su madre y el marido. - Física: contra la madre - Hacia sí mismo: accidentes de coche, amenaza de suicidio (tirarse por la ventana con el hermano pequeño en brazos). - Uso de sustancias: uso indebido de cannabis, alcohol y probablemente cocaína. - Trastornos mentales: no se diagnostica ningún trastorno. - Restricciones legales: no tiene sanciones penales, solo sanciones civiles: retirada del carné de conducir - Enfermedades: ninguna Nivel Socio-económico medio. El padre trabaja con su hermano menor, propietario de una mueblería heredada de sus padres. Su compañera, comerciante, tiene una tienda de 10 Este informe ha sido realizado por Mariapia Distéfani y Anna Bassioli del Centro di Solidarietá di Reggio Emilia. 60 fotocopias. La madre ha trabajado con su madre después de la separación pero la relación se interrumpe en mayo de 2009. Su marido es policía, hijo único de padres separados que viven en Roma. Mario ha intentado trabajar con su padre como aprendiz, pero fue despedido por robo. La hermana es estudiante. Inicio del problema: en 2003, coincidiendo con el nacimiento de su hermano. Historia familiar Los padres de Mario se separaron en 1994 por iniciativa de la madre que alega que se sentía sola y abandonada. La madre después de la separación va a vivir a casa de sus padres. En 1998 inicia una nueva convivencia y se instala en un piso de propiedad de su madre, en el mismo edificio. Vuelve a casarse en 2001 y de esta unión nacerá un hijo después de dos años. Las dos familias de la madre, la de origen y la reconstituida, constituyen un único núcleo. El Padre conoce a Sara en 2002 y comienzan la convivencia en 2003. Mario y su hermana, confiados a la madre, han mantenido relaciones regulares con su padre hasta que, por el empeoramiento de los comportamientos de Mario (violencia, robo, amenazas y el uso de su hermano como rehén), la madre y su marido lo "envían " con su padre sin haberlo acordado previamente, una primera vez en marzo y una segunda en el verano de 2009. Mientras tanto, la madre y la abuela materna, han interrumpido las relaciones después de un choque en el que se ve involucrada la hermana de Mario, en el cual la abuela sale en defensa de su nieta. El hermano, últimamente, ha agravado sus problemas de habla (tartamudez). 61 ? ? Casados 1967 Roma Convivencia 19971998 tox 1970 Convivencia 2003 S. Casados 1988- Separados 1994 M.1957 Convivencia 1998- Casados 2001 A. F. 1967 Ma. 1989 Si. 1992 Al. 2003 62 Justificación Los padres se muestran ambivalentes. Cuando los terapeutas ponen de relieve los aspectos graves y puntos del problema, los padres lo minimizan. Cuando los terapeutas se expresan de un modo que devalúa / minimiza el problema, los padres comienzan a preocuparse, a ser activos, cooperativos y leales, oscilando entre la adhesión a las peticiones del niño y delegarlo, entre los sentimientos de exaltación y de insuficiencia e impotencia. En este momento los padres esperan que Mario esté convencido de la necesidad de una intervención curativa, pero él tiene un punto de vista muy diferente. Sistema de creencias 1.Para Mario y su hermana el "problema" son los adultos; 2. Para el padre y el marido de la madre, el "problema" es la “explosividad" y pérdida de control de la madre; 3. Para la madre el "problema" es el hijo sintomático, síntomas atribuibles a los efectos de la ausencia paterna. 4. Para los abuelos, el "problema" está relacionado con la pareja reconstituida, que no está disponible para enfrentarse con los problemas del hijo. 5. El mito de consenso es que el trabajo es la única salvación. 2) Intervención Primera fase: Evaluación * Participación de los padres en las reuniones de auto-ayuda desde noviembre de 2008 * 3 reuniones familiares, dirigidas por un psicoterapeuta, con especial atención a la geografía familiar. Tratándose de una familia reconstituida, se consideró apropiado reunirse con el núcleo original y por separado con el núcleo reconstituido * 3 entrevistas individuales de Mario con el educador. Interrupción En la fase de evaluación, la familia extensa profundamente implicada, no acepta la intervención que la separa. Segunda etapa: Configuración de la acción Los padres regresan con la terapeuta de los abuelos que tiene por objetivo construir un escenario con todos los adultos involucrados: • 2 entrevistas con los padres • 1 entrevista con la pareja reconstituida • Entrevistas con la pareja reconstituida y con los abuelos maternos Objetivos - Retomar el diálogo interrumpido a través de la clarificación; - Identificar una estrategia común para abordar los problemas de Mario y determinar "quién hace qué" - Legitimar el derecho de cada núcleo a la libre determinación y a la diferenciación - Reducir el espacio de juego (poner a unos contra otros) y la manipulación de 63 Mario - Crear una estructura sostenible - Hacer sentir y mostrar a Mario que los adultos son capaces de pensar y trabajar por él - Contener los síntomas de Mario Dinámica relacional Presencia de secuencias familiares repetidas de ambivalencia entre acercamiento / alejamiento: - La madre repite el modelo materno internalizado cuando se muestra dominante, autocentrada y controladora - La madre, incapaz de compartir la responsabilidad, padece el peso de la soledad - La madre, incapaz de sintonizar sus necesidades con las de su hijo, se acerca y se aleja de acuerdo a sus propias necesidades. - Activación del padre: instrumental, en contextos de emergencia, aunque viene a priori descalificado/desconformado. - La idea de familia “única" parece hacer referencia a la familia nuclear original. En realidad se descalifican las funciones de apoyo y cuidado de los respectivos compañeros de sus padres. Funciones que en un primer momento fueron aceptadas y posteriormente rechazadas por los mismos progenitores. Función del síntoma El aislamiento social y el uso de cannabis parecen coincidir con el nacimiento de su hermano, como para mantener el control familiar y sustituir el vacío dejado por su madre (nueva maternidad), por el padre (iniciación de la convivencia) y el marido de la madre (en el papel de padre). El último brote de comportamiento violento contra su madre, parece coincidir con el abandono sufrido por Mario de parte de su novia. Se podría hacer la hipótesis de que Mario expresa resentimiento hacia el universo femenino. 3) Resultados de la intervención Tratamiento en curso. Objetivos alcanzados - El punto de partida. - La toma de conciencia de la gravedad del problema: hipótesis de un trastorno mental de Mario y del malestar psicológica de los hermanos (su hermana ha comenzado un tratamiento psicológico) - La preocupación de los padres a proteger al hijo menor de la violencia asistida. - Claridad en la visión del problema: ver los patrones que se repiten entre generaciones. - La toma de consciencia de que Mario juega con sus contradicciones, sus disidencias y sus rencores Recursos y puntos fuertes del tratamiento 64 - El carácter imperativo de la propuesta terapéutica libera a la familia del enredo. - El tratamiento al inicio de la familia extensa como unidad, permite desenredar la madeja para disipar la relación - La co-terapia incluye cuando la familia tendía a excluir para jugar por separado - Tratar a todos permite eludir cualquier juego de manipulación - En la evaluación, el terapeuta y el educador han considerado junto con la familia que el consumo de sustancias es de poca importancia en relación con los problemas relacionales. - Los terapeutas tienen dos puntos de vista opuestos sobre la nueva familia de la madre: uno compasivo (con el riesgo de debilitar su poder) y uno persecutorio (con el riesgo de juzgarlo y alejarlo). Recursos y fortalezas de la familia 1. El "buen" funcionamiento antes del matrimonio, de la familia reconstituida por la madre, marginando al padre y haciendo sentir a los hijos en posición de poder, ha sido un presagio de problemas futuros. 2. El padre, un poco “por sus características personales”, y un poco “por la pérdida de función de padre”, tiende a ejercer más el papel de amigo. 3. El futuro esposo de la madre, invistiéndose plenamente en el papel de padre, es como si hubiera cuidado de su propio yo-niño (hijo de padres separados). 4. La compañera del padre, en oposición a la madre, pudo fallar en su intento de ser normativa animada por el resentimiento hacia los chicos que, desde su punto de vista, le han negado la posibilidad de casarse y tener hijos. 65